279
47 ' j SA --q ; eI, 1 al - el , r- , 31 t O~ cal ~ ~~_ ~~~ 4G~ e, sala, a~ al M .a de los Llanos 4k Martínez Carrillo MI ANUELES y c í FAJARDOS -t: j 4*k ! ~~,~~' ;~'~~ ~~ ~-~ ~ 151 res

pdf Manueles y Fajardos

  • Upload
    dothuy

  • View
    236

  • Download
    4

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: pdf Manueles y Fajardos

47' j

SA --q ; eI, 1al -el , r- ,31

tO~ cal~

~~_

~~~

4G~e, sala, a~al

M.a de los Llanos

4k

Martínez Carrillo

MI ANUELES

y

c í

FAJARDOS

-t:

j4*k

!

~~,~~';~'~~

~~ ~-~ ~ 151

res

Page 2: pdf Manueles y Fajardos
Page 3: pdf Manueles y Fajardos
Page 4: pdf Manueles y Fajardos
Page 5: pdf Manueles y Fajardos

Manueles y FajardoaLa crisis bajomedieval en Murcia

Page 6: pdf Manueles y Fajardos
Page 7: pdf Manueles y Fajardos

1VI." de los Llanos Martínez Carrillo

Manueles y FajardosLa crisis bajomedieval en Murcia

68.ACADEMIA ALFONSO X EL SABIO

Biblioteca Murciana de Bolsillo

Page 8: pdf Manueles y Fajardos

COMUNIDAD AUTONOMADE LA REGION DE MURCIA

Esta edición se ha realizado conla colaboración de

CajafurcidCaja de Ahorros de Murcia

OBRA cv1LwRwra

© María de los Llanos Martínez Carrillo, 1985

Cubierta : Escudo de los Manueles (Edición príncipe de ElConde Lucanor de don Juan Manuel por Argote deMolina, Sevilla, Hernando Díaz, 1575) y escudo delos Fajardos (Edición de la Sphera del Universode Ginés Rocamora Torrano, Madrid, Juan de He-rrera, 1599) .

I .S.B.N . : 84-00-06065-2Depósito Legal : M. 34.744-1985Impreso en TaravillaMesón de Paños, 628013 Madrid1985

Page 9: pdf Manueles y Fajardos

INDICE

Págs.

INTRODUCCION . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

7

I. ADELANTADO, OLIGARQUIA Y CONCEJO.LAS LUCHAS POR EL PODER EN LOS REI-NADOS DE ENRIQUE II Y JUAN I . . . . . . . . .

11

1.

Los Manuel y el regimiento anual. Juan Sán-chez Manuel, adelantado mayor . . . . . . . . . . . .

122. Los Fajardo y el regimiento perpetuo. El as-

censo de Alfonso Yáñez Fajardo hacia el ade-lantamiento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

163. Privatización del suelo urbano y disminución

del patrimonio concejil . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . .

294. La tierra cultivada en los objetivos de los

bandos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

49

II . LA MINORIA DE ENRIQUE III. FACTORESREACTIVANTES DE LA CRISIS MURCIANA.

57

1. Presión fiscal y empobrecimiento urbano . . .

632. El abastecimiento alimenticio en la segunda

mitad del siglo xtv . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

843 . Expulsión de Alfonso Yáñez Fajardo y sus

seguidores : reimplantación del regimientoanual . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

126

Page 10: pdf Manueles y Fajardos

Págs.

4 . Ruina urbana en torno a 1393. División dede los Manuel y aparición de la tercerafacción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

1505. Organización de la defensa urbana . Compra

de armas para el concejo y diplomacia fiscal .

168

III. MAYORIA DE EDAD DE ENRIQUE III . RA-DICALIZACION E INTERVENCION REAL . . .

195

1 . Rechazo del primer corregidor y mediaciónfrustrada del abad de Fusillos . . . . . . . . . . . . . . .

1982. Nombramiento de Roy López de Dávalos

como adelantado mayor . . . . . . . . . . . . . . . . . .

2103 .

El fin de la lucha : justicia sobre el terreno . . .

2304 . Nuevos oficiales y reformas concejiles . . . . . .

2425 . El ocaso de los Manuel . . . . . . . . . . . . . . . . . .

248

INDICE ONOMASTICO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 257

Page 11: pdf Manueles y Fajardos

«Parque hay que inyectar en el ser humano el or-gullo por esos legados que deja la historia, por esasinscripciones que afloran en las fachadas de las callesurbanas, por sus escudos que sirven de enlace a unaclase noble, por sus mansiones e incluso por esos acon-tecimientos que surgen rítmicamente, dándole ambien-te y colorido .»

(F . SAURA MIRA : La ciudad en su múltiple relacióncon el hombre.)

Page 12: pdf Manueles y Fajardos
Page 13: pdf Manueles y Fajardos

INTRODUCCION

Durante la segunda mitad del siglo xiv la sociedadmurciana sufrió una serie de profundas transforma-ciones, paralelas a las que se estaban desarrollandoen todo el occidente europeo, aunque no siempre enellas los ritmos históricos fueran coincidentes . Crisiseconómicas y crisis social se dieron la mano para pro-piciar una serie de alteraciones políticas de gravedadinusitada en Murcia, y en consecuencia en todo elreino, en el que la ciudad era el único centro de po-der efectivo .La economía murciana se fundamentó progresiva-

mente a lo largo del siglo xiv, en el incremento delvalor proporcional de las distintas ramas de la ganadería, sobre todo la ganadería lanar, tanto por el nú-

7

Page 14: pdf Manueles y Fajardos

mero de cabezas de la cabaña como por el de propie-tarios que de ella vivían total o parcialmente; el es-tancamiento numérico de la población, cuando no eldescenso espectacular, y la inseguridad del territorioplenamente fronterizo para Castilla, fueron las cau-sas básicas del abandono de tierras anteriormente cul-tivadas, que poco a poco quedaron, en el mejor delos casos, a merced de los ganados .

Se perfilaba así un proceso socioeconómico ten-dente a la inversión del papel proporcional de losrecursos hasta entonces explotados, que tuvo comojalón importante la creación de las proteccionistasordenanzas de ganaderos murcianos en 1383 ; de estemodo la agricultura del reino, cuya área vital era elregadío de la huerta centrada en la capital, alcanzabaen los finales del siglo xiv algo menos de 40.000 ta-húllas, de superficie muy desigualmente cultivadas yalgunas incluso abandonadas como mal menor a laexplotación ganadera.Las nuevas situaciones económicas condicionaron el

desarrollo de una nueva sociedad, en la que la reno-vación nobiliaria aparece con frecuencia como el fenómeno más detonante del panorama histórico . Enopinión de Torres Fontes *, la constitución de seño-ríos, la prestación de servicios públicos y el desempeñode encomiendas fueron las tres vías de promoción so-cial de hildalgos y nobles, que posibilitaron el ascensode los Fajardo al vértice de la pirámide sociopolíticamurciana, en un proceso histórico de larga duraciónque no culminaría sino bien entrado el siglo xv.

* TORRES FONTES, ,JUAN: «Los Fajardo en los siglos xivy xv», Miscelánea Medieval Murciana, Departamento de FES-toria Medieval, Universidad de Murcia, 1978.

8

Page 15: pdf Manueles y Fajardos

La contienda crítica reactivada en 1391 fue, eneste sentido, el definitivo derrumbamiento de la fa-milia de los Manuel, representada entonces por JuanSánchez Manuel, que empezaba a ser definitivamentesustituida por los Fajardo en la persona de AlfonsoYáñez Fajardo, quien de claro partidario de Pedro 1durante la guerra civil castellana, pasó a ser en 1372lugarteniente del adelantado mayor Juan Sánchez Ma-nuel, conde de Carrión, padre del anterior, y alcal-de mayor entre moros y cristianos en 1378 .

Las relaciones entre los dos personajes y sus res-pectivos bandos, que defendían distintos modos deorganización de los concejos del reino, pasaron porvarios momentos de crisis antes de 1391, entre loscuales la más grave fue sin duda el intento de asesi-nato perpetrado contra Fajardo en Las Peñas de SanPedro en 1380 a instigación probable del conde deCarrión, cuando el poder de su linaje empezaba aconsolidarse con la adquisición de una serie de cas-tillos, lugares, villas y tierras, de las cuales extraíalas rentas y los hombres que le respaldarían en elmomento de lanzarse a la grave escalada que le pro-pició la crisis castellana abierta con la muerte deJuan 1 .

9

Page 16: pdf Manueles y Fajardos
Page 17: pdf Manueles y Fajardos

I . ADELANTADO, OLIGARQUIA Y CONCEJO.LAS LUCHAS POR EL PODER EN LOS REI-NADOS DE ENRIQUE II Y JUAN I

El 23 de marzo de 1369 moría Pedro I en Mon-tiel y al día siguiente el nuevo rey Enrique II comu-nicaba al concejo de Murcia, que se había destacadopor su petrismo en la guerra civil, el envío al reinode Juan Sánchez Manuel conde de Carrión, como surepresentante especial para dar cuenta de lo sucedi-do, y tomar en el las primeras medidadas organizati-vas ; la amplitud de poderes que recibió Sánchez Ma-nuel anticipaba de hecho el nombramiento de adelan-tado mayor del reino que le fue conferido tres mesesdespués, en buena medida por intercesión de la rei-na doña Juana Manuel, prima hermana del conde' .

1 Montiel, 1369-III-24, Toledo, 1369-VI-11 y Toledo, 1369-VI-12, Cartulario Era 1405-1418, fols. 15, 17 y 17 rev. Cuando no

11

Page 18: pdf Manueles y Fajardos

Desde que la muerte de Pedro

puso de manifies-to a los murcianos que su causa estaba perdida, in-tentaron atraerse la voluntad de la reina una vez quedecidieron aceptar al nuevo rey ; Enrique 11, que ve-nia ya hacia Murcia desde Montiel para someterla,conoció en illanueva de Alcaraz que la ciudad loreconocía como monarca, y en vista de lo cual regre-só desde allí con sus hombres hacia Toledo', dondedecretó el nombramiento de adelantado mayor quedesde entonces iba a ostentar el conde de Carrión.

:l . Los MANUEL Y EL REGIMIENTO ANUAL.JUAN SÁNCHEZ MANUEL, ADELANTADO MAVO .

Paralelamente, desde el mismo instante

: que enel reino mundano se asumieron las consecuencias quela muerte de Pedro I llevaba consigo, la oligarquíaurbana que había sufrido un proceso restrictivo enla composición concejil desde hacia casi medio siglo,reclamó la vuelta a la situación de los primeros tiem-pos del reinado de Alfonso XV. Desde los primerosdías se pidió y se obtuvo una mayor participaciónnumérica de los hombres buenos en la formación delconcejo, y a lo sumo nombramientos anuales que nose repitiesen en la misma persona antes de siete años;

aee~ , la docs itaa6n dda se a=erva eseel Arebivo Municipal de Marcia.

a Villanueva de Alcaraz, 1369-V-28. Cartulario Era 1405-1,481, fue= 1.7.

s To

s poNras, Juan, «El concejo murciano en ¬I, rei-nado de Alfonso Xl*, Anuario de Historia del Derecho Es-pañol, 1953, y «El concejo de Murcia en el reinado de Pe-dro l», Cuadernos de Historia de España, XXV-XXVI, 1957.

12

Page 19: pdf Manueles y Fajardos

la idea motriz era clara, que «los ofigios de la dichaigibdat fuesen repartidos por los vezinos e moradoresdende e los ommes buenos ouiesen parte en los ofi-lios e en las onrras de la dicha Qibdat, et que usán-dose asy en tienpo del rey don Alfonso nuestro pa-dre, que Dios perdone, que agora que ay algunosque an dos ofilios o tres, el uno contrallo del otro,por lo qual regiben gran danno los vezinos de la di-cha Vibdat . . . » . A la sombra prometedora del nuevorey, la oligarquía murciana reclamaba en bloque suparticipación organizativa en el funcionamiento con-cejil, en la forma de un regimiento de 40 hombres,tal como lo estableció Alfonso XI en 1325, frente alos 13 regidores perpetuos a que Pedro 1 los dejóreducidos en 1357'.Todo dependía de la estabilidad del conde de Ca-

rrión en el oficio, que durante los primeros años es-tuvo amenazada desde Aragón por el antiguo lugarteniente de adelantado Ferrán Pérez Calvillo ; en Murciaaún había partidarios de la causa petrista que lo de-fendían y que se entrevistaban con él en Alicante,Elche u Orihuela, de modo que las apelaciones a lareina para que el conde fuese mantenido en el oficioeran simultáneas a las conminaciones de Juan SánchezManuel a lo largo de 1371 y 1372, a todos los queperturbaban el orden con «peleas, escándalos y sona-das . . . » para que mantuviesen la paz o serían expul-sados de Murcia'. Los hechos estaban conectados con

s Arrabal de Zamora, 1369-VI-26, Cartulario Era 1405-1418, fol. 18 r., y Real de Zamora, 1369-VI-26, fol . 19 r.

$ Tordesillas, 1370-I-6,Cartulario Era 1405-1418, fol . 30 ; ,Actas Capitulares Era 1409, fol. 19 y sig., y Era 1410, fol. 82(12-6-1372) Burgos, 1372-VIII-12, Cartulario Era 1405-1418,fol. 61 r. ; LópEz DE AYALA, P.: «Crónica del rey don Enri-

13

Page 20: pdf Manueles y Fajardos

los intentos del duque de Lancaster de mantener enalto la causa de Pedro 1 en el seno de la reactivaciónque la guerra franco-británica estaba presentando.

El adelantamiento de Juan Sánchez Manuel ha sidocalificado por Torres Fontes como un intento de recu-peración para su linaje, del poder que había tenido enla primera mitad del siglo, « . . . pero no supo hacerloy su torpeza, desenfrenada ambición, enfrentamientocon el concejo y la ambición de un Fajardo acabaríancon su suspensión del adelantamiento y salida delreino»'.Su choque con el concejo no fue general ni siste-

mático? no parece que hubiera problemas de grave-dad durante la etapa en que el concejo se compusode nuevo de 40 hombres, los problemas vinieron cuan-do empezó a ser desplazado del poder efectivo porsu lugarteniente desde 1371' Alfonso Yáñez Fajardoy se organizó el cabildo en torno a 16 regidores per-petuos en 1378 . El concejo de 40 hombres admitidopor Enrique II claramente desde 1371, fue obra deladelantado mayor que respondía a un objetivo ine-quívoco en el conde y en el propio Enrique II, atraer-se al mayor número posible de vecinos y en opinio-nes de Cerdá conceder todo aquello que los propiosvecinos solicitaban $.

que II de Castilla», pág. 13, en Crónicas de los Reyes deCastilla, t. II, Biblioteca de Autores Españoles, Atlas, 1953.

$ TORRES FONTES, J.: Historia de la Región Murciana,t. IV, pág. 37, Ediciones Mediterráneo, Murcia, 1980 .

7 Actas Capitulares Era 1409, fol. - 77 r. (23-1-1372);s Act. Cap. Era 1409, fol. 1 (24-6-1371), CERDA RuizFu-

rrE, JoAQuíN: Hombres buenos, jurados y regidores en los mu-nicipios castellanos en la Baja Edad Media, pág. 25, Institu-to de Estudios de Administración Local.

14

Page 21: pdf Manueles y Fajardos

Los hidalgos y caballeros locales ocuparon desde1371, por lo menos, un puesto en la administraciónde la ciudad, participando de sus cargas y sus beneficios, aunque de una forma mucho más diluida quelo hicieron los anteriores regidores perpetuos de laépoca de Pedro 1 y que lo harían desde 1378 los 16regidores, igualmente perpetuos, que obtuvieron elambicionado oficio como consecuencia del nombra-miento de Alfonso Yáñez Fajardo como alcalde ma-yor entre moros y cristianos de la frontera granadi-na en dicho año s . De todo ello se desprendió el quelos desplazados por el conde de Carrión de la situa-ción de privilegio que su pertenencia al concejo re-portaba, fueran . en adelante la punta de lanza queutilizó su lugarteniente de adelantado Alfonso YáñezFajardo para presionar contra él y volver al concejoreducido y perpetuo, que permitía a través del nom-bramiento real de sus miembros un mayor control dela ciudad a todos sus niveles .Con 40 hombres en el concejo, participación más

numerosa pero más diluida, mayor desentendimientode muchos de ellos en las obligaciones más rutinarias,entre ellas la asistencia los martes y los sábados a lasreuniones ordinarias del consistorio ; tantos faltabanque a veces las ausencias impedían adoptar solucionesa muchos asuntos y el propio concejo reconocía quela ciudad -estaba mal gobernada 2°. El problema fuepermanente y en este sentido el cambio del regimien-to anual de 40 hombres a otro de 16 perpetuos nosignificó una mejora, porque la posesión del oficio

s Madrid, 1378-X-19, Cartulario Era 1405-1418, fol. 128;TORRES FONTES, J. : El alcalde mayor entre moros y cristia-nos de la frontera del reino de Murcia, Hispania, 1958 .

lo Act. Cap. Era 1413-1414, fol . 114 r. (11-3-1376),

15

Page 22: pdf Manueles y Fajardos

de manera ininterrumpida proporcionaba una laxitudque, en 1380 se intentó combatir multando a losausentes y retardados con un maravedí por sesión quese repartirían los asistentes ; « . . . fasta que tannire lacampana de tercia o miente que tanniere fasta quesea dexada. . .» fue el límite cronológico impuestopara incorporarse a la reunión, salvo los que tuviesen«escusa derecha» o estuviesen enfermos o fuera dela ciudad « . . . a una legua lexos que ouiesen ydo lanoche de antes. . .»". La novedad estaba en que losmiembros asistentes iniciaban una escalada de auto-recompensas económicas que iba a traer graves con=secuencias .

Los FAJARDO Y EL REGIMIENTO PERPETUO.EL ASCENSO DE ALFoNso YÁÑEZ FAJARDO

La pérdida en la práctica del adelantamiento porel conde de Carrión debió ser a finales de 1377, puesen enero de 1378, al pedir el envío a Murcia de 100ballesteros que acudiesen a Logroño para incorporar-se a la tropa que iba a atacar a Navarra, Enrique IIencomendaba a Fajardo .la búsqueda de estos hombrespor todo el reino, sin que a Juan Sánchez Manuel sele adjudicase ningún punto en la gestión'. Los pro-blemas y el revuelo promovido en la ciudad en tor-no -a su patrimonio así parecen indicarlo .Y ya por etonces los perfiles de los bandos que se

enfrentaron entre sí en los años noventa y el móvilinmediato que los provocaron se iban definiendo ;

tt Act. Cap. Era 1418, fol. 30 {18-1Z-1380} .12 Toledo, 1378-1-6, Cartulario Era 1405"1418, fol . 138 r.

16

Page 23: pdf Manueles y Fajardos

como un fiel partidario del conde de Carrión se ma-nifestaba en 1378 Andrés García de Laza, casado conuna de sus hijas ; propagaba noticias acerca de unaposible vuelta al cargo del adelantado mayor, actitudque en la corte se consideró peligrosa y Enrique IIla zanjó ordenándole abandonar su postura y salir dela ciudad . Con la dejación del conde en el oficio yel cambio de sistema en la provisión de las regidu-rías, sus seguidores se vieron alejados de las mismas"y encabezados por Andrés García de Laza esperaroninútilmente el regreso efectivo de Juan Sánchez Ma-nuel . En 1391 el expulsado sería Fajardo como úni-ca forma de la reinstauración de un concejo anual de40 hombres.

Sistemáticamente el conde de Carrión utilizó su pa-rentesco con la reina doña Juana Manuel para recupe-rar el oficio del que había sido removido y con insistecia suficiente como para que tanto doña Juana Ma-nuel como el heredero don Juan pidiesen al concejomurciano que retirasen las acusaciones que contra éltenían ante el Rey, «e que le enbiedes pedir merigedque el conde que entre en Murcia e le torne su ade-lantamiento segund que ante lo tenia . . . »'¢; pero yano volvió a él, a pesar de la muerte de Enrique II yla subida al trono de su protector, ahora Juan I .

Apenas producido el relevo en el trono y llegadaslas noticias de que el conde de Carrión reclamaba eladelantamiento efectivo, el concejo, gobernado por16 regidores desde 1378, se negó a admitir su vuel-ta, a pesar de la carta real que así lo ordenaba 1s . En

13 Madrid, 1378-X-19, Cartulario 1405-1418, fol. 128 .14 Toledo, 1378-XII-25, Cartulario Era 1405-1418, fol. 138 r.

y 139.la Act. Cap. Era 1417, fol . 47 (27-8-79), Burgos, 1379-

17

Page 24: pdf Manueles y Fajardos

una clamorosa reunión celebrada el 8 de octubre de1379 a la que asistieron los 16 regidores, los oficia-les y los 78 hombres buenos que constituían la éliteciudadana, se manifestaron claramente a favor de quela carta real se cumpliese y por tanto de que el con-de de Carrión regresase a la ciudad, dos regidores ytres hombres buenos, siendo la primera voz que sealzó en este sentido la de Andrés García. de Laza,que ya se perfilaba como un potente defensor de lalinea de actuación de los Manuel, a los que estuvounido por lazos de sangre y por intereses hasta 1399 .

Aquella reunión concejil extraordinaria terminó contres asistentes encarcelados por haber llegado a lasmanos discutiendo acaloradamente si convenía o noel regresó del conde de Carrión, mayoritariamente te-mido a pesar de que Juan Sánchez Manuel intentabatranquilizar a los murcianos, echando sobre si las cul-pa de la suspensión real de que había sido objeto,Enrique II «ouo enojo de mi» 28, y por ello habíasido despojado por un año del adelantamiento ; . losmurcianos no habían sido responsables y por tantano había razón, en su opinión, para que temiesen.

Se optó por no aceptar su entrada y poner al, reyen antecedentes de los temores que se despertabanen torno a su vuelta. Claramente en 1379 los dosbandos estaban configurados .

Juan I; a pesar de que ya tenia decidida la reincor-

VIII-15 ; Aet. Cap. Era 1417, fol. 68 (5-10-1379) ; Juan Sán-chez Manuel pidió en la cancillería regia que le hiciesen va-rios trasladas de esta, carta, que le garantizasen -que algunode ellos llegaría a la ciudad, ante el temor de que. fuese des-truido el documento por sus adversarios .

16 1379-VIII-30, Aet. Cap. Era 1417, fol. 70 y sig. (8-1.0-1379),

18

Page 25: pdf Manueles y Fajardos

poración del conde de Carrión al adelantamiento,« . . . pero por quanto agora non puede yr allá por al-gunos negoQios de que esta ocupado que cumple anuestro serviogio . . . », optó por encomendar la lugar-tenencia del reino a Alfonso Yáñez Fajardo, al pare-cer con carácter temporal, en tanto los ánimos secalmaban y Juan Sánchez Manuel regresaba en cir-cunstancias más cómodas, al mismo tiempo que con-firmaba a Fajardo en la alcaldía entre moros y cris-tianos 17 .

-Al rey así le fue más fácil convencer al con-cejo a través de sus mensajeros de que el conde yahabía rectificado sus errores y pagado por ellos, yque volvería a la ciudad cuando « . . . entendieremosque cumple . . . » 1s. Al concejo no le quedaba más quehacer jurar a Fajardo sus fueros y privilegios . y queno interfiriera en la autonomía concejil, y así se reali-zó en el camino de Molina antes de que Fajardo pu-siese pie en ella `.Que el conde de Carrión había ya superado la san-

ción impuesta por el rey lo prueba también el queaprovechando la muerte de uno de los 16 regidoresperpetuos, Juan I intentase otorgar la regiduría va-cante al alcalde del castillo de Cartagena Fernán Sán-chez Manuel, su hijo, pero el concejo se opuso a estalibre designación real esgrimiendo un privilegio quetenían concedido por Alfonso XI, para que el nom-bramiento real se efectuase entre los componentes

17 Burgos, 1379-VIII-27, Cartulario Era 1405-1418, fol. 143 r .Los nombramientos en Valladolid, 1379-XI-20, Cartulario Era1.405-1418, fols . 154 y 154 r.

18 Medina del Campo, 1379-XII-19, Cartulario Era 1405-1418, fol . 153 .

1s Act. Cap. Era 1417-1418, fols. 118 (13-1-1480) y 119(141-1380) . .

19

Page 26: pdf Manueles y Fajardos

de una lista de cinco candidatos elegidos por el con-cejo z°, que resultaron ser claramente contrarios alconde desde su reorganizaión en 1378 ; en las cortesde Soria de 1380 los procuradores marcianos conven-cieron a Juan I de sus razones y cerraron el paso ala regiduría a Fernán Sánchez Manuel .

