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147 1. MIGRACIONES Y TEORÍAS MIGRATO- RIAS. COMPLEJIDAD Y DIVERSIDAD S abemos que las migraciones son tan antiguas como la especie humana y ni siquiera son estos los tiempos en que se producen con mayor intensi- dad. Pero sabemos también que los actuales movi- mientos migratorios internacionales no podrían explicarse sin tener en cuenta el marco global de las relaciones internacionales, es decir sin tener en cuenta los crecientes procesos de globalización que caracterizan nuestros días. Globalización y migra- ciones internacionales son manifestaciones indiso- ciablemente unidas de una misma tendencia. Los flujos migratorios internacionales son, podríamos decirlo así, la imagen deformada de las contradic- ciones que caracterizan a la globalización que de hecho estamos construyendo. Una “globalización asi- métrica” (Abad, 2000), que no solo perpetúa, sino que agrava hasta límites insoportables las divergen- cias entre desarrollo y subdesarrollo. En el último Congreso sobre la Inmigración en España organizado por el Instituto Universitario Ortega y Gasset y la UPCO (Madrid, 2000), traté de explicar la intensificación de los flujos migrato- rios internacionales a partir de la acción concertada de determinantes estructurales tales como el agra- vamiento en los procesos de divergencia interna- cional de la renta, por un lado, y la evolución a sensu contrario de las tendencias demográficas Norte/Sur, con los consiguientes efectos en los mercados de trabajo respectivos. En este artículo, pretendemos dar un paso más. Porque, si bien es cierto que el agravamiento de las diferencias demoeconómicas Sur/Norte cons- tituyen una condición necesaria sin la cual las mi- graciones no se producirían, sin embargo sabemos que, por sí solas, no son condiciones suficientes para que se activen, ni para explicar su intensidad ni su composición interna, ni las direcciones y formas que están adquiriendo. Tratar de explicar los flujos migratorios apelando únicamente al agravamiento de las divergencias Sur/Norte, dejaría sin respuesta preguntas tales como, por ejemplo, por qué, en contra del tópico popular, no son precisamente los países más pobre del planeta los que presentan mayores tasas de emigración; o por qué no son necesariamente los trabajadores menos cualificados o en paro los que mayor propensión presentan a emigrar. Por eso, una segunda forma de abordar el tema es la que proponemos en este artículo: exami- nar hasta qué punto los paradigmas teóricos más conocidos y utilizados hasta la fecha en la literatu- ra especializada, pueden ser o no de alguna utilidad práctica a la hora de explicar la movilización, inten- sificación y perpetuación de los flujos migratorios internacionales. Y, si adoptamos este enfoque, la primera tarea debiera ser realizar una labor completa de síntesis de los principales paradigmas teóricos propuestos hasta hoy. Una labor que, salvo excepciones meri- torias, está aún muy lejos de haberse realizado (Massey et al. 1998). A pesar de su corta historia, la literatura científica sobre las migraciones ha alcan- zado ya, en apenas un siglo, un volumen tal que resulta literalmente inabarcable. Pero la mayor par- te de ella pertenece a campos de estudio específicos * Departamento de Sociología. Universidad Complutense de Madrid. E-mail: [email protected]. PARADIGMAS TEÓRICOS Y EXPLICACIÓN DE LOS FLUJOS MIGRATORIOS INTERNACIONALES EN TIEMPOS DE GLOBALIZACIÓN. UNA REVISIÓN CRÍTICA Luis V. Abad Márquez * RHA, Vol. 3, Núm. 3 (2005), 147-159 ISSN 1697-3305 © 2005 Revista de Historia Actual

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    1. MIGRACIONES Y TEORAS MIGRATO-RIAS. COMPLEJIDAD Y DIVERSIDAD

    Sabemos que las migraciones son tan antiguascomo la especie humana y ni siquiera son estoslos tiempos en que se producen con mayor intensi-dad. Pero sabemos tambin que los actuales movi-mientos migratorios internacionales no podranexplicarse sin tener en cuenta el marco global de lasrelaciones internacionales, es decir sin tener encuenta los crecientes procesos de globalizacin quecaracterizan nuestros das. Globalizacin y migra-ciones internacionales son manifestaciones indiso-ciablemente unidas de una misma tendencia. Losflujos migratorios internacionales son, podramosdecirlo as, la imagen deformada de las contradic-ciones que caracterizan a la globalizacin que dehecho estamos construyendo. Una globalizacin asi-mtrica (Abad, 2000), que no solo perpeta, sinoque agrava hasta lmites insoportables las divergen-cias entre desarrollo y subdesarrollo.

    En el ltimo Congreso sobre la Inmigracin enEspaa organizado por el Instituto UniversitarioOrtega y Gasset y la UPCO (Madrid, 2000), tratde explicar la intensificacin de los flujos migrato-rios internacionales a partir de la accin concertadade determinantes estructurales tales como el agra-vamiento en los procesos de divergencia interna-cional de la renta, por un lado, y la evolucin asensu contrario de las tendencias demogrficasNorte/Sur, con los consiguientes efectos en losmercados de trabajo respectivos.

    En este artculo, pretendemos dar un pasoms. Porque, si bien es cierto que el agravamiento

    de las diferencias demoeconmicas Sur/Norte cons-tituyen una condicin necesaria sin la cual las mi-graciones no se produciran, sin embargo sabemosque, por s solas, no son condiciones suficientes paraque se activen, ni para explicar su intensidad ni sucomposicin interna, ni las direcciones y formasque estn adquiriendo. Tratar de explicar los flujosmigratorios apelando nicamente al agravamientode las divergencias Sur/Norte, dejara sin respuestapreguntas tales como, por ejemplo, por qu, encontra del tpico popular, no son precisamente lospases ms pobre del planeta los que presentanmayores tasas de emigracin; o por qu no sonnecesariamente los trabajadores menos cualificadoso en paro los que mayor propensin presentan aemigrar. Por eso, una segunda forma de abordar eltema es la que proponemos en este artculo: exami-nar hasta qu punto los paradigmas tericos msconocidos y utilizados hasta la fecha en la literatu-ra especializada, pueden ser o no de alguna utilidadprctica a la hora de explicar la movilizacin, inten-sificacin y perpetuacin de los flujos migratoriosinternacionales.

    Y, si adoptamos este enfoque, la primera tareadebiera ser realizar una labor completa de sntesisde los principales paradigmas tericos propuestoshasta hoy. Una labor que, salvo excepciones meri-torias, est an muy lejos de haberse realizado(Massey et al. 1998). A pesar de su corta historia, laliteratura cientfica sobre las migraciones ha alcan-zado ya, en apenas un siglo, un volumen tal queresulta literalmente inabarcable. Pero la mayor par-te de ella pertenece a campos de estudio especficos

    * Departamento de Sociologa. Universidad Complutense de Madrid. E-mail: [email protected].

