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MARZO 2008 Año XXVI. Nº 208 SMA - Sociedad de Misiones Africanas (Pasa a pág. 2) En este tiempo de cuaresma A LA PATA COJA El otro día un catequista, en una reunión sobre la Biblia, me pregun- taba sobre la lucha de Jacob con Dios de la que aquel salió cojeando, con el nervio ciático encogido. (Gn 32, 23-33) Jacob dice: “No me iré sin tu bendición” y no soltaba pren- da. ¿Se puede luchar con Dios? ¿Qué significa todo esto? Me parece una locura. Y yo le contesté sin pensármelo dos veces: “Luchar con Dios es lo que hago todos los días, desde el punto de la mañana hasta la noche desde hace muchos años y con mala cara que es lo que me enseñó mi padre y que reconozco que no es el mejor méto- do, pero que ahí está y es una espi- na ¿Qué hago si no, visitando pue- blos en moto o en coche, animando comunidades, rezando con unos, programando con otros y aquí una reunión y tragando polvo —que está riquísimo—, porque al final es en lo que me voy a convertir? ¿Qué hago si no, buscando qué or ganis- mo nos puede financiar unos pozos o el centro de jóvenes o el progra- ma d e p romoción f emenina… y tengo que presentar facturas y fotos y papeles con estatutos y sellos ofi- ciales en este rincón del fin del mundo? Si esto no es lucha, que venga Dios y lo vea que parece que mira a otra parte. Ya sé que es un mal ejem- plo, pero ¿me entiendes ahora?” - No del todo, Padre, me responde conteniendo la risa. - ¿Es que no me has visto cojear? He llegado demasiado pronto a la capi- lla, como siempre. La gente no ha venido todavía. Vamos a celebrar en un puebleci- to de Banikoara las etapas de bautismo de los catecúmenos que se vienen preparando desde hace ya meses o años; algunos de ellos recibirán el sacramento en la próxima vigilia pascual. BESE KA KPURA Por el patio andan Andrés y Lucas. Nos saludamos: - “Saludos desde el frío”. Es ver- dad que este año el harmattam, el viento del desierto, ha sentado sus reales entre nosotros y parece que no se quiere mar- char. Unos y otros van embozados y enco- gidos como en un riguroso invierno. - Un invierno muy crudo, les digo a Gerardo y Belén, compañeros seglares que están haciendo sus esfuerzos de adapta- ción. Hay una pátina de polvo sobre nuestros cabellos y cejas que dibuja en los rostros una vejez prematura. Es el polvo que cubre el paisaje y la mirada como “una sábana blanca de lino no, todo todo lo tapa y el agua no”, de una infancia lejana. Hay suavidad en el ambiente y me llegan atenuados los ruidos y gritos de la aldea. Entro en la iglesita maternal de adobe que no guarda generaciones pasadas ni suspiros entre el incienso ¿qué pueden guardar estas paredes desportilladas ya, que se casan tan bien con el polvo del des- ierto? Parece todo tan transitorio y huidizo sobre los bancos de tierra que un golpe de viento un poco más fuerte se nos puede llevar a todos sin pedir permiso. En la pared del fondo, justo detrás del altar desnivelado, hay un viejo cartel cla- vado con chinchetas con la imagen cando- Rafael esperando a la gente el miér coles de ceniza

MARZO 2008 Año XXVI. Nº 208 A LA PATA COJA … final de su preparación, en la Vigilia Pascual, los catecúmenos van a recibir los tres sacramentos de la iniciación: el Bautismo,

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MARZO 2008Año XXVI. Nº 208

SMA - Sociedad de Misiones Africanas

(Pasa a pág. 2)

En este tiempode cuaresma

A LA PATA COJA

El otro día un catequista, en unareunión sobre la Biblia, me pregun-taba sobre la lucha de Jacob conDios de la que aquel salió cojeando,con el nervio ciático encogido. (Gn32, 23-33) Jacob dice: “No me irésin tu bendición” y no soltaba pren-da. ¿Se puede luchar con Dios? ¿Quésignifica todo esto? Me parece unalocura.

