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LIBRO: Los moais de Pascua Autor: Jordi Sierra i Fabra Marani-Kae tuvo la mala suerte de nacer poco agraciado: era feo (Rake_rake) y delgado. Todos en el pueblo, incluido su padre (Matubo_Pek), le daban la espalda, incluso cuando nació Marani_Kae su padre escupió a la luna llena. Se arrepintió al momento de su ira y le pidió perdón a la luna. Pero la luna se ocultó tras una nube y no vio ni escucho su perdón. Durante los primeros años de vida de Marini_Kae jugaba solo, reía sólo, vivía sólo. Pitui_Nea le protegía. Sus 4 hermanas, sin embargo, rehuían su mirada, y jamás le hicieron una caricia al igual que su padre. Un día su padre (matubo_Pek) no regreso de la pesca. Un gran tiburón se lo comió. Todos dijeron que medía muchos metros, que era blanco y silencioso, que salto del agua y, entre los pescadores de la canoa, lo escogió a él. Marani_kae no le lloro. Cuando murió su madre Marani-kae tenía 10 estaciones. Esta vez sí lloro por su madre, por su soledad. Al día siguiente subió al volcán Rano Raracu (volcán rayado) y se ocultó entre sus pliegues. Tres días y tres noches permaneció allí. Como murió su madre, Marani-Kae se sintió tan solo que decidió construir un moais, una estatua tallada de piedra de volcán, para que le hiciera compañía. Para transportar el Moai hasta su cabaña, cortó algunos árboles, los podó hasta dejar los troncos lisos y redondos, utilizando su ingenio más que su fuerza, traslado el moai hasta la cabaña, demorándose una estación completa, 12 lunas llenas. Después de descansar unos días, Marani_Kae camino hasta el lejano cráter del Puna Pau, donde la tierra y las piedras eran rojizas. Allí tallo de nuevo una roca, dándole forma de pukao (sombrero de piedra). Ahora Marani_kae ya no necesita a los demás tenía a su moai como amigo, le hablaba de muchas cosas, de pitui-nea, de sus ansiedades de sus sueños, de Tahenga-ti, de su boca de luna, de sus ojos de sol y de su piel oscura como una noche o su alegría viva como un día. Al hacerse mayor, Marani-Kae se enamoró de la bella Tahenga-Ti y quería compartir su vida con ella. Pero Marani-Kae era consciente de que el padre de ella (Punka_Nao) nunca accedería a

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LIBRO: Los moais de PascuaAutor: Jordi Sierra i Fabra

Marani-Kae tuvo la mala suerte de nacer poco agraciado: era feo (Rake_rake) y delgado. Todos en el pueblo, incluido su padre (Matubo_Pek), le daban la espalda, incluso cuando nació Marani_Kae su padre escupió a la luna llena. Se arrepintió al momento de su ira y le pidió perdón a la luna. Pero la luna se ocultó tras una nube y no vio ni escucho su perdón.Durante los primeros años de vida de Marini_Kae jugaba solo, reía sólo, vivía sólo. Pitui_Nea le protegía. Sus 4 hermanas, sin embargo, rehuían su mirada, y jamás le hicieron una caricia al igual que su padre. Un día su padre (matubo_Pek) no regreso de la pesca. Un gran tiburón se lo comió. Todos dijeron que medía muchos metros, que era blanco y silencioso, que salto del agua y, entre los pescadores de la canoa, lo escogió a él. Marani_kae no le lloro.Cuando murió su madre Marani-kae tenía 10 estaciones. Esta vez sí lloro por su madre, por su soledad. Al día siguiente subió al volcán Rano Raracu (volcán rayado) y se ocultó entre sus pliegues.

Tres días y tres noches permaneció allí. Como murió su madre, Marani-Kae se sintió tan solo que decidió construir un moais, una estatua tallada de piedra de volcán, para que le hiciera compañía. Para transportar el Moai hasta su cabaña, cortó algunos árboles, los podó hasta dejar los troncos lisos y redondos, utilizando su ingenio más que su fuerza, traslado el moai hasta la cabaña, demorándose una estación completa, 12 lunas llenas. Después de descansar unos días, Marani_Kae camino hasta el lejano cráter del Puna Pau, donde la tierra y las piedras eran rojizas. Allí tallo de nuevo una roca, dándole forma de pukao (sombrero de piedra).Ahora Marani_kae ya no necesita a los demás tenía a su moai como amigo, le hablaba de muchas cosas, de pitui-nea, de sus ansiedades de sus sueños, de Tahenga-ti, de su boca de luna, de sus ojos de sol y de su piel oscura como una noche o su alegría viva como un día.Al hacerse mayor, Marani-Kae se enamoró de la bella Tahenga-Ti y quería compartir su vida con ella. Pero Marani-Kae era consciente de que el padre de ella (Punka_Nao) nunca accedería a aquella unión.

