38
11 TECNÓCRATAS, REVOLUCIONARIOS Y REFORMISTAS: LA OIT EN URUGUAY RAÚL JACOB PHES/FCS/UDELAR (2006) 1 INTRODUCCIÓN Parto de dos premisas: la primera nos introduce al tan mani- do tema de los tecnócratas. Vislumbra en la Sociedad de las Nacio- nes y en la Organización Internacional del Trabajo, creadas como consecuencia de la Paz de Versalles de 1919, la generación y multi- plicación de especialistas en estadística, en economía y en temas laborales y sociales. Ellos son los encargados de elaborar informa- ción y de formular normas y políticas que luego son puestas a con- sideración de los gobiernos para su eventual adopción. Nada más elocuente que la utilización del verbo “uniformar”. Se lo aplicaba por igual a la búsqueda de criterios para hacer cálculos como para re- gular el trabajo. Se entendía que las relaciones internacionales en buena medida dependían de la posibilidad de crear un mundo más armónico, con igual grado de desarrollo social. Los servicios técni- cos de la OIT contribuyeron al establecimiento de estadísticas inter- nacionales aceptadas y comparables. 2 La segunda premisa es que la creación de la OIT, y su reco- nocimiento por parte de Uruguay, marcan un punto de inflexión en la consideración de la evolución de la política social. Si bien las primeras convenciones de la OIT fueron ratificadas recién por el go- bierno dictatorial de Gabriel Terra - y no parece casual que sean las dictaduras las más necesitadas de importar y adoptar los “paquetes tecnocráticos” - la creatividad e impulsividad de la primera época, previa a la posguerra, fue cediendo paso a una etapa menos inno- vadora y, en ocasiones, más conservadora. La visita que realizó en 1 Versión ampliada posteriormente. 2 Denis Guérin, Albert Thomas au BIT, 1920 – 1932, Ginebra, Institut eu- ropéen de l’Université de Genėve, 1996, pág. 38.

ñlkjhg89

  • Upload
    eduneme

  • View
    213

  • Download
    0

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Jacob - La OIT en Uruguay

Citation preview

  • 11

    TECNCRATAS, REVOLUCIONARIOS Y REFORMISTAS: LA OIT EN URUGUAY

    RAL JACOB PHES/FCS/UDELAR (2006)1

    INTRODUCCIN

    Parto de dos premisas: la primera nos introduce al tan mani-do tema de los tecncratas. Vislumbra en la Sociedad de las Nacio-nes y en la Organizacin Internacional del Trabajo, creadas como consecuencia de la Paz de Versalles de 1919, la generacin y multi-plicacin de especialistas en estadstica, en economa y en temas laborales y sociales. Ellos son los encargados de elaborar informa-cin y de formular normas y polticas que luego son puestas a con-sideracin de los gobiernos para su eventual adopcin. Nada ms elocuente que la utilizacin del verbo uniformar. Se lo aplicaba por igual a la bsqueda de criterios para hacer clculos como para re-gular el trabajo. Se entenda que las relaciones internacionales en buena medida dependan de la posibilidad de crear un mundo ms armnico, con igual grado de desarrollo social. Los servicios tcni-cos de la OIT contribuyeron al establecimiento de estadsticas inter-nacionales aceptadas y comparables.2

    La segunda premisa es que la creacin de la OIT, y su reco-nocimiento por parte de Uruguay, marcan un punto de inflexin en la consideracin de la evolucin de la poltica social. Si bien las primeras convenciones de la OIT fueron ratificadas recin por el go-bierno dictatorial de Gabriel Terra - y no parece casual que sean las dictaduras las ms necesitadas de importar y adoptar los paquetes tecnocrticos - la creatividad e impulsividad de la primera poca, previa a la posguerra, fue cediendo paso a una etapa menos inno-vadora y, en ocasiones, ms conservadora. La visita que realiz en 1 Versin ampliada posteriormente.

    2 Denis Gurin, Albert Thomas au BIT, 1920 1932, Ginebra, Institut eu-ropen de lUniversit de Genve, 1996, pg. 38.

  • 12

    1925 el Director General de la OIT, Albert Thomas, es una buena excusa para introducirnos en este tema, siguiendo la huella que oficia de camino.3

    LAS NUEVAS INSTITUCIONES

    La Sociedad de las Naciones (1919 - 1945) naci como conse-cuencia de los acuerdos con los que concluy la Primera Guerra Mundial (1914 - 1918). Su objetivo era establecer la paz universal. Una de las preposiciones bsicas era que la paz deba cimentarse en la justicia social. Considerando que existan circunstancias labora-les que para millones de personas implicaban situaciones de injus-ticia, privaciones y miseria que eran un peligro para la paz duradera y la armona mundial, y que era necesario mejorar las condiciones de vida y de trabajo de amplios sectores, decidieron tambin fundar una organizacin internacional permanente a la que se le encomen-daba impulsar un programa para corregir estas iniquidades.

    La Organizacin Internacional del Trabajo, reconocida por la sigla OIT, se estableci en la sede de la Sociedad de las Naciones como parte integrante de la misma. Comprenda una Conferencia General de los representantes de los pases miembros y una Oficina Internacional administrada por un Consejo de treinta y dos perso-nas, diecisis representantes de igual nmero de gobiernos, ocho representantes de los patronos y ocho representantes de los obre-ros. El Consejo de Administracin nombraba a su Director General.

    En su estatuto fundacional se establecan los puntos espec-ficos por los que se debera encaminar la actividad legislativa: re-

    3 En particular las investigaciones de Alcin Cheroni, El pensamiento con-servador en el Uruguay, Montevideo, CLAEH, Serie Investigaciones N 49, 1986; y Adolfo Garc, Economistas y poltica en Uruguay 1943 2000, Montevideo, Facultad de Ciencias Sociales, Departamento de Ciencia Pol-tica, Documento de Trabajo N 38, 2003. Cheroni plantea, entre otros temas, la incidencia de los ingenieros; Garc va a la bsqueda de los economistas formados en la Facultad de Ciencias Econmicas y de Administracin (1932). En una posicin intermedia, ha-ciendo de puente entre unos y otros, habra que incluir a los Ministros de Hacienda y tcnicos formados por la vieja ctedra universitaria de Eco-noma Poltica, materia de abogados y hombres de leyes.

  • 13

    glamentacin de las horas de trabajo, fijacin de la duracin mxi-ma de la jornada y de la semana laborales, reclutamiento de la ma-no de obra, lucha contra la desocupacin, determinacin del salario necesario para asegurar una vida decorosa, proteccin del trabaja-dor contra las enfermedades profesionales y los accidentes del tra-bajo, amparo a los nios y las mujeres, pensiones para la vejez y la invalidez, defensa de los intereses de los trabajadores ocupados en el extranjero, libertad de asociacin sindical, organizacin de la en-seanza profesional y tcnica, entre otras.4

    La idea de sumar disposiciones sociales hasta llegar a un vir-tual Cdigo Internacional del Trabajo se justificaba en la creencia de que sin justicia social no exista paz mundial. En realidad el estalli-do del conflicto blico en 1914 se haba originado en circunstancias menos altruistas que el deseo de llevar consuelo a los desampara-dos de la tierra.

    Existan pases que haban reglamentado la actividad laboral y otros no. Los ms renuentes, los omisos, estaban mejor prepara-dos para penetrar los mercados, para la lucha econmica. Lo plan-te en sus justos trminos en la dcada de 1940 el Consejo Interamericano de Comercio y Produccin: Se comprob que los pa-ses que ms protegan a sus trabajadores, eran tambin los ms per-judicados en el campo de la competencia internacional.5

    La necesidad de unificar la legislacin laboral en el mbito mundial surga como garanta contra el dumping social, para con-trarrestar la ventaja comparativa que proporcionaba el capitalismo salvaje. Fue una necesidad imperiosa de la Europa de la posguerra, atenazada entre la amenaza de que se difundiese la revolucin so-vitica y la irrupcin del podero econmico norteamericano. Este mecanismo de correccin de la concurrencia internacional haba sido propuesto un siglo antes por Robert Owen a la Santa Alianza como un instrumento para estimular la legislacin protectora de los

    4 Alberto Sanguinetti Freire, Legislacin social del Uruguay, Tomo 1, Mon-tevideo, Casa A. Barreiro y Ramos, 1947, pp. 31 y siguiente. 5 Maral Pascuchi, Los convenios de la Organizacin Internacional del Tra-bajo, Montevideo, Consejo Interamericano de Comercio y Produccin, 1946, pp. 5 y 16.

  • 14

    trabajadores.6 Esta uniformidad a partir de la Primera Internacional tambin fue una reivindicacin de algunos sectores obreros, conse-cuencia de su filosofa universalista y de su concepcin supranacio-nal.7

    La Conferencia de Leeds de julio de 1916, en la que participa-ron sindicalistas de los pases aliados, solicit que en el futuro y todava lejano tratado de paz se incluyesen clusulas relativas a la necesidad de una legislacin internacional del trabajo y reclam tambin una comisin internacional de inspeccin del trabajo y una oficina internacional de estadsticas.8

    Toleraran los pueblos que su bienestar fuese tutelado por los organismos internacionales? Aceptaran los gobiernos y los par-tidos polticos legislar de acuerdo con normas dictadas en el exte-rior?

    Algunos sectores sindicales se opusieron a la OIT argumen-tando que el fortalecimiento de la Sociedad de las Naciones implica-ba el debilitamiento de su rival, la Internacional obrera.

    La Segunda Internacional haba quedado destrozada por la guerra. La consigna de oponer a los vientos blicos el internaciona-lismo proletario e impedir el incendio mundial no pudo concretarse en la prctica. Lenin aprovech la oportunidad para plantear la fundacin de una Tercera Internacional, la que finalmente se con-cret en 1919, dos aos despus de la revolucin rusa. Fue recibida con beneplcito por aquellos que consideran como una traicin toda negociacin y todo contacto entre las fuerzas obreras y los gobier-nos.9

    Por esa fecha se reuni en Washington la Primera Conferen-cia convocada por la naciente OIT. Los gobiernos que la integraban deban modificar su legislacin social en correspondencia con lo convenido y acordado por la OIT en sus Conferencias. Estas reunio-nes deban realizarse por lo menos una vez al ao. Los pases que

    6 Hctor Hugo Barbagelata, Manual de Derecho del Trabajo, Montevideo, Universidad de la Repblica, Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, 1965, pp. 19 y 79. 7 Hctor Hugo Barbagelata, op. cit., pg. 79. 8 douard Dollans, Historia del movimiento obrero - II 1871 1920, Ma-drid, Zero S.A., 1969, pg. 221. 9 Dollans, op. cit., pg. 268.