Y yo le contesté sin pensármelodos veces:

“Luchar con Dios es lo que hagotodos los días, desde el punto de lamañana hasta la noche desde hacemuchos años y con mala cara que eslo que me enseñó mi padre y quereconozco que no es el mejor méto-do, pero que ahí está y es una espi-na ¿Qué hago si no, visitando pue-blos en moto o en coche, animandocomunidades, rezando con unos,programando con otros y aquí unareunión y tragando polvo —queestá riquísimo—, porque al final esen lo que me voy a convertir? ¿Quéhago si no, buscando qué or ganis-mo nos puede financiar unos pozoso el centro de jóvenes o el progra-ma d e p romoción f emenina… ytengo que presentar facturas y fotosy papeles con estatutos y sellos ofi-ciales en este rincón del fin delmundo?

Si esto no es lucha, que vengaDios y lo vea que parece que mira aotra parte. Ya sé que es un mal ejem-plo, pero ¿me entiendes ahora?”

- No del todo, Padre, me respondeconteniendo la risa.

- ¿Es que no me has visto cojear?

He llegado demasiado pronto a la capi-lla, como siempre. La gente no ha venidotodavía. Vamos a celebrar en un puebleci-to de Banikoara las etapas de bautismo delos catecúmenos que se vienen preparandodesde hace ya meses o años; algunos deellos recibirán el sacramento en la próximavigilia pascual.

BESE KA KPURAPor el patio andan Andrés y Lucas. Nos

saludamos:- “Saludos desde el frío”. Es ver-

dad que este año el harmattam, el vientodel desierto, ha sentado sus reales entrenosotros y parece que no se quiere mar-char. Unos y otros van embozados y enco-gidos como en un riguroso invierno.

- Un invierno muy crudo, les digo aGerardo y Belén, compañeros seglares queestán haciendo sus esfuerzos de adapta-ción.

Hay una pátina de polvo sobre nuestroscabellos y cejas que dibuja en los rostrosuna vejez prematura. Es el polvo quecubre el paisaje y la mirada como “unasábana blanca de lino no, todo todo lotapa y el agua no”, de una infancia lejana.Hay suavidad en el ambiente y me lleganatenuados los ruidos y gritos de la aldea.

Entro en la iglesita maternal de adobeque no guarda generaciones pasadas nisuspiros entre el incienso ¿qué puedenguardar estas paredes desportilladas ya,que se casan tan bien con el polvo del des-ierto? Parece todo tan transitorio y huidizosobre los bancos de tierra que un golpe deviento un poco más fuerte se nos puedellevar a todos sin pedir permiso.

En la pared del fondo, justo detrás delaltar desnivelado, hay un viejo cartel cla-vado con chinchetas con la imagen cando-

Rafael esperando a la gente el miércoles de ceniza

En este tiempo de cuaresma(Viene de la pág. 1)

rosa de un cristo nigeriano; sobre el cartelhan pinchado una cuartilla con un textoescrito en lengua Baatonu que traduzcoasí:

“- El comité de Cáritas está formado porJulián Mere, Lucas Gado y María Sika.

- Llegar a la hora a la oración.- Participar en el Vía Crucis

todos los viernes de Cuaresma.- Prohibido beber “sodabí”

