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Nuestro desafío, hoy La sociedad actual está viviendo un proceso acelerado de secularización, por el cual la fe y el conocimiento de Dios van siendo paulatinamente excluidos de la cultura y de la vida humana. Este escenario adverso a la fe plantea un nuevo desafío a los creyentes. ¿Cómo podemos predicar el evangelio hoy? Po otra parte, este cambio social implica el fin del cristianismo cultural o nomi- nal. Hoy, el creyente no puede profesar una fe ingenua. Aquello que nos califi- ca para predicar el evangelio es el testimonio de Jesucristo, es verdad; pero se requiere, además, estar preparados para hacer una defensa sólida de la fe. Solo así el evangelio podrá irrumpir en medio de las tinieblas de este mundo. En esta tarea, nos hace bien volver la vista al testimonio de la iglesia primitiva. Un reconocido autor cristiano se pregunta: ¿Cómo fue posible que, partiendo de una región remota, personas que no eran social, política o culturalmente influyentes, pudieran poner de rodillas al imperio romano y ganarlo para Cris- to en solo dos siglos? El mismo autor responde señalando tres elementos determinantes: 1, la gloria del mensaje de salvación, único y distinto a todo lo que el mundo había oído hasta allí, logrando cautivar los corazones; 2. el poder de los milagros, y 3. la iglesia. Esta fue la mayor señal, el contexto que hizo plausible el evangelio. La iglesia que de verdad espera el retorno de su Señor tendrá que tener caracte- rísticas semejantes. Que la gracia de nuestro bendito Dios utilice esta edición para edificación y consuelo de muchos.

Nuestro desafío, hoyen la expansión de la eternidad! En esa hora se debe tener la espe-ranza de que Siloh, que es Cristo, será el apoyo firme y la presencia que con su luz alumbrará

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Page 1: Nuestro desafío, hoyen la expansión de la eternidad! En esa hora se debe tener la espe-ranza de que Siloh, que es Cristo, será el apoyo firme y la presencia que con su luz alumbrará

Nuestro desafío, hoyLa sociedad actual está viviendo un proceso acelerado de secularización, porel cual la fe y el conocimiento de Dios van siendo paulatinamente excluidos dela cultura y de la vida humana. Este escenario adverso a la fe plantea un nuevodesafío a los creyentes. ¿Cómo podemos predicar el evangelio hoy?

Po otra parte, este cambio social implica el fin del cristianismo cultural o nomi-nal. Hoy, el creyente no puede profesar una fe ingenua. Aquello que nos califi-ca para predicar el evangelio es el testimonio de Jesucristo, es verdad; pero serequiere, además, estar preparados para hacer una defensa sólida de la fe.Solo así el evangelio podrá irrumpir en medio de las tinieblas de este mundo.

En esta tarea, nos hace bien volver la vista al testimonio de la iglesia primitiva.Un reconocido autor cristiano se pregunta: ¿Cómo fue posible que, partiendode una región remota, personas que no eran social, política o culturalmenteinfluyentes, pudieran poner de rodillas al imperio romano y ganarlo para Cris-to en solo dos siglos?

El mismo autor responde señalando tres elementos determinantes: 1, la gloriadel mensaje de salvación, único y distinto a todo lo que el mundo había oídohasta allí, logrando cautivar los corazones; 2. el poder de los milagros, y 3. laiglesia. Esta fue la mayor señal, el contexto que hizo plausible el evangelio. Laiglesia que de verdad espera el retorno de su Señor tendrá que tener caracte-rísticas semejantes.

Que la gracia de nuestro bendito Dios utilice esta edición para edificación yconsuelo de muchos.

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2 AGUAS VIVAS

EVANGELIO

Dios acerca al pecador a su lado y le invita a leer elrelato de su misericordia.

Los labios de un moribundo fueronlos primeros en pronunciar esta pa-labra. ¡Qué fácilmente se cierran losojos en esta vida y se vuelven a abriren la expansión de la eternidad!

En esa hora se debe tener la espe-ranza de que Siloh, que es Cristo,será el apoyo firme y la presenciaque con su luz alumbrará ese valleoscuro.

La escena que nos introduce a estapalabra es muy solemne, pues lamuerte y la alegría aparecen juntas.El anciano patriarca estaba al final desu azaroso y difícil viaje por la vida.No obstante, ante él se abría el tanesperado reposo.

También nosotros nos vemos acosa-dos por grandes tempestades, peroluchemos con confianza, porque esasaguas turbulentas llevan al creyente,en rápida corriente, a la calma deldescanso eterno.

Un legado de bendicioneUn legado de bendicioneUn legado de bendicioneUn legado de bendicioneUn legado de bendicionesssssSiloh fue casi la última palabra deaquel padre que se moría. ¡Qué her-moso es dejar un legado de bendicio-nes reconfortantes a los que nos ro-dean! ¡Qué precioso es dirigir lospensamientos de los entristecidoshacia Aquel que abolió la muerte yreunirá a todos sus hijos en un hogarde perfecta unión!

Siloh. Este nombre es dulce, y a la vezpotente. Dulce porque es de Unocuyo nombre es como ungüento de-rramado. Potente porque es de Aquelcuyo nombre es sobre todo nombre.Es como un mensaje con el que Diosilumina la mente humana.

El Señor se deleita en revelar a supueblo las riquezas de su bondad ygloria. Por eso, aunque los más altosángeles deben cubrir su rostro paraadorar ante su trono, Dios acerca alpecador a su lado y le invita a leer el

Siloh"…hasta que venga Siloh" (Gén. 49:10).

Henry Law

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3AGUAS VIVAS

relato de su misericordia. Por mediode sus nombres y títulos, Dios nos danuevos conocimientos y aumentanuestra emoción. Cada nombre pa-rece revelar un atributo, pero Silohes un verdadero chorro de luz. ¡Hagael Espíritu Santo que recibamos susignificado!

El don ineEl don ineEl don ineEl don ineEl don inefffffable de Diosable de Diosable de Diosable de Diosable de DiosSiloh significa Enviado. «Ve a lavarteen el estanque de Siloé (que traduci-do es, Enviado)» (Juan 9:7). Parececomo si aquí Jesús nos presentara suscredenciales. Lo que nos quiere ha-cer notar es que no viene sin autori-dad, sino que, por el contrario, vienecomo representante de una cortereal. Sí, verdaderamente Cristo vienepara traer un mensaje de un reinolejano; para declarar la voluntad delgran Soberano.

¿Quién, pues, le ha enviado? Escu-chemos una de las muchas respues-tas que las Escrituras dan en sus pá-ginas: «En esto se mostró el amor deDios para con nosotros, en que Diosenvió a su Hijo unigénito al mundo,para que vivamos por él. En esto con-siste el amor: no en que nosotros ha-yamos amado a Dios, sino en que élnos amó a nosotros, y envió a su Hijoen propiciación por nuestros peca-dos» (1 Juan 4:9-10). Así pues, el Pa-dre eterno envía al Hijo eterno. Ado-remos a Jesús por el amor que le hizovenir a esta tierra. Adoremos al Espí-

ritu por su amor al hacernos ver suobra, y oír su voz. Adoremos, contodo nuestro corazón, al Padre queenvió a su amado Hijo.

El manantial de la redención está enlo profundo del corazón del Padre. Elprimer eslabón de la cadena doradade la salvación está en las manos deDios. Fue Dios quien decidió enviarun Salvador. «Porque de tal maneraamó Dios al mundo, que ha dado asu Hijo unigénito...». «Mas Diosmuestra su amor para, con nosotros,en que siendo aún pecadores, Cristomurió por nosotros». Esforcémonosen medir la grandeza de ese amor porla grandeza del Enviado.

Un EnUn EnUn EnUn EnUn Enviado incompviado incompviado incompviado incompviado incomparararararableableableableableLas Escrituras dicen: «Pero cuandovino el cumplimiento del tiempo, Diosenvió a su Hijo». Si Dios hubiese or-denado que los ejércitos celestialesdescendieran con gran gloria, la em-bajada habría sido, ciertamente, muybrillante. Pero comparada con Jesúshubiera parecido poca cosa. Cristo estan superior a las multitudes de án-geles, como el Creador lo es a la cosacreada. Cuando aquellos no existían,Él vivía desde la eternidad. ¡Cuántomás precioso es él que los ángeles!

Pero, ¿no hubiera podido otro envia-do cumplir la misión? Imposible, por-que la obra a realizar era la redencióndel pecador. Una justicia infinita te-nía que cubrir al injusto. Por eso ne-

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cesitamos a Jesús. Por eso Jesús esenviado al mundo. Nuestros pecados,infinitos en número y en gravedad,tenían que ser expiados, y, por consi-guiente, Jesús vino al mundo. SoloJesús puede expiar y propiciar.

Creyente, en Siloh puedes ver la ter-nura y misericordia del Padre. Ha en-viado tanto para salvarte, que no po-día enviar más. Lee en las Escriturasacerca del valor inmenso de tu alma.Solo los méritos de Siloh puedencomprarla. Lee del sufrimiento indes-criptible de los que se pierden. SoloSiloh fue capaz de soportarlo en tulugar. Lee las glorias inconcebiblesque esperan a los redimidos. El cielotiene que ser maravilloso porque hasido adquirido con la sangre divinadel Enviado.

Siloh. Esta palabra también significa«el que lo tiene todo reservado… elque es poseedor del reino… el here-dero de todas las cosas». Por lo tantoJesús se nos revela como sentado enel trono glorioso de la redención. Estaverdad resuena con potencia en las

Escrituras: «Y le fue dado dominio,gloria y reino, para que todos los pue-blos, naciones y lenguas le sirvieran;su dominio es dominio eterno, quenunca pasará, y su reino uno que noserá destruido». Éste es el propósito,y la promesa, que proporcionan tangran confianza a nuestra fe.

¿De qué servirá la loca rebelión delmundo contra Siloh? ¿De qué serviráque unos pies impíos pisoteen lasverdades de Jesús? ¿De qué serviráque el pecado parezca enseñorearsedel mundo? Siloh se burla, riéndose,de sus enemigos. En su estandartetriunfal está escrito: Mío es el reino,y el cetro y el poder.

«Pero yo he puesto mi rey sobre Sion,mi santo monte». «Siéntate a mi dies-tra, hasta que ponga a tus enemigospor estrado de tus pies». Un pocomás, y Jesús vendrá para tomar sureino y su poderío, y los inicuos guar-darán silencio en las tinieblas.

Creyente, no estés triste porque noveas aún todas las cosas bajo su do-minio. Si loh vencerá. Recuerdacuántas maravillas se sucedieron ala predicación de su Nombre. Mira ygoza con la vista de los campos pre-parados para la siega. El que sigue aCristo va en pos de un Conquistadorque avanza de triunfo en triunfo.Muy pronto todos sus enemigos, Sa-tanás, la muerte y el infierno, se de-batirán presos en las cadenas delcautiverio.

Cuando Dios ve al peca-dor unido a Cristo, leama, le bendice, le hon-ra y le glorifica, porqueSiloh es nuestra paz conDios.

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Este reino está reservado para Siloh.Seguramente muchas veces habrásorado: «Venga tu reino». Pues bien,ya está muy cerca. ¿En qué estado teencontrará? ¿Te dice la fe que has deheredar ese reino? ¿O te hace tem-blar tu conciencia porque, tal vez, lagloria de Cristo será tu vergüenzaeterna? Prepárate para ir a su en-cuentro. El reino de Siloh está a laspuertas.

El Hijo de DiosEl Hijo de DiosEl Hijo de DiosEl Hijo de DiosEl Hijo de DiosSiloh aun contiene otro mensaje; sig-nifica: «Su Hijo». Pero, ¿hijo dequién?, preguntamos. La fe, toman-do la visión más amplia, contesta queHijo de Dios, puesto que los pensa-mientos de Jacob estaban fijos enDios; y también Hijo del Hombre,porque Jacob estaba hablando deJudá. Por tanto este nombre anunciala deidad y la humanidad de Cristo.Jesús es el Hijo de Dios, y esto consti-tuye la llave del arca de la salvación.Cristo es uno con el Padre. Uno ennaturaleza, uno en esencia, uno enatributos. Es, en todos los sentidos,coeterno con el Padre, y de su mis-mo rango. Es, de eternidad a eterni-dad, el Dios Todopoderoso. Antes deque los mundos existiesen, él eraDios, y seguirá siéndolo por los siglos.Los que no conocen a Dios en Cristono tienen esperanza de salvación.Hubiera sido una burla decir: «Mirada mí, y sed salvos», si el que hablabano hubiese sido divino. La iniquidad

de un alma manchada por el pecadono se puede borrar con algo menor.

No nos cansamos de repetir que cadapecado es un mal infinito, y, por lotanto, requiere una expiación demérito infinito. Lo maravilloso es que,en Siloh, se encuentra toda la infini-tud. Cristo tiene todo el poder paraquitar los innumerables pecados dela gran multitud de los redimidos. Élpuede cubrirlos con la justicia reque-rida para entrar en el cielo, y él lospresentará gloriosos ante el trono deDios y los rodeará de gloria para siem-pre. Todo esto lo puede hacer porquees Siloh, el Hijo de Dios.

Hijo de JudáHijo de JudáHijo de JudáHijo de JudáHijo de JudáPor otra parte, Siloh también puedesignificar Hijo de Judá. Siendo así, nosencontramos aquí con otra señal dela profetizada «simiente de la mujer».Cristo será el León de la tribu de Judá,es decir, que a través de una de lashijas de Judá se revestirá de nuestrapobre carne y nacerá en una ciudadde Judá. Ésta es la gran maravilla decielos, tierra e infierno por todas lasedades. Esto debe llenarnos de ado-ración y alabanza, porque aquí vemosla más preciosa prueba de su amor, yla demostración de su poder para re-dimir.

Este hecho hay que sopesarlo bien.Si Cristo no fuese verdadero hombre,entonces su muerte no hubiese pro-piciado la ira de Dios, ni su sangre

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hubiera expiado el pecado, ni sería-mos justificados por su justicia, nihabría un camino para ir a Dios. Élestá infinitamente alejado del hom-bre, y éste se halla muy por debajode Dios. Pero Siloh ha venido parahacer, de los dos, uno.

NueNueNueNueNuestststststrrrrra pa pa pa pa pazazazazazSiloh también significa Pacificador.¡Qué nombre más dulce para el pe-cador! Bien sabe éste que el pecadocrea una terrible enemistad. El cora-zón de Dios se llena de ira y sus ma-nos se alzan para destruir. Pero al ve-nir Siloh a la tierra, la ira se aparta yel amor y la paz vuelven a reinar, por-que hace desaparecer la causa de laruptura. El pecado queda hundido enel océano de su sangre. Cuando Diosve al pecador unido a Cristo, le ama,le bendice, le honra y le glorifica, por-que Siloh es nuestra paz con Dios.

Y, por último, Siloh hace que las aguastranquilas de una paz perfecta discu-rran sobre el turbado fondo de unalma despierta. Cuando el Espíritu

hace que la conciencia se dé cuentade lo que en realidad somos y mere-cemos, ¡cuánta angustia nos invade!No puede haber felicidad ni esperan-za hasta que Siloh nos lleva a su cruz;pero cuando vemos que todo el cas-tigo desciende sobre Él, entoncessentimos que nuestros temores secalman.

Todo el problema de la vida, con susamenazas de pobreza, sufrimiento einquietud, deja de inquietarnos. Elque tiene a Cristo en su corazón notiene espacio para nada más que lapaz; la única voz que oye es la delPríncipe de Paz que le dice: «La pazos dejo, mi paz os doy». Así pues, éstees el Siloh –el Enviado– que aquelpatriarca moribundo prometió. Y, enefecto, en su día vino y ha cumplidosu misión.

Lector, no apartes este frágil testimo-nio hasta que puedas decir que co-noces a Cristo, que le amas y que go-zas de la unión con él.

De El Evangelio en el Génesis

Un ladrón convertidoMoody cuenta el caso de un ladrón, quien leyó en la cárcel un ser-

món en el periódico, cuyo título era “El carcelero atrapado”. Él pensóque sería una interesante historia carcelaria. Ésta relataba el pasaje deHechos capítulo 16. El mensaje de salvación de la respuesta de Pablo alafligido guardián le impactó, y fue convertido.

Años después, Moody conoció a este nuevo hombre en Cristo, ro-deado de joyas y valores, pues era nada menos que el guardia de lacaja fuerte de un banco.

Samuel Vila

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TEMA DE PORTADA

Alumbrando en lugar oscuro

El desafío de predicar el evangelioen una sociedad secularizada.

Rodrigo Abarca

Esta escena muestra el final de la historia hu-mana. Dios ha obtenido para sí una gran cose-cha, un pueblo único. Y están ahora todos ellosreunidos ante el trono de Dios y del Cordero.Esta multitud es el fruto del evangelio de Jesu-cristo, al final de todos los tiempos. Nosotrossomos parte de ese número de redimidos por lasangre del Cordero, mediante el anuncio delevangelio.

Después de esto miré, y he aquí una granmultitud, la cual nadie podía contar, de to-das naciones y tribus y pueblos y lenguas, queestaban delante del trono y en la presenciadel Cordero, vestidos de ropas blancas, y conpalmas en las manos; y clamaban a gran voz,diciendo: La salvación pertenece a nuestroDios que está sentado en el trono, y al Cor-dero. Y todos los ángeles estaban en pie al-rededor del trono, y de los ancianos y de loscuatro seres vivientes; y se postraron sobresus rostros delante del trono, y adoraron aDios, diciendo: Amén. La bendición y la glo-ria y la sabiduría y la acción de gracias y lahonra y el poder y la fortaleza, sean a nues-tro Dios por los siglos de los siglos. Amén”.

– Apoc. 7:9-14.

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Solo Dios salvSolo Dios salvSolo Dios salvSolo Dios salvSolo Dios salvaaaaa«Y todos los ángeles estaban en piealrededor del trono, y de los ancia-nos y de los cuatro seres vivientes; yse postraron sobre sus rostros delan-te del trono, y adoraron a Dios». Seradorado constituye un derecho ex-clusivo y absoluto de Dios. Nadiemás merece adoración, porque na-die más, sino solo él, puede salvar.

En Apocalipsis 14:7, cuando el án-gel vuela por el cielo anunciando elevangelio eterno, dice: «Temed aDios y dadle gloria, porque la horade su juicio ha llegado, y adorad aaquel que hizo el cielo y la tierra, yel mar y la fuente de las aguas».

El gran conflicto entre la mujer y eldragón, entre el propósito eterno deDios respecto al hombre, a la igle-sia, y a Satanás el adversario, se re-suelve en el capítulo 13 en la bata-lla final, cuando aparecen las dosbestias que persiguen a los santospara aniquilarlos. Ambas bestias res-ponden a los dos primeros manda-mientos de la ley, y son una nega-ción de esos dos mandamientos.

La primera bestia niega el mandato:«No tendrás dioses ajenos delantede mí». Ésta tiene sobre sí un nom-bre blasfemo; es decir, se pone a símisma en el lugar de Dios, y se haceadorar por los moradores de la tie-rra. El segundo mandato dice: «No

te harás imágenes, no te postrarásdelante de ellas ni las honrarás». Lasegunda bestia mandó que los hom-bres hicieran imagen a la primerabestia y la adorasen.¿Qué relación hay entre esto y loque estamos hablando respecto alevangelio? El evangelio confronta elpecado fundamental del hombre.Todos nosotros somos pecadores;para ser salvos, hemos de recono-cer que somos pecadores, y que nopodemos salvarnos a nosotros mis-mos.

TTTTTodos pecarodos pecarodos pecarodos pecarodos pecaronononononDe allí parte el evangelio. Sin esereconocimiento de la condición pe-caminosa del hombre, no hay salva-ción. Por eso Romanos 1, 2 y 3 esta-blece de manera irrefutable la com-pleta pecaminosidad del hombre.«No hay diferencia, por cuanto to-dos pecaron y están destituidos dela gloria de Dios».El pecado tiene una raíz básica, des-crita en Romanos. Esa raíz es el pe-cado más abominable a los ojos deDios, el cual da origen a todos losotros pecados. «Porque la ira de Diosse revela desde el cielo contra todaimpiedad e injusticia de los hom-bres» (Rom. 1:18). Toda la humani-dad está bajo la ira de Dios.

Todos los hombres son culpables,porque, habiendo tenido en princi-

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pio acceso al conocimiento de Dios,lo rechazaron, y han hecho otracosa. «Pues habiendo conocido aDios, no le glorificaron como a Diosni le dieron gracias». En cambio,«profesando ser sabios se hicieronnecios, y cambiaron la gloria del Diosincorruptible en semejanza de ima-gen de hombre corruptible». Es de-cir, se entregaron a la idolatría.

La idolatLa idolatLa idolatLa idolatLa idolatría, rría, rría, rría, rría, raíz del pecadoaíz del pecadoaíz del pecadoaíz del pecadoaíz del pecadoLa idolatría es la raíz del pecado; escambiar al Dios verdadero, ponien-do en el lugar de Dios aquello queno es Dios. En eso consistió el pri-mer acto de rebelión del ser huma-no, en el Génesis. La idolatría es elpecado supremo, y los ídolos son lla-mados abominaciones. Por eso, elanticristo, que se pone a sí mismoen el lugar de Dios, es llamado «laabominación desoladora».«Por esto Dios los entregó a pasio-nes vergonzosas, los abandonó auna mente reprobada». Esa es la irade Dios. Dios simplemente los aban-dona a las consecuencias del peca-do, cosechando los frutos amargosde la rebelión. Si sirven a los falsosdioses, ellos los esclavizarán y, demanera inevitable, los destruirán.El evangelio entra siempre en con-flicto con los ídolos. Lutero dijo: «Elcorazón humano es una fábrica deídolos». El mundo occidental se cree

a sí mismo muy sofisticado comopara creer en los ídolos legendarios.Pero la cultura secular moderna tie-ne sus propios ídolos, iguales o peo-res que aquéllos.

El escritor cristiano G.K. Chestertondecía: «Cuando los hombres dejande creer en Dios, no es que ya nocrean en nada, sino que empiezan acreer en cualquier cosa». El hombreestá propenso a adorar ídolos.

En Isaías 44 leemos la historia decómo un hombre fabrica un ídolo,en una metáfora de la historia y lacultura humana. Versículo 13: «Elcarpintero tiende la regla, lo señalacon almagre, lo labra con cepillo, leda figura con el compás, lo hace enforma de varón, a semejanza dehombre hermoso, para tenerlo encasa. Corta cedros, y toma ciprés yencina, que crecen entre los árbo-les del bosque, y planta pino paraque se críe con la lluvia. De él se sir-ve luego el hombre para quemar, ytoma de ellos para calentarse».

Esto es una ironía del profeta. «Yhace del sobrante un dios, un ídolosuyo, se postra delante de él, y loadora». Esta es la clave de lo queestamos diciendo. ¿Qué quiere de-cir que lo adora? «Y le ruega, dicien-do: Líbrame». La traducción másexacta es: «Sálvame». Ahora enten-demos por qué los redimidos dicen:

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«La salvación pertenece a nuestroDios y al Cordero». El único que pue-de salvar es Dios.

Ídolos en la culÍdolos en la culÍdolos en la culÍdolos en la culÍdolos en la cultttttururururura ma ma ma ma modernaodernaodernaodernaodernaToda cultura tiene sus propios ído-los. La cultura moderna solo cree enel mundo material, pero, aun así, esidólatra. Al predicar el evangelio,debemos aprender a descubrir esosfalsos dioses, porque el evangeliosiempre entra en confrontación conellos.Cuando Pablo llegó a Atenas, su co-razón se enardecía viendo a la ciu-dad entregada a la idolatría. Y en-tonces comenzó a discutir, diciendo:«Estos dioses que ustedes adoran noson verdaderos; no pueden salvar.Ese Dios que ustedes no conocen, aese Dios les anuncio. Este es el ver-dadero Dios que hizo el cielo y la tie-rra. Solo él puede salvar».Un ídolo de la cultura actual es lameritocracia. Según ella, el valor dela vida está dado por nuestros lo-gros. Si no tenemos éxito, no vale-mos nada. La gente pretende salvar-se a sí misma por sus méritos. Aque-llos que no obtienen méritos sufi-cientes son los perdedores.¿Cómo derriba el evangelio este ído-lo? Todos nosotros somos perdedo-res a los ojos de Dios. Ante él no hayganadores. Usted está inserto en esacultura; en su empresa, en su traba-

jo, todo lo presiona. Y a menudonosotros mismos enseñamos anuestros hijos que, para ser amados,tienen que hacer méritos.

¡Cuántas personas viven esclaviza-das por este ídolo! Entonces traba-jan en exceso, invierten su vida, bus-cando ser exitosos. Pero nunca loconsiguen, nunca es suficiente. Y alfinal de su vida se dan cuenta quehan perdido su familia, sus amigos,sus seres queridos; no tienen nada,y su ídolo les robó todo.

La rLa rLa rLa rLa reeeeespuespuespuespuespuestststststa del ea del ea del ea del ea del evvvvvangelioangelioangelioangelioangelioQuien tiene el evangelio, puede de-cirle al mundo: «Hay solo Uno quete ama, que te acepta, que te liberasin necesidad de tener mérito algu-no: Jesucristo». Solo el poder delevangelio puede responder a la cul-tura de este mundo. Todas ellas es-tán dominadas por dioses falsos, quelos defraudan, los destruyen, los es-clavizan. Solo Jesucristo puede ha-cernos libres. ¡Bendito sea el Señor!

