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México a traves de los siglos I

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Historia de Mexico hasta el siglo XIX en cinco volumenes, con magnificas ilustraciones

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  • BALLESCA, E.S PASA Y COMP.^ EDITORES.

  • A TRAVS DE LOS SIGLOSHISTORIA GENERAL Y COMPLETA DEL DESENVOLVIMIENTO SOCIAL,

    POLTICO, RELIGIOSO, MILITAR, ARTSTICO, CIENTFICO Y LITERARIO DE MXICO DESDE LA ANTIGEDADMS REMOTA HASTA LA POCA ACTUAL

    * %OBRH niGHn su (nRO

    ^ PUBLICADA BAJO LA DIRECCIN DEL GENERAL

    D. VICENTE mWA PALAOIO IMPARCIAL Y CONCIENZUDAMENTE ESCRITA EN VISTA DE CUANTO EXISTE

    DE NOTABLE Y EN PRESENCIA DE PRECIOSOS DATOS Y DOCUMENTOS HASTA HACE POCO DESCONOCIDOS,POR LOS REPUTADOS LITERATOS

    ARIAS. .CHAVEEO.

    D. JUAN DE DIOS" ALFEEDO

    EIVA PALACIO. D. VICENTEVIGIL.

    . . .: JOS MARA

    ZARATE, D. JULIO

    ^

    TOMO PRIMERO

    HISTORIA ANTIGUA Y DE LA CONQUISTAESCRITA Pon EL LICENCIADO

    D. Alfredo Chavero

    MXICOBALLESC Y COJIP.', EDITORES

    4, AMOR DE DIOS, 4

    BARCELONA ^^ ^9^ESPASA Y COMP.^ EDITORES

    221, CALLE DE CORTES, 223

  • Quedan reservados los derechos de propiedadartstica y literaria.

    Queda hecho el depsito que marca la ley._

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    T. I.-l.

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    ^ntrobucciti

    I la historia antigua de todos los pueblos tiene no sabe-

    mos qu atractivo misterioso, que sorprende la in-

    teligencia y despierta con la curiosidad y el inters

    los ms profundos pensamientos', mayor es ancuando se refiere las razas primitivas de Amrica;

    acaso porque el mundo que se llama viejo ignor por

    muchos siglos la existencia de la portentosa civiliza-

    cin que por tan dilatado espacio se le ocult tras

    de mares inmensos y tras de montaas que con sus

    frentes de nieve tocan al firmamento. Lo cierto es

    que los descubrimientos de Coln y las conquistas de

    Corts presentaron la humanidad una nueva fase

    de su existencia, un perodo ignorado de su vida ml-

    tiple,

    que debi sorprenderla, y que habra sido pasmo

    del mundo, si en aquella sazn no hubiesen estado las

    sociedades en la lucha natural de su desenvolvimiento

    para sacudir la edad frrea llamada media y entrar

    en el renacimiento de la inteligencia, que un mismo

    tiempo brotaba de las prensas de Guttemberg, de la

    paleta de Rafael Sancio, del cincel de Miguel ngel yde las prdicas de Savonarola. Tal vez pensse mspor entonces en el poder que daba la conquista que

    en el estudio de los misterios del espritu humano;

    vali ms el oro que se rescataba que el jerogl-fico que se arrojaba al fuego ; destruyronse pirmi-des y monumentos para levantar claustros y catedra-

    les; y lo que la guerra no pudo destruir, encargronse de exterminarlo el hambre y la peste, siendo tanta la

  • IV NTEODCCION

    desolacin, que con potica y sentida frase dijo un

    venerando fraile y cronista, que no hubo choza que

    no tocara su parte de dolor y llanto.

    Pareci por un momento que aquella vieja civili-

    zacin iba desaparecer sin dejar rastro ni huella,pues todas las causas de destruccin se unan las ideas

    de la poca, que por obra del demonio tenan, ya no

    slo la religin de los indios y sus dolos, sino sus

    palacios y jeroglficos histricos, sus preciosas tradi-

    ciones y sus admirables leyendas.

    Salvronse, sin embargo, las razas, protegidas

    primero por los muros inexpugnables de las montaas,

    despus bajo el hbito de amor y caridad de los misio-neros, ms tarde el amparo de las leyes protectoras delos monarcas de Kspaa; y con las razas salvronse

    el tipo y la lengua, esas dos cifras preciosas en la

    ciencia de la humanidad. Sirvieron los bosques debaluarte los monumentos ms admirables, y la tierra,como madre amorosa, ocult con su polvo inscripciones,dolos y jeroglficos. Los frailes consultaron las tradi-

    ciones,aprendieron los cantares y las arengas , se dieron

    razn de las viejas costumbres, y todo lo trasladaron crnicas, que en su mayor parte no han visto la luzsino hasta nuestros das. Pero nuestra historia antigua

    se haba salvado; y lo que en el olvido pudo perecer,hoy acaso va levantarse nuestras manos, que siguiadas ms por la audacia que por el saber, muvensetambin al resorte del amor de la patria

    ,

    que abraza eldeseo de conservar los viejos recuerdos y las aejashazaas, como en el saln condal del castillo almenadose guardan los retratos de todos sus seores, la espadade combate del conquistador y el lad de la castellana.

    Para emprender tan ardua empresa existen ele-mentos, y dar razn de ellos nos creemos obligados,pues la veracidad de una historia depende de las fuentesde donde se ha tomado, as como el caudal y hermosurade un ro de la abundancia y claridad de sus manan-tiales. Bajo este aspecto, nuestra historia antigua esms digna de fe que la de la mayor parte de los pueblosprimitivos del viejo mundo. En stos la leyenda es lanica gua de los primeros tiempos

    ; y sea porque, ricosde imaginacin, multiplicaron sus fbulas de maneraexagerada

    ,sea porque

    , buscando en su orgullo orgenesmuy remotos, sustitu)'eron la realidad la ficcin, es locierto que tenemos datos ms preciosos de nuestrosantiguos pueblos

    , y que no es exageracin decir que enesto es superior nuestra historia la misma historiade Grecia.

    Es verdad que no se puede conservar de modoperfecto y absoluto la historia, si no se consigna porescrito; y sabido es que nuestros primeros pueblos notuvieron escritura propiamente dicha, sino que de lajeroglfica se valan; pero si sus signos grficos servansolamente para conservar el recuerdo y la fecha de lossucesos, los ayudaban con la tradicin de los pormenores

    que oralmente se enseaba, pues siempre se cuid en

    las escuelas de los templos de instruir en ellos la

    juventud, fin de guardar viva la historia qne degeneracin en generacin iba pasando.

    La pintura jeroglfica en lo general vena redu-cirse anlisis efemrides. Consignaban con claridad

    los aos y su sucesin ; de modo que tenan una crono-loga perfecta, base muy principal para la precisin dela historia. Al lado del ao correspondiente colocaban

    el hecho acontecimiento que queran consignar, uniendo

    as la cronologa la relacin de los sucesos histricos.

    Jeroglifico cronolgico. Reinado de Moteczuma

    y usando en sus pinturas de caracteres figurativos,simblicos, ideogrficos y aun fonticos, que daban idea

    Jeroglifico simblico. Terremoto

    bastante completa de lo que queran expresar. As

    consignaron la exaltacin de sus reyes y su muerte, sus

    Podre Nuestro en jeroglfico

    batallas y conquistas, las pestes, terremotos, eclipses

    y apariciones de cometas, hambres, nieves y calami-

    dades, todo con sus fechas precisas. Y no solamenteestos datos, ya de por s tan interesantes, pudieron

  • INTRODUCCIN

    dejarnos en sus jeroglficos. En ellos pintaron tambinsus peregrinaciones y teofanas, formaron con ellos

    cartas geogrficas para expresar la extensin de los

    Jeroglifico figurativo, Predicacin del Evangelio

    reinos y la divisin de sus jurisdicciones ; daban cuentade los tributos y de los diversos pueblos que los paga-

    ban, ya al seor, ya al templo, y en qu objetos

    consistan en cada pueblo; pintaron sus costumbres, ya

    familiares, ya guerreras, j'a sociales; el culto, los

    sacrificios y los sacerdotes; las jerarquas militares ylos funcionarios pblicos ; la educacin de la niez , susmatrimonios y sus funerales; sus diversas artes yoficios; sus diversiones y fiestas, sus bailes y combates;

    las suntuosas ceremonias religiosas; sus rituales y susdiversos dioses; la cuenta del tiempo, tan admirable

    entre ellos; conservando as sus estudios astronmicos

    y cronolgicos, que tanto sorprenden el nimo, y repre-sentando tambin de maravillosa manera su maravillosacosmogona.

    Llegaron los mexicanos habituarse tanto con laescritura jeroglfica y expresar tan bien con ella todossus sucesos y todas sus ideas, que an despus de laConquista, y cuando ya podan valerse de la escrituraalfabtica, siguieron utilizando aqulla. As con signosfigurativos usando de semejanzas fonticas, escribieronlas oraciones que los primeros frailes les ensearon,buscando de esta manera un medio mnemnico deconservarlas. Continuaron en sus mismos jeroglficosla historia de sus pueblos y de sus seores hasta muchodespus de la Conquista. Pintaron esta misma Conquista

    Fracmento de los ttulos del pueblo de Mazatepec

    segn su mtodo grfico, siendo la pintura ms famosala conocida con el nombre de lienzo de Tlaxcalla. Fude nuestra propiedad otro gran lienzo en que consig-

    naron las diversas conquistas espirituales de los frailes

    franciscos, como en aqul lo haban hecho con las

    hazaas de los guerreros. Ya durante la poca colonialconsignaron en pinturas, ya el nombramiento de autori-

    dades, como el gobernador, alcaldes y regidores, ya

    los tributos que entonces se pagaban,

    ya el proceso de

    las visitas de los delegados espaoles. Siguieron conser-

    vando en jeroglficos la genealoga de las familias; yhemos posedo uno que traa la descendencia de uncacique hasta cerca del fin del siglo pasado. No secontentaron los pueblos de indios con que sus ttulos

  • VI rSTEODCCION

    se escribiesen con letras, ya en espaol, ya en mexi-

    cano; sino que siempre los hicieron constar con sus

    pinturas jeroglficas: y muchas veces estas pinturas han

    servido de piezas decisivas de proceso en los tribunales.

    Pudieron, pues, nuestros antiguos pueblos dejamosen sus jeroglficos, no solamente la historia de sus

    hechos , sino la de sus costumbres pblicas y privadas,

    sus ideas religiosas, sus conocimientos astronmicos, su

    cronologfia y sus supersticiones, su organizacin poltica,

    y, en una palabra, el conjunto de su civilizacin. Por lomismo, la primera fuente de nuestra historia antigua

    son los jeroglficos como obra de aquellos mismos

    pneblos.

    Mas desde luego se presentan dos dificultades:

    existe nmero suficiente de jeroglficos para formar lahistoria? pueden interpretarse debidamente esos jero-

    glficos? Contestaremos primeramente la segunda

    pregunta.

