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    Himno Nacional de la República de Chile 

    Antología de versiones Vocales e Instrumentales

    Texto de

    Eusebio Lillo Robles

    Coro de

    Bernardo de Vera y Pintado

    Música de

    Ramón Carnicer y Battle

    Osiel Vega Durán

    PUBLICACIÓN DEL ÁREA DE MÚSICA DE LA DIVISIÓN DE CULTURA DEL MINISTERIO DE EDUCACIÓNY D E L A SOCIEDAD CHILENA DEL DERECHO DE AUTOR

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    DIVISIÓN DE CULTURA DEL MINISTERIO DE EDUCACIÓNY SOCIEDAD CHILENA DEL DERECHO DE AUTOR - SCD

    MINISTRA DE EDUCACIÓNMariana Aylwin Oyarzún

    SUBSECRETARIO DE EDUCACIÓNJosé Weinstein Cayuela

    JEFE DE LA DIVISIÓN DE CULTURAClaudio Di Girólamo Carlini

    AREA DE MÚSICACOMITÉ DE EDICIONESVíctor AlarcónEduardo Carrasco

    Fernando RosasRodrigo Torres

    INVESTIGACIÓN HISTÓRICA, TRANSCRIPCIONES,DIBUJO MUSICAL EN COMPUTADOR, DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN.Osiel Vega Durán

    REVISIÓN DE PARTITURASJordi Segura Farías y Osiel Vega D.

    PROHIBIDA LA REPRODUCCIÓN PARCIAL O TOTAL SIN LA AUTORIZACIÓN DE ÉL O LOS AUTORESIMPRIME LOM EDICIONES QUIÉN SÓLO ACTÚA COMO IMPRESOR.

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    Indice 

    INTRODUCCIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5

    HISTORIA DEL HIMNO NACIONAL DE CHILE . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9I.- DE LA INDEPENDENCIA Y EL PRIMER TEXTO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13

    II.- LOS PRIMEROS COMPASES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17

    III.- CRECE EL AMBIENTE MUSICAL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 24IV.- SEGUNDO TEXTO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 24V.- LOS DECRETOS SUPREMOS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27

    VI.- LAS ÚLTIMAS TRANSFORMACIONES DE TEXTO Y MÚSICA. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32Notas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 34

    Himno Nacional de la República de Chile1.- TEXTO OFICIAL. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 352.- CUNNA PATCHA HERCK, traducción al Cunza de Osiel Vega Durán . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 363.- HIMENE O TE TIRE, traducción al Rapa nui de Manau Riva . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 364.- TRHOKIÑ AUKIÑ CHILE MAPU, traducción al Mapudungun de Sofía Painequeo . . . . . . . . . . . . . . . . . 37

    Versiones Vocales5.- Melodía, una voz, Ramón Carnicer . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 396.- Versión coral, 2 voces, arreglo Ramón Carnicer. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 417.- Versión coral, 3 voces, arreglo Ramón Carnicer . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 43

    Versiones Instrumentales8.- Versión para guitarra sola, arreglo Tomás Valdecantos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 469.- Versión para piano solo, arreglo Ramón Carnicer . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 48

    10.- Versión para cuarteto de cuerdas, arreglo Osiel Vega Durán . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 52

    11.- Versión para quinteto de bronces, arreglo José Luis Domínguez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5712.- Versión para quinteto mixto, flauta, clarinete, violín, piano y cello, arreglo Carlos Zamora Pérez . . 6413.- Versión para grupo folklórico, arreglo de Jaime Hernández R., transcripción de Germán Concha P... 7114.- Versión para banda de conciertos, arreglo Santiago Mekled Morkos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7815.- Versión para orquesta sinfónica, arreglo Guillermo Rifo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 90

    BIBLIOGRAFÍA. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 105

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    Introducción 

    La Antología de versiones vocales e instrumentales del Himno Nacional de la República de Chile,publicado en conjunto, por la División de Extensión Cultural del Mineduc y la SDC, incluye arreglosvariados y representativos, integrando en un solo volúmen, versiones para instrumentos solistas (guita-rra; piano), agrupaciones de cámara (cuarteto de cuerdas; grupo folklórico: acordeón, mandolina, cha-rango, guitarra, caja, bombo y bajo; quinteto mixto: flauta, clarinete, violín, violoncello y piano) yorquestaciones mayores (banda de conciertos; orquesta sinfónica), escogidas entre los trabajos de losmás prestigiosos arregladores y compositores de todas las épocas.

    Las versiones vocales se han colocado separadas de las versiones instrumentales, para hacerlasaccesibles a la lectura, y están basadas en el arreglo original de Ramón Carnicer; se presentan primerola melodía principal, segundo, un arreglo a dos voces, y finalmente uno a tres voces.

    Aunque este trabajo es fundamentalmente un libro de partituras, fue necesario incluir notas y do-

    cumentación histórica para respaldar las versiones aquí entregadas. Además, se han incorporado tra-ducciones de la quinta estrofa y el coro, al Cunza, al Rapa Nui y al Mapudungun, pretendiendo con estoincorporar nuestras voces ancestrales, para no olvidar los orígenes de nuestra personalidad, principios,valores y cosmovisión, completando con ellas una variada e interesante colección de voces, texturas,timbres y colores. La traducción al Cunza, lengua casi extinguida del pueblo Lican Antai (Atacameños),es producto de la investigación del autor en los pueblos de la precordillera, alrededor del salar deAtacama, y muestra a un pueblo amable y profundo. La traducción al Rapa Nui, transcrita por ManauRiva, muestra la sensualidad y el espíritu de libertad propia de ese pueblo. La traducción alMapudungun, de Sofía Painequeo, una de las voces más trascendentales del pueblo Mapuche hoy, entre-ga toda la energía vital y madurez de nuestra Raza Madre.

    La versión para guitarra, arreglo de Tomás Valdecantos, es el más antiguo compuesto para esteinstrumento, y está dedicado a Jorge Montt al asumir la Presidencia de la República en 1891 (existe unagrabación de Jorge Rojas Zegers, realizada en 1985). La versión para piano es una reducción de laslíneas vocales y del acompañamiento original de Ramón Carnicer, para ser interpretado por un solista yel público. La versión para cuarteto de cuerdas, se confeccionó como aporte al repertorio de este grupoclásico (violín 1 y 2, viola, y violoncello). La versión para quinteto de bronces es un arreglo de José LuisDomínguez, violinista de la Orquesta Filarmónica del Teatro Municipal de Santiago. La versión paragrupo de cámara mixto (Flauta, clarinete, violín, violoncello y piano) se solicitó al compositor CarlosZamora Pérez, con la intención de que en éste se reunieran timbres diversos para ser convocados encualquier ocasión. La versión para grupo folklórico, adaptada por Jaime Hernández R. y transcrita por

    Germán Concha, la interpreta el Ballet Folklórico Nacional, Bafona, quienes recientemente lo han in-cluido en su última grabación. La versión para banda de conciertos, arreglo de Santiago Mekled Morkos,es la que interpreta actualmente la Banda de Conciertos del Ejército de Chile. La versión para orquestasinfónica, de Guillermo Rifo, compuesta en 1993 para la Orquesta Sinfónica de Chile, utiliza plástica-mente los recursos de toda la orquesta. Todas las instrumentaciones y orquestaciones presentadas, conel juego timbrístico y colorístico de los diferentes grupos de instrumentos, contribuyen a que se plasmeen nuestro Himno Nacional, una interpretación llana y cargada de finas emociones.

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    Sobre la documentación histórica

    Desde hace ya algunos años, comencé a estudiar sistemáticamente la historia de nuestro HimnoNacional por un impulso personal, espontáneo y misterioso que aún no develo totalmente. Lo concretoes que con el paso de los años, y durante la lectura de los textos clásicos de la historia de la música chile-

    na, surgieron muchas dudas y contradicciones que me impulsaron a reconstruir los acontecimientos y arevisar la documentación existente en nuestros archivos y bibliotecas, sobre los cuales se construyeronaquellas reseñas, para descubrir los eslabones perdidos y los hitos más importantes respecto de laHistoria de la Canción Nacional. La investigación tocó los siguientes tópicos:

    1º.- El texto está escrito en forma de hipérbaton, técnica literaria que desordena las palabras deuna frase sintáctica, para calzarlas con la métrica poética. Esto ocurre cuando la poesía debe regirse bajonormas estrictas de un modelo preexistente. En el caso de la Canción Nacional, Bernardo de Vera tomócomo modelo el Himno de las Provincias Unidas Del Plata, y Eusebio Lillo basó su versión sobre aque-lla estructura métrica, debiendo ambos abusar de la técnica antes descrita.

    2º.- En ese sentido, tanto Manuel Robles como Ramón Carnicer, debieron respetar absolutamente

    el punto anterior para la composición de sus músicas respectivas, y con elementos propios del ritmo de Marcha y las características melódicas del género Himno.3º.- El error del texto de Bernardo de Vera y Pintado, en el segundo acento anapéstico del cuarto

    verso del coro, es imposible de corregir.4º.- Francisco Antonio Pinto no solicitó a Mariano Egaña la búsqueda de un compositor para

    reemplazar la versión de Robles, ya que al momento de él asumir la Presidencia de la República (marzode 1828), Egaña no tuvo el tiempo suficiente para encontrar a Carnicer y para que éste compusiera unamúsica e incluso para que se editara la partitura en Londres, ya que Egaña envió varios ejemplares aChile el año anterior a su presentación oficial, el 23 de diciembre de 1828. Por lo tanto, Egaña obró poriniciativa propia, o bien fue un generoso obsequio de su amigo catalán.

    5º.- La música compuesta por Ramón Carnicer fue escrita bastante tiempo antes de su estreno ofi-cial en Chile, y por sus características composicionales, no fue creada como una Canción Nacional. Sedebe destacar que himnos patrios se escribieron muchos, y éste no es la excepción (su título es HimnoPatrio de la República de Chile) pero sólo la composición de Vera y Pintado tenía la sanción de CanciónNacional.

    6º.- El aria: Maffio Orsini, signora, son io, de la ópera Lucrezia Borgia de Gaetano Donizetti, aúncuando los tres primeros compases son exactamente iguales al inicio de la melodía de Carnicer, generan-do una fuerte polémica en aquella época donde la originalidad era lo que avalaba el trabajo de los artis-tas, no se considera un plagio, sino una mera coincidencia de dos contemporáneos de gran talento yespíritu creativo.

