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FOCUS on the Global South ALBA La respuesta venezolana al “libre comercio”:la Alternativa Bolivariana para las Américas Por David Harris y Diego Azzi Occasional P aper: 3 Focus on the Global South, c/o CUSRI, Chulalongkorn University, Wisit Prachuabmoh Building, Bangkok-10330 Thailand Ph: 66-2-2187363-65, Fax: 66-2-2559976 ISBN: 974-03-1792-8 Alianza Social Continental Rua Formosa, 367 - 4to andar -cj. 402 Centro - São Paulo - Brasil Ph: +55 11 21040767

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FOCUS on theGlobal South

ALBA La respuesta venezolana al “libre comercio”:la Alternativa Bolivariana para las Américas

Por David Harris y Diego Azzi

Occasional Paper: 3

Focus on the Global South, c/o CUSRI, Chulalongkorn University, Wisit Prachuabmoh Building, Bangkok-10330 ThailandPh: 66-2-2187363-65, Fax: 66-2-2559976

ISBN: 974-03-1792-8

Alianza Social ContinentalRua Formosa, 367 - 4to andar -cj. 402Centro - São Paulo - BrasilPh: +55 11 21040767

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Documentos Ocasionales

Focus on the Global South publica de vez en cuando una serie de documentos ocasionales. Aunque algunos de los autores son funcionarios de Focus o investigadores invitados, también aceptamos propuestas de indivíduos y organizaciones que quieran enviarnos trabajos para publicar. El objetivo de la serie es publicar nuevas investigaciones y análisis políticos sobre temas de importancia clave, surgidos de los procesos de globalización económica y militarización y de las fuerzas antagóni-cas que les oponen resistencia y alternativas.

Las opiniones expresadas en esta serie son de los autores y no necesariamente reflejan los puntos de vista de Focus on the Global South y la Alianza Social Continental.

Los editores

Focus on the Global South es una organización sin fines de lucro que hace campañas y análisis político y trabaja en coaliciones y campañas nacionales, regionales e internacionales junto con movimientos sociales y organizaciones de base, en torno a los problemas centrales que aquejan al Sur global. Fundado en 1995, Focus está asociado al Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad de Chulalongkorn (CUSRI) en Bangkok, Tailandia.

La Alianza Social Continental (ASC) es una red de movimientos sociales y organizaciones de la sociedad civil de las Américas, unidos en la resisten-cia contra los tratados de libre comercio en la región, abordando asimismo los problemas de la justicia social y la integración continental de nuestros pueblos. La iniciativa de crear la ASC surgió de la sociedad civil en 1997, y su organización se formal-izó en abril de 1999.

Los autores

Diego Azzi es graduado en Sociologia de la Universi-dad de San Pablo, donde actualmente está termi-nando su tésis de grado Máster –un estudio sobre los cambios en la cultura política del activismo. Se graduó en la Universidad de San Pablo en 2004. [email protected] David Evan Harris está terminando sus estudios de grado Máster en la Universidad de San Pablo, con una tesis sobre las relaciones entre las trabajadoras domésticas y sus patrones en Estados Unidos y Brasil. Es graduado de la Universidad de Berkeley en California, donde obtuvo la licenciatura en Economia Política del Desarrollo. Es asimismo el director del proyecto Global Lives (www.GlobalLives.org) [email protected]

Agradecimientos

La producción de este documento no hubiera sido posible sin el apoyo de nuestros generosos editores e informantes de los cuatro continentes. Nicola Bullard, Mary Lou Malig y Walden Bello de Focus on the Global South fueron quienes nos alentaron inicialmente a abordar éste tópico y nos brindaron comentarios útiles a lo largo del proceso de su redacción.

Agradecemos asimismo a Alec Bamford, Gonzalo Berrón (Alianza Social Continental), Maureen Santos (Red Brasileña por la Integración de los Pueblos – REBRIP, Rio de Janeiro), Maité Llanos (Campaña Continental de Lucha contra el ALCA), Gustavo Codas (Central Única de Trabajadores – CUT, Brasil), Emma Schwartz (Legal Times), Dorian Fougères (Universidad de Berkeley, California), Jeff Woods, Lauren Baker (Center for International Environmental Law – CIEL) y Flavio Lino (O Globo).

Edición

Alec Bamford y Nicola Bullard

Contactos

Focus on the Global SouthCUSRI, Chulalongkorn UniversityBangkok 10330 TailandiaTel: +66 2 218 7363-65Fax: +66 2 255 9976Web: www.focusweb.org

Alianza Social Continental Rua Formosa, 367 - 4to pisoCEP 01049-000 San Pablo, BrasilTel: + 55 11 2104 0767/8Fax: + 55 11 2104 0751Web: www.asc-hsa.org

ALBA – La respuesta venezolana al “libre comercio”: la Alternativa Bolivariana para las Américas Documentos Ocasionales número 3San Pablo, Brasil - Bangkok, TailandiaOctubre 2006

ISBN Number: 974-03-1792-8

FOCUS on theGlobal South

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ALBA La respuesta venezolana al “libre comercio”

ÍndiceSiglas utilizadas

Síntesis

Chávez intocable

La alternativa bolivariana

Descifrando el continente: imperio ... e imperio

Iniciativas de integración en América Latina

El ALBA, la OMC y el G20

La participación popular en el ALBA

Los movimientos sociales: importantes puntos de apoyo

Propuestas concretas para la institucionalización del ALBA

Perspectivas de futuro del ALBA, desglosadas por país

Bajo el gobierno de Morales, Bolivia se transforma en el miembro más nuevo del ALBA

Cuba como co-fundador del ALBA

El papel ambiguo de Brasil en la región

Las relaciones complejas de Brasil con Estados Unidos

Kirchner en Argentina: partidario clave del ALBA

Las elecciones en México agudizan la división regional

Novedades regionales

Estados Unidos “preocupado” con PetroCaribe y PetroSur

Emergen dificultades en la formación del MERCOSUR

ALBA: ¿un modelo que trasciende el hemisferio occidental?

Conclusiones

Cronologia del ALBA

5

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28

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ALBA La respuesta venezolana al “libre comercio”

ALBA La respuesta venezolana al “libre comercio”

Siglas utilizadas

ALBA – Alternativa Bolivariana para las Américas

TLCAC/CAFTA – Tratado de Libre Comercio de América Central

CLOC – Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo

CSN – Comunidad Sudamericana de Naciones

TLC – Tratado de Libre Comercio

ALCA – Área de Libre Comercio de las Américas

MERCOSUR – Mercado Común del Sur

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ALBA La respuesta venezolana al “libre comercio”ALBA La respuesta venezolana al “libre comercio”

La Alternativa Boliviariana para las Américas (ALBA) es la primera iniciativa de integración regional que no se funda principalmente en la liberalización del co-mercio sino en una nueva vision de bienestar social y equidad. Las alternativas son en general tan teóricas que son impracticables, o de escala tan microsocial que su proyección a otras dimensiones representa grandes desafíos; el ALBA es de gran escala y se está concretando en cada vez mayor medida. Aunque muchos aspectos del proyecto aún no se han llevado a la práctica o recién se encuentran en vías de ser implementados, y a pesar de algunas contradicciones evidentes entre teoría y práctica, el ALBA constituye un estudio de caso impor-tante.

El hecho que los presidentes Chávez, Castro y más recientemente Morales, de Venezuela, Cuba y Bolivia respectivamente –los tres cucos principales del imperialismo neoliberal—sean quienes lo dinamizan, sólo hace que la historia del ALBA sea mucho más interesante. Cuando el Presidente de EEUU George Bush aparece en América Latina promoviendo el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), generalmente es recibido con frialdad; cuando Chávez llega con el ALBA se lo recibe como a un superestrella de la música rock.

La respuesta venezolana al “libre comercio”: la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), de David Harris y Diego Azzi, brinda un análisis detallado y una evaluación crítica del proyecto del ALBA hasta la fecha.

Concretamente, el ALBA se ha traducido hasta la fecha en un intercambio de petróleo barato venezolano por médicos y profesionales de la salud cubanos. Eso incluye la ‘Operación Milagro’ cuyo propósito es operar gratuitamente cada año a 600.000 ciudadanos latinoamericanos y del Caribe que padecen enferme-dades oculares, además de cubrir sus gastos de alojamiento y transporte hasta Cuba. Con su ingreso reciente al ALBA, Bolivia obtuvo médicos y maestros, asistencia técnica para el manejo de su industria de extracción de hidrocarbu-ros, y un mercado para sus frijoles de soja; su aporte, entretanto, consta funda-mentalmente de sus reservas de gas natural.

Síntesis

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ALBA La respuesta venezolana al “libre comercio”

haberse esfumado con la usurpación del triunfo de An-drés Manuel López Obrador en las elecciones presiden-ciales. La posición de Brasil es importante, en tanto que es la mayor economía de la región y aspirante a miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU –pero también es muy conflictiva. Por una parte, las políticas del gobierno de Lula contra la pobreza deberían encajar per-fectamente con el esquema del ALBA. Pero la empresa estatal insignia del Brasil, Petrobras –que goza de gran prestigio en ese país—no se diferencia mucho de cualqui-er otra empresa multinacional en su funcionamiento en los países vecinos. El documento también presenta una com-paración rápida que contrasta el ALBA con otros agrupa-mientos regionales en otras partes del mundo.

La sección final de conclusiones señala que aun cuando la sociedad civil en muchos países simpatiza y se entusi-asma con el ALBA, su puesta en práctica también corre grandes riesgos. Los autores concentran su atención en las amenazas que lo acechan desde adentro de los países más importantes del ALBA. Pero un contéo rápido de pa-labras revela el verdadero peligro que se cierne sobre le ALBA como una sombra oscura: el texto central contiene la palabra Venezuela/venezolano/a 83 veces, Bolivia/bo-liviano/a aparece 77 veces y Cuba/cubano/a 49 veces. Pero Estados Unidos aparece 74 veces. Y no hay indicios de que EEUU jamás se vaya a hacer miembro del ALBA.

Focus on the Global SouthBangkok, Tailandia

Alianza Social Continental San Pablo, Brasil

Octubre 2006

Harris y Azzi brindan una síntesis histórica de los ante-cedentes de la hegemnonía política y económica de EEUU en la región, y comparan el ALBA con otras iniciativas de integración regional, específicamente la Comunidad Su-damericana de Naciones (CSN), el MERCOSUR, el ALCA y los Tratados de Libre Comercio bilaterales entre EEUU y distintos países de la región. Estas otras iniciativas re-spaldan francamente al modelo neoliberal que perpetúa la hegemonía de EEUU en la región, o en el mejor de los casos no lo cuestionan. El ALBA, en contraste, le hace frente al Consenso de Washington. Los autores señalan asimismo que, a diferencia de otros agrupamientos regio-nales, el ALBA no ha jugado prácticamente ningún papel hasta la fecha en ámbitos internacionales como la OMC o el G20.

A partir de la poca documentación disponible, Harris y Azzi intentan bosquejar cuáles podrían ser eventualmente los contornos del ALBA. Hay un puñado de propuestas concretas que se explicitan. Entre ellas, el presupuesto participativo en el ámbito local, referendos revocatorios, y declaraciones públicas de los ingresos de los funcionarios electos, mecanismos de participación pública y un con-junto de ámbitos de diálogo entre funcionarios oficiales de la región. Pero la proyección del ALBA es inmensa y abar-ca 19 áreas temáticas: 1. Petróleo y energía; 2. Trans-porte e Infraestructura; 3. Fuerzas Armadas; 4. Deuda Externa; 5. Finanzas, créditos e inversiones; 6. Industria básica y ligera; 7. Recursos naturales; 8. Tierra, sober-anía alimentaria y reforma agraria; 9. Educación; 10. Uni-versidad; 11. Desarrollo científico tecnológico; 12. Medios de comunicación; 13. Salud; 14. Género; 15. Migraciones e Identidad; 16. Vivienda; 17. Democracia participativa y protagónica; 18. Movimiento indígena; 19. Movimiento de trabajadores. Esta constituye una visión mucho más amplia de la cooperación internacional que la que ofrece el común de los tratados comerciales. Las propuestas de realización de estas áreas de trabajo abarcan desde la creación de un Banco Cooperativo del Sur con tarjeta de crédito incluida, pasando por la cadena regional de radio y televisión TeleSUR, hasta una red continental de oleoduc-tos y gasoductos.

Los autores llaman la atención sobre la brecha asombrosa que existe entre el ALBA proyectado y el ALBA practicado hasta la fecha. La retórica se funda firmemente en la par-ticipación popular y la expectativa de que las iniciativas del ALBA ‘surgirán de la gente’. Pero la mayor parte de lo hecho hasta ahora fue acordado y firmado por los Jefes de Estado, con pocas huellas de participación alguna de las masas. Los autores dedican algo de tiempo a rastrear la actitud de los movimientos sociales en la región, que de cauta pasó a ser de creciente simpatía.

El documento brinda un análisis detallado de las posicio-nes de cada uno de los países principales participantes, y asimismo de Brasil, Argentina y México. Argentina y Brasil están empezando a intervenir en actividades del ALBA, pero las chances de participación de México parecen

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El Presidente venezolano Hugo Chávez es intocable. Intocable en el sentido que a pesar de los enormes esfuerzos de una alianza opositora bien organizada y montada por algunos de los empresarios más poderosos del país, los grandes medios de comunicación y algunos oficiales de las fuerzas armadas,1 Chávez ha permanecido en el poder como un presidente sorpresivamente muy popular y elegido democráticamente. Pero también intocable porque sus homólogos veci-nos de América Latina y el Caribe tienen miedo incluso de acercársele política-mente por temor a las reacciones negativas de Washington. No obstante, en ese rincón a menudo olvidado aunque sumamente volatil del planeta, pueden ocurrir cambios politicos importantes de la noche a la mañana. En este caso, Chávez al parecer podrá aprovechar muy efectivamente la ola más reciente de ira contra las fallidas políticas económicas neoliberales y el vacío ideológico importante que esa situación ha generado, para llevar a cabo un gran realineamiento del equilibrio de fuerzas y las relaciones de poder en la región.

Tómese por caso la Cumbre de las Américas, celebrada en la ciudad balneario de Mar del Plata en Argentina en noviembre de 2005. Esa reunión congregó a los mandatarios de casi todas las naciones del continente,2 pero no todos susci-taron el mismo recibimiento. El Presidente de EEUU George W. Bush llegó con esperanzas de reiniciar las negociaciones trancadas del Área de Libre Comercio de las Américas3 (ALCA), pero fue recibido no sólo con protestas multitudinarias

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3 El ALCA es un proyecto de acuerdo comercial de alcance continental, semejante al TratadoEl ALCA es un proyecto de acuerdo comercial de alcance continental, semejante al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN/NAFTA) firmado en 1994 y al más recien�te Tratado de Libre Comercio de América Central (TLCAC/CAFTA). Aunque las negocia������������A�CA���������������994��������é�������������������ú���h�����������������.

Chávez intocable

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ALBA La respuesta venezolana al “libre comercio”

y disturbios sino con frialdad por la mayoría de los man-datarios latinoamericanos que él esperaba ganar para su causa. Chávez, en cambio, se robó el show en la confer-encia con un discurso de dos horas en un estadio de fútbol cercano, con el cual se ganó los cálidos aplausos de sus pares presidenciales y una audiencia de 25.000 activistas que lo vitoreaba.4

En realidad, en la comunidad internacional la imágen de Chávez como el líder nada disparatado dispuesto a decir lo que piensa ya se había cimentado unos meses antes en la Cumbre Mundial de 2005 en Nueva York. En un dis-curso apasionado, Chávez condenó alli al imperialismo y el militarismo estadounidense, y exhortó a cambios radi-cales en las Naciones Unidas. La multitud lo aplaudió más estrenduosamente que a ninguno de los 170 presidentes, primeros ministros y dignatarios que hicieron uso de la pa-labra esa noche.5

Chávez goza hoy en día de más apoyo público que nun-ca antes, tanto dentro como afuera de Venezuela.6 La oposición venezolana está en ascuas tras demasiados intentos fallidos de forzar a Chávez a dejar el poder o de-sacreditar su gobierno.7 Es también muy probable que sorteé a ojos cerrados una nueva pulseada electoral en 2006. Al final del año, América Latina habrá pasado por doce contiendas presidenciales y trece elecciones legisla-tivas en el lapso de doce meses.8 Las alianzas en ciernes con los mandatarios de Cuba, Bolivia, Argentina, Brasil, Uruguay y posiblemente otras naciones en los meses venideros, hacen que la posición de Chávez parezca más fuerte que nunca. La región está madura para todo tipo de cambios, y las nuevas ideas radicales de Chávez sobre la integración latinoamericana con base en un modelo coop-

Todas las reuniones cumbre más importantes llevadas a cabo hasta �h�����������������������������h��������������������������������������������������������.����������������í��������������������������consulte el sitio web de Public Citizen’s Global Trade Watch: http://www.tradewatch.org .