  • 15

    adheran al organismo enviaban delegaciones tripartitas, de cuatro miembros: dos representantes de los gobiernos, uno de los empre-sarios, otro de los asalariados. Los Convenios se aprobaban aspi-rando a su universalidad. Si un pas los ratificaba estaba obligado a aplicarlo. Para la OIT, aunque los convenios no se aprobasen, era importante dictar normas que sirviesen de referencia, proporcionar una reglamentacin mnima, un marco til para inspirar disposi-ciones legislativas nacionales o para estimular la reforma de las condiciones de trabajo, especialmente en los pases de industriali-zacin reciente.10

    El mayor problema con el que tuvo que lidiar la Sociedad de las Naciones fue que desde el momento inicial tuvo tres grandes ausencias: Alemania, la nacin vencida; la URSS, cuyo ejemplo re-volucionario intent ser imitado por otros pases; Estados Unidos, por decisin del Congreso que no apoy la idea del Presidente Wil-son. Alemania finalmente ingres a la Sociedad, pero junto a Japn, se retir en 1933. Italia lo hizo en 1937, despus de su aventura imperial en frica. La URSS, en cambio, logr ser admitida en 1934.

    El 23 de octubre de 1919, Uruguay aprob el Tratado de Paz y el Protocolo anexo suscritos en Versalles entre las potencias alia-das y Alemania. Se ratificaba tambin uno de sus frutos: la consti-tucin de la Organizacin Internacional del Trabajo. Esta fecha puede considerarse como el fin de una etapa en la evolucin de la legislacin social en el pas, y el comienzo de otra. Atrs quedaba un perodo fecundo en leyes sociales, sujeto a la influencia de otros pases y de otras normas, pero fruto del impulso nacional: previsin de los accidentes del trabajo y enfermedades profesionales (1914), jornada de trabajo de ocho horas diarias y cuarenta y ocho semana-les (1915), penalizacin de las infracciones a las leyes obreras (1916), prohibicin del trabajo nocturno en las panaderas (1918), uso de sillas para empleadas y obreras (1918), pensiones a la vejez (1919).11

    Ya en 1907, Uruguay haba creado la Seccin del Trabajo de-ntro del Ministerio de Industrias, y ese mismo ao se organiz con

    10 Pascuchi, op. cit., pg. 14. 11 De la cronologa publicada en la obra de Alberto Sanguinetti Freire, Le-gislacin social del Uruguay, Tomo 1, Montevideo, Barreiro y Ramos S.A., 1947, pg. 13.

  • 16

    mayor independencia la Oficina del Trabajo.12 La ley de ocho horas (1915) dot a la hasta entonces anmica Oficina del Trabajo de un cuerpo de inspectores.13

    La primera etapa de la OIT fue de innovaciones en el campo social. La crisis de 1929 impuso cambios. As, la dcada de 1930 se caracteriz por la diversificacin y la variedad, por incluir exposi-ciones sobre materias econmicas y financieras.

    Desde la creacin de la institucin se puso especial atencin a los trabajos estadsticos. No fue una tarea sencilla abordarlos, ya que las circunstancias, la nueva realidad, imponan estudiar y adoptar definiciones sobre algunos conceptos elementales. Esta preocupacin fue una constante en el transcurso de las sucesivas Conferencias.14 La OIT se consider un observatorio y un laborato-rio, cumpliendo con las funciones de centralizar, elaborar y distri-buir informacin.15

    Las estadsticas laborales fueron confeccionadas por la OIT con independencia de otras instituciones. Los datos provenientes de la Sociedad de las Naciones fueron en su momento un auxiliar im-prescindible para la definicin de las polticas econmicas. En la actualidad constituyen una inapreciable fuente de informacin so-bre la economa del perodo que antecedi a la segunda guerra mundial.

    En la segunda posguerra, la Sociedad de las Naciones fue su-cedida por la Organizacin de las Naciones Unidas. La ONU creara nuevas entidades, como la CEPAL (Comisin Econmica para la Amrica Latina), el PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo) y muchas ms. Conviviran con otras igualmente impor-tantes, que surgieron a partir del fin de la guerra, como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.

    12 Benjamn Fernndez y Medina y Juan Len Bengoa, El Uruguay en su primer Centenario (1830 - 1930), Volumen VI, Madrid, Imprenta Catlica, 1930, pg. 3. 13 Hctor Hugo Barbagelata, op. cit., pg. 14. 14 La OIT no se limit a recoger y recopilar las estadsticas producidas por los pases miembros. Estimul la discusin metodolgica con la finalidad de elaborar reglas para uniformar los procedimientos de investigacin y de elaboracin de aquellas, (Pascuchi, op. cit., pg. 39). 15 Pascuchi, op. cit., pg. 7.

  • 17

    Sin embargo, dos de las instituciones surgidas en la primera posguerra como consecuencia del Tratado de Versalles, la OIT (1919) y el Banco de Pagos Internacionales (1930), sobreviven hasta nuestros das.16 Ambas, al igual que la Sociedad de las Naciones, por sus cometidos especficos estaban destinadas a prohijar tcni-cos y a generar ideas. Ese pensamiento tecnocrtico incidi en di-verso grado sobre los gobiernos de la poca y sus polticas. Sus autores se constituyeron as en los primeros tecncratas con alcan-ce global del siglo XX. UNA PERSONALIDAD CONTROVERTIDA

    Albert Thomas naci en Francia en 1878, hijo de un panade-ro. Despus de finalizar sus estudios en Pars entr de lleno en la actividad poltica. Se desempe como periodista en L Humanit, el diario del partido socialista francs. Antes de estallar la guerra fue un parlamentario renombrado, uno de los polticos socialistas del grupo que rodeaba a Jean Jaurs. Se destac por su posicin favo-rable a la alianza con los sectores liberales para impulsar los gran-des cambios que promova su Partido. En 1910 fue electo para integrar la Cmara de Diputados, en 1914 fue reelecto. Se caracte-riz por su tendencia moderada y, en lo social, por su apoyo al gra-dualismo.

    Una parte de su prestigio lo logr en tiempos de guerra, al aceptar trabajar en un lugar clave: en el Ministerio de Guerra, en la Subsecretara de Artillera y Municiones. Se aboc de inmediato a la reorganizacin del sistema francs de produccin de municiones. Para cubrir las necesidades de mano de obra pugn por la incorpo-racin al trabajo de las mujeres y tambin, de los prisioneros y re-fugiados. Poco despus fue promovido, alcanzando la titularidad del Ministerio de Armamentos, un puesto decisivo para alcanzar la vic-toria de Francia.

    16 El Banco de Pagos fue creado en Basilea, en 1930, como consecuencia del Plan Young. Inicialmente su funcin fue controlar las reparaciones de guerra de Alemania, de acuerdo a lo convenido al finalizar la contienda. Poco despus se constituy en un organismo coordinador de bancos cen-trales.

  • 18

    Al producirse en Rusia la revolucin de febrero de 1917, fue enviado como Embajador extraordinario a Petrogrado, con la misin de asegurar el apoyo del nuevo gobierno a los aliados.

    Ya de regreso en Francia, poco antes de la Conferencia Socia-lista de Estocolmo, la negativa del gobierno a proporcionar el pasa-porte a los delegados franceses provoc un conflicto que origin su dimisin. Por su participacin en el gabinete de la Unin Sagrada (1914 1918) se gan la animadversin de una parte de la izquierda (Lenin denomin social-chauvinistas a los socialistas que tomaron partido y se plegaron al esfuerzo blico). La situacin de la clase obrera haba empeorado como consecuencia de la guerra. La jorna-da laboral fue extendida, los fueros sindicales desconocidos, y el salario real acus un considerable descenso.

    Thomas regres al Parlamento, desde donde defendi la su-premaca del poder civil sobre el militar. En la Cmara y por la prensa se lanz de lleno a defender la necesidad de una paz justa y duradera, basada en la autodeterminacin de los pueblos y en el ideal de un conjunto de pases libres dispuestos a armonizar sus intereses en una Liga o Sociedad de Naciones. Era el plan del presi-dente Wilson de los Estados Unidos.

    En febrero de 1918 particip en Londres de la Conferencia Socialista del Trabajo. Junto con Vandervelde y otros delegados fue partidario de presionar para que en la anunciada Conferencia de la Paz se incluyese en las delegaciones nacionales a representantes obreros y socialistas.

    Tambin asisti en Londres a la Cuarta Conferencia Socialis-ta y Sindical Interaliada para discutir sobre la posibilidad de incluir algunas clusulas de legislacin laboral en el futuro tratado. Conse-cuentemente colabor con la citada Conferencia de la Paz de Pars y tambin en el debate sobre la formulacin del Tratado de Versalles.

    En 1919 los amigos de Jaurs consideraron a Thomas el su-cesor espiritual del lder asesinado.

    Ese mismo ao, durante la primera reunin de la Conferencia Internacional del Trabajo en Washington, a la que asistieron dele-gados de cuarenta y cinco pases, el Consejo de Administracin de la flamante Organizacin Internacional del Trabajo (OIT) de la So-ciedad de las Naciones lo design Director de la Oficina. Fue el pri-mero en ejercer ese alto cargo.

  • 19

    Desde Londres primero, y luego desde Ginebra, Thomas se aboc con ahnco a la organizacin de la institucin. En los prime-ros dos aos de actuacin de la OIT se aprobaron 16 convenios in-ternacionales del trabajo y 16 recomendaciones. Este ritmo gener una gran oposicin y despert un sinnmero de temores. Algunos gobiernos trataron de limitar las facultades y las actividades del or-ganismo. Segn fuentes de la OIT, Thomas lleg a la conclusin de que no haba que producir un nmero excesivo de convenios y reco-mendaciones. El programa de publicaciones tambin fue cuestio-nado. Se deca que la informacin no era objetiva e imparcial. En esos aos fue la nica fuente universal de informacin laboral.