    PARADIGMAS TERICOS Y EXPLICACIN DE LOS FLUJOSMIGRATORIOS INTERNACIONALES EN TIEMPOS DEGLOBALIZACIN. UNA REVISIN CRTICA

    Luis V. Abad Mrquez*

    RHA, Vol. 3, Nm. 3 (2005), 147-159 ISSN 1697-3305

    2005 Revista de Historia Actual

  • RHA, Vol. 3, Nm. 3 (2005), 147-159 Luis V. Abad Mrquez

    como colectivos nacionales en concreto, condicio-nes de vida y trabajo de minoras tnicas, pautas deinteraccin e insercin en las sociedades de acogi-da, educacin intercultural, polticas migratorias, eincluso estudios economtricos del tipo coste/be-neficio del hecho migratorio.

    Frente a esto, existe, en cambio, mucha menosliteratura cientfica de carcter fundamental queeleve el nivel de abstraccin y trate de elaborar mo-delos tericos. Pero modelos tericos contrastables,capaces de dar cuenta no solo de los factores deter-minantes, sino tambin de las pautas especficas delos flujos migratorios. A pesar de que esta ltimalnea es, probablemente, la que cuenta con mayorantigedad, es, con mucho, la menos desarrollada.Desde Ravenstein hasta hoy se han ensayado ins-trumentos tericos y categoras epistemolgicas,pero la mayor parte de las veces estos esfuerzos te-ricos se han reducido a tomar prestadas categoras yenfoques originalmente diseados para el anlisiscientfico en otros campos.

    Por eso, ser mejor comenzar con el reconoci-miento de un acto de humildad cientfica: no exis-te un nico marco terico capaz de dar respuestapor s solo a toda la magnitud de problemas quepresenta el fenmeno migratorio. Lo cual, por otrolado, lejos de ser un hecho desconcertante es bas-tante comprensible: pocos fenmenos sociales sontan extremadamente complejos como las migracio-nes. Son fenmenos polidricos, que incluyen pers-pectivas psico-individuales, grupales, histricas,econmicas, demogrficas, jurdicas, etc. Es bas-tante comprensible que, dada la extrema compleji-dad del fenmeno y la historia relativamente cortade los esfuerzos cientficos por comprenderla, nose haya desarrollado an un instrumento analticosuficientemente potente como para dar cuenta, pors solo, de toda la extraordinaria complejidad delfenmeno. Una complejidad a veces tan contradic-toria que parece empeada en invalidar contrafc-ticamente y hacer imposible cualquier esfuerzo deaproximacin terica unificada y onmicomprehen-siva. A lo ms que hemos llegado en el terreno delas teoras migratorias es a explicaciones histricasex post facto, a interpretaciones ad hoc o, a lo sumo,a teoras de alcance medio.

    Y, sin embargo, sabemos que ninguna cienciaha podido jams avanzar sin un marco terico dereferencia. Por eso, porque no es posible renunciarsimplemente a la teora en la explicacin de loshechos, pero tambin porque no todos los hechos

    pueden ser explicados por un nico modelo teri-co, la estrategia que vamos a seguir en este artculoser examinar algunos de los problemas ms rele-vantes que plantean hoy los flujos migratorios in-ternacionales y tratar de abordar cada uno de ellosdesde modelos tericos diferentes.

    No hay por qu alarmarse por ello. Aunquepartan de supuestos diferentes y enfoquen el pro-blema desde perspectivas muy distintas, la mayorade las teoras migratorias no son incompatiblesentre s o lgicamente inconsistentes. Son, msbien, complementarias. Y, al menos hasta que avan-cemos ms en este terreno, no hay reparos en adop-tar marcos tericos distintos para responder a pre-guntas diferentes.

    En esencia, nos plantearemos tres preguntas:

    a) la primera es qu factores, en particular denaturaleza econmica, actan hoy en los pases ac-tualmente emisores de emigrantes. Es decir, qu ra-zones econmicas, ya sean histrico-estructurales(nivel macro), o individuales (nivel micro) empu-jan en sus pases de origen a los potenciales migran-tes y estimulan, as, los flujos migratorios.

    b) la segunda es qu factores actan tambinhoy en los pases de acogida, permitiendo y a vecesincentivando, dichos flujos. Al hacer esta pregunta,hago ya una declaracin de principio: los actualesflujos migratorios no se explican solo por los facto-res expulsivos que actan en los pases de origen.Deben existir tambin factores atractivos que act-en en los pases de acogida o, en caso contrario, losflujos migratorios no se produciran, al menos conla intensidad y en la forma en que se estn produ-ciendo.

    c) Las dos primeras preguntas enfocan el temaen trminos de gnesis de los flujos. La tercera, yltima, pregunta se refiere a por qu se perpetandichos flujos y cmo se configuran en la prctica.Es decir, por qu determinados pases o regionesdentro de un mismo pas emigran a unos pasesdeterminados y no a otros; o por qu cada pas deacogida acoge flujos que no se distribuyen al azar,sino que se concentran en determinadas reas geo-grficas y en otras no, en determinadas ramas y sec-tores y en otros no, o proceden significativamentede determinados puntos de origen y de otros no(v.g.: turcos en Alemania, indios y paquistanes enInglaterra, mexicanos y asiticos en EE.UU., arge-linos en Francia o marroques y sudamericanos enEspaa).

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    2. FACTORES QUE ESTIMULAN LOS FLU-JOS MIGRATORIOS EN LOS PASES DEORIGEN

    La primera pregunta que nos formulbamos,se sita en los pases de emisin, y trata de identifi-car los factores econmicos que actan en origenestimulando e incentivando los flujos migratorios.

    2.1. Agravamiento de los factores expulsivos

    El impulso ms obvio y ms inmediato a lahora de responder a esta pregunta consistira enapelar al agravamiento, hasta lmites insoportables,de los factores expulsivos en el Sur. La fractura, queenriquece cada da ms a menos personas, empo-brece cada da ms a un nmero creciente de sereshumanos. Los pases ms pobres, que suman 3.515millones de seres humanos, viven con 520 dlaresde renta per cpita, mientras los pases ms ricos,que apenas suman 885 millones de personas, alcan-zan los 25.510 dlares de producto per cpita.Frente a los 100 dlares de Etiopa, pases comoSuiza tienen 40.080 dlares de renta per cpita(Banco Mundial, 2000). Comparando las rentasdel 20 por ciento ms rico de la poblacin mundialcon el 20 por ciento ms pobre, la relacin en 1960era de 30/1 y en 1997, de 74/1 (PNUD, 1999).

    En los ltimos 25 aos, el hogar medio africa-no ha visto caer su capacidad de consumo en un20%, mientras que los pases ricos han crecido auna tasa interanual del 2.3%. De cada 100 dlaresque se dedican en el mundo al ao a gastos de con-sumo privado, 86 los consume el 20% de la pobla-cin ms rica del mundo, y el 20% ms pobre solo1.3 dlares. Y este mismo 20% de la poblacin msrica, acapara 74 de cada 100 lneas telefnicas; pose-en 87 de cada 100 vehculos y consume 84 folios decada 100 que se producen. A partir, por cierto, de lamadera que se extrae de los bosques del TercerMundo que, por esta razn, est conociendo proce-sos irreversibles de deforestacin y desertificacin.

