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Portada E N E R O - F E B R E R O 2 0 0 6 El Personaje El Personaje Don Antonio Marcial García González Don Antonio Marcial García González Ondas Deportivas Ondas Deportivas Alejo Fuentes Guerra Alejo Fuentes Guerra 19 3 er AÑO Foto Portada: Vista de Guajara desde Tafetana

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Revista Cultural La Tajea fruto de La Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de San Miguel de Abona

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PortadaE

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El PersonajeEl PersonajeDon Antonio Marcial García GonzálezDon Antonio Marcial García González

Ondas DeportivasOndas DeportivasAlejo Fuentes GuerraAlejo Fuentes Guerra

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El Rincón

Detalle: Monte Cho Pancho

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EEdita:

Ilustre Ayto. de San Miguel de Abona

Ctra. a Los Abrigos, 30 - 38620

web: www.sanmigueldeabona.org

e-mail: [email protected]

Dirección y coordinación:

Concejalía de Cultura

Diseño e impresión:

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TF 937/2002

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nes y los criterios expresados por sus colaboradores.

Todos los derechos reservados. Esta publicación

no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte,

ni registrada en, o transmitida por, un sistema de

recuperación de información, en ninguna forma

y por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico,

electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia,

o cualquier otro, sin permiso previo por escrito de la

editorial (Concejalía de Cultura).»

EJEMPLAR GRATUITO

Introducción

Valentín E. González Évora - Tte. Alcalde y Concejal de Cultura

El Espíritu de mi Trompo

Clemente Feo Feo

El Personaje: D. Antonio Marcial García González

Esther Marrero León

Recuerdos de mi niñez. Cualquier día

José Guadalupe

Tenerife es una isla Surrealista. Centenario de Óscar Domínguez

Montserrat Alonso Díaz

Peleas con la Azada

Clemente Feo Feo

Un Paseo por la Biblioteca Municipal

D. Basilio Delgado y Rodríguez

Octavio Rodríguez Delgado

El Trotamundos

Marian Tur Iglesias

Efemérides del sur (VI)

Fernando Sanz Sanz

El Sonido del Silencio

Francisco Javier González Méndez

Ondas Deportivas

Álvaro Toledo

La Muerte. Una alternativa ante la esclavitud en el mundo aborigen

Jesús Agomar González Guillama

Comentarios

FotoNoticia

Coleccionable de Cocina

Umberto Marinoni Lapini

Coleccionable de Alfarería

Pedro Benítez Reyes

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IntrodIntroduuccccióniónIlustre Ayuntamiento de San Miguel de Abona - Enero/Febrero 2006

Valentín E. González Évora1er Teniente de Alcalde y Concejal de Cultura

Con el inicio de un nuevo año, la Revista Cultural La Tajea sale de nuevo a la calle con nuevas ilusiones y sobre todo con renovadas fuerzas para llegar a las

manos de nuestros fieles lectores, todo ello con el compromiso y la responsabilidad de estar a la altura de las expectativas creadas. Con el trabajo incansable de nuestros colaboradores es posible ese pequeño milagro que cada dos meses conse-guimos, que no es otro que el de intentar conse-guir aquellos contenidos y aquellas historias de nuestro entorno más cercano y que han marcado nuestra propia realidad. Todo ello se nos presenta de una forma natural; casi sin darnos cuenta nos vemos envuelto en esa amplia realidad que lla-mamos San Miguel de Abona y sus gentes.

Este número de La Tajea nos sorprende en esta edición, con el protagonismo de muchos „nom-bres propios‰ que han marcado y han definido la historia de nuestro Pueblo. Será a través del relato de la vida de „El personaje‰, Don Mar-cial García, cuando descubriremos de una forma ejemplar la trayectoria de una persona integra, difícilmente imitable, tanto por la labor desarro-llada en el ámbito de la función pública, como en el ámbito personal, tremendamente familiar y entrañable para con los suyos. En el ámbito deportivo, redescubrimos la vida de Don Alejo Fuentes, un „sanmiguelero‰ que en el ámbito del fútbol en nuestro Pueblo ha conseguido todas las metas alcanzables, ejemplo de entrega, serie-dad y deportividad dentro y fuera del campo de juego. Esta edición de La Tajea, nos trae otro de esos personajes, que ha pesar del tiempo trans-currido han dejado huella no sólo en la tierra que lo vio nacer sino allí donde realizó su labor pastoral, hablamos del párroco Basilio Delgado Rodríguez (1837.-1904). También haremos una aproximación, con ocasión del primer centenario del nacimiento de Łscar Domínguez, a través de la mirada surrealista de nuestra Isla, y que de una forma tan personal y singular hizo, identi-ficándola como una tierra de dragos, paisajes lunares, mares de nubes⁄

Asimismo, La Tajea no se olvida de las histo-rias llenas de ternura, de recuerdos que nos lleva en ocasiones a la infancia de nuestros colabora-

dores y en otras a la nuestra propia. Me refiero especialmente a aquella que nos trae recuerdos de los trompos o torneras y de „liña en mano, a bailarlo a la calle para exhibir las habilida-des y participar en los juegos colectivos‰. O a los recuerdos de la niñez que José Guadalupe nos relata con sabor a merienda de „bocadillo de mantequilla y azúcar‰ y siempre a través de la compañía inseparable de su viejo transistor con el que la noche despedía un día cualquiera. Mientras tanto, „El trotamundos‰ hace un reco-rrido con cierta nostalgia contenida de estos últimos años trascurridos por aquellos lugares que marcaron el itinerario programado y que en cierta medida siguen marcando otros aún no alcanzados, a través de la extensa geografía que nos rodea. Lugares que en otras ocasiones, se identificaron con los personajes y las tierras del sur como se acogen en „Las efemérides del Sur‰. Pero todos estos recuerdos de nuestra infancia sólo son rotos con el sonido de las campanas de la Iglesia Matriz, el tañido del bronce nos con-vocaba con su peculiar lenguaje al alba, a la fiesta, al duelo, a la oración⁄ mientras tanto, las dos torres permanecían de testigo de la historia de todo un pueblo. O en otras ocasiones narra-mos la sobrecogedora y breve historia de un valiente bimbache, cuya leyenda la ubicamos en El Hierro en tiempo de la conquista de la isla.

Finalmente, La Tajea no quiere despedirse sin atraer su atención sobre otros apartados de nues-tra revista, que a través de las secciones y colec-cionables habituales, completan el contenido de esta nueva edición: FotoNoticias, El Cocinar es un Arte, Alfarería Tradicional de San Miguel de Abona, Un paseo por la Biblioteca Municipal⁄

Sólo cabe despedirnos, no sin antes de agra-decer la acogida que cada edición tiene La Tajea dentro y fuera de nuestra isla. Una publica-ción que está elaborada por todos, por aquellos que colaboran y hacen posible cada número de la revista de una forma activa con la publicación de sus trabajos y artículos y aquellos otros que con su acogida y aliento nos ayudan a seguir adelante en esta historia que se escribe en cada número y que pronto hará su cuarto aniversario. A todos, gracias por su confianza.

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¿Sabía que...?Ilustre Ayuntamiento de San Miguel de Abona - Enero/Febrero 2006

El Espíritu de mi TrompoAl escribir la pa-

labra espíritu, me acordé de mi abuela, que al

alcohol de farmacia lo lla-maba espíritu, ya que es la esencia sacada del vino. Y uso la misma palabra, no porque maree y nos haga como que las cosas dan vueltas cuando abusamos de él, sino porque mi trom-po tenía esa esencia invisi-ble, común a todos los cuer-pos que giran.

Cada año, aparecía la época del trompo, lo sacá-bamos del cajón o comprá-bamos uno nuevo y, liña en

mano, a bailarlo a la calle para exhibir las habilidades y participar en los juegos colectivos.

Por los años cuarenta, en San Miguel, era un jue-go de chicos. Lo primero que se hacía era cambiarle la púa roma, que traía de

fábrica, por la punta de un clavo grande, grueso y puntiagudo para hacer más daño a los trompos de los otros jugadores, cuando, bailándolo, había que sa-car a puyazos el trompo de

uno de ellos del círcu-lo marcado

en el sue-

lo, o cuando, más agresiva-mente, con el cordón cogi-do por sus extremos y con el trompo trabado a su mitad, colgando detrás del brazo, se le catapultaba contra el trompo del que por suerte o fallo le tocaba ponerlo en el majadero.

También se le llamaba tornera, no sé si por dar vueltas o por que se usa un torno para hacerlo, lo cierto es que su forma cónica per-mite conseguir que la cuer-da lo haga girar cada vez más rápido, manteniendo hasta el final la tensión ori-ginada por el propio peso del trompo, ya que empieza a desliarse por la parte más gruesa donde es mayor la longitud del hilo que da la

vuelta, siguiendo con lon-gitudes de cuerda por vueltas cada vez más pequeñas.

Cuando al bailar-lo resultaba saltarín y corredor decíamos que estaba „carre-tero‰ y, para reme-diarlo, hacíamos la operación que hace la máquina que contra-pesa las ruedas de los coches: „hacer que el

centro de gravedad esté en el eje de giro‰. Pero no usábamos plomos, sino que valiéndonos de

una grieta en las piedras o en la madera, torcíamos la púa hasta conseguir, a base de pruebas, que bai-lara „serenito‰ y, cuando lo recogíamos en la mano, bailándolo en el aire, con riesgo para los ojos y cris-tales, estaba „liviano como una paja o una pluma‰.

Entusiasmado tratan-do de describir los juegos que hacíamos con el trom-po, casi se me pasa lo de

su espíritu, que está en to-dos los cuerpos que giran y que hace que la Tierra, que también gira, en su re-corrido sideral no vaya a trompicones y el Sol salga y se ponga siempre por los mismos lados.

Este espíritu no se ve, pero, con una rueda de bicicleta en las manos, po-niéndonos en una plata-forma fácilmente giratoria como las que hay en los parques infantiles o en el Museo de las Ciencias, que está en la Curva de Gra-cia en La Laguna, se pue-de sentir físicamente. Así puestos en la plataforma con la rueda girando entre las manos, sujeta por el eje, al variar la dirección del eje de la rueda, aparece una fuerza misteriosa para evitar el cambio de direc-ción, que nos gira sobre la plataforma. Esta fuerza, que trata de conservar la dirección del eje de giro, es lo que hace: que nuestro trompo mientras está giran-do permanezca de pie; que al diábolo, después de lan-zado hacia arriba, se reci-ba no de cualquier manera sino con el eje en posición horizontal y que con sólo ladear mi aro, empujado por un alambre en forma de 7, diera la curva al igual que lo hacen ciclistas y mo-toristas.

Para que lo escrito sea algo más que un recuerdo, hemos de ponderar que nuestro trompo está en la familia del sofisticado gi-róscopo, de la brújula gi-roscópica, del piloto auto-mático de aviones y hasta de la bala que el ánima del cañón hace girar, así como, que los niños terminan co-nociendo tan bien a sus ju-guetes, que, aún sin saber-lo, son capaces de sacar el mejor rendimiento de ellos, ya sea apretando teclas con el pulgar o bailando el trompo.

Clemente Feo Feo

Cada año, aparecía la época del trompo, lo sacábamos del cajón o comprábamos uno nuevo y, liña en mano, a bailarlo

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Ilustre Ayuntamiento de San Miguel de Abona - Enero/Febrero 2006

El PersonajeD. Antonio Marcial García González

–Buenos días, Don Marcial!

Sin embargo, D. Marcial, como todo el mundo le conoce, nos cuenta que aún así tenía la suerte de vivir cerca de un co-

legio de monjas, concretamente en los bajos del colegio, por lo que alguna que otra vez, sus padres confiaron en éstas para que pasara las noches en el mismo. Quizás sea en esta época cuando se empieza a notar la entra-da en la adolescencia, y con catorce o quince años, en alguna que otra oca-sión los chicos tenían que atravesar el patio de este colegio para llegar hasta el granero o el depósito de frutas, tro-pezándose con las monjas, la madre superiora⁄ y alguna que otra chica de las que venían de Güímar y se en-contraban internas, a las que hacían mínimas perrerías, „sin malas ideas⁄ sino la juventud de aquella época‰.

