Martinez Miguelez Miguel - Nuevos Fundamentos en La Investigacion Cientifica (1)

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texto muy interesante, se recomienda para su lectura, importante para los doctorantes

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  • Nuevos fundamentos en la

    INVESTIGACINCIENTFICA

  • Catalogacin en la fuente

    Martnez Migulez, MiguelHuevos fundamentos en la investigacin cientfica. -Mxico ; Trillas, 2012.216 p. ,23 cm.Bibliografa: p. 197-206Incluye ndicesGBf 978-607-17-1325-41. Investigacin. 2. Metodologa. -5. Ciencia -Filosofa. 1. t.D- 501'M334n LC-Q175'M3.5

    La presentacin ydisposicin en conjunto de

    Nuevos fundamentos en laINVESTIGACINCIENTFICA

    son propiedad del editor.ningn,! parte de esta obra puede ser

    ifprochir.ida o trifiinitida, mediante ningn;)CJ('iiir) o rntixio, electrnico o mecnico

    (incluyendo L'I lotocopiado, la grabacino cualquier iistfn d(-' tcupeicicin y

    almacenamiento de informacin),sin consentimiento por escrito del editor

    Derechos reservados 2012, Editorial Trillas, 5. fi. de C. V.

    Divisin Administrativa,/\v. Ro Churubusco 385,

    Col. Qral. Pedro Mara ALnaya,C. P. 05540, Mxico, D. F.

    Tel. 56884233, FM 56041364

  • Divisin Comercial,Calzada de la Viga 1132,C. P. 09439, Mxico, D. F.Tel. 56330995, FM 565508 70[j|] Tienda en lneawww.etrillas.com.mxMiembro de la Cmara nacional dela Industria EditorialReg. nm. 158Primera edicin, septiembre 201215BM 978-607-17-15Z5-4Impreso en MxicoPrinted in Mxico5e imprimi en septiembre de 2012,en Qrafiscanner, 5. A. de C, V.Q 90 TW

  • Presentacin

    Los epgrafes y autores que preceden ofrecen la idea bsica que inspir esta obra y tambin constituyen una sntesis de la misma. En efecto, el pensamiento general de Martn Heidegger revela y puede centrarse alrededor de esas "tendencias a poner los distintos disciplinas sobre nuevos fundamentos:... la matemtica, la fsica, la biologa, las ciencias histricas y la misma teologa". Heidegger abri la filosofa WWa una nueva interpretacin del mundo y del hombre, y desentra las consecuencias de que nuestro pensamiento siempre est mediado por los prejuicios y las expectativas del uso de nuestro lenguaje y el significado de sus conceptos.

    Igualmente, Erwin Schrdinger, eminente fsico y humanista austraco, y uno de los cientficos ms connotados por ser autor de la ms famosa ecuacin de la mecnica cuntica, base de la fsica moderna [Schrdinger education), por la que recibi el premio Nobel, analiza la naturaleza de la ciencia fsica en s misma y sus limitaciones a la hora de ser aplicada a la complejidad de los seres vivos. Su obr.i Fij lina picdni miliaria en la historia de la ciencia al hacer ver que "la actitud cientfica tiene que ser reconstruida y la ciencia debe rehacerse de nuevo" para entender los misterios que presenta la vida. Este autor, segn las memorias de James Watson en su obra DNA, The Secret ofLife (1980), le inspir a investigar los genes (trmino que le propuso) y que lo llev al descubrimiento de la estructura de la doble hlice del ADN.

    Uniendo las ideas centrales de estos dos grandes autores, tendramos que la ciencia debe rehacerse de nuevo ponindola sobre nuevos fundamentos. Por ello, nuestro trabajo, siguiendo a estos autores y a muchos otros, tratar de hacer ver cmo podemos realizar esa tarea, y ser desarrollando cada uno de sus fundamentos en un captulo e interconectndolos en un todo coherente y con sentido lgico.

    Quiz sea el mismo Heidegger quien nos ponga sobre esta pista al asegurar, en otra de sus obras [Qu significa pensar?, 2005), de ms de 200 pginas, que "la mayora de los hombres no sabe pensar", porque "el verdadero objeto del pensar rehuye de una mente superficial y banal"; y que, en fin, "piensan algo que no merece la pena" (pp. 16-20).

    Ahondando en el pensamiento de esta obra, notamos que esa "mente superficial y banal" est, precisamente, relacionada con una visin "atomista" de elementos aislados del todo de que forman parte y no con su significado conjunto e integrado. Evidentemente, esta integracin, enlace, red o trama constituye otra realidad, y es la que buscaba

    Platn (en su dilogo Teeteto o De la Ciencia) cuando dijo: "si encuentro a alguien capaz de ver las cosas en su diversidad y al mismo tiempo en su unidad, ese es el hombre al que yo busco como a un dios". No sabemos si Platn encontr a ese hombre o no. En todo caso, una cosa es clara: que esa unidad necesita nuevos fundamentos para ser entendida e integrada. Y esta ser la finalidad de la presente obra.

  • EL AUTOR

    NDICE DE CONTENIDO

    Presentacin

    Cap. 1. Presupuestos del pensar cientficoVisin de conjunto, 11. La reflexin necesaria, 13. Conocimiento o rutina mental?, 14. Naturaleza del problema en cuestin, 16. El problema de la complejidad y transdisciplinariedad, 19. El proceso de nuestro conocery su creatividad, 21. Nuestra principal tarea acadmicaactual, 23

    Cap. 2. Fundamentacin ontolgicaPrioridades en el pensamiento, 27. Ontologa clsica y ontologa hoy, 29. El modelo lgico-positivista, 29. La "teora del ser" hoy, 30. Ciencias de la complejidad, 31. Relacin entre lo psquico y lo fsico, 34. El paradigma sistmico como estructura de lo complejo, 36. La teora de las supercuerdas, 39. Origen de la vida en el Universo, 42.

    Cap. 3. Fundamentacin epistemolgica. Arquitectura semn-tica del proceso cognitivo

    Introduccin, 47. Nivel ciberntico (seales), 49. Nivel simblico (smbolos), 53. Nivel autorreferente, 57. Conclusin, 61.

    Cap. 4. Epistemologa de las ciencias humanas en el contextoiberoamericano

    Introduccin, 63. La razn ilustrada de la modernidad, 65. Cuestionamiento a la razn moderna, 67. Cuestionamiento social (Marx, Wittgenstein), 67. Cuestionamiento psicolgico (Freud), 69. Cuestionamiento epistmico (Nietzsche, posmodemistas), 70. Procesos mentales y epistemologa, 72. Episteme hermenutica, 72. Episteme fenomenolgica, 77. Episteme etnogrfica, 80. Episteme de la razn crtica, 82.

    Cap. 5. Dinmica neuropsicolgica del pensar 87

  • Introduccin, 87. Dinmica de la mente autoconsciente, 89. La lgica de la intuicin inconsciente, 91. El conocimiento y sus procesos mentales, 92. El conocimiento como realidad emergente, 95.

    Cap. 6. Conocimiento tcito ' 99Naturaleza y fundn del conocimiento tcito, 99. El juego de la "lgica dialctica", 103. El conodmiento tdto en su prctica, 105.

    Cap. 7. Vas ontoepistmicas que "marcan el futuro" 107

    Teora de las "estructuras disipativas" de Itya Prigogine, 107. El paradigma sistmico como instrumento hermenutico del pensar, 109. La teora de los sistemas adaptativos complejos, 110.

    Cap. 8. Fundamentadn axiolgica. Armona del Universo: convergencia de la ciencia, la esttica y la tica 113

    Introduccin, 113. Armona en la ciencia, 114. Armona en la esttica, 118. Armona tica, 123. Conclusiones, 126.

    Cap. 9. Dimensiones bsicas de un desarrollo humano integral 129

    Visin de conjunto, 129. Desarrollo neurofisiolgico, 131. Desarrollo cognitivo, inteligencia y creatividad, 133. Desarrollo psicolgico, afectivo y social, 135. Desarrollo moral, tico y de valores, 136. Desarrollo vocacional y profesional, 138. Conclusiones, 144.

    Cap. 10. Fundamentadn metodolgica 145La opcin metodolgica, 145. Necesidad de un nuevoenfoque cientfico, 147. Aporte de la neurociencia ac-

    tual, 149. Complejidad y transdisciplinariedad, 150.Procesos mentales y lgica dialctica, 153.

    Cap. 11. Programas computadonales: programa Atlas, tNecesidad imperiosa de la metodologa sistmico-cualitativa, 157. Anlisis y estructuracin terica de"datos" cualitativos, 158. Principales conceptos del pro-grama, 159. La unidad hermenutica (UH) o proyectode investigacin, 159. Citas (cfuotations), 159. Catego-ras o cdigos (cades], 160. Familias, 160. Memos, 160.

  • Comentarios, 161. Redes estructurales o diagramas deflujo, 161. Manejo prctico del Atlas .t, 161.

    Cap. 12. Programas computadonales (prospectiva y anlisisestructural con el mtodo Mic-Mac)

    Introduccin, 165. Anlisis estructural con el mtodoMic-Mac, 168. Fase 1. Identificacin o listado de varia-bles o factores, 168. Fase 2. Descripcin de las relacionesdirectas entre las variables, 169. Fase 3. Identificacinde variables esenciales o ms importantes, 172. Planoprincipal, grupos de variables y su interpretacin, 174.El eje estratgico, 180. Fortalezas y lmites del mtodoMic-Mac, 180. Fortalezas, 180. Lmites del mtodo,181. Condusiones, 182.

    Cap. 13. Condusiones generalesReferencias bibliogrficasndice onomsticondice analtico

    PRESUPUESTOSDEL PENSAR CIENTFICO

  • VISIN DE CONJUNTOEn los estudios sobre el comportamiento humano, frecuentemente se

    adopta un enfoque bio-psico-social; sta, ciertamente, es una opcin muy positiva, dada la complejidad que ha ido adquiriendo la vida en los tiempos actuales, tanto en su nivel personal, como en el familiar, social, poltico y empresarial. Sin embargo, aun as, a veces, resulta insuficiente, ya que debera arrancar "ms abajo" y tambin subir "ms arriba" de eso, adoptando una visin polidrica: fsica-qumica-biolgica-psicolgica-social-cultural-Y-espiritual. En efecto, cualquier accin verdaderamente humana implica algo, o mucho, de cada uno de estos constituyentes, factores o "dimensiones", y nuestras investigaciones deben consistir, precisamente, en determinar el nivel y rol que desempea cada uno de esos constituyentes en la configuracin del todo en que estn integrados./

    En eso consistir nuestro saber pensar. Para ello, ciertamente, tendremos -como hizo Newton- que subimos sobre los hombros de gigantes, aludiendo a los cientficos que le precedieron. Pero, tambin, debemos ser conscientes de que esos autores estudiaron "sus" realidades y nosotros nos enfrentamos a las "nuestras". Siempre ser posible detectar un nfasis exagerado -por parte de alguno de ellos- en ciertos constituyentes o factores y una subvaloracin de otros, "detalle que puede hacer la diferencia".

