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Necrópolis en cueva y asentamientos neolíticos en torno a la depresión de Granada Francisco Martínez-Sevilla. Dpto. Prehistoria y Arqueología Universidad de Granda. Carlos Maeso Taviro. Dpto. Prehistoria y Arqueología Universidad de Granda. RESUMEN En torno a la Depresión de Granada se articulan un importante número de yacimientos neolíticos. La ma- yoría se sitúan en los rebordes montañosos, por un lado cuevas que han venido relacionándose con con- textos de habitación, y por otra parte, yacimientos al aire libre establecidos en las tierras fértiles de las zonas llanas o cercanas a cursos continuos de agua. En el presente trabajo se analizan la viabilidad de habita- ción de los yacimientos en cueva, y además se plantea cual debió ser su función y el patrón de asentamiento para estas primeras comunidades productoras. Palabras clave: Neolítico, necrópolis en cueva, asentamientos al aire libre, Depresión de Granada. ABSTRACT Around the Granada Depression are found a large number of important Neolithic sites. Most of the sites located in the mountain ranges, on the one side caves that have been interpreted as room settings, on the other side are established outdoor settlements in the fertile lands of the plains, or near-continuous cour- ses of water. This paper analyzes the posibility of the cave being the habitat, also raises the question as to what was to be their function and settlement pattern for these first producing communities. Keywords: Neolithic, necropolis cave, settlements outdoor, Depression of Granada. Rebut: 1 septembre 2010; Acceptat: 1 decembre 2010 RESUM Al voltant de la Depressió de Granada s’articula un nombre important de jaciments neolítics. La majoria es situen a les vessants muntanyoses, per una banda coves que han vingut relacionant-se amb contextos d’habitació, i per una altra banda, jaciments a l’aire lliure establerts en les terres fèrtils de les zones pla- nes o properes a cursos continus d’aigua. En el present treball s’analitzen la viabilitat d’habitació dels ja- ciments en cova, i a més es planteja quina va ser la funció i el patró d’assentament per aquestes primeres comunitats productores. Paraules Clau: Neolític, necròpolis en cova, assentaments a l’aire lliure, Depressió de Granada Estrat Crític 5.Vol.1 (2011): 461-475 461

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Necrópolis en cueva y asentamientos neolíticos en torno a

la depresión de Granada

Francisco Martínez-Sevilla. Dpto. Prehistoria y Arqueología Universidad de Granda.Carlos Maeso Taviro. Dpto. Prehistoria y Arqueología Universidad de Granda.

RESUMENEn torno a la Depresión de Granada se articulan un importante número de yacimientos neolíticos. La ma-yoría se sitúan en los rebordes montañosos, por un lado cuevas que han venido relacionándose con con-textos de habitación, y por otra parte, yacimientos al aire libre establecidos en las tierras fértiles de las zonasllanas o cercanas a cursos continuos de agua. En el presente trabajo se analizan la viabilidad de habita-ción de los yacimientos en cueva, y además se plantea cual debió ser su función y el patrón de asentamientopara estas primeras comunidades productoras.

Palabras clave:Neolítico, necrópolis en cueva, asentamientos al aire libre, Depresión de Granada.

ABSTRACTAround the Granada Depression are found a large number of important Neolithic sites. Most of the siteslocated in the mountain ranges, on the one side caves that have been interpreted as room settings, on theother side are established outdoor settlements in the fertile lands of the plains, or near-continuous cour-ses of water. This paper analyzes the posibility of the cave being the habitat, also raises the question as towhat was to be their function and settlement pattern for these first producing communities.

Keywords:Neolithic, necropolis cave, settlements outdoor, Depression of Granada.

Rebut: 1 septembre 2010; Acceptat: 1 decembre 2010

RESUMAl voltant de la Depressió de Granada s’articula un nombre important de jaciments neolítics. La majoriaes situen a les vessants muntanyoses, per una banda coves que han vingut relacionant-se amb contextosd’habitació, i per una altra banda, jaciments a l’aire lliure establerts en les terres fèrtils de les zones pla-nes o properes a cursos continus d’aigua. En el present treball s’analitzen la viabilitat d’habitació dels ja-ciments en cova, i a més es planteja quina va ser la funció i el patró d’assentament per aquestes primerescomunitats productores.

Paraules Clau: Neolític, necròpolis en cova, assentaments a l’aire lliure, Depressió de Granada

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INTRODUCCIÓNLa historiografía sobre el poblamiento neolí-tico en Andalucía ha considerado tradicional-mente, para las fases antiguas y medias, lautilización de las cuevas como contextos de há-bitats estables. Hipótesis de trabajo que se siguemanteniendo en la actualidad, aunque comien-zan a aparecer voces críticas sobre el mundo delas cuevas y su funcionalidad, en diferentes re-giones de la Península Ibérica. El manteni-miento de este modelo es fruto del devenir delas investigaciones, así como de las corrientesteóricas que tienden hacia el inmovilismo in-terpretativo, reacios a cualquier cambio en laexplicación del registro arqueológico ten-diendo, por lo general, hacia conclusiones de-masiado simplistas. El estudio del Neolítico enAndalucía es un claro ejemplo de este procesoque enfrenta a la historiografía y la realidadmaterial histórica, representada en la disciplinaarqueológica por la cultura material y su con-texto estratigráfico o geográfico.

