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Niñez indígena en migración. Derechos en riesgo y tramas culturales

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El objetivo central del trabajo fue analizar el rol y los efectos de los procesos de movilidad en los niños, niñas y adolescentes indígenas en tres estudios de caso de migración intrarregional de población indígena: Guatemala-México, Ecuador-Colombia, Bolivia-Argentina. Los elementos contextuales de partida del proyecto fueron la necesidad de mirar los procesos migratorios como étnicamente heterogéneos, culturalmente informados y llamar la atención sobre las distintas formas de movilidad al interior de la región.

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Niñez indígena en migraciónDerechos en riesgo y tramas culturales

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Alicia Torres, coordinadora

Niñez indígena en migraciónDerechos en riesgo y tramas culturales

Sergio CaggianoLuz Piedad CaicedoCarol Girón

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© De la presente edición:

FLACSO, Sede EcuadorLa Pradera E7-174 y Diego de AlmagroQuito-EcuadorTelf.: (593-2) 323 8888Fax: (593-2) 3237960www.flacso.org.ec

UNICEF, Oficina Regional para América Latina y el CaribeAv. Morse, Ciudad del Saber, Edificio 102Ciudad de Panamá-República de PanamáTelf (507) 301 7400Fax (507) 317 0258www.unicef.org/lac

AECIDAvda. Reyes Católicos s/n28001 Madrid-EspañaSecretaría General de la AECIDTelf.: 91 583 8149/ 8182/ 8139Fax: 91 583 8234www.aecid.es

ISBN FLACSO: 978-9978-67-235-8ISBN UNICEF: 978-92-806-4532-3Cuidado de la edición: Bolívar Lucio Diseño de portada e interiores: Antonio MenaImprenta: CrearimagenQuito, Ecuador, 20101ª. edición: mayo, 2010

Las opiniones y datos incluidos en la presente obra representan lospuntos de vista de los autores y no reflejan necesariamente los puntosde vista del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).

Niñez indígena en migración. Derechos en riesgo y tramas culturales / coordinado por Alicia Torres.-Quito: FLACSO, Sede Ecuador - UNICEF (TACRO) - AECID, 2010. (Serie Foro)312 p. : fotos, mapas, tablasISBN : 978-9978-67-235-8MIGRACIÓN; NIÑEZ; INDÍGENAS; AMÉRICA LATINA; IDENTIDAD; CULTURA;CIUDADANÍA; POLÍTICAS PÚBLICAS304.82 - CDD

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Índice

Presentación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7

Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9Alicia Torres

Del Altiplano al Río de La Plata:la migración aymara desde La Paz a Buenos Aires . . . . . . . . . . . . . . . 47Sergio Caggiano

Los kichwa-otavalos en Bogotá . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 139Luz Piedad Caicedo

“Migrantes” Mam entre San Marcos (Guatemala)y Chiapas (México) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 227Carol Girón

Referencia de autores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 311

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Presentación

En los últimos años, el tema de la movilidad humana ha logrado situarseen un lugar importante de la agenda global de los gobiernos, de los orga-nismos de cooperación internacional y de los movimientos sociales y haconvocado una creciente atención en el debate público y en las legislacio-nes nacionales que han incorporado disposiciones que no siempre condu-cen a políticas sociales inclusivas, especialmente cuando los migrantesproceden de sectores pobres y discriminados por su origen étnico.Sin embargo, las temáticas sobre la movilidad de los pueblos indíge-

nas como tal, así como esa movilidad al interior de los países de AméricaLatina y los efectos en los niños, niñas y adolescentes denotaban menosreflexión, conocimiento e información. Estas ausencias han motivado unaalianza entre la Oficina Regional del Fondo de las Naciones Unidas parala Infancia (UNICEF) y la Facultad Latinoamericana de Ciencias Socia-les-Sede Ecuador. El primer producto de este esfuerzo conjunto fue lapublicación, en 2008, del libro Al filo de la identidad: Migración indígenaen América Latina, que compila una serie de artículos de corte antropoló-gico que reportan sobre la diversidad de arreglos sociales, culturales y eco-nómicos que se pone en juego en el proceso migratorio.La mirada elegida en el presente trabajo es otra. Ahora en el centro de

los estudios están los niños, niñas y adolescentes indígenas que viven elimpacto de la migración de sus padres, tanto cuando migran juntos,como cuando se quedan en el país de origen, normalmente a cargo deotros familiares o cuando, ya adolescentes, migran solos. Un recorridoque ha sido posible seguir tanto en el contexto de origen como en el dedestino, dándonos una visión más completa de los flujos migratorios deindígenas Aymara, Kichwa y Mam, que van respectivamente desde el alti-plano boliviano a la ciudad de Buenos Aires, desde Otavalo a Bogotá ydesde Malacatán (norte de Guatemala) hacia Tapachula, México.