    En la misma poca de los indios no todos sabanleer las pinturas; hacase en los templos la enseanza

    especial de esta ciencia, y de algunos smbolos sola-

    mente tenan conocimiento los sacerdotes. Fu cosanatural

    ,

    por lo mismo, que al perecer en las guerras de

    la Conquista esos sacerdotes, los grandes guen-eros ylos magistrados, cayese en olvido el conocimiento de esa

    lectura; y ya desde los primeros aos de la colonia,

    vemos que los cronistas tenan dificultad para encontrar

    intrpretes que les explicasen los jeroglficos. El nuevo

    orden de ideas y la nueva educacin fueron haciendoque ms y ms se olvidase esa ciencia. Lleg tenersepor perdida la lectura de las pinturas indias, por msque algunas veces no falt quien la emprendiesefingiendo claves intiles, como la imaginaria de Borunda.Al fin un estudio asiduo, una comparacin incesante

    y profundas meditaciones , hicieron que el seor don JosFemando Ramrez, fundador de la manera de historiarque hoy seguimos, encontrase el primero el modo deleer los jeroglficos fonticos y figurativos. Consultandocuantas pinturas pudo haber las manos, ya en Mxico,ya en los diversos museos de Europa, lleg formaruna gran coleccin de pequeas tarjetas , cada una conun jeroglfico y su interpretacin, que constitua enrealidad un precioso diccionario. Su orden, divisin yclasificacin venan dar adems algunas reglas gene-rales para interpretarlos. El seor don Manuel Orozco,utilizando esos materiales, fij varias de esas reglas,explic muchas figuras hizo un ensayo de diccionarioexplicativo de los principales signos figurativos, fonticos ideogrficos. Nosotros nos atrevimos dar una reglageneral para interpretar los fonticos, diciendo que losjeroglficos se leen de la misma manera que se formanlas palabras compuestas en mexicano. Y llevamosnuestra audacia hasta estudiar la lectura de muchomayor nmero de signos figurativos ideogrficos,emprendiendo la de los simblicos. Acaso el estudio de

    muchos aos, puede darnos la esperanza de no habernos

    equivocado.

    La primera pregunta que vamos ahora contestar,

    sobre si existen jeroglficos suficientes para escribir lahistoria, es muy natural importante, pues bien sabidoes que perecieron los grandes arcliivos de pinturas que

    tenan los indios, y aun h poco se ha suscitado unacalurosa polmica sobre si el principal culpable de esadestruccin fu el obispo Zumrraga, quien se liallamado el Ornar de Occidente. Para poder resolver

    la contienda debemos tomar en cuenta diversas clases dedestruccin. Primeramente las que hubo antes de laConquista, porque era costumbre en las guerras, al

    tomar un pueblo por la fuerza, incendiar su templo,

    con el cual perecan naturalmente los archivos de pintu-

    ras; y 3'a se comprender cuntos perecan en lasincesantes luchas que tenan los pueblos unos con otros.

    En segundo lugar debemos tomar en consideracin lasguerras y los incendios de templos durante la Conquista;

    y no solamente por los mismos conquistadores , sino porlos numerosos indios que los acompaaban, los cuales,siguiendo sus inveteradas costumbres, quemaban natu-ralmente los archivos y templos de los vencidos. Poco

    qued sin duda despus de tan grandes destrucciones,

    y entonces se present como causa lgica para conti-

    nuarlas, el celo religioso de los misioneros, que tenan

    esas pinturas como obra del demonio. Y sin embargo,salvaron no pocas', al mismo tiempo que en sus crnicasconservaban la historia antigua de los indios. Pues

    todava tenemos que agregar otra causa de destruccin:

    nuestro propio abandono. Existieron en tiempos atrs

    varios jeroglficos en las bibliotecas de los conventos,

    especialmente en los de San Pedro y San Pablo y San

    Francisco y no ha quedado ni rastro de ellos. La

    magnfica coleccin que logr reunir Boturini, y de la

    cual fu desposedo, pas la Secretara del Vireinato,

    y no existe. Aun de los pocos jeroglficos del Museo,

    algunos se han extraviado: se ignora el paradero del

    lienzo de Tlaxcalla y del cuadro de la peregrinacin

    azteca. Pero pesar de tantas prdidas, la suerte haquerido que se conservasen los suficientes para guardar

    la historia, debindose en este sentido un sealadsimoservicio lord Kingsborough

    ,

    que en lujossimaedicin public la mayor parte de los existentes en los

    museos de Europa, y aun algunos posedos por particu-

    lares. Vamos dar razn de los que principalmente

    pueden ser tiles para escribir la historia. Y debemosadvertir que en cuanto la relacin de los hechos, noexisten jeroglficos que se refieran pocas anteriores la peregrinacin de los aztecas; sin que podamos afir-marlo respecto de las mayas, pues sus pinturas no son

    hasta ahora ininteligibles. Ixtilxchitl dice que tuvo lavista jeroglficos de la historia tolteca ; Boturini cataloga

    uno en su Museo, y M. Aubin pretende tenerlo; pero nolo conocemos. Veamos aquellos de que podemos disponer.

  • INTROBCCIOS VII

    Peeegbinacin azteca. Tenemos sobre esta pere-grinacin principalmente dos itinerarios jeroglficos.

    Es el primero un cuadrado de papel de maguey, de una

    vara menos tres pulgadas de largo por dos tercias

    menos pulgada y media de ancho, en que estn pintadoscon colores las tribus peregrinas y los jeroglficos de los

    lugares en que hicieron estancia;por medio de una lnea

    azul se marca la direccin del viaje, y esta lnea, para

    aprovechar el espacio, va haciendo diversas curvas en

    varios sentidos. Estn pintados los sucesos ms impor-tantes acaecidos durante la peregrinacin, y algunas

    veces los aos de cada estancia, aunque generalmente

    la cronologa est marcada slo de ciclo en ciclo de52 aos. Este jeroglfico, por lo primitivo de su pintura

    y el desigual orden en ella seguido, as como por

    la sencillez con que marca la cronologa, acusa una gran

    antigedad, y est considerado con razn como indiscu-tiblemente autntico. Es muy famoso porque de l sesirvieron los cronistas que queran probar la conformidad

    de las tradiciones indgenas con el relato bblico, pues

    pretendieron ver consignados en l el diluvio universal,

    el arca de No , la torre de Babel , la confusin de laslenguas y la dispersin de los pueblos en la llanura de

    Seenar. Por fin el seor Eamrez demostr que no esotra cosa que el viaje de los aztecas por nuestro Valle,desde su primera estancia en el seoro de Culhuacnhasta la fundacin de la ciudad de Mxico. De lahistoria de este jeroglfico sabemos vnicamente queperteneci al sabio jesuta Sigenza y Gngora: lofacilit Gemelli Carreri, y ste lo public por primeravez en su Oiro dil Mondo, fines del siglo xvii. ComoSigenza hered las pinturas del clebre don FemandoAlva Ixtilxchitl , es de suponer que el jeroglficoperteneci este historiador. A la muerte de Sigenza,qued con sus dems papeles en la biblioteca del colegiode jesutas, en donde Clavigero da razn de que seconservaba hasta el ao 1759. Clavigero, en el tomo 11

    de su Historia, public en 1780 un fragmento, dando

    opuesta direccin las figuras, y refirindole al diluvio

    y la confusin de las lenguas. Cuando Humboldtestuvo en Mxico, busc en vano esa pintura; aun

    cuando la public en su obra grande Viie des Cor-dleres, bajo el nmero 32 de sus lminas. Es desuponerse que la expulsin de los jesutas, qued lapintura en la Biblioteca de la Profesa, ya porque ah

    se encontraron varios papeles de Sigenza, ya por la

    circunstancia de haberse hallado despus en poder

    del padre Pichardo. Esto poda hacer creer tambin que

    hubiese pertenecido al famoso Gama,

    pues los papeles de

    ste paraban en poder del padre Pichardo. Hay ademsque considerar que, segn el seor Gondra, el padre

    Pichardo de la Profesa fu albacea de don Antonio

    Len y Gama, y ste heredero de don Carlos Sigenzay Gngora. De la testamentara del padre Pichardo lo

    compr don J. Vicente Snchez, y lo don al Museo.

    Ya no est en l;pero tengamos la esperanza de que

    algn da lo restituyan. Muchas veces y en diversas

    obras se ha publicado esta pintura; pero su edicin msimportante fu la que, en tamao reducido y con

    colores, hizo el seor don Jos Fernando Eamrez en el

    Atlas del seor Garca Cubas: la acompa de una

    explicacin interpretacin marginales, que aun cuando

    no fueron completas han sido importantsimas, no sola-

    mente por ser las primeras dignas de fe, sino porque

    dieron ocasin para desvanecer las patraas de los que

    han querido ver en los jeroglficos de los indios el

    diluvio bblico, la torre de Babel y la confusin de las

    lenguas. Despus se han publicado dos interpretaciones

    ms extensas : una en la Historia de Mxico del seorOrozco y la otra en el Apndice la Historia de las

    Indias del padre Duran. Para distinguir esta importan-

    tsima pintura la llamaremos jeroglifico de Sigenza.

    La segunda pintura, existente todava en el Museo,

    es una gran tira de papel de maguey perfectamente

    preparado; tiene seis varas diez y siete pulgadas de

    largo, y ocho pulgadas tres lneas de ancho. Abraza la

    peregrinacin de los mexicanos desde su salida de Aztln

    hasta poco antes de la fundacin de Mxico, pues le

    falta un pequeo pedazo al fin. Tiene la cronologa ao

    por ao y marca las estancias de la tribu viajera y los

    principales sucesos que durante la peregrinacin le

    acaecieron. No est pintada con colores, sino con negro;

    pero la lnea que va uniendo los aos es roja. Torque-

    mada conoci esta pintura, y se refiere ella en suMonarqia Indiana. Despus perteneci Boturini, yest en el catlogo de su Museo bajo el nmero uno delprrafo VIL Se conserv en la Secretara del Vireinato,

    y despus pas al Museo. Parece que el de Londres

    la pidi para publicarlo,y se entreg M. Beuloch el

    ao 1823. ste, adems de publicar el jeroglfico en suobra que dio en Pars la estampa el ao siguiente,

    hizo edicin aparte de l con sus dimensiones exactas.

    Lord Kingsborough lo public tambin en su tamao,

    aunque dividindolo para conformarse la paginacin de

    su obra (1829). Reclamado por Mxico, el Museo de

    Londres devolvi el jeroglfico, y hoy se encuentra

    en nuestro Museo. Se han hecho diversas publicaciones

    de l en tamao reducido; pero la ms importante, entamao reducido tambin, y tomando la forma renglo-

    naria para que quedase como un cuadro, fu la publicada

    por el seor Ramrez en el Atlas del seor Garca

    Cubas. Le acompa tambin de una explicacin mar-ginal, y tambin se han publicado explicaciones de l

    en la Historia del seor Orozco y en el Apndice al

    padre Duran. A este jeroglfico lo llamamos la tira deMuseo.

    Estos dos jeroglficos , sumamente autnticos yperfectamente interpretados, son base suficiente para

    escribir la Peregrinacin azteca; pero tenemos ademspinturas que abrazan mayor perodo de la historia y

  • nn INTRODUCCIN

    que nos suministran tambin muy buenos datos delreferido viaje.

    Historia be Mkxuo. Al tratar este punto, debemosmanifestar que las principales pinturas jerogliflcas que

    existan en Europa fueron publicadas en lujossimaedicin por lord Kingsborough en Londres, en 1831,bajo el ttulo de Antiquities of Mxico: form sucoleccin de siete volmenes en gran folio, los quems tarde se agregaron otros dos. Contiene su coleccin

    crnicas y escritos muy importantes; pero la parte msinteresante de ella es la reproduccin con colores que

    de interesantsimos jeroglficos hace en los tres tomos

    primeros. Seguiremos el orden de la obra para hablar

    de ellos.

