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Maridaje quesos y vinos
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MARIDAJE DE QUESOS Y VINOS
Maridaje es la consecución de la armonía y complementación del alimento y la
bebida y de esta reflexión partimos.
El concepto en general para poder maridar un queso con un vino es atenernos a una serie
de reglas que vamos a desarrollar en adelante con nuestras selecciones de queso y vino.
La clave para entender el porqué de ciertas sensaciones es, por ejemplo: un vino puede
ser dulce, ácido, amargo, sabroso, elegante… lo mismo que un plato. Por eso, los
maridajes deben formarse alrededor de equilibrios entre el plato y el vino. Las
sensaciones explotarán en nuestra boca también con un paladar único.
A veces, el desequilibrio de un plato con un vino aporta sensaciones gustativas de
auténtico placer. Así tenemos el ejemplo de un queso azul: amargo, seco, potente, con
mucho gusto en la boca e intenso aromáticamente, combina muy bien con un vino dulce
de Pedro Ximénez, que es gustativamente opuesto: dulce, con un paladar sedoso, con
frutas pasificadas, casi hasta empalagoso. Esta mezcla es de gran desequilibrio entre los
dos productos, pero hace que en nuestros sentidos resurja una explosión de placeres
contradictorios muy interesantes.
Tenemos que tener presente que, hacer un decálogo sobre el maridaje, sería muy
temerario por nuestra parte; pensemos que aquí influyen los sentidos (los nuestros),
nuestros gustos y sabores personales, nosotros aportaremos una opinión privada,
aconsejando algunas normas que sirvan como referencia, aclarando previamente que
forma parte de gustos personales y que trataremos con prudencia y basadas en
experiencias realizadas en nuestros diferentes maridajes y valorando las sensaciones de
ambos productos en su fusión.
Para el maridaje de los quesos debemos diferenciar una serie de aspectos como son el
tipo de leche de origen, el método de elaboración y el tiempo de maduración de los
diferentes quesos.
SEGÚN EL TIPO DE LECHE
Se presenta a continuación la leche de vaca, la de cabra, la de oveja y las posibles
mezclas entre ellas.
Leche de vaca
Queso Tetilla, queso Mahón, queso de Cantabria, queso de L´Alt Urgell y la Cerdanya,
queso Arzúa-Ulloa, queso Casín, queso San Simón da Costa, queso Afuega´l Pitu y queso
Cebreiro.
Se puede decir que, con el riesgo de generalizar, estos quesos en sus diferentes
elaboraciones tienen un denominador común como son la suavidad, quesos de una
intensidad aromática media-alta y textura semidura pero cremosa.
Los vinos ideales serían, teniendo como referencia estos datos, vinos ligeros y frescos
tanto blanco como tintos, (estos con poca crianza), y sin olvidar los finos y manzanillas
de Andalucía como tampoco los vinos dulces elaborados con Moscatel, y Malvasía.
Leche de cabra
Queso Ibores, queso Majorero, queso Palmero, queso de Murcia al Vino y queso de
Murcia.
En éstos quesos combinan bien con blancos jóvenes y frescos (recordemos albariños,
vinos de Rueda, de Penedés), en los tintos podemos incluir vinos de media crianza y
de crianza de zonas como Ribera del Duero, Rioja, Bierzo, Mancha, Jumilla en Murcia con
sus Monastrell, Alicante, Campo de Borja con sus Garnachas Viejas en Zaragoza y vinos
de Andalucía en este caso, además de Fino y Manzanilla, podemos subir un poco las
sensaciones con olorosos, amontillados viejos y manzanillas pasada que armonizarán bien
con los quesos de cabra.
Leche de oveja
Queso Manchego, queso Idiazábal, queso Roncal, queso de la Serena, queso Zamorano,
queso Torta del Casar y queso Flor de Guía.
Ante esta selección de queso y sabiendo su elaboración, vamos a optar por una selección
de vinos más estructurados con vinos blancos con fermentación y crianza en robles
como son algunos vinos de Navarra, Penedés (de Xarello sobre todo), La Mancha, Riojas
(de viura con bastante crianza) y Godellos con crianzas en lías de Galicia.