    Es deber de la ciencia ofrecer una explicacin rigurosa y completa de la complejidad de los hechos que componen el mundo actual e idear teoras y modelos intelectualmente satisfactorios para nuestra mente inquisitiva. Pero, al mismo tiempo, este proceso de la ciencia no puede partir de la nada, o al azar, sino que siempre lo hace asumiendo unos presupuestos que juzga evidentes, seguros y confiables; y, cuando no es as, puede llegar a conclusiones decepcionantes, como la que experiment el gran matemtico y lgico alemn Gottiob Frege, en la construccin de su lgica matemtica: "cuando apenas habamos completado el edificio -dice l- se nos hundieron los cimientos" (Racionero-Medina, 1990, p. 88).

    En un seminario entre cientficos de la fsica cuntica, en la dcada de 1930, se encontraba Einstein desarrollando una ecuacin en el pizarrn, y Niels Bohr -frecuente opositor de sus ideas- le objet, en forma algo ofen- siva, que estaba cometiendo ciertos errores y "pareciera que no saba matemticas", a lo cual Einstein respondi: "est bien, no s calcular, pero s pensar" (Clark, 1972, p. 419 ss). Qu entenda Einstein por saber pensar7 Tambin, Edgar Morin, al tratar sobre la reforma acadmica y el pensamieto, titula una rdente obra (1999) La cabeza bien puesta. Y Martn Heideg- ger -como sealamos en la presentacin- public Qu significa pensar? (2005), en el cual afirma frecuentemente que "la mayora de los hombres no sabe pensar", porque "el verdadero objeto del pensar rehuye de una mente

  • superficial y banal"; y que, en fin, "piensan algo que no merece la pena"(pp.16-20).

    Estas mismas razones fueron las que impulsaron a Kant, en su magna obra Crtica de la razn pura (1973/orig. 1787, p. 121), a afirmar que "el maduro juicio de nuestra poca no quiere seguir contentndose con un saber aparente y exige de la razn la ms difcil de sus tareas, a saber: que de nuevo emprenda su propio conocimiento".

    Tambin Aristteles haba sealado que "lo que aparece no es simplemente verdadero, sino tan slo lo es para aquel a quien le parece, cuando le parece, en cuanto le parece y tal como le parece...; porque no todas las cosas parecen lo mismo a todos, y aun a uno mismo no siempre las mismas parecen iguales, sino muchas veces contrarias, hasta al mismo tiempo...; por esto, la naturaleza de un ser no se da nunca a nadie en su totalidad, sino solamente segn algunos de sus aspectos y de acuerdo con nuestras propias categoras" (Metaf. Libro IV, cap. 6).

    Igualmente, nos advierte que "lo que est dado a los ojos (lo que se percibe por la vista) es la intencin del alma; que no es el ojo el que ve, sino la psique" (ibidem). Es decir, que la intencin, el inters o deseo con que miramos las cosas tiene tanto poder sobre nuestros sentidos que acomoda, desvirta o transforma esos objetos adaptndolos a su perspectiva. Eso es, precisamente, lo que hicieron los "grandes pensadores" que cambiaron las reglas bsicas (paradigmas) de sus propias disciplinas: Copmico (pensando a fondo cmo resolver los 79 problemas indescifrables de la astronoma clsica: geocntrica), Lavoisier (pensando en la funcin del oxgeno en la combustin qumica), Darwin (contraponiendo la evolucin biolgica al creacionismo) y Galileo, Newton y Einstein pensando a fondo la naturaleza de la fsica.

    El pensar profundo, ese pensar digno de su nombre, que integra las tres esferas eidlicas del ser (la ciencia, el arte y la tica), exige una reviuln y iiii.i hermenutica de la escala de valores, una confluencia de esas tres vertientes de nuestras realidades, y es el que nos exige el alto nivel de complejidad del mundo en que hoy vivimos.

    Por ello, nos encontramos ante un desconcierto mental cuando damos un vistazo a los esotricos ttulos de las obras que se exhiben en las vitrinas de gran parte de nuestras libreras: abundan los relacionados ion clarividencia, astrologa, rabdomancia, nigromancia, meditacin tlircendental, espiritismo, historias de ultratumba, ciencias ocultas, re.llismo mgico, esoterismo, ovnis, etc. Esos son los contenidos que nutren la mente y el espritu de muchas personas que se consideran cultas, pero slo por exceso de informacin no digerida, como sola tifcir el gran rector de la Universidad de Buenos Aires, Risieri Frondizi ( D71), o por ser, incluso, "docentes" en algunos centros "educativos". No es que los docentes debieran ser ignorantes de todo eso, pues deben conocerlo. La pregunta es: por qu eso es lo que ms se vende?

    LA REFLEXIN NECESARIA

    Las realidades del mundo actual han ido adquiriendo un nivel de complejidad creciente cada vez ms intrincado y enrevesado. Esto est sucediendo en todas las reas de la vida, tanto al nivel personal y familiar,

  • como en el social, empresarial, poltico y religioso. El nmero de factores que entran en accin y las mltiples relaciones que crean entre s, exigen, para su estudio y comprensin, un enfoque transdisciplinario, integrado y sistmico, ya que no se trata slo de un agregado de elementos sino de componentes que forman un sistema y crean un nuevo orden. Ser un objetivo fundamental de este estudio tratar de aclarar el contenido de los trminos involucrados, siguiendo no slo su etimologa y la epistemologa en que son usados, sino, y sobre todo, la naturaleza de los procesos mentales psicolgicos implcitos en ellos. McLuhan sola decir: "Yo no s quin descubri el agua por primera vez, pero estoy seguro que no fueron los peces." En efecto, los peces, rodeados de agua por todas partes, no la pueden ver. Tampoco nosotros podemos descubrir una realidad que damos, ingenuamente, por supuesta. Pero tenemos algo que no tienen los peces: el poder de la reflexin, que puede analizarse a s misma.

    Aunque esa tarea ha sido siempre la principal de la filosofa, en nuestros tiempos comenz, en forma amplia, continua y consistente, a mediados del siglo xx. Efectivamente, hasta la dcada de 1950 salvo contadas excepciones como la de los fsicos de la teora cuntica, la de los psiclogos de la gestalt y la de la teora de sistemas- el principio bsico de la ciencia era el principio de reduccin, el cual haca consistir el conocimiento del todo en la percepcin de sus partes, partes que consideraba aisladamente.

    Hoy, en cambio, sabemos que no podemos buscarle soluciones nicamente econmicas a los problemas econmicos, ni soluciones nicamente polticas a los problemas polticos, ni soluciones nicamente sociales a los problemas sociales, ya que -como deca Whitehead (1965)-, "quien conoce solamente su propia disciplina ni siquiera esa ciencia conoce". En todos los campos se constata que la mayor parte de los problemas no pueden resolverse al nivel en que vienen planteados, que su naturaleza forma un rizoma complejo de muy variadas interacciones.

    Por todo ello, la tarea que debe realizarse no es fcil, ya que si hay algo verdaderamente difcil, es la toma de conciencia crtica de nuestros propios presupuestos, de nuestro propio punto de vista, pues frecuentemente estn arraigados en un apego afectivo, en un acto de fe gratuito e inconsciente. Por esto, Kant, muy consciente de ello, recomendaba a sus alumnos que miraran no tanto a lo que la gente deca que vea, sino que miraran y examinaran el ojo de esas personas. Y el gran fsico cuntico Werner Heisenberg sealaba que "nunca observamos la naturaleza de las cosas en s mismas, sino esa naturaleza expuesta ;i nuestro mtodo de investigacin" (1958a, p. 58). Este mismo fsico revela que una vez Einstein le dijo: "el hecho de que usted pueda observar una cosa o no, depende de la teora que usted use. Es la teora la que decide lo que puede ser observado" (en Bronowski, 1979,p.249).

    CONOCIMIENTO O RUTINA MENTAL?En las ltimas dcadas, la proliferacin de las ideologas que se han

    originado en el siglo xx, y la frecuencia de uso sin mayor precisin de los conceptos relacionados con la complejidad de nuestras realidades actuales y la nter y transdisciplinaredad que su estudio y comprensin requieren,

  • pareciera que han obnubilado la mente de muchos docentes universitarios, cuyos horizontes y misin han quedado opacados por esa situacin.

    Tambin la Unesco (Organizacin de las Naciones Unidas para la Educacin, la Ciencia y la Cultura) nos repite hoy, en los simposios regionales y mundiales, que "la desorientacin de la universidad es un fenmeno mundial", que los profesores, y en general la academia, miran ms hacia atrs que hacia adelante perpetuando anacronismos al repetir "no conocimientos sino simples hbitos y hasta rutinas mentales "que no resisten una crtica epistemolgica actualizada. Durante los ltimos 20 aos, la Unesco, viene insistiendo y nos alerta sobre una serie de ideas de mxima relevancia (Ciret-Unesco: 1997, 2000; Unesco, 1998). Entre esas ideas estn las siguientes afirmaciones:

    Constataciones:

    Los pases en desarrollo slo lo alcanzarn con una calificada y competente preparacin de sus profesionales.

    La desorientacin de la universidad es un fenmeno mundial. Los cambios mundiales tienen un ritmo acelerado. La lgica clsica y el pensamiento nico generan pobreza.

    Sugerencias:

    No podemos seguir parcelando el saber; necesitamos un enfoque transdisciplinario.

    Es urgente una visin trans-nacional, trans-cultural, trans-polticay trans-religiosa. Es necesario pasar del positivismo al pospositivismo. Debemos adoptar un paradigma sistmico para entender la complejidad

    de nuestras realidades. Es necesario rehacer los planes de estudio y cultivar un futuro

    sustentable. El dilogo como mtodo es imprescindible.

    Las grandes preguntas que nos hacemos hoy giran en tomo a las races y soportes de la ciencia y del conocimiento humano en general, es decir, son de naturaleza filosfica: qu es la verdad?, qu significa conocer?, en qu consisten exactamente la verificacin y la validacin7, cmo se origin la vida?, qu sentido tiene el Universo?, somos inevitables o estamos aqu por pura casualidad?, es cierto que toda la realidad procede de los retorcimientos de bucles de energa en un hiperespacio de 11 dimensiones etc. Se trata, a fin de cuentas, de desnudar las antinomias, las paradojas, las aporas, las contradicciones, las parcialidades y las insuficiencias de nuestro conocimiento considerado como el ms seguro porque lo creemos cientfico; pero con qu concepto de ciencia? Y, en todo caso, es esta la nica va para la adquisicin de un conocimiento seguro, confiable y defendible epistemolgicamente?, qu sentido tiene arreglar el papel tapiz del quinto piso del edificio que habitamos, cuando las columnas de sus cimientos estn resquebrajadas debido

  • a un sismo? Lamentablemente, eso es lo que hacen muchas "investigaciones" que divulgan ciertas revistas.