Juan Sánchez Manuel se mantuvo en la corte alservicio directo de Juan I y con ocasión de las cam-pañas contra los ingleses, el rey le encomendó la puesta a punto de las fortalezas del reino marciano ; pordos veces anunció su llegada a la ciudad, ordenandoque se le prestase toda la colaboración necesaria yque se olvidasen los problemas pasados que ya con-sideraba zanjados : « . . . e si alguna quexunbre vosotrostenedes del o el de vos por algunas maneras que seanen el tienpo pasado, que non paredes mientes a elloca nos avemos mandado al dicho que el eso mesmono pare mientes salvo a fazer vos toda onrra e buenasobras quel pudiere, e bien somos ciertos que lo farael as¡» z;.

Pero ya no volvió más al oficio que tan insistente-mente defendía, porque en la ciudad volvió a plan-tearse otra vez con la misma mecánica concejil, unaoposición abierta al conde con apelaciones al rey paraque Juan Sánchez Manuel no entrase en el recintourbano ~ .A partir de ese momento, Juan I, al desautorizar

temporalmente su propia orden de que se acogiese

ao Burgo de Osma, VIII-1, Cartulario Era 1405-1418, fo-lio 163 r., y Medina del Campo, 1380-XII-31. Acta Cap. Era1418, fol. 4 (19-1-1381).

al Medina del Campo, 1381-II-23, Cartulario 1384-X391,fol. 20 r., y Salamanca 1381-V-29, fol. 21 .

za Act. Cap. Era 1419-1420, fol. 4 (1-10-1381).

20

Page 27: pdf Manueles y Fajardos

al conde, mantenida sin interrupción desde su subidaal trono, empezó a consolidar a Alfonso Yáñez Fajar-do «como expresión máxima de la nobleza trastama-rista», tal como lo definió Torres Fontes, sin que pue-da considerarse una plena coincidencia la compra porFajardo en julio de aquel año al marqués de Villena,de la villa de Librilla, su primer lugar importante enel reino". Con este cambio de actitud del rey haciael conde de Carrión, dada la trayectoria de oportu-nismo que distinguía a Fajardo ", es posible que es-tuviese jugando a dos cartas al propiciar la caída de-finitiva del conde a tenor del comienzo de adquisi-ción de un patrimonio territorial en el reino, al tiempoque recomendaba al concejo que acogiesen sin másdemora al adelantado mayor. El rey nuevamente in-tentaba acallar la inquietud urbana para de nuevoordenar que se acogiese al conde en el oficio y en laciudad', sin que sus órdenes fuesen cumplidas .

Es más, la versión de Fajardo referente al intentode asesinato de que fue objeto por parte de los hom-bres de Juan Sánchez Manuel en Las Peñas de SanPedro, cuando en febrero de 1382 trataba de cumplirallí una labor de apaciguamiento entre los vecinos ysu alcaide, por encargo del propio conde de Carrión,que había segregado la fortaleza del señorío e Alca-raz en su propio beneficio, coincide plenamente con

23 TORRES FONTES, JUAN. «Los Fajardo en los siglos xivy xv», Miscelánea Medieval Murciana, vol. IV, Departamen-to de Historia Medieval, Universidad de Murcia, 1978 ; Coca,1381-IX-29, Academia de la Historia, Colección Salazar, M8,fol. 101 .u De tal califica Torres Fontes su cambio de lealtad de

Pedro I a Enrique II, Los Fajardo. . ., pág. 124.as Tordesillas, 1382-I-22, Cartulario 1384-1391, fol. 48 r.

21

Page 28: pdf Manueles y Fajardos

la dada por los vecinos de Las Peñas, y todo ello in-duce a pensar que fue una torpe añagaza del adelan-tado mayor para liberarse de Fajardo zs, y que la exas-peración del conde, que veía alejarse indefinidamen-te su vuelta al adelantamiento, lo abocara a la violen-cia física frente a lo que pudo entreveer como el do-ble juego de Fajardo .

Alfonso Yáñez Fajardo fue llamado a la corte porJuan I en los momentos en los que se iniciaba lacampaña de Portugal en la que participó, y el rey losustituyó en la lugartenencia del adelantamiento porMartín Alfonso de Valdivieso, comendador en Ricotede la orden de Santiago, y por tanto persona afín asu causa : « . . . es orne ani7iano e cauallero bueno e debuen entendimiento a tal que somos ilierto que - usarabien del dicho ofigio como cumple a nuestro seruigioe a pro e a guarda desa tierra e que porna en ello buensosiego e abenenogia con vosotros . . . » z' . Este nombra-miento se puede considerar como la pérdida definiti-va del adelantamiento murciano por el conde de Carrión, que si bien conservaba la titularidad, el ejerci-cio directo se mantuvo en Fajardo, o en hombres muypróximos a él, primero en Martín Alfonso de Valdi-vieso, y después en el alcaide de Mula Hurtado Fer-nández '. Teóricamente, Juan Sánchez Manuel estaba

as Tordesillas, 1382-III-7, fol. 47 ; Alcaraz, 1382-X-28, inclui-da en carta de Juan II, Valladolid, 1428-X-25, Archivo Mu-nicipal de Las Peñas de San Pedro, pergamino núm. 34, enPRETEL MARÍN, A . : Apuntes para la historia medieval delCastillo de Las Peñas de San Pedro, pág. 93, Albacete, -1979 .

al Castronuño, 1382-V-19, Cartulario 1384-1391, fol; 5.0 r.28 Madrid, 1382-XI-26, Act. Cap. Era 1420-1421, fol . 68 r.

(11-11-1382) .

22

Page 29: pdf Manueles y Fajardos

en la corte al servicio del rey, pero en Murcia la nega-tiva a que volviese se mantenía inalterable a pesar delas quejas que el conde levantaba ante Juan I de ma-nera sistemática` . Por fin, como consecuencia de suactuación en la campaña portuguesa, Fajardo obtuvoel nombramiento definitivo de Adelantado Mayor,para el que tuvo vía abierta al producirse por enton-ces la muerte del conde de Carrión a° ; de nuevo enel camino de Molina, junto a la acequia de Churra,los 16 regidores y los oficiales concejiles le tomaronjuramento antes de franquearle la entrada en Murcia .Con el acceso definitivo de Fajardo al adelanta-

miento mayor en 1383, el reducido número de regi-dores que gobernaban la ciudad esperaba la consolidación por parte del rey de unas ganancias derivadasdel desempeño del cargo que venían pretendiendodesde su acceso al poder en la reestructuración de1378 ; si en un principio se repartían las multas im-puestas a los ausentes injustificados, ahora pretendíanun auténtico salario que les fue negado por Juan I 31'

a pesar de lo cual empezarían a cobrar de forma casiinmediata dos maravedís por asistencia a sesión, cadauno de ellos . La pertenencia o no al concejo no erasolamente cuestión de privilegios, valorados en lahonrra que suponía representar a la ciudad y gober-narla, se trataba también de una fuente de ingresosque complementaban las haciendas patrimoniales y

as Toro, 1383-IV-8, Act. Cap. Era 1420-1421, fol. 159 r.(28-4-1383), y Cartulario 1384-1391, fol. 65 r.

30 TORRES FONTES, J. : Los Fajardo . . ., pág. 125 ; La Pue-bla de Montalbán, 1383-XI-17, Act. Cap. Era 1421, fol. 55(30-11-1383).

31 Segovia, 1383-X-12, Act. Cap. 1383, fol. 30 (26-10-1383),y Cartulario 1384-1391, fol . 76 .

23

Page 30: pdf Manueles y Fajardos

se constituía en vehículo de relación con las esferasdel poder cortesano . En una época de empobrecimien-to general, en la que « . . . algunos omes baldios queson pobres e menesterosos por faser mal e danno aalgunos omes ricos e onrrados así de la dicha Obdatcomo de otras partes, que les mueven pleitos e de-mandas malilgiosamente . . . » ', en las que las viejasfamilias se veían empujadas por otras nuevas quepromovían su suplantación, el problema murciano seveía absolutamente impregnado de intereses económi-cos :- los que intentaban mantener el monopolio quegozaron en el concejo y simultanearlo con sus rentas,frente a los más nuevos y en numero más reducido,que tenían que abrirse camino en ambos aspectos .

Símbolo perfecto de las viejas familias desplazadasdel poder y económicamente acosadas por la crisisera el conde de Carrión, cuya muerte ya se había producido en 1384 ; la ruina de su familia era completay las deudas que dejó en Murcia de tal magnitud, quele fueron incautados hasta los objetos personales másíntimos para ser subastados y poder de alguna mane-ra cubrir el valor de los cereales y los ganados queobligó a entregar a los murcianos para mantenimien-to de sus hombres y celebración de sus bodas condoña Juana de Xerica '. En adelante sus hijos Fer-nán Sánchez Manuel, Alfonso Sánchez Manuel y JuanSánchez Manuel, bastardo con certeza este último, sino los tres, malvivirían e intentarían, a través del le-vantamiento urbano iniciado en 1391, recuperar parasí y el patriciado local que los secundó la dirección

I' Medina del Campo, 1380-XII-18, Cartulario Era 1405-1418, fol. 172 r.

33 Act. Cap. 1384, fol. 23 y sig., Cartulario 1384-1391,fol. 119, y Act. Cap. 1387.

24

Page 31: pdf Manueles y Fajardos

del concejo de 40 regidores en el que estuviesen col-madas suficientemente sus ambiciones .Desde 1388 Fajardo fue cimentando progresivamen-

te la construcción de su propio patrimonio familiar,que pasa en primer lugar por la concesión real de lavilla de Alhama, estratégico hito en las comunicacio-nes del reino valorado desde la corte : « . . . que es en-tre la dicha Muroja e Lorca e damos vos con la justi-gia e justo mero inperio e con todos los derechos quea nos pertenenen en ella, e con todos sus términose prados, e pastos, dehesas, e montes e xaras, e aguascorrientes e manentes e estantes . . .» . La donación dela villa fue completada por Juan I con el privilegiode que 20 de sus vecinos estuviesen exentos todoslos años del pago de tributos reales ", y ambas cosasconstituyeron en opinión de Torres Fontes las basesde un proyecto más ambicioso que era el control dela capital" .

Las relaciones entre adelantado y concejo pasaronunos primeros años de calma después de las crispa-ciones de la época de Juan Sánchez Manuel, pero muypocos ; hacia 1388 aparecen los primeros síntomas dereactivación de la vieja pugna, ahora en torno a Fa-jardo, que en ese año recibía de Juan I la concesiónde una importante renta, 5.580 maravedís que la al-jama de los judíos de Murcia entregaba al rey anual-mente en concepto de capitación '; el mismo año enel que el concejo se había quejado al rey por las vio-laciones que el adelantado cometía en sus atribucio-nes judiciales, que exclusivamente se ceñían a los Ha-

34 1387-VII-9, Cartulario 13841391, fol . 122 r., y Cortesde Briviesca, 1381-XI-20, fol . 123.

35 TORRES FONTES, J. : Los Fajardo . . ., pág. 126.36 Palenzuela, 1388-V-15, Cartulario 13841391, fol . 123 r.

25

Page 32: pdf Manueles y Fajardos

mados cuatro casos : paces existentes entre Castilla 'yotros reinos, quebrantamiento de caminos y de hatosy apelaciones a los pleitos que hubiesen juzgado losalcaldes por valor superior a 60 maravedís. Juan I leordenó respetar al concejo y sus alcaldes en todos loscasos ocurridos en los caminos que unían el términode la ciudad, quedando de jurisdicción del adelanta-miento los que iban fuera de la huerta y las tierrasde cultivo por montes y lugares yermos : « . . . et ago-ra diz que después que vos tenedes el dicho ofioliodel adelantamiento que vos alargades mas de lo quepertenesge al vuestro ofIgio . . . » 3' .

El fortalecimiento progresivo del poder de Fajardose producía en circunstancias sociales adversas ; la ciu-dad atravesaba momentos de un empobrecimientoacentuado, que afectaba a todos sus vecinos y del queno escapaban sus propios dirigentes, los 16 regidoresperpetuos ; en dicho año, aprovechando la muerte deuno de ellos, Pagán de Oluja, se solicitó al rey nosustituirlo y hacer lo mismo cada vez que murieseuno de ellos hasta que quedasen reducidos a 13, losmismos que hubo en tiempos de Alfonso XI desde1348 ; la razón era bien significativa, la desapariciónde gran parte del patriciado « . . . por mortandaz e porotras pestellenigias que an acaesilido en esa tierra eque de los omes onrrados que agora en ella ha, afue-ra de los dichos regidores, que son menester muchosdellos para los ofigios que se reparten y en la dichagibdat. . . »' . Mortalidades excepcionalmente altas yelevación de las cargas fiscales sobre la población su-

37 Palencia, 1368-IX-19, Cartulario 1384-1391, fol . 160 r.Burgos, 1388-IV-3, Cartulario 1384-1391, fol. 155, y

Act. Cap. 1387-1388, fol. 106 r.

26

Page 33: pdf Manueles y Fajardos

perviviente, que intentaba escapar hacia arriba en laescala social alcanzando la hidalguía a través de miltretas fácilmente utilizables en época de Enrique II,pero de más difícil consecución con Juan I .A partir de 1388 no solamente se reactivan las vie-

jas tensiones, sino que se configuran de forma cadavez más nítida los problemas, esgrimidos como ban-deras por unos y otros, y los personalismos más des-tacados . Así por ejemplo, el problema de las exencio-nes de impuestos reales de los hidalgos, que a partirde la guerra de Portugal se vieron atacadas en lascontinuadas derramas que tuvieron lugar desde 1384 ;los patricios locales defensores de la vuelta al añora-do concejo de 40 regidores propugnaban su inclusiónen los padrones ciudadanos para pagar por un siste-ma ascendente pero nunca proporcional al auténticovolumen de su riqueza, que era lo que pretendía elconcejo, que pagasen en lista aparte del resto de losvecinos « . . . por el abonamiento de sus bienes . . .» ',sistema por el que les corresponderían cantidades máselevadas . Una de las características más detonantesde la reinstauración del concejo de 40 hombres bue-nos a partir de 1391 fue la negativa a recaudar cual-quier tipo de impuestos .La intervención del clero encabezado por el obis-

po don Fernando de Pedrosa a favor del concejo am-plio fue otro de los factores de la ruptura de 1391,que se puede ya rastrear desde finales de los añosochenta, en una doble vertiente ; por una parte, sunegativa a pagar los impuestos que les correspondie-se como vecinos de Murcia por los bienes raíces quehabían adquirido desde la época de Alfonso XI, ac-

Palencia, 1388-IX-9, Cartulario 13841391, fol . 160 .

27

Page 34: pdf Manueles y Fajardos

titud en la que contaron con el respaldo real", fren-te a los vanos intentos concejiles de que contribuye-sen ; en segundo lugar, la tendencia de signo contrariode extender el cobro del catedrático a todos aquellosque pudiesen utilizar la jurisdicción eclesiástica ; des-de 1390 don Fernando de Pedrosa pretendió cobrarcuatro maravedís por persona por este concepto, re-montándose a los tres años anteriores en una disputacon el concejo que llegó hasta la corte sin solución « .Y junto al catedrático la solicitud al concejo de queentregase a la Iglesia la mitad de las penas moneta-rias correspondientes a todas aquellas personas queestuviesen treinta días excomulgados ; el concejo opi-naba que por esta causa se estaban imponiendo mu-chas sentencias injustas .

Por una parte, el obispo extendía el cobro del ca-tedrático y simultáneamente encabezaba la negativadel clero murciano a pagar la sisa de la carne y otrosimpuestos municipales, porque « . . . es contra la li-bertad que nos e los dichos dean e cabildo e cleresiae la universal eglesia an segund derecho . . .» ; variasveces pidió que se le respetase la exención y siemprefue oído con «sordas orejas» por el concejo, a ochode cuyos regidores excomulgó en abril de 1390'. Setrataba de los más valiosos impuestos municipales, enlos que la participación o no del clero determinabasu volumen en una etapa ciudadana verdaderamenteafectada por un agudo empobrecimiento económico.En 1390 el obispo Pedrosa y muchos clérigos se

4° Cortes de Briviesca, 1387-XII-12, Cartulario 13841391,fol. 156 r." La Granja de Sotos Albos, 1390-VI-30, Cartulario 1384-

1391, fol . 34 r.'2 Act. Cap. 1389, fol. 64 r. (23-4-1390).

28

Page 35: pdf Manueles y Fajardos

perfilaban contrarios a los intereses de la minoría di-rígente de regídores perpetuos, junto con gran partede la hidalguía local que buscó la dirección en quienpodía otorgársela, Juan Sánchez Manuel, hijo bastar-do del conde de Carrión . Se trataba de la reacción delos acosados por la crisis que se palpaba desde tiem-po atrás para obtener nuevos beneficios o recuperarlos perdidos, de tal modo que se cumple plenamen-te la afirmación de Torres Fontes de que « . . . el pro-blema tiene más trascendencia y profundidad que unasimple contienda nobiliaria por obtener el dominiode la capital y, con ella, del reino» as.

3 . PRIVATIZACIÓN DEL SUELO URBANO Y DISMINU-CIÓN DEL PATRIMONIO CONCEJIL

Evidentemente, de como fuese el sistema de acce-so a las regidurías que acabase triunfando, depende-ría el que la dirección del patrimonio concejil estuviese sometida al mayor control de unos u otros, y ala posibilidad mayor o menor de conseguir determi-nadas bases de enriquecimiento, entre las que las ca-sas en la ciudad eran una forma de riqueza que ad-quiría una creciente relevancia .

El proceso de entrega de solares concejiles a miem-bros de la oligarquía local es un fenómeno que ad-quirió toda su intensidad en Murcia en la segundamitad del siglo xiv, aprovechando momentos políti-cos favorables en los que determinados individuos con-seguían concretar el poder económico que alcanzaban,

11 TORRES FONTES, J . : Relación murciana de los López - deAyala en los siglos XIII y XIV, pág . 26, Academia Alfonso Xel Sabio, Murcia, 1976 .

29

s

Page 36: pdf Manueles y Fajardos

en formas de propiedad urbana que desamortizabanlos bienes concejiles .Hechos aislados se iban dando desde el reinado de

Pedro I como consecuencia de las coyunturas mar-cadas por las guerras, las epidemias o el hambre, asíPascual Pedriñán, recaudador real de Pedro I en Mur-cia y regidor de la ciudad en 1364 es un buen ejem-plo de ello ; él controló toda la movilización de loshombres que iban a luchar contra Aragón, así comoel abastecimiento de víveres, municiones, animales decarga, etc., fue el hombre fuerte del rey junto al con-cejo y a veces frente a él y en 1364, cuando su carre-ra de poder que terminaría con la muerte de Pedro I,no había hecho más que empezar, solicitó del conce-jo «un solar de casas» en la plaza del mercado, antelas puertas del monasterio de Santo Domingo, y otrojunto a él donde anteriormente había estado situadoel almudí, que lindaban ambos con la acequia de Ca-ravija y con el camino que conducía a los baños exis-tentes junto a ella ; constituían un valioso complejodel que el concejo se desprendió porque « . . . les aten-dió muy grant tienpo de los maravedís de las penasde los ballesteros que fueron en este tienpo pasadoa seruir al Rey nuestro sennor et en muchas otrascosas que non se pueden aqui declarar por menudode que el concejo le era tenudo del faser algunt co-noigimiento por ello . . .»".De hechos concretos y aislados se pasó a un pro-

ceso sistemático de expropiaciones individuales .«En la Rexaca desta i;ibdat algunos de los que tie-

nen reales an ocupado asy algunos callejones e carre-ras publicas non auiendolas fecho merged el dicho

44 Act. Cap. Era 1402, fol . 72 (23-11-1364) .

30

Page 37: pdf Manueles y Fajardos

con9ejo. . .» 45; con esta escueta denuncia concejil de1376, de una situación que parecía por entonces unhecho consumado, se iniciaban una serie de reivindi-caciones en las que se puso en tela de juego la apro-piación de determinadas áreas de la ciudad por dosfuerzas en choque y al mismo tiempo en paralela as-censión económica, algunos miembros de la minoríadirigente de los hidalgos y caballeros locales, y JuanSánchez Manuel, conde de Carríón y adelantado ma-yor del reino, miembro y prácticamente único repre-sentante en Murcia de la vieja nobleza castellana .Unos y otro presionaron sobre la ciudad y se apro-

vecharon de su participación en la institución conce-jil, que acuciada por una penuria sistemática e insuperable se limitó a investigar como punto de parti-da qué propietarios de reales habían recibido previa-mente a la apropiación y construcción del edificio,una reglamentaria donación concejil de suelo, y quie-nes actuaron por su cuenta y riesgo, para ordenar lademolición en el último caso .

Paralelamente a este hecho y conectado con él seaprecia un movimiento de derribo de casas viejas enla Arrixaca con venta del material usado a individuosmás modestos, que conseguían ladrillo, teja y made-ra a precios inferiores 46 . Los mismos que construíanreales, o casas con huerto-jardín y probablemente lasinstalaciones complementarias de cuadras, graneros,etcétera, eran los que derribaban la casa preexisten-te y vendían el material a otros constructores-propie-tarios, tanto cristianos como moros, que no podíancomprarlo de primera mano, de tal modo que se da-ban en la ciudad, sobre todo en su zona norte, dos

45 Act. Cap. Era 1413, fols . 135 (5-4-1376) y 140 (2-5-1376) .46 Act. Cap. Era 1413, fol. 138 (26-5-1376) .

3 1

Page 38: pdf Manueles y Fajardos

corrientes constructivas, la de los que ya tenían casapropia y la levantaban de nuevo ampliándola hastatransformarla en un real a costa del suelo concejil, yla de aquellos que construían sobre la base que yatenían y en condiciones de precariedad económica ytotal inseguridad .No hay posibilidad de concretar quiénes eran unos

y otros, más difícil en el segundo caso ; lo único queestá claro es el temor que sentían los 40 regidoresde que la presión constructiva de los reales, conse-cuencia de una previa presión oligárquica, contribu-yese a despoblar al condicionar indirectamente a losmás modestos a abandonar una ciudad que tenía comofunción básica la defensa militar del reino ; de ahí queprohibiesen el derribo de casas y la subsiguiente ven-ta de las piezas y materiales de desguace, salvo queel propietario de la anterior construyese una nueva ;la multa de 600 maravedís con que se sancionaba elhecha, correspondiente a dos años del salario de unmenestral, es un testimonio de la gravedad que su-ponía para el concejo la posible demolición de aque-llas casas .

El expansionismo económico de los vecinos másacomodados de la ciudad coincidía con una escaladadel conde de Carrión que en 1377 demostró un especial interés por una serie de propiedades conceji-les que complementaban su fortuna personal :

1 .<> Juan Sánchez Manuel solicitaba del concejola cesión de una cámara que cubría la Casa de la Cor-te, donde se reunían y trabajaban los regidores y oficiales ; su situación limítrofe con su propia vivienda1e permitía connectarla y el concejo, entonces de 40hombres, que no tenía más que deudas y ninguna po-sibilidad de reconstruir, no solamente se la cedió, sino

32

Page 39: pdf Manueles y Fajardos

que le dio las mayores facilidades para su reccnstruc-ción e incluso ensanche : « . . . que le cumple de laalargar la dicha cámara que pueda eso mesmo alargaraquella, tanto quanto tiene la entrada de la dichacorte quanto es la frontera de la dicha cámara, aunmas sy quisiere mudar el portal de la dicha corte ade-lante en la plasa que es ante el dicho portal que lopueda eso mesmo faser fasta el igimiento que a fechoagora abrir de nuevo en la plaoja que estaua ante eldicho portal porque enogima de todo pueda faser cá-mara sy quisiera. . . » 47.

La cámara debía de tener una extensión menor quela base del edificio concejil y se le permitía extender-la hasta los límites del edificio, ampliado de paso laentrada del concejo hacia el exterior para permitiruna mayor extensión de la Cámara de la Corte, hastael límite de unas obras iniciadas por el adelantadoantes de que se produjese la concesión de maneraformal .La docilidad concejil a una solicitud que partía ya

de unas obras iniciadas privadamente por Juan Sán-chez Manuel antes de obtener la autorización, demuestra meridianamente la interpenetración de los intere-ses personales y las decisiones institucionales hastallegar a la confusión total .2 .<>

El concejo vendió al adelantado mayor el mis-mo año 1377 todas las calles y callejones que habíansido privatizados por la construcción de reales anteriormenté, algunos de los cuales desbordaban la cer-ca de la Arrixaca y ocupaban tierras de la propiacava" . Las condiciones en las que el . concejo hizo la

47 Act. Cap. Era 1415, fol . 27 (5-9-1377) .48 Act. Cap. Era 1415, fol. 57 (9-1-1378) .

33

Page 40: pdf Manueles y Fajardos

venta no están concretadas, pero a través del cúmulode problemas que se derivaron de ella se deducen laincapacidad institucional para recuperar, si no mate-rialmente el suelo que le pertenecía, por lo menos sísu control económico a través del cobro de unos im-puestos a los propietarios de los reales y las casasrecientemente construidos, así como la necesidad dedinero inmediato que le impulsó a una venta con laque don Juan Sánchez Manuel obtendría el beneficioseguro de unas rentas censuadas .

