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Ni un voto al PRI ni al PAN, Martín Esparza Flores, Srio. Gral. SME
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En julio próximo
Martín Esparza Flores
5 mayo 2012 Fuente: Revista Siempre
El modelo de económico neoliberal ha terminado por borrar la línea ideológica que todavía en la década
de los 70 dividía el PRI de Acción Nacional, partido de la derecha que nació en nuestro país como
expresión de los grupos reaccionarios que se han opuesto a la materialización de las conquistas sociales
de los trabajadores y los campesinos.
Del viejo PRI que tuvo como algunos de sus postulados sociales el reparto agrario y las conquistas de la
clase trabajadora como el acceso a la educación gratuita y la seguridad social, nada queda. Los priístas
de hoy han terminado por olvidar sus raíces ideológicas haciendo alianzas con los panistas en asuntos
tan delicados, y que pueden afectar los derechos de millones de mexicanos , como lo es la reforma
laboral.
Parece insólito que en el Congreso representantes de los caducos sindicatos corporativos como la CTM
hayan adoptado como propia y hasta “perfeccionado” la iniciativa de reforma laboral de Acción Nacional,
elaborada no bajo el consenso de los trabajadores y en base a sus intereses, sino instrumentada desde
las cúpulas empresariales las que, desde hace dos décadas, buscan acabar con conquistas tales como el
derecho a huelga, los contratos colectivos de trabajo, así como su sueño de aniquilar a sindicatos
independientes, como el SME.
La reforma planteada por el PRI representa un verdadero retroceso histórico a las conquistas de la clase
trabajadora, que además de tener que soportar la imposición de salarios mínimos de auténtica miseria,
ahora con la pretendida legalización del outsourcing, corre el riesgo de quedar al margen de la seguridad
social y el derecho a la vivienda.
Es evidente que el mal llamado sector obrero del PRI ha perdido el rumbo y resulta inconcebible que
mientras los gobiernos panistas han emprendido, por ejemplo, una furiosa cacería en contra de la
burocracia sindicalizada a través de recortes en las diversas dependencias oficiales y programas como el
retiro voluntario, los dirigentes burocráticos muestren una actitud indolente y hasta palaciega con los
funcionarios panistas.
Para cualquier obrero, campesino o burócrata de medio pelo, el Revolucionario Institucional ya no
garantiza un contrapeso político y menos ideológico, hacia la derecha panista. El caso de corrupción de
Wal-Mart sacó a flote la condición casi de esclavitud en que laboran sus miles de empleados.
Es por eso que los sindicatos independientes y organizaciones sociales comprometidas con la lucha de
los trabajadores y los campesinos, debemos hacer una gran convocatoria nacional para no otorgar un
solo voto a ambos partidos que han terminado por convertirse en aliados de los empresarios nacionales y
extranjeros, y en claros enemigos de las clases menos favorecidas.
Ya vimos cómo los priístas no movieron un solo dedo en contra de la ilegal extinción de Luz y Fuerza y la
entrega de la industria eléctrica nacional a las trasnacionales.
Es hora de que los mexicanos tomemos conciencia de nuestro voto y digamos no a partidos que no
representan la defensa de nuestros legítimos derechos. Ni un voto al PAN ni al PRI, en julio próximo.