144
Las Tunas neocolonial (1898-1952)

Las Tunas neocolonial (1898-1952) - Universidad de Las Tunasroa.ult.edu.cu/bitstream/123456789/3766/20/Las... · para el desarrollo de la agricultura y la industria. Se destacó el

  • Upload
    others

  • View
    5

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

Las Tunas neocolonial (1898-1952)

Las Tunas neocolonial (1898-1952)

Alberto Antonio Pupo Vázquez

Editorial SanlopeLas Tunas, 2010

Edición: Mirta Beatón BorgesComposición y diseño: Yoisel Ricardo PeñaCorrección: Lesa Cermeño MesaImpresión: Andrés Sao Téllez

© Alberto Antonio Pupo Vázquez, 2010© Sobre la presente edición: Editorial Sanlope, 2010

Editorial SanlopeGonzalo de Quesada 121Las Tunas, Cubae-mail: [email protected]: www.tunet.cult.cu/pagsec/institut/sanlope/

ISBN: 978-959-251-319-8

A mi esposa Mayra.A mis hijos Yunier y Yoelis.

A los compañeros de la UNHIC,que siempre confiaron en mi trabajo.

7

PRESENTACIÓN

Ha solicitud del Comité Central del PCC, en el año 1991 se le asignó a la provincia la tarea de confec-cionar un proyecto de investigación, que permitiera elaborar una monografía de la historia de la provin-cia de Las Tunas.

Constituyó de una gran ayuda la colaboración del Lic. Humberto Quintero Hidalgo profesor de la Escue-la provincial del PCC y la M.Sc. Clara Luisa Machado Osorio.

Este libro es el resultado de años de investigación, lo que permite que por primera vez se logre sistema-tizar en una obra todo el quehacer del pueblo tune-ro en lo económico, político, social y cultural de un período importante de nuestra historia. Contenido inédito, aprobado por el Consejo Científico del Insti-tuto de Historia de Cuba, que constituye un aporte a la historiografía cubana. Texto de consulta obligada para maestros, profesores, investigadores y pueblo en general.

El autor

9

CAPÍTULO ILAS TUNAS DURANTE LA OCUPACIÓN

NORTEAMERICANA

Estado general del territorio al concluir la guerra de 1895 a 1898El territorio de la actual provincia de Las Tunas estaba distribuido en 1898 de la forma siguiente: el munici-pio de Puerto Padre que comprendía el desaparecido municipio de Las Tunas y las zonas del Francisco1 y Elia2 que eran barrios de los municipios de Santa Cruz del Sur y Guáimaro, respectivamente, de la provincia de Camagüey.

La tala de árboles constituyó el punto de partida para el desarrollo de la agricultura y la industria. Se destacó el cultivo de frutos menores en pequeñas parcelas para el sustento de las familias. El renglón fundamental en el territorio era la cría de ganado para el comercio interior y de exportación. En Puerto Padre y Manatí era significativo el comercio minoris-ta y marítimo.

Terminada la guerra contra España y consumada la ocupación norteamericana, las tropas yanquis se apoderaron de una ciudad completamente destruida 1 Nombre con que se designó al central y las tierras de la Fran-

cisco Sugar Company, actual complejo agrícola industrial Amancio Rodríguez.

2 Denominación que recibe el central en honor a la señora Elia Castellanos, quien donó dos caballerías de tierras a la Fran-cisco Sugar Company, para la construcción del mismo, bajo compromiso de que este llevara su nombre. Actual CAI Co-lombia. Cfr. Monografía del municipio Colombia (Inédito).

10

y calcinada, sólo quedaba una casa en pie, la de Juan Maestre (actual Hotel Santiago). Las ruinas, cuajadas de vegetación servían de refugio a un puñado de fa-milias, la Plaza de Armas tenía su pozo cegado por escombros y los árboles destrozados a consecuencia del fuego artillero.

En la parte exterior de la ciudad se improvisaban casas de guano, sin tabiques ni puertas, la población estaba diezmada por la guerra, el hambre y las enfer-medades. En 1899 la ciudad se había reducido a 663 personas. Téngase en cuenta que fue quemada dos veces, en 1876 y 1897.

Al ocupar la ciudad, las tropas norteamericanas instalaron su campamento en la Plaza Cristina (actual parque Maceo). El 26 de octubre de 1898 el coronel Dunca N. Hood, del quinto regimiento de voluntarios de los Estados Unidos y gobernador del distrito de Holguín, que incluía todo el norte de Oriente, dictó un bando fechado en Gibara en el que planteaba que los distritos municipales serían los antiguos de Hol-guín, Mayarí y Victoria de las Tunas,3 así como el dis-trito de Puerto Padre.

En el citado bando se señalaban los límites que correspondían al municipio tunero; desde el Cauto Aguacate, San Francisco, Playuelas, Naranjo de Pal-marito, Sabanilla, Boca del Río San Agustín siguiendo

3 Teniendo en cuenta que a partir de 1869 y hasta 1976 el muni-cipio que hoy es cabecera de la provincia se nombró Victoria de las Tunas, en el curso del trabajo al referirse a él utilizare-mos la misma denominación pero al referirnos al territorio que hoy abarca la provincia utilizaremos Las Tunas.

11

al sur por los límites del oeste de la provincia hasta el Jagüey, desde donde seguiría por el límite municipal antiguo de Bayamo a Leonero hasta el punto donde la línea cruza el Río Salado, siguiendo el camino hasta el Cauto.

La población tunera se incorporó como barrio al entonces recién creado municipio de Puerto Padre. Para tomar esta decisión se argumentó lo siguiente:

No teniendo el territorio asignado a Victo-ria de las Tunas ni personal elegible para los cargos que al citado bando señalaba, ni los recursos más elementales para atender a los cargos de carácter municipal que enton-ces se establecían, el citado gobernador en junta de alcaldes a que concurrieron los que se hallaban en el ejercicio de sus cargos re-solvió que se agregase al de Puerto Padre y que éste destinase allí un teniente alcalde.4

El nuevo municipio quedó formado por dos dis-tritos: el primero integrado por los barrios San Ma-nuel, Santa María, Vedado, Los Alfonso, Chaparra, La Yaya, Maniabón, Yarey, Caisimú y Manatí; el segun-do conformado por Cauto el Paso, Las Arenas, Ojo de Agua, Playuelas, Palmarito, La Cuaba, Oriente y Curana. Municipio que contó con una población de 19 984 habitantes, de ellos, nacidos en Cuba 19 652, en España 254 y de otros países 79.

4 Vid. «Ángel Trinchet y Mora, Alcalde de Puerto Padre, Carta al Consejo provincial de Oriente», en Archivo Histórico Pro-vincial de Las Tunas, Fondo 1, Legajo, Expediente # 18, sin fecha.

12

Así funcionó hasta el 27 de julio de 1910 en que se produjo la segregación de Victoria de las Tunas del municipio de Puerto Padre. En 1901 el juzgado munici-pal se instaló en la ciudad tunera, y las alcaldías de ba-rrios, que distaban a más de cinco kilómetros del mis-mo, eran las de Cauto el Paso, Las Arenas, Playuelas, Palmarito, La Cuaba, Oriente, Ojo de Agua y Curana.

Esta región comenzó a registrar desde entonces un alto índice de desempleo, que en por ciento era sumamente alto. Si se compara 3 332 personas de edad laboral sin empleo lucrativo, contra el total de la población económicamente activa que era de 9 106, se registra un índice del 36% de desempleo. Incluso esa fuerza desempleada contra el total de la población, 19 984, da un índice del 17%, que fue también muy alto (ver tabla Nº 1).5

Inicio de las inversiones norteamericanasLa penetración económica de los monopolios de los Estados Unidos de Norteamérica en este territorio comenzó con la adquisición de grandes extensio-nes de tierra y el fomento de ingenios azucareros, las cuales se hicieron posibles gracias a dos medi-das dictadas por el gobierno interventor: la Orden Militar número 34 que permitió la adquisición y ex-propiación de tierras para tirar las paralelas de los ferrocarriles y la Orden Militar número 62, que con el pretexto de reglamentar la división de las haciendas comuneras, facilitaba la venta de esas propiedades a las grandes empresas norteamericanas.

5 Todas las tablas están ubicadas en Anexos.

13

Las tierras de Hato Viejo fueron compradas por la familia Rionda y Polledo en 1890,6 propiedad del marqués de Santa Lucía Salvador Cisneros Betan-court y en 1899 se comenzó la construcción del in-genio Francisco. Las fincas de Hato Viejo, Yáquimo, Buenaventura y Sevilla la Vieja conformaban las pro-piedades de la que fue más tarde The Francisco Sugar Company. De 1898 a 1907 la compañía yanqui había adquirido en el Francisco 1 464 caballerías de tierra por un valor de 261 900 pesos, lo que significa que el valor de cada caballería fue inferior a 250 pesos.7

A partir de los trabajos de construcción del Cen-tral se hizo un nuevo muelle en el embarcadero de Guayabal, se tendieron líneas férreas y telefónicas. Ya en 1902 comenzó a moler el central Francisco con una producción de 7 000 toneladas.

6 «Rionda y Polledo», pertenecía a la familia Rionda originaria de la provincia de Asturias, España. Desde mediados del si-glo pasado residieron en los Estados Unidos, convirtiéndose en uno de los mayores comerciantes de la ciudad de Nueva York hasta conformar un poderoso grupo financiero. A par-tir de la última década del siglo pasado representan al go-bierno norteamericano como principales inversionistas de la industria azucarera en Cuba. Una parte de la familia había llegado a la provincia de Matanzas, en Cuba, donde en 1840 formó una firma comercial denominada «Casa Polledo Rion-da y Cía.», se dedicaba al negocio del azúcar, propietaria de dos ingenios. De Matanzas los Rionda toman rumbo a Santa Clara y Camagüey y en 1890 adquieren las tierras donde se enclavó el ingenio Francisco, y en 1912 el Manatí.

7 Datos de The Francisco Sugar Company extraídos de la mono-grafía del municipio de Amancio y del Diario de La Marina, año 1918.

14

Mario García Menocal8 en 1899 se trasladó a Puer-to Padre y adquirió por compra, en nombre de mister Robert Bradley,9 el ingenio de Chaparrita,10 así como los terrenos aledaños que sirvieron de base para la construcción del central Chaparra.11 En octubre de 1899 fue constituida la Chaparra Sugar Company y en 1902 quedó concluido el central.

Para la preparación de las tierras se utilizaron centenares de hombres en la tala de los montes, así llegaron emigrantes, principalmente antillanos, quie-nes vendían su fuerza de trabajo y construían bohíos de guano y barracas para vivir. Se edificaron además: la casa de ingenios, la casa de calderas, la primera línea férrea y el puerto de Cascarero, por el cual lle-gaban máquinas y piezas que eran trasladadas por una pequeña locomotora.

En 1899 llegó a Bartle el canadiense William Pear-kins Bull, con el fin de adquirir tierras e introducir 8 Mario García Menocal Deop (1866-1941), general del Ejército

Libertador, representante de una empresa azucarera norte-americana, conocido popularmente como El Mayoral y pre-sidente de la república en el período (1913-1921).

9 Robert Bradley Hawley representante de la Cuban American Sugar Company, dueño de un ingenio de caña de azúcar en Loisiana, EEUU. Vino a Cuba a principio de 1899 y adquirió los ingenios Turiguanó y Nueva Loisiana en Matanzas.

10 Ingenio construido en 1825 por los hermanos Latour (france-ses) en sociedad con los hermanos Tamikes, en el lugar que hoy ocupa el aserrío. El azúcar que elaboraban se exportaba en barriles o pipas por la Zanja. En 1890 fue destruido por el incendio de los mambises al mando del coronel Diego Carba-llo. En 1899 estas propiedades fueron adquiridas por Menocal.

11 Actual Complejo Agroindustrial Jesús Menéndez.

15

colonos extranjeros, mediante la venta de lotes de las mismas. Para asegurar el negocio contaba con su hermano Duncan Ontario Bull que poseía oficinas de intereses en Toronto, Canadá y Nueva York, desde las cuales representó las tierras del más poderoso colo-no agrícola asentado en el territorio.

El gobierno interventor de los Estados Unidos creó seis departamentos de secretarías para realizar sus tareas, formó además gobernaciones civiles en cada provincia. Para estos cargos se nombró de «dedo» a las personas que debían ocuparlos en correspon-dencia con sus intereses. La selección se realizó entre personajes de la alta burguesía, dando preferencia a los elementos más conservadores. De esta manera el gobierno de ocupación facilitaba el futuro control económico y político por el imperialismo yanqui en nuestro país.

El primer gobierno local, se formó el 21 de mayo de 1898, el que sufrió cambios el 5 de diciembre del propio año, ante la renuncia de Isidro Cruz, alcalde de Puerto Padre, los mambises celebraron una asam-blea popular para sustituirle y fue elegido el coronel Faustino Sirven y el médico Pérez Puellez, jefe de sa-nidad militar, quien fue sustituido a su vez por el co-ronel Manuel Lechuga de la Torre, del Estado Mayor, el general José Manuel Capote Sosa, el 18 de abril de 1899.

El 1 de julio de 1900 el comandante Eleazár Artola Vallé fue designado alcalde de facto en sustitución del coronel Lechuga. Gobernó hasta el 30 de junio de 1902. Enrique Rosende Parodi fue el primer alcalde

16

electo en Puerto Padre. Comenzó su mandato el 10 de junio de 1902. La Alcaldía tenía carácter adminis-trativo y estaba constituida por diferentes departa-mentos: la secretaría de administración, contaduría, tesorería, impuestos, obras públicas, banda de músi-ca, jefatura de policía, vivac y matadero.

Existía un alcalde en cada barrio que era nombra-do por el consistorio y sus funciones eran llevar el registro pecuario, civil y cobro de impuestos, entre otras actividades. El Consistorio Municipal estaba constituido por veintiún concejales, en su mayoría colonos ricos, comerciantes y profesionales.

El gobierno interventor creó sus propios cuerpos represivos: la Policía y la Guardia Rural con el objeti-vo de garantizar la seguridad de sus inversiones. Por su parte las compañías norteamericanas crearon la Guardia Jurada, para que velara por sus intereses, siendo este un cuerpo militar enteramente privado no sujeto al gobierno cubano.

En los primeros años el crecimiento demográfico de la neocolonia fue favorecido por la industria azu-carera, con la construcción de los seis centrales en la etapa que media entre 1899-1916. Con este proceso inversionista norteamericano en el sector azucarero y el cítrico, comienza una progresiva afluencia de ha-bitantes de otras regiones del país, como pinareños, manzanilleros, entre otros. En muchos casos estable-cen familias en las zonas.

En los Censos de 1899, 1907 y 1919 se evidencian un sistemático crecimiento poblacional; pues entre

17

1899-1907 fue de 14 077 habitantes, representan-do el 41%; la provincia de Oriente creció el 38,8% y entre 1907-1919 fue el 60,61%; la región tunera au-mentó 40 387 habitantes para el 118,5% .

Comparándola con otras regiones de Oriente que tuvieron un gran crecimiento entre 1907-1919, Las Tunas fue superior a Sagua de Tánamo, que obtuvo el 84,55%, Niquero el 73,67% y Jiguaní 70,30%, e infe-rior a Palma Soriano que su aumento fue el 144,77% (ver tabla Nº 2).

18

CAPITULO IILAS TUNAS ENTRE 1902 Y LA CAÍDA DEL MACHADATO

PANORAMA ECONÓMICO, POLÍTICO Y SOCIAL DEL TERRITORIO

Penetración del capital extranjero en la regiónComo ejemplo de la fuerza que alcanzó la penetra-ción norteamericana en el sector azucarero, basta señalar que de los trece centrales construidos por norteamericanos en Cuba entre 1898 y antes de 1914, cinco de ellos están en la zona de Las Tunas, lo que representa el 38,46%, a estos se une el control de grandes extensiones de tierra, en 1913 eran pro-pietarios de 13 364 caballerías.

Paralelo al predominio absoluto de la producción azucarera en la región, el capital norteamericano se posesionó de las tierras de Omaja y Bartle. En los años 1905-1906 se conformó en Omaja la Buena Vis-ta Fruit Company para sembrar y explotar comercial-mente treinta caballerías de terrenos yermos desti-nados al cultivo de la naranja y la toronja; compradas a Lico Gómez a precios muy bajos.

Se comenzó la tala de la buena madera y se cons-truyó un aserrío para la exportación de bolos y la construcción de casas y bungalow. Además mister D. Kerr formó la compañía Cuba Laud Roan. Title Gua-ranted Company para comprar los terrenos que se encontraban al frente y alrededor de la estación de ferrocarriles, tierras que revendió a los colonos inte-resados en instalarse allí. Como promoción de venta mandó a imprimir mapas del «nuevo pueblo» con su

19

ambicioso proyecto de organización; parcelado, con calles rectas, avenidas, y hasta un bulevar; constru-yeron una iglesia, cementerio, banco y una agencia de la Ford. Para construir las viviendas y sus muebles trajeron cuatro familias de ebanistas finlandeses.

Las naranjas y toronjas se exportaban hacia Esta-dos Unidos y las maderas preciosas hacia Inglaterra a través del puerto en la Bahía de Nipe. Para 1915, después de la segunda cosecha de naranja y toron-ja, el cultivo de los cítricos fue abandonado; luego sembraron algodón y continuaron las exportaciones de maderas preciosas, el algodón solo tuvo dos cose-chas que se exportaron a Norteamérica.

En 1917, tiempos de La Chambelona y en la mora-toria bancaria de 1920, los colonos dejaron la zona, algunas de las espaciosas casas y bungalows fueron desmantelados para aprovechar su rica madera en nuevas construcciones.12

Al unísono la empresa colonizadora Cuba Realty Company Limited (Compañía Cubana de Bienes Raí-ces), el 23 de julio de 1905 adquirió un extenso lote de terreno denominado Ontario, situado en el barrio de Ojo de Agua de los Melones, antiguo término mu-nicipal de Victoria de las Tunas, de 631 caballerías y 150 cordeles, equivalente a 8 474 hectáreas, 78 áreas y 23 centiáreas; limitaba al norte con el fundo de Puerto Rico, el camino real de Cuba y lotes de las se-ñoras Ana María Izquierdo Socorrás e Isabel Pimentel Figueredo y otro del señor Vicente Urizagárraga; al 12 En Las Parras, Arroyo el Muerto y Holguín se construyeron

hasta dos y tres casas con la madera de una casa de Omaja.

20

sur con los fundos de Cabaiguán, Estero del Sitio y las Cruces, lotes de Agustín Figueredo, el camino real de Ojo de Agua de los Melones y lotes de la señora Ana María Izquierdo González; al este con los terrenos de los indicados Ana María Izquierdo Socorrás e Isabel Pimentel, línea dividente con Las Tunas y lote de la señora Ana María Figueredo Izquierdo y al oeste con el sitio Jesús María, de los señores Gaspar, Ana Emi-lia, Leonor, Micaela e Isidoro Cruz Agüero, con restos del Cupeyal del señor Ramón Arias Izquierdo y línea dividente con el fundo Jobabo.

Rápidamente inició una habilidosa propaganda, dando la impresión a los interesados de que se ad-quirirían propiedades en una ciudad en desarrollo. Muchos extranjeros norteamericanos, canadienses e ingleses decidieron comprar y establecerse en la zona, algunos motivados por la propaganda con el deseo de hacer fortuna, otros buscando un clima y terre-no favorable para el cultivo de frutas tropicales. Así muchos colonos de varios estados de la Unión desde Massachussets y Nebraska hasta Virginia, Loisiana y la Florida decidieron abandonar su país y comprar en esta región de Cuba. Comenzaron la siembra de cítri-cos (naranjas, mandarinas y toronjas) en gran escala destinada a la exportación hacia los Estados Unidos, y en menos magnitud, a Canadá e Inglaterra.

En la competencia con los productores de Cali-fornia y la Florida que presionaron a la Cámara de Comercio de Norteamérica solicitando el aumento de los aranceles para los cítricos de Cuba (Tratado de Reciprocidad Comercial), y ante la desacreditación de las frutas, alegándose como pretexto que estaban

21

infectadas por plagas peligrosas para su cultivo, los colonos quebraron perdiendo hasta las hipotecas, los cuales habían recibido créditos de la sociedad anónima Trustand Cuantos Company of Cuba (Com-pañía de Créditos y Garantías de Cuba) y otras como la Manatí Sugar Company.

En 1915 la Cuba Bartle Sugar Plantation Limited se estableció en la finca Macagua, adquiriendo 544.3 caballerías de tierras con la intensión de cubrirlas de caña y construir un central. El presidente de la compañía Nikelson ordenó la edificación del central Macagua; así se inició el desmonte de los bosques y levante de los barracones. El proyecto fracasó por la falta de agua en la zona y lo inapropiado de las tierras para el cultivo de la caña. A pesar de esto, las tierras que se sembraron de caña fueron procesadas en los centrales de Jobabo y Manatí. La compañía vendió la mayoría de sus propiedades el 17 de febrero de 1926 a The Bartle Antilla Company.

Con la llegada de las compañías la región se trans-formó, desaparecieron por el fuego y la tala indiscri-minada, valiosas especies maderables cubanas, en su lugar aparecieron plantaciones de cañas, líneas férreas y barracones.

La penetración en esta zona se manifestó, ade-más, en la rama industrial. En 1908 Jesse W. Crosby, natural de Tennesse, Estados Unidos, construyó una importante fábrica de cabos de herramientas que abastecía el mercado nacional y destinaban algu-nos volúmenes para la exportación. Se incluyó en el equipamiento de la fábrica un aserradero pequeño,

22

sinfín, sierra circular, cepillos y tornos, todos movidos por una máquina de vapor. Esta industria se mantuvo produciendo durante toda la república neocolonial.

Por otra parte, el central Chaparra fue amplián-dose con las ganancias obtenidas en las zafras e introdujo nuevas maquinarias; en 1907 rodó la pri-mera locomotora de vapor a través de los ramales Gibara-Velasco-Chaparra-San Manuel; se constru-yeron 400 millas de ferrocarriles; se introdujeron 40 nuevas máquinas, 300 planchas de cargas, 50 carros de pasaje y 2 000 carros-jaulas para caña; se instaló un completo servicio telefónico que cubría todas las propiedades de la compañía, 600 teléfonos y 1 000 millas de conexiones. Poco a poco la compañía se fue apoderando de la zona llegando a formar un gran la-tifundio, que abarcó también las zonas colindantes con Delicias y Puerto Padre.

Bajo la influencia de Menocal, en 1910 se comen-zó la construcción del central Delicias13 empleando el material útil al desmantelarse el ingenio San Ma-nuel.14 La mano de obra empleada para el corte, alza y molienda tenía la misma composición que la de Chaparra, inmigrantes, principalmente antillanos; para el transporte de la materia prima a las grúas en las fábricas se utilizaron carretas con bueyes; el corte y alza se hacían a mano; los cargos más importantes los ocupaban los norteamericanos y europeos que venían como ingenieros, técnicos, jefes de máquinas, 13 Actual Complejo Agroindustrial Antonio Guiteras.14 Cfr. Libro de Acta, Tomo II, Ayuntamiento de Victoria de las

Tunas, p. 194, en Archivo Histórico Provincial de Las Tunas.

23

etcétera, y habitaban en grandes casas. En Delicias llagaron a formar el llamado «barrio americano» al que sólo tenían acceso los ciudadanos de Estados Unidos y la aristocracia azucarera.

En el año 1912 hizo su primera zafra, con una pro-ducción de 182 486 sacos de azúcar, en 1922 estable-ció récord mundial con 1 046 000 sacos y molió 110 431 034 arrobas de cañas.

En 1910 se comenzaron los trabajos de construc-ción del central en Jobabo,15 a cargo de la compañía cubana subsidiaria The Cuban Company Ferroviaria que controlaba el transporte ferroviario de catorce unidades azucareras y el transporte de pasajeros de tres provincias (Las Villas, Camagüey y Orien-te) y contaba con un parque de 103 locomotoras, 106 carros de pasajeros y 2 783 de carga. De inme-diato la compañía se apoderó de 2 807 caballerías de tierras, 150 colonos cubanos y treinta extranje-ros cultivaban las 160 caballerías que tributaban su caña al ingenio.