La religión también se ha labrado suspropios ídolos a lo largo de la histo-ria. Cuando Jesús vino al mundo, novino a una cultura secular atea, sinoa una sociedad en extremo religio-sa, pero dominada por ídolos. Losídolos de la religión pueden ser peo-res que aquellos del mundo: la jus-ticia propia, el hacer las cosas decierta manera. Nos aferramos a

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aquello que Dios nos reveló en elpasado, a los dones que él nos dio, ylo convertimos en ídolos. Eso le pasóal judaísmo.

¡Cuán fácil es que la iglesia se desli-ce a la idolatría! En la historia detoda corriente cristiana hubo un avi-vamiento, hubo cosas que el Señorentregó y reveló a su pueblo. Perotodos terminaron aferrándose a loque él les dio, olvidando al Dador deesas cosas.

El Señor no nos ama por la forma enque hacemos las cosas o porque lashacemos bien o mal. Claro, si lo co-nocemos a él, haremos su voluntad;pero eso no es lo que nos justificadelante de él. No es lo que hacemos,ni nuestro conocimiento bíblico, sinoel evangelio de Jesucristo.

Un nueUn nueUn nueUn nueUn nuevvvvvo eo eo eo eo escenarioscenarioscenarioscenarioscenarioEn la actualidad, enfrentamos unacultura que se seculariza a pasosagigantados. Las encuestas acercade las tendencias religiosas de loschilenos entregan resultados impre-sionantes, y a nosotros debería pre-ocuparnos, o por lo menos hacernosprestar atención a lo que está ocu-rriendo en nuestro país.

La secularización es el proceso porel cual la fe y el conocimiento deDios son excluidos de manera siste-mática de la cultura y de la vida hu-

mana. Las personas niegan que exis-ta una vida más allá de la muerte,que explica la vida aquí en la tierra,y fijan sus ojos solo en la vida mate-rial, y nada más.

Ante este fenómeno, los hijos deDios tenemos que estar alertas, por-que el Señor nos ha llamado a pre-dicar a nuestra sociedad. Una naciónque se va secularizando ya no tieneconocimiento de Dios, y eso cambiatotalmente la estrategia para predi-car el evangelio.

Hoy vivimos en una sociedad que yano se puede llamar cristiana. El mun-do occidental, en los últimos 1.500años, estuvo bajo el dominio de unacultura cristiana. Incluso las perso-nas no cristianas o ateas compartíanlos valores fundamentales del cris-tianismo, hasta recientemente. Lacultura dominante estaba guiadapor los valores fundamentales delcristianismo. Pero eso ya no es másasí. Entonces, ¿cómo podemos pre-dicar el evangelio en el mundo ac-tual?

Una culUna culUna culUna culUna cultttttururururura pa pa pa pa post-cristost-cristost-cristost-cristost-crist ianaianaianaianaianaEste proceso de secularización ya sevivió en Europa. Cuán difícil es pre-dicar allí donde todos ya viven enuna cultura post-cristiana. Para ellos,oír el evangelio no tiene sentido, yni siquiera permiten que se les ha-ble. En América Latina estamos asis-

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tiendo al fin del cristianismo cultu-ral, aquel que se acepta porque sim-plemente se nació en una sociedadmayoritariamente cristiana.

Si tú hubieras nacido en la India, talvez serías hindú, porque naciste enuna cultura hindú, y si hubieras na-cido en Arabia Saudita, lo más pro-bable es que no serías budista, sinomusulmán. Así también, era en Oc-cidente; pero ese consenso culturalse derrumbó. Alguien dirá: «¡Quéterrible, estamos en problemas!».Tal vez sea para bien, porque eso sig-nifica también el fin del cristianismonominal; es decir, de ahora en ade-lante, para ser cristiano, habrá queserlo de verdad.

Ya no es suficiente ser un cristianocultural, porque esto ya no da pres-tigio. Cuando la cultura dominanteera cristiana, era importante ser cris-tiano. Pero hoy, si tú dices que vas auna iglesia, ¡huy! «Ah, tú eres deesos intolerantes». Hay que pagar unprecio. Ya no es socialmente atrac-tivo declararse cristiano.

La deLa deLa deLa deLa defffffensa de la fensa de la fensa de la fensa de la fensa de la feeeeeEste cambio social, por otro lado,implica el fin del cristianismo inge-nuo, aquel que toma las verdades dela fe como verdades auto-evidentes,que no necesitan ser explicadas,porque, si todos comparten los mis-mos principios morales o las mismas

verdades acerca de Dios, es innece-sario explicarlos.

Pero, cuando eso ya no es así, estásobligado a entender profundamen-te tu fe, porque debes defenderla.Ya no puedes ser ingenuo respectoa tu fe. Ahora, eso es bueno, porquelos primeros creyentes, cuando en-traron en el mundo grecorromano,se enfrentaron a un mundo similaral actual, cuyas creencias eran radi-calmente opuestos a la fe.

¿Por qué crees esto? ¿Por qué ha-ces esto y no esto otro? Para poderhablar con autoridad, hoy necesita-mos saber por qué creemos, nece-sitamos conocer el evangelio.

Un eUn eUn eUn eUn evvvvvangelio inteligibleangelio inteligibleangelio inteligibleangelio inteligibleangelio inteligibleEl anuncio del evangelio tiene tresrasgos básicos. Primero, la predica-ción del evangelio tiene que ser in-teligible. Leamos un texto que nospuede ayudar.

«Por lo cual, siendo libre de todos,me he hecho siervo de todos paraganar a mayor número» (1 Cor.9:19). Lo que le importa a Pablo esganar a todo el que pueda ser gana-do. Para esto, él tiene una estrate-gia. «Me he hecho a los judíos comojudío, para ganar a los judíos…». Enotras palabras, ha hablado el lengua-je de los judíos, hablando desde lacultura judía; los ha entendido.

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por medio de la sabiduría y del co-nocimiento. La predicación de Pabloa los griegos busca impactar y derri-bar los ídolos. Así también nosotrosdebemos hablar un lenguaje que loshombres entiendan, a fin de ganar-los para Cristo. El evangelio debe serinteligible.

La ‘jerLa ‘jerLa ‘jerLa ‘jerLa ‘jerga’ cristga’ cristga’ cristga’ cristga’ crist ianaianaianaianaianaNosotros tenemos un lenguaje es-pecial. Por ejemplo, tiempo atrás,alguien dijo: «Tal hermano está enEgipto». Y un hermano nuevo pre-guntó: «¿Y cuándo viajó?». Cuandoéramos jóvenes, en Santiago, predi-cábamos en la calle. Y una hermanacomenzaba a hablar diciendo:«Alma que me escuchas…». En laactualidad, si tú dices algo así, todosmirarán extrañados, preguntándose:

«¿Qué es eso? ¿Le estará predican-do a los fantasmas?». Necesitamosadecuar nuestro lenguaje para quela gente nos entienda.

Las personas de afuera oyen eso yno lo entienden. Si realmente que-remos ganar a otros para Cristo, de-bemos hacer un esfuerzo, por amora aquellos que oyen el evangelio.Pablo, al predicar a los griegos, les

PPPPPararararara cra cra cra cra creer, el meer, el meer, el meer, el meer, el mundo neceundo neceundo neceundo neceundo necesisisisisittttta ver ela ver ela ver ela ver ela ver eleeeeevvvvvangelio encarnado en nueangelio encarnado en nueangelio encarnado en nueangelio encarnado en nueangelio encarnado en nuestststststrrrrras vidas.as vidas.as vidas.as vidas.as vidas.

«…a los que están sujetos a la ley(aunque yo no esté sujeto a la ley)como sujeto a la ley, para ganar alos que están sujetos a la ley; a losque están sin ley –a los gentiles–,como si yo estuviera sin ley (no es-tando yo sin ley de Dios, sino bajo laley de Cristo), para ganar a los queestán sin ley. Me he hecho débil alos débiles, para ganar a los débiles;a todos me he hecho de todo, paraque de todos modos salve a algunos.Y esto hago por causa del evange-lio, para hacerme copartícipe de él»(1 Cor. 9:20-23).

Por causa del evangelio, necesita-mos entender la cultura de aquellosa los cuales predicamos. Alguiendijo: «Para predicar el evangelio a loshombres del mundo, los creyentestenemos que entenderlos mejor aun

de lo que ellos se entienden a sí mis-mos». Jesús conocía el corazón delos hombres, y no tenía necesidadde que nadie le enseñara respectoa ellos. También nosotros necesita-mos esa gracia.

Pablo entendía muy bien a los grie-gos; por eso les predicó con tantaeficacia. «Los griegos buscan sabidu-ría». Ellos esperaban ser redimidos

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habla del atleta, algo que ellos en-tienden bien (no así los judíos), ycompara la carrera cristiana con lade un atleta, para ganar una coronaque se marchita. Esto es un evange-lio inteligible.

Un eUn eUn eUn eUn evvvvvangelio crangelio crangelio crangelio crangelio creíbleeíbleeíbleeíbleeíbleEl evangelio debe ser creíble. En elcorazón humano hay muchas ideascontrarias a la fe, que Pablo llamafortalezas, y que es necesario derri-bar para que el mensaje sea creído.Es decir, necesitamos volver a la pre-dicación apostólica, como está regis-trada en las Escrituras.

Lucas registra varias predicacionespara mostrar cómo se anuncia elevangelio en distintos contextos. Elcontenido del mensaje de Pablo enla sinagoga, en Berea y en Atenas,es el mismo, pero la forma es dife-rente, pues él adecúa su mensaje alos oyentes. A los judíos les demues-tra con evidencias de las Escriturasque Jesús es el Cristo. Pero a los grie-gos, para quienes la Escritura care-ce de significado, les cita los poetas,y acomoda su discurso a la mentegriega.

La predicación antigua era esencial-mente apologética. La palabraapologética la usa el apóstol Pedrocuando dice: «Estad siempre prepa-rados para dar razón de la esperan-za que hay en vosotros». La expre-

sión dar razón, literalmente, es ha-cer una apología. Una apología esuna defensa, como aquella que sehace ante un tribunal. Cuando pre-dicamos a Cristo, tenemos que es-tar tan preparados como el aboga-do ante un tribunal, para defenderla fe.

Aquello que nos califica para predi-car el evangelio es el testimonio deJesucristo. Es verdad. Pero necesita-mos, además, estar preparados pararesponder a las dudas u objecionesque surjan.

Por ejemplo, para los griegos, ¿quéera lo relevante al oír una historia?Certificar su origen. No podían creerlo que cualquiera decía, había queverificarlo, yendo a la fuente. Lucas,escribiendo a los griegos, dice:«Puesto que ya muchos han tratadode poner la historia de las cosas queentre nosotros han sido ciertísimas,tal como nos las anunciaron los quedesde el principio lo vieron con susojos…».

Luego, Lucas asume la actitud delhistoriador griego: «…me ha pareci-do también a mí investigar todasestas cosas con diligencia desde suorigen». Él no se conformó con quese lo contó otro, sino que fue al ori-gen, habló con los testigos, y eso eslo que escribe, para derribar unafortaleza en la mente griega.

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Esto necesitamos. Por eso, Pablodice que «las armas de nuestra mili-cia no son carnales, sino poderosasen Dios para la destrucción de for-talezas, derribando argumentos ytoda altivez que se levanta contra elconocimiento de Dios y de Cristo, ytrayendo cautivo todo pensamientoa la obediencia a Cristo».

Un eUn eUn eUn eUn evvvvvangelio plausibleangelio plausibleangelio plausibleangelio plausibleangelio plausibleEn tercer lugar, no es suficiente conque el evangelio sea inteligible y seacreíble. Eso es fundamental; peroaún se necesita que la predicaciónsea plausible.Déjeme explicar esto. Suponga queusted está en el Metro de Santiago,y va apurado al trabajo, como todoel mundo. Y de pronto se le acercaun señor de cabeza rapada, vestidode una túnica amarilla y naranja. Ycon una mirada como perdida, él leentrega una flor, diciéndole: «Queel universo te bendiga».Para usted la acción de esa personano significa nada; es absurda, es ri-dícula. ¿Sabe por qué? Porque no esplausible en el contexto en que us-ted vive: todo en él es una figuraextraña, ajena. Aunque él dijese unaverdad, ésta no es plausible parausted, porque el contexto niega o noavala lo que él dice.Pero si usted vive en la India, y esamisma persona se le acerca en el

metro de Nueva Delhi y dice lo mis-mo, ¿es plausible o no? Sí, porquees parte del mundo en el cual ustedvive.

Hace poco, un hermano me decía:«Estuve predicando el evangelio auna compañera de curso. Ella pusoun montón de objeciones, pero lasrespondí todas. Finalmente, ella medijo: En realidad no hay manera deque esto no sea verdad; pero nopuedo creer». «Pero, ¿cómo? Si túves que es la verdad». «Sí, pero nopuedo creer, porque me parece ri-dículo que la muerte de un hombreen la cruz haya cambiado la histo-ria». No era plausible para ella; lefaltaba el contexto que hace plausi-ble el evangelio.

En la igleEn la igleEn la igleEn la igleEn la iglesia primisia primisia primisia primisia primittttt ivivivivivaaaaaEl hermano Michael Green escribióun libro extraordinario, La Evangeli-zación en la Iglesia Primitiva, en elcual trata de explicar el éxito ex-traordinario que tuvo la iglesia anti-gua en predicar el evangelio. ¿Cómofue posible que, partiendo de unaregión remota, personas que noeran social, política o culturalmenteinfluyentes, pudieron poner de ro-dillas al imperio romano y ganarlopara Cristo en solo dos siglos?

Green dice que hubo tres cosas: pri-mero, la grandeza del evangelio, queera único y distinto a todo lo que los

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hombres habían oído hasta allí, cau-tivando los corazones; segundo, elpoder de los milagros, y tercero, laiglesia. Esta fue la mayor señal de laverdad del evangelio, el contextoque lo hizo plausible.

Quienes miraban a la iglesia veíancómo los creyentes se amaban unosa otros. Eran una comunidad dondelos esclavos convivían con sus amos,las mujeres tenían la misma digni-dad que los hombres, y cada uno eraamado porque estaba creado a ima-gen de Dios y había sido salvado porCristo. Eso impactó al mundo. Todoslos miraban y decían: «En ellos hayalgo que nosotros no tenemos».

El mundo antiguo era cruel; paraellos, la compasión era una debili-dad del carácter. En la literatura grie-ga, cuando un héroe se enfrentabaa un adversario que pedía misericor-dia, lo mataba. Pero la iglesia ense-ñó al mundo el significado de la com-pasión.

Cuando la iglesia llegó a Roma, ha-bía en la ciudad una construcción lla-mada la Columna Lactaria. Si nacíaun hijo deforme, o nacía mujer,aquella criatura era llevada y aban-donada allí. Cuando los cristianos lle-garon a Roma, adoptaron a esos ni-ños como suyos. Ellos no hicieronuna marcha por las calles, ni enca-raron al gobernador; hicieron algo

mucho mejor: acogieron a los des-validos. Esto impactó al mundo an-tiguo. «Esto no puede ser sino ver-dad». Era algo plausible.

Si el carácter de los hijos de Dios noconcuerda con el evangelio; si anun-ciamos un evangelio de compasióny no vivimos vidas compasivas, es-tamos negando aquello que predi-camos, y el mundo no va a creer.¡Que el Señor nos ayude!

La misión de la igleLa misión de la igleLa misión de la igleLa misión de la igleLa misión de la iglesiasiasiasiasiaEl evangelio tiene que ser inteligible,tiene que ser creíble y tiene que serplausible. ¿Y qué hace plausible alevangelio? ¡La iglesia! «Vosotros soisla luz del mundo» (Mat. 5:14). ¡Glo-ria al Señor! Los creyentes, con suvida, con sus obras, con su conduc-ta, son la luz del mundo.

Algunos hombres manifiestan un ca-rácter excepcional en la historia. Pen-semos en Gandhi, Mandela y otros.Pero hay algo que el mundo no pue-de producir: una nación de caráctersingular. Cuando la iglesia surgió enel mundo, se vio no ya a un hombre,sino una nación única, de hombres ymujeres extraordinarios. Para creer,el mundo necesita ver el evangelioencarnado en nuestras vidas.

«Porque la gracia de Dios se ha ma-nifestado para salvación a todos loshombres» (Tit. 2:11). Eso es el evan-

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gelio: Dios quiere que todos loshombres sean salvos, «enseñándo-nos que, renunciando a la impiedady a los deseos mundanos, vivamosen este siglo sobria, justa y piadosa-mente, aguardando la esperanzabienaventurada y la manifestacióngloriosa de nuestro gran Dios y Sal-vador Jesucristo» (12-13).

Versículo 14: «Quien se dio a sí mis-mo por nosotros, para redimirnos detoda iniquidad...». ¿Cuál es el efec-to o la demostración del evangelio?«…y purificar para sí un pueblo pro-pio, celoso de buenas obras». Esasson las buenas obras que muestranla verdad del evangelio en la vida dela iglesia y de los creyentes.

Y en el capítulo 3, un resumen delevangelio: «Nos salvó, no por obrasde justicia» (v. 5), nos regeneró, nosdio el Espíritu Santo. «...para quejustificados por su gracia, viniése-mos a ser herederos conforme a laesperanza de la vida eterna» (v. 7).

Y el resultado: «Palabra fiel es esta,y en estas cosas quiero que insistascon firmeza», en anunciar las verda-des del evangelio, «para que los quecreen en Dios procuren ocuparse enbuenas obras» (v. 8). Cuando elevangelio realmente está vivo en elcorazón de la iglesia, necesariamen-te producirá esa misma compasiónque Cristo tuvo cuando anduvo en

esta tierra. Si esto no está ocurrien-do, es porque el evangelio no estásiendo predicado ni aun siendo creí-do como debe serlo en la iglesia.

El evangelio no solo es para el mun-do; en verdad es para el mundo,para los que no han creído y estánperdidos, pero también debe serconstantemente predicado a la igle-sia, porque, si no, nuestro corazónse desliza hacia los ídolos.

Siendo luz del mSiendo luz del mSiendo luz del mSiendo luz del mSiendo luz del mundoundoundoundoundoPor último, ¿a quiénes llamó Dios apredicar el evangelio? ¿Quiénes tie-nen la comisión de ir por el mundoanunciando a toda criatura esteevangelio glorioso? ¿Quiénes sonresponsables de predicarlo de ma-nera inteligible, creíble y plausible?¿Solo los apóstoles? Claro, Dios lla-ma en particular a algunos hombresa dejarlo todo, involucrando su vidaentera en la predicación del evan-gelio: los apóstoles y los evangelis-tas. Pero también todos nosotrossomos llamados a anunciar a Cristo.

En tu trabajo, en tu barrio, en tu fa-milia, en tus estudios, tú eres unaluz que el Señor puso para el mun-do; eres responsable de orar poresas personas, compadecerte deellas, ayudarlas en sus angustias,mostrarles el carácter compasivo deCristo. Dios necesita creyentes que

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estén dispuestos a gastar sus vidaspor este glorioso evangelio.

Aquello que tú tienes, el Señor note lo dio solo para ti. En estos años,él nos ha prosperado, pero, ¿paraqué? Para servirlo a él, para abrirnuestras casas, para acoger a otros;para gastar nuestro tiempo y nues-tros recursos sirviendo al evangelio.Oh, que el Señor encienda una ge-neración de jóvenes que estén dis-puestos a ir a otros lugares dondelas personas necesitan el evangelio.

Somos llamados a ser testigos deJesucristo. El hermano MichaelGreen dice: «Al estudiar la historiade la iglesia primitiva y el éxito quetuvo al predicar el evangelio en elimperio, vemos algo asombroso: lamayor parte de la tarea no la hicie-ron los apóstoles ni los evangelistas,sino hombres y mujeres anónimos,como tú y como yo, simples, comu-

nes, pero que llevaron el evangelioy llenaron el mundo de la gloria deCristo».

Eso puede volver a ocurrir. Podemoshacerlo otra vez, porque tambiénnosotros fuimos ungidos por el mis-mo Espíritu Santo de Dios, que noscapacita para ser testigos de Cristo.

El Señor Jesús, viendo las multitudeshambrientas, dijo a sus discípulos:«Dadles vosotros de comer». Y cuan-do revisaron lo que tenían, solohubo un muchacho con unos panesy unos pocos peces. ¿Pero qué eraesto para tantos? Tal vez tú mires lanecesidad del mundo, y pienses:¿Qué es esto, para tantos? Pero, sipones tus recursos en las manos delSeñor, él los multiplicará, y podrásalimentar a muchos. Que el Señornos ayude. Amén.Síntesis de un mensaje oral impartido en

Rucacura (Chile), en enero de 2018.

Un enemigo está llegandoJohn Greenleaf Whittier (1807-1892), un cristiano americano, con-

templaba las cataratas del Niágara, maravillado con la belleza de lasaguas y sorprendido con el estruendoso ruido del agua.

Pero quedó más asombrado aún, cuando un indígena lo tomó delbrazo y le dijo: «Un enemigo está llegando». «¿Cómo lo sabes?», pre-guntó Whittier. El guerrero replicó: «Porque oí el ruido de una ramaquebrada». Whittier nada oía, sino el ruido de las aguas; mas los oídosdel cazador habían percibido aquel quiebre, por sobre el estruendo.

En medio del tumulto del mundo, ¿tenemos la sensibilidad para oírlos pasos furtivos de nuestros enemigos espirituales y así librarnos delas artimañas de la carne, del pecado y del mundo?

À Maturidade

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TEMA DE PORTADA

Bajo la inspiración de la grandeza del Evangelio,seguimos mirando a la persona de nuestro Se-ñor, porque nuestro llamamiento es anunciarloa él, y necesitamos conocer a Aquel de quienvamos a hablar. Necesitamos tener cercanía asu corazón, conocer cómo él es, y aprender másy más de su persona y de su carácter.

Por años hemos oído la expresión de Pablo cuan-do dice que él sufre dolores de parto hasta queCristo sea formado en los hermanos. Cristo for-mado en nosotros. ¡Qué hermosa expresión,donde el rumbo está muy bien trazado! Menosyo, más Cristo. «Ya no vivo yo, mas vive Cristoen mí» (Gál. 2:20), lo cual, siendo un versículode la Palabra, ha de convertirse en una realidad.

A medida que el tiempo pasa, ¿en qué consistela madurez del creyente? En ir asimilando másy más del carácter de Cristo como una realidad.Su carácter tiene que ir desplazando lo nuestro,y en esa tensión suele aparecer la carne, el ca-rácter de «nuestro yo». Por ello, todos necesi-tamos su socorro y estamos hoy aquí para lle-narnos del Señor. El Espíritu Santo nos quiere

Evangelio y sensibilidad

Otro rasgo notable del carácter de Cristo, presente enel anuncio del evangelio.

Gonzalo Sepúlveda

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seguir hablando acerca de esta glo-riosa persona.

ConConConConConvicción y sensibilidadvicción y sensibilidadvicción y sensibilidadvicción y sensibilidadvicción y sensibilidadYa hablamos de la convicción comoun rasgo relevante del Señor. «Sé dedónde he venido y a dónde voy»(Juan 8:14). Él siempre actuó con laprofunda convicción de quién él era.Él sabía de su gloria junto al Padreantes que el mundo fuese, y sabíahacia dónde regresaría.

El testimonio del bendito EspírituSanto es sólido y contundente:«…habiendo efectuado la purifica-ción de nuestros pecados por mediode sí mismo, se sentó a la diestra dela Majestad en las alturas…» (Heb.1:3). Este confirma el pleno agradodel Padre a la vida y misión de nues-tro Maestro.

Recordemos estas dos palabras:convicción y sensibilidad. Si tan soloeso recordamos –qué implica esaconvicción y esa sensibilidad–, ha-bremos aprendido un poco másacerca de nuestro Señor.

La misión del SeñorLa misión del SeñorLa misión del SeñorLa misión del SeñorLa misión del Señor«Vino a Nazaret, donde se habíacriado; y en el día de reposo entróen la sinagoga, conforme a su cos-tumbre, y se levantó a leer. Y se ledio el libro del profeta Isaías; y ha-biendo abierto el libro, halló el lugardonde estaba escrito: El Espíritu del

Señor está sobre mí, por cuanto meha ungido para dar buenas nuevasa los pobres; me ha enviado a sanara los quebrantados de corazón; apregonar libertad a los cautivos, yvista a los ciegos; a poner en liber-tad a los oprimidos; a predicar el añoagradable del Señor. Y enrollando ellibro, lo dio al ministro, y se sentó; ylos ojos de todos en la sinagoga es-taban fijos en él. Y comenzó a decir-les: Hoy se ha cumplido esta Escri-tura delante de vosotros» Luc. 4:16-21).

Aquellos que estuvieron presentesen la sinagoga fueron testigos privi-legiados. Aunque queda claro en elcontexto de que no entendieronnada, porque después querían lan-zarlo a un despeñadero. «A lo suyovino, y los suyos no le recibieron»(Juan 1:11). Mas, pese a ello, elMensajero, habiendo hecho suanuncio, salió a cumplir su misión, ynosotros hoy, somos parte de Su fru-to.

Hay buenas nuevas para los pobresen espíritu, para los desamparados;hay salud, hay sanidad para los que-brantados de corazón, más allá dela sanidad física; es la sanidad de loscorazones heridos, frustrados. Lagrandeza del evangelio alcanza a loscautivos, a los ciegos, a los oprimi-dos. Jesús vino a predicar el añoagradable del Señor.

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De inmediato, vemos el foco del Se-ñor. Él no vino a los buenos ni a lossanos, sino a los enfermos, a los ne-cesitados. Él tenía la sensibilidadpara saber a quiénes tenía que al-canzar.