3 °

Su matrimonio con doña Juana de Xérica fuela razón alegada por el adelantado para además soli-citar al concejo una cantidad en moneda como contribución a los gastos del matrimonio, de modo quela ciudad se vio en la necesidad de arrendar por ade-lantado los comunes de la carne y el pescado paraentregarle 4.000 maravedís, de los que no disponía,corno regalo de bodas, tardándose en entregarlos casiseis meses *.

En un mismo año el conde de Carrión ampliabasu patrimonio en dos direcciones : imnohiliariamenteensanchando su casa y sus tierras con cesiones de lapropiedad concejil, y monetariamente con la obten-ción de los censos urbanos que . se obtendrían deaquellas tierras ; los 4 .000 maravedís del regalo: coñ-cejil simplemente redondeaban la operación .La reacción de los afectados fue de. rechazo, lle-

gando hasta el rey directa o indirectamente ; adelan-tado y concejo acusaron el golpe y se exculparon recíprocamente, el primero pidiendo que se le indicasecuál había sido el error cometido para poder enmen-

4s Aet. Cap. Era 1415, fols . 49 (1-12-1377) .Y 92 r. {5-6-1378).

34

Page 41: pdf Manueles y Fajardos

darlo, ya que en su conciencia no pesaba, se declara-ba inocente de haber forzado o ahorcado a nadie yni siquiera consideraba haber cometido «desaguisa-do» alguno contra los vecinos . El concejo afirmandono haber recibido del conde más que mercedes, ayu-das e incluso la liberación de penas pecuniarias quepodría haber impuesto en función de su oficio de ade-lantado mayor" . Ni uno ni otro pararon con estasrazones el proceso defensivo iniciado por los afecta-dos, que preferían entregar al concejo las cantidadesproporcionales que les correspondiesen en el valor dela venta efectuada y convertirse en los propietariosantes que quedar vinculados mediante los censos alconde de Carrión .

Desde enero de 1378 los pleitos promovidos porlos afectados fueron más perturbadores : el nuevo con-cejo de 16 miembros profajardistas propuso al adelantado su renuncia a la compra ya efectuada, queascendía a un monto global de 6.000 maravedís, y lacorrespondiente devolución cuando los propietariosde las casas entregaran a dos hombres buenos desig-nados para ello la parte que a cada uno de ellos lecorrespondiese . Juan Sánchez Manuel insistentemen-te presionado, accedió a conmutar la venta ; se le de-volvieron los 2.000 maravedís que había entregadoal concejo, y el resto hasta 6 .000 pensaba completar-lo con el regalo de bodas que iba a recibir de la ciu-dad, y a partir de entonces los propietarios de losterrenos afectados pagarían cada uno la parte que lecorrespondiese en función de las tierras que ocupa-ba, que previamente pertenecían al realengo urbano,algunas de las cuales llevaban ya tiempo en manos

5° Act. Cap. Era 1415, fol . 27 r. (5-9-1377).

35

Page 42: pdf Manueles y Fajardos

particulares, porque el concejo hacia la salvedad deque si alguno de los ocupantes « . . . toulse otor quege lo vendiese, que este tal que diese otor que paguela mitad y la otra mitad que la pague el otor . . . » ` .

Simultáneamente a la recaudación por el alguacilde las cantidades que cada propietario tenía que en-tregar, el nuevo concejo arrendaba una vez más poradelantado los comunes - para poder devolver al condede Carrión los 2.000 maravedís que ya había entre-gado ', con el que algunos de los afectados no que-rían tener ninguna relación de dependencia: NicolásAbellán, miembro del concejo, consideraba abusivopagar 220 maravedís por una tierra que medía unatahúlla y una ochava, situada junto a las tierras desu propiedad que estaban en las proximidades de laPuerta Nueva y exteriores a la muralla, cuando lasocupó pensó que no le afectarían obligaciones econó-micas y entonces se encontraba con el dilema de pa-gar al conde o a la ciudad, y como ninguna de lasdos salidas le satisfacía optó por la venta a un ter-

53cero .Más de uno de los propietarios afectados por el

proceso de reivindicación del suelo concejil al queconducía la penuria económica institucional era clérigo, y fueron precisamente ellos los que más mues-tras dieron de su disconformidad para pagar cantida-des qué los convertían en propietarios legales ; su ne-gativa se prolongó más de lo considerado normal yobligó a que se aprobase por el concejo una ordenan-

si Act. Cap. Era 1415, fol . 57 r. (12-1-1378). Otor, «aquelde quien se ha recibido la cosa o adquirido el derecho», Bnx-TxF, J.: Prontuario medieval, Universidad de Murcia, 1979.

Act. Cap. Era 1415, fols . 58 (19-1-1378) y 59 (23-1-1378).Act. Cap. Era 1415, fol . 82 (11-5-1378).

56

Page 43: pdf Manueles y Fajardos

za en la que se les amenazaba con derribarles la partecorrespondiente de los reales que formaban anterior-mente calles y callejones disputados, « . . . pues non anderecho a ello e se lo entraron e tomaron por su vo-luntad e es realengo e non lo podían tomar . . . » " .Argumentaron que ellos habían recibido el derecho deocupación de otra persona, el «otor», y desviaron lareivindicación concejil hacia éstos, obligando a quese hiciese una investigación por los jurados conducen-tes a identificar a los «otores» para que fuesen elloslos que pagasen el valor de las tierras indebidamenteocupadas 55 ; a su vez los «otores» plantearon quere-llas ante el concejo por la injusticia que les suponíaser considerados culpables de expropiación indebida,sólo por el hecho de que la relación de fuerzas eco-nómicas se rompiese por su lado más vulnerable 9s,

y

al final dos hombres buenos acabaron dictaminandoquién debía pagar en cada caso, los primeros ocu-pantes u «otores» cuando había habido una transmi-sión posterior, o los ocupantes efectivos cuando setrataba de una apropiación directa ; tanto en uno comoen otro caso los clérigos eran personas afectadas alas que el concejo por sí solo no podía materialmenteobligar a pagar lo expropiado, si el vicario de la dió-cesis no colaboraba con el concejo obligándoles a que« . . . derribe las paredes que hicieron por ojerradurasde las dichas calles e callejones . . . » B7 .

A partir de aquí la operación reivindicativa conce-jil de la propiedad del suelo urbano queda documen-

51 Act. Cap. Era 1415, fol . 65 r . (23-2-1378) y 69 (13-3-1378)." Act. Cap . Era 1415, fol . 82 (11-5-1378).5s Act. Cap. Era 1415, fol . 82 (11-5-1378) .57 Act. Cap. Era 1415, fol . 90 (22-5-1378).

-37

Page 44: pdf Manueles y Fajardos

talmente muy desdibujada ; se desconoce quiénes ycuánto pagaron, qué supuso económicamente para elconcejo la cesión del señorío en aquellas tierras dela Arrixaca, ni cuál fue la actitud institucional de laIglesia manifestada a través del vicario de la dióce-sís, pero queda la evidencia de que el proceso de pri-vatización de bienes originariamente concejiles estabaconsolidado y de que los beneficiarios de él pertene-cían a dos grupos sociales claramente identificados,los hombres buenos y los eclesiásticos en primer lu-gar, la mayor resistencia procedió de ellos, y algunoselementos más modestos en menor número y con can-tidades inferiores de tierras a indemnizar .

El problema del suelo coincidió con una escasezmanifiesta de los materiales de construcción común-mente empleados, entre los que la madera ocupabaun puesto fundamental a pesar de que el reino sufríauna crónica deficiencia en sus áreas de llanura don-de la desforestación era un hecho. En 1360 el con-cejo condenaba la tala de «árboles agenos» " sin per-miso de los dueños y sin pagar por ellos el preciodebido ; la escasez y la carestía obligaban en 1371 aregular el comercio ciudadano de la madera que lle-gaba por el río hasta «el arenal», donde los vecinosla compraban «. . . para la revender y después balemucho más cara de cuanto la compran . . . », de modoque a través de una ordenanza clarificatoria se esta-bleció que en un plazo de ocho días después de lallegada de los troncos, los vecinos pudiesen comprarla que necesitasen para el abastecimiento de su casaexclusivamente y a partir de dicho plazo se permitíanlas compras para posteriormente revenderla, siempre

58 Act. Cap. Era 1402, fol . 48 (10-9-1;64).

38

Page 45: pdf Manueles y Fajardos

que el precio de costo no se le sumase más que « . . . al-guna costa sy la oviese fecho paresciendo por sueldoy por librar en manera que non resigiba engano de laspartes . . .» ss.

Es elocuente el sobreprecio que la madera podíallegar a alcanzar ordinariamente, con las incidenciasque se derivaban en la construcción o en el consumomás elemental de energía utilizada en los hogares,trabajos artesanales, etc ., así como el intento de per-seguir cualquier salida de madera por el río que nopagase previamente las cantidades estipuladas por elconcejo . En general era una problemática derivada deuna explotación espontánea de la vegetación por par-ticulares, cazadores «fornijeros», leñadores s°, y el pro-pio concejo sobre todo en épocas de guerra ; la ma-dera escaseaba en el término municipal de Murcia yno era raro que el aprovisionamiento dependiese paragrandes cantidades de los bosques que cubrían losmontes de la cuenca alta y media del Segura, que asu vez era utilizado como medio de transporte paraque los grandes troncos llegaran a la ciudad : en 1376unos maestros de cortar madera a los que el concejocalificaba de extranjeros, posiblemente valencianos,que pretendían cortar madera en las sierras del inte-rior y transportarla por el río hasta el mar, manifes-taban su temor de que a su paso por la ciudad algu-nos murcianos se la sustrajesen sin previo pago, pí-dieron ayuda al concejo y éste les prometió que si talcosa ocurría lo cual era posible por la escasez local,serían pagados con el doble del valor de la maderatomada sl .

sa . Act. Cap. Era 1409, fol . 47 (26-8-1371) .e° Act. Cap. Era 1419, fol . 57 (23-2-1381).si Act. Cap. Era 1413, fol. 149 r. (20-5-1376).

39

Page 46: pdf Manueles y Fajardos

Hay que pensar que la madera ocupaba un lugarmucho más importante que hoy en el consumo de lasociedad, desde la energía a la construcción en proporción diversa de viviendas, establos, graneros, mo-linos, vehículos, herramientas y todo tipo de utillajedoméstico utilizaban la madera como materia prima ;tal era la dependencia exterior que la construcciónde unos molinos al otro lado del río en 1394 pudoquedar interrumpida « . . . porque los caminos son oje-rrados por reigelo e temor de la guerra que AlfonsoYañes Fajardo adelantado con los fueraechados quecon el andan an fecho e fasen a la dicha gibdat . . . » 62,de modo que la venta por los vecinos a requerimien-to del concejo de la que cada uno pudiese aportarfue el único camino para continuar su construcción.

Se consumían las más diversas clases de madera,olmo, álamo, torongiles y cidros, olivo, nogal", ypor supuesto pino, pero cada vez con mayores dificultades para obtenerlas . Las ordenanzas de los car-pinteros aprobadas en 1394, en pleno levantamientourbano, denuncian el doble problema de las dificul-tades de abastecimiento de madera y la crisis socio-laboral que la ciudad padecía ; los doce maestros car-pinteros que las firmaron se comprometieron a cor-tar madera de los árboles de hoja caduca en los díasde luna menguante y de los de hoja perenne en lacreciente durante el período de septiembre a diciem-bre, así como a no aceptar ningún encargo de traba-jo hasta que hubiesen terminado la obra anterior ode lo contrario el dueño de ésta podría rescindir uni-

62 Act. Cap. 1394, fol . 34 (4-8-1394) .63 Una mesa de nogal fabricada en 1392, para que trabaja-

sen en ella los contadores y los notarios del concejo, impor-tó 33 maravedís . Libro del Clavario, 1391-1392 .

40

Page 47: pdf Manueles y Fajardos

lateralmente el compromiso por su cuenta" ; escasea-ban los encargos más de la cuenta en aquel momen-to y la casi paralización económica ciudadana impulsóa aquellos hombres a organizarse en la defensa desus intereses, exceptuándose de las restricciones lasobras que hubiese que hacer en cualquier momentoen los molinos ciudadanos y la fabricación de arados,superponiéndose así la necesidad de asegurar la pro-visión de alimentos a cualquier otra cuestión .

Las nuevas construcciones estaban ligadas general-mente a solicitudes hechas por artesanos para levan-tar su vivienda y taller, con compromiso de vecindadsi el concejo les ayudaba con la entrega del solar ode alguna cantidad en metálico para hacer la obra .Los permisos se hicieron más frecuentes a partir dela concesión hecha por Juan I en 1383 a la ciudadpara que quedasen exentos de pagar al fisco real los20 menestrales que el concejo consideraba más nece-sarios` ; era ésta una eficaz medida del poder realpara contribuir a la repoblación de las ciudades fron-terizas y cuyas consecuencias prácticas se vieron cla-ramente en el futuro, cuando el concejo murcianoañadió por su parte otro tipo de exenciones y deayudas materiales, entre las que estaban el pago desueldos anuales a estos artesanos o las construccio-nes de casas .

64 MENJOT, D. : «Los trabajadores de la construcción en1400 : Primeros enfoques», Miscelánea Medieval Murciana, VI,Departamento de Historia Medieval, Universidad de Murcia,1980.

65 Act. Cap. 1383, fols . 14 r. y sigs . (14-9-1383) ; MARTÍ-NEZ CARRILLO, M.' DE Los LLANOS : Revolución urbana y au-toridad monárquica en Murcia durante la Baja Edad Media(1395-1420), pág. 30, Universidad de Murcia, Academia Al-fonso X el Sabio, 1980.

41

Page 48: pdf Manueles y Fajardos

Este sentido tienen la concesión de un solar al tin-torero Francesch Tera, de claro origen valenciano ocatalán, en la parte exterior de la puerta del mercado, ya en la plaza del mismo nombre y « . . . encimade los tiradores al cabo del real del conde . . . » de Ca-rrión, para que pudiese construir un taller tintore-ro ss; la concesión de 20 maravedís a un moro maes-tro de hacer tinajas para que construyese su casajunto con la exención de pechos concejiles durantediez años para que se avecindara en la ciudad, aun-que la primera parte de la promesa tardó en cumplir-se un año s', el tiempo que el concejo tardó en dis-poner de algún dinero recurriendo al cobro por ade-lantado de parte del arrendamiento del herbaje dela dehesa de Fortuna ; este alfar tan trabajosamentelevantado estaba en la Arrixaca, lo mismo que el ta-ller de calderería de Alí Mambrón, que cuando seestableció en Murcia en 1393 y recibió las consabidasayudas para casa y exenciones fiscales era el únicoprofesional de este oficio que había en toda la ciu-dadEran construcciones sumamente modestas, valora-

das en dos o tres cientos maravedís, que tenían encomún el factor de la localización periférica en función de las vías de entrada y salida de la ciudad, fre-cuentadas por forasteros, transeúntes o simplementepor los habitantes de la huerta o campo que en Murciaencontraban los servicios complementarios básicos ;junto a la puerta del alcázar estaba el solar que seentregó a Juan Ibáñez para levantar un taller car-

eR Act. Cap. Era 1420, fol . 14 (28-6-1384).s° Act. Cap. 1384, fol. 20 r. (12-7-1384) .61 Act. Cap. 1392, fol. 245 (20-3-1393) .

42

Page 49: pdf Manueles y Fajardos

pintero adosado a la torre -de la izquierda: y ante laiglesia de Santa María la Mayor es , que justamentepor entonces empezaba a construirse y en la que en-contraría gran parte de su clientela .

La mayor parte de estos artesanos que empezabansu estancia en la ciudad de manera condicional lle-garon a echar raíces en ella, y algunos se convirtieron en un pilar de producción fundamental para laparca economía murciana . El margen de riesgo y aven-turas que entrañaba la instalación en una ciudad tanmarginal y períférica a los centros habituales del po-der político y económico castellano se confundió ex-cepionalmente con la falta de cálculo en el caso delvidriero que después de recibir 300 maravedís delconcejo para construir el horno y adquirir los ins-trumentos necesarios para su trabajo, optó por huiry fue a parar a la cárcel de la ciudad para obligar-le a que reintegrara la cantidad recibida °°, lo cualsólo fue posible con la entrega de limosnas por partede algunos murcianos y el perdón concejil de 100 ma-ravedís del total estafado . Al margen de este casoexcepcional, el año 1393 registró casos notables deavecindamiento al calor del intento de fortalecimien-to de la ciudad en manos manuelistas y del inicio dela construcción de la catedral ; en adelante la corrien-te de instalación artesanal y de construcción paralelade casas y talleres siguió un ritmo muy lento comocorresponde a una ciudad social y económicamenteestancada .

Frente a los 200 o 300 maravedís que solía valeruna casa taller de menestral, es imposible valorar las

ss Act. Cap. 1392, fol. 258 (12-3-1393).7° Act. Cap . 1392,'fol . 250. (4-3-1393) .

43

Page 50: pdf Manueles y Fajardos

ocupadas por miembos del patriciado local, general-mente situadas en las parroquias más céntricas de laciudad . La estabilidad constructiva en ellas era mu-cho mayor y al no estar sometidas a ningún tipo deprotección real o concejil apenas han quedado deellas noticias descriptivas ; las expropiaciones de quefueron objeto los fajardistas por su rivales instaladosen el poder concejil son una vía de acceso a este co-nocimiento que de momento se presenta frágil e in-suficiente .

Así de una casa perteneciente a Pedro Gómez deDávalos situada en la parroquia de San Bartolomé,con fachada por uno de sus lados a la «call plateria»y limitando por los demás con casas del deán, de Alon-so Ponce, de Juan Fernández de Santo Domingo ydel propio Pedro Gómez de Dávalos fue tasada ensólo 1 .000 maravedís porque sobre ella pesaba uncenso anual de 14 maravedís, pagadero al cabildoepiscopal °1, aunque en la almoneda posterior a la ex-propiación el clérigo Luis Porcel dio por ella 1 .175maravedís .

Las parroquias de la Arrixaca fueron a partir delos años noventa el área urbana donde la existenciade concesiones de solares «yermos» fue más notablecon la condición común a todas ellas de que se en-tregaban para la construcción de casas destinadas aser habitadas por el concesionario . La carta de dona-ción hecha a favor de Miguel Soriano en 1394 decía:« . . . por quanto somos iliertos que non tenedes cosaalguna vuestra en la dicha Agibdat e andades por casasalquiladas e pidiestes meriged al dicho conejo quevos diesen un solar derribado en la rexaca de Murlia

71 Act. Cap. 1392, falsa 67 r. y sig . (11-8-1392) .

44

Page 51: pdf Manueles y Fajardos

e vos que lo tapiariades e fariádes casas para vuestramorada . . .» " .

El abandono de gran parte de la población mudé-jar de la zona ocasionó a lo largo de todo el siglo xivderribos, que unidos al suelo concejil enajenado produjeron enormes vacíos constructivos muy disputadospor la gentes necesitadas de casa, « . . . que los quequieren faser las dichas casas an contienda entre ellosdisiendo los unos a los otros que toman mas espacioque los otros . . .» ; la solución fue que los jurados ylos cuatro regidores de cada parroquia midieron latierra y entregaron « . . . a cada uno una cuarta de tie-rra medida con cuerda . . . » junto a la correspondien-te carta de donación a perpetuidad « . . . desde los abis-mos fasta el cielo . . . » .En general, la defensa de los derechos concejiles

se impregnó como toda la vida urbana de tintes par-tidistas, acentuados en los años noventa, siendo loshombres de Fajardo los que sufrieron las consecuen-cias más fácilmente : a Fernando Oller, uno de losregidores expulsados en 1391, se le negó la autori-zación para construir un real en un solar que poseíaen la calle de las Adoberías, junto al adarbe de SantaEulalia ; le fue expropiado y se destinó a casas quenecesitasen gentes más modestas . En algún caso serepartió alguna manzana entera entre vecinos quehasta entonces habían tenido casa propia y que pro-bablemente construían aquella primera con gran par-te de materiales desaprovechados junto a otros nue-vos, en suelo entregado por el concejo « . . . por queel dicho solar es placa . . . » 73 .

1' Act. Cap. 1393, fol . 174 y sig. (22-3-1394).73- Act. Cap. 1392, fol . 311 r. (8-G-1393), y 1393, fol .

183(24-3-1394).

45

Page 52: pdf Manueles y Fajardos

Eran unas .parroquias, San Antolín, San Andrés ySan Miguel, de niveles de fortuna muy bajos, sobretodo las dos primeras y de calidades constructivasmuy endebles, en las que si los patricios locales po-seían alguna era un real o alguna casa destinada a laobtención de censos .

Debía ser importante el número de propietarios decasas que obtenían de ellas censos a perpetuidad, tan-to laicos como .clérigos, o a más corto plazo alquileres temporales que formaban parte del patrimoniofamiliar, si bien no parece que estas casas fuerangrandes ni estuviesen bien conservadas . Se trataba deobtener de ellas el mayor beneficio posible con unasinversiones mínimas en' su conservación . Su deterio-ro era evidente, aunque no tanto como sus propieta-rios intentaban hacer ver para obtener a posterioricantidades más altas que bajo la apariencia de alqui-leres tenían el valor real de indemnizaciones por losdesperfectos causados por los ocupantes ; así ocurriódurante los años de las guerras patristas frente aAragón con unas casas propiedad de Gonzalo Martí-nez de Zorita que el concejo había utilizado como al-macenes del trigo destinado a los ejércitos reales quetuvieron Murcia como centro de operaciones ; el pro-pietario reclamaba en 1362, 2 .000 maravedís de alqui-ler por el período de los cinco años anteriores pre-sentando testigos que demostraban el mal uso que sehizo el edificio : « . . . que entraron vesinos a cargar eldicho biscocho dentro de las dichas casas e que ladeslosaron cargando la bestias dentro, e otro si quevio que derribaron una alera denilima del palailio porque pusieron y una corrihuela para sobir el biscochoen las cámaras . . .» " . Esta casa enlosada si podía ser

74 Act. Cap. Era 1402, fol . 25 bis . (22-7-1364) .

46

Page 53: pdf Manueles y Fajardos

catalogada de palacio en comparación a las calidadesbajísimas de la construcción de la época, a pesar delo cual el concejo que se resistía a pagar alquiler poreste uso de guerra que como tal le fue impuesto, fueobligado por el rey a hacerlo efectivo, aunque sola-mente con 1 .000 maravedís por los cinco años, inclu-yendo alquiler y deterioros .

Se observa una elevación de los alquileres cuandolos precios del pan y la especulación subsiguienteaumentaban, aun los muy temporales como fue elcaso de la casa de Juan López del Castillo utilizadocomo almudí en 1374 y 1375, por la que el concejopagó 25 maravedís al mes, cantidad en la que posi-blemente iba incluido también el trabajo del propie-tario " necesario para su funcionamiento .

Las casas alquiladas para el alcalde de las sacas enlos años 1379 y 1381 por un valor de 150 maravedísanuales eran lo suficientemente grandes para albergar animales y almacenar mercancías °e, la de 1381pertenecía a Rodrigo Alfonso de Magan y debía deser un edificio realmente bueno, pues tenía dentrodel cuerpo general que constituía el complejo alqui-lado y cerrado por sus mismas «puertas mayores»,unas casas más pequeñas con un relativo grado deindependencia en las que había vecinos instalados, alos que el alcalde obligó abandonarlas . Con estas con-diciones no eran fáciles de encontrar y así ocurrió en1378, después de haber comprometido en 140 mara-vedís al año la de la hija de Alvar Pérez Castillo, situa-da en la parroquia de San Lorenzo, el concejo se deci-

as Act. Cap. Era 1412, fol . 208 (16-6-1375) .'s Act. Cap. Era 1417, fol. 67 r . (11-10-1379), y Era 1419,

fol . 37 (8-1-1381) .

47

Page 54: pdf Manueles y Fajardos

dio por otra existente en la judería en la que se dabala circunstancia de ser «posada buena» " .

Generalmente estas casas alquiladas para funcio-nes públicas eran grandes y complejas que proporcio-naban a sus propietarios el complemento de sus ren-tas agrarias o ganaderas y por supuesto -la seguridaddel capital invertido en estos bienes raíces . La casadonde estaba instalado el peso del almudí en 1380'$era un mesón denominado de San Julián, situado enla plaza del mismo nombre, en la que el peso estabacolocado en el portal callejero y con las personas quelo frecuentaban el mesonero propietario Juan Lópezdel Castillo, obtenía una clientela fácil y cómoda parasu negocio, que se vio seriamente amenazado en elmomento en que los rumores apuntaban hacia unposible traslado del peso a otro lugar de la ciudad ;el perjuicio para su negocio era tan grande que es-taba dispuesto a no cobrar al concejo los 15 marave-dís del alquiler del porche con tal de que no hicieranel traslado . Para casas de estas proporciones los 150maravedís anuales eran un alquiler considerado nor-mal, que en el caso del almudí fueron de 290 mara-vedís por los años 1375 y 1376'9 .