    Para abordar una tarea de tal magnitud necesitamos no slo usar nuestros mejores esfuerzos intelectuales, sino recurrir y explorar los de los ms insignes pensadores de diferentes reas, de aquellos que dedicaron o dedican su vida acadmica entera intentando resolver estos problemas con slidos sistemas de pensamiento.

    Y es el mismo Kant (1973-1787) quien, siguiendo este modo de pensar, introduce una autntica revolucin epistemolgica general, la llamada revolucin copemicana de Kant. Para l, la mente humana es un participante activo yformativo de lo que ella conoce. La mente construye su objeto informando la materia amorfa por medio de formas personales o categoras y como si le inyectara, en parte, sus propias leyes. El intelecto sera, entonces, de por s, un constitutivo estructurante de su mundo. A los que no aceptaban esta realidad, Nietzsche (1972, pssim) les deca irnicamente que era porque "crean en el dogma de la inmaculada percepcin". En efecto, l afirmaba que "no existan hechos, sino slo interpretaciones"; pues no hay "percepcin" de los sentidos que no suponga una interpretacin, una hermenutica.

    Por todo ello, en la actividad acadmica se ha vuelto imperioso enfrentar todo tipo de contradicciones, que ha dominado, despus del Renacimiento, el conocimiento cientfico. Desde mediados del siglo xx, sobre todo, se han replanteado en forma crtica las bases epistemolgicas de los mtodos y de la misma ciencia, y se sostiene que, sin una base epistemolgica que le d sentido, no pueden existir conocimientos en disciplina alguna.

    Esta situacin no es algo superficial, ni slo coyuntural; el problema es mucho ms profundo y serio: su raz llega hasta las estructuras lgicas de nuestra mente, hasta los procesos que sigue nuestra razn en el modo de conceptualizar y dar sentido a las realidades; por ello, este problema desafa nuestro modo de entender, reta nuestra lgica, reclama un alerta, pide mayor sensibilidad intelectual, exige una actitud crtica constante, y todo ello bajo la amenaza de dejar sin rumbo y sin sentido nuestros conocimientos considerados como los ms seguros por ser "cientficos". Por ello, a veces se dice que los cientficos no leen a Shakespeare, y que los humanistas son insensibles a la belleza y utilidad de la matemtica; y, as, el ideal de las ciencias naturales es obtener una descripcin determinstica, mientras que, al contrario, las nociones de incertidumbre, de eleccin y de riesgo, dominan las ciencias humanas.

    NATURALEZA DEL PROBLEMA EN CUESTINEs notorio el hecho de que, en este pensar profundo, la historia de la

    ciencia nos muestra que nuestras mejores ideas actuales ya fueron expuestas, y

  • muy bien, hace tiempo, por pensadores eminentes que, por haberse adelantado demasiado a sus tiempos, no fueron comprendidos por sus contemporneos, pero s debieran ser conocidos y entendidos en nuestro tiempo, y no llegar al absurdo de alguna coordinacin de estudios de postrado que aconseja no citar obras que no hayan sido publicadas en los ultimos cinco aos; como dice el refrn: la ignorancia es atrevida. Ignorancia de qu? Ignorancia de la historia. Y, como tambin reza otro sabio adagio: el que no conoce la historia est condenado a repetirla, y, a veces,.repetir mal lo que fue expresado muy bien hace tiempo: la historia de la ciencia abunda en ejemplos de ello, y Platn y Aristteles son sus principales exponentes.

    Evidentemente, "pensar algo que merezca la pena" no se puede realizar sin entrar en la metafsica, es decir, en la antologa (teora del ser), y en la epistemologa (teora del conocimiento), reas que trataremos en profundidad en los prximos captulos.

    A lo largo del siglo xx hemos vivido una crisis de nuestro modo de pensar, de razonar y de valorar. Esto nos obliga a repensar la ciencia con un enfoque distinto, a repensar la ciencia "sistmica y ecolgicamente", es decir, con un enfoque modular, estructural, dialctico, gestltico, estereognsico. nter y transdisdplinario, todo lo cual pide una nueva "arquitectura semntica", como veremos en el captulo tercero.

    Los fenmenos de la vida y la posibilidad del hombre de interactuar con ellos han creado una fuerte y amplia discusin ontolgica, epistemolgica, axiolgica y metodolgica. No es nada fdl comprender, aceptar y llevar la lgica de una determinada disciplina a la mente de los que cultivan otra muy diferente. Sin embargo, no se trata de eso: se trata de un encuentro y dilogo acadmicos que se interfecundan.

    En general, existe un punto muy controversial: se considera que los instrumentos de investigacin propios de las ciencias naturales (fsica, qumica y, tambin, matemtica) no son lo suficientemente exhaustivos en la comprensin de la alta complejidad biolgica, psicolgica, sociolgica de las ciencias humanas, ya que estas deudas son muy "particulares". lis natural que un enfoque metodolgico bsicamente diferente conduzca a la aceptacin previa de paradigmas cientficos contrastantes. Interpretar las estructuras de las ciencias humanas como lneas matemticas significa negar el concepto mismo con que stas se definen, significa negar el valor del comportamiento como factor evolutivo y el de la influencia del ambiente sobre el sujeto mulante. No se puede considerar un sujeto viviente cualquiera como una dfra de un sistema algortmico, ya que son sistemas abiertos profundamente interrelacionados con el ambiente en que viven. Tenemos aqu, por consiguiente, el uso de lgicas particulares, que, por su gran complejidad e

  • interrelaciones, requieren una arquitectura del saber muy especial. Sin embargo, los estudios de la neurociencia actual nos hacen ver que el cerebro humano est diseado precisamente para abordar exitosamente ese tipo de complejidades.

    De una manera particular, las rutinas mentales que automatizan la vida y anulan el pensamiento estn en abierta contradiccin con los estudios avanzados.

    La epistemologa actual nos hace ver que persisten en la ciencia tradicional muchas actitudes y procedimientos que, rigurosamente hablando, slo podemos ubicar en el terreno de los hbitos mentales. As se deben calificar, en las ciencias humanas, las explicaciones causales lineales cuando se les otorga un valor absoluto (ya que carecen de evidencia), las leyes de probabilidad (que son leyes estocsticas, es decir, que slo indican una tendencia), la plena objetividad (que no existe), la inferencia inductiva (que es injustificable), la verificacin emprica (que es imposible) y otros aspectos centrales de la ciencia clsica cuando se cree ciegamente en ellos (para una exposicin ms amplia vase Martnez, 2006, cap. 2. Mitos e ilusiones en la ciencia).

    El principio bsico de la ciencia tradicional, el principio de reduccin o de simplificacin, haca consistir el conocimiento del lodo en el conocimiento de sus partes, siguiendo la segunda mxima del consejo de Descartes en el Discurso del mtodo: "fragmentar todo problema en tantos elementos simples y separados como sea posible" (1983-1637, p. 48). Esta posicin ya fue rebatida histrica y magistralmente por Pascal ('1669, N. 73) cuando afirm: "tengo por imposible conocer las partes sin conocer el todo, de igual modo que conocer el todo sin conocer particularmente las partes".

    El principio de reduccin se fundament en una explicacin mental psicolgica (del conductismo y del psicoanlisis) hoy superada epistemolgicamente. Esta orientacin se centr en el principio reactivo, que es esencialmente pasivo; es decir, que se consideraba al ser humano como un ser que reaccionaba a los estmulos extemos (para el conductismo) e internos (reactivo en profundidad, para el psicoanlisis); por ello, era una orientacin no muy diferente de la del comportamiento general animal. En consecuencia, "el ser humano era una criatura ms de la naturaleza", y se podra estudiar en trminos biolgicos, conductuales y matemticos como cualquier otro ser fsico o biolgico. En efecto, ese era el sentido del uso del prefijo re en los trminos: reaccin, respuesta, reflejo, reforzamiento, etc. (en el caso del conductismo), y de los trminos represin, regresin, resistencia, abreaccin, formacin reactiva, etc. (en el mbito del psicoanlisis). No haba ningn uso del prefijo pro: como en proaccin, progreso, programa, proyecto, produccin,

  • problema, etc., cuya naturaleza rescata y enfatiza la psicologa de orientacin humanista (Martnez, 1999a).

    Ante esta situacin acadmica, la psicologa humanista eleva una sentida protesta y genera una brillante alternativa. La protesta, por reducir al ser humano a una condicin infrahumana en nombre del reinante estudio cientfico; y la alternativa en nombre de la riqueza inimaginable de la dotacin humana que se iba descubriendo cada vez ms con estudios ms rigurosos, ms sistemticos y ms crticos, como lo exigan los conceptos humanistas de la libertad, la conciencia, la creatividad, los valores, los sentimientos, la intencionalidad, la/autorrealizacin, el sufrimiento y el sentido de la vida [ibidem).

    Todo esto daba paso a una lgica de orientacin dialctica. En efecto, la lgica dialctica implica y supera la causacin lineal, unidireccional, explicando los sistemas auto-correctivos, de retro-alimentacin y pro-alimentacin, los circuitos recurrentes y aun ciertas argumentaciones que parecieran ser "circulares".

    Por tanto, cada disciplina se vio en la necesidad de hacer una revisin, una reformulacin o una redefinicin de sus propias estructuras lgicas individuales para superar las inconsistencias e incoherencias conceptuales, que fueron establecidas con el cultivo aislado de sus objetos.

    EL PROBLEMA DE LA COMPLEJIDADY TRANSDISCIPLINARIEDAD

    Las realidades del mundo actual se han vuelto cada vez ms complejas. A lo largo de la segunda parte del siglo xx y, especialmente, en las ltimas dcadas, las interrelaciones y las interconexiones de los constituyentes biolgicos, psicolgicos, sedales, econmicos, polticos, culturales y ecolgicos, tanto a nivel de las naciones como a nivel mundial, se han incrementado de tal manera, que la investigacin cientfica clsica y tradicional -con su enfoque lgico-positivista- se ha vuelto corta, limitada e insuficiente para abordar estas nuevas y complejas realidades.

    Han revelado su insuficiencia, sobre todo, los enfoques unidisciplinarios o monodisciplinarios, es decir, aquellos que, con una visin reduccionista, convierten todo lo nuevo, diferente y complejo, en algo ms simple y corriente, quitndole su novedad y diferencia y convirtiendo el futuro en pasado. De esta manera, se cierra el camino a un progreso originario y creativo, y se estabiliza a la generacin joven en un estancamiento mental.

