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ARROYO BOVEA, Marina. Impacto ambiental de la desecación del Mar de Aral. Laturbe: Revista euromediterránea de ciencias de la ciudad, del territorio y del medio ambiente [En línea]. Valencia, 2015. Nº 12. [ISSN: 2386-3471] Impacto ambiental de la desecación del Mar de Aral Marina ARROYO BOVEA Geógrafa medioambientóloga RESUMEN El Mar de Aral fue en su día el cuarto mar más grande del mundo, pero en la actualidad se encuentra reducido a una fracción de su extensión original. Las políticas soviéticas de agricultura desviaron el cauce de los dos principales ríos que le suministraban agua reduciéndolo poco a poco. La desecación de este mar trajo consigo numerosos impactos

MAR ARAL

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Muy buen documento sobre lo que le hizo la Unión Soviética al Mar Aral

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Page 1: MAR ARAL

ARROYO BOVEA, Marina. Impacto ambiental de la desecación del Mar de Aral.

Laturbe: Revista euromediterránea de ciencias de la ciudad, del territorio y del medio

ambiente [En línea]. Valencia, 2015. Nº 12. [ISSN: 2386-3471]

Impacto ambiental de la desecación del Mar de Aral

Marina ARROYO BOVEA

Geógrafa medioambientóloga

RESUMEN

El Mar de Aral fue en su día el cuarto mar más grande del mundo, pero en la actualidad

se encuentra reducido a una fracción de su extensión original. Las políticas soviéticas de

agricultura desviaron el cauce de los dos principales ríos que le suministraban agua

reduciéndolo poco a poco. La desecación de este mar trajo consigo numerosos impactos

ambientales para el lugar y consecuencias para la población local.

Palabras clave: Mar de Aral, agricultura, desecación, desastre ecológico,

impacto ambiental

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Introducción, caso de estudio

La desecación del Mar de Aral es una de las mayores catástrofes ecológicas ocurridas en

el mundo. En su día el cuarto mayor lago de agua salina del mundo, contando con más

de 66.000 km2 y con una cuenca receptora superior a los 900.000 km3; actualmente se

ha visto reducido en un 75% de su área y en un 90% de volumen (Fayanás, 2013).

Localizado en Asia Central entre el sur de Kazajstán y el norte de Uzbekistán, el Mar de

Aral recibía entre 50 y 60 km3 de agua por año de los ríos Amu-Dar’ya (por el sur) y

Syr-Dar’ya (por el norte) hasta mediados de los 80 (Wucherer, 2013). En la actualidad

apenas recibe de 2 a 5 km3 de agua por año (Wucherer, 2013).

La drástica reducción de caudal empezó en los años 60 debido a la decisión del

gobierno de la antigua Unión Soviética de desviar el cauce de los ríos Amu-Dar’ya y

Syr-Dar’ya para favorecer la agricultura de irrigación en una zona desértica. Esa

decisión ha provocado la desecación de la mayor parte del Mar de Aral junto con

numerosas consecuencias e impactos derivados de ello tales como el aumento de la

salinidad, la contaminación de las pocas aguas que quedan, la aparición de problemas

sanitarios etc. que afectan la vida de miles de personas.

La desecación del Mar de Aral es una catástrofe ecológica que afecta a todo el planeta

por lo que se han realizado numerosos estudios sobre cómo frenar su desaparición y

paliar sus efectos.

Causas del desastre

El desvío de los caudales de los ríos Amu-Dar’ya y Syr-Dar’ya es la causa principal de

la desecación que ha afectado al Mar de Aral en las últimas cuatro décadas. El principal

objetivo de su desvío fue el suministro de agua a los campos de agricultura extensiva

que el gobierno de la URSS situó en las llanuras de los actuales Kazajstán, Uzbekistán y

Turkmenistán, una zona muy poco adecuada para este cultivo tan agresivo en agua. Los

objetivos de la URSS situando la agricultura en ese lugar eran: cuadriplicar la

producción bruta de algodón, aumentar la producción de hortalizas y frutas, proveer a

las repúblicas de Asia Central con arroz para aprovisionar y exportar, y poder dar

empleo a toda la población local. En las décadas de los 70 y 80 se pusieron en

producción más de 7,5 millones de hectáreas, lo cual ha provocado que la extensión del

Mar de Aral haya descendido más de un 85% (Fayanás, 2013).

