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Alejandro Lucas presenta en Salamanca su ‘clown’ para adultos, una forma de hacer teatro que busca la reacción del público. 5 3 BRIAN DE PALMA N° 88 Suplemento de 7 ORHAN PAMUK Recién galardonado con el Premio Nobel de Literatura, este turco fue procesado y luego elogiado. Nos mete- mos en los entresijos de un galardón muy político. Narcisista e investigador de nuevas formas fílmicas, el director americano estrena La Dalia Negra, una nueva incursión en el cine negro.

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3 BRIAN DEPALMA

Narcisista e investigador denuevas formas fílmicas, eldirector americano estrenaLa Dalia Negra, una nuevaincursión en el cine negro.

culturasTRIBUNA DE SALAMANCA, Domingo, 22 de octubre de 2006

AlejandroLucas presentaen Salamancasu ‘clown’ paraadultos, unaforma de hacerteatro quebusca lareacción delpúblico.

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N° 88Suplemento de

artes y letras

7 ORHANPAMUK

Recién galardonado con elPremio Nobel de Literatura,este turco fue procesado yluego elogiado. Nos mete-mos en los entresijos de ungalardón muy político.

DESTROYERLa agitación de ALTO Teatro

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d espués de un tiempo demasiado prolon-gado, se estrena por fin en Salamanca

Destroyer, el último trabajo de ALTO Teatro,compañía unipersonal de Alejandro Lucas.No se entiende demasiado bien como uno delos creadores más inquietos de la ciudad den-tro de las artes escénicas tiene tantos pro-blemas para estrenar aquí. Finalmente se leha encontrado acomodo en la sala B delCAEM, dentro del programa Sala Marte, unespacio que ha estado mucho tiempo des-

aprovechado y que sin duda es ideal para pro-puestas que sin ser demasiado mayoritariascumplen de sobra los criterios de calidad, se-riedad en el trabajo y riesgo creativo. Es de-masiado fácil colgarle a un espectáculo la eti-queta de ‘irreverente’ y dejarlo a un lado poreso. El trabajo de Lucas merece ser contem-plado en las mejores condiciones y, aunquetarde, bienvenidas sean estas dos funciones.

Tenemos doble entrega de cine esta sema-na. El estreno de La Dalia Negra nos lleva a

revisar la trayectoria de un manierista, tanodiado como idolatrado, Brian de Palma,adaptando a un digno heredero de DashiellHammett como es James Ellroy. Traemos ala actualidad a dos clásicos del cine de ani-mación, muy influyentes y que ahora son ac-cesibles gracias a los portales de vídeo de In-ternet. Además, nos acercamos a Orhan Pa-muk, reciente ganador del Nobel de Literatu-ra, y a los entresijos de un premio muypolítico.N

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1 EL AGITADO MUNDO DE JAMESELLROYAhora que se acaba de estrenar La DaliaNegra en versión del manierista Briande Palma –pueden ver un reportajesobre su trayectoria en la siguientepágina–, les pego algo que encontré hacealgún tiempo en uno de mis blogsfavoritos y muy citados aquí, El BlogAusente, con un ‘post’ titulado ‘Ellroy meagarra por los cojones’: «Descubrí aEllroy de la manera más mundanal, tontay poco meritoria: con la adaptacióncinematográfica de L.A. Confidential. Megustó mucho. Cuando el violento poliperdedor y el poli pijo hijo de puta unensus fuerzas y cuelgan boca abajo delrascacielos al abogado tuve un subidónde adrenalina y pensé ‘dad a los malostanto por el culo como podáis que yo voya disfrutar con ello’. Instintos primariosdesatados en mi cerebro. Al cabo de unoscuantos meses me puse con una de susnovelas más célebres: La Dalia Negra.Me duró un día. Intenso y absorbente.Veinte horas con la novela pegada a misdedos. Sin parar. Hollywood está podrido.La policía de Los Ángeles también. (...)Nos llenamos la boca, yo el primero,alabando o polemizando sobre los Auster,Houllebecq, Chabon, Lethem, FosterWallace y compañía. A la búsqueda delgran escritor de los últimas décadas. Ysaben una cosa: que les den por el culo alos citados. La respuesta a esa preguntatiene forma de un tipo con gafasredonditas, de pasado pocorecomendable, huérfano de una madreasesinada de manera violenta y queescribe literatura de género. Se llamaJames Ellroy y tiene la mala costumbrede apretarme los huevos si se me ocurreparar un momento una vez enfrascado enla lectura de sus novelas».

2 LAS FOTOGRAFÍAS DERICARDO CASESTambién en sus pantallas, Yo soy laJuani, de Bigas Luna. Parece que elbueno de Bigas ha retratado a lajuventud de extrarradio que quemagasolina tuneada y lleva el tanga a laaltura de los omóplatos. En el blog‘Domingo Morning’ se pueden ver lostrabajos fotográficos de Ricardo Cases,de los que reproducimos unas cuantasfotos a la derecha. Estas son de unaestancia en Torrevieja y sin duda reflejan

una imagen no demasiado habitual denosotros mismos. Otra línea, másajustada a lo de Bigas, es la de retratosde jóvenes cuando vuelven de fiesta, consus despeines y esos ojitos, tío.

3 NOVELA SATÍRICA RUSAEl magnífico festival Kosmópolis, que secelebra anualmente en Barcelona, hadedicado su parte central a la literaturadel entorno ruso y ex-soviético.Aprovechamos la ocasión parafelicitarnos por la segunda edición deVida e insólitas aventuras del soldadoIván Chonkin, de Vladímir Voinóvich(Tayikistán, 1932) y volver arecomendársela. Está editada por Librosdel Asteroide, que la define como «lamejor novela satírica rusa de los últimoscincuenta años, fue publicada en París en1974, estuvo prohibida en la UniónSoviética durante años –aunque circulóclandestinamente– y no fue hasta lallegada de la perestroika cuando pudoeditarse de manera oficial en Rusia.Voinóvich fue desposeído de laciudadanía soviética y obligado a exiliarseen 1980, desde entonces reside enMúnich (Alemania)».En el exigente catálogo de Tropismostambién encontramos La Sed, de AndreiGuelasimov (Rusia, 1965), la historia deotro soldado que sirvió en la guerra deChechenia con el rostro desfigurado yregresa a los territorios de su infancia.«Esta novela se convertirá en un clásicoporque es una magnífica alegoría con laque Guelasimov dibuja una sociedadsedienta. Sed de espiritualidad y deutopía en una época privada dehorizontes», según ‘Lire’.