(alcohol de palma)”.Son las resoluciones de Cuaresma, me

dice Lucas riendo tímidamente.Me ha seguido en el interior de la igle-

sia y se siente obligado a explicar:- Hemos creado el comité de

Cáritas, porque no había nadie que se ocu-pase de los enfermos, de los pobres…

- ¿Tuvisteis ya el retiro?- Sí, sí.- ¿Quién os lo dio?- Benjamín.- Y ¿qué tal os fue?- Ah, muy bien, muy dulce, me

responde casi con entusiasmo. Sería buenohacerlo varias veces al año…

UN RETIRO DE CUARESMAEn realidad es un día de oración y de

encuentro animado por un catequista veni-do de otra comunidad de la misión. Lo pre-

paramos antes en una reunión de catequis-tas. El tema de este año es: “Los serviciosen la comunidad” a partir de los Hechos delos Apóstoles y del envío de los setenta ydos. La comunidad cristiana se reúne en lacapilla temprano y se empieza con la ora-ción. Se leen las lecturas apropiadas, elcatequista las comenta y a continuación seconstituyen los grupos de reflexión según laimportancia de la comunidad: los hombrespor un lado, las mujeres por otro, luego losjóvenes y con frecuencia los niños tambiénacompañados de alguna persona mayor.

¿QUÉ SERVICIOS HAY ENLA COMUNIDAD?

¿Cómo funcionan? ¿Sería convenientecrear alguno nuevo? Con éstas u otras pre-guntas similares trabajan los grupos. Laparticipación es muy animada por lo gene-ral. Y cuando han terminado, cada grupovuelve a la asamblea con sus conclusionesy juntos eligen tres o cuatro cuestiones queinteresan de forma particular a todos y sebusca “una medicina”, el remedio, la deci-sión que convenga.

Antes de llegar a las conclusiones obli-gadas, todos comen juntos, sin platos niprotocolos especiales. Al final, por la tarde,se termina con una celebración penitencialo un Vía Crucis”. Así en cincuenta y tantascomunidades que hay en la misión.

El resultado, según la experiencia de losaños pasados, es bastante positivo, sobretodo en lo que concierne la solidaridaddentro de estas iglesitas que se van crean-do. Releo las conclusiones y Lucas medice señalando la hoja de papel:

Hemos puesto las conclusiones bien a lavista para que no se nos olviden y Dios nosayude a cumplirlas.Yo siento un gorgojeointerior que me sube porque ya son variosaños que llevo visitándolos y ya nos cono-cemos y aquí todo va a piso llano ¿paraqué esconderse si tenemos el desierto a lavuelta de la esquina?

Hábitat de la sabana de Banikoara que visita Rafael.

Un altar desnivelado y al fondo la imagen de un Cristo nigeriano. Rafael Marco, sma

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El Catecumenado

¿CUENTA PARA LOSLECTORES DE SELVA YSABANA QUÉ ENTENDEMOSPOR SACRAMENTOS DE LAINICIACIÓN CRISTIANA?

Al final de su preparación, en la VigiliaPascual, los catecúmenos van a recibir lostres sacramentos de la iniciación: elBautismo, la Confirmación y la Eucaristía.

¿SON MISIONEROS LOSSACRAMENTOS DE LAINICIACIÓN CRISTIANA ?

Los misioneros que trabajamos en prime-ra evangelización dedicamos gran partede nuestros esfurzos a acompañar perso-nas y grupos que están en camino paraformar un día una comunidad cristiana.Hay comunidades en las que el catequis-

ta es un catecúmeno pues ninguno hasido bautizado todavía. El misionero estestigo del trabajo que el Espíritu de Diosrealiza en los corazones y actor , con

todos los que colaboran con él, en esteproceso.

¿CÓMO ENTRA UNAPERSONA EN ELCATECUMENADO?

Los catecúmenos son hombre o mujeres,jóvenes, adultos o ya entrados en años. Enun viaje, en una ceremonia familiar, en unmercado o por medio de un amigo quevino a verlos conocieron una comunidadcristiana y les llamó la atención, algo enella les gustó. Cuando deciden dar los pri-meros pasos para entrar ven que no esapuntarse a una asociación o a un grupo deamigos.

CON UN EJEMPLO:

Algún cristiano le va a explicar que hacer-se cristiano es un compromiso serio quesupone un largo recorrido: el anuncio de laPalabra, la aceptación del Evangelio quelleva a la conversión, la profesión de fe, elBautismo, el don del Espíritu y la comu-nión a la Eucaristía.El adulto que quiereentrar en el catecumenado tiene que fre-

Satur habla con un grupo de catecúmenos.