    Las universidades tienen, por su propia naturaleza, la misin y el deber de enfrentar este estado de cosas, de ser sensibles a los signos de los tiempos y

  • de formar las futuras generaciones en consonancia con ellos. Algunos de los simposios internacionales sobre la transdisciplinariedad, como el de Suiza (Ciret-Unesco, 1997), se han centrado expresamente en el estudio de lo que debe ser "la universidad del maana", enfatizando la evolucin transdisciplinar de la universidad. En las ltimas dcadas, en efecto, un limitado nmero de acadmicos ha enfrentado este problema en las universidades ms progresistas del planeta, iniciando, primero, unos estudios multidisciplinarios, luego, estudios interdisciplinarios y, finalmente, estudios transdisciplinarios o metadisciplinarios; es decir, estudios que ponen el nfasis, respectivamente, en la confluencia de saberes, en su interaccin e integracin recprocas, o en su transformacin y superacin.

    En esa lnea de reflexin, estos simposios consideran que "la desorientacin de la universidad se ha convertido en un fenmeno mundial, y que mltiples sntomas, como la privacin del sentido y la escasez universal de ste, ocultan la causa general de esta desorientacin" (ibidem, pssim}. Acentan, igualmente, el grave error que consiste en la separacin entre ciencia y cultura, cuya fragmentacin y caos resultante en filosofa se considera que no es un reflejo del mundo real, sino un artefacto creado por los medios acadmicos; "esta divergencia se refleja inevitablemente en el funcionamiento de las universidades al favorecer el desarrollo acelerado de la cultura cientfica al precio de la negacin del sujeto y del desvanecimiento del sentido". Por ello, consideran que es necesario "hacer penetrar el pensamiento complejo y la transdisciplinariedad dentro de las estructuras y los programas de la universidad del maana (...); que es necesario reunificar las dos culturas artificialmente antagnicas -cultura cientfica y cultura literaria o artstica- para su superacin en una nueva cultura ansdisciplinar, condicin previa de una transformacin de las mentalidades". Y, a su vez, se considera que "el-problema clave ms complejo de la evolucin ansdisciplinar de la universidad es el de \a formacin de los f armadores" (ibidem, pssim).

    Se considera, tambin, que esto no se evitar con una definicin y reduccin de nuestros saberes a sus estructuras formales (modelos tericos o matemticos que omiten docenas de variables en honor a lo simple y a expensas de la riqueza de la realidad), sino, y slo, con una visin transdisciplinaria que ofrezca un concepto activo y abierto de la naturaleza y del ser humano. Se piensa, adems, que el desarrollo de la ciencia no se efecta por acumulacin de conocimientos, sino por transformacin de los principios que organizan el conocimiento.

    En efecto, cuando se enfrentan los problemas bsicos y reales de la vida, que exigen saber cmo producir suficiente alimento para toda la poblacin, cmo asegurarle una buena salud, cmo garantizar su seguridad personal,

  • cmo bajar el ndice de inflacin, cmo aumentar la tasa de empleo laboral o cmo ofrecerle una explicacin del sentido del universo, pareciera que estas subdivisiones disciplinarias entorpecen y obnubilan la visin de la solucin ms de lo que la iluminan.

    Sin embargo, los obstculos que se oponen al enfoque nter o transdisciplinario son fuertes y numerosos. En primer lugar estn los mismos conceptos con que se designa la disciplina y sus reas particulares: as, los profesores suelen hablar de su "mundo", su "campo", su "rea", su "reino", su "provincia", su "dominio", su "territorio", etc.; todo lo cual indica una actitud feudalista y etnocentrista, un nacionalismo acadmico y un celo profesoral proteccionista de lo que consideran su "propiedad" particular, y estiman como la mejor de todas las disciplinas.

    En segundo lugar, de la actitud anterior se deriva una conducta dirigida a "mantener el territorio". De aqu la tendencia de los especialistas a proteger sus reas particulares de experiencia disciplinar de la "invasin" o "intrusin" de cientficos de "otras reas" en su jurisdiccin acadmica. El mantenimiento de los linderos del propio territorio toma muchas formas: como es el exagerado uso de lenguajes formalizados inaccesibles al profano, incluyendo el uso de una jerga especial para confundir y excluir al intruso, para ridiculizarlo, y el recurso a la hostilidad abierta contra los "invasores".

    En tercer lugar, a los "invasores" hay que cerrarle el paso de entrada a las revistas especializadas. Esto resulta fcil, ya que muchos consejos editoriales se distinguen precisamente por tener en esos puestos a los profesionales ms celosos de su "territorialidad"; es ms, han llegado ah especialmente por esa singular "virtud". Esto ha llevado a los investigadores ms conscientes, a crear sus propias revistas nter o transdisciplinarias y dejar a las primeras privadas de una interfecundacin que podra serle muy enriquecedora.

    EL PROCESO DE NUESTRO CONOCERY SU CREATIVIDAD

    Frecuentemente, en nuestras investigaciones, ante una situacin difcil en que se recurre a soluciones superficiales e insignificantes, se suele citar el famoso pasaje evanglico que dice: "tratan de colar el mosquito mientras se tragan el camello completo" (Mat. 23, 24). Gnther Stent (1981) aclara que la emergencia inevitable de contradicciones, antinomias y paradojas en la lgica as como en matemtica no es sntoma de un fracaso subjetivo, sino una indicacin positiva de que nuestro razonamiento lgico y matemtico ha entrado en una nueva dimensin terica con nuevas leyes. Esto mismo lo haba advertido ya Heidegger en su clsica obra (1974, pg. 19): "el verdadero

  • movimiento de las ciencias es el de la revisin de sus conceptos fundamentales... l nivel de una ciencia se determina por su capacidad para experimentar una crisis de sus conceptos fundamentales... La misma ciencia al parecer ms rigurosa y ms slidamente construida, la matemtica, ha cado en una crisis de sus fundamentos". La historia de la ciencia nos muestra que esto mismo lo han vivido eminentes pensadores como Frands Bacon con su Novum Organum (1620), Ciambattista Vico con su Scienza Nuova (1725), el segundo Wittgenstein con sus Philosophical Investigations (1953) y otros.

    Todos trataron de cambiar la ciencia -como deca la filosofa clsica- abimis fundamentis: desde sus cimientos ms profundos. El verdadero pensar nos lleva a buscar los principios en que se fundamenta ese mismo "pensar" y a detectar los presupuestos en que se apoya; en efecto, ni las palabras, ni los smbolos, ni los mapas nos trasmiten una comprensin de s mismos. Esa comprensin profunda, ese conocimiento ya existe, pero en forma inconsciente; es el conocimiento tcito, y se hace consciente a travs de la intuicin (Polanyi, 1969). De ninguna otra manera se podran explicar los hechos que hacen ver que los resultados exitosos aparecen durante momentos de reposo, pero, ordinariamente, despus de un trabajo mental duro y laborioso sobre los mismos y tras repetidos rechazos insatisfactorios. Los estudios sobre la creatividad, en el campo de la electroencefalografa y en la vida de cientficos como Arqumedes, Newton, Darwin, Poincar, Einstein yotros, as lo hacen ver (Arieti, 1976).

    La historia de la humanidad podra considerarse como una serie de esfuerzos e intentos por comprender el mundo. Sin embargo, sabemos que "la ciencia vale tanto cuanto es capaz de probar". Esta afirmacin se remonta a la filosofa griega. Define la ciencia por su capacidad de probar lo que afirma. Pero Descartes nos advierte que ninguna ciencia est capacitada para demostrar cientficamente la solidez de su propia base, es decir, que ninguna ciencia es capaz de probar la firmeza o consistencia de la base en que se apoya o en que hinca sus races, sin utilizar algn axioma extemo. Por ello, lgicamente, tendr que justificar o, al menos, hacer patentes los presupuestos de que parte o el enfoque que adopta y su evidencia.

    Si no lo hace, la ciencia no podr demostrar que es mejor que otras alternativas heursticas dogmticas e, incluso, irracionales; es ms, crear un gran obstculo para una plena comprensin de la situacin investigada. Sin embargo, este punto es frecuentemente soslayado por muchos cientficos, que no justifican sus puntos de partida.

    La fidelidad a la naturaleza del objeto que se est investigando es algo que, sin excepcin, parece de aceptacin universal. Sin embargo, esta fidelidad es

  • ms terica que prctica. De hecho, los presupuestos y la filosofa implcita con que trabaja el investigador lo guan y, en gran parte, determinan la naturaleza "atribuida" a sus hallazgos. Parecer como si los presupuestos moldearan y dieran forma a los datos y hechos [materia prima) que va encontrando.

    Siempre hay una antologa presupuesta en toda investigacin. Muchos informes sobre investigaciones comienzan con una hiptesis aceptada y despus relatan, con detalles hasta obsesivos, lo que sucede de ah en adelante. Pero las etapas ms importantes y cruciales de toda investigacin tienen lugar antes de esto y pocas veces son mencionadas, es ms, frecuentemente ni siquiera son reconocidas. Si nos preguntamos cmo se lleg a la hiptesis, no podemos menos de constatar que se hizo a travs de una interpretacin anticipada de los hechos, ya que eso es, en definitiva, una hiptesis: una tesis subyacente (hipo-tesis). Ahora bien, esa interpretacin exige haber visto los hechos en una forma determinada, que luego dificulta verlos, de ah en adelante, en cualquiera de las otras formas posibles. La hiptesis puede iniciarse mediante un proceso de analoga, induccin, deduccin o construccin, pero tambin puede ser el fruto de una intuicin cuyo proceso es totalmente inconsciente. Sin embargo, la formulacin dar y explcita de la hiptesis se deriva de relacionar el planteamiento del problema con nuestra estructura cognoscitiva personal, la cual activa las ideas antecedentes pertinentes y las soluciones dadas a problemas anteriores pareados que, a su vez, son reorganizadas y transformadas en forma de proposiciones de solucin al nuevo problema que se plantea. Esto es lo que nos ensea la psicologa del pensamiento y de la percepcin.

    Por su parte, Kuhn (1978) ha demostrado en forma convincente que la investigacin y teora cientficas estn influidas por un marco de referencia precientfico o filosfico; y las diferentes reas del saber concuerdan en ofrecemos la misma evidencia: todo cientfico es, al mismo tiempo, un metafsica, quiera o no admitirlo; si no filosofa explcitamente, lo har implcitamente y entonces lo har mal, ya que en su trabajo acepta o rechaza presupuestos filosficos en forma ms'o menos acrca. En psicologa sobre todo, pero en general en todas las ciencias humanas, hay que reconocer el hecho de que la ciencia del sujeto como tal no puede ser ajena a la metafsica; es ms, sta constituye su fulcro y marco de referenda. .Cordn Allport (1966) denuncia claramente esta realidad en lo que se refiere a la orientacin positivista:

    La gran dificultad real que presenta la formulacin positivista consiste en que desconoce casi siempre el hecho de que es prisionera de una orientadn

  • filosfica especfica, de un periodo cultural igualmente especfico y de una estrecha definicin de ciencia. Raramente se\molesta el positivista en defender su punto de vista determinista y casi mecanicista de la persona humana; lo da por aceptado. No examina su metafsica y, como dice el filsofo Whitehead, "ninguna ciencia puede ofrecer mayor seguridad que la metafsica inconsciente que tcitamente presupone (p. 641).