4 POESÍA EN ‘SALA MARTE’La programación ‘alternativa’ –da no séqué escribir esta palabra todavía– de laFundación Salamanca Ciudad de Culturatiene en proyecto abrir un espacio para lapoesía dentro de sus actividades. Másconcretamente, la poesía joven. El poetaBen Clark, co-ganador el último premioHiperión por su obra Los hijos de la ira,será el encargado de llevar a cabo laprogramación de esta nueva área.Por otra parte, el martes, dentro del ciclode lecturas de Actividades Culturales dela Universidad, interviene en Filología elpoeta Manuel Vilas.

culturas2 TRIBUNA DE SALAMANCA, Domingo, 22 de octubre de 2006

Antonio [email protected]

Fotografías de Ricardo Cases, un reportaje sobre una estancia veraniega en Torrevieja. Puede

verse el trabajo completo en domingomorning.blogspot.com

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mo, el sexo, la política y la duali-dad humana.

Dentro del cine negro, DePalma ha propulsado su ver-tiente más conocida como unode los mayores manipuladoresde la Historia del Cine, pues setrata sin duda de un virtuoso delespíritu rupturista y provoca-dor, perceptible en muchos desus filmes, donde invoca al tan‘hitchcockiano’ recurso del‘McGuffin’ para introducir susostensibles iconos en la forma yel contenido, mezclando ten-dencias argumentales y estiloscinematográficos que generanesa diversidad de opiniones quesiempre le han acompañado. Sinembargo esa provocación es-conde una fascinadora aura en

pantalla, gracias a la incitantefrescura y sentido del deliriocon que plasma su noción de es-pectáculo, atesorando una mor-bosa sensibilidad imbuida de go-ticismo muy cerca de la visiónexpresionista. El cine negro conel sello de ‘De Palma’, apela a lamateria clásica, aludiendo a unaperspectiva cinéfila y violentistapara convertir los elementosclásicos en innovadora disposi-ción, como subrayan algunas es-cenas pletóricas de violencia,donde la exageración es cons-ciente, pero sin perder el realis-mo contextual y la estilizada re-alización. Si a ello añadimos laconstante del cineasta por rein-ventar perspectivas conceptua-les, estudiando formas y estilos,

en una obra que pasa a ser unamplio catálogo de todas las po-sibilidades de la retórica fílmi-ca (la experimentación y los am-pulosos movimientos de cáma-ra), nos encontramos con un ilu-sionista orquestador de lasvariantes de formato y texturamás heterogéneas que ha dadoel cine contemporáneo.

Brian de Palma, a menudomaltratado por la crítica, no harecibido una buena evaluaciónpor La Dalia Negra, su incursiónmás directa al género, funda-mentalmente por su voluntadnarrativa de llevar al espectadorhacia el tópico fílmico o propio ydesconcertar con una orgía deexcesos. De nuevo, el directortraza una radiografía de una so-

insurrecto y dinamitador, tanirregular como genial, el re-alizador nacido en Newark,

ha compuesto una de las filmo-grafías más extrañamente apa-sionantes del cine contemporá-neo. Congénere de cineastas taninfluyentes como Martín Scor-sese, Steven Spielberg, PeterBogdanovich o Francis FordCoppola, Brian De Palma repre-senta la capacidad de riesgo quesiempre ha caracterizado aaquellos cineastas buscadoresde nuevos caminos fílmicos encorrelación con una evoluciónpersonal y creativa insoborna-ble. De Palma es también un cre-ador acostumbrado a extremosantagónicos, actitud que le haconvertido, en uno de esos di-rectores admirado y odiado apartes iguales, acreditando quecon su cine no se admiten térmi-nos medios.

Uno de los géneros que másha visitado el polémico directorha sido el cine negro, pero nuncaen su variante más clásica, aun-que tampoco exenta del incon-fundible universo del hampa po-blado de gángsteres donde loscontraventores de la sociedadtransgreden el orden legal, conpersonajes subordinados a lastensiones de un entorno corrup-to en el que no falta la hermosa‘femme fatale’, atractiva y se-ductora, que juega peligrosa-mente en el límite de la turbie-dad. La Dalia Negra, basada enla genial novela de James Ellroy(adaptado con habilidad en L.A.Confidential por Curtis Hanson)es sólo la lógica evolución de uncineasta que tiene en cintas co-mo Vestida para Matar, DobleCuerpo, Fascinación, Impacto,Scarface, Los Intocables deElliot Ness, Snake Eyes y Fem-me Fatale obras que, directa eindirectamente, ya aludían a lavertiente genérica del cine ne-gro, desde una perspectiva ma-nierista, circunscribiendo susbases a un campo personal y re-conocible en el realizador, a susobsesiones fílmicas más conoci-das; la modernidad, la extremavisualidad de cuidado esteticis-mo, la técnica efectista y su pro-pensión temática, el vouyeris-

ciedad avariciosa y arrogante,motivada por el éxito y el dine-ro, donde el poder se simbolizacomo algo amenazante y violen-to para un individuo inmerso enun orbe corrupta como es la ciu-dad de Los Ángeles de los años40 con esa investigación de uncadáver seccionado en dos par-tes y horriblemente mutiladollamada Dalia Negra.

De Palma ha imbuido su es-candaloso estilo en todos los tó-picos detectivescos y ‘femmesfatales’, con violencia y suspen-se, corrupción policial, investi-gación criminal y obsesiones detodo tipo en las que destaca untriángulo amoroso y sexual. Porlo que no es extraño que sobre-salgan algunos de sus puntos dé-biles, como la profusión de efec-tismos formales y subrayadosdiscursos ético-discursivos, peroque son contrastados con laconstrucción, agresiva y clásica,donde se determina la innegableactitud del cineasta por la per-sistente repetición de clichés,por la homogeneidad formal queacaba por hacer de su cine unaparadigmática exacerbación desus propias teorías, a la luz de lapermisividad contemporánea ycon arreglo a su reconocido nar-cisismo de estilo que llega, enmuchas ocasiones, hasta el máscínico autoplagio. Algo que, lacrítica mundial, nunca le ha per-donado.

Miguel Á. Refoyo

La manipulación del cine negroBRIAN DE PALMA

Con un estilonarcisista, el directoramericano haindagado en nuevasformas de expresiónpara el cine negro,que ahora retomacon el estreno de LaDalia Negra.