Tres Lunas llenas después, comenzaron a suceder cosas. Las barcas volvían sin peces. El mar parecía haberse secado de pronto. Los hombres volvían sin pescar nada, estaban desconsolados. Una mañana Marani_kae subió a su barca, solitario y se adentró en el mar. Espero, cerró los ojos y pensó en sus 3 fuerzas: su moai, Tahenga-Ti y la luna, entonces tiró las redes. Apenas media hora más tarde, en su barca ya no cabían más peces. Cuando llego de regreso a la isla, todas las personas lo rodearon, el no hizo ni dijo nada, de momento. Descargo los peces y cuando todos estuvieron depositados al final de la rampa de las barcas, gritó: son vuestros, del pueblo entero. Mi pesca es vuestra pesca.Cinco lunas después del gran día de los peces, la suerte fue esquiva y la ira de la naturaleza se sintió sobre la isla, se produjo un gran temblor, donde varias cabañas fueron destruidas y algunos heridos por el desplome de sus viviendas. Poco a poco, todos se dieron cuenta que la única cabaña que no había sufrido el menor daño era la de Marani_kae.

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Una luna después del terremoto Tahenga_ti, le sonrió a Marani_kae y él dijo a ella, ¿crees que podría llevarle regalos a tu padre? A mi padre le gustan los regalos, entonces Marani-Kae, le dijo iré y le llevare regalos.

Marani-kae llevo los mejores regalos para ir a ver a Punka_Nao (papá de Tahenga-Ti). Le llevó las fauces de un niuhi que encontró varada en la playa, 2 cabras, un caparazón de honu tan bello como viejo, hermosos corales trenzados en forma de collares, y una figura tallada pequeña replica de su moai, pero como el papa de su amada no lo quería le propuso un trato, yo, Marani-Kae, tomare parte en la ceremonia del Hombre Pájaro por ti. Correré por tu clan y conseguiré el primer huevo de Manutara (gaviota) para ti. Está bien, contesto Punka Nao, estarás en mi clan en la próxima ceremonia del Tangata Manu.

Marani-kae participa en la carrera del hombre pájaro (tangata manu) ganando la carrera y entregándole el huevo de gaviota a Punka Nao.

Finalmente Marani-Kae se queda con Tahenga_ti y el papá de ella lo acepta para su hija.

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Cuento de los Huevitos de Pascua El día que murió Jesús, todo el mundo se puso muy triste, él que nos amó y enseñó tantas cosas para salvarnos, había sido crucificado por quienes no creyeron en Él. Dios creó el mundo, y así como a nosotros, también creó a los animales, su vida y su alimento. Es por eso que cuando murió Jesús, ellos también estuvieron muy tristes, quizás sin imaginar lo que Jesús prometió al mundo: “volver a estar entre nosotros al tercer día”. Y así ocurrió. En un día como hoy, al tercer día resucitó y pasó de la muerte a la vida eterna, a la “Vida Nueva” que nos acompaña siempre. El asombro y alegría de los animalitos fue tan grande que no pudieron contener los deseos de comunicarlo a todos los demás. Es por ello, que a salir el sol después de esos días grises, rápidamente se organizaron para dar la bunanoticia o la “Buena Nueva” a todos los animales del bosque y poder juntos celebrar y alabar al Señor. Se preguntaron: ¿Cómo lo anunciaremos y con quién? La idea surgió pronto. Comunicar la “Vida Nueva” tenía que ser con algo que todos conocieran y así fue como eligieron el “huevito”, símbolo de la fecundidad y la vida. Todos querían repartir huevitos para dar esta noticia pero el bosque era muy grande y había que ser rápido para avisar a tantos. Mientras veían quién podía ser, juntaron muchos huevitos en una canasta, comisionando, finalmente, al veloz “conejo”, el que corriendo y saltando por el bosque dejó un huevito en el jardín de cada casa, anunciando así la “Buena Nueva” y llevando la alegría a sus moradores por la Resurrección del Señor. 

Fuente: Este cuento es una colaboración del Consejo parroquial de la Parroquia La Matriz.