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MAESTRÍA EN EDUCACIÓN

UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA

SECCIONAL MEDELLÍN

APORTES DEL CURRÍCULO A LA FORMACIÓN DE SUJETOS POLÍTICOS.

JUAN CAMILO ROLDÁN CASTRO

HÉCTOR FABIO RAMÍREZ ARREDONDO

TUTORA

DOCTORA OFELIA ROLDÁN VARGAS

MEDELLÍN

ABRIL DE 2014

Aportes del currículo a la formación de sujetos políticos 2

DEDICATORIA

“A mi esposa, por su paciencia y apoyo. A mi hijo, por cederme su valioso tiempo, A mi

madre, por su amorosa voluntad y a nuestra tutora por su inmensa colaboración. A ustedes

muchas gracias por acompañarme en este camino de formación.”

Héctor Ramírez.

“A mi madre, por su inagotable ahínco y perseverancia en mi proceso de formación. A mi

novia, por su imperturbabilidad ante el asedio de nuestro tiempo y espacio y a Ofelia nuestra

tutora, por su valioso aporte en el interminable camino de hacerme sujeto político.”

Camilo Roldán.


APORTES DEL CURRÍCULO A LA FORMACIÓN DE SUJETOS POLÍTICOS.

TABLA DE CONTENIDO

Página PRESENTACIÓN 6

1. PROBLEMA DE INVESTIGACIÓN 8

1.1. Planteamiento del problema. 8

1.2. Preguntas orientadoras. 14

1.3. Objetivos. 15

1.4. Justificación. 15

2. REFERENTE TEORICO 18

2.1. LA FORMACIÓN DEL SUJETO POLÍTICO COMO FINALIDAD DE LA

EDUCACIÓN 18

2.1.1. Formación de sujetos con conciencia de sí. 19

2.1.2. Sujeto que se auto-reconoce en relación y construye su biografía. 21

2.1.3. Sujeto que comprende su presente y proyecta su vida. 23

2.1.4. Formación de sujetos promotores de modos de vida colectiva. 25

2.2. EL CURRÍCULO COMO EXPRESIÓN DE UN PROYECTO HUMANO. 28


2.2.1. Comprensión del orden instituido y desarrollo de la capacidad crítica en los los

en los procesos curriculares. 28

2.2.2 El desarrollo de capacidades para la acción transformadora como eje

transversal de la formación de formadores. 31

3. SUSTENTACIÓN METODOLÓGICA 35

3.1. Estudio ajustado a las características de la investigación cualitativa. 35

3.2. Constitución de sentidos desde una perspectiva hermenéutica. 37

3.3. Criterios de inclusión de los(as) participantes. 39

3.4. La entrevista como estrategia para la construcción de los datos. 40

3.5. Análisis de la información. 44

4. HALLAZGOS 47

4.1 CONCEPCIÓN DEL SUJETO POLÍTICO 47

4.1.1. El sujeto político concebido como representante, líder y orientador. 48

4.1.2. El sujeto político aparece, delibera y resuelve con otros. 51

4.2. APORTES DEL CURRÍCULO A LA FORMACIÓN POLÍTICA 55

4.2.1. Currículo no intencionado a la formación de sujetos políticos. 55


4.2.2. Discurso pedagógico desprovisto de ejercicio político. 58

4.3. TRANSFORMACIONES CURRICULARES REQUERIDAS PARA APORTAR

A A LA FORMACIÓN DE SUJETOS POLÍTICOS 62

4.3.1. Facilitar la experiencia política en el contexto académico. 62

4.3.2. Cátedras y espacios para la formación política. 66

5. DISCUSIÓN FINAL 69

6. BIBLIOGRAFÍA 77


PRESENTACIÓN

El presente ejercicio investigativo es una aproximación comprensiva producto del trabajo

riguroso para tratar de develar la contribución del currículo de los Programas de la Facultad

de Educación de la Universidad de San Buenaventura sede Medellín, a la formación de los y

las estudiantes como sujetos políticos.

Acercarse a ellos y ellas para tratar de interpretar las historias, hechos y narraciones que

configuran sus vidas, da respuesta a dos interrogantes particulares que surgen en el devenir

investigativo, el primero de ellos busca comprender sus concepciones acerca del sujeto

político y las características que lo definen; el segundo, procura identificar los aportes del

proceso formativo en cuanto a sujeto político se refiere y cómo estos se visibilizan en la

práctica pedagógica y experiencia de vida. La respuesta a estos permitirá establecer cuales

aspectos será necesario fortalecer para contribuir a la formación política de quienes se

forman en la Universidad.

Este camino recorrido ha permitido llegar a un universo de sentidos y significados que

circulan en la cotidianidad de quienes se forman y han hecho parte de la facultad de

educación, los cuales en ocasiones permanecen detrás de rostros sin voz a la espera de

oportunidades para manifestar sus percepciones y convicciones propias de sujetos que se

piensan, se reconstruyen, toman sus propias decisiones y comparten procesos de formación

en escenarios públicos, características que configuran la politicidad del individuo.

En consecuencia, no se pretende sentar posiciones definitivas y mucho menos estáticas

frente a las posibilidades que ofrece la Universidad para formar políticamente, por el

contrario, lo que se busca es ampliar el debate y enriquecerlo, tomando como punto de

referencia lo que conciben estudiantes y egresados para hacerse sujetos políticos, con el fin

de expandir los horizontes de sentido frente a este tema en particular.

Con el fin de facilitar una mejor comprensión el texto está organizado en 6 capítulos que

atienden a un orden metodológico y están dispuestos según su interés informativo en un


recorrido que parte desde el planteamiento del problema, pasando por el referente teórico,

luego por la sustentación metodológica, la interpretación de los hallazgos, la discusión final

en la cual se teje una reflexión por parte de los investigadores acerca del compromiso que

tiene la universidad de aportar a la formación política de quienes en ella se forman como

Licenciados en Educación y por último se da paso a la bibliografía que da cuenta de unas

bases conceptuales bien cimentadas para el desarrollo de esta investigación.


APORTES DEL CURRÍCULO A LA FORMACIÓN DE SUJETOS POLÍTICOS. 1. PROBLEMA DE INVESTIGACIÓN 1.1. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

“La política, expresa Arendt (2001a), surge entre los

hombres porque el hombre por sí sólo es apolítico.

La política, entonces, se crea como relación en la

que una pluralidad de hombres discuten y actúan en

torno a los asuntos públicos de interés común…”

Citado por (Lozano & Alvarado, 2011)

El movimiento envolvente del mundo capitalista, regido por las leyes de la competencia

entre los Estados y entre los ciudadadanos al interior de éstos, ha llevado a los sujetos a

concentrarse en el desarrollo de aquellas potencialidades que les permitan sobrepasar por

mucho o poco a quienes los rodean, mostrando su esencia más primitiva no solo desde lo

biologico sino tambien desde lo profesional, familiar, etc., lo cual trae como consecuencia la

dificultad para comprometerse en la apuesta por asuntos comunes alrededor de los cuales

sea posible construir un mundo en el que no sólo quepen todos/as sino que también esté

regulado desde principios de libertad, justicia y equidad que son la base del desarrollo

político de la sociedad

El capitalismo, con su acelerado desarrollo, junto al fenómeno de la globalización,

administrada desde la perspectiva neoliberal, han ido instaurando de manera fuerte y

contundente relaciones sociales basadas en el poder y la dominacion que a su vez han

provocado en los sujetos el retraso, e incluso en algunos casos, el olvido de su vocación

política, es decir, de la necesidad de desarrollarse como seres humanos capaces de asumir


posiciones, negociar con otros/as intereses comunes y tomar desiciones que les permitan

conformar una sociedad con capacidad de transformación, donde la dignidad humana esté

por encima de cualquier otra aspiración.

Como lo manifiesta Seyla Benhabib citando a Arendt en un sentido más particular de la

condicion politica centrada en la posicion de los sujetos, en el cual se propone que: “Cabria

entender que el espacio público se basa más en la competencia que en la colaboracion y

que, en él, se singulariza a aquellos que en él participan, separandolos de los demás.”

(Arendt, 1997, pág. 24). De esta manera queda claro que la condicion humana conlleva un

instinto de competencia que genera unas condiciones de convivencia, estableciendo

actitudes en ocaciones negligentes frente a lo que se considera vida en sociedad y se lleva

más allá del ambito personal radicándolo en el contexto social y cultural, donde todo se

permite con el animo de prevalecer sobre los demás, sin importar el deterioro de las

relaciones entre las naciones.

De esta manera se puede observar como entre las naciones se han generando brechas tan

amplias, no solo en lo que se refiere a la riqueza sino en los ambitos técnicos, educativos y

de capacidades en general, deteriorando aun más las relaciones entre las naciones y

complicando la situacion política mundial, cerrando las posibilidades de desarrollo para

algunos y generando aun más poder para otros (Arendt, 1998).

Esta tendencia mundial, poco favorable a la construcción de un mundo compartido

políticamente capaz de implementar otras formas de relacionamiento en las que en lugar de

la competencia, que facilita la aniquilación de unos por parte de otros haya la posibilidad de

avanzar hacia el desarrollo personal mientras se configura un mundo para todos, ha

permeado de manera significativa la dinámica de la universidad, provocando en ella una

distorsión importante respecto a su responsabilidad de contribuir a la formación de sujetos

políticamente capaces de leer en forma crítica tras la apariencia del mundo de las cifras los

verdaderos problemas de inequidad y atropello a la dignidad humana y buscar con otros

alternativas para deternerlos y enfrentarlos.


La necesidad de recapitalizarse y la presión por estar a tono con las demandas del mundo

global neoliberalizado se han convertido en intereses importantes de la universidad

colombiana provocando esto una redefinición importante de su función social, una

orientación clara desde parámetros de eficiencia, competitividad y rendimientos soportados

en la evidencia empírica que resultan consecuentes con el enfoque macrosocial que desde

el ámbito nacional se le ha dado a la educación y con el interés técnico que la anima junto a

la idea de que “la mundialización de los mercados resolvería los grandes problemas de la

humanidad”, (Beck U. , 2001, pág. s.p.), como si el desarrollo económico pudiera ser el

camino seguro para resolver los vacíos éticos, el recrudecido problema de la violencia y el

deterioro político que hoy vive el país.

El marcado énfasis en lo económico, bien por sobrevivir o porque se ha instaurado como

valor supremo de la actividad humana en el mundo contemporáneo, ha provocado un giro

de lo educativo hacia “la medición y la evidencia empírica basada en cifras como supuesto

metateórico de la idea de homogenización, orden, regulación, conservación, control y

estabilidad de mundo; la idea de que el futuro necesariamente es prolongación del pasado y

el presente; la idea de que la realidad es sólo lo que hoy se tiene y no hay otro camino que

prepararse para ajustarse a ella” (Roldán, 2013, pág. 339), lo cual se ajusta perfectamente a

la sobrevaloración del conocimiento técnico para la dominación del mundo material, la

fijación en la competencia, el poder, el capital y el poco interés por la creación y

fortalecimiento de formas organizativas mediante las cuales los sujetos se detengan a

pensar cuáles pueden ser las consecuencias de una carrera loca por la acumulación, la

concentración del poder y a la apariencia.

Desde la complejidad de la sociedad actual y la práctica humana se puede inferir la

subvaloración por lo humano y la sobrevaloración de lo material, la fijación por la

competencia, el poder, el capital y el desinterés por la solidaridad y apoyo mutuo entre los

diferentes actores que la conforman, llámense organizaciones profesionales, movimientos

educativos, partidos políticos, iglesia, los diferentes gremios, las instituciones del gobierno y

demás grupos sociales. Donde la miseria, la competencia y la inequidad llevan al desarrollo

de la capacidad económica y financiera de las naciones, argumentando las falencias éticas


y ocultando las verdaderas consecuencias para la sociedad, cultivado y llevado a que

germine de una u otra forma esta condición, dando más importancia a factores como la

generación de capital, el culto a las finanzas y el poder del comercio, que al sujeto, en su

condición individual y como miembro de un colectivo.

"…esta extraterritorialidad sin precedentes de la actividad económica condujo en su

momento a un espectacular avance de la capacidad industrial y al crecimiento de la

riqueza. También sabemos que, durante casi la totalidad del siglo XIX, esa misma

extraterritorialidad redundó en mucha miseria humana, en pobreza y en una casi

inconcebible polarización de las oportunidades y niveles de vida de la humanidad."

(Bauman, 2001, pág. s.p.)

De esta manera el ser humano, en su condición de sujeto, se ve influenciado por diferentes

factores externos cuyo procesamiento e interiorización depende de las condiciones de los

ambientes en los que interactúe y de los procesos educativos en los que participe. Con esto

se está queriendo decir que una educación marcada por la tendencia globalizada

mercantilista, en la que interesa el sujeto por lo que produce y lo que consume, por la

capacidad que haya desarrollado para competir no permite el desarrollo de la vocación

política que hay en cada ser humano, porque se está educando para que el tener esté por

encima del ser y la productividad con su respectiva ganancia sea la finalidad de lo

educativo, que es una de las precisiones a las que se ven abocadas hoy las universidades,

es una sociedad que no favorece los procesos de socialización política de los y las

estudiantes.

Si se concibe con Bourdieu que “la socialización es el proceso ininterrumpido de

constitución de un "habitus" (2007, pág. 88), de una manera particular de ser y de habitar el

mundo a la vez que se construyen horizontes de sentido en relación con otros con quienes

se comparten los espacios sociales inmediatos y también distantes, y si a ello se agrega

como lo menciona Husserl que “El desarrollo de una personalidad está determinado por la

influencia de otra, por la influencia de pensamientos ajenos, de sentimientos ajenos

sugeridos, de ordenes ajenas” Citado por (Guillen, 2007), es apenas consecuente que la


impronta individualista, competitiva y deshumanizante que impone el neoliberalismo, en

función de favorecer el capital, también impacte los procesos educativos convirtiéndolos en

campos de entrenamiento en el que se adquieren los conocimientos y se desarrollan las

competencias que requiere la expansión mercantil en el mundo, mientras se reducen las

posibilidades para la construcción del sujeto político, entiendo por ello, “el sujeto con

consciencia de sí y del mundo, con capacidad para resistir creativamente las injusticias de

un orden social instituido y comprometerse en la configuración de un mundo con rostro

humano en el que haya espacio para todos y todas” (Roldán, 2013, pág. 343)

La administración neoliberal de la globalización en su afán de desarrollo y de aporte al

sistema capitalista ha permitido que se reflejen en la universidad todas esas características

que conllevan a la deshumanización de las relaciones sociales, entre ellas, la

homogenización de los procesos, por medio de la cual se pretende establecer estructuras

pedagógicas sin importar aspectos como las implicaciones culturales, valiéndose del

desarrollo masivo de las comunicaciones, allí se puede observar una transgresión cultural

pensando que todos los sujetos tienen los mismos intereses y se mueven en el mismo

entorno social, en este punto, nos detenemos a pensar sobre la alfabetización, brazo fuerte

de la nueva educación, en la cual se percibe una importancia por la culturización, no propia

sino una occidentalización que prevalece sobre las demás manifestaciones culturales,

dando más importancia a aquellos saberes que la institución determina como imperantes y

que según ella pueden estructurar un saber importante para el desarrollo profesional de los

sujetos, un saber que aporte al desarrollo económico de la sociedad, pero más que la

sociedad a un grupo selecto de individuos que tienen como finalidad la captación de poder.

Otra característica de la mencionada deshumanización es el anhelo por alcanzar los

mejores resultados “siempre”, sin importar los aspectos de interés y relevancia para los

sujetos, el irrespeto por la condición humana, donde se genera interés en los contenidos y

no en la diferencia de cada uno de los individuos, permitiendo así que los contenidos se

manejen como estándares que más allá de explotar las capacidades individuales, se

centran en la medición de los resultados al igual que sus capacidades de aprendizaje,

obedeciendo a la necesidad de generación de niveles de competitividad en sus resultados


académicos con base en los estándares internacionales y su regocijo en las cifras que

pretenden medir la idoneidad de los procesos pedagógicos, así su resultado no corresponda

al conocimiento verdaderamente interiorizado, sino a lo efímero, depositado en una prueba

que más allá de medir las competencias básicas, mide la abrumante cantidad de

información que los sujetos olvidarán cuando dicha prueba termine.