Es necesario contextualizar, de forma sucinta,cuando se estableció el modelo interpretativogeneral sobre el Neolítico Ibérico y la evolu-ción del mismo, para comprender la necesidadde reestructurar el modelo vigente. La primeraestructuración general del Neolítico en la Pe-nínsula Ibérica, y en particular en Andalucía,se establecerá por Bosch Gimpera (Bosch,1920). Trabajo en el que distinguirá para el Ne-olítico cuatro grandes círculos culturales en laPenínsula, entre los que destacaba la “Culturacentral o de las cuevas”, cuyas característicasprincipales era la presencia de cerámicas deco-radas y el hábitat en cueva. En consecutivas in-vestigaciones introdujo otras nuevasmodificaciones, como la relación de las cuevasde habitación con los abrigos con arte esque-mático (Bosch, 1932; Bosch, 1945). Investiga-dores como Pericot, siguieron el mismomodelo (Pericot, 1934), de igual forma otrosautores coetáneos (Martínez Santa-Olalla,1941; San Valero, 1942, 1945, 1946, 1948a y

1948b), además de algunos más que no es ne-cesario mencionar, porque solo aportaron mo-dificaciones de tipo terminológico más queinterpretativas. Finalmente, Bosch introdujo ensu esquema original algunos cambios termino-lógicos, sin modificar esencialmente su hipó-tesis original, sustituyó la denominación de“Cultura de las Cuevas” por la de “Cultura delas Cuevas con Cerámica Decorada” (Bosch,1956). Considerando que la vida en cuevas yla cerámica decorada eran las dos característi-cas más importantes de este Neolítico, aunqueestableciendo para el horizonte cultural cuatrogrupos peninsulares: Cataluña, Valencia, An-dalucía y Portugal, justificando esta divisiónpor la existencia de elementos culturales queno se daban en alguno de los grupos, como porejemplo la cerámica cardial, inexistente en An-dalucía o el hábitat en poblado que solo se co-nocía en la zona valenciana.

Un hito dentro de las investigaciones sobre elNeolítico mediterráneo que influirá decisiva-mente en posteriores estudios, especialmentepara la secuenciación de los registros arqueo-lógicos en cueva, fueron las excavacionesefectuadas por Bernabó Brea en Arenen Can-dide, en la Liguria Italiana (Bernabó, 1946;Bernabó, 1956). En este momento se estable-cerá la subdivisión clásica para el Neolítico entres periodos: Antiguo, Medio y Superior. Or-denación cronosecuencial basada en la estrati-grafía de la cavidad italiana, que con pocasvariaciones, se mantiene vigente en la actuali-dad y que influyó de forma contundente en lostrabajos realizados en la Cueva de la Carigüelade Piñar (Granada), así como en la sistemati-zaciones realizadas sobre la misma por el prof.M. Pellicer (Pellicer, 1964a). Trabajo en el quese distinguía una gran secuencia de habitación,con problemas estratigráficos y una secuenciaficticia ordenada evolutivamente con tipologíaserróneas propias de la época. Todo lo cual, noha sido óbice para que fuese considerada la se-cuencia de habitación más paradigmática del

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Neolítico Andaluz. Esta problemática ya hasido tratada en profundidad en un trabajo re-ciente con lo que no insistiremos en ella (Ca-rrasco et al., 2010).

Siguiendo con esta breve reseña sobre la histo-ria de las investigaciones, es evidente que latesis doctoral de la prof. Mª Soledad Navarrete,marcó un antes y un después en el estudio delNeolítico, constituyéndose como un referentefundamental para las investigaciones más re-cientes (Navarrete, 1976). La autora seguía lasteorías expuestas por Bosch y la secuencia es-tablecida en Arene Candide, realizando un es-tudio más preciso y técnico de las tipologíascerámicas, corrigiendo las alteraciones obser-vadas en la estructuración de la secuencia deCarigüela realizada por Pellicer. Esta ordena-ción de tipos cerámicos permitirá a la doctoraNavarrete establecer parámetros referenciablesy fiables para posteriores estudios de registroscerámicos neolíticos de muchas otras cavida-des de Andalucía. Tomando como base la fun-ción de Carigüela como una cueva de hábitatestable y siguiendo las pautas marcadas por M.Tarradell (Tarradell, 1964), aún considero lacueva como el tipo de habitación normal paralas sociedades neolíticas del mediodía penin-sular. Pero sus investigaciones le llevaron aplantear una serie de problemas relacionadoscon esta única funcionalidad, esbozando unmodelo hipotético en el que asumía para el Ne-olítico una doble funcionalidad de las cuevascomo “habitación y enterramiento” (Nava-rrete, 1976:30). Esta teoría, junto con la com-probación de la existencia de asentamientos alaire libre con similares materiales que los estu-diados por ella en cuevas, además de encon-trase en muchas ocasiones próximos entre sí,le llevó a preguntarse: “¿Podría ser que en estemomento determinado, las cuevas quedasen

sólo como lugar de enterramiento colectivo y

se prefiriese como lugar de habitación los po-

blados al aire libre?” (Navarrete, 1976: 30).Cuestión que en la actualidad, no plantean tan-

tas dudas, pues el conocimiento que poseemossobre poblados al aire libre de estos horizontesculturales es mucho más elevado, aunque condificultades de localización y conservación,que más adelante expondremos.

En nuestro caso, la hipótesis de trabajo sobrela que partimos establecida recientemente (Ca-rrasco y Pachón, 2010), es atribuir un uso casiexclusivamente de las cuevas como lugares deenterramiento y culto (necrópolis), mientrasque los asentamientos se localizan en zonasmuy fértiles aptas para el laboreo agrícola.Hemos tomado como unidad de análisis parala aplicación de éste modelo interpretativo, laDepresión de Granada, siendo consientes dequé se trata de un territorio amplísimo, con unagran cantidad de yacimientos. La elección deesta delimitación se basa en las característicasgeográficas de la depresión que actúa como es-tructuradota del territorio y de los diferentesgrupos que habitaron y aprovecharon los re-cursos de su entorno. A continuación, vamos adescribir y delimitar físicamente el espacio deestudio para analizar algunos de los ejemplosmás claros de necrópolis en cueva y asenta-mientos al aire libre. Nos vamos a centrar enestudiar sólo algunos yacimientos en cueva, se-leccionados no por su importancia, sino por sulocalización, distribuidos por varios de los sis-temas montañosos que rodean la depresión.Igualmente hemos seleccionado algunos de losasentamientos, por expresar perfectamente elmodelo de aprovechamiento del territorio quevenimos defendiendo.