Para los tintos buscaremos vinos con una crianza alta como Reservas y Gran
Reserva de zonas como Ribera del Duero, Bierzo (con sus Mencías), Riojas, Navarra, La
Mancha, Cariñena en Aragón, Prioratos y Monsant en Cataluña.
De los vinos de crianza oxidativa de Andalucía elegiremos los olorosos secos, (Jerez y
Montilla-Moriles) y manzanillas pasadas (vinos parecidos a los olorosos en Sanlúcar de
Barrameda- Cádiz).
Estos últimos combinan muy bien con los quesos elaborados con notas ahumadas como a
veces se elaboran los Idiazábal y los de pasta cremosa casi untable como son el queso de
la Torta del Casar y queso de la Serena.
Quesos de mezcla
Cabrales, queso Picón Bejes-Treviso, quesucos de Liébana, queso Gamoneu o
“Gamonedo” y queso de Valdeón.
En los quesos de esta clasificación vamos utilizar vinos con gran estructura y potencia,
ya que son quesos con pasta enmohecida parcialmente o en su totalidad como el
Cabrales y donde el desarrollo de las levaduras y las enzimas en su maduración han dado
lugar a sensaciones gustativas intensas con notas picantes, intensas, untuosidad en
la boca y por ello vamos a necesitar vinos profundos, con persistencia y sabrosos a
la vez.
En blancos quizás lo más ideal serían vinos dulces naturales o naturalmente dulces
como pueden ser los moscateles de Andalucía (Málaga) y Alicante (si son con un poco de
crianza en barrica, como hacen algunos en Andalucía mejor), Malvasías de Canarias y
Sitges en Cataluña.
Si vamos a utilizar vinos tintos, nuestra selección será unos tintos con carácter y
sabroso como son nuestros vinos de licor de la zona de Cataluña (Priorato, Monsant,
Empordá-Ampurdán) en Cataluña, nuestro famoso Fondillón en las elaboraciones
modernas con un color rojo vivo y donde predominan las notas frutales de la uva
Monastrell y alguna elaboraciones de vinos dulces tintos que se están haciendo en la
Mancha actualmente, muy interesantes y de gran calidad aun siendo pocas. Este tipo de
tintos nos ayudarán a deleitar nuestro paladar con quesos de estas características.
Y las elaboraciones de Pedro Ximénez de Andalucía con esos vinos untuosos,
profundos, sabrosos y dulces de zonas como Málaga, Jerez y Montilla-Moriles, que
harán un auténtico placer esa armonía de contrastes de sabores que se realzan el uno al
otro, comentario que aparece en nuestra introducción al maridaje, donde explicamos que
se puede hacer maridaje por sintonía de sabores y aromas, pero también por
oposición de los mismos como es el caso. La experiencia de un Cabrales con uno de
estos Pedro Ximénez viejos será de una gran armonía para deleite de nuestro paladar y
nos reconfortará agradablemente; viendo como dos notas contradictorias picante, salado,
amargo con notas dulces, caramelizadas, sedosas se mezclan entre sí dando paso a unas
sensaciones placenteras y en sintonía para nuestro disfrute.
SEGÚN EL MÉTODO DE ELABORACIÓN
Se distinguen tres métodos de elaboración de los quesos en función de su pasta: blanda,
prensada y enmohecida. Según esta clasificación se presentan las variedades de quesos.
Quesos de pasta blanda
En este apartado tenemos quesos como son: Queso Tetilla, queso Torta del Casar, queso
Flor de Guía, queso San Simón Da Costa, queso Afuega´l Pitu, queso de Valdeón, queso
de la Serena, queso Picón Bejes-Tresviso, quesucos de Liébana y queso Camerano.
Quesos de pasta prensada
Queso de L´Alt Urgell y la Cerdanya, queso Arzúa-Ulloa, queso Casín, queso Gamoneu o
“Gamonedo”, queso de Murcia al vino, queso de Murcia, queso Cebreiro, queso Majorero
(semiprensado), queso Manchego, queso de Cantabria, queso Idiazábal, queso Roncal,
queso Zamorano, queso Mahón, queso Inores y queso Palmero.