3CINE culturasTRIBUNA DE SALAMANCA, Domingo, 22 de octubre de 2006

Brian de Palma da instrucciones en un momento del rodaje. Abajo, fotograma de La Dalia Negra

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que los ‘ismos’ venían desarro-llando en las artes tradicionales.

El cine se convierte en un cam-po de experimentación artísticoparalelo al del arte contemporá-neo reconocido en los aspectosque más interesaban por aquelentonces: abarcando de los pura-mente visuales o cinéticos hastallegar a los conceptuales o pura-mente abstractos, entre otros. Re-presentantes destacados de tal in-vestigación en el cine son, en loabstracto: Viking Eggeling (suyoes el primer film abstracto de lahistoria del cine y su único traba-jo: Diagonale Symphonie, 1921-24), el cual tiene como verdaderoscontinuadores en esta línea de ex-perimentación a Hans Richter

de mano de las experienciasilusionistas de Georges Mé-liès surge en el cine de los

inicios una tendencia paralela (y,en gran medida, opuesta) a la des-arrollada por los hermanos Lu-mière. Si la de estos últimos dabapreeminencia al hecho de regis-trar la realidad externa en conti-nuidad sin pretender manipular-la, Méliès juega con el ‘tiempo blo-queado’; basándose en el aspectopuramente técnico: al tratarse elcine de una sucesión de fotogra-mas, se sirve de esta cualidad delnuevo arte para crear efectos ilu-sionistas (no en vano era un magoque trabajaba en un teatro de va-riedades). El fotograma es así exal-tado y valorado en su aspecto ma-terial, lo cual van a recoger y des-arrollar en la segunda década delsiglo pasado las vanguardias his-tóricas y, posteriormente, las pri-meras investigaciones que lleva-rán al nacimiento de la animación.

Dentro de la corriente van-guardista, por tanto, no nos ha deextrañar que (dejando a parte asurrealistas como Buñuel, ManRay o una Agnes Varda incipien-te, en cuyos trabajos lo subscon-ciente crea asociaciones visualesy mentales pero donde el referen-te realista del cine permanecebastante inalterado) hubiese per-sonas que investigaron en la línea

Aunque muy diferentes en suspropuestas (el primero más abs-tracto y ligado a lo figurativo, elsegundo incluyendo el cuerpo hu-mano como actor esencial) ambospudieron desarrollar sus trabajogracias a la labor de institucionespúblicas como la General Post Of-fice Film Unit (GPO) inglesa acti-va en los años 30 y, posteriormen-te, en Canadá, en el National FilmBoard (en activo como lugar deformación, investigación y pro-moción de esta tendencia).

En la actualidad, gracias a bus-cadores especializados como Go-ogle y a la ‘reina’ de las páginaswebs de vídeos You Tube (reciéncomprada por el gigante de losbuscadores apenas nombrado), elacceso actual a obras durante tan-tos años perdidas en los archivosespecializados está al alcance decualquiera.

Estos trabajos pioneros, de losque son deudores muchísimas delas realizaciones de animaciónposteriores, videoclips, juegos deordenador o creaciones publicita-rias nos remiten a un trabajo ba-sado en la perseverancia y la in-vestigación; en la autonomía delautor (gracias a que es más bara-to que el cine tradicional); dondese reúnen dos artes fundamenta-les como son la música y la pintu-ra, creando ilusiones visuales ba-sadas en la concordancia o, enmuchas ocasiones, el contrapunto

(lo que enriquce nuestras sensa-ciones y puebla nuestro imagina-rio de significados estéticos) ydonde el poder de lo mediocre en-cuentra uan salida en estas obrashumildes, cargadas de originali-dad, que parten de narraciones ehistorias diferentes, donde el jue-go y la imaginación se encuentrana flor de piel y donde la libertaddel artista parece mantenerse ‘al-go más’ intacta.

Beatriz Leal Riesco

Dos clásicos olvidadosLEN LYE Y NORMAN MCLAREN

Repasamos la trayectoria de dos de los autores más influyentes en el cine de animación

Muchísimas de lasrealizaciones deanimaciónposteriores,videoclips, juegosde ordenador ocreacionespublicitarias sondeudoras de estostrabajos

(quizás sobrevalorado), WalterRuttman (con sus inolvidablesobras Opus I a IV, realizadas de1921 a 1924) y Oskar Fischinger.Este último gran experimentadorque iniciará el trabajo que mezcla–gracias a la técnica del sonoroóptico que había surgido en 1927-la música y lo animado, como que-da patente desde finales de losaños 20 con sus Studien, precur-sores de los videoclips en su téc-nica de unir imágenes a una me-lodía aceptada por un públicoamplio, tal y como sucedía con sustrabajos: bien distribuídos y co-nocidos por un notable espectrode personas.

Sin embargo, el gran paso enesta búsqueda de efectos artísti-cos en el soporte de la película, nosometidos directamente al man-dato de la narración o la ficciónconvencionales lo dan, apenasuna década después, dos experi-mentadores activísimos y revolu-cionarios en este campo: el neo-zelandés Lye Lie (arriba en la fo-to), que pinta directamente en lapelícula material, con obras tanrelevantes como Kaleidoscope yRainbow dance en los años 30, yel británico Norman McLaren, re-volucionario al crear la ‘pixilla-tion’, que tanta acogida tendríadespués en el cine de efectos es-peciales y en el de animación.

culturas4 TRIBUNA DE SALAMANCA, Domingo, 22 de octubre de 2006CINE

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«cuando me planteo haceralgo en el escenario, lo quequiero es trasmitir sensa-

ciones, crear reacciones más omenos adversas o más o menoscercanas. Si no hay reacción en elpúblico, es que me he equivoca-do. El escenario es un lugar parareivindicar, una cosa u otra, notiene por qué ser algo de una lí-nea determinada. Lanzar cosas,que la gente las reciba y que ca-da uno tenga su opinión», afirmaAlejandro Lucas, componenteúnico de ALTO Teatro, como de-claración de intenciones sobre sutrabajo. Lo ha hecho siempre,tanto con su Dr. Chicle –un paya-so para todos los públicos– comoen sus dos magníficos espectácu-los de títeres, Silencio y Blanco.

Ahora, con su Destroyer –que porfin ha encontrado un hueco muyadecuado en la programación‘Sala Marte’– estira la cuerda ha-cia su lado más incorrecto, el re-verso de la sonrisa blanca de unpayaso tradicional.