La misma problemática social, determina así el tiempo de la educación como tiempo para

entregar la mayor cantidad de información sin detenerse a pensar en el aporte social que

puede generar y su capacidad para resolver conflictos, el desplazamiento de la educación

cívica y ética por ejemplo, permite a los individuos establecer relaciones problemáticas

concentradas en la competencia y corporativizar la sociedad, y desplaza las relaciones

fundadas en el respeto, la colaboración y la esperanza por situaciones centradas en la

iniquidad, la competencia y falta de reconocimiento por el otro en todas las dimensiones.

Otro factor determinante se centra en cuanto al temor por el futuro y el desempoderamiento,

los cuales incapacitan a los individuos y les mengua sus habilidades sociales proactivas con

el fin de evitar construir sociedad, el no saber que sobreviene, genera un desgano por el

conocimiento y el papel individual como hacedor de futuro, la falta de sentido político impide

trabajar en pro del bien social y migra sus esfuerzos en función del desarrollo económico

individual sin pensar en las consecuencias de algunos acontecimientos generados a partir

de las malas prácticas profesionales.

La educación al servicio del capitalismo, como lo dice Marco Raúl Mejía en su escrito sobre

la globalización capitalista busca una nueva universidad: “La nueva servidumbre voluntaria

de los intelectuales universitarios” (Mejía, 2004, pág. s.p.), si en sus prácticas cotidianas no

hay una apuesta clara y unas condiciones definidas para la formación política de quienes en

ellas se forman.

En momentos como los que hoy vive Colombia caracterizados por la corrupción y

naturalización de la inequidad y la miseria junto a la presión de los organismos

internacionales para que sea un país altamente productivo, que implemente tecnología de

punta para el desarrollo de sus recursos naturales y sea competitivo en el contexto


internacional, se corre muy fácil el riesgo de reducir la educación universitaria a la formación

de profesionales obedientes y capacitados técnico científicamente para producir riqueza

material, dejando de lado su condición humana y su potencial para transformar el mundo

cultural y simbólico mediante su configuración como sujetos políticos capaces de aparecer

en la escena pública y tramitar con otros un nuevo orden social con sentido más humano.

Con base en la descripción de esta problemática, interesa comprender ¿Cuál es la

contribución del currículo de los Programas de la Facultad de Educación de la Universidad

de San Buenaventura, Seccional Medellín, a la formación de estudiantes y egresados/as

como sujetos políticos y qué se requiere, según ellos y ellas, para qué esta contribución se

potencie o sea mayor?

1.2. PREGUNTAS ORIENTADORAS

¿Cómo conciben al sujeto político estudiantes y egresados de las licenciaturas de la

Facultad de Educación de la Universidad de San Buenaventura, Seccional Medellín?

¿Qué aportes significativos, en cuanto a su formación política, resaltan estudiantes y

egresados de su experiencia de formación en los diferentes programas de la Facultad de

Educación de la Universidad de San Buenaventura, Seccional Medellín?

¿Cuáles son los aspectos que, según estudiantes y egresados, es necesario fortalecer en

los programas de la Facultad de Educación de la Universidad de San Buenaventura,

Seccional Medellín, para que quienes se forman en ella puedan hacer una contribución más

cualificada a la configuración política de los/as niños/as, jóvenes y adultos/as con quienes

trabajan?


1.3. OBJETIVOS

1.3.1. Objetivo General

Develar la contribución del currículo de los Programas de la Facultad de Educación de la

Universidad de San Buenaventura, Seccional Medellín, a la formación de estudiantes y

egresados como sujetos políticos.

1.3.2. Objetivos Específicos

Comprender como conciben al sujeto político los estudiantes y egresados de las

licenciaturas de la Facultad de Educación de la Universidad de San Buenaventura,

Seccional Medellín.

Identificar los aportes significativos, en cuanto a su formación política, que resaltan

estudiantes y egresados de su experiencia de formación en la Facultad de Educación de la

Universidad de San Buenaventura, Seccional Medellín

Interpretar los aspectos que, según estudiantes y egresados, es necesario fortalecer en la

Facultad de Educación de la Universidad de San Buenaventura, Seccional Medellín, para

que quienes se forman en ella puedan hacer una contribución más cualificada a la

configuración política de los/as niños/as, jóvenes y adultos/as con quienes trabajan.

1.4 JUSTIFICACIÓN

Comprender, resignificar y fortalecer los aspectos que integran lo humano, y dentro de ello

muy especialmente lo que tiene que ver con el desarrollo de la dimensión política, es una

labor obligada en las instituciones de educación porque esto es determinante en la


formación de los ciudadanos y en la constitución de la sociedad que se quiere, esa en la

que el ser esté por encima del tener y del competir. La condición humana del ser político,

es una construcción permanente, intencionada y sistemática que requiere inclusión en el

currículo y como tal, necesita de espacios y estrategias que posibiliten el encuentro, la

interacción y el reconocimiento entre los sujetos.

Lo anterior justifica el propósito de esta investigación de aproximarse comprensivamente a

las experiencias vividas, en cuanto sujetos políticos, por quienes se forman o han egresado

de la Facultad de Educación de la Universidad de San Buenaventura sede Medellín,

esperando con ello producir conocimiento que pueda ser posteriormente utilizado para la

cualificación de los programas en curso y para el diseño de las nuevas propuestas

curriculares.

En esta investigación se pensó en la importancia de la formación política como componente

del currículo en una sociedad tan marcada por el afán de educar para ser competente

laboralmente y para ajustarse a los requerimientos del mundo del mercado y la

productividad. Si bien, no se pude ser ajeno al momento histórico que se vive y mucho

menos a lo que trae consigo el sistema neoliberal en el que se está inmerso, estamos

llamados a hacer un alto en el camino para comprender y desnaturalizar los sucesos que

ubican al sujeto cada vez más en el plano de la productividad, la competitividad y el

consumo. Hoy más que nunca es preciso comprender que los sujetos son mucho más que

ganancia, poder adquisitivo e intercambio mercantil y para que esto sea posible se requiere

de propuestas curriculares que se encarguen de gestionarlo, lo cual se facilitará si se cuenta

con procesos investigativos serios y sistemáticos como el que ahora se presenta.

Una investigación como ésta puede generar un gran impacto no sólo al interior de la

universidad, específicamente en las relaciones de los actores que la conforman, sino que a

manera de proyección también impactaría la cotidianidad de otros contextos de interacción

más amplios como son el familiar, el social y el comunitario por la tendencia del sujeto a

formar parte de colectivos en su condición de ser de relaciones y de vínculos, lo cual, le

permitirá transferir esa formación y experiencia política adquirida en el contexto universitario


a los diferentes grupos sociales en los que decida participar. Igualmente, impacta su propia

historia, en cuanto asume conciencia del tiempo que habita y se da cuenta que, a diferencia

de los animales, puede salir del ensimismamiento para pensarse, discernir y trascender en

espacios de relación y construcción colectiva, lo cual a su vez contribuye a la transformación

de los entornos y moviliza la cultura, entendida como texto que se construye de manera

permanente a partir de las experiencias de los sujetos situados en contextos particulares de

actuación individual y colectiva.

Se espera que los resultados de esta investigación beneficien a la universidad en su

conjunto por su contribución al direccionamiento del currículo hacia la generación de

espacios críticos y participativos para que quienes allí se forman logren posicionarse como

sujetos políticos, que antes de cualquier interés mercantil, sean capaces de generar

resistencia a las dinámicas propias del sistema (producción, competencia y consumo), para

así, en manos de estudiantes, docentes y comunidad académica en general descubrirle a la

globalización significados y posibilidades diferentes a través del encuentro, el dialogo y la

interacción entre los mismos.


2. REFERENTE TEORICO

Este capítulo propone el referente conceptual que sitúa la teorización del problema que se

viene desarrollando, en este punto se abordarán dos grandes líneas las cuales permiten

esbozar con mayor profundidad las diferentes categorías planteadas, a partir de unos

aspectos concretos que posibilitan su comprensión.

2.1 La formación del sujeto político como finalidad de la educación.

Es importante aclarar que, cuando se hace referencia al término política se remite a la vida

“entre nos”, al despliegue del discurso y de la acción orientados a la construcción de formas

de vida colectiva dentro de las cuales tengan cabida los asuntos públicos y el bien común,

tal como lo plantea Arendt a lo largo de su extensa obra, o dicho de otra manera, más allá

del afán por la concentración del poder tan característico de los tiempos presentes, como

consecuencia de un modelo neoliberal que estimula el individualismo y la competencia, la

apuesta radica fundamental en abrir espacios donde todos y todas puedan ser oídos y

tenidos en cuenta desde el reconocimiento de sus maneras distintas de pensar, ser y

actuar.

Con relación a lo anterior, es importante posicionar a la universidad como un escenario

donde se gestan procesos de formación, en la medida en que se generen espacios y

relaciones entre quienes allí convergen, que permitan reconocer y tramitar la diferencia para

posteriormente potenciar sujetos con capacidad de agenciamiento, lo cual se debe

intencionar desde las propuestas curriculares y la gestión misma del currículo.

Como una manera de ampliar el horizonte de sentido y tener elementos teóricos y

conceptuales que apoyen el proceso de análisis, se opta por la concepción de política que

desarrolla Arendt a lo largo de su extensa obra. Según ella “la política surge entre los

hombres porque el hombre por sí sólo es apolítico. La política, entonces, se crea como

relación en la que una pluralidad de hombres discuten y actúan en torno a los asuntos


públicos de interés común" Citado por (Lozano & Alvarado, 2011, pág. 102). Asociada a

esta concepción de política Arendt desarrolla la categoría que denomina natalidad,

entendida como “el fundamento de todas las actividades humanas; pero en particular tiene

estrecha relación con la acción como inicio o novedad, teniendo en cuenta que la acción es

por definición la categoría central de la política (Brunet, 2007).” (Lozano & Alvarado, 2011,

pág. 103).

La natalidad hace referencia a que los seres humanos son la única especie que nace y

renace a lo largo de su vida cada que encuentra un nuevo sentido o actúa inesperadamente

a las situaciones que se le presentan en los diferentes trayectos de la misma; además de

que “nacer” es el inicio de un proceso que puede considerarse interminable e inacabado,

como lo es el de su formación para llegar a “ser”.

En la primera parte de este capítulo se hará hincapié en postulados de Arendt como:

libertad, discurso, acción y lo público, lo cual se complementará con aportes muy valiosos

que en este mismo sentido se pueden encontrar en la extensa obra de Paulo Freire, otro

autor principal en el desarrollo de esta investigación.

2.1.1 Formación de sujetos con conciencia de sí.

Es determinante apuntar desde los procesos de formación a la auto-construcción del sujeto

desde su auto-reconocimiento, dando vital importancia a su devenir histórico y cultural como

parte fundamental de la constitución subjetiva y de su conformación como tal.

Esos procesos de formación no pueden reducirse al enseñar a escribir y leer, o simplemente

a realizar cualquier otro tipo de razonamiento mecánico que en poco o nada transforme al

sujeto y menos su entorno, Freire propone por ejemplo, procurar en el sujeto un proceso de

“concienciación” es decir, de liberación de la conciencia con el fin de integrarse en su

realidad como sujeto de su historia. En ese mismo sentido, la palabra “concienciación”


puede entenderse también como un despertar de la conciencia, como lo propone Tomas G.

Sanders:

“Un cambio de mentalidad que implica comprender realista y correctamente la

ubicación de uno en la naturaleza y en la sociedad; la capacidad de analizar

críticamente sus causas y consecuencias y establecer comparaciones con otras

situaciones y posibilidades; y una acción eficaz y transformadora.” Citado por (Freire,

2011)

Un cambio de mentalidad que puede propiciarse desde la universidad, en la medida en que

se dispongan espacios que permitan el debate abierto a las situaciones que tocan a los

sujetos que en ella se forman, los cuales, en ocasiones por la necesidad de obtener un

diploma que los acredite para el campo laboral olvidan su condición de sujetos pensantes y

actuantes con capacidad de análisis y crítica, dejándose llevar por el afán desmedido de

alcanzar unos fines sin importar cuáles tengan que ser los medios utilizados para ello.

En este sentido, aparece un aspecto que transversaliza el discurso de Arendt y nos

atreveríamos a decir también que el de Freire, aunque cada uno lo nombra de manera

diferente, hacen referencia a lo mismo, en cuanto a que en sus textos, le otorgan un valor

desbordado a lo que resulta del encuentro con el otro/otros, las relaciones y el intercambio

entre los sujetos. En este mismo sentido, se pretende dejar atrás con este tipo de

propuestas de formación, la concepción tradicional de la educación marcada por esa

relación de poder educador-educando o a la que Freire (2011) llama “educación bancaria”,

la cual al no superar nunca esa contradicción de roles, deja como resultado que: el

educador es siempre el que enseña; el educando, el que aprende; el educador es el único

que habla; el educando, el que escucha; el educador es quien disciplina; el educando, el

disciplinado; el educador prescribe; el educando, sigue las prescripciones; el educador es el

único que elige el contenido y la metodología de los programas; el educando los recibe en

forma de recipiente; esta concepción nunca arrojara un sujeto formado con conciencia de sí,

es decir, un sujeto crítico, problematizador, capaz de transformar su propio mundo y porque


no el de los demás, por el contrario seguirá siendo un modelo reproductor de sujetos

pasivos, enajenados y adaptables; mientras si se supera esa concepción de la educación

pude resultar otro sujeto a través de la liberación que postula Freire (2011, pág. 19):

“No más un educador del educando; no más un educando del educador; sino un

educador-educando con un educando-educador, esto significa, que nadie educa a

nadie; que tampoco nadie se educa solo; que los hombres se educan entre sí,

mediatizados por el mundo”.

En ese sentido, se coincide con Freire (2011) en intentar proponer una nueva pedagogía, en

la que hay muy poco por perder y mucho por ganar, entre ellas, la de una nueva sociedad,

un nuevo sujeto, un nuevo mañana; una pedagogía que no postula modelos de adaptación

ni de instrucción, por el contrario, postula modelos de ruptura, de cambio, de transformación

y emancipación lo cual generará en el sujeto un pasaje de la “conciencia ingenua” a la

“conciencia política”. Se trata entonces de generar “educación” para pensar en un hombre-

sujeto y no en el hombre-objeto alienado y domesticado.

2.1.2 Sujeto que se auto-reconoce en relación y construye su propia biografía.

El sujeto en su carácter de generador en los espacios en que actúa permite construir

permanentemente su presente con el fin de transformar el mundo circundante y permitirse

ser atravesado por la cultura en la que se desenvuelve, partiendo de sus potencialidades,

sueños y agenciamientos.

Para llegar a este punto, el sujeto debe aprender a reconocer en la esfera pública, es decir,

en el lugar de encuentro con los diversos un espacio de configuración propia, la cual solo

puede ser generada ahí, en el intercambio con el otro, los otros, donde se toman decisiones

comunes, se constituyen relaciones y vínculos que posteriormente ayudan a forman

identidades.


Retomando a Freire quien señala que:

“El concepto de las relaciones de la esfera puramente humana guarda en sí, como

veremos, connotaciones de pluralidad, trascendencia, crítica, consecuencia y

temporalidad. Las relaciones que el hombre traba en el mundo con el mundo

(personal, impersonal, corpóreo e incorpóreo) presentan tales características que las

diferencias claramente en meros contactos, típicos de la esfera animal.” (2011, pág.

30)

A partir de lo anterior, podemos decir entonces que en las relaciones que el hombre

establece con el mundo, existe por eso mismo una pluralidad dentro de la propia

singularidad, por el hecho de intervenir con todo lo que rodea y circunda al sujeto,

incluyendo a sus semejantes. Y existe también un toque de crítica y autorreflexión. (Freire,

2011)

Pluralidad que debe no solo posicionarse sino también respetarse en espacios tan públicos

como la universidad, la cual debe apartarse de las premisas de homogenización y

estandarización características del neoliberalismo y proponer el acercamiento a la

diversidad a través del reconocimiento por el otro.

El tiempo es otro aspecto en el cual el sujeto debe captar gran parte de su atención, porque

de no ser así, se alejaría de algo que le es propio a la especie humana y es su historicidad.

