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Mural de la iglesia de San Juan Bautista en el río Jordán que muestra el nacimiento de Jesucrist de las Culturas del Mundo Vol. XI, número 108, 15 de mayo de 2012 Centro de Estudios sobre la Diversidad Cultural En este número: • Carlos Fuentes: sus libros emblemáticos • El mundo hispanohablante llora al autor de La edad del tiempo • Hallan mural rupestre más antiguo del mundo • Homenaje a Víctor Orozco: morir en la raya CORREO CORREO

Mural de la iglesia de San Juan Bautista en el río ...primarias.cetechihuahua.gob.mx/upn/difusion/revistas/Culturas_INAH... · obra y me parecía que El llano en llamas y Pedro Páramo

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Mural de la iglesia de San Juan Bautista en el río Jordán que muestra el nacimiento de Jesucrist

d e l a s C u l t u r a s d e l M u n d o Vol. XI, número 108, 15 de mayo de 2012 Centro de Estudios sobre la Diversidad Cultural

En este número:

• Carlos Fuentes: sus libros emblemáticos• El mundo hispanohablante llora al autor de La edad del tiempo• Hallan mural rupestre más antiguo del mundo• Homenaje a Víctor Orozco: morir en la raya

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Correo de las Culturas del Mundo

DirectorLeonel Durán Solís

EditorMariano Flores Castro

[email protected]

“Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos

y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse

fraternalmente los unos con los otros”.

art.1º de la Declaración Universal de Derechos Humanos

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Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.

Carlos Fuentessus libros emblemáticos

El escritor mexicano Carlos Fuentes evocó, el

verano pasado, su trayectoria personal y creativa

en un recorrido por sus obras más emblemáticas

A los 11 años, Carlos Fuentes recibió el premio del Instituto Nacional de Chile,

en Santiago. Para entonces ya había escrito pequeños ensayos, cosas breves

y, cuando tenía 18 años, participó en su escuela de México en un concurso

de literatura. Ganó el primero, el segundo y el tercer premio. “Así decidí que

mi destino estaba hecho. Y el de mis amigos también, porque se dedicaron

a la política, no teníamos otra salida”, dijo mientras subía las cejas con risa

burlona en la playa de Formentor, en Mallorca, donde el verano pasado recibió

el Premio Formentor de las Letras. Allí desandó sus 82 años de vida por medio

mundo. Gracias, primero, a la labor diplomática de su padre y después a los

caminos por los cuales lo reclamó su propio éxito literario, hasta convertirlo

en uno de los autores e intelectuales hispanohablantes clave de la segunda

mitad del siglo XX y XXI y uno de los pilares del boom latinoamericano junto

a Julio Cortázar, Mario Vargas Llosa y Gabriel García Márquez. Allí, a orillas del

Mediterráneo, trazó su arco personal y literario y evocó algunos de sus libros.

Letras del mundo

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LA REGIÓN MÁS TRANSPARENTE

México habla al escritor (1958)

“Pertenecía yo a una tradición, era muy amigo de Rulfo. Admiraba mucho su

obra y me parecía que El llano en llamas y Pedro Páramo eran obras definitivas

que cerraban un capítulo de estilo, de temática; y quedaba otra parte de la

ciudad que no estaba escrita. Yo viví mucho la ciudad: fui muy parrandero,

iba a cabarets, a burdeles, a los bailes, conocía mucho a la gente. Salía con

Salvador Elizondo, éramos compañeros de parranda, y él se admiraba de mí

y, a veces, cuando estábamos en alguno de estos sitios, me decía: ‘¿Por qué

mejor no ves a las muchachas en lugar de estar tomando notas?’. Pero yo lo

hacía, sin saberlo, para La región más transparente. De manera que cuando

me senté a escribir la novela tenía una cantidad de elementos ya guardados

inmensa, y la ciudad misma que estaba clamando por ser escrita. Yo sentía

eso, que la ciudad me gritaba: ‘¡Escríbeme, por favor!, ¡Escríbeme, ¿por qué

nadie me escribe?!’. Cuando salió decían que esa novela no valía la pena”,

recordaba Carlos Fuentes. Así surgió una gran novela urbana cuyos retratos

siguen vigentes.