4 Elisabeth Bumiller, “Far Away From Home, No Rest for a Weary President,” New York Times, Noviembre 7, 2005, p. A6.

5 Colum Lynch, “Chavez Stirs Things Up at the U.N.; Venezuelan Leader Wins Cheers With Rant Against U.S,” Washington Post, 2005, p. A14.

6 John Vidal, “Hugo Chavez superstar; Even Brazil’s bourgeoisie love the World Social Forum,” The Guardian, febrero 3, 2005. Juan Forero, “Chávez’s Grip Tightens as Rivals Boycott Vote,” New York Times, diciembre 5, 2005.

7 Richard Gott, “Democracy under threat: Chávez will only gain from the US-backed opposition’s ploy to undermine elections,” The Guardian, diciembre 6, 2005.

� Debe prestarse especial atención a las elecciones em México, B���������B���������N����������q�������������h�b�������������tanto el futuro de la región como el de Chávez. Ver “Redrawing the political map; Latin America,” The Economist, noviembre 26, 2005.

erativo socialdemócrata –su Revolución Bolivariana—fig-uran ciertamente en la agenda.

La alternativa bolivarianaAunque el “libre comercio”9 mundial sigue siendo el man-tra de muchas de las naciones más poderosas del pla-neta, un puñado de mandatarios latinoamericanos está desarrollando un conjunto radical de nuevas ideas sobre las consecuencias potencialmente liberadoras de la inte-gración regional de los países “en desarrollo”. La Alterna-tiva Bolivariana para las Américas (ALBA10) aboga por el fomento del comercio entre los países, e incluso la elimi-nación de las barreras arancelarias para determinados productos, pero su objetivo central va mucho más allá de eso. La meta explícita del ALBA es promover la faceta “so-cial” del desarrollo, eliminando la pobreza y combatiendo la exclusión social como un esfuerzo cooperativo de las naciones de América Latina.

Chávez y el Presidente cubano Fidel Castro firmaron la primera etapa del ALBA a finales de 2004. La premisa en que se basó ese primer acuerdo es muy sencilla: Cuba, que es puntero regional en medicina, enviaría 15.000 médicos a Venezuela y colaboraría en la construcción de cientos de centros asistenciales y policlínicas en todo el país, y asimismo ayudaría a capacitar médicos venezo-lanos tanto en el país como a través de un sistema de becas en las universidades cubanas. Venezuela, país rico en petróleo, le proporcionaría a cambio hidrocarburos a precios rebajados por valor de mil millones de dólares anualmente. El acuerdo no terminaba ahí. Para atraer a otros países vecinos a este nuevo estilo de cooperación internacional, Venezuela y Cuba lanzaron la ‘Operación Milagro’, ofreciendo conjuntamente operaciones gratuitas de cataratas y otras enfermedades oculares a los ciudada-nos de América Latina y el Caribe. En 2005, los médicos y hospitales cubanos realizaron más de 122.000 cirugías, y Venezuela le brindó transporte aéreo y alojamiento gratis a cada uno de los pacientes.11 Ambos gobiernos acorda-ron extender el programa de atención a 600.000 pacien-

9 Al que quizás habr�a que referirse más certeramente como “comer-Al que quizás habr�a que referirse más certeramente como “comer�cio internacional desregulado”.

�� A�BA��������������������A�����������B��������������������A�é���cas, as� denominada en honor a Simón Bol�var, uno de losliberat�dores sudamericanos del siglo XIX. La sigla es un doble juego de �����b����q��h�������������������������������������������������ó������������������A�CA.

�� “Final Declaration from the First Cuba-Venezuela Meeting for “Final Declaration from the First Cuba-Venezuela Meeting for “Final Declaration from the First Cuba-Venezuela Meeting for the Application of the ALBA,” abril 30, 2005, publicado en ingles por Venezuelanalysis.com

http://www.venezuelanalysis.com/articles.php?artno=1433. Véase también Gary Marx, “Chavez seeing to Cuba’s revival; Venezuela’s leader is bankrolling ocular surgery in Cuba for Latin America’s needy—and giving his anti-US ally an economic shot in the arm,” Chicago Tribune, 2005.

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tes cada año, haciendo cirugías tanto en Cuba como en Venezuela.12

El 29 de abril de 2006, el recién electo Presidente de Boliv-ia Evo Morales –el primer mandatario indígena en los 180 años de historia del país—le dió un gran impulso al ALBA al viajar hasta La Habana para firmar una serie de acuer-dos con Cuba y Venezuela, convirtiéndose así en el tercer miembro pleno. Venezuela y Cuba acordaron comprar a “precios justos” la cosecha de soja de Bolivia, cuyo desti-no peligraba porque el Tratado de Libre Comercio firmado en mayo entre EEUU y Colombia amenazaba con privar a Bolivia del principal comprador de su soja.13 Asimismo se reunieron brigadas de médicos y maestros cubanos que ayudarán a Morales en su esfuerzo por remediar la caren-cia crónica de servicios sociales básicos para su población indígena desesperadamente empobrecida y sin derechos. Se anunciaron miles de becas para estudiantes bolivianos que quieran formarse en instituciones educativas tanto en Cuba como en Venezuela. Por otra parte, Cuba asumió la tarea de ayudar a Bolivia a mejorar su eficiencia ener-gética, mientras que Venezuela brindará cooperación am-plia para la resstructura de las industrias de extracción de gas y minerales para beneficio de ambos países, a costa seguramente de las empresas transnacionales estadoun-idenses y europeas que cosecharon muchos miles de millones de dólares en el país en las últimas décadas. El aporte de Bolivia a la alianza se materializará en la forma de exportaciones de gas natural y “productos agrícolas y ganaderos, de la minería, agroindustriales e industria-les”. También se le otorgarán exenciones impositivas a las inversiones venezolanas y cubanas en Bolivia, ya sean de origen estatal o de empresas mixtas público-privadas. Bolivia también aportará conocimientos sobre asuntos in-dígenas y medicina tradicional como parte del paquete de iniciativas de colaboración firmado en La Habana.14

El 1º de mayo de 2006, día internacional de los trabajadores y apenas dos días después de su retorno a Bolivia tras la firma del ALBA, Morales hizo otro anuncio importante –la nacionalización de todos los hidrocarburos del subsuelo boliviano.15 Los detalles y consecuencias de cada uno de estos virajes importantes en Bolivia y la región están aún

�� Tom Fawthrop, “Havana’s Operation Miracle helps eye patients see light,” The Scotsman, noviembre 26, 2005. Véase también, Pe�dro de la Hoz, “Chávez y Fidel sellan el Compromiso de Sandino,” Diario Granma (cubano), agosto 21, 2005.

�3 Agencia France Press, “Bolivia, Cuba y Venezuela listos a firmar acuerdo comercial anti-estadounidense” abril 29, 2006.

�4 “Agreement for the Application of the Bolivarian Alternative for“Agreement for the Application of the Bolivarian Alternative for the Peoples of our America and the Peoples’ Trade Agreements,” abril 29, 2006. Publicado en inglés en internet por el Gobierno de Cuba. http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/2006/ing/f290406i.h����

15 Harold Olmos, “Presidente boliviano pretende nacionalizar la industria de gas natural, env�a tropas a los campos”, Associated ��������������������6.

por verse, pero todo indica que Morales tiene intenciones serias de utilizar su amplio respaldo y mandato electoral para realizar transformaciones profundas en su país.

Otra pieza clave del ALBA es TeleSUR, una red pan-lati-noamericana de television que empezó a transmitir en octubre de 2005. Finaciada por los gobiernos de Venezu-ela, Argentina, Cuba y Uruguay y apoyada en especie por Brasil, TeleSUR pretende convertirse en la primera red de television de y para Latinoamérica, algo así como la Al-Jazeera de la región.16 TeleSUR llena un vacio creciente de información enfocada a la región; la única program-ación uniforme que se distribuye en toda América Latina es la que producen las redes privadas estadounidenses CNN y Univision. Transmitiendo tanto en castellano como en portugués, en los planes de TeleSUR está albergar cuatro canales distintos –de noticias, cultura, deportes y educación para adultos y niños. Los críticos de Chávez cuestionan la legitimidad de una empresa pública de me-dios de comunicación controlada por el gobierno, pero si se considera el grado verdaderamente impresionante de corrupción reinante en los medios de comunicación priva-dos de Venezuela (que fueron fuente clave e intencionada de desinformación en Venezuela durante el intento de golpe en 2002), no puede haber lugar a dudas de que una programación pública de alta calidad podría, por lo menos, complementar a los medios libres privados que ya operan en la región.17

Las propuestas que se plantean como posibilidades futur-as del ALBA son numerosas e ingeniosas. En lo financiero, se destacan las propuestas de un club de naciones deudo-ras con un fondo regional de desarrollo constituido con el 50% del dinero que de otro modo hubieran pagado como deuda externa, y una versión latinoamericana del FMI destinado a garantizar la estabilidad monetaria regional. Cuba y Venezuela ya están diseñando programas conjun-tos de cooperación para el desarrollo de otros países en la región, con el fin de eliminar el analfabetismo18 y mejorar la infraestructura y servicios de salud. Un nuevo programa de generosas becas universitarias permitirá que aument-en los intercambios educativos en medicina e ingeniería,

�6 Kelly Hearn, “‘El’ Jazeera,” AlterNet, mayo 13, 2005. Véase tam�bién, Juan Forero, “And Now, the News in Latin America’s View,” New York Times, mayo 16, 2005, p. A9.

17 John Dinges, “Soul Search: In Venezuela, the press struggles ������������b���������������������������������h������Ch����movement”. Columbia Journalism Review, julio/agosto 2005, p. 53. Sobre la libertad y autonom�a de la prensa, véase también, Al Giordano, “Welcome Telesur to the Struggle to Light Up the Skies.” Narco News Bulletin, julio 24, 2005.

�8 ���������������������b�������ó���b�����������������������reconocidos entre los mejores del mundo; los educadores cubanos h���������������������b�����������������������������������de su modelo a Venezuela desde 2003. Ver Humberto Márquez, “Venezuela se declara libre de analfabetismo”, Inter Press Service, octubre 2�, 2005.

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ALBA La respuesta venezolana al “libre comercio”

así como en las humanidades y las ciencias sociales. Conocida por tener el mejor ganado de la región, Argen-tina está exportando ganado en pie a Venezuela a cambio de descuentos en el precio del petróleo semejantes a los que ya recibe Cuba. Los proyectos conjuntos de prospec-ción y explotación petrolera entre distintos países también permitirá que un porcentaje más alto de las ganacias de la extracción de petróleo permanezca en la región.

Con proyectos como éstos, y muchos otros más, se pretende avanzar en la realización del sueño de Simón Bolívar, el héroe independentista venezolano del siglo XIX cuya visión era la de una unión federal de Estados su-damericanos independientes, semejante al entonces na-sciente Estados Unidos del norte. Pero, desde la época de la colonia hasta la fecha, una amplia gama de fuerzas políticas ha impedido la concresión de esa unión. Incluso bajo el paraguas del dominio colonial español, a las colo-nias españolas les estaba prohibido comerciar entre sí.19 Más recientemente, el desarrollo de lazos más estrechos dentro de la región se ha visto obstaculizado por la influ-encia de Estados Unidos, cuya atención está puesta en construir relaciones bilaterales de apoyo a las naciones que le son amigables (Perú, Colombia, Chile, México), al mismo tiempo que aisla a otras económica y política-mente, e incluso militarmente (Venezuela, Cuba, Bolivia), aunque sea de manera encubierta.

Para generar apoyo popular para el proyecto del ALBA y asimismo para sus iniciativas políticas nacionales, Chávez tanto como Castro y Morales hacen alusiones re-currentemente en su discurso público, a la larga historia de dominación y control de sus territorios por potencias extranjeras, de ese modo insertando sus luchas presentes como parte de una historia de resistencia contra el colo-nialismo y el imperialismo que se remonta más de cien años atrás. Aunque haber nombrado al ALBA en referen-cia directa a Bolívar y rebautizado al Estado venezolano como “República Bolivariana de Venezuela” a iniciativa de Chávez en 1999, constituyen los ejemplos más evidentes de ello, también recurren a menudo a otros héroes de la gesta latinoamericana. La declaración del acuerdo ALBA entre Venezuela y Cuba en abril de 2005, por ejemplo, ter-mina con la siguiente cita de 1892 del líder independentisa cubano José Martí: “A un plan obedece nuestro enemigo: de enconarnos, dispersarnos, dividirnos, ahogarnos. Por eso obedecemos nosotros a otro plan: enseñarnos en toda nuestra altura, apretarnos, juntarnos, burlarlo, hacer por fin a nuestra patria libre. Plan contra plan”.20 Morales, el más jóven de los tres presidentes del ALBA, se refirió a la reunión de La Habana en abril de 2006 como “un encuen-tro histórico de tres generaciones y tres revoluciones”.21

�9 Thomas Skidmore y Peter Smith, Modern Latin America, Oxford University Press, 2000, p. 356.

�� “Final Declaration from the First Cuba-Venezuela Meeting for “Final Declaration from the First Cuba-Venezuela Meeting for“Final Declaration from the First Cuba-Venezuela Meeting for the Application of the ALBA,” op. cit.

�� BBC News, “Leftist trio seals Americas pact,” abril 29, 2006. BBC News, “Leftist trio seals Americas pact,” abril 29, 2006.BBC News, “Leftist trio seals Americas pact,” abril 29, 2006.

Aun cuando el ALBA todavía dista mucho de ser una re-alidad de alcance verdaderamente regional, tanto la clase política como la sociedad civil están pregonando esa pro-puesta como una alternativa concreta al modelo neoliberal de globalización. Como tal, el ALBA representa no sola-mente una mezcla de nuevas ideas y proyectos innova-dores para la región, sino también un conjunto muy só-lido y convincente de principios a través de los cuales los países vecinos pueden sacar provecho de asociaciones y partenariados internacionales poniéndolos directamente al servicio de sus pueblos. Todavía está por verse, claro está, si la fuerza de esta idea logrará tener asidero, tanto en América Latina como en otras partes.

Puesto que el ALBA concita el interés de algunos gobi-ernos, sectores y partidos, asimismo tendrá que superar muchos obstáculos. Las rivalidades en la región y las pre-siones políticas internas de seguro supondrán problemas, pero los únicos que tienen verdareramente algo impor-tante que perder con éste reordenamiento de prioridades son las camarillas de gobiernos neocoloniales del primer mundo y las empresas transnacionales que preferirían continuar quedándose con las ganancias de la riqueza de recursos de la región y beneficiándose con su depen-dencia económica.22 Es muy probable, por eso, que esas camarillas orquesten considerable oposición, directa e in-directamente.

Descifrando el continente:imperio … e imperioEn 1823, cuando el Imperio Español se desmoronaba en América Latina, el presidente de EEUU James Mon-roe proclamó “que los continentes americanos, por la condición libre e independiente que han asumido y man-tienen, no pueden ya ser considerados como terreno de una futura colonización por parte de ninguna de las po-tencias europeas”.23 Esta noción de “América para los

�� A manera de ejemplo de la resistencia particularmente incendiaria A manera de ejemplo de la resistencia particularmente incendiariaA manera de ejemplo de la resistencia particularmente incendiaria ������Ch����������������������������������b�����������b���discurso orwelliano, véase la reciente editorial del l�der de la may�or�a Republicana en el Senado estadounidense Bill Frist, publicada el 5 de diciembre de 2005 en el Miami Herald, titulada “Boycott of elections was right”. Frist, que es uno de los miembros más in�fluyentes del Partido Repúblicano, está promoviendo activamente �������������ó���Ch��������������������������������������������������������h��h�q�������������������������������������������q������������������������h����������������������������í����������q���������b�����������������������������������������q���������������C�����C�����(��������������������������������UUJ�����C�����)���������������ó������������A����������.���������������ó��������������������������������������������������������í��������lana, véase Mark Weisbrot, “Venezuela’s Economic Performance,” NACLA Report on the Americas, septiembre/octubre 2005, p. 52.

�3 Skidmore, op. cit., p. 35�.

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Americanos” pasó a ser conocida poco tiempo después como la Doctrina Monroe, que ha demostrado ser uno de los principios directrices más importantes de la política ex-terior estadounidense desde entonces. Aun cuando su ob-jetivo declarado originalmente parecía ser la defensa de la independencia recién ganada por sus vecinos del sur, la Doctrina muy pronto empezó a tener un significado más amplio, identificando a América Latina como una parte in-violable de la “esfera de influencia” de Estados Unidos.