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Los avances tecnológicos y la extracción de agua a gran escala son los principales

culpables de la desecación de la cuenca del Mar de Aral, cuyo aprovisionamiento de

agua dependía principalmente del agua proveniente de los ríos Amu-Dar’ya y Syr-

Dar’ya, y de manera secundaria de agua subterránea y de precipitación para mantener

los niveles en superficie. La salida principal del agua del Mar de Aral es la evaporación

de la misma, lo cual contribuye a los procesos de salinización de las aguas. Al retirar el

agua de los ríos para emplearla con fines agrícolas de riego, el agua de las corrientes y

de los flujos se reduce de tal manera que se impide la recarga del mar. Por consiguiente,

el sistema se desequilibra y la evaporación se produce a un ritmo mayor que la recarga,

lo que provoca una disminución drástica en superficie y volumen del agua del Mar de

Aral.

Impactos en el medio

El principal impacto en la desecación del Mar de Aral ha sido sin duda la desaparición

de la mayor parte de su caudal de agua. El flujo del río ha disminuido rápidamente

desde la década de los 60. La evaporación neta también se ha reducido pero a un ritmo

más lento que el aporte de agua, por lo que ha habido un déficit neto del aporte hídrico

en el mar. El nivel del agua del Mar de Aral ha descendido aproximadamente 23 metros

desde que se iniciaron los desvíos del agua de los ríos Amu-Dar’ya y Syr-Dar’ya. El

rápido descenso del nivel de agua del Mar de Aral y la aceleración en la tasa de pérdida

de agua, se debe a la retroalimentación positiva entre la evaporación y la temperatura

superficial del mar. A medida que el mar va perdiendo agua, se va haciendo menos

profundo, por lo que la radiación solar entrante para un área determinada ahora tiene

que calentar un volumen de agua menor, y por ello la temperatura superficial del mar

aumenta de manera más rápida. A su vez, esto reduce la humedad específica de la

superficie, lo cual aumenta aun más la tasa de evaporación, creándose un bucle de

retroalimentación positiva. Otro factor que ha acelerado la evaporación, ha sido la

salinización del mar que ha provocado una estratificación vertical por la cual la

superficie del Mar de Aral tiene una concentración de sal mucho menor que el fondo,

calentándose de esta manera más rápidamente que si la concentración de sal estuviera

repartida de manera más homogénea.

El nivel de salinidad en el Mar de Aral aumentó drásticamente debido a la reducción en

la obtención de agua y a la mayor evaporación, pasando de aproximadamente 10g/l de

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sal, a más de 100g/l, provocando la muerte de la mayoría de especies marinas que

habían logrado sobrevivir (Thompson, 2008). El principal problema del área, es que al

pasar por el desierto los ríos recogen los compuestos de los residuos de sal del suelo, lo

cual se traduce en una mayor salinidad, aunque puede reducirse al pasar por las zonas

irrigadas. Las presas pueden afectar a su vez a la salinidad reduciendo su variabilidad

con el paso de las estaciones. La mayoría de peces que habitaban el Mar de Aral

murieron a causa de la desecación, y muchos otros a causa del aumento en la

salinización de las aguas. Se introdujeron otras especies de peces en la década de los 90

y se intentó introducir agua para compensar la salinidad, pero los esfuerzos fueron en

vano (Thompson, 2008). La salinidad no afecta solo al mar, sino también a la tierra de

alrededor, lo cual ha conducido a la erosión del suelo que ha llevado al uso extensivo de

fertilizantes. Estas prácticas abusivas de fertilizantes deterioran aún más el suelo y

aumentan la polución del Mar de Aral a través de la circulación de las aguas

subterráneas, y del aire a través de las tormentas de arena.

La región del Mar de Aral ha sufrido una desertización significativa provocada por la

desecación de sus aguas. Caracterizada por la degradación de la tierra y los recursos

naturales hasta el punto en el que ya no se pueden utilizar, la desertización en la región

del Mar de Aral ha contribuido al aumento de la salinización que ha provocado la

muerte de un 40% de las especies vegetales de la zona (Thompson, 2008). La

disminución de la cubierta vegetal protectora ha tenido como efecto secundario la

intensificación de los vientos, lo cual ha causado un aumento en la cantidad de

tormentas de arena en la zona. Todo ello ha impactado también sobre la actividad

económica que fue su causa: la salinización y desertización han destruido 6 millones de

hectáreas de tierras agrícolas (Thompson, 2008).

La desecación del Mar de Aral ha aumentado considerablemente el número de

tormentas de polvo y sal en la zona. Antes, la presión de las aguas superficiales del Mar

de Aral humedecía los vientos ejerciendo una función protectora frente a estos procesos.