La humildad del espacio no es menoscabo para la fuerza de la fe.

Saturnino Pasero es un enamorado del catecumenado, ya de joven se especializó enCatequesis y siempre ha presidido comisiones de catequesis en la diócesis. Traducía, vul-garizaba, editaba rituales en peul y bariba para que los sacramentos de la iniciacióncristiana fuesen los cimientos fuertes sobre los que la experiencia cristiana de las comu-nidades condujese a los catecúmenos o jóvenes cristianos por los caminos del crecimien-to en la fe y de la santidad. Todos nos hemos beneficiado de su buen hacer.

(Pasa a pág. 4)

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cuentar la comunidad desde al menos dosaños, y durante ese tiempo haber dadomuestras de interés y fidelidad a la oracióncomunitaria. Igualmente ha de participaren los trabajos de la comunidad, ser perso-na de fe y reconocido como buena personaen su casa y en el pueblo. Para que el catecúmeno pueda avanzar enel camino catecumenal, los responsablestienen en cuenta no sólo la asiduidad y elnivel de adquisición de conocimientos,sino también la presencia de signos quemanifiestan una conversión en su vida acausa de la Palabra de Dios.

¿CÓMO SE LLEVA ELSEGUIMIENTO?

Así pues, en cada comunidad se constitu-ye un “equipo de seguimiento del catecu-menado” que está compuesto por un

representante de los ya bautizados (si loshay), el sacerdote o un miembro del equi-po misionero encargado de acompañar aesa comunidad, el catequista encargado detransmitirle las enseñanzas, el presidentey la presidenta de la comunidad. Esteequipo, con el padrino o la madrina, es elque juzgará si el catecúmeno es apto parael bautismo o no.

¿PRINCIPALES ETAPAS?

Las etapas están cargadas de símbolos quehablan al corazón de todos. En la primeraetapa el catecúmeno se compromete en uncamino que le llevará hasta el final en subúsqueda de la luz. Se presenta delante detoda la comunidad cristiana y se compro-mete a seguir a Jesús y a dejar cualquierpráctica que esté en contradición con “elcamino de Jesús”. La comunidad, por bocade sus responsables, se compromete a

Saturnino Pasero, sma. Kalalé

acompañarlo y a hacer confianza alEspíritu que trabaja el corazón de esta per-sona. En esta primera etapa el nuevo cate-cúmeno recibe un nombre cristiano, esmarcado con el signo de la cruz y la comu-nidad reza por él para sostenerlo en sucaminar.

Un año más tarde, la segunda etapa estámarcada por el rito del Effetah (ábrete),se marca al catecúmeno en sus oídos y ensu boca con el signo de la cruz. Este ritohace referencia a la escucha y a la procla-mación de la Palabra de Dios.

Un año más y el catecúmeno entra en latercera etapa marcada por el rito de laTransmisión del Credo que recoge la fe dela Iglesia. Cuando se acerque la fecha delbautismo los catecúmenos lo proclamaránsolemnemente.

Durante la Cuaresma que precede el bau-tismo, se ultima la preparación de los cate-cúmenos.

¿HAY SIEMPRE UN FINALFELIZ?

El Bautismo se vive simpre como unaexperiencia de plenitud. El catecúmenoha hecho la experiencia de que Dios loquiere y eso lo hace feliz y le da unainmensa confianza. También ha hecho laexperiencia de que la conversión es posi-ble y ha vivido experiencias que le pare-cían imposibles antes de conocer a Jesús:el perdón, el amor de los enemigos, ven-cer tentaciones de venganza, el amor yrespoto de los pobres… estas experien-cias le hacen vislumbrar la felicidad delfin pero necesitará todavía la misericor-dia de Dios para vivir su nueva condiciónen la vida diaria

El catecumenado(Viene de la pág. 3)

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Andrés podría ser uno de los persona-jes del Evangelio. No como Pedro o losfariseos. Andrés no es una persona fuerte,que se impone, sino más bien uno deestos que están al borde de camino y nose atreven a llamar a Jesús. Al contrario,éste los llama a ellos.