    Y, sin embargo, el 95% del crecimiento actualde la poblacin en el mundo est teniendo lugar enlos pases menos desarrollados, de modo que hoy,aproximadamente 8 de cada 10 personas viven enzonas de subdesarrollo. La tasa media de creci-miento anual de la poblacin activa en la ltimadcada fue del 2.3% en los pases ms pobres,mientras que prcticamente se ha estancado en lospases ms ricos.

    Apelar a estos datos a la hora de explicar qufactores econmicos actan en los pases de origen

    empujando hacia la emigracin es casi una tenta-cin imposible de resistir. Y, sin embargo, reconoz-co que es una tentacin demasiado simplificadora.Entre otras cosas, porque sabemos que no son losms pobres entre los pobres los que ms propen-sin tienen a emigrar, como luego veremos. Perouna cosa es afirmar que solo emigran los mspobres, lo que no es cierto, y otra negar que esteinmenso desequilibrio en el reparto internacionalde la riqueza y la poblacin, unido a los compulsi-vos estmulos al consumo procedentes del Norte,no conduzcan a millones de seres humanos a la des-esperacin y activen aun ms la presin migratoria.

    Pero si se trata de no simplificar demasiado lascosas, hagamos un esfuerzo de rigor y volvamos a lateora. La literatura especializada ha propendido aresponder a esta pregunta (por qu deciden emigrarquienes emigran) desde dos perspectivas tericasbien diferentes. Una de ellas, que denominaremosperspectiva micro, estara representada tanto porla Teora Neoclsica, como por su versin ms sofis-ticada de la Nueva Economa de las Migraciones. Laotra lnea adopta una perpectiva histrico-estruc-tural macro, y estara representada tanto por laTeora de los Sistemas Mundiales, como por la Teorade la Transicin a la Movilidad. Comenzaremos porla exposicin de las aproximaciones micro, y sera propsito de la evaluacin de sus deficienciascuando abordaremos las perspectivas histrico-estructurales a nivel macro.

    2.2. Perspectivas Tericas micro

    a) Teora Neoclsica

    Durante decenios, sobre todo desde de la se-gunda mitad del siglo XX, la teora econmicatrat de responder a la pregunta que nos estamosplanteando (por qu deciden emigrar quienes emi-gran?) apelando, sobre todo, a los planteamientosneoclsicos. Segn sus formulaciones ms ortodo-xas (Sjaastad, 1962; Todaro, 1969, 1976 y 1989;Borjas, 1989 y 1990), los factores clsicos (capital ytrabajo), tratarn siempre de maximizar sus venta-jas, que para el capital sern los beneficios y para eltrabajo, los salarios. La retribucin de los factores serige, como es obvio, por las leyes del mercado, quese reflejan en la interseccin de las curvas de la ofer-ta y la demanda.

    Dada la hiptesis de que los rendimientos delos factores son decrecientes a la escala de la acu-mulacin (es decir, a medida que aumenta el stock),en un pas con alta oferta de trabajo y escaso en

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    capital (y, en consecuencia, altas tasas de paro), lossalarios tendern a ser bajos, y los beneficios decapital, altos. Justo lo contrario ocurrir en pasescon baja oferta de trabajo e intensivos en capital (y,en consecuencia, en situacin de pleno empleo), enlos cuales los salarios tendern a subir, mientras quelos beneficios de capital (que han entrado en rendi-mientos decrecientes), tendern a bajar. Comoconsecuencia de esto, y puesto que los agentes act-an racionalmente y buscan siempre maximizar susventajas, los trabajadores no cualificados de los pa-ses intensivos en trabajo tendern a desplazarsehacia los pases ricos y con altos salarios; mientrasque, a la inversa, el capital y los trabajadores alta-mente cualificados (capital humano), que deberanser abundantes en el Norte, tendern a desplazarsedesde los pases ricos hacia los pases pobres, dondeson escasos y con alta remuneracin.

    Esto quiere decir, en esencia, dos cosas.Primera, que el origen ltimo de las migracionesinternacionales radica, segn la Teora Neoclsica,en el diferencial de salarios entre pases ricos y pa-ses pobres. Sin tales diferencias, los individuos noencontraran motivaciones para moverse, y los flu-jos migratorios no se produciran. Y segunda, queel resultado final ser que en el pas de origen des-cender la oferta de trabajo y subirn los salarios yen el de destino descender la oferta, cesar la pre-sin a una subida inflacionaria de salarios y, a lalarga, acabar alcanzndose una situacin de equi-librio. Si los mercados son libres y los factores,incluidos los trabajadores, pueden moverse libre-mente, la ortodoxia neoclsica prevee que el resul-tado final ser la igualacin de fortunas entre pasesde origen y de destino.

    b) Nueva Economa de las Migraciones

    Una versin ms elaborada, aunque dentro delespritu neoclsico, la ha ofrecido la conocida comoNueva Economa de las Migraciones, propuesta fun-damentalmente por O. Stark (1991). A diferenciade las formulaciones ms ortodoxas, introduce, almenos, tres postulados de largo alcance. En primerlugar, la unidad migrante bsica no es ya el indi-viduo aislado, sino el grupo familiar, cualquieraque sea la forma en que culturalmente se definanlos lmites de dicho grupo. Es la familia, no el indi-viduo aislado, la que calcula racionalmente costes ybeneficios, invierte sus recursos y espera obtener losretornos. El individuo fsico migrante es solo unrecurso, entre otros, que el grupo familiar movilizaen beneficio propio.

    En segundo lugar, el clculo racional en virtuddel cual la unidad familiar decide enviar a algunode sus miembros al extranjero (como puede decidirque otros permanezcan en sus mercados de origen,otros cambien de actividad econmica y otros emi-gren a la ciudad dentro de su mismo pas), nobusca tanto la maximizacin de beneficios, comola minimizacin de riesgos. Este nfasis en el di-seo de estrategias destinadas a minimizar riesgos,ms que a maximizar beneficios, deriva, por unlado, del hecho de que se trata de unidades doms-ticas la mayora de ellas ubicadas en reas rurales y,en consecuencia, muy vulnerables a los ciclos natu-rales. Y, por otro lado, del hecho de que procedende pases en que los servicios de proteccin social(por ejemplo, frente al desempleo, la jubilacin o laenfermedad), los sistemas de seguros (por ejemplo,frente a una mala cosecha o una catstrofe natural),o los mercados de crditos (tanto al consumo comoa la inversin), o son muy rudimentarios e imper-fectos, o no estn al alcance de la mayor parte de lapoblacin o, simplemente, no existen. La estrategiade minimizacin de riesgos deriva, por tanto, defallos en el conjunto de los mercados y sistemas deproteccin, no solo en el mercado de trabajo.