En 1904, el presidente de EEUU Theodore Roosevelt modificó la doctrina de manera tal que siriviese no sólo como justificativo de la defensa del continente contra las potencias europeas, sino como guía para la intervención militar de EEUU en otros países de la región. Tratando de justificar la ocupación de Cuba por EEUU, la “toma” de Panamá y la creación de un protectorado en la República Dominicana, Roosevelt escribió:

“Aquellos países cuyos pueblos se conduzcan bien pu-eden contar con nuestra afectuosa amistad. Si una nación demuestra que sabe actuar con una eficacia razonable y con decencia en materia social y política, si mantiene el or-den y respeta sus obligaciones, no tiene porque temer una intervención de Estados Unidos. La arbitrariedad crónica o una cierta impotencia que redunde en el debilitamiento generalizado de los lazos propios de una nación civiliza-da, puede exigir en última instancia, en América como en cualquier otra parte, la intervención de alguna nación civi-lizada y, en el hemisferio occidental, la adhesión de Esta-dos Unidos a la doctrina Monroe, puede obligar a Estados Unidos, aunque no lo quiera, a ejercer su poder de policía internacional en casos flagrantes de tales inequidades o impotencias.24

No hace falta mirar muy lejos para constatar cuán impor-tante ha sido esa doctrina como fundamento de la arqui-tectura ideológica y las estrategias discursivas que aún hoy mueven al imperio norteamericano. En ese sentido, América Latina constituye un estudio de caso esencial para los estudiosos de la globalización en otras partes del mundo que buscan entender las bases del intervencionis-mo extraterritorial estadounidense.

El intervencionismo de EEUU en Amèrica Latina adoptó diversas formas a lo largo del siglo XX, desde la coloni-zación y la ocupación militar abierta en la primera mitad del lustro (Cuba, Puerto Rico, Nicaragua, Haití, Panamá), hasta las incursiones más discretas de la Guerra Fría para combatir la expansión del comunismo en la región. Du-rante la Guerra Fría, Estados Unidos apoyó varias dicta-duras militares represivas y violentas en la región (Chile, Argentina, Brasil, Nicaragua, Bolivia, Paraguay, Uruguay), entrenando unidades militares de contra-insurgencia en la

�4 Ib��.���.333.

infame Escuela de las Américas25 y respaldando la encu-bierta ‘Operación Cóndor’ –una campaña continental de asesinatos y secuestros, torturas y espionaje políticos fac-turados a cuenta de la “guerra contra la subversión”.26

En las dos décadas pasadas, América Latina presenció un sorpresivo giro hacia la democracia, al que sólo algunas pocas de las dictaduras militares de la región consiguió sobrevivir. Sin embargo, el giro actual hacia la izquierda registrado en la elección de gobiernos socialdemócratas o nominalmente “socialistas” en Venezuela, Argentina, Bra-sil, Uruguay, Ecuador y República Dominicana sorprendió con la guardia baja a la conservadora administración Bush. Con la mira dividida y dispersa en conflictos violentos en Irak y Afganistán y más ampliamente la “Guerra contra el Terrorismo”, y posibles difucultades con Siria, Corea del Norte e Irán, parecería que al Departamento de Estado no le queda más espacio de atención para ocuparse de América Latina.

25 Ver el sitio web del Observatório de la Escuela de las Américas, http://www.soaw.org

�6 McSherry, J. Patrice, Predatory States: Operation Condor and Covert War in Latin America. Rowman & Littlefield Publishers, 2005. Ver también John Dinges, The Condor Years: How Pinochet and His Allies Brought Terrorism to Three Continents. New Press, ���4.

* Charles L. “Bart” Bartholomew, Minneapolis Journal, 1912. (Reprinted in Skidmore, op. cit., p. 359)

Esta caricatura política de 1912 retrata al ‘Tio Sam’ vigilando al continente americano, ante la mirada at-enta de las potencias europeas que observan desde lejos*

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Uno de los ejemplos más evidentes del intervencionismo permanente de EEUU en la región, y particularmente de la falta de atención y el descuido de la administración ac-tual en el manejo de los asuntos regionales, fue el intento de golpe para derrocar a Chávez en el 2002. El funcio-nario clave estadounidense implicado en esa operación fue el sub-Secretario de Estado para Asuntos Hemisféri-cos de la administración Bush, Otto Reich (a quien podría identificarse como administrador de la Doctrina Monroe) –un ultraconservador infame de origen cubano que des-de hace tres décadas viene merodeando en los asuntos latinoamericanos por cuenta del gobierno y las empresas privadas de Estados Unidos.27 El día después del golpe, durante la dictadura de dos días del magnate y empresa-rio Pedro Carmona, Reich convocó a los embajadores de América Latina y el Caribe a su oficina para decirles que el “alejamiento” de Chávez no representaba una ruptura del orden democrático, ya que –según el discurso oficial de la junta militar—Chávez había renunciado a la presidencia. Reich prosiguió luego indicándole a los embajadores que Chávez era “responsable de su propia suerte”.28

Dicho proceder revela con toda claridad la voluntad in-equívoca que tiene la administración Bush de apoyar directa o indirectamente iniciativas para deponer a los mandatarios de América Latina (docenas de ciudadanos venezolanos perdieron la vida en el curso del golpe), sin importarle si fueron elegidos democráticamente o no. El móvil de esa agenda muy seguramente no se origina en el propio Bush, sino en el círculo ultraneoconservador de asesores que ha fijado la política externa tanto de Reagan y Bush padre como ahora la de George W. Bush.29

Iniciativas de inte-gración en América LatinaLa Comunidad Sudamericana de Naciones (CSN) es el esfuerzo más reciente de integración regional institucio-nalizado en América del Sur. Doce países –esencialmente todo el continente sudamericano- tomará parte en la unión, que se fundó oficialmente en la ciudad de Cusco en Perú en 2004.

El discurso que rodeó y caracterizó los documentos funda-cionales de la CSN se diferencia notoriamente del discurso del ALCA, del MERCOSUR y de la Comunidad Andina. El

27 Para un perfil excelente de Reich, véase William Finnegan, “Castro’s Shadow; America’s man in Latin America, and his obsession,” The New Yorker, octubre 14, 2002.

�8 Ed Vulliamy, “Venezuela coup linked to Bush team: Specialists in the ‘dirty wars’ of the Eighties encouraged the plotters who tried to topple President Chavez,” The Observer, abril 21, 2002.

�9 David S. Cloud, “Like Old Times: U.S. Warns Latin Americans Against Leftists,” New York Times, agosto 19, 2005, p. A3.

acuerdo resalta la historia común de las naciones miem-bro, y, al igual que en el caso del ALBA, gran parte de la pompa que rodea al documento destaca los proyectos de unificación ideados por Simón Bolívar en el siglo XIX.

Incluso en los documentos oficiales, la CSN reconoce que el desarrollo económico por sí mismo no es el objetivo final de la unión –una modalidad de integración que trasci-enda la simple desregulación del comercio es un concepto explícito del acuerdo.

Al igual que el ALBA, los documentos fundacionales de la CSN también establecen que la integración no debe ser un proyecto solamente de los gobiernos, sino además una unión que provenga de los pueblos del continente. No obstante, algunos temas claramente de interés para “los pueblos” de América del Sur como el repudio a la deuda externa y el rechazo al ALCA, están conspicuamente omit-idos en los documentos oficiales de la unión. Por lo tanto, lo sensato es considerar que este discurso de orientación “de base” es en realidad sólo retórica.

De igual manera, resulta difícil encontrar alguna señal de esfuerzos nacionales serios dentro de estos mismos países de avanzar hacia las metas establecidas en la De-claración de Cusco. Es decir, es difícil imaginar cómo es-tos gobiernos intentan garantizar la salud, la educación, el agua potable, la seguridad alimentaria y la preservación del medioambiente para sus pueblos cuando al mismo tiempo continúan negociando e incluso subastando estos mismos “derechos” como si fueran mercancías en el mar-co del ALCA o de acuerdos de libre comercio bilaterales con Estados Unidos.

Yendo más allá de lo que se encuentra en las declara-ciones oficiales de la CSN, es posible apreciar que el de-sarrollo de la organización sigue muchos de los mismos principios jurídicos y normativos vigentes en el MERCO-SUR y la Comunidad Andina de Naciones –los mismos que han establecido efectivamente la base jurídica para la dominación neoliberal en los últimos años. Más específi-camente, estos son los marcos legales que garantizan los derechos de los inversionistas transnacionales de trans-ferir capital y bienes libremente en todo el continente, al tiempo que poco hacen para proteger la situación ya de por sí precaria de los trabajadores en cada uno de estos países. Es importante destacar, sin embargo, que una se-rie de actores sociales de la región, entre ellos potentes sindicatos y ONG, ven un potencial significativo en el pro-ceso de la CSN, en términos políticos, sociales, culturales y de complementariedad en el desarrollo económico.

No solamente debido a su muy reciente creación, sino so-bre todo debido a los medios por los cuales el acuerdo se llevó a cabo, todavía no es posible señalar que la CSN vaya a jugar un papel significativo en la resistencia al im-perio económico y la continuación de la hegemonía de

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Estados Unidos en el continente.30 Al analizar con mayor detenimiento las intenciones y mandatos subyacentes en las dos propuestas de integración, se puede apreciar las diferencias centrales entre el ALBA y la CSN. El ALBA pretende re-escribir las estructuras centrales del poder y la razón de ser de la cooperación internacional, en tanto que la CSN, como mucho, es un esfuerzo por sortear los obstáculos burocráticos en el funcionamiento del sistema actual.

Las elecciones últimas en el continente que favorecieron a líderes de izquierda o centro izquierda –Presidentes Luís Ignacio “Lula” da Silva en Brasil, Hugo Chávez en Ven-ezuela, Néstor Kirchner en Argentina y Tabaré Vázquez en Uruguay – han introducido perspectivas y posturas de negociación que Latinoamérica difícilmente podría haber imaginado veinte o diez años antes.31 Dadas las dificul-tades que han enfrentado las negociaciones del ALCA, principalmente en los primeros tres países, Brasil, Ven-ezuela y Argentina (Uruguay se suma muy recientemente a este proceso, con la elección de 2004 y la asunción en 2005 de la Presidencia de Vázquez) – el gobierno de Es-tados Unidos ha adoptado una estrategia alternativa con la esperanza de ganar la negociación: invertir agresiva-mente en el establecimiento de TLC bilaterales con prácti-camente todos los países del continente.

Estados Unidos ha negociado y firmado un Tratado de Li-bre Comercio (TLC) con Chile, concluido negociaciones con América Central (TLCAC o CAFTA32) y actualmente está en las etapas finales de las negociaciones con Co-lombia y Perú.33 No cabe duda que el principal interés de Estados Unidos en el continente sigue siendo el ALCA, que incluiría los mercados estratégicamente importantes del MERCOSUR (Brasil, Argentina, Paraguay, Uruguay y Venezuela); la negociación de estos acuerdos de comer-

3� Edgardo Lander. Modelos Alternativos de integração? Proje�tos neoliberais e resistências populares. Observatório Social da América Latina, CLACSO, 5(15), pp. 45-56, septiembre - diciem�bre 2004, p. 52-55.

3� �����b�������������������b�������������h����ó����������������������en la pol�tica regional, ver Alvaro Vargas Llosa, “The Return of Latin America’s Left,” [Trad.: El retorno de la izquiera a Latinoa�mérica] New York Times, marzo 22, 2005, p. A23.

3� Public Citizen Global Trade Watch (2005): “El Tratado de Libre Comercio de América Central (conocido como TLCAC o CAFTA) es un acuerdo entre Estados Unidos, cinco pa�ses cen�troamericanos (Guatemala, El Salvador, Honduras, Costa Rica y Nicaragua) y la República Dominicana. Fue firmado el 2� de mayo de ���4��������������������C���������������������������������������estrecho (217 a 215) a mitad de la noche, el 27 de julio de 2005. El Salvador, Guatemala, Nicaragua y Honduras ya ratificaron el acuerdo. Costa Rica y la República Dominicana todav�a tienen pendiente la ratificación. El TLCAC forma parte del rompecabezas del ALCA y se basa en el mismo modelo fracasado del TLCAN o NAFTA, causante �������b���������������������b���������������b����������q����������la privatización y desregulación de los servicios públicos básicos”. http://www.citizen.org/trade/caft�

33 Ibid., p. 47, 49.

cio bilaterales sirve solamente para debilitar la resistencia de estos países al ALCA.

En 1996, el MERCOSUR aprobó la creación de una “zona de libre comercio” entre los países miembros y Bolivia. Este es uno de los antecedentes del acuerdo firmado en Brasilia en diciembre de 2002, que estableció el Acuerdo de Libre Comercio MERCOSUR – Comunidad Andina. Este acuerdo tiene por objetivo “Promover el desarrollo y la utilización de la infraestructura física, con especial én-fasis en el establecimiento de corredores de integración, que permita la disminución de costos y la generación de ventajas competitivas en el comercio regional y con ter-ceros países fuera de la región”.34 El acuerdo es de natu-raleza estrictamente comercial; no se refiere a ningún otro tipo de integración más profunda entre los países. Por so-bre todo, el tema central es la reducción de los aranceles y la cooperación en proyectos de infraestructura para la reducción de costos.

Los países miembros plenos del MERCOSUR a junio de 2006 eran Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay. Vene-zuela, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador y Perú están in-cluidos como miembros asociados. Está previsto que Ven-ezuela se convierta en miembro pleno a fines de 2006, y Bolivia ha sido recientemente invitada a transformarse en miembro pleno del bloque.

Más allá de estos acuerdos, es importante mencionar al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN o NAFTA35), vigente desde 1994, e integrado por Esta-

34 “Acordo de Complementação Econômica celebrado entre a Co�munidade Andina e o Mercado Comum do Sul (MERCOSUL).” [trad: Acuerdo de Complementariedad Económica celebrado entre la Comunidad Andina y el Mercosur] Bras�lia, diciembre 6, 2002. http://www.sice.oas.org/Trade/MRCSR/acMerAnp.as�.

35 Public Citizen Global Trade Watch resume el NAFTA o TLCAN de la siguiente forma: “Los promotores del TLCAN –incluidas muchas de las corporaciones más grandes del mundo –prom�etieron que crear�a cientos de miles de nuevos puestos de trabajo con salarios altos en Estados Unidos, mejorar�a el nivel de vida en Estados Unidos, México y Canadá, mejorar�a las condiciones ambientales y transformar�a a México de pa�s en desarrollo pobre �������������������������������������������������������������idenses. Los opositores al TLCAN –incluidos los sindicatos y gru���������b����������������������������������������������������������que el TLCAN significar�a una debacle de los salarios, destruir�a �������������������b��������������������������U����������������í��������������������������b�����������b���������������í������������������������������������í���������������������������������������������b���������������������������������(...)El TLCAN consta de 900 páginas de reglas uniformes para todos, �������������b�������������q����������������������������b��������la legislación nacional de cada pa�s –independientemente de si �������������������������������������������������h��������h����������������������í�����������������������������������������������������estaduales o locales. El TLCAN impuso l�mites a la seguridad e inspección de la carne que se vende en nuestras tiendas; nuevas reglas de patentes que suben los precios de los medicamentos; �������������������������������������b������������������������b���ecer zonas prohibidas para las industrias tóxicas o molestas; y

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ALBA La respuesta venezolana al “libre comercio”

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dos Unidos Canadá y México. Debido al poderío político y económico desproporcionado de Estados Unidos en comparación con las demás partes, en cada uno de es-tos Tratados de Libre Comercio en los que participa Es-tados Unidos, la consiguiente liberalización del comercio no solamente es mucho mayor que la que Estados Unidos ha podido negociar en el marco de la OMC, sino que es mucho mayor que la que se propone en los términos del ALCA.

La razón fundamental para que los gobiernos del Brasil y Argentina montaran una resistencia tan firme contra el ALCA en las negociaciones recientes fue que los benefi-cios anticipados para cada uno de los sectores agrícolas de estos países no estaban garantidos en un nivel sat-isfactorio. A pesar de las diferencias serias que existen entre las posturas de Brasil y Argentina, fue precisamente el hecho de que el ALCA no garantizara un mayor acceso a los productos agrícolas del MERCOSUR en el mercado estadounidense –Estados Unidos mantuvo su postura negativa a brindar mayor acceso a sus mercados o a re-ducir los subsidios que le ofrece a sus agricultores y a la agroindustria- lo que definitivamente le puso freno a las negociaciones. La ronda actual de negociaciones entre el MERCOSUR y la Unión Europea, no parece ser significa-tivamente distinta a este respecto y no hay mucho motivo para imaginar que pueda resultar en un acuerdo benigno para América del Sur.36

Hasta ahora, la resistencia popular en América Latina ha sido incapaz de detener definitivamente las negociaciones en esta amplia riada de TLC que se están concibiendo en toda la región. El centro de la resistencia hasta ahora ha sido la denuncia y difusión de los problemas que han traído los acuerdos y la decepcionante falta de transpar-encia de las negociaciones.