Entre los días de trabajo y ausen-cias a la escuela, recuerda su infancia feliz pues, aunque el noventa y nueve por ciento de su tiempo lo pasase tra-bajando, siempre había tiempo para los buenos momentos con la familia en el campo, donde nunca existieron los malos humores. Manteniendo, por otro lado grandes recuerdos de D. José Sánchez, el que fuera maestro de la época o D. Emilio Marrero, existien-do la curiosa paradoja de que cuando cabía la posibilidad de ir un solo día a clase debían estar dispuestos a reci-bir más de un coscorrón por todos los anteriormente faltados.

Habla D. Marcial de los bailes en El Frontón, en el Casino, o en el paraje de Las Monjas, en Atogo (este último se aprovechaba cuando coincidía con alguna jornada laboral en la costa); de los momentos en los que se iba a coger cochinilla en El Gorón, „cuando todavía había pencas en El Gorón‰, cargándo-

se un cestita al hombro para llevarla hasta El Valle y poder venderla.

Llega el año 64 y su vida cambia. D. Marcial entra a formar parte de la Policía Municipal de San Miguel de Abona por unos anuncios que se en-contraban pegados en alguna que otra

esquina del pueblo. Aconsejado por un amigo puso la solicitud y cuál sería su sorpresa que fue admitido, llegando a estar contratado en sustitución de D. Ezequiel González. No se puede ha-blar de una sola labor como policía del municipio, pues contando éste en aquel

Esther Marrero León

Antonio Marcial García González, nace en San Miguel de Abona el 30 de junio de 1937, como dice él „soy de la gue-rra‰. Pertenece a una familia humilde de agricultores que pasaban el día entero trabajando sus terrenos sin que, por este motivo, hubiese tiempo para ir a la escuela, ya que las necesidades económicas de la época así lo establecían. El

campo no estaba en el entorno escolar; al contrario, se en-contraba a las afueras del pueblo, por lo que si se necesita-ba recolectar allí estaba él con sus padres; si se necesitaba sembrar, allí estaba él con sus padres; si se necesitaba tri-llar o ir a la costa, allí estaba él con sus padres...: la fruta, la papa, la trilla... œcuándo había tiempo para ir a la escuela?

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Ilustre Ayuntamiento de San Miguel de Abona - Enero/Febrero 2006

entonces, con unos 4.000 habitantes (a los que conocía perfectamente, uno a uno, dicho sea de paso), las funciones del policía pasaban, además de velar por la seguridad del vecino, por ser agente judicial, por buscar a los milita-res que fuesen a entrar en Quinta, co-tejarlos y medirlos; leer contadores, ha-cer recibos, cobrar el agua; controlar obras del Ayuntamiento, como la am-pliación del cementerio o la ampliación del colegio público, haciendo las veces de encargado de suministro, listero y pagador. Si se tenía que dar cuerda al reloj de la plaza, ahí estaba Marcial, si se tenía que levantar una pared de tosca gorda, Marcial pedía el material, si se tenía que hacer notificaciones se hacía, y si la fiesta del pueblo duraba catorce días, la policía municipal esta-ba en la gincana, en el baile y en todo lo que hiciera necesario.

Salía de su casa a las ocho y me-dia de la mañana, y en muchas oca-siones utilizaba el escaso tiempo que le quedaba al mediodía para acudir a los terrenos de la familia y colaborar todavía con sus padres en la dura fae-na agrícola para, rápidamente, darse una ducha en casa y, nuevamente, po-nerse el uniforme para continuar con la jornada laboral hasta no antes de las once o doce de la noche. Incluso, en ciertas ocasiones, llegó a uniformarse en el propio campo.

Todas estas „anécdotas‰ nos traen muy buenos recuerdos en boca de nuestro personaje, sin embargo, no siempre fueron momentos felices en su quehacer cotidiano, pues en más de una ocasión, por encima del policía municipal destacó el Marcial persona, y en muchísimas situaciones, su actitud para con los vecinos de este pueblo tuvo que ser la de mediador y conse-jero, llegando a arreglar de la mejor manera posible momentos conflictivos en la vida de unos cuantos matrimonios o dando lecciones de buen comporta-miento a los más chicos cuando se en-zarzaban en alguna pelea a la salida del colegio (incluso a sus propios pa-dres); o acompañando en más de una ocasión a Sito, el practicante, en sus múltiples asistencias de urgencia.

Recuerda con cariño, entre otros, a compañeros de profesión como D. Ezequiel González o D. Luis Díaz, con quienes compartió buenos y malos momentos en la vida diaria de este pueblo, haciendo mención a aquellos otros que, aunque ejerciendo labores más administrativas, también forma-ron parte de la vida profesional de D. Marcial, como D… Sofía Hernández, D… Soledad Delgado, D. Benito Rodrí-guez y sobre todo, su tan querida y apreciada D… Maruca González Gal-ván, con la que nunca se cansó de aprender y a la que nombra con gran

cariño en sus palabras: „Maruca era consejera y amiga, entre sus múltiples cualidades‰. De igual manera, duran-te este recorrido por los nombres y rostros de los que le acompañaron en estos 38 años, destaca y agradece la confianza depositada en su persona por parte de los cinco alcaldes con los que tuvo el privilegio de trabajar: D. Modesto Hernández, D. Daniel Feo, D. Victoriano Toledo, D. Claudio Delgado y D. Arturo González, con los que, en más de una ocasión llegó a compartir momentos de gran amistad.

El pueblo cambió mucho con el paso de los años, como también cambiaron sus responsabilidades, aunque gustosa-mente seguía haciendo labores que se correspondían con actuaciones fuera de su propia función. Y durante todo este tiempo, su familia le apoyó en todo momento, siendo su mujer, D… Concep-ción, la gran sacrificada dentro de esta historia, puesto que era la que siempre estaba en la casa a cargo de los hijos; unos hijos de los que se siente muy or-gulloso. Y así lo demostró cuando, entre lágrimas no reprimidas por la emoción, nos comentó lo sacrificada que ha sido toda su vida, sólo por el hecho de poder dar a Carmen, Carlos y Rosa lo mejor, „por ellos ha merecido la pena todo y me siento recompensado‰.

En el año 2002, D. Marcial se ju-biló de la función pública, con el re-conocimiento de todo el personal del Ayuntamiento de San Miguel de Abo-na y de muy buena parte de los vecinos de este pueblo. Se siente una persona privilegiada por todo lo que ha vivido. Actualmente, se toma la vida con cal-ma, distribuyendo su tiempo entre el ocio y el trabajo, haciendo „arreglitos‰ en su casa, ayudando a sus hijos en lo que puede y dedicando parte de ese tiempo, por supuesto, a la agricultura. Hoy vemos una imagen muy tierna de D. Marcial paseándose en su coche o caminado por las calles de San Miguel, acompañado siempre de su fiel amiga, una perrita marrón que se ha converti-do en cómplice de su jubilación.

Todo el mundo le conoce; sólo con pronunciar su nombre ya sabemos que estamos hablando de Marcial, el Guar-dia. Sin embargo, siempre ha tenido aquella cosita de no haber sido cono-cido por su primer nombre, Antonio, al que también respondía su padre.

Permítanme, señores, que dé las gracias a D. Antonio, personaje entra-ñable donde los haya, por regalarme su tiempo y poder vivir por un mo-mento el maravilloso relato de su vida. Éste, es ya uno de los libros abiertos en la historia de nuestro pueblo.

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Recuerdos de mi niñezCualquier día

José Guadalupe

Mi tía me movía y me desper-taba⁄ aún era de noche, pero tenía que levantarme. Me costaba mucho, porque

me encantaba dormir.Después de vestirme, iba a la cocina.

Allí, mientras preparaban el desayuno, yo me lavaba la cara en una palangana, a la luz de un quinqué.

Cuando me estaba bebiendo la leche con gofio, aparecía mi tío que ya había preparado todo para salir al campo.

Así cogíamos la vereda: él delante con su azada al hombro, luego, mi tía con una cesta en la cabeza y yo, el último con un cubo⁄ –Ah!, se me olvi-daba, corriendo de atrás adelante, la „Mariposa‰, la perra.

Aún sin amanecer pasábamos por la venta a comprar el pan. A esta hora ya había gente echándose la mañana.

Nosotros seguíamos nuestro camino y con las primeras luces, atravesábamos el barranco en dirección a la costa. La vereda estaba buena porque, por aque-llos tiempos, era muy transitada. Casi sin darnos cuenta y cuando el sol ya calen-taba las montañas coloradas, estábamos en los tomateros.

A mí como era muy chico no me dejaban trabajar mucho, pero siempre estaba de aquí para allá. Que si ‰Vete a buscar rafia‰, que si „Llévale un vaso de vino a tu tío‰, que si „Tráeme el cubo‰, que si esto, que si lo otro.

Cuando estaba un rato parado y para no aburrirme, iba a coger lagartos con la perra, o me iba a las pencas a juntar cochinilla.

A eso de las diez, se paraba el tra-bajo. Un cacho de pan y un plátano o un huevo duro y otra vez a la actividad.

Los días que más me gustaban eran cuando íbamos a regar. Mi tío me había hecho una azada con un palo y un trozo de latón que había cortado de una lata de leche en polvo, aquellas azules de las flores blancas. Con ella me ponía a arrastrar las toscas desde la mitad de los surcos, para que el agua llegara fácil hasta el final y quedase todo bien mojado.

A eso del medio día nos poníamos en camino de regreso. Normalmente hacía mucho calor y antes de llegar al pueblo parábamos en un tanque para refrescarnos. Recuerdo que para sacar el agua no había cubo, sólo una larga caña a la que le habían hecho agujeros entre nudo y nudo. Mi tío la metía en el tanque y esperaba a que se llenara y cuando la sacaba, pegábamos la boca a los agujeros para beber. Recuerdo que estaba muy fresquita y no me importaba majarme la camisa aunque mi tía me alegara.

El almuerzo era potaje y gofio y a veces alguna jarea. Después de comer, mi tío se iba a dormir y mi tía, tras recoger la cocina, se iba a calar. Yo me sentaba debajo del bastidor y oíamos la novela, o las novelas, porque a veces eran dos o tres. La de más éxito era „Simplemente María‰. A esta hora del día, el pueblo parecía muerto. Fuera hacía calor y no se movía ni una mosca. Para mi eran las horas más aburridas y parecía que el tiempo no pasaba.

Pero cuando se levantaba mi tío todo cambiaba, era la hora de la merienda. Él se bañaba y bajaba al Café y yo con mi bocadillo de mantequilla y azúcar salía a brincar por las huertas junto a la casa. Me divertía mucho.

Más tarde, ayudaba a echarle de comer a las gallinas y los conejos y me quedaba a ver ordeñar las cabras. La leche salía con presión y hacía espuma. Yo le echaba unos granos de millo a la cabra para que se estuviera quieta y no botara el cacharro.

Cuando iba a oscurecer, tocaba baño. Yo me bañaba en el patio con cubos de agua sacada del tanque y en una bañadera de zinc. Me molestaba que mi tía me quisiera ayudar porque me parecía que yo ya era mayor. Me acuerdo que el jabón era uno de color azul y el estropajo quemaba por donde pasaba, aunque supongo, era la única manera de que saliera la tierra que se me había acumulado durante todo el día.

Ya bien limpio y oliendo a colonia, bajaba a cenar a la luz del quinqué, mi plato favorito: papas fritas con huevos fritos. Mi tío encendía el transistor, aque-llos transistores que tenían un forro de cuero con agujeritos y oía „Radio Gaceta de los Deportes‰ ...‰Un programa depor-tivo de los servicios informativos de Radio Nacional de España‰ .

Al terminar de cenar íbamos pasando en cola por el cuarto de baño donde cada uno recogía su escupidera. Me daban las buenas noches y me iba a mi cuarto. Allí me esperaba la cama, un catre con colchón de fajina, que a mí me gustaba porque se hundía por el centro. Encendía la vela que estaba en la mesa de noche y me acostaba. Todas las noches pasaba mi tía a apagar la vela y a taparme porque yo, rendido, me dormía enseguida; y es que al día siguiente volverían a moverme y des-pertarme... aunque fuera de noche.