AURA

La luz y Maria Callas (1962)

“Estando en casa de una amiga en París vi que ella salía de la recámara y al

pasar por el tragaluz, ella, de tan solo 20 años, se transformó en una vieja

por la luz que le cayó de repente. Así nació Aura, que escribí en cinco días

en un café de París en 1962. Creyendo, como puede uno creer, que la obra

era muy original, que no tenía antecedentes, la verdad es que no es así. Uno

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Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.

de ellos lo recordé más tarde, cuando vi en México, en los años cincuenta, La

Traviata con María Callas. Ella hacía algo extraordinario al final de la ópera;

mientras todas las sopranos echan el Do de pecho y se despiden con un aria

enorme, María Callas no. Ella iba apagándose como una llama y cantando

más levemente. Se apagaba la voz, se apagaba la vida. Eso me impresionó, y

tiene que ver con Aura”. Esa historia de la joven que vive con su tía anciana

y viuda y que Felipe Montero quiere liberar hasta que en su empeño entra en

la confusión de la realidad.

LA MUERTE DE ARTEMIO CRUZ

Pasado, presente y futuro (1962)

“Entre tanto escribí La muerte de Artemio Cruz, que me faltaba como novela

de mí país, de la revolución mexicana. Pero también era yo muy conciente

del antecedente realista de otros autores españoles y pensé en la manera

de darle otra forma a esta novela. Imaginé que habría tres personas que la

contaban: un moribundo Artemio Cruz, en primera persona; la conciencia

de Artemio Cruz, en segunda persona; y la vida de Artemio Cruz, en tercera

persona. Presente, pasado y futuro”. Con esta novela empezó a adentrarse en

la historia, el pasado mexicano, que sería uno de sus pilares literarios.

CAMBIO DE PIEL

Para Julio Cortázar (1967)

“Empezado los años sesenta iba muy bien, pero fue muy problemático

porque uno no espera a los 30 años tener tanto éxito. Eso es antes de Gabriel

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García Márquez y Mario Vargas Llosa. Entonces sí tenía nervios, dudas,

desorientaciones. Publiqué en 1967 Zona sagrada y Cambio de piel, pero no

me sentía a gusto en mi propia piel”. La escribe y la dedica a Julio Cortázar,

cuyo mundo late en sus páginas. Cholula es el pueblo mexicano en el que cuatro

personas, que iban rumbo a Veracruz en un coche, desvelarán sus personalidades.

De nuevo, las sombras de la historia, pero aquí en lo personal, sobre todo de

Javier, que sacrificó sus sueños políticos e intelectuales por el amor.

TERRA NOSTRA

Un proyecto de 10 años (1975)

“No me sentí bien en mi propia piel y me preguntaba:

¿Después de este éxito qué voy a hacer yo ahora?

¿Acaso voy a ser de esos escritores que escriben dos

libros y se quedan en silencio, como Rulfo, o acaso

voy a tener una existencia literaria más larga? No

lo sabía. Entonces me embarqué en un proyecto

literario que duró diez años: Terra nostra. Eso me

dio aliento para seguir. Es una novela en la que tuve

que investigar a fondo la época. Iba escribiendo

poco a poco y la novela iba creciendo como una

planta, como un arbolote. La terminé un año nuevo

en Washington. Para muchos de mis lectores es

mi mejor novela. Es para una minoría, no es una

novela popular, de ninguna manera”. Es su obra

más experimental. Trata del poder trasplantado

de la corona española a sus colonias y para eso se

remonta a los orígenes.

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Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.

GRINGO VIEJO

Un cruce de fronteras (1985)

“Es un continuo cruce de fronteras en toda clase de ámbitos”, decía de

Gringo viejo. La vida del periodista y escritor Ambrose Bierce, que un día cruza

la frontera mexicana y busca unirse a las tropas de Pancho Villa, le sirve para

decir que la vida no es una línea recta, y que no es solo el factor político el

que determina destinos.

EL ESPEJO ENTERRADO

La edad del tiempo (1992)

La historia, el tiempo, la memoria y la imaginación

están imbricadas en sus narraciones. Pero, ¿en qué

momento reflexionó sobre eso?: “Fue a comienzo de

los años ochenta. Era un momento blanco. No había

más que nieve alrededor mío. No podía ni salir a la calle.