Eran casas propiedad de miembros de la oligarquíaque algunas veces también eran ocupadas por algunode sus propios elementos, como Alfonso Sánchez Manuel en 1393 a° ; la tantas veces comentada ruina dela familia Manuel, cuya superación o agudizamientose ventilaba en las luchas de aquellos años, fue la ra-zón de que este miembro del clan viviese en unas

77 Act.Cap. Era 1415, fols . 73 r. y 74 (20-3-1378) .7s Act.

_Cap. Era 1418, fol. 136 (12-2-1380).

79 , Ad. Cap.. Era, 1415, fol. 48 . (28-11-1377) .eo Act. Cap. 1393, fol . 95 (23-9-1393) .

48

Page 55: pdf Manueles y Fajardos

casas de la parroquia de San Bartolomé pertenecien-tes a Diego Gómez de Dávalos, uno de los fajardis=tas expulsados, por un acuerdo concejil de sus parti-darios y porque el pago del alquiler fue prometidopor su suegro el procurador general Andrés Garcíade Laza ; la ubicación de las casas y la importanciasocial tanto del antiguo propietario como del inqui-lino coinciden con datos que corresponden a las me-jores casas que en Murcia podía haber, muy distintasa las utilizadas por agricultores y artesanos, comoaquellas que en 1382 alquilaba el concejo por cuatroaños al herrero Martín Blasco por 35 maravedís, si-tuadas en un buen lugar para que su trabajo estuvie-se al servicio de todo el tráfico comercial de la ciu-dad, yuxtapuestas al adarve y junto a dos torres dela Puerta del Puente", eran dos auténticos chamizos,uno utilizado como taller y el otro como vivienda,que distaban mucho de poseer la amplitud de exten-sión y funciones que tenía las alquiladas en 1381 alalcalde de las sacas .

4 . LA TIERRA CULTIVABLE EN LOS OBJETIVOS

DE LOS BANDOS

Los cereales, sobre todo el trigo, y en menor me-dida cebada, panizo y alcandía, eran los cultivos fun-damentales de la agricultura murciana en los siglosbajomedievales, aunque junto a ellos, la vid repre-sentaba una aportación cultural y económica de im-portancia creciente en la alimentación de los hom-bres ; es relevante observar cómo entre las numero-

81 Act. Cap. Era 1420, fol . 67 r. (5-11-1382).

49

Page 56: pdf Manueles y Fajardos

sas expropiaciones de bienes raíces y muebles quese hicieron en los años noventa del siglo xiv, casitodas las tierras que las sufrieron estaban dedicadasal cultivo del cereal, mientras que cuando eran lascosechas el objeto de las incautaciones, lo mismo seencuentran documentadas las referentes a trigo ya se-gado y depositado en las eras de la ciudad, que uvarecolectada o vino ya elaborado y almacenado . El pro-ceso de expropiación de tierras, más dificultoso porlo que de planteamientos jurídicos tenía, era la cau-sa por la que se centraban todos los esfuerzos deapropiación de tierras fajardistas en las tierras de ce-real, las más ambicionadas porque la carencia del pany el control de su comercio ponían en manos de suspropietarios una enorme fuerza política y social .

Probablemente cereales y vid se daban de formaconjunta en casi todas las heredades de la huerta, enun lógico afán de lograr una autarquía particular ycolectiva, pero a pesar de lo escueto de los datos sepuede deducir una cierta tendencia a la localizaciónen determinadas áreas de manera preferente; así, lastomas de diversas cantidades de uva a algunos de losseguidores de Alfonso Yáñez Fajardo se hicieron entierras cuya propiedad se respetó, situadas al sur delrío Segura en lugares algo distantes entre sí pero to-dos pertenecientes al heredamiento del Mediodía oAlquibla, como las tierras de las acequias Daba, Tur-bedal, Alhoraiba, junco y Villanueva 82, lo cual per-mite aventurar razonablemente la hipótesis de un pre-dominio de las tierras de cereal en el heredamientoseptentrional, mientras que en el meridional la vidtenía una mayor incidencia . Los datos son demasiado

12 Act. Cap. 1392, fols . 32 (1-8-1392) y 65 (11-8-1392).

50

Page 57: pdf Manueles y Fajardos

escuetos para - poder establecer ábsolutas relacionesde localización en estos cultivos, así como posiblesdiferencias de valor de la tierra, pero pueden ser elpunto de partida de una línea de investigación pos=terior .

El olivo, tercer elemento de lo que se ha dado enllamar trilogía mediterránea, también estaba presen-te en la huerta aunque probablemente como cultivocasi marginal que aprovechaba las orillas menos hú-medas, y siempre en proporciones menores que en - elsecano ; pocas veces se le cita en la documentaciónya que su proverbial resistencia lo excluía de laspreocupaciones que aquejaban al concejo con tantafrecuencia referentes a los desastres que los cultivosde la huerta sufrían y a sus consiguientes incidenciassociales y económicas. Entremezclado con las viñasen tierras que eran abiertas muy excepcionalmente alos ganados, abastecía a la ciudad y su término sindificultades : « . . . que puedan andar por las viñas quenon fueren regadas e coman la yerua Bellas en lugarque non aya oliueras con fruto, saluo ende que nonfagan majada en las dichas viñas . . .» 8S .

De importancia no desdeñable en cuanto a exten-sión ocupada y utilización textil era el lino; se le citacon mucha frecuencia junto a los cereales con refe-rencia a las exigencias que precisaba de mano de obraabundante en épocas de cosechas sobre todo, y por lanecesidad que había de ejercer vigilancia en los cam-pos en los que se cultivaba ante eventuales peligrosde ataques humanos, pero sin precisarse mucho irás .Sabemos que en las proximidades de Monteagudo secultivaba en 1394 y que sus propietarios no se atre-

8s Act. Cap. 1394, fol. 94 (25-10-1394) .

5 1

Page 58: pdf Manueles y Fajardos

vían a trasladar a Murcia las garberas 8a por temor a-que los fajardistas refugiados en el castillo les ataca-ran, y con arreglo a las condiciones que su cultivoexige de temperaturas moderadas, abundancia de aguay buenos suelos, es muy -verosímil que fuera la por-ción de la huerta del Segura a partir de Murcia, elárea donde el lino más se cultivaba debido precisa-mente a la facilidad con que se inundaba ss .

Similares dificultades documentales tenemos. porahora para tratar de penetrar en la estructura agra=ria ; aparte de las suscintas noticias referentes a lasincautaciones hechas a los fajardistas, muy pocos da-tos directos conserva la documentación municipal re-ferentes a compraventas, transmisiones familiares ocualquier otra circunstancia que permita conocer lainfraestructura de la agricultura murciana de la se-gunda mitad del siglo xzv, aunque todos los trabajosde Torres Fontes apuntan hacia la relevancia del pa-pel que desempeñaron los propietarios de tierras enla formación y funcionamiento de los concejos delreino, llegándose a formar como a nivel castellano,una auténtica integración campo-ciudad, tanto en elaspecto físico como en el orden social '.Dos casos muy próximos cronológicamente, aun-

que accidentalmente distintos, de valor de la tierraen venta son muy esclarecedoras . Por una parte, el

84 Act. Cap. 1394, fol. 179 r. (6-3-1395) .as MARTfNEZ CARRILLO, M` DE Los LLANOS : «La "tabla"

murciana . Bases agrarias de una institución de crédito medie-val», Miscelánea Medieval Murciana, VIII, Departamento deHistoria Medieval, Universidad de Murcia, 1981 .

86 ROYER DE CARDINAL, SUSANA: Tensiones sociales en laBaja Edad Media Castellana, pág. 296, Cuadernos de Histo-ria de España, 1981 .

52

Page 59: pdf Manueles y Fajardos

real que vendió al concejo el racionero del obispadoJuan Cárandell, situado en las proximidades de la er-mita de Santiago, próxima -a la parroquia de San Mi-guel y fuera ya de la ciudad aunque muy cercana aella y a la importante acequia de Caravija ; el objetode la compra fue construir una azacaya con represadonde pudiesen abrevar las bestias de los vecinos yse pagaron por él 350 maravedís 8' . El segundo casofue la reclamación que hizo el concejo en 1394 a Ra-miro Ramírez, hijo y heredero del canónigo ya difun-to Martín Ramírez, a quien el concejo había compra- :do en 1386 una tahúlla de viñas para obtener tierracon que fabricar rajuela para la construcción de ca-sas ; el nuevo propietario había considerado que latierra estuvo mal medida ya que en realidad alcanza-ba una cuarta y seis ochavas de ochava más de la ta-húlla que el concejo pagó a su padre, y comprobadopor el «sogueador» que estas eran las auténticas di-mensiones, el jurado clavario Pedro Riquelme le entre-gó los 68 maravedís y 7,5 dineros que reclamaba porla diferencia de tierra que años atrás no se le habíacontabilizado en el momento de la compra ". De am-bos casos resulta un valor por cada tahúlla de 200maravedís .

Las circunstancias comunes entre las dos transac-ciones son evidentes : a) la proximidad de la tierraal casco urbano donde se encontraban las haciendasmás espléndidas, tanto por la calidad de la tierra comopor la casa construida en ellas, variedad y calidad decultivos, mayor facilidad en la obtención del agua, et-cétera ; no eran grandes pero sí muy valiosas . b) En

8' Act. Cap. 1393, fol . 170 (10-3-1394).88 Act. Cap. 1394, fol . 179 r. (6-3-1395) .

53

Page 60: pdf Manueles y Fajardos

los dos casos el vendedor era un clérigo y el compra-dor el concejo que necesitaba ese concreto pedazo detierra para asegurar unos servicios o un- abastecimien-to a la ciudad de forma imprescindible . Se unían va-rios elementos justificativos del alto valor de la tie-rra, su demostrada calidad, la clase social del vende-dor perteneciente a un status que con frecuencia seconvertía en proveedor o prestamista del concejo, yla urgencia colectiva para utilizar estas tierras y nootras igual o parecidas, de ahí que los 200 maravedzspor tahúlla fuesen casi el doble del valor que teníala misma extensión de tierra en plena huerta, dedi-cada exclusivamente a viñedo y cereal, que solía gi-rar en torno a los 100 maravedis ss .

Litro caso muy distinto era el de los precios quela tierra presentaba en circunstancias de incautación,cuando eran adjudicadas a través de almonedas queel concejo organizaba para poder hacer frente eran eldinero obtenido de este modo a las indemnizacionesderivadas de los enfrentamientos producidos por losdos bandos ; lógicamente estos precios respondían acoyunturas políticas excepcionales y no pueden to-marse como un indicativo mínimamente objetivo .

Del lote de propiedades incautadas en 1392 al fa-jardista Pedro Gómez de Dávalos, compuesto por ca-sas, varias parcelas de tierra y algunos censos, destacan fundamentalmente las tierras so que poseía este

BS MARTÍNEZ CARRILLO, M.' DE LOS LLANOS : Revoluciónurbana . . ., pág. 360." Aet. Cap. 1392, fols. 67 r. y síg. (11-8-1392) y 112 (13-

11-1392). 11 tahúllas, 1 ochava y 2 ochovas de ochava deviña, expropiadas a Fernán Porcel y compradas por Fernan-do Talán en Tellaquivir, se valoraron en 1.227 maravedis en1391, Libro del Clavario de 1391-1392, fol . 15 .

54

Page 61: pdf Manueles y Fajardos

individuo, sobrino -del adelantado Fajardo y profun-damente enraizado en los órganos políticos de la ciu=dad . Eran estas tierras las siguientes :

a) Seis tahúllas de viña «franca, que son en elJunco cabo el garrofero», en la huerta de Murcia .

b) Dos tahúllas y media de majuelo en Benimag-net, que censaban anualmente a Francisco Celdrán20 celemines de pan, la mitad de trigo y la mitad decebada.

d) Una heredad «franca» situada en Sangoneraque disponía de tierra de regadío junto al río del mis-mo nombre afluente del Segura y albares en las vertientes de la sierra del Puerto de Cartagena, que an-teriormente había pertenecido a Alfonso Vinader;además de que estaba compuesta por tierras comple-mentarias económicamente para una explotación agro-pecuaria, contaba con la ventaja de su buena situaciónentre el camino público de Cartagena y el menciona-do río, lo cual revalorizaba el normal valor de la pro-pia tierra .

d) Cinco tahúllas de viña situadas en Villanueva,tangentes a una «i?equia regadera» y en disposiciónpor tanto de poder obtener- agua de modo fácil .

Los precios de partida en la almoneda y los alcan-zados en el remate de la misma quedaron como sigue :

Partida, Remate,26-IX 13-XI

(mrs./tah.) (mrs./tah.)

Seis tahúllas en El Junco . . . . . . . . .

200

250Dos y media en Benimaget . . . . . . . . .

100

141Cinco tahúllas en Villanueva . . . . . . . . . .

100

105Heredad de Sangonera . . . . . . . . . . . .

1 .000

1 .100

55

Page 62: pdf Manueles y Fajardos

Por su situación bien precisa, las tahúllas _ de lasacequias junco y Villanueva ofrecen la primera razónválida que justifique sus diferentes valoraciones, queeran muy superiores en el caso de las primeras, queresultan un ejemplo claro de tierras bien localizadas,muy próximas a la ciudad por su lado meridional yde extraordinaria calidad, en función de lo cual elprecio llegó a ser extraordinariamente alto .

Las luchas civiles presentaban las condiciones es-peculativas idóneas que favorecían un cambio de pro-piedad lógicamente propiciado por el bando dominante en el momento, los Manuel, del que formaba parteel obispo don Fernando de Pedrosa . El origen detodo el proceso de expropiación a Pedro Gómez deDávalos había sido la denuncia de apropiación inde-bida de armas, animales y otras propiedades presen-tada por el maestreescuela y el chantre del obispadode Cartagena contra el mencionado Dávalos por elasalto, prisión y apropiación de bienes de que fueronobjeto en las proximidades de Alhama ; las tierrasdel fajardista sirvieron para indemnizar a los deman-dantes y tras ser valoradas y subastadas se presenta-ron como compradores precisamente el clérigo LuisPorcel, para la hacienda de Sangonera, y Sancho Sán-chez, criado del propio maestrescuela García Fernán-dez, para las tierras de la acequia del junco, las dosmejores propiedades de Dávalos . Es muy difícil dis-cernir hasta qué punto las reclamaciones estaban es-pontáneamente fundamentadas, y si el conjunto declérigos que se movían en torno al ambicioso obispoPedrosa no utilizaban el enfrentamiento Fajardo-Ma-nuel en su propio beneficio particular e institucional;lo cual es muy verosímil .

56

Page 63: pdf Manueles y Fajardos

II . LA MINORIA DE ENRIQUE III . FACTO-RES REACTIVANTES DE LA CRISIS MUR-CIANA

De manera accidentada e inesperada, Juan I mu-rió en Alcalá de Henares el domingo 9 de octubrede 1390 ; con ello se reactivaba en Castilla una nueva etapa de turbulencias, que salvo paréntesis muydefinidos por coyunturas propicias y fuertes persona-lidades, se desarrolló a lo largo de todo el siglo xvformando el entramado de una sociedad en la que laautoridad monáquica pugnaba por abrirse paso .

El conocimiento de la muerte de rey llegó a Mur-cia el día 13 del mismo mes a través del regidor LopeRuiz de Dávalos, quien . de camino hacia la corte conel adelantado Alfonso Yáñez Fajardo tuvo noticias delo ocurrido y -regresó precipitadamente a. la ciudad a

57

Page 64: pdf Manueles y Fajardos

dar cuenta de ello; posteriormente los notarios mar-cianos Alamán de Bailbrea y Fernando Talón a suregreso de Guadalajara hicieron una narración máspormenorizada del impacto causado por el hecho, asícomo de las ceremonias de duelo y proclamación quepor Juan I y Enrique III, respectivamente, se esta-ban haciendo en todas las ciudades castellanas pordonde iban pasando a su regreso a Murcia" . El lu-nes 24 de octubre el concejo de la ciudad cumplía asu vez con el ritual de llorar al rey difunto y alegrar-se con la proclamación del nuevo, con lo cual oficial-mente se abría un nuevo reinado, que la abundantecorrespondencia real de los días sucesivos enmarcabacon aires de inseguridad : así la confirmación de Fa-jardo como adelantado mayor y las de los demás ofi-ciales reales, las órdenes de vigilar con todo rigor lasfortalezas del reino, y en última instancia la peticiónde envío de dos procuradores marcianos a la reuniónde Cortes que iba a tener lugar en Madrid inmedia-tamente.La muerte de Juan I se producía a los pocos me-

ses de terminadas las sesiones de las cortes que secelebraron en Guadalajara entre abril y mayo de 1.390,en las cuales se puso de manifiesto, por una parte, lagravedad de los problemas económicos que azotabana Castilla, la insuficiencia de alcabalas, diezmo y mo-nedas para cubrir a lo sumo con dificultades las ne-cesidades ordinarias de la corte y el gobierno del rei-no, y por otro lado, los planteamientos de oposiciónabierta entre la alta nobleza de parientes del rey que

91 Act. Cap. 1390, fols . 76 (13-10-1390) y 79 (21-10-1390;Madrid, 1390-X-10, 13, 15 y 22, Act. Cap. 1390, £ols . 81 y síg .TORRES FoNTEs, J .: «Murcia Medieval. Testimonio documen-tal (VII)», Murgetana, LVIII; pág. 86, Murcia, 1980.

58

Page 65: pdf Manueles y Fajardos

se .sentía relegada por los nuevos nobles que ocupa-ban con mayor intensidad cada día los oficios y loscargos de la corte y la administración; entre ambossectores de la nobleza, la autoridad moral del rey talcomo Juan I la había entendido, como un adminis-trador de justicia', mal podía desarrollarse durantela minoría de Enrique III, que se iniciaba en unascircunstancias de agudas tensiones y grave empobre-cimiento económico.

Así las cosas, las cortes celebradas en Madrid en1391 trataron de llenar y organizar el vacío de poderque la muerte del monarca castellano había dejado;en ellas el arzobispo de Toledo, Pedro Tenorio, in-tentó hacer valer lo estipulado en un testamento queJuan I había redactado en vísperas de la campaña dePortugal de 1383, estableciendo para este caso unconsejo de regencia ea, muy de acuerdo con su conse-cuente manera de actuar, que Gimeno Casalduero "centró en tres aspectos que resultaban fundamentalesen la coyuntura de 1390 : la construcción de equiposadministrativos, la organización de instituciones y elcontrol de los grupos reaccionarios .A lo largo de unas tumultuosas sesiones protago-

nizadas por una nobleza insatisfecha ante la fuerzade los 123 procuradores enviados por 49 ciudades,se consiguió designar en las cortes de Madrid un con-sejo de regencia compuesto por dos arzobispos, ocho

sz SuÁHEz FERNÁNDEZ, Luis: Historia del reinado de Juan I,torno I, pág. 316, Universidad Autónoma de Madrid, 1977 .

ss SuÁRH2 FERNÁNDEz, Luis: Nobleza y Monarquía. Pun-tos de vista sobre la historia castellana del siglo XV, pág. 45,Universidad de Valladolid, 1959.

94 GimFNo CASALDUERO, J.. La imagen del monarca en laCastilla del siglo XIV, pág. 163, Revista de Occidente, 1972.

59

Page 66: pdf Manueles y Fajardos

nobles y 14 procuradores ciudadanos que tenían quetomar cualquier decisión en grupos mínimos de cua-tro regentes, uno al menos por estamento, y cuyasfirmas debían respaldar la validez de cualquier do-cumento ss .

Desde el momento de su designación muchos fue-ron los enfrentamientos entre los componentes delConsejo- de Regencia hasta dar lugar a la -apariciónde graves diferencias de criterio en el seno de la no-bleza, a merced de las cuales se fue formando la le-vantisca personalidad de don Fadrique, duque deBenavente, cuyas decisiones entre otras tuvieron enjaque toda la minoría de edad de Enrique 111 . Conla abrumadora presencia de los procuradores ciuda-danos la nobleza se sintió incómoda en su lucha porel poder a la que las dificultades económicas del si-glo le impelían, y por ello el arzobispo de Toledo yel duque de Benavente se erigieron en defensores deun hipotético autoritarismo regio, frente al bloquede tendencias más oligárquicas que encabezaba entrelos regentes el arzobispo de Santiago Juan GarcíaManrique.Hay que destacar en este enfrentamiento que en

ss LOS regentes designados en las cortes de Madrid fueronel arzobispo de Toledo, Pedro Tenorio; el arzobispo de San-tiago, Juan García Manrique; el duque de Benavente, Fadrique Enríquez ; el conde de Trastámara; el maestre de Cala-trava, Juan Núñez de Guzmán; el canciller Pedro López deAyala; el señor de Villalobos, Alvar Pérez de Casorio; RuyPonce de León, Pedro Suárez de Quiñones, el mariscal Gar-cía González de Ferrera y los procuradores de las ciudadesde Burgos; León, Toledo, Sevilla, Córdoba y Murcia, cam-biantes cada seis meses. Por Murcia asistieron Sancho Rodrí-guez de Palenzuela y Juan Sánchez de Ayala. Act. Cap. 1390,fol. 92 (12.11-1390) . . .

60

Page 67: pdf Manueles y Fajardos

el verano de 1391 parecía abocar a Castilla a la gue-rra civil la acción mediadora del concejo de Burgosinstando a la celebración de una nueva reunión decortes en la que se reestructurase la composición y elfuncionamiento del Consjo de Regencia; llegaron acelebrarse entre 1391 y 1392, pero sin mayores re-sultados positivos, dado el agudo grado de enfrenta-miento existente, no ya entre nobleza y procuradoresciudadanos, sino en el seno de la misma nobleza, en-tre los parientes del rey y el resto de los nobles,muchos de cuyos elementos recientemente llegados aesta condición se integraban mejor en la oligarquíaciudadana que los procuradores representaban . En lascortes de Burgos, merced a la división profunda quese dio entre la nobleza, los procuradores de las ciu-dades decidieron en votación secreta aceptar el Con-sejo de Regencia que establecía el testamento deJuan I, en términos muy semejantes al que salió delas cortes de Madrid un año antes ; la importanciade la decisión estuvo en opinión de Suárez ' en queal no producirse en aquella situación propicia la uniónde la nobleza, en adelante los enfrentamientos entrebloques no sólo fueron inevitables, sino además san-grientos .En función de las oscilaciones de estas banderías

se movieron muchos intereses ciudadanos en toda Cas-tilla, y en concreto en Murcia, dando paso al enfrentamiento de Juan Sánchez Manuel, próximo a la no-bleza de parientes el rey y al arzobispo de Toledo, yAlfonso Yáñez Fajardo, más ligado a la oligarquía del.Consejo de Regencia . En unas circunstancias de ban-derías generales a toda Castilla que la crónica real

SUÁREZ FERNÁNDEZ, L. : Nobleza y Monarquía . . ., pág . 52 .

61

Page 68: pdf Manueles y Fajardos

destaca desde sus comienzos, «E cada partida deciasus razones asaz fuertes para afirmar su opinión, esobre esto avia muchas contiendas e escandalos . . . » s',

varios factores agravantes tuvieron a los murcianospermanentemente alterados : al miedo de que en laciudad se produjeran las matanzas de judíos desata-das aquel verano en Sevilla 88, y a los rumores quellegaban de Granada referentes a proyectos de ata-que al reino murciano se unía la abierta declaraciónde hostilidades entre los Manuel y los Fajardo, con-sumada con la expulsión de la ciudad de los últimosen 1391 se . Aunque las primeras circunstancias no secumplieron tal como se esperaba, sí era evidente quela calmosa paz castellano-granadina mantenida desdemediados del siglo xiv llegaba a su fin porque losnobles en torno al joven Enrique III empezaban aconsiderar la empresa granadina como uno de susinstrumentos de crecimiento y expansión, poniendoa las ciudades fronterizas entre las que Murcia se en-contraba en situación de permanente defensa.Una conmoción social como la que Murcia pade-

ció a partir de entonces no resulta explicable a tra-vés de simples factores aislados ; por el contrario, unaserie de causas recíprocamente interferidas constitu-yendo la auténtica red del tejido social, condiciona-

se LóPEZ DE AYALA, P. : «Crónica de Enrique III», tomo IIde Crónicas de los Reyes de Castilla, pág. 179, Madrid, 1959 .

98 TORRES FONTES, J .: «Los judíos murcianos a fines delsiglo xiv y comienzos del xv», Miscelánea Medieval Murcia-na, vol. VIII, págs . 57 y sigs ., Universidad de Murcia, De-partamento de Historia Medieval, 1981 .

e9 La evolución institucional y política de esta crisis mur-ciana en BERMÚDEZ AZNAR, AGUSTÍN : «Revuelta urbana enMurcia : 1391-1399», Cuadernos de Historia, anexos de His-pania, 10, Madrid, 1983 .

62

Page 69: pdf Manueles y Fajardos

ron el complejo fenómeno histórico protagonizadopor la ciudad y el reino durante aquellos años noven-ta del siglo xiv.