Esto éramos nosotros, hasta que leconocimos. Y ahora tenemos la en-comienda del evangelio. Nosotrostenemos que aprender del Señor,porque este mismo evangelio estápresente en nosotros, y el foco si-gue siendo el mismo, pues el mun-do sigue lleno de pobres, de que-brantados, de cautivos, de ciegos yde oprimidos que esperan este men-saje.

La sensibilidad de JeLa sensibilidad de JeLa sensibilidad de JeLa sensibilidad de JeLa sensibilidad de JesússússússússúsAl considerar la sensibilidad del Se-ñor por la necesidad del hombre, enlas Escrituras es abundante el regis-tro de esta virtud que el Señor tuvo.Primeramente, su sensibilidad paracon Dios el Padre, para interpretarSu voluntad y para agradar su cora-zón.

«Les dijo, pues, Jesús: Cuando hayáislevantado al Hijo del Hombre, enton-ces conoceréis que yo soy, y quenada hago por mí mismo, sino quesegún me enseñó el Padre, así ha-blo. Porque el que me envió, conmi-go está; no me ha dejado solo el Pa-dre, porque yo hago siempre lo quele agrada» (Juan 8:28-29).

¡Qué alta es esta medida! Al leerseriamente las Escrituras y conside-rar nuestra condición, ¡nos vemostan pequeños! Si nos vemos comohombres, considerando nuestrasdebilidades, esto sería un objetivoinalcanzable. Pero no es esa nues-tra realidad. Hoy nosotros sabemosde dónde venimos. Estábamos des-tituidos, pero ahora estamos justifi-cados; estábamos en Adán, en con-denación, pero ahora estamos enCristo. Vivimos en la carne, pero notenemos confianza en ella.

El Señor Jesús dijo: «Yo hago siem-pre lo que al Padre le agrada». ElSeñor nos ayude a desarrollar, a cul-tivar esa sensibilidad y a crecer enella. ¿Qué es lo que al Padre le agra-da que yo haga? ¿Cómo voy a agra-dar al Padre en estos días, en lasdecisiones que tengo que tomar enlo individual? ¿Cómo vamos a agra-dar al Padre en nuestra vida colecti-va, como iglesia, como cuerpo, encada localidad, en la función que te-nemos, en la obra, como ancianos,como diáconos, como hermanos?

Porque todos somos sacerdotes,siervos y siervas del Señor. Hemosde apropiarnos de lo que es de Cris-to. El Señor tiene que ir siendo for-mado cada día más en nosotros. Es-tamos mirando al Señor, estamosconociéndole. El Señor, que debe serpredicado por la iglesia, tiene que

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ser conocido por la iglesia, y másaún, el mismo carácter del Señordebe ser encontrado en sus siervos.El Señor nos socorra para que crez-camos en esta sensibilidad, para sa-ber cómo hemos de agradar a Dios.

DDDDDe la insensibilidad a la compe la insensibilidad a la compe la insensibilidad a la compe la insensibilidad a la compe la insensibilidad a la compa-a-a-a-a-siónsiónsiónsiónsiónEsta sensibilidad del Señor la encon-tramos también en otro pasaje quehemos leído a menudo. «Cuando secumplió el tiempo en que él habíade ser recibido arriba, afirmó su ros-tro para ir a Jerusalén. Y envió men-sajeros delante de él, los cuales fue-ron y entraron en una aldea de lossamaritanos para hacerle prepara-tivos. Mas no le recibieron, porquesu aspecto era como de ir a Jerusa-lén. V iendo esto sus discípulosJacobo y Juan, dijeron: Señor, ¿quie-res que mandemos que desciendafuego del cielo, como hizo Elías, y losconsuma?» (Luc. 9:51-54).

¡Qué insensibilidad! Eran discípulosdel Señor, y no habían aprendido desu Maestro. «Entonces volviéndoseél, los reprendió, diciendo: Vosotrosno sabéis de qué espíritu sois; por-que el Hijo del Hombre no ha veni-do para perder las almas de loshombres, sino para salvarlas. Y sefueron a otra aldea» (v. 55-56). ElSeñor tuvo sensibilidad para con lasalvación de los samaritanos. Él

vino por todos, y no podía dejarlosafuera.

Es interesante lo que se lee más ade-lante. Cuando el evangelio comen-zó a ser predicado, Hechos 8:25 dice:«Y ellos (Pedro y Juan), habiendotestificado y hablado la palabra deDios, se volvieron a Jerusalén, y enmuchas poblaciones de los samari-tanos anunciaron el evangelio».Juan había cambiado, había apren-dido de la sensibilidad de su Maes-tro. Ya no pedía juicio sobre los sa-maritanos. La grandeza del evange-lio transformó su corazón. Ahora éles sensible, y les lleva a Cristo, por-que el evangelio es Cristo.

«Entonces las iglesias tenían paz portoda Judea, Galilea y Samaria; y eranedificadas, andando en el temor deSeñor, y se acrecentaban fortaleci-das por el Espíritu Santo» (Hech.9:31). Gracias al Señor, que siempretriunfa. Su vida y su mensaje consi-guieron erradicar los prejuicios ra-ciales que aun estaban presentes enel corazón de sus discípulos. «Otrofuego» vino primero al corazón deellos, y consumió los celos y tradi-ciones vanas, y entonces el evange-lio proclamado consiguió la salva-ción de aquellos que en otro tiem-po estuvieron dispuestos a conde-nar. El Espíritu Santo logró tener igle-sias en Samaria. ¡Qué preciosa es lasensibilidad del Señor!

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23AGUAS VIVAS

La compLa compLa compLa compLa compasión del Señorasión del Señorasión del Señorasión del Señorasión del SeñorVolvamos a Lucas, y que las Escritu-ras nos continúen hablando. «Al po-nerse el sol, todos los que tenían en-fermos de diversas enfermedadeslos traían a él; y él, poniendo las ma-nos sobre cada uno de ellos, los sa-naba. También salían demonios demuchos, dando voces y diciendo: Túeres el Hijo de Dios. Pero él los re-prendía y no les dejaba hablar, por-que sabían que él era el Cristo» (Luc.4:40-41).

Allí había mucha gente; el Señorpudo haber alzado una mano y to-dos los enfermos habrían sido sana-dos al instante. Él tenía poder parahacer eso y mucho más. Pero aquíleemos que él ponía las manos so-bre cada uno de ellos. ¡Qué detallees éste! El Señor se preocupa por lamultitud, pero también tiene cuida-do por cada persona. Nadie está ol-vidado, él es sensible a la necesidadparticular de cada uno.

«Aconteció después, que él iba a laciudad que se llama Naín, e iban conél muchos de sus discípulos, y unagran multitud. Cuando llegó cerca dela puerta de la ciudad, he aquí quellevaban a enterrar a un difunto, hijoúnico de su madre, la cual era viu-da; y había con ella mucha gente dela ciudad. Y cuando el Señor la vio,se compadeció de ella, y le dijo: No

llores. Y acercándose, tocó el fére-tro; y los que lo llevaban se detuvie-ron. Y dijo: Joven, a ti te digo, leván-tate. Entonces se incorporó el quehabía muerto, y comenzó a hablar.Y lo dio a su madre» (Lucas 7:11-15).

Vemos aquí dos multitudes que seencuentran, unos siguiendo a Cris-to, y otros saliendo de la ciudad;unos detrás de la Vida, y otros de-trás de la muerte. Imaginen a esaviuda, totalmente desamparada. Suúnico sustento había muerto. ¡Quédesesperanza, qué dolor! Jesús fuesensible ante el dolor de la enluta-da, al punto de devolverle a su hijovivo. «Y todos tuvieron miedo, y glo-rificaban a Dios» (v. 16). Ambasmultitudes se unieron en alabanzaal Señor. Esta es la grandeza delevangelio.

¡Qué tremendo es esto! El evange-lio del que hablamos es acerca deuna Persona que sana, que consue-la, que liberta, que abre los ojos delos ciegos y que resucita a los muer-tos.

El corEl corEl corEl corEl corazón del Pazón del Pazón del Pazón del Pazón del Pastorastorastorastorastor«Recorría Jesús todas las ciudades yaldeas, enseñando en las sinagogasde ellos, y predicando el evangeliodel reino, y sanando toda enferme-dad y toda dolencia en el pueblo. Yal ver las multitudes, tuvo compa-sión de ellas; porque estaban desam-

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24 AGUAS VIVAS

grandeza del evangelio. Ahora tene-mos el corazón del Señor; Cristo estásiendo formado en nosotros. Este esel rumbo que él nos trazó; por años,hemos caminado en esta senda.¡Qué privilegiados somos! Y el Espí-ritu Santo no descansa, hasta quelleguemos a la medida de la estatu-ra de la plenitud de Cristo. Y partede esa plenitud es la compasión queél siente por las multitudes.

Nos impresiona el corazón del Pas-tor ¿Podemos entender el mensajede estos días? Si este sentir suyopermanece en nuestros corazones,el Señor habrá obtenido ganancia ennosotros. Hasta aquí, nosotros he-mos ganado. Todos nosotros pode-mos testificar de la fidelidad denuestro Pastor, pero es tiempo de

paradas y dispersas como ovejas queno tienen pastor» (Mat. 9:35-36).¡Qué hermosas palabras! Las cono-cemos, pero, al leerlas de nuevo,tocan nuestro corazón.

Este es nuestro Señor, este es nues-tro Maestro. Él mira a las multitu-des, pero con una sensibilidad inte-rior. «Tuvo compasión de ellas».¿Eran personas salvadas, eran san-tos? No, eran pecadores. Y el Señorles miró con compasión, viendo lagran necesidad que tenían.

La necesidad de todo hombre es te-ner Pastor. Nosotros somos bien-aventurados. «El Señor es mi pastor;nada me faltará» (Sal. 23:1). ¡Somosprivilegiados, somos felices: tene-mos Pastor! Pero, aquellos que dis-frutamos la bienaventuranza de te-

ner un Pastor, hemos de tener afini-dad con Su corazón.. Lo que estamosenfatizando hoy es que nosotrossomos siervos de este Pastor. Él nosestá mirando ahora no solo comoovejas, sino como siervos suyos quehemos de sentir como él siente.

¿Qué agrado busca hoy el Señor desu pueblo? Este es el mensaje de la

Aquellos que disAquellos que disAquellos que disAquellos que disAquellos que disfrufrufrufrufrutttttamamamamamos la bienaos la bienaos la bienaos la bienaos la bienaventventventventventurururururanzaanzaanzaanzaanzade tener un Pde tener un Pde tener un Pde tener un Pde tener un Pastor, hemastor, hemastor, hemastor, hemastor, hemos de tener afini-os de tener afini-os de tener afini-os de tener afini-os de tener afini-

dad con Su cordad con Su cordad con Su cordad con Su cordad con Su corazón.azón.azón.azón.azón.que su sensibilidad sea también ha-llada en quienes la hemos gustado.El Cristo que mora en nosotros si-gue mirando con compasión a losperdidos.

¿Por qué fracasan tanto los hom-bres? Porque están dispersos comoovejas sin pastor, y el diablo hace loque quiere con ellos. ¡Pero Cristo

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murió por ellos! El Señor nos dé sucorazón, sabiendo que para él nohay caso perdido, porque la grande-za del evangelio puede tomar al peorde los hombres y hacerlo un siervosuyo.

«Y saliendo Jesús, vio una gran mul-titud, y tuvo compasión de ellos, ysanó a los que de ellos estaban en-fermos» (Mat. 14:14). ¿A cuántos denosotros querrá usar el Señor paramanifestar esa compasión, median-te milagros? Poderoso es él parahacerlo.

«Y Jesús, llamando a sus discípulos,dijo: Tengo compasión de la gente,porque ya hace tres días que estánconmigo, y no tienen qué comer; yenviarlos en ayunas no quiero, nosea que desmayen en el camino»(Mat. 15:32). ¡Qué compasión, quésensibilidad! No han comido, y pue-den desmayar en el camino; hay queproveerles alimento. ¡Tenemos tan-to que aprender del Señor!

La lección de ZaqueoLa lección de ZaqueoLa lección de ZaqueoLa lección de ZaqueoLa lección de ZaqueoEn Lucas 19 tenemos otro fruto pre-cioso. «Habiendo entrado Jesús enJericó, iba pasando por la ciudad. Ysucedió que un varón llamadoZaqueo, que era jefe de los publi-canos, y rico, procuraba ver quiénera Jesús; pero no podía a causa dela multitud, pues era pequeño deestatura» (Lucas 19:1-3). A pesar de

todo lo enredado que estaba en susnegocios y de ser odiado por los ju-díos, este hombre quería ver a Je-sús.

«Y corriendo delante, subió a un ár-bol sicómoro para verle; porque ha-bía de pasar por allí. Cuando Jesúsllegó a aquel lugar, mirando haciaarriba, le vio, y le dijo: Zaqueo, dateprisa, desciende, porque hoy es ne-cesario que pose yo en tu casa» (v.4-5).

¿No es admirable el Señor? ¿Cómosupo que Zaqueo quería verle? Je-sús no hizo esto en su condición di-vina, sino como hombre. ¡Cómo he-mos de ser sensibles para recono-cer ésa necesidad en algún vecino oamigo, o cualquier persona que ten-gamos cerca! ¿Cómo percibir esto?Sólo el Señor nos puede hacer sen-sibles. Esta persona quería verlo. ¡Yla sorpresa que le dio! «Entonces éldescendió aprisa, y le recibió gozo-so» (v. 6).

Qué interesante es el versículo 7: «Alver esto, todos murmuraban, dicien-do que había entrado a posar conun hombre pecador». ¿Estaremosdispuestos a enfrentar un vituperiosemejante? Cuando entendamosque el Señor quiere la salvación deuna determinada persona, tambiénél nos dará la gracia para soportarel precio de la crítica insolente. El

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evangelio es suficientemente pode-roso para cambiar al más vil peca-dor.

«Entonces Zaqueo, puesto en pie,dijo al Señor: He aquí, Señor, la mi-tad de mis bienes doy a los pobres;y si en algo he defraudado a algu-no, se lo devuelvo cuadruplicado» (v.8). Jesús no le estaba diciendo nada.Bastó la presencia del Señor. Y Jesúsle dijo: «Hoy ha venido la salvacióna esta casa… porque el Hijo del Hom-bre vino a buscar y a salvar lo quese había perdido» (v. 9-10).

Este es el corazón del Pastor. Hay uninterés del Señor en buscar para sal-var, no para condenar. ¡Qué precio-so es el Señor! ¡Cuánto tenemos queaprender de su sensibilidad! ¿Pode-mos mirar la historia de Zaqueo yponernos nosotros allí? ¡En el evan-gelio hay poder para salvación!

CulCulCulCulCulttttt ivivivivivando la sensibilidadando la sensibilidadando la sensibilidadando la sensibilidadando la sensibilidadNosotros no podemos quedarnosdetenidos. ¡Que nos socorra el Se-ñor! ¿Cómo cultivar esa sensibili-dad? ¿Cómo podemos percibiraquello que el Señor siente? ¿Cómohacer lo que al Señor le agrada? Te-nemos abundantes ejemplos de estoen el Antiguo Testamento.

«Vi yo al Señor sentado sobre un tro-no alto y sublime» (Is. 6:1). Isaías fuea los pies del Señor. En la cercanía

del Señor, en la comunión con él, elprofeta oyó la voz y supo de la ne-cesidad de Dios: «¿A quién enviaré,y quién irá por nosotros?» (v. 8). Y élrespondió: «Heme aquí, envíame amí». En la intimidad con Dios pode-mos cultivar esa sensibilidad y sercapacitados para responder a su lla-mado. ¿Qué quiere el Señor de ti yde mí? ¿A dónde me quiere enviar?¿Cuándo tengo que hablar?

¿Qué decir de Ana, la madre deSamuel, el profeta que ungió rey aDavid? Y después, del linaje de Da-vid según la carne nació el Cristo.Cuando ella oraba, era tal la intensi-dad de su oración que pudo captarla necesidad de Dios en un tiempode crisis espiritual. Entonces, dijo:«…si dieres a tu sierva hijo varón, yolo dedicaré a Jehová todos los díasde su vida…» (1 Sam. 1:11). Y ape-nas lo destetó, fue y lo entregó, yDios tuvo un profeta. La historia esemocionante ¡Qué sensibilidadmostró aquella sierva!

Pero en estos tiempos, ¿no tienetambién necesidades el Señor? Hayuna obra que hacer, hay un evange-lio que predicar, hay multitudes dis-persas. ¿Y quién irá? Vivimos en untiempo de confusión y de tanta doc-trina perversa. En estos días se re-quieren hombres sensibles para conDios, para oír su voz e ir en el poderde su fuerza, y sensibles para con los

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hombres, para interceder por ellos,llevándolos a Cristo.

Esta sensibilidad para con Dios ypara con los hombres la vemos ple-namente expresada en la persona denuestro Señor, y necesitamos apren-der de él.

Una antíteUna antíteUna antíteUna antíteUna antítesississississisEsto también tiene una contrapar-te. En Filipenses 2 está hablandoPablo, preso por causa del Señor.«Espero en el Señor Jesús enviarospronto a Timoteo, para que yo tam-bién esté de buen ánimo al saber devuestro estado; pues a ninguno ten-go del mismo ánimo, y que tan sin-ceramente se interese por vosotros.Porque todos buscan lo suyo propio,no lo que es de Cristo Jesús» (2:19-21). ¿Qué significa esto? ¿Qué pasóen el corazón, en tan poco tiempo?

Pablo se refiere a la sinceridad deTimoteo, y el resto de los colabora-dores queda muy mal parado. Estepasaje es una antítesis de la sensibi-lidad. La insensibilidad es severa-mente juzgada aquí. ¡Qué horroro-so es esto! «Todos buscan lo suyopropio, no lo que es de Cristo Jesús».¡Se está hablando de siervos deDios!

La voluntad del Señor es todo lo con-trario. No procurar agradarnos anosotros mismos, sino buscar lo que

es de Cristo. «No yo, sino Cristo».Pero los hermanos ya se habían des-viado; eran tiempos de apostasía, dedebilidad y de confusión, ya estabanperdiendo de vista la gloria del Se-ñor. ¡Una desgracia!

Que el Señor examine nuestros co-razones. No estamos aquí con undedo acusador. Esta palabra es muyfuerte. Es como para clamar: «Señor,que no me pase esto a mí». En esaspalabras de Pablo, el Señor está juz-gando con severidad a los cristianosinsensibles, en cualquier época.

Es un riesgo hacer referencia a es-tas cosas en una predicación. Perohemos visto a hermanos llorar, y he-mos llorado juntos, con una frasecomo ésta: «¡Lo que tuve que vivirpara entender el dolor de mi herma-no, al que pasó por lo mismo que yoestoy pasando ahora!». Esto no sepuede decir sin lágrimas. El Señornos perdone, porque somos natural-mente insensibles al dolor de losdemás, al dolor de la propia iglesia,a la necesidad, a la enfermedad, aldolor, al luto, a la angustia.

A PA PA PA PA Pedredredredredrooooo¡El Señor fue tan compasivo! Una vezresucitado, el Señor le dedicó a unasola persona más tiempo que a losdemás. A los otros les habló en gru-po. A Tomás, por ejemplo, le repren-dió en público su incredulidad. Pero

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a Pedro lo llamó aparte. ¡Qué habríasido de Pedro si el Señor no hubiesetenido la sensibilidad para percibirque su discípulo necesitaba esa pa-labra de aliento!

Pedro estaba tan desanimado; habíanegado a su Señor, lo había defrau-dado y no se podía perdonar a símismo. Es fácil imaginar que él oyó,llorando, aquellas palabras de suMaestro. El Señor lo llamó a solas,porque hay cosas que se deben de-cir en privado; pues en público po-drían provocar aun más dolor.

El Señor tuvo sensibilidad para re-cuperar a su siervo que había llora-do amargamente. Él no podía irse alos cielos sin esa conversación, y talvez Pedro nunca hubiese podidopredicar con la gracia que lo hizodespués; no tendríamos sus epísto-las ni el mensaje de Pentecostés.

ReReReReRevisando nuevisando nuevisando nuevisando nuevisando nuestststststrrrrro coro coro coro coro corazónazónazónazónazónQue esta palabra nos conmueva atodos. «Porque todos buscan lo suyopropio, no lo que es de Cristo Jesús».Buscar lo propio es vivir centradosen nosotros mismos, como losgálatas, que partieron por el Espíri-tu y terminaron en la carne. ¡Quédesgracia! ¡Y con qué severidad lojuzga el Espíritu Santo!

Que el Señor nos socorra en estosdías, y cada uno pueda preguntar-

se: ¿Me estaré volviendo insensible?La espada afilada entre a nuestrocorazón a través de esta pregunta.¿Estamos perdiendo la sensibilidadpor los hermanos? Si eso es así, ¿quésensibilidad tendremos para los pe-cadores que están en el mundo?

Que el Señor nos perdone; que elEspíritu Santo nos escudriñe, porquevano sería llorar en público por esto,para ser vistos por los demás. Loúnico que tiene valor es el juicio delcorazón a solas con Dios. Lo que leinteresa al Señor y conviene a la igle-sia es que haya fruto; lo demás pue-de ser mera emoción. A la iglesia lehace bien la realidad, el corazón con-trito y humillado, inclinado delantedel Señor.

Reconozcamos que ninguno de no-sotros es sensible por naturaleza.Tenemos sensibilidad en la carne;somos rápidos para sentirnos ofen-didos. Cuando no se nos presta aten-ción, somos como niños, y decimos:«No hay amor», porque buscamosque la atención esté puesta en no-sotros.

Sin duda, necesitamos el carácter yla sensibilidad de Cristo. Necesita-mos aprender a conocer al Señor aquien predicamos. ¿Cuánto de esesentir está en nosotros? Tiene queser su sensibilidad, porque la sensi-bilidad natural hace acepción de

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personas. Eso es la carne; pero no-sotros estamos huyendo de la car-ne.

Nosotros queremos tener el corazóndel Señor. El Señor amó aun a susenemigos. Pero nosotros tenemos elmismo Cristo. Que el Espíritu delSeñor tenga ganancia en nosotros.Cristo en nosotros es la esperanzade gloria. Que el Señor nos perdoney nos socorra hoy.

Seamos severos en juzgar la insen-sibilidad, no la insensibilidad deotros, porque eso es fácil. Lo que elEspíritu Santo quiere hoy es que juz-guemos lo insensible de nuestropropio corazón.

Ha llegado el día de reparar esa his-toria, de enderezar este camino tor-cido, de ordenar aquello que se vol-vió al revés. Que las prioridades es-tén como deben estar: primero Cris-to, después yo; primero mi herma-no, después yo. Ser sensible al do-lor del hermano me preparará tam-bién para ser sensible al dolor delque anda en tinieblas y que aún noconoce al Señor.

El Señor restaure la iglesia, restaureel celo por la predicación del verda-dero evangelio. Pues no estamoshablando tan solo de unos cuantosaspectos doctrinales o una fórmulapara que las personas reciban al Se-ñor, sino mucho más que eso. Ten-drá que ser con paciencia, con dedi-cación y aun con dolor. Un predica-dor insensible no tendrá fruto.

La grandeza del evangelio es que no-sotros tengamos el corazón, del Se-ñor. Hemos hablado de convicción ysensibilidad. Que estas virtudes deCristo se vayan formando en noso-tros, y caminemos por este mundocon una convicción profunda.

Sabemos quiénes somos y a dóndevamos. Hemos recibido palabra, co-nocimiento y dones del Señor, perojuzguemos toda insensibilidad, por-que la luz que hemos recibido no espara esconderla, sino para alumbraral mundo.

Que el Señor nos socorra.Síntesis de un mensaje oral impartido en

Rucacura (Chile), en enero de 2018.

Mi parte y la parte de DiosEn cierta ocasión, le preguntaron a un joven creyente acerca de las

circunstancias de su conversión. “Oh”, contestó él, “yo hice mi parte, yDios hizo la suya. Mi parte fue la de huir, y la del Señor fue correr de-trás de mí hasta darme alcance”.

Samuel Vila

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TEMA DE PORTADA

El anuncio del misterio de Diosmanifestado en Jesucristo.

El evangelio es eterno, y es precisamente poresta condición que el evangelio es grande. Eseterno, porque el que nos dio esta buena nuevaes el Dios eterno, que desde siempre tuvo eldesignio de hacer al hombre a su imagen y se-mejanza, por cuanto Dios mismo se sentaría enel Trono del universo como Hombre. Eternamen-te lo pensó, según nos dice Pablo en Efesios,«conforme al propósito eterno que hizo en Cris-to Jesús nuestro Señor» (Ef. 3:11).

El hombrEl hombrEl hombrEl hombrEl hombre en el pre en el pre en el pre en el pre en el propósiopósiopósiopósiopósito divinoto divinoto divinoto divinoto divinoEse propósito eterno que hizo Dios en CristoJesús era tener un hombre sentado en el Tronodel universo. Esto es algo extraordinario. De to-

El evangelio eternoRoberto Sáez

Vi volar por en medio del cielo a otro ángel,que tenía el evangelio eterno para predicar-lo a los moradores de la tierra, a toda na-ción, tribu, lengua y pueblo, diciendo a granvoz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque lahora de su juicio ha llegado; y adorad a aquelque hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuen-tes de las aguas”.

– Apoc. 14:6-7.

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das las criaturas que Dios hizo, nohay nadie que tenga para él la cali-dad que tiene el ser humano.

A Dios le importa la adoración delser humano más que la adoraciónque pueda darle toda la creación.

Toda la creación fue hecha para queadorase a Dios. «Todo lo que respiraalabe al Señor» (Sal. 150:6). Todo locreado está llamado a inclinarseante la grandeza del Creador. Dios,en un orden de cosas, creó el uni-verso, los astros, la luna, el sol y latierra. Todo lo hizo para su gloria ypara su alabanza.