El ALBA, la OMC y el G20La diferencia fundamental y más obvia entre el ALBA y la OMC es que operan sobre fundamentos completamente diferentes. A diferencia de otros bloques comerciales re-gionales como el MERCOSUR o la Unión Europea, es improbable que los países de América Latina puedan utili-

�������������ó����������������������������������������������������������������������������b����������������������������������������alimentos cosechados a nivel local. En realidad, llamar al TLCAN un acuerdo “comercial” lleva a engaño, el TLCAN es en realidad un acuerdo de inversión. Sus disposiciones medulares otorgan a los inversionistas extranjeros un conjunto notable de derechos y ������������������������q�����������������b�����ó��������������de fábricas y puestos de trabajo y la privatización y desregulación ����������������������������������������������������í�������������.(...)“Hoy, diez años después, ya pasó el tiempo para conjeturas y promesas: los datos están y demuestran claramente el daño que ha infringido el TLCAN a millones de personas en Estados Unidos, México y Canadá”. http://www.citizen.org/trade/nafta/index.cf�

36 Lander, op. cit., p. 51.

zar el ALBA para aumentar su capacidad de maniobra en la OMC. Mientras el objetivo final de los esfuerzos para maniobrar en la OMC es avanzar hacia la liberalización global del comercio, esto va contra los principios funda-cionales del ALBA, que rechaza de plano estas medidas neoliberales. En realidad, es posible que algunos com-ponentes específicos del acuerdo del ALBA puedan ser denunciados en la OMC como barreras ilegales al libre comercio.

Esto significa que cualquier acción que pudiera adoptar el ALBA en la OMC como bloque regional sería significa-tivamente diferente, por ejemplo, de la del G20, que está liderado por Brasil, India y China. El objetivo declarado de los países del G20 es negociar un cierre “positivo” de las negociaciones comerciales de la ronda de Doha, iniciada en 2001.

Para el G20, un resultado positivo es básicamente una garantía de que los productos de la agroindustria de los llamados países en desarrollo tengan libre acceso a los mercados de Estados Unidos, la Unión Europea, Japón y Corea del Sur, y que se ponga fin a los subsidios a las exportaciones agrícolas distorsionantes del comercio. Hipotéticamente, esto se acordaría a cambio de la liberal-ización de los sectores de bienes industriales y servicios en los países en desarrollo.37 Desde la perspectiva del ALBA, este intercambio resultaría impensable.

Al mismo tiempo, en el documento más reciente y exhaus-tivo que detalla los elementos futuros potenciales de la propuesta para la región del ALBA,38 ni uno solo de los diecinueve puntos de la misma, ni tampoco en ningún otro documento sobre el ALBA que conozcan los autores, se hace mención directa a planes de colaboración de los Es-tados miembros en las negociaciones de comercio inter-nacional como la OMC.

El resultado de la Conferencia Ministerial de la OMC en Hong Kong en diciembre de 2005 demostró claramente la posición pragmática del G20 favorable a la liberalización del comercio, solidificada bajo el liderazgo de Brasil e India. El acuerdo final logrado en Hong Kong salvó a la OMC de un tercer, y quizás fatal, fracaso después de Se-attle en 1999 y Cancún en 2003.39 En la medida que ni Estados Unidos ni la UE mostraban voluntad de realizar

37 Folha de São Paulo (diario brasileño). “Ganho agr�cola não será gratuito, diz OMC.” [Trad: Las ganancias agr�colas no serán gratuitas] Entrevista con Pascal Lamy de Clóvis Rossi. p. B14, noviembre 24, 2005.

38 Bossi, Fernando Ramón, Mónica Saiz, Luciano Wexell Severo, Fernanda Brozoski, Marcos Ordóñez, y Laura Saiz. Construyendo ���A�BA��������������b������������������������ó�����������b�los de Nuestra América. Proyecto Emancipación - Secretar�a de ����������ó�����C��������B���������������������b�������C������ó�Semilla, ALBA. Caracas, 2004.

39 Entrevista con Walden Bello de João Peschanski. Brasil de Fato, enero 19-25, 2006.

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concesiones inmediatas en política agrícola, los países en desarrollo estaban bajo mucha presión y realizaron im-portantes concesiones en servicios y acceso a mercados no agrícolas (AMNA, o NAMA por sus siglas en inglés), a cambio del compromiso de los países desarrollados de reducir sus aranceles y subsidios en bienes agrícolas para 2013.40

La postura adoptada por los países en desarrollo fue im-pulsada por Brasil e India, a pesar, incluso, de que otros países importantes como Indonesia, Sudáfrica y Venezue-la se opusieron al acuerdo. Los beneficios comerciales del acuerdo todavía están por verse, pero, políticamente la estrategia de los dos gigantes –Brasil e India- era probar su capacidad de liderazgo sobre los países en desarrollo más chicos y mostrar, especialmente a Estados Unidos y la Unión Europea, que jugarán un papel clave en las conv-ersaciones de comercio internacional en la OMC de ahora en más. Lo que podría haber sido el colapso final de la or-ganización se transformó en cambio en una ola “positiva” de negociaciones, y la estrategia del G20 tuvo mucho que ver con este resultado.41

La participación popular en el ALBAUno de los aspectos que distinguen la propuesta del ALBA de la del ALCA es la convocatoria dentro de la Alternativa Bolivariana a la participación popular de los movimientos sociales y la sociedad civil tanto en lo que respecta a su creación como a su funcionamiento. Mientras el ALCA es un acuerdo estrictamente comercial –al cual sólo acceden unas pocas ONG, y en todo caso, exclusivamente como observadoras- el ALBA no solamente exhorta a los “pueb-los” a participar sino que incluye medidas para que dicha participación sea efectiva.

La propuesta del ALBA, Construyendo el ALBA desde los pueblos, una propuesta de unidad para el pueblo de nuestra América, hecha pública en Caracas en 2004, se presenta como “un documento básico de debate para ini-ciar la construcción del ALBA desde las organizaciones populares, en coordinación con los gobiernos populares de América Latina y el Caribe ... El ALBA está actualmente en desarrollo y su construcción debe ser el resultado de una amplia participación popular a través de seminarios y asambleas”.42 El mismo documento afirma que la propu-esta “desde hoy se ha concretado en los acuerdos bilate-rales celebrados entre Venezuela y Cuba, suscritos por los Presidentes Hugo Chávez y Fidel Castro”.43 Incluso

4� Vinicius Albuquerque. “Ministros da OMC chegam a um acordo para fim de subs�dios até 2013” [Trad: Ministros de la OMC llegan �������������������������������b������������������3].����h�Online, diciembre 1�, 2005.

4� Entrevista con Walden Bello de João Peschanski. Brasil de Fato, enero 19-25, 2006.

4� B���������������.���.���.�.

43 Ib��.

después de la firma del acuerdo de La Habana en abril de 2006 donde se incorpora Bolivia al ALBA, no se ha hecho pública todavía ninguna nueva declaración de los elementos claves del ALBA; éstos solamente se encuen-tran en el texto de los propios acuerdos firmados entre los tres países. Estos acuerdos, si bien son bastante am-biciosos, no llegan todavía al nivel de integración que se propone en el documento de 2004, que constituye más un anteproyecto para una unión final y un documento guía que una declaración constitutiva efectiva del acuerdo de los tres países.

En realidad, existe cierto grado de disonancia entre el dis-curso y la práctica en la construcción del ALBA, ya que la propuesta oficial lo presenta como “desde los pueblos” pero en la práctica lo que representa la existencia con-creta del ALBA son los acuerdos intergubernamentales suscritos por los tres jefes de Estado, con muy poca par-ticipación popular directa visible en los procesos de desar-rollo de los acuerdos propiamente dichos.44

En Construyendo el ALBA… se hace mucho énfasis en la apertura a la participación popular tanto en la planificación como en la administración. El documento proporciona lin-eamientos concretos para la creación de una forma clara de participación popular (el presupuesto participativo a nivel local), tres mecanismos de transparencia (el referé-ndum, las rendiciones públicas y los plebiscitos), y tres propuestas que apuntan a la clase política institucional (alcaldes y parlamentarios). La propuesta presentada por el Congreso Bolivariano de los Pueblos en su punto 17. “Democracia participativa y protagónica”45 establece siete políticas:

1. Implementación del presupuesto participativo a niv-el local.

2. Constitución de la Red de Alcaldes e Intendentes Latinoamericanos Caribeños

3. Fortalecimiento del Parlamento Latinoamericano (Parlatino), con elección directa de sus represent-antes (con sede en San Pablo, Brasil).

4. Constitución de la Red de Parlamentarios Latino-americanos y Caribeños.

5. Implementación de los referendos revocatorios para todos los puestos electivos.

6. Rendición pública de gastos e ingresos para todos los puestos electivos.

7. Facilitación de mecanismos para convocar a plebi-scitos y otros instrumentos de consulta popular.

44 ����������.���.���.�.45 B�����������.����.���.���.�9.

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ALBA La respuesta venezolana al “libre comercio”

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Si bien algunas de las críticas más duras que le hace la prensa internacional a Chávez citan su supuesto abuso de las riquezas petroleras de su país para llevar adelante su propia agenda política, es posible ver que al menos retóri-camente, la propuesta del ALBA apunta a crear mucho más que una red de demagogos industriosos que se unen para generar riquezas conjuntamente entre sus países re-spectivos. Este rechazo de la “integración dura” simplista –una integración superficial fundada en oleoductos y el intercambio masivo de productos básicos –es clave no solamente para los apuntalamientos discursivos del ALBA sino también para su éxito futuro.

Esto significa que si los siete pasos descritos no se reali-zan en la medida más completa posible y si los activistas sociales y ecologistas no juegan un papel crecientemente importante en el proceso del ALBA (ver más abajo), el proyecto correrá el riesgo de excluir a su base principal de apoyo en los movimientos sociales. En esa situación, los presidentes democráticamente electos, Chávez y Mo-rales, pondrían en serio riesgo el sólido respaldo político nacional que hoy gozan. La subsidiaridad, un principio fundacional de la integración de la UE que empuja a los gobiernos a tomar los problemas al nivel administrativo adecuado y más bajo posible, es decir, el de la ciudad o el estadual o provincial, también debe ser adoptado en la implementación de los principios fundacionales del ALBA para así maximizar la legitimidad del programa dentro de cada país participante.

Los movimientos sociales: importantes puntos de apoyoEntre los movimientos sociales y el liderazgo político de la región no hay todavía un grado de conciencia demasiado elevado respecto del ALBA. Existen muy pocos documen-tos de análisis serios sobre el tema, y menos aún son los que presentan propuestas concretas de la sociedad civil para el proceso.

Sin embargo, las discusiones y debates públicos recientes sobre el ALBA indican que el proyecto está comenzando a ser objeto de creciente atención. El Foro Social Mun-dial 2005 en Porto Alegre, Brasil, fue una oportunidad de promoción clave para Chávez. La propuesta del ALBA, aunque vagamente entendida en ese momento, fue bien recibida por los representantes de movimientos sociales clave en el Foro y, en diversas oportunidades, recibió el apoyo expreso a través de declaraciones, congresos y re-uniones de distintos grupos.

La propuesta del ALBA de construcción “desde los pueb-los” hace mención explícita a la relación del proyecto con movimientos sociales específicos. En el punto 8 “Tierra, soberanía alimentaria y reforma agraria”, afirma que el

ALBA buscará “fortalecer el nucleamiento de las orga-nizaciones rurales de Nuestra América, mediante el apoyo a la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC)”. En el punto 10, sobre la “Universidad”, declara que el ALBA buscará “fortalecer a la Organización Continental Latinoamericana y Caribeña de Estudiantes (OCLAE) como federación de los estudiantes universita-rios de Latinoamérica y el Caribe”.46

Entre las últimas declaraciones de apoyo al ALBA están precisamente las declaraciones realizadas en las reunio-nes de dos de los movimientos sociales más importantes de América Latina: el IV Congreso Latinoamericano de la CLOC/Vía Campesina, celebrado en Iximulew, Guatema-la, y la Tercera Cumbre de los Pueblos de América en Mar del Plata, Argentina. La cumbre de la CLOC/Vía Campe-sina realizada en octubre de 2005 reunió 178 represent-antes de 88 organizaciones indígenas y campesinas de 25 países. La declaración final del Congreso afirma: “Nos declaramos en movilización permanente contra el libre comercio, las reglas de la Organización Mundial del Co-mercio -OMC- y todos los instrumentos de dominación económica impuestos por los Estados Unidos y la Unión Europea. Nos sumamos a la Alternativa Bolivariana de In-tegración de las Américas -ALBA- y nos comprometemos a contribuir a su formulación, desarrollo y aplicación futu-ra. (...) Apoyamos las iniciativas de justicia para el campo y reforma agraria impulsada por la revolución Bolivariana en Venezuela”.47

La expresión más reciente de apoyo al ALBA, a pesar de ser un texto aparentemente algo tímido, ha sido la respu-esta de una gran diversidad de movimientos sociales y de pueblos indígenas, sindicatos y otras organizaciones reunidas en la Cumbre de los Pueblos de América en noviembre de 2005. La Cumbre de los Pueblos se realizó conjuntamente a la infausta Cumbre de las Américas en la cual el Presidente estadounidense George W. Bush no pudo cerrar las negociaciones sobre el ALCA y tuvo que hacer frente a protestas y manifestaciones masivas.48 La declaración final dice: “Nos empeñamos en favorecer e im-pulsar procesos alternativos de integración regional como la Alternativa Bolivariana de las Américas (ALBA)”.49

Vale la pena destacar que, como lo sugieren estas de-claraciones de apoyo algo vagas, el ALBA no tiene una existencia efectiva más allá de los acuerdos de Venezu-ela, Cuba y Bolivia. Las declaraciones de los movimientos sociales señalan que la participación en la construcción y gestión del ALBA todavía depende de un largo proceso

46 Ibid., p. 10; 13. Ibid., p. 10; 13.Ibid., p. 10; 13.47 Declaración del Cuarto Congreso de la Coordinadora Latinoameri�

cana de Organizaciónes del Campo, octubre 13, 2005. http://www.��b������.���

48 B�������������.���.

49 “Es posible y necesaria una integración desde y para los pueblos” Declaración final de la III Cumbre de los Pueblos de América”, noviembre 4, 2005.

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político y de la configuración de fuerzas que Chávez de-berá orquestar en los próximos años. Sin embargo ya es posible decir que políticamente, el ALBA tiene el apoyo de una base diversa de movimientos sociales latinoamerica-nos claves. Este apoyo tuvo una respuesta de reciproci-dad en la actitud del Presidente Chávez en Mar del Plata, donde él mismo se colocó al lado de los miembros de los movimientos sociales y las organizaciones políticas en la Cumbre de los Pueblos, en las manifestaciones contra Bush y la creación del ALCA.

Desde la Cumbre, las relaciones entre Chávez y los mov-imientos sociales se han profundizado a partir de dos nue-vas reuniones.

Una de ellas tuvo lugar en Venezuela durante el último Foro Social Mundial Policéntrico (enero de 2006). Allí un grupo de delegados de la asamblea de movimientos soci-ales (que incluyó movimientos de mujeres, ambientalistas, jóvenes, campesinos, activistas anti-libre comercio, traba-jadores y otros) se reunió con Chávez, intercambiando puntos de vista sobre la situación actual de las Américas.

En Viena, durante el encuentro social “Enlazando alterna-tivas 2” (mayo 2006), los Presidentes Chávez y Morales se reunieron con delegados/as de los movimientos socia-les y las ONG de América Latina y el Caribe. Durante la reunión, Chávez propuso profundizar el nivel de cooper-ación entre los movimientos sociales y los gobiernos de

Venezuela y Bolivia bajo el paraguas del ALBA, para dar forma a algunas iniciativas más concretas. Como ejemplo de ese tipo de proyectos, Chávez y el influyente líder del Movimiento de los Sin Tierra (MST) Joao Pedro Stédile describieron dos proyectos en común que están desarrol-lando con los campesinos venezolanos.

Se prevé que este diálogo continuará creciendo durante el 2006. Aunque algunos movimientos sociales no se si-enten cómodos con un relacionamiento tan estrecho con los gobiernos, existe consenso respecto de los contenidos de las propuestas de Chávez, lo cual facilita el diálogo. Desde sus comienzos, el ALBA tomó un conjunto impor-tante de ideas de las “Alternativas para las Américas”, una propuesta elaborada por la Alianza Social Continental, un actor clave en el movimiento social regional durante los

primeros años de resistencia al ALCA.50

Propuestas concretas para la institucionalización del ALBAEl documento Construyendo el ALBA… divide la pro-puesta del ALBA en 19 temas separados por áreas: 1. Petróleo y energía; 2. Transporte e Infraestructura; 3. Fuerzas Armadas; 4. Deuda Externa; 5. Finanzas, crédi-tos e inversiones; 6. Industria básica y ligera; 7. Recur-sos naturales; 8. Tierra, soberanía alimentaria y reforma agraria; 9. Educación; 10. Universidad; 11. Desarrollo científico tecnológico; 12. Medios de comunicación; 13. Salud; 14. Género; 15. Migraciones e Identidad; 16. Vivienda; 17. Democracia participativa y protagónica; 18. Movimiento indígena; 19. Movimiento de trabajadores.