    Cdice Mexdocino. Deriva su nombre de donAntonio de Mendoza, primer virey de Mxico, que lomand hacer para enviarlo Carlos V. Hecho pocodespus de la Conquista, est pintado en papel europeo;

    Cdice Mendocino. Tributos

    pero sus autores eran peritos en su arte, pues lasfiguras tienen todo el carcter de los jeroglficosantiguos. No sabemos acertivaraente si es obra originalde los indios instruidos que al efecto comision Mendoza, copia de diversas pinturas antiguas que se coligieronen este cdice. Esta parece ser la opinin del seorRamrez, porque el autor le llama copiante. En lapublicacin de Purchas se da entender que sonpintunis originales, pues se dice que no sin gran trabajosac el Virey de manos do, los indgenas la Historiacon su interpretacin en lengua mexicana , la que hizo

    traducir al espaol. El seor Orozco, al decir que lacoleccin fu formada por indgenas entendidos

    ,

    parece

    inclinado creer, que si bien no son las pinturasanteriores la Conquista, fueron hechas por histori-grafos del antiguo imperio mexicano y son originalesde ellos. Nosotros creemos que son copia perfecta devarios jeroglficos antiguos, que se unieron en coleccinpara formar un cuerpo completo de la historia de losmexicanos. Esto fu lo que quiso enviar Carlos V elvirey Mendoza y esto lo que encarg algunos indiosde los ms inteligentes que haban sobrevivido al

  • INTBODCCIOK IX

    derrumbamiento del seoro de Moteczuma. Hay undato importantsimo para creerlo: la segunda parte delcdice es una copia con ligeras variantes del libro de

    tributos que original existe en el Museo. De todasmaneras debemos considerar estas pinturas como copiaautntica, y pudiramos decir oficial, y por lo tantocomo un documento importantsimo para nuestra Historia.

    Formada la coleccin y escrita la interpretacin deella, fu desde luego mandada por el virey al emperador,probablemente en el ao de 1549, en la flota que zarpde la Veracruz. Pero el navio que la llevaba fu apresado

    por un corsario francs y las pinturas fueron parar

    poder de Andrs Thevet, gegrafo del rey de Francia.Debi adquirirlas en 1553, fecha que agrega sunombre al fin de la interpretacin, habiendo puestoantes en la primera pintura: A. Thevet CosmograpJied'U Roy. A la muerte de Thevet, sus herederosvendieron el cdice Ricardo Hakhuyt, capelln de laembajada inglesa en Pars en 1584. Ms tarde, 1625-26,se public en Londres en la obra de Samuel Purchas,intitulada Pilgrimes. Tomando las estampas de estaobra, hizo tambin edicin, aunque defectuosa, Thevenoten 1696, poniendo en francs la interpretacin. En1652 haba publicado en Roma algunas lminas elpadre Kircher, en su obra (Edipus. El cdice pas laBiblioteca Bodleiana, y lo insert ntegro y con colores ensu coleccin lord Kingsborough. Con colores tambin esthaciendo una edicin reducida el Museo en sus anales.

    Hemos dicho ya que el Museo posee un original enpapel de maguey de la Matrcula de tributos , semejante la segunda parte del cdice Mendocino, conteniendoadems la pintura de las dos ltimas lminas de laprimera parte, lo que confirma que el cdice es unacopia de originales mexicanos. Esta matrcula perteneci

    Boturini, y pas en 1743 la Secretara del Vireinato.En 1770 la public en Mxico el arzobispo Lorenzana,acompandola las Cartas de Corts : la edicin es detreinta y una lminas, que corresponden las diez y seishojas del original que estn pintadas por ambos lados.

    Segn Clavigero, las pinturas del cdice son sesentay tres, pero en la cuenta que de ellas hace salen cin-

    cuenta y tres solamente. En la edicin de Thevenotfaltan las pinturas XXI y XXH, y la mayor parte delas ciudades tributarias. En Kingsborough son setentay tres. Entre stas y las de Purchas hay diferencias,

    no solamente en el dibujo, sino tambin en el orden.Describiremos el cdice tal como est en Kings-

    borough, y creemos que lo dicho basta para comprender

    su importancia, y podemos agregar su autenticidad,

    como coleccin de pinturas mandada formar por elprimer virey para enviarla al emperador Carlos V.

    El cdice se compone de tres partes: la primera

    contiene los anales del seoro de Mxico, desde la

    fundacin de la ciudad , llevando la cuenta de aos , ao

    por ao , marcados en una faja azul que corre de arribaT. I. 2.

    abajo por la izquierda, y que cuando es necesario siguepor debajo y sube por la derecha. Esta primera partese compone de diez y ocho lminas: arriba de la primera

    dice en letra de la poca: nmero de aos; y al fin dela ltima , se lee de la misma letra : Jin de la 'partidafrimera de esta ystoria. No se pueden llamar com-pletos estos anales, porque se reducen marcar elperiodo de cada reinado y los pueblos que durante

    l conquistaron los mexicanos, sin entrar en otras

    particularidades otros hechos notables de la historia;pero son importantsimos, ya por lo bien determinado

    de su cronologa, ya porque nos dan conocer conprecisin las guerras y el creciente progreso del seorode Mxico. Es de advertir que concluyen con el reinadode Moteczuma, pero no abrazan la Conquista.

    La segunda parte es el libro de tributos y tienetreinta y nueve lminas. Esta es muy interesante, no sloporque nos presenta la gran extensin del podero de

    Mxico y la multitud de pueblos lejansimos adonde llevsus armas victoriosas y los cuales sujet al pagode tributos, sino que expresados stos claramente en

    su cantidad y calidad, forman una estadstica completa

    de los productos industria de aquellos pueblos yaquellos tiempos, poniendo de manifiesto el riqusimo

    contingente que traan las ciudades tributarias, ya en

    maz, frijoles y bledos, ya en lujosas mantas, vesti-mentas y armas de guerra, en guilas vivas y plumas

    de quetzal, en turquesas y oro en barras en polvo,

    y en cuanto el trabajo del hombre la prodigalidad dela Naturaleza producan en estas vastas regiones.

    La tercera parte tiene quince lminas, advirtiendo

    que en la ltima se comprenden las pinturas nmerossetenta y dos y setenta y tres. Esta parte es la msimportante

    ,

    porque nos presenta minuciosamente las

    costumbres de los antiguos mexicanos. Comienza por

    el nacimiento de un nio y las ceremonias que entonces

    se hacan ; sigue en varias lminas la educacin de los

    nios desde la edad de tres hasta la de quince aos,

    y se ocupa despus de los matrimonios y sus ritos.

    A continuacin est representada la educacin de losmancebos en los colegios de los templos, y su instruc-

    cin en el ejrcito. Siguen los guerreros, sus armas,

    sus triunfos, grados y premios; los oficiales civiles,

    embajadores y mercaderes; los tribunales y manera dehacer justicia. Estn despus los diversos oficios industrias, como los de carpitero, lapidario, pintor,

    guarnecedor de plumas y platero , y las fiestas y juegosque usaban. Al fin vienen los gi-andes delitos y las

    terribles penas conque se castigaban. Y de esta maneraen diez y seis pinturas nicamente tenemos toda la vida

    social y domstica de aquella gran nacin. Con justicia

    se considera este cdice como una de las fuentes princi-

    pales de nuestra historia.

    CDICE Tellebiano-Remense. Este es el segundopublicado en la coleccin de Kingsborough. Form su

  • INTBODUCCIN

    nombre de Le Tellier, arzobispo de Reims, quien per-

    teneci. Hoy se encuentra en la Biblioteca Nacional de

    Pars. Uuniboldt fu el primero que lo dio conocer, ymanifest que era copia y que se ignoraba su procedencia.

    Nosotros lo hemos tenido en nuestras manos, y es en

    efecto copia pintada en papel europeo. La ejecucin de

    las figuras y el carcter que conserva la pintura dan

    conocer que la copia se hizo por mano inteligente en

    Mxico, poco despus de la Conquista. Segn el seor

    Ramrez, se notan algunos descuidos interpolaciones

    europeas, como la representacin de las estrellas en el

    eclipse de 1496, cuya figura, semejante la que hoyse le.s da, es diferente de la que usaban los mexicanos.

    Pero estas pequeneces en nada quitan su autenticidad

    importancia al cdice. Confrontando las fechas que se

    citan en su interpretacin, puede fijarse la copia el

    ao de 1562, que es adems el marcado en el ltimocudrete de Ja pintura.

    Los caracteres crnicos de este cdice son seme-

    jantes al del Mendocino,

    pero los cuadretes tienen fondo

    rosado con orla azul y los signos son amarillos. La

    cronologa sigue ao por ao, y la mayor parte de las

    veces en fajas horizontales unidas; otras los signos

    estn separados, y algunas tienen direccin vertical

    como en el Mendocino: los ltimos cuadretes no con-

    tienen signos ni estn pintados de colores, sino que

    nicamente se ve en ellos la fecha europea puesta por

    el intrprete.

    1 cdice se compone de dos partes distintas, una

    cronolgica y otra histrica. La primera comienza contres lminas que contienen los smbolos de los doceltimos meses del ao; faltan por lo mismo los de losseis primeros, que deban estar sin duda en dos hojasperdidas. Sigue el calendario del ao religioso iona-lniatl en otras treinta y tres lminas, y tambin esttrunco en el principio, pues le faltan siete. Mas ladisposicin especial de este calendario, los smbolos,fiestas y dioses que comprende, jeroglficos cuya inteli-gencia interpretacin nos caus largusimas labores, lohacen sumamente importante en cuanto se relaciona la cronologa, teogonia y ritos de los mexicanos.

    La parte histrica principia por la peregrinacinazteca, faltndole el principio, y nos proporciona datosmuy interesantes que no se hallan en las dos pinturascitadas sobre dicho viaje

    ,

    ya respecto de las estancias ycontiendas de la tribu peregrina, ya sobre los diversossucesos que en aquel tiempo acaecieron. Viene esta pin-tura ser complemento importantsimo de las otras dos.Abraza este perodo ocho lminas y no est completo,pues le falta el fin de la peregrinacin. Sigue la historiadel seoro de Mxico, pero faltndole la pintura relativa la fundacin de la t;:udad. La historia de los seoresde Mxico se contiene en diez y nueve lminas , de lascuales estn invertidas las tres primeras. Es esta partecomplemento perfecto de la del Mendocino; no tiene, como

    ella, la numeracin exacta de los pueblos conquistados,pero consigna las principales guerras, y otras particula-

    ridades como dedicacin de templos, hambres, inunda-

    ciones, pestes, tei remotos, eclipses y aparicin de

    cometas. Concluye con stis lminas,

    que abrazan desde

    la Conquista hasta 1549, siendo el ltimo suceso en

    ellas sealado la muerte del primer obispo de Mxico,

    don fray Juan de Zumrraga. Hay todava un lminacon seis caracteres de aos, y siete cuadretes sin

    caracteres.

    Basta la simple enunciacin de lo que comprendeeste cdice para persuadirse de que, aun trunco como

    est, es importantsima fuente de nuestra historia.