El tratar de generar en el sujeto una conciencia del tiempo en el cual está inmerso y habita,

es convencerlo de su propia historicidad, es decir, de que existe algo que nos diferencia

completamente de los animales, como diría Freire:

“El gato no tiene historicidad debido a su incapacidad de emerger del tiempo, de

discernir y trascender; por lo tanto se mantiene ahogado en un tiempo totalmente

unidimensional: un hoy constante, de quien no tiene conciencia. El hombre existe -

existiré - en el tiempo. Está dentro. Está fuera. Hereda. Incorpora. Modifica. Porque


no está preso en un tiempo reducido, en un hoy permanente que lo abruma. Emerge

de él. Se moja en él. Se hace temporal”. (2011, pág. 33)

La injerencia del sujeto en el mundo, no le permite ser un simple espectador, por el hecho

de estar en él, le es propio interferir en la realidad para modificarla, y esa experiencia

adquirida de estar creando y recreando se integra a las condiciones de su contexto

permitiéndole objetivarse, discernir y trascender para alcanzar un dominio que le es

exclusivo, el de su historia y su cultura. (Freire, 2011)

En ese sentido, un sujeto consciente de su historia y capaz de auto-reconocerse es alguien

integrado y no acomodado, esta diferencia radica como lo expone Freire en que:

“la integración resulta de la capacidad de ajustarse a la realidad más la de

transformarla, que se une a la capacidad de optar, cuya nota fundamental es la

crítica. En la medida en que el hombre pierde la capacidad de optar y se somete a

prescripciones ajenas que lo minimizan, sus decisiones ya no son propias, porque

resultan de mandatos extraños, ya no se integra. Se acomoda, se ajusta. El hombre

integrado es el hombre sujeto.” (2011, pág. 34)

Crear capacidades en el sujeto es el reto máximo al que debe apuntar la educación, darle

opciones diferentes a las de la productividad como finalidad y la competencia como requisito

para mantenerse vigente, abrirían en él un horizonte totalmente diferente, el cual puede

lograr transformaciones a nivel social donde primen los intereses comunes y resistan al

discurso hegemónico que hace acomodarlo.

2.1.3 Formación de sujetos promotores de modos de vida colectiva.

Concebir los sujetos como coparticipantes en la creación de representaciones y significados

sociales que permiten la integración entre lo individual y lo social es hablar de modos de


vida colectiva, potenciando aquellos agenciamientos que permiten un fortalecimiento y

conformación de la subjetividad individual y social.

Este aspecto se encuentra estrechamente relacionado con el anterior, en cuanto, lo público

es el escenario fundamental para la generación de modos de vida colectiva, por el simple

hecho de que:

“En el espacio público se da el encuentro de la libertad de los hombres como

ciudadanos. Se trata de la libertad de decir y hacer, de moverse, de estar en el

mundo y encontrarse con otros ciudadanos para dialogar e intercambiar puntos de

vista sobre los asuntos públicos de interés común, y realizar acciones en conjunto”.

(Lozano & Alvarado, 2011, pág. 103)

Sólo es posible hacerse sujeto político en el escenario público, donde se pone de

manifiesto la capacidad de aceptación y disenso frente a las opiniones de los demás y sobre

todo, la de nunca tratar de imponer la propia como un mecanismo de poder y dominio para

colonizar el pensamiento o discurso del otro/otros.

Cuando no se conoce la importancia de establecer modos de vida colectiva y se sigue

pensando que siempre soy “yo” el que tiene la razón, o que la única y mejor perspectiva

frente a algún tema de interés común es la “mía”, se corre el riesgo de establecer una

“…relación de dominación, de explotación, de opresión, la cual ya es en sí violenta. No

importa que se haga a través de medios drásticos o no. Es, a un tiempo, desamor y un

impedimento para el amor”. (Freire, 2011, pág. 43)

“En el dominio público, la posibilidad de comenzar se actualiza a través del discurso y

la acción; por consiguiente, lo que refleja la verdadera esencia de la política es la vida

dedicada a los intereses públicos, allí donde se da lugar a la excelencia humana. Es

el espacio de actuación conforme a la razón, en el encuentro con los otros; diferente


del gregarismo, que también se encuentra en los animales (Franzé, 2004).” Citado

por (Lozano & Alvarado, 2011, pág. 103)

“Es la esfera pública el escenario de encuentro con los diversos, de la igualdad de

desigualdades porque la característica básica de los seres humanos es su diversidad,

su pluralidad. Es en este espacio en el que se muestran, gracias a la palabra, las

distintas opiniones de los ciudadanos (Larrauri-Max, 2001).” Citado por (Lozano &

Alvarado, 2011, pág. 103).

En ese contexto de la pluralidad, el diálogo y no la fuerza, la condición para persuadir,

convencer y propiciar acciones orientadas al cambio, requieren la valentía de exponerse en

el escenario público a la vista de los demás. Esas capacidades son las que potencializa una

universidad que se desprende del discurso alienante del neoliberalismo y encamina todas

sus miradas a formar un sujeto interesado por su dimensión humana, el interés común, el

bienestar social y despojado del tener, del competir, del producir y acaparar.

“A diferencia de esta «objetividad», cuya única base es el dinero como común

denominador para proveer a todas las necesidades, la realidad de la esfera pública

radica en la simultánea presencia de innumerables perspectivas y aspectos en los

que se presenta el mundo común y para el que no cabe inventar medida o

denominador común”. (Arendt, 2009, pág. 66)

2.1.4 Sujeto que comprende su presente y proyecta su vida.

Quien comprende y proyecta es un sujeto que actúa y ésta viene mediada por la palabra,

acción y palabra se emplean para establecer relaciones y crear nuevas realidades como lo

plantean Lozano & Alvarado al referir que “A través de la palabra y la acción, los ciudadanos

pueden crear un mundo compartido en el que se puedan dar las múltiples perspectivas en


un espacio de relación en el entre nos de ese encuentro con los otros.” (Juicios, discursos y

accion politica en grupos de jovenes estudiantes universitarios de Bogota, 2011, pág. 103).

Esta proyección parte del reconocimiento del pasado y su confrontación con el mismo, de la

importancia social que tiene su función individual que da lugar a su construcción personal

desde la experiencia del otro. “El hecho de que cada hombre sea capaz de acción significa,

que debe esperarse de él o de ella lo inesperado.” (Arendt, 1997, pág. 20)

Con relación al significado que le da Arendt a la acción y la palabra, Freire también sienta su

posición en cuanto a que:

“No puede haber palabra verdadera que no sea un conjunto solidario de dos

dimensiones indicotomizables, reflexión y acción. En este sentido, decir la palabra es

transformar la realidad. Y es por ello también que el decir la palabra no es privilegio

de algunos, sino derecho fundamental y básico de todos los hombres”. (Freire, 2011,

pág. 17)

La palabra sola, coarta la posibilidad de transformar el entorno, sobre todo cuando carece

de hechos, pero a la vez, actuar siempre sin un momento previo de reflexión puede resultar

irresponsable pensando en las consecuencias que ello generaría para el interés propio y

común. Además de lo anterior, señala Freire, nadie dice la palabra solo, decirla significa

decirla también para los demás, significa un encuentro con los otros y este encuentro no

puede darse en el vacío, por el contrario, se da en situaciones reales y concretas de orden

político y social. (Freire, 2011)

La dialogicidad conceptual entre los discursos de Freire y Arendt queda al descubierto por lo

menos frente a las categorías de acción y palabra, cuando se leen detalladamente algunos

enunciados anteriores de él y se compara con el siguiente:

“La acción, sin embargo, sólo es política si va acompañada de la palabra (lexis), del

discurso. Y ello porque, en la medida en que siempre percibimos el mundo desde la


distinta posición que ocupamos en él, sólo podemos experimentarlo como mundo

común en el habla”. (Arendt, 1997, pág. 18)

Para ambos acción y palabra se complementan dotando al sujeto de la capacidad de

transformar su entorno, ese que también es habitado por otros, de los cuales entonces es

permeado continuamente, tocado e influenciado y a los que debe gran parte de su

configuración política y humana.

Para esbozar con mayor claridad a un sujeto que comprende y proyecta su vida, se trae a

colación lo que Freire llamó “intransitividad de conciencia” la cual se caracteriza por la

impermeabilidad a los desafíos que vengan desde afuera, en este sentido, la intransitividad

representa casi una falta de compromiso con el hombre, en otras palabras no le interesa

comprender y mucho menos proyectar. (Freire, 2011)

La conciencia transitiva es, en un primer momento “ingenua”, a nuestro parecer, en la que

nos encontramos, pero al mismo tiempo la que proponemos dejar atrás por la simplicidad en

la interpretación de los problemas o asuntos que se presentan en la cotidianidad, por la

tendencia a juzgar que todo tiempo pasado fue mejor; por la subestimación del hombre

frente a los avances tecnológicos, por una inclinación al gregarismo efecto de la alienación

del modelo neoliberal, por el poco gusto frente a la investigación, por la debilidad de los

argumentos, por la no practica del dialogo pero si la de la polémica injustificada. (Freire,

2011)

La otra cara de la moneda nos la muestra la “transitividad critica”, la cual se podría alcanzar

por medio de la acción y la palabra que propone Arendt, camuflada en una educación

dialogal y activa, orientada hacia la responsabilidad social y política, se caracteriza por la

profundidad en la interpretación de los problemas”. (Freire, 2011, pág. 55)


2.2. EL CURRÍCULO COMO EXPRESIÓN DE UN PROYECTO HUMANO.

Partiendo del concepto "Nos educamos al existir" (Restrepo & Campo, 2002, pág. 49) se

puede afirmar la importancia de la construcción de conocimiento como eje fundamental de

la conformación de un proyecto humano que permita mediante el agenciamiento de las

capacidades de cada individuo poder entender el entorno de formación que éste vive y crear

cuestionamientos al respecto que no soló permitan entender su entorno sino además

generar una consciencia crítica hacia el mismo.

2.2.1. Comprensión del orden instituido y desarrollo de la capacidad crítica en

los procesos curriculares.

La posición del individuo frente al mundo y su organización permite tomar diferentes

posiciones que definen su carácter y establece su ideal de modelo social.

Partiendo de las esferas de lo político, lo económico y lo social, el sujeto se desarrolla en

unas condiciones predeterminadas por sus predecesores y depende de su proceso de

comprensión de las mismas para poderse desarrollar como sujeto útil en dicha sociedad,

pero más allá de eso es la capacidad de crear una identidad dentro de la misma,

dependiente de las jerarquías preestablecidas de las cuales sería prematuro cuestionarse si

son o no propicias.

El sujeto está atado a los moldes instituidos por la sociedad y su formación depende del

direccionamiento que los responsables de construir conocimiento han elaborado para

permitir que este modelo de sociedad continúe funcionando como lo ha venido haciendo, en

ocasiones infundiendo miedo en la diferencia y a lo desconocido; pero cuando los sujetos

desarrollan la capacidad de generar interrogantes sobre la sociedad que los acoge entonces

se detienen a pensar sobre la razón de las cosas o acontecimientos que lo rodean, hacen a


un lado sus temores y comienzan una etapa reflexiva sobre su contexto y su participación

en él, Bauman afirma que:

"La receta para el éxito es "ser uno mismo", no ser "como todos los demás". lo que

mejor se vende es la diferencia y no la semejanza. Tener conocimientos y aptitudes

"adecuados para el empleo" y ya exhibidos por otros que hicieron ese mismo trabajo

antes o se postulan para hacerlo ahora, no sería suficiente; lo más probable es que

se considere una desventaja. En cambio, hacen falta ideas insólitas, proyectos

excepcionales nunca antes sugeridos por otros y, sobre todo, la gatuna propensión a

marchar solitariamente por caminos propios." (2005, pág. 39)

Los sujetos deben formarse con una mentalidad abierta, crítica y aventurera con capacidad

más que para adaptarse, para generar nuevas oportunidades que vayan en contravía de la

corriente existente que se está proponiendo frente a los procesos curriculares y los saberes

ortodoxos que se quieren plantar en los nuevos individuos.

La mentalidad de los sujetos nace libre y es en lo único que se asemejan, todo lo quieren

saber y todo lo cuestionan, pero la construcción de conocimiento al parecer tiene la tarea de

encasillarlos a todos en una misma manera de pensar, en la que al parecer lo más sano que

se puede hacer es no preguntar, "no criticar", no cuestionarse porque las cosas no pueden

funcionar de manera diferente. Lo que ha sido llamado orden instituido, lo que ha hecho es

matar la curiosidad, destruir la esencia del sujeto por aprender y su impulso por resolver las

cosas de diferentes maneras y así construir conocimiento. De esta manera expone Restrepo

& Campo: "Al maestro le compete mostrar el camino para que el otro camine. Es el

encargado de iniciar a cada quien en el sentido que su existencia tiene en la comunidad"

(2002, pág. 59), pero también es su responsabilidad despertar en él diferentes formas de

pensar, de ser crítico frente a ese conocimiento. Así lo dejan claro cuando Restrepo &

Campo citan a Michel De Certeau:


"El maestro es ante todo el hombre del encuentro y la confrontación. Es al mismo

tiempo solidario, promotor y víctima de la renovación y se encuentra entre el pasado

y el futuro, sirve a la causa de la tradición por lo que enseña y a la causa de la

renovación en aquellos que debe contribuir a formar … ¿Qué espera de todo esto?

Que un día, instalados en su propia voz, hablen en términos nuevos, distintos a los

que él quería enseñarles." (2002, pág. 59)

De esta manera la capacidad reflexiva de los sujetos debe ser utilizada en la conformación

de nuevas cosas como saberes o procesos y alejarse de la tendencia a la repetición obtusa

del conocimiento, un verdadero conocimiento que nutra una sociedad se basa en la

capacidad de innovar, de pensar diferente pero siempre partiendo del análisis de un

conocimiento previo que le permita entender hacia donde se quiere dirigir. El sujeto debe

entender lo que hay, lo que existe, antes de poder hacer una propuesta, la generación de

preguntas que permitirán este entendimiento también nos ayudarán a no quedarnos solo en

las respuesta prefabricadas que nos puede brindar la sociedad con sus años de existencia,

sino a explorar las otras alternativas. Así lo expresan Restrepo & Campo:

"Exige imperativamente de tiempos y procesos dedicados a "reflexionar", a

plegarnos, a doblarnos sobre nosotros mismos, a volver sobre lo mismo pero de

manera diferente y con mayor insistencia…Implica sentir y pensar en nuestras

acciones para comprender mejor su sentido y permitir y posibilitar su transformación."

(2002, pág. 68)

Todo esto planteado desde la propuesta curricular que junto a la construcción de

conocimiento pretenda el desarrollo de capacidades individuales, capacidades que permitan

el desarrollo de sujetos capaces de transformar, de transgredir su realidad relativa y llevarla

un paso adelante. Atrás queda el solo interés por el cumplimiento de los objetivos, por la

simple y fría reproducción del conocimiento, de tal manera que el cumplimiento de objetivos

dentro de los procesos curriculares no pueden desplazar el interés por el sujeto y su

formación, en palabras de Restrepo & Campo se entiende:


"La formación es el proceso incesante de edificación propia, de asimilación critica de

la cultura en la búsqueda constante de ser "si-mismo-en-relación". La educación

entendida así implica un complejo proceso de transmisión y renovación cultural que

conduce a la comprensión de sí mismo mediante la comprensión del mundo…"

(2002, pág. 50)

De esta forma se entiende que el sujeto en la medida que entiende su historicidad,

propenderá por la comprensión del mundo actual y de esta forma se podrán definir o al

menos entender los intereses de los individuos en su proceso de formación y de la

universidad en la forma cómo define su estructura de transmisión del conocimiento.

2.2.2 El desarrollo de capacidades para la acción transformadora como eje

transversal de la formación de formadores.

La condición humana permite tomar acciones sobre el desarrollo y transformación social,

operando desde la interacción humana y ejecutándose desde el proceso de formación.

Todos los individuos llegamos a este mundo unas aptitudes que lo primero que hacen es

buscar lograr la sobrevivencia, aunque suene instintivo el primer objetivo vital es poder

subsistir, la capacidad de salir adelante en el desarrollo como organismo vivo es la primera

función y para ello venimos dotados con unas herramientas que nos permiten ir tras ello o

por lo menos intentarlo. En este afán empezamos a seleccionar cuales de aquellas son las

que verdaderamente necesitamos, dejando de lado aquellas otras que nos pueden requerir

un consumo significativo de energía y esfuerzo y nos dedicamos a potenciar las que hemos

determinado como prioritarias.