Al haber menos agua, esta función protectora disminuyó su eficacia. A su vez el

retroceso del mar dejó atrás una gran cantidad de sal que recogen los vientos junto con

la arena y polvo del desierto, creando fuertes tormentas de polvo que pueden llegar a ser

de 150 km de ancho (Thompson, 2008). El polvo del Mar de Aral ha llegado a

encontrarse a 500 km de su origen, y parte de la sal ha llegado a alcanzar los suelos

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irrigados arruinando cultivos incluso en zonas alejadas del Mar de Aral (Thompson,

2008).

La desecación del Mar de Aral ha tenido un impacto sobre las temperaturas

superficiales del mismo. Las temperaturas de la zona en verano han ido en aumento,

mientras que las temperaturas en invierno han ido en descenso. Esto se explica porque

el mar, al perder volumen, reduce su capacidad calorífica y por ello se calienta y enfría a

un ritmo más rápido. Las variaciones en las temperaturas a lo largo del día también han

aumentado. En cierto modo el área ha comenzado a mostrar un clima de monzón

caracterizado por un cambio estacional de las temperaturas debido al calentamiento y

enfriamiento del mar. La desecación del Mar de Aral también ha provocado un descenso

en la cantidad de hielo que lo cubre en el periodo hibernal. Esto es debido al incremento

en la concentración de sal, lo cual disminuye el punto de congelación provocando que

las temperaturas deban ser menores para que haya hielo.

La desecación del Mar de Aral se ha producido en un periodo de cambio climático.

Antes de su desecación, el Mar de Aral regulaba el clima de la región suavizando los

fuertes vientos siberianos en invierno, y enfriando la zona en verano. El aumento de la

temperatura en la región debido a la desecación del Mar de Aral es difícil de medir, pero

es patente con los cambios de las temperaturas tanto en invierno como en verano. El

descenso del nivel del Mar de Aral y el aumento de las tormentas de polvo han

cambiado el clima de la zona y del planeta, ya que el sistema está interconectado. Esto

ha llegado a provocar un descenso en la capa de hielo en los glaciares y en las montañas

cercanas ya que el grado de fusión es mucho mayor que antes, y hay menos humedad en

el aire para reemplazar la nieve.

La desecación del Mar de Aral ha tenido muchos impactos medioambientales: desde el

cambio de color de sus aguas debido a cambios en el sedimento, hasta consecuencias en

el cambio climático; pero también ha tenido graves consecuencias en la vida de la

población de la zona.

Consecuencias para la población

Los impactos de la desecación del Mar de Aral han tenido importantes consecuencias en

las vidas de la población de la región. Esta catástrofe ecológica ha tenido consecuencias

tanto medioambientales como socioeconómicas y para la salud y vida de las personas.

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Económicamente el nivel de vida se ha reducido ya que mucha gente está desempleada.

La pesca en el Mar de Aral, una de las principales actividades económicas en la zona

antes de que comenzara a ganar terreno la agricultura, cesó por completo en los años 80

debido a la desaparición de especies por la falta de agua y gran salinidad de las aguas

(Walters, 2010). El transporte marítimo y otras actividades relacionadas con el mar

disminuyeron también en importancia mientras la actividad agraria aumentaba. El

aumento de desempleo provocó un éxodo de la población, lo cual fue en contra de los

planes del gobierno que pretendía crear trabajo mediante la agricultura.

La calidad del agua en la zona ha disminuido mucho, y lo ha seguido haciendo debido al

aumento de la concentración de sal, contaminación bacteriológica y la presencia de

pesticidas y metales pesados (UNEP, 2008).

Las condiciones sanitarias de la población de la región han empeorado mucho debido a

las condiciones socioeconómicas y medioambientales, y a las políticas de asistencia

sanitaria desde la caída de la Unión Soviética. La presencia de enfermedades tales

como anemia, cáncer y tuberculosis y la cantidad de alergias de la población de la zona

están en aumento. La esperanza de vida en Kazajstán ha disminuido de 64 a 51 años,

siendo las mujeres y los niños los más afectados. Las tasas de mortalidad infantil son

muy altas, y los problemas durante el embarazo y el parto se han incrementado debido

al aumento en la polución del ambiente (Ataniyazova, 2008).

Los numerosos impactos y consecuencias negativas de la desecación del Mar de Aral

han provocado la preocupación de numerosas organizaciones internacionales y los

intentos de salvar e intentar recuperar el lugar.

Intentos de recuperarlo

De manera ideal, cualquier intento de restaurar el Mar de Aral incluye los siguientes

objetivos: la reposición de las aguas del Mar de Aral, la restauración de un ecosistema

estable, la disminución de sal y polvo, y la mejora de los microclimas.