    Cdice Vaticano. Se conserva en la Bibliotecadel Vaticano bajo el nmero 3,738. Es copia en papeleuropeo igual al cdice Telleriano-Remense

    ;pero

    tiene la ventaja de estar completo. La ejecucin arts-tica es ms incorrecta, precisamente porque es ms fielal original. Se encuentran algunas variantes entre

    ambos cdices, lo que acusa mayor cuidado en el copistadel Vaticano; pero no puede desconocerse que ambosson copias de un mismo original. Esta copia fu hechapor el dominicano fray Pedro de los Ros hacia el aode 1562; y sin duda desde entonces estuvo en la Biblio-teca del Vaticano, pues Acosta da razn de haberlavisto ah fines del siglo xvi.

    Tiene una primera parte que falta al Telleriano,

    y que podemos llamar cosmognica. Abraza la creacinde los cielos, de la mansin y dioses infernales y elviaje de los muertos; el rbol que mana leche paraalimentar los nios que han de volver la vida; lacreacin de la luna; los cuatro soles pocas, y los

    perodos astronmicos y fbulas de Qiietzalcoatl,

    ya

    como lucero del alba,

    ya como estrella de la tarde : todo

    esto en nueve lminas que comprenden diez y seis pin-turas. Esta parte nos ha servido mucho para estudiar lasideas religiosas primitivas y las cosmognicas de lospueblos nahoas; su adoracin los astros y admirablecombinacin de sus cursos; sus ideas filosficas sobre lacreacin y la inmortalidad del alma, para poder explicarlos fenmenos celestes que se velaban en el misteriode sus portentosas leyendas y para comprender susgrandes edades soles, los cataclismos en que aquellas

    razas perecieron , siendo al mismo tiempo datos suficien-tes estos para fijar la antigedad del pueblo nahoa.

    La parte cronolgica se compone del calendario queest primero en cuarenta lminas y de los smbolos delos meses que aqu estn despus; estn completos yvara su disposicin algo respecto del Telleriano. Los

    meses estn en cinco lminas que abrazan diez y ochopinturas, y hay que agregar otra lmina que representaal sol en figura varonil

    , rodeado de los veinte smbolosde los das.

    Siguen nueve lminas, que faltan tambin en el cdi-ce Telleriano, y que se refieren los sacrificios, fiestas y

  • INTRODUCCIN XI

    ceremonias de los sacerdotes ; dndonos conocer ademslos verdaderos y vistosos trajes de los guerreros y jefes,de los hombres del pueblo y magistrados, y aun nospresentan dos tipos de muy bellos colores de trajes demujeres, de diferentes y vistosos tejidos.

    La parte histrica principia con la peregrinacindesde Aztln y la salida de las tribus de Chicoraoztoc:sta tiene doce lminas con quince pinturas y es curiosaen episodios, sobre todo en lo relativo la guerra deChapultepec y la servidumbre de los mexica enCulhuacn, siendo minuciosa respecto la fundacin dela ciudad. Las tres primeras lminas de los reyes estninvertidas como en el cdice Telleriano

    ,y la historia del

    seoro de Mxico, semejante, pero ms perfecta quela de aquel cdice, comprende diez y siete lminas contreinta pinturas. Concluye el cdice con nueve lminas,

    desde la Conquista hasta la muerte del obispo Zum-rraga. Al fin tiene una faja de aos

    ,

    que terminan conel de 1562. Slo hay que advertir que los signoscrnicos son iguales y tienen la misma disposicin queen el Telleriano; son tambin amarillos, pero los cua-dretes tienen fondo azul con orla roja.

    Si hemos considerado tan interesante el cdiceTelleriano, su semejante de la Biblioteca Vaticana essin duda de mayor valer, siquiera sea porque estcompleto: de manera que puede llamrsele fuente precio-ssima de nuestra historia.

    LiBEO DE TRIBUTOS AL TEMPLO. Hcmos hablado yade los tributos que al seoro de Mxico daban lospueblos conquistados, y de los dos libros que existen,

    la copia del cdice Mendocino y el original del Museo.Est reproducido en la coleccin de Kingsborough unjeroglfico que nadie ha explicado ni dado cuenta de su

    significacin: es la estadstica de los tributos que en

    pocas determinadas del ao y en fiestas sealadas

    daban al templo mayor varios seoros, comenzando porel de Mxico. Perteneci esta pintura al barn de

    Humboldt, quien la deposit en la Biblioteca de Berln.

    En el original es una tira larga, que debe leerse de abajoarriba y de derecha izquierda; pero en el de Kings

    borough est dividida en diez y ocho lminas, debiendo

    comenzarse la lectura por la ltima. Los tributos

    consisten principalmente en mantas para los sacerdotes,

    copal incienso y espinas para el culto y maderas para

    el templo, no faltando turquesas y esmeraldas. Estas

    son las pinturas histricas que encontramos en la colec-

    cin de lord Kingsborough: existen separadamente otras

    de que vamos ocuparnos.

    CDICE AuBiN. M. Aubn, que h ms de cuarentaaos tena en Mxico un colegio, form una preciosacoleccin de manuscritos y jeroglficos que ahora conserva

    en Pars. Sumamente avaro de su riqueza arqueolgica,

    jams la haba querido dar conocer, habindosecontentado con escribir y publicar en Pars, en 1851,

    una Memoria sobre la pintura didctica y la escritura

    figurativa de los antiguos mexicanos. En ella da raznde sus conocimientos en la lectura jeroglfica, y son ya

    importantes, aunque no muy adelantados. Da ademscuenta de los manuscritos y pinturas de su coleccin: da

    en primer lugar noticia de la historia tolteca , anales

    pintados y manusciitos en nhuatl, en cincuenta hojas,

    papel europeo, con figuras que representan sus altos

    hechos, sus expediciones, sus batallas y los personajesde esa nacin , con los smbolos de los das y de los aos

    en que pasaron los sucesos. Se comprender inmediata-

    Cdice Aubin. Ataque del Templo

    mente la importancia de ese documento ; pero por des-

    gracia, como ya hemos dicho, permanece desconocido

    y ni el seor Ramrez pudo verlo nunca. Pero s pudo

    convencer M. Aubin para que se publicasen otras de

    sus pinturas, y entre ellas el cdice de 1576, al que

    hemos impuesto el nombre de su poseedor, por el gran

    servicio que ha hecho dndolo la estampa. Fu deBoturini y lo catalog en el nmero 14 del prrafo VIII.

    Es una historia de los mexicanos , parte en figuras ycaracteres y parte en prosa nhuatl, escrita por un

    annimo en 1576, y continuada por sus autores indios

    hasta 1608. El texto mexicano es la explicacin de las

    figuras. . .

  • xn INTRODUCCIN

    El cdice, que en el original tiene setenta y nneve

    tojas, en la reproduccin est en ciento cincuenta y ocho

    pginas: la parte jeroglifica se ha litografiado con suscolores, y el texto est intercalado en la pintura en

    mexicano y con el mismo carcter de letra del aut-grafo. Los signos crnicos son azules, y estn en cu-dreles rojos con orlas azules. Los aos generalmentevan en fajas de arriba abajo, como en el cdice Men-docino, y algunas veces horizontalmente , de izquierda derecha. Comienza con el ciclo de cincuenta y dos aosen las dos primeras pginas. Sigue en cuarenta y tres

    pginas la peregrinacin, desde Aztln hasta la fundacin

    de la ciudad de Mxico. Este viaje es casi igual al de la

    tira del Museo, y la completa en la parte que le falta desde

    la servidumbre de Culhuacn hasta el fin de la peregri-

    nacin. En treinta y dos pginas sigue la historia de los

    seores de Mxico, marcando los aos de cada reinado,

    y algunos sucesos como dedicacin de templos, plagas de

    langosta, nevadas y peste, feracidad, algunas guerras,

    terremotos y eclipses, sealando con un buque adornado

    de cruces el desembarco de los espaoles. Las cincuenta

    y seis pginas siguientes hasta el fin abrazan desde la

    Atlas de Duri'in.Fundacin de Mxico

    Conquista al ao 1606 y estn llenas de importantsimossucesos.

    Con este cdice public M. Aubin otro de diez ynueve pginas, tambin con colores. Dedica cada pgina uno de los seores de Mxico, anotando nicamente laduracin de su reinado: para esto se vale de pequeasruedas azules que semejan turquesas, usando del signodel nmero 20 cuando es necesario. Despus de losseores de Mxico, contina la cronologa y algunoshechos notables, hasta el ao de 1607. Le llamaremos,pues, el cdice de 1607.

    Atlas del padre Dbn. Cdice Ramrez. A laHistoria de las Indias de Nueva Espaa del cronista,dominicano, acompaa un copioso atlas jeroglfico, quese ha publicado con los colores de las pinturas deloriginal. En ste esas pinturas estn la cabeza delos captulos. En el atlas se dividen en tres partes tratados. Despus de una portada que representa losmexicanos en su primitiva patria, sigue el tratadoprimero con treinta y dos lminas que comprendensesenta y dos pinturas ; la primera es relativa al viajede los azteca, las veinticinco siguientes se refieren los

  • INTEODUCCION XIII

    seores de Mxico y los principales sucesos que ensu tiempo acaecieron; despus hay cinco que se ocupande la Conquista, y la ltima del tratado representa lafundacin de la ciudad de Mxico. El tratado segundotiene once lminas

    ,y en ellas treinta y cuatro pinturas

    relativas los dioses, templos, ceremonias del culto,sacrificios y fiestas religiosas, danzas y juegos pblicos.El tratado tercero se ocupa del calendario, y tiene seislminas con veintids pinturas. En todo tiene el atlasciento diez y ocho pinturas muy interesantes.

    Creemos que estas pinturas son copia de algncdice indio, porque son semejantes las de su cong-nere el cdice Ramrez. Pero si el copista en ste, endonde estn simplemente tinta, imit exactamente lasfiguras del original, el de las pinturas de Duran quisoadornarlas y corregir su mala forma, y naturalmente lasadulter. Por lo tanto, estas pinturas, en el fondo de loque representan

    , son autnticas y deben tomarse comobuena fuente, pero debe desconfiarse de lo que se refiere forma.

    Las estampas del cdice Ramrez son treinta y dos:cuatro tratan de la peregrinacin, doce de los seores deMxico, doce de los dioses, ritos, sacrificios y fiestas,dos del calendario y dos de la Conquista.

    Debemos agregar que como apndice al atlas deDuran, hay un cdice cuyo original existe en poderde M. Aubin

    , y que con sus colores se ha reproducidofielmente. Tiene diez y seis lminas con veintitrspinturas que se refieren los dioses, meses y sus fiestas

    religiosas. Es muy notable este cdice, y l nos hadado la verdadera forma, tanto tiempo discutida, deltemplo mayor de Mxico.

    TiEA DE Tepchpan. Teue seis metros cuarenta ynueve centmetros de largo por veinte centmetros de

    ancho. Tambin ha sido publicada con colores porM. Aubin. Perteneci tambin Boturini, que la catalogaen el nmero 4 del prrafo III, diciendo: Otro Mapagrande en papel Indiano, extendido como una faxa.

    Parte las Figuras de arriba, y de abaxo con los Carac-

    teres de los aos, que van corriendo por el medio.

    Representa la sucesin de varios Seores Chichimecas yMexicanos, y cosas acaecidas las dos Monarquas."Aubin agrega con razn, que es propiamente la historiasincrnica de Tepchpan y de Mxico. Adems deloriginal, dice que tiene la copia hecha por el padre

    Pichardo y una calca de la que habla Boturini, conser-

    vada en el Museo.