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Además de contribuir a la producción de conocimiento sobre infanciay adolescencia en situaciones de migración, el proceso investigativo hapermitido convocar un gran número de actores vinculados con la proble-mática, tales como organismos estatales, instituciones de defensa de losderechos de la niñez, defensorías del pueblo, organizaciones indígenas, or-ganizaciones de migrantes. De esta manera se ha logrado aportar insumosvaliosos para el diseño y adopción de medidas nacionales o binacionalesque garanticen los derechos de niños, niñas y adolescentes y su restituciónen caso de violación de estos. Las páginas que siguen presentan testimonios que, esperamos, ayuden

al lector a reconocer las múltiples manifestaciones de discriminación,xenofobia y explotación que acompañan los fenómenos migratorios. Soloesta reflexión permitirá la construcción de una sociedad más inclusiva yrespetuosa de los derechos de todos los niños, niñas y adolescentes, inde-pendientemente del lugar donde vivan.A nombre de UNICEF y FLACSO agradecemos a los indígenas

Mam, Kichwa y Aymara que nos han permitido acercarnos a su realidad.

Bernt AasenDirector para América Latina y el Caribe

UNICEF

Adrián BonillaDirector

FLACSO-Sede Ecuador

Presentación

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Antecedentes

Desde noviembre de 2008 hasta octubre 2009, FLACSO–Sede Ecuadory la Oficina Regional de UNICEF para América Latina y el Caribe desa-rrollaron el proyecto de investigación “Migración y niñez indígena enAmérica Latina”. El objetivo central del trabajo fue analizar el rol y losefectos de los procesos de movilidad en los niños, niñas y adolescentes in-dígenas en tres estudios de caso de migración intrarregional de poblaciónindígena: Guatemala-México, Ecuador-Colombia, Bolivia-Argentina.Los elementos contextuales de partida del proyecto fueron la necesidad demirar los procesos migratorios como étnicamente heterogéneos, cultural-mente informados y llamar la atención sobre las distintas formas de movi-lidad al interior de la región. Efectivamente, la acelerada dinámica migratoria de las últimas déca-

das ha visto ampliarse la gama de sus protagonistas en América Latina.Actualmente, en la mayoría de los países se puede hablar de la migracióninternacional como un fenómeno de dimensiones nacionales que incluyepoblaciones de los distintos estados o provincias de cada país; poblacio-nes tanto de origen rural como urbano; hombres y mujeres; personas detodas las edades. Se trata de una emigración multiclasista y multiétnicaque además ha diversificado los destinos de esa emigración: nuevos luga-

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Introducción

Alicia Torres*

* Antropóloga, coordinadora del proyecto “Migración y niñez indígena en América Latina”,FLACSO-Sede Ecuador.

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res y nuevas rutas se han incorporado paulatinamente a esa dinámicamigratoria. Según información de la CEPAL (2006: 15-17), “se pasó deun total estimado de más de 21 millones de personas (de América Latinay el Caribe) en 2000 a casi 25 millones de personas hacia el año 2005”,lo cual significaría que un porcentaje de más del 4 por ciento de la pobla-ción de América Latina y el Caribe reside fuera de su país de nacimiento.No obstante, como lo señala el mismo informe de la CEPAL, estable-