1 . PRESIÓN FISCAL Y EMPOBRECIMIENTO URBANO

En las cortes de Madrid de 1391 se dio comienzono solamente al reinado de Enrique III, sino tam-bién a lo que se ha podido calificar de proceso desaneamiento monetario de Castilla, después de déca-das de progresiva degradación de la ley de las mone-das : « . . . por quanto el Rey Don Juan avia fecho la-brar moneda de unos dineros que tenían figura deagnusdei, que decían blancos, que valían un marave-dí luego que los ficieron, después fue la ley mengua-da por mandado del Rey Don Juan por complir susmenesteres, e non valian mas que á tres dineros, een algunas partidas del Regno dos dineros e medio .E todas las gentes del Regno se quexaban con aque-lla moneda, ca las cosas valian grandes sumas . . . E asíse abajaron en Madrid los blancos de agnusdei a cor-nado el año que el Rey Don Enrique III regno . . .» loo .

Estas cortes devolvieron a las blancas, que veníanequivaliendo, según el cronista, 2,5 o 3 de ellas unmaravedí, su primitiva paridad de un maravedí poruna blanca valorables por seis cornados . La crónicapone de manifiesto el hecho de que fueron precisa-mente los procuradores de las ciudades y villas delreino los que forzaron la situación a tenor de la ca-restía de los precios, que presentaban como una rea-lidad generalizada a toda Castilla; si bien es cierto

100 LÓPEZ DE AVALA, P. : Crónica de Enrique III, pág. 165.

63

Page 70: pdf Manueles y Fajardos

que la intensidad de los pechos derramados era unacausa constante de quejas a las que cada rey teníaque hacer frente de forma renovada en los comien-zos de cada reinado 1m, los primeros momentos delde Enrique III presentaban, además, unas circuns-tancias de conflictividad derivadas de la complejidaddel Consejo de Regencia que el testamento de Juan Ihabía instituido .

La incidencia social de los impuestos desarrolladospor la dinastía Trastámara desde su llegada al tronoen 1369 ha sido puesta de manifiesto por Menjot loa

utilizando básicamente documentación murciana rela-tiva a las consecuencias que en esta ciudad tenían losacuerdos de Cortes con contenido fiscal, que eran lamayoría. Como factor inmediato del desarrollo de laoposición de los dos clanes en el reino murciano espreciso resaltar los derivados de las cortes de Burgosde 1391-1392, que fueron en gran medida el termó-metro que sirvió para calcular el promedio en la ciu-dad de uno u otro bando .

Las cortes de Burgos aprobaron un reparto de al-cabalas y seis monedas en toda Castilla para cubrirgastos que exigían los compromisos contraídos con elduque de Lancaster y el mantenimiento de la familia

101 LóPEz ALONSO, CARMEN: «Conflictividad social y po-breza en la Edad Media según las actas de las Cortes Caste-llano-Leonesas», Hispania, XXXVIII, 1978.

102 MENJOT, D.: «L'incidence sociale de la fiscalite directedes Trastamares de Castille au xiv siécle», Historia . Institu-ciones . Documentos, Universidad de Sevilla, y La fiscalité royate directe en Castille sous les premiers Trastamare . Remar-ques sur l'evolution d'une pratique financiere dan un cadreurbain (1374-début du XV° siécle). Actes du 102 CongrésNational des Sociétés savantes, 1977, París, Biblioteque Na-tional, 1979.

64

Page 71: pdf Manueles y Fajardos

del rey y del propio Consejo de Regencia, en unascondiciones de enfrentamiento total entre la nobleza .Una carta real de agosto de 1392 en la que se insta-ba a organizar su cobro en toda Castilla advertía quela nobleza trataba de controlar las rentas reales desus correspondientes tierras : « . . . los an tomado e to-man los dichos duque e marques e condes e caualle-ros, cada uno lo que montan en las dichas rentas delos dichos sus lugares e otras personas los marauedisde las dichas mis gibdades e villas e lugares reales fa-'siendose arrendadores deltas . . . » 103 .

En un sentido parecido se manifestaba el cancillerLópez de Ayala m', cuya opinión como regente reite-radamente estuvo en oposición a las tendencias de losparientes del rey : «Otrosí partieron los recabdamien-tos del Regno e dieron la mitad al Arzobispo de To-ledo segund pusieron con el, e los recabdamientospartieron entre si los Tutores ; e fue muy grave de co-brar el dinero a los que lo avian dé aver, salvo aque-llos que tomaron el poder de los dichos recabdamien-tos . E con todo esto los dichos Tutores nunca eranentre si bien avenidos, e cada uno quería ayudar alque bien quería, e por ende muchas vegadas se olvi-daba el provecho e bien comunal. . . »Con razón se ha dicho que el reparto de compe-

tencias en la manipulación de rentas reales realizadoentre la nobleza fue el mayor ejemplo de debilidaddel Consejo de Regencia ; la mitad de ellas quedaroncontroladas por el arzobispo de Toledo y en menorgrado también se beneficiaron el duque de Benaven-te y el conde de Noreña . Mientras, en Murcia, las

101 Segovia, 1392-VIII-15, Act. Cap. 1392-1393, fol. 147(6-11-1392).

i°a LÓPEZ DE AYALA, P. : Crónica de Enrique III, pág. 196.

65

Page 72: pdf Manueles y Fajardos

dos facciones trataban de hacerse con la recaudaciónde las correspondientes rentas reales a nivel del rei-no, los Manuel acatando el embargo que decretaronlos defensores del autoritarismo monárquico encabe-zados por el arzobispo de Toledo, y los Fajardo de-fendiendo la postura oligárquica en pro de una libreadministración de ellas .

Paralelamente el estancamiento demográfico, cuan-do no la clara regresión, era un hecho subyacente ala problemática política y económica murciana . Torres Fontes ha analizado el desarrollo y las conse-cuencias de la serie de epidemias que Murcia pade-ció en la segunda mitad del siglo xiv, 1348-1349,1379-1380 y 1395-1396 105 ; las fechas correspondena los momentos de eclosión y desarrollo de la epide-mia correspondiente, pero distan mucho de encerraren ellas ni las causas, ni mucho menos las secuelasdel fenómeno demográfico . Para la cercana Valencia,Rubio Vela las ha intuido, si no demostrado, que laspestes que azotaron dicha ciudad, dos de ellas coin-cidentes con las dos últimas murcianas, estuvieronsucedidas por épocas de malas cosechas, por cuantola ciudad se veía abandonada por los vivos que huíande la muerte dejando una estela de paralización eco-nómica nada fácil de recuperar .En la epidemia de 1348-1349 hubo despoblación

de comarcas enteras y períodos de extrema escasez y

los TORRES FONTES, J. : «Tres epidemias de peste en Murciaen el siglo xiv (1348-1349, 1379-1380, 1395-1396)», De Histo-ria Médica Murciana, II, «Las epidemias», Academia Alfonso Xel Sabio, Murcia, 1981 .

106 Rubio VELA, A . : Peste negra, crisis y comportamientossociales en la España del siglo XIV. La ciudad de Valencia(1348-1401), Universidad de Granada, 1979.

66

Page 73: pdf Manueles y Fajardos

hambre que en los años siguientes se repetirían comouna lacra endémica . La más próxima de 1379-1380estuvo precedida por algún brote anunciador, espe-cialmente notable el de 1372, y tuvo su mayor inci-dencia durante los primeros meses de 1380, con gra-ves repercusiones de paralización social, y regresióndemográfica y económica imposibles de cuantificar .La mejor conocida de las tres fue sin duda la de

1395-1396, la de consecuencias además más dramá-ticas porque se presentó formando parte con el hambre y la guerra de la trilogía de factores en los, quese desenvolvió la vida murciana durante la últimadécada del siglo. Los 6.088 fallecidos solamente enla ciudad de Murcia son sin duda el dato más con-creto y espectacular de esta epidemia que fue dejan-do una estela de desolación y abandono en una ciu-dad que vivía el enfrentamiento social más grave dela época Trastámara .Que las epidemias del siglo xiv dejaron una secue-

la de regresión demográfica estuvo confirmado por japolítica claramente poblacionista que el concejo murciano intentó seguir, admitiendo vecinos nuevos tnla ciudad de manera abierta a partir de los años ochen-ta, con unos objetivos a largo plazo que las luchasciviles acabaron por boicotear, ya que el aislamiento,el saqueo y la destrucción de todo tipo de bienes ma-teriales fueron la causa de que unos huyeran y losotros que se quedaban acosados por al escasez y elhambre rechazaran el pago de cualquier impuesto quefuese derramado, adhiriéndose a través del concejogeneral al embargo que Juan Sánchez Manuel y elobispo murciano don Fernando de Pedrosa defendían .

Pocas veces como entonces Murcia demostró la in-suficiencia de su población y de sus recursos para

67

Page 74: pdf Manueles y Fajardos

una época adversa y su dependencia artesanal respec-to al exterior en razón a que las estructuras funda-mentalmente agrarias de su economía no habían re-basado un nivel de demanda aún muy primario . Laavenencia a pagar, tanto el servicio supletorio de lasmonedas convertido en 100 marcos de plata «labra-da en baxella» 1°' como el servicio repartido para pa-gar al duque de Lancaster, coincidió con la declara-ción de la mayoría de edad de Enrique III, que enla dinámica concejil fue un toque de atención por loque suponía de la revisión de las actitudes políticascastellanas ; no fue así inmediatamente y de hecholas luchas nobiliarias continuaron prolongando a suvez la guerra civil marciana al serle negada la entra-da en la ciudad al primer corregidor enviado a ella 108 .

Hasta 1396 no se empezó a notar de manera tenuela acción directa del nuevo monarca y su grupo oli-gárquico de funcionarios ennoblecidos, que acabarondominando y a veces eliminando a la vieja nobleza deparientes del rey .

Otro tanto puede decirse de la economía urbana .Las formas y los instrumentos legales empleados enlos procesos de arrendamiento concejiles denuncianun deterioro progresivo de la misma; su análisis es-tructural conduce a unos resultados esclarecedoressobre la incidencia que la carestía y la escasez tuvie-ron en las convulsiones sociales marcianas de los fi-nales del siglo xiv .

Partiendo de una simplicidad muy acusada en el

1" Act. Cap. 1393, fol. 118 r. (8-11-1393) .108 MARTÍNEZ CARRILLO, M.a DE Los LLANOS : «La implan-

tación de los corregidores en el Concejo Marciano (1394-1412)», Miscelánea Medieval Marciana, X, Universidad deMurcia, Departamento de Historia Medieval, 1983.

68

Page 75: pdf Manueles y Fajardos

procedimiento de arrendamiento, se llegó a términosde mayor complejidad, tanto en la mecánica como enlos objetivos . Se arrendaban los bienes concejiles ensubastas en las que se entregaba la renta al mejorpostor sin que apenas hubiese rectificaciones, queaun siendo admitidas por la costumbre en un plazodeterminado de tiempo, no se hacían necesarias cuan-do había cierta espontaneidad en la mecánica deriva-da de unas circunstancias de equilibrio económico ysocial . Por el contrario, conforme la hacienda concejilse veía afectada por partidas negativas más graves, eljurado clavario empezó a actuar como agente del di-rigismo concejil que buscaba ingresos mayores, indu-ciendo a participar a candidatos que al ser sustituidospor un postor más conveniente, recibían una cantidadcompensatoria a cambio de estimular la subida de laspujas ; en marzo de 1390 el arrendador inicial se com-prometió a arrendar los comunes por un valor inicialde 1 .700 maravedís y un tercer y definitivo arrenda-dor entregó 2.297

loo .

Desde el reinado de Pedro 1 la economía concejilfue adquiriendo unos caracteres progresivamente másdefinidos conforme la crisis de la ciudad se iba acen-tuando :

a) Necesidad de disponer de dinero de forma ur-gente

Este era uno de los objetivos inmediatos de todoslos arrendamientos, que solían hacerse presionadospor el acoso de una necesidad inaplazable ; la urgen-

io9 Act. Cap. 1389, fol . 49 r . (27-2-1390).

69

Page 76: pdf Manueles y Fajardos

cia que los movía obligaba a veces al concejo a renun-ciar a parte de su valor si el arrendador entregaba lacantidad total en un solo pago inmediato a la con-certación del compromiso, renunciando así al pagofraccionado en tercios de diez días que era la formausual de hacerlo; así ocurrió con los de abril de 1381,valorados en 2.250 maravedís, que al ser entregadospor adelantado por el arrendador Abrahym Allory,el concejo lo gratificó con 150 maravedís que le fue-ron descontados de la cantidad concertada uo, con locual los oficiales pudieron disponer de dinero en elacto para poder pagar el viaje de unos procuradores .Con mucha frecuencia los arrendamientos se hicie-

ron con varios meses de antelación, sobre todo cuan-do la ciudad se vio afectada por alteraciones excepcionales de su modus vivendi, siendo las guerras fronte-rizas y las luchas sociales los elementos fundamenta-les que produjeron distorsiones en el proceso ordina-rio de los arrendamientos, mes a mes en el caso delos comunes y anualmente en el de las demás rentas .En mayo de 1375 se arrendaron los comunes de ju-nio a diciembre en 11 .900 maravedís para poder con-tribuir al pedido demandado para la boda del futuroJuan 1 y el pago de procuradores que debían ir a lacorte a jurar a la infanta Leonor, y en mayo de 1390ya se estaban arrendando los de octubre` por el blo-queo de las fuentes normales de abastecimiento mo-netario concejil que ocasionaban el comienzo de losprimeros graves enfrentamientos de las dos bandasrivales .

Se acentúa la frecuencia cronológica de los arrenda-

110 Act. Cap. Era 1419, fol . 80 (1-4-1381) .lü Act. Cap . Era 1413, fols . 198 y sigs . (12 y 13-3-1375),

y 1390, fol . 170 r. (16-5-1391) .

70

Page 77: pdf Manueles y Fajardos

mientas concertados con las personas que anterior-mente habían hecho los préstamos al concejo nece-sarios para atender cualquier evento . El correspon-diente a agosto de 1379 tuvo por objeto pagar 5 .000maravedís a Alfonso Mercader, que los había ade-lantado para el pago de 3.000 maravedís a los ba-llesteros que luchaban en la guerra de Navarra y2 .000 a los procuradores que el concejo había envia-do a las Cortes que se iban a celebrar en Burgos ; alno obtenerse más que 2.600 maravedís y quedar pen-diente el pago de la deuda, en septiembre se arren-daron al acreedor Alfonso Mercader en 2 .500 mara-vedís 11a. Del dirigismo de la subasta es una magní-fica prueba el hecho de que el arrendamiento fuesea parar precisamente a aquel indviduo que en esemomento resultaba preciso para saldar compromisospendientes .

b) Pérdidas en los arrendamientos

Hay una coincidencia entre los momentos de ca-tástrofes naturales o demográficas y disturbios socia-les, por otra parte lógica aunque no siempre justificada plenamente, y las pérdidas alegadas por los arren-dadores al final del cumplimiento del contrato, de talmodo que precisamente en las circunstancias extre-mas el concejo tenía que renunciar a parte de la can-tidad acordada en el arrendamiento ; a Pedro Bernard,arrendador de los comunes en junio de 1383, se ledispensaron al cabo de más de un año, cuando el

112 Act. Cap. Era 1417, fols . 23 (30-7-1379) y 45 r . (23-8-1379).

71

Page 78: pdf Manueles y Fajardos

concejo ya hubo comprobado la verdad de las pérdi-das y utilizado todos los procedimientos para cobrarla cantidad más amplia posible, 680 maravedís `, quesuponían casi el 25 por 100 de los valores concerta-dos . Malas cosechas y presión fiscal fueron la causade la disminución del consumo .Muy elevadas fueron las pérdidas denunciadas en

jnnio de 1394 como consecuencia de las correrlas fa-jardistas por la huerta, a veces de varios días de duración, que destruyeron cosechas y robaron ganadosal mismo tiempo que cortaban el aprovisionamientode la ciudad en productos tales como granos o pes-cado; en aquella ocasión el arrendador David Aven-turiel reclamaba 2.000 maravedís de pérdida en uncontrato que ascendía a más de 6.000, lo cual a suvez ocasionó el que del arrendamiento de julio nose obtuviesen más de 4.750 maravedís 114. La difi-cultad para abastecer desde fuera de la huerta y laconsiguiente disminución en el consumo y recauda-ción fueron completas sobre todo en el pescado .Con todo lo comprobables que en estas ocasiones

resultaban las pérdidas en los contratos, en muchasotras eran el resultado de una ficción de los arren=dadores para obtener mayores beneficios ; el concejolo sabía e intentaba boicotear la maniobra haciendorecaer en la hacienda personal de sus oficiales lascantidades que les fuesen perdonadas sin las másprecisas verificaciones .

Las dificultades y las pérdidas de los arrendamien-tos eran la causa inmediata de que las ofertas en lassubastas fueran tanto más bajas proporcionalmente,

113 Act. Cap. 1384, ¬ols. 12 r. (25-6-1384) y 31 r. (2-8-1384) .114 Act. Cap. 1394, fols. 16 r. (30-6-1394) y 23 r. (12-7-1394),

72

Page 79: pdf Manueles y Fajardos

llegándose al acuerdo entre los arrendadores para pu-jar por bajo : « . . . fasen entre sy algunas posturas quenon suban en las dichas rentas por que las ayan amemos presgio de lo que valen . . . » `. A veces lasofertas fueron tan bajas que el concejo prefirió en-cargar la recaudación en fieldad a un hombre de suconfianza, a aceptar cantidades desventajosas a prio-ri de los candidatos que pujaban ; así los comunes dejulio de 1393 fueron recaudados por Jaime Fortún,« . . . el qual es omme bueno e abonado et sabio en di-neros dente mes pagada la costa . . .» 2 's, lo cual fuepreferible, y debía superar a los 2.700 maravedís quecomo máximo se había vislumbrado en la almonedacelebrada, habiendo además la garantía de que For-tún, por ser hombre rico, podía responder de su ges-tión con sus propios bienes . La gestión a través defieles fue un procedimiento utilizado generalmenteen tiempos anteriores,, cuando el arrendamiento eraprecisamente la excepción` .

Se desprende una constante y agravada desconfian-za concejil, resultante de su congénita debilidad y delas crisis coyunturales que no se conseguían remontar más que a costa de un mayor empobrecimientogeneral de los propios ; los arrendadores aprovecha-ron al máximo esta trama enrarecida de tal modo quela obligación que contraían de responder a sus obli-gaciones con los bienes muebles y raíces que poseye-sen en el momento del contrato o posteriormente seconvirtió en un intento rutinario de garantizar mo-ralmente la percepción regular de los ingresos, queen la práctica carecía de auténtica eficacia.

"1 Act. Cap. Era 1415, fol . 70 (15-3-1378) .'ts Act. Cap. 1393, fol. 17 (1-7-1393) .u7 Act. Cap. Era 1419, fol. 53 (10-12-1381) .

73

Page 80: pdf Manueles y Fajardos

c) Adición del «acrecentamiento» a los comunes dela carne y el pescado

El acrecentamiento fue el impuesto añadido al va-lor de la carne y el pescado, para cumplir en casosexcepcionales con peticiones de dinero hechas por elrey, o cualquier otra necesidad que superase las po-sibilidades ordinarias de la ciudad ; de ser un impues-to circunstancial pasó a convertirse en regular, añadi-do precisamente desde el reinado de Juan I y la res-tauración del regimiento perpetuo al arrendamientode los comunes .

Las primeras noticias más concretas de su arren-damiento corresponden a diciembre de 1381 118 , y des-de entonces, cuando las peticiones reales de dineroen forma de monedas o en la forma más sutil de em-préstitos, se generalizaron como consecuencia de laspresiones del duque de Láncaster para hacer valerlos derechos al trono de Castilla de su esposa, hijade Pedro I ; primero en forma de guerra y despuéscon el pago de unas indemnizaciones anuales justifi-cantes de su renuncia . La política del duque de Lán-caster se manifestó en Castilla a través de una terri-ble presión fiscal sobre los vecinos, que empezó pa-gándose en metálico directamente y agotada esta víaacabó repercutiendo temporal e indirectamente en el«acrecentamiento» de los precios de la carne y el pes-cado .

Del acrecentamiento solamente se exceptuaban lacaza menor y las crías de cualquier tipo de ganado,de modo que cualquier variedad de carne adulta más

118 Act. Cap. Era 1419, fol . 100 (25-2-1382), y 1384, fol. 115(28-2-1385).

74

Page 81: pdf Manueles y Fajardos

los pescados se veían afectados por este recargo; amayor presión del acrecentamiento, mayor inhibiciónde la población ante el consumo de carnes adultas yderivación hacia el consumo de corderos, cabritos,conejos . . ., que acabaron también siendo gravados, ce-rrándose así la puerta al escapismo: cinco dineros porcabeza de cabrito, uno por cada libra de las carnesadultas y uno por la libra del pescado fueron los va-lores del acrecentamiento en 1381 y los años si-guientes lls .

Toda la población, cristiana, mora y judía, estabaafectada, excepto los clérigos . En estos primeros tíem-pos el propio vendedor era el responsable de pagaral - concejo el acrecentamiento de toda la mercancía,cayendo sobre él la responsabilidad de su recauda-ción, pero los compradores se retraían porque con elacrecentamiento los precios concejiles resultaban in-alcanzables : « . . . et porque se los non pierdan a losque lo venden lo an de abaxar al presVio que es pues-to por lo vender, mas antes, et porque el que lo tien-de et recabde el dicho acrecentamiento del dicho pres-ilio del dicho pescado que lo pague todo et sy nonque reslibe en ello agrabio . . . » `2

° .Para que la venta se asegurase y con ella la recau-

dación del acrecentamiento, el concejo empezó acce-diendo en 1381 a que el precio oficial se bajase y conel margen de diferencia se pagase a un cogedor que« . . . sea cierto cuanto es . . . », con lo que se garantiza-ba la recaudación a través de un amplio control delas cantidades vendidas al público .

ue Act. Cap. Era 1419, fols . 15 (7-11-1381), 47 r. (30-11-1381),- 55 (14-12-1381) ; Era 1420, fols. 140 r. (17-3-1383),168 r. (16-5-1383), y 1393, fol . 41 (3-8-1393) .

izo Act. Cap. Era 1419, fol. 44 r. (24-11-1381) .

75

Page 82: pdf Manueles y Fajardos

Los clérigos quedaban explícitamente excluidos delpago del acrecentamiento 121, aunque en ocasiones ex-cepcionales se avenían a hacerlo ; la construcción delpuente, « . . . de adriello, e de arena e de cal e de pie-dra. . .» en 1383 fue una de estas ocasiones en que laclerecía local contribuyó con el resto de los murcia-nos : encargada la obra a seis maestros albañiles quela presupuestaron en 25 .000 maravedís no hubo máscanal para conseguirlos que el acrecentamiento de lacarne y el pescado, « . . . por quanto el con~eio nontiene dineros donde se puedan pagar estos dichosveynte e ginco mill maravedís nin propios de la dichagibdat donde se puedan sacar, por quanto los propiosdel dicho congeio están ya arrendados para otras fa-siendas del dicho congeio que se non podían escusarque eran servigio del rey nuestro sennor e pro de ladicha gibdat . . .» `. Con aquel motivo el acrecenta-miento se programó para ser pagado desde mayo aseptiembre de aquel año y puede considerarse que laparticipación en él de los clérigos fue excepcional,tanto por su cuantificación como por su voluntarie-dad . Los esfuerzos concejales para incluirlos eran pa-ralelos y proporcionales al aumento de sus dificulta-des económicas, siendo precisamente entonces cuandola sombra de la excomunión cubría a los oficiales dela ciudad que intentaban obligarles . El obispo donFernando de Pedrosa así lo anunciaba era 1390 si secontinuaba exigiendo al clero los 24 dineros por cadacarnero correspondientes a la sisa, y al no convenceral concejo recurrió al rey, que se limitó a confirmarla decisión murciana de considerarlos tan necesitados

121 Act. Cap. Era 1419, fol . 78 r. (31-1-1382), y Era 1420,fol . 168 r. (16-5-1383).

122 Act. Cap. Era 1420, fol. 168 r . (16-5-1383) .

76

Page 83: pdf Manueles y Fajardos

de alimentación como todos los demás vecinos 129 ; sinembargo, la firmeza concejil duró poco tiempo, puesen noviembre de ese mismo año se arrendaba el acre-centamiento del mes siguiente con la condición deque no pagasen los frailes de Santo Domingo, SanFrancisco, y las monjas de Santa Clara, tal como sehacía con los clérigos en general

Entre 1381 y 1393 el acrecentamiento se arrendógeneralmente por separado de los comunes, aunqueen procesos de subasta paralelos y simultáneos, y portanto estaban sometidos a contabilidades diferentes ;excepcionalmente en el segundo semestre de julio de1382 y el primer trimestre de 1383, comunes y acre-centamiento fueron arrendados por los mismos indi-viduos, pero la unión no se consolidó porque las su-mas demasiado elevadas que suponía esta absorcióneran una causa importante de que no hubiese candi-datos dispuestos para ello de manera espontánea porfalta de capital o miedo a riesgos demasiado fuertes .En octubre de 1383 empieza una serie intermitentede arrendamientos reabsorvidos o desdoblados suce-sivamente, hasta que en septiembre de 1394 se ini-ció ya la serie ininterrumpida y definitiva de arren-damientos de comunes y acrecentamiento hechos enbloque . Había sido necesario que las peticiones cadavez más frecuentes de dinero y el subsiguiente empo-brecimiento se tradujesen en un impuesto absoluta-mente necesario y regular para el concejo y totalmen-te previsto, tanto para los arrendadores como paralos vecinos .

