Miedos 4

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  • 8/18/2019 Miedos 4

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    MIEDO

    El miedo o temor es una emoción caracterizada por una intensa sensación desagradable provocada por la

    percepción de un peligro, real o supuesto, presente, futuro o incluso pasado. Es una emoción primaria que se

    deriva de la aversión natural al riesgo o la amenaza, y se manifiesta en todos los animales, lo que incluye al ser

    humano. La máxima expresión del miedo es el terror. Además el miedo está relacionado con la ansiedad.

    Existe miedo real cuando su dimensión está en correspondencia con la dimensión de la amenaza. Existe miedo

    neurótico cuando la intensidad del ataque de miedo no tiene ninguna relación con el peligro. Ambos, miedo

    real y miedo neurótico, fueron términos definidos por Sigmund Freud en su teoría del miedo. En la actualidad

    existen dos conceptos diferentes sobre el miedo, que corresponden a las dos grandes teorías psicológicas que

    tenemos: el conductismo y la psicología profunda. Según el concepto conductista el miedo es algo aprendido.

    El modelo de la psicología profunda es completamente distinto. En este caso, el miedo existente corresponde

    a un conflicto básico inconsciente y no resuelto, al que hace referencia.

    Enfoques sobre el miedo

    Desde el punto de vista biológico, el miedo es un esquema adaptativo, y constituye un mecanismo de

    supervivencia y de defensa, surgido para permitir al individuo responder ante situaciones adversas con rapidez

    y eficacia. En ese sentido, es normal y beneficioso para el individuo y para su especie.

    Desde el punto de vista neurológico es una forma común de organización del cerebro primario de los seres

    vivos, y esencialmente consiste en la activación de la amígdala, situada en el lóbulo temporal.

    Desde el punto de vista psicológico, es un estado afectivo, emocional, necesario para la correcta adaptación

    del organismo al medio, que provoca angustia y ansiedad en la persona, ya que la persona puede sentir miedo

    sin que parezca existir un motivo claro.

    Desde el punto de vista social y cultural, el miedo puede formar parte del carácter de la persona o de la

    organización social. Se puede por tanto aprender a temer objetos o contextos, y también se puede aprender a

    no temerlos, se relaciona de manera compleja con otros sentimientos (miedo al miedo, miedo al amor, miedo

    a la muerte, miedo al ridículo) y guarda estrecha relación con los distintos elementos de la cultura.

    Desde el punto de vista evolutivo el miedo es un complemento y una extensión de la función del dolor. El

    miedo nos alerta de peligros que no nos han ocasionado algún dolor, sino más bien una amenaza a la salud o a

    la supervivencia. Del mismo modo en que el dolor aparece cuando algo nocivo ataca nuestro cuerpo el miedo

    aparece en medio de una situación en la que se corre peligro.

    Para algunos, el miedo en el ser humano no guarda ninguna relación fisiológica (como reacción de alerta), sino

    que es un producto de la conciencia, que expande nuestro nivel de conocimiento.[cita requerida]

     

    Fisiología, psicología y bioquímica del miedo

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     El miedo es un producto emocional del cerebro. Esquema del sistema límbico del cerebro humano.

    El mecanismo que desata el miedo se encuentra, tanto en personas como en animales, en el cerebro,

    concretamente en el cerebro reptiliano, que se encarga de regular acciones esenciales para la supervivencia

    como comer y respirar, y en el sistema límbico,1 que es el encargado de regular las emociones, la lucha, la

    huida, la evitación del dolor y en general todas las funciones de conservación del individuo y de la especie.

    Este sistema revisa de manera constante (incluso durante el sueño) toda la información que se recibe a través

    de los sentidos, y lo hace mediante la estructura llamada amígdala cerebral, que controla las emociones

    básicas, como el miedo y el afecto, y se encarga de localizar la fuente del peligro. Cuando la amígdala se activa

    se desencadena la sensación de miedo y ansiedad, y su respuesta puede ser la huida, el enfrentamiento o la

    paralización. Se ha encontrado que la sensación de miedo está mediada por la actuación de la hormona

    antidiurética (o "vasopresina") en la amígdala cerebral y que la del afecto lo está por la de la hormona

    oxitocina, también en la amígdala.[cita requerida]

     Está en estudio un antagonista selectivo de la vasopresina, el

    compuesto SSR149415, que bloquea la sensación de miedo "social" —miedo hacia otros animales de la misma

    especie— pero no otros tipos de miedo; los fármacos que bloquean el miedo social por antagonismo de la

    vasopresina es posible que nunca se comercialicen dadas las funciones, biológicas y de otros tipos, que tienetal tipo de miedo en el funcionamiento de las sociedades animales incluida la humana (es de destacar que el

    etanol inhibe la producción de vasopresina); estudios con resonancia magnética de la amígdala cerebral están

    encontrando datos que indican que los llamados "psicópatas sociales" sufren atrofia de las amígdalas

    cerebrales lo que les provocaría la perdida del miedo social y del afecto que les caracteriza. Es interesante

    señalar que el miedo al daño físico provoca la misma reacción que el temor a un dolor psicológico.

    La extirpación de la amígdala parece eliminar el miedo en animales, pero tal cosa no sucede en humanos (que

    a lo sumo cambian su personalidad y se hacen más calmados), en los que el mecanismo del miedo y la

    agresividad es más complejo e interactúa con la corteza cerebral y otras partes del sistema límbico.

