NOTA SOBRE LA RESIGNIFICACIÓN RICARDO RODULFO EN COLABORACIÓN CON MARISA RODULFO

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  • 7/29/2019 NOTA SOBRE LA RESIGNIFICACIN RICARDO RODULFO EN COLABORACIN CON MARISA RODULFO

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    NOTA SOBRE LA RESIGNIFICACIN

    RICARDORODULFOENCOLABORACINCONMARISARODULFO

    El ya clsico concepto psicoanaltico de a posteriori, en rigor uno de los primersimos en forjarse, y

    que tan renovador resultara para hacer mayor justicia a la complejidad de los procesos histricos, ha

    dado en recibir en nuestro medio (o por lo menos en algunos de sus sectores) un uso que no deja de ser

    curioso y, ms all de la ancdota, quizs revelador de lo que Lvi-Strauss remitira a las constricciones

    del pensamiento humano. El efecto, introducido por Freud para evitar las simplificaciones del post

    hoc, ergo propter hoc, he aqu que se lo usa en sentido simtrico inverso al del evolutivismo lineal,

    produciendo as una nueva (pero no mejor) simplificacin, que esta vez reduce a nada el

    encadenamiento cronolgico de los sucesos y el valor causal de lo ms arcaico. En efecto, con

    demasiada frecuencia los estudiantes nos plantean cosas como sta: poco importara que tal

    acontecimiento, de tipo traumtico, por ejemplo, haya tenido o no lugar, poco importa incluso su

    persistencia durante un perodo dado, cuando ello ocurre en los aos ms tempranos de la vida de un

    sujeto. A su tiempo, llegarn, no se sabe muy bien cmo, las primeras simbolizaciones edpicas y sobre

    todo ese verdadero Deus ex machina el Nombre del Padre (apodo con el que la tilinguera local

    designa el concepto de Lacan apellido del Padre), barrern con todo y restablecern el orden, o sea el

    Orden Simblico. Argumentacin que los genocidas argentinos se entusiasmaran en conocer, si por

    acaso sospecharan qu inesperado aliado pueden encontrar en muchos reductos del show business

    psicoanaltico porteo!

    El hecho es que hace ya tiempo nos hemos acostumbrado a considerar lo que entienden los

    alumnos como algo no imputable a sus propios errores y limitaciones en la adquisicin de un

    concepto, aunque tambin puedan producirse, sino como un ndice a tener en cuenta para evaluar los

    circuitos reales por donde pasa la transmisin de una teora, ms all o ms ac de las declaraciones

    fastuosas en las grandes ocasiones. Nos ha resultado un buen hbito para escuchar lo que en serio dice

    una teorizacin interesarnos en ver lo que en serio hace en las mentes que entran en contacto con ella.

    Por esto mismo, nos es imposible despachar esta nueva forma de simplificar las cosas como algo sin

    importancia, mero desvo en la recepcin de un concepto. Mucho menos cuando este error se repite

    con perfecta regularidad. Something is rotten en la transmisin que genera esta clase de cosas.

    Con todo, tal situacin repetitiva por s sola no nos hubiera decidido a plantear en estas notas el

    tema; ms decisivo result el pensar en las gravsimas consecuencias clnicas que resultan de

    menospreciar la historia (y la forma en que en ella se ejecutan los mitos familiares sobre el cuerpo de un

    pequeo ser sujeto) de los primeros aos de la vida. Nos limitaremos al replanteo de los puntos por

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    donde debe reubicarse la conceptualizacin y a sealar cules son los malos entendidos a sortear.

    1. En primer trmino cabe precisar que slo se resignifica lo resignificable. Es necesario

    enunciar esta tonta perogrullada porque un empleo demasiado mecnico, demasiado privado de

    reconstruccin reflexiva por la subjetividad de cada cual (fruto de la costumbre portea de aprender el

    psicoanlisis de memoria), termin por hipertrofiar la operacin de vuelta hacia atrs, como si se tratase

    de un jueguito automtico, y a olvidarse por completo de ese pequeo detalle: el material mvil,

    viviente, histrico, que est all esperando la resignificacin.