Estaba muy encerrado y pensaba en el trópico, en las

palmeras, en el mar. Y también en mi obra, entonces

pensé en darle un título general y un orden. De ahí

salió el nombre de todo mi ciclo literario: La edad del

tiempo”. Entonces surge El espejo enterrado. De nuevo

las relaciones entre España y América. El mirar atrás. La

búsqueda de identidad de una metamorfosis continua.

Un ensayo pormenorizado desde el punto de vista

sociocultural. Un mundo que es ahijado de la tragedia

de una vida utópica y real al tiempo.

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LOS AÑOS CON LAURA DÍAZ

La mirada de la mujer (1999)

“Las mejores novelistas del mundo son nuestras abuelas y a ellas, en primer

lugar, les debo la memoria en que se funda esta novela”, escribe. Es la

reivindicación femenina en la historia de México. Narra de manera paralela la

historia de una mujer y la de su país durante una centuria: de 1868 a 1968.

Independencias, guerras, revoluciones, guerras cristeras, PRI, modernidad… y

los conflictos del mundo.

LA SILLA DEL ÁGUILA

México, el enigma (2003)

“México es un enigma para mí. Un país que se desborda y al que he buscado,

tratado de entenderlo desde sus orígenes pero una de las respuestas y señas

de identidad es que todo siempre se complica”. Y aquí lo hizo a través de

una obra de corrupción política y de la ambición desmadrada que parecen

sostener a toda una sociedad.

ADÁN EN EDÉN

Lá última cruzada (2009)

Es el comienzo de la última cruzada de Carlos Fuentes por radiografiar,

descifrar y denunciar los males de la sociedad de su país: el narcotráfico y su

capacidad para pudrir el tejido social.

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JUAN GOYTISOLO. Escribir sobre la muerte de un gran escritor al que me unían, además,

estrechos vínculos de amistad a lo largo de medio siglo es un ejercicio desolador. ¿Cómo

resumir en unas pocas cuartillas lo que significaron para mí la relación con él y la lectura de

las novelas que nos ha dejado en herencia? Las imágenes del autor, acompañadas siempre

de la belleza frágil de Silvia Lemus, aparecen y se desvanecen ante mí como si al plasmarlas

en el papel se borraran. ¿Existieron, fueron reales en la ficción del tiempo, desaparecerán

una vez evocadas por mi pluma? La angustia del vacío que nos deja y me atenaza busca

aferrarse en vano a lugares y fechas. Veo al joven Carlos, desbordante de energía y vitalidad,

que estrelló su vaso de tequila contra el suelo para celebrar nuestro primer encuentro. Al

cuate divertido que me acompañó a escuchar los mariachis en la plaza Garibaldi y me condujo,

en compañía de Fernando Benítez y José Emilio Pacheco, al Teatro Blanquita. Al escritor

elegantemente vestido que apareció en el vestíbulo de la Editorial Gallimard para firmar el

contrato de traducción de La región más transparente o de La muerte de Artemio Cruz.

Veo aún al amigo de siempre en Madrid, Barcelona, Cuernavaca, Nueva York, Londres,

Santander, Mallorca… Su imagen se esfuma y reaparece como embajador de su país en

París, cuando me invitó a su residencia en la banlieue y me presentó a dos niños, sus hijos,

que me llamaban Juan Sin Tierra, como el protagonista del libro de cuentos que devoraban.

La acronía que manejó sabiamente en sus novelas —pienso en la fascinadora protagonista

de Aura— se ha adueñado de mí al redactar estas líneas, y le veo tan pronto, siempre

con Silvia, en el campus de alguna universidad norteamericana, contemplando el muro de

Berlín desde la atalaya de Oranienburgerstrasse, o tomando el sol en la terraza de mi casa

El mundo hispanohablante llora al autor de La edad del tiempo

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en Marraquech. Viajero incansable trataba de seguirle la pista a través de nuestros amigos

comunes o en las entrevistas y reseñas aparecidas en la prensa. El más mexicano de los

escritores era también el más trotamundos. Siempre venía de algún lado o estaba a punto

de hacer las maletas.