LA DEPRESIÓN DE GRANADA COMOUNIDAD GEOGRÁFICA DE ANÁLISISLa Depresión de Granada es una cuenca intra-montañosa situada a caballo entre los dominiosmontañosos de las Zonas Internas y Externasde las Cordilleras Béticas. Se trata de una delas depresiones que van interrumpiendo la con-tinuidad montañosa que, desde el Golfo deCádiz al Cabo de la Nao, ocupan la extensa ali-

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neación de la Bética. Con una forma oblonga ladepresión muestra hacia el exterior una unidadperfecta gracias a un anillo montañoso que larodea. Está delimitada al Norte por una serie desierras del conjunto subbético, que sólo seabren en el estrecho pasillo de Iznalloz. En elEste, Sierra Harana y Sierra Nevada forman lacabecera de la depresión. La parte meridional laconstituyen unidades todas ellas Béticas; al Su-roeste, la Meseta de Albuñuelas, que forma unespigón de Sierra Nevada sobre la zona depri-mida; tras ella, las sierras de Almijara y Tejedacontinúan aislándola del Mediterráneo, con elque sólo se establece comunicación por un pe-queño umbral de 800 m de altura, denominadocomo Suspiro del Moro. Por último, cierra ladepresión por el Oeste, la mole de Sierra Gordacon la única salida del pasillo que abre el ríoGenil, conexión natural con la Depresión deAntequera.

El origen de estos sistemas montañosos re-monta a los movimientos alpinos y contempo-ráneos con su elevación debió producirse elhundimiento de una serie de bloques, que cons-tituyen el sustrato geológico de la depresión.Sobre ellos comienzan inmediatamente a de-positarse materiales procedentes de la erosiónde las jóvenes montañas. La primera etapa deeste relleno se inicia a mediados del periodomioceno en un medio todavía marino que pro-gresivamente se fue transformando en lacustrey continental (Ocaña, 1972).

En este entorno geográfico conformado por laDepresión de Granada y los diversos sistemasmontañosos que la circundan al exterior, se lo-calizan un importante número de yacimientosneolíticos (Fig.1). Las cuevas se sitúan en lassierras calizas de los rebordes montañosos,mientras que los asentamientos se ubican enzonas cercanas, principalmente en llanuras li-geramente solevadas dominando visualmentesu emplazamiento. Todo este conjunto de gru-pos humanos se estructuran en relación a la

Vega de Granada, sirviendo ésta como ente or-ganizador de la población, zona de paso ytransmisión de ideas por sus vías naturales decomunicación hacia el exterior. Los diferentescorredores naturales, se encuentran jalonadosde representaciones rupestres, reflejo del ca-rácter delimitador de este territorio a la vez quese hallaban más densamente habitados queotras áreas. Ejemplos claros de esta casuísticason; la Sierra de Moclín con el río Velilloscomo eje principal; el pasillo de Loja con el ríoGenil; o el corredor de Deifontes hacia Izna-lloz recorrido por el cauce del río Cubillas.

NECRÓPOLIS EN CUEVA Y ASENTA-MIENTOS AL AIRE LIBREComenzando por la parte más oriental de la de-presión, debemos empezar con la paradigmá-tica Cueva de la Carigüela (Fig1:1), formaparte del denominado Grupo de Piñar, com-puesto por un conjunto de cuevas que se abrenen una gran falla de las estribaciones más sep-tentrionales del macizo de Sierra Harana. Todasestas cuevas se sitúan a unos 1000 m (s.n.m.)sobre las fértiles tierras de los diferentes afluen-tes que conforman la cuenca alta del río Cubi-llas. La Cueva de la Carigüela con susproblemas estratigráficos y tipológicos, ha sidoconsiderada el ejemplo más tradicional de unaocupación estable en cueva. De lo que real-mente se tiene constancia, es de su ocupacióndurante el Pleistoceno concretamente en el Pa-leolítico Medio, sin embargo para periodosposteriores esas dudas se acentúan, pese a quetambién se había señalado una dudosa ocupa-ción epipaleolítica que desconocemos (Pellicer,1964a). Se comprueba básicamente, siendo loúnico fiable, la existencia de un registro Neolí-tico Antiguo, Medio e incluso Final, con intru-siones funerarias propias de la Edad de losMetales en la parte alta de la estratigrafía.Como ya se ha expuesto, de forma más ex-tensa, en otro trabajo (Carrasco et al., 2010), laestratigrafía de esta cavidad está compuesta porinnumerables enterramientos neolíticos que

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con sus correspondientes ajuares, salpican todala secuencia, resultado del uso continuado dela misma como lugar asiduo de enterramientopor parte de comunidades que habitaran laszonas cercanas. Ni las características físicas dela cueva en la que se documentó la estratigra-fía, ni los registros arqueológicos alterados, nila gran potencia de sus depósitos sedimenta-rios, serían propios de un hábitat estable o tem-poral. Por lo que nos inclinamos, sin excesivasdudas, a otorgar a Carigüela una clara funcio-nalidad funeraria antes que habitacional. Aun-que, varios materiales, podrían indicar un usocomo lugar de refugio esporádico, la presenciade algunos núcleos para la extracción de lámi-nas y brazaletes calizos en proceso de manu-factura.