    Nada en la experiencia psicoanaltica autoriza a concebir ese material como una tbula rasa,

    donde la mtica y todopoderosa resignificacin podra escribir cualquier cosa que le viniese en gana, ni

    tampoco como una suerte de sustancia indefinidamente moldeable que no opusiese la ms mnima

    resistencia a un a posteriori fabulado como infinitamente potente. A nuestro juicio, este concepto de

    resistencia a la resignificacin debe ser promocionado y desarrollado en referencia a vicisitudes

    concretas que el trabajo clnico pone cotidianamente de manifiesto. Si, pongamos por caso, en una

    prohibicin del incesto en el terreno flico, un corte edpico, se tropieza con la evidencia de un corte

    umbilical no realizado, el poder de resignificacin de esa intervencin se ver comprometido en la

    medida en que tienda a hundirse en ese ombligo no sellado y se vea as neutralizado. (Que el destino

    final sea se u otro muy distinto depender, para cada caso particular, de toda la delicadeza de la

    sobredeterminacin en juego, en esa siempre indecisa lucha entre las potencias del acontecimiento y de

    la estructuracin). O para ejemplificarlo en relacin con la clsica ecuacin pecho=pene, si el saldo del

    vnculo con el primero es terrorfico, difcilmente pueda darse una conexin con el segundo sin resto,

    sin cicatriz, para decir lo mnimo, de aquella prehistoria. De lo contrario, podra desprenderse del

    psicoanlisis una tica muy singular: los adultos dispondran de un cierto tiempo par hacer lo peor o lo

    mejor de su goce con y sobre el cuerpo de un nio pequeo sin recato ni medida alguna, como no fuera

    la de conservarlo con vida (al menos el estructuralismo porteo an no ha pontificado que este punto

    sea pasible del aprs coup), toda vez que, al modo de una elegante amnista, la funcin paterna

    vendra a lavar todas las asperezas y las tenebrosidades y a sobreimprimirles un adecuado punto final.

    Parece obvio que, si alguien desea sostener una posicin semejante, debera avalarla con al menos un

    historial clnico donde ese milagro sucediera.

    Acaso sea ms prolijo mantenerse en el campo de una de las mejores cosas que ha producido la

    teora psicoanaltica - saber, la categora del conflicto- y utilizar algo del tipo de las series

    complementarias, para articular el movimiento del a posteriori con la resistencia o las condiciones que

    pone y opone el material del pasado.

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    2. Se dice: resignificacin. La diferencia, que abre por s misma el tiempo de una distancia, con

    la significacin es tericamente elemental. Lo que se desprende son consecuencias nada elementales.

    Antes que nada, la significacin, se la conciba como se la conciba (v. la conocida remisin a una

    aceptacin originaria), es condicin para que despus haya algo a resignificar. Incorporando otro

    concepto, la simbolizacin tarda nicamente puede desenvolverse sin tropiezos cuando retrocede

    sobre algo que ya ha atravesado el estatuto de Real hacia el campo de lo Significante, o sea, opera

    normalmente en tanto se mantenga la homogeneidadde un espacio. Lo cual plantea el interrogante

    de un muy diferente destino de la resignificacin cuando, en su movimiento hacia atrs, va a dar con

    elementos que no han sufrido esta transformacin. Pinsese lo que ocurre, verbigracia, cuando sin

    haberse inscripto el corte (o castracin, en la terminologa de Francoise Dolto) primario que hace a la

    aceptacin de la biparticin sexual, alguien es arrojado al abismo del encuentro genital con otro no slo

    diferente sino Insimbolizado. De este hilo penden -en una trama donde se agolpan otras

    determinaciones- muchos brotes psicticos consecutivos al intento de primera aproximacin

    heterosexual. En particular, no pocas eclosiones psicticas o de conmocin narcisista extrema tienen

    que ver con el momento en que se ejecuta el acto de la resignificacin sobre un material que no fue

    tramitado en el orden simblico y, en lo fundamental (pese a las apariencias del estilo de un falso self,

    donde se ha hecho elsimulacro de tal operacin de pasaje sin otra consistencia que la de una engaosa

    pero efectiva adaptacin a la realidad), persiste del lado de lo Real en mltiples formas, por ejemplo,

    las del compromiso psicosomtico. De este modo muchos, al devenir formalmente padres,

    enloquecen cuando la asuncin de tal categora pone al desnudo algo preparatorio de aquella posicin

    que no fue simbolizado a tiempo, es decir, durante determinado perodo crtico.