.

n3 Act. Cap. 1389, fol. 64 r. (23-4-1390), y 1390, fol . 33(18-7-1390).

14 Act. Cap. 1390, fol. 94 (19-11-1390).

77

t

Page 84: pdf Manueles y Fajardos

d) juegos y crisis social

Como en la generalidad de los arrendamientos seproducían irregularidades en el cumplimiento exactode las condiciones previamente aceptadas por las dospartes ; o bien el concejo necesitado de dinero de for-ma inmediata pedía a los arrendadores anticipos delimporte de los tercios anuales a los que se habíancomprometido, o caso distinto, el arrendador alegabapérdidas para conseguir la reducción de la cantidadglobal en que se había concertado el arrendamien-to 125, pérdida que a veces era real al jugarse menosen la ciudad si los pechos derramados aumentabanpresionando negativamente en las rentas ciudadanas .En el primer caso el arrendamiento de los juegos fueutilizado con frecuencia cuando los jurados clavariosdemostraban que los comunes y el acrecentamientoestaban ya gastados con anticipación`, mientras queel segundo caso fue frecuente como consecuencia delanterior, que los arrendadores utilizaran la urgenciaconcejil para acentuar su margen de beneficios, demanera que en poquísimas ocasiones el monto globaldel arrendamiento quedaba totalmente saldado talcual se concertó .De 300 a 500 maravedís menos de la cantidad glo-

balmente contratadas disminuían con facilidad a fa-vor del arrendador cuando el clavario concejil care-cía de numerario y se había visto obligado a hacerincluso «malbarato» de su propia hacienda .

Este arrendamiento osciló entre los 6.000 y los15 .000 maravedís anuales, viéndose sumido, por una

125 Act. Cap. 1390, fol . 131 (21-1-1391).les Act. Cap. Era 1412, fol . 149 (17-3-1375), y Era 1417,

fol . 76 r. (18-10-79) .

78

Page 85: pdf Manueles y Fajardos

parte en las irregularidades específicas que se deriva-ban de las medidas moralizadoras que en algunos mo-mentos se intentaron adoptar, suprimiendo el juegopor lo que suponía de actividad usual de gentes arras-tradas por la pobreza de la crisis material hacia eldelito, y por otra, en las dificultades que suponíanlos intentos de controlar cualquier casa en la que sejugara ; en 1393 era un hecho la existencia de luga-res de juego en los que las armas se volvían contralos recaudadores que en vano pugnaban por reducir-los y en los que el arrendador actuaba como presta-mista : Juan de Madrid ese año negaba un anticipoal concejo porque los maravedís que se le pedían« . . .los tenía derramados prestados a algunos juga-dores . . .» la' .

A mayor nivel de pobreza, mayor ilegalidad y másdureza en el utópico control de unas situaciones queestaban en la base del propio levantamiento urbano.

e) La molienda

Además de las causas generales de pérdidas que sedaban en el arrendamiento de todos los demás pro-pios concejiles, a la mitad le afectaron especialmentelas roturas ocasionadas en las acequias por causas na-turales, que explican que el arrendador de septiem-bre de 1382, Bartolomé Navarrete, perdiese 280 ma-ravedís, que suponían el 12,5 por 100 del valor delarrendamiento `, y los quebrantamientos producidospor las tropelías de las bandas armadas, el más gra-

12' Act. Cap . Era 1417, fol . 13 r. (28-6-1379) ; 1392, fol . 6(11-8-1392), y 1394, fol . 189 r. (16-3-1395) .

128 Act. Cap. Era 1420, fol . 57 r. (18-10-1382) .

79

Page 86: pdf Manueles y Fajardos

ve en junio de 1394, cuando Alfonso Yáñez Fajardoreventó las acequias y paralizó los seis molinos delpuente y los dos del arrabal de San Juan, obligandoa que los vecinos más osados se llevasen el cereal amoler a Orihuela y otros recurriesen a la harina quelos oriolanos traían a Murcia a vender`, unos yotros desafiando los asaltos que permanentemente seproducían en los caminos .En esta ocasión la necesidad ciudadana obligó al

concejo manuelista a incautar dos de las cuatro rue-das de los molinos «que disen de Vallibrera», unaperteneciente al tesorero del obispado Alfonso Garcíay otra a Francisco Fernández de Toledo, censatariascada una de ellas en cinco doblas al clérigo MiguelSánchez, titular de la capellanía de don Gil García deAzagra 130; transportadas e instaladas en las aceñasconstruidas por el concejo al otro lado del puente,el clérigo reclamó la pérdida que a él le ocasionabala operación de emergencia, tendente a dotar a la ciu-dad de unos servicios de molienda rápidos, y consi-guió con el patrocinio del obispo que el concejo fa-bricase dos nuevas ruedas para su uso y le devolvie-sen las dos incautadas junto al pago del censo quehabía dejado de percibir . El hecho de que el obispoPedrosa participase en el bando concejil en la luchacontra Fajardo se tradujo en un trato esencialmenteágil dado a los problemas que los clérigos presenta-ban en esta ocasión .

El arrendamiento de la molienda evolucionó pro-gresivamente desde una temporalidad corta a la anua-lidad completa a lo largo de la segunda mitad del

1" Act. Cap. 1393, fol. 221 (2-6-1394).130 Art. Cap. 1394, fol. 21 r. (21-12-1394) .

80

Page 87: pdf Manueles y Fajardos

siglo xiv, según la pérdida de valor de los ingresosconcejiles obligaba a la institución municipal a buscarprocedimientos de obtención de dinero más rápidos :en 1375 se arrendó por dos meses, en 1381 por cua-tro meses, en 1382 por ocho meses y en los añosnoventa por anualidades completas ; en el primero delos dos casos citados, se arrendó desde el 6 de octu-bre al 5 de diciembre, fecha en la que se dio por ter-minado «. . . el tiempo de molienda . . .» 131,

en arren-damientos sucesivos mes a mes, que efectuó JuanFernández de Santo Domingo, en los que quedó ex-cluido por presión episcopal y del cabildo el molinoque en Alcantarilla utilizaban los vecinos de aqueltérmino que era señorío eclesiástico . En. otras ocasio-nes, en cambio, los arrendamientos empezaban en ju-lio coincidiendo con octubre en que ambos meses eranlos primeros después de la recolección de las dos co-sechas que anualmente se obtenían de trigo.

f) Los arrendadores

El predominio judío en los arrendamientos conce-jiles murcíanos se patentiza fundamentalmente en elnúmero de subastas que remataron, más que por laproporción numérica de los individuos que participa-ron en ellas . De los 297 casos de arrendamientos ana-lizados, entre comunes de la carne y del pescado,acrecentamiento de los mismos, juegos y molienda,68 los remataron cinco miembros de la familia judíaAventuriel, vecina de Murcia 'aunque originaria deUclés ; Salomón Aventuriel ya participaba en 1371

131 Act. Cap. Era 1413, fol . 16 (7-7-1375), 21 r. (25-7-1375),58 r. (20-11-1375) y 68 r. (11-12-1375) .

81

i

Page 88: pdf Manueles y Fajardos

en estas actividades y su hermano Salomón con sushijos David e Isaac «el calvo», el hijo de éste Moisés,más Suleimán Aventuriel, fueron los miembros de lafamilia que alcanzaron con los 68 arrendamientoscasi el 25 por 100 del total hasta finales del siglo ;dos terceras partes de este volumen global de la fa-milia las acaparó personalmente Moisés Aventuriel,la tercera generación de los miembros de la familiadedicados al negocio de los arrendamientos munici-pales entre otras actividades luz, debido a que sus po-sibilidades de participación se acentuaron conformelas ganancias acumuladas les iban acrecentando el ca-pital inicial .Además de los Aventuriel, el también judío Yuquf

Moddur arrendó en 28 ocasiones algunos de los pro-pios concejales, sobre todo los comunes y el acrecentamiento, representando junto a los Aventuriel eneste medio siglo la auténtica profesionalización delnegocio . En menor medida actuaron Alfonso Palazol(19 arrendamientos), Pedro de Cuenca (14 arrenda-mientos), Juan Fernández de Santo Domingo (13arrendamientos), Juan de Palarrava (11 arrendamien-tos) y Alfonso Fuster y Clemente Agost (10 arrenda-mientos cada uno), seguidos de un conjunto de 60 in-dividuos, 38 de los cuales están documentados nadamás que en una ocasión, como corresponde a peonesdetrás de los cuales se escondían las maniobras de losauténticos profesionales unas veces y las del propioconcejo otras .

Cinco de los seis arrendadores más activos citadosanteriormente quedaron incluidos en el padrón de

132 TORRES FONTES, J. : Los judíos murcianos a fines del si-glo XIV y comienzos del XV. . .

82

Page 89: pdf Manueles y Fajardos

cuantiosos murcianos elaborado en 1374, y no escircunstancia fortuita que los que realizaron mayornúmero de arrendamientos fuesen precisamente losque en 1374 ocupaban el estrato más alto de rentasque en la ciudad se daban'. Son los mismos quecontinuaron par sí o a través de sus descendientespracticando estos negocios en estrecha simbiosis conla ocupación de cargos municipales una vez supera-da la crisis de las luchas civiles .En mayo de 1376 el jurado clavario Ramón Lidón

hacía balance del presupuesta concejil del año admi-nistrativo que terminaba en junio, con un saldo ne-gativo de 6.000 maravedís que él había puesto de sufortuna personal ; para poder reintegráselos el conce-jo recurrió al arrendamiento anticipado de los comu-nes de agosto a noviembre, cuya subasta fue prego-nada durante tres días sin que nadie presentara suopción, aparte de su pariente Pedro Lidón, que ofre-ció por ellos 6.100 maravedís ; las necesidades conce-jiles superaban aquella cantidad debida al clavarioporque se necesitaba pagar además los sueldos de losjurados, personero, escribano, andador y pregone-ro 134, y este fue el motivo de que el concejo inten-tase buscar un nuevo arrendador que superase la pujainicial, claramente condicionada por los lazos de san-gre del jurada clavario y el arrendador, cuyo únicointerés era recuperar su dinero a través del arrenda-miento de la más valiosa de las rentas concejales .

133 MARTÍNEZ CARRILLO, W DE LOS LLANOS : «El padrónde cuantiosos murcianos de 1374», Miscelánea Medieval Mur-ciana, vol. XI, Departamento de Historia Medieval, Universi-dad de Murcia, 1984 .

134 Act. Cap. Era 1413, fols . 142 (10-5-13), 15C r. (20-5-1376). 151 r. (26-6.1376) y 163 (21-6-1376).

83

Page 90: pdf Manueles y Fajardos

Casos como éste constituyeron concatenadamentetodo el sistema de explotación de las rentas munici-pales, cuyos beneficios escapaban a su control, - pa-sando a integrar en parte la base de las fortunas delos arrendadores profesionales; casos que no fueronni podían ser evitados por la continua acción inter-vencionista ejercida por los reyes sobre los concejosa través de peticiones de información, pesquisas in-vestigadoras, fomentadas por denuncias promovidaspor los que se consideraban agraviados, etc . Simple-mente esta acción tutelar` fue una de las vías queacentuó el intervencionismo regio en las ciudades yla subsiguiente introducción de los corregidores enellas .

2 . EL ABASTECIMIENTO ALIMENTICIO EN LA SEGUN-DA MITAD DEL SIGLO XIV

En general, cuando la huerta y el campo se veíanlibres de la plaga de la guerra, el territorio del reinoestaba mínimamente abastecido de los productos agrarios más necesarios, e incluso algunos de ellos séllevababan a vender al mercado aragonés de Orihue-la; Enrique II había prohibido la exportación de« . . .fauas, gravangos e heruejas . . .» en su ordenacióndel comercio exterior, « . . . et que por esta rason quevalen a muy grand barato las dichas legumbres e quenon los quieren senbrar las gentes . . . » ; la rigidez del

135 BERMÚDEZ AZNAR, A. : Bienes concejiles de propios enla Castilla bajo medieval. III Symposlum de Historia de laAdministración, Alcalá de Henares, 1972, Departamento deHistoria del Derecho Español, Facultad de Derecho, Universi-dad Complutense de Madrid.

84

Page 91: pdf Manueles y Fajardos

ordenamiento enriqueño, que con su proteccionismobuscaba asegurar el abastecimiento castellano en pri-mer lugar, produjo en algunas áreas más afortunadascomo pudo ser el regadío del Segura, una falta deestímulos comerciales y el hundimiento de los preciosya apuntado, al que en las cortes de Valladolid de1385 1 Juan I trató de poner remedio volviendo apermitir su exportación siempre que se pagasen to-dos los aranceles aduaneros que el ordenamiento delas sacas estipulase .

La escasez y carestía del trigo es una de las coor-denadas permanentes en la historia de Murcia en laBaja Edad Media; la documentación conservada des-tila inequívocamente señales en torno a una conti-nuada conciencia de que el producto básico de la ali-mentación no estaba asegurado sin riesgos, y de quedesastres climatológicos, epidemias y luchas civilessocavaban el frágil equilibrio biofísico para desembo-car en un endurecimiento del ordinario proteccionis-mo desarrollado por el concejo .

Merece la pena seguir la evolución a lo largo de lasegunda mitad del siglo xiv en el proceso de abaste-cimiento de los principales artículos de la alimentación para poder valorar de qué modo la muerte deJuan I se produjo en momentos de máxima depau-peración de los murcianos .

a) Pan

La guerra mantenida con Aragón durante el reina-do de Pedro I fue la causa de que en los años sesen-ta Murcia se viera obligada a abastecer de granos a

i6 Valladolid, 1385-XII-25, Cartulario 1384-1391, fol. 130 r.

85

Page 92: pdf Manueles y Fajardos

un ejército castellano que actuaba en territorio ali-cantino a un costo humano y económico que se pue-de precisar en el ejercicio municipal de 1364-1365 13° .

Trigo, cebada y arroz sufrieron una elevación ful-minante de precios que los colocó en octubre de 1364a niveles inalcanzables ; la regulación concejil fue tajante en el sentido de tratar de contener la especula-ción para garantizar el mantenimiento de los soldadosy las bestias que estaban acampados en territorio mur-ciano Iss; en un período de tiempo muy breve trigo,cebada y arroz habían alcanzado los 60, 32 y 24 ma-ravedis por cahíz, lo cual significaba en el caso delos dos primeros cereales el doble y el triple de suvalor ordinario, por lo cual el concejo fijó unos pre-cios para el consumo murciano a niveles mínimos quecortasen la escalada producida por la guerra, de modoque se establecieron 15 y 8 maravedís por cahíz res-pectivamente de manera oficial .

Lo más notable no había sido tanto la carestía, detrigo y cebada sobre todo, en una coyuntura bélica,cuando en época de paz el abastecimiento no quedaba garantizado por la cosecha propia y la tendenciaa la escasez era una constante, sino el caso del arroz,que aunque abundante en la huerta por entonces,presentaba a lo largo de todo el siglo una clara ten-dencia a la reducción de la superficie cultivada que

137 La economía concejil de dicho año fue abordada porMOLINA MOLINA, A. L., en «Repercusiones de la guerra cas-tellano-aragonesa en la economía murciana (1364-1365)», Mis-celánea Medieval Murciana, vol. III, Departamento de Histo-ria Medieval, Universidad de Murcia, 1977, y «Un año de la"guerra de los dos Pedros" (junio 1364-junio 1365)», Analesde la Universidad de Murcia, XXVIII, 1969-1970 .

133 Act. Cap. Era 1402, fol . 63 r. (16-10-1364) .

86

Page 93: pdf Manueles y Fajardos

hasta aquel momento no había sido alarmante 139; lasordenanzas de la venta del arroz de 1360 prohibíansu exportación y la conversión en harina para blan-quear, de modo que su consumo se destinaba en 1364a la población y el ganado en condiciones muy simi-lares a las de la cebada.

Murcia fue durante la guerra el centro distribuidorde granos de toda la región hacia las plazas ocupa-das por el ejército castellano en territorio alicantino,entre otras las fundamentales de Elche y Alicante, yen ocasiones también el centro de la molturación, queen el caso del cereal cultivado en el campo de Carta-gena era traído a Murcia para ser molido y despuéshabía de volver a Cartagena para que allí se fabrica-se el bizcocho destinado al consumo de la flota, pro-duciéndose con ello un proceso de encarecimiento yun inútil desgastes de fuerzas ; así lo entendió el ge-novés micer Nicoloso Damar, que acordó con el con-cejo murciano encargarse él de la operación del trans-porte y la molienda a cambio de 10 maravedís porcahíz, aceptándosele el negocio porque en Murcia noquedaban carros ni bestias que utilizar con este fin ;solamente en febrero y marzo de 1365 el genovéscobró del concejo 1 .000 y 2.000 maravedís por esteconcepto, o sea, que se molieron y distribuyeron pormediación suya 300 cahíces de cereal procedentes delcampo de Cartagena durante esos dos meses, adjudi-cándosele además el monopolio de la venta del trigoen Murcia . La crisis bélica desbordaba los sistemasnormales de abastecimiento regional, que eran apro-vechados por el dinero genovés para profundizar una

las TORRES FONTES, J. : «Cultivos medievales murcianos . Elarroz y sus problemas», Murgetana, 1972; Act. Cap. Era 1402,fol . 47 r . (10-9-1364) .

81

Page 94: pdf Manueles y Fajardos

expansión que culminó en los años noventa con laocupación de oficios concejiles por sus descendientesen la reorganización concejil de 1399 140 .

El encarecimiento era la lógica consecuencia deestos acontecimientos, aunque una vez superada laguerra e incluso iniciada la nueva etapa dinástica en1369, no parece que con los Trastámara las circuns-tancias mejoraran mucho en este terreno, aprecián-dose la insistencia concejil tras la reinstauración delconcejo de 40 hombres, en prohibir la compra de ce-reales para dedicarlos posteriormente a la reventa 141,

señal documental de la inutilidad de las ordenanzasen este punto no solamente en Murcia, sino tambiénen Cartagena donde la escasez siempre era mayor; deesta manera los precios se disparaban en Murcia atenor de su escasez real o simulada para provocarlos :« . . . e por quanto los que tienen el pan puesto e nonlo quieren sacar a vender e por esta razon la conpa-ña del pueblo que lo an a conprar non lo fallan apresgío alguno . . . » . En 1371 se organizaba una ins-pección de dos hombres buenos para que casa porcasa revisasen y tasasen mediante padrón las existen-cias de cada vecino obligándoles a entregar lo queno fuesen razonablemente a emplear en su manteni-miento, tanto de trigo como de cebada, arroz, panizoy alcandía, « . . . e otros¡ que sepades cada unos quan-tas compañas tienen de pan con dineros y les tasedesla probision que suficientemente ouieren mester . . . 14z .

El año de 1372, año de peste, fue mucho más crí-

14o Act. Cap. Era 1402, fols . 87 y sigs . (11-1 y 1-3-1365) ;MARTÍNEZ CARRILLO, M.a DE LOS LLANOS: Revolución urba-na. . ., págs. 104 y 111 .

141 Act. Cap. Era 1409, fol. 13 (27-6-1371) .142 Act. Cap. Era 1409, fols . 67 (6-10-1371) y 74 (8-1-1372) .

88

Page 95: pdf Manueles y Fajardos

tico que el anterior en este terreno ; en junio se lle-garon a alcanzar los 300 maravedís por la venta de10 cahíces de trigo «raídos» procedentes de penas ju-diciales impuestas lea, que solían ser ventas que sehacían con mucha mayor celeridad de lo que era ha-bitual en estos casos, y nuevamente fueron los geno-veses los abastecedores y en consecuencia los benefi-ciados directos de esta crisis que se manifiesta comoun ejemplo neto de crisis de subsistencia .En enero había llegado al puerto de Cartagena un

barco genovés cargado con trigo que el concejo com-pró inmediatamente a cambio de su equivalencia enarroz, cueros, lino y lana como fletes de retorno . Laoperación fue gestionada por Alonso de Moncada,Fernando Oller y Juan Fernández de Santo Domin-go, cuyas . familias estuvieron ligadas directamente aAlfonso Yáñez Fajardo y algunos de sus elementosfueron expulsados con él de la ciudad en las luchasde los años noventa y por otro genovés avecindadoen Murcia, micer Nicolás Escarzáfigo `; como pro-pietarios de tierras y ganados los primeros estabanen inmejorables condiciones para negociar el cambiodel trigo por las materias primas exigidas con el pa-trón del barco, Juan Monrroxel, quien sin más obli-gación que pagar las aduanas y el almojarifazgo de-bidos cambió una mercancía por otra endosando alconcejo todos los gastos adicionales de transporte .No hay más noticias documentales hasta junio de

1374 en que se empieza una nueva colección de ac-

143 Act. Cap . Era 1409, fols . 76 r. (13-1-1372) y 86 (19-6-1372).

144 Act. Cap. Era 1409, fols. 80 (31-1-1372) y 81 (2-2-1372) ;TORRES FONTES, J. : «Genoveses en Murcia (siglo xv)N, Mis-celánea Medieval Murciana, II, Departamento de Historia Me-dieval, Universidad de Murcia, 1976 .

89

Page 96: pdf Manueles y Fajardos

ras capitulares haciendo referencia a los problemas dela escasez y carestía del trigo, que estaban mucho másagudizados aun en aquellos momentos por la recolec-ción de una raquítica cosecha x.s; habían pasado cer-ca de tres años con una permanente escasez . Coinci-dieron además los problemas agrícolas de 1374 conla estancia en Orihuela desde la subida al trono deEnrique II de Fernán Pérez Calvillo, lugartenientede adelantado en la época de Pedro I y huido desdeentonces, que utilizaba su próxima vecindad para tra-tar de sacar trigo murciano rumbo a Aragón .

La escasez era general en toda la región; vecinosde Orihuela venían a Murcia intentando quedarse enla ciudad mientras la situación no se remediara : « . . . etpor quanto aquí en la dicha i~ibdat a recrwido man-cha compaña de fasa Aragón por la mengua del panque allá ay e podría acaescer que muchos de los quede allá bienen que bienen en achaque de estar aquí,que estarán aqui tanto quanto entendieren que cum-ple e después que se yrán luego e aunque muchosdellos que catarían quantas maneras podrían para sa-car pan de la igibdat. . .»`, y en consecuencia se lesprohibió su instalación salvo que cumplieran con lapreceptiva vecindad de cinco años. La crisis del reinovecino parecía ser tan grave por lo menos como lamarciana, cuando en 1374 Enrique II prohibía la es-

14,5 Ya resaltada anteriormente por VALDEt3N

ARuQt1E, J.:«Una ciudad castellana en la segunda mitad del sigla xiv: elejemplo de Murcia», Cuadernos de Historia, 3, Madrid, 1969,y DF, LARA FERNÁNDEz, F., y MoLLNA MowNA, A. L.: «Apor-tación para un estudio económico del reinado de Enrique IIen .Murcia», Miscelánea Medieval Marciana, II, Departamen-to de IEstoria Medieval, Universidad de Murcia, 1976.

r« Act. Cap. Era 1412, fol . 15 r. (18-7-1374) .

90

Page 97: pdf Manueles y Fajardos

tancia en Castilla de ganados aragoneses y valencia-nos 1", porque aparte del consumo de pastos que rea-lizaban sus hombres consumían viandas en Castilla yademás eran un vehículo para introducir productosfraudulentos desde Aragón burlando el control fron-terizo.

Cartagena por su parte exigía una ayuda murcia-na « . . . porque otro acorro non tenemos si non eluestro . . .» y el concejo les respondía que no habíamás pan en Murcia, « . . . salvo de las recuas que vie-nen de fuera parte que traben omes estraños a ven-der . . . », prometiéndoseles de esa importación una par-ticipacíón si los cartageneros venían a comprarlo aesta ciudad provistos de albalaes de los jurados ; lascantidades medias que necesitaban eran pequeñas, unafanega, medio cahíz y a lo sumo un cahíz, y en Mur-cia les resultaba más barato que en el resto de Cas-tilla donde muchos no podían acudir 148. Se tratabade colaborar para impedir que Cartagena se despo-blase más de lo que ya estaba .

El control en el alumudí del grano importado seagudizaba entonces ; tanto vecinos como forasterosque lo traían tenían obligación de declararlo y aunasí había « . . . quienes lo compran ayudadamente y

147 S .govía, 1374-VIII-31, Act. Cap. Era 1412, fol. 63 (28-9-1374) . Las dificultades de abastecimiento de Orihuela, para-lelas por otra parte a las de Murcia, se veían incrementadaspor la presión que sobre su producción se ejercía desde Va-lencia, hasta el punto de ser considerada como una especie de«Sicilia valenciana» que cubriera el déficit de producción dela gran urbe. VILAR RAMÍREZ, J. B . .. «Los siglos xlli y xiven Orihuela», pág. 173, tomo III de Historia de la Ciudadde Orihuela, Caja de Ahorros de Alicante y Murcia, 1977 .