    Evidentemente, los presupuestos aceptados y la eleccin que hagamos de un enfoque epistemolgico y metodolgico, especialmente si es para los problemas humanos, determinar tambin el tipo de problemas que deseamos explorar, las tcnicas que usaremos en su investigacin y aplicacin, las teoras que construyamos y la naturaleza y el valor de nuestras contribuciones en la promocin del bienestar humano.

    NUESTRA PRINCIPAL TAREA ACADMICA ACTUALEl modelo de ciencia que se origin despus del Renacimiento sirvi de

    base para el avance cientfico y tecnolgico de los siglos posteriores. Sin embargo, la explosin de los conocimientos, de las disciplinas, de la especialidades y de los enfoques que se ha dado en el siglo xx y la reflexin epistemolgica encuentran ese modelo tradicional de ciencia no slo insuficiente, sino, sobre todo, inhibidor de lo que podra ser un verdadero progreso, tanto particular como integrado, de las diferentes reas del saber.

    Estamos viviendo un periodo histrico de gran incertidumbre; incertidumbre en las cosas fundamentales que afectan al ser humano. No solamente estamos ante una crisis de los fundamentos del conocimiento cientfico, sino tambin del filosfico y, en general, ante una crisis de los fundamentos del pensamiento. Y esto, precisa y paradjicamente, en un momento en que la explosin y el volumen de los conocimientos parecieran no tener lmites.

    El escritor y presidente de la Repblica Checa, Vaclav Havel, habla del "doloroso parto de una nueva era". Y dice que hay razones para creer que la edad moderna ha terminado y que muchos signos indican que en verdad estamos atravesando un periodo de transicin en el cual algo se est yendo y otra cosa est naciendo mediante un doloroso parto. Nos podemos preguntar qu es ese algo que se est yendo y qu es esa otra cosa que est nadendo.

    Estamos llegando al final de la ciencia convendonal, seala el Premio Nobel de Qumica, liya Prigogine (1994, p. 40); es dedr, de la ciencia determinista, lineal y homognea, y presenciamos el surgimiento de una

  • conciencia de la discontinuidad, de la no linealidad, de la diferencia y de la necesidad del dilogo (ibidem).

    Tambin Popper clarifica esta posicin, al decir: "En los aos veinte comprend lo que la revolucin einsteniana signific para la epistemologa: si la teora de Newton, que estaba rigurosamente probada, y que se haba corroborado mejor de lo que un cientfico nunca pudo soar, se revel como una hiptesis insegura y superable, entonces no haba ninguna esperanza de que cualquier teora fsica pudiese alcanzar ms que un estatus hipottico, o sea una aproximacin a la verdad" (en Riva- dulla, 1986, p. 297).

    Este cuestionamiento est dirigido, especialmente, hada el lagos cientfico tradicional, es dedr, hacia los criterios que rigen la cientificidad de un proceso lgico y los soportes de su racionalidad, que marcan los lmites inclusivos y exclusivos del saber cientfico. As, Heisenberg dice al respecto: "es precisamente lo limitado y estrecho de este ideal de cientificidad de un mundo objetivo, en el cual todo debe desenvolverse en el tiempo y en el espado segn la ley de la causalidad, lo que est en entredicho" (1990,p.121).

    En efecto, la reflexin sobre el proceso de crear conocimiento, de hacer ciencia, deber examinar crticamente hasta qu punto se justifican los presupuestos aceptados o si, en su lugar, no se pudieran poner otros distintos que nos llevaran por derroteros diferentes y que, quiz, terminaran en conclusiones tambin diferentes. Este examen crtico podr poner en evidencia muchos vicios de lgica que se han ido convirtiendo en hbito en amplios sectores de la vida acadmica y, sobre todo, denunciar la falta de racionalidad en que se ha cado en muchos otros al evaluar el nivel de certeza de las conclusiones de una investigacin por el simple correcto uso de las reglas metodolgicas preestablecidas, sin entrar a examinar la lgica, el significado y las implicaciones de esas mismas conclusiones. Hoy da, por ejemplo, llama nuestra atencin el hecho de que, segn la primera edicin de la Enciclopedia Britnica, el flogisto era "un hecho demostrado"; y, segn la tercera edicin, "el flogisto no existe". Igualmente, que, en 1903, el qumico Svante Arrhenius obtuviera el premio Nobel por su teora electroltica de la disociacin, y que el mismo premio le fuera concedido, en 1936, a Peter Debye, por defender prcticamente lo contrario.

    El problema radical que nos ocupa aqu reside en el hecho de que nuestro aparato conceptual clsico -que creemos riguroso, por su objetividad, determinismo, lgica formal y verificacin- resulta corto, insuficiente e inadecuado para simbolizar o modelar realidades que se nos han ido imponiendo, ya sea en el mundo subatmico de la fsica, como en la de las ciencias de la vida y en las ciencias humanas. Para representarlas

  • adecuadamente necesitamos conceptos muy distintos a los actuales y mucho ms interrelacionados, capaces de damos explicaciones globales y unificadas.

    Esta nueva sensibilidad se revela tambin, a su manera, en diferente orientaciones del pensamiento actual, como la teora crtica, la condicin posmoderna, la posestructuralista y la desconstruccionista, o la tendencia a la desmetaforizacin del discurso, a un uso mayor y ms frecuente de la hermenutica y de la dialctica, e igualmente en varias orientaciones mtodo lgicas, como las metodologas cualitativas, la etnometodologa, el interaccionismo simblico y la teora de las representaciones sociales, entre otras.

    FUNDAMENTACINONTOLGICO

    PRIORIDADES EN EL PENSAMIENTO

    Uno de los problemas radicales que presenta el pensar profundo reside en la prioridad que le demos a la epistemologa y a la antologa en nuestro pensamiento. Como muy bien precisa el fsico, filsofo y humanista germano. Cari Friedrich von Weizscker (1972), quien hizo notables aportaciones al campo de la fsica, la filosofa, la tica y la religin, "la naturaleza es anterior al hombre, pero el hombre antecede a la ciencia sobre la naturaleza". La

  • primera parte de esta proposicin justifica la ciencia con su ideal de una completa objetividad (prioridad ontolgica); pero la segunda parte nos dice que no podemos eludir la antinomia sujeto-objeto (prioridad epistemolgica); el conocimiento siempre ser el fruto de esa interaccin entre los 200 millones de sensores externos, (de los cinco sentidos) y la actividad integradora, constructiva y estructurante de nuestra mente, que trabaja como una orquesta.

    Tambin Rene Descartes, (en su Discurso del mtodo, 1637) enfrent este problema con "su" famoso cogito ergo sum, que, por cierto, y dicho sea de paso, no fue una expresin original suya, sino tomada de una obra de Manuel Gmez Pereira (1554, p. 277), mdico y filsofo espaol de Medina del Campo, publicada casi un siglo antes; y Descartes fue consciente de este plagio, pues trat de defenderse de l. En todo caso, tambin aqu, el cogito (la epistemologa) antecede a la imagen ontolgica que nos hagamos del mundo. Sera algo similar a la experiencia que tenemos frecuentemente al despertarnos: primero, tomamos conciencia de nosotros mismos y, slo despus, del lugar donde estamos. Michael Polanyi (1957) nos advierte sobre las actitudes dogmticas que pueden darse en cualquier campo, incluso en la ciencia. Dice l que "en los das en que poda silenciarse una idea diciendo que era contraria a la religin, la teologa era la mayor fuente individual de falacias. Hoy, cuando todo pensamiento humano puede desacreditarse calificndolo de no-cientfico, el poder ejercido previamente por la teologa ha pasado a la ciencia; as, la ciencia ha llegado a ser la mayor fuente individual de errores" (pp. 280-284).

    Schrdinger precisa que nunca podemos distinguir "lo que es una realidad en s" de "lo que realmente percibimos", pues slo podemos hablar de lo que observamos en cada caso real y concreto; en el fondo, la ciencia exacta normal no puede aspirar a nada ms que a la descripcin de lo que realmente es observado; la multiplicidad o la pluralidad es slo aparente, no existe, ya que la conciencia nunca la experimentamos en plural, sino slo en singular (1967, pssim). Pareciera que aqu Schrdinger coincide plenamente con lo que ya sealamos que nos dice Aristteles en su magna obra de la Metafsica: "Lo que aparece no es simplemente verdadero, sino tan slo lo es para aquel a quien le parece, cuando le parece, en cuanto le parece y tal como le parece" (Metaf. Libro IV, cap. 5).

    Este mismo razonamiento, en forma tcnica, lo describe Kant (1787): Puesto que esta facultad de sntesis se debe llamar "entendimiento", para distinguirla de la "sensibilidad", resulta siempre que es un acto intelectual

  • todo enlace, unidad o liga (Verbndung), consciente o inconsciente, ora abrace intuiciones o conceptos diversos, ora sean o no sensibles estas intuiciones. Llamaremos este acto en general sntesis para hacer notar con esto que no podemos representarnos nada enlazado en el objeto sin haberlo hecho antes nosotros mismos, y que de todas las representaciones el enlace es la nica que no puede sernos dada por los objetos, sino solamente por el sujeto mismo... El enlace es la representacin de la unidad sinttica de la diversidad... La representacin que puede darse antes de todo pensamiento se llama intuicin. Toda diversidad de la intuicin tiene, pues, relacin necesaria con el Yo pienso en el mismo sujeto en quien se encuentra esta diversidad..., ya que "todo pensamiento debe referirse, en ltimo trmino, directa o indirectamente, mediante ciertos signos, a las intuiciones"'... Este principio es el ms elevado de todo el conocimiento humano...; el principio de la unidad sinttica de la apercepcin (es decir: percepcin consciente) es el principio supremo de todo uso del entendimiento (pp. 241-254, 172, 260-261).

    La naturaleza de la razn especulativa contiene un verdadero organismo, donde todo es un rgano, es decir, donde todo existe para cada cosa y cada cosa para todas las otras... La razn pura, en relacin a los principios del conocimiento, constituye en s misma una unidad completamente apae, en la que cada miembro existe para los otros, as como en un cuerpo organizado, y los otros para cada uno, y donde no puede aceptarse conplena seguridad ningn principio bajo una sola relacin, sin ser al mismo tiempo examinado bajo todas las relaciones del uso todo de la razn pura (pp.136, 144).