    7º.- En cuanto a las versiones vocales e instrumentales presentadas en este volúmen, se respetará

    absolutamente la versión oficial, que consta en los Decretos Supremos Nº 3.482 de 1909, Nº 5.549 de1910, Nº 3.737 de 1941 y Nº 6.476 de 1980 del Ministerio de Educación, que fija estrictamente el texto,sobre la letra de Eusebio Lillo Robles y la música, sobre la partitura de Ramón Carnicer y Battle; con-siderando el texto del coro, sobre la letra de Bernardo de Vera y Pintado, aún cuando no está respalda-do por ningún documento oficial. Las versiones contienen las transformaciones más relevantes que elmismo pueblo ha dado al entonar nuestro  Himno Patrio, aprendido en forma empírica, adecuando lainterpretación a su oído y sus condiciones vocales. De esta manera, el entendimiento, la expresión, laemoción y la identificación de este símbolo patrio le dan forma a una expresión musical natural y espon-tánea.

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    A medida que se profundizaba en la historia, se fueron develando los lugares, aparecieron los ros-tros de los protagonistas, y nuevas respuestas y conclusiones de los hechos, pero sobre todas las cosas,fue apareciendo la esencia pura de este símbolo de la patria, que junto al escudo, la escarapela y la ban-dera, están grabados en el alma de todos los que han nacido bajo el alero de los principios y valores de

    los próceres que los forjaron. En ellos están representadas cada una de las personas que conforman estanación, y su semblante jamás deberá teñirse nuevamente por intereses que fomenten la separación y ladiscordia.

    Qué bueno que Chile haya vuelto a entonar estas líneas a una sola voz.Es nuestra responsabilidad abrir la discusión al respecto y volver definitivamente a instaurar los

    valores fundamentales del significado de la patria y sus emblemas.Queda sólo agradecer a Claudio Di Girólamo, Jefe de la División de Cultura y Eduardo Carrasco,

    del Área Música y coordinador de las publicaciones musicales de la División, por el apoyo y preocu-pación permanentes; a Clara Budnic, por facilitar el acceso a los distintos archivos que maneja laDibam; a Fernando García, del Departamento de Musicología de la Facultad de Artes de la Universidad

    de Chile, por la documentación aportada; a Jaime Hernández, Germán Concha y Sergio Soto, directoresdel Bafona, por la versión para grupo folklórico; a Eugene King y José Luis Domínguez, de la OrquestaFilarmónica del Teatro Municipal de Santiago, por el arreglo para quinteto de bronces; al Tte. Coronel(R) Jorge Fernando Castro Castro; al Sargento 1º Juan Salinas Mena, del Archivo Musical de la Jefaturade Bandas del Ejército, por facilitar la partitura para banda de concierto; a Guillermo Rifo , por el arre-glo para orquesta sinfónica; y muy especialmente, a Jaime Gómez y Oscar Vega, de la Sección Músicay Medios Múltiples de la Biblioteca Nacional, y a Micaela Naverrete, del Archivo de Literatura Oral yTradiciones Populares de la Biblioteca Nacional, quienes tomaron como suyo este trabajo, y colaboraroncon materiales y documentos; a Delia Bravo, de la Biblioteca del Congreso Nacional; a Carlos ZamoraPérez, Manau Riva y Sofía Painequeo, por sus valiosas versiones encomendadas para esta antología; aJordi Segura, musicólogo, por su colaboración en la revisión de cada una de las partituras; a mi padre,por sus acertados datos y permanente apoyo; a mi madre Lucía, quien junto a mis tías Amanda y DoloresDurán “desenterraron” el histórico disco 78’ de nuestro bisabuelo Juan; a Mariela, Isaac y Osiel, porsimplemente estar donde más los necesité; vayan para todos ellos la dedicación absoluta de este traba- jo.

    Osiel Vega DuránSantiago, Junio del 2000

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    Historia del Himno Nacional de Chile I

      e la independencia y el primer texto

    El panorama político de principios del siglo XIX en Chile, nos mostraba a una sociedad colonialque dependía totalmente de España en todas sus decisiones, hasta que el nuevo rey Fernando VII fue

    destronado por las tropas Napoleónicas que invadieron España, y en su lugar, nombraron rey a JoséBonaparte, hermano de Napoleón. Las noticias no tardaron en llegar a nuestro país, donde casi deinmediato la sociedad se dividió en diversos bandos, que, juntos o separados, debían ser determinantesrespecto de los acontecimientos ocurridos en la península. Algunos, simplemente tomaron partido porel rey, contra la invasión, y no concebían separación alguna de la Madre Patria; otros, pedían la consti-tución de un gobierno provisional, hasta la liberación de Fernando VII; y los menos, la simple sepa-ración de España sin ningún postulado ideológico.

    En este clima de incertidumbre se destituye a García Carrasco, opositor a un gobierno provisio-nal, y se convoca a un Cabildo Abierto, donde se elige la primera Junta de Gobierno, presidida por donMateo de Toro y Zambrano, el 18 de septiembre de 1810.

    La idea de independencia, de transformar a Chile en un país soberano y autónomo, fue gestándosecon ambigüedades y contradicciones. José Miguel Carrera, quién asume el poder después de un golpede estado, destituye la junta y disuelve el congreso en 1811.

    Con Carrera, el ambiente era exacerbar los ánimos, a raíz de los acontecimientos que ocurríantanto en América como en Europa, de las más diversas formas, y una de las más recurrentes entre losprotagonistas de esta época, era la de recoger melodías españolas conocidas, sobre todo antinapoleóni-cas llegadas en esas fechas, y cambiarles el texto por uno alusivo al momento histórico que se estabagestando. En estas circunstancias, nacieron piezas que acompañaban a los batallones por donde quieraque fueran, al compás de escuálidas bandas, compuestas por clarines, trompetas y tambores, y ejecu-tadas con más entusiasmo que destreza por las tropas patriotas. Ninguno de ellos, por supuesto, gozaba

    de grandes cualidades para la música, simplemente representaban las voces de los que “marchaban alidiar”.

    El 2 de mayo de 1813, el diputado por Buenos Aires, Bernardo de Vera, convocó a un concursode cantos de jóvenes patriotas en casa del vocal del presidente. Allí, junto a Camilo Henríquez entonaronel Himno de la Victoria de Yerbas Buenas1, con indudable éxito entre los asistentes. Para la inauguracióndel Instituto Nacional, el 10 de agosto de 1813, se presentó una pieza alusiva también al momento, yesta se mantiene hasta ahora como el Himno del Instituto Nacional, atribuida al maestro de capilla de laCatedral de Santiago don José Antonio González2, siendo ambas las únicas que, entre muchas otras can-ciones patrióticas que nacieron en aquella época, se conservan hasta hoy en texto y música.

    La dupla Henríquez y Vera, permanentemente, con precursor espíritu nacionalista, escribió varios

    textos de himnos patrios, que fueron publicados por ellos mismos en los diarios, la  Aurora de Chile yel Monitor Araucano3. Estos carecen de música conocida, y por sus características métricas, es proba-ble que hayan sido entonados con melodías conocidas de la época.

    Con el desastre de Rancagua, llega la Reconquista española, momento en que se restituye nueva-mente el reinado de Fernando VII. Este nombra gobernador de Chile a Casimiro Marcó del Pont, lo queobliga a los patriotas a asilarse al otro lado de la Cordillera, donde tomó algunos años formar, junto alos patriotas independentistas del Virreinato del Plata, el Ejercito Libertador de los Andes que recorriócasi toda la América del Sur, liberándola de la monarquía española: primero Las provincias Unidas delPlata (Argentina), luego Chile y Perú. Así, junto a otro prócer, Simón Bolivar, quién desde Venezuela,venía haciendo lo suyo hacia Colombia, Ecuador y Bolivia.

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    Cuando el Ejército Libertador llegó por Chacabuco hacia Chile, la banda de los Batallones Nº 8,dirigida por don Matías Sarmiento, y la Nº 11, venían entonando los cantos populares aprendidosallende los Andes. Entre ellos estaban el Cielito, el Cuando, el Pericón, la Sajuriana y el  Himno Nacional de las Provincias Unidas del Plata, con texto de Vicente López y música de Blas Parera.

    Cuando al fin se proclama la independencia de Chile, y O’Higgins pasa a ser el Director Supremo delpaís, después de la Batalla de Maipo, se festejó con un fervor sin límites. El Himno de las Provinciasdel Plata se cantó en la ciudad de La Serena, donde además hubo “cuatro días de fandango, y las escue-las precedidas por su maestro Rafael Rojas entonaron himnos patrióticos atenidos a las circunstancias”4;en Valparaíso también se bailaron las danzas populares traídas de Argentina, más algunas danzas chile-nas, todas ellas acompañadas de música; y en Talca y Santiago, las “bandas militares atraviesan lascalles todas las noches y son seguidas por una multitud de damas y caballeros, quienes actúan encualquier ocasión de carácter social, desde el teatro, la plaza, la misa y los matrimonios, incluso hastalas extremaunciones son acompañadas con música y desfiles populares”5.

    Los hechos más relevantes de esta época son la abolición de los títulos de nobleza y el nacimien-

    to de los símbolos patrios, que se debe reconocer, aparecen debido al “arte del blasón”, influido por laMadre Patria en nuestros próceres.

    O’Higgins toma atención de que hacía falta una canción representativa para Chile, y el 19 de juliode 1819, le pidió, por intermedio de don Joaquín de Echeverría, a don Bernardo de Vera y Pintado, pres-tigioso abogado y periodista nacido en Santa Fe, una de las provincias del entonces Virreinato del Plata,quién luchó codo a codo por la independencia de ambos países, escriba una canción patria para Chile.El texto del documento dice:

    “Al Dr. Don Bernardo de Vera y Pintado:

    Deseando Su Excelencia (don Bernardo O’Higgins) que el aniversario del dieciocho de septiembre de esteaño se solemnice con la alegría i decoro correspondiente, me manda encargue a Ud. (como tengo el honor de hac-erlo) la formación de una canción patriótica análoga a la fiesta i que pueda cantarse en aquel día por distintoscoros, confiando de su patriotismo i talento el pronto despacho de este encargo para que haya tiempo de estu-diarla.

    Santiago, 19 de Julio de 1819

    Ministerio de Estado. Joaquín de Echeverría Larraín.”

    De Vera terminó rápidamente laencomienda y el nuevo texto que fueentregado a O’Higgins estaba compuesto

    bajo las características métricas, melódi-cas y formales del popular HimnoArgentino; diez estrofas escritas enoctavas de nueve y diez sílabas, de métri-ca anapéstica (acentuando la tercera decada tres sílabas), más un coro en cuartosde iguales características. Su apasionadocontenido es el que sigue:

    Fray Camilo Henríquez, autor de numerosos himno patrios.

