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La significación espacial en La regenta Susana Guerrero Herrera La obra literaria está tensada por dos hilos: el tiempo y el espacio. El tiempo narrado da cuenta de los acontecimientos y va desarrollando la trama según el autor decida. El espacio, por su parte, funge como marco de las acciones, les da un sentido de realidad y permite al autor expresar elementos simbólicos de los personajes. Ambas dimensiones conforman la dialéctica narrativa, como indica Luz Aurora Pimentel: “No se concibe un relato que no esté inscrito, de alguna manera, en un espacio que nos dé información, no solo sobre los acontecimientos sino sobre los objetos que pueblan y amueblan ese mundo ficcional”. (7) En el presente trabajo nos ocuparemos de analizar algunos de los espacios importantes de La regenta de Leopoldo Alas, “Clarín”: su relevancia dentro de la novela, así como 1

Los Espacios en La Regenta

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La significacin espacial en La regentaSusana Guerrero Herrera

La obra literaria est tensada por dos hilos: el tiempo y el espacio. El tiempo narrado da cuenta de los acontecimientos y va desarrollando la trama segn el autor decida. El espacio, por su parte, funge como marco de las acciones, les da un sentido de realidad y permite al autor expresar elementos simblicos de los personajes. Ambas dimensiones conforman la dialctica narrativa, como indica Luz Aurora Pimentel: No se concibe un relato que no est inscrito, de alguna manera, en un espacio que nos d informacin, no solo sobre los acontecimientos sino sobre los objetos que pueblan y amueblan ese mundo ficcional. (7)

En el presente trabajo nos ocuparemos de analizar algunos de los espacios importantes de La regenta de Leopoldo Alas, Clarn: su relevancia dentro de la novela, as como la funcin que cumplen dentro de la caracterizacin de los personajes. La descripcin es la forma discursiva que permite crear en el lector la imagen espacial y el sentido de realidad de la historia; a travs de la descripcin, el lector puede acceder al mundo imaginado por el autor y recrearlo para s. En dicha recreacin entran en juego los referentes del lector as como los significados que el autor confiere a cada espacio, de manera que se da un contrato de inteligibilidad que depende, como dice Pimentel, de la relacin que el universo diegtico establezca con el mundo real (10). En este sentido, el texto narrativo propone un mundo ficticio cuyos valores y elementos significativos dejan ver la concepcin del mundo del autor y es, justamente en el nivel descriptivo del relato donde podemos, como lectores, acceder al entramado axiolgico y semitico de la obra. Vetusta y su catedral.La novela de Clarn inicia con la presentacin de la ciudad de Vetusta identificando a sus habitantes con ella: La heroica ciudad dorma la siesta, [] haca la digestin [] y descansaba oyendo la campana del coro (Alas: 3) Ya el nombre de Vetusta, con su connotacin de algo anticuado y la referencia a las costumbres de sus habitantes como un todo homogneo, nos da una idea inicial del entorno tradicionalista donde ocurrir la accin. El narrador cosifica a los vetustenses para dar paso a la descripcin de uno de los personajes principales: el magistral Fermn de Pas, cuya relacin con Vetusta es ambivalente: Vetusta era su pasin y su presa (10) La pasividad con que introduce el narrador a la ciudad de Vetusta contrasta con la animalizacin del clrigo: un montas que de forma instintiva busca las cumbres para mirar mejor a su presa, que tiene en sus garras al obispo. Fermn de Pas es un conquistador, y cuando llega a dudar de s mismo le basta subir al campanario y observar sus dominios. Cuando estas ideas le sobrecogan, para vencerlas y olvidarlas se entregaba con furor al goce de lo presente, del podero que tena en la mano; devoraba su presa, la Vetusta levtica, como el len enjaulado, los pedazos ruines de carne que el domador le arroja (11).La pequea ciudad espaola a finales del siglo XIX, sometida a la autoridad eclesistica y cercada por prejuicios, es el entorno que llevar a Ana Ozores, la protagonista, a cometer adulterio como nica salida para satisfacer sus necesidades afectivas y sexuales. En este sentido la novela clariniana descubre un cierto determinismo naturalista en la obra, aunque para el autor, como se ve en la siguiente cita, ms all de cualquier tendencia literaria, los personajes responden a su propia naturaleza:

[] la observacin nos dir cmo es natural que obre el carcter y el artista al presentrnosle en el caso que busca para la experimentacin, hace que se mueva conforme exigen la naturaleza del medio y del carcter. No ha de intervenir la voluntad del autor para determinar la accin del carcter en tal o cual sentido, porque eso sera volver al idealismo, sino que intencionalmente se ha de ir provocando circunstancias que le obligue a moverse conforme indica la lgica de los antecedentes, como determinan los datos hallados. (La Diana, 1892) (Rubio: 104)Se ha dicho que La regenta es una novela circular: que inicia en la catedral de Vetusta durante el mes de octubre y concluye en el mismo lugar, en octubre, tres aos despus. La importancia de la catedral para el relato, sin embargo va ms all de ser el escenario donde se conocen Fermn de Pas y la regenta. Es uno de los puntos donde convergen la aristocracia y la burguesa de Vetusta. Es el referente urbano ms importante de la novela por ser el smbolo de una autoridad superior a la que se someten todos los vetustenses. El autor la describe majestuosa y contrastante con la ciudad: La torre de la catedral, poema romntico de piedra, delicado himno, de dulces lneas de belleza muda y perenne [] fantasma gigante que velaba por la ciudad pequea y negruzca que dorma a sus pies. (Alas: 4) Recordemos que la novela se ubica en la poca de la Restauracin en la que la religin catlica era la religin del estado y la sociedad se encuentra en un proceso de conflictos internos. La sociedad vetustense es la expresin de la aguda visin social de Clarn respecto de Espaa, en donde la nobleza busca y ansa el dinero, la burguesa imita a la nobleza y desdea al proletariado, el pueblo se aburguesa, el arribismo llega a travs de las elecciones, el poder de la prensa, las fiestas y saraos palaciegos, los inicios del feminismo y el gusto por el lujo (Rubio: 73)La casa de Ana OzoresEl siguiente gran espacio significante del relato de Clarn es la casa de los Ozores. La regenta es una novela de degradacin. Ana Ozores tiene una idea culpable de la relacin hombre-mujer que viene desde su niez. El primer contacto con la sociedad represiva y moralizante ocurre cuando Ana pasa la noche en la barca junto a su amigo Germn. A partir de ese momento la aya que la cuidaba la hace sentir culpable de haber faltado a su condicin. La ausencia de la madre costurera la seguir como un estigma que pareciera determinar una condicin innata de decadencia. Despus las tas le harn valer esta carencia como un elemento a subsanar a travs del matrimonio. Ana tiene un sentido de la naturaleza femenina que no corresponde con la educacin femenina tradicional, desde nia tuvo otros intereses, sus lecturas de San Juan de la Cruz la llevaron a querer ser literata, pero una vez ms la presin social cancela ese camino: una literata no es una mujer de bien. La nica alternativa es casarse. En este aspecto Clarn deja clara la estratificacin social: Ana pertenece a la nobleza de Vetusta que no tiene dinero sino alcurnia. No puede casarse con un noble porque stos buscan una dote que ella no posee. La clase media no tiene dinero para acceder a la nobleza. La nica opcin es casarse con un indiano prspero. Ante esa disyuntiva Ana se casa con Vctor Quintanar, un hombre mayor que no tiene inters sexual por la joven.

La imposicin, aceptada, del amor culpable exiga que Don Vctor fuera impotente. Es ms padre que marido, es decir, en l hay que ver la imposibilidad moral, el obstculo autoritario que se opone a satisfacciones amorosas cuyo cumplimiento no puede llevarse a cabo ms que en la ilegalidad y ruptura de normas morales que representa el adulterio. (Garca: 99)

En la casa de los Quintanar, el primer espacio que presenta el narrador es la habitacin de Ana. Es la recmara donde ella duerme, separada de su marido, en donde la decoracin austera contrasta con la exuberancia de una piel de tigre sobre la cual Ana se desnuda:

La Regenta dorma en una vulgarsima cama de matrimonio dorada con pabelln blanco. Sobre la alfombra, a los pies del lecho, haba una piel de tigre autntica. No haba ms imgenes santas que un crucifijo de marfil colgado sobre la cabecera; inclinndose hacia el lecho pareca mirar a travs del tul del pabelln blanco. (Alas: 46)

Los adjetivos operan como operadores tonales, es decir, dan la visin subjetiva del narrador sobre el objeto descrito y va ms all del retrato, es una visin particular y en este caso el hecho de que el narrador califique de vulgarsima la cama de Ana significa que desaprueba, al igual que Obdulia, la supuesta amiga de Ana, la falta de refinamiento de la habitacin. A travs de los ojos de Obdulia, todo Vetusta ha entrado en la intimidad de la regenta y descalifica la decoracin, la austeridad, el poco encanto femenino del espacio. Lo que desconoce Vetusta es que sobre la piel de tigre Ana se abandona voluptuosa para mirarse desnuda antes de dormir.