14$ Act. Cap. Era 1412, fols . 16 r. (29-7-1374) y 33 (4-8-1374).

91

Page 98: pdf Manueles y Fajardos

algunas veces acaes9e que ay mengua . . .» ; para mejoradministrarlo se elaboró un padrón pormenorizado,« . . . porque sean rgiertos quien lo conpra y que es loque se fase del dicho pan . . .» 149 . La llegada de recuascon grano procedentes casi siempre de Andalucía eraconstante aunque insuficiente, y a veces resultabaninterceptadas a su paso por algunos lugares en losque los señores o los oficiales de turno hacían usode la fuerza para incautarlas, como ocurrió con lostres asnos, una mula y una yegua que traían carga-dos los hombres que dirigía Francisco Talón, que fue-ron interceptados en Villanueva por el comendadorSancho Fernández Mexia 150 .

A comienzos de 1375 el concejo reconocía que elalmudí llegaba cereal y que las recuas eran grandesy numerosas algunos días, y sin embargo se tardabaen venderlo tanto que los hombres que lo traían ha-cían un gasto en la ciudad superior a la ganancia queobtenían con el trigo importado, por lo que algunosde ellos estaban empezando a desistir de seguir ha-ciendo viajes ; el problema era más de elevación deprecios con relación a los niveles adquisitivos de losmarcianos que de auténtica escasez de grano ; era elempobrecimiento medio de la población el que im-pedía comprar el pan más que la falta absoluta delproducto, y se argumentaba una subalimentación, asícomo la imperiosa dedicación a su búsqueda para elu-dir el compromiso de trabajar en la reparación y con-servación de la muralla ciudadana a lo que estabanobligados « . . . porque los vesinos de la Qibdat que ande enbiar a la dicha lauor omes non lo pueden com-

149 Act. Cap. Era 1412, fol . 61 r. (20-9-1374).150 Act. Cap. Era 1412, fol. 101 (16-12-1374) .

92

Page 99: pdf Manueles y Fajardos

plir con la mengua del pan: . .» 151 . El concejo comprópor su cuenta mercancía por valor de 6.000 marave-dís que tenía que emplear en las obras de la murallaa aquellos recueros, con el objetivo de distribuirloforzosamente entre las panaderas y obligarles a ven-derlo al precio de coste, aun suponiendo que en ade-lante hubiese un descenso de precios, cosa que noocurrió .

Los precios en enero de 1375 eran altísimos, en-tre 35 y 40 maravedís la fanega, un promedio de400 maravedís/cahíz (1 cahíz = 12 fanegas) ; la ayuda a las ciudades y núdeos del reino cada vez era másdifícil a pesar de que en Lorca se argumentaba ya elhecho de su despoblación, tanto más peligrosa cuan-to que « . . .este lugar es guarda e llave de toda estacomarca . . .» ; eran los propios vecinos de Murcia quie-nes salían a buscar pan sustituyendo a los recuerosque llegaban cada vez más espaciadamente, de modoque no había reservas ni almacenamientos, por lo me-nos oficialmente; se vivía tan al día que se pidió alrey y al conde de Carrión, por entonces en la Corte,« . . . que les mande dar saca de pan para esta ojibdate para Lorca e para los otros lugares de esta comarcaporque se puedan mantener . . . » 1s2 .

Todo el mundo intentaba negociar los envíos desocorro que se llevaban los cartageneros, luego se com-probaba que ellos a su vez lo mandaban parcialmente a Lorca, cerrándose así un circuito que agudizabael encarecimiento . Los oficiales murcianos endurecie-ron su postura prohibiendo moler en Murcia a cual-quier forastero y autorizando la venta de pan en la

151 Act. Cap. Era 1412, fol . 110 r . (20-1-1375).152 Act. Cap . Era 1412, fols . 111 r . y sigs. (27-1-1375) .

93

Page 100: pdf Manueles y Fajardos

ciudad a sólo veinte panaderas controladas para queno lo hiciesen fuera de la Murcia cristiana, ni siquie-ra en los dos arrabales de la Arrixaca y San Juan,« . .. salvo en el cuerpo de la jiudat . . .» 153 .

La cerrazón murciana chocó con el aislamiento car-tagenero, que « . . . bien sabedes que este lugar nonay pan alguno nin lo traen aquí de otra parte porques lugar apartado e de peligro . . .» y además « . . . fa-llamos que en este lugar ay mil personas entre gran-des e pequeñas para pan comer . . . » ; posiblemente lanecesidad les hizo inflar algo la cifra de sus propioshabitantes para conseguir así lo que se les negaba,valorando en 1 .000 habitantes lo que realmente eraalgo menos, pero de todos modos se encontraron confirmes decisiones por parte del concejo murciano :« . . . si non fuere por las recuas del pan que los ves¡-nos desta ~Qibdat traen de Cordoua e del Andalosia etde otras partes do quier que lo pueden fallar que sevan por ello, non lo podrían aquí fallar para nos, ninpara vos, por que non viene aquí otras recuas de on-bres estraños si non lo que traen los vesinos de laigibdat . . .». Se les sugirió que organizaran ellos desdeCartagena una búsqueda semejante y en tanto regre-saban se les socorrería durante cuatro o cinco sema-nas, siempre que no se produjese un encarecimientomayor del que tenía lugar cuando semanalmente lle-gaba la recua concejil, que alcanzaba hasta los 10 ma-ravedís de alza en cada cahíz : « . . . e escusaredes mu-cho porquel pan non encaresca en esta oQibdat mas delo que agora es que sed iliertos que cada jucues queviene aqui la recua desa Qibdat, pone aqui muy grand

153 Acta Cap . Era 1412, fol . 118 r. (3-2-1375).

94

Page 101: pdf Manueles y Fajardos

caresa en el pan e lo fase sobir cada jueues díes ma-rauedís e mas por cada cafis . . . » 154

.

Y sin embargo se comerciaba clandestinamente conel poco y caro pan disponible y los propios moline-ros eran los más implicados a pesar de las penas depérdida de mercancías y granos y sesenta días de pri-sión con que se les amenazaba, a pesar de la regula-ción de que la entrada y salida hacia los molinos sehiciese por la puerta del puente provistos de albaláde los jurados que había que presentar a los guardasque la vigilaban, a pesar de la obligación de no ven-der los vecinos en el almudí a precios más altos delos que ponían los forasteros, a pesar de los contro-les de los empadronadores para que el que tuviesede más no vendiese salvo con permiso concejil . Y lanecesidad era tanta que hasta los higos quedaron re-gulados y se impidió su exportación a Aragón conlas mismas penas que si de pan se tratase 155.

En junio de 1375 en los días de la recolección seesperaba que ya no hicieran falta más recuas que ase-gurasen un mínimo abastecimiento y que las círcuns-tancias mejorarían`, pero no fue así . Las consecuen-cias sociales del desastre agrícola se dejaban sentirdesde hacía tiempo : despoblación que dejó a la co-munidad franciscana reducida a tres o cuatro frailesporque los demás se habían ido de la ciudad y obligóal concejo a prometerles 200 maravedís anuales parasu mantenimiento 159 ; robos generalizados en la ciu-

154 Act. Cap . Era 1412, fols . 184 r. y sigs . (10-2-1375).155 Act. Cap. Era 1412, fols . 69 r. (28-10-1274), 100 (12-12-

1374) y 102 (22-12-1374) .356 Act. Cap. Era 1412, fols . 208 (16-6-1375) y 209 (22-6-

1375).157 Act. Cap. Era 1412, fol. 118 (3-2-1375) .

95

Page 102: pdf Manueles y Fajardos

dad con saqueos de algunas casas que el alguacil ma-yor por sí mismo no podía controlar, porque mien-tras él vigilaba por un lado se robaba por los barriosopuestos, de modo que hubo que nombrar alguacilesa su cargo encargados de cada collación 158, aunque deantemano estas medidas coercitivas se veían dismi-nuidas en su eficacia ante una crisis de subsistenciade tal gravedad . Necesidad de pagar atalayas que vi-gilasen los caminos a base de un impuesto cobrado ala propia molienda y a la venta de cereal en la ciu-dad por valor de ocho maravedís el cahíz, del quequedaron exceptuados como consecuencia de las re-clamaciones que efectuaron los recueros que fuesenprocedentes de los lugares exteriores al reino de Mur-cia 159 . Y en el fondo del problema algunos miembrosdel patriciado local consiguiendo beneficios propor-cionados por la aguda crisis existente que a otrosafectaba más que a ellos, como el caso del racionerodel obispado Alfonso García que compró una muelade molino que había pertenecido anteriormente aInés, mujer de Juan de Epila, quien había sido «des-apoderado» de ella por sentencia del alcalde JuanSánchez de Ayala 18°

; la compra del racionero no es-taba muy clara y el concejo ordenó la devolución pre-vias conversaciones conciliadoras con el obispo.La cosecha del verano de 1375 fue tan mala como

las anteriores y el ciclo de problemas concatenadosse repitió y prolongó sobre una base social cada vezmás deteriorada . Valdeón, que encuentra indicios deuna tendencia depresiva desde los finales del siglo xiu,

159 Act. Cap. Era 1412, fol. 139 (3-3-1375) .159 Act. Cap. Era 1412, fols. 150 (18-3-1375),y 151, r . (24-3-

1375) .161) Act. Cap. Era 1412, fol . 139 r. (3-3-1375) .

96

Page 103: pdf Manueles y Fajardos

que se agudizaron en la primera mitad del siglo XIV,consideró que la tensión social derivada de ella se des-arrolló fundamentalmente en las capas populares yen primer lugar las campesinas lsl, afirmación que enMurcia resulta más completa en su primer parte,puesto que se trata de toda la población del reino,rural y urbana, la que sufre el impacto de la escasezy los precios altos, e incluso son los núcleos de po-blacíón los que protagonizaron los tumultos cuandoel abastecimiento regional no quedó garantizado enla medida en que las circunstancias sociales lo exi-gían .En octubre de ese año el concejo de Lorca envia-

ba una angustiosa carta al de Murcia solicitando ayu-das muy concretas que evitasen el peligro real dedespoblación que la villa corría, a causa de la pro-longada sequía que desde hacía más de tres años aso-laba su comarca ; cuando el día 3 de noviembre fueleida ante los regidores murcianos lsa, se pudo com-probar que el problema local de los lorquinos coinci-día con el que los murcianos tenían planteado consimilar intensidad y que en realidad era general ; lafalta de perspectiva impuesta por las torpes comuni-caciones en que la sociedad medieval se movía des-dibuja' los limites del problema fundamental en lavida diaria : la falta de pan y, como su secuela másdescarnada, el hambre .«Gran seca e mengua de temporales», aridez y fal-

ta de lluvias desde 1372 habían producido malas co-sechas y precios tan altos que muchos lorquinos se

161 VALDEÓN BARUQUE, J. : Los conflictos sociales en el rei-no de Castilla en los siglos XIV y XV, pág . 90, Siglo XXI,1975.

isa Act. Cap. Era 1413, fol . 50 (3-11-1375) .

97

Page 104: pdf Manueles y Fajardos

lanzaron a la emigración a Murcia y a otros lugaresno determinados en estos documentos, pero que nopodían ser otros que aquellos en los que el gua delSegura permitía una agricultura menos aleatoría ; ladescripción de la situación en la que quedaba el cul-tivo del cereal en Lorca por tan prolongada falta delluvias está descrita con un rigor tal, que resulta ex-cepcional en la documentación concejil murciana delsiglo xiv, muy parca en detalles referentes a la viday la economía rurales : « . . . et agora a se acotado elagua que aquí viene para regar nuestros heredamien-tos a tanto que a menguado della dos partes e valeentre nos a tan gran presi;io que las gentes non lopueden conplir, e para regar quatro fanegas de sen-bradura a menester dies filas e mas juntadas en unoque valen agora oient e Qinquenta maravedís e más . . . » .La venta del agua de riego en Lorca era ya una prác-tica tan usual y arraigada que los arrendadores de lasalcabalas del obispado de Cartagena y reino de Mur-cia intentaron cobrar sobre ellas el impuesto con elrespaldo de los contadores mayores de la corte, de-cisión que fue revocada por una sentencia real de1406, en tanto que no se probara que estas alcabalasse habían cobrado ya en tiempos pasados 1s3 .

El caudal del Guadalentín iba tan disminuido en1375 que había encarecido hasta límites insoportablesel valor que se pagaba por el agua de riego, lo cualunido al gasto que el concejo lorquino afrontaba pa-gando un permanente servicio de hombres que man-tuviera vigilada la frontera granadina, explicaban elestado depauperado y la emigración de Lorca que sus

163 Buitrago, 1406-IV-3, Archivo Municipal de Lorca, Li-bro II de Privilegios, pág. CXCVIII r., armarío 1 .

98

Page 105: pdf Manueles y Fajardos

regidores trataban - de exponer a su: colegas murcia-nos. para que intercedieran por ellos ante él rey, yasí Enrique II no enviase a unos pesquisidores adua-neros que se temían ; el valor estratégico de Lorcú erael factor que justificaba su necesidad de poblaciónpermanente y ello no sería posible si la falta de aguay el elevado precio del trigo empujaban a sus vecinosa la emigración .En Murcia la situación no era mucho mejor, aun-

que probablemente no tan desesperada ; los testimo-nios de la aridez y la elevación de los precios hablande una situación grave pero presente, sin alusiones afactores arrastrados de años atrás : « . . . al tiempo deagora ay muy grand caresa e mengua de pan. . .» lea _

Desde luego, el mercado estaba desabastecida y laescasez se trataba de cubrir recurriendo a que los ofi-ciales hiciesen averiguaciones acerca de quiénes eranlos vecinos que tenían unas mayores reservas y lesconvencieron para que las vendiesen a los panaderosen el almudí al precio del mercado. Esta era una delas posibilidades que los propietarios de tierras teníande enriquecimiento al convertirse en los únicos pro-veedores de la comunidad en épocas de crisis en lasque los precios eran excepcionales y solamente a ellosfavorecían, quedando el testimonio directo de dos ca-nónigos, Gonzalo Gómez y Pedro López de Cariña-na, que exponían al concejo en nombre de los demásmiembros del cabildo episcopal su disconformidadporque traían grano a la ciudad procedente de todoslos beneficios que tenían en distintos puntos de ladiócesis y se les exigían en el almudí los derechosfiscales correspondientes a cualquier cargamento que

'64 Act. Cap. Era 1413, fol . 81 (1-12-1376) .

9 9

Page 106: pdf Manueles y Fajardos

entraba en él "5; su protesta de que eran exentos fueatendida globalmente por la doble razón de la fuer-za moral que suponían y la falta que la ciudad teníadel grano que ellos proporcionaban.

Todo el mundo intentaba sacar provecho en unacoyuntura crítica, no solamente los propietarios detierras que tenían una más fácil posibilidad de ganancias, sino también los propios oficiales concejiles acuyo cargo estaba la vigilancia de las operacionesmercantiles, como era el caso del almotacén, que cadavez que tenía que regular el precio por aumento delos proveedores y comunicarlo a las panaderas y ha-rineras revendedoras de la ciudad, les cobraba unmaravedí ese, a pesar de la existencia de una ordenan-za anterior que impedía este tipo de recaudaciones .

Cada crisis daba lugar a la formación de maneraintensiva de unas dobles líneas de fuerza en el mer-cado regional, que el concejo de Cartagena describíamuy bien en enero de 1381 al negarse a enviar trigoa Orihuela a pesar de las tentadoras ofertas de devo-lución que se le habían hecho, devolver por San Juanlos 100 cahíces de grano que se le entregasen ya mo-lidos y además una cantidad de «pan» complementa-ria, pero en este caso no fue posible la ayuda por-que «el anyo es tan fuerte que non pudiemos senbraret otrosy algunos an leuado a uender mucho pan aMurcia assi que el pan es fallecido e fallaredes quelo an a comprar a Murcia, et uvimos de catar mandar

les Act. Cap. Era 1413, fol. 83 (5-2-1376) .ie Act. Cap. Era 1413, fol. 137 (11-4-1376). TORRES FOrr-

TEs, J. : «Las ordenanzas del Almotacén Murciano en la prime-ra mitad del siglo xiv», Miscelánea Medieval Murciana, X,Departamento de Historia Medieval, Universidad de Murcia,1983 .

10 0

Page 107: pdf Manueles y Fajardos

donde lo podemos auer . . . » 1e7 . Se desprende de cadgcrisis :

a) Un aprovechamiento centrípeta de la ciudadpropiciado institucionalmente por el concejo y losmismos vecinos necesitados de él que daba lugar aque se desarrollaran una vigilancia muy estricta porparte de los arrendadores del almojarifazgo para quenadie eludiera el cumplimiento de su pago, y un pa-ralelo movimiento de los vecinos que intentaban pro-veerse en cualquier, lugar para justificar su exención,dado que el destino del cereal era su propio abaste-cimiento y no su - reedistribución; en la primavera de1376 eran tantos los afectados por esta situación queEnrique 11 ordenó abrir una investigación que acla-rase cuántos eran y qué cantidades debían abonar enel almudí, puesto que el grano que habían traído aMurcia en general no procedía de sus propias hacien-das, único caso en el que la exención era legal y jus-

161 Cartagena, 13854-24, Archivo Municipal de Orihuela,Libro núm. 9, fol . 79 r. La prolongada sequía que se acusabaen todo el reino en 1385 fue una de tantas características delclima subdesértico que define esta región, motivo por el cualen dicho año el concejo de Lorca y el adelantado mayor teníanmás de 250 hombres dedicados a la tarea de construir untransvase que llevara hasta Lorca « . . . las aguas de las fuentesque son en termino de Carauacha . . . », para lo cual pedían lacolaboración de todo el reino, necesaria para mantener unapaz con Granada que les permitiese concluir la obra, fols. 83a 99 r. (La mala conservación de esta documentación, ya casitotalmente ínutilizada, dificulta enormemente su consulta más .exhaustiva.) El proyecto era viejo, pues ya en 1369 el concejode Lorca pidió a Enrique II un alivio en las cargas fiscalespara realizarlo, y el rey lo aplazó hasta que terminasen losconflictos bélicos pendientes ; se calculaba entonces que de 60caballeros existentes entoces en Lorca, podrían llegar hastalos 500. Real sobre Braganza, 1369-X-1 . Archivo Municipalde Lorca, Privilegio núm. 10 .

10 1

Page 108: pdf Manueles y Fajardos

tificada !ss . En este ambiente se explica la reclama-ción de Andrés García de Laza al concejo, referentea que se le devolviesen las tres bestias cargadas depan que pretendía traer a Murcia desde Alhama yque los vecinos de aquel lugar le arrebataron ; el con-cejo tuvo que ordenar la incautación a los vecinos deAlhama que se encontrasen por aquellos días en Mur-cia, para que pudiese recuperar su valor.

b) En los momentos de máxima escasez se impo-nía una tendencia contrífuga, de salida . de cantidadesvariables de grano con destino a los lugares más afectados por la escasez que la propia Murcia, y en losque los precios eran aún más altos, a pesar de queel proteccionismo concejil penaba a los infractorescon la pérdida total del cargamento y las bestias quelo transportasen y además la cárcel en el caso de losmoros 169 ; automáticamente se producía un enrareci-miento del mercado local que tendía a un nuevo as-censo del precio; las delaciones unas veces y las fal-sas acusaciones otras se veían estimuladas por lapromesa de entregar la tercera parte a los acusado-,res del delito . La única excepción la constituían quie-nes tuviesen hombres o ganados fuera de la comarcay tuviesen que aprovisionarles y ello contando conque el concejo tuviese garantías de su veracidad encuyo caso les entregaba los albalaes que les permitíansacar las cantidades previamente acordadas .Durante todo el reinado de Juan I, el encareci-

miento de los precios de los cereales fue evidente encomparación al nivel de vida, a pesar de que los pre-

168 Toro, 1375-X-VII, Act. Cap. 1413, fols . 68 (8-12-1375)y 147 (10-5-1376) .

lss Act. Cap. Era 1413, fols. 140 (7-5-1376) y 158 r . (14-6-1376) .

102

Page 109: pdf Manueles y Fajardos

cios marcados por el concejo se mantuvieron en unarelativa estabilidad que oscilaba entre los 35 y los40 maravedis/cahíz, La novedad estuvo en la utili-zación que se hizo de la necesidad de su adquisición,tanto, mayor en las clases sociales más bajas, paraañadirle un recargo fiscal, cualquier impuesto que re-basase las circunstancias ordinarias de la haciendaconcejil pasó a ser recaudado a través de un repartoindirecto que se cobraba añadiendo al precio de losproductos alimenticios - básicos, fundamentalmente elpan, de dos diferentes maneras :

a) . Como impuesto de molienda, tal como ocurrióen 1383, año en que para pagar un empréstito sol% ,citado por el rey se añadieron 16 coronados 1'6 porcada cariz de pan comprado o molido en Murciapor murcianos o por forasteros .

b)

En la modalidad del acrecentamiento, que afec-taba también a la carne y al pescado ; en 1387, porejemplo"', para poder completar un servicio extraordinario de 67.500 maravedis, se cargó sobre el pre-cio del pan un primer acrecentamiento de siete ma-ravedis y dos dineros por cahíz y un segundo de sie-te maravedis y ocho dineros, en total casi 15 marave-dis, añadidos al precio ordinario, cuya recaudación seencomendó a los panaderos que tuviesen permiso es=crito del concejo para poder amasar y vender.En los años noventa la desproporción entre precios

y posibilidades urbanas se acentuó como consecuen-cia de las circunstancias políticas que la ciudad atravesó y en las que el factor precios actuó como unimpulsor, una grave crisis temporal se desató en la

leo Medina del Campo, 1383-VII-8, Cartulario 1384-1391,fol. 76 r.

171 Act. Cap. 1387, fol. 20 r. (28-6-1387).

103

Page 110: pdf Manueles y Fajardos

agricultura local ocasionada directamente por la - rup-tura de las acequias que perpetraron los hombres deFajardo.

Las dificultades para poder disponer sin trabas deuna cosecha aumentaban paralelamente a las dificul-tades sociales y políticas, y ello fue la causa de queen 1392 el concejo procediese a aprobar las ordenan-zas por las que desde entonces se iba a regular el fun-cionamiento del peso de la harina instalado en el al-mudí, a través del cual el concejo controlaba todo elcomercio del cereal al por mayor y al por menor; alfiel que se encargaba de su funcionamiento se le en-tregaron 800 maravedís anuales de sueldo, 300 másque hasta entonces `, para que procediese a realizartodas las operaciones administrativas necesarias sincargo alguno para los agricultores, molineros, merca-deres, etc . El grano era llevado directamente al almu-dí por sus propietarios y acarreadores, y allí era pe=sado en presencia del molinero, desde el almudí sesacaba por la puerta del puente situada muy próximaa él y luego llevado al molino desde donde una vezrealizada la molienda volvía por el mismo camino aser pesado con las mismas condiciones . Todas estasoperaciones se hacían de día, cuando las puertas dela muralla estaban abiertas, quedando excluidos deellas solamente los vecinos que llevasen a moler can-tidades inferiores a un barchilla, equivalente a unafanega, que estuviesen destinadas a su propio con-sumo .

Reglamentación muy estricta, control del fraudecon severas sanciones a los mercaderes que, por ejem-plo, mojasen los costales para que el peso fuese ma-

172 Act. Cap. 1392, fols . 24 (20-7-1392) y 63 r. (14-12-1392) .

104

Page 111: pdf Manueles y Fajardos

yor, monopolio de la oligarquía municipal del comer-cio y distribución del grano, etc ., apuntan sin dudahacia unas débiles estructuras de producción que es-taban en una permanente crisis, agudizada de cuandoen cuando en función de situaciones muy concretas.

La escasez del cereal y su carestía en el mercadoen enero de 1395 fue una. de las mayores de toda laépoca Trastámara, clarísima y tan acueiante que elconcejo manuelista adoptó una serie de medidas ten=dentes a procurar por o menos un abastecimientomínimo ; conscientes de que la lealtad o no a su ban-do pasaba entre otras razones por las coordenadasdesencadenadoras del hambre, solicitaron al obispola entrega de trigo de las tercias para que los juevesfuese vendido en el mercado a los panaderos y las«farineras», y ordenaron a todos los vecinos que tu-viesen algún remanente doméstico y lo mismo a losmolineros respecto a sus correspondientes Hmaqui-las», que sacasen estas cantidades también al merca-do de cada jueves para su venta.pública entre los ve.cinos.que demostrasen que no tuviesen por si mismosprovisión suficiente "a.

La escasez y la carestía conducían al hambre, y elhambre al robo social que acompañaba a los saqueosfajárdistas, calificados como robos por la documentación contemporánea que es eminentemente manuelis-ta, de tal manera que los molinos se veían acosadosy sus molineros se sentían inseguros por la situaciónextramuros en que se encontraban situados, a un ladoy a otro del cauce del río, sin más defensa que unmastín que los acompañaba en la obligación que el

Porción de -grano,, harina cs aceite que cobraba el moÍlne-ro por la molienda, Act. Cap, 1394, bol. 152 (31-1-1395)..: . "

10

Page 112: pdf Manueles y Fajardos

concejo les impuso de dormir en el molino en vigi-lancia permanente 1'4 .