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    ICiudadanos, el amor sagradode la Patria os convoca a la lid:libertad es el eco de alarma;la divisa: triunfar o morir.El cadalso o la antigua cadenaos presenta el soberbio español:arrancad el puñal al tirano,quebrantad ese cuello feroz.

    II

    Habituarnos quisieron tres siglosdel esclavo a la suerte infeliz,que al sonar de sus propias cadenasmás aprende a cantar que a jemir.Pero el fuerte clamor de la Patriaese ruido espantoso acalló;i las voces de la independenciapenetraron hasta el corazón.

    IIIEn sus ojos hermosos la Patrianuevas luces empieza a sentir,i observando sus altos derechos

    se ha incendiado en ardor varonil.De virtud i justicia rodeada,a los pueblos del orbe anuncióque con sangre de Arauco ha firmadola gran carta de emancipación.

    IVLos tiranos de rabia encendidosi tocando de cerca su fin,desplegaron la furia impotente,que aunque en vano se halaga en destruir.Ciudadanos, mirad en el campoel cadáver del vil invasor…;

    que perezca ese cruel que el sepulcrotan lejano a su cuna buscó.

    VEsos valles también ved, chilenos,que el Eterno quiso bendecir,i en que ríe la naturaleza,aunque ajada del déspota vil.Al amigo i al deudo más carosirven hoi de sepulcro i de honor:mas la sangre del héroe es fecunda,i en cada hombre cuenta un vengador.

    VIDel silencio profundo en que habitanesos Manes ilustren, oídque os reclamen venganza, chilenos,i en venganza a la guerra acudid.De Lautaro, Colocolo i Rengoreanimad el nativo valor,i empeñad el coraje en las fierasque la España a estinguirnos mandó.

    VII

    Esos monstruos que cargan consigoel carácter infame i servil,¿cómo pueden jamás compararsecon los héroes del cinco de Abril?Ellos sirven al mismo tiranoque su lei i su sangre burló;por la Patria nosotros peleamosnuestra vida, libertad i honor.

    VIIIPor el mar i la tierra amenazanlos secuaces del déspota vil;pero toda la naturaleza

    los espera para combatir:el pacífico al Sud i Occidente,al Oriente los Andes y el Sol,por el Norte un inmenso desiertoi el centro libertad i unión.

    IXVed la insignia con que en Chacabucoal intruso supisteis rendir,i el augusto tricolor que en Maipoen un día de triunfo os dio mil.Vedle ya señoreando el Océanoi flameando sobre el fiero León:

    se estremece a su vista el Ibero,nuestros pechos inflama el valor.

    XCiudadanos, la gloria presidade la Patria el destino feliz,i podrán las edades futurasa sus padres así bendecir.Venturosas mil veces las vidascon que Chile su dicha afianzó.Si quedare un tirano, su sangrede los héroes escriba el blasón.

    Coro:Dulce Patria Recibe los votosCon que Chile en tus Aras juróQue, o la tumba serás de los libres

    O el asilo contra la opresión.

    Canción Nacional de Chile Texto de Bernardo de Vera y Pintado

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    Este texto fue presentado al Senado por el mismo O’Higgins de la siguiente manera:“Senado Conservador. Sesión 132. ordinaria en 20 de septiembre de 1819. Presidencia de don Francisco

    Antonio Pérez. Oficio Nº 359.Excmo. Señor.- Chile ha carecido hasta hoi de una canción patriótica, pues aunque se han escrito muchas i

    mui buenas, hablan por lo general con toda la América revolucionada. La que tengo el honor de incluir, examinadai aprobada por personas inteligentes, creo que puede correr con el título de Marcha Nacional, si siendo del agra-do de V.E. tiene a bien declararle ese carácter.

    Dios guarde a V.E. muchos años. Palacio Directorial de Santiago, Septiembre 20 de 1819.Bernardo O’Higgins. Exmo. Senado del Estado.”

    Ese mismo día el acuerdo Nº 2 del Senado dice:“Excmo Señor: Se ha visto con placer la canción que V.E. acompaña, i justamente merece el nombre de

    Canción Nacional de Chile con que el Senado la titula, i puede V.E. mandarla imprimir, repartiendo en todo el Estadoejemplares, i al Instituto i escuelas, para que el 28 del presente saluden el día feliz en que Chile dio el primermajestuoso paso de su libertad. Dios guarde a V.E. Sala del Senado. septiembre 20 de 1819. Francisco Antonio

    Pérez. José María Villarreal.Al Exmo. Señor Supremo Director.”

    O’Higgins al recibir el dictamen, entusiasmado decretó inmediatamente:“Como dice el Excmo Senado: Imprímase i circulese a los pueblos, al Instituto i Escuelas. Al teatro se pasarán

    cuatro ejemplares, para que al empezar toda representación se cante primero la Canción Nacional.Bernardo O’Higgins. Director Supremo.Septiembre 20 de 1819.”

    Don Joaquín Echeverría agradeció al Dr. Vera oficialmente a los días después:“Al Dr. don Bernardo de Vera y Pintado:La canción patriótica cuya composición encargó su excelencia el Supremo Director a usted, ha ocupado un

    distinguido lugar en la fiesta nacional del 28 de septiembre, habiendo primero merecido el título de CanciónNacional por sanción de los poderes legislativo i ejecutivo. Su Excelencia tiene la mayor satisfacción en que hayausted desempeñado su encargo manifestando su entusiasmo i brillantez propios de su acendrado patriotismo iacreditado talento. De orden suprema, tengo el honor de comunicarlo a usted, para su satisfacción.

    Ministerio de Estado Joaquín Echeverría LarraínSantiago 2 de Octubre de 1819.”

    Bernardo O’Higgins Bernardo de Vera y Pintado

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    II

    Los primeros compases

    Hasta 1819, el ambiente musical era principalmente de esparcimiento social. Los ejecutantes deinstrumentos eran entusiastas aficionados, incluso los héroes daban cuenta de naturales condiciones para

    el canto y la ejecución de instrumentos. O’Higgins, por ejemplo, tocaba el armonio en sus solitariastardes después de sus labores gubernamentales, San Martín era un afinado cantante con voz de bajo, ylos hermanos Carrera, tocaban: la Guitarra, José Miguel, y Clarinete, Juan José, el que fue responsablepor la formación musical del batallón de los Talaveras. Los músicos en general tenían vagosconocimientos de lectura y escritura, y la creación musical aún no conocía compositores para un artetambién naciente en cuanto a estilo, carácter e identidad propia. En un empeño impresionante, donDomingo Arteaga, Edecán de O’Higgins, comenzó la búsqueda de una melodía original para el texto deBernardo de Vera, y en varios intentos fallidos, que no estuvieron exentos de polémica, encomendó eltrabajo a don José Ravanete, quien al verse sobrepasado por la solicitud y no ser capaz de crear algooriginal en poco tiempo, hizo lo mismo que nuestros vecinos argentinos y adaptó el texto a una melodíaen contra de la invasión de Bonaparte a España. Por supuesto, tuvo que ajustar -con muy poco oficio-,

    algunas frases en las que le sobraban hasta cuatro notas. Para mantener la melodía completa, como solu-ción le agregó a las últimas sílabas de cada estrofa, un ripieno bastante trivial y barato, quedando de lasiguiente forma:

    Arrancad el puñal al tirano, sí, sí, sí, sí.quebrantad ese cuello feroz, sí, sí, sí, sí.

    Esta versión fracasó rotundamente en su estreno, y el arreglo indignó al autor de la letra, hacién-dole exclamar airado: “¡Tiene visos de Goda!, ¡Tiene visos de Goda!”6.

    Arteaga no escatimó esfuerzos para encontrar al compositor de la melodía adecuada, y finalmentese la encargó al alegre y simpático violinista Manuel

    Robles Gutiérrez. El edecán encontró una espléndidaocasión para presentarla en público, el 20 de agosto de1820, día en que se celebraron varios acontecimientosimportantes: el cumpleaños de Bernardo O’Higgins, lainauguración del primer teatro de Santiago ubicado encompañía esquina de la Plazuela O’Higgins (hoy seencuentra allí la plazuela Montt-Varas y los Tribunalesde Justicia, Morandé esquina de Compañía), y la parti-da de la Expedición Libertadora al Perú.

    Aunque tuvo ciertas críticas -como por ejemplo,que “el coro aparecía fuera de rigor por su movimien-

    to más vivo que la estrofa”7, “esta canción reunía todaslas circunstancias de un canto popular, era fácil y sen-cilla, sin llegar a la trivialidad, y podía ser cantada auna sola voz, sin necesidad del auxilio de instrumen-tos”8 -, fue aceptada por el Director Supremo, y man-tuvo su respaldo oficial, mientras O’Higgins per-maneció en el poder. En lo estrictamente musical,Robles mantuvo las características formales del himnoArgentino, incluso en las repeticiones de palabras yfrases.

    Manuel Robles Gutiérrez

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    Fascímil de la partitura de Manuel Robles con Letra de Bernardo de Vera y Pintado, transcrita por José Zapiola en 1868y publicada con el subtítulo de “La Verdadera” por Jacobo Thompson en la revista “Las Bellas Artes” del 5 de abril de 1869.

    (Microficha correspondiente al libro La Canción Nacional, de Echeverría y Cannobio, Biblioteca Nacional).

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    III

    Crece el ambiente musical

    Aconteció que en esa época se comenzó a consolidar una dimensión nueva para la cultura y el arte,y en las diversas migraciones de las familias entre los países latinoamericanos, llegaron a Chile ver-

    daderos talentos, que formaron el gusto por las artes superiores en general. En la música, los más impor-tantes son: Carlos Drewetcke, violoncellista, que fomentó la ejecución de maestros europeos, comoMozart, Bach y Haydn; Isidora Zegers, quien llegó desde Argentina y revolucionó el arte del canto ytuvo una pionera labor educativa; el pianista, Fernando Guzmán, y su hijo, también pianista y espléndi-do violinista, Francisco; desde Lima llegan, don Bartolomé Filomeno, violinista, y Bernardo Alzedo, elgran cantor de las glorias peruanas; y el excelente pianista, don Juan Crisóstomo Lafinur, desdeCórdoba. Con todos ellos se transforma el ambiente musical, principalmente porque las bandas militaresfueron cambiadas por agrupaciones civiles familiares y de amistades que amenizaban las tertulias,saraos y formales presentaciones en los nacientes teatros del país, y se comenzó la exportación de instru-mentos musicales de muy buena calidad. Se interpretaban obras musicales traídas de Europa y un exten-so repertorio de cantos y danzas criollas y populares. En una de esas tantas ocasiones, don Juan

    Crisóstomo Lafinur, al escuchar la canción de Robles, encontró que esta contenía demasiadas deficien-cias para un himno patrio, así que compuso uno en texto y música, el que estrenó en el teatro de Arteaga,alrededor de 1823, con considerable éxito. Este, al recibir el aplauso del público, se dio cuenta que podíaherir la sensibilidad de Robles, y en ese mismo acto cogió la partitura y se retiró rápidamente, con loque no se escuchó nunca más esta versión que al menos tuvo su momento de luz. Lafinur, lamentable-mente murió al año siguiente, y con él un curioso episodio de esta historia.