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Este año se cumple el 1er Centenario del nacimiento de una de las figuras más importantes del surrealismo español: Łscar Domínguez. Nace en La Laguna en 1906 y aunque se traslada a vivir a París en 1927,

siempre tendrá muy presente su tierra en sus obras, a través de representaciones de paisajes abruptos, dragos y formas montañosas que indican una referencia evidente a la oro-grafía volcánica de Tenerife.

En 1935 se marca un hito en Canarias con la visita de André Breton, Jacqueline Lamba y Benjamín Peret a Tenerife, invitados por Gaceta de Arte y apadrinados por Oscar Domínguez. Bretón declarará excitado: „Tenerife es una isla surrealista‰.

Desde que Bretón, escritor francés considerado el padre del surrealismo, se reuniera en la tertulia del café de la Place Blanche, en Montmartre (París), con sus com-pañeros surrealistas, de entre ellos, el lagunero Łscar Domínguez. Escuchaba fascinado las palabras del tiner-feño acerca de las maravillas de esta tierra: el Teide, dragos, paisajes lunares, playas de arena negra, mares de nubes, limpidez de la luz y Sol lujurioso siempre pre-sente... Tal entusiasmo fue plasmado en su libro LÊAir de lÊeau, donde escribiría:

Se me dice que allá abajo las playas son negras.De la lava se marcha hacia el marprecipitándose al pie de un inmenso pico de humeante

[nieve.Bajo un segundo Sol de canarios salvajes.Cuál es, pues, este país lejanoque parece sacar toda la luz de tu vida

Muy pronto Bretón hallará la respuesta a su pregunta, a través de un viaje que realizará las islas.

Mientras, en Tenerife, la revista vanguardista Gaceta de Arte, considerada la publicación más importante de Cana-rias, incorporaba en sus páginas el movimiento surrea-lista francés. „Proclamaba la apertura de su espíritu hacia cualquier otra experiencia viva, renovadora, que apuntase hacia los mismos ideales de vanguardia que ellos defen-dían‰. Su director, Eduardo Westerdahl, tras contactar con Domínguez, ultimaba los detalles para dar la bienvenida

a Breton y sus acompañantes, y celebrar en Tenerife la II Exposición Surrealista.

Durante el mes de mayo de 1935 se inaugura, en el Círculo de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife, la expo-sición. Gracias a las relaciones personales y artísticas que Domínguez tenía en París, se pudieron reunir en la isla las obras más destacadas de aquel movimiento de vanguar-dia: Giorgio de Chirico, Salvador Dalí, Max Ernst, René Magritte, Joan Miró, Man Ray, Pablo Picasso, y Marcel Duchamp entre otros. La Exposición más que un éxito fue un escándalo. La coincidencia entre la explosión artística y militar en las islas, no permitió la difusión nacional de aquellos acontecimientos, sino una proyección hacia la vanguardia parisina.

No obstante, la visita del „Sumo Pontífice del surrea-lismo‰ a Tenerife convirtió la isla en un reclamo vanguar-dista, provocando con ello un momento estelar de la cultura isleña del siglo XX. Canarias, como escribiría Domingo López Torres en un artículo publicado en La Prensa: „se había hecho a la navegación por las rutas del mar de la cultura encontrando su exacto itinerario‰.

El impacto de Bretón por las islas no acabaría en meras anotaciones de campo, sino que aquellas reflexiones en sus paseos insulares, se terminarían convirtiendo en el famoso poema El Castillo estrellado (Le Château éttoilé), que ve la luz en París en 1936.

BibliografíaAAVV; Gran Enciclopedia del Arte en Canarias. Santa Cruz de

Tenerife, Centro de la Cultura Popular Canaria, 1998.CASTRO, Fernando; Łscar Domínguez y el surrealismo.

Madrid, Cátedra, 1978.GUIGON, Emmanuel; Łscar Domínguez. Canarias, Vicecon-

sejería de Cultura y Deportes, 1996.Islas (Exposición). Centro Atlántico de Arte Moderno, Las

Palmas de Gran Canaria, 1997. Dos volúmenesS˘NCHEZ-ORT¸Z, Emilio; Eduardo Westerdahl. Canarias,

Viceconsejería de Cultura y Deportes, 1992.ZAYA, Antonio; Łscar Domínguez. Canarias, Viceconsejería

de Cultura y Deportes, 1992.

Drago (1933). Un majestuoso drago ocupa el centro del cuadro, en su copa descansa un león. El drago hunde sus raíces en una corriente de lava, y a la derecha la tierra se ondula adoptando la forma de una pierna de mujer sobre la que se apoya un piano de cola.

Centenario del nacimiento de Óscar Domínguez

Tenerife es una Isla SurrealistaMontserrat Alonso Díaz

Lic. Historia del Arte

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Ilustre Ayuntamiento de San Miguel de Abona - Enero/Febrero 2006

Peleas con la AzadaPeleas con la Azada Clemente Feo Feo

El título es ambiguo, parecería que voy a relatar alguna triful-ca entre sacadores

de tierra para sembrar to-mates o entre cogedores de papas, todo ello a golpe de azada. Pero no, no puedo presumir de esas macha-das, ya que lo más cerca que estuve de la azada fue para virar alguna torna en el macho de riego o cuan-do pequeño llevarlas a que, junto a las picas y barras desgastadas y romas por el uso, las „aguzara‰ el herre-ro, don Lucio (a don Cris-tóbal Tejera, otro herrero del pueblo, abuelo de unos buenos amigos, lo conocí siendo él ya mayor y en los actos de Semana Santa a los que nunca faltaba).

El título me surge en recuerdo del comentario que me hacían de, „como la azada no hay nada‰, a mis intentos de mecani-zar el arrancado de las papas, que en esencia era una lucha contra la azada, ya que si no, pensaba, se terminaría con las siem-bras de papas. El problema se agravaba debido a la concentración, al final de temporada, de la cogida de papas de exportación por la „liquidación única‰, que hacía la Cooperativa; establecida con el buen criterio de garantía mutua entre cooperativistas, pero que no incentivaba a los agricultores a siembras y recogidas tempranas.

Mis inquietudes por la mecanización, quizás au-mentadas al vivir fuera del pueblo, me llevaron a hacer una endeble ma-queta de una sembradora de papas, pues ya había probado, que mediante un tubo terminado en reja y unido al timón de un arado tirado por un camello, se podía enterrar la papa sin

necesidad de surcar, pero mi padre me dijo: „con un camello y cinco personas se siembran muchas papas, mejor es que centres tu es-

fuerzo en la cogida‰Cuando mis hijos ayu-

daron a sacar del garaje un montón de trastos, se sorprendieron y es que

como siempre aparece la proverbial incomunicación con los padres y mayores.

Allí aparecieron engan-ches a tractor con una caja de cambio de coche, unida a unas aspas, que trataban de imitar, tal era nuestro aislamiento, las fotografías de las revistas; también una cogedora de papas por vi-bración, etc., todo ello con la ilusión de hacer lo que mi padre, que no estaba

Mi pretensión es dejar patente ciertas vivencias referidas a la segunda mitad del siglo XX, que sin la heroicidad de los tiempos

de nuestros padres y abuelos, fueron un tránsito al bienestar presente del pueblo de San Miguel de Abona.

Mis inquietudes por la mecanización, quizás aumentadas al vivir fuera del pueblo, me llevaron a hacer

una endeble maqueta de una sembradora de papas

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Ilustre Ayuntamiento de San Miguel de Abona - Enero/Febrero 2006

Un paseo por la Biblioteca MunicipalRamón del Valle-Inclán (1866-1936).140 años de su nacimiento y 70 años de su muerte.

Luces de BohemiaEs una obra dramática escrita por Ra-món del Valle-Inclán, publicada por primera vez en España en 1920 con el subtítulo de Esperpento. La versión definitiva en forma de libro y con tres nuevas escenas se publicó en 1924.

El Esperpento es una técnica adop-tada por Valle-Inclán para reflejar la vida miserable del país e interpretar la tragedia de la vida española. Una voz que sacada de la vida popular denota lo feo, ridículo y hasta lo grotesco o monstruoso. Para este escritor la rea-lidad estaba deformada y según él, las personas y las cosas no son vistas como realmente son. El Esperpento lo lleva a su visión y toma de conciencia sobre la problemática de España por medio de la caricatura, la farsa y la parodia.

En Luces de Bohemia se cuenta el viaje aterrador de Max Estrella, an-

daluz y poeta; por muchos lugares de Madrid como librerías, tabernas, ca-fés y otros, hasta encontrar la muerte desesperado en la oscuridad y sole-dad de su propia casa.

En esta obra a través de sucesos trágicos, el autor dibuja con ternura y lenguaje poético la opresión y realza el deseo a la libertad.

A través de Luces de Bohemia, del Valle-Inclán ha sabido transmitirnos

su amarga queja, pero también hacernos un lla-mado a la vida sana, la esperanza, la fe y una convivencia mejor, porque sola-mente compartien-do el sufrimiento y haciendo entre todos, podemos apartarnos de una sociedad frívola y poco soli-daria.

„Los héroes clásicos han ido a pasearse en el Callejón del Gato.Los héroes clásicos en los espejos cóncavos

dan el esperpento. Las imágenes más bellas, en un espejo cóncavo, son absurdas‰.

(Escena XII). Valle-Inclán.

El Esperpento es una técnica adopta-da por Valle-Inclán para reflejar la

vida miserable del país e interpretar la tragedia de la vida española. Una voz que sacada de la vida popular denota lo feo, ridículo y hasta lo

grotesco o monstruoso.

Luces de BohemiaAutor: Ramón del Valle-InclánEditorial: Espasa-Calpé, S.A.Fecha de publicación: 1.924Páginas: 177ISBN: 84-239-3480-2

entre nosotros, me había insinuado.

Ahora, tratando de qui-tar papeles viejos, me apa-rece la copia de la carta, que en 1971 escribí a unos fabricantes de maquinaria agrícola, que ya decían que conocían las „dificul-tades dada la especial es-tructura de la agricultura canaria‰. Me impresiona lo que les contaba del tema, referente a nuestras huer-tas de jable; y es que ya habíamos comprobado, después de hacer pasar el tractor por una huerta antes de cogerla, que las ruedas no hacían daño a las papas enterradas, que con una reja arrancadora de pa-pas, las papas llegaban al fondo del surco antes que el jable, más liviano, y tam-bién que una arrancadora de papas, con criba vi-bradora, trababa piedras, que luego erosionaban la piel de la papa, que para

exportación se cosechaba muy tierna.

Con todo ello consegui-mos que estos señores se in-teresarán y, con la colabo-ración de Cooperativa San Miguel, vinieron y proba-ron una máquina en Aldea.

Ellos se comprometieron a hacer una máquina más pequeña, con menos estera de criba, como les había sugerido, pues el jable es terreno suelto y liviano.

El mimo que la azada daba a la papa hizo dura la pelea y es que a la eufo-ria del buen funcionamien-

to inicial de la máquina se impuso la triste realidad: la máquina estropeaba las papas del surco siguiente, porque no se cuidó la reja en su parte de ataque a nuevo surco, como les ha-bía sugerido en mi carta.

Pero ahí estuvo al quite León Delgado, que iba para me-cánico de coches y terminó en magnifico inventor; ese año trabajaba en la Coo-perativa llevando el man-tenimiento de las máquinas y con el aliento de Pedro Delgado Díaz y, seguro, de Eduardo Gómez, hizo

una maqueta de cogedora con una ingeniosa toma de fuerza para usar en un mo-tocultor „Merry Tiller‰, con lo que se ganó la pelea con la azada.

Aunque echamos de menos la pujanza del culti-vo de papas, hoy subsiste, entre otras cosas, gracias a la mecanización conse-guida, haciendo pretéritas tantas ilusiones y esfuer-zos, así como las chapa-letas, picazas y otros apa-rejos que inventó Mata (un herrero que tenía el taller en la parte baja de Charco del Pino) para convertir el „merry‰, que sólo se usaba para cavar platanera, en mula mecánica con el que surcar para sembrar las papas y para arar y cavar la viña.