Sin embargo, de quien más esperaDios ser reconocido en su grandeza,es del hombre. Porque Dios quierecompartir con el hombre su vida, sureino, su gloria, su autoridad. De talmanera que todo nos habla del amorde Dios, todo nos habla de la sabi-duría y de la bondad de Dios.

Cuando aparece este ángel al finalde la era nos hace pensar en el prin-cipio. En el Génesis, aparece Diosdándole al hombre una instrucciónrespecto del árbol de la vida y delárbol de la ciencia del bien y del mal,advirtiéndole que si come del árbolde la vida, será como él; pero sicome del árbol que está en el me-dio del huerto, el árbol de la cienciadel bien y del mal, el día que comade ese árbol morirá.

El evangelio, entonces, tiene estasdos connotaciones: es una buenanueva para quien obedece a suanuncio; pero también puede seruna noticia terrible para aquel queno se sujeta al orden establecido porDios, al mensaje y a la advertenciaque Dios da. Dios quiere que seamoscomo él es, él quiere que vivamoseternamente; quiere incluirnos en loque él es, en lo que él tiene y en loque él hace.

Dios es amor. Él es inclusivo; él quie-re darse por nosotros. Entonces, hayque recibirlo a él, con su mensaje,con la intención que él tiene para no-sotros de darnos vida. Aquel quecree y lo recibe, se une a él, tieneparte con él y es aceptado por él. Elque no lo hace, el que no cree, sepierde, y viene al juicio de Dios.

JustJustJustJustJust icia y juicioicia y juicioicia y juicioicia y juicioicia y juicio¿Qué es el juicio de Dios? Es el des-ajuste que produce el ser humanocuando no se sujeta a la justicia deDios. La justicia de Dios es todo loque él quiere para nosotros; es untejido extraordinario, de atributos,de rasgos de Dios, determinada enleyes, preceptos y ordenanzas.

Los atributos de Dios (alrededor de700 en las Escrituras), son los títu-los de Cristo. Quien encarna toda lajusticia, la ley y la palabra de Dios esel Señor Jesucristo.

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Las palabras de Apocalipsis que elángel proclama, pueden ser compa-radas con Romanos 1 y 2. «Temed aDios, y dadle gloria, porque la horade su juicio ha llegado; y adorad aaquel que hizo el cielo y la tierra, elmar y las fuentes de las aguas»(Apoc. 14:7). Hay una demanda: te-mer a Dios. ¿Por qué temer a Dios?Porque quien se aparta de la justi-cia divina se desprende del carácterde Dios, cae y queda destituido.«Y adorad a aquel que hizo el cielo yla tierra». Quien encarna de mane-ra especial el ajuste divino es preci-samente nuestro Señor Jesucristo. Alconcluir su misión, él dijo: «(Padre),yo te he glorificado en la tierra; heacabado la obra que me diste quehiciese» (Juan 17:4). Él vino para glo-rificar a Dios.El evangelio ha sido predicado demuchas maneras, desde el comien-zo. Es el evangelio eterno, que en elinicio Dios lo comunicó al primerhombre, dándole la buena nueva decomer del árbol de la vida. Pero elhombre desobedeció y quedó en lacondición de un ser caído. Dios es-pera que nosotros le creamos, quele recibamos y le demos gloria.«(Dios) pagará a cada uno confor-me a sus obras: vida eterna a losque, perseverando en bien hacer,buscan gloria, honra e inmortali-dad» (Rom. 2:6-7). Ahí está el árbol

de la vida. Dios es eterno y quierecompartir la eternidad con nosotros.

Hay una conexión con el Dios delevangelio eterno para aquellos queperseveran en hacer el bien. El biende Dios es todo lo que él quiere paranosotros, la buena nueva, aquelloque Dios nos da en Cristo.

Por lo tanto, los que se ciñen a sujusticia, los que buscan la gloria y lasatisfacción de Dios, buscan sentir-se tan satisfechos como se sienteDios, contentos de ser lo que son.Hay una profunda satisfacción, ungozo de saber que somos lo que so-mos, por la gracia de Dios.

Así que, si alguien se siente frustra-do, es que no conoce la justicia deDios. Ahora, nunca podremos con-seguir ser justos por nosotros mis-mos. La primera condición para sen-tirse contento de saber que estoybien conmigo mismo, conforme conquien soy, es sentirme justificado.Nuestras obras nunca nos darán esapaz; solo por la fe en Jesucristo te-nemos la justificación y el perdón.

La justicia de Dios nos es imputadapor gracia, por la obra de Jesucris-to. Esto es parte del evangelio. Elevangelio es grande, porque nos daaquello que nunca pudimos lograrpor nuestros méritos. No podemospensar que podemos conseguir algode Dios por nuestros méritos.

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La justLa justLa justLa justLa just icia y la picia y la picia y la picia y la picia y la pazazazazaz¿Ha encontrado usted la paz de Dios,la paz de Cristo? Romanos 2:10 dice:«…pero gloria y honra y paz a todoel que hace lo bueno». Satisfacción,alegría, bienaventuranza, gozo, sonsinónimos de la palabra gloria. Todoesto para los que perseveran en ha-cer el bien, y junto con eso, honra ypaz. Todo esto está relacionado conla justicia y la paz.

La justicia es el conjunto de todoslos atributos de Dios, que tienecomo fruto la paz. La paz es tambiénun tejido. Para que haya paz, tieneque haber amor, verdad, compren-sión, fidelidad, lealtad, honestidad,transparencia, pureza. Todos los atri-butos de Dios que conforman su jus-

tonces, hasta que vino Cristo, comodice el Salmo 85:10, «la justicia y lapaz se besaron».¡Qué cantidad de cosas se requierenpara que haya paz! ¿Cómo nosotrosconseguiríamos la paz? Tendríamosque ajustarnos a todos los atributosde Dios, para llegar a tener paz. Perohoy tenemos paz para con Dios pormedio de la fe en Jesucristo.

El misterio de la piedadEl misterio de la piedadEl misterio de la piedadEl misterio de la piedadEl misterio de la piedad«E indiscutiblemente, grande es elmisterio de la piedad: Dios fue ma-nifestado en carne, justificado en elEspíritu, visto de los ángeles, predi-cado a los gentiles, creído en el mun-do, recibido arriba en gloria» (1 Tim.3:16). Aquí se detiene toda discu-sión. Hay Uno que vivió conforme a

El anuncio del eEl anuncio del eEl anuncio del eEl anuncio del eEl anuncio del evvvvvangelio consiste en haberangelio consiste en haberangelio consiste en haberangelio consiste en haberangelio consiste en habervisto a un hombrvisto a un hombrvisto a un hombrvisto a un hombrvisto a un hombre seme seme seme seme semejante a Dios, yejante a Dios, yejante a Dios, yejante a Dios, yejante a Dios, y

que vivió comque vivió comque vivió comque vivió comque vivió como to to to to tal.al.al.al.al.ticia, constituyen, como efecto, lapaz. La paz es fruto de un carácter.

Cuando transgredimos la justicia, serompe la paz. «No hay paz, dijo miDios, para los impíos» (Is. 57:21). Laimpiedad consiste en tener un com-portamiento apartado de la justiciadivina. Desde Adán hasta hoy, ese hasido el problema, el desajuste. En-

la piedad. La piedad refleja lo quees Dios; es el comportamiento de unser humano que es semejante aDios.

¿En qué consiste el misterio de lapiedad? Es que nunca realmentehabíamos conocido a alguien que separeciera a Dios. ¡Qué precioso! Porfin, se manifestó un Hombre que nos

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mostró a Dios. Dios se mostró en unser humano. Por fin, Dios apareció;nadie lo había visto jamás; pero aho-ra le vemos.

«Lo que hemos visto y oído, eso osanunciamos» (1 Juan 1:3). El anun-cio del evangelio consiste en habervisto a un hombre semejante a Dios,y que vivió como tal. ¡Qué preciosoes lo que Dios mostró en Jesucristo!Él, siendo Dios, vivió en la tierracomo hombre. Jesús sanó enfermosy resucitó muertos, no porque eraDios, sino estando en condición dehombre, dependiendo del Padre.

Jesús caminó sobre el agua. Los grie-gos decían que un ser humano nopuede caminar sobre las aguas. En-tonces apareció la herejía llamadadocetismo, que niega la humanidadde Jesús. Esa es una mentira del dia-blo. Jesús es hombre, es Dios encar-nado; es Dios y hombre verdadero.Es incomprensible para la mente.«¿Qué hombre es éste, que aun losvientos y el mar le obedecen?» (Mat.8:27).

El VEl VEl VEl VEl Verbo eterno de Dioserbo eterno de Dioserbo eterno de Dioserbo eterno de Dioserbo eterno de DiosEl Verbo de Dios estuvo eternamen-te cara a cara con Dios. «En el prin-cipio era el Verbo, y el Verbo era conDios, y el Verbo era Dios» (Juan 1:1).El texto original dice: «En el princi-pio era el Verbo, y el Verbo estabavuelto hacia Dios, y el Verbo era

Dios». ¡Qué maravilloso! Dios, eter-namente, mirándose cara a cara. LaTrinidad: el Padre viviendo en el Es-píritu, el Hijo en el Padre, el Espírituviviendo en el Padre y en el Hijo, enuna danza eterna, llenos de gozo,mirándose el uno al otro.

Por eso, cuando Dios crea al hom-bre, leemos: «Varón y hembra loscreó» (Gén. 1:27). Eso significa queson dos que se están mirando caraa cara. La imagen de Dios, lo queDios es, así él nos hizo, para que elhombre y la mujer se miren uno alotro, y vivan en comunión una vidacompartida. Así es Dios. Dios es uno,pero en conjunto, y Dios espera queen el matrimonio seamos uno, unasola carne, en conjunto.

En todo esto vemos cómo es la ma-nifestación de Dios, primero pre-encarnado. Luego, éste que estuvodesde el principio, y que era desdeel principio, el que es el origen detodas las cosas, el Alfa y la Omega,el principio y el fin, se encarnó.

Vimos la herejía de algunos cristia-nos griegos, intelectuales, negandola humanidad de Cristo. Pero algu-nos cristianos judíos de Antioquíanegaban la divinidad del Señor. Yestas son la fuente de todas las he-rejías surgidas en el cristianismo.

Pero el Espíritu Santo, a través dePablo, pone la nota final, para dete-

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ner estas herejías, diciendo: «E in-discutiblemente, grande es el miste-rio de la piedad: Dios fue manifesta-do en carne, justificado en el Espíri-tu, visto de los ángeles, predicado alos gentiles, creído en el mundo, re-cibido arriba en gloria» (1 Tim.3:16).

Dios es un misterio, pero Pablo tes-tifica que a él le fue revelado esemisterio que estuvo oculto por lossiglos y edades. A él le fue dada lagracia de recibir la revelación delmisterio de Dios, que es Cristo. Estodejó de ser un misterio cuando Diosse manifestó en carne, en Jesucris-to. El texto de 1 Timoteo 3:16 fueuno de los primeros cánticos de lacristiandad. Los primeros creyentesfueron judíos, tenían el Salterio ycantaban himnos y muchos cánticos.Cada frase de esta Escritura puedeser un mensaje.

JustJustJustJustJust ificado en el Eificado en el Eificado en el Eificado en el Eificado en el EspírispírispírispírispíritttttuuuuuUna vez que el Señor estuvo aquícomo el Enviado de Dios, el Mesíasmanifestado en carne y sangre, fue«justificado en el Espíritu». Fue en-gendrado por el Espíritu, creció guar-dado y vindicado por el Espíritu San-to. La vida que él vivió como hom-bre, la vivió lleno del Espíritu Santo.

Cuando Jesús fue bautizado, el Pa-dre lo ungió con el Espíritu Santo,cumpliendo las palabras del sal-

mista. «Tu trono, oh Dios, es eternoy para siempre; cetro de justicia esel cetro de tu reino. Has amado lajusticia y aborrecido la maldad; portanto, te ungió Dios, el Dios tuyo, conóleo de alegría más que a tus com-pañeros» (Sal. 45:6-7).

La justicia y la maldad son dos cosasque están siempre en antagonismo.El óleo de la alegría es el óleo de lagloria, de la satisfacción, de la bien-aventuranza, el estar contento conser lo que soy. El Señor Jesucristo esel más feliz de todos los hombres,porque fue ungido con el óleo de laalegría. Nadie es mayor que él, elRey de reyes y Señor de señores, elPríncipe de los pastores. Él supera atodos.

Nuestro Señor Jesucristo viene ahacer una obra representativa. Es elvicario de Dios ante los hombres, yvicario de los hombres ante Dios. Élse pone en el punto intermedio, yes el punto de encuentro entre Diosy los hombres. El propiciatorio erael lugar del templo donde se depo-sitaba la sangre. Y la sangre hacíapropiciación, hacía posible que elDios santo y justo se encontrara conel pecador.

Cristo es nuestra propiciación. Estaes la tremenda obra que ha hechoposible que tengamos esta gloria,esta satisfacción de ser lo que so-

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mos, porque por nuestros méritosnunca lo habríamos logrado. El Se-ñor es el vicario, nuestro represen-tante ante Dios, y por su justicia no-sotros fuimos declarados justos.

El anuncio del eEl anuncio del eEl anuncio del eEl anuncio del eEl anuncio del evvvvvangelioangelioangelioangelioangelioAhora, hay una aplicación de todoesto. La palabra de Dios nos deman-da anunciar todo esto. El evangelioes anuncio, es buena nueva. «¡Cuánhermosos son sobre los montes lospies del que trae alegres nuevas, delque anuncia la paz, del que trae nue-vas del bien, del que publica salva-ción!» (Is. 52:7). «Irá andando y llo-rando el que lleva la preciosa semi-lla; mas volverá a venir con regoci-jo, trayendo sus gavillas» (Sal.126:6). Así se describe a los mensa-jeros, a los predicadores.

¿Quisieras tú ser un mensajero delSeñor, aceptando la comisión divinade ser portador de este mensaje?Predicamos no solo con las palabras.Martyn Lloyd-Jones, en su libro De-presión Espiritual, critica el rostroabatido de muchos creyentes, queno reflejan la gloria del Señor, y losdescribe como ‘cristianos misera-bles’, porque no han aprehendido lasriquezas de Dios en Cristo, y su ros-tro no refleja el gozo del Señor. Portanto, aunque puedan hablar, notransmiten la vida, porque su rostrodice otra cosa.

Por supuesto, no se trata de aparen-tar una alegría externa. Hay unaobra interna y profunda del Señor,donde la paz de Dios y la fe que noes algo intelectual, sino la misma fede Cristo que opera en nosotros. Esoes algo espiritual. Si no tenemos eso,no seremos efectivos en nuestrapredicación.

Se requiere un acto de consagración.Si usted no está impresionado conla grandeza del evangelio, si el evan-gelio no lo ha impactado, no podrácumplir la demanda de Dios a tra-vés del ángel, al final del tiempo:«Temed a Dios y dadle gloria, por-que la hora de su juicio ha llegado».

El gran conflicto de los siglos es lalucha entre el bien y el mal, entre lapotestad de las tinieblas y el reinode la luz, entre la justicia y la injusti-cia. Este debate tendrá un fin cuan-do Dios disponga el juicio final. «Te-med a Dios y dadle gloria, porque lahora de su juicio ha llegado. Y ado-rad a aquel que hizo el cielo y la tie-rra». Esta orden de adorar a Dios esde adorarlo por su grandeza, por susvirtudes, por sus atributos.

Id y prId y prId y prId y prId y predicadedicadedicadedicadedicad«Alabad a Jehová, invocad su nom-bre; dad a conocer sus obras en lospueblos» (Sal. 105:1). El Señor Jesu-cristo dijo: «Toda potestad me esdada en el cielo y en la tierra. Por

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tanto –con esta autoridad–, id, yhaced discípulos a todas las nacio-nes, bautizándolos en el nombre delPadre, y del Hijo, y del Espíritu San-to; enseñándoles que guarden todaslas cosas que os he mandado» (Mat.28:19-20). Esta es la orden. Y la pro-mesa: «Y he aquí yo estoy con voso-tros todos los días, hasta el fin delmundo» (v. 20).

Esto es lo que se llama ‘la gran co-misión’. Hay experiencias extraordi-narias al respecto. Numerosos mi-sioneros y misioneras han dado suvida por la grandeza del evangelio.Si el evangelio no fuera grande, ¿ha-brían muerto todos los apóstolescomo murieron?

Jesús les había dicho: «¿Podéis be-ber del vaso que yo he de beber, yser bautizados con el bautismo conque yo soy bautizado? Y ellos le di-jeron: Podemos» (Mat. 20:22). Él lesestaba hablando de la copa amargade la cruz. Ellos le dijeron que sí,aunque en aquel momento no sa-bían lo que estaban diciendo; perocuando llegó la hora, cada uno deellos murió por Cristo.

Si Cristo no fuera realmente lo queellos testificaban, ¿habrían muertopor él? ¿Sería alguien capaz de mo-rir por una falsedad? Si ellos murie-ron por Su causa, es porque estabanabsolutamente convencidos de sa-

ber quién era Cristo, del valor quetenía Cristo.

El pEl pEl pEl pEl poder toder toder toder toder trrrrransansansansansffffformador del eormador del eormador del eormador del eormador del evvvvvan-an-an-an-an-geliogeliogeliogeliogelioEn 1951, llegaron a Ecuador dosmatrimonios de misioneros ameri-canos para evangelizar a los nativos.Los dos varones fueron muertos porlos caníbales, quienes se los comie-ron. ¿Usted cree que sus esposashicieron las maletas y se fueron llo-rando a Estados Unidos? No. Ellas sequedaron a vivir con sus hijos entrelos indígenas. Y ellos, al ver el testi-monio de estas mujeres, nunca másmataron seres humanos, y desapa-reció para siempre el canibalismo enaquellos lugares.

La grandeza del evangelio tiene elpoder de transformar al más vil pe-cador. Así dice el famoso himno Su-blime Gracia. «Quién iba a pensarque Dios iba a salvar a un hombretan vil como yo». El autor de estehimno era un traficante de esclavos.¡Dios puede perdonar; el evangeliopuede restaurar a un pecador de esacalaña! Pablo dice: «Cristo Jesús vinoal mundo para salvar a los pecado-res, de los cuales yo soy el primero»(1 Tim. 1:15). ¿Puedes tú decir lomismo?Síntesis de un mensaje oral impartido en

Rucacura (Chile), en enero de 2018.

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LEGADO

Antes de su martirio, Pablo escribió la segundacarta a Timoteo. Al final de ella, él menciona avarios de sus colaboradores más cercanos, en-tre los cuales está Trófimo, un hermano de laiglesia en Éfeso. Al estudiar la iglesia en Éfeso,debemos familiarizarnos con él. Su nombre noes tan familiar, pero está en el corazón del após-tol. «Erasto se quedó en Corinto, y a Trófimo dejéen Mileto enfermo» (2 Tim. 4:20).

Mileto es el puerto donde Pablo se despidió delos ancianos. Allí, todos lloraron al verlo partir.Pablo llevaba prisa y olvidó algunas cosas. Poreso pide a Timoteo que venga en invierno y letraiga su capa y los libros. Pablo era ya maduro,pero aún necesitaba buscar al Señor, aún seguíacorriendo la carrera.

Los iniciosLos iniciosLos iniciosLos iniciosLos iniciosLa historia de la iglesia en Éfeso tuvo un puntode inflexión. Antes de aquello, Éfeso parecía

Reflexionando sobre los rasgos mássignificativos de la iglesia en elprincipio de su historia.

La iglesia en ÉfesoChristian Chen

La iglesia del Señor, la cual él ganó por supropia sangre”.

– Hechos 20:28.

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haber alcanzado la cima. Pablo lesinstruyó sobre todo el consejo deDios. Parecía imposible llegar másalto; pero algo ocurrió, y está rela-cionado con Trófimo. Si ignoramosesto, no entenderemos del todo lacarta a los Efesios. Él es la clave paraver más claramente cómo era la igle-sia en el principio.

La historia de la iglesia en Éfeso em-pieza en el libro de los Hechos. He-mos oído acerca de Apolos. En elprincipio, mientras Pablo estaba enAntioquía, Apolos vino a Éfeso y fueusado por el Señor. Sin embargo,algo le faltaba a él. Eso es lo maravi-lloso del cuerpo de Cristo. Priscila yAquila eran simples miembros delcuerpo, que fueron instruidos porPablo y se trasladaron a Éfeso. Deacuerdo al propósito de Dios, ellosfueron a Éfeso porque un día Apolosestaría ahí y Dios lo usaría; pero élnecesitaba ayuda.

A menudo, cuando alguien sirve aDios, puede ayudar a otros; pero élmismo no quiere recibir ayuda. Estan exitoso, está tan lleno. Pero, noimporta cuán elocuente o cuán útilseas, siempre te falta algo y otrospueden ayudarte. Pablo dijo: «Yo soyel menor entre los santos». ¿Puedestú decir lo mismo? Cada miembrodel cuerpo podría ayudar a Pablo. Tales el espíritu detrás de esa declara-ción.

Apolos mismo, siendo un obrero,estaba dispuesto a ser corregido oser confirmado. Él conocía la volun-tad de Dios, pero también conocíasus limitaciones. Entonces Dios mo-vió a Priscila y Aquila. Apolos fuealentado a visitar Corinto, y allí sir-vió a la iglesia. Apolos y Pablo sonespirituales; pero los santos allí soncreyentes nuevos. Por eso, algunosde éstos dijeron: «Yo soy deApolos».

PPPPPablo en Éfablo en Éfablo en Éfablo en Éfablo en ÉfeeeeesososososoMientras Apolos estaba en Corinto,Pablo vino a Éfeso, como en un cam-bio de guardia. El Espíritu está de-trás de eso. En Éfeso, el apóstol en-contró discípulos. Así comenzó todo.Allí, los santos eran conocidos comolos del Camino, y los creyentes enAntioquía eran llamados cristianos.El Camino es un término usado porPablo mismo cuando perseguía a laiglesia.

Al comienzo, Pablo estuvo tres me-ses en la sinagoga de Éfeso, inten-tando convencerlos. «Pero endure-ciéndose algunos y no creyendo,maldiciendo el Camino delante de lamultitud, se apartó Pablo de ellos yseparó a los discípulos, discutiendocada día en la escuela de uno llama-do Tiranno. Así continuó por espa-cio de dos años, de manera que to-dos los que habitaban en Asia, judíos

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y griegos, oyeron la palabra del Se-ñor Jesús» (Hech. 19:9-10).

Este es un rasgo importante de laiglesia en Éfeso. En la despedida delos ancianos, Pablo describe lo quehabía estado compartiendo conellos. «Vosotros sabéis cómo me hecomportado entre vosotros todo eltiempo, desde el primer día que en-tré en Asia, sirviendo al Señor contoda humildad, y con muchas lágri-mas, y pruebas que me han venidopor las asechanzas de los judíos; ycómo nada que fuese útil he rehui-do de anunciaros y enseñaros, pú-blicamente y por las casas» (Hech.20:18-20).

Éfeso es una iglesia madura, aquellaque recibió la más alta revelación;pero no fue edificada de la noche ala mañana. Pablo predicó con de-nuedo, «porque no he rehuidoanunciaros todo el consejo de Dios… Por tanto, velad, acordándoos quepor tres años, de noche y de día, nohe cesado de amonestar con lágri-mas a cada uno» (Hech. 20:27, 31).A pesar de esa inmadurez, Pablo nosolo plantó la iglesia; también espe-ró que creciera. En tres años, la igle-sia fue instruida. Pablo puso un fun-damento sólido.

Después de dos años, Pablo arren-dó el local de la escuela de un filó-sofo llamado Tiranno. Allí predicóunas cinco horas cada día por dos

años, de forma que todos oyeron elevangelio, judíos y gentiles, los quevivían en Éfeso, Colosas, Filadelfia,Sardis y Hiérapolis. Allí, él derramósu ser y todo lo que sabía sobre eleterno consejo de Dios. El EspírituSanto nos dejó todo lo que juzgóapropiado, en Romanos, Gálatas, 1y 2 Corintios.

En Romanos vemos la salvación: lajustificación por la fe, la santificaciónpor la fe y la glorificación por la fe.Romanos parte de la condición delhombre ante Dios. Estas cartas lle-van a los santos a la escuela de Cris-to. Su idea central es la palabra dela cruz; no solo la redención, sinotambién la comunión de la cruz.

Un punto de quiebrUn punto de quiebrUn punto de quiebrUn punto de quiebrUn punto de quiebreeeeePero, entonces, algo ocurrió, y a cau-sa de eso, Pablo fue elevado de sunivel original y pudo ver algo muchomayor. En la prisión romana, los cie-los se abrieron para él. Su carta a losEfesios es el mismo evangelio, perovisto desde los lugares celestiales. Yno solo nos muestra los cielos, sinoque nos lleva a la eternidad pasada,antes de la fundación del mundo.

La visión de Pablo fue ampliada. Élescribe Romanos a los santos queviven en la capital del imperio. Comojudío, él sabía que un día el reino delDios vendría por medio del Mesías;entonces, su punto de vista era glo-

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bal. Pero, al escribir Efesios, es dis-tinto; ahora su visión es celestial.

Cuando el hermano Austin-Sparksera joven, visitó a F.B. Meyer, un pre-dicador ya maduro. Sparks entró ensu oficina y vio una placa en la quese leía: «Mira hacia abajo». Sparks,intrigado, dijo: «Pero los cristianostenemos que mirar hacia arriba, nohacia abajo». Meyer explicó: «Tododepende de dónde estás, si estás enla tierra, miras hacia arriba; pero siestás en los lugares celestiales conCristo, sin duda, miras hacia abajo».Todo se inicia en los cielos. Esa es lacarta a los Efesios.

