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LEYENDA COSTA: “EL TINTIN”  El diablo tiene varios nombres: Tintín, El Duende, El Malo, Diablo. Se aparece en toda la geograa de la Costa, en luga res apartados, pe li gr osos o en horas intempestivas. Enamora a las mujeres o las viola, las deja encinta luego, a veces, engendran dan a lu! ni"os anormales, muchas veces mitas animales, mitad hombres. #susta a los ni"os tambi$n a los hombres. Es mu frecuente %ue a las noches, en la cama, les jalen de las piernas %uieran llevarse a las personas. &o he visto al diablo pasar por delante de casa' iba montado en un caballo negro, con un sombrero grande una capa tambi$n negros. (o le vía la cara por%ue el sombrero se la tapaba. )n día el diablo casi se lleva a mi primer marido, %ue era un chino. Estaba o desgranando maí! como estaba mu cansada me tumbe en la cama' era el día siete de febrero, le digo para %ue vea %ue es verdad me acuerdo bien. De pronto oí a mi marido %ue me llamaba. Cuando me volví para mirarlo, a dos llamas lo estaban llevando, pero cuando el diablo me vio a mí, desapareci*+ Se"ora -ulia. En /alen%ue, durante varias noches seguidas la gente escuch* el galope del caballo. Coincidi* con la enfermedad del pap0 de una autoridad del pueblo, %ue di!%ue tenía tratos con el Malo, por eso sus vacas aumentaban de día en día, los cuatreros no lo molestaban. 1levaron al en fermo a 2u a a% uil, de spareci* el mi st erioso ji nete Comentario popular. Es una leenda típica de la Costa, propia de la !ona montubia. El folclorista 2uido 2ara recuerda: 3Era la $poca en %ue las mujeres no salían a la calle. & como esto no ocurría, si en una casa una de ellas salía embara!ada, la respuesta inmediata de la gente del vecindario era: 3Es obra del Tintín+.  #un%ue de alguna manera, refiere la historiadora -enn Estrada, realmente este personaje encubría el incesto, mu com4n en la Costa ecuatoriana, pues como las jovencitas no salían del hogar, se %uedaban al cuidado de los varones de la casa. En los libros de duendes leendas urbanas se lo describe como 3un enanito con un gran sombrero una cabe!ota de unos 56 o 76 centímetros, los pies vueltos hacia atr0s el miembro viril sumamente desarrollado, al e8tremo de ll evarlo arrastrando por el suelo. )sa sombrero %ue le llega un poco m0s abajo de las orejas produce un silbido l4gubre+. /ersigue acecha a las mujeres casadas o solteras, 3melenudas cejonas+ para poseerlas carnalmente, luego de sumirlas en un trance hipn*tico. Cuando se enamora de una mujer sale por las noches de los huecos donde vive, lleva una piedra im0n en un mate, la cual coloca debajo de las escaleras para %ue todos los habitantes de las casas se duerman.

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LEYENDA COSTA: “EL TINTIN” 

El diablo tiene varios nombres: Tintín, El Duende, El Malo, Diablo. Se aparece en toda lageografía de la Costa, en lugares apartados, peligrosos o en horas intempestivas.

Enamora a las mujeres o las viola, las deja encinta luego, a veces, engendran dan a lu!ni"os anormales, muchas veces mitas animales, mitad hombres. #susta a los ni"os tambi$n a los hombres. Es mu frecuente %ue a las noches, en la cama, les jalen de laspiernas %uieran llevarse a las personas.

&o he visto al diablo pasar por delante de casa' iba montado en un caballo negro, con unsombrero grande una capa tambi$n negros. (o le vía la cara por%ue el sombrero se latapaba. )n día el diablo casi se lleva a mi primer marido, %ue era un chino. Estaba odesgranando maí! como estaba mu cansada me tumbe en la cama' era el día siete defebrero, le digo para %ue vea %ue es verdad me acuerdo bien. De pronto oí a mi marido%ue me llamaba. Cuando me volví para mirarlo, a dos llamas lo estaban llevando, perocuando el diablo me vio a mí, desapareci*+ Se"ora -ulia.

En /alen%ue, durante varias noches seguidas la gente escuch* el galope del caballo.Coincidi* con la enfermedad del pap0 de una autoridad del pueblo, %ue di!%ue tenía tratoscon el Malo, por eso sus vacas aumentaban de día en día, los cuatreros no lomolestaban. 1levaron al enfermo a 2uaa%uil, despareci* el misterioso jineteComentario popular.

Es una leenda típica de la Costa, propia de la !ona montubia. El folclorista 2uido 2ara

recuerda: 3Era la $poca en %ue las mujeres no salían a la calle. & como esto no ocurría, sien una casa una de ellas salía embara!ada, la respuesta inmediata de la gente delvecindario era: 3Es obra del Tintín+.

 #un%ue de alguna manera, refiere la historiadora -enn Estrada, realmente este personajeencubría el incesto, mu com4n en la Costa ecuatoriana, pues como las jovencitas nosalían del hogar, se %uedaban al cuidado de los varones de la casa.En los libros de duendes leendas urbanas se lo describe como 3un enanito con un gransombrero una cabe!ota de unos 56 o 76 centímetros, los pies vueltos hacia atr0s elmiembro viril sumamente desarrollado, al e8tremo de llevarlo arrastrando por el suelo.

