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MIGRACIÓN Y TRABAJO INFANTIL
Niñas, niños y adolescentes migrantes y
refugiados en el contexto de crisis en
América Latina y el Caribe
Agosto 2020
MEMORIA
CONVERSATORIO INTERAGENCIAL 3
Índice
Introducción .............................................................................................. 3
Resumen .................................................................................................... 5
INTRODUCCIÓN ...................................................................................... 5
PANELISTAS ............................................................................................ 5
RONDA DE PREGUNTAS ........................................................................ 10
3
MEMORIA
CONVERSATORIO INTERAGENCIAL 3
MIGRACIÓN Y TRABAJO INFANTIL: Niñas, niños y
adolescentes migrantes y refugiados en el contexto de crisis
en América Latina y el Caribe
Introducción
Debido a la COVID-19, la región de América Latina y el Caribe atraviesa una crisis económica,
social y sanitaria sin precedentes, con impactos inmediatos y a largo plazo en la vida de millones
de familias, especialmente en las más vulnerables. Este impacto amenaza también los avances
en la región en materia de reducción del trabajo infantil, una realidad que aún afecta a 10,5
millones de niños, niñas y adolescentes entre 5 y 17 años, y de este grupo, 6,3 millones realizan
actividades peligrosas.
Antes de la pandemia, los flujos migratorios en las Américas se caracterizaban por una alta
presencia de personas menores de edad que no viajaban acompañadas y, por tanto,
desprotegidas. Algunas de las razones eran la búsqueda de mejores oportunidades e ingresos
económicos, reunirse con sus familiares que ya habían migrado o huir de la violencia en sus
comunidades y países de origen.
A causa de la COVID-19 muchas personas y familias migrantes con niños, niñas y adolescentes
se han visto en la necesidad de retornar a sus países de origen o quedarse en los países
receptores sin acceso a protección social o empleo. Esta situación, sumado a la presión
económica en los hogares y el cierre temporal de las escuelas, podría empujar a cientos de miles
de niños, niñas y adolescentes al trabajo, en particular, a las peores formas de trabajo infantil.
Si bien se han llevado a cabo estudios sobre el tema, la información disponible no permite
todavía cuantificar o caracterizar plenamente a quienes integran estos flujos, y mucho menos
analizar el impacto de la COVID-19. En este sentido, con el objetivo de analizar las propuestas
sobre prevención y erradicación del trabajo infantil desde la realidad de niños, niñas y
adolescentes migrantes y refugiados, especialistas de OIT, ACNUR, OIM y UNICEF compartieron
sus conocimientos y experiencias con el ánimo de ofrecer un conjunto de criterios orientadores
para quienes desde sus instituciones y sectores tienen la posibilidad y el compromiso de actuar.
El conversatorio contó con la participación de Francesco Carella, Especialista Regional de
Migración Laboral, OIT; Kendra Gregson, Asesora Regional de Protección de la niñez, UNICEF;
Diego Lorente, Asesor regional de protección a la infancia, UNICEF; Georgina Zamora, Oficial de
Protección en Costa Rica, UNICEF; Keisha Livermore, Jefa de oficina de Jamaica, OIM; y Tashana
Ntuli, Oficial de Protección Asociada, de la sub-oficina Región Caribe de Colombia en Riohacha,
ACNUR.
Las panelistas hablaron sobre cómo el contexto de la migración en tiempos de crisis sería un
factor de riesgo asociado al trabajo infantil y el impacto de la pandemia en la protección de
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niños, niñas y adolescentes migrantes. Abordaron temas vinculados como la trata en el Caribe
inglés y la explotación sexual comercial en Colombia.
El conversatorio se realizó el 26 de agosto, con una duración de 1h40 minutos y fue transmitido
por Zoom, así como por la cuenta de Facebook de la Iniciativa Regional: Red latinoamericana
contra el trabajo infantil. Actualmente se encuentra disponible tanto en Facebook como en
YouTube. También se encuentra disponible para descarga la presentación de los ponentes.