Un drUn drUn drUn drUn drama en Jerusalénama en Jerusalénama en Jerusalénama en Jerusalénama en JerusalénTras su despedida de Éfeso, Pablo lle-gó a Jerusalén, donde reportó todolo que había ocurrido con los efesios.«Cuando ellos lo oyeron, glorificarona Dios, y le dijeron: Ya ves, herma-no, cuántos millares de judíos hayque han creído; y todos son celosospor la ley» (Hech. 21:20). La últimafrase es crucial: «Y todos son celo-sos por la ley». ¿Es eso la iglesia o esuna rama del judaísmo?

«Haz, pues, esto que te decimos: Hayentre nosotros cuatro hombres quetienen obligación de cumplir voto.Tómalos contigo, purifícate con ellos,y paga sus gastos para que se rasu-ren la cabeza; y todos comprende-rán que no hay nada de lo que se les

informó acerca de ti, sino que tútambién andas ordenadamente,guardando la ley» (v. 23-24).Pablo era hombre de principios; élpredicaba la verdad del evangelio.Pero, bajo la presión de los santosen Jerusalén, Pablo claudicó. Y eneste punto, Dios no esperó más. Soloun poco más, y ya no habría más elCamino. Si Pablo seguía la tradición,todos serían cristianos viviendo a lasombra de su pasado.Pablo conocía bien la verdad evan-gélica y debió afirmar esa verdad,pero fracasó. Pero, aunque sus sier-vos puedan fallar, Dios jamás falla.Si aquello continuaba, la iglesia cae-ría bajo el dominio judaizante, y yano sería el Camino. Entonces, el Se-ñor tuvo que actuar.«…unos judíos de Asia, al verle en eltemplo, alborotaron a toda la mul-titud y le echaron mano, dando vo-ces: ¡Varones israelitas, ayudad!Este es el hombre que por todas par-tes enseña a todos contra el pueblo,la ley y este lugar; y además de esto,ha metido a griegos en el templo, yha profanado este santo lugar. Por-que antes habían visto con él en laciudad a Trófimo, de Éfeso, a quienpensaban que Pablo había metidoen el templo. Así que toda la ciudadse conmovió, y se agolpó el pueblo;y apoderándose de Pablo, le arras-traron fuera del templo, e inmedia-

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tamente cerraron las puertas» (He-chos 21:27-30).De allí en adelante, Pablo estuvo enprisión, y así llegó a Roma. Por eso,en Colosenses dice: «Acordaos demis prisiones», y en Efesios se iden-tifica como «prisionero del Señor».

Una pUna pUna pUna pUna pararararared de seped de seped de seped de seped de separararararaciónaciónaciónaciónación¿Qué ocurrió aquí? Pablo y Trófimoviajaron de Éfeso a Jerusalén. Comojudío, sin duda, Pablo conocía bienla ciudad y el templo. Pero todoaquello era nuevo para Trófimo,quien vivía en Asia Menor. Este gen-til nunca soñó que un día vería eltemplo. Su primer día en Jerusaléndebió ser sorprendente, pero en eltemplo también había algo singular.

Pablo y Trófimo llegan al área llama-da el patio de los gentiles. Aquel erael lugar donde los no judíos podíanentrar y orar. En el centro de todoestaba el templo propiamente tal.

Durante las fiestas, los judíos, quepertenecían a la casa de Dios, entra-ban por la puerta Hermosa hasta eltemplo mismo. Pero antes de éste,había una pared de separación, nomuy elevada, que lo rodeaba.

Ahora, ¿cómo sabes si estás cerca olejos de Dios? Depende de cuán cer-ca estás del templo. Solo pertene-cían a la casa de Dios aquellos quepodían cruzar esa pared. Entoncesdirían: «Nosotros estamos muy cer-ca de Dios». La presencia de Dios

PPPPPablo dijo: "Yablo dijo: "Yablo dijo: "Yablo dijo: "Yablo dijo: "Yo soy el mo soy el mo soy el mo soy el mo soy el menor entenor entenor entenor entenor entrrrrre los san-e los san-e los san-e los san-e los san-tos". ¿Ptos". ¿Ptos". ¿Ptos". ¿Ptos". ¿Puedeuedeuedeuedeuedes tú decir lo misms tú decir lo misms tú decir lo misms tú decir lo misms tú decir lo mismo?o?o?o?o?

En el griego del Nuevo Testamento,hay dos palabras para el templo. Unase refiere al templo mismo, el patioexterior, el lugar santo y el Santísi-mo. La otra expresión alude a todoel conjunto del templo. Aquel tem-plo había sido construido porHerodes el Grande, quien lo amplióhasta dos veces el área original. Hoy,todo está destruido, pero era la másgrande plaza religiosa del mundo ensu época.

estaba solo a veinte metros de dis-tancia, pero ellos olvidaron que, dehecho, estaban a millones de kiló-metros de distancia de Dios, pueseran pecadores.Trófimo era un gentil, y entendió:«Los gentiles estamos fuera del pac-to, no tenemos Dios ni esperanza».Por primera vez, él se sintió extran-jero, no porque venía de Éfeso, sinoque pensó de sí mismo como alguienque venía desde el fin de la tierra.

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¿Por qué Pablo fue acusado de in-troducir a un griego en el templo,contaminándolo? Porque vieron aTrófimo en la ciudad; supusieronaquello, y por eso arrestaron a Pa-blo. Eso vio Trófimo. Imaginemos sussentimientos al saber que Pablo ha-bía sido arrestado a causa de él. Alprincipio, Trófimo estaba tan feliz,pero ahora no vería más el rostro delapóstol.

Trófimo volvió a Éfeso. Como testi-go ocular, pudo describir lo ocurri-do, los edificios que vio, y aquellapared de separación. «Nosotros es-tamos lejos de Dios, ellos están cer-ca; esa pared nos divide». Aquelmuro de separación es la mayor ba-rrera que existe bajo los cielos.

En Éfeso, estaban todos afligidos,sabiendo que Pablo estaba presopor causa de Trófimo. Por esa razón,esperaban una carta de Pablo. Y gra-cias al Señor, un día apareció Tíquico.«Para que también vosotros sepáismis asuntos, y lo que hago, todo oslo hará saber Tíquico, hermano ama-do y fiel ministro en el Señor, el cualenvié a vosotros para esto mismo,para que sepáis lo tocante a noso-tros, y que consuele vuestros cora-zones» (Ef. 6:21-22).

La rLa rLa rLa rLa realidad en Cristoealidad en Cristoealidad en Cristoealidad en Cristoealidad en CristoAl leer el capítulo 2, podemos valo-rar todo. «Por tanto, acordaos de

que en otro tiempo vosotros, losgentiles en cuanto a la carne, eraisllamados incircuncisión por la llama-da circuncisión hecha con mano enla carne. En aquel tiempo estabaissin Cristo, alejados de la ciudadaníade Israel y ajenos a los pactos de lapromesa, sin esperanza y sin Dios enel mundo. Pero ahora en Cristo Je-sús, vosotros que en otro tiempo es-tabais lejos, habéis sido hechos cer-canos por la sangre de Cristo. Por-que él es nuestra paz, que de ambospueblos hizo uno, derribando la pa-red intermedia de separación» (Ef.2:11-14).

Trófimo inmediatamente se acordóde aquella pared de división. Todala iglesia sabía de esa pared que pro-vocó tantos dolores. Pero ahora oi-gamos lo que Pablo dice.

«…aboliendo en su carne las enemis-tades, la ley de los mandamientosexpresados en ordenanzas, paracrear en sí mismo de los dos un soloy nuevo hombre, haciendo la paz, ymediante la cruz reconciliar con Diosa ambos en un solo cuerpo, matan-do en ella las enemistades. Y vino yanunció las buenas nuevas de paz avosotros que estabais lejos, y a losque estaban cerca; porque por me-dio de él los unos y los otros tene-mos entrada por un mismo Espíritual Padre. Así que ya no sois extran-jeros ni advenedizos, sino conciuda-

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danos de los santos, y miembros dela familia de Dios» (Ef. 2:15-19).Al entrar por esta Puerta Hermosa,entonces sí somos «edificados sobreel fundamento de los apóstoles yprofetas, siendo la principal piedradel ángulo Jesucristo mismo, enquien todo el edificio, bien coordina-do, va creciendo para ser un templosanto en el Señor; en quien vosotrostambién sois juntamente edificadospara morada de Dios en el Espíritu»(Ef. 2:20-22).Ahora todo el mensaje se hace vivoa los ojos de los santos. En Efesios,Pablo habla de la esperanza de Sullamamiento, y ese llamamiento yano es individual, sino corporativo.Antes de Efesios, creíamos conocertodo el consejo de Dios; pero ahorase nos muestra cuando Cristo ascen-dió a los cielos siendo hecho cabezade todas las cosas. Todas las cosasestán bajo sus pies. Y entre la cabe-za y los pies está el cuerpo de Cris-to, la iglesia, «la plenitud de Aquelque todo lo llena en todo» (Ef. 1:23).La iglesia redimida está ahora en laposición de Adán antes de su caída,en la idea original de Dios. Él creó alhombre un poco menor que los án-geles. Adán podía tomar del árbol dela vida, si permanecía al lado deDios, y Dios pondría al enemigo envergüenza. Pero, por desgracia, elhombre cayó.

Según la voluntad de Dios, Adán se-ría el rey de la tierra. Cuando él es-tuviera bajo el Señor como cabeza,Dios sería el todo en todos. El hom-bre traería todas las cosas de vueltaa Dios mismo. En Efesios 1 vemos elpropósito eterno de Dios: todo eluniverso, cielos y tierra, reunidosbajo el señorío de Cristo. Cuando laiglesia está realmente sujeta a Cris-to como cabeza, ella predica el evan-gelio, gana las almas para Cristo ypone todas las cosas bajo Sus pies.De esa manera, Dios recuperarátodo aquello que se había perdido.

En los lugarEn los lugarEn los lugarEn los lugarEn los lugareeeees celes celes celes celes celestststststialeialeialeialeialesssssEsta es la visión celestial. Pablo pasópor la disciplina, sus ojos se abrie-ron, y ahora él nos muestra que laiglesia es el cuerpo de Cristo. Perono solo eso. En su discurso de des-pedida, él habló acerca de la pala-bra de la gracia. Esta palabra impli-ca recibir una herencia. ¡Qué mara-villoso! La palabra de gracia nos fueconfiada para que podamos disfru-tar a Cristo como nuestra herenciay esa frase también se repite en elcapítulo 1 de Efesios: «Hemos obte-nido una herencia».

Cuando todo aquello ocurrió, Pablofue encarcelado y la iglesia en Éfesosufrió mucho; pero ahora llegan no-ticias alentadoras. Pablo estuvo conCristo en los cielos y también vio que

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nosotros estamos sentados con Cris-to en los lugares celestiales. Al prin-cipio, él no entendía por qué perdiósu libertad. Pero un día, la palabravino a Pablo y gradualmente vio elsignificado de la prisión.Antes que una mariposa pueda vo-lar, solo es una oruga, un gusano quesolo se mueve en un terreno de dosdimensiones. No logra ver aquelladimensión llamada cielo, comoJacob. Dios le dijo: «Gusano deJacob», y le mostró la escalera ce-lestial. Incluso hoy, los ojos del pue-blo judío solo ven esta tierra. Paraellos, un día el reino mesiánico lle-nará la tierra física. Ellos no cono-cen la dimensión llamada cielo.Si tú tienes la realidad de una mari-posa, la vida está ahí, y ella se mani-festará. Por eso, Pablo habla sobreel poder sin el cual nada puede serrealizado: el poder de resurreccióny el poder de ascensión. Él estabacon Cristo en los cielos, aunque ensu experiencia estuviese en prisión.Pero, por la vida de ascensión, al vi-vir el cielo en la tierra, él pudo es-cribir las cartas a los Efesios, Colo-senses, Filipenses y Filemón.Es posible experimentar la vida deresurrección sobre la tierra, perocuando estás en medio del conflic-to, solo el poder de ascensión te le-vantará y te pondrá en un punto enque verás todo desde los cielos.

Cuando los misioneros al interior deChina fueron perseguidos, en 1900,la nuera de Hudson Taylor, escribió:«En los días más terribles, por su-puesto, había temor; sin embargo,teníamos una maravillosa comunióncon el Señor. Al mirar hacia atrás, nosabemos si aquellos días eran en latierra o en el cielo».

La herLa herLa herLa herLa herencia de Diosencia de Diosencia de Diosencia de Diosencia de DiosLa vida de ascensión nos permitemirar todo desde arriba, y así enten-der cuál es «la supereminente gran-deza de su poder para con nosotroslos que creemos». Pero antes de estafrase, hay otra que es sorprenden-te: «…cuáles las riquezas de la glo-ria de su herencia en los santos».

En Efesios 1:11, «tuvimos herencia».Eso lo entendemos sin problema.Pero, ¿cómo entender la herencia deDios en los santos? Sí, nosotros dis-frutamos a Cristo como nuestra he-rencia, pero hay otra parte: Diosdeberá recibir su herencia en lossantos. Tú dices: «Pablo aquí quizásse equivocó. Entendemos cómo Cris-to puede ser nuestra herencia,¿pero me dirás que Dios tendrá unaherencia en nosotros?».

La palabra herencia permea toda laBiblia. En la primera parte del Anti-guo Testamento, cuando se habla deherencia, siempre se refiere a la tie-rra prometida. Esa era su esperan-

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za. Pero la tierra es solo un mediopara alcanzar un fin. Entrar en ellaes disfrutar a Cristo como su heren-cia. Pero en la parte final del Anti-guo Testamento, la herencia aludeal pueblo de Dios. Cuando el pueblomadura y obedece la voluntad deDios, esa es la herencia de Dios. Esla misma idea en el lenguaje delNuevo Testamento.

No solo Cristo es nuestra herencia,sino también nosotros seremos Suherencia. Humanamente, eso esimposible. Por eso Pablo habla delpoder de resurrección y el poder deascensión. En Efesios 3, ese es elpoder con que Dios obra en noso-tros. Hoy conocemos a Cristo comonuestra herencia, pero un día noso-tros llegaremos a ser Su herencia, yeso ocurrirá cuando él se presentea sí mismo la iglesia gloriosa.

En Efesios, como en Colosenses, Pa-blo usa a menudo la palabra pleni-tud. Tras ella siempre hay un vasoen mente. La plenitud de Cristo estan grande, y Dios sabe que solo elcuerpo de Cristo puede contenerla.

AmAmAmAmAmor y plenior y plenior y plenior y plenior y plenitttttudududududEfesios 1:15 dice: «Por esta causatambién yo, habiendo oído de vues-tra fe en el Señor Jesús, y de vuestroamor para con todos los santos…».Por tres años, Pablo no solo habíaoído; él había visto. Después que

Pablo deja Éfeso, la iglesia creció sinla presencia de él. «Habiendo oídode vuestra fe … y de vuestro amorpara con todos los santos». Así erala iglesia en el principio, una iglesiallena de amor.

«Por esta causa doblo mis rodillasante el Padre ... para que os dé, con-forme a las riquezas de su gloria, elser fortalecidos con poder en el hom-bre interior por su Espíritu; para quehabite Cristo por la fe en vuestroscorazones, a fin de que, arraigadosy cimentados en amor...» (Ef. 3:14,16-17).

EL primer amor no es algo emocio-nal; es un amor elevado, con unabase firme. «…seáis plenamente ca-paces de comprender con todos lossantos cuál sea la anchura, la longi-tud, la profundidad y la altura…» (Ef.3:18). Los eruditos dicen que Pablose quedó sin palabras para describirel amor de Cristo. Es como un océa-no. Solo puedes citar la anchura, lalongitud, la profundidad y la altura.

Tú, solo, nunca experimentarás ladimensión del amor, pero cuando laiglesia se reúne, sí lo conocerás.Muchos místicos amaron al Señor,pero fueron solo individuos.Madame Guyon hablaba del amorcomo un océano, pero ¿cuánto po-día ella apreciarlo? Por eso, necesi-tamos congregarnos. Solo cuando

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todos los santos se reúnen es posi-ble entender y conocer el amor deCristo que excede a todo conoci-miento.

El misterio de Dios y de CristoEl misterio de Dios y de CristoEl misterio de Dios y de CristoEl misterio de Dios y de CristoEl misterio de Dios y de CristoGracias al Señor, en Efesios 1 vemosque el misterio de Dios es Cristo; enel capítulo 3, el misterio de Cristo esla iglesia. Ese es el propósito eternode Dios: en el capítulo 1, el propósi-to eterno de Dios en sí mismo, y enel capítulo 3, el propósito eterno deDios en la iglesia.Colosenses nos enseña a comportar-nos como padre, madre, marido ymujer. En Éfeso, ellos amaban a Diosal máximo, y no vivían su propiavida. Los maridos amaban a sus es-posas de acuerdo a la enseñanza dePablo. El varón, por un lado era elmarido y por otro lado, representa-

costado fue tomado y de ahí salióEva. Dios trajo a la mujer ante Adán,y cuando él la vio, nació el primerpoema en la historia: «Esto es aho-ra hueso de mis huesos y carne demi carne», es decir, «esto es mi cuer-po; salió de mí, y regresa a mí».

Efesios 4 habla de crecimiento ymadurez. La iglesia es el cuerpo deCristo. Cuando Eva fue creada, ya eramadura. «Hueso de mis huesos ycarne de mi carne» es la presenta-ción. Finalmente, ambos son unasola carne. «Grande es este miste-rio; mas yo digo esto respecto deCristo y de la iglesia» (Ef. 5:32).

En el capítulo 1, el misterio de Dioses Cristo; en el capítulo 3, el misteriode Cristo es la iglesia. ¡Cuán dicho-sos son los santos en Éfeso! Podemosimaginar cómo vivían aquel tipo de

Solo cuando todos los santos se rSolo cuando todos los santos se rSolo cuando todos los santos se rSolo cuando todos los santos se rSolo cuando todos los santos se reúnen eeúnen eeúnen eeúnen eeúnen esssssppppposible entender y conocer el amosible entender y conocer el amosible entender y conocer el amosible entender y conocer el amosible entender y conocer el amor de Cristo.or de Cristo.or de Cristo.or de Cristo.or de Cristo.ba a Cristo. De igual manera, las es-posas tenían temor de representarmal la iglesia, pues ésta debía obe-decer a Cristo.

Cuando hablamos del matrimonio,no solo debes amar a tu esposa, sinoamarla como amas a tu cuerpo. Estonos lleva al principio, en Génesis.Cuando Adán durmió, algo de su

vida. Todo es plenitud. Esto es alcan-zar el estándar de Dios. Esa es unaiglesia madura a los ojos de Dios.

El camino celeEl camino celeEl camino celeEl camino celeEl camino celestststststialialialialialAl mirar la historia, es triste cómo elvino nuevo es puesto en odres vie-jos. En el principio ellos partían elpan; pero un día pensaron que solouna persona partiese el pan y ofre-

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ciera la copa. Entonces la mesa delSeñor se transformó en un altar, y elaltar y todo el edificio se convirtie-ron en un templo.

¿Cómo pudo ocurrir aquello? El Se-ñor ya había visto eso; por eso éldijo: «Vosotros sois todos herma-nos».

No hagas de la iglesia algo conecta-do con el judaísmo. Esa es una tra-gedia. Gracias a las cadenas de Pa-blo, fuimos libres de las tradicionesy podemos servir con libertad al Se-ñor. Todos y cada uno de los miem-bros del cuerpo de Cristo deben es-tar funcionando. Gracias a Dios poreste nuevo vaso celestial lleno de laplenitud de Cristo y del amor deDios. Este es el primer amor, el cualnunca debemos dejar ir.

La palabra amor en Efesios es mara-villosa, pero ellos pagaron un pre-cio. «Por esta causa yo Pablo, prisio-

nero de Cristo Jesús por vosotros losgentiles…» (Ef. 3:1). Pablo nos estárecordando lo que ocurrió. Versícu-lo 13: «Por lo cual pido que no des-mayéis a causa de mis tribulacionespor vosotros, las cuales son vuestragloria».

Todo esto se refiere a aquel hechoen Jerusalén. Debido a las cadenas,los ojos de Pablo fueron abiertos.Ahora la iglesia tiene un camino; noel camino de los griegos ni de losjudíos, sino el camino celestial. Laiglesia es el cuerpo de Cristo y pormedio de ella, aun los ángeles de-ben aprender una lección. Ellos de-ben saber el secreto de la multifor-me sabiduría de Dios. Así era la igle-sia de Éfeso en el principio.

El Señor hable a nuestros corazones.Amén.

Síntesis de un mensaje oral impartido enTemuco (Chile), en septiembre de 2012.

A la derivaEn una playa de Noruega, en el norte de Europa, fue hallado un tron-

co de árbol que había atravesado el Océano Atlántico. Según su espe-cie, se pudo verificar que provenía de Sudamérica y que debió habercaído en el río Amazonas. Había hecho un recorrido de más de 10.000kilómetros, llevado por el río y luego por las corrientes marinas.

Aquel trozo de madera no había gastado ninguna energía, sino que,sometido a la fuerza de los elementos que lo rodeaban, terminó por ira parar allí. Así también nosotros, corremos el riesgo de ser llevados ala deriva por la impetuosa corriente del mundo.

De la Web

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LEGADO

Antes de que el Señor diera esta comisión a susdiscípulos, se había dirigido a ellos en tono deseria reprensión. Él se apareció a los once cuan-do estaban sentados a la mesa, «y les reprochósu incredulidad y dureza de corazón, porque nohabían creído a los que le habían visto resucita-do» (v. 14).

Esta reprensión puede ser un llamado de aten-ción a nosotros, pues la incredulidad incapacitaal cristiano para el servicio. En la medida en quetenemos una fe personal en el evangelio, nos con-vertimos en testigos idóneos para enseñarlo a losdemás. Cada uno de nosotros, si fuera realmentesincero, debería repetir las palabras de David:«Creí; por tanto, hablé», pues de lo contrarionuestra falta de fe le quitará a nuestro testimo-nio todo su poder en las personas que nos oyen.

Sin duda, una de las razones por las cuales el cris-tianismo no es tan agresivo y no ejerce hoy la in-

Significado y proyección del mandamientouniversal de Cristo a todos los creyentes.

La gran comisiónC.H. Spurgeon

Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad elevangelio a toda criatura. El que creyere yfuere bautizado será salvo; mas el que nocreyere será condenado”.

– Mar. 16: 15-16.

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fluencia que tuvo en los tiemposapostólicos, es la debilidad de nues-tra fe en Cristo comparada con la to-tal seguridad de fe que poseían loshombres de aquella época. La actitudque deberíamos mostrar y la fuerzaque nos debería guiar es una confian-za firme en el poder del Espíritu San-to, y una profunda convicción delpoder de la verdad que se nos pideque entreguemos.

Si esperamos un avivamiento de la fe,esto debe comenzar en casa. Nues-tras propias almas deben primeroque nada estar llenas de una santa fey deben arder de entusiasmo, y des-pués seremos fuertes para realizarproezas y ganar almas para el Señor.

Habiendo hecho así una observaciónacerca del contexto, vamos al pasajeparalelo en Mateo. Allí se registraque, al darles esta comisión, nuestroSeñor argumentó una razón notablepara ella, y una que le concernía demanera íntima. «Toda autoridad meha sido dada en el cielo y en la tierra.Por tanto, id (vosotros) y haced discí-pulos a todas las naciones».

Estas palabras estaban adaptadaspara fortalecer la fe de sus discípu-los, de quienes acababa de hacer laobservación de «su incredulidad».¿Notan el punto de este anuncio?Jesús de Nazaret, habiendo sido re-sucitado de los muertos, dice a susapóstoles que ha sido investido aho-ra con la supremacía universal como

el Hijo del Hombre. Por lo tanto, élemite un decreto de gracia, llaman-do a todo el mundo a creer ese evan-gelio que tiene promesa de salvaciónpersonal para todo aquel que cree.

Este mandato está revestido de talautoridad, y es tan imperativo el de-ber de todos los hombres de arrepen-tirse, que aquellos que no creen re-ciben la advertencia del castigo segu-ro de la condenación. Él hará que sepublique esta ordenanza real a tra-vés de todo el mundo; pero ordenaque todos quienes llevan el mensajesean marcados por completo con lasoberanía de quien los envía. «Portanto, id».

Una observación más. La comisiónque estamos a punto de tratar fue laúltima que el Señor dio a sus discípu-los antes de ser separado de ellos. Sivaloramos mucho las últimas pala-bras de sus siervos que parten,¿cómo podremos valorar lo suficien-te las palabras de despedida de nues-tro Señor en su ascensión? Debemostomarlas con santa reverencia. Pues-to que él las ha dejado al partir, ellasdeben ser guardadas con amor y obe-decidas fielmente.

Ahora, presten toda su atención almandamiento que el Señor nos daaquí: «Id por todo el mundo y predi-cad el evangelio a toda criatura». Fuedado a los apóstoles de manera re-presentativa. Ellos representan a to-dos los fieles. Este mandamiento es

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dado a cada hombre o mujer conver-tidos.

Concedo que hay un llamado espe-cial para quienes son equipados y lla-mados a entregarse de lleno a la obradel ministerio, pero su oficio en laiglesia visible no es una excusa parano desempeñar las funciones quepertenecen a cada miembro del cuer-po de Cristo en particular. El manda-

tos, para que aquel que confíe en élpueda ser perdonado. Luego viene elpunto y la esencia del evangelio: Creeen él y sé bautizado, y serás salvo; silo rechazas, entonces tu peligro esinminente, pues Dios lo declara así –debes ser condenado.