Al recordar todo esto, hace pensar que son cuen-tos de viejo, como siempre irrepetibles, porque la his-toria no se para.

Aunque echamos de menos la pujanza del cultivo de papas, hoy subsiste, entre otras cosas,

gracias a la mecanización conseguida

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CARRERA ECLESI˘STICA

Don Basilio aprendió las primeras letras en su pueblo natal y, tras descubrir que su verdadera vocación era la eclesiás-tica, decidió seguir sus estudios en el Seminario Conciliar de Las Palmas de Gran Canaria. Años después, el 16 de junio de 1861, concluyó en este centro los estudios de Filosofía, motivo por el cual el 20 de diciembre del mismo año recibió la Prima Tonsura clerical y las Łr-denes Menores en la capilla del palacio episcopal de dicha ciudad, de manos del obispo de Canaria Fray Joaquín Lluch y Garriga, administrador apostólico de la Diócesis de Tenerife.

Como nuestro biografiado no poseía ninguna capellanía, el 24 de diciembre de 1861 su madre, doña María Antonia Rodríguez, por entonces viuda de don Agustín Delgado García y vecina de San Miguel, constituyó un patronato vitalicio a su favor, según escritura otorgada en la Villa de La Orotava ante el escribano público don Sixto González Regalado, „á fin de que los productos y reditos de la finca le sirvan de congrua y desente manutención‰; y lo otorgó „sobre una finca cereal, árboles frutales y viñedo, si-tuada en la jurisdicción de dicho pueblo de San Miguel donde llaman Ochoa‰, libre de todo gravamen. El terreno es-criturado tenía una superficie de „doce fanegadas de puño, que es la medida que se acostumbra en aquella parte de la Isla‰ y valía „veinte y siete mil reales, que á un cinco por ciento anual, su re-dito es noventa pesos corrientes, ó sean mil trescientas cincuenta reales vellon, según la pericia que manifiesta haber practicado los labradores Don José Ro-driguez Mena y Don José Ventura Rodrí-guez Perez, que por carecer en la banda del sur de peritos matriculados, son los que prestan gratuitamente este servicio á sus convecinos‰. Y el 27 de diciembre de 1861 don Basilio registró dicha escritura en la oficina del Registro de hipotecas del Partido de La Orotava, por una can-tidad de 33,75 rs. vn.

El 17 de enero de 1862 su madre dio poder al procurador don Domin-go Toledo, quien el 20 de enero inició la tramitación del expediente para que

dicha finca se erigiese „en bienes quasi espirituales‰ y se declarasen, en su vir-tud, los rendimientos de la misma como congrua suficiente que sirviese de título de ordenación para don Basilio, que por entonces se hallaba de alumno interno en el Seminario Conciliar de la Diócesis de Canaria, constituyendo así un Patri-monio vitalicio a su favor, con lo que ya podría ascender a las sagradas órdenes a que aspiraba.

El 25 de ese mismo mes de enero don Pascual José Cozar y Felipe, Lcdo. en la Facultad de Jurisprudencia, aboga-do de los Tribunales del Reino, provisor, vicario general y gobernador eclesiásti-co de dicha Diócesis en Administración Apostólica, dispuso „que se libre el co-rrespondiente Edicto, citando, llamando y emplazando en debida forma á todas las personas que puedan tener algun derecho á la espresada finca Patrimo-niada‰; y así lo hizo dos días después, dando comisión al cura párroco de San Miguel, para que ante notario publico procediese a examinar a cinco testigos, tres de parte y dos de oficio „para la averiguación de la existencia, certeza, seguridad, valor principal, redito libre

anual y pensiones que sobre si tenga la finca de que ha fundado Patrimonio vi-talicio‰.

El 25 de febrero inmediato don Je-rónimo Mora y Hernández aceptó y obedeció el mandato y mandó que ese mismo día declarasen en su presencia, y la del notario público don Francisco Gó-mez y Gómez, los tres testigos de parte, que fueron: don Agustín Tacoronte, don José Hernández Sierra y don Tomás de Torres; y dos de oficio, don Agustín Pérez y don José Rodríguez Mena; todos ellos, que eran vecinos de dicha localidad, ratificaron de forma unánime lo que se pedía, afirmando además que „tanto en este pueblo como en los demas de la isla mucha falta de eclesiásticos‰ y que don Basilio tenía „una excelente conducta y grande amor al estado eclesiástico, tan asi que se halla estudiando la moral Teológica en el Seminario de la Gran Canaria, dando grandes esperanzas de ser útil á la Santa Iglesia y al desempe-ño del sagrado ministerio‰ y que „no se halla filiado en cuerpo alguno militar‰. Tras oír a los testigos, en esa misma fe-cha el cura párroco dio por buenas sus declaraciones y remitió las diligencias al gobernador eclesiástico.

Transcurrido el plazo oficial sin que se presentase ningún opositor a dicho patrimonio, el 24 de marzo el goberna-dor eclesiástico trasladó el expediente al fiscal del Obispado, el Dr. Salazar, para que lo informase. Éste lo hizo dos días después en sentido favorable, por lo que el 29 de ese mismo mes el Lcdo. Cózar y Felipe emitió su auto definitivo ante el notario público don Francisco Martínez Diepa, considerando que los rendimien-tos de la finca excedían los prevenidos y que el aspirante reunía „las dotes y buenas cualidades que demanda el Es-tado Eccô á que desea consagrarse‰, así como „que son sumas la necesidad y falta de ministros del Santuario que se experimentan en esta Diócesis‰; por ello dijo: „Que debia aprobar y aprueba, en efecto, la fundación de patrimonio á que se contrae la precitada escritura‰ y declaró „ademas la indicada institución patrimonial, titulo bastante para que el espresado Dn. Basilio Delgado y Rodri-

Don Basilio Delgado y Rodríguez (1837-1904)

Octavio Rodríguez DelgadoProfesor Titular de la Universidad de La Laguna

Dedicamos el presente trabajo a uno de los numerosos sacer-dotes nacidos en San Miguel de Abona en el siglo XIX, don Ba-silio Delgado y Rodríguez, quien desarrolló una dilatada labor parroquial en Santiago del Teide e Icod de los Vinos.Nació en el pueblo de San Miguel de Abona el día 3 de marzo de 1837, siendo hijo de don Agustín Delgado García, natural

de dicho lugar, y de doña María Antonia Rodríguez y Rodrí-guez, que lo era del de Arona. Tres días después fue bautizado en la iglesia del Arcángel San Miguel por el cura párroco don Francisco Guzmán y Cáceres; se le puso por nombre „Basilio Antonio‰ y actuó como padrino su tío materno don Manuel Rodríguez.

Ecónomo de la Villa de Santiago, Párroco propio y Arcipreste de Icod de los Vinos

Don Basilio Delgado Rodríguez, durante su etapa como párroco y arcipreste de Icod de los Vinos.

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guez pueda ser promovido á los sagra-dos ordenes‰. Y finalmente, tras hacer pública dicha resolución sin que se inter-pusiese recurso alguno en el plazo legal, el 9 de abril de 1862 el gobernador ecle-siástico Cózar declaró su auto definitivo „por consentido, no apelado y pasado en autoridad de cosa juzgada‰. Y poco después recibió „la colación y canonica institución‰ de dichos bienes.

Tras obtener el título de su patrimonio vitalicio, nuestro biografiado continuó cursando en el Seminario de Las Palmas de Gran Canaria los estudios de Teología, materia en la que alcanzó enseguida unos importantes conocimientos, por lo que ob-tuvo en ella el título de Bachiller. Así, una vez que se le consideró perfectamente preparado, fue recibiendo sucesivamente las órdenes mayores: el Subdiaconado el 14 de junio de 1862, el Diaconado el 20 de diciembre del mismo año y, finalmen-te, el Presbiterado el sábado 21 de marzo de 1863, cuando acababa de cumplir los 26 años de edad. Todas esas sagradas órdenes le fueron conferidas por el men-cionado obispo Lluch y Garriga en la ca-pilla de su palacio episcopal de la capital grancanaria.

CURA ECŁNOMO DEL VALLE DE SANTIAGO

Una vez concluida su carrera el nuevo sacerdote regresó a Tenerife, celebran-do la primera misa en la parroquia de San Miguel Arcángel de su pueblo na-tal, donde permanecería algunos meses desarrollando sus licencias de celebrar, confesar y predicar, en colaboración con el cura propio de ella don Jerónimo Mora y Hernández.

El 18 de julio de ese mismo año 1863 recibió su primer nombramiento, el de cura ecónomo de la iglesia parroquial Matriz de San Fernando en la Villa de Santiago del Teide, que se hallaba va-cante por traslado de don Juan Alonso del Castillo.

En dicha parroquia desarrolló el Ba-chiller Delgado una fructífera labor du-rante más de nueve años, en los que tuvo que atender una amplia y dispersa ju-risdicción, dedicando una especial aten-ción, además de al templo parroquial, a la ermita de Santa Ana en Tamaimo.

En ese tiempo tuvo algunos proble-mas, pues en 1866 se quiso oponer al nombramiento del sochantre, don Luis García Mendivil, que había sido acusa-do de desfalco, robo y de mantener re-

laciones amorosas fuera del matrimonio. Pero ante su queja, el obispo amenazó a nuestro párroco por desobediencia, no quedándole más remedio que aceptar-lo, pero el poco aprecio que sentía por él hizo que se mantuviese siempre una situación tensa entre ambos, durante los escasos meses en que aquel desempeñó el cargo, hasta su renuncia el 12 de ju-nio de ese mismo año.

Don Basilio cesó al frente de la pa-rroquia de San Fernando a mediados de octubre de 1872, pues el 15 de dicho mes había sido nombrado para servir el primer beneficio de la parroquia de San Marcos en Icod de los Vinos.

P˘RROCO PROPIO Y ARCIPRESTE DE ICOD DE LOS VINOS

Tomó posesión inmediatamente de la im-portante parroquia norteña, en concepto de cura ecónomo, y pocos meses des-pués se le nombró arcipreste del Distrito de Icod, cargo con el que ya figuraba el 10 de julio de 1873 y en el que perma-neció durante más de 26 años.

Algunos años más tarde se convoca-ron oposiciones para cubrir en propiedad los curatos vacantes en la Diócesis, entre los que se encontraba el de Icod; por esta razón concurrió don Basilio a las mismas, pronunciando con brillantez los discursos literarios de las diversas materias que le tocaron en suerte, dando pruebas de

su gran saber e ilustración eclesiástica. Como consecuencia de ello se le conside-ró acreedor al desempeño del ministerio parroquial que tanto tiempo hacía que ejercía en la Diócesis, concediéndosele la colocación que pretendía.

De este modo, el 17 de septiembre de 1878 tomó posesión en propiedad de la Iglesia Parroquial Matriz de San Marcos Evangelista de Icod, que regen-taba desde hacía seis años, y del Arci-prestazgo de dicho Partido, cargos que desempeñaría casi hasta su muerte. El trabajo de don Basilio en esta villa norte-ña fue muy intenso, pues, además de su labor parroquial, como tal vicario tenía que desplazarse con frecuencia a todos los pueblos de la comarca para visitar sus iglesias y ermitas y para resolver las dudas o problemas que afectaban a los numerosos clérigos de la zona.

El 15 de octubre de 1878 se le con-cedió licencia para bendecir la capilla del cementerio de la Villa, construida gracias a su iniciativa. También en su

época de párroco, el templo de San Marcos fue objeto de una importante re-forma, pues se levantaron de nuevo des-de sus cimientos los muros de la parte del naciente, que dan a la hoy plaza de Lorenzo Cáceres.

El 23 de abril 1887, don Basilio Del-gado figuraba como Bachiller y „Párro-co propio del Evangelista San Marcos de Icod y arcipreste del partido‰. Y el 13 de octubre de 1889, como tal párroco-arci-preste asistió invitado a la Solemne Con-sagración y Coronación de la Virgen de Candelaria.

Como curiosidad, en reconocimiento a la total entrega hacia sus feligreses y a los méritos sociales e intelectuales que lo adornaban (destacando fundamentalmen-te como gran orador), se le propuso como socio de número de la Real Sociedad Eco-nómica de Amigos del País de Tenerife, aprobándose su ingreso en la sesión cele-brada el 15 de marzo de 1899.