Estas capacidades permitirán establecer unas relaciones con los que semejantes que

rodean al sujeto, ya sean de defensa o cooperación pero al fin y al cabo sociales y dentro de

ellas otras como la posibilidad de poderse desplazar en el medio que se lleva al cabo dicho


desarrollo. Esto llevara a pensar en situaciones de transformación en diferentes aspectos,

desde el mismo entorno como a las relaciones que se establecerán en él. Estas le

permitirán a los sujetos establecer su espacio social y cultural, de esta forma nos educamos

al existir y coexistir, nos educamos a través de la experiencia vivida con nosotros mismos y

con los otros, pero de igual manera esto tiene injerencia en nuestra vida ya que estamos

transformando nuestra cultura y nos estamos transformando como sujetos que participamos

de ella.

El llamado proceso de humanización que se ejecuta sobre los sujetos como seres culturales

conlleva a adquirir capacidades que permiten construirse como humanos, como sujetos con

capacidad de interactuar con el entorno y los semejantes y así mismo a establecer patrones

de cambio y transformación sobre diferentes hechos, circunstancias e incluso sobre los

sujetos mismos, Pero para considerar cualquier tipo de transformación debemos entender

las capacidades de la forma como lo propone Nussbaun (2012), ellas son un conjunto de

oportunidades para elegir y actuar en sociedad, que se desarrollan de acuerdo a los

lineamientos de libertad u oportunidad en concordancia entre las facultades personales y el

entorno político social y económico, dotando al individuo de condiciones para

desempeñarse en un contexto determinado, pero aún más difícil que desarrollar estos

procesos de transformación, es el tema de construir sujetos capaces de llevar a otros a

lograrlo, y aquí se hace referencia a los formadores, en palabras de Restrepo & Campo:

"Docencia es la acción intencional de producir otra acción: la acción de aceptación

por parte de otro de algo previamente aceptado como "bien" por el agente de la

acción. La docencia es un hacer-hacer, es un modo de acción que actúa sobre la

acción, moviendo el otro a la acción." (2002, pág. 47)

La formación de individuos con el interés de desempeñarse laboralmente en la vocación de

formadores conlleva una gran responsabilidad, casi como la de un padre con su hijo en

crecimiento, ya que es su responsabilidad desarrollar en aquellos educandos, diferentes

capacidades que les permitan transformar su realidad y la de aquellos quienes lo rodean,


dichas capacidades llamadas "centrales" según Nussbaun (2012) están categorizadas como

las llama ella en básicas, combinadas e internas y en cada una de estas categorías se

infiere un grado de complejidad que conlleva un mayor grado de entendimiento al respecto,

pero para lograr tal desarrollo debemos contar con un currículo claro que lo permita,

construido sobre el concepto de lograr el aprendizaje por parte de los estudiantes,

considerando como lo dice Restrepo & Campo que: "El currículo no es un recetario

prescrito, tampoco puede reducirse a plan de estudios ni a la organización de conocimiento,

sino que siempre es proceso, posibilidad por realizarse acompañado de su "razón", de su

sentido." (2002, pág. 51)

De acuerdo con Nussbaun (2012) una sociedad preocupada por promover las capacidades

humanas concentra sus esfuerzos en tres medios básicos que son a través de la educación

y su implantación del proceso educativo, el apoyo a la atención y cariño familiar y a través

de los recursos para potenciar la salud física y emocional. Estos aspectos se enmarcan en

un contexto demarcado por las tradiciones e historia, de aquí el interés por formar sujetos

capaces de construir su participación política y desde allí establecer cambios en su entorno

cultural y social, es una necesidad con base en la construcción de historia.

Los docentes en su proceso de enseñanza y por ende del desarrollo de capacidades en los

estudiantes deben estar en la facultad de construir el conocimiento que posibilite la

transformación de realidades y su vez sensibilice sobre la necesidad de generar

transformación en la realidad de sus futuros estudiantes, esto se logra mediante los

correctos procesos de reconocimiento de su historia, de su pasado, así es como se podrá

establecer esquemas de verdadero cambio, estableciendo interacciones con los otros se

irán desarrollando las capacidades del ser humano, de esta forma se potencializan se

nutren y desarrollan.

Es imperativo formar sujetos con capacidad para construir su propio proyecto de vida

partiendo del auto-reconocimiento de sus capacidades y así poder establecer unas

relaciones con su entorno y quienes lo integran, en palabras de Restrepo & Campo: "Como


docentes nos corresponde reconocer la permanente edificación de nuestro ser para

posibilitar a otros ser si-mismos." (2002, pág. 68), entendemos al sujeto como el producto de

un proceso de transformaciones tanto internas, desde su autoreflexion, como desde el

exterior en su relación continua y extensiva con los demás.


3. SUSTENTACIÓN METODOLÓGICA

“…metodología designa el modo en que se enfocan

los problemas y se buscan las respuestas.”

(Galeano, 2004)

Luego de proponer diferentes caminos e indagar sobre diferentes procesos metodológicos y

afrontar las dificultades que en una investigación como ésta se pueden presentar en lo

referente al proceso de lograr satisfactoriamente la obtención de la información, se optó por

una estrategia que nos ayudó a alcanzar dicho objetivo, seleccionando el medio más

acertado y eficaz para que los participantes nos permitieran ser testigos de sus experiencias

y así permitirnos de forma clara acercarnos e interpretar la información sobre el sentido que

para ellos tiene la participación política en su proceso de formación.

3.1. ESTUDIO AJUSTADO A LAS CARACTERÍSTICAS DE LA INVESTIGACIÓN

CUALITATIVA.

"…Creo necesario abordar esta cuestión desde la

experiencia, único lugar del que puede nacer un

saber sin pretensiones de universalidad pero que

es, a la vez, el único saber que guarda dentro de sí

la unidad de las cosas de la vida". (Lara, 2011)

Esta investigación se inscribe en el paradigma de las ciencias socio-críticas, que con base

en los procesos comunicativo-reflexivos, busca comprender la valoración que hacen

estudiantes y egresados de su experiencia formativa, centrándose concretamente en los

aportes que el programa les hizo para configurarse como sujetos políticos. La condición

cualitativa de esta investigación como describe Tesch, citado por (Coffey & Atkinson, 2003),


"…en terminos de descontextualizacion y recontextualizacion" permite acercarse al

significado que subyace en las experiencias de los sujetos, permitiendo comprender el

sentido dado por ellos a sus vivencias dejando esta relacion dialogica en un campo neutral

donde se permite elaborar su resignificación entre los participantes.

Esta investigación es de carácter comprensivo porque permite develar la dinámica de la

realidad que viven los estudiantes y egresados, y su interés va dirigido a comprender el

significado que, dentro del programa, tiene la formación política y la experiencia que

respecto a ello tienen quienes todavía se encuentran en la universidad y quienes han

egresado de ella.

Se optó por un enfoque cualitativo, que mediante la conversación y el diálogo en contextos

de interacción naturales y de mutuo respeto permitiera acercarse a las experiencias de

estudiantes y egresados de la Facultad de Educación de la Universidad de San

Buenaventura, para comprender el potencial que tiene el programa en términos de la

formación política de quienes lo han cursado o lo cursan, e identificar los aspectos que

según ellos se le deberían ajustar como una contribución a la cualificación humana de

quienes allí se forman.

Se acoge el camino de lo cualitativo porque se pretende encontrar el significado derivado de

una experiencia, es decir, lo que realmente está pasando en el proceso de formación de los

estudiantes o lo que pasó en la formación de quienes ya son egresados, lo cual sólo se

pueda hacer por la vía del lenguaje, de la interacción y del acercamiento entre

investigadores y participantes que se disponen a la escucha activa y aceptan compartir lo

vivido.


3.2. CONSTITUCIÓN DE SENTIDOS DESDE UNA PERSPECTIVA HERMENÉUTICA.

"La hermenéutica también nos sugiere y, sin duda,

antes que toda otra consideración, un

posicionamiento distinto con respecto a la realidad:

aquel de las significaciones latentes. Se trata de

adoptar una actitud distinta de empatía profunda con

el texto, con lo que allí se ha expresado a través del

lenguaje.

No se trata de suprimir o de intentar inhibir su propia

subjetividad (con sus implícitos prejuicios), sino de

asumirla. En otras palabras, la búsqueda de sentido

en los documentos sometidos a análisis se ve

afectada por un doble coeficiente de incertidumbre:

la interpretación es relativa al investigador, así como

al autor de los textos en cuestión". (Baeza, 2002)

Esta Investigación es de tipo hermenéutico dado el interés por entender, interpretar y

traducir lo que piensan estudiantes y egresados, y que luego sintetizan en textos orales,

obtenidos mediante la entrevista, que siempre estuvo orientada a establecer una relación

cercana con ellas y ellos para poder conocer su realidad y su forma de vivenciarla, teniendo

como herramienta fundamental el lenguaje, que permite la comprensión, penetrar desde el

interior en la relación: sujeto investigador, objeto de interés y sujeto investigado, vistos como

partes constitutivas de una sola unidad.

De esta manera se establece una relación bastante estrecha entre los participantes y se

permite hacer de la experiencia vivida una narración que va más allá del relato de un hecho

pasado o presente a convertirse en una “reconstrucción de la experiencia histórica en su

variada, dialéctica integridad” (Ferrarotti, 1991, pág. 22), permitiendo establecer una


conexión entre el sujeto investigado y el investigador, dando una resignificación a los

acontecimientos y permitiendo su lectura y análisis.

La investigación se realiza desde un enfoque hermenéutico, ya que este nos permite el

acercamiento, mediante el lenguaje, a la experiencia vital de los participantes, generando en

ellos reflexión y posteriormente enunciación de lo que piensan y sienten acerca de la

manera cómo se gestionó el currículo y la influencia que este proceso tuvo, no sólo en su

tarea de formación como profesionales sino también como sujetos políticos. Así lo plantea

Gadamer "La forma de realización de la comprensión es la interpretación" (1999, pág. 467).

De esta manera estamos más que invitados a realizar una lectura de las experiencias

vividas y hacer nuestra traducción y apropiación para la investigación desarrollada.

Siendo así como se busca mediante la conversación con los participantes entender su

verdad y develar su sentido, buscando un acuerdo con ellos mediante la traducción de lo

que se plantea en el desarrollo del ejercicio investigativo, mediante el lenguaje, como lo

establece Gadamer “…la conversación tiene su propio espíritu y que el lenguaje que

discurre en ella, lleva consigo su propia verdad, eso es, “desvela” y deja aparecer algo que

desde ese momento es.” (1999, pág. 461). De esta manera se exteriorizan sentimientos y

sentidos dados por ellos a su vida y a las experiencias vividas, dejando que se generen en

el ejercicio, elementos comunicativos con alto valor para quienes pretendemos quitar el velo

que los cubre. Para que esto se presente es indispensable que entre los participantes tanto

investigadores como investigados se dé una reciprocidad, un intercambio no arbitrario que

permita tal acercamiento.

Pero más allá del solo acto de escuchar unos relatos y unas vivencias, es la obligación que

tiene el investigador de sentarse luego de realizar la tarea, a reflexionar y a reconstruir la

escena, es allí donde el individuo se debe valer de su propia experiencia para poder llevar a

cabo una correcta interpretación de lo antes vivido con los participantes, esta tarea exige un

tiempo considerable donde se permita que las evidencias afloren, en palabras de Ricoeur

"La reflexión debe buscar su camino entre los símbolos que constituyen un lenguaje opaco"

(2003, pág. 300), es el momento para destruir y reconstruir los significados que los actores


les han dado, es verlos desde diferentes perspectivas, pero sin abandonar el contexto, de

esta forma,

"El texto como un todo, y como una totalidad singular, se puede comparar con un

objeto que puede ser visto desde distintos lados…Por lo tanto la reconstrucción de la

totalidad tiene un aspecto, de acuerdo con la perspectiva, similar a la reconstrucción

del objeto percibido… En el acto de la lectura está implícito un tipo específico de

unilateralidad. Esta unilateralidad cimenta el carácter conjetural de la interpretación"

(Ricoeur, 2006, pág. 89)

Así, la lectura y la posterior interpretación que se realiza, permitirá develar las

singularidades y pluralidades propias de los participantes, sin dejarse confundir por lo

relativamente aparente y mostrando ese respeto profuso por sus apreciaciones sobre la

experiencia en la formación política recibida, permitiendo descubrir los diferentes sentidos

que esto conlleva a la hora de ejercer o de practicar su derecho político tanto dentro como

fuera de la institución.

3.3. CRITERIOS DE INCLUSIÓN DE LOS(AS) PARTICIPANTES.

“La relación intersubjetiva que se establece entre el

investigador y los sujetos que participan en el

estudio, plantea al investigador una responsabilidad

ética siendo especialmente sensible a los efectos

que la investigación puede causarles.” (Galeano,

2004)

En el proceso de construcción de los datos participaron 10 estudiantes y 10 egresados

pertenecientes a la Facultad de Educación de la Universidad de San Buenaventura, quienes


tuvieron experiencias educativas definidamente diferentes, debido a las condiciones

particulares del momento, a los desarrollos de la Facultad y del programa y a las propias

especificidades de la relaciones intersubjetividades que se tejen en un espacio de formación

como éste.

Para cumplir con el carácter ético de la investigación, cada uno de ellos diligenció el

consentimiento informado previa aprobación por el comité de bioética de la universidad, en

el que se les aclaran los fines e intenciones de la investigación y además dejan ellos claro

su interés y disposición para participar en el proceso. Para la inclusión de estos

participantes se tuvieron en cuenta los siguientes criterios:

• Representación de sexo femenino y del sexo masculino.

• Estudiantes de cada uno de los 10 semestres.

• Egresados que se hayan graduado después del año 2007.

• Egresados que se desempeñen laboralmente en la educación física, recreación y

deportes con niños, niñas, jóvenes y/o adultos.

• Estudiantes y egresados que manifiesten voluntariamente su interés de participar en el

proceso de investigación y dispongan del tiempo para ello.

• 10 Estudiantes, entre hombres y mujeres, representantes de cada uno de los 10

semestres del programa de Licenciatura en Educación Física y deportes de la USB.

• 10 egresados, entre hombres y mujeres, graduados después de 2007, que se

desempeñen laboralmente en la educación física, recreación y deportes de niños,

jóvenes y/o adultos.

3.4. LA ENTREVISTA COMO ESTRATEGIA PARA CONSTRUCCIÓN DE LOS DATOS.

“Una transcripción dispuesta para un análisis, o sea

habiendo ya incorporado aquellos requisitos


formales que consolidan el tránsito de la oralitura a

la literatura”. (Baeza, 2002)

Dado el uso de la herramienta del lenguaje oral que es el más utilizado en la construcción

de datos en las ciencias sociales y de acuerdo con todo el carácter cualitativo y la

perspectiva hermenéutica de nuestra investigación, hemos buscado establecer una

interrelación con los sujetos investigados con el fin de aproximarnos aún más al sentido de

su experiencia formativa y el reflejo en su práctica profesional, mediante la narración y

posterior transcripción posibilitando su interpretación.

El proceso tiene su comienzo con la selección de los individuos de acuerdo con los criterios

previamente descritos, a los cuales se les dejaron claros los objetivos, alcances de la

investigación y papel que cumplirían como participantes en el proceso; entendida esta parte

se procedió a la firma del consentimiento informado, a la programación de los tiempos para

los encuentros y a la realización de las entrevistas, aspecto importante en la selección de la

herramienta puesto que el tiempo que se requiere para este primer paso es considerable en

comparación con otros mecanismos, pero, dicho tiempo también permite una selección

mucho más juiciosa de los participantes. Es importante resaltar que para proteger sus

identidades se determinó por utilizar una designación que no comprometa su identidad,

haciendo referencia sólo al rol que tiene, es decir, si se trata de estudiante o de egresado.