    En este tipo de contextos, el grupo familiarpermanece en situacin de extrema vulnerabilidad.Una mala cosecha, la enfermedad de uno de susmiembros, una catstrofe natural o la cada de losprecios en los mercados de materias primas, provo-ca un descenso automtico en los ingresos familia-res. La respuesta racional (en estructuras socioeco-nmicas sin mecanismos institucionales de correc-cin) es, lgicamente, la diversificacin de riesgos eingresos. Por eso, la estrategia de enviar algnmiembro del grupo al extranjero puede ser, efecti-vamente, una decisin racional, incluso en ausenciade un diferencial apreciable de salarios.

    Por ltimo, la Nueva Economa de las Mi-graciones ofrece explicaciones convincentes a otrotipo de situaciones paradjicas, pero reales. Porejemplo, no siempre ocurre que la cada de la rentanacional media (la renta per cpita) es la que in-centive los flujos migratorios. Puede ocurrir msbien lo contrario. Si en un pas de origen crece surenta per cpita, pero crece tambin la desigualdaden el reparto de la renta entre clases, regiones ocomunidades, las familias menos favorecidas aca-ban vindose a s mismas en una situacin dedeprivacin relativa respecto a otros grupos dereferencia. De nuevo aqu, la respuesta de estas

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    familias puede ser la migracin exterior de algunode sus miembros como estrategia para reducir di-cha deprivacin (Stark; Taylor, 1989).

    Algunas de las pautas migratorias ms conoci-das, podran ser vistas como una forma de verifica-cin emprica de las previsiones tericas de laNueva Economa de las Migraciones. Por ejemplo,este es el caso de algunos pases de ingreso mediocuyo producto bruto est creciendo, pero cuya dis-tribucin interna entre clases o entre regiones seest dualizando. (ejemplos: Marruecos y el Rif,etc). Del mismo modo, el envo de remesas a lospases de origen solo tiene sentido si, en efecto, esla familia, no el individuo aislado, la unidad mi-grante bsica. De algn modo, el envo de remesasacaba jugando un papel sustitutivo frente al fun-cionamiento imperfecto de los sistemas de seguros,de proteccin social o de mercados de crditos. Lasremesas de dinero enviadas por los emigrantesecuatorianos han acabado por convertirse en lasegunda fuente de divisas para ese pas, segnInforme de su Banco Central. Los barrios tnicosde las ciudades de acogida se pueblan cada da msde locutorios y de agencias de envos de remesas,que revelan la permanencia de los vnculos con losgrupos familiares de origen.

    Sin embargo, aunque la mayor sofisticacinterica de la Nueva Economa de las Migraciones leconfiera una mayor capacidad explicativa, es unhecho que, en realidad, no pretende ser una pro-puesta alternativa a la Teora Neoclsica. Ms bienal contrario, se mueve dentro de su mismo espritual menos en un doble sentido. Primero porque con-tina siendo una aproximacin micro al fenme-no migratorio y, segundo, porque comparte con laTeora Neoclsica ms ortodoxa el supuesto de quela motivacin ltima a emigrar deriva de un clcu-lo racional individual (aunque no del individuofsico, sino de la familia) destinado a la optimiza-cin de sus recursos.

    2.3. Perspectivas macro (Teora de los SistemasMundiales y Teora de la Transicin a laMovilidad)

    Por eso, centrndonos de nuevo en las formu-laciones ms ortodoxas de la Teora Neoclsica, almenos dos hechos contribuyen a poner en cuestinsu capacidad explicativa. El primero es que, bien encontra de lo que prevn sus postulados tericos, noson los pases ms pobres del planeta (es decir,aquellos en los que el diferencial de salarios es

    mayor) los que mayores tasas de emigracin pre-sentan, sino aquellos que, en alguna medida, haniniciado ya procesos incipientes de desarrolloindustrial. El segundo hecho que falsa la teora esque, al margen de lo que ocurriera en etapas hist-ricas pasadas, hoy parece altamente improbable(incluyo a plano terico), que los movimientos enlos mercados internacionales derivados de los pro-cesos de globalizacin, vayan a acercar ese horizon-te de igualacin de fortunas entre las sociedadesavanzadas y el Tercer Mundo.

    El examen de ambas cuestiones no es un puroejercicio de reflexin terica. Por el contrario, tieneconsecuencias prcticas de largo alcance que pue-den contribuir a explicar cmo y por qu funcio-nan de hecho (no en teora) los flujos migratorios.Comenzaremos con la primera cuestin. En efecto,es un hecho que los flujos migratorios ms densos,no proceden, contra lo que pudiera esperarse, delos pases y regiones ms pobres y ms desconecta-das de los circuitos de los mercados mundiales.Tanto la Teora de los Sistemas Mundiales, como laTeora de la Transicin a la Movilidad ofrecen res-puestas convincentes a este hecho paradjico.

    La Teora de los Sistemas Mundiales, tal comofue enunciada por Wallerstein (1974, 1980) sugie-re, en esencia, que el desarrollo desigual entre eco-nomas centrales y perifricas lejos de haber sidouna etapa histrica coyuntural en el camino haciael desarrollo de los ms pobres, ha acabado convir-tindose, ms bien en la condicin estructural deposibilidad para la expansin del sistema capitalis-ta mundial y la perpetuacin de las desigualdades.

    Estos procesos de desarrollo desigual y depen-diente se han visto histricamente reforzados, pri-mero por los procesos polticos de colonizacin y,despus, por una descolonizacin dirigida precisa-mente a perpetuar la dependencia, en muchoscasos, manteniendo vnculos militares y, en otros,mediante la formacin de lites locales al serviciode los intereses de la metrpolis.

    Aunque los postulados de Wallerstein datanya del 74, la evolucin posterior de los hechosparece haberle dado la razn. La actual expansindel capitalismo global, de la mano de las grandesmultinacionales, est penetrando cada vez ms enregiones perifricas en busca de tierras, materiasprimas, recursos naturales o mano de obra barata.Mientras que muchas regiones del planeta quedandefinitivamente desconectadas de los circuitos

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    mundiales (por ejemplo, en el Africa subsahariana),otros pases semiperifricos (por ejemplo enAmrica Latina, el Sudeste Asitico o frica delNorte) se ven cada vez ms afectados por la impa-rable penetracin de los mercados del capitalismoglobal.

    A partir de aqu, estos pases semiperifricoscomienzan a sufrir una serie concatenada de efectoscuya consecuencia final ser la movilizacin geo-grfica de grandes excedentes de poblacin. Sus sis-temas de produccin tradicionales destinados alconsumo directo, son sustituidos por sistemas deproduccin mecanizados, destinados a la produc-cin de excedentes para los mercados. La agricultu-ra se capitaliza, la productividad agrcola se incre-menta y cae bruscamente la necesidad de mano deobra en el campo. Millones de agricultores sonliteralmente expulsados de sus tierras porque sussistemas tradicionales de produccin no puedencompetir con los que imponen las grandes mulit-nacionales. Esto no solo debilita las economaslocales tradicionales, sino que provoca tambin unaprofunda desestructuracin social en que se debili-tan los lazos comunales, de parentesco y familiares,que hasta entonces anclaban a la gente a sus tierras.