Andrés es un minusválido. Desde suaccidente, su vida había sido una letaníade sufrimiento, dejarse curar y ayudar encasa o en el hospital. Creo que tiene susitio en esta crónica de “personajes de lamisión”, pues lo fue a su modo.

NI LA MEDICINAOCCIDENTAL NI LATRADICIONAL NO PUEDENNADA

De chaval se llamaba Sabi. Era un chicocomo cualquiera de por aquí: un campesi-no trabajador, fuerte, serio y alegre de unpueblo muy metido en la sabana. Vivía unavida normal hasta un día de febrero que sesubió a un árbol para cortar ramas y dar decomer a sus bueyes. Hizo un mal gestocon el machete y se cayó. Aquel día sequedó parapléjico. Su hermano, Moisés,

nos pidió que fuéramos a buscarlo para lle-varlo al médico. Lo llevaron primero alcurandero quien dijo que no podía hacernada y luego al hospital. Poco a poco rea-lizó que no volvería nunca a andar: Ni lamedicina europea ni la tradicional puedenarreglar una columna rota. Estuvo tiempo

en la cama pero se le produjo una infec-ción y olía a podrido. Venía a ver a la her-mana Serafina, nuestra enfermera quepasaba horas cuidándolo con una delicade-za extraordinaria. Lo llevaron al hospitalde Tanguieta para hacerle una operaciónde cadera y se quedó allí más o menos unaño. Poco a poco, en el hospital fue cono-ciendo a todo el mundo y hablando algo detodos los idiomas que se hablan allá, ver-dadera encrucijada de culturas.

LA PACIENCIA DE LAMADRE NO TIENE LÍMITE

En todos estos sitios lo acompañaba sumadre. Muchas veces se llevaba a unaniña adolescente para que le ayudara,pero en general estas chicas jóvenes notenían mucha paciencia y no aguantabanmás que algún mes en el hospital, mien-tras que la paciencia de una madre notiene límite. Su madre es una mujer sen-cilla, de rostro sereno. Es la presidenta dela comunidad de su pueblo. Todo elmundo la llama ”presidenta”.

Al cabo de un tiempo largo, volvió a su

Salud y salvación tienen la misma raiz.

El cuidado de los más débiles es el camino de la misión.

PERSONAJE DE LA MISIÓN

Andrés, el minusválido

(Pasa a pág. 6)

SMA - Sociedad de Misiones Africanas Página 6

En la casa de mi Padre hay un lugar para todos (Jn 14,2)Rezamos por nuestros difuntos.Felipe Baquero Martales, de Zaragoza. Alfonso Pérez Gallego, sacerdote de Sonseca (� 24 de febrero); JuanValera Soler, de Melilla; e Ignacio Galdós de Oñate.

Los primeros miércoles de mes, en nuestra casa de Asura, celebramos la Eucaristía por nuestros amigos ycolaboradores difuntos.

pueblo. Las monjas le buscaron ayudapara construirle una casita al lado de labomba de agua. Allí empezó un pequeñotaller de sastre.

UN POBRE DE BUENCORAZÓN

Sabi se había hecho cristiano y se lla-maba Andrés. Se paseaba por el pueblocon su silla de ruedas. Cuando construi-mos la iglesia, vino a decirnos que noolvidásemos de hacer una rampa para lasilla de ruedas.

Un día vino a la misión con un billete.Su amigo Juan estaba formándose en elcentro de catequistas y él traía algúndinerillo para mandarle al amigo dicién-dome:

-Yo no soy rico pero el está lejos de sucasa para hacer “el trabajo de Dios” ¿Nodebo hacer algo yo también?