    Entre 1922 y 1931, la Conferencia continu reunindose anualmente, aunque en ese perodo slo adopt 15 convenios y 21 recomendaciones. La contrapartida de la disminucin del ritmo con el que la OIT haba iniciado sus actividades fue que pudo implemen-tar un sistema para controlar la aplicacin de las disposiciones que suscriban los Estados.

    Thomas dedic parte de su tiempo a viajar, para enterar a los gobiernos y a los pueblos sobre los fines y los cometidos de la orga-nizacin. Practic la poltica de la presencia y visit todos los pa-ses europeos, algunos de Amrica del Norte y del Sur, China y Japn.

    Falleci en mayo de 1932.17 LOS PROLEGMENOS

    A comienzos de julio, el da 4 para ser ms exacto, el diario El Pas se preguntaba a qu viene? La respuesta la proporcion el representante del Ministerio de Trabajo de Espaa en la Conferencia Internacional de Ginebra: el viaje de M. Albert Thomas a Amrica del Sur responda a la necesidad de difundir la importancia de la labor de la Oficina Internacional de Trabajo y de convencer a los gobiernos de que enviasen a las conferencias delegaciones comple-tas, integradas por representantes gubernamentales, obreros y pa-

    17 Informacin de Albert Thomas 1878-1932; First World War.com; e insti-tucional de OIT.

  • 20

    tronales en vez de las gubernamentales que solamente envan algu-nas repblicas.18 Prximo al momento del arribo informaba que el objetivo de la visita era obtener la ratificacin de los convenios aprobados por la Conferencia Internacional del Trabajo.19

    Para el citado rgano de prensa la visita que se anunciaba se inscriba en el marco de una serie de eventos, como los arribos del Prncipe de Gales, el Rajah de Kapurtala, el heredero del reino Bel-ga, entre otros. Ironizaba por el sbito inters en nosotros, extraos salvajes perdidos en la espesura de las selvas americanas, para concluir que quizs se deba al hartazgo por el jazz y otros ritmos de moda.20

    Justicia, vocero del Partido Comunista, inscribi el arribo del traidor Thomas entre el triunfal recibimiento al Vatslav Vorovsky, primer buque de bandera sovitica que recal en el puerto de Mon-tevideo, y El holgazn que llega, la anunciada visita del Prncipe de Gales. La campaa contra Thomas comenz el 2 de julio, tan pronto el telgrafo transmiti la informacin que haba embarcado rumbo a Ro de Janeiro, primera escala en su gira por el Cono Sur: A este buen seor, los comunistas nos encargaremos de recordarle que los proletarios de Sud Amrica, no hemos olvidado la odiosa traicin que hizo durante la guerra de 1914 - 1918 .21

    A partir de ese momento se sucedieron las gacetillas y sueltos sobre el traidor, el cangrejo ms grande del mundo, el enfant gat de la burguesa. Fue el nico rgano de prensa que realiz una campaa sistemtica, con una docena de escritos de extensin variable, conteniendo informacin sobre la personalidad del visitan-te.

    18 Diario El Pas, 4 de julio de 1925, pg. 3. 19 Diario El Pas, 22 de julio de 1925, pg. 5. 20 Diario El Pas, 20 de julio de 1925, pg. 3 (A propsito de visitantes - El que ya vino). 21 Diario Justicia, 2 de julio de 1925, pg. 1 (Se acerca un traidor); 4 de julio de 1925, pg. 1 (Informacin sobre la placa de bronce que se coloc en el primer barco de bandera sovitica que visit el puerto metropolitano: Los trabajadores del Uruguay a los marinos del VATZLAV VOROVSKY primer buque sovitico llegado a Montevideo - Mayo de 1925); 10 de agos-to de 1925, pg. 1, (El holgazn que llega).

  • 21

    El socialista El Sol respondi tan pronto pudo, en su edicin del 11 de julio, el ataque a Thomas por parte de nuestros camaleo-nes, entrando de lleno en la polmica con los comunistas. Record que las Trade Unions del Reino Unido, que haban amenazado con el desabastecimiento de carbn si Gran Bretaa no renunciaba a intervenir en Rusia, y a la que segn esta fuente Thomas dedic los mejores aos de su vida, no pudieron ser divididas por los comunis-tas.22

    El catlico El Bien Pblico entendi de inters difundir los ob-jetivos de la Organizacin Internacional del Trabajo: Se pretende conseguir que los diversos pases se pongan de acuerdo sobre un programa mnimo de reformas sociales, que mejoren la condicin del trabajo, sin que en ningn caso, se traduzca en un perjuicio general para el comercio y el intercambio internacional .23

    En las antpodas se situaba el comunista Justicia. Rechazaba a la OIT por la poltica laboral que aplicaban en sus colonias algu-nos de sus miembros ms destacados, como Francia y Gran Breta-a. Segn este diario, Lenin la haba motejado de cueva de bandidos. Thomas, decan los comunistas uruguayos, vive prome-tiendo la redencin de los trabajadores por medio de leyes, mientras los gobiernos a quien l sirve masacran a sus obreros.24

    Los socialistas, en cambio, defendan a esta organizacin por su papel en la difusin de informacin sobre la condicin de vida y trabajo de los obreros del mundo: no debe negar la importancia benfica de esa Oficina, que por otra parte la debe tener, ya que es inherente a sus funciones, toda internacional obrera .25 LA DELEGACIN, LAS DELEGACIONES

    Junto a Albert Thomas integraban la delegacin de la OIT: Mario Volpe, jefe de la Oficina; Antonio Fabra Rivas, periodista y

    22 Semanario El Sol, 11 de julio de 1925, pg. 1 (La baba camalenica). 23 Diario El Bien Pblico, 28 de julio de 1925, pp. 1 a 3 (Lleg ayer a Mon-tevideo M. Albert Thomas). 24 Diario Justicia, 11 de julio de 1925, pg. 1 (El cangrejo Thomas); 6 de julio de 1925, pg. 1, (El traidor Thomas). 25 Semanario El Sol, 11 de julio de 1925, pg. 1 (La baba camalenica).

  • 22

    lder del Partido Socialista espaol; J. Gilbert, ex redactor de LHumanit; M. Lebrun, corresponsal de la Oficina en Madrid.

    Desde Argentina, la siguiente escala de su viaje sudamerica-no, llegaron algunas personalidades como anticipo de la bienvenida que se le pensaba dispensar. El Comit Ejecutivo Nacional del Par-tido Socialista argentino envi una delegacin, integrada por el Se-cretario General, Concejal Manuel Gonzlez Maseda y por los diputados nacionales Antonio de Tomaso y Pedro Revol. Jos Negri represent a la Confraternidad Ferroviaria y Toms J. Scaglia a la Unin de Comerciantes e Industriales. LA AGENDA Del 26 de julio a la madrugada del da 27

    Para agasajar al delegado de la Sociedad de las Naciones, el gobierno del Ing. Jos Serrato (1923 - 1927) haba resuelto que un vagn especial lo transportase desde la frontera a la capital. Adems, el Ministro de Relaciones Exteriores dispuso que el Dr. Al-berto Domnguez Cmpora acompaase a Thomas en su viaje por el territorio uruguayo. El Consejo Nacional de Administracin autoriz al Ministro de Industrias, Csar Mayo Gutirrez, a invertir hasta quinientos pesos en los agasajos. Con idntica suma contribuira la Cancillera.26 (La Presidencia de la Repblica poda emplear quince veces ms, hasta quince mil pesos, para atender los gastos que ori-ginara la visita prevista del Prncipe de Gales).

    En Rivera esperaban al poltico francs el Dr. Csar Charlo-ne, director de la Oficina Nacional del Trabajo, y el Dr. Domnguez Cmpora. A las 10 y 30 de la maana del domingo 26 de julio los visitantes pisaron suelo uruguayo. Entre los que lo recibieron se encontraban el Cnsul uruguayo en la ciudad de Santa Ana do Liv-ramento, Francisco Costa, el Jefe de Polica, Fructuoso Pachiarotti, el Oficial Primero Humberto Pisciottano y el Comisario de rdenes Angel Sarasola.

    26 Archivo General de la Nacin (AGN)- Diario de Sesiones del Consejo Na-cional de Administracin (DSCNA), Libro N 5209, Acta N 132 de la sesin del 23 de julio de 1925, pp. 150 a 151.

  • 23

    El tren proveniente de la ciudad fronteriza de Rivera, por un desperfecto sufrido en la Estacin Goi, arrib con retraso a la es-tacin central del Ferrocarril Central del Uruguay en Montevideo. Lleg a la 1 y 15 del lunes 27. En nombre de la Cancillera salud a Thomas el Sr. Amrico Sampognaro. En la terminal ferroviaria se encontraban adems el Ministro de Francia y destacados miembros de la colonia francesa. El husped fue alojado en el Parque Hotel.

    La reaccin de los comunistas no se hizo esperar. Justicia, en un suelto titulado Albert Thomas, lustrabotas de la burguesa, inform que en la noche del da 26 de julio haba llegado a Montevi-deo uno de los hombres ms despreciables para el proletariado in-ternacional. Entre las cosas que no le perdonaban citaban su participacin durante la guerra al frente del Ministerio de Municio-nes, su colaboracin a la matanza de los proletarios franceses con los proletarios alemanes .27

    Das antes haba instado a sus adherentes a darle la bienve-nida.28 Los socialistas denunciaron que el Comit Central del Par-tido Comunista haba resuelto hacer una agitacin contra el director de la Oficina Internacional del Trabajo .29 Da 28 de julio Hora 15 y 30: Visita al Presidente de la Repblica

    Albert Thomas fue recibido en la Casa de Gobierno por el Presidente de la Repblica, Ing. Jos Serrato. De acuerdo a lo in-formado por la prensa: El distinguido husped y el Sr. Serrato de-partieron amablemente sobre asuntos de ndole social y econmica as, como de las disposiciones de carcter legislativo que respecto de esos asuntos rigen en nuestro pas.30 Hora 16:00: Visita a la Bolsa de Comercio.