Desoía las palabras de cuantos le aconsejábamos una vida más sosegada

Hablar de su novelística es trazar la cartografía de una navegación solitaria, preferentemente

por áreas remotas o desconocidas. Atento y fiel lector de Cervantes, reivindicaba con

orgullo, frente a la fanfarria patriótica, la nacionalidad cervantina. Si su inmensa obra —La

edad del tiempo— puede ser comparada a la de Balzac por su incisivo retrato de la sociedad

de su tiempo, se distingue de ella en el enfoque de su trabajo: Carlos no cambiaba de tema,

cambiaba de planteamiento literario. Concebía la obra en cierne como una incursión en el

ámbito de lo desconocido. Buscaba aclimatarse en un espacio no hollado por pie alguno, “en

esos pocos metros de tierra”, decía, “que los holandeses ganan al mar”. La escritura, vivida

por él como una aventura, convertía en su vez en aventurero al atento lector de sus páginas.

Recuerdo la dicha que me embargaba al adentrarme en Terra Nostra, Cristóbal Nonato,

Diana o la cazadora solitaria, El naranjo… Explorador de lo incógnito, Fuentes no amarraba

su nave a puerto alguno. Levantaba el ancla y partía de nuevo. Su asombrosa vitalidad y

poder creativo admiraban a todos sus amigos. Era una fuerza de la naturaleza y desoía las

palabras de cuantos les aconsejábamos una vida más sosegada. La escritura, me decía, es mi

droga diaria, y para desintoxicarme de ella si aumento la dosis parto de viaje a descansar, a

leer o a dar conferencias. Si quería comunicarme con él recurría a la agencia Balcells. ¿Está

en Londres, en Buenos Aires, en Cartagena de Indias? ¿O terminaba acaso el nuevo libro

que preparaba con sigilo?

La última vez que le vi fue en Aix-en-Provence el pasado mes de octubre con motivo del

homenaje que se rendía a su obra de toda la vida. Rebosaba salud y alegría sin que las

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jornadas exhaustivas de la celebración hiciesen mella en él. Le veo, le veo aún en el hermoso

jardín del hotel, siempre junto a Silvia, departiendo hasta las tantas con sus admiradores

y amigos.

La obra que nos lega nos recuerda la perdurabilidad de lo escrito

Carlos Fuentes ha vivido hasta el fin en la plenitud de sus dones. No ha conocido los achaques

ni heridas de la vejez. Y ahí está la obra que nos lega para recordarnos la perdurabilidad

de lo escrito, no solo en el vasto mundo de nuestra lengua sino también en el universal e

ilimitado territorio de La Mancha que él reivindicó como suyo.

ANTONIO GAMONEDA. Una vez mantuvimos una conversación

en un hotel de Gran Vía, y otra en la Residencia de Estudiantes,

donde teníamos una conferencia. Y lo estimaba como escritor,

tenía una visión crítica acercadamente crítica de las circunstancias

sociales y políticas tanto de su país como de España. Creo que

es una pérdida importante para la literatura en lengua española.

Carlos Fuentes fue, en cierto modo, una continuidad seria de ese

boom latinoamericano. Era frecuente colaborador en prensa y

se apreciaba una unidad de criterio que entre sus colaboraciones

periodísticas y las conclusiones subyacían en su obra narrativa.

PILAR DEL RÍO: Carlos era un amigo de una generosidad sin límite. Desde que a Saramago

le presentó a los escritores mexicanos, mi marido se sintió mexicano gracias a él y muy

vinculado a ese país. Esta misma mañana estaba comentando con una amiga en común la

alegría que sentíamos porque le iban a hacer doctor Honoris Causa de la universidad de

Baleares, ayer leíamos la entrevista en EL PAÍS, la semana pasada estuvo en la Feria del Libro

de Buenos Aires firmando durante unas dos horas, y la verdad es que estoy conmocionada,

y Silvia también.

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NÉLIDA PIÑÓN: Las Américas pierden hoy a un gran intelectual. Un creador cuya imaginación

viajaba por todos los lugares, que nos desveló sus viajes y sus pensamientos, que el mundo

eligió como modelo de sus reflexiones. A través de un lenguaje soberbio, se hizo cómplice

de lo humano y de nuestra historia. Su marcha me provoca tristeza y soledad. Su muerte

parece irreal. ¡Qué tristeza! ¿Cómo estará el corazón de Silvia? ¿Y el nuestro?

DARÍO JARAMILLO: Realmente siento la muerte del autor de

Aura, es su gran momento. Porque es una historia muy bella

con un tono mantenido todo el tiempo. Y también La muerte

de Artemio Cruz, una novela que supuso un salto cualitativo en

la literatura de la revolución, porque es una novela que es un

diagnóstico a la clase militar y política que se instaló en el poder

por cuenta dela Revolución. Ha jugado un importante papel en

la literatura iberoamericana.