Link Facebook:
https://www.facebook.com/redcontraeltrabajoinfantil/videos/935621220240630
Link Youtube:
https://www.youtube.com/watch?v=TXGYMuM4UiE
Link presentación de ponentes:
https://bit.ly/3b0iyuk
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Resumen
Moderadora:
Esta crisis sanitaria, social y económica ha puesto en evidencia los desafíos presentes en la
región para asegurar una migración segura, ordenada y regular y para brindar una protección
integral a niños, niñas y adolescentes migrantes y refugiados.
Los flujos migratorios se caracterizan por una alta participación de niños, niñas y adolescentes,
que en muchos casos no viajan acompañados por personas adultas que pueden brindarles
asistencia y protección. La migración y la situación de los niños, niñas y adolescentes refugiados
tiene una relación clara con el trabajo infantil y sus peores formas en todas las etapas de la ruta
migratoria.
Proyección del motion graphic “Personas en situación de migración, refugio y #TrabajoInfantil”:
https://www.youtube.com/watch?v=3-lCMrtstQw.
Ponente: Francesco Carella, Especialista Regional de Migración Laboral, OIT
Tema: El contexto de la migración en tiempos de crisis como factor de riesgo asociado al trabajo infantil en América Latina y el Caribe
Moderadora: La OIT tiene un rol importante en asegurar la migración segura, ordenada y
regular, y también en la prevención y erradicación del trabajo infantil en la región. ¿Cuáles son
los principales desafíos de la migración en el contexto de crisis, y cómo se vinculan con el trabajo
infantil?
Francesco Carella:
Es clave reconocer que “migración laboral” se refiere a personas trabajadoras migrantes
con edad legal para trabajar; de lo contrario, se tratará, muy probablemente, de trabajo
infantil. La terminología y los conceptos los encontramos en los convenios
fundamentales de la OIT n° 138 y n° 182. Estos indican que toda persona por debajo de
los 18 años es un niño(a) y que para poder ser admitido al trabajo debería tener mínimo
15 años, y si el trabajo es de tipo peligroso la edad mínima es 18 años. No obstante, cabe
reconocer que los Estados tienen un margen de maniobra sobre el establecimiento de
la edad mínima en circunstancias específicas.
En la región ha aumentado el número de migrantes, pero se mantiene como una región
prevalentemente de inmigración; sin embargo, la migración intrarregional está
creciendo. El 80% de los migrantes en los países de América Latina y el Caribe provienen
de otros países de la misma región; el principal país de destino sigue siendo Estados
Unidos.
INTRODUCCIÓN
PANELISTAS
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Entre 2010 y 2015 hubo un crecimiento importante de la migración y de la migración
laboral en la región. Todavía no están disponibles las estimaciones de 2020, pero se sabe
que la tendencia de crecimiento se mantiene. Las y los trabajadores migrantes en el
continente americano representan más de una cuarta parte de la migración laboral a
nivel de todo el mundo.
En los últimos cinco años han surgido dos corredores migratorios significativos en la
región. El primero es el de personas provenientes de Venezuela que migran a países de
la región, en particular a Colombia, Ecuador, Perú, Chile, Argentina y Brasil. En términos
de número relativos a la población local, hay cifras importantes de venezolanos(as) en
países del Caribe, como Trinidad y Tobago, Guyana, etc. Este es un flujo mixto debido a
que la migración se debe a causas socioeconómicas y de seguridad. El segundo corredor
migratorio es el que tiene a México como país de destino, recibe sobre todo a población
de Centroamérica, es uno de los corredores más violentos del mundo y también
presenta un flujo migratorio mixto.
Los flujos migratorios en la región se caracterizan por la feminización de la migración
laboral; la situación migratoria irregular, lo cual hace difícil la protección de sus derechos
laborales y humanos; la economía informal; las condiciones de trabajo por debajo del
promedio; y el poco acceso a protección social, lo cual con la pandemia se ha reconocido
como diferencial entre la vida y la muerte de una persona.
El trabajo infantil en la región se caracteriza por ser peligroso (75%) e informal (90%),
en su mayoría se trata de adolescentes entre los 12 y 17 años, más de la mitad ocurre
en el sector agrícola, predomina el trabajo familiar no remunerado y se invisibiliza a las
niñas y adolescentes mujeres. No hay información sobre trabajo forzoso y otras peores
formas de trabajo infantil. Todo esto tiene un impacto importante en la migración.