    27 Diario Justicia, 27 de julio de 1925, pg. 1 (Albert Thomas, lustrabotas de la burguesa). 28 Diario Justicia, 25 de julio de 1925, pg. 1 (Preparemos la bienvenida al traidor Thomas). 29 Semanario El Sol, 25 de julio de 1925, pg. 1 (Cuidado!). 30 Diario La Tribuna Popular, 29 de julio de 1925, pg. 2 (La estada de Albert Thomas - Actos realizados ayer).

  • 24

    De la Casa de Gobierno la delegacin se traslad a la Bolsa de Comercio, acompaada por el Ministro de Francia, M. Andr Gil-bert, y el Dr. Domnguez Cmpora.

    Fueron recibidos por el Presidente de la institucin, Dr. Al-berto Puig; el Secretario de la misma, Sr. Francisco Lauz, y por los seores Ricardo J. Shaw, Antonio Rubio, Eugenio Plottier, Esteban Armas, Luis S. Prez, Jos Brunet, Juan B. Bidegaray, Pedro Indart Denis, Dr. Bls Vidal, Lorenzo J. Nocetti, Carlos W. Bayne, Antonio Piaggio y el Dr. Ramn Alvarez Lista.

    Observaron la Rueda, en plena operacin. Luego pasaron al saln principal para disfrutar de un esplndido lunch.31 Visita al Ministerio de Industrias.

    Despus de la Bolsa se dirigieron al local del Ministerio de Industrias, con el objeto de saludar al Ministro Dr. Mayo Gutirrez. Fueron atendidos por el Subsecretario, el Sr. Carlos Mandillo. El Ministro no haba asistido por encontrarse indispuesto. Visita a la Oficina Nacional del Trabajo.

    A continuacin, Thomas y sus acompaantes pasaron a la Oficina Nacional del Trabajo, donde fueron recibidos por su Direc-tor, el Dr. Csar Charlone. (De acuerdo con La Razn, el rgano de prensa del sosismo, fue recibido por el Director Interino, Sr. Jorge Federico Sosa).32 Hora cercana a las 17:00: Visita al Consejo Nacional de Adminis-

    tracin. El encuentro fue descripto como breve. Thomas se limit a

    hacer conocer la finalidad de su viaje. Asistieron el Presidente del cuerpo, Dr. Luis A. de Herrera, y los Consejeros Dr. Martn C. Martnez, Julio Mara Sosa, Dr. Federico Fleurquin, Ing. Carlos Mar-a Morales, Dr. Juan Campisteguy, Dr. Alfonso Lamas, Dr. Atilio Narancio y Dr. Alberto Cima. El Dr. Gabriel Terra se encontraba de licencia. Se haba ausentado para Ro de Janeiro en un viaje de descanso acompaado de su familia.

    El acta de la sesin de ese da dej constancia del hecho con un lenguaje escueto y extremadamente protocolar: El Consejo es-cuch deferentemente la breve exposicin del ilustre husped, tri-

    31 La crnica de ese da fue publicada por La Tribuna Popular, 29 de julio de 1925, pg. 2 (La estada de...). 32 Diario La Razn, 29 de julio de 1925, pg. 3, (Mr. Albert Thomas).

  • 25

    butndole asimismo una cordial acogida de grata complacencia por su visita .33 As, textualmente, la reprodujo el diario El Pas.

    En cambio, una parte de la prensa tom debida nota del acontecimiento. Thomas habra solicitado la ratificacin de los con-venios de la OIT: lo que en Uruguay es facilsimo, pues rigen aqu varias de las leyes ms avanzadas que se conocen en el mundo. En muchos aspectos de la poltica social, ustedes han hecho ya el es-fuerzo mximo.34

    Cena en la Legacin de Francia. La Legacin de Francia ofreci una cena a la que asistieron

    diplomticos y altos funcionarios pblicos. Da 29 de julio Hora 09:00: Visita al Lyce Franais.

    Lo recibieron el Ministro de Francia, Andr Gilbert; el director del Liceo, Ral Larnaudie; el presidente de la Sociedad Francesa de Enseanza, Sr. Luis J. Supervielle; y otras personalidades: Dr. En-rique Corn, Dr. Enrique Pouey, seores Julio Mailhos, Len Lan-sac, Pablo Rouanet, Pedro Libert, Felipe Laforgne, Comandante Pacaud, entre otros. Hora 12:00: Banquete ofrecido por el Ministro de Relaciones Exte-

    riores, Dr. Juan Carlos Blanco Acevedo, con la presencia de ms de cuarenta invitados.

    De acuerdo con la crnica de La Razn, el Dr. Blanco ocup la cabecera de la mesa, a su derecha estaba Thomas y a su izquier-da el Consejero (y director de La Razn) Julio Mara Sosa. Frente al Canciller tom asiento el presidente del Senado, doctor Duvimioso Terra; sentndose a su derecha el Ministro de Francia, M. Gilbert, y a su izquierda el presidente del Concejo Departamental de Montevi-deo, agrimensor Jos Pedro Astigarraga. Los dems puestos fueron ocupados por el Dr. Urioste, presidente de la Comisin de Trabajo del Senado; el Sr. Gmez Folle, Jefe de Polica de Montevideo; el se-

    33 AGN - DSCNA, op. cit., Acta N 134 de la sesin del 28 de julio de 1925, pg. 170. 34 Transcripcin de la supuesta alocucin de Thomas que segn Justicia (30 de julio de 1925, pg. 1, Entre sabandijas), haba publicado en la vspera El Da.

  • 26

    or A. Saralegui, Subsecretario de la Cancillera; los Doctores Da-niel Blanco Acevedo, Manini Ros, Amzaga, Frugoni, Tiscornia, Al-varez Lista, Charlone, Pez Formoso, Pieyro Chain, Domnguez Cmpora, Mora Otero, Amrico Sampognaro y los Seores Carlos Mandillo y Ricardo Shaw Rolando.35

    El Ministro de Relaciones Exteriores, Dr. Blanco, ofreci el homenaje al distinguido husped en francs. ste se refiri con fra-ses gentiles a la legislacin social uruguaya reconociendo, de acuerdo con la crnica de La Razn, a los precursores de la Socie-dad de Naciones, seores Batlle y Ordez y Ruy Barboza, en el Con-greso de La Haya y elogiando la actuacin del Dr. Blanco en la Sociedad de Naciones, en particular en la comisin en la que traba-jaron con Thomas.36 Hora 18:00: Conferencia en la Universidad. Asistieron el Presiden-

    te de la Repblica, Ing. Jos Serrato, y diplomticos de los Esta-dos Unidos e Italia.

    El acto fue presidido por el Ministro de Relaciones Exteriores, Dr. Juan Carlos Blanco Acevedo. Ocupaban el estrado el Sr. Minis-tro de Francia, miembros de la delegacin de la OIT, el Rector de la Universidad, Dr. Elas Regules, el director del Instituto Alfredo Vsquez Acevedo, Dr. Agustn Musso, los doctores Gerardo Arriza-balaga, Csar Charlone, Alfredo Pacheco y Alberto Domnguez Cm-pora.

    La conferencia versaba sobre La Legislacin Internacional del Trabajo y Uruguay. Se haba dispuesto que el Dr. Pedro Manini Ros hiciese la presentacin del expositor. Finalmente la realiz el Canciller, el Dr. Juan Carlos Blanco Acevedo. De acuerdo a la Lega-cin del Reino Unido, el de Blanco fue un discurso de considerable afecto y simpata.37 Visita a la Cmara de Industrias.

    Thomas y su comitiva fueron recibidos por la gremial de los industriales, que sesionaba quincenalmente, los mircoles a las 18

    35 Diario La Razn, 30 de julio de 1925, pg. 1, (El banquete a M. Tho-mas). 36 Ibdem. 37 Benjamn Nahum, Informes diplomticos de los representantes del Reino Unido en el Uruguay, Tomo IV: 1924 1928, Montevideo, Universidad de la Repblica, 1994, pg. 78.

  • 27

    horas. Presidi la sesin el Dr. Ramn Alvarez Lista. Asistieron los directivos Guillermo Barreiro, Francisco Vilar, Newell E. Davies, Gregorio Aznrez, Francisco E. Graffigna, Juan Bidegaray y Luis Barbagelata. El Presidente de la Cmara rese las finalidades que persegua la institucin y ofreci su cooperacin.

    El visitante elogi la legislacin uruguaya y sugiri la conve-niencia de que los industriales designasen un delegado que los re-presentase en la OIT.

    La gremial ofreci un brindis con una copa de champagne. Partida.

    Con su comitiva embarc por la noche en el vapor de la ca-rrera con destino a la ciudad de Buenos Aires. LAS OTRAS VISITAS

    El rgano de prensa del batllismo, El Da, destac la larga y cordialsima reunin de Thomas con Jos Batlle y Ordez y, para que no quedaran dudas, insert una fotografa del encuentro. Tam-bin tom nota de la presencia de Thomas en algunos lugares turs-ticos de Montevideo muy caros a ese sector, como el Hotel Carrasco, la playa de Malvn y la Barra.38

    La Razn, que responda a la fraccin sosista del Partido Co-lorado, resalt que despus del banquete ofrecido por el Ministro de Relaciones Exteriores, Albert Thomas invit al seor Julio Mara Sosa a una entrevista, en sus habitaciones particulares del Parque Hotel, que dur cerca de una hora. Tambin mencion la visita de Thomas al peridico, acompaado por Charlone y Lebrun. En la oportunidad, ante la ausencia de Sosa que se encontraba en el in-terior de gira poltica, fue recibido por el codirector del diario, el di-putado Enrique Rodrguez Fabregat.39 Tambin se ocup de destacar la visita del director de la OIT al Sanatorio de Obreras y Empleadas.40

    El catlico El Bien Pblico difundi una foto de la presencia de Thomas en la Escuela Industrial, e inform de su visita a la Bol-

    38 Diario El Da, edicin del da 30 de julio de 1925, pg. 5. 39 Diario La Razn, 28 de julio de 1925, pg. 1 (M. Albert Thomas visita nuestra casa) y 30 de julio de 1925, pg. 1 (El banquete a M. Thomas). 40 Diario La Razn, 29 de julio de 1925, pg. 3 (Mr. Albert Thomas).