A unos 280 m al este de Carigüela se localiza la

Cueva de las Ventanas (Fig1:2), conocidadesde hace siglos, es desde principios del sigloXIX cuando ha sido objeto de múltiples refe-rencias, actuaciones clandestinas y ocupacio-nes de ganado. En los años noventa se comenzósu puesta en valor, obteniéndose de su lim-pieza, un esplendido registro arqueológico des-contextualizado por provenir, en su mayoría,de enterramientos alterados. En opinión de surestaurador, son centenares los enterramientosque se han exhumado en sus actuaciones,siendo incuantificables los que deben quedaren algunas de sus áreas consideradas intactas(Riquelme, 2002). Del registro arqueológicoque conocemos, se intuye la presencia de po-blaciones del Paleolítico Superior por algunaspiezas líticas documentadas. Su secuencia, pro-pia de una necrópolis, es posiblemente una delas más completas que se conocen en todo el

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Figura 1.- Distribución de yacimientos neolíticos en torno a la Depresión de Granada: 1. Complejo Ca-rigüela: Cueva de la Carigüela, Cueva de la Zarza, Cueva de la Pintá, Cueva de la Zorra y Sima de Ca-rigüela V; 2. Cueva de las Ventanas; 3. Cueva del Agua de Prado Negro; 4. Cueva del Cortijo del

Canal; 5. Cueva CV-3; 6. Las Majolicas; 7. Llano de las Canteras; 8. La Molaina; 9. Las Catorce Fane-gas; 10. Cueva de la Mujer; 11. Cueva de los Molinos; 12. Grupo de Alhama de Granada: Sima Rica,Sima del Carburero, Sima del Conejo; 13. Sima de la Maquila o LJ-11; 14. Conjunto de la Peña de losGitanos: Cueva de las Tontas, Cueva Alta, Cueva de las Cabras, etc.; 15. Los Castillejos; 16. Cueva de

Malalmuerzo; 17. Cañada Corcuela; 18. Cueva Rebeca; 19. Cueva de los Tajos.

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Sur Peninsular en lo que a material arqueoló-gico y tipología se refiere. Especialmente in-teresante, es el registro material neolítico,representadas desde sus fases más antiguas concerámica cardial, así como todo tipo de motivosimpresos, incisos, plásticos, lisos, etc.

Las condiciones agrícolas favorables del nichoecológico, en donde se ubican estas cavidades,junto a una situación muy estratégica sobre lu-gares también factibles para actividades de tipopastoril y cinegético; debieron motivar el esta-blecimiento de comunidades agricultoras en lazona, para la explotación de los ricos recursosnaturales que le ofrecía este medio natural.Siendo estas cuevas, junto con otras de las pro-ximidades (Cueva de la Zarza, Cueva de laPintá, Cueva de la Zorra, Sima de CarigüelaV, Cueva de Pagarecio, Cueva Meye, Con-junto Castillo de Piñar: Cueva PÑ-11, 12, 13,14 y 15), utilizadas como necrópolis establespara enterramientos y ritualizaciones post-mor-tem, de las que desgraciadamente sabemospoco.

Prosiguiendo hacia al Sur, en las cumbres deSierra Harana, se encuentra la Cueva del Aguade Prado Negro (Fig. 1:3) se trata de una ex-tensa cavidad de unos 1000 m de recorrido si-tuada a 1800 m (s.n.m.). Esta cavidad, haaportado un importantísimo registro arqueoló-gico neolítico, proveniente de actuaciones clan-destinas de las cuales se publicaron algunosmateriales (Navarrete, 1977; Navarrete yCapel, 1977; Navarrete y Capel, 1979). Crono-lógicamente su uso se puede fechar en el Neo-lítico Antiguo y Medio, consideramos que elgrueso de las tipologías cerámicas y de adornode Prado Negro, responden a patrones de estoshorizontes más que de otros períodos posterio-res, no pudiéndose precisar, porque no existenparámetros comparativos ni estratigrafías fia-bles en cueva, en los cuales basarnos en el restode Andalucía. La cavidad con unas condicio-nes internas de intensa humedad, cercanas al

100%, y externas muy limitadas, por un mediofísico poco propicio para el laboreo agrícola,con pastos de ciclo breve en espacios muy res-tringidos por el relieve calizo de tipo lapiaz, notuvo precisamente una función de hábitat.

La buena conservación y características de suregistro arqueológico también confirman estafuncionalidad necropolar, destacando en esteaspecto, los abundantes objetos de adorno per-sonal y el carácter simbólico de algunas de lascerámicas que conformarían sus ricos ajuares.La no documentación de restos óseos humanos,puede ser fruto del propio devenir histórico dela Cavidad. Recordemos, que se han llevado acabo trabajos mineros para la obtención defalsa ágata, además la caída de grandes bloquesdel techo, junto al tipo de necrópolis en exten-sión y no en profundidad como el caso de Ca-rigüela han propiciado la perdida o deterioro delos restos óseos. También, cabe la posibilidadde que las inhumaciones no fuesen tan inten-sas como en otras cavidades, teniendo una fun-ción más ritual que de necrópolis. Este uso, seha atribuido recientemente para algunas cavi-dades del Levante peninsular como Sarsa y Or,donde la cantidad, calidad y características sim-bólicas del material arqueológico no se corres-ponde con enterramientos. A falta de otraexplicación más precisa se han calificado como“Cuevas Singulares” (Bernabeu, 2010). Laverdadera problemática en torno la Cueva delAgua, no es ésta, sino que reside en ubicar laspoblaciones que la usaron durante unos milaños aproximadamente como lugar de culto y/oenterramiento. De principio, no consideramosfactible el emplazamiento en las zonas altas deSierra Harana, con lo que habría que situar losasentamientos; en la zona de la cuenca alta delrío Fardes hacia el Sur; o al Norte, en la granvaguada que forma el río Periate. De todas for-mas esta necrópolis debió ser usada por pobla-ciones menos numerosas que las queconforman otros complejos.