cer el número de migrantes latinoamericanos que cruzan las fronteras na-cionales con diversos destinos, unos cercanos y otros lejanos, es una tareaardua; más difícil aún es tratar de cuantificar ese número para la pobla-ción indígena de América Latina. Si bien señalar este hecho tiene rela-ción con la necesidad de contar con información cuantitativa relevante yconfiable, sobre todo quiere denotar que se tiende a pensar la migraciónproveniente de los diferentes países de América Latina como étnicamen-te homogénea y apenas diferenciada por sus orígenes nacionales, cuandoen realidad esas migraciones nacionales son cada vez más pluriétnicas1.Una de las homogeneizaciones más relevantes, sobre todo en los países dedestino, tiene que ver con la identidad étnica de los migrantes: bolivianoe indio/indígena se convierten en sinónimos en las ciudades y contextosurbanos y rurales de la Argentina, mientras que indígenas kichwa kañarisdel sur del Ecuador, son ecuatorianos a secas en España y en Estados Uni-dos. Esta suerte de homogeneización implica, al mismo tiempo, un enfo-que que privilegia el análisis de los procesos sociales de los migrantes enlos lugares de destino, en detrimento de los lugares de origen y de su diná-mica social que implicaría mirar con atención, entre otros elementos, lasformas de construcción de las identidades. Esto, en el caso de los pueblosindígenas, tiene especial relevancia si se toma en cuenta las tradicioneshistóricas de movilidad y sus prácticas culturales, más aún en un contex-to donde el tema de las identidades y de los derechos indígenas ha supues-to procesos de re-indianización.Además, como lo veremos a lo largo de este libro, las prácticas migra-

torias tienen un sello de identidad étnica. Esas prácticas se configuran his-

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1 Para un ejemplo importante sobre la plurietnicidad migratoria en el caso de México, véase Foxy Rivera-Salgado (2004); Velasco O. (2002, 2005, 2008).

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tóricamente en un proceso de construcción continuo y producen un que-hacer migratorio propio de cada etnicidad. En consecuencia, la diversidadse refiere no solamente en relación con las migraciones “nacionales”, sinotambién a las propias de los grupos indígenas entre sí2.Así mismo, las poblaciones envueltas en procesos migratorios son

socialmente estratificadas: las condiciones de reproducción sociales, eco-nómicas y culturales de los grupos indígenas en América Latina los sitú-an, por lo general, en condiciones de mayor vulnerabilidad frente a otrosgrupos y estratos. Esto implica emprender la aventura migratoria en situa-ción de desventaja frente a las condiciones de reproducción que se com-binan además con contextos de racismo, discriminación y exclusión. Sinembargo, la formulación inicial partió también de que estas condicionesno son homogéneas para la población indígena migrante, como lo handemostrado diversos estudios de la migración de los indígenas kichwaotavalo de Ecuador (Kyle, 2002; Ordóñez, 2008; Sarabino y Torres,2005). Se reitera en los casos aquí incluidos: la migración construyó yconstruye procesos de diferenciación al interior de los grupos indígenasen “origen”, lo cual posibilita una migración diferenciada y, al mismotiempo, puede generar la reproducción de esas desigualdades en “destino”o la generación de nuevas formas.

Por otro lado, la necesidad de resaltar las movilidades al interior de laregión buscaba constatar que las modalidades de migración sur-norte ha-bían sido las que acaparaban la atención tanto de los análisis, como de laimplementación de políticas por su volumen e importancia; sin embargo,las migraciones regionales podían dar cuenta de una gama diversa de mo-vilidades que incluían las transfronterizas, las intrarregionales, las rurales-urbanas, las sur-sur o, bien, aquellas que implican una permanente circu-lación entre puntos situados en distintos países y que estas podían darcuenta de formas históricas de uso o concepción del territorio.En este contexto, la pregunta clave de la que partió la propuesta de

investigación fue cómo la migración está informada por las prácticas cul-turales y, al mismo tiempo, como estas prácticas culturales son permanen-

Introducción

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2 Agradezco a S. Caggiano su observación sobre la diversidad de prácticas al interior de los gru-pos indígenas.