El trabajo infantil en la región ha venido disminuyendo en los últimos años, pero su
reducción se ha ido desacelerando y se estima que lo haga aún más debido a la crisis
por la pandemia; sin embargo, la reducción debería acelerarse para poder alcanzar la
meta 8.7 de la Agenda 2030 sobre poner fin al trabajo infantil en 2025.
Cabe señalar que la COVID-19 tiene impacto en factores asociados al trabajo infantil,
como el PIB, que disminuye, o el desempleo y la pobreza, que aumenta. La pandemia,
además, tiene efectos desiguales en algunos grupos poblacionales, como las familias en
condiciones de pobreza o pobreza extrema, aquellos que viven en zonas rurales donde
hay déficit de trabajo decente, trabajadores en la economía informal, migrantes y
refugiados, jóvenes y mujeres, niños, niñas y adolescentes.
En cuanto al vínculo entre migración y trabajo infantil, uno de ellos está en la motivación
para emigrar en los niños, niñas y adolescentes, como es la expectativa de un trabajo en
el lugar de destino que les permita ayudar a sus familias a solventar la situación
económica en la que se encuentran. También, los movimientos migratorios de este
grupo se inscriben en condiciones inseguras, sobre todo cuando las condiciones para
migrar no se dan de manera regular. Además, los niños, niñas y adolescentes migrantes
están en mayor riesgo de caer en trabajo infantil y en trata de personas con fines de
explotación laboral o sexual. Incluso niños, niñas y adolescentes que antes no estaban
involucrados en trabajo infantil se ven obligados a trabajar por falta de medios durante
la experiencia en la ruta migratoria. A todo esto, cabe destacar que niños, niñas y
adolescentes migrantes en trabajo infantil tienen salarios más bajos, jornadas extensas,
una trayectoria educativa intermitente y un mayor índice de mortalidad.
Entre los principales retos que se enfrentan, sobre todo en contexto de la COVID-19,
está: i) visibilizar el vínculo entre ambas temáticas con evidencia cuantitativa, ii) la
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importancia de asegurar la articulación entre los ministerios de trabajo (como ente
rector en materia de trabajo infantil) con otras instituciones relevantes, iii) en cómo se
aborda la situación de adolescentes en edad de trabajar que tienen expectativa de
inserción laboral, pero que ante la crisis tendrán cada vez menos oportunidades, iv) en
cómo hacer para visibilizar el trabajo infantil en las políticas migratorias y viceversa, v)
en cómo abordar las peores formas de trabajo infantil asociados a la migración, vi) en
cómo abordar la realidad del trabajo infantil en poblaciones vulnerables, como las
indígenas o afrodescendientes, y vii) en cómo asegurar la identificación y referenciar a
niños, niñas y adolescentes trabajadores migrantes.
Ponente: Kendra Gregson, Asesora Regional de Protección de la niñez, UNICEF Diego Lorente, Asesor regional de protección a la infancia, UNICEF Georgina Zamora, Oficial de Protección en Costa Rica, UNICEF;
Tema: La crisis COVID-19 y el impacto en la protección de niños, niñas y adolescentes migrantes en América Latina y el Caribe
Moderadora: Ha quedado en evidencia que la crisis tiene un impacto importante en la
protección integral de niños, niñas y adolescentes en general; y que quienes migran, son
particularmente vulnerables. ¿Cuál es el análisis de UNICEF de esta situación?
Kendra Gregson/ Diego Lorente/ Georgina Zamora:
Niños, niñas y adolescentes migran, ya sea solo por temporadas o para quedarse en los
lugares de destino. Migrar está bien, sin embargo, la preocupación está cuando
representa un riesgo para su seguridad, como cuando lo hacen sin sus padres y pierden
su derecho al cuidado y protección, sufren discriminación o xenofobia y son víctimas de
violencia, o un riesgo para el acceso a la escuela o a refugios, etc. Cuando una persona
migra, está más expuesta a situaciones de explotación, como tráfico sexual.