FALLECIMIENTO

Debido a su avanzada edad, a partir de noviembre de 1899 don Basilio se vio obligado a delegar sus funciones de arcipreste, continuando en el ejerci-cio parroquial gracias a la ayuda de su coadjutor don Julio Delgado y Delgado, quien firmaría las partidas sacramenta-les desde el 14 de octubre de 1901 por orden superior y „ante la imposibilidad del párroco‰, como consecuencia de sus achaques. Y el 3 de febrero de 1904, ante el grave avance de su enfermedad, el mencionado coadjutor quedó encar-gado de la parroquia como cura regente de la misma.

Viendo llegada su última hora, el Ba-chiller don Basilio Antonio Delgado y Ro-dríguez otorgó testamento ante el notario público de Icod de los Vinos, don José Merino. Pocos días después, el 15 de marzo de 1904 a las cinco de la maña-na, fallecía en su domicilio de la calle de San Sebastián cuando acababa de cum-plir los 67 años de edad, siendo testigos de la defunción don Nicolás Guanche y Acosta y don Gregorio Luis Moleiro; no había recibido la Santa Extremaunción a consecuencia de su estado mental.

Al día siguiente recibió sepultura en el cementerio público de Icod, asistiendo al sepelio un inmenso gentío, que puso de manifiesto el gran aprecio que se había granjeado en esta localidad en los más de 31 años de intensa labor de apostolado, donde todavía se le recuerda como uno de los mejores párrocos que por allí han pasado. También constituyó su muerte un duro golpe para sus familiares y amigos de San Miguel, pues no ocultó nunca el gran amor que sentía por su pueblo na-tal, que visitaba con frecuencia.

Se conserva un retrato suyo, que en 1988 fue donado por sus herederos a la parroquia que regentó durante casi media vida y que reproducimos en este artículo.

Iglesia parroquial de San Fernando en la Villa de Santiago del Teide.

Icod de los Vinos, con su iglesia parroquial de San Marcos, a finales del siglo XIX.

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El trotamundos Ilustre Ayuntamiento de San Miguel de Abona - Enero/Febrero 2006

Nuestros RecuerdosNuestros RecuerdosYa estás a punto de cumplir cua-

tro añitos, –cómo pasa el tiem-po!, –que grande te has hecho!, –cuantos recuerdos imborra-

bles quedarán en tus páginas para el disfrute de muchas generaciones!⁄ œTe acuerdas de ese día, cuando me brindaste la oportunidad de escribirte, de llenarte una página en blanco de culturas, de vivencias, de sueños y de conocimientos, a través del mundo de los viajes, en esa sección que bautiza-mos como El Trotamundos?, œlo recuer-das?. Pues yo sí. Recuerdo la primera vez que puse mi bolígrafo sobre tus páginas, me temblaba la mano, ante la responsabilidad y el temor de no saber hacerlo. No se si para el lector que te ha leído se habrá conseguido, pero tanto para los que sí, como para los que no, a todos debemos darles las „Gracias‰.

Muchas de tus páginas se han lle-nado de experiencias, fantasías y de recuerdos cercanos. Me viene a la mente aquellos días cuando desperta-ba nuestro espíritu aventurero, descu-briendo sendas en busca de paisajes típicamente autóctonos e históricos; to-davía recuerdo esas botas polvorientas sobre el Camino Real de La Hoya que, recóndito y juguetón bajo las malezas, nos invitaba a conocer el pasado de este pueblo, San Miguel de Abona, o de ese „Paisaje Escondido‰, el de San Blas, donde el capricho de la natura-leza a dibujado de forma dispersas gigantescas esculturas

al aire libre. Y cómo olvidarnos de nuestra gran hazaña; subir al Padre Teide, sentir el olor del azufre, las pisa-das sobre la lava negra, la respiración entrecortada y el bombeo del corazón en los oídos.

Juntos nos hemos adentrado por fiestas populares de pueblos de aquí y de fuera. Hemos convivido con sus gentes, tradiciones populares y religio-sas; pasando de la algarabía y bullicio de los mejores carnavales del mundo al recogimiento y devoción de la Se-mana Santa Cartagenera; sin olvidar-nos de las fiestas por excelencias de nuestras islas vecinas. Todavía resuena en mis oídos el sonido de las flautas, chácaras y tambores de los bailarines herreños y, en mi retina, el gran es-pectáculo de la transformación de esos Enanos de la isla de La Palma, que al son de una pegadiza polca hacen las delicias de grandes y pequeños.

Tus hojas se han llenado de anéc-dotas a través de los viajes; œte acuer-das de ese recorrido en busca de un amor perdido por paisajes de llanuras desiertas y despobladas, de cielos in-mensamente azueles, a lomos de un envejecido y escuálido caballo en com-pañía de un Hidalgo Caballero?, œre-cuerdas nuestro primer viaje en busca de cultura cuando después de patear la ciudad de Toledo y empaparnos de su esencia, terminamos en el mé-dico por una salmonelosis?, œrecuer-das el ruido del motor y el vaivén de ese viejo camión de mi tío, cuando le

acompañamos en sus viajes de traba-jo para llevar la mercancía al puerto de Santa Cruz?, œo de aquel viaje en barco a la isla de La Gomera para co-nocer el impresionante acantilado de Los Łrganos cuando, en medio de la travesía, vimos cortar el mar por una gran aleta negra y junto al barco casi pegada apareció una majestuosa ba-llena?

Muchos kilómetros hemos recorrido juntos, hemos paseado por las calles de Sevilla con ese olor a jazmín, azahar y romero que impregna cada calle-juela de la ciudad; me impresionó su riqueza arquitectónica, es un museo al aire libre custodiada por la figu-ra del Giraldillo. Nos enamoramos de París, es difícil no hacerlo, sus jardines, sus puentes, sus avenidas, la Torre Eiffel, sus paseos en barco por el Sena, sus cenas románticas a la luz de la luna⁄, lo envuelve todo de magia. También recordarás nuestras visitas a países con culturas distintas a la nuestra; como el fasci-nante y siempre misterioso Egipto, cuna de reyes y faraones, que al contemplar sus paisajes hace que el tiempo se detenga en una época de episodios bíblicos. Y cómo ol-vidarnos de nuestra visita a Belén, recorriendo los lugares sagrados de la ciudad; ese fue nuestro re-galo de Reyes, œlo recuerdas?

⁄Tajea, feliz próximo cum-pleaños.

Marián Tur Iglesias

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Efemérides del Sur (VI) Fernando Sanz Sanz

De Guaza Abajo, al ver la mala convi-vencia por el haci-namiento en aquel

garaje, nos fuimos a Cho, a una finca que le decían de Megolla, allí nos dieron un cuarto y estábamos de otra manera. Estando allí conocí a un cabrero que vivía en una casa antigua de dos aguas y tenía el co-rral la mitad cueva y la otra mitad fuera, pero el mismo corral. El cabrero era de El Roque y se llamaba Juan Rodríguez, la mujer se lla-maba Candelaria. El matri-monio tenía tres hijos, dos hembras casadas, una se llamaba Sinecia (no sé si se escribe así ) y no vivía allí, la otra se llamaba Juana y ésta estaba casada con Manuel González y vivían en Los Parlamentos (An-tiguos Parramentos , que los Ascanios al comprar la finca le cambiaron el nom-bre) y el varón que aún era soltero se llamaba Dionisio, éste se dedicaba al negocio marchante (compra-venta de animales) y yo que por aquel entonces no trabaja-ba porque era demasiado pequeño y algunos ratos hablaba con el menciona-do cabrero.

Cuando se acabó la zafra, Los Parlamentos es-taban empezando a funcio-nar y había trabajo en el verano y nos cambiamos a vivir allí, al principio yo tampoco trabajaba. Tenían unas viviendas, para la épo-ca eran aceptables, aunque hoy serían ridículas, y esta-ban edificando unas coci-nas (para cada casa una), frente a las habitaciones. Estaban comenzando la Charca, que ya tenía agua en el fondo para ir regan-do, y continuaban constru-yéndola en su totalidad, entonces allí no se dio ni un solo barreno: lo que no podían romper con cuñas,

barras, levas y marrones se quedaba y cuando salían volcaneras los macizaban y así se quedaban. Para encalar las paredes cuando tenían un buen trozo hecho armaban tres bidones ta-pados, dos en un lado se-parados entre sí y uno solo algo distante unidos por unas vigas amarradas a los bidones con tablado enci-

ma. Remaban con palas en aquella tarima, ponían la mezcla y encalaban las pa-redes: la parte interior eran hechas de cantos blancos y la parte exterior con pie-dras entalladas y muy bien colocadas y rejuntadas con arena, cal y cemento, den-tro la macizaban con tierra, cal y picón.

Entonces no existía una carretilla con rueda de goma, las que habían eran de rueda de hierro. Se en-terraban cuando pasaban por la tierra y cuando pa-saba por terreno firme el estremecimiento destroza-

ba los brazos al trabajador. Las piedras las sacaban de pedreras que transportaban con una yunta de vacas. Echaban las piedras sobre unos troncos de ganchada que debajo están reforza-dos con hierros de herre-ría bien preparados para echarle las piedras encima y acercarlas a la mura-lla. Esas tarimas las traían

hechas de La Orotava, de donde eran los dueños. Al principio tenían un camión de gasolina, un „dogge‰ inglés, pues tenía el volante a la derecha, el chofer era José Hernández, de Buza-nada, la mujer se llamaba Sofía y trabajaba en el em-paquetado de los tomates. Por la cal se iba al Camisón de Los Cristianos donde hoy está el „Hotel Europe‰. La cal la sacaban allí y allí la cocían y después la abrían con agua salada junto a unas salinas que existían en la Punta del Camisón; la arena la iban a cargar a

la playa de Montaña Roja (hoy La Tejita), entonces no estorbaban a coger la are-na y cuando necesitaban revuelto se aprovechaba la marea y se sacaba de la playa de Prix junto al hoy muelle de Las Galletas. Y para ponerle piso a la charca iban los muchachos en el camión a la pedrera del barranco de La Orchilla donde entonces estaban la-brando piedras de cantera y las rajas las regalaban. A ellos les venía bien porque así desahogaban la can-tera, cuando uno pasaba caminando de Granadilla para San Miguel se oía de la carretera en varios sitios los hombres labrando las piedras de cantera con las escodas. De todas esas co-sas afloran recuerdos de mi infancia; cuando las obras eran muchas y en el Cami-són no sacaban la cal sufi-ciente iban a comprarla en un horno que estaba cerca de la Montaña de Guaza, al lado de donde hoy está el hotel Marino. Esta cal la traían de Fuerteventura, en los Parlamentos; después trajeron un camión nuevo marca „Austín‰ de gasoil, al principio trajeron un chófer de La Orotava, des-pués estuvo unos días Ra-fael Delgado de Buzanada hasta que le dieron trabajo a Casimiro Hernández de El Roque de San Miguel, la mujer era de Las Galle-tas, se llamaba Clara y por entonces tenía dos hijos: el mayor se llamaba Rafael, que llegó a jugar de porte-ro en el juvenil San Miguel, después le perdí la pistas. Este Casimiro tenía traba-jando en Los parlamentos otro hermano que se llama-ba Guillermo, a éste tam-bién le perdí la pista, sólo sé que Casimiro ahora vive en El Médano por motivos de salud.

Nos Cambiamos de Finca

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Era la plaza de San Miguel de Abona el centro de reunión, nuestra pista de bicicletas, nues-tro campo de fútbol... Era el lugar

preferido de nuestras batallas infantiles, donde los laureles formaban una gran sombrilla y eran testigos de nuestros jue-gos y travesuras.

Salí de mi casa y corrí calle abajo haciendo la obligatoria parada en la fuente para refrescarme; la plaza ya estaba cerca, me lo decían los alegres cantos de los pájaros, los gritos de los niños jugando y las risas de los mayores sentados en un rincón contando sus his-torias. La plaza parecía tener un suave color amarillo, una luz alegre, serena, llena de paz inocente... La tarde descan-saba en los largos escalones de la plaza. Los árboles me parecían gigantes que cuidaban de ella, sus ramas la cubrían y no dejaban ver el cielo. Y, aun más altas que los árboles, como dos centine-las, estaban ellas: las dos torres con sus campanarios vigilaban la plaza.