El 7 de febrero de 1912 comenzó su primera zafra que tuvo una duración de 63 días, en la que produjo 73 202 sacos de azúcar de 250 libras. Paralelamente se ejecutaron las vías férreas y los caminos. La mano de obra utilizada era diversa: haitianos, jamaicanos, españoles y cubanos. En la zafra de 1912 el prome-

15 Ingenio construido en el año 1868 por el español José Plá Monje, lo nombró Manuela en honor a su esposa. Mantuvo su producción hasta 1909 en poder de Francisco Plá Picaban (hijo del fundador) que en esta fecha lo vendió bajo presión a Menocal representante de la compañía.

24

dio pagado por el central Jobabo tanto en el campo como en el ingenio era de 1.20 pesos por día. Estos bajos salarios permitieron que en 1913 las ganancias de esta unidad ascendieran a 305 039,68 pesos.

La construcción del central Manatí comenzó en abril de 1912, en la hacienda Dumañuecos, por el marqués San Miguel Aguayos junto a un grupo de hombres de negocios, en su mayoría norteameri-canos, que ese mismo año construyeron la Manatí Sugar Company. Entre sus principales accionistas estaba la familia Rionda. Cuando se fundó el central Manatí la compañía contaba con 4 000 caballerías de tierra en propiedad y 334 arrendadas. La instalación de la industria y el batey se hicieron en la finca nom-brada Minas Blancas cerca del puerto a unos veinte kilómetros, el que comenzó a habilitarse para el em-barque de azúcar en la misma fecha que se instalaba el ingenio.

El capital invertido se elevó a 14 000 000 de dóla-res, lo que permitió que la capacidad de molida fuera de 6 000 arrobas de caña. Contaba con una planta eléctrica; talleres de maquinaria, fundición y carpin-tería; así como una extensa red ferroviaria de 200 kilómetros de vía estrecha.

La primera zafra (1913-1914) alcanzó una produc-ción de 134 757 sacos de azúcar de 325 libras cada uno y su molida fue de 15 088 778 arrobas de cañas, con un rendimiento de 11.55%. La fuerza de trabajo ascendía a 4 000 hombres durante el tiempo muerto y 9 000 en zafra; a través de su propio puerto la com-pañía importaba trabajadores antillanos.

25

Con el objetivo de edificar un central en Las Vegas de Jobabo en 1913, representantes de The Francisco Sugar Company contactaron con la señora Elia Caste-llanos, esposa del señor Juan Escarrat, a quien per-tenecía la finca La Jía y ella cedió dos caballerías de tierra sin costo alguno a cambio de que el central lle-vara su nombre. La construcción de la industria con-cluyó en 1915 y en 1916 realizó su primera zafra con una producción de 23 168 sacos. Para extender sus dominios la Compañía utilizó el soborno y la Guardia Rural, a fin de obtener las parcelas que los campesi-nos utilizaban para el pastoreo.

La Compañía dio ubicación laboral a los nativos, además de la llegada masiva de jamaicanos, haitia-nos, algunos chinos, alemanes, puertorriqueños y españoles, quienes ofertaban su fuerza de trabajo a pesar de las condiciones infrahumanas existentes y sin leyes que los protegieran.

Se vendía el azúcar fundamentalmente a los Esta-dos Unidos, que la necesitaba como materia prima esencial y en cantidades crecientes. Con ello Cuba quedaba reducida a la condición de abastecedora de materia prima a un solo mercado; toda la economía del país dependía de los cambios que se producían en ese aspecto en Norteamérica.

El principal sector de inversiones norteamerica-nas lo constituía la industria azucarera, pero hacia 1929 las dificultades que enfrentaba el mercado del azúcar, hizo que éstas se dirigieran fundamen-talmente hacia los servicios públicos. En el territo-rio esto se puso de manifiesto con la adquisición de

26

la planta eléctrica, el aserradero y la planta de hie-lo de Victoria de las Tunas por la Unión Light and Power of Cuba, compradas a Francisco Gutiérrez Cal-derón en 340 434 pesos. La misma compañía yanqui compró las de Omaja y Jobabo por 67 193 pesos a Antonio Saíz Navarro y Manuel Vila Montero, respec-tivamente.

La restitución del municipio Victoria de las TunasJosé Miguel Gómez, presidente de la República, el 2 de junio de 1910 aprobó la ley que creaba el munici-pio de Victoria de las Tunas, segregándolo definitiva-mente de Puerto Padre. Inmediatamente se convocó a elecciones para decidir las autoridades municipales y el triunfo correspondió a los liberales en la persona del comandante del Ejército Libertador Eduardo Vi-dal Fontaine.16

La restitución del municipio y del Ayuntamiento de Victoria de las Tunas fue el resultado de una lu-cha; se constituyó un Comité de Defensa Pro-Ayunta-miento. Este empeño estuvo permeado de diversos intereses económicos y políticos; desde el primer momento contó con una férrea y tenaz oposición de las autoridades civiles y militares de Puerto Padre que, haciendo uso de todos los recursos y métodos de la época, trataron de impedir, inútilmente, se res-tituyera la municipalidad tunera. El 21 de febrero de

16 Primer alcalde del municipio Victoria de las Tunas, represen-tante del Partido Liberal que obtuvo 1 556 votos frente a Emilio González Hurtado representante del Partido Conser-vador quien solo logró 1 361 votos.

27

1910, Rafael Peña Lluch17 reunió en su casa a los in-tegrantes del Comité Pro-Ayuntamiento y determinó disolverlo, para ello tomó en consideración que el 14 de febrero la Cámara de Representantes había acor-dado la creación del Ayuntamiento de Victoria de las Tunas.

Sancionada por el Presidente de la República la Ley sobre la creación del municipio, toda la activi-dad se encaminó a la consumación del importante acontecimiento. El 29 de julio de 1910 el Consejo Provincial de Oriente fijó al municipio tunero 12 936 habitantes y a propuesta del comandante Eduardo Vidal Fontaine se incluyeron los vecinos de Pla-yuelas, Palmarito y Manatí, que hacían un total de 1 426; el municipio creció hasta alcanzar la cifra de 14 362 habitantes, además ya el territorio se había recuperado de las secuelas de la guerra de indepen-dencia.

El Gobierno en Victoria de las Tunas se integró por un poder ejecutivo y un poder legislativo, am-bos respondían a la nomenclatura de la Alcaldía y del Ayuntamiento, respectivamente. La institución estaba encabezada por el Alcalde, a quien se subor-dinaban en la función ejecutiva tres departamentos que se encargaban de las secretarías de la adminis-tración, Contaduría e Intervención, Tesorería y Paga-duría. El Poder Legislativo estaba conformado por un presidente, un vicepresidente, dos secretarios y los 17 Concejal del ayuntamiento de Victoria de las Tunas, desig-

nado durante las elecciones de noviembre de 1910, quien ocupara posteriormente otros cargos en el Ayuntamiento.

28

concejales, ocho por los liberales y siete por los con-servadores.18

El Ayuntamiento nombraba a los alcaldes de ba-rrio donde se estimase necesario, sin remuneración alguna, salvo aquellos casos en que se recaudaban impuestos para fijarle un sueldo y se le otorgaba el derecho a servirse de un secretario.

En las luchas electorales para alcaldes, concejales y candidatos a provinciales se alistan durante este pe-ríodo varios partidos y coaliciones de partidos, entre los que se encontraban: ABC, Demócrata Republica-no, Popular, Legión Liberal, Unión Nacionalista, Con-sejo Nacional Democrático, Nacional Revolucionario, Unión Revolucionaria, Popular Cubano (ver tabla Nº 3).

El presupuesto municipal no satisfacía las necesi-dades del pueblo de caminos vecinales, escuelas, po-zos públicos, servicios médicos, hospitales, deporte, escuela, por solo citar algunos. Por ejemplo: para el año económico de 1913-1914 se solicitó una asigna-ción de 7 560 pesos en el presupuesto para la repara-ción del hospital con una capacidad para veinticuatro enfermos y la siguiente nómina: un director médico, un contador, una enfermera, un sirviente para la sala 18 El primer gobierno municipal de Victoria de las Tunas estuvo

constituido de la siguiente forma: el alcalde (Eduardo Vidal Fontaine), el Ayuntamiento con un presidente (Gerardo Za-yas), como secretario (Vicente Urizagárraga) y los concejales (Pelegrín Boris, Natalio González, Rogelio Illas, Pedro Gar- Rogelio Illas, Pedro Gar-cía, Juan Nápoles, Francisco Urizagárraga, Rafael Peña, Sa-cramento Bello, Salvador Gálvez, Francisco Barceló, Manuel Reina, Fermín Niles, Gaspar Cruz, Manuel Salcedo, Gonzalo González, Juan Soto).

29

de hombres y otro para la de mujeres, un sirviente mandadero, un cocinero. Se destinaba a medicinas la cantidad de 480 pesos.19

La asignación para reparación no era suficiente, pues no incluía su ampliación, necesaria si se tiene en cuenta que los habitantes de este municipio eran de 34 061, en su mayoría residentes en la ciudad y sus barrios aledaños; además era el único hospital público, el resto de las instituciones de salud eran privadas.

En 1917 se produjo en el país el intento forzoso de reelección protagonizada, por el presidente Mario García Menocal; originando el alzamiento denomi-nado popularmente como La Chambelona, una lucha por el poder entre los partidos tradicionales (Liberal y Conservador).

En Las Tunas el alcalde liberal Eduardo Vidal Fon-taine estaba comprometido en el alzamiento. Este hecho se manifestó en el territorio de diferentes for-mas: en el central Francisco un grupo de personas se-guidoras del Partido Liberal se movilizaron y embar-caron en tren hacia la región central para apoyar el levantamiento, encabezado por José Miguel Gómez, apoyado por numerosos jefes del Ejército Nacional; se construyeron ocho fortines20 que acordonaban la ciudad de Victoria de las Tunas; el coronel del

19 Cfr. Periódico Eco de Tunas, 17 de mayo de 1928, dirigido por Rafael Zayas González.

20 Fortificaciones rústicas, compuestas por bolos de madera, sa-cos de arena u otro material afín para utilizarlo como medio defensivo.

30

Ejército Libertador Luis Lora Frómeta fue nombrado por los conservadores comandante militar de la Pla-za de Armas, ubicándose la jefatura en el edificio de correos, desarrollaron diversas acciones: en el cami-no de Curana hubo un enfrentamiento armado, en el cual cruzaron fuego nutrido durante más de media hora liberales y conservadores; cerca de la ciudad se produjo el combate de El Naranjal, en el cual la tropa de Arsenio Ortiz levantó barricadas en las afueras del pueblo y ofreció resistencia a los liberales que inten-taban penetrar en la población.

Los conservadores en Puerto Padre edificaron cuatro fortines y estaban apoyados por la The Chaparra Sugar Mills Company; los liberales fueron derrotados. Por su parte, en Chaparra se levantaron seis fortines y también organizaron las milicias para defender los intereses del Partido Conservador. Ocupado por los alzados fue el cen-tral Jobabo, sin embargo, para el 4 de abril de 1917, las tropas gubernamentales, al mando del capitán Enrique Cadenas, lograron expulsar a los ocupantes, iniciándose una cruel represión contra los liberales y la población en general. Entre los incidentes más notables se encuentran el fusilamiento, sin previo juicio, de ocho jamaicanos e igual cantidad de cubanos, uno de ellos fue quemado vivo en los hornos del central, el alcalde Claudio Borrero.

La situación creada en el país preocupó extraor-dinariamente a los monopolistas yanquis, quienes consideraron que la revuelta hacía peligrar sus in-versiones azucareras. Esto fue suficiente para que el gobierno norteamericano calificara el alzamiento de acto ilegal e inconstitucional, responsabilizando a sus jefes de los perjuicios causados a los extranjeros

31

y sus propiedades. Haciendo uso del «derecho a la intervención» otorgado por la Enmienda Platt, los yanquis bloquearon con sus buques de guerra varios puertos de Cuba y desembarcaron unos 2 600 mari-nes en las provincias de Camagüey y Oriente.

Capturados, José Miguel Gómez y otros jefes libe-rales, la rebelión comenzó a decaer. En abril, algunos de los dirigentes orientales implicados huyeron hacia Haití. Fue apresado Gustavo Caballero, jefe principal en Camagüey y mandado a asesinar posteriormente por Menocal, el resto de los grupos alzados fueron disolviéndose progresivamente, siendo dominada la insurrección en solo tres meses.

Otra manifestación de las rivalidades políticas en el territorio la encontramos en el siguiente ejemplo: en 1920 se desarrolló el proceso número 119 por homicidio y atentado a la autoridad, en el que se encontraban involucrados el doctor González Solar (víctima), quien desarrollaba las funciones de juez de Instrucción Interna y presidente de la Junta Electoral Municipal de Victoria de las Tunas (del Partido Libe-ral) y Alfredo Guillén Morales, representante a la Cá-mara y líder del Partido Conservador. Alfredo Guillén Morales solicitó de González Solar, que en su con-dición de presidente de la Junta Electoral excluyera de las listas de electores a más de 574 miembros del partido opositor y al negarse éste lo agredió, primero de palabras y posteriormente de obra, ocasionándo-le la muerte, después de una reyerta en las que am-bos dispararon sus armas. Este delito quedó impune, pues a pesar de los esfuerzos de la familia y amigos

32

de González Solar, el doctor Guillén amparado en la inmunidad parlamentaria de que gozaba, nunca fue procesado.

Panorama social Bajo el pretexto de la guerra, el gobierno menocalista reprimió brutalmente a los trabajadores y campesi-nos que reclamaban mejoras económicas y sociales. La situación de la educación y el empleo se muestran en el Censo de población de 1917 (ver tabla Nº 4).

Con el inicio de la producción intensiva en nuestra zona, a principios de siglo, lo cual está marcado por la construcción del central Chaparra, llegaron inmi-grantes asiáticos (fundamentalmente chinos), y anti-llanos (esencialmente jamaicanos y haitianos). Estas personas junto a muchos nativos y españoles cons-tituyeron la mano de obra barata que se ocupó de los trabajos en los hornos, centrífugas y en el corte manual de la caña. Vivían en barracones y cuarterías ubicados en el batey y cobraban sus salarios, prime-ro mediante vales y posteriormente con moneda de lata que solo tenía valor en el departamento comer-cial del ingenio.

Gerardo Machado y Morales tomó posesión de la presidencia de la República, el 20 de mayo de 1925, en representación de los liberales y fue elevado a ese car-go por el apoyo de la oligarquía burgués-latifundista y el imperialismo yanqui. Apenas asumió el poder puso en práctica el Plan de Obras Públicas que incluía: la construcción de la Carretera Central; la reparación de otras vías; la pavimentación de las calles; la edificación

33

del Capitolio, para alojar al Congreso de la República; escuelas, hospitales, acueductos, alcantarillados, en-tre otros. En el municipio de Puerto Padre se organi-zaron patronatos y se construyó el malecón en 1927. En Victoria de las Tunas se construyeron el matadero municipal en 1928; el tramo de la Carretera Central en 1930 y se concluyó el puente del elevado de Calixto en 1929; se levantó una escuela en Los Guayos en 1926 y otra en Gastón (línea) en 1928.

El movimiento obreroFinalizada la dominación española durante la prime-ra década de la República, en el territorio la masa fundamental del proletariado estaba integrada por trabajadores agrícolas, concentrados en el cultivo de la caña de azúcar, los frutos menores, la ganadería y el comercio. Su estado organizativo era crítico.

A partir de la segunda década del siglo comienzan algunas manifestaciones de organizaciones que tenían las mismas características del resto del movimiento obrero en el país: el economismo como ideología el reformismo, el anarquismo,21 el anarcosindicalismo22 y algunas ideas socialistas.

Desde el punto de vista organizativo el movimien-to obrero del territorio comenzó por la formación de gremios como unidad básica y federaciones gremia-21 Corriente política-social pequeño burguesa, hostil a todo

poder incluido el de la dictadura.22 Nueva forma de anarquismo en la época del imperialismo.

Ve en los sindicatos la principal y más alta organización de los trabajadores, el medio fundamental de emancipación de estos y de transformación socialista de la sociedad.

34

les que agrupaba a varios de éstos. En Victoria de las Tunas se fundó el gremio de panaderos el 27 de julio de 1911, presidido por Francisco Ricabal. Fueron a la huelga en demanda de mejores salarios y de la dismi-nución de la jornada laboral en 1912 los obreros por-tuarios de Puerto Padre, convocados por los trabaja-dores del muelle y de abordo. En 1915 se constituyó la Federación Regional Obrera con Gabino Carballo como presidente.

Con los gobiernos de Mario García Menocal y Alfredo Zayas, aumentó el servilismo hacia los inte-reses norteamericanos y se exacerbó la explotación capitalista sobre la clase obrera. Bajo esta coyuntura nacional y la influencia posterior de la Revolución So-cialista de Octubre se desarrolló un poderoso movi-miento huelguístico de 1917 a 1920, durante el cual, se calcula, ocurrieron más de 220 paros parciales y generales, obligando al Gobierno a utilizar como rompehuelgas no sólo al Ejército y la Policía, sino también a los presidiarios.

La huelga azucarera de 1917, uno de los aconte-cimientos más importante cuyo foco principal fue la provincia de Las Villas, tuvo resonancia en otras zo-nas del país; 50 centrales durante más de siete sema-nas desarrollaron numerosas actividades en apoyo a los trabajadores villaclareños. En la actual provincia de Las Tunas el hecho más notable en apoyo a esta huelga azucarera lo protagonizaron los obreros del central Francisco; la demanda fundamental de este paro estaba dirigida al establecimiento de la jornada de ocho horas y el aumento de salario. Los obreros

35

fueron derrotados por la acción de las fuerzas repre-sivas, la amenaza de los marines yanquis que des-embarcaron en Oriente, así como las debilidades del propio movimiento obrero.

Aunque con menos resonancia que la anterior, en el propio año 1917 un grupo de obreros de origen español escenificó una acción consistente en el paro de los hornos del central y de inmediato se dirigieron a la casa del administrador reclamándole el aumento de salarios.

Un año después, en 1918, dirigidos por un grupo de españoles los obreros ferroviarios del central en Delicias, Puerto Padre, paralizaron toda la actividad durante veinticuatro horas para exigirle al superin-tendente, mister Alexánder, el reconocimiento del escalafón, el pago de horas extras y el abono de las dietas. Por un lado el resultado fue exitoso, se logró el cumplimiento de todas las demandas plantea-das, pero la compañía reprimió a los dirigentes del movimiento, expulsándolos definitivamente de sus dominios.

Nuevamente en el año 1919 los obreros del cen-tral Francisco protagonizaron una huelga general.

Por la influencia de la Revolución de Octubre, a partir de 1918 se produce un fortalecimiento del mo-vimiento obrero en el orden organizativo fundamen-talmente. Ese año se constituyó en Puerto Padre un gremio de tabaqueros que desde entonces fue consi-derado una de las principales organizaciones sindica-les. En 1921 se creó la Unión Obrera de Puerto Padre, solicitándose su legalización al gobernador provincial

36

de Santiago de Cuba. La Unión de Trabajadores de la Industria Azucarera de Puerto Padre se formó en 1924 y agrupaba a los obreros de Delicias y Chaparra. Este fue ayudado en su organización por dirigentes españoles de tendencia anarcosindicalista y sus pri-meros líderes fueron Eduardo Bertod, Armando de la Pera, Francisco Arís y Nicanor Tomás.

Dicha organización el 13 de mayo de 1925 discutió en Santiago de Cuba el reglamento que planteaba: la unidad de los trabajadores; la necesidad de cumplir los compromisos con la empresa, la que debía res-petar sus derechos; el interés de elevar el nivel de instrucción de la clase obrera; el rechazo al racismo y a la discriminación de la mujer; establecía el derecho a la huelga siempre que existieran causas. Como limi-tante no aceptaban polémicas ideológicas.

También se creó por esta época, en el central De-licias, la delegación de la Hermandad Ferroviaria de Cuba dirigida por Tirso Muñoz, Leopoldo Nápoles y Antonio Góngora; que estuvo subordinada a Cama-güey hasta 1933 en que sucumbió por la represión de la tiranía de Machado.

La primera huelga organizada por los obreros ferroviarios se originó en Jobabo en 1920, exigían aumentos de salarios y mejores condiciones de vida, pero no lograron sus objetivos. En 1924 otra manifestación tuvo un alcance superior a la anterior en la que participaron varios de los diferentes de-partamentos de la industria; se extendió a veintiún centrales de la provincia de Oriente y por espacio de treinta días.

37

Dirigido por el personal del ingenio y del Cayo se produjo un paro azucarero en 1925, todos los tra-bajadores participaron y duró unos quince días. La huelga la ganaron los obreros y la caña que se secó en los carros o se echó a perder, tuvieron que pagár-sela a quienes la cortaron. En marzo de ese mismo año se efectuó otra huelga que duró cincuenta días, protagonizada por los obreros azucareros en apoyo a los portuarios, oportunidad aprovechada para de-mandar aumento de sueldos. Este paro fue respal-dado por los colonos que tenían diferencias con la compañía. La reacción patronal estuvo apoyada por la Guardia Rural, siendo expulsados de sus puestos de trabajo los principales dirigentes. Esta acción re-presenta una manifestación de la fuerza alcanzada por los obreros, quienes estuvieron auxiliados por un comité creado al efecto, el cual culminó cuando vieron satisfechas sus demandas, fortaleciéndose el movimiento.

Fundación de la Confederación Nacional de Obreros de CubaEl Primer Congreso Obrero de 1920 inició las activi-dades para la formación de una confederación na-cional de trabajo y propuso de inmediato un comité conjunto que estudiaría el asunto para formular un proyecto de organización, valorando las opiniones de todas las colectividades. Dicho proyecto, debía ser presentado en un próximo congreso nacional.

Un paso importante en ese sentido se dio el 14 de diciembre de 1924 en una reunión plenaria de la

38

Federación Obrera de la Habana, al trazarse el plan sindical inmediato para la unión de dicha central sin-dical. Los restantes pasos concretos tuvieron lugar en el Segundo Congreso Obrero Nacional, celebra-do en Cienfuegos del 15 al 19 de febrero de 1925; este constituyó el evento preparatorio del Congreso de fundación de la CNOC, en él tomaron parte 110 delegados en representación de 75 organizaciones obreras.

Por la Unión de la Industria Azucarera de Puerto Padre participaron Francisco Arís y Lucas Saín Bolí-var. Entre los delegados predominaba la corriente anarcosindicalista, aunque los había también refor-mistas y por primera vez participaron comunistas. Durante el desarrollo del Congreso se recibió un te-legrama de Eduardo Bertod, secretario general de la Unión de Trabajadores Azucareros de Puerto Padre, donde comunicaba que había realizado una huelga en respaldo a los obreros portuarios. En respuesta al telegrama Alfredo López, dirigente obrero nacional, pidió a los gremios allí representados apoyo moral y material para los trabajadores de los centrales Deli-cias y Chaparra.

Trascendental en el Congreso fue el acuerdo de celebrar un tercer Congreso Nacional en Camagüey, el día 2 de agosto del propio año, para crear definiti-vamente la Confederación. El Congreso de fundación de la CNOC se celebró según lo previsto, en la ciudad de Camagüey del 2 al 7 de agosto de 1925; asistieron delegaciones de 126 organizaciones, destacándose la participación de la Unión de la Industria Azucarera de

39

Puerto Padre. Esta fue la única delegación de este sec-tor, estuvo representada por Pedro Losada Curvelo.

El movimiento obrero en esta etapa ganó en or-ganización, se fueron creando gremios y asociacio-nes locales que agrupaban a obreros de una misma rama, como fueron la Federación Obrera y la Unión de Trabajadores de la Industria Azucarera, ambas de Puerto Padre.

Las manifestaciones de organización en este pe-ríodo se hicieron sentir también en el sector del comercio; en 1932 en Victoria de las Tunas se creó el Sindicato del Comercio que estuvo dirigido por Indalecio Díaz, hasta enero de 1933, en que se trans-formó en el Sindicato General de Obreros de Victo-ria de las Tunas, cuya sede se ubicaba en Gonzalo de Quezada entre Lucas Ortiz y Lico Cruz. Para ello se efectuó una reunión y se eligió al Comité Ejecutivo integrado por: Eugenio Cusidó Torres, como secre-tario general; Roberto Pérez Santiesteban, secreta-rio de acta; Indalecio Díaz, secretario de finanzas; y Rafael Feria Rodríguez, en los frentes de organización y propaganda. A petición de los compañeros Guiller-mo Dumoy, Eladio Labrada, Santiago Escobar y Eduar-do Martínez, el 27 de agosto de 1933, se fundó en Bartle una delegación de este sindicato, lográndose un convenio entre los obreros y la compañía indus-trial reconociéndose el gremio; se tomaron acuerdos de interés mutuo.