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temente informadas por las formas de la movilidad. Nos interesaba cono-cer los “arreglos socioculturales” construidos en torno a la migración y ana-lizar el rol de los niños, niñas y adolescentes indígenas involucrados en lamigración tanto cuando acompañan a su familia en la aventura migrato-ria, como cuando permanecen en la comunidad de partida. Centrar la mi-rada en los niños, niñas y adolescentes responde, efectivamente, a la nece-sidad de analizar los efectos sobre la infancia y adolescencia; pero tambiénexamina cómo las distintas formas de movilidad “moldean las identidadesde niños, niñas y adolescentes y, al mismo tiempo, son llevadas a cabo porellos” (Hess y Shandy, 2008: 766). Se trata, por tanto, de conceptualizar alos niños involucrados en la migración como actores del proceso y no úni-camente como espectadores u objetos pasivos de prácticas tanto de sugrupo familiar, étnico, cultural o del Estado y sus políticas.¿Cuáles son las concepciones de movilidad subyacentes? ¿Cuáles las de

niñez? ¿Las de territorio? ¿Cómo enfrentan los niños, niñas y adolescen-tes indígenas y sus familias y comunidades los retos que la migración su-pone para la construcción identitaria? ¿En qué medida los procesos mi-gratorios afectan el cumplimiento de los derechos de la niñez? Estas in-terrogaciones acerca de la práctica migratoria de los grupos étnicos invo-lucrados en el estudio nos conducen también a indagar sobre el Estadoque, a través de su práctica (políticas) y discursos, construye distintas con-cepciones sobre: niñez; grupo indígena; fronteras; lo nacional o extranje-ro que, en consecuencia, se constituyen en elementos que tienen relacióncon las prácticas de las personas.En resumen, se propone dar cuenta de la diversidad de las estrategias

migratorias de los pueblos indígenas; comparar los efectos de estas estra-tegias diversas en la organización económica, social y política que tienerelación con los niños, niñas y adolescentes indígenas; exponer los efectossobre la identidad cultural, tanto en los lugares de origen como de desti-no y, por último, desvelar prácticas “culturales” que afectarían los dere-chos de los niños y niñas indígenas. Por otra parte, se mira también cómolas diversas políticas y discursos de los estados tienen influencia directasobre las formas de relación al interior de las familias. Para la realización de las investigaciones se escogieron los siguientes

casos:

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Bolivia-Argentina3: Enfocado en la migración desde la ciudad El Alto-La Paz hacia Buenos Aires como punto receptor de un flujo importantede población boliviana (quechua y aymara) que se inserta especialmenteen trabajo subterráneo. Dadas las condiciones de inserción no solo en elmercado laboral, sino en una sociedad configurada social, cultural y polí-ticamente diferente y, los procesos políticos al interior de Bolivia, plante-aban interrogantes clave con respecto al proceso de adscripción o identi-ficación étnica y cultural de los grupos indígenas migrantes.Ecuador-Colombia4: El grupo kichwa otavalo tiene una larga y varia-

da tradición migratoria, que según algunos investigadores inicia con eltránsito hacia Colombia en la década de los años cuarenta y, por tanto,significaba una práctica asumida por este pueblo, pero al mismo tiempo,reportajes de prensa y de actores de la zona referían de algunos casos queimplicarían procesos de trata de niños, niñas y adolescentes indígenas. Guatemala-México: El proceso migratorio de los pueblos indígenas

mexicanos hacia Estados Unidos es, seguramente, el que mayor cantidadde estudios e investigaciones ha tenido. En contraste, se conoce poco delproceso migratorio de los indígenas de Guatemala hacia México, tantocomo lugar de destino como lugar de tránsito hacia Estados Unidos.Posteriormente, dada la amplitud de los temas posibles de ser analiza-

dos y en consideración del tiempo disponible para realizar los estudios, sedelineó una metodología base y se definieron los campos temáticos que seabordarían. Esto permitiría garantizar cierta homogeneidad y abría la posi-bilidad de compararlos, sin perder de vista que cada uno de los casos pre-sentaría singularidades y énfasis distintos5. Los trabajos aquí recogidos, no

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3 La migración boliviana a Argentina ha sido objeto de análisis e investigaciones desde hace algúntiempo; sin embargo, esos estudios no han sido realizados considerando la etnicidad de esamigración, sino solo como “boliviana”. Al respecto, véase, bibliografía citada en Caggiano (estevolumen).

4 Esta larga trayectoria migratoria ha sido estudiada por una variedad de autores que resaltan losdistintos aspectos que involucra la migración de los kichwa otavalo. Véase, Meisch (2002), Kyle(2000); Maldonado (2004), Ordóñez (2008). Sin embargo, la migración hacia Colombia hasido un tema ausente en esos estudios.