    En efecto, la litografa tiene en colores la repro-duccin del original; pero como tanto la copia del padre

    Pichardo como la que fu del Museo, donde ya no

    existe, eran algo ms grandes, se indica su mayorextensin con lneas y caracteres negros. Comienza eljeroglfico desde el ao ce tochtU 1298; indica la pere-

    grinacin de los mexicanos y su estancia en Culhuacn;

    pone la fundacin de la ciudad,y sigue con la cronologa

    de los reyes, indicando algunos sucesos, como la des-truccin del seoro tepaneca ; llega despus laConquista y contina hasta el ao 1589. Desde elao 1533 faltan ya los colores. Interesante es esta tira

    Mapa de Tepchpan. Ejecucin de Cuauhtemoc

    de Tepchpan;

    pero acaso su principal curiosidad

    consiste en habernos dado la representacin del verda-dero suplicio y muerte de Cuauhtemoc.

    Estos son los datos jeroglficos que en forma decdices tenemos sobre la historia de los mexicanos, y nofaltan otras pinturas aisladas que vienen contribuiral mismo objeto. Por lo que hace los otros seoros pueblos, no existen pinturas con su historia, y sola-

    mente conocemos dos relativas la famosa corte deTexcuco.

    Historia del seoro de Aculhacn. Tambinestos dos jeroglficos pertenecen la coleccin Aubin, yhan sido publicados en negro. Ambos fueron del famosoMuseo de Boturini, y los cataloga en el prrafo III,

    nmeros 1 y 3. Dice de ellos: 1. Un Mapa de exqui-sito primor en papel Indiano, como de marca mayor,

    donde se ven, con Figuras y Caracteres, historiados los

    principios del Imperio Chichimeco, desde Xlotl hastaNetzahualcyotl, despus que recuper el Imperio delpoder del Tirano Maxilatn. Tiene 6 fojas y 10 pginastiles en un todo pintadas, cuyas dos primeras llevan

    insertos unos renglones en lengua Nhuatl, casi borra-dos de la antigedad. Tuvo este Mapa en su Librerael mencionado don Fernando IxtUlxchitl

    , y le sirvi

    para escribir la Historia del mismo Imperio, como consta

  • XIT INTEODUCCION

    de Testimonio." tt 3. Otro Mapa en una piel curada, j varios renglones en lengua Nhuatl. r' En la impresin

    donde se pinta la Descendencia, y varios parentescos de se puso cada una de estas pinturas en una tira ancha,

    los Emperadores Chichimecos, desde l'ltzin hasta el i dndoles respectivamente los nombres de mapa Q?nfl2n

    ltimo Rey Don Femando Corts Ixtlilxdchitzin. Lleva [ y mapa Tltzin. Ambos mapas, adems de los datos

    Mapa Quinlzin.Chichimecas trogloditas

    que en s encierran, sirven para confrontar y confirmar

    los relatos del historiador Ixtlilxchitl

    .

    Hay otra materia importantsima, relativa la

    historia antigua, sobre la cual hay pinturas en nmerosuficiente: la cronologa. Y esto es tanto ms impor-tante, cuanto que su estudio nos da conocer, no

    solamente los portentosos adelantos de aquellos pueblos

    en la medida del tiempo y sus conocimientos astron-

    micos,sino que nos revela por completo su teogonia , el

    verdadero carcter de sus creencias, nos descubre sus

    deas filosficas y morales, nos ensea sus fiestas, ritos

    y ceremonias, y por las costumbres religiosas nos hace

    entrar en su verdadera vida civil; y por ltimo, al

    damos el verdadero sentido de las leyendas histricas,nos pone de manifiesto la causa de la grandeza y deca-

    dencia de aquellas razas, en cuya alma al fin podemosdecir que penetramos. Los estudios de esta parte

    jeroglfica eran desconocidos. Gama los haba empren-dido, pero su manuscrito se perdi. Fbrega escribiun libro; mas no se public. Veamos las pinturas quehay y cules hemos estudiado. Ya hemos visto que loscdices Telleriano y Vaticano, sobre todo este ltimo,

    abrazan una parte importantsima de ese estudio. En lacoleccin de lord Kingsborough hay adems los siguien-tes cdices dedicados especialmente dicha materia.

    En el primer tomo dos cdices que el seor Orozco

    y yo hemos credo mixteos, y que nunca se han estu-diado. Los originales se encuentran en la Biblioteca

    Bodleiana de Oxford. All mismo existe otra pinturamuy interesante

    ,

    que Kingsborough publica al fin de suprimer tomo, y que nosotros hemos explicado: es unacompleta exposicin de la cosmogona mexicana y de lasbases y orgenes del calendario.

    En el tomo segundo del Kingsborough hny las

    siguientes pinturas sobre la materia. El cdice que

    hemos llamado Ladense, de cuarenta y seis pginas, yque es un calendario ritual y astronmico. Se encuentra

    tambin el original en la Biblioteca Bodleiana. El cdice

    de la Biblioteca de Bolonia, calendario astronmico de

    veinticuatro pginas. El Clementino, que llamamos as

    por haber pertenecido Clemente VII, quien lo don

    el rey Manuel de Portugal; calendario ritual mixteco de

    sesenta y cinco pginas, notable por la belleza de los

    colores de la pintura: se conserva el original en la

    Biblioteca de Viena.

    En el tomo tercero del Kingsborough estn los

    cdices ms importantes y que ms hemos estudiado.El Borgiano, que se tiene por la ms hermosa y msinteresante pintura que nos haya quedado de la antigua

    Mxico, y que est reproducido en setenta y seis pgi-

    nas. Es un admirable calendario civil, ritual y astron-

    mico, portento de la ciencia de aquellos pueblos. De este

    cdice solamente pudimos saber en Roma, que una vez

    jugaba con l y lo estaba quemando, un nio hijo delconserje del palacio del prncipe Justiniani, sin que sehaya podido saber de dnde lo haba tomado. El prncipe

    lo recogi, y hacia fines del siglo anterior pas poder

    del cardenal Borgia y form parte de su museo de

    Velletri, en donde lo vio Humboldt. Ms tarde pas la Propaganda Fidc de Roma; all se conserva, y alllo examinamos. Es una banda larga de piel gi-uesa, pre-

    parada con arcilla blanca, de 25 '/, centmetros de ancho,

    doblada en forma de libro y pintada por ambos lados.Abierto presenta dos ms pginas para verse donde senecesita, y extendido aparecen treinta y ocho pginas

    por lado, en todo setenta y seis. La dificultad principal

    para leer este cdice consiste en acertar con el extremo

    que deba servir de principio : por eso en el Kingsborough

  • INTBODUCCIN XV

    est trastornado el orden de las pinturas. Pero como es

    la nica edicin que del cdice existe, acostumbramos

    usar la numeracin de las pginas que ah tiene. Diremospara concluir que el original plegado forma un libro

    cuadrado de catorce pulgadas y media por tres de altura.

    El segundo cdice del tomo III de la coleccin de

    Kingsborough es el de Fejervary de Hungra, que tienecuarenta y cuatro lminas: no se ha estudiado, pero es

    de grande importancia, pues es un tratado cronolgico

    completo y perfectamente ordenado.

    Cdice Borgiano. La estrella vespertina y matutina

    Al fin del tomo est el ritual Vaticano con noventa

    y seis pginas, y es muy semejante al cdice Borgiano:aqul nos ha servido en nuestros estudios para completar

    la inteligencia de ste. El ritual Vaticano es tambin

    de piel de ciervo preparada: es una faja de nueve trozos

    unidos,

    que hacen treinta y un palmos y medio de largo.

    Tiene cuarenta y ocho pginas pintadas en parte; las

    ltimas estn pegadas unas pequeas tablas, de

    manera que plegndolo forma un librito de ocho pulgadas

    de largo, siete de ancho y tres de alto. Como las

    cuarenta y ocho pginas estn pintadas por ambos lados,

    resultan noventa y seis lminas en el Kingsborough.

    Otros varios jeroglficos, aunque aislados, tenemos

    sobre tan importante materia, como son la rueda de

  • xn INTEODUCCION

    que habla Mendieta y que pertenece al calendario del

    padre Olmos, las del cdice Ramrez y la historia delpadre Duran, etc. Tenemos adems los jeroglficos delos meses en el atlas de Duran, y en el apndice diez yseis lminas de smbolos de meses y fiestas que en ellos

    se celebraban, figuras de los dioses y la del Templomayor. Se ha publicado tambin con colores un calen-dario en el mtodo del de Bolonia.

    El calendario de doscientos sesenta das, llamado

    Tonalmatl cuenta de los das, que contena el cm-puto civil y religioso del tiempo, las fiestas y ritos, losageros y supersticiones, y que por lo mismo era ya elms usado en la antigua civilizacin , existe por fortuna,aun cuando se tuvo por perdido. Se encontr en la anti-gua biblioteca del convento de San Francisco de Mxico,

    y los frailes se lo cambiaron M. Aubin por un ejemplardel Genio del cristianismo! El nuevo poseedor lopublic en Pars en veinte lminas con colores. En laBiblioteca de Pars existe otro Tonalmatl, del queguardamos una copia: tiene algunas variantes respectodel de M. Aubin.

    Podramos agregar otros diversos jeroglficos sobrediferentes materias, de los cuales algunos existen origi-nales, ya en el Museo, ya en nuestro poder, y otros sehan publicado en diversas obras. Pero basta lo expuestopara comprender que, pesar del descuido y la destruc-cin, existen todava materiales suficientes de los anti-guos indios

    ,

    para reconstruir con ellos su antiguahistoria.

    En cuanto los jeroglficos mayas, ms bien

    Cdice de Dresde.Jerogliflco maya

    dicho, de la civilizacin maya-qnich, nos son entera-mente ininteligibles. Existen muchas inscripciones enlos monumentos, y conocemos tres cdices: el de Dresde,publicado en el tomo III de la coleccin de Kingsbo-rough, que parece ser un calendario maya, y al cualequivocadamente le llaman all manuscrito mexicano; elTroano, que dio la estampa el abate Brasseur, y que pesar de su interpretacin fantstica y novelesca noes otra cosa, en nuestro concepto, que un calendariorural maya, perfectamente claro, que se conserva enla Cmara de diputados de Pars, y ha sido publicadoen fotografa.