El primer intento de preservar el Mar de Aral fue realizado en 1990 a nivel local por la

gente del lugar construyendo una presa artesanal con arena. Esta presa improvisada

estabilizó las aguas del Pequeño Aral (parte norte de lo que queda del mar) evitando de

esta manera que se perdieran en el desierto. Debido a los medios poco rudimentarios

con los que se construyó, la presa tuvo que ser reparada y reconstruida varias veces

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hasta que se abandonó (Thompson, 2008). Esta iniciativa evolucionó hasta convertirse

en un proyecto financiado por el Banco Mundial de preservación del Mar de Aral.

En 2005 Kazajstán construyó una presa de 13 km entre el norte y el sur del mar con

financiamiento del Banco Mundial, condenando a la parte sur que se consideró

insalvable (Thompson, 2008). De esta manera, todo el agua del Syr-Dar’ya que fluye

por el desierto y llega al mar se queda en la parte norte del Mar de Aral en vez de

perderse. Este proyecto y la mejora en los sistemas de irrigación han permitido que el

agua del río llegue mejor, y que la superficie y el volumen del Pequeño Mar de Aral

incrementen. El aumento en el nivel de agua proporcionó mejorías para la biodiversidad

reapareciendo especies vegetales y animales que llevaban años desaparecidas de la

zona. Esto también permitió la vuelta de parte de la población a sus actividades

tradicionales como la pesca, pero a una escala mucho menor.

Además de recuperar el Mar de Aral existen proyectos para revitalizar la tierra. Uno de

ellos trata de replantar la superficie abandonada por el mar usando especies indígenas

para que se aumente el ritmo de regeneración atrayendo de esta manera a otras especies

animales y vegetales (Wucherer, 2013).

Han habido muchas propuestas para intentar conservar el Mar de Aral. Entre ellas

destaca el proyecto dar la denominación de Patrimonio de la Humanidad al Mar de Aral.

De esta manera la UNESCO pretende lograr una cooperación entre los distintos grupos

étnicos y políticos, y atraer la ayuda internacional, en un intento de recuperar parte del

sur del Mar de Aral.

Otras medidas que se han propuesto para la recuperación del Mar de Aral han sido: el

transvase de aguas procedentes de lugares como el Mar Caspio o los glaciares de

Siberia, medidas para aumentar la precipitación, la instalación de plantas

desalinizadoras, el cultivo de especies menos exigentes en agua, la instalación de

sistemas de regadío más eficientes etc.

Es evidente que devolver el Mar de Aral a su estado original es imposible, pero sí es

posible paliar los efectos negativos infringidos por las actividades productivas del lugar.

Conclusión

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El algodón y el trigo son dos de los cultivos mundiales que más agua precisan, sin

embargo su cultivo se decidió localizar en una zona árida. La mala gestión y el priorizar

la actividad económica sobre el medio ambiente provocaron este desastre ecológico que

ahora tiene difícil solución.

Se han realizado varios proyectos con la intención de preservar lo que queda del Mar de

Aral, siendo el que más éxito ha tenido la construcción de la presa del Pequeño Mar de

Aral. Esta presa, financiada por el Banco Mundial, ha condenado a la parte sur del mar,

pero ha conseguido salvar la parte norte reteniendo el agua del Syr-Dar’ya permitiendo

que la superficie y el volumen del Pequeño Mar de Aral incrementen. Es evidente que

devolver el Mar de Aral a su estado original es imposible, pero sí es posible paliar los

efectos negativos infringidos por las actividades del lugar.

Para mejorar las condiciones de vida de la gente de la región del Mar de Aral se

deberían realizar varios cambios en la gestión y en el uso de los recursos. En cuanto a

las actividades económicas deberían abogar por una diversificación del sector agrario

para reducir la cantidad de agua que se consume y se desperdicia. También se debería

emplear tecnología para mejorar el rendimiento de los cultivos y del riego, empleando

por ejemplo sistemas de riego por goteo, ya que consumen menos agua. En cuanto al

consumo de agua, se debería utilizar en mayor medida el agua subterránea y menos las

aguas superficiales de las cuales se disponen menos y la calidad es peor.

La producción agrícola de la zona del Mar de Aral ha aumentado a lo largo de los años

por lo que los objetivos de los planificadores de la antigua Unión Soviética y de los

actuales planificadores de las distintas repúblicas han sido cumplidos. La superficie de

irrigación en esta zona ha aumentado en gran medida produciendo grandes cantidades

de algodón y arroz que consumen mucho agua. Los objetivos han sido cumplidos pero,

¿a qué precio?

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