Leibniz Kant

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    KANT CONTRA LEIBNIZ:LOS LMITES DE LA RAZN HUMANA

    En este trabajo mostrar el claro enfrentamiento entre el leibniciano

    principio de los indiscernibles por un lado, y por otro el apriorismo kantiano

    de espacio y tiempo, es decir, su carcter fundante de la universalidad de los

    juicios sintticos de la matemtica.

    E intentar encuadrar ese enfrentamiento en lo que entiendo es una

    cierta depuracin del empirismo que se est produciendo en la filosofa

    moderna y contempornea; y que estriba, bsicamente, en desplazar elconocimiento humano de la individualidad desde la sensibilidad a la

    facticidad del conocimiento intelectual, en virtud de la cual ste no siempre

    alcanza la entera inteligibilidad de los individuos.

    Antecedentes

    El nominalismo tardomedieval, seguramente como un derivado tardode la conocida como polmica de los universales, constat que los objetos

    conocidos por el hombre no son enteramente lgicos. A dicha constatacin

    obedece su afirmacin del carcter individual de la realidad, frente a la

    universalidad propia de las ideas pensadas; la nocin escotista de haecceitas

    y la concepcin ockhamista del singular, apuntan a este elemento extralgico

    de lo conocido por el hombre.

    Porque desde Boecio se deca que el principio de individuacin no esla pura materialidad, sino la materia ya cuantificada: signata quantitate1;

    pero, como la cantidad continua es la magnitud, espacial y temporal, y la

    discreta el nmero, Ockham defendi la existencia del puro singular,

    singulum, como un ser particular, individuado loco et numero. Del singular

    1 Boecio explic la diversidad genrica por la materia, la especfica por la forma, y la

    numrica por la materia determinada por la cantidad; cfr. SOTO, M J.: "Individuo"; enGONZLEZ, A. L. (ed.): Diccionario de filosofa. Eunsa, Pamplona 2010; p. 586.

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    hay una intuicin directa por parte del hombre, paralela a la descalificacin

    de la suposicin universal de los conceptos, que quedan reducidos a meros

    nombres, puros trminos lingsticos.

    Mediante esta operacin epistemolgica se empez a atribuir la

    ndole extralgica de los objetos a su datacin en el espacio y en el tiempo,

    como los elementos constitutivos de la individualidad; una individualidad que

    entonces ya no es propiamente la singularidad sensible, pero tampoco la

    particularidad inteligible, sino la individualidad peculiar de la facticidad de un

    conocimiento intelectual incorporado.

    Sin embargo, la individualidad del dato espacio-temporal se tom

    inicialmente como correspondiente con la singularidad sensible,

    contradistinta de la universalidad, propia del conocimiento intelectual; de ah

    el que la disputa entre empirismo y racionalismo vertebre el pensamiento

    metafsico moderno, que muy bien puede entenderse como una reaccin al

    nominalismo. Como luego indicar, el pensamiento contemporneo ha

    explicado de otro modo la ndole no enteramente lgica de los objetos

    conocidos por el hombre: apelando ms bien a la facticidad del conocimientohumano, incluso intelectual, en lugar de a su carcter propiamente sensible.

    El principio de los indiscernibles de Leibniz

    En el extremo racionalista de la mencionada polmica moderna est

    el leibniciano principio de los indiscernibles, segn el cual dos cosas no se

    pueden diferenciar slo por factores espaciales o temporales; porqueentonces esa diferencia carecera de justificacin, no tendra una razn

    suficiente. Segn el principio de los indiscernibles, como todo tiene una

    razn suficiente, la individuacin no puede ser slo sensible ni meramente

    fctica, segn el espacio y el tiempo; sino que ha de ser enteramente

    inteligible, pues la sustancia es la particularizacin lgica de una esencia. La

    unidad inteligible de la sustancia particular se corresponde con la idea

    leibniziana de mnada.