ÁNGELES MASTRETTA: Era un ser humano excepcional, bárbaro, contagiador de sus pasiones.

Yo creo que cada uno es la herencia que deja, y Carlos nos deja la pasión por la literatura

como una herencia obligada. Y la emoción con la que trabajaba y esta cosa como de niño,

siempre puesto en el juego de escribir. Nunca Fuentes le llamó trabajo a su trabajo. Escribir

era su pasión, era su vida, y estar con él era escuchar el mundo de una manera ferviente e

intrépida. Tenía una juventud bárbara. Sin duda lo vamos a extrañar, es un privilegio haber

compartido la vida con él, y ahora nos queda su literatura.

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Foto: © Rogelio Cuéllar

14

Visite nuestra página web: http://correodelasculturas.wordpress.com

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Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.

Hallan mural rupestre más antiguo del mundo

Las imágenes grabadas en un bloque de piedra caliza de 1.5

toneladas datan de hace aproximadamente 37 mil años y fueron

encontradas al sur de Francia

PIezas. Se han hallado dientes de animales perforados, conchas perforadas,

cuentas de marfil y piedra, tallas, marcas y pinturas en superficies de piedra

caliza.

Un equipo internacional de antropólogos ha descubierto en el sur de

Francia representaciones de vulvas que, según consideran, son las muestras

más antiguas de arte mural conocidas hasta ahora, informó recientemente la

revista Proceedings of the Nationa Academy of Scientes (PNAS).

(Foto: Tomada de pnas.org )

Arqueología

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Las imágenes, también de animales y formas geométricas, grabadas en un

bloque de piedra caliza de 1.5 toneladas datan de hace aproximadamente 37

mil años y, según los científicos, ofrecen una muestra del papel que el arte

desempeñaba en las vidas cotidianas de los humanos del período Auriñaciense.

La cultura Auriñaciense sustituyó hace unos 38 mil años a la cultura

Musteriense y en otros lugares al Châtelperroniense, en el inicio del Paleolítico

superior extendiéndose desde el sureste de Europa (actual Grecia) hacia el

nordeste llegando Italia, Francia y el este de España.

Su nombre procede de la localidad de Aurignac en el sur de francia, pudiendo

ser lña voz de origen vasco, ya que Aurignac se pronuncia en francés “oriñak”,

palabra que se asemeja a la voz vasca “oreinak” (oreiñak): ciervos.

Un equipo de más de una docena de arqueólogos y antropólogos de

universidades e institutos investigadores de Europa y Estados Unidos, ha excavado

durante tres lustros en el sitio del descubrimiento, llamado Abri Castanet.

“Durante mucho tiempo se ha reconocido al Abri Castanet y su sitio hermano

Abri Blanchard entre los (emplazamientos) que en Eurasia han mostrado los

artefactos con símbolos humanos más antiguos”, señaló el artículo.

Entre los objetos que muestran la presencia humana se han hallado dientes

de animales perforados, conchas perforadas, cuentas de marfil y piedra, tallas,

marcas y pinturas en superficies de piedra caliza.

“Los primeros humanos auriñacences funcionaban, más o menos, al

igual que los humanos del presente”, explicó Randall White, profesor de

antropología en la Universidad de Nueva York y uno de los autores del estudio.

“Los auriñacenses tenían complejas identidades sociales que se comunicaban

mediante la ornamentación personal y practicaban la escultura y las artes

gráficas”, según White.

En 2007 el equipo descubrió un bloque de piedra caliza, con imágenes

grabadas, en lo que había sido una caverna ocupada por un grupo de cazadores

de renos. Los análisis geológicos posteriores mostraron que el techo de la cueva,

ahora colapsado, había estado a unos dos metros por encima del suelo.

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Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.

Mediante el proceso de carbono 14, que determina la antigüedad de los

compuestos orgánicos por la radiación, los investigadores señalaron que los

techos con grabados, que incluyen representaciones de vulvas, animales y

formas geométricas, y los otros artefactos encontrados en el suelo datan de,

aproximadamente, hace 37 mil años.