Este ‘clown’ se llama Jandriles yha decidido encerrarse en un sóta-no, desencantado de la sociedad. Através de unas inocuas pastillas vadejando aflorar sus distintas per-sonalidades, lo que confiere al es-pectáculo un ritmo de cabaret, connúmeros independientes arropa-dos por la música creada por Im-presionoise y por textos con unavoz en off que complementan laparte escénica. El carácter noc-turno, soterrado y decadente queevoca aquellos cabarets de la Ale-mania de entreguerras constitu-yen el ambiente propicio para latransgresión, para esa interpela-ción directa al público como parteactiva del espectáculo.

Alejandro Lucas juega en estemontaje con el poder de lo simbó-lico aplicando violencia a objetosque inspiran ternura, convierte loprivado en público a través del tra-bajo con su propio cuerpo. Son ac-ciones que no escandalizan a na-die si se muestran, por ejemplo, enuna obra de arte contemporáneo,pero que la magia del teatro, su in-mediatez, hace que provoquen re-

acciones contrapuestas en un pú-blico descolocado que parece pre-guntarse: «¿Por qué me río con es-to?». El payaso, o ‘clown psicótico’como se autodenomina el perso-naje, actúa como una especie demedium que pone ante nuestrosojos, con la exageración que exigelo humorístico, las contradiccio-nes soterradas con las que convi-vimos a diario. «Es una visión másdrástica, más agresiva de las co-sas, pero mi planteamiento no esde ser radical ni de contar cosasdramáticas o tristes –una lecturaque creo equivocada de mis es-pectáculos de títeres– sino plas-

mar cosas que se me pasan por lacabeza y que en la manera de mos-trarlas creo que tienen bastantefuerza», explica Lucas.

Esa tendencia a llegar hasta elfinal, a subvertir códigos y a nohacer un teatro complaciente pa-recen haber otorgado a Lucas unaetiqueta de marginalidad que lesupone una dificultad para exhi-bir con regularidad sus espectá-culos. «No me interesa contar his-torias de humor blanco que se ol-viden al día siguente. Nadie quiereser marginal intencionadamente,son las circunstancias o la com-paración con los demás las que tellevan a ello. La verdad es que mesiento bastante orgulloso, no deser marginal, sino de que hayagente que me considere así. Ytampoco creo que las cosas quehago sean marginales, pero hagolo que me interesa, y si me llevaahí, bien está. Me gusta que hayacontraposición de ideas entre elpúblico. No quiero hacer algo quele guste al 97% de la gente, nuncahay un público tan homogéneo co-mo para eso. Sé que va a ser más omenos minoritario, pero de todasmaneras no estaría muy cómodohaciendo quince bolos al mes, se-ría físicamente demoledor. Lo quepretendo es tener mi huequito»,afirma.

Tal vez nos hayamos acostum-brado a un tipo de teatro más omenos inocuo, que se consume yse olvida rápidamente, y por eso

nos sorprende que lo que ocurreencima del escenario nos interpe-le o nos obligue a tomar partido,a reflexionar sobre lo que se havisto y a valorar distintas formasde hacer. Lucas asegura que «ha-go espectáculos que me gustaríaver como espectador. Quiero queme sugieran, ejercitar la mente,que no te lo de todo comido, quela obra no te convierta en un pú-blico pasivo, sino que tengas quehacer un pequeño esfuerzo paraentrar. Es lo que pretendo ofrecera la gente, que lo consiga o no yaes otra cosa».

El teatro de Alejandro Lucastiene siempre un fuerte regusto atrabajo personal, con un cuidadode los detalles que evidencia unalarga elaboración. Trabaja solodesde hace diez años y asimila in-fluencias del cine o la pintura paraenglobarlo todo dentro de un es-tilo personal, basado en la inme-diatez, los golpes de efecto y lacontundencia. Su imponente pre-sencia física en el escenario haceque su juego de provocación conel público resulte mucho másefectivo. Destroyer es el resulta-do de un camino de investigaciónsobre los límites de la risa y la ca-ra oculta de un personaje tan am-biguo como el payaso para públi-cos con mente abierta.

Antonio Marcos

Me gusta que hayacontraposición deideas entre el público.No quiero hacer algoque le guste al 97%de la gente, nuncahay un público tanhomogéneo comopara eso

ALTO Teatro estrenaen Salamanca suDestroyer, unespectáculo dondeAlejandro Lucasmuestra el envés dela sonrisa plastificadadel payaso. Miércolesy jueves en la Sala Bdel CAEM a las diez ymedia.

5TEATRO culturasTRIBUNA DE SALAMANCA, Domingo, 22 de octubre de 2006

El teatro agitador de ALTO

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Esto: ¿Hacia dónde?

Tras la sombra del 11-S

la respuesta a la pregunta con que se encabeza lareseña, es el título de la novela: hacia el mar. Aho-ra bien: ¿qué es el mar? El mar, al menos en el

mundo estético, parece ser un ente colmado de tópi-cos: un lugar de idílico placer contemplativo, un re-manso en el que dejar perder el pensamiento, un en-cuentro con la paz interior y con nuestro espíritu sa-tisfecho con su pasado… Un lugar azul, un horizonte.Una visión romántica, un ojalá, cuya única contra-partida, en el mundo literario, fue su versión comoplaza donde batallaron los héroes de Conrad y Ste-venson, quienes son, a juicio del que escribe y másaún tras la lectura del libro de Banville, los mejores es-critores de la historia. Para no llamar a engaño, co-menzaremos diciendo que Banville se encuentra có-modo en ese refugio de lugares comunes (o, por men-cionarlo con un galicismo que acierta de pleno con elanálisis, un refugio de ideas recibidas). Basta echar-le un vistazo al argumento, tan tenue como carente deimportancia: un deprimido escritor que enviudó ha-ce un año, busca consuelo en la región de la costa ir-landesa donde de niño acostumbraba a veranear consus padres. Lo demás, ya se sabe: recuerdos de losamigos más especiales que tuvo, roces con la gentecon la que comparte espacios sin convivir, enfrenta-mientos con una hija que está pasando la última eta-pa de su adolescencia… y un insólito suceso del pasa-do, conocido como la ‘extraña marea’, que, cómo no,llevará implícita una tragedia.