    Se crea, as, una gran masa de mano de obraexcedente y desarraigada. Una parte de este exce-dente se dirige hacia las ciudades, donde las multi-nacionales establecen plantas de produccin indus-trial intensivas en trabajo. Pero otra parte de esteexcedente se ve en la obligacin de emigrar alextranjero. En la medida en que los mercados glo-bales han creado tambin vnculos culturales y decomunicaciones y transporte, los emigrantes losaprovechan en su huida hacia las antiguas metr-polis y zonas de influencia.

    Si la Teora de los Sistemas Mundiales es correc-ta, esto explicara por qu no son las naciones msperifricas, definitivamente apartadas de los circui-tos mundiales del capitalismo global, las que msemigran, sino las naciones semiperifricas en lasque se ha iniciado un proceso de desarrollo indus-trial dependiente. Me pregunto, por ejemplo, si elincremento de la inmigracin infantil al que esta-mos asistiendo no tiene mucho que ver con estosprocesos de desestructuracin de los lazos familia-res tradicionales. Y me pregunto tambin si nopodra ser visto como el correlato internacional ennuestros das, de lo que ocurri con los nios en laEuropa que iniciaba su industrializacin desdemediados del XVIII y el XIX.

    Por otro lado, y en la medida en que se tratade un desarrollo dependiente y no autocentrado,las economas de estos pases semiperifricos sufrende modo especial los efectos tanto de las recesionesinternacionales cclicas, como de sus propios pro-cesos de reestructuracin, indispensables para inte-grarse en los circuitos del capitalismo global.

    La grave crisis en que vive sumido El Ecuador,que le ha hecho ser el primer pas de AmricaLatina en adoptar el dlar como moneda nacional,provoca las escenas que conocemos de masas deecuatorianos tratando de obtener visados de salida,o llegando de forma irregular a EE.UU o Espaa.Argentina, que fue antes pas de inmigracin, estviviendo una de las mayores recesiones de los lti-mos tiempos. Sus tasas de paro se han disparadohasta el 16% y, segn una reciente encuesta, el30% de los argentinos manifiestan deseos de emi-grar, sobre todo a Espaa y la UE. Puesto que msde medio milln de argentinos tienen ya o tienenderecho a obtener pasaporte espaol, y puesto quelas solicitudes de visado hacia Espaa han aumen-tado un 77% en los dos ltimos aos, podemospronosticar que los flujos inmigratorios de Ar-gentina hacia Espaa, que se haban estancado enlos ltimos aos, volvern a dispararse (estos datosson anteriores a la crisis institucional que provocla cada del expresidente De la Rua y la quiebra delsistema financiero argentino, lo que nos permiteimaginar la magnitud de la evolucin posterior deestas cifras). Y, en general, otro tanto podramosdecir de pases latinoamericanos como Per,Venezuela o Colombia. Brasil, que hace 10 aos eranetamente inmigratorio, est empezando a cambiarhoy su tendencia.

    Todo esto quiere decir que, si bien la Teora delos Sistemas Migratorios explica razonablementebien algunos aspectos de la gnesis de las migracio-nes, ahora debemos aadir que los flujos no son unproceso constante, sostenido ni unidireccional.Son, ms bien, el reflejo especular de los ciclos porlos que atraviesan sus economas respectivas, en smismas, y en su relacin con el Centro.

    Aunque desde posiciones diferentes, la Teorade la Transicin a la Movilidad, de W. Zelinsky(1971) acaba llegando a conclusiones similares.Son las sociedades que han iniciado su desarrolloindustrial las ms propensas a emigrar. Por un lado,el sector agrcola pierde peso en la composicin delPIB. Por otro, como ocurri en su da entre nos-otros, se produce una transicin demogrfica que

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    incrementa la poblacin y agrava an ms los exce-dentes de mano de obra. Las consecuencias inme-diatas son, por un lado, el xodo rural masivo y, porotro, la emigracin exterior. Slo cuando se fortale-ce el aparato industrial, cesa el xodo rural y el pasconsolida su propio proceso de desarrollo econ-mico y social, comienza a caer la emigracin y, a lalarga, puede acabar convirtindose en pas de inmi-gracin. Entre nosotros, ste ha sido el caso de laEuropa Sur, a partir de finales de los 70. Espaa seconvirti en pas de inmigracin apenas desdemediados de los 80, mientras que en los 50 y 60 eraan fuertemente emigratorio.

    2.4. Teoras del Crecimiento Endgeno

    El segundo hecho que contribuye a falsar en laprctica los postulados de la Teora Neoclsica es suprediccin de que la libertad irrestricta de movi-mientos en los mercados internacionales (en parti-cular del factor trabajo), acabar por actuar enfavor de la convergencia entre pases y, en conse-cuencia, contribuir a un reparto ms equitativo dela renta internacional. El hecho es que esta hipte-sis ni se ha producido, ni tiene visos de que vaya aproducirse en el futuro. Ms bien, parece que lascosas caminan en sentido opuesto, entre otras cosaspor la actual recomposicin de los factores queintervienen en la funcin de produccin que deter-mina el crecimiento de la renta nacional.

    Tal como estn poniendo de relieve los msrecientes Modelos Tericos de CrecimientoEndgeno (Romer, 1986; Grossman; Helpman,1991, etc.), la innovacin tecnolgica, el desarrollode las tecnologas de la informacin y los avancesexponenciales en el conocimiento cientfico sonfactores endgenos (no exgenos) en la funcin deproduccin que, a su vez, generan externalidadesque favorecen la productividad de los dems facto-res. De aqu que, bien en contra de lo que prev laTeora Neoclsica, los rendimientos de capital(incluido en capital humano) sern crecientes a laescala de la acumulacin (es decir, a medida queaumente su stock), en lugar de decrecientes. Y, enconsecuencia, tendern a moverse en la direccinen que haya ms capital acumulado, no al revs,con los consiguientes efectos de descapitalizacinen el Sur.

    Si esto es as, los pases que partan de mayorcapital fsico, humano y tecnolgico acumulado,vern crecer sus rentas ms y ms rpidamente, conlo que la divergencia entre pases ricos y pobre se

    acrecentar en lugar de reducirse, los pases ricossern cada vez ms ricos y a los pases no desarro-llados les ser muy difcil, ni no imposible, escapara su trampa. Segn los hechos, parece que, en efec-to, el conocimiento cientfico y la innovacin tec-nolgica estn dando un espacio creciente a la lla-mada nueva economa, y es un hecho que estanueva economa parece estar teniendo efectos dina-mizadores en las economas desarrolladas, mientrasque los pases ms perifricos se ven definitivamen-te apartados de ella.

    De cara a las migraciones, lo que estos mode-los de crecimiento endgeno prevn, en esencia, esque, al contrario de lo que supona la ortodoxianeoclsica, los flujos de capital humano (es decir,los trabajadores altamente cualificados) tendern amoverse en direccin Norte/Norte e inclusoSur/Norte, pero no al revs. Incluso a plano teri-co parece, por tanto, que la hiptesis de la iguala-cin de fortunas se muestra inconsistente.