“Estas expresiones de arte parecen ser un tanto más antiguas que las

famosas pinturas de la gruta Chauvet en el sudeste de Francia”, explicó White

en una referencia a las pinturas halladas en ese sitio en 1994.

“Pero, a diferencia de las pinturas y grabados de Chauvet, que se encuentran

en sitios muy profundos y alejados de las áreas de vida cotidiana, los grabados

y pinturas en Castanet están relacionados directamente con la vida diaria dada

su proximidad a las herramientas, fogones, la producción de herramientas de

hueso y cuerno, y los talleres de ornamentos”.

Fuente: Proceedings of the National Academy of Scientes /

EFE / eluniversal.com/rqm

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Estimados amigos del Correo de las Culturas del Mundo:

Nos es grato invitarles al ciclo de conferencias que con motivo del Día Internacional de Museos se efectuará en el Museo Nacional de las Culturas con la participación de destacados autores.

“Historias fantásticas: los museos en voz de los escritores” se llevará a cabo con el siguiente calendario: Fabrizio Mejía Madrid: martes 22 de mayo * 17:00 horas

Philippe Ollé Laprune: miércoles 23* 17:00 horas

Jorge F. Hernández: jueves 24* 17:00 horas

Benito Taibo: viernes 25* 17:00 horas

Rafael Vargas: sábado 26 ** 12:00 horas.

El ciclo se realizará en la biblioteca Pedro Bosch Gimpera del Museo Nacional de las Culturas, ubicado en la calle de Moneda No. 13, Centro Histórico de la ciudad de México.

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Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.

Víctor Orozco: morir en la raya

Los pasados días 19 y 20 de abril recibí un reconocimiento a mi

trayectoria intelectual. Las que siguen son las palabras expresadas

por tal deferencia.

¿Qué puedo decir en este homenaje obsequiado

por esta generosa institución en la cual he

laborado desde hace casi un cuarto de siglo?

Desde luego y antes de otra cosa, muchas

gracias. Al rector de la Universidad Autónoma

de Ciudad Juárez, maestro Javier Sánchez Carlos, al director del Instituto

de Ciencias Sociales y Administración, maestro René Soto Cavazos, a los

jefes de los departamentos de Humanidades, maestro Ramón Chavira y

de Ciencias Jurídicas, maestro Juan Camargo, a los coordinadores de los

programas de Historia y de Derecho, maestros Araceli Arceo y Edgar Villegas.

A quienes tuvieron la iniciativa y tomaron a su cargo la organización de estos

eventos e hicieron las invitaciones a los participantes, mis colegas: Víctor

Hernández, Héctor Padilla, Manuel Loera, Ramón Chavira. A quienes aceptaron

involucrarse, además de los ya nombrados: Oscar Martínez –circunstancia que

me dio la oportunidad de conocerlo personalmente–, a Luis Aboites, Adolfo

Gilly, Enrique Semo, Consuelo Pequeño, Pedro Siller, Guadalupe Santiago,

Araceli Arceo, Sandra Bustillos, Guillermo Cervantes, Alán Cornejo, Susana

Báez, Beatriz Rodas y Jaime García Chávez.

A todos, les reitero mi profunda gratitud.

Homenaje

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Mi vida como trabajador académico comenzó hace más de cuatro décadas

en la Universidad Autónoma de Chihuahua. Sin haber concluido la licenciatura,

me inicié en este oficio de profesor al cual con propiedad puede aplicársele

esta metáfora de bañarse en el mismo río cotidianamente y en consecuencia

siempre en distintas aguas. Antes, había ya hecho mis primeras armas como

novel escritor en un periódico estudiantil llamado Amistad Universitaria de la

sociedad de alumnos de la Escuela de Derecho. Desde entonces, estoy ligado

a estas faenas, ejecutadas en la UNAM, la de Chapingo, la de Puebla, la de

Texas, la ENAH y las dos públicas del estado de Chihuahua. Por eso, estimo

a este homenaje referido sobre todo a los largos años empleados en ambas

tareas, de seguro más gozosa que fructíferamente. En alguna ocasión leí que

escribir de historia da años, por tanto descubrí una magnífica razón para

aplicarme a trabajar en una disciplina fascinante, quizá por hallarse ligada

a mis circunstancias personales desde la infancia, cuando escuchaba buena

parte de las noches, al calor de las estufas de leña, episodios de las guerras

apaches, de las tomas de tierras, de las insurrecciones, de las rebeldías. Abonó

más mi padre, quien con el pretexto –eso lo supe después– de que no veía

muy bien por la tarde-noche, me hizo leerle en voz alta algunos libros de

relatos, entre ellos y de cabo a rabo las Memorias de Pancho Villa, de Martín

Luis Guzmán. A Enrique Semo le escuché alguna vez decir que algunas gentes

sienten el “llamado de la historia”, como otras el de la poesía. Tal vez este

encantador suceso aconteció en mi cerebro y si no me ayuda a completar una

larga vida, sin duda me la ha hecho placentera.