    Los años pasaron, y aunque la anarquía reinaba en el país, el ambiente musical iba en crecimien-to, y también el conocimiento y la apreciación por obras de mejor factura. Se fundó la SociedadFilarmónica, en 1827, y meses más tarde esta sociedad tuvo un teatro propio9. Entre los incidentespolíticos más relevantes, está la destitución del Congreso, en 1827, y la nueva Constitución de 1828,

    todo esto acompañado por el continuo cambio de gobernantes.Con el nuevo impulso político, don Mariano Egaña, Ministro Plenipotenciario de la República enLondres, al parecer, por propia iniciativa, ya que no existe ningún documento que solicite tal tarea,procuró encontrar un músico de categoría que pudiese componer un himno basado en la poesía de Veray Pintado, y así reemplazar la salonera versión de Robles10.

    Egaña solicitó la partitura a uno de los compositores másfamosos de la época, su amigo, el catalán, Ramón Carnicer yBattle, exiliado en Londres por liberal y opositor al Rey FernandoVII. Aunque la letra que le presentó Egaña era ofensiva para supatria, él estaba de acuerdo con la independencia americana y notuvo inconveniente en cumplir la honrosa tarea11.

    Carnicer entregó una pieza que consideraba no sólo lalínea melódica, sino que también una introducción, el acom-pañamiento en piano, y un arreglo a tres voces. La partitura seeditó incluso en Inglaterra, con el texto de Vera, bajo el título de Himno Patrio de la República de Chile, antes de ser enviada porEgaña al país, y está dedicada al Ministro en Londres. Su pre-sentación oficial ocurre el 23 de diciembre de 1828, en unconcierto de la Sociedad Filarmónica de Santiago, a beneficio delmaestro Santiago Massoni, en el que se inauguró el nuevo teatrode la Plaza O’Higgins. En ésta se presentó, por supuesto, la de

    Ramón Carnicer y Battle

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    Robles, por ser esa la costumbre antes de cada función. Es importante mencionar que a esta versión nola acompañó ningún decreto oficial que la autorizara12, sin embargo, y casi de inmediato, reemplazó ala primera, quedando en el olvido incluso su popular compositor. Manuel Robles Gutiérrez murió enSantiago, el 17 de agosto de 1839, en la más absoluta miseria, y sus exequias fueron canceladas por sus

    amigos, las que ascendieron a la escuálida suma de $ 6.La versión musical de Carnicer no tiene fecha exacta de composición, ya que según antecedentesencontrados en la “Gazeta Ministerial”, en septiembre del año 1827, ya habría sido cantada por la seño-ra Zegers y otras damas de la Sociedad Filarmónica; por lo tanto, es probable que su edición, inclusohaya sido hecha un año antes, todo esto debido a los métodos de impresión y a los tiempos en quedemoraban las comunicaciones en aquellos años.

    Aunque en los círculos oficiales no hubo resistencia por el cambio de música, esta nueva versiónconoció muchos detractores, sobre todo los amigos de Robles. José Zapiola fue uno de ellos. Los fun-damentos principales que la impugnaron son13:

    1º Que la composición empieza con un mordente de tres notas de difícil ejecución.

    2º Que antes de los compases tres y cinco hay un seiscillo de fusas, sólo accesible a ejecutantesde cualidades sobresalientes (los que en realidad son siete fusas).3º Que para el canto hay en el trozo de la estrofa 10 tresillos de corcheas, distribuidos en esta

    forma: dos en el compás tres, dos en el trece, uno en el dieciocho, uno en el diecinueve, uno en el veintey tres en el veintiuno, lo que es de muy difícil dominio por quienes no tengan conocimiento del solfeo.

    4º En los compases cuatro y trece de la estrofa hay un “portamento di voce” de Do primera líneaa Fa quinta línea, portamento que se repite en el veintiuno, lo que hace muy difícil su canto para vocesno educadas.

    Habría que agregar otra: la voz del pueblo, que objetaba lo siguiente: no es necesaria una intro-ducción y un arreglo a tres voces, ya que el himnodebía ser cantado por todos al unísono, y sin tener queesperar para comenzar; ambas cosas estaban de más.

    Estas consideraciones, de indudable peso, con-tienen algunos errores de concepto: el  portamento divoce no existe y se refiere al salto de cuarta justa entreel quinto grado y la tónica superior, y los tresillos delcompás veintiuno se presentan en un movimientodescendente de grados conjuntos, lo que no es real-mente inconveniente. El arreglo a tres voces deCarnicer, al analizar las tesituras, se justifica por ser unarreglo vocal de gran factura y oficio composicional,

    lo que significa que la tonalidad en Fa Mayor no es“extremadamente alta” si cada línea vocal se ajusta alregistro para el que está escrito. La conclusión a la quese puede llegar a este respecto, es que no está conce-bido para un “himno nacional”, sino más bien comouna obra mayor y particular, y que no espera competircon otra para obtener el grado de “oficial”. Superantodas estas consideraciones, el entusiasmo, lapredilección de la juventud de la época, y el “mayormérito artístico” de la composición de Carnicer.

     Mariano Egaña,Ministro Plenipotenciario de Chile en Londres.

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    Fascímil de la partitura de Ramón Carnicer con letra de Bernardo de Vera y Pintado, dedicada alMinistro Plenipotenciario en Londres don Mariano Egaña y publicada en esa ciudad alrededor de 1827.

    (Microficha correspondiente al libro La Canción Nacional, de Echeverría y Cannobio, Biblioteca Nacional).

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    IV

    Segundo texto

    El texto de Bernardo de Vera y Pintado reflejaba fielmente los sentimientos de los próceres queforjaron la patria hasta bien entrado el siglo XIX. Seguida a la anarquía, vino la constitución de 1833,

    la lucha por la Isla de Chiloé, y el permanente temor por una nueva reconquista española. La CanciónNacional servía para encender rápidamente los ánimos entre las filas, hasta que llegó el día en que selogra firmar en Madrid, la ratificación del acuerdo para lograr el reconocimiento de la independencia deChile por parte de España, en 1844, gestión obtenida por el general José M. Borgoño, en misión oficialen esa capital. La colonia española residente, casi de inmediato, dio comienzo a un extenso y polémicoperíodo para solicitar el cambio de letra de la Canción Nacional. El 26 de Diciembre de 1845, donManuel Puerta de Vera, miembro connotado de la colectividad española en Chile, en solicitud alMinistro del Interior y Relaciones Exteriores, don Manuel Camilo Vial, pidió el cambio de la letra delhimno por estar cargada de oprobios y rencores hacia España, en una carta que más tarde fue publicadaen el diario “El Progreso”, en su edición del 30 de enero de 1846: “todas las cosas sufren y deben sufrirlas modificaciones y variaciones que reclamen los adelantos de la sociedad y diferentes posiciones de

    los Estados”; “el tiempo en que fue compuesta era adecuada a las circunstancias, porque los españoleseran tenidos como los mayores enemigos, no así en el día que, el que expone está cierto, son y serán losmejores amigos, tanto porque reconocida la independencia, el Gobierno español contribuirá más queotro a la prosperidad y paz de esta República”14.

    Esta presentación encendió los ánimos patriotas de varios sectores, y se sucedieron las cartas pu-blicadas en la prensa, de apoyo y rechazo a tal solicitud.

    La solidificación de los vínculos diplomáticos entre ambos países no tardó, y el Rey nombra adon Salvador Tavira, como su representante en Chile, en 1847, quién traía en su mano el tratado de rati-ficación firmado en Madrid. Este, junto a respetables miembros de la comunidad española, solicitó ofi-cialmente al gobierno del general Manuel Bulnes, el cambio de la letra, ya que “resultaba inaceptable

    asistir a ceremonias públicas, y tener que escuchar, inmutables, aquellos versos injuriosos”.El Ministro de Interior y Relaciones Exteriores, don Manuel Camilo Vial, encarga entonces al joven oficial auxiliar de su gabinete, Eusebio Lillo, de quién conocía espléndidas cualidades y talentopara la escritura, compusiera un nuevo texto para la Canción Nacional.

    Andrés Bello Eusebio Lillo Robles

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    Lillo tenía en ese entonces 21 años, y su pensamiento primero fue que “una Canción Nacional no podíaser cambiada y que la letra de Vera era hermosa y representaba un período heroico de nuestra historia”.

    Tavira, el 26 de agosto de 1847, informa al Rey de España que había iniciado las gestiones paracambiar la letra: “ya no tendrá reminiscencias de las innobles pasiones de una época aciaga que pasó,

    ni se lastimará la susceptibilidad de los que deben considerarse como amigos sinceros y leales”15

    .Aunque la solicitud no fue acompañada por ningún documento, tal y como ocurriera con Roblesy Carnicer, y a diferencia de la oficialidad de la letra de Vera, la composición que Eusebio Lillo entregófue autorizada, no sin antes presentarla, para su revisión y crítica, a don Andrés Bello, fundador y Rectoren ese momento de la Universidad de Chile, máxima autoridad de la época, en las letras y el arte, quiénse encontró muy satisfecho por las estrofas, y que sólo objetó el coro, el que encontró no adecuado yaque el pueblo podía tomarlo como grito de lucha contra el gobierno constituido16.

    El texto del manuscrito original de Lillo consta de seis estrofas en octabas de diez y nueve sílabas,más el coro objetado en cuartos de iguales características:

    IHa cesado la lucha sangrienta,

     ya es hermano el que ayer invasor;de tres siglos lavamos la afrentacombatiendo en el campo de honor.El que ayer doblegábase esclavo,libre al fin i triunfante se ve;

    libertad es la herencia del bravo,la victoria se humilla a su pie.