Entretenido con los juegos notaba que se hacía un gran silencio, los pájaros de-jaban de cantar como si quisieran escu-char el sonido de las campanas, el reloj marcaba la hora. Como niños, siempre nos picaba la curiosidad de saber lo que había y cómo era el campanario: œquién tocaba las campanas?

Llegaba a la plaza el señor encarga-do de dar cuerda y ajustar el reloj que,

aunque no era su oficio, para nosotros era el relojero oficial. Con él subimos al campanario. Emocionados y ansiosos su-bíamos la escalera de la torre nueva y, al llegar arriba, se me cortó la respiración; desde allí se veía el inmenso paisaje de San Miguel. Lleno de miedo por la altura, pero me sentía privilegiado y sin atrever-me a tocar la varanda que rodea la torre, le di la vuelta al campanario mirando los cuatro puntos cardinales de mi pueblo. Las campanas me parecían enormes, y mientras el relojero ajustaba la máquina del reloj nos contaba la historia de cómo las campanas hablaban y de que la gente de San Miguel conocía su lenguaje. Eran las campanas las que mandaban, man-daban a que la gente saliera a la calle, llamaban a misa o reunían a los vecinos cuando tocaban a fuego.

Nos contó que detrás de las cam-panas siempre había unas manos, unas manos que tirando de una soga disfru-taban del tañido del bronce, eran unas manos expertas que hacían de ellas una gran caja de música que trasmitían a los cuatro vientos variedad de mensajes: Los alegres repiques anunciando fiestas y celebraciones religiosas, o mandando sentidos mensajes de tristeza cuando do-blaban, el toque de amanecer, al alba era la hora de levantarse, a las doce del mediodía el ángelus que anunciaba la hora de comer y ya por la tarde el toque de oración acababa la jornada, se al-

zaba la vista al cielo con una pequeña oración.

Bajamos los escalones de la torre de dos en dos contentos y satisfechos de ha-ber acabado con la curiosidad del cam-panario. Ya en la plaza se oye una voz que dice: Calabaza, calabaza...

Ha pasado el tiempo desde aquel día que nos contaron los toques de las campanas, hoy me encuentro de nuevo en el campanario de la torre y veo ese elemento simbólico y de comunicación que fueron las campanas.

Ya nadie sube al campanario, ni las sogas ni el reloj necesitan de unas ma-nos, hoy es sustituido por la electricidad y por el ordenador que hacen que las campanas no estén mudas, pero con toques monótonos y aburridos que no dicen ni invitan a nada.

Atrás quedan los sonidos del silencio y esas manos que tocaban incansables repi-ques que inundaban de alegría al pueblo.

Tocaban, repicaban, doblaban y vol-teaban las campanas en el campanario hablando y mandando mensajes, hoy sólo un recuerdo.

Desde el campanario miro la plaza, no se oyen gritos de juegos ni pájaros cantar... El reloj marca la hora, en el verde de las ramas de los árboles mo-vidas por el viento la sombra gris de la torre dibuja sueños lejanos. Mientras, en la plaza la tarde se despide vestida de color naranja.

El Sonido del Silencio Francisco Javier González Méndez

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OOndasndas DeportivasAlejo Fuentes Guerra: Alejo Fuentes Guerra: fue un fi chaje estrellafue un fi chaje estrella

En esta ocasión, el relato está basado en una historia del pasado (temporadas 68/69 y69/70) y que a la vez tiene

presente, pues, el personaje en sí, está entre nosotros.

ALEJO FUENTES GUERRA, cono-cido en el pueblo y en el mundo del fút-bol, por „Alejo‰ nació en Santa Cruz de Tenerife (barrio de La Salud) el año 46 del siglo pasado, padre de tres hi-jos y fontanero de profesión, hoy en día pensionista por enfermedad. Llegó al municipio, ya comenzada la tempo-rada 68/69, convirtiéndose de paso en lo que fue el primer jugador forá-neo del club deportivo San Miguel, por el que se pagaron unos dineros.

Corría el primer año de fútbol fede-rado del representativo, militando en la tercera categoría regional, cuando los dirigentes locales decidieron hacer una incorporación para fortalecer la zaga, algo que por aquellos tiempos sonaba a palabras mayores, pues era una novedad el que se trajera un ju-gador de la capital, lo que en cierto modo despertó un interés inusual en la comarca, que unido a la época que se vivía, donde a parte del cine poco más se podía ver que no fuera fútbol. De ahí el que los partidos de cada fin de semana acapararan una gran ex-pectación, registrándose en el campo

del Mocán afluencias de publico nada habituales hoy en día.

Junto a Alejo, llegó otro gran juga-dor, en este caso Román, un portero que llegaba del C. D. Igara de Cabo Blanco y que de igual manera sirvió para darle un giro a la trayectoria que llevaba el Club hasta esos momentos, logrando terminar la liga en tercera posición, iguales en puntos al Güímar.

El fichaje de Alejo por el cuadro su-reño sirvió para abrir una puerta hasta ese momento cerrada, apareciendo por el club con el paso de los tiempos otros jugadores de calidad contrastada, que

por lo general copaban puestos espe-cíficos y determinantes dentro de una plantilla mayoritariamente de la zona. Su corta trayectoria deportiva y el que procediera de un equipo histórico de la época, como lo fue EL ESTRELLA DE LA LAGUNA, y anteriormente el SAN ANDRÉS, hacían que Alejo trajera tras de sí una notoriedad que se hacía co-mentario en cualquier lugar del pue-blo, mentideros (El Puente y El Pinito), puntos de reunión y bares, pero sobre todo en el casino, lugar y punto en el que un día se fraguó la creación del equipo (y a falta de saber si bajo

˘lvaro Toledo

Como no podía ser menos, ONDAS DEPORTIVAS hace acto de presencia en esta nueva edición de la revista LA TAJEA con el animo de hacerles llegar a los asiduos lectores locales y forá-neos, que trimestralmente esperan como agua de mayo, la llegada de la misma, ya que una gran mayoría se sienten identificados con el contenido de unos artículos, donde las inten-ciones pasan por divulgar, bajo mis pocos conocimientos y profesionalidad periodística, la historia del deporte municipal, tanto del pasado como del presente. Y cómo no, ya que cae al paso, les doy las gracias a algunos personajes de memorias privilegiadas que colaboran con fechas, datos y momentos.

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los efectos de unas perras de vino de unos entusiastas del deporte rey que disfrutaban de una mañana dominical decidiendo aunar fuerzas, para dotar al pueblo de un equipo FEDERADO); así que se botaron a la calle en busca de unos dineros, que pronto reunieron entre los vecinos, logrando un total de 11.000 Pesetas, las cuales sirvieron para federar al equipo, que hasta ese momento funcionaba como aficionado jugando partidos con otros conjuntos de los pueblos de la comarca.

Los responsables de que el con-junto saliera en competición bajo la REAL FEDERACIŁN TINERFEÑA DE FÐTBOL, lo hacía con el nombre de Club Deportivo Arcángel San Miguel, estando formada su primera directiva por José Luis Sosa (Presidente) Helio Cabrera-Lito (vicepresidente), Juan Gómez-Cheo (secretario) Deciderio Martín (Tesorero) y los vocales Lupo Rodríguez, Fillo Melo, José Miguel González-Milele, entre otros.

Don Paco Tejera, fue el primer en-trenador del cuadro sanmiguelero, hombre que siempre ha estado unido al club de una u otra manera: entrena-dor, directivo, colaborador, etc.

Por otra parte merece mención especial la aportación desinteresada de Manolo Rodríguez (Pajote) quien durante mucho tiempo fue como una

especie de delegado del club en la capital, presto a colaborar en todo momento en temas federativos, en los que se movía como pez en el agua.

La SOCIEDAD del CLUB se ubi-

có bajo el casino, sirviendo el mismo como punto obligado de visita para todos los futboleros de la época, pues el marco servía además de para los populares bailes de los fines de sema-na, para otras muchas celebraciones, como lo fue por ejemplo el histórico primer ascenso del C. D. San Miguel a la segunda regional, después de un primer año en competición (tempora-da 68/69) donde quedaron en tercera

posición, iguales a puntos al Güímar, que como segundo jugó la promoción, la cual perdió: subiendo de forma ma-temática el campeón el Club Deportivo Batista de Taco.

Fue en el segundo año (69/70) en lisa y tras una larga y dura pugna por el liderato con el GÜIMAR cuando llegó el momento, quedando sólo tres partidos de liga por jugarse en una jornada que marcó el campeonato, dado que el GÜIMAR se medía a su vecino e histórico equipo de LOS AN-GELES DE GÐIMAR y el ARC˘NGEL rendía visita al ARAFO en igualdad de puntos, con dos empates entre sí (1-1 en el Mocán y 2-2 en Tasagaya) y el resto de partidos ganados. El San Miguel, que tenía mejor gol average, sería el campeón en el caso de que ambos conjuntos lograran sumar los mismos puntos en los encuentros que faltaban por jugarse.

En esa tarde de infarto para los empedernidos hinchas, donde algu-nos aficionados se pasaron la misma de campo en campo, llevando y tra-yendo los resultados que se daban en ambos encuentros, y donde los teléfo-nos y emisoras tuvieron trabajo extra, concluyó una jornada con una explo-sión de júbilo tras ganar por 0-4 y ser sabedores del empate cosechado por el GÐIMAR a manos de sus veci-

Los responsables de que el conjunto saliera en competición bajo la REAL

FEDERACIŁN TINERFEÑA DE FÐTBOL, lo hacía con el nombre de Club Deportivo Arcángel San Miguel, estando formada

su primera directiva por José Luis Sosa (Presidente) Helio Cabrera-Lito (vicepresidente), Juan Gómez-Cheo

(secretario) Deciderio Martín (Tesorero) y los vocales Lupo Rodríguez, Fillo Melo,

José Miguel González-Milele, entre otros.

Foto tomada en el campo de la Salud, en la temporada 68/69. En encuentro de liga entre el Beti-Toscal y el San Miguel con resultado de 2-3.De izquierda a derecha: De pie; Román, Miguel Delgado, Alejo Gléz (Dulcería), Leonires, Alejo Fuentes, Manolo (El Canario), Manuel Dónate, Miguel Dónate y Carmita González, la madrina del equipo. Agachados: Virgilio (Masajista), Manolo (Las Galletas), Valentín (la vieja), Manolo (el palmero) Tomás González y Tino. De pie y por detrás; Los directivos, Juan Gómez (Cheo) y José Miguel González (Milele).Aparte de los mencionados que están en la foto, también formaban parte del equipo; Ramón Herrera, Pedro (El Roque) y Pepín. Don Paco Tejera (entre-nador)

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nos menores Los ˘ngeles que sólo se jugaban el orgullo de vencer al repre-sentativo del valle.

Tras el triunfo logrado y con el consiguiente liderato en la mano, a falta de dos partidos se dio paso y rienda suelta a una celebración que comenzaba en el propio Valle de Güí-mar, con un eufórico viaje de vuelta a través de la carretera vieja, donde no faltaron voladores comprados por D. Adolfo Rodríguez, el que también dispuso para que se habilitara en el casino una parranda que amenizara el momento hasta altas horas de la madrugada.

En las ocho temporadas que ALE-JO vistió de amarillo, su titulari-

dad era indiscutible, jugando siempre de hombre libre, posición que manejaba con desparpajo erigiéndo-se como pieza clave para cualquiera de los entrena-

dores que pasaron por el club: .n Paco Tejera, Manolo

Rodríguez Corujo (Pa-jote,) Sierra, Georg

Stock (Alemán), Manuel Dónate..., entre otros.