Al sector de la industria azucarera, el Partido Comunista le da la orientación de volcar su trabajo para el ulterior desarrollo del movimiento obrero,

40

partiendo de que los centrales y sus colonias consti-tuían verdaderos feudos en que la suprema autoridad eran sus propietarios yanquis o nacionales, ejercida a través de administradores, mayorales, guardias jura-dos y la guardia rural. Por estas razones el centro de la actividad del Partido y la CNOC fueron los ingenios y las plantaciones cañeras. Como resultado de esa labor los días 26 y 27 de diciembre de 1932, en con-diciones de ilegalidad, se constituyó el Sindicato Na-cional de Obreros de la Industria Azucarera (SNOIA). En la primera conferencia nacional se acordó crear secciones sindicales en los ingenios, plantaciones, colonias y que el sindicato agrupara en su seno a to-dos los trabajadores industriales, agrícolas, emplea-dos de oficinas; ocupados y desocupados.

En el central Elia (hoy Colombia) se fundó en 1930 el Gremio de Obreros de la Industria Azucarera, el cual llegó a tener un periódico, su director fue de-nunciado, tuvo que pagar multas y en varias ocasio-nes amenazado por la policía.

El proceso de constitución del SNOIA se extendió, en todo el territorio, de 1932 a 1933: en el central Francisco fue fundado a fines de 1932 y sus dirigen-tes fueron Manuel y Conrado Gómez, la administra-ción reconoció al sindicato y le cedió un local para instalarse; en 1933 en Delicias y Chaparra bajo la dirección de Francisco Millán. En Jobabo en 1933 li-dereado por Genaro Macías; en Manatí también se creó este año, pero de forma clandestina, tutelado por el Partido Comunista y dirigido por José Álvaro, Felipe Nápoles, Chalet y Guerra.

41

A raíz de la caída de Machado, el Sindicato Azucarero de Elia y sus colonias (que fue adherido a la CNOC) quedó dirigido por Isidro Ladrón de Gue-vara y orientado por el PCC; los obreros de forma democrática eligieron a sus representantes: Carlos Aldana Espinosa, secretario general; Miguel A. Be-llo, organizador y Emilio Carbó, secretario de finan-zas. Ante la organización del sindicato que respondía a los intereses de los obreros del central, la admi-nistración cedió desde los primeros momentos ante algunas demandas sindicales; una de ellas fue la adquisición de un local donde se organizó el ejecu-tivo sindical, en el antiguo Hotel Boston (hoy unidad comercial La Principal), desde allí salían los mítines y las demandas que los obreros solicitaban a la administración.

Por otra parte, en Delicias, la Hermandad Ferro-viaria, disuelta en 1926 y reorganizada en 1929 bajo la dirección del PCC, representada por Antonio Gón-gora como presidente y Antonio Nápoles como orga-nizador, contó con el rechazo de la administración del central por estos dirigentes ante su filiación comunis-ta e impuso a Ramón González y Germán García que respondían a sus intereses. Los trabajadores que per-tenecían a esta organización, en 1930, fueron deja-dos sin trabajo hasta después de la caída de Machado en que se lograron contratos de trabajo, durante la huelga de agosto de 1933.

A pesar de la represión la prensa condenó la po-lítica entreguista de Machado; el periódico de Puer-to Padre El Localista, en 1932, criticó la cantidad

42

de dinero que se pagó a los banqueros representan-tes del imperio yanqui, de la siguiente forma:

Esta cantidad que hemos pagado a los rubios gringos, es porque han dejado de comer los hijos de los nuestros, es leche que han de-jado de tomar, es miseria y desesperación. No paguemos un centavo más al extranjero y atendamos nuestras necesidades.23

Repercusión de la Primera Guerra MundialLa Primera Guerra Mundial iniciada en 1914, afectó la producción azucarera y su transportación, desde zonas lejanas a los grandes mercados consumidores. Con ello comenzó una fuerte ofensiva norteamerica-na en el país, dirigida fundamentalmente a la elabo-ración del crudo, los servicios y la minería.

En la actual provincia de Las Tunas se hicieron in-versiones en los centrales ya existentes y se amplió la capacidad de producción de los que estaban en construcción. En este período, después de un gran esfuerzo en 1916, inicia la producción el central Elia (ver tabla Nº 5).

Como consecuencia creció también el latifundio cañero en la región. Baste señalar que The Francisco Sugar Company, a finales del siglo poseía solo 280 caballerías, para estos años ya tenía en la región 1 848 caballerías.

En esta etapa se incrementó la entrada de brace-ros extranjeros en la región; sólo entre los años 1917 23 Vid. Periódico El Localista, 31 de diciembre de 1933, Puerto

Padre, Las Tunas.

43

a 1923 a los centrales Delicias y Chaparra arribaron 22058, procedentes de Las Antillas. Esta mano de obra importada ofrecía menor peligro y mayor se-guridad, pues soportaban bien las inclemencias de nuestro clima y trabajaban por salarios más bajos que los cubanos; por otra parte no se inmiscuían en cuestiones políticas, era limitada su participación en huelgas; además, el desconocimiento del idioma permitía mayor manipulación.

Como resultado de la Primera Guerra Mundial, los precios del azúcar en el mercado internacional fueron en ascenso, llegando a alcanzar en mayo de 1920 hasta un valor de 22 centavos la libra, lo que se aprovechó para aumentar el tiempo de duración de la zafra y con ello la producción. El central Francis-co hizo en 1919 la mayor zafra de todos los tiempos con 191 días, en los cuales fabricó 200 000 sacos de azúcar más que en la campaña de 1914; Delicias, que en la zafra de 1914 había producido 485 083 sacos, en la de 1920 alcanzó 701 768. A esta etapa se le lla-mó en el país «danza de los millones» o época de «las vacas gordas», por lo que la burguesía cubana y los empresarios extranjeros disfrutaron de fabulo-sas ganancias. A partir de este momento comenzó a especularse sobre el alza del precio del azúcar hasta 40 centavos la libra; los bancos empezaron a hacer grandes préstamos a los propietarios azucareros que deseaban aumentar la producción.

El tiempo de duración de la zafra y los salarios se incrementaron, lo que constituyó un paliativo para el desempleo; sin embargo, la guerra provocó una

44

disminución de artículos de consumo y determinó la polarización de renglones tan importantes como el del tabaco y de otros productos. Los comerciantes es-peculaban abiertamente con los abastecimientos más escasos, cuyos precios subieron escandalosamente; el costo de la vida aumentó un 100% y los salarios aumentaron sólo un 30%.

CulturaEn los primeros años de la República Neocolonial surgieron en los territorios de la actual provincia de Las Tunas diversas y variadas instituciones sociales y manifestaciones culturales, las cuales contribuyeron a su desarrollo cultural. Entre ellas se destacan las de instrucción y recreo como: la Sociedad Liceo, funda-da en Victoria de las Tunas en 1905, fecha en que se realiza la primera reconstrucción de la ciudad; nace la Sociedad Unión Fraternal en 1918, asociando a negros y mulatos, su primer presidente fue el comandante del Ejército Libertador Eduardo Vidal Fontaine. Estas instituciones desarrollaron diferentes actividades que influían en la comunidad y organizaban desde verbe-nas, liceos populares, conferencias instructivas, hasta la conmemoración de fechas históricas y construcción de monumentos.

Las logias masónicas24 como instituciones frater-nales tuvieron un destacado papel en la formación cultural e histórica en la sociedad tunera. Tradicio-nalmente sus salones fueron escenarios de charlas 24 Ya desde 1887 aparecen antecedentes históricos sobre activi-

dades masónicas en la localidad.

45

y conferencias en el orden histórico y cultural, los temas de estas actividades se relacionaban con la conmemoración de efemérides, rememorar perso-nalidades que vinculados con la masonería habían luchado por la independencia de Cuba, lo cual con-tribuyó a crear en el pueblo una conciencia patrió-tica. Se destacan en este sentido la Logia Hijos de Hiran, fundada el 24 de julio de 1911 y la Logia Vi-cente García, creada en 1921. Estas instituciones se han mantenido hasta nuestros días, y a diferencia de las sociedades, recibían en su seno a miembros po-bres y ricos, blancos y negros, a través de sus ramas juveniles y femeninas llevaron a ellas un conjunto de valores éticos, patrióticos y morales, promoviendo además la cultura entre sus miembros.

Entre las principales sociedades educacionales se encontraban: la Unión Estudiantil de Tunas (UET), fundada en la década del 30, así como la Asociación de Estudiantes de Bachillerato (AEB), creada también en esta propia década; ambos promulgaban los inte-reses del estudiantado y fueron las promotoras para la creación de la Biblioteca Pública de Las Tunas.

Es importante destacar que Ernesto Fajardo, en 1901, instaló la primera imprenta de esta zona en Puerto Padre, con el nombre de El Cucalambé, así como un establecimiento de librería y efectos de escritorio; esta imprimió en 1902 la primera revista denominada El Faro. En Victoria de las Tunas apare-ce en 1909 el periódico Eco de Tunas, dirigido por Rafael Zayas González, reflejando en sus páginas el quehacer económico, político, social y cultural de esta localidad.

46

En este período las primeras bibliotecas públicas reconocidas eran las existentes en las sociedades e instituciones fraternales, utilizadas espontáneamen-te en algunas sesiones de literatura por su membre-sía. El 20 de enero de 1932 aparece la Liga Cultural, creada por los alumnos de la escuela de Pura Ferrer López; se propusieron como primer gran objetivo fundar una biblioteca pública. A pesar de los esfuer-zos de sus miembros y de su presidente, en particular Pedro Verdecie Pérez, tal empeño no fructificó por la falta de apoyo oficial y el desinterés de las autorida-des locales.

Grandes promotores de la cultura local fueron los teatros, el primero de ellos en Victoria de las Tunas fue El Cucalambé, fundado por el español Tomás Os-coz en el año 1927, y testigo del cine hablado; así como el cine-teatro Capitolio surgido en la década del 10 al 20, en el cual se proyectaron películas silen-tes, alternando con música y actuaciones teatrales, acogió entre otras personalidades a la mejicana Es-peranza Gil.

En Puerto Padre funcionó en 1910 el primer cine-teatro, Halluy, donde se proyectaban películas silentes con un solo aparato, de operación manual porque no existía fluido eléctrico en la ciudad.

Repercusión de las crisis económicas en la etapa La región no escapó a los efectos de las grandes cri-sis económicas que sacudieron al mundo y al país entre 1920-1921 y entre 1929-1933. En la medida en que los países de Europa se fueron restablecien-

47

do, al finalizar la Primera Guerra Mundial lograron autoabastecerse; los precios del azúcar en el merca-do mundial comenzaron a descender, llegando a si-tuarse a tres centavos la libra en diciembre de 1920.

Como consecuencia de esto numerosos colonos no pudieron pagar sus deudas a los bancos y per-dieron sus propiedades. Los días de zafra se reduje-ron posibilitando el aumento del «tiempo muerto» (ver tabla Nº 6).

Esta situación trajo como consecuencia la agu-dización del hambre y la miseria de los obreros, aumentó el desempleo y se rebajaron los salarios.

Al iniciarse la crisis económica en 1929, el gobier-no de los Estados Unidos no sólo comenzó a dictar medidas encaminadas a reducir la producción inter-na, sino también a establecer barreras arancelarias que limitaban las importaciones, pues la saturación del mercado hacía necesario detener la entrada de productos procedentes del exterior. Esta política res-trictiva perjudicaba a los países dependientes del mercado yanqui, entre ellos Cuba.

A fin de proteger a las compañías productoras de su país, en junio de 1930 el gobierno norteamericano clamó la tarifa Hawley-Smoot,25 que elevaba a los aran-celes del azúcar cubano a dos centavos la libra al entrar 25 Durante el período de 1925 a 1934 fue aprobada en EEUU la

tarifa Hawley-Smoot, la cual tenía la intención de proteger a los productores azucareros domésticos. En la práctica sin em-bargo funcionó también en beneficio de los productores de Hawai, Puerto Rico y Filipinas; la participación del mercado norteamericano de productores domésticos pasó de un 16% a un 29% y los de Hawai, Puerto Rico y Filipinas pasó de un 30,3% a 46%, Cuba en cambio bajó de un 51,9% a un 24%.

48

a los Estados Unidos. Debido a los aumentos arancela-rios, el comercio de Cuba se vio seriamente afectado; la participación del azúcar cubano en el mercado nor-teamericano entre 1929 y 1934 es reducida de 51% a un 24,6%.

El precio del azúcar en el mercado mundial se redujo a niveles ínfimos. En 1932 descendió a 0.71 centavos la libra y en el mercado norteamericano llegó a 0.57 centavos lo cual afectó en gran medida la economía cubana. En estas condiciones, sin mer-cados donde situar el principal y casi único producto de exportación del país y teniendo en cuenta que a medida que creciera el excedente invendible conti-nuarían bajando los precios, el gobierno de Machado, seguidor de las instrucciones de la burguesía nacional y de los empresarios extranjeros, dictó disposiciones tendientes a disminuir y controlar la producción; re-guló el volumen de las zafras azucareras, distribuyen-do distintos tipos de cuotas entre los productores, según su capacidad productiva, con ello se pretendía aliviar los efectos de la crisis sobre los propietarios y continuar sacando ganancias a sus negocios; dismi-nuyó el número de ingenios en producción; así como la duración de la zafra. Toda esta política estuvo suje-ta al plan Chadbourne.26 26 Política restriccionista en el sector azucarero la cual estuvo

sujeta al plan Chadbourne, la que fue utilizada por Gerar-do Machado para fundamentar la reducción de las zafras azucareras, así como la entrega del excedente de produc-ción a una corporación exportadora que la vendería en el mercado internacional a largo plazo y lograr un acuerdo con los principales productores del mundo afín de que tomaran similares deudas.

49

Teniendo en cuenta que la industria azucarera, en su condición de actividad económica fundamental, ocupaba a decenas de miles de trabajadores en labo-res diversas como el corte, alza y tiro de caña, la mo-lida, la transportación, la estiba en puertos y otras, toda medida restrictiva que se le impusiera elevaba extraordinariamente el número de desempleados y perjudicaba por tanto a la gran masa obrero-campe-sina que dependía de ella, con sus consecuencias de hambre y miseria en estos años.

Relacionado con las medidas proteccionistas apli-cadas por los Estados Unidos, el periódico El Localis-ta, de Puerto Padre, planteó: “El pueblo de Cuba es Prometeo y el imperialismo es el buitre que arranca nuestras entrañas”.

En el central Elia, debido a las medidas adoptadas, se paralizó la producción desde 1932 hasta 1945; du-rante 13 años este ingenio no molió; en el central Francisco, desde 1925 a 1933 la producción fue des-cendiendo hasta llegar al límite en 1931 de una zafra de sesenta y seis días (ver tabla Nº 7); en el central Delicias en 1933 sólo se realizó cincuenta y cinco días de zafra y Manatí cincuenta y seis, lo que repercutió en otras actividades como el ferrocarril, el comercio y el movimiento portuario.

Guillermo Morales, alcalde de Puerto Padre, elevó una protesta en relación con el problema de la res-tricción de la zafra al presidente de la República rela-cionada con la venta libre de la zafra. Hecho que se vio reflejado en la prensa de la época:

Ha causado enorme complacencia aquí la actividad que acaba de realizar el Ayunta-

50

miento de Puerto Padre ante el debatido e importante problema restriccionista. Señala sea declarado extranjero indeseable el se-ñor Chadbourne en virtud de su insistencia de entorpecer el problema azucarero.27

En el central Jobabo, a la crisis se le unieron los efectos del ciclón de 1932 provocando pérdidas que amenazaron la zafra de 1933. En ese año se pagaban ocho centavos por 14 horas de trabajo; la caña de retoño se pagaba a 60 centavos la rosa, equivalente a 0,745 hectáreas, un hombre invertía seis días para limpiarla por lo que obtenía 10 centavos por cada día trabajado; la caña de primavera se pagaba a un peso, un hombre necesitaba ocho días en limpiar una rosa; la caña de frío a 1.20 y se empleaban diez días para limpiar una rosa. Es necesario añadir que después de la primera limpia, la compañía rebajaba los pre-cios en un 40%. La limpia de un cordel,equivalente a 20.352 metros, de faja de línea, que debía pagarse a diez centavos, se pagaba sólo a dos. El precio para el corte, alza y tiro de cien arrobas de caña hasta de-jarlas sobre carros para el transporte ferroviario, fue fijado en 20 centavos.

En cuanto a los productos, un par de zapatos de trabajo se conseguía en 80 centavos; los plátanos a peso el ciento, el ñame a 25 centavos la arroba, la yuca y el boniato a 30 centavos la arroba, el maíz a 1.60 el quintal, una calabaza cinco centavos el arroz

27 Vid. Periódico El Localista, año 5, No. 12, 17 de febrero de 1933, Puerto Padre.

51

a dos o tres pesos el quintal.28 También en Manatí los trabajadores sufrieron las consecuencias de la crisis, obsérvese el ejemplo siguiente (ver tabla Nº 8).

Por otra parte la situación del obrero agrícola se tornó aún más difícil, pues se generalizó el pago en vales y fichas; este sistema consistía en que el obre-ro no recibía su salario en moneda, sino que se le extendía un hago constar en un papel cualquiera en el que se indicaba lo devengado, obligaba al asalaria-do a comprar en la tienda de la colonia, pues fuera de ésta no se le aceptaba tal forma de pago. Así era explotado doblemente, obligado a gastar su mísero salario en la tienda del mismo colono donde gene-ralmente le robaban a través del pesaje, los precios y las sumas.

Los obreros vivían en casas con paredes de yagua y techo de guano, piso de tierra o simplemente en barracones miserables. Los servicios de salud y edu-cación no estaban a su alcance. En 1931 en Jobabo sólo existían dos aulas públicas que llevaban ocho meses cerradas.

En mayo de 1933 el periódico El Localista, de Puerto Padre, publicó:

La zafra terminará el 26 o 27; el mismo día que termine la molienda habrá comenzado un nuevo vía crusis para infinidad de fa-milias cubanas, que han ido a la molienda

28 Estos precios son de mayo de 1933 según el periódico local. Vid. Periódico El Localista, año 5, No. 12, 17 de febrero de 1933, Puerto Padre.

52

forjando mil ilusiones y cuando ni una de ellas ha podido ser llevada a la práctica, cae la cortina de la zafra y trunca sus anhelos.

A los efectos de la crisis económica se sumó una epidemia de paludismo que atacó a la población, principalmente en los territorios de Puerto Padre y Victoria de las Tunas; los enfermos carecían de me-dios para combatir la enfermedad. El periódico Eco de Tunas reflejó los sucesos:

Familias enteras están bajo la influencia de las fiebres palúdicas y carentes además de medicinas y recursos. En los semblantes macilentos se destaca como una palidez de muerte que se lleva todas las alegrías. El día 5 de noviembre se recibieron dos mil cáp-sulas de quinina, se recibieron dos mil de vacuna antitífica; se señala que en Puerto Padre existen 10 mil casos de paludismo y que diariamente mueren 10 personas.29

Oposición burguesa al MachadatoA partir de 1926 se desarrolló en Cuba el coopera-tivismo, componenda política según la cual los par-tidos políticos burgueses de la época (conservador, liberal y popular) acordaron apoyar y colaborar con el tirano en la consecución de su programa antipopu-lar y de entrega al imperialismo; así como asegurar la continuidad de este en el poder luego de que termi-nara su período presidencial de cuatro años.29 Vid. Periódico Eco de Tunas, 8 de noviembre de 1933, dirigido

por Rafael Zayas González.

53

En la lucha contra Machado constituían la oposi-ción política burguesa el Partido Unión Nacionalista, lidereado por Carlos Mendieta; y los seguidores de Miguel Mariano Gómez; de Mario García Menocal (menocalistas).

Las organizaciones revolucionarias hacia 1933 es-taban conformadas por el Ala Izquierda Estudiantil, el Directorio Estudiantil Universitario y el Partido Co-munista de Cuba, que ya para esta fecha contaba con sus primeras células en el central Francisco, consti-tuidas en 1932 por Arsenio Yero; pero anteriormen-te, en 1929, se había fundado la primera célula en el central Delicias. También el ABC siguió una línea insurreccional.

Entre 1928 y 1929 en Puerto Padre, Chaparra y Delicias se fundaron los primeros ramales de la So-ciedad Secreta de Holguín, que tenía como objetivo fundamental la quema de caña, colocar bombas, petardos y realizar propagandas contra el gobier-no. Esta organización, en 1932, tomó el nombre de Unión Revolucionaria30 que tenía radios en Las Tunas y estaba dirigida por José Milán.31

Organizada en forma celular e integrada por obre-ros del central se fundó en Delicias la Liga Juvenil 30 Organización creada por Antonio Guiteras a fines de 1932

que tenía como objetivo encausar el camino de la lucha de liberación nacional, contra el imperialismo y por la solución de los problemas que afectaban al pueblo trabajador.

31 Veterano de la Guerra de Independencia con un gran arraigo popular en esta zona, fue además alcalde de facto en 1933 por el ayuntamiento de Victoria de las Tunas a la caída de Machado.

54

Comunista32 en 1931, que desarrollaban el trabajo político, tanto dentro de éste como en el barrio. Ha-bía compañeros que no tenían trabajo, pero milita-ban en las células de sus barrios; las tareas principales fueron: repartir propaganda del PCC, captar nuevos miembros, participar en las escuelas de educación política y recaudar fondos. Las células de la Liga Juve-nil Comunista recibían orientaciones desde Santiago de Cuba y Manzanillo. En esta última se efectuó una reunión en 1933 y participaron por Delicias Arcenio Rueda y Gilberto Casalí.33 Luego se convocó el Con-greso Nacional, al cual fue como delegado Edilberto García, Gallego. En estos años también en Jobabo se fundaron dos células de esta organización.

Ante la difícil situación imperante se hizo inevita-ble la extensión de la lucha de la clase obrera a nue-vas capas sociales, ejemplo la pequeña burguesía con los estudiantes como su sector más dinámico. La valiente lucha estudiantil de 1928 a 1930 contra la prórroga de poderes y por la autonomía universita-ria, terminó con la derrota y la expulsión de un grupo de estudiantes de las aulas universitarias.

Aunque las premisas para una renovación de la lucha política en la universidad empezaron a madu-rarse desde mucho antes, fueron sin embargo las ac-ciones del proletariado del 20 de marzo y el 1º de 32 Organización formada por células secretas, estructuradas por

un secretario general, un financiero y un organizador. Los secretarios generales de cada célula constituían el Comité Seccional.

33 Vid. Entrevista realizada a Roberto Casalí Peña en Delicias el 5 de abril de 1985.

55

mayo de 1930, las que hicieron posible el renacer de la lucha política en la universidad, cristalizando con la manifestación del 30 de septiembre del mis-mo año donde fue asesinado Rafael Trejo. Durante aquella jornada dio nombre al Directorio Estudiantil Universitario (DEU), el que por su composición so-cial así como por sus aspiraciones tenía un carácter reformista, con posiciones antimperialistas y coinci-dencias cercanas a Antonio Guiteras.

En febrero de 1931 numerosos estudiantes e intelectuales, con una posición radicalmente antim-perialista, decidieron separarse del DEU y formar el Ala Izquierda Estudiantil (AIE). Entre 1932 y 1933 sur-gió en Las Tunas esta organización constituida por un grupo de seis compañeros: Pascual Mestre Tamayo, Roberto Nieto Díaz-Granados, Alberto Carlos Fabré Reyes, Luis Galano Torres, Pedro O. Verdecie Pérez y Josefina Robira Tur.34

Las principales actividades que desarrollaban en la lucha contra Machado eran pintar letreros y hacer propagandas. En Puerto Padre, Delicias y Chaparra desde la primavera de 1930 los menocalistas inicia-ron una labor de propaganda dirigida contra el tira-no, se realizaron además mítines y reuniones. Desde diciembre de 1930 hasta julio de 1931 se estuvo es-perando la orden de alzamiento por parte de los je-fes oposicionistas de La Habana, pero las fechas eran anunciadas con misterio y al final no se concretaba nada. 34 Entrevista realizada a Pedro Verdecie Pérez, en Las Tunas en

1991.