    IIAlza, Chile, sin mancha la frente,conquistaste tu nombre el la lid,siempre noble, constante, valiente,te encontraron los hijos del Cid.Que tus libres tranquilos coronena las artes, la industria i la pazi de triunfos cantares entonen

    que amedrenten al déspota audaz.

    IIIVuestros nombres valientes soldadosque habéis sido de Chile el sostén,Nuestros pechos los llevan grabadoslos sabrán nuestros hijos también.Sean ellos el grito de muerteque lancemos marchando a lidiari sonando en la boca del fuertehagan siempre al tirano temblar.

    IVSi pretende el cañón extranjeronuestros pueblos osado invadir,desnudemos al punto el aceroi sepamos vencer o morir.Con su sangre el altivo araucanonos legó por herencia el valor,

    i no tiembla la espada en la manodefendiendo de Chile el honor.

    VPuro, Chile, es tu cielo azulado,puras brisas te cruzan también,i tu campo de flores bordadoes la copia feliz del Edén.Majestuosa es la blanca montañaque te dio por baluarte el Señor,i ese mar que tranquilo te baña

    te promete futuro esplendor.

    VIEsas galas, o patria, esas floresque tapizan tu suelo feraz,no las pisen jamás invasores,con su sombra las cubra la paz.Nuestros pechos serán tu baluarte,con tu nombre sabremos vencer,o tu noble, glorioso estandartenos verá combatiendo caer.

    CoroLibertad, invocando tu nombrela chilena i altiva Nación,

     jura libre vivir de tiranos,i de extraña, humillante opresión.

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    Eusebio Lillo, no logró concebir con éxito un nuevo texto para el coro, y decidió conservar el ori-ginal de Vera, pese a que contenía un tremendo defecto criticado hasta el día de hoy: el coro está escritoal igual que las estrofas en cláusulas trisilábicas de acento anapéstico, esto es, grupos de tres sílabasacentuadas en la tercera:

    1 Dul- ce pa- tria, re- ci- be los vo- tos3 6 9

    2 con que Chi- le en tus a- ras ju- ró3 6 9

    3 que, o la tum- ba se- rás de los li- bres3 6 9

    4 o el a- si- lo con- tra la o- pre- sión.3 6 9

    En el último verso del coro, el segundo acento cae en la segunda sílaba de la palabra contra, que apli-

    cado al ritmo y acento métrico de la poesía, debe pronunciarse “con trá”, demostrando la falta de oficio desu creador. Si se fuerza el acento musical, se incurre en otro error que descompensa el discurso musicalllevado hasta allí. Hay que tomar en cuenta que es el último verso que se canta; apegarse a la gramática oa la música, no corrige dicho problema.

    El diecisiete de septiembre de 1847, eldiario oficial, “El Araucano”, publicó en su Nº893, el texto completo de Lillo con el coro deVera, sin mencionar a su autor, ni indicar que eltexto había sido autorizado. El coro conteníauna pequeña variante respecto del original deVera:

    Dulce Patria, recibe los votoscon que Chile en tus aras juróque la tumba serás de los libreso el asilo contra la opresión.

    Este mismo texto fue publicado al díasiguiente en “El Mercurio” de Valparaíso, yaanunciando la autoría de Lillo.

    En septiembre de 1859, el diario “ElComercio”, de Valparaíso, en el suplemento

    especial Nº 252, publica por primera vez la par-titura musical con el texto de la CanciónNacional de Chile. Esta versión en Re Mayorpara voz y piano, aunque no es totalmente fielal manuscrito de Ramón Carnicer y Battle, es elprimer documento que da forma definitiva alhimno, incorporando a la versión musical delespañol, el coro de Bernardo de Vera y Pintadoy las estrofas de Eusebio Lillo Robles.

    Portada del Suplemento al Comercio, 1859. (Microficha, Biblioteca Nacional).

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    V

    Los Decretos Supremos

    Gracias a la memoria de don José Zapiola, es posi-ble conocer íntegramente la versión musical de Manuel

    Robles, quién la transcribió a partitura, motivado por elseñor Juan Jacobo Thompson, anécdota contada por ésteen el artículo, “Manuel Robles”, de su autoría, publicadoen el Nº 1 de la revista, “Las Bellas Artes”, del 5 de abrilde 1869, de la cual era editor. Esta versión resulta bas-tante fidedigna, al compararla con la que confeccionó donJosé Bernardo Alzedo, publicada en las “Notas yDocumentos gráficos para la historia de la CanciónNacional”, del Resúmen de la Historia de Chile de Encinay Castedo.

    Durante los últimos años del siglo XIX, se produce

    una curiosa etapa en la que simplemente no se tenía realconocimiento de cual era la Canción Nacional oficial.Sólo la letra de Bernardo de Vera y Pintado estaba respal-dada por un documento del Senado, y se repitieroncuriosas publicaciones de Himnos Nacionales, de distin-tos autores y compositores; entre ellos podemos contar elHimno Nacional Popular de José Soro, con letra de PabloGarriga, publicado alrededor de 189017.

    Para defender los textos de Lillo y Vera se sucedieron varias publicaciones en librillos, llamados,“Cancionero Popular”, de la Librería de El Mercurio de Valparaíso, de la Imprenta L.V. Caldera y de la

    Imprenta Europea en Santiago, entre los años, 1895 y 1908. Estos librillos contenían letras de cancionespopulares de la época “para ser acompañadas con guitarra”, pero no presentaban partitura ni cifradoarmónico de las piezas incluidas18.

    Por esos años, Eduardo de la Barra patrocinó una propuesta elaborada por Fabio De Petris yEnrique Soro, para el coro de Vera, que propone el siguiente texto, que modifica sustancialmente los dosúltimos versos, manteniendo la conceptualización original:

    Dulce Patria, recibe los votoscon que el pueblo en tus aras juró;sé la tumba de nobles guerreroso una libre y altiva nación.

    Esta fue estudiada y aprobada por una comisión integrada por Carlos Aldunate, Celerino Pereiray Marcial Martínez de Ferrari, pero enérgicamente rechazada por el entonces Ministro de Educación,Julio Bañados Espinoza, el que dijo:

    - ¿Señor De Petris, respeta usted a su madre, aunque esté llena de defectos?- Sí, señor Ministro.- Pues bien, la Canción Nacional es como si fuera nuestra madre, y hay que respetarla”19.

    El profesor Eleodoro Ortíz de Zárate, por iniciativa propia, en 1900, modifica la colocación de lapoesía, forzando el acento musical, para que la pronunciación quede contra en vez de contrá, y por másintentos que hizo por hacer cantar a varias generaciones de estudiantes el coro corregido por él, estos

    José Zapiola

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    siguieron cantando “o el asilo contrá la opresión”.Hasta que en 1904, los autores, Aníbal Cannobio y Agustín Echeverría, publican una completa his-

    toria del himno, en el libro, “La Canción Nacional de Chile”, incluyendo la partitura de Robles, la deCarnicer y el manuscrito de Eusebio Lillo, terminando de alguna manera con los variados intentos de

    himnos nuevos.Eusebio Lillo, en 1904, hace una corrección a su propio texto, y según se cuenta, ésta fue a peti-ción del Presidente Pedro Montt, y cambia: 1.- invasor por opresor, 2.- de tres siglos lavamos la afrentapor del vasallo borramos la afrenta, 3.- libre al fin por hoy ya libre, y en la quinta estrofa Puro es, Chile,tu cielo azulado20.

    El poeta sigue probando nuevos coros en estos años, debido al famoso defecto del original de Vera.Uno de ellos fue presentado por su biógrafo, Paulino Alfonso, y entregado a él por Elías Lillo, hijo deEusebio Lillo, y data de 1910:

    ¡Viva Chile!, doquiera se aclama, y ese grito el chileno al sentir,en la paz al trabajo nos llama,

     y en la guerra, a triunfar o morir.

    Incluso existe una variante de esta cuarta, presentada por Eugenio Pereira Salas en una conferen-cia dictada el año 1947:

    ¡Viva Chile!, doquiera se aclame, y el chileno, ese grito al oír,en la paz al trabajo nos llame,

     y en la guerra, a vencer o morir.

    Otros autores propusieron diversas alternativas para solucionar el defecto del coro. Andrés León,

    1904: Dulce Patria, recibe los votoscon que Chile en tus aras juró:que, o la tumba serás de los libreso el castigo halle en ti la opresión.

    Fabio De Petris, nuevamente, en 1910, plantea una propuesta de corrección al coro y recurre arepeticiones que no solucionan el problema:

    Dulce Patria, dulce Patria, recibe los votoscon que Chile, con que Chile en tus aras juróque, o la tumba, que, o la tumba serás de los libres

    o el asilo, o el asilo contra la opresión.

    Esta propuesta estuvo respaldada por la Asamblea de la Asociación de Educación Nacional y sehicieron dos publicaciones, con distintos arreglos de De Petris, las que, a pesar de ser bastante difundi-das a colegios y bibliotecas, no tuvieron el apoyo popular21.

    En adelante, hubo más intentos por corregir el error del coro, y se convocaron varias jornadas deestudio para tal efecto; nunca se pudo llegar a un acuerdo.

    Estas y otras modificaciones terminaron con una publicación, esta vez de parte del Ministerio deInstrucción Pública, por Decreto Supremo Nº 3.482, del 12 de agosto de 1909, que dice lo siguiente:

    Considerando que no hay una edición oficial del Himno Patrio, decreto: Comisiónase al Director del

    Conservatorio Nacional de Música para que publique una edición de mil ejemplares (1000) de la Canción Nacional

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    de Chile, con arreglo a las instrucciones que siguen:1.- La letra se ajustará estrictamente al texto manuscrito que se guarda en este Ministerio, firmado por

    el señor Eusebio Lillo.2.- Respecto de la música seguirá en todo la edición impresa en Londres por don Ramón Carnicer, y a

    este efecto, el Director nombrado procederá de acuerdo con el Subdirector del mismo Conservatorio, el señorprofesor don Enrique Soro y don Fabio de Petris.3.- La edición será revisada por el Subsecretario del Ministerio de Instrucción Pública, y cada uno de

    los ejemplares impresos deberá llevar su visto bueno.

    Tómese razón, comuníquese, publíquese e insértese en el Boletín de las Leyes y Decretos del Gobierno.Pedro Montt Domingo Amunátegui

    Documento autográfico de la letra escrita por el mismo Lillo para el libro “ La Canción Nacional de Chile”de Echeverría y Cannobio, Valparaíso, 1904. (Microficha, Biblioteca Nacional).