Cuando escuchaba todas estas generosas relaciones y conceptos referidos

a mi persona, me he sentido abrumado y hasta confundido. Tal vez en algún

momento de mi juventud me hubiera dejado llevar por cierto espíritu vanidoso

y por ende también necio. Por fortuna he vivido lo suficiente como para

no tomarme demasiado en serio, según lo recomienda una sabia conseja

y para saber que si algún valor tiene el conjunto de actos realizados por

un individuo, les viene de la autenticidad y la sinceridad con las cuales se

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Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.

les emprenda. Careciendo de otras prendas, al menos puedo decir que mi

carrera profesional ha poseído como motivación central un genuino interés

por la sustancia de los oficios en los que me he desempeñado. En un tiempo

en el cual las universidades privilegian constancias formales de todo tipo, es

sensato recordar el propósito de estar aquí: para enseñar y producir ideas y

no para acumular certificados. Me parece necesario, por razones similares,

recuperar el significado original de la expresión latina curriculum vitae, como

carrera de la vida. No en vano el término proviene del curriculum, aquel

compacto vehículo usado por los romanos en las competencias de velocidad.

Si lo interesante de un hombre o de una mujer es su curriculum, es decir su

carrera vital, entonces debemos considerar que ella ni con mucho se agota

en estos papeles-acreditaciones de diversa índole. En mi modesta opinión,

revisten mayor relevancia el cariño o la pasión puestos en cada clase, en cada

página escrita, en cada reflexión sobre la última lectura, de textos, imágenes

o acontecimientos. Diríase muy poco científico este razonamiento, pero, bien

vistas las cosas, las experiencias enseñan que hay innovación, vigor, sólo allí

donde la curiosidad, las dudas, los asombros, la conciencia del escaso saber,

la insaciable sed de conocimiento, presiden el quehacer intelectual. Falsas

certidumbres, prejuicios, autocomplacencias, en cambio, derivan hacia la

pobreza de las ideas y la mezquindad.

En estos trabajos, nadie puede reclamarse con justicia, ni estrictamente

neutral ni aséptico. Por mi parte, nunca he tratado de colocarme en algún

cubículo como torre de cristal, de espaldas al acontecer de mi tiempo. He

procurado, con malos resultados como puede advertirse, vincular conocimiento

y práctica, saber y compromiso. He tenido como tempranas divisas en mi vida

la impugnación a todas las enajenaciones (religiosas, económicas, políticas) y

trabas a la libertad, también a todos los dominios o sujeciones. Por ello, varias

ilustres figuras han sido mis héroes de la acción y del pensamiento, menciono

a Miguel de Cervantes, Baruch de Spinoza, Voltaire, Carlos Marx, Ignacio

Ramírez, Bertrand Russell, Rosa Luxemburgo, José Martí. Con frecuencia

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abrevo en las fuentes de estos campeones de la crítica, así como del buen

decir, para encontrarle sentido a los hechos, del pasado y del presente.

Tales ideas me han llevado a militar –en el más amplio significado del

término–, en causas, movimientos, organizaciones, con proyectos, programas

o direccionalidades libertarias y emancipadoras. No considero por ello que

hayan padecido el rigor científico, la honestidad intelectual o el apego a

la verdad con los cuales deben conducirse la enseñanza y la investigación

histórica. Sabemos de las limitadas fuerzas y capacidades poseídas por todo

aquel que inquiere o indaga. Nadie está en posibilidad de aprehender y menos

exponer en una narración todo el devenir histórico, ni siquiera de una pequeña

comunidad. De esta suerte hemos de conformarnos con seleccionar las líneas

a nuestro juicio más sobresalientes para explicar la totalidad incluyente de un

infinito número de aquéllas. Escoger a uno o cierto número de trazos, significa

ya, determinar el objeto de estudio. Pueden ser las conductas religiosas, las

relaciones económicas, las pugnas por el poder, los cambios tecnológicos,

etcétera. En todo caso, a ningún historiador le es dable sustraerse de colocar

su propia lámpara para visualizar el campo seleccionado. La mía busca sobre

todo alumbrar las luchas sociales, las gestas liberadoras. Y me parece tan

buena o legítima como cualquier otra.