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En la parte occidental de Sierra Harana, se lo-calizan las cuevas CV-3 (Navarrete et al., 1983;Navarrete et al., 1987-88) en Cogollos Vega yel Complejo de Las Majolicas en Alfacar. Setrata, en ambos ejemplos, de cuevas usadascomo lugares de inhumación. En este caso conentornos más próximos a la Vega de Granada,con tierras muy favorables para la explotaciónde huerta, intensiva y estable. La cueva CV-3(Fig. 1:5), situada a un kilómetro aproxima-damente del pueblo de Cogollos Vega, estáformada por una diaclasa longitudinal, con va-rias salas adosadas, a las que se accede por unaangosta entrada entre bloques de travertino.Con unas características morfológicas imposi-bles de habitar, debió ser utilizada como ne-crópolis, por poblaciones asentadas al aire libreen alguna de las amplias vegas próximas a lacueva. Su rico y variado registro cerámico, po-siblemente desde el Neolítico Antiguo hasta laEdad del Cobre, la define como una necrópolisestable, propia de una población firmementeestablecida en las inmediaciones bajas de lacueva que, la utilizo de forma periódica parainhumar. Por otra parte, Las Majolicas(Fig.1:6), se encuentran en el casco urbano deAlfacar a una altura de 1010 m (s.n.m). Se tratade un grupo de pequeñas cuevas que por pro-cesos tectónicos se desplomaron dejando en su-perficie materiales procedentes de losenterramientos que se realizaron en su interior,entre ellos: gran cantidad de huesos humanos;cerámicas con decoraciones cardiales, incisas,impresas a peine y almagras; así como objetosde adorno cuentas de collar, brazaletes, etc.(Molina, 1970). Este conjunto de cuevas-ne-crópolis, se haya en intima relación a un asen-tamiento al aire libre conocido como Llano delas Canteras (Pellicer, 1964b) (Fig.1:7), si-tuado en la cima donde se ubican. El uso deesta necrópolis, según sus cerámicas abarcaríadesde el Neolítico Antiguo, Medio y Final.

Ya en plena vega del río Cubillas la Cueva delCortijo del Canal (Fig.1:4) Abre su entrada, en

un farallón de travertino que se extiende entrelos Llanos del Canal y la margen derecha delrío Cubillas, junto a la carretera N-323 (Bailen-Motril) a 670 m (s.n.m.) en el término de Al-bolote. En su momento de publicación ya seinterpreto como necrópolis afirmándose que“la estructura geológica del yacimiento, laabundancia de restos humanos y las propias

características tecnotipológicas de los mate-

riales conocidos no parecen dejar lugar a

dudas sobre su carácter funerario” (Navarreteet al., 1999-2000:26). Esta cueva o raja se uti-lizó como necrópolis a lo largo de todo el Ne-olítico, posiblemente desde horizontes antiguosy de forma más esporádica durante el Cobre yBronce Final, así lo indica su repertorio de ma-teriales cerámicos, líticos y metálicos (Nava-rrete et al., 1999-2000). Todos estos ajuares,algunos con una fuerte carga simbólica y buenaconservación, vuelven a indicarnos el carácterde necrópolis de esta cueva de imposible habi-tabilidad. La extraordinaria situación estraté-gica de esta cueva, dominando las ampliasvegas del Cubilla y gran visibilidad sobre ellasposibilitó su utilización como necrópolis porparte de las poblaciones que se asentaron, deforma estable, en torno a ella.

En la vertiente más occidental de la Depresiónde Granada, en el macizo calizo de SierraGorda, se localizan el siguiente conjunto de ne-crópolis que vamos a analizar. Se trata de unaserie de simas situadas en la parte este del ma-cizo orientadas hacia la Depresión de Granada.Aunque se encuentran próximas entre sí, sepueden establecer dos áreas, relacionadas conlas diferentes poblaciones que inhumaron enellas. Por un lado, la Sima de la Maquila o LJ-11 cercana a la población de Salar de Loja ypor otro lado, el Grupo de Alhama de Granada;constituido por tres simas distribuidas a lo largode dos kilómetros y alineadas Este-Oeste son:Sima Rica, Sima del Carburero y Sima del Co-nejo.

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La Sima de la Maquila (Fig.1:13), se ubica enel término municipal de Loja en la ladera nortedel Cerro del Pilón de la Caldereta, práctica-mente en la cima del cerro a unos 1200 m(s.n.m.) y formando por un sistema calizo delapiaz de difícil acceso. La entrada, orientadaal Norte, es de forma circular y de pequeñas di-mensiones (Fig. 2). Por ella se accede a la ca-vidad formada por una diaclasa de direcciónNoreste-Suroeste. La sima costa de dos zonas:la primera, una sala a la que se accede tras des-cender un pozo de unos 10 m, formada por lacaída de un gran bloque cuadrangular deltecho; y tras ésta se abre otro pozo de 17 m decaída por el cual se desciende a la segundazona, una galería de unos 32 m de longitud ac-cidentada en todo su recorrido por bloques yescarpes. La cueva fue descubierta por el

Grupo de Espeleólogos Granadinos en 1979que encontraron in situ gran cantidad de restoshumanos y cerámicos, el yacimiento no llegóa ser estudiado pues fue expoliado rápida-mente. Tan solo se ha publicado una ínfimacantidad de material (Menjíbar et al., 1980)entre el que destacan los objetos de adorno per-sonal, las cerámicas impresas no cardiales, al-magras e incisas con relleno de pasta roja,además de algunos motivos simbólicos antro-pomorfos y zoomorfos.