En su día, su fichaje no estuvo exento de riesgo y esfuerzo por parte

del club y de quie-nes apostaron por él: joven, sin coche,

militar; aspectos que hacían subir los gas-tos, pues al importe de 5.000 pesetas que co-braba por tempora-das, todo un capital en aquellos tiempos, se sumaban los gas-tos de transporte, alojamiento en pen-sión y dieta durante dos años que estuvo yendo y viniendo,

antes de contraer ma-trimonio y residir en el municipio.

EntrevistaPuesto en contacto con Alejo y dispuesto a

obtener información de su vida deportiva, me topé a la primera de cambio con una enriquecida historia al margen de lo me-ramente deportivo y que, sin lugar a dudas, a los lectores

más jóvenes les sonará a incrédulo, pues se me antoja que esta vida ha cambiado en demasía en muy poco tiempo.

Su periplo deportivo, no es que tenga una larga historia, pues sólo militó en cuatro clubes. Se inició en el infantil Santa Fe, donde jugó has-ta edad juvenil, pasando con sólo 17 años al SAN ANDRÉS de primera categoría, jugando las temporadas 64/65 y 65/66 con el club costero, recalando en el ESTRELLA DE LA LA-GUNA los ejercicios 66/67 y 67/68. Terminó su periplo deportivo en el San Miguel, donde jugó 8 temporadas de amarillo, para luego retirarse y vivir de los muchos recuerdos que le dejó el fútbol ya que nunca jamás ha estado vinculado al mismo, excepto como afi-cionado, acudiendo a ver de cuando en cuando algún que otro partido de interés por la zona, pero, es su nieto Jayán el que le puede, no perdiéndose ningún partido del infantil San Miguel, donde juega el hábil y escurridizo de-lantero.

En el apartado de lesiones deporti-vas, siempre se consideró un hombre afortunado, pues nunca jamás sufrió percances que no fueran los habitua-les golpes dentro de un deporte de contacto. Alejo, como otros muchos niños de la época, supo lo que era ju-gar descalzo en la calle, donde dos piedras hacían de porterías, que no es el caso de hoy en día, donde una am-plia mayoría ya vienen al mundo con botas y equipajes de fútbol de marcas registradas.

Sus primeras botas de fútbol fue-ron de chasis, las clásicas que se usa-ban en los campos de tierra, y que por cierto eran duras, incomodas y de poca calidad.

œQué cambiaría de su vida echándole un viz-tazo al pasado? Muy pocas cosas, quizás, si por pedir es, un poco más de suerte en la vida, que nunca viene mal.

œA quien le darias las gracias? Puede que haya varias personas, es más, estoy seguro, pero me quedo con quienes me ayudaron en los momen-tos más difíciles de mi vida, momento en el que tuve que ser intervenido en una operación de trasplante de híga-do en la Clínica de la Candelaria, donde acudieron varios vecinos del pueblo para donar sangre, entre ellos recuerdo a Andrés (el fontanero), Juan Flores, José Miguel Rodríguez, gente de la Cruz Roja, familiares y otros muchos a los que pido perdón por no mencionarlos.

œUn partido especial? Un encuentro en el campo de Cabo Blanco donde ganamos 0-1, gol mar-cado por Valentín (la vieja) y donde si mal no recuerdo fue la primera prima que cobré, dinero que puso en una gran parte los aficionados.

œMomentos que nunca se olvidan? Hubo muchos y quizás más impor-tantes, pero puestos a pensar me quedo con las vivencias. Eran otros tiempos, el fútbol no era tan mate-rial, había más pasión. Para mí, el recordar aquellos viajes de casi tres horas en guagua (micro) para venir a jugar, el quedarme por las noches en la Pensión de Prudencio y tener que madrugar para regresar en los taxis (piratas) donde viajábamos como sardinas en lata. Eso sí, el club me pagaba 250 pesetas para cubrir los gastos de transporte, dieta y el alo-jamiento. Por otra parte, mientras estuve en la mili, muchas fueron las guardias que se pagaron para que yo pudiera venir a jugar, pues siem-pre había algún peninsular que se prestaba por lo que pagaba el club, con lo cual, por ese lado creo que nunca deje de jugar.

œ Que recuerdas de aquellas primeras plan-tillas?En la primera temporada, el equipo estaba descompensado en sus líneas, mejorando mucho en el último tramo de liga, hasta el punto que se jugó la final de la Copa Presidente, jugado en el Campo de la Salud, ante el Bue-navista del Norte y que se perdió por dos a uno. Mientras que el año del ascenso a Segunda Regional el equipo tomó cuerpo con los fichajes de Félix, José Antonio, Ignacio, Benjamín y otros; más los jóvenes que fueron saliendo del pueblo, haciendo del Arcángel un equipo respetado y admirado en toda la provincia.

œDónde firmaste tu primera ficha con el San Miguel? Tengo mis dudas, pero creo que fue en el bar Los Remaches en Granadilla.

œQué significa el sur para ti? Mucho, vine a jugar como todo juga-dor y lo que en un principio podían ser una o dos temporadas, terminaron siendo ocho como jugador y el resto de mi vida. No puedo negar que me he sentido muy querido en el pueblo desde el día en que fiché en el Arcán-gel, es más, me siento agradecido por haber llegado a San Miguel.

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Nuevamente dirijo algunas líneas de texto en pos del co-nocimiento de nues-

tra historia fantástica, nuestros relatos orales, nuestros cuentos o leyendas como lo son estas historias humanas de deses-peración - la mayoría ante la conquista - el acorralamiento al que fue sometido este pue-blo y que nos deja historias dramáticas como la leyenda de El salto del guanche.

Esta leyenda la podemos ubicar en la isla del Hierro y aunque observamos que la de-nominación „Guanche‰ hace referencia a los habitantes de Tenerife, por degeneración del término se ha venido utilizan-do indistintamente para deno-minar a los habitantes prehis-pánicos de canarias, en lo que se podría llamar una „genera-lización‰ en toda regla.

Esta sobrecogedora y bre-ve historia nos narra la historia de un valiente bimbache (que así se llamaban los aboríge-nes de aquella isla) de nom-bre Ferinto y que ocurrió en el tiempo de la primera conquista de la isla por parte de Jean de Bethencourt. En El Hierro esta historia se ha recogido de nu-merosos informantes y varias veces con lo que tenemos una visión general de la misma, y dice así:

„Era Ferinto el más valero-so entre los jóvenes bimbaches, quien se resistía a aceptar a los invasores, y los hostigaba de continuo, valiéndose del conocimiento perfecto que te-nía del terreno arriscado de su isla y de la extraordinaria agi-lidad para saltar obstáculos y ocultarse en las quebradas. Un día Ferinto fue traicionado por uno de los suyos, quien reveló a los extranjeros la cueva en que se ocultaba. Iban ya en su busca, pero logró salir de la cueva antes que los castellanos llegaran, y sorteando obstácu-los huyó hacia la cumbre.

Mas los perseguidores es-trecharon el cerco hasta tener-lo totalmente rodeado. Sólo por una parte fallaba el cerco, pero en ella había una profun-da fuga que impedía toda hui-da. Ferinto, viéndose perdido,

tomó aliento, cerró los ojos y dio tan poderoso salto que lo-gró alcanzar la otra parte del barranco. Aquel lugar recibe aún hoy en día, según unos, el nombre de El Salto del Guan-che, y, según otros, El Salto de Ferinto. Está en la vertiente noroeste del mítico Garoé, en la zona llamada Tamuica. Más de nada le sirvió aquel salto a Ferinto. Sigue contando la leyenda que, al fin, viéndo-se de nuevo rodeado por los conquistadores, y no teniendo más escapatoria, se lanzó al vacío, prefiriendo perder la vida a perder su libertad‰.

Y dice la leyenda que „⁄ al saltar dio tan grande grito, que atravesó montañas y pina-res y llegó a la otra parte de la isla. Y que allí lo oyó su ma-dre, quien, llorando y entris-tecida, dijo: ÿMi hijo ha sido vencidoŸ⁄‰.

Como podemos observar son muchas las historias que narran un final trágico para muchos que, viéndose en la tesitura de morir o ser escla-vizados, prefieren morir antes de perder su libertad. Pero también se nos reseña la deja-dez a la muerte de algunos de estos aborígenes, que se arti-culaba a través de la palabra Vacaguaré: „Me quiero morir‰ - Tomado de Sabas Martín, Ritos y leyendas guanches (1985) – Y Sucedía a veces que alguno de los habitantes de la isla de La Palma se ne-gaba a la vida, dominado por una honda melancolía. Con-vocaba entonces a sus amigos y parientes para decirles con voz firme:

-Vacaguaré (que quiere decir „Yo me quiero morir‰).

Y se tenía por gran cruel-dad el no satisfacer su deseo con lo que al instante, lo tras-ladaban a la cueva que ha-bía elegido, lo reclinaban en un catre de pieles blandas y le ponían un gánigo lleno de leche en la cabecera. Después cerraban la entrada. Nadie se atrevía a turbar aquel triste le-targo de la muerte⁄ pero esto ya es otra historia que ya nos encargaremos de desglosar.

En Gran Canaria, también se arrojó al vacío, desde las cumbres de Tirma, el valeroso Tasarte, quien -en palabras de Viera- „arrebatado de dolor y frenesí, corrió al borde del cé-lebre risco Tirma de Gáldar y, clamando en voces altas –ATIS TIRMA!, se precipitó al mar‰. Este grito –ATIS TIRMA!, que ha quedado como expresión de la libertad y, a la vez, como símbolo del valor y del orgullo de la raza aborigen canaria, fue también el que lanzó el último faicán de Telde, el va-leroso Bentejuí, al precipitarse desde la fortaleza de Ansite, en el último acto de la conquis-ta de Gran Canaria.

Dentro de estas tristes his-torias de desesperación pode-mos destacar una desconocida y que es uno los casos de saltos formidables sobre profundos barrancos que lograron dar algunos aborígenes para huir de los castellanos perseguido-res, han quedado las leyendas de El salto del guanche – como ya hemos comentado en la isla de El Hierro - y El salto de las mujeres, en Gran Canaria también, en ambos casos con

sus respectivos topónimos, que garantizan y señalan el lugar exacto en que ocurrieron.

En el caso de El salto de las mujeres aparece recogido en las crónicas de la conquista de Gran Canaria, y dice así:

„Hay otro risco llamado El Salto de las Mujeres, y es que unos españoles siguiendo unas mujeres por unos cerros altos y despeñados, habiendo ya cogido algunas, iban en se-guimiento de otra (debía ser noble) muy hermosa y de gran-des bríos, y viéndose cercada de hombres sus enemigos, se arrojó por un risco abajo, y viniendo después su madre a socorrerla, sabiendo su deses-peración, hizo ella lo mismo‰ - Sedeño, cap. 13 - Todos las historias que citan el episodio de las dos mujeres lo sitúan en la vertiente del noroeste de la isla de Gran Canaria, en las cercanías de Tirma. Y efecti-vamente, la toponimia actual conserva todavía un Risco de las Mujeres en la zona de Vigaroy, en el macizo de Ima-gua, como testimonio perenne de un hecho que merece recor-darse.

Siempre detrás de una leyenda existe la siguiente pregunta: si es una historia fantástica: œPor qué surge?, quizás por la necesidad de explicar un topónimo desde la imaginación de unos pocos o quizás, y ese es en parte mi posicionamiento, es la „invo-lución‰ o „evolución‰ de un hecho veraz – histórico - que siendo trágico o traumático, ha visto la necesidad de con-vertirse en historia popular, en mito, para que así de ese modo el mensaje que entre lí-neas se pretende difundir, el de la libertad de un pueblo y la defensa de su cultura, traspase el filtro de los siglos y quede reflejado en la rica sabiduría de nuestra gente para enrique-cernos y aprender de nuestros antepasados.

Sin más me despido, no sin antes emplazarles a un nuevo encuentro con estas historias populares, raíces que se hun-den en lo profundo de nuestra propia cultura e identidad y cuyo rescate es tan necesario como la vida misma.

La Muerte una alternativa ante la esclavitud en el mundo aborigen

Jesús Agomar González Guillama

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Música, Lenguaje Universal...