56

El 8 de agosto de 1931 se recibió un aviso de par-te de Miguel Menocal, quien anunciaba la llegada al siguiente día de su tío, el general Mario García Me-nocal (presidente de la República Neocolonial de 1914-1921), con el resto de los jefes oposicionistas en un buque de guerra. Se convocaron a los parti-darios y se prepararon las condiciones para espe-rar a Menocal. Consistía el plan menocalista en que desde los Estados Unidos saldría una expedición en un vapor con armas y más de 300 hombres, dirigi-do por Enrique Collazo. En alta mar se reunirían con Menocal, quien vendría repartiendo armas en distin-tos puntos de la costa norte para invadir con 50 000 hombres la capital. En la mañana del día 11 se recibió la noticia de que en Atlanta City había sido apresada una expedición dirigida por Collazo.

Con la detención de los menocalistas Mario Miguel, Jacinto, Gabrielito y unos cincuenta hombres se reunieron en la finca el Ocujal, al frente de las cua-les se encontraban Manuel y Gerardo Téllez Leyva, Fonseca, Aldana, Pérez Puelles, Alberto González Pa-lacios y Manuel Fernández.

En otras zonas también se desarrollaron movi-mientos de oposición, tal es el caso de Maniabón, Vázquez y Babiney. Carlos M. Álvarez había organi-zado en Maniabón y Vázquez un grupo que utilizó un tren con el que pensaban penetrar en Puerto Padre. De igual forma, Felín Rodríguez se había alzado en su colonia de Babiney y esperaba órdenes para en-trar en acción. Se orientó que los hombres de Puerto Padre, Maniabón, Yarey y Vázquez, marcharan a la

57

Veguita; así mismo lo hizo Felín Rodríguez, quien en la madrugada del día 12 ordenó asaltar el estableci-miento de guerra en Cordero, con el fin de obtener pertrechos para la lucha. En la mañana del propio día se reunieron en Veguita más de doscientos hombres. Los más dispuestos al enterarse del alzamiento en Ocujal decidieron unirse a esas fuerzas; es así como unos treinta hombres dirigidos por Felín marcharon hacia ese lugar.

Al regresar Pérez Puelles y Felín de Salgacero, don-de se entrevistaron con Barthelemy, jefe del batey de Chaparra, trajeron la noticia dada por éste de que, salvo un pequeño grupo en el Caney, ellos eran los únicos alzados en todo Oriente. Las noticias de otros lugares eran confusas. Camagüey y Oriente no res-pondieron al alzamiento, en Santa Clara había fuer-tes grupos de alzados, pero en La Habana no se sabía nada en concreto, lo que demostraba que el gobierno tenía control total de la situación. Ante esta actitud se decide disolver las fuerzas y concluir el alzamiento.

Como resultado, algunos de los principales jefes del alzamiento fueron hechos prisioneros y condu-cidos unos al Cuartel Moncada y otros a La Cabaña. El luchador Tomás Navarro Góngora perdió la vida cuando le hacía señas a una avioneta del régimen que sobrevoló próxima al campamento, pensando fuera la portadora de las tan esperadas armas.

El guiterismo en Las TunasLa lucha contra el gobierno de Machado en el terri-torio se desarrolló bajo la influencia de las ideas de

58

Antonio Guiteras. Entre las organizaciones surgidas luego de la llamada Guerrita de Gibara, fueron fun-dadas «Las Avispas», de Delicias y Chaparra, dirigidas por Francisco Concepción, que se dedicó al ajusticia-miento de todos los colaboradores del régimen. En-tre sus acciones se encuentra el fallido atentado al administrador del central Delicias, R. B. Wood.

En la ciudad de Las Tunas, con el mismo nombre, se creó una bajo la dirección de Juan Machado, pa-ralelamente se constituyeron otras como: Centauros, en Puerto Padre, Delicias y Chaparra. Lo más signi-ficativo de estos grupos fue su carácter secreto y la inexistencia de vínculos entre ellos, limitando sus posibilidades de éxito por su poca capacidad movi-lizativa.

Una de las primeras organizaciones que unieron a Guiteras con Las Tunas fue la que dirigía José Milán Leyva, al igual que otras figuras claves del movimien-to local, los cuales integraron el Comité Central con 21 miembros de la Unión Revolucionaria.

Para planear el alzamiento de abril de 1933, se efectuó una reunión en Yeso Doce presidida por Gui-teras, en la casa del colono Manuel González, en la segunda quincena de marzo, a la que asistieron unos cincuenta delegados representando a las organiza-ciones de Camagüey, Holguín, Bayamo, Manzanillo, Puerto Padre, Manatí y Las Tunas (asistió José Mi-lán). La reunión duró dos días y en ella se precisó lo que debía realizar cada organización de base en sus respectivos lugares para llevar a cabo la sublevación armada, así como determinar qué debían hacer los

59

tuneros dentro del alzamiento general, bajo la direc-ción de José Milán Leyva, coordinador de todas las fuerzas de la región que actuarían en el alzamiento. Milán tenía gran influencia en la región, en los barrios de Las Arenas, La Cuaba, Santa María, Palmarito, La Canoa, Palancón y Curana; permitiéndole convertirse en el centro de Unión Revolucionaria en Las Tunas, a José A. Cardé en Puerto Padre y a Gerardo Cardé en Vázquez.

Durante la primera quincena de abril, se llevó a cabo una sustracción de 5 000 pesos de correos de Las Tunas; este dinero se entregó a Milán, quien por su conducto lo hizo llegar hasta Guiteras en Santiago de Cuba, con el objetivo de comprar los recursos ne-cesarios para la acción que preparaban.

La fecha de la insurrección general fue fijada por Guiteras para el 29 de abril de 1933. El plan com-prendía la toma de varios cuarteles y poblaciones: armar al pueblo, lanzar columnas guerrilleras al com-bate, propinar numerosos golpes menores al enemi-go e iniciar la guerra civil revolucionaria.35 Las ope-raciones de mayor envergadura serían en Santiago de Cuba, Holguín, Victoria de las Tunas y San Luis. Guiteras circuló a las distintas zonas comprometidas la orden de alzamiento; en la noche del 28 de abril fue recibida por Milán Leyva. Los complotados tune-ros se agruparon en la finca Vista Alegre; el plan de los tuneros era tomar la planta eléctrica, la jefatura 35 Cfr. Historia del Movimiento Obrero Cubano 1865-1958, Ins-

tituto de Historia, Editora Política, La Habana 1985, tomo 1, p. 227.

60

de policía, el ayuntamiento y el correo, se cortarían las comunicaciones de Oriente con el resto del país. Las Tunas sería la avanzada del alzamiento en la pro-vincia oriental; tendría que enfrentarse a cualquier refuerzo proveniente de la Carretera Central hacia el interior del territorio.

En la mañana del 29 de abril, un grupo de com-plotados cometieron el error de desfilar por las calles Martí y Lico Cruz portando sus armas, alertando así al ejército de la dictadura que se acuarteló inmedia-tamente. Al ponerse sobre aviso las fuerzas armadas, se perdió el factor sorpresa, vital en la realización de la acción armada.

En el plan original acordado entre los tuneros y Guiteras estaba el ataque y rendición del cuartel de la guardia rural, la toma de la planta eléctrica y la ocupación de varios objetivos urbanos. El cuartel se atacaría por el frente y por detrás; por delante nueve revolucionarios ejecutarían la acción mientras que los restantes lo harían desde el aserrío que estaba en la parte trasera del recinto militar. Una vez tomado éste, se convocaría al pueblo a unirse a la insurrec-ción con la entrega de las armas que allí se ocuparan. Ya ejecutada esta parte del plan, se marcharían hacia el campo para unirse a las fuerzas de Juan Machado que debía venir de la zona de Virama.

La planta eléctrica sería tomada con el objetivo de dejar a oscuras la ciudad de Las Tunas. La responsa-bilidad de esta acción era de Vicente Ortiz, con 30 hombres bajo su mando, luego debían trasladarse hacia el cuartel para reforzar a los asaltantes. En la

61

madrugada recibieron una contraorden retirándose hacia Las Arenas.

Esta primera parte del plan no pudo ser realizada por los complotados por lo que ejecutaron la segun-da, consistente en la formación de un destacamento guerrillero rural, que actuaría sobre las vías de comu-nicaciones entre Oriente y Camagüey. Milán espera en la finca Vista Alegre y al no llegar Juan Machado con hombres, decidió salir en su busca, con el temor de que hubiera sido sorprendido por el Ejército. Des-pués de salir Milán con algunos hombres, el resto de los conspiradores fueron sorprendidos por una pa-trulla del Ejército comandada por el capitán Emilio Jomarrón, sosteniendo un encuentro con la patrulla antes de dispersarse por diferentes rumbos. Como resultado de esta acción fue muerto un combatiente que sólo tenía 19 años: Robertico Cruz Ramón.

En el telegrama cursado por el alcalde municipal al secretario de gobernación señalaba:

Secretario de Gobernación. Habana.Al tener noticias primeras horas de hoy un grupo de individuos de esta localidad capi-taneados por Eduardo Zayas, Oscar Varona y José Milán, lo puso en conocimiento capitán Jomarrón, coronel Benítez, jefe de distrito militar. La partida fue batida por miembros del ejército nacional en Finca Vista Alegre de Oscar Varona próxima a esta ciudad ha-biendo capturado a uno y muerto otro de los alzados sin que fuerzas del gobierno sufrieran baja alguna. La partida de unos

62

sesenta se mantiene en la finca, se espera nuestras fuerzas tengan contacto en breve. Informaré cualquier otra noticia.36

Otro elemento importante es que se reconoce la existencia de unos sesenta soldados asentados aún en la finca, constituyendo un foco de subversión para el gobierno; a esta situación debía dársele fin lo más rápido posible para evitar que su ejemplo se propa-gara por toda la región.

Luego del primer enfrentamiento fueron captu-rados en diferentes momentos grupos de ellos; que guardaron prisión en una cárcel de Guantánamo has-ta julio de 1933; una vez liberados retornaron a Las Tunas.Su llegada fue reflejada el 23 de julio por el periódico Eco de Tunas, donde se dice que unas cua-trocientas personas se congregaron frente al Hotel Plaza para darles la bienvenida.

Las causas del fracaso se relacionan con la falta de una jefatura que llevara a cabo la acción al costo que fuera necesario, la no incorporación de todas las fuerzas previstas, falta de organización y disciplina, se perdió el factor sorpresa, lo que permitió al ejér-cito de la tiranía su organización y actuación rápida.

A través de un telegrama el gobierno municipal trató de dar una imagen de tranquilidad al gobierno central, un telegrama triunfalista, aunque reconoce la existencia de algunos revolucionarios en el campo:

Honorable Presidente de la República. Habana. Reina tranquilidad en todo el término, pequeña partida de significados conserva-

36 Vid. Diario de Cuba, 3 de marzo de 1932.

63

dores que integran José Milán, Oscar Varo-na, Eduardo Zayas González, Alberto Febre, Carlos M. de la Cruz y otros han sido disuel-tas, algunos de estos escondidos gestionan presentación, respetuosamente. Fontaine, alcalde municipal.37

Luego del enfrentamiento con el destacamen-to de la guardia rural, José Milán logró reorganizar las pequeñas fuerzas en Monte Oscuro, se trasladó al Parnaso; por lo pequeño del grupo no pudieron realizar operaciones de envergadura, sólo algunas como: quema de cañaverales y puentes, tirotear al enemigo. La pérdida de su contacto con Guiteras era constante aunque mantuvieron alzados hasta la caí-da de Machado.

Este destacamento guerrillero contó con un grupo de colaboradores, algunos reconocidos por la prensa local:

[…] encargados de abastecer a los insurrec-tos y de realizar sabotajes, atentados, (…). Argelio Pérez Santiesteban, propietario de una tienda de víveres, quedó al frente de los que continuaron en la población y sumi-nistró el grueso de los alimentos, medicina, armas, y balas enviadas.38

La huelga general en la regiónTeniendo como base los llamamientos de la CNOC, el SNOIA y el Manifiesto del Partido Comunista, 37 Vid. Periódico Eco de Tunas, 3 de agosto de 1933.38 Vid. Periódico Eco de Tunas, 15 de agosto de 1933.

64

acerca de la necesidad de desarrollar acciones enér-gicas a favor de reivindicaciones económicas, entre las que se señalan: la lucha por la jornada de ocho horas, reconocimientos de los sindicatos, prohibición de pagos en vales y fichas, derecho al trabajo, em-pleos a los nativos; se desarrolló en el año 1933 un movimiento que abarcó a diferentes sectores de la economía y a los que se unieron en un frente único representantes de diferentes grupos sociales: blan-cos, negros, extranjeros, mujeres, jóvenes, obreros, industriales y agrícolas, campesinos, pequeños colo-nos y comerciantes.

En agosto de 1933 se produjeron paros a todo lo largo de la República, al respecto el periódico Eco de Tunas del 2 de agosto planteó:

Desde la mañana del domingo último (29 de julio) en que dejaron de circular por nuestra ciudad (y por toda la República) los ómnibus de las distintas empresas nacionales, Victo-ria de las Tunas se encuentra casi sin mo-vimiento. La población flotante que le daba vida y animación está estancada.Ello lo motiva el haberse declarado en huel-ga los obreros de las empresas y los com-ponentes de ésta también las terminacio-nes de Pepito Izquierdo, el alcalde habanero que lesionaban los intereses de esta com-pañía que le inyectaban vida y animación a todos los pueblos situados a lo largo de la ruta central.

65

En agosto de 1933 se incorporaron a la huelga los centrales Francisco, Manatí, Chaparra y Delicias. En el primero todos los trabajadores participaron y el central pasó transitoriamente a sus manos; el paro continuó después de la caída de Machado, pues la compañía no aceptaba el plan de reivindicaciones, los obreros resistieron durante más de un mes en-frentándose a la represión.

Una acción colectiva se logró en el ingenio Delicias y el puerto Cayo Juan Claro, pues en ella participa-ron en un frente único blancos, negros, extranjeros, adultos, jóvenes, obreros industriales y agrícolas, pe-queños colonos, comerciantes y las mujeres obreras, esposas, madres, hermanas e hijas de los obreros. Decisivo aporte dio el Comité de Auxilio, para asegu-rar el mantenimiento de los huelguistas y sus familia-res buscaban víveres, frutos menores, viandas.

Los obreros en Manatí bajo la dirección de los comunistas, al estallar la huelga general se sumaron a ella.

La prensa de la época reflejó así los acontecimien-tos en Victoria de las Tunas:

En un paro de 30 horas, respondió resuel-ta y severamente a la huelga, desde el más humilde limpiabotas hasta el más sufrido obrero que esperaba, en las palpitaciones del alma popular, la nueva aurora de mejo-res días.39

39 Vid. María Teresa Aguilera, en “La Revolución del 30 en Las Tunas”, Trabajo de Diploma, Instituto Superior Pedagógico José de la Luz y Caballero, Holguín, p. 48.

66

Consideraciones finalesEn el territorio tunero la penetración del capital yanqui se realiza fundamentalmente hacia la indus-tria azucarera, economía que recibe la influencia negativa de acontecimientos internacionales, cuyas consecuencias afectan las diferentes clases sociales provocando el estallido de luchas sociales y oposi-ción política hacia los gobiernos de turno, como las fuerzas reaccionarias que le sirven de sostén.

Con la caída de la dictadura machadista el po-der no pasó a manos del pueblo, por lo que nuevas manifestaciones de lucha de obreros y campesinos tienen lugar en el territorio, en las condiciones de inestabilidad política que vivía el país.

67

CAPITULO IIILUCHA DE CLASES DESPUÉS DE

LA CAÍDA DE MACHADO

La tiranía de Machado fue derrocada con la Huelga General Revolucionaria y en su lugar fue instaurado el gobierno de Carlos Manuel de Céspedes Quesada, gobierno compuesto de varios partidos y grupos, to-dos participantes en la mediación y manejados fácil-mente por Summer Welles.40

El 4 de septiembre de 1933 se produjo una su-blevación de sargentos y soldados en el campamen-to de Columbia, que se extendió a todo el país y que trajo como resultado que al otro día Céspe-des fuera sustituido por una Pentarquía, gobierno colegiado de cinco miembros, el que solo duró cinco días.

Ante esta situación el Directorio Estudiantil Uni-versitario (DEU) reclamó la participación en el cargo de presidente de la República y designó para desem-peñarlo al profesor universitario Ramón Grau San Martín. Se inició así un gobierno provisional de corte nacionalista, en el que se reflejaban tres tendencias fundamentales: la reaccionaria y pro-imperialista, con Batista jefe del Ejército, en su acercamiento al embajador yanqui se colocó al lado del imperialis-mo; la revolucionaria y antimperialista, con Guiteras como secretario de Gobernación, Guerra y Marina, 40 Subsecretario de Estado adjunto para América Latina, envia-

do a Cuba en mayo de 1933 como embajador para resolver la crisis política y frustrar el movimiento revolucionario.

68

representaba la oposición a Batista en el seno del Gobierno; y la centrista y nacional reformista, con Grau, vacilante, toleraba a veces las arbitrarieda-des de Batista y cedía en otras a las presiones de Guiteras.

Enfrentamientos y acciones después de la caída de MachadoA los cuatro días de la caída de Machado se volvió a agitar la población; un grupo de antiguos opositores al régimen exigieron la deposición de toda la policía municipal y procedieron a su desintegración.

El 17 de agosto todo era movimiento en la ciudad, el pueblo se había lanzado a las calles y se reunían en distintos lugares los sectores de la oposición. Igualmente, desde diferentes barrios rurales entra-ron algunos grupos de caballería, en unos de ellos hizo su entrada Juan Machado, muy aclamado a su paso por las calles. Machado había jurado «no venir más a la ciudad mientras no cayera el régimen en el que había sido tan perseguido»; el periódico Eco de Tunas reflejó este hecho. A media mañana el pueblo desbordado en las calles se fue concentrando en el parque Vicente García, frente al Ayuntamiento, para exigir la renuncia del comandante Fontaine, alcalde municipal.

Los miembros del ABC fueron los promotores de esta exigencia, desde el día anterior encabezados por el doctor Domingo E. Roldán, quien había regresado de La Habana, trataban de capitanear el movimien-to de repulsa popular a su favor con el propósito de

69

tomar el poder. Ante la presión el alcalde Fontaine abandonó el poder y las organizaciones políticas co-menzaron las consultas para pedirle al Secretario de Gobernación, que designara un Alcalde de Facto.41

Luego de la renuncia de Vidal Fontaine, los allí re-unidos le hablaron al pueblo; en representación de los abecedarios lo hizo el doctor Roldán y por los se-guidores de Guiteras Juan Machado, al que el pue-blo no cesaba de aclamar y que recomendó mucha calma y cordura en esos momentos de reconstruc-ción nacional por los que estaba atravesando la Re-pública.42 Ese día fue declarado festivo, se cerraron los establecimientos y se lanzó el pueblo a la calle acompañado por la orquesta de Félix Echavarría.

El viernes 18, los sectores oposicionistas designa-ron los tres delegados que formarían parte de la Jun-ta Revolucionaria en la cual estaban representados los menocalistas, abecedarios, nacionalistas y sin-dicalistas. Estos delegados designaron a José Milán Leyva alcalde de facto, a pesar de no ser miembro de las organizaciones que integraban la Junta Revo-lucionaria. La designación de Milán Leyva, el 19 de agosto, se debió al reconocimiento de las distintas fuerzas a su enfrentamiento al régimen dictatorial. Se nombró además, el Consejo Deliberatorio, for-mado por nueve delegados en representación de las distintas tendencias de la localidad y que asumiría

41 Vid. Tabares del Real, ob. cit., p. 2.42 Vid. María Teresa Aguilera Pérez: “La Revolución del 30 en Las

Tunas”, Trabajo de Diploma, Instituto Pedagógico José de la Luz y Caballero, Holguín, p. 57.

70

las facultades de cooperar con el Alcalde de «reno-vación municipal».

Integraban el Consejo Carlos M. Rodríguez, Lucas Cruz Peña (ABC); Eduardo Ramos Barrero (Unión Na-cionalista); Venancia Martínez Zayas, por los meno-calistas; doctor Martín Juantorena, por el Sindicato General de Obreros; doctor Domingo E. Roldán, por los profesionales; doctor Elio de Cárdenas de los in-dustriales; Pedro Río por los comerciantes y Germán Fonseca por los propietarios.

Dentro de la Alcaldía, las fuerzas que se movían formaban el Consejo Deliberativo y eran las que res-paldaban parte del Gobierno Nacional, por tanto a escala local se producía la misma situación; estas exceptuando al alcalde Milán, estaban acorde con la mediación, su actuación perseguía mediatizar el pro-ceso revolucionario. Además, el centro rector estaba formado por miembros del ABC, incluso hasta el pro-pio representante del Sindicato General de Obreros procedía de esta organización.

La junta, al proponer al Alcalde de facto, no podía obviar a Milán Leyva:

Merece confianza el señor Milán, porque abandonando sus aptitudes y energías la tiene bien ganada en el batallar por la rei-vindicación de Cuba, que ¡al fin! culminará en el triunfo de la Revolución que derrocó al régimen machadista.43

Hasta el 26 de agosto Milán no fue reconocido como Alcalde de Facto por la Secretaría de Goberna-43 Vid. María Teresa Aguilera Pérez: Ob. Cit., p. 63.

71

ción; la dilación de su nombramiento pudo ser moti-vada con el fin de limitar su influencia al demorar la firma que lo legalizaba en el cargo. Milán fue guiteris-ta al igual que Arturo González quien fue nombrado alcalde de Puerto Padre.

Al producirse el golpe del 4 de septiembre el alcal-de tunero se dirigió así al pueblo:

En la madrugada del día de ayer (4 de sep-tiembre) se operó un cambio de gobierno en Cuba, tan inesperado como necesario para la nación […] El gobierno hechura de la mediación que en manera alguna podía responder a los principios revolucionarios, ha sido sustituido por una Junta de Gobier-no responsable y cuya integración, verda-dero producto a la Revolución, hará que se cumpla el programa revolucionario para la salvación de Cuba […] El orden es completo en toda la República y yo ruego a todos los vecinos de este término que ayuden a con-solidar este gobierno que nace como una esperanza de todos los cubanos y cada cual puede hacerlo solamente tratando de que el orden sea respetado y procediendo en to-dos los actos, con cordura y sensatez. Gra-cias para todos y mi consideración y apre-cio. José Milán Leyva, alcalde municipal.44

José Milán estaba reclamando con esta alocución el respaldo popular al nuevo Gobierno que se creaba lue-go del 4 de septiembre, conocido como la Pentarquía.44 Vid. María Teresa Aguilera Pérez: ob. cit., p. 64.

72

El gobierno Grau-Guiteras se establece después de la Pentarquía, tuvo en todo momento la oposición de las fuerzas desplazadas del poder; el ABC en la región se supo aquilatar a las nuevas circunstancias, su influencia sobre los ciudadanos era negativa; los abecedarios tenían en la Junta Revolucionaria el ma-yor control representados por varios miembros.

Los elementos de izquierda se propusieron des-plazar de la Junta Revolucionaria a los conservadores que habían pasado a formar parte de la oposición: primero de la Pentarquía y luego del gobierno Grau-Guiteras.

Encabezados por Juan Machado y José Mi-lán, los sectores de la izquierda decidieron reestructurar la Junta Revolucionaria con la finalidad de proceder a la constitución de lo que ha de ser la representación genuina de los revolucionarios de este término, o sea, de una Junta Revolucionaria que reuniendo en su seno a cuantos en el mismo tienen derecho a figurar por su idealismo y por sus hechos, se hallan dispuestos a seguir colabo-rando en el sentido de la consolidación de los ideales revolucionarios y creación de una República nueva, con nuevas orientaciones y nuevas y firmes bases democráticas.45

El 17 de septiembre, en el teatro Capitolio, se lle-vó a cabo la reunión anunciada; los que la convoca-ron la denominaron Gran Asamblea Revolucionaria, asistieron representantes de todos los barrios rurales 45 Vid. María Teresa Aguilera Pérez: ob. cit., p. 65.

73

y de la ciudad, en número superior a cuatrocientos delegados.

La presidencia de la Asamblea le correspondió a Juan Machado. En ella hicieron uso de la palabra, en-tre otros, Manuel Núñez Parra, Roberto Pérez, Gerar-do Rodríguez y el propio Juan Machado.