Algunos de los datos disponibles indican que 4 millones de niños, niñas y adolescentes
están en movimiento en América Latina y el Caribe. Entre los datos subregionales, se
sabe que el 74% de niños, niñas y adolescentes en Honduras viven en lugares calificados
como pobres, 68% en el caso de Guatemala y 44% en el de El Salvador. Por otro lado,
con respecto a la población infantil de origen venezolano, a junio 2020, World Vision
informó que 77% de los niños, niñas y adolescentes encuestados en Brasil no asiste a la
escuela. El 82% de los encuestados en Chile y el 86% en Perú revelaron que tienen serios
problemas con el acceso a alimentos; y que el 85% en Ecuador tiene suspendidas las
clases sin ninguna modalidad alternativa para seguir estudiando. Todo esto son factores
de riesgo que pueden derivar en trabajo infantil.
En junio 2020, UNICEF y OIT publicaron un informe global que propone una serie de
medidas encaminadas a luchar contra el trabajo infantil. Es muy importante identificar
a niños, niñas y adolescentes fuera de la escuela, ya sean migrantes en tránsito, destino
o retorno, incluso a quienes quedaron atrás cuando sus padres tuvieron que partir.
En la región es importante abordar el tema desde un enfoque multisectorial; también,
será importante no tratar a migrantes y niños, niñas y adolescentes trabajadores a
través de un sistema separado, sino como parte del sistema de protección existente.
Experiencia en Costa Rica:
o En el marco del Sistema ONU, UNICEF, OIM, UNFPA y el PNUD implementaron
una experiencia en Costa Rica que tuvo desde el inicio una visión intersectorial
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para abordar el trabajo infantil en las fincas de café y la ausencia de servicios
estatales de protección y prevención de violencia.
o La experiencia involucró a la red local de instituciones públicas, al sector privado
representado por la cooperativa de café y, cabe destacar, sus propios
caficultores de manera independiente. Esto generó una abogacía
interinstitucional e intersectorial.
o En 2015 se realizó el primer pilotaje de cinco Casas de la Alegría, que son centros
de cuido en las fincas. Estos centros son una inversión de los propios finqueros,
pero en 2016 se hizo un trabajo muy fuerte a nivel de Gobierno central para que
este servicio se transformara en una experiencia sostenible.
o La experiencia incluye consulta a las comunidades para saber si estaban
dispuestos a participar y dejar a sus hijos e hijas en las casas, respetando las
normas culturales.
o Se trabajó en un decreto presidencial, se elaboró cinco protocolos
institucionales que fueron impactando en sus servicios y programas ofrecidos,
se creó el reglamento de acreditación de Casas de la Alegría, un subsidio
económico y se instalaron 15 nuevos centros.
o Entre 2017 y 2019, se llegó a 26 centros, se amplió la cobertura (aprox. 3mil
niños y niñas), se cuenta con tres ciudades participantes y tres grandes
cooperativas involucradas. Este 2020 se visualizaban dos nuevas ciudades, no
solo para personas migrantes indígenas sino también nicaragüenses,
panameños y costarricenses.
Ponente: Keisha Livermore, Jefa de oficina de Jamaica, OIM
Tema: Trata de niños, niñas y adolescentes en el Caribe inglés: características y tendencias en el contexto de crisis
Moderadora: dentro de nuestra región, los países caribeños tienen particularidades y
características que les hacen aún más vulnerables ante las crisis. En este contexto, OIM ha
desarrollado una línea de trabajo regional para abordar la trata de niños, niñas y adolescentes,
una de las peores formas de trabajo infantil. En esta línea es clave conocer ¿cómo es la situación
de la trata de niños, niñas y adolescentes en la subregión caribeña, y qué tipo de acciones se
están desarrollando?
Keisha Livermore:
Los países del Caribe tienen desafíos únicos relacionados con la gobernanza geográfica,
todos poseen diferentes realidades económicas y varios dependen del turismo. A pesar
de ser geográficamente pequeños, abordar la trata de personas y la de niños y niñas es
bastante complejo.
Debido a la naturaleza de los casos, es muy difícil identificarlos, incluso cuando estos
son obvios. Junto a los recursos limitados, hay otros desafíos que hacen más compleja
la respuesta del Gobierno, por ejemplo, una larga ruta que implica el paso por diferentes
países y el uso de diferentes idiomas.