  • 28

    sa de Comercio y a los bancos de Seguros e Hipotecario. Anunci que tena previsto encontrarse con el Presidente de la Repblica, Ing. Jos Serrato, y con el presidente del Consejo Nacional de Ad-ministracin, el Dr. Luis Alberto de Herrera.

    En tiempo condicional expres que quizs visitara La Frater-nidad y (una manifestacin de deseo?) algunas de las organizacio-nes ms representativas del catolicismo: el Crculo Catlico de Obreros, la Unin Social del Uruguay, los Talleres de Don Bosco.41

    El vocero comunista se solaz en divulgar que el Ministerio de Relaciones Exteriores haba fracasado en su intento por lograr que la Comisin de Trabajo de la Cmara de Senadores agendara y ofreciese un homenaje al visitante.42

    El semanario socialista afirm que la brevedad de la estada de Thomas (tres das) impidi organizar un acto pblico. Probable-mente la razn de fondo fue el deseo de no exponerlo a algn desmn que, se deca, preparaban contra l los comunistas. Infor-maba de su visita al Centro Proteccin de Choferes y a un centro socialista.43

    La Oficina Nacional del Trabajo recibi al Director General de la OIT y posteriormente inform al Parlamento que haba sido exa-minada por Thomas, recibiendo elogios por la forma eficaz en que cumpla con sus cometidos. En la misma nota adverta que slo poda fiscalizar adecuadamente seis de las nueve leyes que se le haban encomendado. El salario mnimo rural se encontraba entre las tres normas de difcil control.44

    41 Diario El Bien Pblico, 28 de julio de 1925, pp. 1 y 3 (Lleg ayer a Mon-tevideo M. Albert Thomas) y edicin del da 29 de julio de 1925, pg. 1. 42 Diario Justicia, 25 de julio de 1925, pg. 1 (El cangrejo ms grande del mundo Lo tendremos en Montevideo). 43 Semanario El Sol, 1 de agosto de 1925, pg. 1 (El compaero Albert Thomas en Montevideo). 44 Mensaje del Consejo Nacional de Administracin a la Asamblea General, Ministerio de Industrias, Oficina Nacional del Trabajo, 15 de febrero de 1926, en Diario de Sesiones de la Honorable Asamblea General, Tomo XVI, Montevideo, Imprenta Nacional, 1933, pg. 343.

  • 29

    LO QUE VIO. LO QUE OPIN

    Antes de su partida a Buenos Aires, Thomas departi con un cronista de La Razn. Sus extensas declaraciones se orientaron a describir la obra de la Oficina que diriga. Ya al final se refiri a la relacin con Uruguay. Solicit que el pas ratificase los convenios de trabajo, pues pocos, por no decir ningn pas, se encontrara en condiciones ms favorables, reconociendo que las disposiciones sobre las ocho horas y el descanso semanal, van ms all de las convenciones. En tal sentido emiti una seal tranquilizadora: los pases con leyes ms avanzadas que lo aconsejado por la OIT pod-an conservar su legislacin original. Tambin seal su aspiracin de que a la Conferencia del Trabajo de 1926 asistiese una represen-tacin uruguaya completa, es decir, con representantes del gobier-no, de los empresarios y de los asalariados.45

    En una entrevista fechada el da 30 de julio en Buenos Aires, y que en la siguiente jornada recogi el diario El Pas,46 Thomas ex-pres su agrado por haber tenido la oportunidad de conocer la legis-lacin obrera uruguaya. Manifest que era una de las ms adelantadas y progresistas, pero que le faltaba cierta coordinacin que las autoridades y legisladores sabran concederle. Es - sigui diciendo - en conjunto una excelente legislacin tanto ms interesan-te, cuanto que quiz sean ms tiles en los pases pequeos como laboratorio que se podra llamar experimental, puesto que en Europa es mucho ms fcil estudiar los efectos de los diversos sistemas que se ponen en prctica debido a su compacta poblacin y menos com-plejidad de los problemas.47

    La idea de que Uruguay era un laboratorio de iniciativas en materia social la desarroll en Montevideo en su conferencia en la Universidad. Manifest admiracin por las instituciones y por la legislacin uruguaya. Encontr aqu leyes ms adelantadas que en Europa, como la jornada de seis horas para los obreros municipa-

    45 Diario La Razn, 31 de julio de 1925, pg. 3, (Mr. Albert Thomas nos habla de la Organizacin Internacional del Trabajo - Sus impresiones sobre el Uruguay). 46 Diario El Pas, 31 de julio de 1925, pg. 7 (Elogio hecho por Thomas a nuestra legislacin obrera). 47 Ibdem.

  • 30

    les. Por otra parte la existencia de la Oficina del Trabajo aseguraba la eficacia de la legislacin.

    Tambin le sorprendieron las escuelas de instruccin bsica y las escuelas industriales, tanto las pblicas como las privadas. Pero, se preguntaba, despus de haber recorrido nuestra enorme campaa y haber visto nios a las puertas de los humildes ranchos, perdida en la inmensidad del campo, si llegan hasta ellos, la eficacia de las leyes de la enseanza obligatoria y proteccin al trabajo de las mujeres y los nios.48 No fueron observaciones muy diplomticas. Finaliz expresando que ya que Uruguay tena una legislacin tan avanzada deba ratificar las convenciones y los acuerdos de la Ofici-na Internacional del Trabajo. Aclar que era con esa finalidad que estaba en el pas, que se era el motivo de su viaje. La versin di-fundida por el vocero socialista aseguraba que tambin ech de menos una ley sobre el trabajo de los nios y las mujeres.49 LAS REPERCUSIONES POLTICAS DE UNA VISITA MUY CUESTIONADA

    En el balance de actividades correspondiente al ao 1925 que realiz el Ministerio de Relaciones Exteriores, no se inform sobre la visita al Uruguay del Director de la Oficina Internacional del Traba-jo. Se destac la estada en el pas del Presidente de Chile, Arturo Alessandri; de Su Alteza Real, el Prncipe de Gales; del Dr. Lauro Mller, reconocido diplomtico del Brasil, y del Ministro de Relacio-nes Exteriores de Argentina, Angel Gallardo.50 La diplomacia brit-nica, en cambio, haba tomado debida nota del arribo de Thomas.

    El Poder Legislativo, mientras tanto, deliber sobre la perti-nencia de homenajear al futuro monarca britnico y al aviador es-paol Comandante Ramn Franco.

    48 Diario El Bien Pblico, 30 de julio de 1925, pg. 3 (M. Albert Thomas en la Universidad). 49 Semanario El Sol, 1 de agosto de 1925, pg. 1 (La conferencia de Tho-mas). 50 Mensaje de la Presidencia de la Repblica, Ministerio de Relaciones Ex-teriores, a la Asamblea General, 15 de febrero de 1926, en Diario de Sesio-nes de la Honorable Asamblea General, Tomo XVI, Montevideo, Imprenta Nacional, 1933, pg. 287.

  • 31

    Albert Thomas, en su conferencia en la Universidad de la Re-pblica, aludi al hecho de que no era bienvenido para unos por sus ideas de avanzada, y para otros, porque lo consideraban traidor a las ideas de avanzada.51 Declar al catlico El Bien Pblico que slo los comunistas combaten y desprecian nuestra obra. Queremos armonizar el inters de los patrones y de los obreros. Deseamos que cese la lucha y que un derecho ms humano y ms equitativo rija las relaciones del que trabaja y del que paga.52

    El Pas, que responda a sectores del Partido Nacional, in-form que en tiendas de su tradicional adversario, el Partido Colo-rado, batllistas y sosistas se disputaban la presunta preferencia de Thomas por conocer a los consejeros Atilio Narancio y Alberto Cima (Senador y Consejero suplente) o a Julio Mara Sosa.53

    Das antes de llegar Thomas, el diario comunista Justicia busc hacer de su visita un hito ms en la pugna ideolgica entre revolucionarios y reformistas.54 Entre bueyes no hay cornadas, concluy luego de declarar su complacencia ante el hecho de que era el diario de Jos Batlle y Ordez, El Da, caracterizado como enemigo del proletariado, quien haca los mimos al cangrejo fran-cs. 55

    En aquel medio poltico tan aldeano como chismoso, no pas desapercibido el encuentro de Thomas con Batlle y Ordez, una visita protocolar a la que se podan encontrar mltiples significa-dos.

    Las alabanzas del miembro de la OIT a la legislacin social uruguaya servan al batllismo, que reciba un reconocimiento a lo que senta que era su obra, calificada como de avanzada. Para los

    51 Diario El Bien Pblico, 30 de julio de 1925, pg. 3 (M. Albert Thomas en la Universidad). 52 Diario El Bien Pblico, 28 de julio de 1925, pp. 1 y 3 (Lleg ayer a Mon-tevideo M. Albert Thomas). 53 Diario El Pas, 31 de julio de 1925, pg. 3 (Las preferencias de M. Tho-mas). 54 Un testimonio de esta polmica es la serie de artculos recopilados por Milton Vanger en Reforma o Revolucin? La polmica Batlle Mibelli. 1917, Montevideo, Ediciones de la Banda Oriental, 1989. 55 Diario Justicia, 24 de julio de 1925, pg. 1 (Entre bueyes no hay corna-das).