Quesos de pasta enmohecida
Queso Cabrales, queso Pico Bejes-Treviso y queso Afuega´l Pitu (pasta exterior
enmohecida).
SEGÚN LOS TIEMPOS DE CURACIÓN
En función del tiempo de curación se distinguen quesos frescos, semicurados, curados y
con curación superior a 6 meses.
Quesos frescos y quesos oreados
Estos quesos los maridaremos con:
Vinos blancos jóvenes, suaves, frescos como pueden ser los vinos andaluces como los
moscateles secos y los del marco de Jerez (los finos) y de Sanlúcar de Barrameda (la
manzanilla), los blancos de D.O. Rueda hechos con la variedad Verdejo, de la D.O.
Mancha elaborados con la variedad Airen, los D.O. Valdeorras elaborados con la
variedad Godello y algunos espumosos jóvenes como son los cavas.
Vinos tintos seleccionaremos tintos jóvenes del año como los Riberas del Duero, los
Riojas, los vinos de la Mancha, de Cataluña donde destacamos los elaborados con la
variedad Tempranillo, tenemos los vinos elaborados con la variedad Mencía de
Galicia y en León en la zona del Bierzo. También encontraremos vinos ideales en la zona
levantina y las nuevas zonas de elaboraciones de vinos tintos de Andalucía como en
la serranía de Ronda, la sierra de Granada y la alpujarra entrando en tierras de Almería.
No quisiera dejar pasar la presencia de los vinos tintos elaborados por el método de
maceración carbónica (recordemos que son vinos que por su elaboración son ligeros, de
buena acidez y muy frutales aromáticamente). Estos vinos a una temperatura de unos
12ºC son realmente fantásticos para tomar un aperitivo con queso fresco.
Los rosados jóvenes y ligeros como los elaborados con la variedad garnacha de la
D.O. Navarra, Cataluña y La Mancha que también irían bien con este tipo de queso.
Todos estos vinos nos reportarán una agradable sensación gustativa con estos quesos sin
maduración y que son ligeros y cremosos al paladar.
Quesos semicurados
Queso con una maduración de 3 a 6 meses de curación. Los quesos con una media
maduración serán maridados con:
Vinos blancos. Elegiremos blancos de crianza biológica como son los finos y
manzanillas, blancos jóvenes, con frescura, de variedades como los verdejos de
Rueda, Airén de la Mancha, Xarello de Cataluña, albariños y godellos de Galicia, viuras
de Rioja, en definitiva blancos sin crianza ni fermentación en barricas, tal vez
podríamos utilizar algunos albariños, godellos y xarellos con crianza en lías.
Vinos tintos. Tintos jóvenes y tintos elaborados por el proceso de maceración
carbónica y en este caso podremos incluir vinos tintos con una crianza corta de seis
meses: los denominados Tintos Robles. Recordemos las crianzas de los vinos españoles
donde aparece una crianza intermedia de 6 meses a 9 meses en roble que recibe el
nombre de Roble. En éstos destacaremos los elaborados por estos métodos de las
Denominaciones de Origen de Rioja, Ribera del Duero, La Mancha, Bierzo, Monsant,
Jumilla y Alicante.
También incluiremos los vinos de corta crianza de Andalucía en la Serranía de Ronda
(Málaga), la Sierra Norte de Granada, en la provincia de Almería y Sierra Norte de Sevilla y
Córdoba.
Vinos rosados jóvenes y frescos en especial los de Navarra, Cataluña, Ribera del Duero
y especialmente los elaborados en la provincia de Zaragoza en las Denominaciones de
Origen de Campo de Borja y Cariñena.
En caso de preferir algún espumosos optaríamos por aquellos que hayan tenido un
poco de crianza que les aporte más estructura.
Con este tipo de quesos también podemos incluir otro tipo de vinos como son las
malvasías dulces de Sitges (Cataluña) y de Islas Canarias, como moscateles jóvenes
de Málaga y Alicante.