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    Precisamente, la mnada, el concepto de una sustancia particular, es

    la razn suficiente del despliegue temporal de su existencia; pues la nocin

    completa o perfecta de una sustancia envuelve, dice Leibniz, todos sus

    predicados: pretritos, presentes y futuros2. De modo que toda sustancia

    simple es la nica y sola fuente de sus propias modificaciones3. El espacio y

    el tiempo vendrn a ser, entonces, representaciones vagas, fenmenos

    aparentes, de la armona preestablecida entre las mnadas, que es

    puramente inteligible como ellas.

    La razn suficiente, por tanto, constituye la misma estructura de las

    mnadas, de acuerdo con la cual se despliegan en el tiempo; y es as una

    denominacin intrnseca de ellas, una diferencia interna que las particulariza.

    Por eso, sigue diciendo Leibniz, si las mnadas careciesen de cualidades

    internas un estado de cosas sera indiscernible de otro4.

    El racionalismo de Leibniz, en efecto, se condensa en el que llam su

    gran principio5, principio fundamental del razonar6: el principio de razn

    suficiente. Y que dice que nada es sin razn7; o, con otras formulaciones

    afines: que se puede dar razn de todo8

    , que nada sucede sin razn9

    . En laMonadologalo formula as: no puede darse ningn hecho sin que haya una

    razn bastante para que sea as y no de otro modo( 32).

    Y ahora, el extremo racionalismo de Leibniz se cifra en la conocida

    como ley de Leibniz10: su principio de los indiscernibles, segn el cual no hay

    dos individuos indiscernibles11; o, como dice en la Monadologa: no hay

    2COUTURAT, L.:Opuscules et fragments indites de Leibniz. Extraits des manuscrits de labibliothque royal de Hanovre. Georg Olms Verlag, Nueva York 1966; p. 520.3COUTURAT, o. c., p. 14.4Monadologa 8.5GP (Gerhardt, C. J., ed.: LEIBNIZ, G.W.: Die philosophische Schriften. Georg Olms Verlag,Nueva York 1978) VII, 289.6COUTURAT, o. c., p. 11.7Nihil est sine ratione, GP II, 56; IV, 232; VII, 109, 300, 301 y 302; etc.8COUTURAT, o. c., p. 25.9GP VII, 289.10

    RADA, E. (ed.): La polmica Leibniz-Clarke. Taurus, Madrid 1980; p. 38.11IV Carta a Clarke(2.VI.1716), 4.

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    nunca en la naturaleza dos seres en los cuales no sea posible hallar una

    diferencia interna, o fundada en alguna denominacin intrnseca( 9).

    Entiendo que la ley de Leibniz es una cierta aplicacin, como digo

    extrema, del principio de razn suficiente: concretamente, su aplicacin al

    dato espacio-temporal; o su vigencia respecto de aquella realidad

    individualizada tan slo por su ubicacin en las coordenadas espacio-

    temporales. De acuerdo con esta ley, dice Leibniz, cuerpos semejantes e

    iguales no hay manera de distinguirlos y por tanto son uno y el mismo12. O

    bien: en la naturaleza no hay dos seres reales absolutamente indiscernibles,

    porque si los hubiera Dios actuara sin razn13al ubicarlos aqu o all, o bien

    al hacerlos ser ahora, antes o despus.

    Aunque la razn suficiente debe encontrarse tambin en las

    verdades contingentes o de hecho14, el puro dato espacio-temporal carece

    de razn; pues, sigue diciendo Leibniz, si el espacio fuera un ser absoluto, en

    el que ubicar toda la realidad material, entonces se dara alguna cosa de la

    cual sera imposible que hubiera una razn suficiente15, como son las meras

    diferencias de lugar o posicin

    16

    . Cierto. Pero entonces habr que distinguirtambin la particularidad racional de las cosas, su unidad mondica, de su

    sola datacin, de su localizacin espacio-temporal.