Hay que agradecer a Banville su franqueza. Enseguida coloca las cartas sobre el tapete, boca arriba,de tal manera que arroja fuera de la narración al lec-tor que no comparta su juego. ¿Y en qué consiste esejuego? Básicamente, en su intención de ser impre-sionista, es decir, de captar los instantes, los deta-lles que componen un cuadro embriagado de sensa-ciones. De ahí que haya recurrido a la primera per-sona como sujeto narrativo, para permitirse la li-

bertad de divagar, de rumiar asociando sensacionesa momentos, a tenues episodios sin relato. Dicho deotra manera, el narrador se estudia a sí mismo cons-tantemente, pasando, con el rigor de la memoria, deun tiempo a otro. Y así, este observador meticulosomuestra demasiada confianza en su estilo como gan-cho de atracción, de tal manera que el impresionismova quedando atrás, y ese punto de falta de imagina-ción del que adolece nos lleva hasta un libro barroco,narcisista. Quien quiera entrar en su juego, a quien ledivierta, se le dará la bienvenida. Pero al que le cues-te soportar composiciones retóricas como «La pér-dida, el dolor, los días sombríos y las noches de in-somnio, esas sorpresas tienden a no quedar regis-tradas en la placa fotográfica de la imaginación pro-fética», le desaconsejamos que hinque el diente a esteprisma de doscientas y pico páginas. Basta revisarun poco esa frase para comprender que, tratándosede un ser melancólico, pérdida, dolor, días sombríos einsomnio son la misma cosa. En este caso, un afán derellenar páginas que, por alguna razón que se me es-capa, contribuyó a que los miembros del jurado dePremio Man Booker optaran por esta novela comoganadora. Se supone que ellos dieron con la clave so-bre qué pretende la suma de huellas de la memoria,de estupor declarado y nostalgia sin recato. Y es queBanville no es Proust: el pasado platónico carece delpeso del polvo retozando en el aire.

Cabe destacar, eso sí, la intuición de la preguntaclave en la obra: «¿Dónde está la gente?» que jamás seformula en voz alta. Ahora bien, si alguien es capaz deaguantar el monólogo de un tipo capaz de repro-charle a su hija su ausencia durante la convalecenciade la madre por encontrarse estudiando fuera del pa-ís, que abra esta novela. Los demás, guardaremosuna prudente distancia.

Ricardo Martínez Llorca

mike Mar-tin, un ve-terano de

guerra de cuarentay cuatro años, se hajubilado de loscuerpos especialesde élite del ejércitobritánico. Ahora sededica a restaurarla vieja casa decampo que ha com-prado y lleva unavida apacible y fe-liz. Pero Mike, ade-

más de una notable hoja de servicios,posee unas interesantes características.Su padre trabajaba en una empresa pe-trolera y Mike fue educado en Irak. Porotra parte, sus facciones no son propia-mente británicas. Los rasgos y el tonode piel, heredados de su abuela india, nole distinguían de sus compañeros de es-cuela y puede pasar por un iraquí o, másexactamente, por un afgano. De ahí quelos servicios de inteligencia británicosse interesen por él. Los últimos y gra-ves acontecimientos políticos –los aten-tados a las Torres Gemelas y en el me-tro de Londres– han aumentado la ne-cesidad de captar y descifrar todo men-saje en árabe que circule en la red.Todos los recursos son pocos para in-

tentar evitar un nuevo atentado terro-rista. Los expertos afirman que algomuy grave se está tramando, pero sonincapaces de predecir cómo, dónde ycuándo. Ahí entra en escena Mike. Elplan es enormemente arriesgado. Mikees instruido durante meses en la culturay el idioma afgano. Se trata de darle unanueva identidad, la de Izmat Jan, unguerrillero afgano que lleva cinco añosencarcelado en Guantánamo. Tras va-rios meses de preparación, el gobiernoamericano anuncia que Izmat Jan serádeportado a su país. Así es como Mikees lanzado al terreno enemigo. Mikeconsigue enviar mensajes a sus supe-riores. Solo de ese modo es posible queestos consigan abortar los planes de laorganización terrorista. Pero ¿serán ca-paces de rescatar a Mike del corazón delinfierno?

De esta manera arranca el nuevo li-bro que ratifica a Forsyth como el maes-tro del thriller político, tras numerosasobras llevadas al cine con gran éxito.Una obra seriamente documentada, enla que el autor de El Chacal traza un de-tallado perfil del terrorismo islámico ydonde plantea, a través de una sólidatrama, la crítica situación que atraviesael mundo actual. Entre los pros, encon-tramos unas descripciones absoluta-mente fieles a los diferentes escenarios

islámicos donde se desarrolla la tramacentral. Además, los giros linguísticos,las notas aclaratorias y la narración di-recta y sencilla atrapan al lector en lahistoria, familirizándolo con rapidez enlas desconocidas para muchos costum-bres orientales.

Entre los contras, un protagonista po-co perfilado que no impide desarrollarcon profundidad la trama y el desenla-ce. Tras numerosas obras dedicadas alterrorismo político, el autor de El Chacalse atreve a indagar en el polémico mun-do del terrorismo islamista, tan de ‘mo-da’ en los últimos años tras los atenta-dos de Nueva York, Madrid o Londres.Sin recaer en la sensiblería barata,Forsyth presenta los diferentes postula-dos que generan la ideología de las célu-las de Al Qaeda, así como las múltiplesvías de financianción que las mantieneny permiten la realización de actos terro-ristas en medio mundo. Sin duda la te-mática –aderezada con una delicadamezcla de suspense y acción–, lograráque los lectores se involucren en estaobra, de menor paginado que algunas alas que nos tiene acostumbrados este au-tor, aunque más madura y atrevida queel resto. Sin duda, una buena opción pa-ra los fríos días que vive esta provincia.

Luis Barreda

JOHN BANVILLE

El mar

Traduccción de Damián Alou

Anagrama, 2006

219 pp. / 15 euros

culturas6 TRIBUNA DE SALAMANCA, Domingo, 22 de octubre de 2006LIBROS

El Franco delque nadie habló

¿Hubo algún fenómeno sobrenaturalque influyera en el régimen franquista?¿Vivieron los personajes clave de la dic-tadura algún extraño suceso que condi-cionara los acontecimientos posterio-res? Religión, superstición y mitos se en-tremezclan en esta visión diferente dela historia de España más reciente. Edi-ciones Temas de Hoy ofrece a sus lecto-res este provocador libro en el que losperiodistas José Lesta y Miguel Pedrerodescubren sus sorprendentes hallazgostras entrevistarse con muchos de losprotagonistas de los sucesos más in-quietantes que tuvieron lugar durantela dictadura. Entre los misterios desve-lados se encuentra el facilitado por es-pías del norte de Marruecos durante lasguerras del protectorado, quienes saca-ron a la luz las famosas actas que exis-tían en la década de 1930 que demostra-ban el intento reiterado de Franco paraentrar en la masonería española. Unaobra que esconde un gran trabajo de do-cumentación de sus autores.