Según el carácter científico social de esta investigación se determinó el uso de la entrevista

como estrategia para el acercamiento a los y las participantes, entendida ésta como un

espacio conversacional orientado por algunas preguntas guía y la puntualización o

focalización de aspectos mediante preguntas emergentes que permitieron mantener el

diálogo fluido y centrado en el objeto de interés, determinado por las categorías de análisis

inicialmente propuestas y las que pudieran emergen en el proceso. Este instrumento nos

permitió escuchar al otro, “al entrevistado”, de alguna forma con carácter didáctico, sin

predefinir las respuestas y ser testigos de sus vivencias en forma de relatos y así permitir la

comprensión de lo que sienten y piensan, ser testigos de sus expresiones, movimientos y


demás gestos son fundamentales para la posterior interpretación de los resultados como lo

expresa Ferrarotti:

“Entre narradores y escuchadores la relación es directa, imprevisible, problemática.

Es, en otras palabras, una relación verdaderamente humana, es decir, dramática, sin

resultados asegurados. No hablan sólo las palabras, sino los gestos, las expresiones

del rostro, los movimientos de las manos, la luz de los ojos…el dialogo como

momento polifónico en el cual ninguno de los presentes está excluido.” (1991, págs.

19-20)

Mediante el uso de la entrevista se pretende ir más allá de la simple cuestión frívola del sí o

el no como lo que se presenta por ejemplo en la encuesta, la cual carece de compromiso

por parte del entrevistador y del entrevistado; mediante la entrevista se procuró hacer un

esfuerzo por lograr una lectura más profunda de la experiencia vivida, con esto no se

pretende despreciar la encuesta como método, tan solo se quiere expresar que no es la

mejor herramienta para los fines buscados por esta investigación.

El proceso fue iniciado con mucho tacto favoreciendo un dialogo cómodo y amable entre las

partes, dejando que fluyera de manera natural el abordaje de la experiencia de formación

por parte de los entrevistados, en el desarrollo de la actividad de recolección de la

información se entiende que "el interlocutor no es simplemente un "objeto de investigación";

es un ser humano que se confía, que te brinda su vida en la mano." (Ferrarotti, 1991, pág.

149) y que en este proceso y gracias a su carácter didáctico se posibilita dinamizar la forma

de introducir preguntas orientadas a aclarar lo que inicialmente podría aparecer confuso o

que, por su relevancia, ameritara mayor profundización. Esta técnica permitió recuperar las

impresiones referentes a como fue la vivencia de los participantes frente a los aportes del

currículo en su formación como sujetos políticos y que espacios permitían su práctica

política, cómo se conciben ellos y a los otros como sujetos políticos, que rol desempeña la

institución en su proceso de desarrollo político, cuales aspectos deben cambiar para permitir

mejorar la intencionalidad institucional o si definitivamente, dicha intensión no existe.


Para el manejo de la entrevista se ha tenido en consideración la habilidad para mantener a

los participantes centrados en el tema de interés y así evitar que el tema se disperse o se

aleje del fin propuesto, principal problema que se puede presentar en la implementación de

este tipo de herramientas junto con la posible carencia de verdad por cuestiones de temor

de los participantes. Como apoyo en este proceso de entrevista se utilizó la grabación con el

propósito de garantizar que la información corresponde exactamente a lo expresado por los

y las participantes y no solo usar la memoria como método de recolección de información.

Una vez terminada cada entrevista se procedía a la transcripción de la información como

una forma de ir preparando el proceso de análisis, aunque este proceso en ocasiones se

veía entorpecido por algunos ruidos y falta de claridad de los hablantes lo cual obligaba a

hacer un esfuerzo extra para entender los mensajes y no permitir así la distorsión del

sentido. esta fue otro de los inconvenientes que se tuvieron que afrontar durante la

realización del trabajo de campo.

Otra de las situaciones difíciles que se presentaron en el desarrollo de este proceso

investigativo fue la dificultad que presentaron algunos entrevistados para transmitir sus

ideas o del entrevistador para generar preguntas claras que permitan obtener una

información concreta, lo cual llevó a descartar algunas respuestas por su falta de claridad o

ausencia de fondo en las mismas, no sin antes procurar por todos los medios posibles de

que las ideas fueran aclaradas por los mismos entrevistados, este efecto se da por el mismo

temor del entrevistado frente a las consecuencias que puede tener su participación, además

en ocasiones, se evidenció la exageración repentina o engañosa de los sucesos

presentando narraciones diferentes a las vividas por los sujetos en su entorno o contexto

natural, para esto la investigación fue instalada con base en un consentimiento informado

que pretende menguar este efecto en la tarea del investigador y tranquilizar a los

participantes.


3.5. ANÁLISIS DE LA INFORMACIÓN.

“…Un texto es un “campo”, un área más bien

definida. Es algo “vivido”: con un origen y un

desarrollo, con progresiones y regresiones, con

contornos sumamente precisos, con sus cifras y su

significado. Debo aproximarme a este texto con

atención humilde, silenciando al “aventurero

interior”. Se requiere acercarse al texto con el

cuidado y el respeto debido a otro distinto de uno

mismo. Se entra en el texto. No basta con leerlo con

la atención externa de quien lee sólo para

informarse. Es necesario “habitarlo”. (Ferrarotti,

2007)

Considerando que el proceso de análisis de los textos dentro de la investigación cualitativa

en las ciencias sociales comienza exactamente en el mismo instante que inicia el trabajo de

campo y que la codificación es entendida como la manera de encontrar nuevos contextos

para visualizar los datos, como lo plantea Coffey & Atkinson (2003), en este proceso

concreto, la codificación ayudó a identificar datos significativos y a establecer el escenario

para interpretar y sacar conclusiones. En este sentido, se partió de la necesidad de producir

algunos resultados frente al planteamiento de los objetivos iniciales para lo cual se realizó

un análisis transversal de las respuestas halladas y su significación, dado que la

complejidad y variedad de los datos colectados no permite establecer en ningún caso datos

estáticos o con algún tipo de patrón.

Con el ánimo de acercarse al significado que subyace en la complejidad de los textos y la

diversidad de las experiencias, basados en las vivencias pasadas y actuales, se optó por la

realización de un proceso de codificación que condujo a la construcción de una matriz


categorial, en la que fue posible identificar las categorías del estudio con sus respectivas

dimensiones. En consecuencia, se hizo inicialmente una lectura cuidadosa de los textos a

manera de codificación de abierta, es decir, el subrayado de los textos en vivo que poseen

algún grado de proximidad o relacionados con las categorías de análisis, lo cual terminó con

un primer ejercicio de interpretación basado en la denominación o traducción de lo que allí

aparece. Permitiendo la segmentación de los datos de acuerdo al interés establecido en la

investigación.

Luego de realizar la selección de estos textos, se continuó con la codificación axial, es decir,

con la agrupación de las expresiones que tienen relación y, en consecuencia, que van

perfilando tendencias de cada una de las categorías de análisis, a partir de lo cual se

construyó una matriz con las siguientes categorías: Concepción del sujeto político, Aportes

del currículo a la formación política y Transformaciones curriculares requeridas para aportar

a la formación de sujetos políticos, lo cual permitió organizar y visualizar de una mejor

manera los hallazgos, generando en el proceso una serie de categorías y tendencias

determinadas por los mismos textos.

CATEGORÍAS TENDENCIAS

Concepción del sujeto político.

El sujeto político concebido como

representante, líder y orientador.

El sujeto político aparece, delibera y resuelve

con otros.

Aportes del currículo a la formación política.

Currículo no intencionado a la formación de

sujetos políticos.

Discurso pedagógico desprovisto de ejercicio

político.


Transformaciones curriculares requeridas

para aportar a la formación de sujetos

políticos.

Facilitar la experiencia política en el contexto

académico.

Cátedras y espacios para la formación

política.

Finalmente se realizó la codificación selectiva, es decir, la escritura en texto seguido de las

categorías con sus respectivas tendencias, integrando de manera armónica y con sentido,

los textos en vivo con citas referenciales de diferentes autores. Buscando así, como se

planteó anteriormente, dar respuesta a las preguntas problematizadoras y a los objetivos del

estudio propuestos inicialmente al comienzo de la investigación.


4. HALLAZGOS

En este capítulo se establecen los hallazgos logrados durante la investigación procurando

dar respuesta tanto a las preguntas como a los objetivos propuestos desde el inicio, de esta

forma y como parte natural de este proceso investigativo se encuentran explícitas vivencias,

hechas pensamiento, sentimiento y opinión, de un grupo de personas las cuales se logran

interpretar gracias a un ejercicio juicioso de análisis con el apoyo de los aportes de autores

de los campos de la educación, la filosofía, la sociología y las ciencias sociales en general.

A continuación se presentan las categorías: concepción de sujeto político, aportes del

currículo a la formación política y transformaciones curriculares requeridas para aportar a la

formación de sujetos políticos, además de sus respectivas tendencias.

4.1 CONCEPCIÓN DE SUJETO POLÍTICO.

El término política aun genera algunos resquemores por la asociación directa y reducida con

partidos, tendencias e ideologías que se mantienen en el tiempo, otras que van surgiendo e

igualmente toman fuerza y algunas que van desaparecido del ámbito visual y publicitario

pero nunca del imaginario de quienes vivieron y siguen viviendo en carne propia los

coletazos de violencia, desigualdad y sufrimiento que éstas generan por la incansable

carrera hacia el poder. Poder que no le es ajeno al sistema que nos rige, y que al mismo

tiempo viene cargado de inequidades, las cuales solo serán menguadas si toma fuerza el

discurso de la formación del sujeto político como finalidad de la educación, lo cual es posible

por esa capacidad que le es propia a la condición humana y es la de comenzar algo nuevo

en el mundo, porque los hombres son seres que se trazan objetivos y se proponen fines y

metas. (Arendt, 1995). En ese mismo sentido, cuando se expandan los horizontes de

sentido frente al termino política y no se reduzcan al significado mencionado anteriormente,

el valor y alcance que se genere frente al mismo será mucho más significativo y holístico.


El indagar por la concepción de sujeto político entre algunos egresados y estudiantes de la

Facultad de Educación de la Universidad de San Buenaventura sede Medellín dejó como

resultado sólo dos tendencias: el sujeto político como representante, líder y orientador, y el

sujeto político como el que aparece, delibera y resuelve con otros, pese a la diversidad y las

particularidades de las personas entrevistadas en cuanto a experiencias, época en la que

ocurre el proceso de formación y su participación política en los escenarios actuales en los

que se desenvuelven

4.1.1. El sujeto político concebido como representante, líder y orientador.

Esta tendencia toma valor por la importancia que se le otorga al sujeto capaz de liderar en

los diferentes grupos sociales en los cuales interviene tal como lo advierte el Egresado B al

expresar que:

“un sujeto político es una persona capaz de dirigir, de deliberar y de orientar, guiar… una

comunidad, llámese como se llame, una comunidad educativa en este caso o cualquier

grupo social que se forme políticamente, él es capaz de guiar y organizar”.

“Desde mi qué hacer educativo, nosotros lo promovemos con los muchachos, qué

promovemos en ellos? mucho el liderazgo, continuamente les estamos hablando de que

hay que liderar y qué lideramos desde el aula? lideramos que ellos se apropien por

ejemplo, de lo que llamamos el representante de grupo, quien debe apropiarse de su aula

durante un año y liderar campañas para que su grupo sea el mejor, por ejemplo, desde

ese punto de vista estamos ya formando un sujeto político”.

El anterior texto deja entrever una clara asociación del sujeto político con el líder capaz de

dirigir, guiar y apropiarse del rol que en representación de su comunidad, en este caso el

grupo de clase, ha asumido con el único propósito de posicionarlo como el mejor dentro de

lo cual se esconde un fuerte propósito de competir que no es precisamente lo que permitiría

la formación de sujetos políticos, si por ello se entiende seres humanos dispuestos a

construir espacios de tramitación de las pluralidades y de deliberación con otros en función

apostarle a intereses comunes que los beneficie a todos como comunidad. Esta concepción


reduccionista de lo político al mero liderazgo es bastante propicia a la confusión del sujeto

político con el líder que aprovecha su condición de privilegio y/o concentración del poder

para satisfacer intereses personales de cualquier índole, a través del trabajo y esfuerzo de

los demás, que ingenuamente creen y se acogen a su gestión.

En la apuesta por la formación de líderes que asuman la responsabilidad de dirigir y orientar

los destinos de sus comunidades, promovida en este caso desde la escuela, se corre un

riesgo muy grande de estar favoreciendo el despliegue de potencialidades individuales que

pueden terminar fácilmente en la configuración de sujetos con mentalidad totalitaria que

instrumentalizan a los demás y aprovechan su condición de representantes con poder de

decisión como trampolín para lograr sus intereses personales, lo cual “es utilizado hoy en

día para denotar sed de poder, voluntad de dominio, terror y lo que se denomina una

estructura de estado monolítica” (Arendt, 1995, pág. 33)

La escuela no puede ser ingenua para dejarse envolver por las dinámicas que administran el

capitalismo, es decir, no debe incitar a la continua competencia entre quienes allí se forman,

por ocupar lugares de privilegio, los cuales generan reconocimiento y estatus para algunos,

pero al mismo tiempo frustración, exclusión y sensaciones de menosprecio en los demás;

además se acrecientan las marcadas relaciones de poder traducidas en inequidades a las

que nos tiene acostumbrados el sistema que alimentamos y volvemos cada vez más fuerte.

Otra perspectiva frente a la concepción del sujeto político que se enmarca en la misma línea

de la anterior nos la comparte Egresado D al expresar que:

“Un sujeto político es un individuo que tiene la posibilidad de reconocerse como sujeto de

derecho, de liderazgo, autonomía y confianza.

Que tiene además de la posibilidad la obligación de interesarse por las decisiones que afectan

a su entorno”.

En esta mirada aparece de nuevo el concepto de liderazgo, pero esta vez no con el

protagonismo que le otorgó el Estudiante B en su narración, acá aparece acompañada de


características que se acercan más al discurso de Arendt y por ende al que trata de seguir

esta investigación.

El autoreconocimiento es la capacidad de pensarse, de ponerse en crisis, cuestionando los

actos que se asumen en los diferentes contextos y momentos de la vida cotidiana,

entendiendo por esta como lo plantea que la vida de todo individuo es el lugar en que la

práctica vital se realiza; en el que sucede el encuentro entre las diferentes dimensiones del

mundo de la vida: simbólica, social, política y sobretodo en la que se produce el sujeto

cultural e histórico (Heller, 1985), situación que permite tener mayor grado y control de las

emociones e impulsos que siempre terminan involucrando a los demás, siendo en

ocasiones peyorativas y degradantes por el afán mismo de competir.

Hablar también de un sujeto de derecho, autonomía y confianza implicaría en él acciones

como la de aparecer en público, es decir, hacerse visible para los demás, acompañado del

ejercicio de la ciudadanía, el cual se ha venido distorsionando en el sentido de que cada vez

más el ciudadano aboga sus derechos, olvidando la posición de corresponsabilidad que se

asume al hacer parte de una sociedad, la cual, reclama también el cumplimiento de deberes

que en la mayoría de ocasiones involucra a los demás como actores fundamentales del

ejercicio político.

Por último, el interesarse por las decisiones que afectan su entorno es otra característica

trascendental para la constitución de un sujeto político, en tanto, deja al descubierto sus

intenciones por hacer parte del cambio y la transformación a partir de la palabra y la acción,

las cuales, cuando se emplean en beneficio de una comunidad son dinamizadoras de

entornos sociales y la cultura misma.


4.1.2. El sujeto político aparece, delibera y resuelve con otros.

Esta tendencia dialoga un poco más cerca con los postulados de Arendt y Freire, con los

cuales se comparten entre varias posiciones, la importancia que juega el otro en mi propia

existencia o como lo diría Arendt: “Ninguna clase de vida humana, ni siquiera la del ermitaño

en la agreste naturaleza, resulta posible sin un mundo que directa o indirectamente testifica

la presencia de otros seres humanos.” (Arendt, 2009, pág. 37)

En ese mismo sentido, la concepción de sujeto político que tienen algunos de los

estudiantes y egresados que compartieron sus experiencias, narraciones y concepciones,

no se hallan distantes del discurso provisto de la necesidad de aparecer para deliberar y

resolver con los demás, como lo ratifica la Estudiante A cuando expresa que:

“un sujeto que permita ser escuchado y escuchar a los demás, pues de esa manera creo que

se concibe un sujeto político y que no es un sujeto que llegue a pelear sino que dé solución a

las dificultades que se están presentando pero de una manera muy pacifica, eso sí, que sepa

muy bien lo que está haciendo, por qué lo está haciendo y para qué lo está haciendo.”