  • 32

    comunistas las loas al batllismo lo eran a un partido burgus. Y no ahorraban adjetivos: Los obreros que sufren en esta tierra los bene-ficios de las leyes avancistas, sabrn juzgar al sabandija que nos visita como a los polticos farsantes del obrerismo (...).56

    La campaa contra Thomas continu por un corto perodo despus de su partida. Para argumentar sobre su supuesta claudi-cacin ideolgica no se desaprovech la oportunidad de enumerar el banquete en el Parque Hotel que le ofreci el Canciller, el encuentro con Batlle y Ordez, su visita a la Bolsa y al Consejo Nacional de Administracin, a los centros principales de robo y especulacin de la burguesa, para concluir que despus de tres das en Montevideo se haba ido ante la indiferencia y el desprecio de los trabajado-res.57

    El rgano de prensa socialista expres que algunos batllistas haban convencido a Thomas para que visitase a Batlle y Ordez, dada la influencia que, por su peso poltico, poda ejercer el ex Pre-sidente para obtener la ratificacin de los acuerdos de la OIT: Lo que no sospechaba, sin duda, es que su visita habra de ser explota-da polticamente por el batllismo como una prueba de reconocimiento por parte del visitante de los altos mritos del visitado.58

    El vocero catlico, en cambio, intent llevar agua a su molino resaltando las oportunas declaraciones de Thomas: Las organiza-ciones catlicas de Alemania, Blgica y Francia, forman parte de nuestra obra, aportando un interesante elemento de juicio y de estu-dio. 59

    Para El Sol fue importante que a pesar de las amenazas y ex-hortaciones de las Juventudes Comunistas, nadie perturb el orden durante la conferencia de Thomas en la Universidad.60 En tal senti-do los comunistas argentinos tuvieron mayor xito, pues lograron armar una batahola en una de las exposiciones del Director de la

    56 Diario Justicia, 30 de julio de 1925, pg. 1 (Entre sabandijas). 57 Diario Justicia, 31 de julio de 1925, pg. 1 (Thomas se ha ido). 58 Semanario El Sol, 1 de agosto de 1925, pg. 1 (Thomas y Batlle). 59 Diario El Bien Pblico, 28 de julio de 1925, pp. 1 y 3 (Lleg ayer a Mon-tevideo M. Albert Thomas). 60 Semanario El Sol, 1 de agosto de 1925, pg. 1 (La conferencia de Tho-mas).

  • 33

    OIT, interfiriendo su discurso con ruidos y protestas y con el lan-zamiento de volantes.61

    Los socialistas apuntaron, adems, contra el gobierno muni-cipal: por razones de economa no haba aumentado el alumbrado. Exhortaban a prestar atencin en el futuro si se haca lo mismo du-rante la prevista estada del Prncipe de Gales. 62

    En ocasin de la visita al Centro Socialista de la 4 y la 5, Albert Thomas tuvo la oportunidad de dirigirse a sus correligiona-rios. Sus palabras fueron traducidas al pblico por el Dr. Emilio Frugoni. Afirm que si estaba al frente de la OIT era por la voluntad de los obreros y de los socialistas. Solicit a los socialistas urugua-yos que prestigiaran la obra de la Oficina Internacional del Trabajo con la finalidad de que hubiese en ella lo antes posible delegados de organizaciones obreras autnticas del Uruguay, como las hay de otros pases. Finalmente se refiri a la actualidad del Partido Socia-lista francs, haciendo votos para que el del Uruguay pueda tam-bin rehacerse y desarrollarse a semejanza del francs.63

    En el informe anual de 1925 que la Legacin Britnica en Montevideo envi al Foreign Office, se inclua entre los aconteci-mientos del ao la visita del Director General de la Oficina Interna-cional de la Sociedad de las Naciones a Montevideo. Se deca que en julio haba pasado dos das en la capital uruguaya, en viaje de Rio de Janeiro a Buenos Aires. No se precisaban con exactitud los das, que fueron ms, ni la prevista escala final del periplo, que de acuer-do a lo que se haba adelantado deba ser Chile. La agenda difundi-da oportunamente a la prensa estableca que Thomas arribara a Buenos Aires el jueves 30. El domingo 2 de agosto, por la noche, se dirigira a Rosario, luego a Santa Fe y Mendoza, desde donde pasar-a a Chile. 64

    En una posterior entrevista con los periodistas, que se habra desarrollado en setiembre en la ciudad de Ginebra, Thomas, des-

    61 Diario Justicia, 4 de agosto de 1925, pg. 1 (Tumultuosa conferencia en la Argentina). 62 Semanario El Sol, 1 de agosto de 1925, pg. 1 (Para no olvidarse). 63 Semanario El Sol, 1 de agosto de 1925, pg. 1 (El compaero Albert Thomas en Montevideo). 64 Diario La Tribuna Popular, 27 de julio de 1925, pg. 1 (Mr. Albert Tho-mas Lleg hoy a Montevideo).

  • 34

    pus de expresar algunas generalidades sobre los pueblos sudame-ricanos, de acuerdo a este reporte de la Legacin del Reino Unido, admiti que en Uruguay recibi la promesa que los convenios labo-rales seran ratificados. En cumplimiento de ella la representacin britnica informaba que en septiembre se haba enviado a las Cmaras un mensaje presidencial solicitando la ratificacin de los convenios laborales de la OIT aprobados en Washington (1919) y en Ginebra (1920 y 1921).65

    Qu significado poda tener esta iniciativa? Un Convenio es un acuerdo internacional, que, una vez ratificado por un Estado for-ma parte integrante de su legislacin nacional; los efectos de los Con-venios ratificados significan cierta disminucin de la soberana nacional, por cuanto los otros Estados que han ratificado el mismo Convenio tienen derecho de queja ante la Organizacin Internacional del Trabajo, en el caso de que algn Estado no d cumplimiento al compromiso contrado al ratificar. Las Recomendaciones son prescrip-ciones destinadas a dar normas a los gobiernos en su orientacin social y no constituyen convenios internacionales.66

    Pocos das despus del golpe de Estado de 1933, con fecha 5 de abril, el gobierno dictatorial de Gabriel Terra ratific por decreto una treintena de convenios internacionales, convenciones aproba-das por la Conferencia del Trabajo en sucesivas reuniones, desde la 1 en Washington en 1919, a la ms reciente, la XVI de Ginebra en 1932.67

    A mediados de junio de 1933 se conoci en Montevideo la manifiesta satisfaccin de Harold Butler, director de la OIT, por este hecho, en un momento en que se hace sentir ms que en ninguna ocasin la necesidad de establecer una estrecha cooperacin interna-cional para el afianzamiento de la paz social tan necesaria al desa-rrollo econmico de las naciones.68

    Por qu se haba demorado tanto? Por qu lo hizo un go-bierno que acababa de arrasar la institucionalidad?

    65 Benjamn Nahum, Informes..., op. cit., pg. 78. 66 Maral Pascuchi, Los Convenios de la Organizacin Internacional del Tra-bajo, Montevideo, 1945, pg. 10. 67 Registro Nacional de Leyes, Decretos, etc., ao 1933, pp. 211 a 213. 68 Diario La Maana, 28 de junio de 1933, pg. 3.

  • 35

    EL MAGNETISMO DE UN MAESTRO

    Quizs hablar de discpulos sea demasiado ampuloso, quizs no. Lo cierto es que tanto Thomas, como las ideas que encarnaba, impactaban y se reflejaban en el ambiente poltico. Su privilegiado cargo de Director General le confera una gran autonoma, y por tal motivo era bastante ms que un simple funcionario administrati-vo.69

    El sosismo, sector del Partido Colorado liderado por Julio Mara Sosa, al recordar dos de los viajes a Europa de su caudillo en la dcada del veinte, citaba los encuentros mantenidos con Thomas, destacada figura del cooperativismo y compaero de lucha del unifi-cador del movimiento cooperativo francs, el economista y socilogo Charles Gide.70

    Sosa haba sido un entusiasta partidario de las frmulas que procuraban la armona social. Fue electo diputado, senador y Presi-dente del Consejo Nacional de Administracin. Falleci a comienzos de 1931.

    Pero quien estaba ms expuesto a su influencia y en conse-cuencia tambin era ms permeable a la misma, era el joven direc-tor batllista de la Oficina Nacional del Trabajo, el Dr. Csar Charlone. ste, junto con Oscar Defmminis, el Cnsul General de Uruguay en Suiza, haba representado a Uruguay en la Tercera Conferencia Internacional del Trabajo realizada en 1921 en Gine-bra.71 En esa ocasin, Charlone haba tenido la oportunidad de ha-cer profesin de su fe reformista: en una de sus intervenciones distingui dos caminos para lograr la paz social, el de Versalles, el de la OIT, que por procedimientos de orden y de progreso, procura

    69 Hctor Hugo Barbagelata, op. cit., pg. 84. 70 Citado por Federico Fernndez Prando, Acercamiento a las races doctri-narias y filosficas del batllismo, Montevideo, 1991, pp. 82 y 83. 71 En 1925 la Presidencia de la Repblica inici los trmites para la ratifi-cacin de las convenciones aprobadas por las conferencias anuales de la Organizacin. La Oficina Nacional del Trabajo decidi publicar el informe de la delegacin uruguaya como contribucin al estudio de este important-simo asunto, (Ministerio de Industrias, Oficina Nacional del Trabajo, La III Conferencia Internacional del Trabajo y el Uruguay, Montevideo, Imprenta Nacional, 1925).

  • 36

    construir el nuevo mundo sobre la base de lo bueno que en el viejo existe, y el de Mosc, que lleg al comunismo por procedimientos que unnimemente condenamos.72 El acontecimiento sirvi para que la delegacin uruguaya pusiese de manifiesto las bondades y las avanzadas caractersticas de la legislacin vigente al respecto en el Uruguay.73

    La batalla publicitaria no se limit a las palabras y a la elo-cuencia rimbombante, al plano de las discusiones en el momento de tratarse los proyectos de convenio. Los delegados repartieron folle-tos sobre la legislacin obrera del Uruguay. Es ms, Charlone en una oportunidad pudo afirmar satisfecho que el gobierno uruguayo aprobaba una disposicin menos avanzada que la ley uruguaya vi-gente, a condicin de que no se alterasen los principios de esta ltima. Por lo dems exista conciencia de la necesidad de estudiar las modificaciones necesarias para hacer concordar el corpus na-cional con la legislacin internacional. 74

    Al igual que en cualquier evento, los contactos se sucedieron y la delegacin uruguaya aprovech para estrechar su relaciona-miento con la Oficina y con sus hombres.

    En una entrevista con Albert Thomas acordaron que, con la aprobacin del Gobierno, la OIT reconocera como su seccin uru-guaya al Servicio Especial creado en octubre de 1920. Dicho Servi-cio, al frente del cual estaba el entonces Subdirector de la Oficina Nacional del Trabajo, el Dr. Csar Charlone, tena como finalidad realizar las gestiones necesarias para designar a los delegados a la Conferencia, instruirlos e informar sobre las medidas que se adop-taban.75 Charlone procuraba erigirse en el intermediario natural entre el Uruguay y la OIT.