    Espacio y tiempo segn Leibniz y Kant

    En la correspondencia con Clarke durante los dos ltimos aos de su

    vida, 1715-16, Leibniz se pronunci contra el espacio absoluto, esesensorium Deinewtoniano17. Para Leibniz el espacio no es un absoluto de

    orden sustancial: el receptculo que aloja las sustancias; sino que es

    12GP VII, 284 nota al margen.13V Cartaa Clarke (18.VIII.1716), 21.14Monadologa 36.15III Carta a Clarke(25.II.1716), 5.16 Como lo reconoce Clarke en su respuesta a esa tercera carta (5): la uniformidad delespacio prueba que no podra haber all una razn por la que Dios creara cosas en un lugar

    mejor que en otro.17RADA, E. (ed.): La polmica Leibniz-Clarke, o. c., p. 33.

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    relativo: hay que referirlo a las mnadas, porque es una propiedad de ellas,

    de su mutua referencia. Sucede que, como las sustancias simples carecen

    del comercio del mutuo influjo, no habra orden alguno entre ellas si no

    hubiera por lo menos una correspondencia mutua; y esa correspondencia

    entre ellas, el orden de cuanto existe, consiste precisamente en estas dos

    cosas: tiempo y lugar18; el espacio es el orden de coexistencia entre las

    mnadas, y el tiempo el orden de sucesin.

    Pero como slo las mnadas son reales, el espacio en s tendr que

    ser, dice Leibniz, una cosa ideal, como el tiempo19. Propiamente, afirma,

    espacio y tiempo no son cosas, sino modos de considerar las cosas, eso s:

    con fundamento20, con alguna base en la realidad; incluso la mismamateria

    y el movimiento, aade Leibniz,no son ms que fenmenos, que contienen

    en s, algo de imaginario21. Al final, o en definitiva, nuestra mente hace el

    fenmeno, como la divina hace la cosa22.

    No parece tan distante del kantiano este planteamiento leibniciano,

    como el propio Kant reconoce en su Crtica de la razn pura: para Leibniz,

    dice all, la sensibilidad es una representacin confusa de la cosa en smisma, la cual se conoce por medio del entendimiento (A270, B326).

    Con todo, el espacio es algo problemtico para Kant: porque no

    acepta que sea un mero ente de razn23, y sin embargo reconoce que an

    queda en pie la cuestin, que slo es dado resolver al intelecto, de en qu

    principio se apoya esa relacin de todas las sustancias entre s que

    considerada intuitivamente se llama espacio24. La solucin la encuentra Kant

    en su carcter a prioricomo forma de la sensibilidad humana.Por consiguiente, el espacio no es para Kant relativo a las sustancias,

    como deca Leibniz, porque es uno y nico (una representacin singular, y no

    18COUTURAT, o. c., p. 14.19V Cartaa Clarke (18.VIII.1716), 33.20COUTURAT, o. c., p. 522.21COUTURAT, o. c., p. 185.22COUTURAT, o. c., p. 528.23

    Las regiones del espacio, IV, 383.24Dissertatio, $ 16.

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    una nocin abstracta y comn25); de modo que sus regionesno consisten en

    la relacin de una cosa con otra, sino en la relacin de ambas al espacio

    absoluto del universo26.

    Adems, el mismo Kant confiesa que la indicacin de Hume sobre la

    conexin causa-efecto interrumpi mi adormecimiento dogmtico27. La

    retraccin humeana de la causalidad al sujeto cognoscente suministr al

    Kant precrtico la gran luz28, en torno a 176929, que le permitir afrontar la

    revolucin copernicana del conocimiento con su crtica de la razn. En ella

    Kant afirma, por un lado, que los conceptos estn vacos sin fenmenos

    sensibles: los pensamientos sin contenido son vacos30; y, por otro, que el

    fenmeno, para integrar la multiplicidad de la afeccin externa, requiere

    como valores formales el espacio y el tiempo. La mencionada gran luz de

    Kant, sa que le despert del sueo dogmtico racionalista, fue justamente

    el descubrimiento de la a prioridadde esas formas sensibles.