A unos cuatro kilómetros de la Sima de la Ma-quila en línea recta, pero en otra vertiente másal sur, entre Sierra Blanquilla y el Cerro de laPalomeras, en el término municipal de Alhamade Granada se encuentran el otro Grupo quehemos definido, a una altitud media de 1000 m

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Figura 2.- Topografía (Secciones longitudinales) del Grupo de cavidades de Alhama de Granada(Grupo de Espeleólogos Granadinos, 1979, 1981).

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(s.n.m.) (Fig.1:12). Comenzando de Oeste aEste la primera cueva es Sima Rica, conocidadesde antiguo ya fue visitada por Breuil en1918 y Panyella publicó algunos fragmentoscerámicos (Panyella, 1946; Panyella, 1947).Los únicos trabajos arqueológicos realizadosen la cavidad fueron una prospección superfi-cial en la que se recogieron y publicaron algu-nos materiales cerámicos (Botella et al., 1976;Botella et al., 1981). Su entrada se abre en unadolina de hundimiento, que da paso a una ga-lería con una anchura media de 10 m y 5 m dealtura, está formada por una rampa de pronun-ciada inclinación hacia el Este con gran canti-dad de bloques inestables. Hacia el interior lamorfología de la cavidad cambia completa-mente estando constituida en su mayoría poruna maraña de bloques sueltos. Su ubicaciónen el fondo de una dolina, junto con la hume-dad interior y el casos de bloques que reinan ensu interior no ofrecen dudas del carácter fune-rario de la cavidad. Aun así, se relacionó su ga-lería más exterior con una zona de hábitat, ysólo las zonas interiores como lugar de ente-rramiento (Botella et al., 1976). La mayor partede los restos humanos y arqueológicos se ha-llaron en las zonas interiores, por lo que no sedudo en atribuir esta dualidad de uso a la cavi-dad, uno de hábitat para la galería más exteriory otro como lugar de enterramiento en las par-tes interiores. Esta diferencia, en la densidad demateriales, es debida a un mayor aporte sedi-mentario del exterior en la primera sala, por loque los materiales se encuentran más en pro-fundidad que en superficie como sucede en laspartes interiores.

La siguiente cueva del conjunto es la Sima delCarbureo, a unos mil metros al este de SimaRica, está formada por una diaclasa descen-dente escalonada por varios pozos que dan ac-ceso a diversas salas, distribuidas en el desnivelmáximo de la sima que es de 57 m de profun-didad (Fig.2). Finalmente, a doscientos metrosal este de Sima del Carburero se halla la Sima

del Conejo, con unas características muy si-milares a las descritas para las otras cavidades.Igualmente, formada a partir de una diaclasadescendente de 68 m de profundidad escalo-nada en varios pozos (Fig.2). Los escasos ma-teriales que se conocen de estos dosyacimientos son fruto de recogidas por parte delos espeleólogos que las exploraron. En esen-cia, los conjuntos materiales no difieren de loque venimos exponiendo para este tipo de cue-vas, están constituidos por cerámicas a la al-magra, impresas no cardiales e incisas rellenasde pasta roja, representando motivos geométri-cos y en algunos casos de tipo simbólico (Men-jíbar et al., 1980).

Teniendo en cuenta los materiales que han ofre-cido este conjunto de simas podemos adscri-birlas al Neolítico Antiguo y Medio, sin que sehayan podido constatar materiales de otra cro-nología aunque es posible algún tipo de inclu-sión, como hemos observado en otrascavidades. Las características morfológicas deestas simas de difícil acceso, que requieren elempleo de técnicas espeleológicas para acce-der a su interior; su situación en un autenticodesierto calizo; y la calidad de su registro ar-queológico además de la gran cantidad de res-tos humanos, no ofrecen dudas de su funcióncomo lugares de enterramiento y culto. Hechoque no ha sido óbice, para que se hayan consi-derado como lugares de hábitat, interpretán-dose esta serie de desavenencias como propiasde poblaciones itinerantes con una base econó-mica ganadera, que usaban las cuevas para ha-bitar y acopiarse de agua, ausente en latotalidad de las partes altas del macizo de Sie-rra Gorga (Menjíbar et al., 1980:63).

Estas necrópolis debieron ser usadas por las po-blaciones que, seguramente, se asentaron en laparte baja de complejo Kárstico. La zona de-nominada Las Pilas de Dedil es una pequeñavega situada a las faldas de Sierra Gorda a unostres kilómetros de las cuevas que hemos des-

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crito y que posee unas características inmejo-rables para el establecimiento de este tipo depoblaciones. Se trata de una vaguada alineadaNorte-Sur a espaldas del municipio de Alhamade Granada, donde destacan sus fértiles tierrasde labor y fuentes continuas de agua que ema-nan de los sumideros de todo el complejo ca-lizo de Sierra Gorda. En el caso de la Sima dela Maquila parece más factible que se trate depoblaciones diferentes asentadas en las zonasde vega en torno al pueblo de Salar de Loja a nomás 4 km de distancia y con nacimientos deagua que irrigan sus tierras de huerta.

Por una cuestión obvia de espacio, no podemosincluir aquí todas las cuevas que siguen elmismo patrón que las referenciadas, como esel caso de las sobradamente conocidas: Cuevade Malalmuerzo (Moclín) (Fig.1:16), Cuevade la Mujer y Los Molinos (Alhama de Gra-nada) (Fig.1:10 y 11) o la Cueva de las Tontas(Fig.1:14) entre otras muchas.