Países como Guyana y Jamaica son países de origen, tránsito y destino, pero también
existe tráfico interno de personas. Por otro lado, hay países, como San Vicente, que son
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países destino del tráfico de personas. También, hay otros países, como Granada, de los
que no se tiene información suficiente y detallada para hacer un análisis.
Algunas de las características identificadas por la OIM para el Caribe son: la mayoría de
las víctimas son adolescentes, la mayoría está debajo de la línea de pobreza,
participación en pandillas, ausencia de padres/madres, falta de autonomía/autoridad
en algunas comunidades donde prevalece una estructura de gobierno informal por
pandillas. Asimismo, existen víctimas internas o de países vecinos, pero también
europeas.
En cuanto al perfil de las víctimas en la subregión, la mayoría son víctimas mujeres y
muchas son traficadas para explotación sexual, incluso hay casos en los cuales las
familias están involucradas o, por cuestiones culturales, la decisión proviene de los
líderes comunitarios, quienes deciden el futuro de las niñas y niños de la comunidad.
La mayoría de los países del Caribe cuenta con algún mecanismo de coordinación formal
con enfoque multisectorial y, generalmente, cada institución está conscientes de su rol
específico y responsabilidades.
Algunos de los desafíos que enfrentan los gobiernos son: la disponibilidad de data, los
limitados recursos financieros y humanos, la confidencialidad o amistad entre la
población que encubre los casos o a responsables, los procesos de enjuiciamiento y la
desconfianza de las víctimas hacia las instituciones que las protegen.
En tiempos de crisis, los países del Caribe tienen diferentes respuestas. Por un lado,
están las crisis que aumentan el flujo de movimiento en las fronteras o a nivel nacional,
como las provocadas por huracanes, terremotos, economía o política; por otro lado,
están las crisis donde se reduce el movimiento en rutas formales, no necesariamente en
las informales, como la crisis por la pandemia.
Durante cualquier tipo de crisis, se sabe que niños y niñas se vuelven más vulnerables,
porque enfrentan la pérdida de sus hogares, de sus padres/madres o de supervisión
adulta y aumenta su situación de pobreza. También, hay personas que se aprovechan
de estos niños y niñas y les explotan. Otras situaciones similares que se presentan son
los desafíos para la identificación de las víctimas, los mecanismos de remisión
interrumpidos, servicios no esenciales impactados (inspecciones) y que es más difícil
que las instituciones se enfoquen en detener situaciones de trata mientras se ocupan
de la crisis.
Ponente: Tashana Ntuli, Oficial de Protección Asociada, de la Suboficina Región Caribe de Colombia en Riohacha, ACNUR
Tema: Niños, niñas y adolescentes refugiados y migrantes involucrados en las peores formas de trabajo infantil. La Guajira, Colombia
Moderadora: Sabemos que niños, niñas y adolescentes solicitantes de asilo y refugiados han
tenido que huir de sus casas, muchas veces sin sus familias, y que son grupos especialmente
vulnerables cuando están en los países de recepción. Como se vio en el video, están expuestos
a la violencia, a la trata y otros tipos de abusos físicos y sexuales. En este sentido, ¿cuál es la
situación de niños, niñas y adolescentes refugiados en zonas fronterizas de Colombia, y qué
acciones desarrolla ACNUR con actores claves para evitar que sean víctimas de las peores formas
de trabajo infantil?
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Tashana Ntuli:
Colombia es el país con mayor número de población refugiada y migrantes de origen
venezolano, y la Guajira es el cuarto departamento con mayor presencia de población
venezolana a nivel nacional. Este departamento se caracteriza por el alto nivel de
pobreza y de necesidades básicas insatisfechas. Esto disminuye la capacidad local de
acogida e integración de la población migrante y refugiada.
En cuanto a la situación de niños, niñas y adolescentes migrantes y refugiados, de 2019
a 2020 se registró un aumento del 20% de quienes tienen un Procedimiento
Administrativo de Restablecimiento de Derechos, un aumento del 29% de casos de
violencia sexual basada en género cometidos contra población venezolana y un
aumento del 19% de casos cometidos contra niñas y mujeres adolescentes venezolanas.