    Para concluir esta breve resea sobre los cdicesjeroglficos y fin de no extendernos ms de lo nece-sario, hablaremos de la pintura ms importante queexiste sobre la Conquista, y que se conoce con el nombrede Lienzo de Tlaxcalla. Pintado la manera jeroglficafigurativa para conmemorar las campaas en que lostlaxcaltecas acompaaron como aliados los espaoles,se guardaba como rico tesoro en el ayuntamiento de laciudad de Tlaxcalla. De l se haba sacado aos h unacopia, que dividida en grandes cuadros existe en elMuseo: no es enteramente fiel. En la poca del imperio

    de Maximiliano se trajo el original Mxico para que lacomisin francesa sacase otra copia, que la sac conalgunas inexactitudes. Nosotros tenemos una exactsima

    Lienzo de Tlaxcalla. Corts introduciendo el cristianismo

    reducida forma de cdice,y como no se ha publicado

    nunca esta pintura y parece que el original se ha extra-viado, vamos describir la copia que poseemos. El

  • INTRODUCCIN XVII

    original se compone de una serie de cuadros: cada uno

    corresponde una poblacin ocupada por conquistadores

    y aliados; el nombre de la poblacin se marca con suantiguo signo jeroglfico. Como los cuadros son de igualtamao, ha podido hacerse en la copia un cdice deforma regular, poniendo un cuadro en cada hoja. Estotiene como excepcin la batalla de la Noche Triste, enque la pintura abraza el espacio de dos cuadros. El

    lienzo tiene como cabeza una alegora, que en la copia

    sirve de portada. La copia se hizo por medio de calcosmuy exactos y se cuid de reproducir los colores concompleta igualdad los del original. El cdice, pues,se compone de la portada y ochenta cuadros. Sigue una

    pgina con siete cuadros blancos con orla negra, y enellos, nombres de pueblos: en dos se comenzaron dibujarfiguras. Despus hay cuatro pinturas sin concluir conescudos , macanas y otras alegoras. Se puede decir queeste cdice tiene tres partes, que comprenden: laprimera, desde la alianza de Tlaxcalla con Corts hasta

    la toma de Mxico; la segunda, las expediciones conuo de Guzmn hasta Sinaloa, y la tercera, la conquistade Guatemala. Fcil es percibir la grande importancia

    de este cdice,

    pintado por los mismos indios aliados delos espaoles; en l se encuentran datos desconocidos y

    que tiene, adems, la garanta de su verdad. De nos-otros, sabemos decir, que nos ha servido alguna vez para

    resolver puntos importantsimos. Y ya que de losjeroglficos, fuente primera de nuestra historia, bastantenos hemos ocupado, tratemos ahora de otra fuente nomenos preciosa, los monumentos y sus inscripciones.

    Monumentos. Esas cifras gigantescas que las

    Pueblo del Norte

    viejas razas dejan, al desaparecer, esparcidas en el sueloque ocuparon, han sido, en todos los pases, elementos

    de primer orden para reconstruir su historia. Sirven

    ^Pirmide de Papantla

    para este objeto los monumentos, primeramente por su

    carcter, distinguindose su carcter propio y su

    carcter progresivo. El primero, que se forma de los

    T. i.-s.

    elementos arquitectnicos especiales, como son mate-

    riales, manera de construccin y forma, no solamente

    determina las razas en un pas, sino que es marca

  • xvn WTBODUCCIN

    segura del camino de las emigraciones ; y la comparacin

    de monumentos ha llegado ser uno de los principales

    datos en los estudios etnogi-ficos. El segundo, el

    carcter progresivo, seala las etapas de una civilizacin

    y es signo seguro del desarrollo sucesivo de un pueblo

    raza. El inters de los monumentos crece cuando tienen

    inscripciones, que naturalmente en nuestras antige-

    dades son inscripciones jeroglficas. Son entonces los

    ^

    Nueva cruz del Palemke

    monumentos grandiosas pginas de la historia, teniendola ventaja de que no es discutible su autenticidad.Y esta preciosa fuente histrica es muy abundante entrenosotros.

    Comenzamos por las grandes rocas naturales graba-das con jeroglficos figuras, desde las peas de Sinaloahasta las de Chapultepec, en que se esculpieron lameridiana y los seores de Mxico , esculturas hoydestruidas, como lo est tambin el relieve del cerro deMagoni cerca de Tula. Las rocas nos proporcionantambin obras arquitectnicas gigantescas , hechas en elprfido y el granito. Basta citar el bao del rey-poetaNetzahualcyotl, labrada en un pen de prfido delcerro de Texcutzinco. Se llega l por numerosospeldaos tallados en la misma roca, y en la roca tambinse abre la anchurosa cavidad circular del bao, que es

    taza de prfido rojo levantado los cielos en la cspidede la montaa.

    Los monumentos se presentan ms importantes endos grandes regiones, la del Norte y la del Sur;

    habiendo sido centro la primera de la antigua y poderosaraza nahoa y la segunda de la raza maya-quich

    ,

    que

    nos admira todava por los portentosos edificios que comomuestra de civilizacin dej desparramados en la zonaque ocupaba.

    Los monumentos del Norte se extienden en nuestra

    frontera, desde las ruinas de los ros Gila y Coloradohasta las Casas Grandes de Chihuahua, bajando hacia elSur la Quemada y Pabelln. Pero no se limitaban enlo que es hoy nuestro territorio: existen en gran nmeroen la frontera de los Estados Unidos. Su construccinespecial, la disposicin de las habitaciones, su forma

  • INTRODUCCIN XX

    y la que tomaban algunas ciudades con el agrupamientode las casas , nos dan conocer muchas circunstanciasespeciales de la vida ignorada de sus habitantes, algunasde sus costumbres y de sus prcticas sociales

    ; y sobre

    todo, nos patentizan la base principal de su religin, el

    culto al sol.

    La regin del Sur es ms rica en monumentos, comoque pertenecen una civilizacin que alcanz su apogeo

    en poca posterior y ms cercana nosotros. Extin-

    dense palacios y templos en lnea desde Palemke hasta

    Comalcalco en el Golfo; llenan la pennsula yucateca,

    sobresaliendo en Izamal, Chichn-Itz y Uxmal; penetran

    hasta Mitla, en tierra de zapotecas, y adelantan como

    centinelas avanzadas al mismo centro del territorio las

    pirmides de Papantla, CholUan , Teotihuacn y Xochi-

    calco. La forma de estas construcciones , como la

    piramidal ; el estilo , rico , suntuoso , excesivamente

    labrado y especial, que le dan carcter nico imposible

    Casa de las Monjas, en Uxmal

    de confundirse; sus estucos, grecas y monolitos por

    columnas ; la bveda ojival encontrada por superposicin

    de grandes piedras de menor mayor; todo da un

    aspecto de grandiosidad portentosa esas ruinas, que

    hace meditar profundamente contemplando un saln de

    Mitla , las pinturas de Chichn la casa de las Monjasde Uxmal.

    Pero si estas ruinas en s son ya bastante leccin

    de aquella vieja historia, aumenta su inters con las

    inscripciones jeroglficas, ya formadas de estuco como en

    Palemke, ya pintadas como en Chichn, ya esculturadas

    en la piedra como en Xochicalco. Estas son verdaderas

    pginas histricas , ms importantes y menos deleznables

    que los mismos cdices jeroglficos. As encontramos la

    leyenda de Totee en las paredes de Chichn y en los

    prfidos de Tllan ; los grandes perodos cronolgicos en

    los templos de Palemke, y la reforma del calendario

    en los relieves de Xochicalco. Y si algn da llegase

    ser posible el leer las inscripciones silbicas de las

    ruinas del Sur, se correra al fin el velo que hoy cubre

    una historia que nos asombrara , cuando ya sus restos

    ruinosos asombro son bastante para nosotros.

  • 5ti INTRODUCCIN

    La ltima civilizacin fij su residencia en el centro

    y, pesar de ser la ltima, es la que menos nos ha

    dejado en monumentos. Ya no se encuentra el templo

    tolteca de que nos habla Sahagn, y que tena por

    columnas culebras de prfido rojo: apenas se hallan en

    TUan trozos de columnas admirablemente labrada^ y la

    mitad baja de una gigantesca caritide. Del gran

    templo de Mxico solamente han podido encontrarse en

    excavaciones ltimas unas cabezas de culebra del

    Coapantli. Construyndose las ciudades modernas en

    donde estaban las antiguas ciudades , stas fueron

    destruidas y con sus materiales se formaron las moder-

    nas. Todava hoy, al penetrar en la catedral de Mxico,

    se pisa sobre baldosas que en otro tiempo fueron de las

    graderas del templo de HnitzilopochtH. Y sin embargose han salvado algunos restos, y se han vuelto encon-

    trar piedras con inscripciones jeroglficas muy intere-santes

    ,como el gran CuaihxicaUi de Tizoc, la lpida

    conmemorativa de la dedicacin del gran templo, la de

    la sequa en la poca de Moteczuma Ilhuicamina, y sobre

    todo la Piedra del Sol , el monumento ms importantede nuestra antigedad.

    Por lo expuesto se ve cuntos elementos traen al

    concurso de los que historiar se dedican, esos colosos

    mudos que, en la soledad de los bosques, conservan elrecuerdo de viejas edades y vienen ser cifras de altoprecio para reconstruir la vida de las pocas mslejanas. Pero aun hay otros elementos de no menorvaUa

    ,

    que forman un grupo semejante al de los monu-mentos, y que generalmente en ellos se encuentran; losutensilios, instrumentos, armas dolos. Aun cuando eltranscurso de los siglos y el cambio de costumbres handebido hacerlos escasos, hllanse todava utensilios,

    instrumentos y armas en nmero bastante para darnos conocer varias costumbres de aquellos pueblos. En elMuseo Nacional y en algunos particulares se encuentran,ya la coleccin de malacates, husos con que las mujereshilaban el algodn

    ;ya la de puntas de flecha de obsi-

    diana de cuchillos de pedernal para los sacrificios; acel huhvetl gran tambor y el sonoro teponaxli elpito de barro de figuras caprichosas; all los cinceles decobre 6 de piedra dursima, la taza que conserva todavala pintura 6 la pequea mufla del platero, bien lalabrada boquilla para fumar las hojas de tabaco, lapipa de poca anterior; concurriendo todos estos objetos hacernos ridivivos los hbitos de aquellas sociedadesque parecan perdidos entre el polvo del olvido.

    Materia muy importante es el estudio de los dolos dioses de los pueblos que aqu habitaban, no solamenteporque las ideas religiosas nos dan conocer el gradode adelanto y las tendencias sociales de un pas , sino

    tambin por la circunstancia especial de que, siendo lateogonia nahoa esencialmente astronmica, las diversasrepresentaciones de sus deidades nos ensean muchos desus conocimientos cosmognicos y cronolgicos

    ,y nos

    descubren al fin el armonioso conjunto de sus creencias

    y de su filosofa, explicndonos sus ritos, varias de sus

    costumbres,y aun nos dan razn de las causas de sus

    grandes sucesos histricos y los motivos de su grandeza

    y de su decadencia. Y' no es este estudio parte poco

    interesante para la etnografa, pues las conquistas de

    los pueblos eran conquistas tambin de la religin, y la

    huella de los mismos dolos era huella tambin deltriunfo de las razas. En materia de dolos somosbastante ricos, pesar de las muchas causas queconcurrieron destruirlos : por una parte el fanatismoreligioso de los vencedores y el abandono natural de

    los vencidos al abrazar nuevas crencias; despus lanecesidad de utilizar la piedra en que estaban labrados

    para las nuevas construcciones; as hemos visto h poco,cuando se descubrieron las columnas de la primera

    catedral de Mxico, que todava en su base conservabanhuellas labradas de los dolos que pertenecieron

    ; yfinalmente, millares se emplearon para cimientos de

    iglesias, queriendo as que lo que haba sido instrumento

    de idolatras, sirviese de base los templos cristianos:

    an est debajo de la pila bautismal del Sagrario de laCatedral la famosa piedra del sacrificio gladiatorio. \ sinembargo, como hemos dicho, se conserva gran cantidadde dolos : podemos decir que tenemos todos los dioses

    ^ Totee. Cubeza colusal de diorita

    en SUS diversas manifestaciones; y se encuentran como

    escalonados en todo el territorio, sirviendo as de lahuella etnogrfica de que ya hemos hablado. Ha llegadonuestra fortuna hasta haberse encontrado en diversasexcavaciones algunos de los principales dolos delTemplo mayor, entre los cuales sobresalen, en el Museo,la cabeza gigantesca de diorita de Totee, que se acerca,en su perfeccin y belleza, las esculturas griegas, y la

  • INTHODCCIN XXI

    colosal y simblica estatua de Coatlicnc, madre deHuitlo'poclii

    .