    Una vez ms, esto no demuestra otra cosa que la insostenibilidad histrica y lgica de

    conceptualizar o imaginarizar un a posteriori funcionando en el vaco, fuera de cualquier serie

    complementaria, punto donde todo el progreso metodolgico que trajo el anlisis estructural se

    compromete y neutraliza en un formalismo reductor del acontecimiento, del cual, por pura razn desupervivencia, aqul tendra que procurar siempre mantenerse en tensin diferencial.

    Si aqu se objetara que, a su vez, toda significacin es ya resignificacin (de lo que sea), no

    habr nada que objetar salvo que tal argumento confirma la voluntad indeclinable del que lo formula

    de retroceder a un terreno puramente especulativo, donde de la validez de las razones en juego decide la

    filosofa y de ningn modo nada que tenga que ver, o que al menos considere seriamente, con la

    experiencia clnica que convierte a un sujeto, durante algunos breves momentos, en psicoanalista. De

    forma que no es sta objecin que pueda alcanzarnos, en tanto de las razones tericas nos interesen

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    sobre todo las prcticas

    3. Este ltimo punto lo mencionamos exclusivamente a los efectos de devolverle todo el estatuto

    polmico, nico en que por el momento puede plantearse, y del cual tienden a sacarlo (claro que slo

    imaginariamente, pues de hecho sigue slidamente all instalado), las declaraciones dogmticas. Nos

    referimos, por supuesto, a la funcin, posicin y lmites del psicoanlisis respecto al estado de cosas

    que hemos bosquejado en grandes lneas.

    Es la base de la pregunta por las condiciones de eficacia teraputica. Que el psicoanlisis puede

    (y debe) aportar o producir o catalizar alguna resignificacin en el transcurso de una cura

    (especialmente en su campo predilecto, las neurosis de transferencia), de esto no pueden quedar dudas

    serias. La experiencia de cualquier analizado sirve para demostrarlo. La cuestin entonces se cie a:

    puede el psicoanlisis significarpor vez primera, originariamente, algo que en su debido y posible

    momento pas de largo a la simbolizacin?

    Nos parece esencial, y ticamente esencial, dejar en claro que toda respuesta categrica a esta

    pregunta, por s o por no, se descalifica a s misma en trminos de seriedad cientfica. O es que har

    falta evocar las apuestas de ciertos filsofos a que nunca sera posible llegar a descubrimientos que

    poco o mucho ms tarde se hicieron efectivos, como el de determinar la velocidad de la luz? Lo que

    implica que todo principio de respuesta pertinente pasa por la provisoriedad y el acotamiento. Esto

    mismo lleva a precisar mejor la pregunta: as formulada le falta un prrafo, que dira, por ejemplo, en

    ciertas condiciones y dentro de cierto margen de perodo crtico. Sin este prrafo, nuevamente, la

    respuesta inevitablemente se ideologiza, se vuelve filosfica y nada ms. Carece de utilidad clnica. Y,

    en psicoanlisis, las discusiones no se ganan en un saln.

    De hecho, al nivel de lo que en la prctica sucede, la cuestin an permanece indecidible:

    algunos xitos, perforaciones del opaco muro, se oponen a muchos fracasos, pero la impresin por lo

    cuantitativo disminuye si se atiende a las condiciones en que se intenta una terapia, en estos casos

    demasiadas veces aplastantemente desfavorables de entrada, cuando no decididamente iatrognicas.

    Hay que hacer intervenir adems la categora de lo bloqueado o no constituido (la vieja detencin del

    desarrollo) junto a la de lo destruido (Pankow), para matizar cualquier juicio global -y en este

    terreno nada ms invlido que la pretensin de globalidad- y no dejar de recordar, prudentemente, la

    valiosa metfora, o algo ms que metfora, freudiana de las cicatrices, que son a la vez testimonio y

    limitacin de una cura, ltima formacin transaccional que nos recuerda que por all pas el

    psicoanlisis.