La capacidad de escucha y la de aportar soluciones a través del dialogo y la conciliación, en

los diferentes contextos que habita el sujeto, parece ser un privilegio de muy pocos, por los

altos niveles de intolerancia traducidos en maltrato e irrespeto, que hasta en ocasiones

cuestan la vida misma solo por el hecho de no coincidir o simpatizar ideológicamente con

otros, a los que nunca antes se tuvo la posibilidad de conocer, o de por lo menos

preguntarle por qué esa corriente y no otra, de escuchar los sucesos que han configurado

su vida para comprender el porqué de sus actos, entre tantas otras cosas que permitirían un

segundo de duda antes de empuñar cualquier arma o estrategia que genere violencia en

sus diferentes manifestaciones.

Con relación a lo anterior, se van tejiendo estrategias desde la concepción del sujeto político

que ayudan a disminuir las actuaciones violentas e intolerantes de quienes a través de la

fuerza y el poder pretenden imponer sus percepciones y puntos de vista acerca de temas

públicos que no solo los involucran a ellos, sino, a toda una comunidad ansiosa de


manifestarse, de ser escuchada y sobre todo, de ser tenida en cuenta para las decisiones

que las rige.

“Un sujeto político es aquel que asume un rol de participación y compromiso para la toma e

incidencia en decisiones de una determinada institución, con fines e intereses políticos. Las

características que lo definen, pueden ser: compromiso, capacidad de escucha, respeto por la

diferencia, aceptación y buen manejo del lenguaje.” - Egresado B

En el texto anterior, encontramos categorías mencionadas por el Egresado B, las cuales, si

bien no están escritas igual, hacen parte del discurso de Arendt y Freire, abordadas desde

diferentes aristas. Lo que la entrevistada llama “respeto por la diferencia”, “aceptación” y

“manejo del lenguaje” no es otra cosa que la combinación de la “libertad”, la “acción y la

palabra” y “lo público”, es decir, formar sujetos libres que rompan con el acomodamiento y

permitan transformar la realidad por medio de la crítica.

El respeto por la diferencia es entre muchas otras virtudes, la capacidad de escucha y

aceptación de las opiniones que vengan de afuera, pero sobre todo, es darle cabida a otros

mundos, a otras maneras de configurarse que por el hecho de no ser la propia no quiere

decir sea menos importantes y mucho menos que pierdan legitimidad.

Otro aspecto no menos relevante que el anterior es el lenguaje, entendido por Arendt y

Freire como “palabra”, la cual, siempre viene mediada por los actos y eso lo deja entrever el

Egresado B cuando expresa que un sujeto político es quien participa y se compromete en la

toma de decisiones, las mismas que se conjugan para establecer relaciones y transformar

los entornos en que interviene el sujeto.

Al parecer, la capacidad resolutoria del sujeto en las diferentes situaciones, contextos y

circunstancias de su vida, es una característica fundamental para concebirlo como un ser

político, afirmación que ha podido evidenciarse en algunas experiencias narradas por los

entrevistados y que el Egresado A lo ratifica al señalar que:

“Para mí un sujeto político, es esa persona que es capaz de asumir todos los asuntos que se

le presenten, es una persona que es capaz de resolver cada situación de acuerdo al momento,

de acuerdo a las circunstancias, de acuerdo a su vivencia, de acuerdo a su historia.”


Si bien, el asumir las situaciones que se presentan suele ser un acto político por el hecho de

verse enfrentado a tomar decisiones, no se trata de resolver por el afán mismo de darle

paso a algo, porque cuando las decisiones no van acompañadas de reflexión, de autocrítica

y del repensar las consecuencias que esto generaría no solamente en mi sino también en

los que me rodean ese ejercicio deja de ser eminentemente político para convertirse en un

acto de irresponsabilidad.

Pero aparece también una cualidad que no le es propia a cualquiera y se aproxima más a la

de un sujeto político y es la de resolver teniendo presente el momento, las circunstancias,

sus vivencias y una insoslayable como lo es su historicidad, porque ésta lo configura como

único e irrepetible con relación a lo que podría resolver otra persona estando en su lugar.

Entre las diferentes concepciones por parte de quienes compartieron sus narraciones y

experiencias aparece otra mirada del sujeto político no distante de las demás, pero si con un

condimento adicional como lo sugiere el concepto “democracia”:

“Un sujeto político es aquel que hace parte de las decisiones que a nivel de gobierno se

toman, participa activamente en todos los certámenes que democráticamente buscan realizar

cambios y mejoras de la calidad de vida dentro del barrio, municipio o ciudad.” - Egresado D

Concepto al cual es necesario referirnos por la reducción cultural que le hemos otorgado al

término democracia, con el hecho de que somos un país democrático en cuanto se nos

permite votar para elegir a alguien o algo, pero finalmente, la democracia vista desde esa

perspectiva termina siendo igual de excluyente que el poder mismo, porque en países como

el nuestro donde las mal llamadas minorías resultan siendo invisibilizadas y acalladas por

discursos hegemónicos, teniendo en cuenta que se accede al poder con la mitad más uno

de los votos, y ¿qué pasa entonces con casi la otra mitad de personas no incluidas o

identificadas con los intereses de esa corriente política?.

Con base en lo anterior, la relación de poder que se pretende legitimar en el sujeto político

es aquella en la que la:


“Palabra y acto no se han separados, donde las palabras no están vacías y los

hechos no son brutales, donde las palabras no se emplean para velar intenciones

sino para construir realidades, y los actos no se usan para violar y destruir sino para

establecer relaciones y crear nuevas realidades.” (Arendt, 2009, pág. 223)

El transformar el entorno que se habita y pensar en los intereses comunes sugieren la

necesidad de actuación del sujeto, actuación que al mismo tiempo viene mediada por la

palabra y que se unen para crear nuevas posibilidades que beneficien a un conglomerado

de personas que se movilizan en torno a una misma causa sin esperar mayores prebendas

o beneficios individuales.

Nadie se hace sujeto político solo porque como lo dice Arendt (Arendt, 1997, pág. 26) “la

política nace en el entre-los hombres, por lo tanto completamente fuera del hombre (...) No

es, pues, privilegio del agente político, concierne al estar entre los otros (inter-esse)” es

entonces el lugar donde cada quien puede aparecer desde su pluralidad e intersubjetividad

para aportar significativamente a la construcción de los espacios y sucesos que enmarcan

su vida y la de los demás.

Con base de las consideraciones anteriores, es importante colocar en la mira de la

educación, específicamente en la formación de sujetos políticos aspectos como:

“Para la formación de un sujeto político, considero que se necesita potenciar y fortalecer una

visión universal y libre del sujeto, del mundo y del contexto; aquellos en los cuales puedo

intervenir críticamente para transformarlos en pro de intereses sociales comunes.” - Egresado C

Percepciones como éstas canalizan los esfuerzos de la educación por permitir en el sujeto

que se piense local y actué global, que sus procesos de formación transmitan y actualicen el

conocimiento formalizado, ese que se aparta de los discursos hegemónicos y alienantes del

sistema para ocuparse de los aspectos que envuelven al ser desde su cotidianidad.

Además, se avanza significativamente en temas como poder resignificar y trascender la

cultura, favorecer el desarrollo personal y facilitar la configuración de modos de vida

colectiva, situaciones que favorecen a la formación de un sujeto político el cual, nunca


estará lo suficientemente terminado, debido a que es un proyecto inacabado y en

permanente construcción.

4.2. Aportes del currículo a la formación política.

Establecer una definición sobre currículo sería un ejercicio demasiado ambicioso teniendo

en cuenta la cantidad de acepciones que suscita el término, al igual que las inagotables

teorías que se han encargado de analizarlo e interpretarlo en su conjunto. Además porque

como diría Silva “Una definición no nos revela lo que es esencialmente el currículo; una

definición nos revela lo que una determinada teoría piensa acerca de lo que es el currículo”

(1999, pág. 5)

Sin embargo, se coincide con algunas teorías y autores, en no reducirlo a un plan de

estudio, programa o metodología por medio de los cuales se transfieren conceptos o

información, va mucho más allá de eso, el currículo es dinamizador de la cultura y hacedor

de la biografía de cada sujeto; en él subyacen otro tipo de estructuras lejanas de los

contenidos pero cercanas a la configuración humana de quienes se forman, como son los

valores, creencias, normas, pero sobretodo las relaciones que si bien ocurren en el espacio

cotidiano de la vida escolar y el aula, trascienden a otros ámbitos de interacción humana

como son la familia, la comunidad, el país y el mundo en todas sus dimensiones.

4.2.1. Currículo no intencionado a la formación de sujetos políticos

Afrontar los desafíos que connota el mundo de hoy, neoliberal y capitalista, también es tarea

del currículo, de tal manera que sin dejar de lado el desarrollo científico, se genere un

interés por lo humano, lo ético, lo social y lo político. Interés que se ha venido perdiendo


desde la misma universidad como claustro de formación, tal como lo afirma el Estudiante B

cuando menciona que:

“No, no me parece, la universidad no nos está formando como sujetos políticos ese es mi

concepto. Nos forma pero para tener en nuestra mente unos contenidos, solamente son

contenidos lo que la universidad nos está dando pero la universidad en ningún momento nos

está facilitando la solución a esas dificultades que se están presentando en la vida cotidiana.”

Según el texto anterior, la universidad no proporciona ni las experiencias ni los espacios que

les permitan a los y las estudiantes verdaderas prácticas políticas en tanto se centra en la

transmisión de los contenidos que considera pertinentes de acuerdo a los requerimientos de

un país que sigue un modelo de desarrollo predeterminado, soportado en mecanismo de

control y reproducción dentro de los cuales se encuentra la educación, si ésta no está

intencionada a la formación política de los sujetos sino que es sólo proveedora de saberes

ya pensados y estandarizados desde una perspectiva hegemónica. Es en este punto donde

la idea de que el currículo sea ese vehículo favorable a la formación política se desvanece

hasta volverse invisible porque el proceso formativo está previamente demarcado por unos

criterios partidistas al servicio de un poder que se concentra haciendo de la educación un

aliado más, incapaz de contribuir a la formación de sujetos críticos, participativos,

deliberantes que orienten sus acciones a la construcción de alternativas para afrontar la vida

real, esa que es a veces totalmente distante de la que está consignada en los escritos

académicos.

“la propuesta curricular de la universidad, se limita en la mayoría de sus materias, a una

enseñanza muy fragmentada y academicista, olvidando la importancia de una relación

dialógica y horizontal” - Egresado C

Limitar el currículo a la transmisión de conocimientos y resultados, es en síntesis promover

la unidireccionalidad del proceso formativo, es negar la posibilidad desde cualquier punto de

vista de generar una relación dialógica, por el simple hecho de que el interés es depositar

un conocimiento en la mente del aprendiz, solo se persigue transferir conceptos de una

generación a otra.


Las relaciones y el vínculo entre los actores del proceso educativo, es decir, profesores,

estudiantes y directivos, quedan totalmente relegadas a un ejercicio prescriptivo, uno manda

mientras que el otro obedece y el canal de comunicación, si es que puede llamarse así,

desaparece totalmente al terminarse la clase, por fuera de ella son agentes extraños el uno

del otro.

Concepción que respalda el Egresado E cuando plantea que:

“Pero el tema político, muy poco la verdad, la universidad no forma en la crítica, la

participación en espacios diseñados para jóvenes, en los que con orientación de la universidad

y de sus docentes podría alcanzar grandes trasformaciones sociales no se dan, dadas todas

las buenas ideas que como joven puedes generar, además que nos encontramos en una

posición de identificación de necesidades particulares que posiblemente no hayan sido

tomados en cuenta por otros, esta parte ha estado descuidada en el perfil del estudiante, No

es socialmente muy conocedora de realidades, por ende no se preocupa y peor aún no se

ocupa ni de sus intereses, ni los de los demás en estos temas.”

Lo anterior incita a plantear el siguiente interrogante: ¿la universidad es sinónimo de

educación?, si se revisa el concepto desde la antigüedad, la escuela clásica de Platón era

un lugar de aprendizaje voluntario y abierto donde se establecía un espacio propicio para el

dialogo, para compartir ideas, para establecer un pensamiento crítico y manifestar nuevas

experiencias, de esta forma se desarrollaba un contexto de aprendizaje práctico. Los

individuos que asistían estaban dispuestos a aprender y experimentar con el fin de

interiorizar dichas experiencias, no se pretendía plantar en los sujetos presentes ningún tipo

de conocimiento que buscara el fortalecimiento de una fuerza “politiquera”.

Lejos de ese modelo de escuela descrito anteriormente, hoy, se consolida con mayor fuerza

una universidad en la cual se amalgaman una cantidad de conceptos, con el fin de impartir

“conocimientos” predefinidos, con la fuerza necesaria para instaurarse en el imaginario de

cualquier sujeto, haciendo a la mayoría de ellos dóciles y fácilmente influenciables

“obedientes”, con una carencia de postura crítica frente a diversos acontecimientos y con la

idea de servir a un sistema que los acoge, haciendo de su pensamiento algo cerrado, sin la


posibilidad de proponer, crear e intervenir en asuntos de interés público y en la mayoría de

los casos con graves repercusiones sociales pero silenciosas.

La universidad y específicamente el currículo al no generar transformaciones sociales

tampoco se configuran como dinamizadores de la cultura, es allí donde la triada: educación,

cultura y sociedad se rompe y comienza cada uno a jalonar por su lado, de manera

amañada, pero siempre con un mismo interés, el de competir y producir.

En esa misma línea de consideraciones, es preciso darle paso a la siguiente apreciación:

“Considero que la universidad es más la carreta que hecha, cuando uno se ve enfrentado a la

realidad, se da cuenta que la universidad lo saca a uno con pañitos de agua tibia, inclusive

todavía recuerdo porque yo tenía compañeras que ya trabajaban y se presentaban casos en

determinada materia, en aprestamiento o en psicología educativa o en fin en cualquiera de las

áreas que veíamos en ese momento y se daban discusiones grandes, pues yo no tenía la

experiencia pero muchas compañeras si la tenían y llegamos a la conclusión de que una cosa

es lo que uno ve en la universidad y otra cosa es enfrentarse a la realidad”. - Estudiante C

Por los fragmentos de las narraciones citadas hasta este punto, se puede entrever que la

universidad, si bien, es un espacio donde se gana en conceptos y quizás en aprendizajes

por el solo hecho de generar intercambio con los otros, no es el lugar donde tienen cabida

las diferentes problemáticas que se presentan en el diario vivir, en la cotidianidad, estas

pasan a un segundo plano y el protagonismo queda en las grandes escuelas de

pensamiento, o en algunos teóricos que escribieron sus páginas en otro momento histórico,

y que no por ello dejan de ser importantes, simplemente no puede verse tan relegado a un

sujeto el cual es dueño de escribir su propia historia.

4.2.2. Discurso pedagógico desprovisto de ejercicio político.

Tal como se entiende desde Arendt, la formación del sujeto político es una construcción

expuesta continuamente a experiencias educacionales, no necesariamente amarradas a un


contexto formal, enmarcadas por la diferencia de pensamiento, manifestándose así una

heterogeneidad latente desde la identidad particular de cada individuo. Heterogeneidad que

paradójicamente se ha vuelto cada vez más homogénea por las pocas alternativas que

ofrece el sistema que nos rige, por mencionar algunas, la incitación permanente a la

competitividad sin importar los métodos que se utilizan en ella, solo interesa el llegar para

poder permanecer, otra y no menos grave que la anterior, es el afán desbordado por el

tener, solo importas y serás valorado por el potencial económico que posees.

El reto de la educación se encamina entonces en la formación de un sujeto capaz de decidir

hacer parte de algo diferente, entendiendo que no hay una sola o mejor forma de estar, es

cuestión de crear capacidades en él que le permitan la posibilidad de elegir, de auto

pensarse, de cuestionar el rol que desempeñan y esto no es otra cosa que formar

políticamente. Acá en este punto, el docente juega un papel importante, en cuanto es un

agente generador de dialogo y no un dictador quien ejerce el poder desde el uso de la

palabra, tal y como lo señala el Estudiante D:

“La verdad recuerdo muy pocos espacios para el dialogo y la participación, eran clases

bastante magistrales, donde el docente tenía casi siempre la primera y la última palabra.”