Entonces, al anunciar el evangelio,debemos declarar a los hijos de loshombres que ellos están caídos, lle-

Dios perDios perDios perDios perDios percibe un arcibe un arcibe un arcibe un arcibe un aroma agroma agroma agroma agroma agradableadableadableadableadabledondequierdondequierdondequierdondequierdondequiera que el nombra que el nombra que el nombra que el nombra que el nombre de Jee de Jee de Jee de Jee de Jesús esús esús esús esús esssss

fielmfielmfielmfielmfielmente prente prente prente prente proclamadooclamadooclamadooclamadooclamadomiento universal de Cristo a cada cre-yente es: «Id por todo el mundo y pre-dicad el evangelio a toda criatura»(Mar. 16:15).

¿Qué e¿Qué e¿Qué e¿Qué e¿Qué es el es el es el es el es el evvvvvangelio?angelio?angelio?angelio?angelio?El evangelio que debe decirse a todacriatura es la grandiosa verdad que«Dios estaba en Cristo reconciliandoal mundo consigo mismo, no tomán-doles en cuenta a los hombres suspecados, y nos encargó a nosotros lapalabra de la reconciliación».

Dios ha mirado con compasión alhombre pecador. Él ha enviado a suHijo para asumir la naturaleza delhombre. Su Hijo ha venido en carne,y ha obrado una justicia perfecta porsu vida de obediencia. Él ha muertoen el madero, el justo por los injus-

nos de pecados, perdidos, pero queCristo ha venido «a buscar y a salvarlo que se había perdido».

Predicar el evangelio es predicar aCristo. No es predicar algún credo enparticular, o las cosas necesarias paraquienes han oído y recibido el evan-gelio. El primer mensaje que se debepredicar a cada criatura, es que hayun Salvador: Vida al instante, a todoslos que miran al Crucificado. Este esel evangelio.

¿Qué significa la palabra «predicar»?Algunos pueden predicar literalmen-te, es decir, actúan como heraldos,anunciando el evangelio como el pre-gonero proclama en la calle el men-saje que se le ha encargado. El predi-cador del evangelio es un heraldo,

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pregonando en voz alta la verdad deCristo.

No creo que Cristo nos pida ir paraser oradores frente a toda criatura.Tal mandato no sería práctico para lamayoría de nosotros. Nuestra labores declarar el evangelio de manerasencilla y clara.

En realidad no predicamos el evan-gelio a un hombre si no logramos queentienda de qué estamos hablando.Si nuestro lenguaje no desciende a sunivel, podrá ser el evangelio, pero noes el evangelio para él.

El predicador debe adecuar su len-guaje a todos, esforzándose por ins-truir, fortalecer, explicar, exponer,suplicar y hacer entender al corazóny a la conciencia de cada hombre, laverdad que más allá de todo argu-mento y de toda duda tiene el sello yla marca de la revelación divina.

Aunque no todos los miembros de laiglesia pueden predicar literalmenteen este sentido, sin embargo, si estemandamiento es para todos, enton-ces todos deben dar ese testimonioal mundo de alguna u otra maneraque sea clara. Algunos deben predi-car por medio de sus vidas santas.Otros pueden predicar hablando auna o a dos personas, como el Maes-tro junto al pozo, que predicaba deigual manera cuando conversaba conla mujer de Samaria como cuando sedirigía a la multitud a la orilla del mar.

Otros deben predicar distribuyendola verdad impresa para su circulación;y este es un servicio muy noble, es-pecialmente cuando la palabra purade vida, la propia Biblia, es sembra-da ampliamente en esta y en otrastierras.Si no podemos hablar con nuestrapropia lengua, debemos pedir pres-tadas las lenguas de otros hombres;y si no podemos escribir con nuestraspropias plumas, debemos pedir pres-tadas las plumas de otros hombres;pero debemos hacerlo de una formao de otra.La esencia de este mandamiento esque debemos dar a conocer el evan-gelio a toda criatura por un medio opor otro, dejarlo enfrente del cami-no de cada quien, hacerle saber quehay un evangelio, y provocar su cu-riosidad para saber lo que significa.No podemos hacer que lo acepte, oque lo crea. Esa es la obra de Dios.Pero sí podemos y debemos darles aconocer el evangelio y suplicarles quelo reciban, sin sentirnos culpables siellos no lo reciben.Hagan todo lo que esté a su alcancepara dar a conocer a toda criatura loque es el evangelio, de tal forma que,si no lo aceptan, no obstante, el rei-no de Dios les habrá sido traído muycerca. La responsabilidad de su acep-tación o su rechazo será luego pro-blema de esas criaturas, y no de us-tedes.

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Esta es la comisión de Jesucristo a susdiscípulos: «Id por todo el mundo ypredicad el evangelio a toda criatu-ra».

Y para que no nos equivoquemos encuanto a la fuerza y la esencia delevangelio, Cristo lo ha dicho con pa-labras muy sencillas: «El que cree yes bautizado será salvo».

Es decir, si un hombre quiere partici-par de la plena salvación que Cristoha logrado, debe creer en Cristo,debe confiar en él, debe creer queCristo es el Salvador designado porDios, y que es capaz de salvarle. Debeactuar sobre la base de esa creencia,y confiarse a los brazos de Jesús, y silo hace así, será salvo.

Más aún, el texto dice que debe serbautizado. No es que haya alguna vir-tud especial en el bautismo. PeroCristo espera que un hombre queconfía haber sido salvado por él, debedar testimonio de su unión con él,debe estar preparado para reconoceren público que él está del lado deCristo.

El bautismo se convierte así en unaseñal del discipulado, el símbolo ex-terno de la fe interna, por medio delcual un hombre dice a todos los quelo ven: «Me confieso muerto para elmundo; me confieso sepultado conCristo; me confieso resucitado a unanueva vida en él; piensen lo que quie-ran o ríanse tanto como quieran, pero

en la fe de Jesús como mi Señor, lohe abandonado todo para seguirlo aél».

El alcance de la grEl alcance de la grEl alcance de la grEl alcance de la grEl alcance de la gran comisiónan comisiónan comisiónan comisiónan comisiónTeniendo claro cuál es nuestra tarea:proclamar y explicar a cada criaturael evangelio de Jesucristo, considere-mos solemnemente cuál es el alcan-ce de esta comisión.

En tanto que haya una iglesia en elmundo, la obligación de anunciar elevangelio estará vigente. Debepredicarse todo el tiempo; y hastaque Cristo mismo venga, y se cierrela dispensación, la misión de la igle-sia es ir por todo el mundo procla-mando el evangelio a cada criatura.

No hay ningún límite establecido encuanto a dónde debe predicarse elevangelio. Debe predicarse en «todoel mundo». En nuestro vecindariocomo en el continente más alejado,en todas partes, en cada lugar; nin-guna nación debe quedar fuera, nin-guna raza debe ser olvidada. La mi-sión de la iglesia trata con nacionesconocidas y con tribus remotas. Nodebe existir ninguna omisión en nin-guna parte.

«Id por todo el mundo y predicad elevangelio a toda criatura». Confor-me a este mandato, es obligación dela iglesia dar a conocer el evangelio«a toda criatura». Cada creyente, in-dividualmente, por supuesto, no pue-

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de darlo a conocer a toda criatura,pero cada uno, en casa y fuera de ella,de acuerdo a su esfera de acción y asu capacidad, debe esforzarse al res-pecto. Tan pronto como estemos lis-tos para entenderlo, debemos estarlistos con este evangelio de Jesucris-to para ellos.

La iglesia cristiana debe ir tras el rico.El rico necesita el evangelio, tal vezmás que cualquier otro grupo en lacomunidad. Muy pocas veces lo oyen,y lo poco que oyen es un material di-luido. Nadie se atreve a decirles suspecados en su cara, ni son censura-dos como lo son los pobres. Debenser buscados por la iglesia; y aunquees difícil tener acceso a ellos, sin em-bargo no habremos cumplido nues-tro deber hasta que no hayamos he-cho lo que podamos por ellos. Lospobres deben ser cuidados. Una delas glorias del evangelio es que debeser predicado a los pobres.

El evangelio debe de ser predicado aquienes se congregan el domingo. Esgrato recordar que muchas personasquieren venir para escuchar el evan-gelio, pero la responsabilidad del mi-nistro no se limita a aquellos que secongregan voluntariamente dentrode cuatro paredes. Debemos predi-car el evangelio también a los que sequedan en cama los domingos, losque leen la prensa en su edición do-minical, los que se pasean por las tar-des con negligente indiferencia, los

que ignoran lo que significa la fe cris-tiana.

No has cumplido el mandato del Se-ñor hasta tanto no los hayas alcanza-do a todos ellos, y les hayas dado aconocer, los hayas forzado a conocerlo que es el evangelio. Es un pobredeportista el que se sienta en su casay espera que la actividad deportivavenga a él. Quien quiere practicarladebe salir fuera y buscarla, y quienquiere servir al Señor debe salir a lasplazas y a los caminos y forzarlos aentrar.

Mandato que sobrMandato que sobrMandato que sobrMandato que sobrMandato que sobrecogeecogeecogeecogeecogeQuiero enfatizar de manera personalque nosotros, como iglesia, con tan-tas ventajas, debemos participar deeste mandamiento, extendiendonuestros esfuerzos a tantas criaturascomo podamos.

No podemos cumplir con la obra queDios nos ha encomendado, hasta queno hayamos buscado por los caminosy las plazas, procurando llevar elevangelio de Jesucristo a todos sushabitantes. ¿Han sido ustedes el ins-trumento de conversión de cincuen-ta personas? Eso no es aún «todacriatura». Continúen siendo instru-mentos. ¿Se agregaron cien personasa la iglesia últimamente? Eso no es«toda criatura». Hay millones aúnque no conocen a Cristo. Prediquen,entonces, el evangelio en todas par-tes.

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La majestad de este mandato nos so-brecoge. Nunca fue dada una comi-sión tal, antes o después. El Señor hadado a la iglesia un trabajo casi taninmenso como la creación de unmundo; más aún, es un trabajo ma-yor que eso; es recrear un mundo. Nopuedes hacer nada efectivamente, amenos que el Espíritu Santo bendigatu labor. Pero eso hará él, y si te ciñeslos lomos, y tu corazón está involu-crado en ello, podrás todavía predi-car a Jesucristo a toda criatura bajoel cielo.

Será suficiente si pongo un pensa-miento en sus corazones, que para lasirvienta y para la duquesa, para elque limpia chimeneas y para el dipu-tado, el habitante de una pobre casao el de un palacio, debemos sentir-nos obligados por Cristo a predicar-les el evangelio según nuestra capa-cidad, sin limitar la esfera de nuestraactividad donde se pueda encontraruna oportunidad para llevar el evan-gelio a toda criatura.

AlicienteAlicienteAlicienteAlicienteAlicientes ps ps ps ps pararararara ir y pra ir y pra ir y pra ir y pra ir y predicaredicaredicaredicaredicarAhora, en tercer lugar, algunos deustedes se estarán preguntando acer-ca de los alicientes para enrolarse eneste servicio, y obedecer este man-damiento.

¡Oh, si la iglesia cristiana pudiera te-ner la convicción del «Dios lo quie-re», que ahora, en este año de gra-cia, toda criatura oiga el evangelio!

Creo que tenemos un número sufi-ciente de cristianos aquí para lograrque nuestra ciudad oiga el evangelio.

Tenemos suficientes convertidos,hombres y mujeres, si todos tuvieranla suficiente motivación, para hacerque esta ciudad resuene de extremoa extremo, como le ocurrió antes aNínive. Un hombre despertó a Nínivecon la monótona proclamación: «¡Deaquí a cuarenta días Nínive será des-truida!». Seguramente miles seríancomo carbones en medio del grano,si tuviéramos la convicción acerca deeste grandioso mandamiento. Cre-yente: Dios te exige esto, ¿no es sufi-ciente?

Pero si buscamos argumentos, recor-demos que la predicación del evan-gelio es en todas partes una deliciapara Dios. La predicación de Cristo esla verdadera ofrenda. Dios percibe unaroma agradable dondequiera que elnombre de Jesús es fielmente procla-mado. «Porque para Dios somos olorfragante de Cristo en los que se sal-van...» (2 Cor. 2:15).

Dondequiera que se predica a Cristo,Dios está gozoso. Él es honrado, Cris-to es honrado. Aun si no hay ningúnresultado (¡imposible suposición!),aun así la sola predicación de Cristoes como olor de incienso vespertinoque sube hasta Dios, y él lo acepta.

Más aún, recuerden que se les pidepredicar a toda criatura, a cada uno

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de ustedes, hasta donde puedan, por-que es por este medio que los elegi-dos van a ser reunidos de entre loshijos de los hombres. Ustedes no sa-ben quiénes son ellos, por tanto pre-diquen a Cristo a todo mundo. Uste-des no saben quién lo aceptará; us-tedes no saben qué corazones van aser quebrantados por el martillo di-vino. Solo les corresponde a ustedesprobar el martillo de la verdad gol-peando el duro corazón.Hermanos y hermanas, prediquen elevangelio de Jesucristo para benefi-cio de ustedes mismos, si no hubieraotra razón. Pueden estar seguros deello, su propio vigor espiritual seráfortalecido por sus obras de amor ysu celo por el servicio de Cristo. Estees un termómetro invariable por elcual se puede medir la espiritualidaddel corazón. Si está haciendo algo porCristo, se verá reflejado en su vida yconversación.

El gozo de ganar un almaEl gozo de ganar un almaEl gozo de ganar un almaEl gozo de ganar un almaEl gozo de ganar un alma¿Alguna vez experimentaron el gozode ganar un alma para Cristo? Si esasí, no necesitan un mejor argumen-to para intentar difundir el conoci-miento de Su Nombre entre todas lascriaturas. No hay gozo fuera del cieloque lo sobrepase, cuando alguien tetoma la mano y te dice: «Por tu me-dio yo fui trasladado de las tinieblasa la luz, y llevado a amar y servir a miSalvador». Las pruebas y penas de lavida son algo superficial allí donde los

triunfos de la gracia están presentes.Les suplico, por su propia felicidad,que traten de enseñar a otros lo queel Señor les ha enseñado primero austedes.El Señor lo quiere. Por tanto predi-quen su evangelio a toda criatura.Viene el día en que el evangelio seráconocido en todo el mundo. La luzque brilla en la colina de Sion ador-nará las cumbres de todas las mon-tañas. Toda la tierra verá los pies delos mensajeros que anuncian las bue-nas nuevas de salvación.

A pesar de las profecías de algunoshombres en nuestros días, yo aún meapego a la vieja fe de la iglesia, quehabrá un triunfo universal de nues-tra santa fe. Los dioses de los paga-nos serán sacudidos de sus pe-destales. El día de la venganza denuestro Dios por la sangre de losmártires todavía ha de venir, y Cristono terminará este conflicto hasta queno haya descargado su espada dedoble filo sobre la cabeza de su ad-versario, y lo haya dejado tumbadoen el polvo.¡Tengan paciencia! Las cosas se vandesenvolviendo de manera adecua-da. Nuestros corazones pueden lle-narse de ánimo. Hemos visto lo quela diestra de Dios ha hecho por la li-bertad en esta tierra nuestra. Ahorael gran pulso del tiempo late anima-do y con salud, y por la buena graciade Dios y su providencia que gobier-

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na, muy pronto se verá que: «El díade la libertad vendrá al fin, el día se-ñalado del Señor».

Pero, si va a venir algún día, debe ve-nir por medio de los esfuerzos de loshijos de Dios, pues Dios siempre usainstrumentos, y lo seguirá haciendo.Siervos de Dios, cumplan su labor condiligencia, con perseverancia, predi-cando continuamente a toda criatu-ra, pues ustedes son colaboradoresde Dios; son los labradores de Dios,sus amigos y servidores.

Los rLos rLos rLos rLos recurecurecurecurecursos psos psos psos psos pararararara ra ra ra ra realizar laealizar laealizar laealizar laealizar laobrobrobrobrobraaaaaAhora, para concluir, tenemos la la-bor ante nosotros, y tenemos a nues-tro Dios que nos ayuda, y aceptamosel reto. Hermanos y hermanas, losconvoco a ustedes de la misma ma-nera que el capataz convoca a suscamaradas cuando hay un trabajo porrealizar y dice: «Esto es lo que debe-mos hacer: ¿Qué recursos tenemospara realizar nuestro trabajo, y cómopodemos hacerlo?».

Los que hemos recibido un llamadoespecial para predicar el evangeliodebemos asumir nuestra parte, y pre-dicar con todo nuestro poder. Pero nose debe cargar todo en un solo hom-bre. El ministerio de un solo indivi-duo es una maldición para cualquieriglesia, si ese es el único ministeriode la iglesia. Todos los ministeriosdeben usarse.

¿Acaso muchos de ustedes no po-drían predicar? Que ningún hombreque posea dones se los guarde parasí. Allí están las calles. Al aire libre,hay muchos que oyeron el evangelio,que nunca lo hubieran oído si losdoce apóstoles hubieran estado pre-dicando solo en los lugares de culto.Usen sus habilidades en otros luga-res si pueden, y que toda lengua quepueda hablar, lo haga.No todos tienen habilidad de predi-car. Algunos pueden enseñar a losjóvenes. ¿Están ocupados en esa ta-rea? ¿No podrían algunos hacer elbien en su propia casa? Las reunio-nes en las casas constituyen una ma-nera de ser útiles. «¿Cuántos panestenéis?», preguntó el Señor. Creo quehay algunos panes que no han sidotraídos aún a la canasta; hay oportu-nidades que no han sido puestas a suservicio. Investiguen y vean.Cuánto bien harían muchos de uste-des escribiendo a otras personasacerca de Cristo, o compartiendo lapalabra escrita: Biblias, tratadosevangélicos y mensajes capaces debeneficiar a ciertas personas si leye-ran esa literatura. Puede ser que aalgunos se les haya confiado el talen-to del dinero. Cualesquiera que seanlos dones que posean, obtengan in-tereses, como el siervo bueno, parasu Señor.Algunos de ustedes tal vez no tienencapacidad de hablar o de dar, pero

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que su santidad, y cada uno de lospoderes que tengan, de conformidada su habilidad y oportunidad, contri-buyan al gran resultado de la predi-cación del evangelio a toda criatura.

Hay algunos aquí de quienes no meda vergüenza hablar, cuya piedad esapostólica, cuya generosidad y celose compara al de los primeros cris-tianos; pero hay otros de quieneshablamos con duda, pues si se hanconsagrado de alguna manera al Se-ñor, la consagración parece habertenido un efecto mínimo. Son diligen-tes en el negocio, pero en cuanto aun espíritu ferviente, ¿dónde está?¿En qué aspectos se puede decir deellos que sirven al Señor?

Pregúntese cada uno: «¿Qué he he-cho para obedecer el mandato delSeñor?». Y si el inventario refleja unresultado lamentable, no se quedeahí parado perdiendo su tiempo convanos remordimientos, sino humílle-se y pídale a Dios que la sangre deninguno sea depositada a su puerta.

Glorificando Su NombrGlorificando Su NombrGlorificando Su NombrGlorificando Su NombrGlorificando Su NombreeeeeLes exhorto, a cada uno de ustedes, aponer en el futuro la totalidad de sufortaleza por Aquél cuyo sudor san-griento, y cruz y pasión, los han con-vertido a ustedes en deudores haciaél a causa de sus vidas. Por aquél quemurió en ese madero, maldito porustedes, por aquél que se ha ido para

preparar un lugar para ustedes, y queestá intercediendo todavía a la dies-tra de Dios, con un celo incesante, afavor de ustedes, vengo en Su Nom-bre y a causa de Su mandamientopara pedirles, para exhortarlos a gas-tar y ser gastados para glorificar SuNombre en medio de los hijos de loshombres.

Investiguen y vean lo que puedenhacer y lo que sea que su mano en-cuentre para hacer, háganlo con to-das sus fuerzas. No bendeciremos almundo utilizando grandes esquemas,teorías poderosas, planes gigantes-cos. Poco a poco crecen los arrecifesde coral sobre los que luego crecenlos jardines. Poco a poco debe venirel reino, y cada hombre debe traersu pequeña porción y ponerla a lospies de Jesús. Así también viene la luz.Viene con un rayo después del otro.Una a una vienen las flechas del arcodel sol, y al fin huye la oscuridad. Asívendrá la mañana eterna.

Aunque la labor sea lenta, es segura.Dios verá la obra terminada, y al cla-rear el día, la noche ya no podrá re-gresar, y la oscuridad se desvanecerápara siempre. El sol de justicia ya nose ocultará. El día de la mañana delmundo no se demorará. El tiempo desus días felices vendrá, cuando la luzdel sol será como la luz de siete días,y el Señor Dios habitará entre noso-tros, y manifestará su gloria. Amén.

* * *

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Tercera epístola de JuanBIBLIA

A.T. Pierson

Palabra clave: Cooperador (de la verdad) Versículo clave: 8.

Claves para el estudio de la Palabra

Esta carta es, de alguna forma, semejante a otra, pero es dirigida nominal-mente a un hombre, probablemente a Gayo, fruto del trabajo de Pablo y suanfitrión (1 Cor. 1:14; Rom. 16:23). Al paso que en la segunda carta se prohíbemostrar hospitalidad a los propagadores del error, aquí, la práctica de lahospitalidad es especialmente recomendada para con los que predican laverdad. La señora elegida es alertada a no participar de las obras malignasde los que difunden el error. En esta epístola, Gayo es alabado por ser uncolaborador de la verdad.

Gayo es felicitado por su alma sana,demostrada por su lealtad a la ver-dad y a sus representantes. Aquí denuevo hay una alusión a cómo servir.

Alguien puede tener una personali-dad retraída, no ser un orador ni rea-lizar un trabajo prominente; mas,practicando la hospitalidad y siendoun verdadero benefactor, recibe al

profeta, lo ayuda en su trabajo y com-parte su galardón (Mat. 10:41).

Diótrefes es mencionado como unalerta, no por causa de herejías, sinopor su ambición y egoísmo. Existenotras maneras de herir a la iglesia queno son los errores de doctrina.Demetrio es recomendado como untestigo de la verdad.

El discernimiento de un labradorCuando James Hervey (1714-1758) era un joven ministro, su médico

le aconsejó que viviera un tiempo en el campo para mejorar su salud.Un día, Hervey preguntó a un viejo labrador lo que éste pensaba era

la cosa más difícil en la vida cristiana. El campesino, muy respetuosa-mente, le devolvió la pregunta. Entonces Hervey dijo: «Yo pienso quela cosa más dura es negar el yo pecaminoso». «No, señor», replicó ellabrador, «lo más difícil en la vida cristiana es hacer morir el yo justo».

De la Web

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Los sufrimientos del SiervoBIBLIA

Cada pasaje de las Sagradas Escrituras tiene su propiagrandeza; no obstante, hay capítulos que destacan porsobre los demás por lo que apelan al corazón humano.

G. Campbell Morgan

Isaías 53Isaías 53Isaías 53Isaías 53Isaías 53Una cuidadosa lectura de la profecíade Isaías demuestra que el capítulo53 debe comenzar en el versículo 13del capítulo 52, donde las palabras:«He aquí… mi Siervo», introducen elgran descubrimiento que sigue. Cual-quier contacto con esta parte de lasSagradas Escrituras debe estar carac-terizado por una reticencia que casiraya en rechazo. El rechazo nace deun sentido de la casi abrumadoranaturaleza de lo que aquí se encuen-tra.

No hay nada, ni en el Antiguo ni en elNuevo Testamentos que más llame laatención, que esta representacióngráfica del Siervo del Señor, en la cualnos damos cuenta de una lobreguezespantosa, que no obstante arde ybrilla con gloria inefable. Tal rechazono debe impedir nuestro examen,pero éste debe estar caracterizadopor una reverente reserva, dándonos

cuenta del hecho de que estamos tra-tando asuntos demasiado profundospara darles una interpretación final.

El anuncio de la rEl anuncio de la rEl anuncio de la rEl anuncio de la rEl anuncio de la reeeeestststststauraurauraurauraciónaciónaciónaciónaciónLas palabras del principio: «He aquí…mi Siervo», revelan la naturaleza dela visión y demandan atención. En elmovimiento que sigue la profecía,este pasaje es climatérico. Dicho mo-vimiento comienza en el capítulo 40,el prólogo del cual se encuentra enel capítulo 35. Allí el profeta fue ele-vado por sobre la tenebrosidad enmedio de la cual vivió, y contemplóun día de restauración gloriosa: «Sealegrarán el desierto y la soledad; elyermo se gozará y florecerá como larosa» (Is. 35:1).Comenzando con el capítulo 40, elprofeta procede a demostrar cómovendrá el día de la restauración. Sedeja oír una voz en el desierto llaman-do a los hombres a preparar el cami-no de Jehová, porque solo mediante

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la acción de Dios la desolación pue-de ser convertida en la gloria de unacompleta realización. Y sigue el pro-feta diciendo que este anuncio de laactividad de Jehová, constituye elEvangelio del consuelo que va a serproclamado; y en un pasaje sublimenos muestra la majestad de Jehovácreando la absoluta certidumbre deque estas cosas acontecerán.