Entre los acuerdos se destaca la creación de una verdadera Junta Revolucionaria y las manifestacio-nes opuestas:

[...] toda injerencia extraña en los asuntos internos de Cuba, protestando enérgica-mente contra los amagos de intervención norteamericana y sumándose a la inmensa mayoría del país, que en estos momentos aboga por la total eliminación de la Enmien-da Platt, maldito apéndice que está ape-gado a nuestra primera constitución como sanguijuela corrosiva. La asamblea finali-zó con vítores de «Cuba libre, soberana e independiente».46

A partir de septiembre se vigorizó la crítica al go-bierno norteamericano; el periódico local Eco de Tu-nas en su edición del día 16 de 1933 publicó un tra-bajo titulado INTERVENCIÓN ¡NO!, que dice:

En cada hogar tunero, en cada estableci-miento, en las casas, escuelas y oficinas pú-blicas se destaca sobre la blanca cartulina, a caracteres gruesos como detente patrióti-co las palabras que pronuncian los labios y alienta el corazón ¡INTERVENCIÓN NO!

46 Vid. María Teresa Aguilera Pérez: ob. cit., p. 66.

74

Que no se ofrezca la oportunidad con desenfrenos dolorosos, que pueda justificar la intromisión violenta de los rubios del nor-te en los problemas interiores de la patria con menoscabo de su soberanía.

Se enfatiza en la publicación la necesidad de man-tener la unidad del pueblo ante las presiones del imperialismo, se alerta del peligro de una nueva in-tervención norteamericana; artículo que destaca el antimperialismo de la población tunera, en particu-lar, de aquellos que habían sufrido los desmanes de las transnacionales al invadir el territorio con su po-derío económico.

Para el primero de octubre se convocó a una ma-nifestación antimperialista.

[...] los organizadores de esta manifestación antimperialista, tiene hechos ya los prepara-tivos para los actos de mañana (primero de octubre) esperándose de sus buenos auspi-cios que el orden habrá de prevalecer como la demanda y aconsejan las actuales cir-cunstancias, son el propósito firme de que en la ciudad no se registren hechos como acaban de ocurrir en La Habana. Las auto-ridades locales presentarán su concurso a que la fiesta de mañana ofrezca un espec-táculo significante, como está en el ánimo, sin dudas, de los elementos de la juventud antimperialista que la organiza con su entu-siasmo por Cuba.47

47 Vid. Periódico Eco de Tunas, 30 de septiembre de 1933.

75

Después de la caída de Machado, la huelga conti-nuó en los centrales antes mencionados, se le suma-ron los obreros del Cayo Juan Claro y los del ingenio Jobabo; en este último la huelga duró 106 días, ini-ciada el 26 de septiembre de 1933, sus objetivos bá-sicos eran: el reconocimiento de la autoridad moral del sindicato y que los jornales fueran pactados por la administración y el sindicato.

Los huelguistas y su máxima dirección lanzaron un manifiesto al pueblo en general:

No hay que ver en las actuales huelgas, se-ñores capitalistas, una indisciplina social, un elemento de perturbación, una amenaza sistemática con nuestra paz santa y «bendi-ta». No: hay que ver algo más, hay que ver lo que ven todos: un instrumento de lucha y a la vez de reivindicación; instrumento que tiene y puede o no, ofrecer hoy sus peligros según las circunstancias, es verdad, pero instrumento que ofrece sus ventajas, por-que va desbrozando poco a poco el camino del ideal y va convirtiendo, con las enérgicas señales de vida si fuera necesario, en rea-lidades fecundas y prácticas, aspiraciones que parecían ensueños y utopías perturba-doras.48

Con el objetivo de impulsar la lucha en octubre de 1933 llegó a la zona de Delicias, por decisión del Buró Nacional de la Liga Juvenil Comunista, César Escalan-te, quien organizó una marcha de hombres desde el 48 Vid. Periódico Eco de Tunas, 30 de septiembre de 1933.

76

central Delicias hasta Puerto Padre; al llegar la fecha de la marcha se comenzó a concentrar a los obre-ros agrícolas. A pesar de que la Guardia Rural estaba alertada y había tomado medidas, se logró agrupar un número importante de obreros en el central, in-corporándoseles un grupo de obreros industriales.

Después de la marcha César Escalante continuó su labor en la formación de células de la Liga Juvenil Comunista y de comités de huelgas y lucha. El traba-jo en las colonias se facilitó por la disposición de los obreros agrícolas. La lucha reflejó el nivel de organi-zación alcanzado por el movimiento obrero.

A fines de 1933 los obreros de los centrales Delicias y Chaparra se organizaron nuevamente en un sindica-to y presentaron un pliego de demandas a los adminis-tradores. Como respuesta la Compañía cerró los de-partamentos comerciales, hospital, botiquín, y retiró el servicio de la luz eléctrica. Los dirigentes sindicales convocaron una asamblea en el parque de Delicias y de ahí se encaminaron al cuartel para entrevistarse con los administradores refugiados allí. El pueblo res-paldó pacíficamente a sus dirigentes, sin embargo, por la acción de un soldado que disparó contra los traba-jadores resultaron muertos Ernesto Santos y Regino Canelles. Los americanos tuvieron que retirarse del cuartel y buscaron abrigo en un barco del puerto.

El poblado y los centrales quedaron abandona-dos, sin agua ni luz eléctrica. Ante esta situación una comisión fue a La Habana a entrevistarse con Guite-ras, quien decretó la intervención de los centrales mediante la siguiente comunicación:

77

República de Cuba, Secretaría de Guerra y Marina, Ejército. Central Delicias, diez y nueve de diciembre de 1933. Señor al-calde municipal: Señor, de acuerdo con lo dispuesto por el honorable señor secreta-rio de Gobernación, sírvanse incautarse de los ingenios Chaparra y Delicias, así como de los departamentos comerciales del mis-mo, hospital y botiquín debiendo disponer la apertura de los citados departamentos y centro asistencial […] Del cumplimiento de lo anterior deberá dar cuenta por la vía más rápida al honorable señor secretario de Gobernación. De usted respetuosamente, Celestino Arteaga, segundo teniente Escua-drón número dos F. F. número tres de caba-llería, jefe del Escuadrón número cuarenta y dos G. R. Primer Distrito.49

A Arturo González Tejada (alcalde de facto de Puerto Padre), se le asignó la tarea de intervención y administración de los centrales, efectuada el 19 de diciembre de 1933. Para respaldar la nacionalización fueron enviados treinta y nueve soldados del tercio táctico del cuartel Moncada.

La compañía hizo resistencia y ordenó a sus jefes de departamentos en el central que lo abandonaran, lo cercaran con alambre y se marcharan al extranjero; por esta razón los propios trabajadores se encarga-ron de la dirección de los diferentes departamentos. Fulgencio García Catalá se encargó del departamen-49 Vid. María Teresa Aguilera Pérez, ob. cit., p. 61.

78

to de útiles y materiales; Enrique Peña Drich, teléfo-no, y Armando Pérez Castellanos, comercial.

Continuaron las labores del central y se dio em-pleo a algunos obreros, se otorgaron vales para que el departamento comercial diera alimentos a los obreros, quedó establecida la jornada de ocho horas, se crearon tres turnos de trabajo y se formó la Guar-dia Cívica,50 que controlaba los puntos principales del central.

En los últimos días del gobierno de Grau, del 12 al 16 de enero de 1934, fue celebrado legalmente el IV Congreso de la CNOC, nombrado IV Congreso Nacio-nal Obrero de Unidad Sindical. A éste, el más impor-tante evento obrero que Cuba había conocido hasta ese momento, asistieron por Jobabo, Juan Delgado; por el Francisco, Ramón Contreras, Arsenio Yero y otros; y por Delicias, Antonio Góngora, Rafael Gon-zález y Andrés González. En el Congreso se hizo un análisis del trabajo realizado por la CNOC en todos los frentes desde su fundación en 1925.

Otro importante evento que demostró el ascenso del movimiento obrero cubano, fue la III Conferencia del Sindicato Nacional de Obreros de la Industria Azu-carera, celebrada los días 15 y 16 de enero de 1934, en la ciudad de La Habana, asistieron delegados de 103 in-genios, entre ellos se encontraban representados De-

50 Guardia dirigida a defender las conquistas revolucionarias de los trabajadores durante la intervención de los centrales De-licias y Chaparra al frente de la cual se encontraba Alberto Santos, estos contaban con cuarteles y otros locales de tra-bajo. Su composición fundamental era de obreros.

79

licias y Chaparra. En la Conferencia se hizo un balance de las huelgas azucareras desarrolladas en el período de julio a diciembre de 1933 y aunque no dispuso de todos los datos necesarios para ofrecer una estadística exacta, logró cálculos reveladores de las dimensiones que aquellas habían alcanzado. Tuvo un carácter de congreso en unidad y combate, tanto por el número de delegados que participaron en ella y por la representa-tividad de estos, como por los problemas discutidos.

Las Tunas durante el gobierno de Caffery-Batista-MendietaEl 15 de enero de 1934 el gobierno de los ciento veintisiete días fue derrocado mediante un golpe de Estado y el 18 del propio mes asumió el poder el co-ronel Carlos Mendieta Mentofur, dócil instrumento de la embajada yanqui. Se instauró así el Gobierno de Concentración Nacional,51 que significó la vuelta al poder de los sectores más reaccionarios de la bur-guesía del país. El nuevo ejecutivo fue reconocido in-mediatamente por los Estados Unidos.

Este gobierno, en el que aparecía Batista como jefe del Ejército y con cuya complicidad se realizó el 51 Coalición ultra-reaccionaria que comenzó a gobernar el país

desde enero de 1934, donde fueron llamados a formar par-te del gobierno a liberales, conservadores, menocalistas y abecedarios. La jefatura del Ejército quedó en manos de Fulgencio Batista desde el 8 de septiembre de 1933 y como figura determinante a quien consultar todas las medidas gubernamentales el embajador Jefferson Caferry, también se conoce este gobierno en su historia como Mendieta-Caferry-Batista.

80

golpe de Estado, desencadenó a partir de su consti-tución una ofensiva, aún mayor, de represalias contra el movimiento obrero y popular. Se caracterizó por barrer las conquistas alcanzadas durante el gobierno de Guiteras; el 28 de enero de 1934 fue firmado el Decreto Número 28 mediante el cual se derogaba el Número 96 de 1933 y dispuso la devolución de los centrales Delicias y Chaparra y todos los departa-mentos intervenidos durante el gobierno anterior.

Otro ejemplo ilustrativo ocurrió a finales de 1934 en el local del sindicato azucarero en Elia, asaltado por la patronal y un grupo de obreros vendidos a ellos, tras lo cual los dirigentes sindicales fueron acusados sin causa legal alguna y juzgados por el tribunal.

Continuaron las persecuciones y los crímenes. En Jobabo, en marzo de 1934, fue vilmente asesinado por ahorcamiento el líder azucarero Juan Delgado.

En el propio mes de enero, no obstante a la ame-nazadora consigna de Batista de «habrá zafra o habrá sangre», la CNOC en solidaridad con los obreros del ferrocarril norte de Cuba, lanzó un manifiesto dirigi-do a todos los azucareros, especialmente en Oriente y Camagüey, convocándolos a la huelga. La ola de paros no se hizo esperar, se extendió por los centrales y ca-ñaverales de Delicias y Chaparra, también los portua-rios de Cayo Juan Claro, se sumaron. La lucha estaba dirigida contra las grandes compañías explotadoras que preparaban una zafra de terror y hambre respal-daba por el gobierno de Mendieta-Caffery-Batista. Coincidiendo con el 1º de mayo en 1934 se efectuó en Delicias un acto que contó con la participación de obreros industriales, agrícolas y pueblo en general.

81

Para el mes de febrero la ola de huelgas de los azuca-reros se amplió en demanda del cumplimiento de la jornada de ocho horas y del jornal mínimo de un peso. Los participantes fueron atacados por el Gobierno, las manifestaciones de las mujeres de los trabajadores que, como en el central Francisco, protestaban contra la represión, eran disueltas por la Guardia Rural a tiros y planazos.

Estalló en el mes de julio un movimiento huelguís-tico en toda la costa del Guacanayabo, desde Man-zanillo hasta Pilón y en solidaridad con esos obreros, el 12 de julio, se decretó un paro de 24 horas en el central Delicias. Este movimiento fue aplastado, el sindicato fue asaltado por la Guardia Rural y la em-presa dejó sin trabajo a los dirigentes que fueron perseguidos y expulsados del central; entre ellos se encontraban: Leopoldo Nápoles, Miguel García, José Rubio, Rosendo Ballagas, Francisco Simón, Esteban y Miguel Pacheco y Mario Zayas.

Dentro de la oposición revolucionaria desempeñó un papel destacado La Joven Cuba, fundado por An-tonio Guiteras en mayo de 1934; esta organización sostenía la idea de la lucha armada como única vía para derrotar a la reacción y hacer que los revolucio-narios tomaran el poder, postulado que tuvo acogida en diferentes sectores de la población, que se unie-ron a ella por considerar acertados sus objetivos y métodos de lucha.

Victoria de las Tunas organizó varias células, como la dirigida por Juan Antonio Casariego; la llamada cé-lula número siete conformada por Francisco Villoch Leyva, Alberto Carlos Feber Reyes, Dalio Guerra,

82

Isabel Izada Curbelo, Luis Galano Torres y Pedro O. Verdecie Pérez; otra integrada por Monguito Villa-mar, Alfonso Cusidó, Manuel Artime, Mario Guerra y Martiniano Villoch Leyva; en el Comité Local se unie-ron Argelio Pérez Santiesteban, Indalecio Díaz, Ma-nuel Artime López y Mario García, entre otros. Hacia el año 1935 existían treinta y tres hombres y cuatro mujeres que militaban en ella.52

Como parte de los planes de Guiteras, se prepa-raría una expedición en México; de Las Tunas se es-cogieron a Francisco Villoch y Dalio Guerra, ambos de la célula, el resto, por minoría de edad (21 años), debía permanecer en su lugar de residencia para apoyar el desembarco, así como Isabel Izada por su condición de mujer. El fracaso de este proyecto por la muerte de Guiteras, hizo que el movimiento revo-lucionario perdiera fuerza, mientras que el Gobier-no de Concentración Nacional continuó su represión sangrienta, siguieron los asesinatos, persecuciones y las cárceles abarrotadas de presuntos opositores, en el Moncada, durante un promedio de más de dos meses se mantuvo a unos cien presos de Gibara, Holguín y Las Tunas.

Ante la política agresiva del gobierno de Mendie-ta, desde 1934 hubo una nueva alza en la ola huel-guística, que se extendió hasta la histórica huelga de marzo de 1935, convocada por la CNOC, a pesar de no estar creadas todas las condiciones para una ac-52 Asociación política secreta y celular compuesta por jóvenes

profesionales de la clase media que empleaban métodos terroristas durante la lucha contra Machado. Al caer el dic-tador se convirtió en Partido Político ABC.

83

ción de tal naturaleza. El paro abarcó a los centrales Delicias, Manatí, Francisco y la ciudad de Las Tunas, donde se inició por la planta eléctrica; pero fue so-focada de inmediato por la imprudencia de algunos participantes.

En Manatí los obreros se situaron con banderas rojas frente al edificio de la administración; el central Delicias se paró en su totalidad y el Francisco, por en-contrarse en plena zafra, contó con el despliegue de un importante movimiento militar dentro del inge-nio que no permitió manifestaciones de importancia, produciéndose sólo pequeños paros en algunos de-partamentos; no obstante contaron con el apoyo de los maestros de las escuelas del poblado. La huelga fue derrotada y los obreros se vieron precisados a re-gresar al trabajo. A partir de este momento el terror se hizo más intenso, aumentaron las detenciones, los obreros junto con sus familiares fueron expulsados del trabajo y hasta del pueblo como sucedió en De-licias, los sindicatos fueron asaltados, se produjeron amenazas de despido masivo e incluso de muerte.

Batista fortaleció el Ejército y con ello su ya inmen-so poder en el país. Se desarrolló así la más nefasta represión conocida hasta entonces en Cuba, com-binada con la demagogia mediante la cual se anun-ciaron reformas económicas y políticas de las cuales surgió el Plan Trienal, que iba dirigido fundamental-mente a las zonas rurales y contemplaba, entre otras cosas, la construcción de escuelas rurales-cívico-mili-tares. Algunas de estas escuelas se levantaron en los actuales territorios de los municipios de Las Tunas, Amancio, Majibacoa y Puerto Padre.

84

Construyeron nueve de estos centros en Amancio y al igual que en el resto del país, los maestros eran sargentos, el Cuerpo de Inspectores estaba formado por oficiales y dependían directamente del Cuerpo de Cultura del Ejército.

Los primeros comicios después de la caída de Ma-chado se celebraron en 1936; en las elecciones de la Cámara Baja (representantes) resultaron electos por Victoria de las Tunas: Eduardo Zayas González y José A. Cardet Góngora por el CND y por el Partido Liberal, Mateo de las Heras; como alcaldes fueron elegidos por Puerto Padre, Miguel Fernández Peña, y por Vic-toria de las Tunas, Gerardo Plasencia.

La presidencia de la República fue ocupada por Miguel Mariano Gómez, quien más tarde fue desti-tuido ante las presiones ejercidas por Batista. La pre-sidencia entonces fue ocupada por el vicepresidente, coronel Federico Laredo Bru.

Recuperación y organización del movimiento obreroDespués de la huelga de 1935 y dando cumplimien-to a las orientaciones del VII Congreso de la Interna-cional Comunista,53 el Partido Comunista y la CNOC, centraron sus actividades en la reorganización del 53 Durante los meses de julio y agosto de 1935 se efectuó el VII

Congreso de la Internacional Comunista el cual orientó la formación de un frente único de los pueblos y los trabaja-dores contra el fascismo, orientó a los partidos comunistas y a la clase obrera de los países capitalistas a luchar por la constitución de frentes populares que agruparan a todos los sectores progresistas y democráticos a fin de cerrar el paso al avance del fascismo y así derrotarlo.

85

movimiento obrero y para ello se hizo un llamado a los demás partidos y organizaciones, a la lucha en pos de la formación de un frente único y por la li-bertad de los presos políticos, el respeto a los dere-chos democráticos y la celebración de una Asamblea Constituyente, entre otros.

Una de las tareas planteadas por el partido y la CNOC fue la creación de los frentes antifascistas y antimperialistas y para ello era imprescindible la reorganización de los sindicatos. Ejemplo de ello fue el sindicato Unión de Obreros en Jobabo, que se dio a la tarea de formar comités de lucha en función de las conquistas de la clase obrera.

Valiosa ayuda en la reorganización del movimien-to obrero en la actual provincia de Las Tunas prestó Lázaro Peña, quien a finales de la década de los trein-tas visitó los centrales Chaparra y Delicias; y bajo sus orientaciones en 1938 se organizó el movimiento obrero, desapareció el sindicato vendido a la compa-ñía yanqui y nació uno representativo de los trabaja-dores dirigido por los militantes comunistas Reinaldo Martínez, Carlos Cué y Tomás González. Además, en 1937 se fundó el sindicato portuario del Cayo Juan Claro y se eligió a Manuel Díaz García secretario ge-neral y como vice a Orlando Maceo.

Los obreros del central Elia fundaron su sindicato en la finca Ojo de Agua y designaron para secretario general a Manuel Castillo Miranda; esta organización fue proscrita y sus principales dirigentes encarcelados.

En la ciudad de Victoria de las Tunas se creó en 1937 el Comité Municipal del Partido Comunista

86

encabezado por Ángel Murillo Granjel, secretario ge-neral; Víctor Zaldívar, organizador; Liduvino Valera, responsable de los campesinos; y Estrella Hernán-dez, responsable del Frente Femenino.

En marzo de ese año el Partido Comunista de Cuba, ante la imposibilidad de actuar en la legalidad, aprovechó un pequeño partido municipal de poca popularidad (Partido de Unión Revolucionaria), el cual fue inscrito ante el Gobierno de La Habana. Este le permitió impulsar aun más la lucha, lo que se re-flejó en la actividad hacia los campesinos y jóvenes negros.

En consecuencia con lo anterior, en la provincia de Las Tunas se fundaron asociaciones campesinas en Las Arenas y San Joaquín, que se unieron para luchar contra el desalojo. Entre los negros surgieron las de color que se oponían a la discriminación racial. Así se fundó en Jobabo, en la década de los cuarentas, el Club Renacimiento para negros, que vendía bonos para recaudar fondos y enviarlos a los congresistas del Partido Comunista.

Desde finales de 1936 y principios de 1937, orien-tada por la clandestina Liga Juvenil Comunista, nació en Victoria de las Tunas la Hermandad de Jóvenes Cubanos, organización de masas con un programa patriótico y cultural inspirado en el ideario martiano. Esta organización participó en la convención cons-tituyente celebrada en Rancho Boyeros, del 29 de agosto al 3 de septiembre de 1939. En este evento la organización juvenil tunera estuvo representada en la convención por Pedro O. Verdecie Pérez, quien

87

presentó una ponencia sobre los problemas sexuales en los jóvenes cubanos y se discutió lo que deberían ser las bases programáticas de la juventud cubana para que fueran incluidas en la Constitución de la Re-pública, que sería promulgada en 1940.

Las luchas campesinasEn diferentes lugares del país el campesinado libró significativas acciones contra la expresión del latifun-dio y en defensa de su derecho a la tierra.

Para dejar expedito el camino de la expansión del latifundio yanqui, fue dictada por el Gobierno inter-ventor norteamericano del general Wood, primero la Orden Número 34, de febrero de 1902, por me-dio de la cual se liberaban de trabas a la compañía azucarera para el establecimiento de líneas ferro-viarias privadas, y se facilitaba el control de grandes extensiones de tierra del país. Después promulgó la Orden Número 62, con fecha cinco de marzo de 1902, pretextando facilitar la subdivisión de las haciendas comuneras y el paso de nuevos propietarios de aque-llas tierras. Con los años de lucha campesina contra los desalojos y otras injusticias, los casos San Felipe de Uña, en Holguín y el de Virama en Victoria de las Tunas, tuvieron una larga hoja de pelea campesina en defensa de sus legítimos derechos.

Estas dos haciendas comuneras subsistieron como tales, hasta poco después del proceso de demolición de las mismas, la cual se realizó al amparo de la Or-den Número 62 de 1902 y Número 556 de 1907.

En muchas ocasiones no faltaron intentos de des-lindar estas haciendas por geófagos interesados en

88

adjudicarse la propiedad de las tierras. Siempre a cada maniobra latifundista, en ese sentido, se oponía la resistencia valiente de los campesinos.

A pesar de esto, en Virama por ejemplo, la com-pañía del central Jobabo se apropió de más de 200 caballerías y otros latifundistas de varios cientos de esa misma hacienda. Quedaron con tierras unas se-tecientas familias campesinas con sólo 400 caballe-rías de la cifra original de 2 500 del área total.

En Puerto Padre también se manifestó la situa-ción antes mencionada respecto al campesinado. Por ejemplo, en 1943 el terrateniente Pedro Rodríguez Vega, de la zona de Salgacero y Santa María realizó una demanda de desalojo contra treinta y una fa-milias, el juzgado de este municipio falló a favor del colono, pero la reacción de los hombres del campo y de la vanguardia del proletariado se opuso a este hecho. Es así como por gestiones de la dirección sin-dical Unión Revolucionaria Comunista, se logró que el colono firmara un documento en el cual se com-prometió a retirar la demanda, así como facilitó ape-ros de labranza y semillas a las treinta y una familias.

En las colonias aledañas a Vázquez, en 1946 An-tonio Vázquez organizó una «Comisión de Estaca» integrada por más de veinte obreros agrícolas y cam-pesinos de la zona, su misión principal fue la de visi-tar a los colonos desde Macuto hasta Marchant a fin de exigir que se cumplieran las leyes establecidas en los derechos a los trabajadores. Para esta acción se armaron de palos, machetes y enérgicamente con-vencieron a los dueños de tierras a pagar los salarios

89

establecidos. Ante esta situación todos los colonos visitados accedieron a las demandas propuestas.

En el Francisco, las luchas campesinas se iniciaron a fines de 1939 y principios de 1940, en la zona co-nocida como Hato Estero, San José y La Faldiquera del Diablo, la cual abarcaba alrededor de quinien-tas caballerías de tierra realengas donde habitaban muchos campesinos sitieros, estancieros y además obreros cortadores de caña en tiempo de zafra. Estas tierras eran codiciadas desde hacía muchos años por The Francisco Sugar Company perteneciente al gru-po Rionda y dueña del central enclavado en la zona. Con el fin de apoderarse de estas tierras la compañía imperialista recurrió a sucias maniobras judiciales, muy comunes en la época, apoyada por funcionarios del gobierno, por la Guardia Rural y por elementos pro-imperialistas.