FREDERICKFORSYTH

El afgano

Plaza & Janes, 2006

336 pp. / 21 euros

John Banville ganó el Premio Man Booker con un libro narcisista, barroco y un punto falto de imaginación

J. MOSQUERA YM. PEDRERO

Franco, Top Secret

Temas de Hoy, 2006

232 pp. / 18 euros

Lo fantásticoen Europa

Desde las áridas tierras de la antiguaGrecia hasta las brumosas montañas deEscandinavia, desde los tupidos bosquesde la Selva Negra hasta las sinuosas ca-llejuelas del Madrid de los Austria, lo fan-tástico, lo terrorífico, lo inquietante, re-corre como un viento frío toda la culturaeuropea. Y de su importancia e incon-testable categoría artística da fe Europaimaginaria. Cinco miradas sobre lo fan-tástico en el Viejo Continente, obra co-lectiva donde diversos especialistas enartes plásticas, literatura, mitología y, es-pecialmente, cine, abordan diferentes as-pectos y manifestaciones de una mate-ria cultural tan vasta y apasionante. Sien el prólogo de Juan Antonio MolinaFoix ya podemos advertir las complejasraíces mitológicas y antropológicas de losiniestro y lo maravilloso en Europa, Pi-lar Pedraza nos invita a adentrarnos enesas mansiones oníricas, terroríficas,que pueblan la literatura y el cine del Vie-jo Continente. Latorre, de la mano de losgrandes escritores fantásticos europeos–Hoffmann, Wells, Buzatti, ...–, nos pro-pone un viaje extraordinario.

VARIOS AUTORES

Europa imaginaria. Cincomiradas sobre lofantástico en el ViejoContinente

Edición de Antonio José Navarro

Valdemar, 2006

192 pp.

El maestro del suspense político aborda el delicado asunto del terrorismo islamista

N O V E D A D E S

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mo la más hermosa joya de un im-perio fascinante a caballo entreoriente y occidente, tradición y mo-dernidad, se encuentra la cuestióninnegable de que el Nobel se haconvertido en un árbitro políticode la situación actual.

Nada es gratuito en estos pre-mios, la elección de Pamuk nos de-vuelve la compleja dualidad deTurquía, laica y musulmana, mo-derna y milenaria, europea y orien-tal como una metáfora exquisita dela situación actual en la que se en-frentan religiones, culturas, visio-nes contrapuestas, delicados equi-librios económicos y odios ances-trales. Turquía nos resulta un la-boratorio ideal para experimentarlos cambios inminentes de una re-alidad sometida de forma brusca,violenta e inequívoca a la moder-nidad –Ataturk, el fundador de laTurquía actual llegó hasta el ex-tremo de volver laica la vida coti-diana con leyes más allá del espa-cio íntimo– que contempla Europacomo un escenario deseable y a lavez envenenado. La Turquía quecondenó a Pamuk por afirmar quehubo un genocidio armenio –ne-garlo en la actulidad es delito enFrancia– ahora le felicita oficial-mente por situar el país, ese mis-mo país del que salieron los caza-bombardeos norteamericanos pa-ra invadir Irak, en primera línea,no precisamente de fuego. Turquía

no es una cuestión de talento.Que lo tiene y desbordado.Ni una cuestión de edad, es

escandalosamente joven para losparámetros de un Nobel, cincuen-ta y cuatro años no son nada quediría el tango. Es, sencillamente,una cuestión de intereses, y políti-cos además. Calibrar la importan-cia literaria de Pamuk como escri-tor y personalidad pública a caba-llo entre dos mundos ha sido unatarea gozosa por parte de los pe-riódicos y cenáculos literarios en-tusiasmados con la elección de es-te turco genial que se atrevió a afir-mar la evidencia y sufrió por elloun proceso tan absurdo como el deKafka. Soterrada por su inmensotalento, por novelas tan difíciles,hermosas y densas como Mi nom-bre es rojo, Nieve y la más recienteEstambul, ciudad y recuerdos, enla que la ciudad otomana brilla co-

que nos sitúan en estos tiempos decambio y de obviedades son per-fectamente legítimas. El único pro-blema es que dejan en la cuneta aescritores cuyo exotismo resultamenos evidente. Pienso en la can-didatura siempre arrinconada deautores como la inglesa Doris Les-sing, el norteamericano PhiliphRoth o el peruano Vargas Llosa. Laedad en ocasiones es un detalle atener en cuenta. Lessing fue la pri-mera autora que advirtió el con-flicto en Afganistán en uno de susúltimos ensayos, y sus tempranasdisquisiciones narrativas sobreÁfrica la sitúan aún más lejos que aJ. M. Coetzee, el escritor premia-do en el 2003 por su visión san-grante del continente negro. Les-sing no hace declaraciones reso-nantes, Lessing no grita a la ma-nera de Harold Pinter, el británicopremiado en el 2005 que aprove-chó la tribuna pública para discre-par violentamente con el presi-dente norteamericano. Lessing esmujer, pero sus obras no tienen elferoz componente sexual y doloro-so que exhiben la prosa y el teatrode una Elfriede Jelinek premiadaen el 2004 cuando ya era obvio quese necesitaba el nombre de una au-tora mujer ya que desde la poetapolaca Szymborska, Nobel del1996, ninguna había sido destacadacon tan cuidadoso galardón. El ma-pa de los premios es muy significa-tivo, recorre continentes, respon-de a las cuestiones puntuales de laépoca, restaña heridas y nos hacereflexionar sobre algo más que lamera literatura. Es tan obvio comoeso. El problema, repito, es la edad,cuando la literatura de Roth se tiñede muerte adivinamos un hálito dedespedida que produce escalofrí-os, cuando pasan los años y el ma-yor constructor de ficciones quetenemos en lengua castellana nogana el Nobel –hay un cierto re-gusto amargo año tras año al nover el nombre de Vargas Llosa–nos preguntamos hasta qué puntoel Nobel no se ha convertido en unatribuna política que en ocasionesdebe recordar ciertos principiosbásicos de justicia poética.