La gran cantidad de cuevas de enterramiento,contrasta fuertemente con el ínfimo número deyacimientos al aire libre que conocemos, quepuedan comprender las fases Antiguas y Me-dias del Neolítico, aunque si es cierto que cadavez son más y mejor estudiados en toda la Pe-nínsula Ibérica. Para el caso de la Depresión deGranada, se conocen apenas unos pocos asen-tamientos de este tipo. Vamos a hacer referen-cia a tres de estos establecimientos, que por susituación y su registro material ejemplifican elmodelo de asentamiento que venimos expo-niendo en líneas anteriores. Dos de ellos se ubi-can en plena Vega de Granada, La Molaina(Pinos Puente) (Sáez y Martínez, 1981) y LasCatorce Fanegas (Chauchina) (Carrasco etal,.1987); el tercero es el asentamiento de LosCastillejos en las Peñas de los Gitanos (Mon-tefrío), que arroja posiblemente una de las me-jores secuencial con dataciones absolutas delNeolítico al Cobre de Andalucía.

La Molaina (Fig.1:8), está asentado en lasuave pendiente del piedemonte de Sierra El-vira en su vertiente Sureste a 573 m (s.n.m.).Se trata de un emplazamiento resguardado poruna curva natural que forma Sierra Elvira, li-geramente solevado y muy cerca de la llanurade la fértil Vega de Granada. El yacimiento sedio a conocer a raíz de la construcción de unpolígono industrial en la zona que ocupaba, porlo que en la actualidad se encuentra totalmentedestruido. Poseía una potencia estratigráfica deunos 50 cm. Presentaba un nivel base de con-glomerados sobre el que se asentaba un estratode 30 cm de potencia, de tierra grisácea conte-niendo pequeños paquetes de barro anaranjadoy algunas piedras que por su posición pudieranpertenecer a estructuras de habitación. Por ul-timo un estrato de tierra rojiza y cantos roda-dos revuelto por labores agrícolas. El registromaterial recuperado estaba formado por cerá-micas muy fragmentadas con decoraciones im-presas, incisas y plásticas; brazaletes enproceso de elaboración y restos de sílex funda-mentalmente láminitas, lascas, esquirlas detalla y núcleos. En su publicación se atribuyoun uso corto en el tiempo para este asenta-miento (Sáez y Martínez, 1981:32), pero si te-nemos en cuenta el período de formación de unestrato antrópico de 50 cm, puede deberse amás de dos o tres siglos ¿es esto una ocupaciónesporádica o estacional?, rotundamente no, setrata de un asentamiento que se utiliza de formacontinuada por parte de una población queaprovecha la fertilidad de sus tierras cercanas;en esos momentos con zonas de inundación es-plendidas para la agricultura de tipo primario,además de estar asociada a áreas de montañacon pastos de verano y recursos cinegéticos.Esta población debió utilizar como lugar de en-terramiento y culto varias de las cuevas y simasque se localizan en Sierra Elvira entre ellas:Cueva Rebeca a escasos 500 m del asenta-miento o la Cueva de Los Tajos en la vertientenorte y a no más de 3 km de distancia. Estascuevas no se conocen a nivel bibliográfico pero

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tenemos noticias por parte de aficionados demateriales neolíticos en su interior asociados aenterramientos. También, en el propio yaci-miento se descubrieron restos de tres indivi-duos asociados a la última fase del poblado,fenómeno que no es extraño en este tipo de po-blados y que etnográficamente se atribuye unsentido espiritual de apropiamiento del territo-rio y arqueológicamente a fases de abandonodel lugar.

Las Catorce Fanegas, es un sitio de similarescaracterística, pero ubicado en el centro de lazona agrícola más importante y feraz de la Vegade Granada (Fig.1:9), fue descubierto al reba-jar, por motivos de modernización agrícola, unbancal con más de cinco metros de potencia.En el fondo aparecieron débiles estructuras congrandes guijarros de río, restos de hogares yfragmentos cerámicos de grandes vasijas. Tam-bién se documentaros brazaletes en proceso deelaboración y un vaso con decoraciones im-presas geométricas. Analizando el registro ce-rámico existe una clara dicotomía, entre losrecipientes de gran tamaño con gran cantidadde restos orgánicos, que servirían para almace-nar grano u otras materias sólidas y aquellos re-cipientes de mayor calidad, cuantitativamenteinferiores relacionados con el enterramientos yrituales de diversos tipos.

Finalmente, el yacimiento de Los Castillejosen La Peña de los Gitanos (Montefrío)(Fig.1:15), excavado por el Departamento dePrehistoria y Arqueología de la Universidad deGranada, tiene una de las secuencias estrati-gráficas más completas de Andalucía quearranca desde las fases iniciales del Neolíticohasta la Edad del Cobre. Poblado al aire libresituado en una zona escarpada entre farallonesrocosos, relacionado con buenas tierras de cul-tivo, pastos para el ganado e importantes re-cursos cinegéticos. En las primeras fasespredominan las decoraciones impresas a pei-nes, incisiones y muy abundantes las cerámi-

cas almagradas, de la industria lítica resaltanlas hojitas y muy escasos geométricos. No seevidencia en toda la secuencia ningún enterra-miento, a excepción de un caso infantil intro-ducido en una raja inferior. Los enterramientosde este poblado, en sus ocupaciones iniciales,(Neolítico Antiguo y Medio) se realizarían enpequeñas cuevas y covachas, como: la Cuevade las Tontas, Cueva Alta, Cueva de las Ca-bras, etc., y en otras peor conocidas abundan-tes en el relieve calcáreo del entorno. A partirdel Neolítico Final/Cobre los enterramientos seharían en las amplias necrópolis megalíticasque rodean el poblado.