La maniobra había comenzado mucho antes de que en la zona se presentaran algunos individuos ale-gando ser herederos de Ramón Rodríguez Labrada, supuesto propietario de las tierras. En uso del dere-cho de herencia, los supuestos sucesores presenta-ron ante el Juzgado Municipal de Santa Cruz del Sur expediente posesorio sobre el dominio de la finca Hato Estero. El documento se presentó en 1935 con el fin de que el juzgado les reconociera el derecho de propiedad de primer grado y otorgado este, dictara un decreto de desalojo a los campesinos que como precaristas la ocupaban. Estos supuestos herederos no eran más que agentes encubiertos de The Fran-cisco Sugar Company.

90

En realidad Ramón Rodríguez Labrada, había sido autor de una maniobra mediante la que se convir-tió en propietario de una extensa área de tierra cuyo dueño fue Salvador Cisneros Betancourt, marqués de Santa Lucía.

Los campesinos de la zona de Hato Estero ya es-taban alertados por el partido sobre las intenciones de la compañía con las tierras que ellos habitaban; ante esto se organizaron y prepararon para la lucha. La información les había llegado por disposición de Dioscórides del Pino, líder del PSP camagüeyano y Románico Cordero, dirigente nacional campesino, apoyados por el doctor Francisco Guillén.

En marzo de 1942 se personaron en la zona los llamados sucesores de Rodríguez Labrada acompa-ñados por dos funcionarios judiciales, por el teniente Miguel Saavedra, jefe del Cuartel Central (este últi-mo tenía cien cabezas de ganado en la zona) y sus soldados, con la propiedad sobre la tierra y la orden de desalojo; así comenzaron largos días de lucha campesina. Las autoridades antes mencionadas de-terminaron entonces sacarlos por la fuerza, ante la negativa de abandonar las tierras y empezaron a sa-car las familias para las guardarrayas y maltratar a los trabajadores de la tierra.

La noticia del inicio del desalojo corrió rápida-mente entre la población del central, los trabajado-res azucareros dirigidos por Amancio Rodríguez se organizaron en apoyo de los campesinos; igual po-sición tomaron los portuarios del Puerto de Guaya-bal. Otros dirigentes de la época como José Caridad

91

Rodríguez, José Oviedo Chacón, Catalino Labastida, Celio Muñoz y Clemencia Cabrera también se pusie-ron en función de lograr el apoyo popular a la lucha de los agrarios.

Para organizar la forma de hacer frente a esta represión se realizó una asamblea de la Asociación Campesina, dirigida por Agustín Zamora, su secreta-rio. Se acordó luchar unidos y enfrentar con todos los medios posibles a los explotadores, solicitando el apoyo del sindicato azucarero del central Francisco. El Secretario General de éste se personó en el lugar y dio su apoyo incondicional a la resistencia. Los líde-res del PSP también se pusieron en función de orien-tar a los campesinos.

Ante la oposición, las autoridades decidieron lle-varlos presos a todos. Rápidamente los dirigentes sin-dicales mediante una llamada telefónica avisaron a la Federación de Trabajadores de Camagüey y a la Aso-ciación Provincial Campesina, que tenía como aboga-do al doctor Francisco Guillén, quien inició el proce-so de representar a los campesinos encarcelados,54 54 Los campesinos encarcelados en los sucesos de Hato Estero

en el central Francisco fueron los siguientes: José Calzada, Cecilio Verrillo, Fulgencio Rondón, Miguel Téllez, Francisco Ávila, Severino Castillo, José l. Zamora (hijo), Edecio Núñez Díaz, Luis Figueredo, Agustín Zamora, Emilio Álvarez, Eduardo Quesada R., Eleuterio Sebasco, Germán Oñate, Carlos Ramos, Edecio Rivero Irsula, Antonio Núñez, Antonio Montes de Oca, Rubén Araujo, Isidro Carrillo, Carlos Reyes, Eddy Núñez, Die-go Peláez, Francisco Padrón, Asterio Sebasco, Armando To-rres, Agustín Peláez, Luís Ladrón de Guevara, Serafín Sebasco, Joaquín Oñate, Carlos Rivero Irsula, Sanilo González, Arenis Villa, Tomás Alonso, Julio Morales, Carlos Urrey y José Jerez.

92

contra los que no se habían formado causa. Este jurista presentó un recurso de Abeas Corpus, dene-gado por el Tribunal de Urgencia sin que la Guardia Rural hiciera acusación alguna.

Ante esta situación la alianza obrera campesina se estrechó. La Federación de Trabajadores de Cama-güey instó a las mujeres a salir a las calles y a buscar recursos para los presos. Por su parte, el sindicato del central también envió recursos a los familiares de los campesinos presos. Así como el presidente de la Federación Nacional Campesina, Romárico Cordero, representante de la Cámara, habló inmediatamente a La Habana. La CTC envió a Camagüey a los doctores Pérez Lamí y Taguasa para que presentaran un nuevo recurso ante el Tribunal Supremo.

El movimiento obrero desarrolló una intensa acti-vidad en solidaridad con la causa del campesinado y su lucha frente a las injusticias.

Este proceso de apoyo a los campesinos, así como la exigencia del desarrollo de un proceso judicial jus-to, fue obra del partido. El grupo de cine del PSP, lle-gó hasta el lugar del desalojo, filmó y fotografió las casas, aún humeantes y buldoceadas, las familias en las guardarrayas con los niños durmiendo en el sue-lo y lactando bajo el quemante sol del trópico. Este testimonio gráfico fue enviado a los principales ór-ganos de prensa del país. El problema campesino de Hato Estero55 se convirtió en un escándalo nacional. El gobierno de Batista, se vio precisado a poner en 55 Cfr. Historia del municipio Amancio Rodríguez por el Equipo

de Historia del PCC.

93

libertad a los campesinos presos y reintegrarlos a sus tierras.

En el central Francisco las luchas campesinas al-canzaron su máxima manifestación hacia la década de los cincuentas. La Asociación Campesina Ade-laida, en abril de 1952, denunció el propósito del monopolio ganadero norteamericano King Ranch que pretendía realizar un desalojo campesino y de obreros agrícolas en masa en zonas próximas al Central.

El poderoso ganadero King Ranch del Estado de Texas en los Estados Unidos, ligado a los intereses de la Francisco Sugar Company, venía acaparando tierras en Cuba para la explotación del ganado Santa Gertrudis.

En asambleas los campesinos plantearon resuel-tamente que no se retiraría la cerca en el lugar don-de, por órdenes de King Ranch, se había hecho una trocha en el monte de marabú, a cuyo efecto unos docientos de ellos se dirigieron al lugar cubriendo nuevamente la trocha con la madera que había sido cortada, impidiendo que se pusiera la cerca.

La Asociación Campesina Adelaida, solicitó el apo-yo en esta enérgica movilización, de los obreros azu-careros organizados y dirigidos por sus sindicatos y los comunistas de esta zona, entre ellos los luchado-res militantes, Teodoro Cuesta y Edesio Núñez Díaz y otros sectores laborales de la provincia, así como el del Centro de Veteranos de Camagüey. Comisiones campesinas visitaron la prensa y la radio de aquella

94

ciudad para denunciar la amenaza de desalojo y em-plazaron con ese fin a las autoridades.

En los actos del 1º de mayo de 1952 en la ciu-dad de Camagüey los hombres y mujeres de Adelai-da desfilaron portando un gran cartelón que decía: «Campesinos Finca Adelaida Amenazados por el King Ranch piden no desalojo de sus tierras», recibiendo el apoyo de los obreros y los campesinos de la pro-vincia para detener la acción del monopolio yanqui.56

Durante el desarrollo de estas luchas, la actual provincia de Las Tunas fue visitada por Romárico Cordero quien estuvo en Vázquez para orientar a los campesinos en sus justas luchas, así apoyó las mani-festaciones de Virama en Jobabo y en el central Fran-cisco. Anteriormente, en la década de los cuarentas, se reunió con los obreros agrícolas y campesinos de Cordero, y Fabio Grobart visitó en dos ocasiones al sindicato de Vázquez, donde sostuvo contacto con dirigentes obreros y campesinos de la zona.

Influencia de la situación internacional y la Segunda Guerra MundialEn esta etapa en Cuba se reflejó la influencia de: la gestión democrática y nacionalista de Lázaro Cárde-nas en México; a partir de 1934, la lucha del pueblo español contra la agresión fascista de 1936 a 1939; y en especial las contradicciones ínter imperialistas, los Estados Unidos de un lado, y Alemania y Japón, del otro. 56 Cfr. Historia del municipio Amancio Rodríguez por el Equipo

de Historia del PCC.

95

Después de la realización de un congreso con-tinental de obreros en México,57 Lázaro Peña en cumplimiento de un compromiso ante este evento, comenzó a elaborar un amplio movimiento para la creación de una organización sindical única para to-dos los trabajadores cubanos.

Así que en el Congreso Nacional, convocado a fi-nal de enero de 1939, en La Habana, se constituyó la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), y como máxi-mo representante fue elegido Lázaro Peña. En este Congreso participaron 1 500 delegados, entre los cuales habían cuatro de la actual provincia tunera: por Delicias y Chaparra, Emilio Osorio, Antonio Coro-nella y Tirso Muñoz, y por el central Francisco, José Caridad Rodríguez.

En 1936 se produjo la agresión fascista al pueblo español, en Cuba como en el resto del mundo, se desarrolló un poderoso movimiento antifascista. El pueblo, siguiendo las orientaciones del Partido Co-munista se dio a la tarea de crear frentes populares, reorganizar y unir sindicatos y a todos los opositores del militarismo y del régimen batistiano.

En el territorio tunero, en solidaridad con el pue-blo español, se realizaron manifestaciones, mítines y actos de masas. En Victoria de las Tunas y Delicias recibieron la visita de Juan Marinello y Salvador García Agüero. En el Francisco se celebró un acto de 57 En septiembre de 1938 se celebró en México el Congreso

Obrero Latinoamericano con el objetivo de crear la Con-federación de Trabajadores de América Latina (CETAL). La Confederación Americana cursó una invitación a los dirigen-tes obreros cubanos, la delegación cubana fue presidida por Lázaro Peña González.

96

masas a finales de 1938 en el antiguo estadio de pe-lota; allí se recaudaron apreciables fondos y produc-tos para engrosar la ayuda monetaria al pueblo espa-ñol. Igualmente se crearon instituciones que tenían como objetivo recaudar dinero, alimentos, impartir conferencias sobre la necesidad de la lucha antifas-cista y reclutar hombres para las filas de las Brigadas Internacionales. Por ejemplo: en Victoria de las Tu-nas se creó el Círculo Español Socialista y la Casa de la Cultura Española, en el Francisco, Delicias y Elia. El territorio aportó tres hombres para las Brigadas In-ternacionales que combatieron en España: José Gui-sao, de Elia; Luis Rubiales Martínez, de Victoria de las Tunas y Miguel Ángel Morel, de Puerto Padre. En todo este gran movimiento de lucha antifascista y de solidaridad con el pueblo español se destacaron los poblados de Victoria de las Tunas, el Francisco, Elia, Manatí, Puerto Padre y Delicias.

En el poblado de Elia se recolectó dinero y otros útiles que se enviaron al pueblo de España a través del círculo Socialista Republicano Español. En Manatí gracias al apoyo decidido y activo de los sindicatos (azucarero, ferroviario, marítimo y carbonero), se celebraron diversos actos públicos rodeados por la Guardia Rural, en los que se lograron recaudar 3 000 pesos para la causa republicana española. De igual manera los obreros del central Francisco (Amancio) a través de mítines políticos acopiaron fondos para similares propósitos.

Esto demuestra las posiciones de solidaridad in-ternacionalista y el antimperialismo de la población desde época tan temprana como la década de los

97

treintas. Con las consignas solidarias y antimperialis-tas se entrelazaban la lucha por la libertad democrá-tica y la celebración de la Asamblea Constituyente en el país.

Bajo la presión del creciente movimiento democrá-tico y la situación internacional expresada anterior-mente y siguiendo la línea del presidente norteameri-cano Franklin Delano Roosevelt, el Gobierno comenzó a poner en práctica un grupo de medidas de carácter democrático, entre las que se incluyeron la amnistía a 4 000 presos políticos, la celebración de la Asam-blea Constituyente y el 13 de septiembre de 1938 se legalizó la actividad del Partido Comunista, una de las más altas conquistas del movimiento revoluciona-rio nacional. En Victoria de las Tunas se comenzó la reorganización del Partido Comunista, legalizándose en Manatí, Puerto Padre y el central Francisco.

De 1939 a 1945 se desarrolló la Segunda Guerra Mundial, acontecimiento de notable repercusión en la economía cubana. Durante los años del conflicto la producción mundial de azúcar descendió en casi diez millones de toneladas. Al igual que durante la ante-rior guerra mundial, Estados Unidos aprovechó esta situación para convertirse en intermediario entre los países exportadores y los consumidores. Por ello de-terminó suspender el Plan de Cuotas Azucareras de 1934 o Ley de Costighan-Jones,58 permitiendo que

58 Ley aprobada por el gobierno de EEUU el 9 de mayo de 1934, lo que aseguraba cuotas fijas de importación para los prin-cipales abastecedores de azúcar del mercado norteameri-cano. .

98

Cuba vendiera sus zafras completas a los monopo-lios norteamericanos, quienes las pagarían a precios prefijados.

No obstante a las desventajas del control azu-carero yanqui, se debe destacar que los años de la Segunda Guerra Mundial y los inmediatos posterio-res a ella, fueron de reanimación y crecimiento de la producción azucarera, con gran demanda y buenos precios, aunque inferiores a los que se hubieran lo-grado en el mercado libre mundial, ventajosos sobre todo si los comparamos con los precedentes desde la década de los veintes (ver tabla Nº 9).

Se refleja la reanimación que experimenta la in-dustria azucarera y cómo la producción se elevó en más de un millón de toneladas y el valor de la zafra se triplicó. Si bien en 1939 la producción del azúcar cu-bano representó solo el 9,39% de la producción, en 1946 fue el 21,83%, o sea, más de una quinta parte. Durante el período 1942-1948 los centrales tuneros, que eran cuatro (Chaparra, Delicias, Jobabo y Ma-natí), cuyo azúcar se cuantificaba por Oriente, pues la producción de Elia y Francisco se cuantificaba por Camagüey, también elevaron su volumen de produc-ción como resultado de la confrontación mundial.

Durante estas siete zafras Oriente produjo 563 314 sacos de azúcar de 325 libras; de ellos los cua-tro centrales tuneros produjeron 13 855 637 para el 24,93%, es decir, la cuarta parte (ver tabla Nº 10).

Las consecuencias de la nueva conflagración mun-dial comenzaron a sentirse en Cuba, tanto en la lucha política e ideológica interna, como en las esferas de

99

la economía como ya se ha explicado anteriormente. Las fuerzas más reaccionarias desataron una histe-ria guerrerista, poniendo el énfasis en el anticomu-nismo y el antisovietismo y contra las conquistas proletarias y sociales que se habían alcanzado has-ta ese momento. Demandaron la implantación del Servicio Militar Obligatorio, persecución contra los que se oponían a la guerra, reajustes económicos en perjuicios de los trabajadores y otras medidas reaccionarias.

A su vez, los grupos trotskistas y otros elementos divisionistas en el seno del movimiento obrero, enca-bezados por Eusebio Mujal, respaldaron la campaña guerrerista del imperialismo yanqui y trataron de uti-lizar la posición de la CTC contra la participación de Cuba en la guerra, y así ganarse algunos dirigentes reformistas.

Muy distinta fue la posición del movimiento obre-ro organizado, desde el inicio de la conflagración, la CTC, las federaciones de industria y la aplastante ma-yoría de los sindicatos, iniciaron la lucha por man-tener a Cuba fuera de la guerra. En una resolución adjunta para su Tercer Congreso Nacional en sep-tiembre de 1940, la CTC planteó un análisis justo so-bre este problema y del objetivo de la guerra para las potencias imperialistas, las conveniencias para los trabajadores cubanos, quedando claro la posición a asumir.

En la provincia de Las Tunas fue apoyada la de-cisión del movimiento sindical cubano; en Puerto Padre el 4 de enero de 1941 en asamblea general de

100

los obreros del sindicato de Delicias acordaron selec-cionar a los obreros Enrique Roque, José Ramón y Dioscórides Martínez para que los representaran en el Comité «Cuba fuera de la guerra imperialista».

Una de las consignas del movimiento obrero a partir de 1935, era la lucha por la celebración de una asamblea constituyente, respaldada por el Par-tido Comunista y las organizaciones democráticas y progresistas del país. Sobre la base de este esfuerzo la Asamblea Constituyente se inició el 9 de febrero de 1940, la cual significó un triunfo del movimiento revolucionario progresista tanto por el hecho de su celebración como por sus resultados. En las eleccio-nes para delegados a la Asamblea Constituyente in-tervinieron todos los partidos políticos del país. Por Victoria de las Tunas resultó delegada María E. Villoch Leyva, representando el Partido Revoluciona-rio Cubano Auténtico.

Desde principio de 1939, o sea paralelamente a la Asamblea Constituyente, comenzaron a prepararse los diferentes partidos para las elecciones generales que se efectuaron en 1940.

El Partido Auténtico dirigido por Ramón Grau San Martín, cuya posición anticomunista había impedi-do el agrupamiento de todos los sectores en un solo bloque electoral, sobre la base de un programa co-mún, terminó por unirse a las elecciones con todos los partidos más reaccionarios de la burguesía. Así surgió el bloque coalición denominado: Pacto de los Cuatro, que estaba formado por el Partido Revolucio-nario Cubano Auténtico, el ABC, Acción Republicana

101

y el Acción Democrática Republicana. Su candidato presidencial fue Grau San Martín.

Por otra parte, se constituyó la Coalición Socialista Democrática que llevaba como candidato presiden-cial a Fulgencio Batista y estaba integrado por los partidos: Liberal, Unión Nacionalista, Conjunto Na-cional Democrático, Nacional Revolucionario y Unión Revolucionaria Comunista. En Las Tunas se iniciaron, al igual que en todo el país, los preparativos para las postulaciones a alcalde, concejales y candidatos pro-vinciales, en correspondencia con las coaliciones que se formaron y la oposición.

La Coalición Socialista Democrática fue forma-da por los partidos y candidatos siguientes: Liberal con Gerardo Plasencia Márquez; Democrático Re-publicano con Faviola de la Cruz Peña; Unión Nacio-nalista con el doctor Heriberto Álvarez Azué; Parti-do Nacional Revolucionario (realista) con Gerardo Plasencia; Conjunto Nacional Democrático con Car-los M. Rodríguez T.; Partido Popular Cubano con Filiberto Peiso Mayo. Por la oposición agrupa-ron: PRC (A) con José Hernández Cruz y la ABC con Gregorio Salgado.

En las elecciones provinciales se obtuvo el si-guiente resultado: en el municipio de Las Tunas salió electo por la Coalición, Gerardo Plasencia Márquez, con 9 819 votos, determinaron en su elección los liberales; en Puerto Padre fue candidato a alcalde Raúl Cabrera del Valle, representativo del Partido Revolucionario Cubano (Auténtico) con 8 227 votos, decidieron en este resultado los integrantes del Par-tido Democrático Republicano.

102

La agresión nazi a la URSS el 22 de junio de 1941, cambió el carácter de la guerra y en torno a la Unión Soviética se agruparon las fuerzas genuinamente democráticas y antifascistas del mundo entero, con la clase obrera a la cabeza. Esto originó un cambio en las posiciones de las diferentes clases y capas de la población cubana ante el conflicto bélico. A partir del 22 de julio no se podía ya sostener la posi-ción de mantener a Cuba fuera de la guerra, ni con-tra el Servicio Militar Obligatorio. Ahora había que apoyar, con todas las fuerzas y medios, la guerra jus-ta contra el enemigo número uno de la humanidad, el fascismo.

El Comité Ejecutivo de la CTC en una reunión am-pliada con los representantes de las más importantes organizaciones obreras del país, declaró inmediata-mente después de la agresión nazi a la URSS lo si-guiente:

La guerra que los imperialistas nazis han desatado contra su pueblo y contra todos los pueblos, con su agresión ahora contra la Unión Soviética, obliga a todos los traba-jadores a manifestar, no sólo sus simpatías con el país del socialismo, sino también su disposición de luchar con entusiasmo y de-cisión por la causa que todos abrazamos, por estimarlo un deber de todos los hom-bres del mundo, de ayudarla a repulsar victoriosamente en la defensa de su terri-torio, del progreso y el futuro de la huma-nidad que simboliza, frente a la invasión de

103

esclavitud, retrogradación y barbarie que el fascismo significa.59

El pueblo tunero se hizo eco de la declaración de la CTC y se manifestó de la siguiente manera: en Manatí, el pueblo, en solidaridad con ese hermano país, cooperó con ayuda monetaria y material, desta-cándose Pascual Cid, Manuel Carracedo Sutel y José Alonquín Iscué, entre otros militantes del Partido; en Victoria de las Tunas el 25 de agosto de 1941 se creó el Comité Antifascista, compuesto por todas las orga-nizaciones políticas progresistas y democráticas de la zona; el 3 de agosto de 1942, en carta enviada al Pre-sidente de la Comisión Local de Reclutamiento, quin-ce integrantes de la Hermandad de Jóvenes Cubanos y de los sindicatos tuneros, solicitaron ser enviados a combatir el fascismo en cualquier parte del mundo; en Puerto Padre se desarrolló una gran campaña an-tifascista en la cual se condenó a Hitler por su actua-ción, para ello desarrollaron verbenas, veladas en los clubes juveniles, se recogió dinero para la URSS en manifestaciones y actos públicos; en la tabaquería el primer tabaco que se torcía era para el soldado rojo.

Funcionaron varios clubes juveniles, Pérez Nápo-les en Delicias; Mella en Chaparra; el club de Puerto Padre, Cayo Juan Claro y Santa María; así como en Vázquez. Los comités hicieron gestiones con la com-pañía norteamericana para que enviara azúcar a la URSS, pero la misma se negó rotundamente. Al frente del Comité Antifascista se encontraba Urbano Roble.59 Manifiesto de los obreros de Jobabo al pueblo en general,

periódico Adelante, 1933.

104

En el antiguo central Elia (actual municipio de Co-lombia), los dirigentes sindicales y miembros del Par-tido Comunista encabezaron el movimiento obrero, desde su posición de vanguardia, en la lucha antifas-cista de estos años, los cuales ya habían demostrado su solidaridad con la república española; patentiza-ron su apoyo a la URSS y a los países del centro y sudeste de Europa que luchaban contra el fascismo.

El Partido Comunista trabajó junto a la dirección sindical para enviar el dinero, medicinas y alimentos en valijas que llegarían por ferrocarril hasta La Ha-bana para de ahí ser enviadas hacia los Frentes Po-pulares Antifascistas de Europa. También se utilizó como muestra de solidaridad el periódico El Inter lo-cal mediante el cual se orientaba a los trabajadores y se hacía un llamado a todas las personas progresistas para cooperar en la lucha antifascista, se organizaron mítines, manifestaciones con propagandas en contra del fascismo.

En los primeros años de la guerra imperialista, la clase obrera cubana enfrentaba con éxito la furiosa ofensiva patronal. Una evidencia de estos éxitos fue el Segundo Congreso de la CTC, celebrado en La Ha-bana entre los días 12 y 16 de diciembre de 1940, en el cual se efectuó un balance de la labor realizada por la Central Obrera en los dos años transcurridos desde su fundación; se valoró la situación que existía en el país y el enfrentamiento de la clase obrera cubana y se plantearon tareas fundamentales que la dirección sindical debía encarar de inmediato. En esta activi-dad participaron como delegados por el sindicato de Delicias Raúl Vigo, Francisco Damas y José Jomarrón.

105

Los gobiernos auténticos. Su manifestación en la regiónEl primero de junio de 1944 se efectuaron elecciones generales en las cuales participó el Partido Socialista Popular como parte de la Coalición Socialista Demo-crática, integrada además, por el Partido Liberal, el Demócrata y ABC, que llevaba como candidato pre-sidencial al doctor Carlos Saladrigas. Los comunistas, como cuatro años atrás, estuvieron ante la disyuntiva de tener que propiciar alianzas tácticas con una de las fuerzas políticas del país.