Las cátedras sobre formación política se han quedado solo en discusiones teóricas y

aisladas, donde los participantes se deben limitar en el mejor de los casos a escuchar en

silencio tales disposiciones y aceptarlas sin tener ninguna otra opción. No existen espacios

abiertos a la participación, debate y controversia pero si a la magistralidad, de esta manera

no es posible que exista un momento de comunión entre ellos como sujetos intersubjetivos.

Lo anterior nos avoca de nuevo a Freire específicamente a lo que él llamo concepción

“bancaria” de la educación, la cual opta por hacer del educando un sujeto pasivo, adaptativo

y totalmente moldeable: es un modelo de educación poco problematizador, alejado del

contexto real de quienes participan en él y sobre todo al que no le interesa generar la más


mínima noción de conciencia crítica porque sabe que es un arma de doble filo la cual puede

volcarse hacia él.

El sentir de las personas que prestaron sus voces para manifestarse frente al papel que

ocupa el docente y la universidad en ese camino de hacerse sujetos políticos, coincide con

Freire cuando establece que difícilmente el docente:

“Contribuye, de manera deliberada y consciente, para la constitución y solidez de la

autonomía del ser del educando. De modo general, se obstinan en depositar en los

alumnos pasivos la descripción del perfil de los contenidos, solo como los aprenden,

en lugar de desafiarlos a aprehender en lugar de sustantividad en cuanto objetos

gnoseológicos”. (Freire, 1997, pág. 105)

Es notable el creciente interés de la institucionalidad por formar profesionales con aptitudes

para reproducir el modelo económico, social y político actual, más que desarrollar en ellos el

carácter crítico y reflexivo.

Es precisamente esa falta de autonomía la que lo atrapa y envuelve para hacerlo un sujeto

fácilmente alienable, totalmente dependiente del consumismo y la productividad donde

encontró su mejor coartada para olvidarse del ser e inclinarse por el tener. La educación se

vuelve política en la medida en que el sujeto se vuelva consciente de su inacabamiento, de

que el proyecto humano es algo que nunca termina de darse por completo y que solo es

posible de ir tomando forma en el encuentro con los demás, es decir, en la esfera pública.

Este es entonces el panorama en el que se encuentra enmarcado el sujeto y la universidad

hoy, a esa negación directa por espacios de participación donde se generan controversias,

disensos, pero a la vez consensos y donde se toman decisiones que involucran

sentimientos, emociones y sentidos de comunidades enteras. Un testimonio real que se

suma a lo dicho anteriormente es el de Estudiante E:


“Durante la permanencia en la facultad, ha sido el gobierno universitario un tema ajeno a mi

formación. Ha sido para mí indiferente hacer parte de ello, ya que siempre se presentan los

candidatos, se eligen y hasta ahí llega su participación y reconocimiento ante la comunidad”.

La universidad, además de todo lo anterior, también ha sido permeada por los modelos

politiqueros, en tanto, los espacios creados para la participación democrática se convierten

en escenario de pocos por dos razones: la primera, porque una vez elegidos quienes los

representarán se aprovechan de su condición para materializar intereses personales ajenos

a aquellos que los posicionaron en el rol que desempeñan, y la segunda, al volverse un

ejercicio de poder y de estatus, los excluidos son cada vez más y los privilegiados menos.

“Considero que los espacios de disertación y debate son: “Hablemos con la decana”, las

cátedras abiertas enfocadas en nuestro interés epistemológico, las exposiciones al final de

cada semestre de los proyectos pedagógicos y algunas materias con las posiciones

ideológicas de sus docentes.” - Estudiante E

Es sin lugar a dudas más fácil para la instituciónalidad, “Pensar en seres humanos

dócilmente moldeables, para quienes incluso se quieren determinar condiciones futuras de

desempeño en el contexto social y laboral, como lo muestran las expresiones "hay que

unificar criterios sobre el tipo de ser humano que queremos formar"” (Roldán, 2009, pág.

25), Cuando buscamos la uniformidad o la homogenización en la educación también

estamos planteando de forma soterrada la homogenización en la forma de pensar y

comportamental de los sujetos.

En el marco del desarrollo de esta tendencia se expone claramente que los individuos más

que como sujetos políticos, se forman como profesionales con un alto conocimiento

"técnico", sin recibir incitación o estimulo de la universidad para formar parte de las

actividades políticas o de los espacios de participación e intervención pública.


Finalmente, el llamado es a contribuir desde la práctica pedagógica, no solamente en el

contexto universitario, sino, desde todos los lugares donde el aprendizaje sucede, a que el

conocimiento no se convierta en un acto como lo diría Freire:

“A través del cual, un sujeto transformado en objeto, recibe, dócil y pasivamente, los

contenidos que otro le da o le impone. El conocimiento por el contrario, exige una

presencia curiosa del sujeto frente al mundo. Requiere su acción transformadora

sobre la realidad. Demanda una búsqueda constante. Implica invención y

reinvención.” (Freire, 1988, pág. 10)

4.3. TRANSFORMACIONES CURRICULARES REQUERIDAS PARA APORTAR A LA

FORMACIÓN DE SUJETOS POLÍTICOS

Tan importante como entender lo que pasa actualmente con la formación y el entorno

académico y curricular de la facultad de educación de la Universidad de San Buenaventura

en cuanto a los aportes del currículo en la formación de sujetos políticos, el proponer

algunas transformaciones que permitan menguar la carencia que ha tenido esto dentro de la

misma institución y yendo más allá, seria pensar en la incidencia que tiene, el que estos

seres políticos ya formados serán los encargados de construir futuro cuando ejerciendo su

profesión provoquen esto en sus propios estudiantes, pensando en ellos como

multiplicadores de la condición política y humana en la sociedad.

4.3.1. Facilitar la experiencia política en el contexto académico.

El contexto académico como lugar de expresión del ser humano debe permitir y facilitar los

espacios dentro y fuera de sus instalaciones para el encuentro y la discusión libre, donde los


sujetos puedan reflexionar y participar activamente, donde puedan proponer ideas y

controvertir posiciones de forma pacífica, evitando así lo manifestado por Valencia &

Montoya, (2010) que se presenten en su lugar espacios alternos para la disidencia, siendo

el distanciamiento el medio para proponer nuevas ideas y sentidos, en ocasiones

representadas en el inconformismo silencioso y la resistencia, donde se presentan

manifestaciones violentas y enfrentamientos, la pertinencia de estos lugares se abre con el

fin de lograr que aflore y se haga explicito ese ser político que llevamos dentro.

Las cátedras que teorizan sobre construcción política deben ir en la dirección de

construcción de mentes socialmente aptas con capacidad de llevar el actuar y la acción al

unísono con el sentido ético del obrar en pro del colectivo, de reconocer el orden instituido,

permitiéndole al sujeto hacer práctica de aquellas teorías expuestas y así determinar si lo

que realmente se planteó ha impactado la acción consciente de los sujetos que se forman.

De esta forma los egresados manifiestan la necesidad de crear cátedras con énfasis en

valores que deben ir acompañadas de prácticas sociales que permitan vivir la experiencia

política en el mundo que habitan, dando así un sentido de integralidad a su formación,

siendo así incorporado desde el pregrado el concepto de sujeto político.

“Debiéramos volver a la cátedra de los valores y a ponerlos en práctica dentro del quehacer

educativo como tal, porque es que no nos podemos quedar en la carreta y en lo que fue y no

fue.” - Egresado A

"Como crear una cátedra donde se implementen y donde se puedan realizar prácticas, donde

se puedan desarrollar, vivenciar, que fuera como una cátedra práctica de valores por decirlo

de alguna manera" - Egresado E

De acuerdo con lo anterior, queda claro, que los espacios que se están prestando para esta

práctica, son limitados o poco permisivos a la manifestación del pensamiento de los

estudiantes, no permitiendo que surjan los espacios como los definidos anteriormente para

la manifestación de tales formas de pensar, es importante considerar como en las palabras

de Roldán (2006) que las instituciones educativas son escenarios inmejorables para la

formación y acción política de los sujetos, permitiéndoles hacer sus primeras


aproximaciones y definir sus criterios en torno a las relaciones intersubjetivas con quienes

comparten su existencia y exponer y debaten sus pluralidades.

Es notable el interés actual del ser humano por demostrar los progresos económicos y

científicos a todo nivel durante los últimos 25 años, que aunque ha ayudado a muchas

naciones a salir del subdesarrollo (Delors, 1996), lo han hecho sin importar las

desigualdades a las que esto conlleva, la degradación de la condición humana y como se ve

afectada la vida social, esto sin mencionar la misma incapacidad de ejercer la actividad

política tanto por los dirigentes como los sujetos que participan en las decisiones. En este

sentido, la institución está llamada a formar sujetos con actitud política que además estén

dotados de los elementos conceptuales y metodológicos que los habiliten para crear

ambientes educativos favorables a la configuración política de sus estudiantes, una vez

egresen y esto es imposible de lograr si no se ha tenido una experiencia formativa política

clara, mediada por un ejercicio ciudadano en espacios de libertad, equidad y reconocimiento

de las diferencias que es preciso tramitar, como se puede entrever en el siguiente texto:

“la universidad debería darnos esa posibilidad de poder interactuar con los docentes, que ellos

interactúen con nosotros y que nosotros interactuemos con ellos libremente." - Estudiante C

Aquí se hace latente la necesidad explicita de mejorar la comunicación entre docentes y

estudiantes, dejando abierta la posibilidad de manifestar sus ideas y poder compartir de

forma armónica debates formativos sobre practica ciudadana, permitiendo a las ideas,

pensamientos y sentimientos ser externalizados y evaluados por los diferentes actores.

“Pensar la educación de la ciudadanía desde el hilo roto de la tradición, y compartir lo

pensado, sólo puede hacerse desde un espacio conversacional, en vez de dogmático, es

decir, desde un espacio mental mediado por el libre intercambio de opiniones entre los

hombres y mujeres, alargando nuestra reflexión.” (Lopéz, 2005, pág. 5)

“Programar un curso crítico y analítico de formación política, que vaya más allá de las

concepciones democráticas y tecnicistas. Una oportunidad de encuentro con realidades

tangibles en la cotidianidad, pero invisibilizadas en la academia.” - Egresado D


“ preparar más al sujeto pero para enfrentarlo a la realidad a lo que nosotros estamos viviendo

en el aula porque tenemos que ser muy sinceros que los jóvenes de antes a los de ahora son

muy diferentes y nosotros no podemos ir y llenar a esos estudiantes de hoy en día de

conceptos solamente” - Estudiante A

Aunque resulta difícil pensar en la sociedad actual como una unidad (Lopéz, 2005), es

irremediable el hecho que la globalización nos ha alcanzado, por ello la capacidad reflexiva

de los sujetos se ve comprometida a un pensamiento más abierto pudiendo estar

implantado al mismo tiempo en condiciones sociales donde el participante puede compartir

o no temas ideológicos o de carácter democrático sin necesidad de tenerse que desplazar a

un lado u otro necesariamente, así se manifiestan los participantes, reconociendo que

aunque se puede estar dando una formación sobre el ejercicio político, todavía faltan

muchos temas por abordar, que permitan entender el nivel de participación política de los

sujetos.

“que desde la licenciatura se nos fomente en un pensamiento crítico, un pensamiento reflexivo,

pero no solamente con la reflexión de que solo me importa lo que está pasando en Medellín y

ya, no, es que yo hago parte de vivir en Colombia, vivo en un mundo.” - Estudiante D

Para ello y apoyándonos en lo expresado por López donde manifiesta que: “En nuestros

días, ya no es posible representarnos la sociedad de forma unitaria. Esta dificultad se

proyecta en nuestros problemas de identidad y en las formas tan dispares y contradictorias

de entender nuestro sentido de pertenencia.” (2005, pág. 7), se evidencia el reto y la

promesa tan grande que tiene la institucionalidad donde se manifiesta el compromiso socio-

político que esta debe cumplir, con el fin de propiciar los instrumentos indicados para asentir

la construcción de un mejor espacio de vida tanto nacional como personal sin el cual la vida

del sujeto estaría incompleta. (Lopéz, 2005)

De esta forma queda claro, que la intencionalidad de estos espacios de crítica, reflexión y

manifestación es el de formar a un sujeto con capacidades de construcción y transformación

de sociedad, en palabras de Touraine (1999, pág.67) "Un ser creador de sentido y de


cambio, e igualmente de relaciones sociales e instituciones políticas" Citado por (Roldán,

2006, pág. 3).

4.3.2. Cátedras y espacios para la formación política

Teniendo en consideración el planteamiento de Retamozo, (2011) sobre considerar la

constitución de los sujetos como inacabados y en proceso, obliga a la institución a revisar su

estructura, tanto frente a las oportunidades que ofrece en cuanto a la promoción de

espacios para la práctica, como a si los esquemas curriculares que posee favorecen y

facilitan la formación política de los sujetos que son atendidos. En este punto es importante

considerar lo expresado por Zemelman y Valencia (1990, Pág. 90) cuando plantean que:

“los sujetos deben ser vistos en su proceso de constitución, como condensadores de

historicidad” Citados por (Retamozo, 2011). Dejando manifiesto de esta forma, la imperante

necesidad de la existencia de espacios de formación y expresión en la universidad donde

sea posible despertar y afianzar el carácter político de los sujetos que se forman en ella.

"…lo primero que haría son dos cosas que en el programa se incluyera algo que ver con las

prácticas, incluso prácticas desde un 5 semestre o 6 semestre…se nos fomente que un

pensamiento crítico…en un pensamiento reflexivo" - Estudiante B

Es claro que la situación como se presenta actualmente, no permite que los estudiantes

reconozcan dentro de su proceso un panorama claro de formación política, lo que significa

que la institución no tiene claridad o no ha entendido realmente en lo que se fundamenta

una correcta práctica de la misma, de esta forma lo establece Marcuse, (1955) en su texto,

afirmando que: "Cualquier forma viable de acción política debe empezar por una idea de la

educación política", Citado por (Giroux, 2003, pág. 99) y continuando con Giroux, (1981c):

"…que permita a los educadores conocer mejor el modo en que docentes, alumnos y

otros trabajadores de la educación se convierten en parte del sistema de

reproducción social y cultural, especialmente tal como actúa mediante los mensajes y


valores que se constituyen por intermedio de las prácticas sociales del curriculum

oculto." Citado por (Giroux, 2003, pág. 102)

La formación política está seriamente relacionada con la formación ciudadana, como lo

plantea Freire (1990) si hablamos de analfabetismo político entonces también estaremos

hablando de la incapacidad para lograr la aparición de la consciencia crítica, así plantea que

la práctica educativa que tiende a la domesticación, debe cambiarse por una que vaya en

sentido de la liberación, Retamozo asienta este argumento diciendo: “…recuperar la

pregunta por la conformación de sujetos sociales y políticos y su lugar en los procesos de

reproducción y cambio social.” (Sujetos políticos: teoria y epistemología, 2011, pág. 85) y

así lo deja claro la intervención de los participantes en la que sugieren que se deben abrir

espacios como cátedras de formación ciudadana facilitando la participación de los

estudiantes.

"Para la formación de un sujeto político, considero que se necesita potenciar y fortalecer una

visión universal y libre del sujeto, del mundo y del contexto; aquellos en los cuales puedo

intervenir críticamente para transformarlos en pro de intereses sociales comunes." - Egresado D

Apoyándonos en la "concienciación" definida por (Freire, 1990) como el proceso mediante el

cual los seres humanos participan críticamente en un acto transformador, definimos la

necesidad por parte de los estudiantes sobre una formación más profunda acerca de las

realidades y necesidades sociales del contexto que ellos habitan y de esta forma poder

participar en el proceso de construcción de la historia que se desarrolla, recuperando su "…

derecho a la autoexpresión y a la expresión de la realidad, de crear y recrear, de decidir y

elegir y, en última instancia, participar del proceso histórico de la sociedad" (Freire, 1990,

pág. 70). Así lo manifiestan los participantes frente a la necesidad de espacios y asignaturas

para el ejercicio:

"Reevaluar en primera medida, las metodologías llevadas a cabo, debe haber mayor

coherencia entre la praxis y la teoría, ya que cada vez, se ven más aulas especialistas en

contenidos y menos en la potencialización de posiciones críticas y propositivas." - Egresado D


"Se requiere primero que todo formar en cada individuo la posibilidad de reconocerse como

sujeto de derecho, de liderazgo, autonomía y confianza.