Para cada uno de estos temas, el documento detalla una serie de políticas propuestas que sugieren la creación de nuevos acuerdos y reglamentaciones en el área del com-ercio, las finanzas, la migración, el trabajo y el medioambi-ente, y también prevé la creación de nuevas instituciones, centros, redes, comisiones, empresas, fondos, bancos, campañas, corporaciones, universidades y confederacio-nes de todo tipo. Esta multitud de nuevas instituciones semi independientes en el marco del paraguas regional del ALBA sería la fuerza burocrática dinamizadora de la alternativa bolivariana. Aunque lejos de incluir todos estos temas, los acuerdos del ALBA firmados en diciembre de 2004 entre Cuba y Venezuela y en abril de 2006 entre Bolivia, Cuba y Venezuela, recogen muchos de ellos en sus propuestas. Estos acuerdos están basados en lo que ahora se denomina en Venezuela como el “método del ALBA” –un marco orientador establecido en Construyendo el Alba... así como en una serie de discursos de Chávez y otros documentos del gobierno que conforman en forma

50 Ver el sitio web de la Alianza Social Continental, http://www.asc-h���.���.

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ALBA La respuesta venezolana al “libre comercio”

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tácita la base para una integración contra-hegemónica de América Latina y el Caribe.

A diferencia del ALCA, que busca acuerdos que promue-van el libre comercio, liberen a las empresas del control institucional de los Estados y de sus disposiciones para proteger al medioambiente y los derechos laborales, el ALBA propone una integración que no sólo se opone a estas reformas neoliberales, sino que además va mucho más allá de la simple firma de acuerdos y leyes. En el marco propuesto por el Congreso Bolivariano, el ALBA se va a constituir en una serie de organismos institucionales cuya función será establecer un nuevo espacio político para la creación conjunta de soluciones políticas y marcos de cooperación para cada uno de los 19 puntos mencio-nados antes, con cada organismo estrechamente relacio-nado a las estructuras estatales existentes. En el marco del método del ALBA -un conjunto de principios para esta nueva forma de integración regional-estas instituciones comienzan a tomar forma manifiesta en los acuerdos en-tre Venezuela, Cuba y Bolivia.

Más allá de estas construcciones burocráticas, el ALBA incluye la creación o ampliación de una serie de empre-sas públicas latinoamericanas, como PetroSur (la aso-ciación de empresas estatales petroleras recientemente conformada); una Compañía de Energía de América La-tina y el Caribe (asociación de las empresas públicas de esta área); GasSur (una corporación inter-estatal para la exploración y comercialización del gas natural); Líneas Aéreas de Latinoamérica y el Caribe (LALC); la Compañía de Seguros del Sur; el Banco Cooperativo del Sur (con la tarjeta de crédito “Nuestra América”); la empresa de televisión del Sur (TeleSur); la Red de Radiodifusoras de Latinoamérica y el Caribe; una empresa editora y un sello discográfico conjunto; y la Empresa de Comunicaciones Latinoamericana y Caribeña, entre otras. Se está negoci-ando la construcción de un gasoducto de 7.000 kilómetros de extensión entre Venezuela, Brasil, Bolivia y Argentina, aunque ha encontrado fuerte resistencia en la sociedad civil, en particular en los grupos ambientalistas y de de-fensa de los derechos indígenas.51

Argentina, Bolivia, Brasil y Venezuela también han dis-cutido la creación del Banco del Sur para promover el desarrollo social y económico y permitir una mayor au-tonomía respecto de las políticas y las condicionalidades de los préstamos del FMI en la región. Recientemente, tanto Brasil como Argentina han hecho pagos de deuda de gran dimensión al FMI, mucho antes de las fechas de vencimiento, en un esfuerzo por liberarse de las políticas fijadas en los acuerdos con el Fondo realizados en 1998 por Brasil y en 2001 por Argentina durante la crisis finan-ciera.52

51 Ver “South America: Criticism Rains Down on Mega Gas Pipe�line” [trad: Sudamérica: Arrecian cr�ticas sobre el supergasoducto] Mario Osava, Tierramérica, reimpreso en inglés por IPS, junio 1, ���6.

52 I���.

El gran número de instituciones, empresas, acuerdos, comisiones, etc. es realmente impresionante y deman-daría, para tener éxito, un nivel de afinidad y confianza muy alto entre los gobiernos latinoamericanos. El clima político actual en la región está muy dividido respecto de algunos temas clave, lo que hace difícil imaginar la imple-mentación de todo este cúmulo de medidas en un futuro inmediato.

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Bajo el gobierno de Morales, Bolivia se transforma en el miembro más nuevo del ALBAAmigo y decidido partidario de Chávez, el recientemente electo Presidente de Bolivia Evo Morales del Movimiento al Socialismo (MAS), se ha transformado en una figura central en la construcción del ALBA. Sus promesas de campaña in-cluían un rechazo casi total a la participación de Estados Unidos en la economía de su país, y dar pasos hacia la independencia a través de la cooperación con socios comerciales alternativos, así como la nacionalización de todos los hidro-carburos del país.

Poco después de su elección el 18 de diciembre de 2005, Morales realizó una gira preinaugural por ocho países –Cuba, Venezuela, España, Francia, Bélgica, China, Sudáfrica y Brasil- dejando claro que no piensa aislarse y busca esta-blecer asociaciones con otros países. Rompió además con una larga tradición dominante entre los Presidentes bolivianos electos, de realizar la primera visita como Jefes de Estado a Washington. En Cuba, declaró que Fidel Castro y Hugo Chávez eran “los comandantes de las fuerzas de liberación de América y el mun-do”.1

El 29 de abril de 2006, Morales tomó las medidas que muchos estaban esper-ando. Firmó oficialmente el ALBA en La Habana y dos días después declaró la nacionalización de todos los recursos de hidrocarburos de su país. En el marco del ALBA, Bolivia recibió apoyo y asistencia de Cuba en materia de salud y edu-cación (con el envío de 700 médicos y maestros cubanos y la donación de equi-pos y suministros médicos), y de Venezuela en fondos de asistencia y apoyo en el sector energético a cambio de la exportación de productos agrícolas.2

1 El Tiempo, “Evo Morales terminó visita a Cuba, donde obtuvo apoyo médico y educacional para su pa�s,”. Enero 1, 2006.

2 Prensa Latina. “A integração ganha força com base na ALBA”. [Trad.: La integración gana fuerza a partir del ALBA]. Bolivia, 27 de mayo de 2006.

Perspectivas de futuro del ALBA, desglosadas por país

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Si bien la nacionalización pareció al principio poner en riesgo la relación de Bolivia con los países vecinos, en particular Brasil, dado que Petrobras es uno de los prin-cipales actores del sector del gas en Bolivia, Morales ha logrado diluir estos temores. Al parecer seguirá un camino similar al de Chávez en el curso de la nacionalización de los hidrocarburos en Venezuela, buscando renegociar los términos de las sociedades extractivas con las multina-cionales en vez de simplemente mandarlas de vuelta a casa; en una visita reciente a Francia, destacó que la nacionalización no necesariamente es igual a una expro-piación total.3

El impacto total de esta nacionalización y la medida de los cambios estructurales en el sector energético del país todavía están por verse, sin embargo; al momento de re-alizar este trabajo, el resultado final de los acuerdos es sólo especulación, siendo más de 15 las multinacionales importantes que tienen intereses en la industria del gas natural en Bolivia. Como mínimo, es posible aseverar que si la extracción continúa, el Estado boliviano recibirá una parte mucho más grande de los beneficios que la que nunca antes haya recibido en su historia (ver en la sec-ción a continuación los detalles sobre la negociación con Brasil).4

La historia de Evo Morales de apoyo a Chávez y al ALBA es de larga data. Para la Cumbre de las Américas en noviembre 2005, Morales se dirigió a Mar del Plata desde Buenos Aires con la leyenda del fútbol Diego Maradona y cientos de manifestantes en el “expreso ALBA”, un tren contratado para transportar a los manifestantes a la cum-bre. De otra parte, Morales habló públicamente durante el evento y acompaño a Chávez en el estrado, generando muchos aplausos.5

La historia de Morales con Estados Unidos hizo además que pocos se sorprendieran por sus acciones una vez concluidas las elecciones. Durante la campaña electoral de 2002 en el país, la embajada de Estados Unidos en Bolivia había amenazado con dejar de prestar asistencia a Bolivia si Morales resultaba electo. Sin embargo, durante esta última elección se retractaron de estas declaracio-nes, y una vez conocidos los resultados, el Embajador estadounidense, David Greenlee, sostuvo una serie de reuniones con Morales en vistas a lograr una solución

3 Antonio Luiz M. C. Costa, “Entre Lula e Chávez, Bolivia: As ��������������������í�������������������������������������h���meio,” [Trad.: Entre Lula y Chávez, Bolivia: las realidades de su ��í����������������������������������������������������]C����Capital (Revista semanal de noticias brasileña), enero 1�, 2006.

4 “Bol�via; Evo Sticks to his Word,” [Trad: Bolivia, Evo cumple con su palabra”] Petroleum Economist, junio 5, 2006.

5 “Evo Morales, Maradona travel together to American ‘antisum�mit’,” [Trad.: Evo Morales y Maradona viajan juntos a la contra ���b���������A�é������]Xinhua General News Service���������bre 3, 2005.

amistosa a los numerosos problemas planteados sobre la mesa.6

No obstante, desde la nacionalización no está claro hacia dónde van las relaciones entre ambos países. La Secre-taria de Estado Condolezza Rice y el Presidente George W. Bush ambos han realizado declaraciones que sólo pu-eden ser consideradas como deliberadamente vagas re-specto a Morales y su supuesta ruptura de los principios de la democracia. El 22 de mayo, Bush dijo a los peri-odistas “Estoy preocupado- permítanme decirlo en forma clara- estoy preocupado por la erosión de la democracia en los países que mencioné” [Bolivia y Venezuela].7

Desde la nacionalización, la popularidad de Morales ha llegado a un pico histórico, incluso en la ciudad de Santa Cruz, donde su índice de aprobación trepó 24 puntos, llegando al 74%, tras haber enfrentado allí la más fuerte oposición durante las elecciones.8

Menos de un mes después de la nacionalización, Bolivia firmó un acuerdo con Venezuela por US$ 1.500 millones para una serie de proyectos a ser ejecutados en diferen-tes áreas por YPFB (la empresa boliviana estatal del gas y el petróleo –Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivia-nos) y PDVSA (la compañía petrolera estatal Petróleos de Venezuela S.A.). Ambas compañías han firmado un docu-mento, acordando discutir la posible creación de una em-presa de propiedad de ambas denominada Petroandina. Se prevé que la inversión venezolana en la cooperación energética con Bolivia será aproximadamente igual a la in-versión de Petrobras en la década pasada. El acuerdo in-cluye además el intercambio inmediato de petróleo vene-zolano por soja boliviana. Bolivia tiene un excedente de soja potencialmente ruinoso, generado por la pérdida de Colombia como socio comercial después de que este país firmara un TLC con Estados Unidos, que amenaza con inundar el mercado colombiano con soja estadounidense barata y subsidiada.9

Su segunda posición clave –ciertamente más controver-tida en el exterior que dentro del país- es su deseo de despenalizar el cultivo de la hoja de coca. Morales llegó al poder con esta plataforma como líder de los cocaleros o cultivadores de coca. Además de cultivar coca, un gran número de bolivianos mascan habitualmente la hoja y pre-paran té de coca en la misma forma en que otros pueblos

6 Roger Burbach, “Bolivia’s Realignment,” [Trad. Realineamiento ��B�������]ZN���������8�����6.

7 “US Concerned with Irresponsible Governance in Latin America,”[Estados Unidos preocupado por gobiernos irrespon�sables en Latinoamérica] States News Service, mayo 24, 2006.

8 “Bolivia: Morales Floats Land Reform Proposal,” [Trad.: Bolivia: Morales pone a circular la propuesta de reforma agraria”]Andean Group Report, junio 6, 2006.

9 El Universal. “Aliança binacional Bol�via-Venezuela multimil�ionária”. [Trad: Alianza bilateral multimillonaria entre Bolivia y Venezuela]. La Paz, 26 de mayo 2006.

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usan el café o el tabaco, como un estimulante suave. No está claro actualmente si Morales finalmente mantendrá esta política, aunque la situación actual indica que no es probable que en este tema preste atención a lo que digan los funcionarios estadounidenses.

Originalmente Evo Morales se presentó como candidato a la presidencia en 2002 y quedó en segundo lugar por escaso margen. Posteriormente fue un líder importante en la llamada “Guerra del Gas” de 2003, que culminó con la caída del presidente boliviano Gonzalo “Goñi” Sánchez Lozada. Los movimientos indígenas exigieron la nacional-ización de los hidrocarburos en el país y la cancelación de un plan para la construcción de un gasoducto de miles de millones de dólares para exportar gas natural hacia Esta-dos Unidos y México –un acuerdo que en ese momento se firmó con las empresas transnacionales British Oil, British

Petroleum y Repsol/YPF.10

El hecho que el acuerdo implicara que el gobierno boli-viano pagaría a Chile por el uso de los puertos chilenos, fue uno de los principales temas que profundizó el con-flicto. Bolivia y Chile tienen una disputa histórica pendi-ente que data de la Guerra del Pacífico en 1879, cuando Chile se apoderó de la única parte del territorio boliviano con acceso al océano. Este elemento histórico aumentó mucho la tensión en torno al uso de los puertos chilenos. En vez de vender el gas a los inversionistas extranjeros, muchos bolivianos afirman que se debe industrializar el gas en el país, debido a la enorme necesidad de empleos e ingresos, especialmente entre la población indígena.11

Cuba como co-fundador del ALBALa presencia de Cuba como co-fundadora del ALBA le aporta a la vez un patrimonio inmenso y una carga pesada a esta alianza. Si bien el país es reconocido internaciona-lmente por su liderazgo en el plano de la medicina social-izada y la educación pública de alta calidad (Cuba tiene más médicos per cápita que Estados Unidos, y una tasa impresionante de alfabetización que asciende al 100% según la UNICEF12), el infatigable presidente socialista de Cuba, Fidel Castro, tiene la dudosa distinción de ser el

�� Ariel Finguerut, As guerras da água e do gás na Bol�via [Trad: las guerras por el gas y el agua en Bolivia]. UNESP, Araraquara, B������������4.

�� David Rieff, “Che’s Second Coming?,” [Trad. ¿Segunda vuelta del Che?] New York Times Magazine, noviembre 20, 2005. Ver también Ben Dangl, “Interview with Evo Morales: Legalizing the Colonization of the Americas,” [Trad. “Entrevista a Evo Morales: La legalización de la colonización de las Américas] Counter-punch, diciembre 2, 2003. http://www.counterpunch.org/dan-gl12022003.html.

�� UNICEF, “At a Glance: Cuba,” Acceso junio 22, 2006. http://www.unicef.org/infobycountry/cuba_statistics.htm��

Jefe de Estado con más años en el gobierno, mantenié-ndose en el poder desde el triunfo de la revolución que él mismo lideró en 1959.13 En su calidad de aliado clave de la Unión Soviética en el Hemisferio Occidental, Castro, conjuntamente con su gran amigo y asesor Ernesto “Che” Guevara, dedicó mucha energía en la década de 1960 y 70 a “exportar la revolución” a América Latina y África. Después de la muerte del Che en Bolivia en 1967 y el subsiguiente ascenso de dictaduras cercanas a Estados Unidos en diversos países de América Latina durante las décadas de 1970 y 80, esta tarea revolucionaria se tornó más difícil. Tras el embargo comercial impuesto a la isla por Estados Unidos desde 1962 –y que aún mantiene—Cuba se volvió altamente dependiente del comercio con la Unión Soviética, y de los subsidios de ésta para mantener al país en marcha.

Después del colapso de la Unión Soviética, Cuba ingresó en lo que se conoce como el Período Especial, un tiempo de severa crisis económica que comenzó en 1991 con el abrupto corte del suministro de petróleo soviético al que el país estaba acostumbrado. Tras varias reorganizaciones importantes del sector agrícola que disminuyeron la de-pendencia en el petróleo y los petroquímicos, y cambios en el transporte y la industria para compensar la escasez de hidrocarburos, el país comenzó a emerger de la cri-

�3 [Nota del Editor] El Jefe de Estado con más tiempo en ejercicio es el Rey Rama IX de Tailan���(������J����9���946). Téc����������������������J����������������b�������q��������������������������������������������������B������Gabó�(������N�����b���8���967).������C��������q�����������������������1959��h�����������������J�����������������������������1976��cuando fue designado Presidente de la República; anteriormente hab�a sido Primer Ministro (Jefe de Gobierno), bajo un Presidente ����������.