    El miedo produce cambios fisiológicos inmediatos: se incrementa el metabolismo celular, aumenta la presión

    arterial, la glucosa en sangre y la actividad cerebral, así como la coagulación sanguínea. El sistema inmunitario

    se detiene (al igual que toda función no esencial), la sangre fluye a los músculos mayores (especialmente a las

    extremidades inferiores, en preparación para la huida) y el corazón bombea sangre a gran velocidad para

    llevar hormonas a las células (especialmente adrenalina). También se producen importantes modificaciones

    faciales: agrandamiento de los ojos para mejorar la visión, dilatación de las pupilas para facilitar la admisión de

    luz, la frente se arruga y los labios se estiran horizontalmente.

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     El miedo se comunica a los demás a través del rostro: la actriz Candace Hilligoss en la película Carnival of Souls

    Como el sistema límbico fija su atención en el objeto amenazante, los lóbulos frontales (encargados de

    cambiar la atención consciente de una cosa a otra) se desactivan parcialmente. Durante un ataque de pánico2 

    la atención consciente queda fijada en el peligro, y si los síntomas fisiológicos como el ritmo cardíaco o la

    presión sanguínea son interpretados por el sujeto como una confirmación de la realidad de la amenaza se

    produce una retroalimentación del miedo, que impide una ponderación del auténtico riesgo. Esto sucede,

    especialmente, en el caso de las fobias: la atención del fóbico es incapaz de prestar atención a otra cosa y

    magnifica el peligro ante la incomprensión de los presentes.

    La consolidación en la memoria de un episodio de miedo intenso (o de un trauma) no es inmediata. Según los

    investigadores Min Zhuo, Bao Ming Li y Bong Kiun Kaang3 la activación de los receptores NMDA (que son las

    moléculas que reciben las señales bioquímicas que provocan un efecto fisiológico concreto) provoca que en

    esos receptores se produzca una huella en las células cerebrales. En concreto, sería la subunidad molecular

    llamada NR2B la que serviría de marca de memoria. En experimentos realizados con ratones, el bloqueo de la

    NR2B en la corteza prefrontal produjo la desaparición de la reacción a un miedo previamente experimentado.

    Otro estudio sobre lo que provoca miedo en una persona; realizado por un equipo de investigadores alemanes

    de la Clínica Universitaria Charité de Berlín, y conducido por el psiquiatra Andreas Heinz demostró la relación

    entre la dopamina y la sensación de miedo.

    Este estudio arrojó que la dopamina, una sustancia neurotransmisora, estimula o frena la actividad de las

    células nerviosas en el cerebro. En este estudio se encontró que poca dopamina en algunas áreas del cerebro

    provoca la interrupción o trasformación de la comunicación entre las células nerviosas. Las personas con una

    elevada concentración de dopamina en la amígdala cerebral (Corpus amygdaloideum), área en el cerebro que

    participa en el procesamiento emocional, reaccionaron con más miedo y estrés que aquellas personas con una

    menor concentración de dicha sustancia.

    Además se concluyó que hay otro factor que influye en las sensaciones de miedo; este es la comunicación

    existente entre la amígdala cerebral y el cíngulo anterior, otra región cerebral. Ambas están interconectadas através de fibras nerviosas. Estas regiones se comunican cuando la persona percibe algo negativo. Cuanta más

    comunicación hay entre ambas regiones, menos miedo sentían las personas afectadas; en cambio personas

    con poca o pobre comunicación sienten más miedo.

    Se ha demostrado que a través de la psicoterapia se puede promover la comunicación de la amígdala cerebral

    y el cíngulo anterior, por lo que las personas afectada podrían aprender a actuar con menos miedo y a tener

    una mayor seguridad en sí mismas.

    Consideraciones jurídicas

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    En la medida en que el miedo puede restar autonomía decisoria al sujeto llega a ser un eximente de

    responsabilidad. El derecho romano estableció en el 79 a. C. (mediante una innovación jurídica introducida por

    un pretor llamado Octavius) la acción "metus causa" (por causa del miedo) como eximente de

    responsabilidad.4 En las siete partidas (Part. 7 tit 3.3.l.7) se establece en el derecho castellano la invalidez de

    pleitos o declaraciones realizados bajo miedo, y el derecho actual determina que el miedo es causa eximente

    de responsabilidad criminal. Para el caso del moderno derecho continental, y en concreto para el español, por

    ejemplo, se establece que:

    Están exentos de responsabilidad criminal (…) el que obre impulsado por miedo insuperable. (Código Penal

    español, Art 20.6, vigente desde 24 de mayo de 1996)

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    Si bien la doctrina española no aclara de forma unánime qué naturaleza jurídica tiene la eximente del miedo

    insuperable, es opinión generalizada que se basa en el “principio de no exigibilidad de otra conducta”, y en

    ocasiones se vincula a la legítima defensa. Se especifica que el miedo puede no ser el único motivo de la

    conducta ilícita, pero sí ha de ser motivo preponderante. La jurisprudencia del Tribunal Supremo español en

    ocasiones (y de manera excepcional) no acepta la eximente de miedo insuperable en ciertos delitos de acción

    (al entender que quien actúa lo hace habiendo superado el miedo), y no exige, en cambio, que el peligro seareal (pues puede ser imaginario) ni inminente.

    Lo mismo ocurre en el derecho civil y en el canónico católico, en los que el defecto del consentimiento por

    miedo es, por ejemplo, causa de nulidad matrimonial.7