    Tambin decidieron impulsar la ratificacin por parte del go-bierno uruguayo de las convenciones aprobadas por las reuniones de la Conferencia, empresa en la que estaba embarcado Thomas. Los dos hombres, Charlone y Thomas, haban encontrado intereses en comn, importantes para sus respectivas carreras.

    72 La III Conferencia..., op. cit., pg. 7. 73 La III Conferencia..., op. cit., pg. 8. 74 La III Conferencia..., op. cit., pg. 10. 75 La III Conferencia..., op. cit., pg. 9 y Registro Nacional de Leyes, Decre-tos, etc., ao 1920, pp. 723 y 724.

  • 37

    Cuando finalmente Uruguay cumpli con el pedido del primer Director de la OIT, ste ya haba fallecido. El gobierno que se dispu-so a complacerlo fue una dictadura a la que Csar Charlone termi-nara sirviendo, primero como Ministro de Trabajo (sin cartera), y despus al frente del ministerio de Hacienda. Durante su desempe-o en la direccin de la Oficina Nacional del Trabajo haba bregado por el cumplimiento de los compromisos internacionales, aunque choc con la morosidad parlamentaria, que a la lentitud de sus pro-cedimientos sumaba el miedo de algunos sectores, dos ingredientes que mezclados se transformaban en el combustible de la inoperan-cia, y finalmente de la parlisis.

    A fines de 1927 ingres a la consideracin de la Cmara de Representantes un proyecto de Cdigo de Trabajo elaborado por Charlone, que haba sido elevado previamente al Consejo Nacional de Administracin. Pero no fue el Ejecutivo colegiado quien lo haba enviado al Parlamento, sino que fue auspiciado y presentado para su aprobacin por los diputados Csar Mayo Gutirrez y Enrique Snchez Varela.76

    El Cdigo se propona ordenar y sistematizar la legislacin vi-gente, pero tambin aspiraba a modificarla y, lo ms importante, quera ampliar y mejorar la obra realizada.77 Si bien la OIT aparec-a citada con suma discrecin - explcitamente se adoptaban las conclusiones aprobadas en la III Conferencia Internacional del Tra-bajo sobre enfermedades profesionales - el lenguaje utilizado en la exposicin de motivos (De acuerdo con las doctrinas ms recibidas en la actualidad, los procedimientos que la experiencia universal indica, etc.) muestra que su influencia estaba all presente.78 Esa inesperada marginalidad en las referencias a la Organizacin se deba probablemente a las resistencias que an provocaba en algu-nos sectores conservadores. Algo comprensible si se advierte que se trataba de una institucin internacional, que promova la legislacin social y el mejoramiento de las condiciones de vida y de trabajo de los asalariados. Internacionalismo y aumento de los presupuestos no era una combinacin llamada a despertar gran alborozo.

    76 Cmara de Representantes, Proyecto de Cdigo del Trabajo, Montevideo, Imprenta y Papelera Agraciada, 1927. 77 Cmara de Representantes (CR), Proyecto..., pg. 5. 78 CR, Proyecto..., pp. 25 y 28.

  • 38

    De todas formas la relacin no siempre era de causa a efecto: por ejemplo, el proyectado Cdigo propona la adopcin del salario mnimo y comits para su fijacin un ao antes de que la OIT lo sugiriese oficialmente en 1928.

    Pero ms que las coincidencias cronolgicas, lo realmente destacable era la concurrencia temtica; las similitudes de tpicos que seguramente estaban en la agenda, en el orden del da, que se integraban a las deliberaciones; o se colaban en los corrillos previos a su discusin y aprobacin, en el momento en que se buscaban los consensos polticos. Aspectos como las condiciones laborales (re-muneracin; duracin de la jornada; trabajo nocturno, femenino e infantil; enfermedades profesionales), rgimen jurdico de las mis-mas, contralor de la aplicacin de la legislacin, se podan hallar en uno y otro lado, en el Cdigo y en el listado de asuntos de inters de la OIT. Entre stos, aprobados ya por la Organizacin, figuraban la determinacin de la edad para el trabajo infantil y la reglamentacin del trabajo femenino.

    El proyecto de Csar Charlone fue uno de los intentos ms serios en la dcada de 1920 para reestructurar el mercado laboral. Parta de una concepcin coherente, que se propona modernizar el capitalismo, y que contemplaba las retribuciones personales, el tra-bajo domiciliario, la competencia de la mano de obra infantil y las condiciones de la ocupacin femenina. La mejora del nivel de ingre-so de la poblacin dinamizara el consumo, actuando sobre la de-manda. De esta forma se crearan plazas laborales. A ello tenda la legislacin social: la disminucin de la jornada laboral, el desarrollo de la previsin social y el retiro de la mano de obra secundaria. Las mayores ganancias de los empresarios podan absorber el aumento de los nuevos costos laborales, y esta prosperidad cimentara la paz social, con un entramado de normas que velaran por su preserva-cin.79

    Algunas disposiciones le restaban viabilidad poltica. Tal por ejemplo el instituto corporativo del Consejo Superior del Trabajo, (en el que estaran representados el Estado; los asalariados y los empleadores; los profesionales liberales, las mutualistas y las co-

    79 Ral Jacob, Crisis y mercado de trabajo: una aproximacin a la problem-tica de los aos veinte y treinta, Montevideo, CIEDUR, Serie Investigaciones N 16, 1984, pp. 53 y 54.

  • 39

    operativas), y que en 1933, una semana despus del golpe de Esta-do, servira de inspiracin al terrismo para establecer uno similar (7 de abril). O las normas para reglamentar la actividad sindical, que molestaran por igual a los gremios que resistan la intromisin del Estado, y a los patronos que no queran or hablar de sindicaliza-cin.

    En consecuencia no sorprende que el Parlamento dejara pa-sar el tiempo, esperando siempre un mejor momento para someterlo a la consideracin de las Cmaras, lo que no dejaba de ser una h-bil forma de conducirlo a una va muerta. All esperaba el olvido.

    Quizs lo que llame la atencin es la incidencia de la OIT en la ingeniera social del terrismo (licencia anual para empleados del comercio y oficinas de la industria, prohibicin del empleo de las mujeres antes y despus del parto, proteccin de los menores, apo-yo a los convenios colectivos, implantacin del Consejo Superior del Trabajo, creacin de un Ministerio de Trabajo). Sin embargo, si se piensa en el formidable ariete contra la institucionalidad que signi-fic el accionar del Comit Nacional de Vigilancia Econmica, y las fuentes constitucionales en las que abrevaron los redactores de la Carta de 1934, en que se reconocieron los denominados derechos sociales, se puede concluir que la filosofa de ese corporativismo proporcionaba una base de legitimidad que poda mitigar en algo las posturas ms reaccionarias. Siempre se poda acudir al ejemplo de la OIT: all, en una suerte de parlamento internacional, represen-tantes de los patronos, de los asalariados y de los Estados, delibe-raban pacficamente intentando limar las asperezas provocadas por el choque de los diversos intereses.

    Por otra parte, era un programa menos radical que el pro-pugnado por algunos sectores batllistas, partidarios de que el Esta-do fijase unilateralmente el monto del salario mnimo. Era una cua introducida entre los conservadores ms recalcitrantes, que los haba, y los batllistas ms virulentos, que no faltaban. La gran cuestin que divida al sistema poltico, en ltima instancia, era el papel que cada sector asignaba al Estado. Por supuesto no era lo mismo aplicar ese esquema en un clima de libertad que en uno au-toritario. El sentido no era el mismo. Tampoco eran lo mismo el bat-llismo empresarial, del que provena Terra, que el obrerista, o el ms radical de Julio Csar Grauert. La confusin a la que puede

  • 40

    conducir la existencia de varios batllismos no puede obnubilar la percepcin de un comn denominador: su matriz reformista.

    El delegado uruguayo Csar Charlone, ya en la Conferencia de 1921, refirindose a los trabajadores agrcolas haba advertido: Conservmoslos a nuestro lado mejorando sus destinos en la medi-da que ellos esperan. De lo contrario, no tendremos maana el dere-cho de reprocharles si piden a la violencia de la revolucin lo que no obtuvieron por la va de la legalidad que nuestra bandera represen-ta.80 Era una postura de un reformismo extremadamente pragm-tico, exacerbado por el ejemplo de la revolucin rusa.

    La crisis mundial proporcion a Thomas la oportunidad, quizs la ltima, de incidir en los asuntos pblicos, en la definicin y diseo de las grandes polticas. En 1931, ante el fenmeno global de la desocupacin, abog por la realizacin de planes de obras pblicas. Dos aos despus, la Conferencia hizo suya la propuesta y la transmiti a la Conferencia Econmica de Londres. El tema no era novedoso en la vida de la Organizacin, pues ya en la reunin inaugural, en 1919, la primera recomendacin, aconsejaba en las regiones ms afectadas por la falta de trabajo reservar las obras pblicas para los perodos de desocupacin.81

    Se ha dicho que el mundo practic un keynesianismo larva-do y anticipado, an antes de conocerse la Teora General de la ocupacin, el inters y el dinero (1936).82 Es de recordar que Keynes particip en la Conferencia de la Paz de Pars como miembro de la delegacin britnica hasta junio de 1919, en que dimiti. Y en una de sus obras, Las consecuencias econmicas de la paz, hizo un an-lisis crtico de algunas de las clusulas del Tratado de Versalles. Fue actor y testigo de las bsquedas de salidas a las dos guerras mundiales, del diseo de las polticas de ambas posguerras. Su obra resume y transmite su experiencia y reflexin vitales.

    80 La III Conferencia, op. cit., pg. 7. 81 Maral Pascuchi, Los Convenios de la Organizacin Internacional del Tra-bajo, Montevideo, Consejo Interamericano de Comercio y Produccin, 1946, pp. 115 y 116. 82 Palabras de Anbal Pinto, en una conferencia conmemorativa del cente-nario del nacimiento de Keynes. Citado por Oscar Muoz Gom, Chile y su industrializacin. Pasado, crisis y opciones, Santiago de Chile, CIE-PLAN, 1986, pg. 198.