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    Esta publicación salió el año 1910 y se presentó junto a otra edición autorizada con motivo delCentenario de la Independencia de Chile, que fue acompañada por el Decreto Nº 5.549, del 11 de agos-to de 1910:

    He acordado y decreto:

    1.- Facúltase a don Francisco Antonio Montenegro para que haga, de su cuenta, sin gravamen para el Fisco,una edición de cinco mil ejemplares (5.000) de la Canción Nacional en conformidad a la edición oficial publicadaen el presente año.

    2.- Cada uno de los ejemplares de esta nueva edición deberá acompañarse de un certificado de esteMinisterio, por el cual conste el número de ejemplares y la conformidad de ella con la edición oficial.

    Tómese razón y comuníquese.

    Elías Fernández Albano Emiliano Figueroa Larraín

    Ambas ediciones usaron moldes distintos para la partitura y, en estricto rigor, mantenían ciertasdiferencias con los originales de Ramón Carnicer y de Eusebio Lillo.

    Respecto de la música, la tonalidad se mantuvo en Fa Mayor, pero se simplificaron algunas fi-guras rítmicas22:

    Los saltillos de semicorchea con punto y fusa se reemplazaron por galopas de corchea y dos semi-corcheas.

    El original contiene, en los compases cinco y siete de la mano izquierda, un acorde en figura deblanca tremolada en su tercer tiempo, lo que fue cambiado por cuatro acordes en corcheas.

    En el compás nueve, se transformaron las galopas de semicorchea y dos fusas por tresillos desemicorcheas.

    Faltan las indicaciones de carácter del compás diez, Con energía, para el canto, y  Loco, para elpiano.

    En el segundo compás del canto se cambió el último tresillo por un saltillo.En el último compás del acompañamiento de la estrofa, fue cambiada la figura de blanca tremo-lada por cuatro corcheas.

    En el compás nueve del coro la nota Fa del bajo es subida una octava.El compás diez, desde la segunda corchea es transportado a la octava superior.Los compases trece al dieciséis cambian el acompañamiento de la mano izquierda.El compás dieciséis contiene un cambio en la melodía, en el tercer saltillo, en vez de repetir las

    notas anteriores, sube un grado a la nota Mi.En el compás diecisiete, el original tiene al parecer un error de copia en sus tres primeras figuras,

    que pueden ser una galopa de corchea y dos semicorcheas mal escritas, o bien un tresillo de corcheas.Esta última alternativa es sin duda la correcta, ya que le da al movimiento un nuevo impulso, precisa-

    mente en el clímax de la obra. Las ediciones de 1910 optaron por la galopa.En cuanto al texto, se debe mencionar el hecho de que ambas ediciones consideran la primera

    estrofa para ser incluida bajo la melodía, Ha cesado la lucha sangrienta.Las estrofas y el coro incluyeron los cambios introducidos por Eusebio Lillo, pero contenían dife-

    rencias respecto del manuscrito original (compararlas con las muestras anteriores):Coro: 3 que, o la tumba serás de los libres

    I 2 ya es hermano el que ayer opresor3 Del vasallo borramos la afrenta6 hoi ya libre i triunfante se ve

    V 7 i ese mar que estendido te bañaVI 4 con sus sombras las cubra la paz.23

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    El año 1941, el gobierno vuelve a pronunciarse con una nueva edición del Himno, y su texto es elsiguiente:

    Decreto 3.737 del 24 de julio de 1941:1.- Autorízase la impresión de una edición oficial de la Canción Nacional de Chile en número de cinco mil

    ejemplares..2.- El texto de la edición tanto de la letra como de la música, se ajustará estrictamente al de la ediciónoficial aprobada por Decreto 3.482, de 12 de agosto de 1909, del Ministerio de Educación Pública.

    3.- Restablécese en el penúltimo verso de la quinta estrofa, la palabra TRANQUILO de la primera edi-ción.

    4.- El Ministerio de Educación impartirá, por intermedio de las Direcciones Generales respectivas, lasinstrucciones técnicas necesarias para resguardar la uniformidad deseada en la LETRA y en la MUSICA de la CanciónNacional.

    5.- Autorízase al Secretario de la Comisión de Homenaje a don Bernardo O’Higgins, don Ricardo Donoso,para que entienda en todos los detalles de impresión de la nueva edición.

    Pedro Aguirre Cerda Raimundo del Río

    Esta impresión usó el molde de la primera edición de 1910 para la partitura, y se puede destacarque el texto se presenta en dos formatos, la letra bajo la melodía está escrita en castellano antiguo, coni latinas en vez de y griegas, y en la presentación poética del texto completo, en español moderno. Cadauna de las ediciones oficiales incluyó todos los Decretos que las amparaban, y la de 1941, además,incluyó el que declara el modelo definitivo del Escudo Nacional de la República, utilizado en la porta-da y la contraportada.

    Portada de la Edición del Centenario, 1910.(Biblioteca Nacional).

    Portada de la primera Edición, Londres, 1828.Obsequio de Mariano Melo Egaña (nieto del Ministro)a don Domingo Amunátegui, 1908. (Museo Histórico).

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    VI

    Las últimas transformaciones de texto y música

    En más de ciento cincuenta años de existencia, la Canción Nacional ha conocido numerosas pu-blicaciones de su partituras en arreglos para diversos instrumentos. Las que hemos logrado recopilar

    son: tres arreglos para guitarra sola: dos de Tomás Valdecantos, con distinto molde de impresión, impre-sas en 1891, y uno de H. J. Hermosillas, sin fecha de impresión; uno para cítara, hecho por ErnstLindenberg, sin fecha de impresión; un arreglo para Banda de Guerra, hecho por Luis Sandoval en 1925,publicado por Casa Amarilla; y uno para orquesta sinfónica, hecho por Víctor Tevah en 1957, editadopor el Instituto de Extensión Musical de la Universidad de Chile; las publicaciones para piano y vocesson más de diez, con diversas variaciones en los arreglos vocales y de acompañamiento.

    En cuanto a las transformaciones de la partitura y el cambio de tonalidad, están las que se aco-modan a las características de los instrumentos: en las publicaciones para guitarra sola está transpuestaa La Mayor, en la de cítara a Do, la de banda de guerra a Mi bemol Mayor y la de orquesta sinfónicaque mantuvo el Fa Mayor. En 1939, la Editorial Casa Amarilla publica sólo la línea melódica en DoMayor, con el texto de la quinta estrofa y con los siguientes cambios en la música:

    En la repetición de la frase y ese mar que tranquilo te baña, en vez de colocar dos negras en lasdos últimas sílabas, coloca un saltillo y una negra, (el pueblo construye naturalmente esta figura alentonar Ba-a-ña), manteniendo la regularidad del ritmo musical llevado hasta allí. En las tres repeti-ciones del texto o el asilo contra la opresión, la primera y la tercera las escribe con la misma entonación.

    La publicación hecha por esta misma editorial, en 1949, también en Do Mayor, escribe las tresrepeticiones del final del coro iguales. Y en la edición de 1973, curiosamente, colocan el texto originalde Lillo en las estrofas, sin tomar en cuenta las enmiendas hechas por el mismo poeta en 1904:

     ya es hermano el que ayer invasorDe tres siglos lavamos la afrentaHoy ya libre y triunfante se ve.

    El 25 de julio de 1980, el Ministerio de Educación por medio del Decreto Supremo Nº 6.476, fijóla versión definitiva, del texto y de la música. El texto oficial dice:

    Considerando:Que existen Decretos Supremos de los años 1909 y 1941, de los

    Presidentes Montt y Aguirre Cerda, respectivamente, que dan normassobre la interpretación del Himno Nacional de Chile;

    Que, existen diversos antecedentes históricos que dicen relacióncon dicho himno;

    Que, es necesario y conveniente establecer normas para uniformarla interpretación de la Canción Nacional de Chile, reglamentar su difusión

     y establecer las circunstancias en que debe interpretarse;Visto: Lo dispuesto en los Decretos Leyes Nº 1 y 128, de 1973; 527,de 1974; en el artículo 72 Nº 2 de la Constitución Política del Estado y lopropuesto en el encuentro nacional convocado por el Centro dePerfeccionamiento, Experimentación e Investigaciones Pedagógicas;

    Decreto:Articulo 1º.- El texto oficial de la Canción Nacional de Chile se ajus-

    tará, en la letra, estrictamente al texto manuscrito que se guarda en esteMinisterio, firmado por el señor don Eusebio Lillo24, y en la música a la edi-ción impresa en Londres por don Ramón Carnicer, con las modalidadestécnicas que se expresan:

    Eusebio Lillo Robles

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    1.- Tonalidad: Do Mayor2.- Agógica: Tempo introducción: 126 MM

    Tempo estrofa y coro: 108 MMTempo Finale: 126 MM (vivo)

    3.- Melodía: Coro: Modificado en los compases 3, 4 y 7, 8, donde la segunda voz pasa a la primera.Compases 16 y 17 pasan a la melodía la escala del bajo; y anacruza del compás 21 y compases21, 22, 23 y 24 donde la línea melódica de “o el asilo contra la opresión” debe interpretarselas tres veces igual.

    4.- Armonía: Do MayorUnísono, dos y tres voces, se conserva la armonización del original.La armonización del coro a 4 voces mixtas, será responsabilidad de la Facultad de Música dela Universidad de Chile.

    Artículo Nº 2.- La orquestación de la Canción Nacional de Chile queda encomendada al maestro VíctorTevah.y la instrumentación para bandas, al Teniente Coronel don Jorge Fernando Castro Castro.

    Artículo Nº 3.- El Ministerio de Educación Pública impartirá las instrucciones necesarias para resguardar

    el cumplimiento del presente decreto.Anótese, tómese razón, publíquese e insértese en la Recopilación de Leyes y Reglamentos dela Contraloría General de la República.

    Agusto Pinochet Ugarte Alfredo Prieto BafalluyGeneral de Ejército Ministro de Educación Pública

    Presidente de la República.