Así, para el profeta, todas las cosasen medio de las cuales vivió, cosasmarcadas por las tinieblas y la deso-lación, se convirtieron en radiantes ala luz de las cosas que históricamen-te estaban muy distantes de él. Comoel apóstol Pedro lo expresa, «los san-tos hombres de Dios hablaron sien-do inspirados por el Espíritu Santo»(2 Ped. 1:21); y así habló el profeta, ycontempló al desierto y a la tierraabrasadora, alegrarse, y al yermo re-gocijándose y reventando de rosas. Ynos muestra que Jehová anhela mo-verse y se moverá hacia el logro deesta grande y gloriosa consumación,por medio de Aquel a quien se des-cribió como «el Siervo de Jehová».

Una nación y una PUna nación y una PUna nación y una PUna nación y una PUna nación y una PererererersonasonasonasonasonaEn toda esta parte de la Escritura en-contramos por dos veces esa notableexpresión: «He aquí mi Siervo» (42:1y 52:13); y a medida que continua-mos hasta el final, descubrimos queel título se aplica a la nación, perotambién a una Personalidad que sur-

ge en la vida de la nación. La naciónfracasa en el cumplimiento del pro-pósito divino, pero la Persona llevaeste propósito a su completa realiza-ción.

Echando una mirada a las dos ocasio-nes en que se usa la expresión: «Heaquí mi Siervo», que en ambos casosse refiere a la Persona, descubrimosque la primera de ellas fue citada pornuestro Señor en la sinagoga deNazaret, cuando declaró su cumpli-miento en sí mismo y dijo: «Hoy seha cumplido esta Escritura delante devosotros» (Luc. 4:21). Y la segunda,que sirve de introducción a la parteque estamos considerando, la cual,evidentemente, se aplica al dolor y altriunfo por medio de los cuales elSiervo del Señor da cumplimiento alpropósito divino.

A fin de comprender mejor el pasajelo examinaremos en sus divisionesnaturales que son: primera, un exor-dio inclusivo (52:13-15); segunda,una descripción del dolor del Siervodel Señor (53:1-9); y tercera, la pro-clamación de su triunfo (53:10-12).

Un exorUn exorUn exorUn exorUn exordiodiodiodiodioEl exordio es completo por sí mismo.Todo lo que sigue después sirve deinterpretación a lo que allí se dice. Loprimero que leemos es: «He aquí quemi Siervo será prosperado». En vistade que la raíz de la palabra hebrea

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implica la idea de sabiduría y de pru-dencia, su uso siempre sugirió éxitoo prosperidad, como resultantes detal sabiduría y de tal prudencia.

Inmediatamente después leemos:«Será engrandecido y exaltado, y serápuesto muy en alto». Leyendo así deuna manera aislada, nos queda laimpresión de que estamos frente a lapredicción de una victoria completa,especialmente cuando se usan pala-bras tales como «exaltado».

En términos generales, todo lo quese dice es que su prosperidad seráobtenida por su exaltación, y su exal-tación será consecuencia de susublimación; y que tal exaltación pormedio de la sublimación, lo pondráen el lugar de la autoridad completay final; es decir, estará en un sitial«muy alto».

Al seguir leyendo nos topamos conuna luz asombrosa que ilumina todolo asentado: «Como se asombraronde ti muchos», y a renglón seguidoestas otras palabras: «de tal manerafue desfigurado de los hombres suparecer, y su hermosura más que lade los hijos de los hombres» (v. 14).En tales palabras hay un reconoci-miento de sufrimiento, de tristeza, deagonía. Un parecer desfigurado y unaforma humana desfigurada, hablandel atropello de la personalidad.

La declaración total es misteriosa ynos preguntamos qué es lo que el

profeta quiere decir. Pongamos en-tonces juntos los siguientes pasajes:«Como se asombraron de ti muchos...así asombrará él a muchas gentes; losreyes cerrarán ante él la boca, por-que verán lo que nunca les fue con-tado, y entenderán lo que jamás ha-bían oído» (v. 15). Tal desfiguramien-to del parecer y de la forma provocasorpresa, y sin embargo, este es elmétodo por medio del cual la victo-ria será alcanzada.

Podemos decir entonces que la exal-tación a que se refieren las palabrasdel versículo 13, se ha de interpretarpor las cosas que le siguen. La exalta-ción es la cumbre del sumo dolor, elcual conduce a la cima de la más altasoberanía. Por el camino del sufri-miento se avanza hacia la soberanía.

La horLa horLa horLa horLa hora del Cristoa del Cristoa del Cristoa del Cristoa del CristoPartiendo de estas palabras proféti-cas, va nuestra imaginación a las ho-ras finales de la vida de nuestro Se-ñor, donde vemos esta misma dobleconciencia de dolor y de soberanía; yde dolor que lleva hacia la soberanía,en aquellas palabras de sus labioscuando se aproximaba la hora de laCruz: «Ahora está turbada mi alma»(Juan 12:27); y casi de inmediato des-pués: «Ahora es el juicio de este mun-do; ahora el príncipe de este mundoserá echado fuera. Y yo, si fuere le-vantado de la tierra, a todos atraeréa mí mismo» (Juan 12:31-32).

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Así, las expresiones históricas de Je-sús armonizan perfectamente con lapredicción profética: «Será engran-decido y exaltado, y será puesto muyen alto». Exaltado por dolores supre-mos, ciertamente; pero elevado porellos al lugar de la más alta sobera-nía, para que los reyes de la tierracerraran sobre él sus bocas. Y de estamanera el exordio nos conduce ha-cia la predicción profética del sufri-miento que lleva hasta la soberanía;del trabajo y la fatiga que concluyenen el triunfo.

La visión del PLa visión del PLa visión del PLa visión del PLa visión del PadradradradradreeeeeLa narración de los sufrimientos delMesías es algo que debe leerse conadmiración reverente; y aún másapropiadamente, en solemne silen-cio. Y solo como una ayuda para suestudio, nos atrevemos a dividirla entres partes. Primero se nos presentaa la Persona despreciada (v. 1-3); lue-go al Sufridor vicario (v. 4-6); y final-mente al Cordero expiatorio (v. 7-9).

Al presentar a la Persona desprecia-da, el profeta, de una manera muyclara, la señala tal como Dios la ve, y

luego tal como los hombres la con-templan. La visión divina del Siervodel Señor está contenida en una sen-cilla y sublime expresión: «Subirá cualrenuevo delante de él» (53:2). La des-cripción poética se refiere a él en todala belleza que sugiere la eterna juven-tud.

De esta manera fue como Dios con-templó a Su Hijo. Recordamos cómotres veces durante el período de suvida terrenal, el silencio de la eterni-dad fue roto para dar testimonio. Encada ocasión, el testimonio de Diosfue con el objeto de demostrar susatisfacción por él. La primera de ellasfue perfectamente amplia y clara:«Este es mi Hijo amado, en quien ten-go complacencia» (Mat. 17:5); esafue la visión divina del Siervo del Se-ñor.

La ceguerLa ceguerLa ceguerLa ceguerLa ceguera del hombra del hombra del hombra del hombra del hombreeeeeNo fue de esta manera, sin embargo,como los hombres lo contemplaron;y ciertamente que no es así como elmundo lo sigue contemplando toda-vía. En contraste inmediato y sorpren-dente a todo lo que sugiere la frase:«cual renuevo», leemos en seguida:«y como raíz de tierra seca; no hayparecer en él, ni hermosura; le vere-mos, mas sin atractivo para que ledeseemos» (53:2).

Notemos el contraste de visión entrelo divino y lo humano. Esta fue la vi-sión humana. No puede haber un

Solo mediante la acciónde Dios la desolaciónpuede ser convertida enla gloria de una comple-ta realización

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contraste más agudo entre un renue-vo y una raíz de tierra seca; una raíztirada en el camino, no metida en latierra; algo que los hombres despre-cian y que tal vez arrojan de su sen-dero a puntapiés mientras caminan.En él no vieron los hombres ni pare-cer ni hermosura, ni atractivo que lohiciera deseable.

El profeta no quiere decir de ningu-na manera que el Siervo de Dios notuviera parecer, ni hermosura, niatractivo; lo que quiso decir es queel hombre estaba ciego a Su belleza.Fue esto verdad, y lo sigue siendo ensu más amplia aplicación. Los idealesde belleza fueron falsos y continúansiendo falsos. Consultar al mundo delarte en el tiempo cuando nuestroSeñor Jesucristo vivió, es descubrir laverdad de esta afirmación. Puededecirse con toda verdad que graciasa Su advenimiento renació el arte;pero no obstante, muchos de sus con-ceptos de la belleza, siguen siendofalsos todavía. No es verdad, ni en-tonces, ni ahora, que en Cristo nohaya belleza; sino más bien que elhombre está ciego a la belleza.

Y todo lo que se refiere a la Persona,se resume finalmente en estas pala-bras: «Despreciado y desechado en-tre los hombres; varón de dolores,experimentado en quebranto» (v. 3).Es un hecho que sus dolores y susquebrantos le hicieron inaceptable aese mundo del arte que se rehusó a

contemplar todo aquello que en suestimación, pareciera feo o mutilado.

Habiendo revelado al Siervo del Se-ñor como despreciado personalmen-te, el profeta procedió a demostrarque Sus dolores fueron vicarios. A losojos de Dios, un renuevo; a los ojosde los hombres una raíz de tierraseca, privado de toda belleza. «Varónde dolores y experimentado en que-branto». ¿Qué era lo que estaba ha-ciendo? Y la respuesta se encuentraen las palabras: «Ciertamente llevó élnuestras enfermedades, y sufriónuestros dolores» (v. 4). De nuevo loshombres se mostraron ciegos a loshechos, y el profeta agrega: «y noso-tros le tuvimos por azotado, por he-rido de Dios y abatido».

NosotNosotNosotNosotNosotrrrrros eos eos eos eos estábstábstábstábstábamamamamamos equivos equivos equivos equivos equivocadosocadosocadosocadosocadosHace más de cuarenta años que es-tuve en el templo de la ciudad (CityTemple) de Londres, y oí leer estaspalabras al Dr. Parker. Leyó todo elcapítulo sin ninguna nota o comen-tario, excepto en este punto dondeintercaló tres palabras. Permítasemerepetir las frases tal como entoncessalieron de sus labios. «Y nosotros letuvimos por azotado, por herido deDios y abatido» (Nosotros estábamosequivocados). «Mas él herido fue pornuestras rebeliones, molido por nues-tros pecados; el castigo de nuestrapaz fue sobre él, y por su llaga fui-mos nosotros curados» (v. 5).

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Esta fue una exposición inspirada enel destello de una breve frase. Susaflicciones no fueron las suyas; susdolores no fueron personales, fueronvicarios; y así como el arte fue culpa-ble e incapaz de captar su belleza, asíla teología y la filosofía fueron culpa-bles, incapaces de interpretar susdolores. La visión de los eruditos so-bre sus dolores era que él fue «azo-tado, herido de Dios y abatido».

Fue esta la misma idea que dominóel pensamiento de los amigos de Job.Se juntaron a su derredor; vieron aun hombre que estaba sufriendo ydijeron: «Dios lo está hiriendo porquees pecador». Tal fue la visión de loseruditos, de los filósofos y de los teó-logos, frente al sufrimiento de Cris-to. El arte fue culpable en la conside-ración de su Persona; y la filosofía fueculpable frente a sus dolores. No obs-tante por medio de él renació el artey la filosofía encontró, por medio deél, la interpretación final de Dios.

El silencio del SiervEl silencio del SiervEl silencio del SiervEl silencio del SiervEl silencio del Siervo sufrienteo sufrienteo sufrienteo sufrienteo sufrienteAsí llegamos a la parte final que des-cribe los sufrimientos del Señor.

«Angustiado él, y afligido, no abriósu boca; como cordero fue llevado almatadero; y como oveja delante desus trasquiladores, enmudeció, y noabrió su boca. Por cárcel y por juiciofue quitado; y su generación, ¿quiénla contará? Porque fue cortado de latierra de los vivientes, y por la rebe-

lión de mi pueblo fue herido. Y se dis-puso con los impíos su sepultura, mascon los ricos fue en su muerte; aun-que nunca hizo maldad, ni hubo en-gaño en su boca» (53:7-9).Así se le contempla silencioso en lapresencia del mal que se le infiere;fue el silencio de Uno que estaba enperfecto acuerdo con Dios, y con ladeterminación de Dios de hacer queel desierto se alegrara. Ciertamentefue éste «el silencio de la eternidadinterpretado por el amor».En esta presentación, el Sufridor per-sonal, el Sufridor vicario, el Sufridorsilencioso, es revelado como un Cor-dero expiatorio; porque «por la re-belión de mi pueblo fue herido».Luego cambia la nota, y llegamos a lamanifestación del triunfo del Siervodel Señor. Comienza diciendo: «Contodo eso, Jehová quiso quebrantarlo»(v. 10). Aunque es verdad que la ex-presión «Con todo», no se encuentraen el hebreo, es absolutamente ne-cesario usarla en nuestro lenguaje, afin de fijar la atención en el contrasteque se intenta. La declaración por símisma eleva nuestra contemplaciónal nivel de lo divino.

La vLa vLa vLa vLa voluntoluntoluntoluntoluntad divinaad divinaad divinaad divinaad divinaMientras que en la historia de los su-frimientos hemos visto al Siervo delSeñor en medio del daño que loshombres le infieren, llevando silen-ciosamente los pecados de esos mis-

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mos hombres, ahora se nos dice quetodo estaba encerrado en la volun-tad divina: «Jehová quiso quebrantar-lo, sujetándole a padecimiento».

Así la palabra profética armoniza conla palabra apostólica expresada en eldía de Pentecostés. La primera refe-rencia a la Cruz en el lenguaje de unhombre lleno del Espíritu Santo, fuehecha en estos términos: «A éste,entregado por el determinado conse-jo y anticipado conocimiento de Dios,prendisteis y matasteis por manos deinicuos, crucificándole» (Hech. 2:23).

El profeta comienza por la prediccióndel daño causado por los hombres, ytermina con la afirmación del predo-minio divino. El apóstol comienza conla declaración de la determinacióndivina, y acaba con la afirmación delpecado que fue la causa del sufri-miento del Siervo del Señor.

Fue en vista de este conocimiento dela relación del pecado del hombre yla perfecta complacencia de Dios,como el profeta irrumpió en las pala-bras que siguen: «Cuando haya pues-to su vida en expiación por el peca-do, verá linaje, vivirá por largos días,y la voluntad de Jehová será en sumano prosperada» (v. 10).

DDDDDel sufrimiento al tel sufrimiento al tel sufrimiento al tel sufrimiento al tel sufrimiento al triunfriunfriunfriunfriunfoooooResumiendo entonces: la parte de laEscritura que estamos considerandoprincipia con las palabras: «He aquíque mi Siervo será prosperado». Lue-

go sigue la historia de los sufrimien-tos, y la predicción del triunfo. Todoello se ve dentro de la comprensióndel gobierno divino, llevando a caboel propósito de Dios. En consecuen-cia, el resultado es inevitable. Cuan-do Su alma, es decir, toda su perso-nalidad, fue ofrecida por el pecado,estaba asegurado el cumplimiento delos propósitos de Dios. A través delsufrimiento, llegó al triunfo.

Relacionado con ello leemos estagrande y gloriosa declaración: «Veráel fruto de la aflicción de su alma, yquedará satisfecho» (v. 11). Aquí nosencontramos en la presencia de mis-terios que no pueden ser explicadosfinalmente, pero que irradian con lagloria de la Gracia eterna. La satisfac-ción que tendrá el Siervo del Señordespués de sus padecimientos, seráel derecho de justificar a muchos porcuanto él ha llevado sus iniquidades.

El cumplimiento de las prEl cumplimiento de las prEl cumplimiento de las prEl cumplimiento de las prEl cumplimiento de las profofofofofecíasecíasecíasecíasecíasTodos estarán de acuerdo en que enesta parte de la Escritura llegamos alclímax de las profecías sobre elMesías en el Antiguo Testamento; yestá bien que recordemos lo maravi-lloso del hecho de que una prediccióntan clara y definida haya sido dada alos hijos de los hombres, cientos deaños antes de su cumplimiento his-tórico. Como Delitzche dice: «Parececomo si todo este pasaje pudiera ha-ber sido escrito cerca de la Cruz, enel Gólgota».

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A la luz del cumplimiento histórico deesta profecía, de la interpretaciónapostólica y de todo el testimonio delos siglos, podemos resumir todo enla palabra profética y expresarlo enesa maravillosa frase de Pablo: «Diosestaba en Cristo reconciliando consi-go al mundo» (2 Cor. 5:19).

Seguramente esta meditación apelaa nosotros en las mismas palabrasque Pablo utilizó en relación con estaafirmación: «Os rogamos en nombrede Cristo: Reconciliaos con Dios» (2Cor. 5:20).

De Grandes Capítulos de la BibliaTomo I

Del odio al amorEl 7 de diciembre de 1941, a las 07:53 horas, Mitsuo Fuchida, coman-

dante japonés del ataque a Pearl Harbor, emitió el célebre mensaje:“¡Tora, Tora, Tora!”. La flota americana del Pacífico fue destruida engran parte.

El sargento Jacob DeShazer se enteró de la noticia a través de la radioy se presentó voluntariamente para un ataque de represalia cuyo obje-tivo era bombardear Tokio. En esta operación, DeShazer fue capturadoy sometido a crueles torturas. Su corazón estaba lleno de odio hacia elenemigo. Había sido criado en una familia cristiana, pero no compartíala fe; sin embargo recordó que Dios enseña a responder con amor alodio. Con dificultad, obtuvo una Biblia y la leyó con avidez. En junio de1944 se volvió a Cristo. Tuvo paz en su corazón, y entonces pudo res-ponder con amor a la brutalidad de los guardias.

Una vez liberado, Jacob DeShazer regresó a su país, pero en 1948volvió al Japón a predicar el evangelio. Escribió un tratado titulado “Yofui prisionero de los japoneses”, y lo distribuyó ampliamente.

Entre las personas que lo recibieron estaba Mitsuo Fuchida, el co-mandante del ataque a Pearl Harbor. La historia lo conmovió profun-damente. La paz de la cual hablaba Jacob era precisamente la queFuchida, en aquel entonces muy deprimido, estaba buscando. Consi-guió una Biblia, empezó a leerla, y finalmente él recibió a Cristo en sucorazón. La paz de Dios echó fuera su amargura.

Fuchida también escribió su historia: “De Pearl Harbor al Gólgota”.Predicó entre los jóvenes presentando a Cristo como la única esperan-za en medio de un mundo corrompido. Y tuvo un encuentro con JacobDeShazer. Más allá de toda comprensión humana, el amor de Dios,más poderoso que las armas, hizo de estos dos enemigos, dos hom-bres unidos por el amor divino.

LBS

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“Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo” (Ecl. 4:9).

VIDA CRISTIANA

El matrimonioLecciones básicas sobre la vida cristiana práctica.

Watchman Nee

Para ser un buen cristiano, uno ne-cesita lidiar fielmente con todos losproblemas básicos. Si hay una cues-tión moral en cualquiera de estasáreas básicas, sea la familia, la profe-sión u otras, surgirán otros conflictosmás adelante. Una dificultad no tra-tada es lo suficientemente fuertepara impedir el crecimiento y para en-torpecernos el caminar rectamente.

En relación al tema del matrimonio,en especial, los nuevos creyentes ne-cesitan saber lo que dice la palabradel Señor al respecto. Veamos, enton-ces, el tema desde varios ángulos.

La conciencia sexual no eLa conciencia sexual no eLa conciencia sexual no eLa conciencia sexual no eLa conciencia sexual no es pe-s pe-s pe-s pe-s pe-caminosacaminosacaminosacaminosacaminosaLas personas son conscientes del sexotal como son conscientes del hambre.El hambre es una demanda física na-tural; el sexo también es un requisitonatural del cuerpo. El hecho de quealguien sienta hambre es natural, yno constituye pecado. Pero si alguien

roba alimentos, tenemos un hechopecaminoso. Es algo antinatural.

Asimismo, la conciencia del sexo esnatural y no constituye pecado. Soloincurre en pecado quien utiliza unaforma inadecuada para satisfacer sudeseo.

La conciencia sexual es dada por Dios.El matrimonio fue ordenado y crea-do por Dios. Fue instituido antes, nodespués, de la caída del hombre. Su-cedió antes de Génesis 3. De hecho,Dios lo introdujo en Génesis 2. Por lotanto, la conciencia de sexo existíaantes, no después, de que el pecadoentró en el mundo. Es importantesaber que no hay ningún pecado enser consciente del sexo. En principio,el pecado no está involucrado, por-que la presencia de esta concienciafue creada por Dios.

El Señor nos dice a través de su após-tol: «Honroso sea en todos el matri-monio» (Heb. 13.4). No es solo algo

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para ser honrado, sino también essanto. Dios considera que el sexo essanto y natural.

TTTTTrrrrreeeees rs rs rs rs razoneazoneazoneazoneazones básicas ps básicas ps básicas ps básicas ps básicas pararararara ela ela ela ela elmatmatmatmatmatrimrimrimrimrimonioonioonioonioonio1. Para ayuda mutua

El matrimonio es ordenado por Dios:«No es bueno que el hombre estésolo» (Gén. 2:18), dice el Señor. To-das las cosas creadas por él son bue-nas. En el primer día de la creación,Dios vio la luz y dijo que era buena.Todos los días, excepto el segundo,Dios proclamó que todo era bueno.

Pero en el sexto día, después de queDios creó al hombre, él dijo: «No esbueno que el hombre esté solo». Estono sugería que el hombre no habíasido bien creado; solo significaba queno era bueno porque solo la mitaddel hombre estaba creada. Por lo tan-to, Dios hizo una «ayuda idónea»para el hombre. Eva fue creada tam-bién en el sexto día y fue presentadapor Dios a Adán. Ella fue hecha parael propósito expreso de matrimonio.

«Ayuda idónea» significa ayuda apro-piada; es decir, Eva debe primero co-rresponder a Adán antes de queella pueda ser de ayuda para él.

Cuando Dios creó al hombre, los creóvarón y hembra. Es como si en pri-mer lugar creara la mitad del hom-bre y luego la otra mitad, para tenerun hombre entero. El ser humano

estuvo completo solo cuando se unie-ron ambas mitades. Entonces Diosdeclaró que «era bueno en gran ma-nera» (Gén. 1:31).

Antes que nada, debe señalarse queel matrimonio fue iniciado por Dios,no por el hombre. Además, no se ori-ginó después de la caída del hombre,sino antes de que el hombre pecara.El hombre no pecó en el primer díade su creación, pero estaba casadoese primer día. Después que Dioscreó a Eva, el mismo día la dio a Adán.Así que el matrimonio, sin lugar adudas, es instituido por Dios.

2. Para prevenir la fornicación

En el Antiguo Testamento, antes deque el pecado entrara en el mundo,Dios ya había establecido el matrimo-nio. Pero ahora, en estos días delNuevo Testamento, el pecado ya estápresente. Entonces Pablo nos mues-tra en 1 Corintios 7 que, debido a laentrada del pecado, el matrimonio nosolo no está prohibido sino que, másbien, se ha convertido en una nece-sidad.

A fin de evitar la fornicación, Pablonos dice que cada hombre tenga supropia esposa y cada mujer su pro-pio esposo. Él no condena la concien-cia sexual como pecado; en cambio,sugiere que el matrimonio puedeprevenir el pecado de fornicación.

«Es mejor casarse que estarse que-mando» (1 Cor. 7:9b). Pablo escribe

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enérgicamente aquí. Aquellos quesienten un deseo urgente de casarsey que son muy apasionados, debencasarse.

El apóstol no los reprende por sufuerte sensación, como si fuera pe-caminosa, ni tampoco hace provisiónpara la carne. Solo afirma que, si al-guno tiene un fuerte sentimiento ha-cia el matrimonio es mejor para aquélcasarse que ser consumido por el de-seo.

La palabra de Dios es clara al respec-to. La conciencia sexual no es peca-do. Incluso un fuerte impulso sexualno es pecado. Pero Dios prescribe elmatrimonio para tales personas. Ellosno deben abstenerse de casarse por-que hacer eso les podría hacer caeren pecado.

3. Para recibir gracia juntos

Hablando a los esposos, Pedro diceque honren a sus esposas «como a

coherederas de la gracia de la vida»(1 Pedro 3:7). En otras palabras, Diosse deleita en que el marido y la espo-sa le sirvan juntos. Él busca a Aquilay Priscila, a Pedro y su esposa, asícomo a Judas y su esposa, para quele sirvan.

Los nuevos creyentes deben saberque hay tres razones básicas para elmatrimonio cristiano: primero, paraayuda mutua; en segundo lugar, paraprevenir el pecado; y tercero, pararecibir, juntos, gracia delante de Dios.El matrimonio no implica solo un cre-yente, sino dos cristianos juntos enla presencia de Dios. No es simple-mente una persona que recibe gra-cia, sino dos que son coherederos dela gracia de la vida.

La otLa otLa otLa otLa otrrrrra pa pa pa pa parte en el matarte en el matarte en el matarte en el matarte en el matrimrimrimrimrimonioonioonioonioonioEl Señor ha establecido condicionesdefinidas acerca de con quién alguienpuede o no puede casarse. La Bibliaindica claramente que el matrimonio,en el pueblo de Dios, debe estar limi-tado a sus miembros.

En otras palabras, si va a ser un ma-trimonio, la otra parte debe ser ha-llada entre el pueblo de Dios. Un cre-yente no puede casarse con una per-sona que esté fuera del ámbito delpueblo de Dios.

No unirse en yugo desigual

Pablo nos dice con quién podemoscasarnos en este famoso pasaje: «No

Hay tres razones básicaspara el matrimonio cris-tiano: primero, para ayu-da mutua; en segundolugar, para prevenir elpecado; y tercero, pararecibir, juntos, gracia de-lante de Dios.