ANDRÉS SE MARCHA

La infección volvía. Andrés sufríamucho pero guardaba este humor de losbariba. Poco a poco, se hacía patente queno iba a vivir mucho más. Ya no salía decasa. Pidió que se le bautizará y aunqueno hubiera terminado el tiempo normalde catecumenado nos pareció que “habíaque hacerlo”, porque le quedaba poco devida y su sufrimiento valía todas las for-maciones o experiencias espirituales delmundo. Lo hicimos durante un cursillode agentes de Cáritas: era casi una“práctica” de lo que se les enseña.Fuimos a su casa con cantos y tamborespara celebrar la fiesta del bautismo, peronos dimos cuenta que el ambiente noestaba para fiesta: Andrés apenas estabaconsciente. Lo bautizamos y rezamos.La madre hizo una oración de acción degracias por su hijo y por lo que le había

permitido descubrir . Cada uno volviómuy emocionado.

Al día siguiente, de madrugada, se nosanunció: “Andrés se ha marchado”.Despertamos a la gente de Cáritas e hici-mos una oración. Mientras tanto se prepa-ró la tumba y lo enterramos pronto. Fueun poco complicado porque era mellizo yde familia de jefe, dos condiciones quehay que tener en cuenta a la hora de ente-rrar… Había mucha gente porque todo elmundo lo conocía, no tenía enemigos y sufamilia era importante.

Alguno dijo:-No hubiera vivido tanto si no fuera

por el cuidado de las hermanas…”Quizás fue su cometido aquí: permitir

mostrar nuestra compasión como lo hacíaJesús en su tiempo… Por su parte, Andrésdio el testimonio de un hombre de paz,sonriente que vivió discretamente enmedio de los demás. Su madre decía quela serenidad le venía de su fe…

Andrés, el minusválido(Viene de la pág. 5)

CARTAS DE LECTORES Apreciable familia misionera:

Deseo que estéis de maravilla para hacer cosas y moveros de una parte a otra. Por correo os he enviado un giro, lo que sepuede y hacéis lo que podáis con ello.Me interesa mucho Selva y Sabana, leo todo lo que mandáis y después se lo paso a otra personas para que lean, se animeny se apunten.Decís que la gente de Africa es agradecida y buena gente; me alegr o mucho que haya quien les eche una mano.Os pido que si podéis tengáis tr es misas por mis familiares.Termino y llevo a mi nieto de tr es añitos y me tengo que poner a preparar la cena. Mi marido y yo andamos con los nietosechando una mano pues lo padres trabajan, así que no hay más r emedio. Con 74 años aún hacemos algo.Sin más, familia, suerte y ánimo, un abrazo de toda esta familia vuestra, hasta siempr e; con Dios os dejo.

A. J. M. de BaracaldoQueridos todos:

He recibido el calendario y la revista. Me gusta mucho leerla entera. Ya tengo 80 años y soy la más débil de la familia per o,gracias a Dios, vamos adelante. Tengo una nieta que es la alegría de la huerta, a mí me cambió la vida, cumple ahora unaño. Es muy dura, muy viva y muy lanzada, ya anda solita y tiene siete dientes. Va a la guardería y alborota a todos. Losniños son lo mejor. Os mando un dinerito, siempre de mi pequeña pensión. Para todo da Dios, a veces pienso que mi pocodinero es de goma. Que tengamos salud y Dios no suelta de la mano a nadie, yo estoy agarrada fuerte a la suya.Un beso grande para todos (os quier o).

R. de Madrid

François du Penhoat, sma.

3. Enséñame a ver tu presencia enlos demás, que ellos sean fuente de con-versión para mi.

4. Ayúdame a rezar por todos losque sufren y que no saben por qué. Quevean algún sentido a su vida y que estesentido, que vayan descubriendo, sea ali-vio para ellos.