Que tiene además de la posibilidad la obligación de interesarse por las decisiones que afectan

a su entorno." - Egresado C

Y esto se hace visible en el pensamiento Hannah Arendt cuando afirma que la práctica

política no es un medio para obtener o lograr satisfacciones personales, ni un medio para

ubicarse en la concepción popular de bien, para ella la práctica política se centra en el

compromiso social que tiene cada individuo de buscar lo mejor para la sociedad de la que el

hace parte como instrumento de cambio. (Lopéz, 2005)

De esta forma podemos concluir apoyándonos en Freire cuando expone que: "Uno de los

puntos importantes de la concienciación es provocar un reconocimiento del mundo, no como

mundo "dado", sino como mundo que esta dinámicamente en "proceso de creación"." (1990,

pág. 120) donde la institución desde sus propuestas y espacios permita que los sujetos que

allí se forman, puedan pensar, reflexionar y proponer soluciones a su propia realidad,

entendida esta como escenario social, donde la construcción se realiza entre todos, unos

con otros y no solo de forma individual.


5. DISCUSIÓN FINAL LA UNIVERSIDAD COMO ESCENARIO Y EL CURRÍCULO COMO ESTRATEGIA DE

FORMACIÓN Y MANIFESTACIÓN POLÍTICA.

El acercamiento comprensivo a los diferentes programas que conforman la Facultad de

Educación de la Universidad de San Buenaventura sede Medellín, y más concretamente a

los estudiantes y egresados que hicieron parte de esta experiencia, no solo ha permitido

responder a los requerimientos metodológicos de este ejercicio investigativo, sino también

traducir e interpretar sus narraciones que finalmente responden al sentir desde sus

cotidianidades e intersubjetividades.

Así mismo, este ejercicio ha permitido establecer algunas claridades frente a la concepción

que tienen estudiantes y egresados del sujeto político, además del papel que desempeña la

Universidad para el agenciamiento del mismo, pero sobre todo, los retos y tareas que

quedan pendientes para seguir avanzando en un tema que se pierde cada vez más en la

bruma de un sistema pensado y diseñado para acallar cualquier discurso que se ocupe de

resignificar lo humano en sus múltiples dimensiones por encima de lo que genere capital.

De ahí nuestro interés en plasmar en estas últimas páginas una reflexión que va más allá de

una simple crítica porque está sustentada en la valoración de lo que es la universidad, de

sus aportes al desarrollo de los diferentes campos disciplinares y también a la formación

humana dentro de la cual, gracias a los resultados que arroja este ejercicio investigativo hay

un aspecto importante por mejor que es la apuesta decidida en intencionada por la

formación política de sus estudiantes.

Si bien la universidad tiene un interés claro por la generación de conocimiento científico que

la ubique cuantitativamente en los mejores ranking y le permita el acceso a las

certificaciones de calidad para poderse mantener en el medio social como institución de

educación superior reconocida, valorada y demandada por la población estudiantil, no


puede olvidar la enorme responsabilidad que le compete como institución aportante a la

transformación del orden social inequitativo, violento y excluyente que lamentablemente

está a la base nuestra sociedad tanto antioqueña como colombiana, o dicho de otro modo,

la universidad está llamada a ser la generadora de equilibrio entre la sociedad del

conocimiento y la promoción de la vida humana en condiciones de dignidad para lo cual es

fundamental el desarrollo de la vocación política y el fortalecimiento de las formas de

organización colectiva.

La universidad debe configurarse como un escenario imprescindible que dota y permea

continuamente al estudiante de situaciones que propendan por su formación política; es a

través del currículo como dinamizador de la cultura misma que se puede acceder a esa

formación, por medio de las múltiples relaciones y acontecimientos que subyacen dentro de

este escenario educativo. Más allá de datos estadísticos y conceptuales, sin dar a entender

que son irrelevantes, la universidad debe consolidarse como un escenario sensible

socialmente hablando, donde se analicen los fenómenos que en ella y por fuera de ella

tocan al sujeto en formación, para así poder contrastarlos con las experiencias reales y

aterrizarlos a la vida cotidiana, es decir, al lugar donde todo sucede. En ese sentido, tanto la

universidad como los otros ámbitos de interacción social deben cruzarse en una relación

dialógica para la constitución de un sujeto eminentemente político. La universidad no puede

dejarse alienar por el discurso hegemónico del neoliberalismo, pues de ser así perdería su

norte y destinaria todas sus miradas a la producción de capital y generación de riqueza,

permaneciendo en el olvido la formación de sujetos reflexivos y críticos, lo cual puede ser

movilizado a través del currículo.

Todos estos factores mencionados implican un necesario replanteamiento de la función

social y sobre todo política que desempeña la universidad, si bien es cierto que la

globalización se ha convertido en un asunto familiar para este contexto, eso no significa que

no se pueda realizar una lectura local del sujeto y su entorno con la intención de aportar al

desarrollo global; globalización no puede traducirse en monoculturización, existe la

posibilidad de generar acciones críticas en el sujeto que le permitan encontrar caminos


diferentes mediante los cuales se avizoren mayores oportunidades de expandir su

subjetividad y aportar al desarrollo social de sus contextos de interacción.

Lo anterior implica búsqueda de alternativas que, además de acoger los intereses

particulares de los sujetos, les permitan participar activamente en la construcción y

transformación social, o dicho de otro modo, la universidad tiene la responsabilidad de

generar condiciones favorables al ejercicio político entendiendo por ello la posibilidad de los

sujetos intervenir en los asuntos que son comunes, en la toma de decisiones que los

afectan tanto a ellos como a sus grupos de referencia en sus contextos local, regional y

nacional. De esta manera los efectos de la globalización neoliberalizada no serían

aceptados de manera resignada sino que se convertirían en asunto de análisis y

controversia que amerita la construcción colectiva y consciente de formas de pensar y

actuar que tengan potencial transformador.

Así el carácter de la universidad sea privado por el origen de los recursos económicos que

la constitución no puede olvidar su condición de entidad prestadora de un servicio público

como es la educación que tiene como finalidad el desarrollo humano y la transformación

social, desde una perspectiva de equidad y justicia social, lo cual sólo será posible si en sus

programas se están formando sujetos políticos capaces de ver en la educación, más allá de

la oportunidad de escalar posiciones en un contexto marcado por el factor económico, una

oportunidad de transformar el orden social que excluye a muchos de las oportunidades del

desarrollo y aleja a los seres humanos convirtiéndoles en rivales unos de otros tras una

guerra de intereses individuales. Si bien el interés económico que hoy se encuentra como

trasfondo de lo educativo no se puede desconocer tampoco se puede dejar que ocupa el

único y primer lugar de los propósitos institucionales cerrando por ello espacios de discusión

y debate donde se pueden generar verdaderas soluciones a la problemática actual, así lo

expresan Cubides C., Guerrero, Aladier Salinas, Hurtado, & Restrepo:

"Metodológicamente se crearán condiciones para la expresión de horizontes de

sentido en las prácticas de organización juvenil, que darán cuenta de los individuos,


los grupos a los que pertenecen, sus redes sociales y los contextos donde actúan."

(2007, pág. 233)

La universidad debe fundar su práctica pedagógica en la formación de profesionales con

amplio interés por el desarrollo y la participación social, no permitiendo ser cobijados por el

capitalismo de estos tiempos, de esta forma se dará más relevancia a los profesionales con

verdadero interés y vocación política que permitan una verdadera transformación del mundo

y en su lugar se están formando intelectuales-empresarios con desconocimiento y

desinterés sobre las verdaderas implicaciones de su deber político y se están llevando de

esta forma a las prácticas politiqueras con intereses amañados que solo permiten la

ejecución de intereses propios, generando manifestaciones como: la corrupción, la

naturalización de la inequidad y la miseria.

Así dejará de ser la universidad un espacio de interés ocasional donde no se profundizan

temas de interés específico ni de planteamiento de soluciones que puedan transformar la

sociedad. Y se convertirá en el lugar donde los sujetos puedan gestionar su derecho

político, establecer debates sobre temas de interés común y depositar sus mejores ideas

apropiándose de los espacios establecidos para la formación y práctica política que esta

pueda generar reconociendo sus implicaciones en el desarrollo de la sociedad que habitan.

En cuanto al currículo y la importancia que consideramos debe direccionar este a la

formación política de los educandos no es precisamente porque sea un tema de moda o por

requerimientos de la sociedad de consumo, es simplemente por la necesidad contextuada

de irrumpir mucho más la dimensión de lo humano que el voraz afán de educar para ser

competente y productivo laboralmente. Si bien, no podemos ser ajenos al momento histórico

que nos tocó vivir y mucho menos a lo que trae consigo este sistema neoliberal en el que

nos encontramos inmersos, estamos llamados a hacer un alto en el camino para

desnaturalizar y analizar los sucesos que circunscriben al individuo cada vez más hacia la

productividad, competitividad y el consumo y dejar de pensar que son acontecimientos

consustanciales que en poco o nada afectan a un sujeto en construcción que propenda por

su formación y desarrollo integral.


Con relación a lo anterior, vemos en el currículo una estrategia de formación y socialización

política por medio de la cual se gesten relaciones, sentidos y vínculos en la que toma fuerza

el discurso de la subjetividad, la intersubjetividad y construcción social a partir de las

diferencias de cada persona. El sujeto que se forma como docente debe valorar más que su

saber técnico, la posibilidad que tendrá de intervenir y de dejar huellas a través de

aprendizajes significativos en la vida de sus semejantes, en este caso definidos como

estudiantes o aprendices pero en ningún momento como objetos o recipientes en los cuales

se deposita una información o unos contenidos previamente definidos. Pensada así, la

gestión curricular se convierte en la oportunidad de construir conocimiento fundamentado en

principios éticos y políticos que aporten a la formación de sujetos con capacidad de

interactuar movidos por esos mismos principios para darle un sabor más humano a cada

una de sus acciones individuales y colectivas.

Es la misma "crisis de soberanía" (Schmitt, 1984) frente a la que se tiene que enfilar toda la

fuerza y hacer caso como lo manifiesta Beck (2001) a que los peones se conviertan en

alfiles y ataquen al rey, al sistema, permitiendo así llegar a una estabilidad durante años

anhelada, prácticamente permanente que se ve manifestada no por el consenso sino por la

posibilidad de convivir con la diferencia en el mismo contexto social, permitiendo el continuo

cuestionamiento de la sociedad frente al proceder de quienes nos gobiernan, y

reconociendo que la institucionalidad no es para nada ajena a los vigentes procesos de

transformación en los escenarios social, cultural y político. Se debe fundamentar la

formación política desde el planteamiento del sujeto proponente, un sujeto que tiene la

capacidad de reflexionar sobre su realidad, cuestionar aquellas condiciones que lo aquejan

y llevarla a una transformación. De esta forma lo manifiesta López:

“Asimismo, el concepto de educación política y de ciudadanía exige comprenderlo

desde el contexto social, cultural y moral en los que nos encontramos, sin apartarlos

de la unidad histórica de sus orígenes.


Los conceptos, como las personas mantienen un punto de vinculación con sus

orígenes, con la tradición y el contexto social que les dieron su primer significado”

(2005, pág. 8)

Pero al contexto educativo universitario lo embarga una incertidumbre que plantea el

desconocimiento de la dirección que está siguiendo la escuela y la sociedad y no se percibe

de forma clara un punto donde estas al menos se crucen, un punto donde la escuela y la

sociedad sean transversalizadas por la política, hablando claro, de una sana práctica

política. Pero llegó el momento, no de seguir dicha dirección, sino al menos poderla

identificar con el objetivo de servir de peldaño en su construcción.

De este modo, se concluye que la universidad debe conocer y reconocer el entorno y sus

actores antes que los estudiantes lleguen a ella con el fin de poder encauzar y llevar a buen

fin todo este poder e interés de participación que se tiene frente a los espacios de

construcción política, entendiendo la universidad su importancia como agente educativo

político, permitiendo a los sujetos dialogar entre ellos y permitiéndoles replantear el

concepto de político como sujeto participativo y social.

La institución educativa tiene el deber de abrir esos primeros espacios de discusión y

debate para que aquellos que deseen participar logren madurar sus ideas y comprendan

que en la coparticipación esta la respuesta a tantas necesidades que posee nuestra

sociedad, aprender a respetar la posición del otro y reconocer en el otro, su contraparte,

como su complemento, de esta manera la oscuridad puede encontrarse con la luz y con ella

trazar formas diferentes que se puedan moldear de acuerdo a las necesidades que se

encuentren durante su danza, así podrán aparecer deliberadamente nuevos grupos con

ideales diferentes pero no menos válidos, definiendo así nuevos horizontes y delineando

nuevas rutas hacia el desarrollo de la sociedad que los acoge.

La institucionalidad debe establecer un margen de respeto frente a quienes la integran como

primera medida de la práctica política, en ella se encontrarán diferentes etnias y por ende

diferentes formas de pensar, trazadas por la tradición y la cultura y de esta manera permitir


que se estructuren espacios para el encuentro de quienes la integran, promoviendo el

respeto y la tolerancia. La universidad debe encontrar a cuestionamientos como “¿Por qué

no establecer una “intimidad” necesaria entre los saberes curriculares fundamentales para

los alumnos y la experiencia social que ellos tienen como individuos?” (Freire, 1997, pág.

32). De esta forma se podrán establecer relaciones cordiales entre los contenidos

curriculares y los individuos que integran el cuerpo de la institución, enfocados a explicar y

comprender cómo establecer relaciones enriquecidas que favorezcan antes que

obstaculizar el desarrollo de todos y todas.

Pero en este tránsito el encuentro con el conflicto podrá ser inevitable, pero permitirá ver el

pensamiento ajeno de forma divergente, no como una amenaza sino como la posibilidad de

repensar los argumentos, llevando a la reflexión y critica de la considerada realidad. De esta

forma se presentarán espacios donde se podrá deconstruir y reconstruir conceptos de

respeto, escucha y participación lejos de la agresión, es decir, se contará con espacios

favorables al ejercicio político que si bien tienen lugar dentro de la institución también es

parte de una apuesta ciudadana de formación en el escenario público, que prepara para

para el encuentro con el otro desde el respeto por las ideas, el consenso o el disenso.

Pero la universidad requiere de medios que le permitan revisar el ejercicio de su práctica

pedagógica en lo referente a la formación política y concientizarse de que el mejoramiento

"de la calidad de la educación implica la formación permanente de los educadores. Y la

formación permanente se basa en la práctica de analizar la práctica." (Freire, 1993, pág. 81)

Determinando así en qué puntos se debe poner mayor atención y cómo integrar los

conocimientos a la formación, la práctica y establecimiento de espacios para el ejercicio

político. La implementación de una formación política requiere de estructuras pedagógicas

que permitan una posición frente a la duda, la crítica, el debate y la curiosidad más allá del

solo derecho a que los sujetos nutran su conocimiento con teorías inmóviles, de esta forma

se podrán poner sobre la mesa de la práctica política, posiciones diferentes pero

respetables sobre temas o conceptos de interés común, sin predefinir intereses particulares

y voluntad abierta para la discusión de los mismos.


Finalmente, el proceso formativo debe dar cuenta de un estudiante con capacidad de

configurarse como sujeto, transformarse y ser consiente de un tiempo que es suyo, que le

pertenece, en el cual construye su historicidad y su biografía, por medio del encuentro con

los otros en espacios donde pueda circular libremente la crítica, la reflexión y la

transformación, características que configuran la politicidad del ser, de no ser así,

quedaríamos reducidos al simple hecho de vivir. En nuestras manos esta descubrirle a la

“globalización” significados y posibilidades diferentes a las que nos tiene acostumbrados.

“Existir es más que vivir porque es más que estar en el mundo. Es estar en

él y con él. Y esa capacidad o posibilidad de unión comunicativa del

existente con el mundo objetivo, contenida en la propia etimología de la

palabra, da al existir el sentido de crítica que no hay en el simple vivir.

Trascender, discernir, dialogar son exclusividades del existir. El existir es

individual; con todo, sólo se da en relación con otros seres, en

comunicación con ellos.” JASPERS K. Citador por Freire (2011, pág. 32)


6. BIBLIOGRAFIA

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