  • 41

    De todas formas, la iniciativa de aumentar la inversin y el gasto pblico, de recurrir a las grandes obras pblicas para dar trabajo a los desocupados, que algunos acostumbran asociar a su persona, se haba aplicado ya en Francia en 1848.83 Y, probable-mente, en ese momento, tampoco fue una medida original. En 1915, aqu en Uruguay, el Ministro de Hacienda Pedro Cosio, al enumerar las ventajas de un proyectado plan de caminos, aludi a la desocu-pacin a cuya solucin se tiende, con el trazado de las nuevas obras, eficazmente, atendiendo una gran oferta de brazos. Puso de relieve en esa oportunidad el deber moral del Estado, de impedir que los operarios que demandan trabajo se mueran, materialmente, de hambre.84

    En la primera mitad del siglo XX - aos de crisis y conflictos - el pensamiento de John Maynard Keynes logr captar la atencin de economistas y estadistas. No es casual que entre los seducidos se encontrase el ex Ministro de Hacienda Dr. Csar Charlone (1934 -1940). Para l, Keynes era la ms alta de las cumbres del genio econmico que haya tenido la humanidad en lo que va de este si-glo.85 COLOFN A partir de 1935 Mosc alent en todo el mundo la alianza en un frente comn de los sectores de izquierda con los partidos de-mocrticos y con los sindicatos. En Uruguay la oposicin a la dictadura terrista y al fascismo propici distintos tipos de manifestaciones e instancias polticas en las que convergieron militantes batllistas, comunistas, nacionalistas independientes, radicales blancos, socialistas, etc. Prueba de ello es la participacin como oradora en el homenaje a los cados en Paso Morln de Rosa Dubinsky, delegada del Socorro Rojo

    83 Diario El Pas, 13 de julio de 1925, pg. 3, (Los problemas fundamenta-les). 84 Resumen de la intervencin parlamentaria de Pedro Cosio en el diario El Da, 18 de diciembre de 1915, pp. 4 y 5. 85 Cmara de Senadores, Situacin Poltico-Econmico Financiera del Pas- Debate Sesiones 7, 12, 13 y 15 de mayo de 1947, pg. 70.

  • 42

    del Uruguay, al conmemorarse en 1937 el segundo aniversario del alzamiento de blancos y colorados. 86 La Guerra Civil Espaola y la Segunda Guerra Mundial termina-ron por definir y fortalecer a este sector de opinin pluralista, anti-dictatorial y antifascista. Sin embargo esta unin, formalizada en comits en apoyo a diversas causas, no alcanz a concretar su ac-cionar electoral en un Frente Popular. El Partido Comunista se amold al nuevo escenario poltico. En octubre de 1941, el matutino El Pas anunci la partida del representante de los trabajadores uruguayos a la Conferencia Inter-nacional del Trabajo a realizarse en Nueva York. Su nombre: Enri-que Rodrguez, obrero del calzado y dirigente sindical comunista. Estas conferencias tripartitas que se realizan anualmente vinculan a los trabajadores, los familiarizan con las leyes sociales de los pases y crean una especie de compromiso mutuo entre patronos y obreros referentes al respeto de las leyes sociales declar en una breve visita que hizo antes de viajar al rgano de prensa del nacionalismo independiente. 87 Un par de aos despus, en 1943, el escritorio del corresponsal en Uruguay de la OIT, Rogelio Cheroni San Romn, se instal en el Instituto de Jubilaciones y Pensiones del Uruguay.88 La fijacin de salarios por comisiones y consejos tripartitos, que se inaugur en 1940 para el trabajo a domicilio, se reelabor y se universaliz en 1943 para actividades o grupos de actividades (Ley de Consejos de Salarios).89 En 1945, finalizada la contienda mundial, fue el dirigente Jos DEla el encargado de representar a los obreros uruguayos en la Conferencia Internacional del Trabajo que se realiz en Pars.90

    86 Diario El Pas, 31 de enero de 1937, pg. 5.

    87 Diario El Pas, 19 de octubre de 1941, pg. 6.

    88 Diario El Pas, 22 de junio de 1943, pg. 4 y 24 de abril de 1944, pg. 3. 89 Hctor Hugo Barbagelata, Manual de Derecho del Trabajo, Montevideo,

    Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de la Repbli-ca, 1965, pp. 212 a 214. 90 Diario El Pas, 9 de diciembre de 1945, pg. 4.

  • 43

  • 44

    ANEXO

    Biografa de CSAR CHARLONE proporcionada por la Biblioteca del Palacio Legislativo

    Abogado, poltico y parlamentario uruguayo, nacido en Montevideo en 1895. Director de la Oficina Nacional del Trabajo (1923 - 1931); Representante Nacional (1931 - 1933); Presidente del Directorio de la Caja de Jubilaciones y Pensiones de Empleados y Obreros del Servicio Pblico, por decreto del 10 de abril de 1933; Ministro de Trabajo y Previsin Social (XI/1933). En los comicios realizados el 19 de abril de 1934 fue electo para integrar la Cmara de Senado-res, cargo que no ocup para desempear desde el 25/IV/34 el Mi-nisterio de Hacienda. Fue Encargado de esa Secretara de Estado desde esa fecha, y titular desde el 12/VIII/34 hasta el 16/XII/40. Vicepresidente de la Repblica, electo en los comicios del 27 de marzo de 1938. Por ausencia del Presidente, Gral. Alfredo Baldomir, que viaj a la Repblica Argentina, ocup la Presidencia del 9 al 15 de agosto de 1939. Primer Vicepresidente de la Cmara de Senado-res en 1947, fecha en que sustituy al Presidente de dicho cuerpo, Don Luis Batlle Berres, que pas a ocupar la Presidencia de la Re-pblica por fallecimiento de Don Toms Berreta. Nuevamente Pri-mer Vicepresidente (13/III/948); Ministro de Relaciones Exteriores (12/VIII/49 al 23/XI/50); Ministro de Hacienda (30/X/67 al 2/IV/70) y Ministro de Economa y Finanzas (25/X/70 al 16/1V/71). Fue Catedrtico de Finanzas en la Facultad de Ciencias Econmicas y de Administracin. Delegado del Uruguay a las III, VIII y IX Conferencias Internaciona-les del Trabajo (Ginebra); delegado a la Conferencia de San Francis-co que cre las Naciones Unidas (1945); Presidente de la delegacin de Uruguay al Consejo Econmico y Social de las Naciones Unidas (1951); Presidente de la delegacin del Uruguay a la VII y XII Asam-blea General de las Naciones Unidas (1952 y 1957); Presidente de la delegacin del Uruguay a la Conferencia de Comercio y Empleo de La Habana (1947 - 1948); miembro del Comit de la OIT sobre el cumplimiento de las Convenciones Internacionales del Trabajo

  • 45

    (1934 - 1938); Miembro del Comit que prepar la Convencin In-ternacional sobre Abolicin del Trabajo Forzoso (1956 - 1967); miembro de la Comisin de la OIT designada para investigar y solu-cionar el Conflicto entre el Gobierno de Grecia y la Confederacin del Trabajo (1965 - 1966); miembro de la Junta Consultiva de la Administracin Pblica Internacional de las Naciones Unidas (1958); Presidente de la delegacin uruguaya a la Reunin a nivel Ministerial organizada por la Comisin Especial de Coordinacin Latinoamericana (CECLA) en Via del Mar (mayo de 1969); inte-grante de la delegacin uruguaya a la Asamblea Anual del Banco Mundial (septiembre de 1969); representante del Grupo URUPABOL (Uruguay, Paraguay, Bolivia) en la Reunin Anual del Comit Inter-americano de la Alianza para el Progreso (CIAP), Washington, febre-ro de 1971 y Director Alterno del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en representacin de URUPABOL (mayo de 1971). Fue condecorado por los Gobiernos de varios pases de Amrica y de Europa. Colabor en varias revistas jurdicas, habiendo publicado en la de Derecho, Jurisprudencia y Administracin un trabajo sobre "Novsimos aspectos de la legislacin obrera". Dirigi el diario terris-ta El Pueblo.

  • 46

    CUADRO N 1

    LEGISLACIN SOBRE LOS CONVENIOS ANTES DE SU ADOPCIN POR LA CONFERENCIA

    N AO CONVENIO 1 1919 Horas de trabajo en la industria 3 1919 Parto

    12 1921 Accidente de trabajo rural 14 1921 Descanso semanal en la industria 18 1925 Enfermedades profesionales 19 1925 Igualdad de trato en los accidentes de trabajo a los

    asalariados extranjeros 20 1925 Trabajo nocturno en panaderas 23 1925 Repatriacin de los marinos 26 1928 Mtodos para la fijacin del salario mnimo 32 1932 Proteccin contra los accidentes (dockers) (revisado

    en 1932) (*) De acuerdo a informacin del gobierno uruguayo FUENTE: Maral Pascuchi, Los Convenios Internacionales del Trabajo, Montevideo, Consejo Interamericano de Comercio y Produccin, 1946.

  • 47

    CUADRO N 2 NORMAS LEGALES APROBADAS CON POSTERIORIDAD A LA ADOPCIN DEL

    RESPECTIVO CONVENIO POR LA CONFERENCIA (PERODO 1919 1944)

    N AO CONVENIO 2 1919 Desocupacin 5 1919 Edad mnima en la industria 6 1919 Trabajo nocturno infantil 7 1920 Edad mnima en los trabajos martimos 8 1920 Indemnizacin por paro (naufragio) 9 1920 Colocacin de los marinos

    10 1921 Edad mnima en tareas rurales 11 1921 Derecho de asociacin de los trabajadores rurales 13 1921 Empleo de cerusa en la pintura 15 1921 Edad de admisin de paoleros y fogoneros 16 1921 Examen mdico de los jvenes empleados a bordo de

    los buques 27 1929 Indicacin del peso en los grandes fardos transpor-

    tados por barco 30 1930 Horas de trabajo en comercios y oficinas 33 1932 Edad mnima en trabajos no industriales

    FUENTE: Maral Pascuchi, Los Convenios de la Organizacin Interna-cional del Trabajo, Montevideo, Consejo Interamericano de Comercio y Produccin, 1946.

  • This document was created with W

    in2PDF available at http://www.win2pdf.com.

    The unregistered version of Win2PDF is for evaluation or non-com

    mercial use only.

    This page will not be added after purchasing Win2PDF.