Hugo Chavez and Fidel Castro in Havana

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sis, aunque los niveles de vida no han llegado aún a los niveles previos a 1991.14

En este contexto histórico, es obvio que Cuba tiene mucho que ganar con el ALBA, en particular, por lo que significa la importación de petróleo venezolano para una nación sedienta de petróleo. El ALBA puede ser visto en este sentido como una superación de la brecha que generó la ausencia de la Unión Soviética en la economía cubana. Como contrapartida, Cuba tiene poco que perder con esta alianza. Chávez, no obstante, al elegir a Castro como su principal socio, deja claro que su estrategia de construc-ción de alianzas no tiene que ver con encontrar el camino del medio entre las ideologías existentes en la región. Si bien se llama a si mismo un “social demócrata”, término utilizado por muchos Jefes de Estado moderados de Eu-ropa, su asociación con Castro lo posiciona claramente como una alternativa radical y diferente de las estrategias de integración y desarrollo amistoso con los Estados Uni-dos.

Si esta asociación será o no una carga negativa para el ALBA todavía está por verse. Hasta el momento, parece que el patrimonio complementario de Bolivia, Venezuela y Cuba probablemente constituya una sociedad intere-sante y mutuamente beneficiosa. En tanto los primeros dos países aportan al proyecto su vasta riqueza en re-cursos, que hasta ahora le había contribuido muy poco a la mayoría de sus poblaciones en términos de desar-rollo real, y Cuba aporta su gran experticia en brindarle servicios sociales excepcionalmente buenos –como los de salud y educación—a su pueblo carente de recursos monetarios y materias primas, resulta evidente que esta combinación tiene un gran potencial para lograr beneficios complementarios.

En el frente político, lo que ya ha resultado evidente es que la alianza de Venezuela y Cuba, junto con las últimas movidas políticas sin concesiones de Chávez (por ejem-plo, su retirada inminente de la Comunidad Andina como resultado de los acuerdos de comercio bilaterales de Es-tados Unidos y Perú, y Estados Unidos y Colombia) es-tán dejando claro para el resto de América Latina que se trata de un continente crecientemente bipolar, en el cual puede ser necesario elegir bandos. Como lo describimos a continuación, el Presidente Lula de Brasil es quizá el más conflictuado de los líderes regionales claves en este aspecto, y todavía está intentando encontrar un camino que lo deje en buenos términos tanto con Bush como con Chávez.

�4 Ver Fernando Funes, Luis Garcia, Martin Bourque, Nilda Perez y Peter Rosset (eds.), Sustainable Agriculture and Resistance (Berkeley: Food First Books), 2002.

El papel ambiguo de Brasil en la regiónAunque los movimientos sociales identifican al ALCA como un proyecto imperialista del gobierno de Estados Unidos para América Latina, cuando uno analiza las relaciones internas dentro de América Latina, descubre que Brasil –el gigante económico, demográfico y territorial de la región—mantiene a menudo una actitud imperialista con relación a sus vecinos en el ámbito local.

Existe una ambigüedad en la actitud de los países de América Latina hacia Brasil y de Brasil hacia ellos. En al-gunos temas, se percibe como importante desde el punto de vista estratégico para los países de la región tener un líder único y fuerte. Brasil ha asumido en general este pa-pel, y en ciertas circunstancias, ha sido capaz de aliviar algunas presiones externas de Estados Unidos sobre los países más débiles de la región. Irónicamente, la OMC ha sido uno de los espacios más fructíferos en este sentido –las demandas de Brasil contra Estados Unidos por el al-godón y el acero fueron muy agradecidas por los países afectados en todo el mundo.15 Como contrapartida, este liderazgo tiene su precio en una actitud más dominante e intervencionista de los elaboradores de la política exterior brasileña.

En Haití, por ejemplo, el liderazgo de Brasil sobre las fuer-zas de Naciones Unidas también es emblemático de la política exterior ambigua del país en América Latina. Bra-sil actúa a la vez como líder de la integración y, en cierto sentido, como fuerza imperialista. El comando brasileño de las tropas de Naciones Unidas en Haití ha sido usado por Estados Unidos como prueba de su liderazgo region-al, y es usado por Brasil como un punto a su favor en su reclamo cada vez mayor –especialmente bajo la adminis-tración de Lula- por un lugar permanente en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, con vistas a la remota chance de su ampliación.16

A nivel comercial, Petrobras, la empresa petrolera estatal brasileña, es emblemática de la actitud ambigua hacia América Latina. Petrobras tiene una estrategia expan-sionista en América Latina. En Ecuador, la empresa ac-túa como cualquier otra compañía transnacional privada,

15 “Brazil pleased with WTO cotton decision,” [Brasil conforme con la decisión de la OMC sobre el algodón] Agencia France-Presse, junio 18, 2004.

�6 Verena Glass, “Brasil no Haiti será laranja dos EUA, dizem ativistas,” [Trad.: “Brasil en Hait� será peón de Estados Unidos, dicen los activistas”] Rebelión - www.rebelion.org, originalmente publicado en Agencia Carta Maior. Mayo 13, 2004.

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dando prioridad a los intereses de los accionistas y a las tasas de ganancia. La empresa es muy criticada por la extracción de petróleo en las áreas de reserva natural y biológica de Orellana y Yasuní, que son territorios ocupa-dos por pueblos indígenas.17

La actividad extractiva de Petrobras “destruye áreas de subsistencia, estructuras comunitarias y la salud de las familias”. En junio de 2005, más de 120 indígenas de la comunidad Huaorani de la Amazonía ecuatoriana se man-ifestaron en las calles de Quito, la capital del país, protes-tando contra la expansión de la “frontera petrolera” en la región. Su principal objetivo era detener la construcción de una nueva carretera en la zona, a cargo de Petrobras.

Petrobras niega estas acusaciones en sus documentos oficiales y afirma que ha apoyado “el desarrollo de comu-nidades locales a través de proyectos que promueven, a largo plazo, su autosustentabilidad, basada en la autoges-tión de la comunidad y en el interés y derechos … de los ciudadanos”.18

Petrobrás no solamente está ya presente y operando den-tro de las reservas ecológicas, sino que la política exterior actual de Brasil se basa precisamente en la venta de los recursos naturales para cubrir el servicio de la deuda ex-terna.

Los movimientos sociales y las comunidades afectadas por las actividades de la empresa a menudo reclaman que los movimientos sociales brasileños promuevan moviliza-ciones de masas a nivel local contra Petrobras y sus activ-idades en el exterior. Sin embargo, dentro de Brasil, Petro-bras ha estado, desde su creación, asociada fuertemente a la soberanía nacional y es ampliamente respetada como una de las pocas empresas públicas que es competitiva a nivel internacional y que desarrolla tecnología de punta. Como tal, Petrobras disfruta de una alta estima entre la sociedad brasileña, siendo incluso fuente de orgullo para el pueblo brasileño. Es muy improbable que haya grandes manifestaciones de los movimientos sociales brasileños en contra de Petrobras, incluso aunque los temas que se planteen en los países vecinos sean legítimos.

En Bolivia, Petrobras daba cuenta del 18% del PBI na-cional en 2005,19 y controlaba alrededor del 25% del gas natural, además de ser propietario del 50% de los ga-soductos y dos refinerías de gasolina en el país. Desde 1996, la empresa ha invertido US$ 1.500 millones en Bo-livia además de US$ 2 mil millones adicionales para llevar el gas a los consumidores brasileños,20 y desde 2001,

17 Brasil de Fato (Diario de organizaciones de base brasileñas), “Petrobrás, desrespeito ao meio-ambiente,” [Trad: Petrobras, el desprecio por el medioambiente] p. 6, noviembre 17, 2005.

�8 Ibid.�9 Bel Mercês, “A Bol�via para os bolivianos”. [Trad: Bolivia para

los bolivianos]. Brasil de Fato, enero 19-25, 2006.

�� Folha de S. Paulo (diario brasileño), “Entenda a atuação e os interesses da Petrobras na Bol�via”. [Trad.: Para entender los

la empresa ha estado haciendo prospección en busca de gas natural y petróleo en las pequeñas ciudades de San Alberto y San Antonio.

El Presidente boliviano Evo Morales, electo en diciembre de 2005 con el compromiso de nacionalizar todos los hi-drocarburos del país, se vio embretado en una tarea com-plicada –cumplir efectivamente su compromiso de nacio-nalizar, sin perder aliados nacionales importantes como Brasil, que tiene intereses muy fuertes en los recursos bolivianos. En su visita a Brasil el 13 de enero de 2006, una semana antes de asumir como Presidente de Bolivia, Morales aseguró al Presidente Lula que las inversiones brasileñas en Bolivia no serían afectadas negativamente por ninguna de las políticas a aplicar.21 Tres meses y me-dio después, el 1º de mayo de 2006, el ejército boliviano ocupó los campos de exploración de las compañías ex-tranjeras y Morales declaró la nacionalización de la ex-ploración de gas y petróleo.22

El decreto de nacionalización puso en práctica la ley apro-bada por la legislatura boliviana en 2005 como resultado de las demostraciones callejeras lideradas por los mov-imientos de los pueblos indígenas y de un referéndum en 2004, en el cual el 92% respaldó la nacionalización del petróleo y el gas.23 Esta medida significó que las prin-cipales compañías extranjeras tuvieran que devolver sus propiedades a la empresa estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) que decidirá las condiciones de venta, incluidos los precios y volúmenes a ser vendidos en el mercado interno y al exterior.24

Si bien los representantes de Petrobras dijeron que la na-cionalización fue una decisión “unilateral” del gobierno bo-liviano y declararon que había afectado sustancialmente las condiciones de funcionamiento en el país, al final la nacionalización no afectó los contratos de suministro en-tre Petrobras e YPFB, y en consecuencia no se generó ningún riesgo de escasez de gas en Brasil.25

intereses y la actuación de Petrobras en Bolivia]. Folha Online. 1º ������������6.

�� La Nación (diario argentino), “Evo Morales afirmó que no afectará los intereses de Brasil: Garantizó las inversiones en su país,” enero 14, 2006.

�� Folha de S. Paulo (diario brasileño), “Exército ocupa campos de petróleo e gás na Bolívia” [Trad.: El ejército ocupa los campos de petróleo y gas de Bolivia]. Folha Online. Mayo 1º, 2006.

�3 The Economist. “Now it’s the people’s gas” [Trad: Ahora es el gas del pueblo]. p. 37-38, mayo 6–12, 2006.

�4 Folha de S. Paulo (diario brasileño), “Petrobras vai analisar junto com governo reação à medida de Morales”, [Trad.: Petrobras va a analizar junto con el gobierno la reacción a adoptar frente a la medida de Morales]. Folha Online. 1º de Mayo, 2006.

25 Ibid. “Petrobras vai analisar junto com governo reação à medida de Morales”, [Trad.: Petrobras va a analizar junto con el gobierno la reacción a adoptar frente a la medida de Morales]. Folha On�line. 1º de Mayo, 2006.

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La decisión puso al Presidente Lula bajo una enorme pre-sión interna, ya que los medios nacionales y prominentes figuras públicas reclamaban una respuesta más enérgica de Brasil para recuperar el control de los campos petrole-ros ocupados por el ejército boliviano.26 Lula, sin embar-go, actuó con calma y buscó renegociar los precios con el gobierno boliviano a través del diálogo diplomático. El 29 de mayo de 2006, Evo Morales declaró que el ejér-cito iba a retirarse de las 56 instalaciones petroleras de la brasileña Petrobras, la argentino-española Repsol/YPF, la francesa Total y las británicas British Gas y British Pe-troleum,27 que habían estado ocupadas por más de tres mil soldados bolivianos desde el 1º de mayo, fecha del decreto de nacionalización.

En los últimos años, el gobierno brasileño ha incentivado fuertemente a muchos sectores industriales –principal-mente en San Pablo, la ciudad más grande del país—a reconvertir su fuente de energía de petróleo a gas natural. Aunque este episodio se resolvió bastante rápido a nivel diplomático, el riesgo potencial que representaba la na-cionalización de los hidrocarburos en Bolivia ha reavivado un importante debate en el seno de la sociedad brasileña sobre la necesidad de desarrollar alternativas frente a la “dependencia boliviana” del país con respecto al suminis-tro de gas natural de Bolivia.28

Hugo Chávez ha jugado un papel de mediador en la región tanto durante el episodio de la nacionalización bo-liviana como en el reciente debate que ha surgido entre Argentina y Uruguay sobre la construcción de las plantas de celulosa en la margen uruguaya de la frontera sobre el Río Uruguay. “No habrá una ruptura, como algunos quer-rían entre Brasil y Bolivia, ni entre Argentina y Uruguay ... Existe un fuerte deseo de integración en la región”, dijo Chávez a la prensa.29

�6 Ibid. “Chaves vê pressão sobre Lula para endurecer com Bolivia”. [Trad. Cháves ve las presiones que sufre Lula para que endurezca su postura con Bolivia]. Folha Online. Mayo 12, 2006.

27 Agencia EFE. “Morales ordena que militares deixem campos petrolíferos”. [Trad: Morales ordena al ejército que se retire de los campos petroleros]. La Paz, mayo 29, 2006.

�8 ������������������é�������h������������������������������ó���������������������b������������������������q���������í�����������������������������������������������������ó������gas. En el caso de la Unión Europea por ejemplo, que depende del gas provienente de Rusia, controlado por la estatal Gazprom, que ����������������������6%��������������������������������.����������������������������������������������������������������������������������������ó�h��������������������������������relación que hoy preocupa al Parlamento europeo, que trabaja ��������������������b��������������é���������U�q������í�introducir alternativas a esa dependencia. The Economist, “Who’s afraid of Gazprom?”. p. 61-62, mayo 6-12, 2006.

�9 Folha de S. Paulo (diario brasileño), “Chaves vê pressão sobre Lula para endurecer com Bolivia”. [Trad: Chavez ve las presiones q�����������������q�������������������������B�������].����h�Online. May 12, 2006.

La actitud del ALBA se opone a la práctica e ideología ac-tuales que promueven la explotación ilimitada de los re-cursos naturales. En particular, el ALBA se opone a la con-versión de los preciosos recursos naturales en materias primas exportables, usadas exclusivamente para generar el excedente de divisas necesario para pagar los intere-ses de la deuda externa. La estrategia de integración del ALBA, aunque algo vaga, propone una integración que se construye sobre una relación diferente de la humanidad con la naturaleza.30

Una de las iniciativas concretas de integración regional más allá del comercio, en el espíritu del ALBA, se expresó durante las últimas charlas llevadas adelante entre Bra-sil, Venezuela y Argentina sobre cooperación en el sector energético, con especial énfasis en el gas natural. El 19 de enero de 2006, Kirchner y Chávez se encontraron con Lula en Brasilia para analizar la construcción de un Gaso-ducto del Sur, un gasoducto de 7.000 Km. de extensión que generaría cerca de un millón de puestos de trabajo durante su construcción, y que se espera que estimule y traiga beneficios a una gran variedad de industrias a lo largo de su recorrido. Bolivia también ha sido incluida en el proyecto de gasoducto que involucra a Petrobras, la empresa argentina Enarsa, Petróleos de Venezuela (PD-VSA) y su última incorporación Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB). Esto tiene una significación particular, ya que Bolivia tiene la segunda reserva más grande de gas natural del continente, detrás solamente de Venezuela.31 El costo de la construcción del gasoducto se estima en US$ 23 mil millones.

Aun siendo un recién llegado al proyecto, Bolivia movió sus fichas para restringir la participación de Petrobras, argumentando que deberían participar únicamente las compañías estatales. Petrobras, que es una empresa en la cual el Estado tiene el 55.7%, no cumpliría con ese cri-terio. El Ministro de Relaciones Exteriores brasileño Celso Amorín replicó diciendo que si Petrobras no participa “sim-plemente no existirá ningún Gasoducto del Sur, sino sola-mente un gasoducto del occidente”.32 Rafael Ramírez, Ministro de Energía y Petróleo de Bolivia confirmó –a pesar de la crisis generada por la nacionalización de los hidrocarburos en Bolivia- la realización de una reunión en Caracas el 7 de julio de 2006 para discutir el gasoducto

3� ����������.���.���.46.

3� La Jornada. “Avanza plan de Argentina, Brasil y Venezuela del gasoducto sudamericano”. 20 de enero, 2006.

3� Folha de S. Paulo (diario brasileño). “Morales nega expulsar Petrobras e fala com Lula amanhã” [Trad: Morales niega expul�sión de Petrobras y hablará mañana con Lula]. Folha Online. Mayo 12, 2006.