La habitacin de Ana, el espacio ntimo de su cama, representa la conquista ltima de lvaro Mesa, quien convence a la Regenta, una vez consumado el adulterio, de la conveniencia de dejarlo entrar por las noches. Pero al fin don lvaro, que haba triunfado de lo ms, triunf de lo menos: lleg a comprender Ana que era imposible y tal vez ridculo, negarse a recibir en su alcoba a un hombre a quien se haba entregado ella por completo (634) La ocupacin de Ana representa el triunfo de Mesa y de todo Vetusta en la empresa que estaban volcados desde un inicio: rendir la virtud. El palacio de los Vegallana. Los espacios son expresin de quien los habita: dejan ver la ideologa y el sentido de pertenencia, la identidad de sus creadores, quien lo usa los recrea y los actualiza con cada accin. En La regenta, como hemos dicho, cada espacio cumple una funcin simblica. En el caso del palacio de los marqueses de Vegallana encontramos un recinto que ofrece una clara imagen de la crtica del autor a las costumbres de la aristocracia. En Vetusta, los Vegallana se encuentran en la cima de la pirmide social y su palacio es el mbito aristocrtico ms importante de la novela; en su descripcin, el autor abunda en detalles que nos dejan ver lo que Rubio menciona como aburguesamiento de la aristocracia, una decadencia moral que se expresa en el mal gusto de la decoracin del saln amarillo y su disposicin para consentir los devaneos libertinos de la aristocracia vetustense. Para la Marquesa no haba ms que Luis XV y Regencia. Los muebles de su saln amarillo y la chimenea de su gabinete estaban copiados de una sala de Versalles, segn aseguraban el tapicero y el arquitecto; pero el amor de la Marquesa a lo mullido y almohadillado haba ido introduciendo grandes modificaciones en el saln Regencia. [] Los antiguos cuadros de Cenceo [] los haba mandado al segundo piso, y en su lugar puso alegres acuarelas, mucho torero y mucha manola y algn fraile pcaro. [] En el gabinete contiguo, donde pasaba el da la Marquesa, la anarqua era completa, pero todos eran cmodos; casi todos servan para acostarse. (Alas: 143)

El palacio de los Vegallana es el lugar que permite a Clarn expresar una crtica social. A las tertulias de los Vegallana acuden personajes de lo ms diverso: clrigos, polticos, falsos aristcratas, andinos, comerciantes. Pero al saln amarillo solo tienen acceso aquellos amigos cercanos de los Vegallana que apreciaban la laxitud moral de los marqueses y podan disfrutar de aquella casa donde haba tantas aventuras (143)

La descripcin de la cocina de los Vegallana en el mismo captulo da cuenta del buen vivir de que goza la aristocracia. En una prolija relacin de la despensa, Clarn se detiene en los detalles que dibujan en la imaginacin del lector la abundancia que rodea a la alta sociedad de Vetusta: gallinas, pichones, anguilas monstruosas, jamones monumentales, morcillas blancas y morenas, chorizos purpurinos [] Aquella despensa devoraba lo ms exquisito de la fauna y la flora comestibles de la provincia. (151)

Como si se refiriera a un parsito que engulle todo a su alrededor inmediatamente pasa a decirnos de donde proviene toda aquella abundancia: de quienes habitan las tierras del marqus. El Marqus sonrea cuando le hablaban de ampliar el sufragio. Y qu? No son casi todos colonos mos? No me regalan sus mejores frutos? Los que me dan los bocados ms apetitosos me negarn el voto insustancial, flatus vocis? (151)

El casino

Vetusta es una sociedad de hombres y el casino representa el espacio dedicado al ocio de la aristocracia y la burguesa. En el casino de Vetusta se renen en privado los hombres de las clases privilegiadas para atenuar el tedio; se promueve el cotilleo y la murmuracin. El casino de Vetusta ocupaba un casern solitario, de piedra ennegrecida por los ultrajes de la humedad, en una plazuela sucia y triste. [] y all se juntaban los ms serios y los ms importantes personajes de Vetusta (105)

Clarn hace un estudio irnico de la clase dominante de Vetusta: Describe con pormenor las costumbres inveteradas de los seores de alcurnia; el vestbulo con sus dos porteros solcitos a la llegada de cualquier socio, las salas de descanso, de espera y de conversacin y la ms lujosa: la sala principal con grandes chimeneas donde se encontraba el gabinete rojo consagrado a los jugadores de tresillo.