CCoommeenntataririosos

Bodas de Oro, Bodas de PlataEl 18 de diciembre de 2005, con el tem-plo repleto de fieles, varias parejas de-mostraron de mane-ra práctica la plena vigencia del matri-monio para toda la vida. Fueron cuatro bodas de oro y cua-tro bodas de plata y, en efecto, hombres y mujeres, jóvenes y viejos, llegaron has-ta el altar de Dios para renovar las promesas matrimo-niales de fidelidad, amor y apoyo mutuo hasta que la muerte los separe.

La renovación del compromiso sa-cramental se carac-terizó porque fue he-cha de viva voz, en

la que cada palabra fue pronunciada con fortaleza, decisión y entusiasmo, para que no quedara duda de cada uno de los renovantes tiene el convencimiento y quiere ser fiel a la premi-sa de que „lo que Dios ha unido no lo separe el hombre‰

Cestería. La Casa de El Capitán sigue acogiendo nuestras tradiciones en forma de arteDesde el pa-sado 24 de enero hasta el 24 de mar-zo, el Museo Casa de El Capitán aco-ge una mues-tra de cestería represen ta-tiva de toda Canarias. La cestería es el arte de transformar y tejer diversos tipos de fibras vegetales con el fin de cubrir las necesidades de trans-porte, almacenamiento, vestido, vivienda y herramientas del ser humano.

La gran riqueza botánica de las islas es el factor determi-nante para la amplia variedad de formas y materiales. Son utilizados normalmente mimbres, varas de caña y castaño, pírgano y hojas de palma, paja de centeno, badana o fibra de platanera, juncos, etc. Todo es válido para crear cestos, barquetas, raposas, cestas, paneras, sombreros, balayos, arneros, costureros, y un sinfín de utensilios necesarios en la vida cotidiana.

La muestra estará expuesta en horario de mañana y tar-de, en la Sala El Artesano, y queda incluida dentro de la pro-gramación cultural anual que el Museo tiene previsto para este año 2006.

FFoottooNNototiciciaia

„La Música es algo espiritual. Puedes hipnotizar a la gente con la música y cuando los tengas en su punto más débil, puedes predicar a sus subconscientes lo que deseas decirles‰

Jimmy Hendrix

La música es un arte que recorre nuestro cuerpo para acabar en una explosión de sentimientos, sensaciones y energía que nos ayudan a expresar, verbal y corporalmente, todas esas pequeñeces y grandezas que somos capaces de Ser, una cómplice y compañera en nuestros momentos de soledad, de euforia o de tristeza. Por eso encuentro en ella una herramienta de transmisión para con el resto del mundo de los sentimientos⁄ de las emociones⁄ y por tanto, el mundo de las personas.

Es tal, entonces, un medio de expre-sión y comunicación universal (entendible para todos/as a pesar de su diversidad y de las diversidades), que en algunas oca-siones nos identifica culturalmente.

œAcaso los sonidos que emite cual-quier tipo de música (folklórica, ese pa-jarillo que canta en la mañana, el rege-tón de las disco, estopa en la radio⁄) en cualquier lugar del mundo, a cualquier hora, en cualquier momento⁄ no van acompañadas de emociones, escondidas

o no, en lo más interior de nosotros mis-mos? La música, en muchísimas ocasiones produce o emite la magia de una mirada, el gesto de una sonrisa, el sonido de un llanto silencioso, de las formas y maneras de sentir, del inmenso placer de viajar y recordar en el tiempo, de escuchar...

Porque, desde mi punto de vista, existen dos canales para comprender y entender La Música. El primero po-dría ser la escucha, que nos posibilita la capacidad de experimentar a través de ella; y una segunda, la creación de la misma, que además nos ayuda a dar un sentido técnico y concreto a ésta (ya que se encuentra definida como el arte de combinar los sonidos y los silencios, a lo largo de un tiempo, produciendo una secuencia sonora). Ambos canales nos crean autonomía, nos relajan, nos enseñan diversas formas de expresar, nos ayudan a desinhibirnos, a experi-mentar multitud de sensaciones, fomen-tan la confianza en uno mismo, y como no, en el otro. Por tanto, La Música tiene

también un grado terapéutico provoca-do o producido. Provocado, a través de músico-terapias específicas con objetivos concretos (nosotros absorbemos energías y ellas sutilmente alteran nuestra respira-ción, pulso, temperatura de la piel y otros patrones rítmicos internos) y producido por medio de los sentimientos y sensacio-nes que somos capaces de experimentar a través de ella.

Reconozco cómo La Música (la de ayer, hoy y mañana) afecta a la atmósfe-ra, al intelecto, a las emociones y al espí-ritu de las personas, plantas y animales. Por eso es muy importante que seamos concientes y críticos con el tipo de música a la que nos sometemos.

Tratemos de dar a LA MÐSICA una vida eterna, para que sigamos experi-mentando y sintiendo las inmensas ma-ravillas que nos regala.

„La Música necesita a las personas⁄y viceversa‰

Alba Martín García

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El Cocinar es un Arte

COLECCIONABLE

Umberto Marinoni Lapini

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Ingredientes:200gr. de carne de cerdo picada, 200gr. de carne de ter-nera picada, 1 huevo, 2 dientes de ajo, perejil, canela, ¼ kg. de champiñones, aceite de oliva, 100gr. de guisantes, sal y pimienta.

Preparación:Amasa los dos tipos de carne con el huevo, el ajo picado fino y el perejil trinchado; y añade un poco de canela, la

sal y la pimienta. Forma con esta mezcla las albóndigas y fríelas en aceite bien caliente; una vez frita guárdalas al calor. A continuación, limpia los champiñones córta-los en láminas y guísalos junto con los guisantes en una cacerola con aceite. Cuando estén casi hechos, añade las albóndigas y deja cocer todo el guiso durante unos minutos. Servir acompañado de papas fritas.

Albóndigas con guisantes y setas

FFoottooNNototiciciaiaLa Casa de Canarias de Madrid acoge la presentación del libro „San Miguel de Abona-Rincones‰El Ayuntamiento de San Miguel de Abona, a través de su Concejalía de Cultura, presentaba el viernes 20 de enero, en la Casa de Canarias de Madrid, el libro „San Miguel de Abona-Rincones‰ de Esther Marrero León y Carlos E. Mora. En el acto, que estuvo presentado por Rafael Machado, estuvieron presentes el Alcalde de este municipio Arturo Eugenio González Hernández, el Con-cejal de Cultura Valentín González Évora, Esther Marrero León, autora de los textos y Elena Mora en representación

del fotógrafo Carlos Mora, arropados por un numeroso público procedente de diferentes partes de las islas, así como residentes en la capital de España.

El ejemplar, que ya ha había sido presentado el pasa-do mes de septiembre con motivo de las Fiestas Patronales, nos muestra imágenes de este pueblo sureño, probable-

mente jamás percibidas por los lugareños, acompañadas por los sentimientos de la poesía.

Valentín González afirmaba que „Rincones, forma parte de un ambicioso proyecto editorial que desde la Concejalía de Cultura se ha querido fomentar cada año; y por ello, tras recibir la invitación de la Casa de Canarias de Madrid, a través de su Presidenta Aída Luque, hemos querido dar el salto para llegar a todos aquellos canarios que actualmente se encuentran por uno u otro motivo en tierras peninsulares‰. Las palabras y la fotografía de estos dos autores describen de forma singular el paisaje de San Miguel de Abona, requiriendo la complicidad del lector y espectador, el cual acabará fundiéndose en uno.

A se vez, Arturo González manifestaba la importancia de este tipo de actos, en los que „no sólo se da trascen-dencia al municipio dentro del ámbito cultural, sino que a su vez sirve como puente de reencuentro entre aquellos canarios que se hallan fuera de su tierra‰.

Nuevo Centro Cultural en GuargachoEl Ayuntamiento de San Miguel de Abona inauguraba el pasado 3 de febrero un nuevo Centro Cultural en el barrio de Guarga-cho. Por ello, a través de su Con-cejalía de Cultura y Juventud, se ha elaborado un proyecto de gestión social-comunitario cuyo objetivo no es otro que el de lle-gar a todas las aquellas perso-nas, cualquiera que sea su edad, residentes en este municipio.

El Centro cuenta actualmente con un Aula Municipal de Psicomotricidad Terapéutica y Pedagógica (donde también se engloba la psicomotricidad gerontológica-

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Coleccionable de alfarería tradicionalde San Miguel de Abona

COLECCIONABLE

Por Pedro Benítez Reyes

Manejando campos como el grabado, la escultura, la cerámica, se centra primordialmente en el campo pictó-rico, muy enraizado desde muy pequeña a través de su abuelo, pintor de marinas. La mayor parte de los temas que presiden sus obras se relacionan con el entorno y las sensaciones de Canarias, utilizando como medio en sus composiciones la tinta china, pero principalmente el acrílico.

Artista de gran expresividad capaz de realizar obras que combina la hiperrealidad con el impresionismo, y por el otro la experimentación de formatos, simplicidad del trazo, manchas veladas de colores intensos... Es en este último caso, donde se ha centrado la obra que se presen-tó en la Sala El Aljibe denominada „Redondeces‰, donde quiso resaltar las redondeces de la mujer. Considera que la mujer canaria es una mujer hermosa, de dulce rostro que se integra a la perfección ante su paisaje de origen. Plasma los siguientes elementos: la mujer, la naturaleza del azul del mar, las olas, la arena, el eterno sol...; espa-cios íntimos y cotidianos.

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Vasija de cuajar la leche

personas mayores y logopedia), una Biblioteca-Sala de Conferencias-Sala de Exposiciones con servicio informá-tico (adaptado de tal forma que pueda ser visitada tanto por estudiantes como por cualquier otro sector poblacional que esté interesado en utilizar este servicio); un Aula para Cursos de Informática; un Aula para Cursos de Manua-lidades y Pintura; y un aula multiusos que será utilizada para la realización de cualquier curso tipo académico que se lleve a cabo desde el Ayuntamiento de San Miguel de Abona, así como presentaciones de libros o reuniones.

Se amplía la franja de horario de cada uno de los servi-cios, estando abiertos de mañana y tarde. Asimismo, desde esta Concejalía, y teniendo en cuenta la demanda que existe actualmente en el barrio, se está trabajando en la elabora-ción de una „Tarjeta para Mayores‰, que se podrá adquirir en nuestras oficinas, a efectos de poder subvencionar parte de los cursos que se impartan desde el ˘rea de Cultura y Juventud, la cual podrá ser utilizada por personas mayores de 55 años que estén empadronadas en este municipio. Para mayor información llame al 922-70.10.17

Redondeces en El Aljibe – Marta Arnay nos presentó a la mujer canariaDurante todo el mes de febrero, y siguiendo con nues-tra programación anual, hemos tenido la oportunidad de contar en la Sala de Exposiciones El Aljibe, con las mara-villosas obras de Marta Arnay Báez. La artista, licenciada en Bellas Artes por la Universidad de La Laguna en 1998, empezó a exponer de manera colectiva a partir de 1992 y de manera individual desde el 2000, exhibiendo su obra en Barcelona, Las Palmas de Gran Canaria y en Tenerife. Realizó el curso de adaptación pedagógica en la Univer-sidad de La Laguna. Seguidamente comenzó a trabajar en los siguientes campos: educativo, diseño gráfico, restaura-ción, animación sociocultural...

En este artículo destacaremos una pieza a la que no se le ha encontrado pare-cido con cualquier otra. Su formato es

igual a los fragmentos encontrados en las excavaciones que se hicieron en el sitio en que se encontraba el ingenio de azúcar de Güimar de Arriba, luego se encuentran de nuevo en el lugar donde estuvo ubicado un centro alfarero de gran importancia situado en nuestra comarca chasnera. Centro que hasta el momento no se ha estudiado de-bidamente y que en mi opinión se trata de los que se establecieron justo después de

la conquista. Esta vasija tiene unos cincuenta centímetros de altura por veintisiete de ancho, con una capa-cidad de más de diez litros, su bor-de es engrosado y redondo, tiene vico (pequeño vertedero). Su posi-ble uso fue el de cuajar leche para la elaboración de queso. Aunque su antigüedad no sea contempo-ránea a la conquista, es herede-ra en su tipología de las usadas por los primeros colonos esta-blecidos en Tenerife.

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Contra

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