    En las mismas entraas de la fsica, las partculas subatmicas estn compuestas dinmicamente las unas por las otras, de suerte que cada una de ellas comprende a todas las dems. Como dice Heisenberg (1975), "el mundo parece un complicado tejido de acontecimientos en el que toda suerte de conexiones se alternan, se superponen o se combinan y de ese modo determinan la textura del conjunto" (p. 88). Nosotros -nos dice el otro gran fsico ya citado, Erwin Schrdinger- no pertenecemos a este mundo material que la ciencia construye para nosotros; no estamos en l; somos slo espectadores. La ciencia no nos puede decir una palabra sobre por qu la msica nos deleita, por qu y cmo una vieja cancin nos hace llorar... Estoy muy asombrado de que la imagen cientfica del mundo real a mi alrededor es deficiente. Me da un montn de informacin de hechos, pone toda nuestra experiencia en un orden magnficamente consistente, pero es horriblemente silenciosa sobre todo aquello que est cerca de nuestro corazn, sobre aquello que realmente nos importa. No nos puede decir una palabra sobre el color rojo o el azul, sobre lo amargo o dulce, sobre un dolor fsico o un placer; no conoce

  • nada sobre la belleza o la fealdad, lo bueno o lo malo, sobre Dios o la eternidad... La ciencia, algunas veces, pretende dar alguna respuesta en estos dominios, pero esas respuestas son, muy frecuentemente, tan necias que no podemos tomarlas seriamente (1954, pssim).

    Por ello, Schrdinger llega a aquella tremenda conclusin, ya citada, que, para muchos positivistas, es ms que desconcertante: "la actitud cientfica tiene que ser reconstruida, la ciencia debe rehacerse de nuevo. Esta atencin y solicitud es una necesidad" [scientific attitude wouid have to be rebuilt, science must be made anew. Care is needed) (1967, p. 122).

    ONTOLOGIA CLASICA Y ONTOLOGIA HOYEl modelo lgico-positivista

    La orientacin tradicional del conocimiento es la que ha venido a llamarse modelo especular. Su idea central expresa que fuera de nosotros existe una realidad totalmente hecha, acabada y plenamente externa y objetiva, y que nuestro aparato cognoscitivo es como un espejo que la refleja dentro de s.

    Este modelo es el que ha sido adoptado por los autores de orientacin positivista. Para lograr -segn ellos- plena objetividad, absoluta certeza y una verdad incuestionable, los positivistas de los ltimos tres siglos (Locke, Hume, Berkeley, 1. S. Mili, Comte, Mach y otros) se apoyaron en el anlisis de la sensacin como sobre piedra segura {epi-steme), tratando de establecer un origen sensorial para todos nuestros conocimientos. Estos autores crearon el aforismo: "nada se da en el intelecto que antes no haya estado en los sentidos".

    De esta manera, y siendo muy lgicos, consideraban que slo las sensaciones o experiencias sensibles eran un fenmeno adecuado para la investigacin cientfica; slo lo verificable empricamente sera aceptado en el cuerpo de la ciencia; la nica y verdadera relacin verificable sera la de causa y efecto; la explicacin de las realidades complejas se hara identificando sus componentes: partculas, genes, reflejos, impulsos, etc., segn el caso; los trminos fundamentales de la ciencia deban representar entidades concretas, tangibles, mensurables, verifcables, de lo contrario, seran desechados como palabras sin sentido; las realidades inobservables habra que definirlas operacionalmente para poder medirlas; los modelos matemticos, basados en datos bien medidos, seran los ideales para concebir y estructurar teoras cientficas.

  • El modelo especular -a pesar del "error epistmico" que implica, al considerar que nuestro aparato cognoscitivo es bsicamente pasivo- ha sido aplicado prevalentemente y en forma exitosa en la ciencia y tecnologa de los cuerpos de tamao intermedio; a l se ha atribuido, en gran parte, el avance tecnolgico de los ltimos siglos. Se ha demostrado, en cambio, inadecuado para el estudio del mundo submicroscpico (estudio del tomo), el mundo de la vida y el mundo macroscpico (estudio astronmico).

    La "teora del ser" hoy

    El problema ms profundo de naturaleza ontolgica, es decir, de la naturaleza bsica y fundamental de la realidad, tiene una historia tan antigua como la del Homo sapiens. En los ltimos tiempos, Heidegger (1974, p. 19-21) nos dice que "la pregunta que interroga por el ser se apoya o reside en su preeminencia ontolgica". Desde fines del siglo x hasta nuestros das, hay tres esfuerzos mayores en esta direccin: el movimiento de la unidad de la ciencia, los intentos de Einstein y la teora de las supercuerdas, tambin llamada por algunos segunda teora de la unificacin de la ciencia.

    El primero intent unificar los dominios racional y emprico a travs del positivismo lgico, y fracas debido al reduccionismo extremo que implicaba: reduca lo social a lo psicolgico, lo psicolgico a lo biolgico, ste a lo qumico y lo qumico a lo fsico, terminando en un mecanicismo universal. Einstein, por su parte, dedic gran parte de su vida a la conciliacin entre la teora general de la relatividad con la teora de la fsica cuntica, sin lograrlo. Segn algunos cientficos, eso era tan imposible como integrar la teora de que la Tierra es plana con la teora de que es redonda. Y, el tercero, la Teora de las supercuerdas, segn algunos (vase Brian Greene, The Elegant Universe, 2000, pp. 3-20, 373-387), pudiera lograr lo que no logr Einstein; por ello, vamos a dedicarle a esta ltima, ms adelante, un mayor espacio.

    A principios del siglo xx, estas mismas ideas se hacen presentes y se constatan en el estudio aun de la naturaleza misma del tomo, base de toda materia y forma de energa. En efecto, el aspecto crucial de la teora cuntica es que el observador no slo es necesario para observar las propiedades de los fenmenos atmicos, sino tambin para provocar la aparicin de estas propiedades. Mi decisin consciente, por ejemplo -dice el destacado fsico FritjofCapra (1985, p. 95)-, sobre la manera de observar un electrn determinar hasta cierto punto las propiedades (percibidas) de este electrn. Si le hago una pregunta considerndolo como partcula, me responder como partcula; si, en cambio, le hago una pregunta considerndolo una onda, me responder como onda. El electrn no tiene propiedades objetivas que no

  • dependan, en parte, de mi mente. En fsica atmica es imposible mantener la distincin cartesiana entre la mente y la materia, entre el observador y lo observado.

    Y esto sucede con todos los dems sistemas o estructuras dinmicas que constituyen nuestro mundo: sistemas atmicos, sistemas moleculares, sistemas celulares, sistemas biolgicos, psicolgicos, sociolgicos, culturales, etc. La naturaleza de la mayor parte de los entes o realidades es un todo polisistmico que se rebela cuando es reducido perceptivamente a sus elementos. Y se rebela, precisamente, porque as, reducido, pierde las cualidades emergentes del "todo" y la accin de stas sobre cada una de las partes.

    CIENCIAS DE LA COMPLEJIDAD

    Ciertamente, las ciencias de la complejidad son un tipo nuevo de racionalidad cientfica exigido por el mundo actual y su futuro. Los autores, sus teoras, sus conceptos y sus lgicas en los aspectos histrico, metodolgico, heurstico y poltico merecen gran atencin. Su lenguaje es altamente tcnico y especializado y no existe una nica definicin del concepto de complejidad.

    El trmino de ciencias de la complejidad me acuado a raz de la fundacin del Instituto Santa Fe (Nuevo Mxico, EUA) dedicado al estudio de los fenmenos, comportamientos y sistemas que exhiben complejidad, y que estn marcados por inestabilidades, fluctuaciones, sinergia, emergencia, autoorganizacin, no-linealidad, bucles de retroalimentacin positiva y negativa, equilibrios dinmicos, rupturas de simetra o cercanos al caos.

    Las principales teoras relacionadas con la complejidad son la teora de las estructuras disipativas en la termodinmica, desarrollada por Uya Prigogine (antes de 1970; premio Nobel de Qumica en 1977); la teora del caos, de E. Lorenz (1963); la geometra defractales de la naturaleza de Mandelbrot (1977), la teora de las catstrofes de RenThom (1980) y la teora del orden implicado de David Bohm (1987). Todas estas teoras siguen unas lgicas no-clsicas, no-lineales, entre ellas, la lgica paraconsistente, la lgica de la relevancia, la lgica modal, la lgica polivalente, la lgica difusa, la lgica temporal, la lgica cuntica, etc. Y todas hacen "mediciones", a veces cuantitativas y, frecuentemente, ponderaciones cualitativas.

    Hay varios centros que cultivan todos estos estudios. Entre ellos, los ms activos parecen ser el Stanford Research Instituto, el Instituto for Advanced Studies de Princeton, el Instituto Santa Fe, el Centro Europeo de Investigacin Nuclear y el New England Complex Systems Institute. De la

  • mltiples publicaciones de estos institutos extraeremos algunas ideas a lo largo de esta obra.

    La complejidad -nos seala Edgar Morin en diferentes obras (desde 1981 al 2000)- es un tejido (de complexus: lo que est tejido en su conjunto) de constituyentes heterogneos inseparablemente asociados; presenta la relacin paradjica entre lo uno y lo mltiple; tiene una dimensin sistmico-organizacional; es una constelacin de propiedades y comprensiones diversas; comporta diversas dimensiones, trazos diversos, pero indistincin interna; lo complejo admite la incertidumbre y, mientras mayor sea la complejidad, mayor es el peso de la incertidumbre; su futuro, generalmente, es impredecible; lo complejo no es determinista, ni lineal, ni estable; los fenmenos complejos no se rigen por leyes universales e inmutables, especialmente en los dominios biolgicos, ecolgicos y humanos; lo complejo se construye y se mantiene por la autoorganiz.acin; es un sistema abierto y est siempre en proceso de cambio que revela, a veces, autonoma y, a veces, dependencia, por eso, est lejos del equilibrio; y produce emergencias con propiedades nuevas que no existan previamente en los elementos aislados.

    En forma sencilla, pero completa, esto mismo lo haba expresado ya Blas Pascal en su hermosa obra Pensamientos (1669). Las grandes intuiciones de Pascal, como las de todo gran pensador, se nos anticiparon en la solucin de muchos de nuestros acuciantes problemas actuales. As, la riqueza epistemolgica encerrada en el prrafo que sigue no tiene parangn: "Siendo todas las partes causadas y causantes, ayudadas y ayudantes, mediatas e inmediatas, y siendo que todas se mantienen entre s por un vnculo natural e insensible que une a las ms alejadas y ms diferentes, tengo por imposible conocer las partes sin conocer el todo, as como tambin conocer el todo sin conocer singularmente las partes" (1985-1669; N. 72). Ntese la parte ontolgica (la primera) y la epistemolgica (la segunda), y la interaccin entre ambas.