Me gusta Pamuk, su aposturaaparentemente desgarbada, surostro franco , su sonrisa desbor-dada, la imagen que nos devuelvenlos medios de comunicación de unhombre escondido en su gruta delibros, las ventanas abiertas a unpaisaje mítico de minaretes y teja-dos abiertos al Bósforo. Es mi par-ticular pasión turca, mi esperanzaprivada de que los puentes no sólounan extremos de un Cuerno deOro en el que el té se deja caer des-de las alturas como un chorro devida entre dos conversaciones de-tenidas. El turco es una lengua in-creíblemente bella. La alfombramágica nos devuelve al espacio re-cubierto de la seda de los sueños,esos sueños que se vuelven pesa-dillas cuando salpica la sangre. Eltributo inevitable del cambio.

Charo Alonso

Delicias turcasORHAN PAMUK

El último ganador de elPremio Nobel deLiteratura fue valiente yprocesado y hoyTurquía le felicitaoficialmente. Nosmetemos en losvericuetos de ungalardón muy político.

El mapa de lospremios es muysignificativo, recorrecontinentes, respondea las cuestionespuntuales de la época,restaña heridas y noshace reflexionar sobrealgo más que la meraliteratura. Es tan obviocomo eso

7LIBROS culturasTRIBUNA DE SALAMANCA, Domingo, 22 de octubre de 2006

Orhan Pamuk, premiado con el Nobel de Literatura la pasada semana

es así, hermosa, compleja, someti-da a tensiones tan intensas que sedesgarra la bella alfombra de Ca-padocia cuyos colores y diseñosnos fascinan por igual a todos loseuropeos. Perdidos en el Gran Ba-zar de nuestros sueños, Turquía serevela como un espacio apto paratodo tipo de pasiones que, en oca-siones, se tiñe de sangre propia yajena cuando los kurdos reivindi-can su derecho a un país y los fun-damentalistas resuenan con el es-truendo de las bombas. La fasci-nación por la prosa compleja dePamuk me recuerda El Cairo bu-llicioso y múltiple de otro Nobel ge-nial, Nafouz, muerto recientemen-te, cuyas novelas abarcaban del to-do una ciudad que es algo más queun espacio habitado en medio delos nudos gordianos de la historia.Condensar la esencia de Estambul,de El Cairo y convertirla en perfu-me de sus calles y sus gentes es unejercicio magistral de narrador defuste. De amante entregado, de co-nocedor experto, de visitante asi-duo de calles, cafés y gentes: «Esadependencia de Estambul signifi-ca que el destino de la ciudad erael mío, porque es ella quien ha for-mado mi carácter», afirma el es-critor, un reconocido puente entredos mundos, dos culturas queacepta aún reconociendo que lametáfora está un poco gastada.

Gastadas o no, las metáforas

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Vidas fragmentadas

Altas cotas narrativas

en 2004 Richard Sennett ofreció en la Universi-dad de Yale tres conferencias que pretendíanser una presentación panorámica de la totali-

dad de sus investigaciones acerca del trabajo. El re-sultado final de aquellas conferencias es este libroque, basándose en su análisis de las metamorfosis delcapitalismo, se centra en tres importantes aspectosdel mundo en que vivimos: al trabajo se añaden el ta-lento y el consumo; o, en otras palabras, este libro tra-ta de: en primer lugar, cómo están cambiando las ins-tituciones; en segundo, cómo en una ‘sociedad de ha-bilidades’ el temor a quedarse rezagado se relacionacon el talento; y en tercero, la relación entre la con-ducta de consumo y las actitudes políticas.

Richard Sennett, según él mismo explica, dedi-ca horas a escuchar a la gente, prestando atención alo que hace que las personas se contradigan o bien alcallejón sin salida en que penetran en su intento porcomprender. Al hacerlo, «el entrevistador no oye uninforme defectuoso, sino que, más bien, escucha unainvestigación subjetiva de la complejidad social». Ri-chard Sennett se toma la «grande e imperdonablelibertad» de hablar en parte en nombre de la gente ala que ha entrevistado, aun cuando sabe que «la ma-yor parte de la realidad social es ilegible para la gen-te que trata de darle sentido».

Una frase afortunada. Si hay una palabra quepueda resumir por sí sola el mundo en que vivimos,esa palabra es ‘ilegible’. Si tenemos en cuenta que lanuestra es por encima de todas una época de mediosde comunicación, podemos sospechar que estos sir-ven ante todo para confundirnos sobre el carácterde este mundo. Por eso tienen tanto sentido los li-bros que intentan deshacer la maraña y compren-derlo, siquiera parcialmente.

Si nuestro modo de ser y de pensar está deter-minado por las condiciones de nuestro trabajo, el pa-so del estado del bienestar al neoliberalismo actual a

la fuerza ha tenido que hacer mella en nosotros. Sen-nett lo examina sin acritud, pero con firmeza: «Lafragmentación de las instituciones ha dejado en es-tado fragmentario la vida de mucha gente», dice casial comienzo del libro, y una página más adelante: «Só-lo un determinado tipo de seres humanos es capazde prosperar en condiciones sociales de inestabili-dad y fragmentariedad». Este tipo de ser humanotiene que hacer frente a tres desafíos: la necesidadde manejar las relaciones a corto plazo; el desarro-llo continuo de nuevas habilidades; y la renuncia a labiografía personal, que ha dejado de ser un mérito.

El sociólogo inglés Richard Sennett, profesor de lafamosa London School of Economics, ha dedicado sutiempo a estudiar en especial el impacto de los cam-bios del capitalismo sobre las personas, la familia, lamanera de pensar y comportarse... En esto se cen-tra su libro estrella, La corrosión del carácter, querecibió el premio Europa de sociología y que el lec-tor puede encontrar en la editorial Anagrama. Ads-crito a lo que él llama ‘centro izquierda’ (otros no lla-maríamos así a los gobiernos de Tony Blair con losque ha trabajado), Sennett cita mucho más a MaxWeber que a Marx, y su trabajo parece hundir susraíces en La ética protestante y el espíritu del capi-talismo. En nuestra lengua pueden encontrarse tam-bién (aunque no muy fácilmente) La autoridad(Alianza, 1982), y El respeto (Anagrama, 2003).

La cultura del nuevo capitalismo se lee con agra-do, con facilidad, y sobre todo, con gran interés. Sinduda, es uno de los libros más interesantes que hancaído en mis manos a lo largo del año, y me atrevo apronosticar que el lector que haga el esfuerzo de abrirun libro de título tan poco sensual, lo cerrará pocos dí-as después con la sensación de haber invertido biensu tiempo.