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os unáis en yugo desigual con los in-crédulos» (2 Cor. 6.14). Aunque estapalabra no se dirige exclusivamenteal matrimonio, ella incluye el matri-monio.

Para un creyente y un incrédulo, tra-bajar juntos para llegar a una metaes como poner dos tipos de animalesdiferentes bajo un mismo yugo paraarar la tierra. Esto es algo que Diosprohíbe. Dios no permite al creyentea llevar el mismo yugo con los incré-dulos.

En el Antiguo Testamento se encargaespecíficamente: «No ararás conbuey y con asno juntamente» (Deut.22.10). El buey es lento, mientras queel asno es rápido. Uno quiere ir porun lado; el otro quiere ir por otra vía.Uno va hacia el cielo; el otro va almundo. Uno busca la bendición espi-ritual; el otro, la abundancia terrenal.Uno tira en una dirección mientras el

otro tira en dirección opuesta. Estaes una situación imposible. No sepuede soportar semejante yugo.

El yugo más serio de todos es el ma-trimonio. De tres ejemplos –la aso-ciación en negocios, una empresa ini-ciada en común, o el matrimonio– laúltima constituye el yugo más pesa-do. Es realmente difícil de asumir jun-tos la responsabilidad de la familia.

La segunda persona ideal para cons-tituir un matrimonio debe ser un her-mano o una hermana. No elijas a laligera un incrédulo. Si lo haces, de in-mediato te meterás en un gran pro-blema. El creyente tira hacia un lado,mientras que el otro mira hacia elmundo. Uno busca los dones celes-tiales, pero el otro busca la riquezaterrenal. La diferencia entre ambos estremenda. Por esto, la Biblia nos man-da casarnos en el Señor.

Traducido de Spiritual Exercise

El árbol del TeneréEl Teneré, también conocido como “el desierto en el desierto”, un

territorio de 400.000 kilómetros cuadrados situado en el Sahara, esuna de las regiones más áridas del planeta. En el Teneré había un únicoárbol, una acacia, pero en 1973 un viajero lo derribó con su camión.

El árbol fue llevado a un museo en Níger. Para saber cómo pudo cre-cer en un lugar tan inhóspito, se hizo una excavación en la zona dondese encontraba su raíz. Allí, a 33 metros de profundidad, se halló el le-cho de un río que en otro tiempo pasaba por el Teneré. ¡Éste era elsecreto para que se árbol sobreviviera en el desierto!

En varios pasajes de la Biblia, el creyente es comparado a un árbolplantado junto a corrientes de aguas. ¿Nuestras raíces toman agua delrío caudaloso de la gracia de Dios, de la vida que Cristo nos transmite?

LBS

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El pasado 14 de marzo fallecióStephen William Hawking a la edadde 76 años, en Cambridge (ReinoUnido). Hawking fue un físico teóri-co brillante, tal vez el físico más fa-moso después de Einstein en el sigloXX.

Lamentablemente su alta inteligenciaestuvo nublada por su cosmovisiónatea, la que sesgó fuertemente su in-vestigación científica.

En la mayor parte de sus libros, pu-blicaciones y conferencias, daba aconocer sus hipótesis y teorías, y de-claraba abiertamente que con ellasdemostraba que Dios no era necesa-rio para explicar el origen del univer-so, que su existencia se explicaba porsí misma, y concluía por tanto queDios no existía.

Stephan Hawking incursionó en losprofundos misterios de la física teó-rica que subyace a la estructura delcosmos, pero sin duda que llegó a ser

más conocido por la temática de losagujeros negros y del origen del uni-verso, sin la necesidad de un Creador.

Un mal terribleUn mal terribleUn mal terribleUn mal terribleUn mal terribleHawking negaba a Dios y los milagros,pero su vida misma no fue sino unenorme y portentoso milagro delCreador.

Su terrible enfermedad debió haber-le causado la muerte en no más detres años, como lo señalan firmemen-te las estadísticas que tiene la medi-cina especialista en ELA (EsclerosisLateral Amiotrófica). Sin embargo,este hombre logró vivir cincuenta ycinco años más.

¿Cómo pudo vivir desde los 21 años(cuando se le detectó la enfermedad),hasta llegar a ser un anciano de 76años, con una enfermedad altamen-te degenerativa, la que día a día ledestruía irremediablemente su siste-ma nervioso?

APOLOGÉTICA

Stephen Hawking

El físico ateo que vivió milagrosamente.

Ricardo Bravo

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En la actualidad, los científicos no tie-nen una respuesta clara a esta inte-rrogante. En la enfermedad ELA lasneuronas motoras se desgastan ymueren y por tanto no tienen controlsobre los músculos. Cuando estos úl-timos dejan de funcionar en la zonafaríngea y torácica, se produce lamuerte porque se hace muy difícil oimposible tragar y respirar.

La admirLa admirLa admirLa admirLa admirable fable fable fable fable fe de una ee de una ee de una ee de una ee de una espspspspsposaosaosaosaosacristcristcristcristcrist ianaianaianaianaianaEn varias entrevistas, Jane Hawking(la primera esposa del físico) descri-bió parte de su vida junto a su espo-so ateo, de lo difícil que fue compar-tir con él debido a su ateísmo, y tam-bién a lo complejo que resultó vivircon el físico durante 25 años, postra-do e impedido por su enfermedad.1, 2

Sin embargo, a pesar de todo, JaneHawking entendía en parte el ateís-mo de su marido, aunque ella man-tuvo su fe en Dios todo el tiempo. Enuna de sus declaraciones, ella seña-ló:

«Si a los 21 años uno tiene un diag-nóstico de una enfermedad que va amatarlo en dos o tres años, ¿cómo sepuede creer en un Dios benevolen-te? Es muy difícil. Además, Stephenes alguien que tiene que probar todopor métodos racionales. Para él, todoel universo debe tener una explica-ción racional. Pero si toda cosa en latierra y el universo está gobernada

por leyes matemáticas, ¿de dóndevienen estas leyes? Creo que los cien-tíficos pueden explicar cómo es queestamos aquí, pero no pueden expli-car por qué estamos aquí».Este último razonamiento realizadopor Jane Hawking le diferenciaba ra-dicalmente de lo que creía y pensa-ba su marido. Ella no necesitaba te-ner un doctorado en Física ni ser unapopular científica para entender quesi el universo está gobernado porunas precisas y exactas leyes mate-máticas, estas solo se explican y en-tienden por la acción de un Ser deinteligencia sublime y Todopoderoso,que ha creado el cosmos con un pro-pósito definido.En 2015, Jane Hawking escribe un li-bro que tituló «Hacia el Infinito»3,donde relata importantes aspectosde su difícil vida matrimonial con elfamoso físico. Allí comenta que ora-ba permanentemente por su marido,incluso en aspectos aparentementemenores, como el que no se fuese aahogar con algún alimento que nohubiese podido tragar correctamen-te, porque sus músculos ya casi nofuncionaban.

Ella relata que, en una ocasión, sumarido estuvo al borde de la muer-te, con una neumonía tan agresivaque los médicos hubieron de conec-tarle un respirador artificial para queno muriese. Ella no obstante no aban-donaba su fe y clamaba a Dios inten-

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samente, aún cuando los médicos lepreguntaron si podían desconectarlas máquinas para dejar morir a suesposo, porque éste ya no respirabapor sí mismo, y se encontraba en uncoma profundo.

Ella se negó rotundamente a que ledejasen morir, y se aferró a su fe, con-fiando en que Dios podía sacar a sumarido de esa situación insalvablepara la ciencia médica. Jane oró va-rios días junto a su moribundo espo-so, y ocurrió lo impensado; StephenHawking salió del estado de coma yse recuperó.

Jane explica en su libro que tiempodespués hubieron de separarse, por-que la vida junto al físico se tornó in-soportable.

Además del gran desgaste emocionalque significaba cuidarle en ese difícilestado de salud, su esposa e hijos re-cibían una total indiferencia de par-te de Stephen Hawking, quien se en-contraba envuelto en las nubes de lafama, haciéndose un adicto a ella.

Adicionalmente, el científico empe-zó a mostrar interés sentimental poruna de sus enfermeras, con quienterminó casándose algún tiempo mástarde.

Camino al ateísmCamino al ateísmCamino al ateísmCamino al ateísmCamino al ateísmo pro pro pro pro profundoofundoofundoofundoofundoHawking, dio sus primeros pasos parallegar a ser un creyente cristiano yjunto a Jane, asistieron a una iglesia

Bautista en Londres en los inicios desu relación.

Esto ayudó a que en sus primeros es-critos científicos divulgativos, el físi-co mostrase algún leve reconocimien-to a la acción de un Dios Todopode-roso, dada la perfección de las leyesy principios matemáticos que regu-lan el funcionamiento del universo.

Sin embargo al poco andar, Hawkingretomó el camino opuesto a la fe, apesar de las enseñanzas y ejemplosen contrario que le brindaba su es-posa.

¿Cómo llega Hawking a su ateísmoprofundo? No es posible afirmarlocon certeza. ¿Lo traicionó su orgulloy vanidad al ser reconocido como unode los físicos teóricos más popularesdel siglo XX?

De hecho su primer libro fue un«superventas» (Historia del Tiem-po4), con más de diez millones decopias.

O tal vez su cosmovisión atea fue pro-vocada por su condición de invalidezextrema, que lo tenía aprisionado enuna silla de ruedas. Así lo da a enten-der el propio Hawking ante una res-puesta periodística: «¿Cómo puedocreer en Dios? Miren mi cuerpo».

Su esposa Jane también declara quepodía ser esto último lo que llevó alfísico a desarrollar su fuerte ateísmo.Sin embargo, ella relata que siempre

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oraba por su marido ateo, y el mila-gro de que Stephen Hawking viviesemás de medio siglo con ELA sugiereque sus oraciones habrían sido oídas.

Sin embargo, el físico parecía no dar-se cuenta de este portento sobre suvida y se empeñaba en intentar de-mostrar científicamente la inexisten-cia de Dios. Incluso inventando teo-rías absurdas con matemáticasirreales.

Hawking y DiosHawking y DiosHawking y DiosHawking y DiosHawking y DiosEn su primer libro, Historia del Tiem-po (1988), él concluye acerca de labúsqueda de una teoría unificada dela física (la que había buscado tam-bién Einstein), que el filósofo y el fí-sico necesitarán reunirse para plan-tearse la pregunta: ¿Por qué existe eluniverso?. Y cuando esa pregunta searespondida, decía Hawking, entonces«conoceremos la mente de Dios».

Pero dos décadas después, él cambiasu cosmovisión, y en un nuevo libroque escribe en colaboración conLeonard Mlodinow, el que titula ElGran Diseño (2010)5, termina conclu-yendo que no se requiere de un

Diseñador para explicar el origen deluniverso y afirma que: «Debido a queexiste la ley de la gravedad, el univer-so pudo crearse a sí mismo de lanada».

De este modo Hawking difiere total-mente de su primer libro, y ya no leinteresa conocer la mente de Dios,porque afirma categóricamente queno hay Dios.

Con la publicación del libro «Historiadel tiempo», Hawking creyó haberdescubierto las bases físicas y mate-máticas para establecer la «Teoría dela gran unificación», la que articula-ría a las cuatro fuerzas principales co-nocidas en el universo, en un solomodelo explicativo (la fuerza fuertea nivel atómico, la fuerza electromag-nética, la fuerza débil que actúa enel núcleo atómico, y la fuerza gravi-tacional).

Pero, en realidad, no se trataba deuna teoría sino de una mera hipóte-sis que debía ser sometida a pruebapor los métodos experimentales, yque la ciencia hasta ahora no lo hahecho, y seguramente no lo podráhacer, porque la hipótesis de la granunificación considera escalas físicas ymodelos muy diferentes, varios de loscuales están en controversia entre losfísicos y por tanto no han sido acep-tados como tal.

Estas últimas son las principales ra-zones por las que Stephen Hawking

Hawking negaba a Dios ylos milagros, pero su vidamisma no fue sino unenorme y portentoso mi-lagro del Creador.

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nunca obtuvo el Premio Nobel de Fí-sica. Porque nunca obtuvo evidenciasexperimentales que dieran respaldoa sus rebuscadas teorías de un uni-verso que se crea sí mismo, usandopara ello matemáticas y tiempoinexistentes.¿Cómo explicar entonces que hayasido el físico más popular y reconoci-do en la última mitad del siglo XX? Elmismo Stephen Hawking respondeen parte a esta interrogante en un do-cumental sobre su vida y obra titula-do El Universo de Stephen Hawking.Allí, el físico señala que no está segu-ro si su popularidad se debía a sucompleja condición física que le te-nía confinado en una silla de ruedas,o realmente se debía al descubri-miento de sus polémicas teorías.

ReReReReRespuespuespuespuespuestststststa de un científico cris-a de un científico cris-a de un científico cris-a de un científico cris-a de un científico cris-ttttt iano al Libriano al Libriano al Libriano al Libriano al Libro "El Gro "El Gro "El Gro "El Gro "El Gran Diseño"an Diseño"an Diseño"an Diseño"an Diseño"John Lennox, un científico matemá-tico de la Universidad de Oxford, res-pondió al desafío ateo de Hawking ensu libro «El Gran Diseño»6, con otrolibro denominado «Dios y StephenHawking». En este libro, Lennox fun-damenta científicamente por quéHawking está equivocado al decir queDios no es el Creador del universo.Hawking afirma que debido a queexiste una ley de la gravedad, el uni-verso puede y debe crearse de lanada. Lennox le responde que delmismo modo que un avión no pudo

haberse creado por las leyes de la fí-sica, sino que necesitó de undiseñador para que existiese, así tam-bién el universo y sus precisas leyes(incluyendo la ley de la gravedad),necesitaron de un agente externoque las creara y diseñara, y ese esDios».

Lennox comienza mostrando quemuchas de las preguntas fundamen-tales que plantea Hawking no puedenser respondidas dentro del ámbito dela ciencia, sino que más bien estasrequieren entenderse en un ámbitofilosófico.

En su obra, Lennox utiliza un razona-miento cuidadoso y lógico para mos-trar las falacias en las afirmaciones deHawking. Según Lennox, es más lógi-co creer en un Dios que creó el uni-verso y puede hacer milagros dentrodel universo, que creer que la cien-cia lo puede explicar todo.

Efectivamente, en su libro El GranDiseño, Hawking argumenta muchomás con filosofía y cosmovisión quecon argumentos científicos. Si el uni-verso se formó a sí mismo de mane-ra casual, sin ninguna intervenciónsobrenatural, entonces nada tienesentido, y los seres humanos solo se-ríamos «polvo de estrellas».

¿Cómo se obtiene un universo de lanada? Es lo que Hawking intentó re-solver en su libro El Gran Diseño y fra-casó porque lo que él llama nada, en

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realidad no es que sea realmentenada; es más bien un vacío cuántico,con una partícula desconocida quehabría contenido toda la energía deluniverso a unas presiones y tempe-raturas infinitas, y en un punto infini-tamente pequeño.

La nada real, que es de donde Dioscrea el universo de acuerdo a la Bi-blia, es la nada absoluta, sin vacíoscuánticos ni partículas. Dios trae a laexistencia materia espacio tiempo yenergía a partir de su inexistencia.

Los cielos cuentLos cielos cuentLos cielos cuentLos cielos cuentLos cielos cuentan la gloria dean la gloria dean la gloria dean la gloria dean la gloria deDiosDiosDiosDiosDiosLo paradójico del astrofísico ateoStephen Hawking es que se pasó lavida como científico mirando a loscielos y buscando explicaciones ma-temáticas acerca de sus orígenes. Semaravillaba con ellos e intentaba bus-car una teoría racional que diesecuenta de la existencia del maravillo-so universo que tenía ante sí.

Hoy día, Hawking ya tiene la gran res-puesta a su interrogante. Pero lapudo haber tenido también en vida,con la más perfecta explicación escri-ta jamás acerca de los orígenes de loscielos, de las pléyades, y de las estre-llas, porque fue el propio Creadorquien se lo reveló a los escritores bí-blicos. «Porque desde la creación delmundo las cualidades invisibles deDios, es decir, su eterno poder y sunaturaleza divina, se perciben clara-

mente a través de lo que él creó, demodo que nadie tiene excusa» (Rom.1:20, NVI).

Veamos algunos ejemplos: «En elprincipio Dios creó los cielos y la tie-rra ... ¡Oh Jehová, Señor nuestro! …Cuando veo tus cielos, obra de tusdedos, la luna y las estrellas que túformaste … Los cielos cuentaan la glo-ria de Dios, y el firmamento anunciala obra de sus manos ... Tú, oh Señor,en el principio fundaste la tierra, y loscielos son obra de tus manos: Ellosperecerán, mas tú permaneces…»(Gén. 1:1; Sal. 8:1, 3; 19:1; Heb. 1:10-11).

Además del reconocimiento hechopor Moisés, por el salmista y el autorde Hebreos respecto al Creador deluniverso, en el Libro de Job, se regis-tra al propio Creador dando cuentade ello.

Le pregunta el Señor a Job: «¿Podrástú atar los lazos de las Pléyades, odesatarás las ligaduras de Orión?¿Sacarás tú a su tiempo las constela-ciones de los cielos, o guiarás a la OsaMayor con sus hijos? ¿Supiste tú lasordenanzas de los cielos? ¿Dispon-drás tú de su potestad en la tierra?»(Job 38:31-32)

Conocimiento más allá del laborConocimiento más allá del laborConocimiento más allá del laborConocimiento más allá del laborConocimiento más allá del labora-a-a-a-a-toriotoriotoriotoriotorioHoy, los pocos datos parciales e im-perfectos con que cuenta la ciencia

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acerca de los orígenes del universocorroboran que este rebosa de dise-ño y proclama con fuerza la inteligen-cia de su Hacedor.

Por ello, Hawking luchó arduamentepor darle forma a alguna hipótesisque respaldara un universo auto-sus-tentado, aunque tuviese que inven-tar matemáticas inexistentes y untiempo imaginario.

Su mayor propósito era hallar algúnargumento que demostrase que Diosno es necesario como Creador deluniverso.

¡Qué triste e ineficaz propósito el deHawkins, cuando la Biblia afirma ca-tegóricamente que el universo vinoa la existencia de la nada, no hechode materia preexistente, mediante unacto sobrenatural de un Dios Todo-poderoso!

No hay modelos matemáticos ni físi-cos que lo puedan explicar, porque lasleyes del universo y de la naturalezaque pueden ser descritas por mediode la física y las matemáticas, Dios lastrajo a la existencia junto con el pro-pio universo.

Se acaban las matemáticas y la físicaen ausencia del universo. Sin univer-so no hay materia, ni energía ni tiem-po ni espacio, que es donde las leyesnaturales diseñadas por Dios actúan.

El cientificismo cree poder explicarlotodo, incluyendo los orígenes del uni-

verso, la vida, etc., en base a hipóte-sis pletóricas de fantasías y quimeras,explicadas con lenguaje críptico ytecno-científico, altamente rebusca-do.

Las hipótesis así construidas impre-sionan a quienes no conocen de cien-cia y de cómo ésta funciona. Pero loreal es que la ciencia tiene límites, losque están dados por los propios mé-todos que utiliza, por las propias li-mitaciones humanas, y por el inexo-rable apego a la acotada temporali-dad de sus experimentos.

Esto fue claramente definido por losfilósofos de la ciencia más importan-tes del siglo XX (Popper, Khun yFeyerabend)7.

Es por esto que lo único que cabe enel ámbito de los orígenes del univer-so es que este conocimiento sea re-velado por quien fue su Creador.

Y es precisamente así como lo decla-ra la Biblia en Hebreos 11:3: «Por lafe entendemos que el universo fuepreparado por la palabra de Dios, demodo que lo que se ve no fue hechode cosas visibles» (LBLA8).

Esta última frase afirma que el uni-verso, con todas sus dimensiones(materia, espacio, tiempo, energía) yleyes precisas de funcionamiento,vino a la existencia, no de materialpreexistente, sino que vino de lanada.

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Es necesario entonces concluir que siel universo debe su existencia a unacausa externa, ésta necesariamenteapunta al único y sabio Dios de la Bi-blia, Todopoderoso, Creador, sin prin-cipio ni fin, trascendente, quien hizolos cielos, la Tierra y al ser humano,con un claro propósito.

Solo Dios es la explicación última yabsoluta del universo, y así lo reve-lan hoy las matemáticas y la físicaexistentes, conocidas por la ciencia.Las matemáticas y física imaginariase irreales, inventadas para promoverel ateísmo, probablemente no murie-ron con Stephen Hawking.Bibliografía1. Hawking Jane. 2015. «Necesité la fepara cuidar a Stephen, es un milagro queviva». Entrevista del diario español El

Mundo, realizada por Paulo Jáuregui el 22de enero de 2015.2. Hawking Jane. 2015. «Que Hawking fue-ra tratado como dios, nos afectó comofamilia». Entrevista del semanario argen-tino Perfil, realizada el 18 de febrero de2015.3. Hawking Jane. 2015. Hacia el Infinito.Ed. Lumen. 560 pág.4. Hawking Stephen. 1988. Historia deltiempo; Del Big Bang a los agujeros ne-gros. RBA Editores, España.5. Hawking Stephen & Leonard Mlodinow.2010. El Gran Diseño. Ed. Crítica, Barcelo-na, España. 228 pág.6. Lennox John. 2001. God and StephenHawking. Whose Design Is It Anyway?Oxford: Lion Hudson. 96 pág.7. Horgan John. 1998. El fin de la ciencia:los límites del conocimiento en el declivede la era científica. 266 págs.8. LBLA 1986. La Biblia de las Américas.

De rodillasDavid Livingstone, el gran explorador y misionero del siglo 19, termi-

nó su vida de una manera extraordinaria. En su último viaje en Áfricadel Sur, una mañana se quedó en su tienda mientras sus colaboradoresse apresuraban a preparar todo para levantar el campamento.

Ellos no querían molestarlo mientras oraba, pues “hablaba con suDios”, como solían decir. Pero como él tardase más del tiempo acos-tumbrado, el jefe de la caravana decidió ir a ver qué sucedía. Cuandoentró en su tienda vio a Livingstone todavía de rodillas y con las manosen el suelo. Su corazón había dejado de latir.

A través de las pruebas, peligros y fatigas de su vida, él había conoci-do el poder de la oración. Mediante ella había hallado el socorro, laprotección y las fuerzas renovadas. Así fue también en aquella hora.Dios permitió que él dejase la tierra de forma serena, sin temor ni lu-chas, y esto impresionó a sus compañeros, pues comprobaron que “eljusto en su muerte tiene esperanza” (Prov. 14:32).

LBS

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80 AGUAS VIVAS

Cartas de nuestros lectores

Toda bendición procede de Dios; por tanto, toda la gloria es para Dios.

AGUAS VIVASPara la proclamación del Evangelio y la edificación del Cuerpo de Cristo

N° 91 · Julio - Agosto - Septiembre 2018.REDACCION: Rodrigo Abarca, Roberto Sáez, Marcelo Díaz, Gonzalo Sepúlveda, Álvaro Astete.

DISEÑO: Mario Contreras. FOTO DE PORTADA: Daniel López.

GrGrGrGrGratatatatat iiiii tttttudududududGracias por el envío de la revista AguasVivas. Ya he leído gran parte, es magnífi-ca. Su contenido es profundo y contextual,muy oportuna. Reciban mi más sinceragratitud a todo el equipo. Que el Señorles siga usando por medio de este hermo-so ministerio.

Albany Quincoses (Cuba).

AlimAlimAlimAlimAlimento de grento de grento de grento de grento de graciaaciaaciaaciaaciaEl contenido de la revista es, de verdad,un alimento de gracia para mi espíritu.Siento que estoy en comunión con uste-des y con la revelación acerca de la igle-sia, a pesar de los duros momentos deapostasía que estamos viviendo. ¡Graciasa los hermanos!

José Bozzano (Paraguay).

TTTTTemas de interésemas de interésemas de interésemas de interésemas de interésDamos gracias al Señor porque vosotroslleváis la palabra y la obra de Dios pormuchos lugares del mundo. Los númerosde la revista de este año nos han servidomucho, en especial el tema que trata so-bre la apostasía, porque hoy vemos seña-les tan notorias de esto, y por otra parte,los artículos sobre la familia. Nuestra fe yoración es constante. Con la confianza en

nuestro Señor que os bendice y guarda entodas las cosas, os mandamos un fuerteabrazo y ósculo santo en el amor de nues-tro amado Señor Jesucristo.

Cecilia y María Cecilia (España).

BibliotecaBibliotecaBibliotecaBibliotecaBibliotecaEstoy muy contenta, pues hoy recibí elejemplar de la revista Aguas Vivas. Aquítenemos un proyecto de ir creando unabase bibliográfica cristiana para el servi-cio de nuestra joven iglesia, con ejempla-res que nos puedan donar. Me gustaríapoder contar con su revista, la que consi-dero profunda y edificante para comple-mentar el estudio de la Biblia. Que el Se-ñor les bendiga abundantemente.

Saymí Cabañas (Cuba).

TTTTTrrrrrabababababajo en el Señorajo en el Señorajo en el Señorajo en el Señorajo en el SeñorRecibimos la última revista, como siem-pre, una gran bendición. Anhelamos queestén recibiendo muchas bendiciones delSeñor. Le enviamos dos fotos de nuestracolección, la que falta es la última porquenuestros hijos la estaban leyendo y noquisieron soltarla. Dios les bendiga mu-cho. Sigan trabajando en el Señor con laconvicción del apóstol, sabiendo quevuestro trabajo en el Señor no es en vano.

Enrique Maestri (Cuba).