5 La investigación de campo contempló un periodo de seis meses y la elaboración y discusión delos informes completan el tiempo del proyecto. Los talleres de definición al inicio del proyecto,así como el de discusión de los resultados contó con la participación de representantes de laOficina Regional de UNICEF, de las oficinas de cada uno de los países involucrados en el estu-

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obstante, muestran que mantener de modo estricto un eje temático, en lapráctica fue difícil de realizar dadas las dinámicas propias de cada caso.Uno de los puntos de partida del proyecto fue privilegiar una mirada

de las migraciones al interior de la región. En consecuencia, las preguntaspendientes son: ¿cómo construir una perspectiva regional? y ¿cómo aunarlas peculiaridades de cada uno de los casos para intentar elaborar una inter-pretación que de cuenta de los procesos en su conjunto? Esta introducciónbusca responderlas. Así, en un primer momento, intenta hilvanar unatrama para comprender la construcción de los discursos y las prácticas delos estudios en una dinámica regional. Esta trama se construye al identifi-car actores principales: el Estado y las familias como las instituciones conroles básicos en relación con niños, niñas y adolescentes. Se analiza el dis-curso y las prácticas del Estado. En un segundo momento, da cuenta delos discursos y prácticas de las familias migrantes indígenas incluidos eneste estudio. Finalmente, cierra con una reflexión sobre el aporte específi-co de cada aporte al análisis de la relación migración y niñez indígena.

La perspectiva regional: discursos y prácticas del Estado

Como se señaló, se intenta construir la perspectiva regional, desde losángulos más relevantes y presentes en las investigaciones. El primero deellos, el que se refiere al Estado y la construcción de sus discursos y susprácticas. Para ello, se adopta un marco que nos permita interpretar lanormatividad como una forma de discurso, para luego contrastarla conlas prácticas del propio Estado.

Normatividades y discursos

Todos los estados involucrados en este estudio son signatarios de, almenos, los siguientes convenios internacionales: Declaración Universal delos Derechos Humanos (1948), Convenio 169 de la OIT sobre Pueblos

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dio, de los investigadores a cargo de los estudios y de la coordinadora general del proyecto porparte de FLACSO-Sede Ecuador.

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Indígenas y Tribales (1989) y la Convención sobre los Derechos del Niño(1989). La Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas efec-tuada por la Asamblea General de Naciones Unidas en 2007 que fue res-paldada por todos los estados a excepción de Colombia6, sin mencionarotros tales como aquellos referidos al trabajo infantil y protección demenores (Convenios 138 y 182 de la OIT)7. Por otra parte, todos los esta-dos antes referidos han incluido en sus constituciones o en la legislaciónnormas, leyes o decretos que reconocen los “derechos” de migrantes–hombres y mujeres–, indígenas –hombres y mujeres– y de niños, niñasy adolescentes. Sin embargo, la lectura de los artículos aquí compiladosdibujan un escenario donde ese cuerpo normativo tiene un envés: un con-junto de prácticas, de discursos, de estrategias que exponen la porosidadde esa normativa. ¿Se trata de una porosidad, se trata del incumplimien-to de normas, convenios, leyes, reglamentos? O, la pregunta sería mejordirigirla hacia las diferentes texturas de los procesos de igualación queestos instrumentos normativos buscan construir al interior de los estadosnacionales, es decir, mirar hacia las formas de construcción de la ciudada-nía. Esta vía me remite a la propuesta conceptual de Guerrero (2007)acerca de la ciudadanía de la ley, la del sentido común y la de administra-ción de poblaciones. Guerrero postula que “la ciudadanía en ciertos procesos históricos, du-

rante su construcción en el pasado y en ciertas coyunturas de su funcio-namiento en el presente […] puede convertirse en un campo social dondese arman y se juegan relaciones de dominación” (2007: 80). Esta propues-ta implica una “desestabilización de la Narrativa Modelo de la construc-ción del sistema ciudadano” (2007: 80), es decir, supone desmenuzar losdiscursos y acercarse a las prácticas en funcionamiento del sistema ciuda-dano que esa discursividad construye. Ahora bien, ¿cómo se construye unsistema ciudadano de igualdad universal que alberga relaciones de domi-nación? Por un lado, identifica a “los ciudadanos naturales, el grupo de

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6 Que se obtuvo en la votación pero que, posteriormente, en mayo de 2009 durante la celebra-ción del octavo periodo de sesiones del Foro Permanente se sumó a ésta.