    Evidentemente, como nuestras realidades cambian segn nos encontremos en un nivel de diferente organizacin o campo (fsico, qumico, biolgico, psicolgico, social, cultural o espiritual), el tipo de tejido, de red o de trama, mantendr su sistema dinmico general, pero cambiar siguiendo aquel sabio adagio mutatis mutandis, vlido para todas las analogas o modelos; es decir, que una estructura dinmica o sistema en cada una de esas reas, aun manteniendo la idea matriz del mismo concepto de complejidad, en realidad no tienen nada exactamente igual: una estructura arquitectnica, una estructura psicolgica, una estructura econmica, una estructura gramatical, etc., tienen mucho en comn, sin que tengan nada igual. Y aqu es donde se complica su

  • estudio! Es ms, esa es la fuente de muchas incomprensiones recprocas y de discusiones sin fin.

    Partiendo de las "cosas" ms simples, Niels Bohr afirm: "las partculas de materia aisladas son abstracciones; la nica manera en que podemos definir y observar sus propiedades es a travs de la interaccin que establecen con otros sistemas" (Capra, 1985, p. 87). Todo esto constituye un cambio fundamental en la naturaleza de todas nuestras realidades. Las partculas subatmicas, en efecto, son todo menos partculas (es decir: partecitas), pues no son "cosas" sino relaciones de "cosas" que, a su vez, son relaciones de otras "cosas" y as sucesivamente. En la teora cuntica nunca se llega a una "cosa"; siempre se trata con correlaciones entre "cosas", ya que una partcula es, esencialmente, una serie de relaciones que se proyectan hacia otras situadas en su exterior. Bertrand

    Russell deca que eran algo as como la cualidad de ser to, que, aunque le hagamos una autopsia a su organismo, nunca la vamos a encontrar. En efecto, las partculas subatmicas estn compuestas dinmicamente las unas por las otras, de suerte que cada una de ellas comprende a todas las dems.

    As, resulta claro y tambin muy revolucionario que las partculas subatmicas no son corpsculos aislados de materia, sino modelos de probabilidades, conexiones de una red ms amplia e indivisible que incluye al observador humano y su conciencia. La teora de la relatividad ha dado vida -por decirlo as- a la red csmica, al revelar su naturaleza intrnsecamente dinmica y al demostrar que su actividad es la esencia misma de su existencia. A nivel subatmico, las correlaciones y las interacciones de las "partes" de la unidad son ms importantes que las "partes" mismas, ya que, como sealamos, stas no existen aisladas. Hay movimiento, pero no hay, en el fondo, objetos que se mueven; hay actividad, pero no hay actores; no existen danzantes, slo existe la danza (Heisenberg, 1975, pp. 55 ss, 81 ss).

    En la prctica, el funcionamiento de los organismos en general sigue los modelos cclicos de flujo de informacin conocidos como re-troalimentacin. Por ejemplo, el componente A puede afectar al B; ste puede influir en el C; y el C, a su vez, puede afectar "retroactivamente" al A, de suerte que el crculo se cierra. Cuando este sistema deja de funcionar, la interrupcin suele estar causada por mltiples factores que pueden amplificarse recprocamente por medio de unos circuitos de retroaccin que son interdependientes. Muchas veces carece de importancia determinar cul de estos factores ha sido la causa inicial de la avera, pues los resultados pueden ser idnticos.

    Los organismos vivientes, adems, son sistemas abiertos, y esto significa que deben mantener un intercambio continuo de energa y de materia con su entorno para seguir viviendo. Este intercambio implica el absorber estructuras

  • orgnicas, descomponerlas y usar parte de sus componentes para mantener e, incluso, para aumentar el orden del organismo.

    Los sistemas "autoorganizadores" presentan tambin un aspecto esencial que es la autorrenovacin. Mientras que una mquina se construye para fabricar un determinado producto o para realizar una tarea especfica establecida por su proyectista, un organismo vivo se ocupa principalmente de renovarse a s mismo. El pncreas, por ejemplo, remplaza la mayor parte de sus clulas cada 24 horas, la mucosa gstrica cada tres das; los leucocitos se renuevan cada 10 das y 98% de las protenas del cerebro lo hacen en menos de un mes.

    Mientras que, en la mecnica clsica, las probabilidades y el comportamiento de las partes determinan los del todo, en la mecnica cuntica, la situacin es exactamente la contraria: es el todo Ip que determina el comportamiento de las partes.

    RELACIN ENTRE LO PSQUICO Y LO FSICO

    Si profundizamos ms e intentamos ampliar ese contexto mencionado, podremos llegar a ciertas entraas de la realidad de la materia fsica y su relacin con la dinmica psquica de nuestra mente, y, as, nutrir nuestro saber pensar. Sobre esto, los fsicos del Stanford Research Institute (2010) y otros distinguidos autores hablan de nueve y hasta 11 "dimensiones" de nuestra realidad, a cuyo pensamiento e ideas podemos referimos con las siguientes proposiciones iluminadoras de sus textos:

    Necesitamos una explicacin adecuada de los fenmenos de la telepata, telequinesis, premonicin, resonancia mrfica (Sheldrake, 1988) y otros fenmenos paranormales.

    Eugene Wigner: "Los fsicos descubrimos que es imposible dar una definicin satisfactoria de los fenmenos atmicos sin hacer referencia a la conciencia."

    Los numerosos experimentos psicoquinticos llevados a cabo por el fsico alemn Helmut Schmidt, empleando "generadores de sucesos aleatorios" (basados en la desintegracin radiactiva del estroncio-90), han permitido detectar esta aparente vinculacin entre lo psquico y lo cuntico.

    La "paradoja E. P. R." (iniciales de Einstein, Podoiskyy Rosen), segn la cual, dos partculas elementales que han estado alguna vez correlacionadas formando un nico sistema, aunque sean separadas una

  • de otra miles de kilmetros, mantendrn una conexin no causal y seguirn transfirindose informacin de forma instantnea.

    La idea de que existan partculas de energa psquica, semejantes a los neutrinos, actuando como portadoras de la seal teleptica, tiene una base muy slida. El matemtico Adrin Dobbs las denomin psitrones. Estas hipotticas partculas trasladaran la informacin psi de una mente a otra, e, incluso, con velocidades supralumnicas, y podran traspasar las barreras del tiempo, explicando as fenmenos como la precognicin.

    Como vemos, es tal la conexin entre el mundo cuntico y las facultades psi que, en algunos crculos especializados, se habla de"parapsicologa cuntica".

    Este nivel ms profundo de la realidad en el que todo est interconectado, el profesor de fsica terica David Bohm -fsico de mayor renombre despus de la muerte de Einstein- lo llam orden implicado (1987).

    El fsico Michael Talbot seala que "segn Bohm [ibid.), si cada partcula de la materia se interconecta con todas las dems, el cerebro mismo puede ser visto como infinitamente interconectado con el resto del universo".

    Puede incluso que la conciencia est tambin estructurada de forma hologrfica, como afirma el destacado neurofisilogo Kari Pribram (1969). Este "paradigma hologrfico" -segn el cual el cerebro es un holograma que interpreta un universo hologrfico- nos podra aclarar muchas dudas sobre la naturaleza de los fenmenos psi. Si existe lo paranormal -dice el propio Bohm (ibid.)- slo puede entenderse mediante su referencia al orden implicado, puesto que en ese orden todo est en contacto con todo lo dems y, en consecuencia, no hay ninguna razn intrnseca para que lo paranormal se considere imposible.

    As, ya no hace falta que la informacin viaje de un punto a otro. La informacin sera, por tanto, la sustancia ltima de la realidad, de acuerdo con el "modelo hologrfico".

    Entenderamos, por ello, fenmenos como la telepata, la clari- videncia o la psicoquinesis. Seran sucesos que, al trascender el tiempo y el espacio, no son trasmitidos, sino que son simultneos y estn en cualquier parte. "Nada necesita ir de aqu para all porque en esa esfera no existe ningn all", dice el holgrafo Eugene Dolgoffpara referirse a la funcin psi.

    Ante esta serie de informaciones, la actividad de un pensador prudente no puede adoptar una actitud radical de aceptarlo todo o desecharlo todo, sino la de gran apertura y probar cada aspecto, lo cual lo puede ayudar a entender

  • muchas aristas y aclarar diferentes "dimensiones" de las interrogantes de la polifactica complejidad de las realidades del mundo actual.

    Pareciera que el mundo es muy polidrico y que nuestras razones tuvieran algo en comn con la moderna teora de las supercuerdas -como veremos ms adelante- que sostiene que nuestro Universo no slo est compuesto por las tres dimensiones y el tiempo que conocemos, sino por nueve u 11 dimensiones, adems del tiempo.

    EL PARADIGMA SISTEMICOCOMO ESTRUCTURA DE LO COMPLEJO

    Como dice Beynam (1978), "actualmente vivimos un cambio de paradigma en la ciencia, tal vez el cambio ms grande que se ha efectuado hasta la fecha... y que tiene la ventaja adicional de derivarse de la vanguardia de la fsica contempornea". Est emergiendo un nuevo paradigma que afecta a todas las reas del conocimiento. La nueva ciencia no rechaza las aportaciones de Galileo, Descartes o Newton, sino que las integra en un contexto mucho ms amplio y con mayor sentido, en un paradigma sistmico.

    Ahora bien, bajo el punto de vista ontolgico, cmo se nos presenta la realidad, en general, de nuestro universo?, pueden reducirse los seres que nos rodean a su dimensin lineal, cuantitativa? Nuestro universo est constituido bsicamente por sistemas no-lineales en todos sus niveles: fsico, qumico, biolgico, psicolgico y sociocultural.

    Si observamos nuestro entorno vemos que estamos inmersos en un mundo de sistemas. Al considerar un rbol, un libro, un rea urbana, cualquier aparato, una comunidad social, nuestro lenguaje, un animal, el firmamento, en todos ellos encontramos un rasgo comn: se trata de entidades complejas, formadas por partes en interaccin mutua, cuya identidad resulta de una adecuada armona entre sus constituyentes, y dotadas de una sustantividad propia que trasciende a la de esas partes; se trata, en suma, de lo que, de una manera genrica, denominamos sistemas (Aracil, 1986, p. 13).

    Segn el fsico Fritjof Capra (1992), la teora cuntica demuestra que todas las partculas se componen dinmicamente unas de otras de manera autoconsistente, y, en ese sentido, puede decirse que "contienen" la una a la otra, que se "definen" la una con la otra. De esta forma, la fsica (la nueva fsica) es un modelo de ciencia para los nuevos conceptos y mtodos de otras disciplinas. En el campo de la biologa, Dobzhansky (1956) ha sealado que el

  • genoma, que comprende tanto genes reguladores como operantes, trabaja como una orquesta y no como un conjunto de solistas. Tambin Khier (para la psicologa, 1967) sola decir que "en toda estructura dinmica (o sistema) cada parte conoce dinmicamente a cada una de las otras". Y Ferdinand de Saussure (para la lingstica, 1954) afirmaba que "el significado y valor de cada palabra est en las dems", que el sistema es "una totalidad organizada, hecha de elementos solidarios que no pueden ser definidos ms que los unos con relacin a los otros en funcin de su lugar en esta totalidad".