5. Señor, te pedimos por todos loscatecúmenos que se preparan para bauti-zarse. Que el camino de la fe sea caminode vida, fuerza y serenidad para el servi-cio a los demás.

este encuentro. Creemos que el otro tam-bién es portador de Dios.

3. Hagamos de esta cuaresma untiempo de conversión al abrirnos a losdemás. Que nuestros pequeños achaques,dolores y sufrimientos físicos o moralessea un medio para vivir la compasión, lasolidaridad y el amor.

ORACIÓN

Pidamos a Dios que nos convierta parael servicio al Mundo:

1. Señor, ayúdame a vivir en soli-daridad con el mundo entero. Ayúdamepoco a poco a vincular las cositas de mivida con todo lo que vive el resto huma-nidad.

2. Que mis achaques y dolores nome centren en mi mismo sino que meabran a la compasión.

SMA - Sociedad de Misiones Africanas Página 7

Orantes por la MisiónCuaresma 2008

Ofrecer nuestro sufrimiento, convertirnos LO QUE NOS DICE EL PAPABENEDICTO XVI EN SUÚLTIMA ENCÍCLICA

1. Dios no puede sufrir pero sicompartir nuestro dolor. Dios ha entradoen nuestra humanidad y nuestras dificul-tades. Por Jesús se ha hecho solidario ycompasivo del dolor humano. Dios nonos deja solos, aunque muchas veces nolo vemos ni le entendemos. Dios está anuestro lado de una manera privilegiadaen la dificultad: da un sentido a lo quevivimos dentro del conjunto del mundo(como Jesús explicaba a los discípulos deEmáus el sentido de lo que vivían).

2. Otro aspecto que subraya elPapa es “ofrecer” nuestras penas y elsufrimiento de la vida cotidiana. Insertartodos nuestros pequeños sufrimiento enla gran compasión de Cristo que llevan aformar parte del gran tesoro de compa-sión que es tan necesario a la humanidad.

CONVERSIÓN Y MISIÓN

1. La cuaresma es un tiempo privi-legiado para renovarnos por dentro, ydesde allí salir al encuentro de los demás.A veces nos esforzamos por convertirnos,pero, en realidad, queremos realizar unaimagen ideal e idealizada de nuestra per-sona. Muchas veces, esta persona ideal enla que queremos convertirnos se parece alos fariseos del Evangelio: una personaque cree seguir los mandamientos y serasí modelo para los demás… Cuandoobramos así, gastamos toda nuestra ener-gía para realizar esta persona-modelo.

2. La misión es ir a los demás connuestra pobreza y dejarnos convertir por

Detalle del monumento a los esclavos de la playa de Ouidah.

ENCUENTRO DE JÓVENESLos días 4, 5 y 6 de abrilen SONSECA (Toledo)

Contactar: Rosa García enGranada, José Pérez en Madridy [email protected]

SMA - Sociedad de Misiones Africanas Página 8

Cuento Ditanmari transmitido por Sebastián Kouagou en Bassila.Guichard, M. (2004) D’une sagesse à l’autr e. Contes de la Donga (Bénin) et Bible se r en-contrent. Imprimerie Gutenberg, Cotonou, pág : 102-105.

Edita: SOCIEDAD DE MISIONES AFRICANAS (S.M.A.). Director: José Antonio Ferrer Administración: François du Penhoat.Suscripción: 4 €.C/. Asura, 34 - 28043 MADRID Tel.: 91 300 00 41 • Fax: 91 388 56 58.E-mail: [email protected] gwww.misionesafricanas.orgDep. Legal. M-38.305-1983

En el pueblo de Ndo Akpantidentou –que significa “Ama a tu enemigo”- dosjóvenes amigos tenían una amistad quecreían invencible.

Todo el mundo se extrañaba de cómolos dos jóvenes podían ser amigos. Eranevidentes, para el resto de la gente del pue-blo, todas las cosas que les separaban. Unoera un chico valiente con una reputaciónde cazador intrépido. El otro, más joven,ciego de nacimiento, era más bien de natu-raleza enclenque.