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entre técnicos y ministerios de los cuatro países.33 34 Por otra parte, siempre se ha entendido que la política exterior y comercial de Brasil está regida por la visión de que una mayor liberalización del comercio favorece los intereses del país. La meta de esta estrategia es asegurar un mayor acceso a los mercados norteamericanos y europeos que podría así conducir a la compra de más cantidad de pro-ductos básicos brasileños de exportación.

La estrategia brasileña reciente en la última Conferencia Ministerial de la OMC en Hong Kong es un signo clarísimo del papel ambiguo del país en la región. Para impulsar un acuerdo comercial con los países desarrollados, la diplo-macia brasileña silenció a otros países en desarrollo im-portantes como Venezuela, Cuba, Indonesia y Sudáfrica, que estaban en contra del resultado propuesto. Eso refleja el ingreso de la política exterior brasileña como parte del status quo en el marco de la correlación de fuerzas den-tro de la OMC, lo que puede acarrear el surgimiento de otros liderazgos, incluso dentro de América del Sur, en oposición a las movidas recientes de Brasil.35

Las relaciones complejas de Brasil con Estados UnidosAntes que Lula llegara a la presidencia en 2003, y funda-mentalmente durante las dos Presidencias de Fernando Henrique Cardoso, la política exterior brasileña siempre había buscado permanecer bien cerca de las posiciones estadounidenses, tanto en los temas políticos como en los comerciales. Sin embargo, Brasil siempre ha tenido una agenda comercial diversificada con muchos otros países, que la hace menos dependiente de las relacio-nes comerciales con Estados Unidos que muchos de sus vecinos. Éste es uno de los muchos factores importantes que hacen que la situación comercial de Brasil sea más cómoda que las de otros países de la región.

Esta diversificación ha habilitado a Lula a llevar adelante una serie de maniobras políticas internacionales agresi-vas, como la creación del G20 o la apertura del debate de

33 Ibid. “Ministro venezuelano confirma reunião sobre gasoduto do Sul”. [Trad: Ministro venezolano confirma la reunión sobre el Gasoducto del Sur]. Folha Online. Mayo 22, 2006.

34 [Nota del Editor] Associated Press informó el 27 de julio de ���6���������������ó�������b������������������������q��‘La compañ�a de energ�a rusa OAO Gazprom se unirá al proyecto respaldado por Venezuela para construir un gasoducto ... que unirá las vastas reservas de gas natural de Venezuela a través de Brasil h�����A����������������������q��������������B��������������������Uruguay’. http://news.moneycentral.msn.com/provider/provider�article.asp?feed=AP&Date=20060727&ID=5903103

35 Entrevista con Walden Bello realizada por João Peschanski. Brasil de Fato, enero 19-25, 2006.

las patentes farmacéuticas, confrontando a veces abierta-mente las posiciones estadounidenses. Al mismo tiempo, si Estados Unidos eventualmente cede a las demandas brasileñas (o del G20) de mayor acceso a los mercados de los países desarrollados para los productos agrícolas, Brasil también abrirá sus fronteras en áreas claves de in-terés para Estados Unidos, principalmente los servicios y los bienes industriales.

Vale la pena destacar que el conflicto de Brasil con Esta-dos Unidos no radica en que tengan diferentes concep-ciones del comercio internacional, sino únicamente en la estrategia contradictoria de Estados Unidos, que manifi-esta un discurso liberalizador y a la vez practica el pro-teccionismo en su política interna, algo que condena no obstante en los demás.

La política exterior brasileña actual opera con márgenes muy estrechos, y no tiene una única estrategia. Depen-diendo del tema en cuestión, el país puede ser progre-sista, pero puede tornarse completamente conservador. Un caso ejemplificante fue la reciente recepción de Lula a George W. Bush con todos los honores diplomáticos y una celebración con un asado de lujo, y, unos pocos días después, el mismo trato ofrecido a Hugo Chávez, como si esto fuera normal y coherente. El propio Bush, en una visita reciente a Brasil, ha reforzado el papel de Lula –en realidad de Brasil- como líder e interlocutor regional en los temas comerciales, y también en los políticos, especial-mente en lo que Bush denomina las tensiones crecientes con el Presidente Chávez.36

Kirchner en Argentina: partidario clave del ALBAEl potencial para que Argentina participe plenamente en el ALBA es quizá mayor que en el caso de Brasil. Tras la paralización económica y la crisis monetaria en el país en 2001, las protestas masivas y un auge de los movimientos sociales han dotado a los líderes políticos, particularmente al actual Presidente Néstor Kirchner, con un mandato vig-oroso de tomar acciones decididas a nivel internacional para rescatar de las garras de la economía global y las in-stituciones financieras internacionales a una nación otrora rica. Esto implicó un default descarado respecto de los pagos de la deuda externa con las organizaciones inter-nacionales y los acreedores privados, así como un abierto rechazo a las medidas de austeridad del FMI y, más am-pliamente, al proyecto neoliberal en su conjunto. Kirchner también ha hecho alianzas importantes con los sindicatos, y ha impulsado fuertes programas sociales que le permiti-eron mantener una popularidad sorprendentemente alta a todo lo ancho del espectro socioeconómico y político, es-

36 El Pa�s (diario). “Bush oferece apoyo a Lula como l�der regional,” noviembre �, 2005.

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pecialmente si tenemos en cuenta que antes de su elec-ción él era relativamente desconocido.37

Kirchner también ha manifestado públicamente una afini-dad con Chávez y el deseo de aumentar los lazos con Venezuela, tanto en los foros internacionales como a través de la reciente co-financiación de TeleSUR y el in-tercambio de ganado argentino por petróleo venezolano que ha gozado de amplia popularidad. Además, Chávez financió (a través de un paquete de crédito) la cancelación anticipada de todas las deudas –y los consiguientes com-promisos políticos—de Argentina con el FMI.38 Desta-cando con inteligencia que Chávez es una figura popular tanto en Argentina como en Venezuela, Kirchner no ha hecho ningún intento serio de distanciarse del líder de la revolución bolivariana.39 Pero al mismo tiempo, esto no debe interpretarse como una señal de que Kirchner está dispuesto a saltar en forma inmediata al vagón del ALBA con Chávez y Castro. Esta actitud ciertamente despertaría la ira de Estados Unidos y posiblemente alejaría más a Argentina de Brasil40 –ambos gigantes son los principales socios comerciales de Argentina. Aunque uno podría se-ñalar la reciente postura de Brasil y Argentina contra el ALCA como una prueba de su interés concreto en una alternativa como el ALBA, muchos han especulado que más que una posición de principios de Lula y Kirchner, esta oposición es más bien una prueba de resistencia calculada que ambos utilizan para sacar provecho del sentimiento anti-estadounidense en la región y del capital político que conlleva, a fin de fortalecer su posición nego-ciadora en pos de condiciones de acceso a los mercados estadounidenses más favorables para los productos agrí-colas brasileños y argentinos.41

37 Andrés Gaudin, “The Kirchner Factor”. NACLA Report on the Americas, enero/febrero 2005, p. 16.

38 Larry Rohter, “As Argentina’s Debt Dwindles, President’s Power Steadily Grows,” [Trad. Mientras la deuda argentina se reduce, el poder del Presidente crece constantemente] The New York Times, �����3�����6.

39 Bill Cormier, “To Washington’s dismay, Chavez courts support among Latin America’s new left,” [Trad.: Para desasosiego de Washington, Chávez recoge apoyo entre la nueva izquierda de América Latina] Associated Press, mayo 23, 2005.

4� A��q��A����������B��������������������������������������������������������������í���é�������������������������������������������������������������b�������b�������������������������������mercial del Mercosur, también comparten una rivalidad de larga data q�������������������ú�b�������������������������������������������en este último tiempo, en las peleas comerciales. Ver Mario Osava, “Trade disputes threaten Argentina-Brazil Relations,” Inter Press Ser�vice, noviembre 2�, 2005.

4� Alan Clendenning, “Leaders at Americas summit deadlocked over free trade zone following violent protests,” [Trad: Callejón sin ���������������������b���������������������í�����������C��b���������A�é��������������������������������������]A��������������������noviembre 5, 2005.

Las elecciones en México agudizan la di-visión regionalLa posibilidad de que México se sume al ALBA resulta ahora sumamente improbable en el corto plazo, tras la elección de Felipe Calderón –un candidato pro-estadoun-idense y favorable al libre comercio—el pasado mes de julio. Calderón obtuvo una victoria muy ajustada en las elecciones del 2 de julio, que fue finalmente confirmada en medio de una gran polémica el 6 de septiembre. Aunque fue apadrinado por su predecesor Vicente Fox, su capa-cidad de maniobra será extremadamente limitada, ya que asume la presidencia el 1 de diciembre en un clima de gran inestabilidad política y con el país profundamente di-vidido entre el norte industrial –base del Partido de Acción Nacional (PAN) de Calderón- y el sur –rico en recursos naturales, pero sumamente pobre y con predominancia indígena—que apoya fuertemente al candidato del Par-tido de la Revolución Democrática (PRD) y ex alcalde de México, Andrés Manuel López Obrador (popularmente conocido como AMLO). Aunque AMLO – que se niega a ser calificado como el Chávez de México—no logró ganar las elecciones (en circunstancias muy oscuras), su capac-idad de movilizar el apoyo público masivo entre los pobres de la ciudad y en el Sur del país, le hará difícil a Calderón aplicar las políticas económicas neoliberales con el mismo entusiasmo con que lo hizo Fox. Sin embargo, es prob-able que la opción del ALBA no figure en la agenda de México por un tiempo largo.

El movimiento Zapatista en Chiapas en el sur de México ha expresado su solidaridad con Chávez. Si bien su influ-encia en las relaciones políticas formales entre Venezuela y México, es por decir algo, mínima, su significado simbóli-co para los movimientos sociales de la región y su fuerza política dentro de México le presta un sello de credibilidad y apoyo al proyecto de Chávez.

Todavía está por verse, sin embargo, si el estilo de lider-azgo tradicional de Chávez es compatible a nivel más pro-fundo con los principios de los Zapatistas, de orientación no jerárquica y más de base. La “otra campaña”, la iniciati-va más reciente de los Zapatistas diseñada para reclamar la intervención popular masiva en la constitución misma y los cimientos del Estado mexicano, deja en evidencia un cierto paralelismo entre la táctica actual del grupo y los esfuerzos nacionales de Chávez por rescribir la consti-tución venezolana e intentar engendrar una participación más significativa del pueblo venezolano en el proceso político.42

4� Elio Henr�quez y Luis Gómez. “La otra campaña no ofrece solu�ciones, sino la propuesta de construir un nuevo pa�s”. La Jornada, ������������6.

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Estados Unidos “preocupado” con PetroCaribe y PetroSurLa creación de la alianza PetroCaribe en julio de 2005 –un plan a largo plazo para que Venezuela proporcione petróleo a precios rebajados y apoyo para el desar-rollo a 14 países del Caribe- es una señal del compromiso de Chávez de mostrar seriamente su generosidad en vistas a llamar la atención sobre su proyecto de integración para la región así como para el propio ALBA. Conjuntamente con el acuerdo, se creó el Fondo ALBA Caribe, que recolectará fondos de todos lo miembros de la alianza PetroCaribe y los asignará a proyectos de desarrollo en los países más pobres de la región. Además de precios rebajados, PetroCaribe también ofrece un financiamiento preferencial a un interés sumamente bajo para los países del Caribe, y la opción de pagar por el petróleo con productos de ex-portación también rebajados, como azúcar o bananas.

Entre las derivaciones interesantes que trajo este plan se encuentra una car-ta envidada por el Departamento de Estado estadounidense a los asistentes a la cumbre en la que se conformó PetroCaribe. En la cumbre, Chávez leyó el siguiente pasaje de la carta: “Estados Unidos está seriamente preocupado por la creciente amenaza a la democracia en Venezuela, la concentración de poder en el ejecutivo de ese país, la politización del poder judicial, una autoridad electoral corrupta que no inspira confianza, y el ataque a los derechos civiles básicos y el imperio del derecho... Existen pruebas cada vez mayores de que Venezuela usa activamente su riqueza petrolera para desestabilizar a sus vecinos democráticos en las Américas, a través de la financiación de grupos extremistas y antidem-ocráticos en Bolivia, Ecuador y otras partes”. Chávez repudió estas acusacio-nes, aludiendo a la larga historia de apoyo estadounidense a las dictaduras de la región. Ignorando las peticiones estadounidenses, los 14 países firmaron el acuerdo voluntariamente. El Primer Ministro jamaiquino PJ Patterson se refirió

Novedades regionales

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a PetroCaribe como “un salvavidas bienvenido”.1 Poco después, el Primer Ministro francés Dominique Villepin felicitó públicamente a Chávez por la fundación de Pet-roCaribe y juntamente con el Presidente Jacques Chirac, le dio a Chávez una muy cálida recepción diplomática en París.2

PetroSur, otra alianza petrolera propuesta por Chávez y compuesta de productores petroleros de Brasil, Argentina y Venezuela, tiene considerable potencial para cambiar la dinámica de la producción de energía en la región. A pesar que los detalles y la integración final del grupo todavía están armándose, es un esfuerzo ambicioso para unifi-car las empresas petroleras estatales de América Latina. Hasta el momento, tres proyectos están sobre la mesa para ser manejados conjuntamente por el grupo –nuevas iniciativas de exploración en Venezuela y Argentina, y la construcción de una nueva refinería en Brasil.

Aunque los comentaristas conservadores en Estados Uni-dos han llegado a hablar del grupo como una OPEP latino-americana, en realidad no ven la verdadera fuerza poten-cial que tiene la coalición. Al colaborar en las tecnologías de extracción y suministrarse petróleo y gas natural entre sí, los países latinoamericanos pueden reducir e incluso eliminar su dependencia de las gigantescas empresas petroleras multinacionales para la extracción, producción y distribución de petróleo y derivados.3

Emergen dificultades en la formación del MERCOSUREl proceso de desarrollo del MERCOSUR también ha sido un punto de conflicto y disputa entre los países miembros latinoamericanos. Originalmente compuesto por cuatro miembros plenos (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) y dos miembros observadores (Chile y Bolivia), el MER-COSUR se inspiró en el ejemplo de la Unión Europea, demostrando que siempre ha existido la voluntad de crear una unión más amplia, en la cual no solamente se nego-cien acuerdos comerciales, sino que además permita crear una moneda común y acordar unificaciones jurídicas. Por ejemplo, los ciudadanos de los países miembros pueden hoy viajar dentro del bloque utilizando su documentación nacional, sin ninguna necesidad de pasaporte o visa. Sin embargo, la principal prioridad ha sido la integración com-ercial, y es precisamente en el terreno comercial donde se

1 “Caribbean-Venezuela: Region snubs US, signs on to Chavez deal,” Latin American Weekly Report, julio 5, 2005,

2 Lamia Oualalou, “French President, PM ‘show support’ for Ven�ezuelan president,” Le Figaro (traducción de la BBC Worldwide Monitoring), octubre 20, 2005.

3 Ramiro Escobar, “Fiesty Chavez says FTAA trade pact is dead,” [Un Chávez feliz dice que el pacto de comercio del ALCA está muerto] Inter Press Service, julio 19, 2005.

presentan los problemas que hacen particularmente difícil la consolidación del MERCOSUR como bloque regional.

Los intereses comerciales conflictivos y contradictorios han eclipsado otros intentos de integración durante el período último de negociaciones del MERCOSUR, y los problemas relacionados con la inestabilidad económica de cada país frecuentemente han sido identificados como los obstáculos más importantes para el fortalecimiento del bloque.

Venezuela pasó a ser miembro pleno del MERCOSUR en mayo de 2006, denotando así la percepción venezo-lana de que el proyecto del ALBA todavía es frágil. Para Chávez, el ALBA todavía es más un proceso en construc-ción que una realidad que le brinde ventajas a Venezuela por sobre otros agrupamientos regionales. En el mediano plazo, Venezuela ha resuelto reforzar su posición comer-cial tanto en el proceso del ALCA como dentro de la OMC uniéndose al MERCOSUR, a pesar de sus problemas y dificultades.

Para el presidente argentino Néstor Kirchner, el ingreso de Venezuela representa la posibilidad de establecer un nuevo equilibrio de fuerzas en el interior del bloque, dado que Argentina comparte ahora con Venezuela la posición de segunda potencia, en tanto que Brasil lidera el grupo. El MERCOSUR ciertamente no representa nada cercano a un bloque regional de resistencia anti-imperialista, como sí intenta hacerlo el ALBA, pero el hecho que de ahora en adelante incluya a Argentina, Brasil y Venezuela ya es significativo –incluso más con Kirchner, Lula y Chávez, los tres líderes fuertes e innovadores de las tres economías más grandes del subcontinente, al timón del MERCOSUR. A pesar de las muchas contradicciones y ambigüedades de la administración de Lula, vale la pena destacar que su posición hacia Chávez y Kirchner ha sido mucho más amistosa y cooperativa que competitiva u hostil.