)sa sombrero %ue le llega un poco m0s abajo de las orejas produce un silbido l4gubre+./ersigue acecha a las mujeres casadas o solteras, 3melenudas cejonas+ para poseerlascarnalmente, luego de sumirlas en un trance hipn*tico.Cuando se enamora de una mujer sale por las noches de los huecos donde vive, llevauna piedra im0n en un mate, la cual coloca debajo de las escaleras para %ue todos loshabitantes de las casas se duerman.

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LEYENDA COSTA“EL POZO ENCANTADO”

9abía un po!o, all0. Me se"alo con el dedo ancho en la superficie estrecho en el fondo, como un embudo, de un metro de profundidad en su

fondo e8istían dos grandes piedras, separadas por un espacio de unacuarta, por donde fluía el agua. Era tal la cantidad de agua, %ue se desbordaba hacia el río.Esta fuente, estaba situada a seis metros de la rivera derecha del rio %ue viene de Tierra #marilla' casi en su uni*n con el ri* de la /ita. El agua era mu fina, la gente sacaba enagua con baldes, para lavar enjuagar la ropa.Se corría el rumor, %ue este po!o estaba encantado' %ue en las noches, desde el fondobrillaba una lu! intensa %ue agitaba las aguas, encresp0ndolas como olas, %ue, en el díase escuchaban fuertes ruidos, sobre todo en la hendidura por donde salía el agua.

)n buen día, a en la penumbra, una se"ora de unos ;< a"os m0s o menos, de talla

mediana, te! blanca, de fina silueta, hermosa por cierto, fue a traer agua, , al lan!ar elbalde, una mano negra agarro el recipiente. 9orrori!ada, la dama grito todas suscompa"eras lavanderas fueron a verla. 1a encontraron est0tica como una estatua hacia unlado del po!o. (o hablaba, estaba p0lida fría. Se desvaneci* ca* al suelo. Suscompa"eras trataron de au8iliarla, haci$ndole oler espíritu agua de colonia agua florida,luego, recobro el sentido, una ve! repuesta, cont* lo ocurrido.1os curiosos fueron a ver el po!o, encontraron el balde, nadando en la superficie. El aguabrotaba con maor intensidad, se formaban olas, %ue hacían tronar la fuente. #lgunosdijeron, %ue el duende del po!o, estaba enfurecido por%ue no pudo agarrar la presa' otros,%ue el encanto se había roto, , unos pocos no creeron en el relato, comentando %ue lase"ora estaba loca.

/asaron los días, hasta %ue llego a lavar una linda muchacha, tendría unos => a"os, noera de estos lados, había llegado con las cosechas de caf$ luego habíase %uedadotrabajando como lavandera, a %ue se había enamorado de un muchacho de apellido/arrales. Ella lavaba en la piedra m0s pr*8ima al po!o, m0s o menos a unos tres metrosdel po!o.

Cuentan %uienes la conocieron, %ue era una muchachita alegre, de sonrisa encantadora,%ue siempre tarareaba canciones mientras lavaba. # esta jovencita de ojos color miel

cuerpo mu bien definido, a le habían advertido, %ue no fuera al po!o sola por%ue habíaun encanto. ?ue el e8tra"o sujeto %ue moraba en el po!o, se enamoraba de muchachasbellas como ella, al escuchar la advertencia, ella ri*, e8preso %ue no creía en cuentos.

Cierta tarde de verano, cuando la maoría de lavanderas se habían retirado del lugar apenas %uedaban unas cuatro, siendo alrededor de las seis de la tarde, esta muchachitatarareando canciones de la $poca, caminaba hacia el po!o. /or su actividad, su vestimentase había mojado, su ropa se pegaba al cuerpo, dejando ver su esculpida silueta, lan!andoun suspiro, tiro el balde para llenarlo. @ue en ese instante, %ue se escuch* un granestruendo, las piedras se abrieronAA sali* una mano negra %ue agarrando la mu"eca dela linda doncella, la tiro hacia dentro del po!o. #lcan!o a gritar, desapareci*. Suscompa"eras, al escucharla fueron en su auda, mas no la encontraron, solo flotaba elbalde un cintillo %ue momentos antes adornaba su cabe!a. Escucharon un ruido

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ensordecedor misterioso %ue emergía del fondo, %ue se diferenciaba del burbujear delagua. # todos invadi* p0nico miedoAATodos hueron como potros salvajes, dejandopertenencias, ropa todo abandonadoA (adie se atrevi* a regresar, sino hasta el díasiguiente.1a noticia corri* como p*lvora encendida, cundi* el terror el p0nico. #l día siguiente,

cuando los aldeanos trataron de limpiar mover las piedras del fondo de la fuente, nolograron nada, desde entonces, en cada atardecer se escucha una m4sica a"eja, %uemantuvo a la gente aterrada, al e8tremo %ue nadie se atrevía a caminar por allí.

Con el pasar del tiempo, se acostumbraron a escuchar las melodías, %ue se confundíancon el susurro del viento, el bramido del follaje de los 0rboles, pareciendo %ue dan!aban alritmo de la misteriosa sinfonía. #"os m0s tarde, al romperse la represa de Tierra #marilla embalse de agua, todo esto seinund*, el po!o %uedo enterrado a nadie se atrevi* a limpiarlo, tal ve! por temor opor%ue lo olvidaron.

 #ctualmente, en la agonía de cada atardecer, hacia la superficie de la tierra, el lugar dondee8isti* del po!o, se suele escuchar esa melodía de a%uellos viejos tiempos, no se sabe, sies %ue el alma pena, o es la felicidad de esos amantes.