    No son menos importantes, y por fortuna abundan,

    los vasos sagrados que de diversas materias , desde elbarro hasta la serpentina, contienen en sus grabados,

    pinturas adornos , datos importantes teognicos

    Fondu de un vaso sagrado de serpentina

    cronolgicos. Otros presentan perfiles y tipos interesan-

    tsimos para el estudio. En cuanto tipos, por dondequiera se encuentran cabezas mscaras, algunas de

    materias preciosas como la obsidiana, que nos mani-fiestan la figura de la raza que las ejecut; y en estoson admirables las cabecitas de barro que se sacan de

    los tmulos de Teotiliuacn, y que el seor Orozco , con

    razn , considera qu3 son verdaderos retratos, que nos

    reproducen diferentes tipos y razas, diversos peinados ytocados variadsimos. Si esto agregamos el estudio de

    la craneologa , el de las sepulturas y las costumbres

    funerarias que nos revelan,tendremos nuevas y abun-

    dantes fuentes etnogrficas. Y estos trabajos alcanzanmayor fruto por la comparacin

    ,

    pues todava existen en

    nuestro territorio cuatro millones de indios que conser-

    van el tipo de su raza, su carcter propio, varias de sus

    costumbres y sobre todo , el principal elemento etno-

    grfico, su lengua propia.

    Lingstica. Supuesto que la lengua es la expresin

    de los objetos materiales y de las ideas de un pueblo,

    conocer el idioma, no solamente nos hace saber las

    costumbres, sino que nos ayuda penetrar en el alma de

    una nacin. Adems, las relaciones de lengua lengua,nos muestran el parentesco de los pueblos , son marcas

    que deja la conquista y rastro de las victorias. Por for-

    tuna, no slo conocemos las antiguas lenguas de Mxico,

    de las que muchas se hablan todava , sino que desde un

    principio se formaron de ellas por los primeros frailes,gramticas y vocabularios ; obra meritoria, ms que parala religin

    ,

    para las letras y la historia. Y imitacinde los primeros continuaron otros ese trabajo, y public-ronse tambin en aquellas lenguas doctrinas y confesiona-rios, sermones y aun piezas literarias, pues tenemosvertidos al nahoa algunas comedias de Lope de Vega yvarios autos sacramentales. Despus, con tan preciososelementos

    ,ha podido hacerse la comparacin y clasifica-

    cin de esas lenguas;

    se han agrupado las de la mismafamilia

    ,y si tales estudios no han llegado su fin y

    todava tienen que revelarnos hechos desconocidos hastahoy, son, sin embargo, ya gran elemento para resolvermuchas dificultades etnogrficas y prehistricas.

    Todas las fuentes antes citadas traen su origen delos mismos pueblos conquistados , son su obra y comolegado de ellos para nuestra historia: por lo mismo sonelementos de gran precio indiscutibles. Tan numerososson y sobre materias tan diversas , segn se ha visto,

    (jueiieio tolteca esculpido en una concha ncar

    que nos atreveramos decir que bastaran por s solos

    para escribir verdica y casi completa nuestra historia

    antigua. Pero ms tenemos abundantes y de grand-simo mrito los elementos escritos posteriores la

    Conquista: intrpretes, cronistas historiadores.

    Intbpeetes. Estos casi todos pertenecen al

  • xxn tNT&ODCCiN

    siglo XVI y escribieron poco despus de la Conquista;

    ya indios antiguos que vertan al idioma vulgar sus

    pinturas, 3-a valindose de ellos cronistas escritores

    que quisieron explicar el significado de los cdices

    jeroglicos. Parece primera vista que debera darse

    entero crdito tales interpretaciones; pero hay que

    recibirlas con cautela en todo lo que la religin tenga

    referencia,

    pues desde un principio los escritores espa-

    oles, y naturalmente los indios nefitos que los seguan,

    manifestaron la tendencia de concordar las tradiciones

    aborgenes con el relato bblico, y desde entonces

    buscaron en las pinturas jeroglficas el diluvio, la torre

    de Babel, la confusin de las lenguas, etc. Procuraron

    tambin desde aquella poca ocultar todo lo que juzgabanque pudiese ser aliciente para conservar la destronada

    idolatra, lo que hizo que sus explicaciones fueran incom-

    pletas. Adems,

    por el trastorno natural que les pro-

    duca la combinacin de dos sistemas distintos de com-

    putar el tiempo , cometieron errores muy graves de

    cronologa que hay que corregir con las mismas pinturas,

    hoy que perfectamente conocemos esas complicadas

    relaciones, y que ayudados de las tablas ya formadas,

    con facilidad fijamos las fechas correspondientes.

    Inthpretes dei, cdice Mendocino. Como la

    intencin del primer virey al mandar formarlo , fu dar

    conocer la historia de Mxico al emperador Carlos V,

    no hubieran bastado su intento solas las pinturas, sino

    que mand que se hiciese de ellas una traduccin porindgenas entendidos, la que se verti al espaol por un

    perito en ambas lenguas. Atendida la forma especial de

    ese cdice, de la que ya hemos dado razn, puede

    decirse que los intrpretes redujeron su trabajo darlos nombres de los muchos pueblos conquistados , cuyos

    jeroglficos estn en la primera parte y en el libro de

    tributos; consignar los nombres de los reyes y de los

    objetos que se tributaban; y nicamente en la parterelativa las costumbres hicieron una verdadera expli-

    cacin. Debe, pues, considerarse su trabajo ms biencomo un diccionario jeroglfico

    ;pero es de suma impor-

    tancia, porque nos fija los nombres de casi todos loslugares pueblos de aquellos tiempos. Se advierten

    varias equivocaciones, segn la publicacin que hizolord Kingsborough

    ; y lo atribuimos que los indiosintrpretes no saban escribir, y los que escriban por su

    dictado no conocan la lengua de los mexicanos. Urgente

    era por lo mismo una rectificacin de esas equivoca-ciones : el seor Ramrez haba preparado ese trabajo,nosotros lo habamos emprendido, y el seor Orozco lollev cabo, casi completamente, en los Anales delMuseo.

    Intrpretes del cdice Tellehiano-Remense.

    Publica tambin lord Kingsborough la interpretacin deeste cdice, como si fuera obra de una sola mano. Exar-

    minando el original se ve que hay tres letras diferentes

    y tres distintos intrpretes. Como Kingsborough public

    seguida la interpretacin cual si fuese obra de un solo

    autor, result confusa y en algunos puntos ininteligible.

    Pero aun as es muy til,

    porque los intrpretes no se

    limitan decir el simple significado de cada figura, sino

    que explican las pinturas , agregando, aunque somera-

    mente, la parte relativa de la tradicin, lo que hace que

    esta interpretacin pueda ya considerarse como trabajohistrico.

    Se divide en tres partes : la primera da noticia de

    los meses y de las fiestas que en ellos se celebraban; la

    segunda habla del Tonalmatl, de los dioses respec-tivos, y cuenta varias leyendas cosmognicas y algunas

    creencias muy interesantes de su teogonia; y la tercerase ocupa, con pormenores interesantes, de la parte

    histrica, desde la peregrinacin azteca hasta el ao

    de 1557.

    El padre Ros. Este fraile dominicano fu elintrprete del cdice Vaticano. Su obra est escrita en

    italiano y fu publicada tambin en la coleccin de

    Kingsborough. p]st sin duda incompleta y es muy desentirse porque revela profundo conocimiento de las

    cosas mexicanas; pesar de que incurre en el defecto,

    ya indicado, de querer explicar aquellas antigedades

    por las ideas bblicas. Se ocupa extensamente de las

    partes cosmognica y teognica y algo de la cronolgica:

    es de altsimo mrito en ese trabajo. Al comenzar la

    parte histrica concluye la interpretacin, lo que la dejatrunca.

    El padre Lino Fbrega. Tenemos de l una ex-tensa y notabilsima interpretacin del cdice Borgia-

    no. Escribi su obra en italiano y permanece indita.

    Nosotros tenemos una versin al castellano, manus-

    crita y nico ejemplar, hecha por el sabio jurisconsultodon Teodosio Lares. Como el cdice es un completsimo

    calendario astronmico, civil y ritual, en que se abrazan

    todas las creencias cosmognicas, teognicas y filosficas

    de los nahoas, se comprender fcilmente que la obra deFbrega es una de las ms importantes que tenemossobre las antigedades mexicanas. Se ocupa de materias

    antes no tocadas por ningn cronista ; descorre velosque parecan impenetrables

    , y puede decirse que el

    asunto principal que toca, la cronologa nahoa, no se

    haba tratado sino superficialmente antes de l, y pode-

    mos agregar hasta ahora. Verdad es que incurre en eldefecto comn de querer sujetar las creencias de losmexicanos las tradiciones ideas cristianas

    ;pero aun

    as no conocemos obra ms profunda sobre nuestrasantigedades.

    Fbrega naci en Tegusijalpa el 22 de setiembrede 1 746

    ,y entr los veinte aos de edad en el colegio

    de jesutas de Tepotzotln. Le alcanz la expulsinsiendo novicio y se embarc en Veracruz el 29 denoviembre de 1767 en la fragata nombrada San Miguelalias El Bizarro. Profes en Italia 3 de noviembrede 1771, y muri en Italia tambin el 20 de mayo

  • INTRODUCCIN XXIII

    de 1797, l mismo nos cuenta que desde Mxico habacomenzado dedicarse las antigedades y haba empe-

    zado estudiar la lengua nahoa 6 mexicana, cuyo es-

    tudio continu en Roma ayudado nada ms que de unagramtica y un vocabulario. All alcanz el favor del

    cardenal Borgia, prefecto de la Propaganda, y como el

    cdice en cuestin estaba en el museo de este cardenal,

    se dedic nuestro Fbrega interpretarlo, y escribi,dedicndosela su protector, la admirable obra de que

    nos vamos ocupando. El manuscrito permaneca an principios del siglo en la casa del cardenal Borgia, en

    Velletri, pues all lo vio Humboldt; pero despus setrajo Mxico. Esto debi de ser antes del ao de 1831

    en que Kingsborough public su coleccin, pues de otramanera lo habra incluido en ella, como lo hizo con las

    explicaciones de los cdices Mendocino, Telleriano-

    Remense y Vaticano. En vano lo hemos buscado en laBiblioteca Nacional: parece que se ha extraviado.

    La versin espaola que poseemos es un volumen en

    cuarto mayor de seiscientas trece pginas; despus de

    una introduccin del traductor, sigue la dedicatoria de

    Fbrega; continuacin va un estudio sobre los cdicesoriginales y copias existentes en Europa, que conoca el

    autor; en seguida un tratado que intitula: Nneto sistema

    de los mexicanos en el c^npufo de sus tiempos, y delcual no sabramos hacer un elogio bastante ; viene inme-

    diatamente otro tratado sobre las Tradiciones histricas

    de los mexicanos y un estudio Soire el origen, pasaje Amrica, y arte de escribir de los mexicanos, yfinalmente la extensa explicacin interpretacin del

    cdice. Debemos advertir que se agregan al manuscrito

    algunas notas, un ndice y la correspondencia de las pin-

    turas del jeroglfico original, en el orden que lo estudia

    Fbrega, con la numeracin de las lminas de Kings-

    borough, porque ste las public trastornando su verda-

    dero orden.