7 El convenio 97 (1949) de la OIT sobre trabajadores migrantes ha sido ratificado por Ecuadory Guatemala y el 143 (1975) sobre el mismo tema, por ninguno de los países incluidos en esteestudio.

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aquellos que ejercen el poder y se consideran entre sí interpares, los miem-bros de la ‘comunidad legítima’ (la que se autodefine como ‘natural’ porestar dentro de sus ‘fronteras internas’: su historia y su cultura), sean cua-les fueren los criterios precisos y concretos (desde luego siempre arbitra-rios) que se empleen para definir dicha comunidad en el mundo del sen-tido común (raciales, lingüísticos, regionales, religiosos)” (2007: 80) y,por otro, identifica a las poblaciones “extrapares, (o quizás mejor aún: losalterpares) de los ciudadanos, ya sea que emerjan de un proceso interno oprovengan desde fuera de las fronteras nacionales, pueden llegar a serconstruidos como sujetos desdefinidos (temporales o permanentes) y con-vertirse en “ilegales” o “sin papeles” (2007: 81). Estas poblaciones identi-ficadas como “sujetos desdefinidos” son al mismo tiempo sujeto de “laadministración privada de poblaciones”, es decir donde la gestión es rele-gada “por el Estado a la esfera del tráfico social privado, o sea, es cedida alas negociaciones cara a cara que entablan los ciudadanos naturales conlos ‘sin papeles’ en la vida diaria” (2007:81). Estos ciudadanos “sin pape-les” son aquellos que no son “identificados” por el Estado, no son ciuda-danos naturales, no son sujetos de la igualdad ciudadana universal, noacarrean los marcadores simbólicos que permiten construir esa “comuni-dad natural”: son indios ecuatorianos e inmigrantes africanos en el casoque analiza Guerrero y, en el caso que aquí analizamos, son migrantesindios guatemaltecos, bolivianos y ecuatorianos: dos fuentes para la des-definición (2007: 81). En consecuencia, los cuerpos normativos que construyen un sistema

ciudadano de inclusión y de igualdad universal, es decir, la ciudadanía dela ley, “toma[n] la forma de una extensión con un pliegue: se encaracolacomo un calcetín replegado con, al mismo tiempo y de manera insepara-ble, una cara de igualdad universal hacia el exterior y otra hacia adentro,de una administración de poblaciones privada”8 (2007: 81). Reproduzco a continuación párrafos y testimonios, ejemplos de los

muchos que registran los estudios, los cuales quieren ilustrar ese pliegue, esadoble cara, ese haz y ese envés de la ciudadanía de la igualdad universal.

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8 Para un análisis histórico de la administración de las poblaciones indias en Ecuador, véaseGuerrero (2002).

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En la escuela muchas veces están discriminados. En la escuela donde estámi hija, bueno, ella ha sido por suerte abanderada y todo lo demás, ahoraestá por ingresar al [colegio] Carlos Pellegrini y ella nos comenta la situa-ción que muchas veces es un poquito marginada. Y ella intenta estar jun-tos, integrarse pero es difícil porque no le dan la cabida. Entonces ellos tra-tan de acomodarse de la mejor manera posible y a veces también renieganpor ser bolivianos. A veces ella me lo dijo: “¿Por qué somos bolivianos?” ocuando yo digo: “Somos bolivianos”, ella me dice: “No, yo soy argentina”.Con mi hijo igual pasa lo mismo, “yo soy argentino”, dice (Félix, 41 años,20 en Buenos Aires, citado en Caggiano en este volumen).

Desde que se inicia el análisis de la pertinencia de su conformación, eldirector de etnias de la época se pregunta si se debe dar igual tratamien-to a los habitantes indígenas de los países vecinos pues “revisada la Legis-lación Nacional Indígena de Colombia, la Ley 21 de 1991, aprobatoriadel Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) de1989, no encontramos que a los habitantes indígenas de los países veci-nos que ingresen a nuestro país y en el caso que nos ocupa los indígenasQuichua, se les deba dar similar tratamiento al de los nacionales” (Minis-terio del Interior y de Justicia, 2003, 29 de julio; citado en Caicedo, eneste volumen).