Quesos curados y quesos con una curación superior a 6 meses
En este tipo de quesos los vinos que escogeremos serán vinos con una mayor
estructura, ya que los quesos con este tiempo de curación han ganado y evolucionado en
sus aromas y sabores con una gama de aromas más profunda y sabores más fuertes por
la mayor degradación de las levaduras y por las fermentaciones de la flora láctica.
Los vinos que pueden ser ideales para estos quesos serán:
Vinos Blancos. En este caso seleccionaremos blancos que hayan tenido fermentación y
crianza en barricas de roble, ya que aunque parezca inapropiado combinarán bien con
estos quesos.
Este tipo de queso con su potencia gustativa (gran estructura, sensaciones picantes,
consistente masa, etc.) provocará sensaciones secantes en nuestra boca por lo que estos
vinos blancos estructurados, con cuerpo, grasos y persistentes, pero con una buena
acidez nos ayudarán a refrescar y limpiar nuestro paladar de esa sequedad haciendo más
agradable la degustación de estos dos productos juntos. Vemos una vez más que el
maridaje puede darse por contraposición de dos productos, quedando igualmente en
ciertos casos como este en una buena armonía.
Vinos tintos. En esta ocasión los tintos que elegiremos serán tintos con una buena
crianza en roble como son los Reservas y Grandes Reservas que con su mayor periodo
de crianza equilibran y armonizan mejor con estos quesos más potentes y
consistentes.
En este apartado tenemos todas las zonas que elaboran sus tintos con estos periodos
largos de crianza en roble (Reserva y Gran Reserva) más conocidas como son Rioja,
Ribera del Duero, Mancha, Navarra, Penedés, etc., pero vamos a destacar algunas zonas
diferentes cono son los vinos de Toro en Zamora, del Priorato y Monsant en Cataluña, los
de Jumilla en Murcia, los de Alicante, Cariñena y Campo de Borja en Zaragoza, Badajoz
en Extremadura, Serranía de Ronda, Sierra Norte de Granada, Almería y Sierra Norte de
Sevilla y Córdoba en Andalucía, Bierzo en León y alguna más que seguro se nos escapa.
Vinos rosados. Si fuera nuestra elección un vino rosado seleccionaríamos un rosado
fermentado en barrica que nos aporta mayor estructura. Este tipo de rosados se
elaboran cada vez más en España consiguiendo vinos de mayor longevidad y gran
calidad.
Actualmente no son muchas las bodegas que se inclinan por este tipo de elaboraciones de
rosados, pero podemos destacar algunos en la Ribera del Duero en Cataluña, en La
Mancha y en Serranía de Ronda Málaga.
También destacar algunos rosados elaborados con un mayor tiempo de maceración
con los hollejos que les aportan una mayor estructura y capa color pareciendo vinos
tintos jóvenes (nada más lejos de la realidad) y que resultarían apropiados para estos
quesos. Aunque este tipos de vinos son elaborados por muy pocos bodegueros.
Si nuestra opción es un espumoso seleccionaremos cavas con mucha crianza y
estructura como son los Grandes Reservas y si en su coupage predomina las
variedades xarello o chardonnay (esta última foránea pero incorporada a nuestros
cavas) mejor, ya que son dos variedades que aportan mayor estructura y acidez a sus
vinos.
Otro maridaje ideal con estos quesos son los vinos de crianza oxidativa de Andalucía
como son los olorosos secos (Jerez y Montilla y Moriles), trasañejos en Málaga, vinos
rancios de Cataluña y nuestro fondillón de Alicante, vinos que nos sorprenderán con
quesos con mucha curación.
El maridaje que podemos hacer en función del queso a degustar, como podemos
observar, no se limita a un solo tipo de vino, sino que disponemos de más
posibilidades. Tenemos que tener muy presente en nuestra elección los parámetros
que hemos estudiado y realizar la búsqueda del equilibrio gustativo entre el queso y
el vino. Maridar es armonizar un alimento (queso) con una bebida (vino).