    Ya en su Monadologa fsica(1756) Kant haba percibido el conflicto

    entre el llamado problema del continuo, la inacabable divisibilidad del

    espacio, y la simplicidad de las mnadas; dicho conflicto haca imposible elmaridaje de la geometra con la metafsica (cfr. Proposicin 5). Y, como

    confesar despus, la a prioridadde espacio y tiempo es el nico modo que

    se le ocurri de asegurar el empleo de uno de los conocimientos ms

    importantes: aqul que desarrolla la matemtica; e impedir que pueda ser

    tenido por pura apariencia31.

    25Dissertatio $ 15, B.26Las regiones del espacio, I, 377.27Cfr. Prefacio a los Prolegmenos a toda metafsica futura que haya de presentarse comociencia(1783), AK, IV, 260.28Cfr. COLOMER, E.: El pensamiento alemn de Kant a Heidegger. Herder, Barcelona 1986;v. I, p. 58. Alude a una carta de Kant a Lambert, fechada el 2.IX.1770, en la que Kantreconoce haber llegado, hace como un ao, a una concepcin y a un criterio seguro parasolucionar los problemas metafsicos.29 Al respecto, tienen especial inters dos escritos del Kant precrtico: Las regiones delespacio(Sobre el fundamento primero de la diferencia entre las regiones del espacio, 1768)y la Dissertatio(Sobre la forma y los principios del mundo sensible y del inteligible, 1770).30Y las intuiciones sin conceptos ciegas; el conocimiento nicamente puede surgir de la

    unin de ambos(A51, B75).31Prolegmenos13, tercera observacin.

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    Las parejas incongruentes de Kant y su crtica a la monadologa

    Por otro lado, Kant observ que el espacio y el tiempo son

    fundamento de diferencias en las cosas. En particular, en el caso de las que

    llam parejas incongruentes: dos cuerpos iguales y semejantes, que sin

    embargo no coinciden, pues no se pueden encerrar dentro de los mismos

    lmites; como la mano derecha y la izquierda32. Una misma idea, pero dos

    distintas versiones espaciales de ella: semejantes e iguales, pero no

    congruentes, cuales son, dice,las manos izquierda y derecha (en cuanto que

    concebidas solamente segn su extensin)33.

    Por cuanto justifican diferencias en los objetos, espacio y tiempo son

    un elemento no racional requerido para la construccin del fenmeno; que

    adems, por ser a prori, fundan la geometra y la aritmtica, de modo que la

    matemtica es una ciencia objetivamente vlida.

    La discusin kantiana del principio de los indiscernibles, su admisin

    del espacio como un fundamento no racional, o como un elemento nointelectual del objeto de experiencia, y -en definitiva- su respeto por la

    realidad emprica se corresponden con su idea de la existencia como algo

    fctico, carente de razn, de inteligibilidad: la existencia, en efecto, -dice en

    la Crtica de la razn pura-no es un predicado real, es decir, el concepto de

    algo que pueda aadirse al concepto de una cosa. Es simplemente la

    posicin en s de una cosa o de ciertas determinaciones suyas(A598, B626).

    Desde esta base, Kant se opone a la idea leibniziana de mnada enlos pargrafos finales de la analtica trascendental de la Crtica de la razn

    pura, cuando trata de las anfibologas de los conceptos de reflexin. Segn

    lo dice all Kant, el nico fundamento de la monadologa es que Leibniz refiri

    al entendimiento la diferencia entre lo interior y lo exterior (A274, B330):

    32Cfr.Las regiones del espacio, III, 381-2.En Prolegmenos,13 se refiere a esta diferencia,

    apelando a la simetra ante un espejo.33Dissertatio, $ 15, C.

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    armona preestablecida frente a influjo fsico; por eso, extendi a los objetos

    de los sentidos su principio de los indiscernibles, que slo tiene validez

    respecto de los conceptos(A272, B327-8).