    CoDEx QijMRRAGA.Llamamos as un manuscritoque forma parte de un cdice intitulado Libro de Oro

    y Tliesoro ndico, propiedad del seor don Joaqun

    Icazbalceta. Este sabio historiador y bibligrafo lo dio

    la estampa en los Anales del Museo. Tiene el ttulo de

    Historia de los mexicanos por sus pinturas, y fu lle-

    vado Espaa por don Sebastin Ramrez de Fuenleal.

    Su solo ttulo indica bastante que es la interpretacin de

    un cdice jeroglfico ; pero ms al principio de la rela-

    cin se dice que fu formada segn lo que refirieron los

    viejos y papas del tiempo de la infidelidad, y en vista de

    sus libros y figuras antiguas, nyichas de ellas untadas

    de sangre humana. Creemos que el cdice publicado al

    fin del tomo primero de la coleccin de Kingsborough

    fu una de esas pinturas. Dedica la obra los primeros

    ocho captulos la cosmogona y cronologa, siendo muy

    notable en lo que la primera se refiere. Lo dems se

    ocupa de la peregrinacin historia de los mexicanos,

    refiriendo hechos curiosos y tradiciones muy interesantes.

    Intrprete del cdice Abin. Este cdice , deque ya nos hemos ocupado, tiene en las mismas pinturas

    un relato escrito en lengua nahoa, que no se limita

    darnos la traduccin de las figuras jeroglficas, sino que

    es una explicacin de los sucesos respectivos, ampliados

    con curiossimos datos. Ignoramos el nombre del intr-

    prete, y en otro cdice manuscrito, que contiene dife-

    rentes piezas, hemos encontrado una versin castellana

    de esa interpretacin. Es notable principalmente en lo

    que se refiere la peregrinacin azteca; y como en este

    punto hemos visto que el cdice de M. Aubin va de

    acuerdo con la tira del Museo , sirve tambin para sta

    la interpretacin de que nos ocupamos.

    Anales de Cauhtitln.Que este manuscrito esla obra de un intrprete y la explicacin de una pintura

    jeroglfica, no puede dudarse al ver su mtodo especial,

    que consiste en ir poniendo en riguroso orden la sucesin

    de aos y consignando en los relativos los hechos

    histricos, que es el mismo sistema usado en los jerogl-

    ficos, en los cuales se ponan las tiras de cuadretes de

    los aos,y frente al cuadro correspondiente las figuras

    que consignaban el suceso que queran recordar. La

    interpretacin debi hacerse poco despus de la Con-

    quista y por un indio inteligente, pues el original se

    escribi en mexicano y con letra de la poca. Tenemos

    una traduccin hecha por don Faustino Galicia Chimal-

    popoca, que fu muy versado en estos achaques , y una

    copia de ella sirvi al abate Brasseur de Bourbourg,

    que la llam cdice Chimalpopoca del nombre del traduc-

    tor, y crey ver en ella con su exaltada imaginacin no

    sabemos qu historia fantstica de la formacin de la

    tierra, de sus cataclismos y de las razas primitivas.

    El abate se dispona publicar el manuscrito en Pars,

    cuando la muerte lo sorprendi. Comenz despus publicarse en Mxico en los Anales del Museo, y espe-

    remos que la publicacin se contine y al fin se d la

    estampa uno de los trabajos de mayor mrito que sobre

    nuestras antigedades tenemos. Si no se conoce el autor

    del manuscrito , tampoco se sabe la procedencia de ste:

    nicamente tenemos noticia de que estuvo en la biblio-

    teca de San Gregorio y despus en la de los jesutas.-

    Hasta ahora hemos visto que los intrpretes, como

    notaremos despus que hicieron muchos cronistas , no se

    ocupan de la historia sino desde la peregrinacin azteca

    y solamente de sta en ese tiempo; se reducen en

    realidad escribir los hechos de los mexicanos ; y puede

    decirse que la parte verdaderamente histrica que rela-

    tan comienza solamente con la fundacin de la ciudad

    principios del siglo xiv de nuestra era. Mientras que este

    manuscrito comienza su relato desde la peregrinacin

    chicliimeca en el ao de 583 y aun se ocupa de la de

    las tribus cazadoras en el de 271, es decir, fines del

    siglo iii, de manera que cuando los otros relatos de que

    nos hemos ocupado abrazan nada ms que el perodo de

    dos siglos de nuestra historia antigua , ste se extiende

  • XXIT IKTEODCCIK.

    acerca de trece siglos, es decir, ms de diez siglos que

    las otras relaciones. Por lo menos, en siete siglos ms

    que stas, es extenso y veces minucioso. Bastara

    esto slo para considerar el manuscrito como una de las

    fuentes histricas ms importantes.Como desde el principio se ocupa con bastante

    cuidado de los chichimeca de Cuauhtitln, se le impuso

    el nombre que hoy lleva. Pero trata tambin de la

    leyenda cosmognica de los soles, y puede tenerse por

    una historia completa de los tolteca. En este punto es

    para nosotros el nico documento autntico, y en l

    nicamente hemos podido darnos razn de la parte real

    del misterioso personaje Quetzalcoatl y de la verdaderainteligencia de las leyendas en que figura. Se ocupa el

    manuscrito de varios pueblos,y es el nico que trata

    del importantsimo reino de Culhuacn, que conserv la

    civilizacin nahoa en el perodo intermedio de la destruc-

    cin de Tllan al engrandecimiento de los mexicanos.

    De la peregrinacin de stos da noticias de muchointers. Da cuenta de muchos pueblos sincrnicos del

    seoro de Mxico, y concluye el ao de 1519, en que

    desembarcaron los conquistadores.

    Cuanto dijramos de este trabajo, que es hastaahora casi desconocido, sera poco con relacin su

    mrito importancia; y debemos tenerlo como uno de

    los m^ores manuscritos que puedan consultarse para

    escribir nuestra historia en el largo perodo que hay delao de 583 al de 1519, sea en ms de nueve siglos.Debemos, sin embargo, advertir que el manuscrito sinduda se compagin mal en el principio , lo que hace queel orden de algunos sucesos est trastornado., de manera

    que se debe cuidar mucho de no confundirlos y debuscar la relacin exacta de la cronologa.

    Ankimo nmero 1.

    Anales toltecas. Tambinmanuscrito, tenemos este cdice, que se conoce igual-

    mente que es obra de un intrprete y explicacin de una

    antigua pintura. Se ocupa de la historia de Tallan, dapormenores estadsticos sobre la extensin de su seoro,

    y se extiende sucesos posteriores, llegando hasta lapoca del primer virey. El seor Eamrez crea estemanuscrito un extracto moderno de uno antiguo msextenso. De su mismo texto se desprende que el primi-tivo se escribi en mexicano por un indio poco despusde la Conquista.

    Annimo nmero 2.

    Anales tolteca-chichimecas.El original pertenece M. Aubln, y es una coleccinde pinturas histricas, al estilo mexicano, acompaadasde noticias intercaladas, escritas en mexicano. M. Aublnlitografi en /r-s/?u7(? este monumento histrico, y elseor Galicia tradujo la parte de interpretacin. Seignora tambin el nombre del intrprete

    ,

    que debe habersido de Coatlinchn, cerca de Mxico, porque escribien mexicano, y dice en su final que es la historia de lospobladores de ese seorio. Como sta llega hasta el aode 1526, es de suponerse que en l se hizo el manus-

    crito. Se ocupa de los tolteca y de los chichimeca, yadems de los nonoalca, nacionalidad anterior, narrando

    cmo se incorporaron ella los primeros. Adems delas noticias interesantes que contiene, como abraza

    pueblos anteriores los tolteca, extiende nuestros cono-

    cimientos un perodo mayor de tiempo en la anti-

    gedad.

    Annimo nmero 3.

    Lista de los pueblos que

    pertenecan Texcoco.Este manuscrito es la traduc-

    cin de un jeroglfico que comprenda los tributos que se

    pagaban los seores de Mxico, Texcoco y Tiacpan.

    Es un trabajo importante, porque nos da cuenta de laparticin que entre ellos se haca en virtud de su pacto

    federativo. Tambin es curioso el modo conque dividanlos diez y ocho meses del ao mexicano para el pago de

    tributos, pues por este documento se ve que cada medio

    ao lo partan en cinco y cuatro meses. El jeroglfico

    se pint entre los aos de 1502 y 1515, y el intrprete,

    cuyo nombre ignoramos, debi hacer su trabajo pocodespus de la Conquista. El original est escrito en

    mexicano, y la traduccin de l fu cuidadosamente

    hecha por el ya citado don Faustino Galicia Chimal-

    popoca.

    Annimo nmero 4.

    Anales tepanecas. Estemanuscrito en mexicano y sin nombre de autor, si bienparece por su mtodo interpretacin de un jeroglfico,debe considerarse de preferencia como crnica por la

    extensin de su relato, sobre todo en lo que se refiere

    al importante seoro de Atzcaputzalco,y en esto es el

    mejor trabajo que conocemos. Parece que le falta elprincipio, pues comienza en el ao de 1426 con la muerte

    de Tezozomoc; relata tradiciones de mucho inters yconcluye en 1589, ya avanzada la poca de la domina-cin espaola.

    Annimo nmero 5.

    Anales mexicanos.Estemanuscrito contiene diversos hechos relativos la historia

    de Mxico y las fechas en que acaecieron. Est escritoen mexicano y se ignora el nombre del intrprete. Perte-neci al Museo de Boturini, y es el nmero 16, Inv." 5.Comienza en el ao 1168 durante la peregrinacin azteca

    y concluye en el de 1546.

    Annimo nmero 6.

    Anales mexicanos. Estemanuscrito, tambin sin autor conocido, abraza unperiodo completo de doscientos aos, desde el de 1196

    en que llegan los azteca Tllan durante su peregri-

    nacin, hasta la eleccin de su segundo seor rey

    en 1396. Llama la atencin la exactitud de la corres-pondencia entre los aog mexicanos y los nuestros, cosamuy rara en esta clase de narraciones. Se conoce quees la interpretacin de un jeroglfico; pero agregaadems algunas tradiciones importantes. Es de supo-nerse que le falta el principio y el fin.

    Annimo numero 7.

    Anales de Mxico y Tlate-LULCO. Explicacin en mexicano, de autor desconocido,de una pintura que abraza la historia de estos dos

  • INTRODUCCIN XXV

    seoros, desde el ao de 1473 hasta los ltimos sucesos

    de la toma de Mxico por los coiKiuistadores. Es de creer-se que le falta el principio; pero en la parte que abraza

    es interesantsimo, como relato de uno de los vencidos.

    Anales mexicanos

    Sin duda se escribi poco despus de la Conquista.

    Perteneci este manuscrito al Museo de Boturini, y est

    marcado: 2." 14-N. ll-Inv. 5-N." 15.

    Annimo nmero 8.

    Anales de Puebla t Tlax-

    CALLA.Adems de los ya citados, conocemos otrosvarios trabajos de intrpretes sobre jeroglficos que se

    Anales de Mxico y Tlatelolco

    refieren Teotihuacan, Mxico, Tlatelulco, Tlaxcalla y

    otros pueblos; pero algunos comienzan su relato de