Garcimuñoz

ignacio Padillaes, junto a JorgeVolpi –también

de actualidad por lareciente publica-ción de No serás latierra–, el más des-tacado miembro delCrack, el grupo lite-rario mexicano quedesde mediados dela década de 1990 sepropuso renovar lasletras hispanoame-ricanas con una

propuesta literariaculturalista y posmoderna. Desde la pu-blicación, en 2000, de la magnífica Am-phitryon (por la que obtuvo el PremioPrimavera de Novela), Padilla –quien,por cierto, se doctoró en la Universidadde Salamanca con una tesis sobre El Qui-jote– ha venido desarrollando una obraque ha tenido en el tratamiento de la te-mática del mal y en el cuidado uso dellenguaje sus dos principales señas deidentidad. Su estilo ha dotado a toda suproducción de una personal impronta altiempo que le ha elevado, a pesar de sujuventud, a un lugar privilegiado dentrode la narrativa hispánica. Elegante y re-pleta de reverberaciones clásicas, la es-critura del autor mexicano fluye con rit-

mo a pesar de su complejidad sintáctica,atrapando al lector gracias a su carácterenvolvente y evocador.

Frente al ensimismamiento y a la au-torreferencialidad tradicionales de la li-teratura hispanoamericana, La Gruta delToscano refleja el interés cosmopolita dePadilla –análogo al de varios de sus com-pañeros de generación– al utilizar comoescenario de la historia la cordillera delHimalaya. En ese paisaje montañoso,presentado de forma nebulosa a mediocamino entre la realidad y la fantasía,aparece una misteriosa gruta que pareceser la representación terrenal del Infier-no de Dante Alighieri. Atraídos por su ca-rácter infernal y mítico, diversos perso-najes de todo el mundo acuden hasta ellapara intentar desentrañar su misterio.Sus aventuras, marcadas por el afán depoder pero condenadas siempre al fra-caso, configuran la estructura de la obra,cuya unidad argumental viene dada porel marco espacial en el que se ubica la ac-ción y por la constante presencia delsherpa Pasang Nuru, un personaje le-gendario y ensoñador dotado de cualida-des suprahumanas como hablar con flui-dez y sin necesidad de aprendizaje pre-vio todos los idiomas. Creado con unaevidente función referencial y unitaria,el protagonista –en cuya construcción sedetectan no pocos ecos del realismo má-

gico– no logra, sin embargo, ensamblartodas las piezas de la novela, que en al-gunos momentos no parece sino la suce-sión de una serie de relatos construidosalrededor de la mítica de un personaje yun escenario. Esa fragilidad, único ele-mento achacable a la novela, es superadagracias a la maestría con la que el escri-tor mexicano –que acostumbra a mane-jarse mejor en las distancias cortas–compone las historias vertebradas alre-dedor de la gruta y por el simbolismo queotorga a cada una de ellas, constituidasen alegorías de los círculos infernalesdantescos.

Como Joseph Conrad, Herman Mel-ville o Ernest Hemingway, Padilla logratrascender el esquema de las narracio-nes tradicionales de aventuras para ar-ticular una trama que, más allá de mos-trar la típica oscilación del péndulo de lamuerte sobre la lucha del individuo con-tra la naturaleza, se interroga por laatracción del mal y por la obsesiva am-bición con la que el ser humano se arras-tra hacia el peligro y hacia lo desconoci-do. A través de la anécdota argumentalde la exploración, La Gruta del Toscanovertebra así una reflexión metafísica dedimensiones universales sobre la esen-cia humana.

Javier Sánchez Zapatero

RICHARD SENNETT

La culturadel nuevo capitalismo

Traducción de Marco AurelioGalmarini

Anagrama, 2006

187 pp. / 15 euros

culturas8 TRIBUNA DE SALAMANCA, Domingo, 22 de octubre de 2006LIBROS

La escritura deGuy Davenport

Uno de los rasgos más notables dela escritura de Davenport estriba enhacer llegar la conversación ‘téte a té-te’ al territorio de los libros. Sus en-sayos no carecen de los ingredientesque hacen de la charla una forma ame-na y familiar de renovar las sales delespíritu. Elocuencia, sentido del hu-mor, cierta aura transparente de mis-terio y el talento necesario para pro-vocar la simpatía y la devoción de suslectores son las huellas más sobresa-lientes del estilo davenportiano. Laprosa de Davenport es también unaafirmación de la vida, la celebraciónde la luz que se encuentra al final deun túnel tortuoso y contradictorio sise piensa, por un lado, en las atroci-dades que le han dado sustancia his-tórica a este siglo, y por el otro, en laplenitud de sus manifestaciones ar-tísticas Guy Davenport (1927-2005) sedoctoró en Filosofía por la Universi-dad de Harvard con una tesis sobreEzra Pound.

IGNACIO PADILLA

La Gruta del Toscano

Alfaguara, 2006

314 pp. / 18 euros

Richard Sennett describe de manera muy interesante el impacto de los cambios del capitalismo

GUY DAVENPORT

El museo en sí

Pre-Textos, 2006

380 pp. / 30 euros

Descubrimientode una novelista

En El embarazo de mi hermana la na-rradora nos describe, con insólito ta-lento y bajo forma de diario, el emba-razo de su hermana mayor; y lo hace deuna manera aparentemente fría y ana-lítica aunque no exenta de ironía, sinahorrarnos ningún detalle sobre losproblemas de peso, la bulimia, los an-tojos. Así, pasada la fase de las nauseas,la embarazada recupera su voraz ape-tito y se pone a engullir compulsiva-mente una mermelada de pomelo quele prepara su hermana, episodio claveque llevará el relato a un inesperadodesenlace. Metáfora de la soledad y delsentimiento de pérdida para la mujerjaponesa de hoy en día, esta parábolase empieza leyendo con fascinación yluego no sin algo de pavor.

Creadora de un universo obsesivo yposeedora de una escritura de exigen-cia, economía y agudeza notables, YokoOgawa, autora de culto en Japón, Fran-cia y Alemania, gracias a esta obra,vendió más de 300.000 ejemplares yfue galardonada con el prestigioso Pre-mio Akutagawa en 1991.

YOKO OGAWA

El embarazo de mi hermana

Trad. y postfacio de YoshikoSugiyama. Ilustraciones de AifosÁlvarez

Funambulista, 2006

128 pp. / 14,95 euros

Ignacio Padilla se sumerge en una especie de Infierno de Dante para hablar de la atracción del mal

N O V E D A D E S