    Pero para Kant, en cambio, un fenmeno en el espacio puede no

    contener ms que relaciones, sin nada absolutamente interior(A284, B340);

    pues a la sustancia notica, como objeto del entendimiento, cabe concederle

    que posea determinaciones internas (como la mnada leibniciana), pero la

    sustancia fenomnica se reduce a relaciones externas, es meramente

    emprica (cfr. A 265-6, B 321-2). Incluso el alma humana, que es la propia

    interioridad subjetiva, en su dimensin externa y prctica encuentra tambin

    otra clase de facticidad, adems de la emprica: el hecho moral.

    La negacin hegeliana de la individualidad espacio-temporal

    Contra la posicin kantiana se levant luego Hegel; quien repuso el

    enfoque racionalista leibniciano buscando librarse de la facticidad adscrita al

    invididuo por su datacin en el espacio y el tiempo. Como es sabido, paraHegel el elemento del saber es completamente lgico: el puro ser del

    espritu; y acaso despus, tras la alienacin, la subjetividad del yo, el tiempo

    histrico. Pero precisamente la alienacin consiste en la aparicin del espacio

    y el tiempo fsicos, los de la mecnica newtoniana, que constituyen para

    Hegel la negacin de lo lgico. Frente a la determinacin espacio-temporal

    del individuo, Hegel propone que lo verdadero es el todo, el universal

    concretado; y que cualquier clase de individualidad fuera del todo, es falsa.La dialctica, por contra, permite al espritu superar la falsedad, y

    recuperarse de la alienacin; pues el conocimiento conquista la libertad de la

    idea en lo universal. La aufhebunghegeliana es, pues, un intento de eliminar

    la facticidad. Que, en cierto modo, es vano: pues no lo consigue34; y, por

    34Sobre este punto, cfr. POLO, L.: Hegel y el posthegelianismo. Eunsa, Pamplona 20063;

    epgrafes "El dilema dialctico" (pp. 65 ss) y "La paradoja de la alienacin histrica" (pp.239 ss).

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    otro lado, equivocado: porque, al pensar, la generalidad obtenida por

    negacin es distinta de la universalidad propia de la razn, la cual no se

    logra reiterando la negacin.

    La distincin de pensamiento y razn, que permitira separar la

    facticidad de los individuos respecto de su particularidad inteligible, no es

    percibida por Hegel. Lo cual sucede, entiendo, porque Hegel, aunque con la

    dialctica arremete contra la facticidad, ignora cul es el origen de sta, y

    qu sentido tiene.

    Individualidad y facticidad

    En el racionalismo leibniciano y en el idealismo hegeliano se sostiene

    la completa logicidad de los objetos conocidos por el hombre, formulada bien

    con los principios de razn suficiente y de los indiscernibles, o bien con la

    mxima de que todo lo real es racional y viceversa. Pero, en su contra, la

    datacin espacio-temporal de los individuos no se reduce a su particularidad

    real, racionalmente inteligible, sino que comporta algo meramente fctico,indicativo de la parcial inteleccin de los individuos fsicos lograda desde las

    ideas de espacio y tiempo, tal y como las pens la mecnica.

    Por ello, la depuracin del empirismo moderno no puede terminar

    asignando la individualidad espacio-temporal a la singularidad sensible,

    asignacin que motiva la disputa entre nominalismo e idealismo. No; porque

    la facticidad del dato espacio-temporal ni es la realidad del singular sensible,

    como la postura nominalista pretende, ni un mero fenmeno de laparticularidad racional, como el idealismo sospecha. Ni mera datacin

    espacio-temporal, ni razn suficiente y principio de los indiscernibles. La

    facticidad de los individuos no remite a la sensibilidad, ni entronca con el

    dilema apariencia-realidad, paralelo a la distincin entre sensibilidad e

    inteligencia, heredado del antiguo empirismo; sino que remite a nuestro

    limitado conocimiento intelectual de lo real debido al carcter corpreo de

    nuestra inteligencia: pues se explica como asociada con los objetos pensados

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    por una inteligencia incorporada, que por ello no siempre encuentra la entera

    inteligibilidad de los particulares.