Una vez más Grau San Martín cerró toda posibi-lidad de acercamiento a los comunistas, lo que se sumaba al carácter ultra reaccionario y falangista del candidato a vicepresidente de la República, Raúl Cárdenas.

La coalición integrada por los partidos Revolucio-nario Cubano (Auténtico), y Republicano, que lleva-ban a Ramón Grau San Martín, logró el triunfo con una elevada votación de un 1 041 822 votos.

Durante este gobierno prevaleció la especulación y la Bolsa Negra, la corrupción administrativa y los grandes escándalos.

En el territorio de Las Tunas, el Partido Revolucio-nario Cubano (Auténtico) logró la Alcaldía en Victoria de las Tunas con José Hernández Cruz y en Puerto Padre con Raúl Cabrera del Valle.

En 1948 llegó al poder Prío Socarrás, el segundo presidente Auténtico, que representó la alianza inte-grada por auténticos y republicanos. En Victoria de las Tunas fue reelecto como alcalde José Hernández Cruz esta vez representando al PPC(O).

106

Durante este gobierno la política económica de los auténticos se caracterizó por el entreguismo y el sometimiento al imperialismo, demostrado en 1948 cuando Cuba quedó adscripta al Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (AGAC) y a Ley de Cuo-tas Azucareras Norteamericana. En 1945 el Congreso cubano aprobó la concertación de un empréstito por 120 000 000 de pesos con el Import and Export Bank, entidad yanqui, con el pretexto de financiar un am-plio plan de obras públicas, facilitando una vez más el asalto al Tesoro Público con los funcionarios del Gobierno.

Incapaz de tomar medidas al enfrentar la cri-sis permanente de la economía cubana Carlos Prío aceptó en 1950 la visita a nuestro país de una co-misión del Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF), entidad bancaria al servicio del im-perialismo norteamericano presidida por el banque-ro Francis Adams Truslow, cuyo objetivo era estudiar la situación económica-social del país y recomendar soluciones pertinentes, una vez reconocida la exis-tencia de graves males en el país la comisión del BIRF dejó como recomendación el denominado Plan Trus-low el cual sugería entre otras cosas:

- Dar plenas facilidades y garantías a la inversión extranjera.

- Proteger y estimular a los empresarios privados, prometiéndoles rebajar libremente los salarios y despedir a los trabajadores cuando estimasen conveniente.

107

- Limitar la actividad de los sindicatos y dejar sin efecto las conquistas sociales plasmadas en la Constitución.En este período de los auténticos, finalizó la

Segunda Guerra Mundial, la cual dejó como resul-tado el surgimiento del Campo Socialista, que sirvió para impulsar la lucha revolucionaria en los países capitalistas y en los países coloniales y dependientes.

En respuesta a esto, Estados Unidos y los gobier-nos imperialistas y reaccionarios vinculados a él por pactos militares, pusieron en práctica la ultra reac-cionaria política de «Guerra Fría».

En América Latina la «Guerra Fría» se manifestó a través de una ofensiva general de los imperialis-tas y las oligarquías nacionales contra los derechos democráticos conquistados por los pueblos y fun-damentalmente contra los partidos comunistas y el movimiento obrero. Los gobiernos títeres de la Cuba neocolonial, por supuesto, cumplieron las órdenes de Washington al pie de la letra. En Cuba se desplegó una intensa campaña para dividir y aplastar al movi-miento obrero.

En la provincia de Las Tunas se manifestó con un recrudecimiento de la represión hacia los dirigentes comunistas y sindicales. Es así como el 20 de octubre de 1948, agentes a sueldo de la Manatí Sugar Com-pany, asesinaron al dirigente campesino Sabino Pupo, en el territorio del central Manatí. En el municipio de Puerto Padre, en 1946 se produjo una huelga que lle-gó a paralizar la planta eléctrica. Las causas principa-les de esta fueron la falta de alimentos que había en

108

el Cayo y el maltrato que recibían los trabajadores, entre otros. Esta huelga cogió tanta fuerza que has-ta el Ejército tuvo que intervenir, apresando a más de cien personas, de ellos trece fueron condenados a seis meses de prisión, entre los que se encontra-ba el secretario general del Sindicato Azucarero, José Jomarrón. Mientras estaban presos los principales dirigentes se desarrollaban las elecciones sindica-les, lo que facilitó que asumiera el poder la dirección Cetekaria,60 lo que afectó el trabajo sindical y el mo-vimiento obrero. Fue un golpe duro para los obreros.

La huelga fue apoyada por los trabajadores de Chaparra, en represalia fueron detenidos los dirigen-tes José Ramón Martínez, Carlos Cué y Ermelindo García quienes junto a los trabajadores de Delicias y el Cayo Juan Claro fueron trasladados al Vivac de Santiago de Cuba donde se efectuó el juicio, siendo sancionados a seis meses de prisión. Inmediatamen-te se produjo la movilización de las masas en contra de esta medida. A ellos se unió la gestión de Jesús Menéndez y Lázaro Peña, así como Juan Taquechel y Ursinio Rojas, dirigentes sindicales de la provincia. Tras largas batallas, los obreros fueron absueltos, aunque la administración como represalia los dejó cesantes, pero la presión de las masas los obligó a que fueran repuestos a sus empleos.60 Seguidores de la CTK organización impuesta por la violencia

fascista a los trabajadores cubanos a partir de 1947, tenien-do como máximo representante a Eusebio Mujal Barniol, quien desarrolló una labor divisionista dentro del movi-miento obrero cubano, fiel servidor al Imperialismo y a la Oligarquía Nacional.

109

En el central Francisco, desde enero de 1947 se comenzó la consumación oficial de la división del movimiento obrero, que a partir de esta fecha se agudizaron las ofensivas patronales y los elementos divisionistas se imponían a los trabajadores, los diri-gentes sindicales mujalistas pretendían asaltar el sin-dicato unitario, que fue el objeto principal durante más de un año. Los trabajadores alentados por sus dirigentes montaban guardia permanente en su local sindical; al frente de esta lucha se encontraba el líder sindical Amancio Rodríguez,61 querido y respetado por todos los trabajadores.

Después del asesinato de Jesús Menéndez en enero de 1948, los obreros del Francisco llevaron a cabo el asalto al sindicato mujalista, destruyéndolo totalmente.

En 1948 a través de las elecciones llegó al poder el segundo gobierno del Partido Auténtico, encabe-zado por Carlos Prío Socarrás. Este partido mediante numerosos fraudes pudo ganar la Alcaldía del muni-cipio Santa Cruz. Fue durante este gobierno que se consiguió la dirección del movimiento obrero de la región.

Mujal y su gente planeaban el asesinato de Aman-cio y para ello enviaron al central Francisco a Rafael González Moreno (Burro), criminal profesional. Este individuo planeó que el crimen se produjera en una asamblea; con ese objetivo los mujalistas convoca-61 Destacado dirigente comunista del Central Francisco el cual

cayó asesinado el 18 de septiembre de 1949 cuando defen-día los intereses de la clase obrera.

110

ron para la tarde del 18 de septiembre de 1949 una asamblea en el local del sindicato con el objetivo de discutir algunas demandas contenidas en el conve-nio de trabajo. Esa tarde, en el local lleno de perso-nas comenzó el desarrollo de la reunión, el mujalista Oscar Pérez Páez haciendo uso de la palabra, lanzó frases provocadoras para referirse en forma ofensi-va sobre la actuación de Amancio, éste pidió la pa-labra, la cual le fue negada, las masas exigieron el derecho de escuchar a su verdadero líder y cuando se disponía a escalar el podio le dispararon desde la presidencia y cayó junto a su compañero José Oviedo Chacón, quien había sido designado para protegerlo. La Guardia Rural estaba preparada para salvar a los asesinos de las masas que se lanzaron inútilmente sobre ellos. Pese a los paros y manifestaciones de los trabajadores en numerosos centrales y a las vigo-rosas protestas, los asesinos fueron exonerados de toda culpa por los tribunales de justicia.

Cultura y educaciónLas sociedades e instituciones fraternales, hacia las décadas de los treintas hasta los cincuentas, conti-nuaran siendo medios importantes en el desarro-llo de la cultura del pueblo tunero. Sobre la década de los cuarentas se organizó la Sociedad Árabe que agrupaba a sirios, jordanos, libaneses y palestinos, los cuales se reunían para tratar asuntos relaciona-dos con la cultura de su país. En su gran mayoría se casaron con cubanos y establecieron aquí sus propias familias, trasmitiéndoles su acervo cultural.

111

En el año 1945 aparece la Sociedad Colonia China, igual que la anterior desarrollaban actividades de mú-sica, charlas culturales y civiles que les permitió com-partir su cultura; fue su primer presidente Alfonso Lee.

Entre las sociedades cívicas fundamentales se encontraban los clubes: Rotario, creado en 1935, lo integraron personas de la pequeña burguesía local (comerciantes, ganaderos, hacendados) y en 1936 se funda el club de Leones; en ambas se desarrollaban diferentes actividades encaminadas a la promoción de la cultura y la historia en la localidad, así como el fomento y apoyo de obras sociales. A pesar de con-tribuir al desarrollo local no se pueden ignorar los in-tereses clasistas y de élite que representaban.

El 20 de febrero de 1945 por iniciativa del alcalde municipal José Hernández Cruz se fundó «Patronato Todo por Tunas», encaminado al desarrollo de obras sociales, como por ejemplo la construcción del pri-mer estadium municipal deportivo.

En este período nacieron en el territorio otras insti-tuciones fraternales tales como las logias Odd-Fellicas, existían de ellas tres en el territorio de Victoria de las Tunas: «Hijas de Oriente 54», surgida en 1940; «Cucalambé 11325», de las Odd-Follows Unidos fun-dada el 7 de mayo de 1944 y la «Fraternidad 79», el 20 de mayo de 1947. En ellas existían bibliotecas para consulta de su membresía y a la vez desarrollaban di-ferentes actividades de promoción cultural, científica e histórica.

Desde 1909 se contaba con un periódico local: el Eco de Tunas de Rafael Zayas González, que recogía

112

en sus páginas el quehacer de la sociedad tunera de la época; sin embargo no se contaba con una biblio-teca pública o privada a la que el pueblo tuviera ac-ceso para satisfacer sus necesidades culturales.

Es significativo destacar que hacia la década de los teintas Manuel Antonio Herrera Martínez se de-dicó a escribir la historia de la ciudad valiéndose de documentos y testimonios que de forma personal y privada se le facilitaban.

La Liga Cultural fundada por los alumnos de la es-cuela de Pura Férnen López, el 20 de enero de 1932 se propuso como primer gran objetivo fundar una biblioteca pública, pero a pesar de los esfuerzos de sus miembros y de su presidente en particular, Pedro Verdecie Pérez, tal empeño no fructificó por la falta de apoyo oficial y el desinterés de las autoridades.

El año 1937 se fundó la Unión de Estudiantes de Tunas cuyo lema fue «por la cultura y el progreso» y se propuso la fundación de una biblioteca y la crea-ción de una Cátedra Popular siguiendo el ejemplo de la Universidad Popular José Martí. Recaudaron cientos de libros y publicaron dos boletines en oc-tubre y noviembre de 1939. En realidad la idea de una biblioteca no fructificó hasta 1940 en que esta misma organización en unidad con la Asociación de Estudiantes de Bachillerato, creó la biblioteca «Cucalambé» con un fondo de casi mil libros, revistas y otros documentos.

La primera biblioteca pública oficial la fundó el go-bierno local ortodoxo de José Hernández Cruz, en un área lateral al Palacio Municipal el 28 de enero de 1951 con el nombre de José Martí.

113

Entre enero y mayo de 1951 nació el Patronato Pro-Arte con la colaboración de Rossano Zamora Paadín, Rafael Carrazana Pérez y otros, para promo-ver la cultura y el arte, y el 10 de junio de este pro-pio año quedó constituido por iniciativa de Alfonso Silvestre y Manuel Fernández González el Comité Gestor de esta organización cultural. La fundación Pro-Arte en Las Tunas se considerara que desem-peñó un rol fundamental en la cultura local, al cual se asociaron los elementos más cultos de aque-lla época, formando el gusto estético y artístico en las diferentes capas sociales, sin distinción de raza o poder adquisitivo y de sus filas surgieron baluar-tes de la cultura nacional tales como: el actor de la televisión cubana Alfonso Silvestre, el escritor Pablo Armando Fernández y profesionales como Nilda Téllez, Bertica Maestre, Nego Licea y otras figuras dignas de encomio.

Esta organización cultural permitió el estreno de una obra teatral del poeta puertopadrense Pablo Armando Fernández, una exposición de dibujo y pin-tura del artista tunero Héctor Hernández Cabrera, consistente en 28 piezas al óleo, plumilla y graba-do, y la institucionalización del premio periodístico Cucalambé, entre otros acontecimientos culturales. Del otorgamiento de este premio se hicieron acree-dores en su primera versión: Gilberto Rodríguez y Manuel Herrera Martínez.

La educación en el territorio hacia la década de los años cincuentas presentaba serias dificultades.

114

El índice de analfabetismo era sumamente alto, tanto que en Victoria de las Tunas aproximadamente de cada cien habitantes setenta y ocho personas no sabían leer ni escribir, y en Puerto Padre el ochenta y seis de cada cien presentaban la misma situación. Realidad que influyó negativamente en el directorio profesional de la población tunera. Realidad que se ilustra de la siguiente manera: de 125 869 habitan-tes, en este período, existían solo veintidós médi-cos, dieciocho abogados, nueve farmacéuticos, trece dentistas, seis pedagogos, tres doctores en Filosofía y Letras, dos ingenieros civiles, dos veterinarios, tres agrimensores, quince procuradores y once contables (ver tabla Nº 11).

El Partido del Pueblo Cubano OrtodoxoEntre las organizaciones políticas progresistas del pe-ríodo de los auténticos, ocupó un lugar destacado el Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo) cuya máxima figura para el pueblo era Eduardo Chibás. Había for-mado parte del Partido Revolucionario Cubano Au-téntico hasta 1946 en que se decidió, junto a otros compañeros, romper con el autenticismo por su trai-ción a los intereses nacionales. En mayo de 1947 fun-dó ese nuevo partido.

En la región de Las Tunas, el 15 de junio de 1947, durante la asamblea efectuada en el teatro Capitolio de Victoria de las Tunas, se fundó el Comité Gestor municipal del Partido Ortodoxo, aprobándose por unanimidad la siguiente declaración de principios:

115

La lucha por el rescate del programa y la doctrina auténtica nos ha conducido a la única salida histórica que teníamos, la cons-titución de un nuevo organismo político.[…] Los partidos políticos, si son verdaderos par-tidos políticos, valen en cuanto representen instrumentos idóneos para la realización de un programa. […] Si el partido llega a ser denominado por una maquinaria que ac-túa solamente por intereses mercenarios, en franca violación de los principios y com-promisos hechos, el partido se convierte en un simple rótulo sin ninguna posibilidad de llevar su rol histórico. Lo que entonces pro-cede es salvar el tesoro de ideales de luchas y de sacrificios del grupo político que siguió lealmente la bandera traicionada. Por eso los únicos responsables de nuestra determi-nación política son los que han traicionado desde el poder el programa y doctrina del autenticismo contemporizando con las peo-res lacras de la política dejándose aplastar por el más desorbitado despositismo ac-tuando sin plan dando golpes contra sus más leales colaboradores.62

En el propio año 1947, de conformidad con el Có-digo Electoral, se procedió a la reorganización de los partidos políticos. La ortodoxia había afiliado en Las 62 Vid. «Síntesis histórica del Partido del Pueblo Cubano Orto-

doxo» de Olga Verdecie, Trabajo de Diploma Escuela Provin-cial del PCC Jesús Suárez Gayol, Las Tunas (inédito).

116

Tunas a 4 335 electores, ocupando el tercer lugar des-pués del Partido Auténtico y del Partido Liberal. Se procedió a la formación de los Comités Ejecutivos de los barrios en el municipio Victoria de las Tunas, así como tres delegados a la Asamblea Municipal, la cual estaba integrada por cuarenta y ocho miembros, quie-nes el 14 de diciembre eligieron el nuevo y definitivo Comité Ejecutivo y los nuevos delegados de la Asam-blea Provincial de Oriente. Igualmente las secciones funcionales quedaron debidamente constituidas.

Eduardo Chibás estuvo en varias ocasiones en Victoria de las Tunas en los años de 1945 a 1949, visi-tando además los municipios de Jobabo y Puerto Pa-dre. En la localidad del antiguo central Francisco se or-ganizó el Partido Ortodoxo en 1949, aunque contaba con simpatizantes desde mucho antes de esta fecha. Este partido en Victoria de las Tunas comenzó a de-fender sus principios en la lucha contra la corrupción político administrativa cuando creó el 31 de octubre de 1949 el Comité de Lucha contra el Empréstito Ex-tranjero, ante el endeudamiento de 200 000 000 de pesos que maquinaba el gobierno de Prío Socarrás.

Dicha intención tuvo la más enérgica repulsa del pueblo cubano y por supuesto de los tuneros, sin im-portar ideologías y tendencias políticas. Se entregó al Comité un manifiesto de protesta, a solicitud del presidente del Partido Ortodoxo en este municipio, el alcalde municipal José Hernández Cruz y Liduvi-no Valera Martínez, presidente del Partido Socialista Popular, en reunión efectuada en los altos del Ayun-tamiento. Se efectuó en acto público, en la Casa de la Cultura y Asistencia Social (calle Maceo y Lico Cruz)

117

y se publicó el manifiesto de protesta en la cual se ex-ponía que dicho empréstito era innecesario, porque el Gobierno poseía ingresos suficientes para cubrir los gastos públicos, si se administraban honradamen-te; que era una negociación espuria, porque aquellos gobernantes no lo hacían con el fin de beneficiar al país, sino por intereses políticos antipatrióticos por-que hipotecaban a la República sometiéndola, más de lo que estaba, al poder nefasto del imperialismo yanqui. Fue firmado por: José Hernández Cruz, pre-sidente del PPC(O); Liduvino Valera Martínez, por el PSP; Recaredo González Agüero, presidente del Parti-do Liberal; Ernesto Reyes Reyes, por el Partido Acción Unitario; Alcides Apontes, presidente de la Juventud Socialista; Clara Hernández Borrero, presidenta de la Federación Democrática de Mujeres; Orencio Jorge, secretario del sindicato de zapateros y Rafael Gonzá-lez, secretario del sindicato de torcedores.

Este partido tuvo una gran popularidad e influen-cia en el pueblo, por sus principios y programas.

El programa del Gobierno municipal del candida-to a la Alcaldía Municipal Sr. José Hernández Cruz, acordado por la Asamblea Municipal del PPC el 12 de marzo de 1950 y suscrito por el presidente José Hernández Cruz; el secretario de correspondencia, Dr. Pedro Verdecie Pérez y el secretario de actas, Rodolfo G. Milán Fuentes, establecía un conjunto de tareas a realizar en el cuatrienio de 1950 a 1954 en asuntos tales como: autonomía, finanzas, obras pú-blicas, beneficencias, cultura, deporte, urbanismo municipal, participación de los barrios rurales y ser-vicios públicos.

118

En el folleto «Hecho y no palabras» (1950), ade-más de publicarse dicho programa, se hacía una información pormenorizada por la administración municipal, así como aportaba datos estadísticos y otros elementos que permitían observar la labor realizada por su primer mandato.

En las elecciones de 1948 salió electo por el PPC(O) José Hernández Cruz como alcalde municipal en las Tunas. En el año 1949 como resultado de la reorgani-zación de los partidos políticos en Oriente, los Comi-tés Ejecutivos de las Asambleas Provinciales fueron objeto de cambios, el alcalde José Hernández Cruz ocupó una vicepresidencia del Partido de Oriente y fueron electos como delegados a la Asamblea Nacio-nal por la provincia, Pedro O. Verdecie Pérez y José Hernández Cruz, Pepillo.

En el periódico Eco de Tunas se evidencia la influencia del PRC Ortodoxo, al demostrar el creci-miento del número de sus afiliados entre los años del 49 al 51 (ver tabla Nº 12).

El golpe de Estado del 10 de MarzoEl 10 de marzo de 1952 se hizo realidad el proyectado golpe de Estado auspiciado por el imperialismo y que encabezó Fulgencio Batista. El gobierno auténtico de Carlos Prío Socarrás fue incapaz de enfrentar aquel levantamiento militar. El profundo carácter antipo-pular que había adquirido el último gobierno tradu-cido en sumisión incondicional a los Estados Unidos en una febril política anticomunista, antiobrera, de corrupción administrativa, de protección al crimen y gangsterismo, hacía imposible que aquel régimen

119

estuviera en condiciones de desatar un movimiento de masa para enfrentar el cuartelazo.

El Gobierno que se había sustentado en una políti-ca de total sometimiento al imperialismo, anteponía sus intereses a los del pueblo. Por ello, el hecho de que la ortodoxia pudiera asumir el poder, constituía una gran preocupación. Prío había manifestado pri-vadamente su intención de evitar el arribo de los or-todoxos al poder y en tal sentido había mantenido conversaciones, aunque infructuosas, con personas de Batista. Esta era la línea de conducta del régimen, ante la realidad de que su candidato Carlos Hevia, perdía por sus posibilidades de éxito, mientras el PCC(O) elevaba con creces cada día sus posibilidades del triunfo electoral.

El Partido Revolucionario Cubano (Auténtico) no se levantó contra el golpe, como una buena expre-sión de la politiquería que permeaba los partidos bur-gueses, le preocupaba sólo la actividad del régimen ante las elecciones, que el golpe dejó truncadas. El grautismo se prestaría a todos los rejuegos politique-ros y en la práctica su «oposición» legal se tradujo en una colaboración con la dictadura de Batista.

Los partidos de la coalición liberal-demócrata que se habían pasado al lado del autenticismo en el proce-so eleccionario, se plegaron rápidamente a la tiranía.

El Partido del Pueblo Cubano Ortodoxo cercano ya a los comicios electorales acaparaba las simpatías de una gran parte del electorado, que lo situaba en con-diciones para obtener el triunfo. No obstante a este apoyo popular, no fue capaz de orientar y encausar a las masas por un acertado camino que diera al traste

120

con el Gobierno de facto que se instaló en el poder. Todo lo contrario, el Partido Ortodoxo se sumó en una insalvable crisis; solo se dedicó a redactar innu-merables documentos y declaraciones en todo el pe-ríodo posterior al golpe. Esta posición correspondía a una táctica típicamente burguesa, el quietismo y la resistencia pasiva lo caracterizaba.

El Partido Socialista Popular que había estado alertando al pueblo sobre el peligro de un golpe de Estado, condenó desde el primer momento el hecho por su denuncia que revistió caracteres muy distin-tos a los realizados por los partidos burgueses. Des-de sus posiciones marxistas desentrañó la verdadera esencia del golpe producido.

En la provincia de Las Tunas esta situación se ma-nifestó de diferentes maneras: en la propia mañana de ese día se reunió una multitud frente al Palacio Municipal, condenando dicha ignominia; inicialmen-te los partidos políticos adoptaron una enérgica acti-tud contra la misma y el propio 10 de marzo se lanzó una hoja suelta del siguiente tenor:

¡Al pueblo! Los abajo firmantes, represen-tativos de todos los partidos políticos exis-tentes en este municipio, con la sola excep-ción del PAU, frente a la desleable traición producida en la madrugada de hoy por el general Fulgencio Batista Zaldívar, querien-do dar un golpe de Estado y traer el caos y desorden en nuestra República, reunidos en sesión conjunta han acordado lo siguiente:1. Que condenan enérgicamente la traición del general Batista por toda la subversiva y

121

antidemócrata que es, queriendo establecer en la Patria un régimen ignominioso, atento río a las libertades democráticas y a la más elemental dignidad del cubano. 2. Que manifiestan su pleno apoyo a la Constitución y a las leyes de la República y exhortan al pueblo a unirse estrechamente en defensa de las instituciones republicanas y de la democracia.3. Que así mismo hacen un cálido llama-miento a las fuerzas armadas del país para que cumplan con su deber en apoyo y de-fensa de la Constitución, las leyes y el prin-cipio democrático de convivencia nacional.«Todos unidos en defensa de la Constitu-ción y las leyes».

Este documento fue escrito por Pelayo Cusidó Torres, Partido Revolucionario Cubano Auténtico; Abilio Cortina, Partido Socialista Popular; doctor Luis Fernández Vidal, Partido de la Cubanidad; José Hernández Cruz, Partido Popular Cubano Ortodoxo; Gilberto E. Rodríguez, Partido Demócrata; Rafael Machado Plat, Partido Republicano; Manuel Garrido Prol, Partido Nacional Cubano y Recaredo González Agüero, Partido Liberal.