ALBA: ¿un modelo que trasciende el hemisferio occidental?Como analizáramos antes, la popularidad de Chávez en el mundo ha crecido inmensamente en los últimos años en la medida que se ha mostrado capaz de articular, con un sentido de la oportunidad impecable, lo que pocos otros políticos han tenido el coraje de decir frente a la hege-monía militar y económica de Estados Unidos en el plane-ta. La participación de Chávez en la OPEP ha demostrado claramente su capacidad de acercamiento a líderes ex-tranjeros, a pesar de que es probable que sus colegas de la OPEC lo aprecien menos por los altos ideales de la Revolución Bolivariana que por sus desenfadados lla-mados a a subir los precios del petróleo y, más reciente-mente, a reducir la producción.

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Si el ALBA es un modelo viable para la integración region-al fuera del Hemisferio Occidental dependerá ciertamente de la habilidad de Chávez para demostrar que la política compleja de competencia por el control de los recursos naturales y las rivalidades regionales pueden ser subyuga-dos por esfuerzos serios de cooperación y colaboración entre los países para lograr su desarrollo colectivo. Por ahora, sin embargo, Chávez sólo ha conseguido asegurar la asociación plena de Cuba y Bolivia, dos de los países más débiles de la región y con poco que perder al unirse al acuerdo. Hasta el momento, el ALBA no ha encontrado mucho eco en los gobiernos de Brasil y Argentina, los dos gigantes económicos de la región. Aunque haya por un lado entusiasmo por colaborar con Chávez, en estos dos países también coexiste, como lo analizáramos anterior-mente, una actitud dubitativa a la hora de participar en una unión que podría ofender decididamente a Estados Unidos, un socio comercial clave de ambos países. Estas relaciones complejas y contradictorias –el propio Chávez, con su petróleo, obviamente está al mando de un país que es uno de los mayores exportadores de productos básicos de la región a Estados Unidos—son de cierto modo carac-terísticas de la región.

Si posamos la mirada en África y Asia en particular, en-contramos precedentes históricos evidentes para esta co-laboración. El movimiento de Socialismo Pan-Africano de las décadas de 1950 y 60, aunque inicialmente se mostró prometedor bajo el mando de líderes carismáticos como Julius Nyerere de Tanzania, perdió fuerza en la década de 1980 con las crisis terribles y la imposición de las políticas de ajuste estructural del FMI, que no lograron, a pesar de todo, borrar del radar de la política africana actual la esperanza de un desarrollo endógeno al estilo del ALBA. La Unión Africana –que creció a partir de la ya desbanda-da Organización para la Unidad Africana y la Comunidad Económica Africana que todavía está en ciernes—hoy parece ofrecer en teoría algunos de los beneficios del ALBA, simplemente actuando por la unificación y cooper-ación entre los países, aunque no se plantea de ninguna manera como una alternativa socialista a los paradigmas de desarrollo capitalista predominantes en la región. No obstante, la organización podría tener el potencial de transformarse algún día en una plataforma para iniciativas regionales enérgicas en pos de mejorar las condiciones de desarrollo humano.

En Asia existe una verdadera sopa de letras de iniciati-vas de integración regional, entre ellas la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN por sus siglas en inglés), la Asociación Sudasiática para la Cooperación Regional (SAARC por sus siglas en inglés), la Comunidad Económica Euroasiática (EEC por sus siglas en inglés), y el Foro de las Islas del Pacífico. De estos, la SAARC, fundada en 1985, es la única fundada explícitamente con la intención de mejorar el desarrollo humano a través de colaboraciones en materia de programas de salud, de-sarrollo y agricultura. ASEAN y EEC son principalmente bloques comerciales, en los que las metas de desarrollo

humano son secundarias al establecimiento de mercados comunes o la seguridad regional.

La Conferencia Asiática-Africana de 1955 celebrada en Bandung, Indonesia, a la que asistieron veintinueve líderes mundiales de los dos continentes, fue un esfuerzo impor-tante –aunque a la postre fallido—de colaboración entre los países en busca de una “tercera vía” para salir de la rivalidad de la Guerra Fría entre la Unión Soviética y Esta-dos Unidos, definiendo así el término “Tercer Mundo”.Bus-cando asociaciones mutuas en pos del desarrollo, muchos de estos países finalmente llegaron a crear el Movimiento de los No Alineados, que se fundó oficialmente seis años después en 1961. Al igual que en el caso del Socialismo Panafricano, los discursos de la conferencia de Bandung y los escritos de los líderes del Tercer Mundo como el indio Jawaharlal Nehru, el indonés Sukarno y el egipcio Abdel Nasser, se asemejan muy cercanamente a los discursos y escritos de Chávez y otros respecto del ALBA. Sin em-bargo, por una serie de motivos entre los que se destaca la intensificación de la Guerra Fría, sus elevadas metas nunca llegaron a dar fruto.4

El único bloque regional hoy existente que tiene alguna semejanza con el alcance y la ambición del ALBA es la Unión Europea. Actuando como una fuerza de integración general de la región, la UE ha tenido muchos éxitos a través de colaboraciones en los planos de la educación, la salud y el desarrollo económico. Aunque Chávez rara vez hace referencia a la UE en sus proclamas sobre el ALBA, y a pesar que no aparece en ningún lado en las publicaciones del Congreso Bolivariano, la Unión Europea es de cierto modo un modelo evidente para el ALBA, aun cuando la mayoría de sus Estados miembros continúan siendo bastiones de la globalización capitalista y sede de empresas multinacionales que siguen extrayendo recur-sos y riqueza de manera indiscriminada en el Sur global.

4 ������������������������������������������������������������N�h��y Sukarno en Bandung, ver Modern History Sourcebook, con�sultado el 23 de junio de 2006, http://www.fordham.edu/halsall/mod/1955nehru-bandung2.htm�� y http://www.fordham.edu/halsall/mod/1955sukarno-bandong.html .

Presidents Hugo Chavez (Venezuela), Nestor Kirchner ( Ar-gentina) and Luiz Inacio ‘Lula’ Da Silva (Brazil) at the 29th Mercosur summit in Montevideo.

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Dejando de lado los detalles de la propuesta, uno puede ver que las moviliza-ciones por el ALBA albergan una serie de objetivos diferentes a la misma vez. Ha sido una herramienta útil en la educación y movilización de los movimientos sociales contra las negociaciones del ALCA, llamándolos a participar en la con-strucción de una alternativa concreta, como se pudo ver en Mar del Plata en noviembre de 2005. También ha sido útil como medio de convencer a muchos gobiernos de la región, especialmente a Argentina y Brasil, de que existen otras formas posibles de integración que van más allá de la agenda de libre comercio del ALCA.

Al mismo tiempo, ha sido una herramienta política nueva y muy importante, a través de la cual Venezuela ha formalizado y legitimado muchas acciones de solidaridad con Cuba (hay que destacar que Cuba es el único país de América Latina excluido de las negociaciones del ALCA). Después de la elección de Evo Morales como Presidente de Bolivia, unirse al ALBA fue un primer paso obvio en las relaciones exteriores del novel político. No es necesario tener mucha imagi-nación para ver que el fuerte apoyo casi incondicional que le dieron Chávez y Castro al comienzo de su presidencia, animó a Morales a poner en práctica su promesa fundamental durante la campaña: nacionalizar los hidrocarburos en Bolivia.

El ALBA ha sido además muy importante en el fortalecimiento de la posición del Presidente Hugo Chávez en las tensiones entre él y la Casa Blanca, y en las ne-gociaciones de comercio internacional. Esto no se debe tanto a la eficacia prác-tica del ALBA ni a sus miembros actuales, sino sobre todo a su poder simbólico, transformando a Chávez en el portador único de una alternativa concreta al modelo estadounidense de integración regional centrado en el libre comercio.

La construcción del ALBA es claramente un proceso que experimentará una serie de avances significativos así como dificultades y derrotas, en tanto el clima político de la región tiene una tendencia a cambiar en forma rápida e impre-decible. La política electoral, las poses internacionales, las presiones de Esta-

Conclusiones

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dos Unidos, o incluso un simple giro en las ideas de un sólo presidente podría ser suficiente para llevar a este acuerdo naciente a la descomposición o empujarlo en la dirección de la estabilidad. Como escribe Edgardo Lander, los proyectos de integración en América Latina “depen-den de los procesos políticos, las estructuras productivas, la correlación de fuerzas existente tanto a nivel mundial como regional, así como dentro de cada uno de los países participantes”.1 Tal y como parece demostrarlo el cambio reciente en las actitudes políticas de la región, se aprecia un ascenso marcado del gusto por la social democracia o incluso por la política nominalmente socialista. Los pueb-los y los políticos de América Latina están cansados del consenso de Washington neoliberal que ha comandado el desarrollo del continente en las últimas dos décadas. Incluso los candidatos de la oposición conservadora se han visto obligados a adoptar posiciones anti-neoliberales en la región.

En Bolivia, hasta los dos oponentes de Morales en las elecciones de diciembre de 2005 habían incorporado, al día de la elección, un llamamiento en pro de algún tipo de variante de “nacionalización de todos los hidrocarburos”, reflejando las demandas irreprimibles de los poderosos movimientos sociales del país. No se debe subestimar la significación histórica de la decisión boliviana de na-cionalizar los hidrocarburos; se trata de una medida que revierte 450 años de historia inimaginable de extracción masiva de recursos –plata, oro, aluminio, petróleo, gas y coca- del suelo boliviano. Estas extracciones, primero a manos de la corona española, luego de Estados Unidos, y en las últimas décadas de un conjunto de multinaciona-les, han logrado generar incontables miles de millones de dólares en ganancias, que aunque parezca casi increíble, han dejado al grueso de la población del país todavía más desesperadamente pobre.

En la medida que tales esfuerzos descarados de cooptación del discurso de los nuevos cuestionadores radicales al orden jerárquico de la región salen al descubierto, la importancia de una propuesta como el ALBA se torna crecientemente clara: el proyecto neoliberal en América Latina, en forma lenta pero segura, ha venido perdiendo posiciones en la opinión del electorado de la región. El capitalismo de las postrimerías del siglo XX en América Latina, declarada recientemente como la región más desigual del mundo,2 ha sido quizás una de las formas más pútridas de este sistema económico que ha visto el mundo. Las enormes riquezas que se derivan de los recur-sos naturales, la agricultura e incluso de esfuerzos de in-dustrialización notoriamente exitosos se han concentrado a un grado asombroso en manos de las elites y una clase media fatalmente reducida en las capitales cosmopolitas de la región.

1 Lander, op. cit., p. 50.2 David De Ferranti (Ed.), Inequality in Latin America: Breaking

With History (Washington: World Bank Publications), 2004.

Lamentablemente, en toda la historia reciente de América Latina los líderes populistas han logrado cautivar a las masas y ganar reelecciones, al mismo tiempo que han saqueado en forma silenciosa los tesoros de sus países y dedicado muy pocos esfuerzos serios a la generación de un desarrollo significativo para los pobres de la región. Chávez ha dado un primer paso muy audaz para conten-er la oleada de esta infame tradición de la política como saqueo, ofreciendo una alternativa concreta al continuis-mo en América Latina, y empeñándose en llenar la falta de liderazgo y el vacío ideológico reinante. Su estilo popu-lista, sus raíces militares y la falta aparente de un plan para la transición del poder en Venezuela representan, sin embargo, un serio lastre en una región que se ha tornado cada vez más recelosa de los líderes que muestran poca disposición de dejar el poder en un futuro cercano.

Aunque los analistas cínicos podrían decir que la cuasi deificación que hace Chávez de Simón Bolívar es simple-mente una forma de desviar la atención de su propio y creciente culto a la personalidad, ésta es sin duda una preocupación legítima. Para que Chávez amplíe exitosa-mente su agenda revolucionaria debe considerar seria-mente la sustentabilidad de su proyecto más allá de su propia permanencia en la Presidencia. Al mismo tiempo que resulta cada vez más probable que Chávez gane un mandato presidencial adicional en las elecciones naciona-les de diciembre de 2006, él ya está hablando de la posi-bilidad de otro período adicional más que potencialmente podría mantenerlo en el poder hasta 2019, lo que equivale a veinte años de posible permanencia de Chávez en la Presidencia.3 Aunque pudiera argumentarse que un man-dato tan prolongado podría ser necesario para completar muchas de las metas de desarrollo de Chávez, es improb-able que esto favorezca los intereses del proyecto político general que éste tiene para su nación y la región. A pesar que carece de cualquier fundamento serio en los hechos, la acusación que comúnmente se le imputa a Chávez, que si bien no es un dictador puede tener “tendencias dictato-riales”, le brinda no obstante argumentos a gran parte de las agresiones de Estados Unidos en su contra. Esta in-fortunada y falsa percepción de Chávez como un líder no precisamente democrático es en gran parte responsable de su estatura paradójica en la escena internacional –de su doloroso aislamiento a la vez que inmensa populari-dad.

Más allá que su permanencia en el poder hasta el 2019 pudiera favorecer o no los intereses de la Revolución Bo-livariana, en todo caso es evidente que Chávez tiene que empezar en algún momento a preparar una transición del poder. Si continúa involucrando a los movimientos socia-les de la región y cumple con las promesas del ALBA de

3 Alex Holland, “Chávez Threatens Opposition with Referendum on Third Term in Office,”[Trad.: Chávez amenaza a la oposición con un referendum para un tercer per�odo de gobierno a su cargo”] Venezuelanalysis.com, febrero 21, 2006.

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ALBA La respuesta venezolana al “libre comercio”

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profundizar las democracias a través de la participación política de la ciudadanía desde el nivel local hasta la cima, ampliará en gran medida sus posibilidades de encontrar socios adicionales para el ALBA, al igual que, eventual-mente, un sucesor adecuado.

Es sumamente importante asimismo que Chávez no per-mita que los negocios del petróleo y el gas ocupen el cen-tro de la escena de su actividad política regional, como está sucediendo en el caso de la nueva propuesta del Gasoducto del Sur. La visión cínica de que la revolución de Chávez no es más que una anomalía histórica alen-tada por un ideólogo irrealista que se encuentra sentado sobre una mina de petróleo, es quizá otra herramienta discursiva dolorosamente efectiva que seguirá siendo usada contra él. Al defender un acuerdo de comercio bi-lateral que negoció con Estados Unidos a comienzos de este año, el ex Presidente peruano Alejandro Toledo dijo, refiriéndose implícitamente a Venezuela, “Creo que hay países que no necesitan abrir nuevos mercados porque obtienen enormes ganancias del petróleo, pero los países de América Latina que son importadores de petróleo están obligados a crear trabajo para su país”.4

La única manera en que Chávez puede combatir y repeler estos ataques es redoblando sus esfuerzos para crear pu-estos de trabajo dignos para los venezolanos, construir sistemas de atención de la salud y de educación que pu-edan constituirse en modelos para la región, y crear una base industrial sólida y ecológicamente sustentable para su economía y la de sus socios en el siglo que comienza.

Al demostrar que es posible desviar las riquezas en ma-nos de las elites y las compañías transnacionales en un país extremamente inequitativo y dedicarlas al desarrollo humano ecológicamente sustentable, y al mismo tiempo establecer lazos de complementariedad con los países vecinos que pueden tener otras formas de riqueza y recur-sos para compartir, Chávez tiene potencialmente la opor-tunidad de crear un modelo para la integración regional que podría cambiar para siempre el formato de las relacio-nes Norte-Sur en el planeta.

4 Latinnews Daily, “Uribe asks Lula to intervene in CAN crisis,” [Trad: Uribe solicita a Lula que intervenga en la crisis de la CAN]. Ab�����6�����6.

Cronología del ALBA

Diciembre 2001 – Chávez propone al ALBA como alter-nativa al ALCA en la Cumbre de la Asociación de Estados del Caribe

Abril 2004 – Firma del Convenio de Integración Argen-tina-Venezuela

Diciembre 2004 – Firma de la declaración y acuerdo del ALBA de Cuba y Venezuela

Febrero 2005 – Se crea la Alianza Estratégica Brasil-Ven-ezuela

Abril 2005 – Cuba y Venezuela inician el Plan Estratégico para la Implementación del ALBA

Julio 2005 – El plan de ecualización del petróleo Petro-Caribe es firmado por Bahamas, Belice, Cuba, República Dominicana, Jamaica, Venezuela y ocho países caribeños más

Octubre 2005 – TeleSUR, financiado por Venezuela, Ar-gentina, Uruguay y Cuba, comienza sus emisiones

Enero 2006 – Los Presidentes Lula, Chávez y Kirchner lanzan el proyecto del Gasoducto del Sur.

Abril 2006 – Bolivia ingresa oficialmente al ALBA.