¿Dónde se definen estos ciudadanos naturales y alterpares? Los párrafosanteriores dan justa cuenta de los lugares donde se definen: “En los encuen-tros sociales inmediatos, en el día a día y minuto a minuto, en el ordinariode la vida se negocia quiénes serán considerados los ciudadanos naturales,(los interpares del sentido común) en el trato cara a cara y quiénes son iden-tificados como sujetos, los extrapares o alterpares… las personas que seránexcluidas de la igualdad universal” (Guerrero, 2007: 83) y a quienes losderechos les serán administrados en acuerdo con esa ciudadanía del sentidocomún, la cual “obedece a principios (schèmes) mentales que se guían porescalas de clasificaciones, divisiones y subdivisiones del mundo. Dichosprincipios son una suerte de ‘antileyes’. Según cuales sean las relaciones defuerza en cada situación de juego, los principios urden estrategias, accionesadecuadas y cambiantes, acciones que se crean en el instante, en el acto”(Guerrero, 2007: 86).

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Lo que interesa aclarar es que la construcción de la igualdad ciudadanagenera, en el mismo movimiento, la construcción de la exclusión porque ensu proceso identifica a unos ciudadanos de la igualdad y a los ciudadanos dela exclusión sin ser un acto consciente; es decir, la normativa, por el contra-rio, lo que busca es evitar esa exclusión, pero en el mundo del día a día, enlos actos cotidianos de esos ciudadanos hay una suspensión de la ley y rige laciudadanía del sentido común: a quién considero un igual, a quien conside-ro un sujeto des-definido, no par… Es el lugar de la relación entre los ciu-dadanos y no solamente del Estado y los ciudadanos.Ahora bien, teniendo en cuenta que hay un campo donde “la excep-

ción de la ley es simplemente un estado permanente que puede concebir-se, no como un espacio ajeno u opuesto a la ley […] sino como una suer-te de zona de indiferencia entre exterior e interior, (entre) el caos y la nor-malidad de la propia aplicación de la ley” (Guerrero, 2007: 87 ) se abre elespacio para lo que el autor llama la “administración de las poblaciones”,es decir, un proceso mediante el cual se produce una “dejación de atribu-ciones del Estado” (2007: 92) hacia lo privado, hacia la arena donde sepone en juego las relaciones de fuerza de los micropoderes cotidianos enlos cuales también intervienen las instancias administrativas estatales; esdecir, aquello que se había identificado como la ciudadanía del sentidocomún. Es, en los casos citados antes, el lugar de la escuela, el funciona-rio público de un ministerio, etc. Pero esta dejación solo es posible cuan-do el Estado ha dejado de lado (valga la redundancia) el proceso de “iden-tificación”, cuando bajo la premisa de la igualdad universal, en el mismomovimiento “iguala” a los ciudadanos y desidentifica a quienes no forma-rán parte de esa igualdad universal, provocando una suspensión, una pos-tergación, un “todavía no de la inclusión” (2007: 95). “Mientras la inclu-sión convierte a ciertas poblaciones en ciudadanos y los sitúa en un planode reconocimiento legal y de un mínimo común denominador de igual-dad (es el interpares) en lo público y en lo privado (sin eliminar las dife-rencias de clase, género, región, historia u otras), el desconocimiento o noreconocimiento sitúa a los sujetos en un área de indeterminación (los haceextrapares o alterpares)” (Guerrero, 2007: 97). Un movimiento que, porotra parte, se produce en momentos en que las constituciones de algunosde los países han declarado “multiculturales y pluriétnicos” a los estados.