Dos párrafos más en este discurso extendido ya con demasía. Resplandece

una virtud en este prolongado andar por varios caminos, de la cual puedo

vanagloriarme sin temor a ser condenado por la antigua sentencia de que

“alabanza en boca propia es vituperio”: en su curso he forjado grandes

amistades y afectos largos. Es de seguro la mayor fortuna a la que cualquiera,

con sabiduría, puede aspirar.

Quiero evocar por último a mi abuela Julia Franco Vda. de Orozco.

Por una razón: ajustó cerca de sesenta años como maestra, rural durante

cuatro décadas y luego en la ciudad de Chihuahua el resto. Enseñó durante

la revolución armada en el epicentro geográfico de la misma, los pueblos

del noroeste chihuahuense. En cocinas, escuelas derrumbadas, tejabanes,

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Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.

zaguanes, a veces casi arrebatando a los niños de los campos de labor o de

los llanos. Espero de la vida que me permita igualarla al menos en los años de

servicio y por tanto, lo dije otra ocasión, morir en la raya, como un soldado a

resultas de una bala enemiga.

Algunos títulos de su bibliografía relacionados con los pueblos

identificados genéricamente como apaches.

Las guerras indias en la Historia de Chihuahua. Primeras fases. CONACULTA,

México 1992. Este libro obtuvo mención honorífica en el Concurso Nacional

de Investigación Regional, actualmente se encuentra agotado y se prepara

una segunda edición, corregida y aumentada.

Las guerras indias en la Historia de Chihuahua. Antología. UACJ-Instituto

Chihuahuense de la cultura. Cd. Juárez Chihuahua 1992

Tierra de Libres. Los pueblos del Distrito de Guerrero Chihuahua en

el siglo XIX. UACJ 1995. Es uno de los volúmenes de la Historia General

de Chihuahua que editan la UACJ y el gobierno del Estado. Aborda los

siguientes temas generales en 13 capítulos. Historia demográfica, historia de

la propiedad territorial, las guerras indias en la zona, las guerras de reforma y

de intervención francesa. Cuadros, gráficas, mapas y fotografías. Una versión

parcial obtuvo mención honorífica en el Premio Chihuahua 1993.

Los apaches, una nación indomable, en el libro Papeles norteños, coordinado

por Beatriz Braniff, Instituto Nacional de Antropología e Historia, 1997.

El conflicto entre apaches, rarámuris y mestizos en Chihuahua durante el

siglo XIX, en la obra colectiva Nómada y Sedentarios en el Norte de México.

UNAM, 2000.

Tradiciones antiautoritarias y libertarias en el Noroeste chihuahuense, en la

obra colectiva Entre la magia y la Historia, Editorial Plaza y Valdés-Colegio de

la Frontera Norte. México, 2001.

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Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.

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Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.

INSTITUTO NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA

DIRECTOR GENERALALFONSO DE MARIA Y CAMPOS CASTELLÓ

SECRETARIO TÉCNICOMIGUEL ÁNGEL ECHEGARAY

SECRETARIO ADMINISTRATIVOEUGENIO REZA SOSA

COORDINADOR NACIONAL DE MUSEOS Y EXPOSICIONESARTURO CORTÉS

DIRECTORA DEL MUSEO NACIONAL DE LAS CULTURASGABRIELA E. LÓPEZ TORRES

DIRECTOR DEL CORREO DE LAS CULTURAS DEL MUNDOLEONEL DURÁN SOLÍS

EDITORMARIANO FLORES CASTRO

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ÉSTA ES UNA PUBLICACIÓN DELCENTRO DE ESTUDIOS SOBRE LA DIVERSIDAD CULTURAL (CEDICULT)

DEL MUSEO NACIONAL DE LAS CULTURAS

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MÉXICO, D.F., 15 DE MAYO DE 2012.

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