    Este Decreto, como dice su texto, se basó en los acuerdos tomados en el encuentro convocado porel C.P.E.I.P. Lo Barnechea, en agosto de 1977, y son simplemente una confirmación de la interpretaciónque el pueblo da sabiamente a nuestro Himno, aprendido en forma oral, y con sólo el espíritu que lomueve a sentirse identificado por este símbolo nacional, transformando lo difícil en un movimientolimpio y propio de sus condiciones naturales. En la Revista de Educación Nº 73, de septiembre de 1979,los acuerdos fueron publicados, y junto con el ejemplar, se obsequió un cassette con una grabación, quepresenta didácticamente las versiones históricas y la “versión autorizada” que nace del consenso de losespecialistas asistentes. El cassette no fue editado profesionalmente, no tiene carátula y los créditos sonpresentados por un locutor que va anunciando cada versión contenida en la grabación. Las partituras delos arreglos quedaron en los archivos del Ejército y en los de la Facultad de Artes de la Universidad deChile. En cuanto a las versiones para orquesta y banda, éstas fueron confeccionadas por los asesores deJorge Fernando Castro, en la Jefatura de Bandas del Ejército, y sólo está firmada por los directores. Hayque señalar que estos manejaban a la perfección los instrumentos de banda de conciertos, pero no lossinfónicos, encontrándose en la versión confeccionada por ellos, graves errores que la hacen “intocable”por los instrumentistas de la orquesta25.

    Los textos originales de puño y letra de Bernardo de Vera y Pintado y Eusebio Lillo, que constaen los Decretos oficiales que están guardados en el Ministerio de Educación, están perdidos; se tieneconocimiento de que el investigador Paulino Alfonso, fue el último que los pudo revisar. Este aseguróque se podían solicitar para consulta en el Ministerio y en la Biblioteca Nacional, pero en 1960, el his-toriador Clemente Canales, para su libro Canción Nacional de Chile, edición crítica de la letra, sim-plemente no los encontró, y dio cuenta de que estos estaban extraviados.

    De las seis estrofas del Himno Nacional de Chile, hasta el año 1973, se cantó siempre la quinta.A partir de ese año, el gobierno militar sancionó cantar la tercera estrofa después de aquella, acto queya el año 1847 don Andrés Bello había previsto: que el texto del himno se utilizara políticamente. Estadisposición fue suspendida en 1990, por el entonces Presidente de la República, don Patricio AylwinAzócar, retornando a la tradicional costumbre de entonar sólo la quinta estrofa:

    Puro, Chile, es tu cielo azulado…

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    Notas :El texto antes expuesto, surgió de la investigación y consulta de documentos históricos y de la lectura crítica de partituras,

    grabaciones, libros, revistas, periódicos, diarios y páginas en internet más trascendentales en la historia de Chile y en lahistoria de la Música en Chile. Estas notas se fundamentan en citas textuales, aproximaciones y comentarios respecto deacontecimientos específicos y esperan acercarse a la verdad y al natural desarrollo de los acontecimientos. La biblio-grafía completa se presenta en las páginas 105 y siguientes.

    1  Historia de la Música en Chile, Jorge Urrutia Blondel, Samuel Claro Valdés, Orbe, 1973.2 Oyendo a Chile, Samuel Claro Valdés, Editorial Andrés Bello, 1979.3  Boletín del Fondo de Música Nacional, Año II Nº 3, Manuel Ravanal, Biblioteca del Congreso Nacional,

    Santiago, 1978.4  Diario de Samuel Hill , traducido del alemán por el mismo autor para la Revista Chilena de Historia y Geografía, Nº 85,

    Santiago, 1935.5 Op. cit. 4.6 El término “godo o goda” relacionado con los españoles, en los albores de la independecia se usaba como apodo despec-

    tivo hacia los iberos por parte de los patriotas.7  Recuerdos de treinta años, José Zapiola, Zig-zag, Santiago 1974.8 Op. cit. 7.9 Op. cit. 1.

    10 Mariano Egaña permaneció en Europa cerca de diez años, como Ministro Plenipotenciario del Gobierno de Chile en

    Londres, entre los años 1824 y 1833. El contínuo cambio de gobernantes, lo animaba a volver a Chile y cuando tenía lasmaletas listas para emprender el regreso, el nuevo presidente que asumía el poder lo confirmaba en su cargo, debiendoquedarse en Inglaterra más de lo esperado. Por motivos de salud vive en París, viajando regularmente a Londres paracumplir sus tareas diplomáticas. Es allí, en un país extraño y frío y en medio de las tertulias que conoce a otro de hablahispana, Ramón Carnicer, con el que entabló una gran amistad.

    11 Aunque se insiste en que Egaña solicitó la partitura a Carnicer, lo más acertado sería que el catalán le haya obsequiadoesta “puesta en música”, por las características de su composición que incorporan secciones y arreglos vocales propiosde la lírica, los que la convierten, sin lugar a dudas, en una pieza única en su género.

    12 Es sumamente importante lo que se refiere a los decretos supremos ya que en ellos se establecen las líneas fundamen-tales de la nación, se establece un hilo conductor de los acontecimientos y se asegura el espíritu de unificación.

    13  Método Nacional de Música, Pedro Ariel Olea, Academia Nacional de Arte, Santiago, 1949.14  Historia de la Canción Nacional de Chile, Carlos Chubretovich A. Editorial La Noria, Santiago, 1991.15 Op. cit. 14.16 Op. cit. 14.

    17  Himno Nacional , poesía de Pablo Garriga y música de José Soro, Partitura en Biblioteca Nacional, AAL9150.18 Estos cancioneros populares, incluían letras de canciones de todo tipo, y eran recopilaciones de los autores o bien de laslibrerías que los editaban. Esta colección está en microfichas en el Archivo de Literatura Oral y Tradiciones Popularesde la Biblioteca Nacional.

    19 Ésta anécdota aparece en el Boletín del Fondo Nacional de Música de la Biblioteca del Congreso Nacional. Tambiénaparece en el libro de Clemente Canales,  La Canción Nacional , edición crítica de la letra, Editorial Andrés Bello,Santiago, 1960.

    20 Se comenta que Eusebio Lillo no debió aceptar los cambios a su letra pero los decretos que la siguieron sepultaron losintereses de los puristas y también de los que querían un cambio más radical a la letra del coro.

    21 Resulta curioso que de las ediciones oficiales existan un ejemplar en la biblioteca de la Universidad de Chile, uno en elMuseo Histórico, tres de cada uno en la Biblioteca Nacional, pero en esta existan más de veinte ejemplares de la ediciónde Fabio de Petris.

    22 Éste arreglo de las ediciones fue supervisado por dos de los más críticos al himno, Fabio de Petris y Enrique Soro, comoconsta en el Decreto 3.482 del 11 de agosto de 1909. Las simplificaciones a la música responden al criterio de hacerlas

    más accesibles a los músicos.23 Todas las ediciones oficiales contenían un error de escritura en la cuarta frase de la sexta estrofa, donde dice con sussombras las cubra la paz, debe decir, con su sombra las cubra la paz.

    24 En estricto rigor, no existe un Decreto que realmente fije el texto del Coro con la letra de Bernardo de Vera y Pintado,sólo sancionan que éste debe ajustarse estrictamente al manuscrito de Eusebio Lillo. Esta triste omisión ha desplazado,de todas las publicaciones de la Canción Nacional de Chile, la autoría de Bernardo de Vera y Pintado.

    25 El resultado fue musicalmente un caos y artísticamente un desastre, ya que existen contradicciones entre las versionespropuestas como definitivas. Mientras el coro de la Universidad de Chile interpreta la versión autorizada, un coro dealumnos de tercero medio, entonan una versión cargada de anomalías. Se esperaba que la versión para orquesta fuera decierta calidad musical, pero la partitura estaba mal escrita, y las orquestas y coro con poco ensayo. Se propuso un coropopular, dirigido por Vicente Bianchi, el que no logró dar con una buena interpretación. Se concluye así, que la versiónmás completa fuera la de La Banda de Conciertos del Ejército y la Escuela de Cadetes del Ejército, quienes tocan laCanción Nacional muchas más veces en un mes, que la sinfónica en tres años; lamentablemente, al divulgarse unagrabación con una entonación dura y con los finales cortados, estilo militar, sin una declamación coherente y natural, se

    terminó por detener el gusto de la gente por cantar nuestro Himno Patrio.

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    Himno Nacional de la República de Chile Texto oficial

    según Decretos Supremos Nº 3.482 de 1909, Nº 5.549 de 1910,

    Nº 3.737 de 1941 y Nº 6.476 de 1980 del Ministerio de Educación.Texto de Eusebio Lillo Robles

    Coro de Bernardo de Vera y Pintado

    CoroDulce Patria, recibe los votoscon que Chile en tus aras juróque, o la tumba será de los libreso el asilo contra la opresión.

    IHa cesado la lucha sangrienta,

     ya es hermano el que ayer opresor;del vasallo borramos la afrentacombatiendo en el campo de honor.El que ayer doblegábase esclavo,hoy ya libre y triunfante se ve;libertad es la herencia del bravo,la victoria se humilla a su pie.

    IIAlza, Chile, sin mancha la frente,conquistaste tu nombre en la lid,siempre noble, constante, valiente,te encontraron los hijos del Cid.Que tus libres tranquilos coronena las artes, la industria y la paz

     y de triunfos cantares entonenque amedrenten al déspota audaz.

    III

    Vuestros nombres valientes soldadosque habeís sido de Chile el sostén,nuestros pechos los llevan grabadoslos sabrán nuestros hijos también.Sean ellos el grito de muerteque lancemos marchando a lidiar

     y sonando en la boca del fuertehagan siempre al tirano temblar.

    IVSi pretende el cañón extranjeronuestros pueblos osado invadir,desnudemos al punto el acero

     y sepamos vencer o morirCon su sangre el altivo araucanonos legó por herencia el valor,

     y no tiembla la espada en la manodefendiendo de Chile el honor.

    VPuro, Chile, es tu cielo azulado,puras brisas te cruzan también,

     y tu campo de flores bordadoes la copia feliz del Edén.Majestuosa es la blanca montañaque te dió por baluarte el Señor,

     y ese mar que tranquilo te bañate promete futuro esplendor.

    VI

    Esas galas, o Patria, esas floresque tapizan tu suelo feráz,no las pisen jamás invasores,con su sombra las cubra la paz.Nuestros pechos serán tu baluarte,con tu nombre sabremos vencer,o tu noble, glorioso estandartenos verá combatiendo caer.

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    Himene o te Tire Traducción al Rapa Nui de Manau Riva

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    Cunna Patcha Herck Traducción al Cunza: Osiel Vega Durán

    VTara, Tchile, S’ckelinar selqui cunnackúri ircu lan’ma sacka ya tararIya patcha tticka pinat-maaiss pencku cappin ckelinar.