Pasados los primeros momentos de la situación, el PPC(O) y el PSP continuaron con una actitud honro-sa, el resto de los partidos se plegó a Batista rápida-mente.

También los jóvenes tuneros manifestaron su con-dena al golpe y cito:

122

«A la juventud de Victoria de las Tunas». Ante el hecho de la miserable traición a la República, perpetrado en la noche de ayer por la despótica figura de Batista, los jóve-nes de los distintos partidos con excepción del PAU hemos acordado en una reunión conjunta lo siguiente: declaramos al lado de institución y de las leyes vigentes, hacer un llamamiento a la juventud en general, para que dentro de la cordura y la serenidad que el momento lo exige, esté alerta para res-ponder presente al reclamo de los intereses patrios, en estos momentos de peligro.63

También se exhorta a que se paralicen todas las actividades comerciales y de cualquier índole y se lancen a las calles en demostraciones populares; y declaran condenar con toda energía la traición de la despótica figura de Batista, atentado a la tranquilidad de la República y de las instituciones legítimamente constituidas por las agrupaciones juveniles represen-tando a los partidos Nacional Cubano, Eduardo Fi-gueredo, Armando Hernández, Jorge Gómez y Pablo Guevara; por el PPC(O) Andrés Ramón, René Verdecia y E. Roberto; por el Auténtico, Pedro Pérez, René Ro-jas, Oscar Guillén y Francisco Matos; por el Liberal Or-lando Pupo y por el Socialista Popular Luis E. Matos.

El Comité Ejecutivo de la Juventud Ortodoxa de Victoria de las Tunas, encabezado por el pensa-miento de José Martí, «Los hombres que no aman a su Patria son hombres de siete meses», hicieron un llamamiento a la juventud ortodoxa y a todos los 63 Vid. Olga Verdecie: ob. cit.

123

ciudadanos amantes de la institución y la libertad, que decía textualmente:

Consciente del momento que vive nuestra República al ser asaltado el poder por los elementos que no han podido justificar la razón que los asisten; pese a ver intenta-do una fórmula leguleyesca, la juventud ortodoxa de Victoria de las Tunas hace un llamamiento a todos los ciudadanos y jóve-nes amantes de la Constitución, la libertad y el decoro para formar junto a nosotros la resistencia cívica que debemos mantener y demostrar a la dictadura de Fulgencio Ba-tista; que después del asalto al poder han calculado las libertades públicas y tratan de restringir hasta el último la libre expresión del pensamiento.Ningún joven que se sienta responsable del bienestar futuro de la Patria, ha de aceptar, como no lo han hecho los jóvenes ortodoxos, ninguna fórmula ni «estatuidos» que no sean el resultado de una consulta popular como lo establece la Carta Mag-na, resultado de nuestra democracia y del mandato del pueblo y que quieren manci-llar las ambiciones y los que tienen delirio de mando y que no sabiendo interpretar los principios patrios y sin contar con el apoyo de las masas, no son más que dictadores. Por tanto, la juventud ortodoxa de Victo-ria de las Tunas cumpliendo su rol histórico hace un llamamiento a todos los jóvenes y

124

ciudadanos que no se someten y que son fieles a la Constitución y a la democracia, para que formemos filas y llevemos a Cuba por el sendero que abrieron nuestros liber-tadores a costa de sus vidas:Martí dijo: «Hay dos grupos: los que fundan y aman, los que odian y destruyen». ¡Abajo la dictadura! ¡Viva la institución y las leyes!64

Entre las manifestaciones en la ciudad a destacar estuvieron la colocación de una ofrenda floral en el busto de José Martí, en desagravio donde se dieron arengas contra el golpe de Estado; un grupo de com-pañeros recorrieron las calles tuneras y tras ellos montaron en un carro una bocina parlante prego-nando: ¡Abajo Batista! ¡Abajo asesinos de Guiteras! ¡Cojamos las armas contra Batista!

En otras partes de la actual provincia, se produ-jeron también hechos que demuestran la inconfor-midad del pueblo contra el golpe, por ejemplo, en el actual municipio de Majibacoa, Maximiliano Ramos, delegado campesino de la colonia Fernando Rionda promovió la acción paralizando las labores de corte y tiro de caña; en Elia, la reacción popular no se hizo esperar, el pueblo se tiró a las calles haciendo ma-nifestaciones en contra del golpe, en el parque de Las Madres se organizó por los trabajadores una gran manifestación en contra de los militares batistianos, el PSP logró organizar a varios obreros para partici-par en combates o mítines efectuados en Camagüey; 64 Vid. Olga Verdecie, ob. cit.

125

en Jobabo la mayoría del pueblo demostró su repul-sa colocando un crespón negro en el busto de Martí; José Regueiro Fernández concejal del Ayuntamiento de las Tunas demostró su rebeldía renunciando al cargo antes de firmar los estatutos redactados por Batista y su camarilla.

En Puerto Padre, los elementos más progresistas de la ortodoxia y los dirigentes del PSP protestaron públicamente, editaron manifiestos que circularon por todo el municipio y se prepararon para respon-der a las orientaciones del mando superior; los au-ténticos utilizaron la emisora radial puertopadrense CMKY para efectuar un radio-mitin de condena al golpe y un llamamiento al pueblo para que se levan-taran en armas, por esta razón el Alcalde dictó una resolución que pretendía incautar la emisora, aun-que sin efecto por gestiones de su propietario. Un carro-parlante recorrió la ciudad arengando al pue-blo a sumarse al repudio popular contra el golpe de Estado. Esta acción fue ejecutada por Ángel Amen-toy, posteriormente oficial del Ejército Rebelde y por Enrique Altura, auténtico, que luego se sumaría a la lucha contra Batista. El Alcalde y los Concejales se re-unieron en sesión extraordinaria Número 245 en la mañana del 25 de abril de 1952, con el propósito de firmar el juramento de la Ley Constitucional o serían destituidos de los cargos que ostentaban, a pesar de haber sido elegidos por elecciones populares. Los Concejales firmaron y juraron, excepto Alejo Tomás López, que explicó su decisión y firmeza ante sus de-beres patrios. El Partido Socialista Popular llamó a los

126

sectores populares a integrar un frente democrático para enfrentar el golpe.

La juventud ortodoxa junto con estudiantes sin experiencia ni guías realizaron manifestaciones pú-blicas de protesta y condena al zarpazo. Los parti-dos tradicionales del CTK se plegaron sumisos a los golpistas, eran incapaces de unir al pueblo, su accionar se caracterizó por la ineptitud y el reblan-decimiento moral de sus dirigentes. Los auténticos que tenían cargos en la Alcaldía Municipal también se sumaron al golpe. El 13 de marzo de 1952 el Alcalde cursó telegrama al Ministerio de Gober-nación ratificándole su disposición de cooperar al buen desenvolvimiento de la administración públi-ca. A la vez comunicaba a ese titular y al Gobernador provincial «que reinaba completa tranquilidad en todo el término municipal», cuando lo cierto era que los ánimos estaban exaltados. Así mismo, ese día, envió telegrama al dictador en los siguientes términos:

Mayor General del Ejército Constitucional:Enviado el acuerdo adoptado por el Con-sistorio municipal adhiriéndose al golpe de Estado.

Otro telegrama con fecha 25 de abril fue enviado al Ministro de Gobernación y al Gobernador provin-cial, donde comunicaba que con excepción del con-cejal Alejo Tomás López el resto de los señores leales han firmado el juramento de la Ley Constitucional.

El pueblo respondió adecuadamente a la farsa servil y esa misma noche un petardo estalló en la

127

residencia del Alcalde municipal lo cual llenó de zozobra a los esbirros. Romero Ayala García, estu-diante de Derecho de la Juventud Ortodoxa fue el autor de esta acción.

Además, existió un grupo de ciudadanos que, independientemente de su filiación política, no se plegaron a Batista negándose a jurar los estatutos constitucionales impuestos tras el golpe de Estado del 10 de marzo de 1952, entre los que encontramos a: Rafael Suárez Hernández (Tunas), Aurelio Montiel Crespo (Manatí), Ibrahín Reyes (Curana), Dra. Argen-tina Núñez Berro (Tunas), José J. Montejo (Puerto de Manatí) y Enrique Carralero (Curana).

Consideraciones finalesLas luchas políticas y las rivalidades entre los diferen-tes partidos y grupos políticos constituye una mani-festación en este período de la realidad del territorio, lo que sin lugar a dudas lleva a que representantes de los movimientos cívicos encabecen diferentes pro-cesos sociales, políticos y culturales en el territorio, cuyos efectos conducen a la toma de una conciencia revolucionaria ante la crítica situación económica, político y social de la región. Surgen y se materializan las explosiones sociales con el propósito de lograr el fin de los inversionistas yanquis y de la burguesía nacional y variar las condiciones de vida de la clase obrera y campesina en Cuba.

128

ANEXOS

Tabla Nº 1Población y ocupación por oficios

Agricultores, pescadores y mineros 4 651Comercio y transporte 291Manufacturas e industrias mecánicas 316Servicios doméstico y personal 485Servicio profesional 31Total de personas con empleo 5 744Sin ocupación lucrativa 14 210De ellos:Menores de edad 10 878Mayores de edad sin empleo 3 332Población en edad laboral neta 9 106

Fuente: Censo de población de 1899, Archivo Histórico de Camagüey.

Tabla Nº 2Población 1899-1919

Censos Habitantes % que Rep. Cuba1899 19 894 1,21907 34 061 1,91919 74 448 2,9

Fuente: Censos de 1899-1907 y 1919.

129

Tabla Nº 3Períodos de los gobiernos municipales

en Las Tunas 1910-1958Años Alcaldes Partidos

1910-1913 Eduardo Vidal Fontaine Liberal1913-1917 Rafael Zayas González Conservador1920-1923 Filiberto Peiso Mayo Liberal1923-1926 Filiberto Peiso Mayo Liberal1926-1933 Eduardo Vidal Fontaine Liberal

1933-1934José Milán Leyva Dr. Ángel Muñoz Rodríguez

1934-1936Tte. Manuel Lorenzo Viamontes Tte. Antonio Oms CampinsTte. Manuel G. Díaz

1936-1940 Gerardo Placencia Márquez Acción Unitaria1940-1944 Gerardo Placencia Márquez Acción Unitaria

1944-1948 José Hernández CruzRevoluciorio

Cubano Auténtico

1948-1952 José Hernández CruzPueblo Cubano

Ortodoxo1952-1958 Ernesto Payés Reyes Acción Unitaria* En los períodos de 1933-1934 y de 1934-1936 no se encontró la información relacionada con la afiliación política.

130

Tabl

a N

º 4(

a)A

sist

enci

a so

cial

e in

stru

cció

n (m

eno

s de

10

año

s)M

unic

ipio

Pobl

ació

n to

tal

Asi

stían

a e

scue

las

No

asis

tían

%Pu

erto

Pad

re15

292

1 19

314

099

92,2

Vict

oria

de

las

Tuna

s11

531

724

10 8

0793

,7

Tabl

a N

º 4(

b)A

sist

enci

a so

cial

e in

stru

cció

n (d

e 10

os

y m

ás)

Mun

icip

ioPo

blac

ión

tota

lA

sistí

an a

es

cuel

asSa

ben

leer

No

sabe

n le

er%

Puer

to P

adre

15 2

921

783

9 64

813

587

88,9

Vict

oria

de

las

Tuna

s22

571

1 06

89

913

11 9

9053

,1

131

Tabl

a N

º 4(

c)A

sist

enci

a so

cial

e in

stru

cció

n (d

e 21

os

y m

ás, n

egro

s y

blan

cos)

Mun

icip

ioTo

tal

Sabe

n le

erN

o sa

ben

leer

%A

cadé

mic

osPr

ofes

iona

les

Blan

cos

Puer

to P

adre

5 34

52

611

2 68

385

1511

Vict

oria

de

las

Tuna

s3

674

2 02

31

536

8428

23N

egro

sPu

erto

Pad

re3

092

462

2 63

088

,5-

1Vi

ctor

ia d

e la

s Tu

nas

4 59

481

43

740

88,2

--

Tabl

a N

º 4(

d)Si

tuac

ión

lab

ora

lM

unic

ipio

Tota

lSi

n oc

upac

ión

% d

e po

blac

ión

labo

ral

Puer

to P

adre

40 3

4627

905

31Vi

ctor

ia d

e la

s Tu

nas

34 1

0222

229

34,5

Fuen

te: C

enso

de

Pobl

ació

n de

191

9. A

rchi

vo H

istó

rico

Est

atal

de

Cam

agüe

y.

132

Tabla Nº 5Producción de azúcar durante los años

de la Primera Guerra Mundial

CentralesAños

1914 1918 1919Francisco 381 346 409 732 584 467Delicias 485 083 651 360 701 768Manatí 135 000 550 000 700 000

Fuentes: Historia de los centrales Amancio Rodríguez y Anto-nio Guiteras; y el Diario de la Marina de 1918.

Tabla Nº 6Niveles de producción y días de zafra

Centrales AñoDías de

zafraProducción en sacos

(250 lb.)

Francisco

19 191 584 46720 151 449 36721 176 443 23222 161 501 601

Manatí

19 203 659 57620 188 487 11021 190 520 52022 208 585 500

Delicias

19 271 105 63520 235 87 20621 234 105 38722 241 157 005

Fuente: Anuario Azucarero.

133

Tabla Nº 7Niveles de producción 1925-1933

AñosDías de molidas

Arrobas molidas

Sacos producidos

1925 81 51 107 932 599 6771926 137 46 470 876 559 4391927 124 45 484 232 503 1101928 96 35 834 574 445 3051929 111 38 223 710 477 8641930 108 43 802 584 550 8141931 66 24 927 886 324 4451932 142 35 851 924 454 6241933 105 28 537 292 351 679

Fuente: Historia del Central Amancio Rodríguez, Colectivo de autores.

Tabla Nº 8Consecuencias de la crisis

para los trabajadores

AñoObreros

laborandoSalario promedio

mensual 1928 2 097 24.60 1931 1 178 15.971933 1 032 13.86

Fuente: Historia del central Manatí.

134

Tabl

a N

º 9

La in

dust

ria

azu

care

ra (1

921-

1948

)

Perío

doIn

geni

os

activ

osD

ías

de

zafr

a

Prod

ucci

ón to

tal

en to

nela

das

(224

0 lb

.)

Prec

ios

ctvo

s. /

lb.

Valo

r tot

al e

stim

ado

de

la z

afra

(en

peso

s)

1921

- 19

2718

312

44

383

887

3,24

315

171

420

193

218

378

2 61

7 26

40,

8755

600

000

1934

- 19

4014

973

3 08

6 35

21,

6811

4 81

4 28

519

42 -

1948

159

994

396

355

3,56

394

057

142

Fuen

te: A

nuar

io A

zuca

rero

de

Cuba

195

7

135

Tabl

a N

º 10

Pro

ducc

ión

en

sac

os

de 3

25 l

ibra

s

Año

Joba

boD

elic

ias

Chap

arra

Man

atíPr

oduc

ción

tota

l de

los

cuat

roPr

oduc

ción

to

tal d

e O

rient

e

% P

rod.

Tun

as

en re

laci

ón

con

Orie

nte

1942

183,

986

631,

224

416,

463

371,

116

1,60

2 78

96,

911

990

23

1943

172,

807

237,

064

306,

854

330,

369

1,04

7 09

45,

697

374

18

1944

216,

960

820,

931

572,

142

580,

044

2,19

0 07

77,

974

971

27

1945

131,

785

554,

122

405,

034

496,

659

1,58

7 60

06,

793

904

23

1946

235,

278

627,

355

438,

976

519,

643

1,82

1 25

27,

690

345

23

1947

318,

305

982,

989

628,

547

865,

744

2,79

5 58

510

,353

089

27

1948

269,

033

954,

159

693,

853

894,

195

2,81

1 24

010

,141

641

27Fu

ente

: Anu

ario

Azu

care

ro d

e Cu

ba 1

957.

136

Tabl

a N

º 11

Pobl

ació

n d

e 10

os

y m

ás

Mun

icip

ioPo

blac

ión

Urb

ana

Rura

l%

de

anal

fabe

tism

o

en la

pob

laci

ónTo

tal

Alfa

beto

sA

nalfa

beto

sTo

tal

Alfa

beto

sA

nalfa

beto

sTo

tal

Urb

ana

Rura

lPu

erto

Pad

re2

737

988

1 74

97

784

1 28

06

454

78,3

63

,983

,4

Vict

oria

de

las

Tuna

s3

182

996

2 18

611

937

1 09

410

843

86,2

68,7

90,8

Fuen

te: C

enso

de

pobl

ació

n de

195

3.

137

Tabla Nº 12Partidos políticos

Partido Político Año 1949 Año 1951 Menos MásPRC (Auténtico) 10 592 9 403 1 189 -Liberal 8 039 4 829 3 210 -

PPC(O)5 395 9 224 - 3 829

Republicano 3 589 1 500 2 256 -Democrático 1 615 1 320 259 -PSP 1 897 933 964 -PAU 1 483 3 447 - 1 964PNC - 2 256 - -De la Cubanidad - 365 - -

Fuente: Periódico Eco de Tunas, Rafael Zayas González, 24 de octubre de 1951.

138

BIBLIOGRAFÍA

Armas, Ramón y otros: Los Partidos Políticos en Cuba Neocolonial 1899-1952, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1971.

Cuba Censo de 1899: Informe sobre el Censo de Cuba 1899, Traducido del inglés por F. L. Joannini, Imprenta del Gobierno, Washington, 1900.

1907: Oficina del Censo de los Estados Unidos: Censo de la República de Cuba. 1907, Washington, 1908.

1919: Censo de la República de Cuba, Año de 1919, Maza, Arroyo y Caso, 1921.

1931: Memorias inéditas del Censo de 1931, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1978.

1946: Memorias del Censo Agrícola Nacional de 1946-1951, P. Fernández y Cía. S. En C. Hospital número 619, La Habana.

Boletín de Información Bibliográfica Nº 1 y 2, 1977, La Ha-bana Departamento de Educación Interna del CC del PCC de mayo a junio de 1977.

Tellería Toca, Evelio: Los Congresos Obreros en Cuba, La Habana, Editorial Arte y Literatura, 1979.

Instituto de Historia del Movimiento Comunista y de la Revolución: Historia del Movimiento Obrero Cubano 1865-1958, Editorial Política, tomos 1 y 2, 1985.

Instituto de Historia del Movimiento Comunista y de la Revolución Socialista: Historia del Movimiento Obrero Cubano Documentos y Artículos, La Habana, Editora Política, 1975.

Le Riverend, Julio: Historia Económica de Cuba, La Haba-na, Editorial Pueblo y Educación, 1979.

139

Martínez Vaillant, Facundo: El antiguo central Francis-co, La Habana, Comisión de Orientación Revoluciona-ria del PCC, 1972.

Pino Santos, Oscar: El asalto a Cuba por la Oligarquía Financiera, La Habana, Editorial Casa de las Américas, 1973.

Rodríguez O., Eugenio: «Tunas de ayer y de hoy», Victo-ria de las Tunas, 1951.

Galano Torres, Luis: Las Tunas, Expediente del 1 al 6, Fondo Personal.

Plasencia Márquez, Gerardo: Las Tunas, Fondo Gobier-no Municipal, Legajo 1, Expediente 35.

Hernández Cruz, José: Las Tunas, Fondo Gobierno Muni-cipal, Legajo 1, Expediente 36, 37 y 38.

Payés León, Ernesto: Las Tunas, Fondo Gobierno Munici-pal, Legajo 2, Expediente 39.

Periódico Diario de La Marina, 1918, Archivo Histórico Provincial.

Veloso y Serrano, José A.: Fondo, Protocolo Notarial, Escritura, Las Tunas, Nº 21-44, 1933.

ÍNDICE

PRESENTACIÓN / 7

CAPÍTULO I LAS TUNAS DURANTE LA OCUPACIÓN NORTEAMERICANA / 9

Estado general del territorio al concluir la guerra de 1895 a 1898 / 9Inicio de las inversiones norteamericanas / 12

CAPITULO II LAS TUNAS ENTRE 1902 Y LA CAÍDA DEL MACHADATO. PANORAMA ECONÓMICO, POLÍTICO Y SOCIAL DEL TERRITORIO / 18

Penetración del capital extranjero en la región / 18 La restitución del municipio Victoria de las Tunas / 26Panorama social / 32El movimiento obrero / 33Fundación de Confederación Nacional Obrero de Cuba / 37 Repercusión de la Primera Guerra Mundial / 42 Cultura / 44 Repercusión de las crisis económicas en la etapa / 46 Oposición burguesa al machadato / 52El guiterismo en Las Tunas / 57La huelga general en la región / 63

CAPITULO III LUCHA DE CLASES DESPUÉS DE LA CAÍDA DE MACHADO / 67

Enfrentamientos y acciones después de la caída de Machado / 68

Las Tunas durantes el Gobierno de Caffery-Batista -Mendieta / 79Recuperación y organización del movimiento obrero / 84Las luchas campesinas / 87Influencia de la situación internacional y la Segunda Guerra Mundial / 94Los gobiernos auténticos. Su manifestación en la región / 105Cultura y educación / 110 El Partido del Pueblo Cubano Ortodoxo / 114El golpe de Estado del 10 de Marzo / 118ANEXOS / 128BIBLIOGAFÍA / 138

LIBRERÍAS DEL PAÍS DONDE PUEDEN ADQUIRIRSE LOS LIBROS DE LA RISO

Viet Nam HeroicoCalle Martí, Nº 49, e/ Gerardo Medina y Recreo, Pinar del Río.Tel.: 0-48-758035

Punto y comaAve 41, s/n, e/ 56 y 58, San Antonio de los Baños, Habana. Tel.: 0-47-383271

Ateneo CervantesCalle Bernaza, Nº 9 esq. a Obispo, Habana Vieja, Ciudad de La Habana.Tel.: 862-2580

El AteneoCalle Línea, Nº 1057, e/ 12 y 14, Vedado, Ciudad de La Habana. Tel.: 833-9609

Viet NamCalle Medio, s/n, esq. Callejón, Sacristía, Matanzas. Tel.: 0-45-244782

La Concha de VenusCalle Céspedes, Nº 551, esq. Coronel Verdugo, Cárdenas, Matanzas. Tel.: 0-45-379496

Pepe MedinaCalle Colón Nº 402, e/ Gloria y Mujica, Santa Clara, Villa Clara. Tel.: 0-42-205965

Dionisio San RománAve 54 Nº 3526, e/ 35 y 37, Cienfuegos. Tel.: 0-43-525592

Julio Antonio MellaCalle Independencia Nº 67, e/ Callejón del Cero y Ave. De los Mártires, Sancti Spíritus. Tel.: 0-41-324716

Juan Antonio MárquezCalle Independencia Nº 15 e/ Simón Reyes y José María Agramante, Ciego de Ávila. Tel.: 0-33-222788

Mariana GrajalesCalle República, Nº 300 e/ San Esteban y Finlay, Camagüey.Tel.: 0-32-292390

Viet NamCalle República, Nº 416 e/ San Martín y Correa, Camagüey.Tel.: 0-32-292189

Fulgencio OrozCalle Colón, Nº 151, esq. Francisco Vega, Las Tunas.Tel.: 0-31-371611

Ateneo Villena BotevCalle Frexes, Nº 151, esq. Máximo Gómez, Holguín.Tel.: 0-24-427681

Ateneo Silvestre de BalboaCalle General García, Nº 9, e/ Canducha Figueredo y Antonio Maceo, Bayamo, Granma. Tel.: 0-23-424631

La Edad de OroCalle José Martí, Nº 242 esq. Antonio Maceo, Manzanillo, Granma.Tel.: 0-23-573055

Amado Ramón SánchezCalle José Antonio Saco, Nº 356 e/ Carnicería y San Félix, Santiago de Cuba. Tel.: 0-22-624264

ÑancahuasuCalle Paseo, Nº 555, e/ Luz Caballero y Carlos Manuel de Céspedes, Guantánamo. Tel.: 0-21-328063

Frank PaísCalle José Martí, s/n, esq. 22, Nueva Gerona, Isla de la Juventud.Tel.: 0-46-323268

Impreso en RISOGRAPH en mayo de 2010. Esta edición consta de 500 ejemplares.

Centro Provincial del Libro y la Literatura.Las Tunas, Cuba.