    3. FACTORES QUE ESTIMULAN LOS FLU-JOS MIGRATORIOS DESDE LOS PASESDE ACOGIDA

    La segunda pregunta que nos plantebamos alcomienzo, enfoca la cuestin no desde el ngulo delos pases emisores, sino desde la perspectiva de lospases de acogida. Como sealamos en su momen-to, es un hecho que los actuales movimientosmigratorios internacionales no pueden explicarseapelando nicamente al agravamiento de los facto-res expulsivos (econmicos y demogrficos) queactan en los pases de origen. Si no existiera unademanda real de trabajadores inmigrantes en lospases desarrollados, podemos pronosticar que losflujos migratorios Sur/Norte no se produciran conla intensidad, la composicin y la forma en que seestn produciendo.

    La previsin neoclsica, segn la cual las altastasas de paro en pases de destino desincentivarn laemigracin en la medida en que, al disminuir lasexpectativas de encontrar empleo aumenten dehecho los costes de movimiento, no se ha verifica-do en absoluto en las ltimas dcadas. Es bien sabi-do que, desde mediados de los 70, las tasas de paroen todos los pases desarrollados, y muy especial-mente en la UE, se dispararon exponencialmentecomo consecuencia de la recesin derivada del 73 yde la crisis del modelo fordista de crecimiento eco-nmico. Para el conjunto de los pases de la UE, la

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    tasa de paro pas del 2.7% en 1973, al 10.3 en1998.

    Y, sin embargo, a lo largo de las dcadas de los80 y de los 90, los flujos de inmigracin a la UEprocedentes de pases en desarrollo, no solo no sedetuvieron, sino que aumentaron significativamen-te. Dicho en otros trminos, que, en contra de loque prev la Teora Neoclsica, incluso en situacio-nes de altas tasas de paro en los pases de destino,los flujos migratorios, lejos de detenerse, se hanincrementado.

    La explicacin ms obvia a esta aparente para-doja terica consistira en atribuir la presin migra-toria al agravamiento de los factores push en lospases de origen. Pero la pregunta a la que ahoracorresponde dar respuesta es si, al mismo tiempoque se agravan estos factores expulsivos, actantambin o no, factores de atraccin en el Norte enfuncin de los cuales, incluso en situaciones demercado con exceso de oferta de trabajo, existensegmentos de la demanda que no cubre la ofertanacional. Es decir, si en pases de destino con ele-vadas tasas de paro existen, sin embargo, empleospara los que los empresarios no encuentran res-puesta en la oferta nacional.

    Y sabemos que esto es as, efectivamente. Y nosolo, contra lo que pudiera imaginarse, en el seg-mento secundario del mercado, donde los trabajosson ms precarios y peor pagados, sino tambin enel extremo opuesto, el de los trabajadores altamen-te cualificados en determinados sectores de las tec-nologas avanzadas. Este dficit de oferta de traba-jo nacional para los dos segmentos extremos delmercado de trabajo, requiere marcos explicativosdiferentes.

    a) Sector Primario Superior

    Como es sabido, el capital es un factor fijo enla funcin de produccin, mientras que el trabajoes un elemento integrante de los costes variables.Dado el hecho de que una infrautilizacin del capi-tal hara recaer los costes sobre los propios empre-sarios, la nica respuesta econmicamente racio-nal para el empresario (aunque sea solo a cortoplazo) ser responder a las fluctuaciones de lademanda operando sobre los costes variables, esdecir, contratando o despidiendo trabajadores. Enrealidad, y al contrario de lo que ocurrira con elcapital, de lo que se trata es de transferir sobre lospropios trabajadores los riesgos de las incertidum-bres de los mercados.

    Pero hay un sector de trabajadores que, por larpida emergencia de las tecnologas avanzadas ypor el papel creciente que estas juegan en el creci-miento econmico, son an un bien escaso, inclu-so en los pases desarrollados. A la vista de los ele-vados costes que se derivan de su formacin, con-tratacin y despido, la lgica de la gestin de esteperfil de trabajadores puede asimilarse, en realidad,a la del capital. Pasan a formar parte del capitalhumano de la empresa y, en consecuencia, no essobre ellos sobre los que las estrategias a corto delos empresarios pueden permitirse actuar parahacer frente a los ciclos o a las fluctuaciones de lademanda variable.

    Solo si adoptamos el paradigma de losModelos Tericos de Crecimiento Endgeno, a queantes aludamos, la paradoja del dficit de capitalhumano en el Norte tiene vas de comprensin.Como vimos en su momento, los modelos tericosde crecimiento endgeno preveen que los rendimien-tos de capital, tambin de capital humano, son cre-cientes a la escala de la acumulacin, en lugar dedecrecientes. Si la hiptesis es correcta, tiene senti-do esperar un incremento de la demanda de esteperfil de trabajadores y nos permite prever flujosmigratorios de inteligencia viva en direccinSur/Norte, donde sus rendimientos, derivados de laeclosin de las tecnologas inteligentes y de lanueva economa, sern superiores a los que podraobtener en el Sur.

    Y, de hecho, esto es exactamente lo que estocurriendo en la actualidad. La demanda de capitalhumano se est haciendo notar de forma especial-mente sensible es en sectores tales como las teleco-municaciones, la informtica y, en general, los rela-cionados con las Nuevas Tecnologas de laInformacin. EE.UU. ha aumentado el cupo anualpara este perfil de trabajadores, de los 115.000, alos 200.000 anuales. Y un caso similar est ocu-rriendo en los pases de la UE y, desde luego, tam-bin en Espaa. En la actualidad, necesitamos yams de 22.000 tcnicos de este perfil y, de noaumentar la produccin nacional, en los prximosaos se estima que el dficit de trabajadores TIpodra situarse en torno a los 700.000.

    De no cubrir este dficit, los sectores econ-micos relacionados con la nueva economa,podran ver frenado su crecimiento, lo que nos per-mitira pronosticar consecuencias de alcance paranuestras economas, porque una desaceleracin enestos sectores avanzados, tendra efectos depresivos

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    sobre los dems. En consecuencia, podemos pro-nosticar que, en los prximos aos, asistiremos auna intensificacin de los flujos de inteligencia vivaen direccin Sur/Norte, con los consiguientes efec-tos de descapitalizacin en el Sur. Pases como laIndia, Paquistn o China son exportadores netos detrabajadores de alta cualificacin, en particularhacia EE.UU. e Inglaterra. Es conocido que uno decada dos trabajadores de Silicon Valley procede deestos pases. Y pases como Venezuela o Colombiaestn sufriendo tambin un drenaje masivo de capi-tal humano. El Departamento Colombiano dePlaneacin estim que, solo en 1999, Colombiapudo perder ms de 2.000 millones de dlares poresta fuga de cerebros.

    b) Sector secundario

    Pero donde se visualiza mejor la paradoja de laexistencia de una demanda adicional de trabajado-res inmigrantes en economas que, sin embargo,presentan altas tasas de paro, es en el mercadosecundario de trabajo. En la medida en que unasituacin como esta es inconsistente con las con-cepciones neoclsicas, se hace necesario apelar aotros paradigmas tericos. La teora de laSegmentacin del Mercado de Trabajo, propuesta,entre otros, por Piore (1971), puede avanzar almenos una tentativa de respuesta.