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A continuación transcribo una descripción de la actuación de un órga-no estatal tomado del estudio de Caicedo porque ilustra de manera claraa qué se refiere el concepto de administración de poblaciones, ese lugar dela identificación (como alterpares) y de la des-definición (como ciudada-nos iguales) al mismo tiempo, “como aspectos relativos y simultáneos delos procesos de exclusión” (2007:101) o donde opera la ciudadanía delsentido común:

Luego de una denuncia anónima presentada contra una pareja, padre ymadre kichwa por presunto maltrato contra alguno de sus hijos, el Ins-tituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) visitó el hogar. La fun-cionaria constató que los tres niños y la niña estaban debidamente regis-trados y las condiciones de aseo, cuidado y atención en que viven estosniños; constató que ninguno de los niños/a estaba asistiendo a algún cen-tro educativo como tampoco estaba afiliado a programa de salud alguno.Una vez atendida la citación, los niños fueron desnudados y revisados porel personal, pesados y tallados. Durante esta visita la defensora de familiase mostró despreciativa. Cuestionó a la señora por vestir a la usanza de lasmujeres kichwas argumentando que por tener nacionalidad colombianano debería portar ese traje que calificó de “ridículo”. La situación de des-escolarización de los hijos significó calificarlos de “ignorantes como losecuatorianos...” Por último les dijo que sus hijos debían quedarse en lasinstalaciones del ICBF y que escogieran a dos de ellos. A las 4:00pm, elmatrimonio se vio obligado a dejar a dos de sus hijos: un niño de 11 añosy otro de 3. Frente a esta situación y sin posibilidades de cambiar la deci-sión, la madre pidió que dejaran juntos a los dos niños porque el de 3años siempre dormía con ellos. Los niños fueron separados por la noche...Los niños estuvieron recluidos en un centro de emergencia desde las4:00pm del día 29 de abril hasta el sábado 30 de abril a las 3:00pm., mo-mento en que fueron entregados a sus padres: los niños presentaron dia-rrea y dolor de estómago (Caicedo, en este volumen).

¿Cuáles son los marcadores que operan en la funcionaria: la de ciudada-nos “iguales”, o los marcadores simbólicos de la exclusión: indios, ecuato-rianos, migrantes? A esos sujetos identificados y desdefinidos es posibleaplicar unas prácticas atentatorias de los derechos que pretende restituir.Varios son los ejemplos que el lector podrá encontrar a lo largo de los

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Page 19: Niñez indígena en migración. Derechos en riesgo y tramas culturales

estudios que se compilan de las formas en que se ejerce y se practica la ciu-dadanía del sentido común y se administran las poblaciones: en este caso,indios migrantes, hombres, mujeres y niños. En resumen, lo que decanta del análisis de los discursos de los estados

en contraste con las prácticas en los casos estudiados, es la exclusión comoun proceso inherente a la igualdad. Por ello, el título del apartado: la pers-pectiva regional es posible construirla sobre la base de mirar los discursosdel Estado alrededor de la ciudadanía y los derechos de indígenas, ni-ños/as y migrantes como atravesados por la exclusión, conceptuando éstacomo un envés de la igualdad. Miremos ahora ese envés en las prácticas.

Las prácticas de la exclusión

Como se explicó al inicio, el enfoque base de esta investigación estuvodirigido hacia niños, niñas y adolescentes indígenas insertos en prácticasmigratorias. Se privilegió el examen de algunos campos previsiblementemás proclives a la excepcionalidad en la aplicación de los derechos: lasalud, la educación y el registro.Efectivamente, como se comprobará a lo largo de la lectura de los estu-

dios, la escuela, el colegio, el centro, puesto de salud, como espacios de larelación cotidiana, del cara a cara de todos los días, se constituyen en loslugares en donde se pone en evidencia ese juego permanente entre la in-clusión y la exclusión. Las gradaciones toman el color de cada uno de loslugares, toman también la forma de quienes participan en la interlocu-ción, es decir, no todos los indígenas migrantes son iguales (el talleristaaymara largamente asentado en Buenos Aires frente a la joven mam delparque de Tapachula) como tampoco lo son el otro en la relación: lamaestra de la escuela localizada en la finca cafetalera o el empleado delinstituto de bienestar. Todas estas gradaciones y formas evidencian que,sin un discurso explícito, hay un conjunto de marcadores que entran enjuego en ese ir y venir entre la igualdad y la exclusión; en esa definicióndel quién es quien y en la identificación de cuándo, cómo y por qué seaplica la ley: aquella que, en todos los estados, defiende los derechos a laeducación y salud de niños, niñas y adolescentes. Un extracto del diario

Alicia Torres

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