    Loa ia cotch cabur tárarYa s’ckanna lay’cku tchamma Cappiniya puri ircu tchulckna hutumarhurackna taípo ckappur.

    CoroCkachi Patcha, mácalo cota hurackTchile ckol ay s’hurackar aucotchayá palun mulsi ianoloya tturi acknu tansir hualcher.

    VChile tu cielo azul es puroel viento que te camina también es puro

     y el campo tejido de flores

    es aquí como el cielo de Dios.

    Grande es la montaña

    que Dios te dió como fortaleza

     y ese mar tranquilo que te baña

    te jura un mañana grande.

    Coro Dulce tierra, recibe la promesa

    que Chile juró en tu altar

    que la muerte será de los limpios

     y la casa que no tiene maldad.

    VChile la limpieza de tu cielo azul

    limpió los vientos que te acechan.

    Tu tierra que con flores bordó,

    tu tierra como el paraíso de Dios.

     Lo hermoso de tus volcanes blancos

    que te dio como bandera Dios.

    Tu mar sereno que te bañate lo dio Dios para tu bienestar por siempre.

    CoroTierra hermosa, toma las palabras

    de las personas que se dijeron en el lugar sagrado.

     El movimiento del espíritu que protege

    a los hombres de los malos pensamientos.

    VTire te Maitaki o ta´a rangi moanaMaitaki o te tokerau i haka vari atuI tá henua hai tiare i tui aita´a henua pe´e merahi.

    Te tau o ta´a Rano tea-teaI va´ai atu pe´e reva a te atua

    Ite vaikava maguaro i hopu atu enaI va´ai atu pu´ai pe mua.

    KoroHenua tau, ka to´o te vanagao te maohi i ki ai i te kona vanaga maute tere higa o te varua ka hapaotatou te tangata mai te manau rake-rake.

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    Trhokiñ Aukiñ Chile Mapu Traducción al Mapudungun: Sofía Painequeo Tragnolao

    VKalfü-wenu-meu lifklei Chile MapuLifke krhef, welu chirhai kafeiTami lhelfün wirhikalei rhaien-meuTami inaentuel kme mongen rhulumapu-meu.

    Alüprhai tami liü lemuntu dhegüñTami adhkaknueleteu NgnemapunFeichi tüngklechi Lafken meñetukei-meuKuifipu rhumel mongen wilhf-nieai-meu.

    Trhokiñ aukiñKochi Mapu, llounge tami adhmapu mongenChile Mapu tañi Ngillatuwe-meu, rhfknu dhngun pneknui cheEltun-meu rhume dheu rhngalklelmn, rhumel tamn pllü kidhu ngneuklerhupuaingnTamn Rhnhi mlelu Mapu-meu, katrhütuai ta kaiñe, tamn montulngeal, fei-meu rhakm konlaiaimnkake adhkpadhngu-meu.

    V En el azúl arriba, está limpia la tierra chilena

    limpios vientos la cruzan tambiéntus campos están escritos de flores

    es lo que has imitado del buen vivir universal.

    Sube muy alto tu cordillera blanca montañosa

    el rostro que te ideó en conjunto con las antiguas energías masculinas y antiguas energías femeninas

     Ese tranquilo mar que te baña

    lo antiguo después siempre te tendrá brillante.

    Eco Grupal (Coro) Dulce tierra, recibe el ordenamiento de la vida establecida por las fuerzas naturales

     En los lugares ceremoniales de la Tierra chilena comprometieron su verdadero hablar Aunque estén sepultados en el cementerio, sus espíritus seguirán dirigiéndose solos

    sus escondites subterráneos atajarán a los rivales, para que estén a salvo, entonces, no entrarán al

    encierro de las otras formas de vida.

    Nota de los traductores: Para los textos en idiomas nativos, se debe aclarar que en estos dialectos no existen grafe-mas para la escritura y el texto presentado corresponde a una aproximación fonética de los sonidos.

    Los textos son para el conocimiento de éstas lenguas, no son para entonarlos con la melodía del Himno Nacional.Se privilegió la lectura de imágenes, conceptos e ideas, ya que para una traducción literal no se lograría una verdadera

    adaptación. Aunque no existen en el Cunza, el Rapa Nui y el Mapudungun, todas las palabras utilizadas de la letra en español,estos contienen una riqueza de conceptos que, incluso, ayudan a una mejor comprensión del texto en castellano.

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    Notas a la Música 

    En cuanto a la notación, se utilizó el formato clásico, tanto para la escritura de símbolos, como

    para el orden instrumental de cada arreglo.

    En cuanto a la tonalidad, todos los arreglos están en Do Mayor, excepto el arreglo para guitarrade Tomás Valdecantos, en el que se mantuvo la tonalidad de La Mayor, privilegiando el arreglo originaly la ejecución instrumental.

    Para efectos de diseño, las partituras vocales e instrumentales se confeccionaron de acuerdo a lacantidad de voces e instrumentos involucrados, y a una determinada cantidad de líneas por página. Así se encontrará el lector con dibujos musicales en tamaños distintos unas piezas de otras, siempreguardando la unidad de diagramación particular de cada una por separado.

    Todas las versiones están homogeneizadas y revisadas, con el objeto de corregir diferencias deescritura y armonía, al compararlas con el original de Carnicer y/o mejorar aspectos técnicos de ejecu-ción. Se debe destacar que algunos autores no tuvieron jamás en sus manos la partitura original, com-poniendo sus arreglos con tan sólo el oído y la memoria.

    La línea melódica guarda relación con el original de Ramón Carnicer y se le han aplicado las trans-formaciones introducidas por el Decreto 6.476 de 1980.

    La Armonía guarda estricta relación con el original de Ramón Carnicer.

    La agógica cambia de Marcial, en la introducción y Con Energía en el canto, por Allegro Marcialy Solemne, salvo en la versión para orquesta sinfónica, que dice, Allegro Marcial y Maestoso.

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    & c   .jœ   J

    œPu - ro,

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    jœ  j̊œ#

    C

    Chi - le,es tu cie - loa - zu - .œ  jœ   œ   .jœ

      j̊œla - do; pu - ras .œ œ

     3

    œ œ jœ .œ œ

     3

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    G7 C

    bri - zas te cru - zan tam-

    &  œ   Œ Œ   .jœ   Jœ

    G7

    bién, y tu

    .œ œ   .Jœ  j̊œ .œ œ   .jœ   j̊œ#

    C

    cam - po, de flo - res, bor -

    .œ   jœ  œ   .jœ   Jœda - do, es la

    .œ   œ#   .jœ   j̊œ   .œn   œ#   .jœ   j̊œG7 D 7

    co - pia fe - liz del E

    &  ˙   Œ   .jœ   j̊œG

    dén. Ma - jes -

    œ   .jœ   j̊œ   œb   œ   jœ   jœEb

    tuo - saes la blan - ca mon -

    .œb   jœ   œ   .jœ   j̊œBb7

    ta - ña que te

    œb .jœ   j̊œ   œb   œ   jœ   jœdió, por ba - luar - te,el Se -

    &  ˙b Œ   .jœ   j̊œEb

    ñor, que te

    œ .Jœ Jœ 3

    œ   œb   œb 3

    jœ   jœ   jœ#Ab   F#   A6

    5/ 

    dió, por ba-luar - te, el Se -

    ˙   Œ   .jœ   j̊œG

    ñor, ye - se

    .œ œ   .jœ   j̊œ   .œ œ   .jœ   j̊œC

    mar que tran -qui - lo te

    & œ   ˙   .jœ   j̊œC F

    ba - ña, te pro -

    .œ œ   .jœ   j̊œ   .œ œ   .jœ   j̊œ#

    G7

    me - te fu - tu - roes plen

    œ   jœ ‰   .œ œ 3

    œ œ jœF C F

    dor. Y e - se

    .œ   œ .jœ   j̊œ   .œ œ 3

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    mar que tran -qui - lo te

    &   .œ   œ œ   .œ   œ 3

    œ œ œC F

    ba - ña, te pro -

    .œ   œ 3

    œ   œ   jœ 3

    œ   œ   œ 3

    jœ   jœ   jœC G7

    me - te fu - tu - ro es - plen -

    œ   Œ ÓC E

    dor.

    Himno Nacional de la República de Chile Melodía

    Texto de Eusebio Lillo RoblesCoro de Bernardo de Vera y Pintado

    Música de Ramón Carnicer y BattleSolemne

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    E A m

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    E 7

    Pa - tria, re -˙ .œ   œ   .œ   œ

    A m A m/D#   /D

    ci - be losœ œ Ó

    E

    vo - tos

    &   .˙   œE Am

    con que

    ˙ œ   œE7

    Chi - leen tus

    ˙ .œ   œ   .œ   œA m /D#   /D

    a - ras ju -

    œ Œ Œ   .jœ   j̊œE

    ró que,o la

    & œ   .jœ   j̊œ   œb   .Jœ   JœC C7

    tum - ba se - rá de los

    œb   œ   Œ   .jœ#   j̊œF

    li - bres, oel a -

    œ .jœ   Jœ  œ .Jœ   Jœ

    D D7

    si - lo con- tra lao - pre -

    ˙ Œ   .Jœ   JœG

    sión, que,o la

    &   .œ œ   .Jœ   j̊œ .œ œ   .jœ   j̊œG7

    tum - ba se - rá de los

    .œ   jœ   œ   .Jœ JœC

    li - bres, oel a -

    .œ œ   .Jœ   j̊œ .œ œ   .jœ   j̊œG7

    si - lo con- tra lao - pre -

    œ   jœ   jœ  œ œ jœ   jœC

    sión, que,o la tum - ba se -

    &  ˙#   œ   œ#A#˜7 D m A 7

    rá de los

    œ œ   Œ   .Jœ  Jœ

    Dm D#˜7

    li - bres, oel a -

    œ   .Jœ  Jœ   œ   .

    Jœ  Jœ

    C G7

    si - lo con- tra lao - pre -

    œ   Œ Œ   .Jœ  Jœ

    C D#˜7

    sión, oel a -

    & œ   .Jœ   Jœ  œ   .Jœ   Jœ

    C G7

    si - lo con- tra lao - pre -

    œ   Œ Œ   .Jœ   JœC D#˜7

    sión, oel a -

    œ   .Jœ   Jœ  œ   .Jœ   Jœ

    C G7

    si - lo con- tra lao - pre -

    œ   Œ ÓC

    sión.

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    Melodía 

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    ® Allegro y Marcial 

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    œœœœbbb   œœ œœ œœ   œœ   ˙̇

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    Solemne q»¡º•..œœ   œœ

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