    Segn esta teora, los mecanismos de ajuste alos ciclos, que consisten en actuar sobre los costesvariables, acaban por convertirse en estructuralesen economas intensivas en capital y su efectoinmediato es la dualizacin del mercado de trabajoal menos en dos segmentos: el segmento primario,compuesto por trabajadores estables, responsablesde mantener el ncleo, con altas cualificaciones yelevados salarios, y el segmento secundario, inte-grado por trabajadores precarios y descualificados,con bajos salarios, escasas oportunidades de pro-mocin laboral y bajo ndice de deseabilidad social.En la medida en que los trabajadores de alta cuali-ficacin se asimilan, como ya sabemos, al capital(son capital humano), es sobre el segmentosecundario sobre el que los empresarios operan deforma inmediata para dar respuesta a las fluctua-ciones de la demanda.

    La diferencia radical entre el punto de vista dela teora de la segmentacin del mercado y trabajo ylas teoras que hemos visto hasta ahora es que,segn esta teora, la movilizacin de los flujosmigratorios no tiene su origen en los pases emiso-

    res. Por el contrario, se activan por factores estruc-turales que actan en las economas desarrolladasde destino.

    Porque lo especfico de las sociedades desarro-lladas es que la estructura salarial no es, o no essolo, un reflejo especular de las condiciones de laoferta y la demanda. Es, sobre todo, una cons-truccin social en funcin de la cual se supone quelos niveles de la jerarqua ocupacional confierenstatus y prestigio social, y se supone que esta jerar-qua debe verse reflejada en los salarios. La jerar-qua ocupacional (desde los niveles ms bajos hastalos ms altos puestos de direccin) se construyesocialmente y se consolida institucionalmente (porejemplo, a travs de la accin sindical o de la regu-lacin contractual de las categoras profesionales).Se supone, entonces, que la atribucin de los nive-les salariales que corresponden a dichas categorasno est sujeta a los mecanismos libres del mercadoy a la libre concurrencia de las partes, sino a las ex-pectativas socialmente construidas e institucional-mente refrendadas.

    En la medida en que el puesto de trabajo es unsigno de status, las sociedades desarrolladas encon-trarn dificultades crecientes a la hora de cubrir lospuestos ms bajos, que corresponden al mercadosecundario. Los trabajadores nacionales huyenespontneamente de ellos. En lgica neoclsica, lanica va para cubrir este dficit sera la elevacinde sus niveles salariales, de modo que lo hicieraatractivo para los trabajadores nativos.

    Sin embargo, este mecanismo de ajuste demercado es literalmente imposible. La asociacinentre expectativas de status y atribucin de salarios,tendra como consecuencia inmediata una eleva-cin automtica de los niveles salariales para losdems segmentos del mercado de trabajo. En con-secuencia, los costes que se derivaran de la eleva-cin de los salarios en los puestos ms bajos, no seagotara en ellos mismos, sino que tendran conse-cuencias inmediatas de mucho ms largo alcance,en toda la estructura laboral, que acabara indu-ciendo una escalada inflaccionaria.

    La nica solucin posible (e inevitable si que-remos huir del riesgo de una inflacin estructural),ser encontrar una oferta de trabajadores que, obien no asocien salarios y prestigio, o carezcan deexpectativas de status o cuyo grupo de referencia nosean los trabajadores nacionales, sino mercados enlos que, el simple hecho de trabajar, aunque sea en

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    los niveles ms bajos, sea ya percibido como algoque confiere prestigio. Es un hecho que los trabaja-dores inmigrantes cumplen casi a la perfeccin esteperfil, al menos en una primera etapa migratoria.Los inmigrantes se ven a s mismo como pertene-cientes a su sociedad de origen, no a la de destinoy, el simple hecho de llegar al pas de acogida,encontrar trabajo, enviar remesas y regresar ms omenos peridicamente con moneda fuerte y artcu-los de consumo que no estn al alcance de sus com-patriotas, les confiere ya un prestigio, cuya motiva-cin falta para los trabajadores nativos. Incluso silos salarios son bajos y las condiciones de trabajoinsoportable para los mercados de acogida, puedenser vistos como un privilegio en el pas de origen.

    Por su parte, Adriana Marshall (1984) hahecho ver que, en situaciones de mercado con exce-so de oferta de trabajo, y, en consecuencia, altastasas de paro, los neoimigrantes no se distribuyenhomogneamente a lo largo del aparato productivoen proporciones anlogas a los nacionales, sino quetienden a concentrarse en sectores, ramas o empre-sas muy sensibles a las fluctuaciones del ciclo, conalta elasticidad de sustitucin, altas tasas de preca-riedad y bajos salarios. Trabajos de los que huyenespontneamente los nativos, pero que son esencia-les para mantener el aparato productivo.

    Si la hiptesis es correcta, esto quiere decirque, a la regla de oro de la asignacin de los inmi-grantes a los puestos ms bajos del mercado secun-dario, se le superpone otra: la sobrerepresentacinde trabajadores extranjeros en determinados secto-res o actividades de la estructura de produccin,tales como la recoleccin agrcola, el peonaje, elservicio domstico, etc. Y, en efecto, cuando unnicho de mercado empieza a estar sobrerepresenta-do por trabajadores inmigrantes, pasa automtica-mente a ser socialmente estigmatizado como tra-bajo inmigrante, del que tender a huir espont-neamente la fuerza de trabajo nacional.

    Para referirnos solamente a Espaa (un pasparadigmtico porque presenta de las ms altastasas de paro de toda la UE), esta situacin es sufi-cientemente conocida. Segn datos del INEM, endiciembre de 2000, haba nada menos que 200.000parados solo en tres sectores: peonaje de la cons-truccin, recoleccin agrcola y servicio domstico.Y, sin embargo, se quedaron sin cubrir casi100.000 puestos de trabajo. Las expectativas labo-rales de los espaoles han aumentado en los lti-mos aos, de modo que huyen de este perfil de tra-

    bajos. El apoyo de las redes familiares y la presenciade mecanismos de proteccin frente al desempleo(tanto pblicos como privados), hace que los espa-oles prefieran prolongar su situacin de paro enexpectativa de puestos social y econmicamentems reconocidos. Tras el accidente de Lorca, ms de20.000 hectreas murcianas se estn quedando sinrecolectar (COAG), y otro tanto ha ocurrido enotras regiones espaolas, como la fresa en Huelva,etc.