La explotación sexual y comercial de niños, niñas y adolescentes en ocasiones es una
práctica naturalizada culturalmente y la discriminación contra la población venezolana
juega en contra para combatir esta realidad. A este problema se suma el crimen
organizado. También, la informalidad de la economía local limita la integración laboral
para la población refugiada y migrante y favorece la explotación o la trata de niños, niñas
y adolescentes.
Existen otros factores importantes cuyo abordaje puede mitigar los riesgos que
enfrentan niños, niñas y adolescentes migrantes y refugiados. Algunos son: la relación
de poder basada en género, la discriminación y xenofobia, la falta de acceso a la
educación, cambios en la composición familiar debido a la migración, vinculación a
grupos al margen de la ley y la falta de acceso y goce efectivo de derechos.
Entre las recomendaciones, es importante trabajar con las comunidades en la
identificación de soluciones para proteger a niños, niñas y adolescentes, luchar contra
la discriminación y xenofobia, generar una cogestión social con las poblaciones
desplazadas y de acogida. También, trabajar en la integración local como solución
duradera: documentación, educación, inserción laboral, sistema financiero, etc. y
fortalecer el sistema nacional para evitar sistemas paralelos.
1. Estamos viendo que, en muchos países de la región, la población migrante no es
considerada dentro de la población beneficiaria de los programas de protección social o
de ayuda en emergencia en el contexto de la pandemia, lo cual afecta directamente a
niños, niñas y adolescentes. ¿Esta exclusión se debe a situaciones de tipo normativo o a
una posición política? ¿qué podemos hacer para que estas personas logren ser
consideradas?
Francesco Carella:
Tanto el ámbito normativo como el político están vinculados porque las leyes
son promulgadas por congresos o parlamentos con mayorías políticas. Algunos
gobiernos pueden estar más abiertos o no a la migración; por ello, la OIT alienta
a los países a ratificar algunos convenios porque brindan un piso mínimo de
RONDA DE PREGUNTAS
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garantías de protección de derechos, independientemente de un cambio de
gobierno o no.
En cuanto a lo que se puede hacer, está el asegurar el acceso al salario justo y a
la justicia. En el contexto de la pandemia, tratar de renovar o extender la validez
de los permisos de trabajo y asegurar que las poblaciones migrantes tengan una
voz y una representación, para ello el apoyo en los interlocutores sociales,
organizaciones de empleadores y de trabajadores, es clave.
2. Se ha abordado sobre diferentes derechos afectados para niños, niñas y adolescentes
migrantes que, además, trabajan. ¿Qué impactos en la salud física y mental que puede
tener un impacto en el capital humano?
Kendra Gregson:
Cuando niños y niñas experimentan violencia o cuando son testigos de violencia,
su cerebro no se desarrolla igual, suele ser más pequeño, y sufren de trastorno
de estrés postraumático. Todo esto impacta en la trayectoria de su vida porque
les afecta, por ejemplo, en la capacidad de aprender y de generar lazos o
relacionarse con otras personas.
3. Sabemos que hay una línea fina entre la trata de personas y la migración, en este
sentido, ¿cómo se relaciona la trata con la migración? ¿cuál es la diferencia en la
subregión?
Keisha Livermore:
Uno de los desafíos en el abordaje de la trata de personas es que esta suele
pensarse en términos de migración, por ejemplo, en algunos informes o en las
noticias; sin embargo, la migración no es necesaria en los casos de trata. Así
como una persona puede nacer en la esclavitud, también puede nacer en
situación de trata; por ejemplo, el hijo de una madre en situación de trata. Por
lo tanto, migración no es sinónimo de trata de personas.
4. Se mencionó que hay que evitar sistemas paralelos de protección, ¿cómo se puede
lograr? ¿qué mecanismos hay para hacer visibles a esos niños, niñas y adolescentes que
no están en el sistema?
Tashana Ntuli:
Para que no se generen sistemas paralelos, es clave el registro de niños, niñas y
adolescentes para que obtengan documentación, especialmente teniendo en
cuenta a la población indígena.
La Resolución 8470 de 2019 otorga la posibilidad de que niñas y niños nacidos
en Colombia de padres venezolanos obtengan la nacionalidad colombiana y
accedan a derechos, como el de identidad, así como a servicios.
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