La amplia secuencia del yacimiento poseeveinticinco dataciones radiocarbónicas, de lascuales once sitúan el Neolítico Antiguo yMedio (2 sigmas) entre el 5470 al 4940 B.C.(Cámara et al., 2010). Estas dataciones coin-ciden con otras de contextos neolíticos del restode Andalucía como: la Cueva de Los Murcié-lagos (Zuheros, Córdoba), la Cueva de Nerja(Nerja, Málaga), Cueva de los Murciélagos(Albuñol, Granada) y un largo número de ya-cimientos que ubican esta orquilla cronocultu-ral grosso modo entre mediados del VI y Vmilenio B.C. Teniendo presente los ítems ar-queológicos neolíticos que venimos atribu-yendo para los yacimientos analizados, desimilares características tecnotipológicas quelos documentados en depósitos con datacionesabsolutas; debemos atribuir este horizonte cro-nológico a la totalidad de ellos, con algunas di-lataciones temporales de uso en casosconcretos.

CONCLUSIONES Y PROBLEMÁTICA Como se puede apreciar la hipótesis de trabajosobre la que basamos este artículo es totalmenteaplicable a la Depresión de Granada y a granparte del resto de Andalucía. Podemos decir,que desde el Neolítico Antiguo, las poblacio-nes buscaron ecosistemas apropiados para des-arrollar ciertas prácticas agrícolas continuadas,

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imposibles en los lugares calizos y montaño-sos donde se ubican gran parte de las cuevasandaluzas conocidas. Estos hábitats al aire libreestarían constituidos por campamentos relati-vamente estables, conformados en un principiopor débiles estructuras que se concentrarían entierras muy fértiles y factibles para el laboreoprimario, los asentamientos de La Molaina yLas Catorce Fanegas son enormemente escla-recedores en este sentido. Exceptuando algu-nos hábitats estables de altura, como LosCastillejos en Montefrío, Sierra Martilla enLoja y el Llano de las Canteras en Alfacar, lamayoría de los asentamientos al aire libre de-berían de localizarse en estos lugares deprimi-dos, ligeramente solevados, entre los sistemascalizos de altura que constituyen básicamentelas Cordilleras Béticas. Lugares con gran tra-dición agrícola hasta la actualidad que dificul-tan, hoy día, la localización de estosyacimientos que además están compuestos porconstrucciones de material orgánico y barro di-fícilmente reconocibles sobre el terreno. Laszonas montañosas serían utilizadas con finescinegéticos o pastoriles, y las cuevas como ne-crópolis estables en relación directa con losasentamientos al aire libre. Este modelo inter-pretativo, que atribuye a las cuevas un uso deenterramiento y culto, está siendo aplicado aotras regiones la Alta Andalucía con resultadossatisfactorios (Carrasco et al., en prensa). Enotras regiones del Sur y Levante peninsulartambién se están abordando esta problemática,definiendo las cuevas como “santuarios sub-terráneos” (Gavillan y Escacena, 2009); “cue-vas de enterramiento” o para aquellas dedudosa funcionalidad “Cuevas singulares”

(Bernabeu, 2010).

Sea como fuere, nos encontramos ante un fe-nómeno que viene aparejado a la aparición delas primeras sociedades campesinas en la Pe-nínsula Ibérica, con una tradición de inhumaren cueva y realizar diferentes cultos a los di-funtos o la naturaleza, de los que apenas tene-

mos constancia. Podemos señalar algunas deestas prácticas ritualizadas, que si conocemoscomo: la inhumación, acompañada de ajuaresde diversos tipos: vasos cerámicos, artefactoslíticos, adornos personales etc.; determinadasprácticas de antropofagia (Botella et al., 2000;Botella et al., 2003); ofrendas de cereal carbo-nizado; consumo de sustancias alucinógenas(adormidera) o la abundante presencia de ocreen estos contextos.

Hay que decir que en alguna de las cuevas usa-das como necrópolis puede que se diera unaocupación esporádica con fines cinegéticos ypastoriles, así lo indican restos materiales quemuestran procesos productivos, es el caso de lapresencia de núcleos para la talla o brazaletesen proceso de elaboración. Esta casuística, sepuede atribuir tan solo a aquellas cavidades conunas mínimas condiciones de habitabilidad, unejemplo seria La Carigüela o la Cueva de LosMármoles, esta última que aunque se sale delárea planteada ha sido recientemente estudiadae interpretada con una doble funcionalidad dehábitat ocasional y necrópolis (Martínez-Sevi-lla, 2010).

En este trabajo hemos esbozado, de manerasintética, la problemática en torno a la funcio-nalidad de las cuevas y el verdadero patrón deasentamiento de estas comunidades neolíticas.Pero es necesario investigar de manera pro-funda esta fenomenología, para comprender elfuncionamiento y devenir de estas poblacionesa lo largo del tiempo, conectando con periodosmucho mejor estudiados como la Edad deCobre o del Bronce y tener una visión evolutivacronocultural amplia de las poblaciones que ha-bitaron el Sur peninsular a lo largo de la toda laPrehistoria Reciente.

AGRADECIMIENTOSQueremos agradecer al Catedrático de Prehis-toria y Arqueología Don Javier Carrasco Rus,por la tutoría del trabajo y las apreciaciones he-

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chas sobre el mismo y al Dr. Antonio MorgadoRodríguez por la ayudad prestada en el des-arrollo del estudio.

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