    Y es por esta razn por la que, bien en contradel tpico popular, los trabajadores inmigrantes,incluso en situaciones de acogida con exceso deoferta de trabajo y altas tasas de paro, no compitencon los trabajadores nacionales. Ms an, en lamedida en que hay razones para suponer que, endeterminadas ramas de la actividad econmica, lasobreexplotacin de los trabajadores inmigrantespermite, contra la lgica de la tendencia histrica,la pervivencia de empresas o actividades intensivasen trabajo, no en capital, los inmigrantes no slono desplazan a los autctonos, sino que acaban cre-ando su propia demanda. Es decir, que incluso enmercados con exceso de oferta de trabajo y altastasas de paro, la llegada de nuevos inmigrantesacaba produciendo un efecto paradjico de llama-da. A determinados empresarios les resulta msrentable mantener la productividad a travs de lasobreexplotacin de los tabajadores, que a travs dela innovacin tecnolgica y la inversin en capital.

    Por esta razn, cuando los especialistas nosenzarzamos en la discusin sobre si los trabajadoresinmigrantes son complementarios de los nacionaleso, ms bien, son sustituvos y compiten con ellos obien en trminos de empleo o bien en salarios,mantengo que estamos ante una polmica malenfocada. Es poco discutible que, en trminos te-ricos (al menos en la ortodoxia neoclsica) cual-quier incremento en la oferta de trabajo en situa-ciones de exceso de oferta, presionar a la baja lossalarios o desplazar a trabajadores nacionales.

    Pero, en la prctica, y si la Teora de la Seg-mentacin del Mercado de Trabajo es correcta, en-tonces las cosas no funcionan necesariamente as.Porque la nica va para atraer hacia estos puestos alos trabajadores nativos sera una elevacin no solode sus niveles salariales, sino tambin de sus condi-ciones de trabajo y de su estimacin social. Peroentonces sabemos que esta elevacin en los estratosms bajos provocara una elevacin automtica enlos dems y, en consecuencia, una espiral inflaccio-

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    naria, una cada en la productividad empresarialcon la consiguiente recesin econmica y, en con-secuencia, una nueva elevacin de las tasas de paro.

    Si algo ha quedado claro es que, por muchosmiles de millones que los gobiernos inviertan enimpermeabilizar sus fronteras, los inmigrantesseguirn llegando masivamente. Porque la intensi-ficacin de los flujos migratorios es consecuenciade la accin concertada de una doble tendencia.Por un lado, la lgica misma de las tendencias glo-balizadoras del capitalismo internacional que, alpenetrar en los pases de origen, dan lugar a proce-sos de desestructuracin econmica, demogrfica,social y cultural, que provocan excedentes masivosde mano de obra, insoportables para sus econom-as locales. Y, por otro, en los pases de destino, cuyalgica perversa en nuestros mercados de trabajo noshace estructuralmente dependientes de la mano deobra inmigrante.

    4. PERPETUACIN DE LOS FLUJOS MI-GRATORIOS Y CONFIGURACIN DEMINORAS TNICAS. EL PAPEL DE LASREDES MIGRATORIAS.

    Hasta aqu, hemos hablado de los factores queactan en la gnesis de los flujos, tanto en los pasesde origen como en los de acogida. Pero cmoexplicar la lgica conforme a la cual se perpetan enel tiempo y cristalizan en minoras tnicas en lospases de acogida? Cmo explicar la consolidacinde los vnculos incluso a travs de rutas geogrficasms o menos estables?

    Sabemos que los flujos migratorios no se dis-tribuyen al azar. Al menos en trminos estadsticos,pueden identificarse centros y reas geogrficasque, en igualdad de condiciones que otras, presen-tan mayor propensin a emigrar, a hacerlo a travsde canales ya establecidos y a dirigirse a regionesespecficas de destino. La Teora de las RedesMigratorias (Massey, 1986) parece ofrecer una res-puesta convincente. Los flujos migratorios suelenutilizar canales ya establecidos que enlazan regionesde origen y de destino. Con frecuencia, estos cana-les se han originado aprovechando vnculos histri-co-polticos derivados de los procesos de coloniza-cin y descolonizacin, que en su da crearon in-fraestructuras propias de comunicacin y transpor-te entre las metrpolis y las colonias. Es el caso depases como la India o Paquistn en Inglaterra;Argelia o Marruecos, en Francia; Turqua, en Ale-

    mania, etc. En otras ocasiones, las redes se configu-ran por simples razones de proximidad geogrfica(como Mxico y Estados Unidos) o por vnculosculturales y lingsticos, como el caso de AmricaLatina y Espaa. No existe, pues, un nico origenhistrico en la gnesis de las redes.

    Pero, cualquiera que sea su origen, una redmigratoria est integrada por vnculos interperso-nales que unen y enlazan a los migrantes entre unaregin de origen y otra de destino. Cuando una redmigratoria se constituye, tiende a autoperpetuarse.No solo porque favorece el efecto imitacin enorigen, sino tambin porque reduce los costes(econmicos, pero tambin emocionales) de acogi-da e integracin. El efecto imitacin, que actaen origen, se ve complementado y potenciado porel efecto llamada en destino.

    La red de vnculos familiares, vecinales o deamistad que une entre origen y destino a los pro-toinmigrantes con los neoinmigrantes, favorece, asu vez, el crecimiento de los migrantes potenciales.Utilizando un smil de la fsica gravitatoria, a medi-da que una red migratoria va hacindose msdensa, acaba teniendo mayor poder de atraccin.De aqu que sabemos que la existencia previa deredes migratorias es el mejor predictor de los flujosfuturos. En cierto sentido, bien puede decirse quelas redes son una forma de capital social, en lamedida en que permite a los migrantes disponer deun conjunto de recursos intangibles que no sloreducen los costes de migrar, sino que tambin faci-litan su insercin en el mercado de trabajo, muchasveces, a travs de redes de economas tnicas.

    No sabemos con precisin la importanciaexacta de estas redes en la configuracin de subsis-temas de economa tnica en los pases de acogida,pero s sabemos que juegan un papel determinanteen las pautas de insercin laboral en los mercadosde destino. Existe una especializacin tnica en ni-chos de mercado y su existencia no puede ser ajenaa la existencia de las redes migratorias.

    Por otro lado, sabemos tambin que dichasredes contribuyen a la aparicin y consolidacin deminoras tnicas de origen inmigrante en el cora-zn mismo de nuestras sociedades desarrolladas. Elmundo hacia el que caminamos ser un mundocrecientemente globalizado, y tnica y cultural-mente plural. Aunque algunos intencionadamentedespistados se empecinen en seguir planteandoloen estos trminos, hoy el centro del debate ya no

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    mente un asunto menor sino la esencia misma deldebate. No es este el momento de entrar en estetema pero, en mi opinin, G. Sartori hubiera he-cho una aportacin ms eminente a la historia delas ideas sobre relaciones intertnicas de haberpuesto su probada inteligencia no tanto en comba-tir las posiciones multiculturalistas con el slidoargumento de que conducen a la segregacin y elapartheid, sino en haber fijado su atencin en otrosmodelos de convivencia plural que, como la inter-culturalidad, no slo no conducen a la segregacin,sino que es la nica opcin capaz de armonizartanto el deseo legtimo de mantener las identidadesculturales diferenciadas, como el derecho, igual-mente legtimo, a una inclusin universalista quegarantice el disfrute de una ciudadana integradoray responsable (Abad, 1993).

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