Además pertenecían a familias rivalesdesde que una desavenencia, que seremontaba a varias generaciones, no habíapodido arreglarse de una vez por todas.Los familiares de cada uno habían hecholo imposible para que su amistad no fun-cionara. Nada había dado resultado.

Un día, el mayor le dijo a su amigociego:

- Deberíamos irnos al bosque yvivir tranquilos lejos de comentarios yataques.

Había madurado bien su plan y no habíadejado nada al azar.

- Cuenta conmigo para buscar lacomida, “el pájaro que no ha dejadonunca su árbol no sabe que hay mijo enotro lugar”. Viviremos de la caza y de losfrutos del campo. Y o iré a la selva a bus-car carne y vegetales comestibles.Mientras tanto tú vigilarás la casa.

Pusieron su plan en práctica. Las prime-ras semanas fueron maravillosas.Hablaron a corazón abierto de todo y denada. Se creían los jóvenes más felices delmundo.

Una noche, el cazador volvió extenuadode la caza. Había recorrido montañas yvalles sin encontrar más que una míseraperdiz. Se decía:

- ¿Cómo nos vamos a alimentardos personas con este pájar o? ¡Y hemeaquí de vuelta en casa!

En ese momento divisó un sapo en elborde del camino. Lo atrapó y lo metió ensu zurrón. Acababa de ocurrírsele unaastuciosa idea.

Al llegar a casa le dijo a su amigo:- Hoy Dios no ha me ha ayudado a

atrapar ninguna pr esa. Lo único que hepodido encontrar es este pobre sapo que tevoy a pr eparar ahora. En lo que a mí serefiere me contentaré con un vaso de aguaesta noche. Mañana será otro día.

Sin más dilación, puso el sapo en elfuego a la vez que la perdiz. Tuvo la pre-caución de extender una buena capa depicante sobre la tierna piel del sapo.

- Así, se decía para sí, la carne delsapo se endurecerá y tendrá que lucharduro para poder hincarle el diente.Mientras, yo tendré tiempo suficiente parasaborear mi perdiz.

Cuando el ciego cogió el sapo se sor-prendió al ver que se le resistía la piel. Tirófuerte una segunda vez más, pero fue envano. La tercera vez mordió con todas susfuerzas y ¡zas!, la piel se desgarró. El jugode la carne le salpicó con fuerza en la caray el picante le hizo gritar de dolor pues susojos eran muy sensibles. Después se des-mayó y cuando abrió los ojos grito loco dealegría:

- ¡Veo! ¡Puedo ver!

Pudo comprobar que su amigo estabacomiéndose la perdiz tranquilamente. Elcazador no había tenido tiempo de esbozarel mínimo movimiento para esconderse.Debería haber saltado de alegría al consta-tar que su amigo veía, pero, en lugar deeso, balbuceó algunas excusas sin saberqué decir o qué hacer.

El ciego que ahora veía puso su sapo aun lado. Su amigo le ofreció un trozo deperdiz, pero la alegría de haber recobrado

la vista le bastaba. Así terminó para uno yotro la cena.

Al día siguiente, de común acuerdo,decidieron poner fin a su experiencia devivir juntos en el bosque y volvieron alpueblo. Sentían la necesidad de recobrar elseno materno.

En el pueblo las cosas cambiaron muyrápido. Todo lo que el más joven de losamigos hacía era un éxito. En poco tiem-po se hizo rico y lo respetaba todo elmundo. Se casó y tuvo una familia nume-rosa.

El cazador, continuó con la caza sin elmenor atisbo de cambio. El más joven nodejó nunca de acogerlo en su casa. Hasta eldía de su muerte lo consideró como su her-mano mayor.

Así pues, si quieres seguir siendo unamigo fiel, cualquier día tú también ten-drás que correr un tupido velo sobre unaactitud desagradable.

Los árboles son testigos de todas las aventuras de los hombr es.

El sapo picante