Entrar all era, para los vetustenses, como dejar la toga pretexta y tomar la viril. [] Examinar con algn detenimiento a los habituales sacerdotes de este culto ceremonioso y circunspecto de la espada y el basto, es conocer a la Vetusta intelectual en uno de sus aspectos caractersticos. (106)

La punzante descripcin del autor se extiende un poco ms al presentar el gabinete de lectura del casino, que, a falta de uso, fue relegado a un pasillo estrecho y cuya biblioteca consista en un estante con un diccionario y la Gramtica de la Academia adems de algunas revistas. En aquella sala se concentraba la sabidura de la sociedad vetustense, que se reuna a leer los peridicos. Alrededor de la mesa caban doce personas. Pocas veces haba tantos lectores, a no ser a la hora del correo. La mayor parte de los socios amantes dl saber no lean ms que noticias. (109) A esto se reduce la cultura en Vetusta. La intelectualidad de la sociedad se limita a aquellos que dedican algunos minutos del da a leer noticias. La vida social de Vetusta se centra as en las tertulias del casino, donde los asistentes se dedican a comentar los detalles la vida privada de algunos habitantes de la ciudad.El teatro

En el teatro de Vetusta el narrador pone una doble puesta en escena, adems de la obra de Zorrilla cuya referencia es directa con el conflicto amoroso de Ana Ozores, se escenifica tambin el entramado social vetustense. Los espectadores acuden tambin a ser vistos como parte de una representacin. La descripcin del teatro de Vetusta exhibe el retraso tpico de los ambientes provincianos:

Era un antiguo corral de comedias que amenazaba ruina y daba entrada gratis a todos los vientos de la rosa nutica. [] Era un axioma vetustense que al teatro haba que ir abrigado. [] Las decoraciones se haban ido deteriorando. [] Ya estaban los vetustenses acostumbrados a estos que llamaba Ronzal anacronismos, y pasaban por todo, en particular las personas decentes de palcos principales y plateas, que no iban al teatro a ver la funcin sino a mirarse y despellejarse de lejos. [] En opinin de la dama vetustense, en general, el arte dramtico es un pretexto para pasar tres horas cada dos noches observando los trapos y trapicheos de sus vecinas y amigas. (341-2)

La colocacin del pblico espectador refleja tambin la distribucin social de Vetusta: en la zona general se encuentra el pueblo y los palcos principales son ocupados por la aristocracia. A la derecha del proscenio el palco de los Vegallana y frente a ste, el de don lvaro Mesa a donde estaban invitados los hombres de mundo de la ciudad que tenan en comn haber vivido algn tiempo en Madrid. Junto al palco de los marqueses, se encontraba el de Ronzal, el personaje que rivaliza con Mesa cuya admiracin envidiosa lo lleva a imitar la vestimenta y los modales de aquel. El palco de Ronzal es ocupado por otros como l: aspirantes a aristcrata. El retrato clariniano de la vida cultural de Vetusta queda reflejado con mordacidad al pasar a segundo plano la obra en cuestin. Los espectadores no esperan en segundo acto, abandonan el teatro en el intermedio, una vez que cumplieron la misin de exhibirse y mirar a los dems.Cada espacio en La regenta deja ver un aspecto importante de la sociedad vetustense y expone la mirada crtica de Alas sobre la Espaa de su poca. En su conjunto vetusta aparece ante los ojos del lector como uno de los espacios urbanos ms densos de la narrativa espaola. Un clima social presidido por el tedio y el aburrimiento transgeneracional (Rubio: 79)

Otros espacios de no menor importancia que dejan ver aspectos relevantes de los personajes y que no abordamos aqu por falta de tiempo son la casa del Magistral con su criticadsimo y prspero negocio de venta de artculos religiosos; el paseo de El Espoln a donde acude la sociedad vetustense a pasear y lucirse, la calle del Comercio, el Vivero, el gabinete donde Vctor Quintanar guarda sus tesoros ms preciados; entre otros. Todos ellos son, como dice Ibargengoitia en su introduccin, lugares que quedan vvidamente grabados en la memoria y dejan nostalgia. Por eso digo que La regenta es una de las novelas ms habitables que conozco. (Alas: XVIII) OBRAS CONSULTADASAlas, Leopoldo. (2006) La regenta. (7 Ed.) Mxico: Porra.Garca Sarri, Francisco. (1975) Clarn o la hereja amorosa. Madrid: Gredos.

Pimentel, Luz Aurora. (2001) El espacio en la ficcin. Mxico: Siglo XXI.

Rubio Cremades, Enrique. (2006) La regenta, de Clarn. Madrid: Sntesis.

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