    La facticidad en el pensamiento contemporneo

    Estimo que en el pensamiento contemporneo la contraposicin

    entre sensibilidad y entendimiento de la filosofa moderna se ha mitigado, y

    que ahora puede acometerse mejor la tan necesaria depuracin del

    empirismo.

    La fenomenologa ha sealado el carcter lgico del fenmeno,

    porque lo sentido ha sido ya entendido; y la experiencia, ms que elevada a

    concepto, por lo menos ha sido constituda como una vivencia lgica. La

    conciencia, segn Husserl, es actividad donadora de sentido. La diferencia

    entre sensibilidad e inteligencia, entonces, es ms que nada temporal:

    primero se percibe, y luego se entiende. Pero no es una diferencia

    objetivamente irresoluble; porque eso sentido... eso mismo es lo entendido:

    el contenido inteligible de la percepcin, el sentido de la experiencia vivida.Y, sin embargo, se sigue constatando que no son enteramente

    lgicos los objetos conocidos por el hombre: los fenmenos dados aqu y

    ahora no permiten sostener ni el principio de razn suficiente, ni la

    equivalencia de lo real con lo racional. Pero no porque apelen a una

    singularidad sensible que escape a la inteligencia universalizante; sino

    porque la inteligencia humana, inteligencia ya sentiente, como dira Zubiri, es

    una inteligencia incorporada. Lo cual dota de un carcter fctico,insuficientemente racional, con algn respecto ininteligible, a los objetos de

    la experiencia humana.

    La determinacin de la experiencia humana segn un aqu y un

    ahora se debe a la incorporacin de la inteligencia, y no a su comenzar a

    partir de la sensibilidad. Desde luego, una inteligencia incorporada es aqulla

    que toma su informacin de la sensibilidad; pero, tomada de ella, luego la

    entiende, y descubre su sentido objetivo. En cambio, su incorporacin no

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    consiste slo en eso, en su dependencia de la sensibilidad, sino en la

    determinacin inicial de su contenido objetivo; porque la determinacin de la

    experiencia que de la incorporacin de un intelecto se deriva, e incluso la

    razn misma de su incorporacin, su forma de acontecer, escapan al dominio

    de la inteligencia, y tampoco son de ndole sensible.

    ste ser incorporado de la inteligencia humana, mejor que su origen

    sensible, es el responsable de la facticidad, el justificante de la ndole

    extralgica de los objetos conocidos; segn la cual nuestro entendimiento no

    puede fundar de un modo enteramente racional la datacin espacio-temporal

    de los individuos. Cabe pensar, en suma, que en la ndole incorporada del

    inteligir humano se basa la limitacin de la inteligibilidad de los objetos de

    experiencia.

    Paralelamente, la facticidad de la experiencia humana permite, tanto

    como la razn explicativa -que no hay que poner en solfa-, la actitud

    hermenutica propia del pensamiento: la pluralidad de discursos posibles,

    alternativos al encuentro racional de la particularizacin de una esencia

    universal, por lo dems siempre posible. Esta dualidad de caminosdivergentes es la que corresponde a una inteligibilidad de la experiencia

    limitada, como es la humana; y permite la posicin explcitamente defendida

    por Heidegger en su ensayo Hermenutica de la facticidad, de 1923.

    Por consiguiente, estando la corporalidad de la inteligencia humana

    en la base de la limitada logicidad de los objetos de experiencia, la

    leibniciana razn suficiente es comprendida por Heidegger como una razn

    calculadora, que remite a la disposicin humana del ente, e incluso a unadisposicin prepotente, ms que a su ser real (El principio de razn, 1957).

    Juan A. Garca GonzlezMarzo de 2014