    En todas estas disciplinas (fsica, biologa, psicologa, lingstica) vemos que reina un paradigma ontolgico sistmico. Si la significacin y el valor de cada elemento de una estructura dinmica o sistema est ntimamente relacionado con los dems, si todo es funcin de todo, y si cada elemento es necesario para definir a los otros, no podr ser visto ni entendido en s, en forma aislada, sino a travs de la posicin y de la funcin o papel que desempea en esa estructura dinmica o sistema.

    A este respecto, y refirindose a la sociologa, dice muy bien T. W.Adorno:

    Parece innegable que el ideal epistemolgico de la elegante explicacin matemtica, unnime y mximamente sencilla, fracasa all donde el objeto mismo, la sociedad, no es unnime, ni es sencillo, ni viene entregado de manera neutral al deseo o a la conveniencia de la formalizacin categorial, sino que es, por el contrario, bien diferente a lo que el sistema categorial de la lgica discursiva espera anticipadamente de sus objetos. La sociedad es contradictoria, y sin embargo, determinable; racional e irracional a un tiempo; es sistema y es ruptura, naturaleza ciega y mediacin por la consciencia. A ello debe inclinarse el proceder todo de la Sociologa. De lo contrario, incurre, llevada de un celo purista contra la contradiccin, en la ms funesta de todas: en la contradiccin entre su estructura y la de su objeto (Mardones, 1991, p. 331).

    Cabe, entonces, la pregunta: cul es la "razn" en que se apoya la tendencia a matematizar toda realidad, a expresarla en un lenguaje matemtico inadecuado, insuficiente y reductivo, imprimiendo sus formas e idealizando y empobreciendo las disciplinas renuentes a ello? Eichner (1989) nos da una respuesta: "La objecin aqu no es al uso de las matemticas o al matematicismo de la economa. Es... al modo como las matemticas han sido usadas para dar una fachada pseudocientfica a un cuerpo de la teora, el cual no puede satisfacer ninguna de las pruebas empricas mediante las cuales la ciencia se diferencia de la mera supersticin o de la ideologa pura" (p. 34).

  • La naturaleza ntima de los sistemas o estructuras dinmicas, en efecto, su entidad esencial, est constituida por la relacin entre las partes, y no por stas tomadas en s. La relacin es una entidad emergente, nueva. El punto crucial y limitante de nuestra matemtica tradicional, p. ej., se debe a su carcter abstracto, a su incapacidad de captar la entidad relacional. La abstraccin es la posibilidad de considerar un objeto o un grupo de objetos desde un solo punto de vista, prescindiendo de todas las restantes particularidades que pueda tener.

    El enfogue sistmico es indispensable cuando tratamos con estructuras dinmicas o sistemas que no se componen de elementos homogneos y, por tanto, no se le pueden aplicar las cuatro leyes que constituyen nuestra matemtica actual sin desnaturalizarlos, la ley aditiva de elementos, la conmutativa, la asociativa y la distributiva de los mismos, pues, en realidad, no son elementos homogneos, ni agregados, ni partes, sino constituyentes de una entidad superior; las realidades sistmicas se componen de elementos o constituyentes heterogneos, y son lo que son por su posicin o por la funcin que desempean en la estructura o sistema total; es ms, el buen o mal funcionamiento de un elemento repercute o compromete el funcionamiento de todo el sistema: ejemplos de ello los tenemos en todos los seres vivos (infeccin > enfermedad > muerte) y aun en la tecnologa, como el estrepitoso fracaso del Challenger o del Ariane V, debidos, respectivamente, a una superficie exterior no cuidada o a los "tiempos" de una computadora, o el del Titanic, enviando al fondo del mar a ms de 1500 personas por un "descuido" del timonel.

    En general, podramos sealar, como una especie de referente clave, que la matemtica trabaja bien con objetos constituidos por elementos homogneos y pierde su capacidad de aplicacin en la medida en que stos son de naturaleza heterognea, donde entra en accin lo cualitativo y sus relaciones.

    El gran bilogo Ludwigvon Bertalanffy (1981, p. 47) dice que "desde el tomo hasta la galaxia vivimos en un mundo de sistemas", y seal (desde 1972) que para entender matemticamente, p. ej., los conceptos biolgicos de diferenciacin, desarrollo, equifinalidad, totalidad, generacin, etc. (todos sistmicos) necesitaramos unas "matemticas gestlticas", en las que fuera fundamental, no la nocin de cantidad, sino la de relacin, forma y orden (ibidem, p. 34).

    Hoy da ya se han desarrollado mucho estas matemticas. Se conocen con los nombres de "matemticas de la complejidad", "teora de los sistemas dinmicos" o "dinmica no-lineal", que trabajan con centenares de variables interactuantes e intervinientes durante los procesos con la cuarta dimensin tiempo. Se trata de unas "matemticas ms cualitativas que cuantitativas". En

  • ellas se pasa de los objetos a las relaciones, de las cantidades a las cualidades, de las sustancias a los patrones. Su prctica es posible gracias a las computadoras de alta velocidad que pueden ahora resolver problemas complejos, no-lineales (con ms de una solucin), antes imposibles, granear sus resultados en curvas y diagramas para descubrir patrones cualitativos (sin ecuaciones ni frmulas), guiados por los llamados patrones atractores, es decir, que exhiben tendencias (vase Capra, 2003, pp. 129-168; tambin, cap.12, sobre el mtodo Mic-Mac).

    El pensamiento sistmico comporta, adems, un cambio de la ciencia objetiva a la ciencia epistmica, es decir, se tiene en cuenta la posicin personal del sujeto investigador, como el fsico tiene en cuenta la temperatura previa del termmetro que usa.

    La comprensin de toda entidad que sea un sistema o una estructura dinmica requiere el uso de un pensamiento o una lgica dialcticos, no le basta la relacin cuantitativo-aditiva y ni siquiera es suficiente la lgica deductiva, ya que aparece una nueva realidad emergente que no exista antes, y las propiedades emergentes no se pueden deducir de las premisas anteriores. Estas cualidades no estn en los elementos sino que aparecen por las relaciones que se dan entre los elementos: as surgen las propiedades del agua, que no se dan ni en el oxgeno ni en el hidrgeno por separado; as aparece o emerge el significado al relacionarse varias palabras en una estructura lingstica; as emerge la vida por la interaccin de varias entidades fsico-qumicas, etctera.

    Por todo ello, nunca entenderemos, p. ej., la pobreza de una familia, de un barrio, de una regin o de un pas en forma aislada, desvinculada de todos los dems elementos con que est ligada, como tampoco entenderemos el desempleo, la violencia o la corrupcin, por las mismas razones; y menos sentido aun tendr la ilusin de querer solucionar alguno de estos problemas con simples medidas aisladas.

    En consecuencia, cada disciplina deber hacer una revisin, una reformulacin o una redefinicin de sus propias estructuras lgicas individuales, que fueron establecidas aislada e independientemente del sistema total con que interactan, ya que sus conclusiones, en la medida en que hayan cortado los lazos de interconexin con el sistema global de que forman parte, sern parcial o totalmente inconsistentes. Esto equivale a decir que debemos pasar de los planes de estudio monodisciplinares a planes de estudio multidisciplinarios, interdisciplinarios y transdisciplinarios.

    LA TEORA DE LAS SUPERCUERDAS

  • Esta teora (que algunos ven como la teora fundamental y definitiva de la fsica: Weinberg, 1992; Witten, en Creene, 2000, pssim) sostiene que lo ms ntimo de toda materia o realidad est constituido por 11 "dimensiones" (10 ms el tiempo) y que toda realidad (qumica, biolgica, psicolgica, social, poltica, etc.) no podr entenderse plenamente sin tener en cuenta tambin esta base y leyes de la fsica, que son vlidas tanto para lo infinitamente pequeo (como son los protones, neutrones, electrones, cfuarks, etc.), como lo infinitamente grande (como las estrellas, los agujeros negros y las galaxias). Pero esta teora tambin seala que la materia ltima del cosmos est constituida por "patrones de resonancias armnicas y sus vibraciones" acuerdas) semejantes a las que emite un violn o un piano (ibidem).

    As, no hay msicos (y ni siquiera violn o piano) sino slo msica, no hay danzantes sino slo danza, y, en general, no hay actores sino slo acciones; y a estas ltimas entidades fsicas se llega por medio de construcciones lgico-matemticas, es decir, no tienen un significado especial aparte de su definicin o ecuacin matemtica de fuerzas gravitacionales y electromagnticas, como las ejercidas por el Sol, la Luna, planetas del sistema solar y otros cuerpos del macrocosmos. En otras palabras, se defiende diciendo que la teora es demasiado bella (matemticamente) para ser errnea (Horgan, 1998,pp. 89-100; 258-260).

    Lo que se preguntan los que la cuestionan es si todo (incluyendo los seres vivos y las diferentes realidades humanas) se pueden reducir a eso, es ms, si eso corresponde a algo. El problema que plantea esta teora y su intento de la unificacin de la ciencia, aparte de que la mayora de los fsicos difieren en definir qu es exactamente una "supercuerda" (una imagen, una metfora, una analoga, una alegora, un modelo, etc.) y aun cuando se trate de una teora realmente "elegante y bella" (aspecto, ciertamente, muy importante), es que no existe manera de verificarla experimentalmente, sino parcialmente algunos de sus aspectos, lo cual indica que no se est siguiendo realmente el mtodo cientfico, como lo exige la verdadera ciencia, y no se vaya adelante aplicando y creyendo en una mera consistencia matemtica.

    Pero "los modelos matemticos -como muy bien dijo Einstein- en la medida en que son ciertos no se refieren a la realidad, y, al contrario, en la medida en que se refieren a la realidad, no son ciertos" (Davies, 1973, p. 1). Una cosa es la realidad fsica en s y otra muy diferente la realidad, por ejemplo, biolgica, psicolgica, social y dems: estas realidades se deben y estn representadas por estructuras de otras estructuras, las cuales se deben, a su vez, a otras estructuras. Lo ilgico estara en que el modelo va ms all de s mismo y representa, o equivale, a toda la realidad, lo cual equivaldra a decir que la naturaleza atmica de los pigmentos, por ejemplo, del cuadro de

  • la Mona Lisa explicaran se enigmtica sonrisa, o que la naturaleza subatmica de los ladrillos de una catedral gtica daran razn plena de su sentido y mensaje espiritual y religioso; incluso, que a eso se reducira un acto de libertad humana, su proceso creador, la responsabilidad tica, etctera.

    En este sentido, Brian Greene, en la excelente obra ya citada (2000), lder en la divulgacin de la teora, es muy prudente y tiene en cuenta estas observaciones diciendo que "los hallazgos de esta teora marcan el comienzo y no el fin... del estudio de la riqueza y complejidad de nuestro universo" (p. 17); es ms, en otra obra suya ms reciente (2004, de 700 pp.) afirma que "los tericos de la teora de cuerdas pueden asemeja