Las luchas de bandos agravaron la crisis de la agri-cultura y ésta a su vez la escasez y el hambre, que nopudieron ser remediadas con cereales de otras tierras,dado el corte de los caminos impuesto por- los hom-bres de Fajardo y el bloqueo que se derivó para laciudad regida por los Manuel; y todo ello dio lugara la trágica propagación de la gran epidemia de pes-te que se desarrolló entre 1395 y 1396, como unaextrema consecuencia de la degradación social a quese había llegado .

b) Carne

La carestía y la escasez de las carnes eran parale-las a las de los cereales y como ellos acusaban anor-malidades climatológicas y deficiencias estructuralesde orden social . El carnero, que era la más preciadade todas, servía de punto de referencia para la fija-ción de los precios de las demás : « . .. todas las otrascarnes que se vendan al cuento de cuando el carnerose vende a veynte e quatro dineros la libra . . .» 178 ; lascarnicerías eran distintas en la judería y la Arrixacamudéjar, respecto a las de la ciudad cristiana, con laparticularidad de que a veces escaseaba menos en lasprimeras, obligando a que las gentes acudiesen a ellasa comprarla a pesar de que su precio era dos dinerospor libra más elevado en 1364, año en el que quedó

17' Act. Cap, 1394, fol . 152 r. (6-2-1395) .175Act. Cap. Era 1402, fols, 68 (5-11-1364) y .80 (31-12-1364),

106

Page 113: pdf Manueles y Fajardos

prohibida la venta a los vecinos fuera de sus respec-tivas demarcaciones religiosas .La escasez siempre fue seguida de fijaciones de pre-

cios concejales en respuesta a la presión de los «car-niceros» para subir los precios, entendiéndose portales en los documentos a los propietarios de ganadosque abastecían las carnicerías ciudadanas, nunca másallá de quince . En 1364 se les obligaba a pagar porcada vaca sacrificada 19 maravedías y dos dineros desisa al concejo y alegando que eran animales demasia-do pequeños el carnicero Lorenzo Sempol consiguióno pagar más de 10 por cada res 17s ; eran económicay socialmente poderosos y actuaban frente al concejocomo un auténtico grupo de presión de modo quede facto marcaban los precios por alto en las épocasde escasez sin que volviesen a descender una vez su-perada ésta; entre los que en 1371 se negaron a nomatar carne si sus condiciones económicas no eranaceptadas por el concejo ante notario estaban variosantepasados de los prohombres de los años noventa,como Ramiro Sánchez de Madrid o Pedro Sánchezde Teruel, « . . . que la compran a muy buen mercadoy que vendenla mas cara que en ningún lugar de todaesta comarca . . . » ; en Alcaraz y Chinchilla la libra decarnero era más barata que en Murcia, en parte debi-do a las diferencias climatológicas y la mayor abun-dancia de pastos que obligaba a estos carniceros acomprarla en el interior de Castilla cuando en Murciafaltaba 1", siendo legalmente imposible el comerciocon Aragón en cualquiera de las dos direcciones porla impermeabilídad que las ordenanzas de las sacas

1715 Act. Cap . Era 1402, fol. 66 (26-10-1364) .177 Act. Cap. Era 1409, fols. 48 (26-8-1371) y 56 (1-10-

1371) .

:107

Page 114: pdf Manueles y Fajardos

proporcionaban a la frontera común, aunque fraudu-lentamente los intercambios existiesen de maneraclara .

Trece eran los propietarios de cabañas a los queel concejo obligó en 1375 a traer a la ciudad un de-terminado número de animales que asegurasen el abas-tecimiento urbano concretado de esta manera :

Pascual Vicente : 50 cabezas entre ovejas y cabras .Juan Fernández de Santo Domingo: 80 cabezas .Doña Vilatorta : 20 cabezas .Bartolomé de Balibrea : 30 cabezas .Pedro Sánchez de Alcaraz y Alfonso Fernández de

Alcaraz : 20 cabezas .Francisco Riquelme : 20 cabezas .Doña Ramona : 15 cabezas .Francisco Moliner : 15 cabezas .Domingo López : 20 cabezas .Guillén Celdrán : 5 vacas y 3 terceras .Juan Montesinos : 5 vacas y 3 terneras .Alfonso de Atienza y Ramón Xixan : 4 vacas y 4

terneras .Aparicio Martínez: 5 vacas y 3 terneras .

Y todos ellos sin excepción se encontraban com-prendidos en el padrón de cuantiosos elaborado porel concejo en 1374 "8 como poseedores de las rentasmás elevadas de la ciudad, por ello no es de extrañarque desarrollaran una sistemática táctica de lentitud,dilación y escamoteo para suministrar carne a la ciu-dad en condiciones que no les fueran absolutamentebeneficiosas a través de las subidas de precios que

ivs Act. Cap. Era 1413, fol. 111 r. (27-1-1375). MARTÍNEZCARRILLO, M.' DE Los LLANOS : El padrón de cuantiosos . . . .

108

Page 115: pdf Manueles y Fajardos

finalmente el concejo se veía obligado a aceptar : de24 y 20 dineros la libra de carnero y cabrón se pasóen 1375 a 26 y 22 solamente porque Juan Fernándezde Santo Domingo se negaba a matar 700 cabezas quetenía dispuestas para el consumo ciudadano, y no lohizo hasta que los precios fueron señalados por elconcejo 179 .

En 1380 la fijación concejil de los precios de lacarne respondía igualmente a este tipo de presionespara conseguir el alza deseada, bien arrancándola alconcejo « . . . porque los carniceros se pueden aperge-bir de carnes para proveimiento de la dicha giu-dad . . .» 18°, o llegando a ella a través de la subidaespontánea producida al escasear el producto en elmercado local, subida que el concejo terminaba acep-tando dándole carácter oficial`, si bien es cierto quelas dificultades de aprovisionamiento eran en algunosmomentos más angustiosas, como ocurrió durante lasequía de 1375, y sin embargo había ganaderos en laciudad con abundancia de animales sin que se apre-ciasen síntomas de dificultades en ellos, los que po-dían llevarlos a los pastos más lejanos .La decisión concejil de 1375 de que entregasen

obligatoriamente el 10 por 100 de su rebaño paraabastecimiento de la carnicería parece una medidacontra el acaparamiento que había obligado anterior-mente a subir dos dineros la libra de todas las espe-cies 1112 ; inmediatamente, a lo largo del invierno y has-ta la cuaresma de 1376 se sucedieron dos subidas deprecios más, paralelas a la concesión de una licencia

179 Act. Cap. Era 1413, fol. 197 r. (12-5-1375) .1110 Act. Cap . Era 1418, fol. 142 r. (16-3-1380).1111 Act. Cap. 1393, fol. 98 r . (4-10-1393).14 Act. Cap. Era 1413, fol. 68 (1-12-1375) .

109

Page 116: pdf Manueles y Fajardos

especial para la venta de cerdos traídos de fuera ; trasmuchas porfías concejo-ganaderos para abastecer almínimo costo los unos y asegurar las ganancias losotros, se tiene la impresión de que las alegaciones alpoco peso de los animales hechas por los propieta-rios, basadas en la real aridez de aquel año, y el per-misoque obtuvieron los carniceros para vender el hí-gado junto con la carne « . . . porque le es dado porlas menguas que fase la carne en la pesar por menu-do . . . » 183, no eran más que las piezas siempre repe-tidas con distinto grado de intensidad, de una mecá-nica anual en la que la mejor evidencia de que es unfenómeno de ruptura, la proporcionan las dificultadesde venta a niveles altos y la enorme demanda exis-tente que a esos mismos niveles no se cubría .Los precios de 1380 fueron muy conflictivos y la

carestía muy generalizada, siendo la causa según elconcejo la negativa de los carniceros a matar a losprecios que les eran marcados oficialmente ; desdeagosto a octubre los regidores fueron endureciendolas medidas ejecutivas adoptadas frente a los carnice-ros que mancomunadamente presionaban buscando laadopción concejil de unos precios más altos : primerofueron las multas a los que no quisieron sacrificarlas reses ; después, la amenaza de sancionarlos con100 azotes « . . . como aquellos que menospregian elmandado del dicho conejo . . . » 184 ; más tarde, la or-den de apresar a los tres promotores de la resisten-cia, Pedro Sánchez de Teruel, Pedro Sánchez «elgordo» o «el grasa» y Miguel Cervera; a continua-ción, la incautación de tantas vacas como hicieran

183 Act. Cap. Era 1414, fol . 136 r. (11-4-1376).184 Act. Cap. Era 1418, fol. 7 (13-9-1380).

110

Page 117: pdf Manueles y Fajardos

falta a Aparicio Martínez 185, y finalmente, la clau-dicación concejil fijando por segunda vez los preciosen el plazo de un mes con una considerable subidaen las carnes consideradas de más calidad y que eranlas más demandadas, al mismo tiempo que los carni-ceros se comprometían a tener el mercado local abas-tecido completamente` .La causa de aquella carestía excepcional estuvo en

la epidemia de peste de 1379 y 1380, una de las tresgrandes epidemias que asolaron el reino a lo largo dela segunda mitad del siglo xrv 187, cuyas consecuenciaseconómicas fueron muchas, siendo la más importanteen el terreno que nos ocupa el que la subida de pre-cios denotada en el otoño de 1380 sólo fue el co-mienzo de un período más amplio agudizado en laprimavera de 1381 188, dado que el número de cabe-zas de ganado perdidas en aquella circunstancia fuemuy alto, y por tanto las posibilidades de que la ca-baña regional se recuperase se presentaban a largoplazo . En este orden de cosas, las ordenanzas ganade-ras de 1383 son la más alta medida proteccionista delos intereses ganaderos, que los interesados y el con-cejo fueron capaces de generar.

Salvo en esta ocasión en que hubo razones de ín-dole excepcional, que explican la auténtica carestíade origen natural, en circunstancias ordinarias losprecios se debatían entre la preocupación concejil detener a la ciudad mínimamente abastecida para nodar pie a las temidas despoblaciones y las tendenciasde ganaderos y carniceros locales a obtener ganancias

1$5 Act. Cap. Era 1413, fol . 9 r. (29-9-1380) .les Act. Cap. Era 1418, fol . 10 (2-10-1380) .187 TORRES FoNTEs, J. : Tres epidemias de peste. . .les Act. Cap. Era 1419, fols . 84 y siga . (9-4-1381) .

111

Page 118: pdf Manueles y Fajardos

más altas con la venta del producto . En algunas oca-siones como en 1383 "' al amenazar con no vendersi el concejo no cedía elevando los precios, éste reac-cionaba, si la política aduanera lo permitía, entrandoen tratos con carniceros de Orihuela que garantiza-ban el abastecimiento murciano a los mismos preciosconcejiles, si los vigentes en. territorio aragonés eranmás bajos y les proporcionaban un beneficio que losjustificase .

Para asegurar el abastecimiento el concejo recurríaa todo tipo de armas : de índole fiscal como era exi-mir a los carniceros de su obligación de pagar mone-das en 13841so, entregando el concejo la cantidad co-rrespondiente a todos ellos a los recaudadores, conlo que el proteccionismo revertía en la propia insti-tución de manera negativa ; otras veces se recurría alos animales que los vecinos trajesen de mercados ex-teriores .y tuviesen en tránsito por la huerta, para quefuesen sacrificados, ofreciéndose a los propietarios en1385 un precio ligeramente alto`, y consintiéndo-les en 1393, con la ciudad completamente enfrenta-da ya entre sus dos bandos rivales, que pudiesen com-prar animales a los propios Fajardo 19a, a sabiendasde que antes estos mismos animales les habían sidorobados a los vecinos más directamente afectos a lacausa de los Manuel; pasaban por comprar sus pro-pios animales previamente robados con tal de poderatender a la ciudad que tan precariamente vivía.

Las decisiones concejiles de que fuesen los jurados

las Act. Cap. Era 1421, fols. 140 r. (17-3-1383) y 146 (24-3-1383) .

190 Act. Cap. 1383, fol . 69 (2-1-1384) .191 Act. Cap. 1384, fols . 137 y 139 r. (4-4-1385) .111 Act. Cap. 1392, fol . 260 (18-3-1393).

112

Page 119: pdf Manueles y Fajardos

los que saliesen a la nusqueda de los animales nece-sarios si el abastecimiento no era fluido o el ofreci-miento de algunos miembros del patriciado de sacri-ficar sus rebaños para venderlos a menor precio delque exigían los carniceros`, tedian el objetivo dedesbloquear la pugna forzando a los mercaderes y alos carniceros a un abastecimiento mínimo y solíanser argucias desarrolladas con un cierto grado de efi-cacia.Las razones de los carniceros para intentar subir

el precio se basaban siempre en la dificultad de en-contrar animales disponibles para ser sacrificados, sobre todo el carnero, que era la especie más solicitadapor las altas clases sociales 184 ; otras veces no esca-seaban, pera su precio por cabeza que en 1392 erade 21. maravedis, les impedía venderlo según el preciofijado por el concejo ; se trataba de un problema, demárgenes gananciales que se subsanaba con el com-promiso reciproco de que e concejo accedía al alzapresentada como inevitable y las carniceros garanti-zaban un determinado número de puestos de ventaabastecidos durante la semana, que en 1392 fueroncatorce en total`- cuatro los domingos, tres los dd-mingos, martes y jueves y uno el miércoles .En segundo lugar, los carniceros se escudaban tam-

bién en las cargas fiscales que les obligaban para pre-sionar ante el concejo ; en 1376 consideraban queeran los impuestos las causas de- que «. . . comprarcaro e vender rafes que les non cumplé tajar car-

183 Act. Cap. Era 1415, fols. 79 (17-4-1378) y 91, (25-5-1378).

16x1 A.ct. Cap. 1389, fol . 5 (14-9-1389) .

,

,les Act. Cap. 1392, fol . 114 r. (9-10-1392).

11;3

Page 120: pdf Manueles y Fajardos

ne . . .» 196 , citando la aduana, calculada en 20 por 100,el diezmo del rey y la sisa concejil como los tres fac-tores fiscales que les afectaban directamente.A pesar de los compromisos adquiridos en 1392,

los precios oficiales se rebasaron casi en un 25 por100 en Navidad de manera clandestina, y con participación directa del almotacén, que era a quien co-rrespondía la vigilancia de los mercados y la purezadel uso de las pesas y medidas, y con su conocimien-to se hacían «pesadas menguadas» : la reacción con-cejil pretendió ser ejemplarizante al encarcelar a trescarniceros denunciados, condenarlos a pagar una ele-vada multa proporcional al valor del fraude ocasio-nado, 1 .050 maravedís de sanción por 150 en que sevaloró la estafa, y destitución del almotacén, quequedó privado del oficio del que tan claramente abu-saba ls' .

Estas medidas contra los carniceros, que hubiesensupuesto una ejemplar sanción para los demás, antela ciudad que se abatía ya en la plenitud del problema social, fueron levantadas a petición de uno de losdirigentes manuelistas, don Ramón de Rocafull `,tratando de impedir disidencias en el bloque de poderconcejil, que posibilitaran a algunos una huida al ban-do fajardista .

Desde 1392 la escasez siempre tuvo razones socio-políticas adicionales, y ello fue la causa de que se re-curriese a comprar animales, cuando se podía, a mer-caderes fuera del control directo del adelantado Al-fonso Yáñez Fajardo ; en Alcaraz se compraron tras

196 Act. Cap. Era 1375, fol . 161 (21-6-1376).191 Act. Cap. 1392, fols . 196 r. (28-12-1392) y 211 (11-1-

1393).MI Act. Cap. 1392, fol. 222 (26-1-1393).

114

Page 121: pdf Manueles y Fajardos

este fraude 230 cabezas a 23 maravedís cada una,con notable abuso por parte de los vendedores y unmiedo a las pérdidas por parte de los carniceros quefacilitaron al concejo la toma de una decisión, polí-tica en aquellos momentos, vender la carne «en fiel-dad» a través de- los fieles de las carnicerías y elimi-nando la intervención del carnicero y sus ganancias ;se consiguió así que los animales comprados se pu-diesen pagar a los «merchantes» a su precio oficial de21 maravedís que se había intentado rebasar aprove-chando la difícil coyuntura urbana` . La huida dealgún carnicero de la ciudad en aquella ocasión fuela causa por la que se levantó la sanción a los tresimplicados en el fraude de aquella Navidad .

Los saqueos fajardistas en la huerta agudizaban lacrisis de abastecimiento y subsistencia que la ciudadpadeció desde entonces, de tal modo que eran hombres del propio concejo los que salían en busca deanimales para poder vender, dado que la llegada demercaderes había quedado interceptada por la inse-guridad de los caminos que conducían a Murcia y seunía a los robos y brotes de epizootias que acosabana la ganadería local ; algunos «mancebos merchantes»más intrépidos arrostraban el peligro de las bandasfajardistas y procedentes de Castilla llegaron a la ciu-dad en alguna ocasión ofreciendo bueyes a un preciotan inferior al usual que a pesar de la baja calidad desu carne y de la oposición de los carniceros a estacompetencia, el concejo los aceptaba prohibiendo quedurante quince días se sacrificase ningún animal desu especie`; y el consumo de animales jóvenes y de

lse Act. Cap. 1393, fol. 217 (21-1-1393), y 1394, fol . 71 r.(19-9-1394).

z°° Act. Cap. 1393, fol. 86 (16-9-1993), y 1394, fol . 71 r.(19-9-1394).

115

Page 122: pdf Manueles y Fajardos

poco peso, de hasta tres y cuatro libras cabeza, queen circunstancias normales no era usual, se acrecen-taba contribuyéndose así al propio desabastecimientoa corto plazo, ya que la reproducción no quedaba to-talmente asegurada .

Los acuerdos entre concejo y carniceros no eranfrecuentes, y en tal sentido los de 1384 fueron mo-délícos 2°l ; los carniceros se comprometieron a abas-tecer de carnero y todas las demás carnes a la ciudadhasta la hora de vísperas de cada día y desde esahora a la puesta del sol el carnero quedaba excluido,aunque dispondrían de uno o dos animales vivos porsi algún hombre importante llegaba a la ciudad a par-tir de esa hora y resultaba necesario atenderlo; losexcedentes de cada día previamente revisados por elalmotacén, que comprobaría cantidades y calidades,se venderían al día siguiente con otro precio, es desuponer que inferior. Se les concedía permiso de pasopor la huerta con rebaños de hasta 26 carneros, sirespetaban la seguridad de la huerta en los términosque se establecían en el arrendamiento de su guarday garantías de que los vecinos no podrían matar car-ne para vender, salvo que se tratase de algún «bueyde labrada» o alguna vaca en condiciones tambiénescrupulosamente fijados, de tal manera que los car-niceros que se comprometiesen a ello tenían prefe-rencia para comprarlas y matarlos por sí mismos . Mul-tas de 20 maravedís diarios acumuladas obligaban alos carniceros que previamente se hubieran compro-metido al cumplimiento de estas obligaciones . En cir-cunstancias de paz el mercado local en sus distintosgrados y niveles sociales estaba asegurado con lospropios recursos de la región .

tOl Act. Cap. 1383, fol . 91 (8-2-1384) .

116

Page 123: pdf Manueles y Fajardos

En- las circunstancias más difíciles, productos cár-nicos derivados, o especies no sujetas a los preciosconcejiles, adquirían especial relevancia, convirtiéndo-se en productos de lujo, tal era el caso de la cazamenor, conejos o volatería, que vendían directamentelos cazadores en la plaza de San Bartolomé con pre-cios libres derivados del tamaño de la pieza y la esca-sez o abundancia en el mercado, derivada a su vez delrespeto o no a los períodos de veda`. La leche, elqueso y la manteca, « . . . que es refrescamiento para ladicha gibdat. . . »`, eran consumidas en proporcionesmínimas por los grupos sociales más modestos : en1393 su escasez era tal, que las cabras de los vecinospudieron entrar en los esquilmos de la huerta pordecisión concejil sin ninguna sanción, cuando el pro-hibir a cualquier tipo de ganado que entrase en ellaen cualquier circunstancia era una de las grandes ba-tallas, permanentemente mantenidas por los hombresque en cada momento representaban la instituciónmunicipal ; en 1393 una arroba de queso valía 27 ma-ravedís, o lo que es lo mismo, algo más de un mara-vedí por libra.

c) Pescado

Aunque los precios del pescado estaban tambiénfijados por el concejo y el proceso de su distribucióny comercio era muy similar al de la carne, existenmenos datos para su estudio ; cuando la documenta-ción municipal recoge precios que al pescado hacen

202 Act. Cap. Era 1419, fol . 57 (23-2-1381), y 1393 ; fol . 97 r.(30-9-1393).

zos Act. Cap. 1393, fols. 131 (9-12-1393) y 71 r . (24-8-1393).

117

Page 124: pdf Manueles y Fajardos

referencia es debido a su escasez en cuaresma, quesiempre iba seguida de una subida justificada por elconcejo, con el argumento de que con ella los pesca-dores tendrían «talante» de pescar en la albufera delMar Menor, la zona marítima habitual de abasteci-miento murciano "~ .

Entonces se convertía en alimento sustitutivo dela carne para los más acaudalados murcianos, y conmás razón si la cuaresma y la escasez coincidían condías de algaradas, asaltos y saqueos ; entonces el pes-cado de Cartagena complementaba en mayor medidaque ordinariamente el que llegaba del Mar Menor ysu revalorización proporcionaba ocasión a que algu-nos individuos poseedores del suficiente capital pro-pío se lanzasen a negociar en un momento en el quetenían el mercado asegurado, tal fue el caso del no-tario Juan Riquelme, que en momentos de guerra conAragón que afectaban a las costas se lanzó a comprar100 «jarras» de atún que ofreció traer a vender a Mur-cia si se le marcaba el precio «suficiente» aue .

Entonces igualmente escaseaban los pescadores quese dispusiesen a faenar y se admitía a cualquiera queestuviese dispuesto a hacerlo, especialmente si eraun súbdito del rey de Aragón, como Alfonso Martí-nez de Benidorm, que se ofrecía a hacerlo tanto enla albufera como en el mar mayor, y además en acuer-do con el concejo de Cartagena para costear las ata-layas que desde El Castellar y la Torre del Arráez vigi-lasen el camino a su paso por el puerto de Cartagena,que en 1375 quedaba especialmente guardado paraasegurar la llegada de las recuas que semanalmente

z°4 Act. Cap . Era 1402, fol. 102 r. (6-3-1365) .aos Act. Cap. Era 1409, fol . 61 (8-11-1371).

118

Page 125: pdf Manueles y Fajardos

llevaban el pan de Murcia a Cartagena, a los pasto-res y a los rebaños que en el campo pastaban, y a lostragineros que en sentido contrario traían el pesca-do a Murcia"'.En aquellas circunstancias « . . . mojos de algunos

ornes buenos . . .» llegaban a la violencia física de rom-per las puertas de las «tyendas» donde se vendía elpescado para apoderarse del producto a costa de lasgestes más modestas 2°' ; probablemente la pescaderíapermanecía cerrada cuando la cantidad que venía noera suficiente y no se abría nada más que para aque-llas personas que contaban con capacidad económicasuficiente para poder adquirir el pescado a unos pre-cios considerados globalmente altos .

Para evitar violencia el concejo recurría siempre ala, reactualización de sus propias ordenanzas : pérdidade las armas y 12 maravedís de multa u ocho días decárcel sí los revoltosos iban sin armas, prohibiciónde que los tragineros lo vendiesen en un lugar distin-to que no fuese la pescadería o perderían las bestiasque lo transportaban y la propia mercancía, prohi-bición de que el pescado fresco que llegase a la ciu-dad fuese salado para impedir la especulación a largoplazo bajo 60 maravedís de pena, y lo más curioso,que pescateras « . . . non filen nin estén asentadas sal-vo en pie fasta que lo ayan vendido . . .» "8 bajo penade 12 maravedís ; se trataba siempre de agilizar laventa sobre la base del control de unos precios queresultaban socialmente selectivos, y el carácter pere-cedero del producto que era el factor fundamental

2w Act. Cap. Era 1412, fols. 68 (7-10-1374) y 152 r. (27-3-1375) .

z°° Act. Cap. Era 1420, fol . 96 (22-8-1382) .208 Act. Cap. Era 1413, fol. 110 (1-3-1376) .

119

Page 126: pdf Manueles y Fajardos

para alterar unas costumbres consolidadas ; « . . . me-jorando la dicha ordenación ordenaron e mandaronque sy pescado viniere a la gibdat en la tarde e nonse podiere vender sin lunbre que lo puedan vendercon lunbre fasta la campana del alguacil . . . » zo, o sea,no esperar al día siguiente para su venta si las cargasllegaban a Murcia por la tarde y permitir que se ven-diese a la luz de unas antorchas a unas horas en quela actividad ciudadana ya estaba paralizada .Muy pocas veces la documentación ciudadana reco-

noce sin eufemismos que el pescado que llegaba a laciudad únicamente servía en casos extremos para abastecer a los miembros del concejo, unas cincuenta fa-milias, lo que suponía una ínfima minoría entre las2.000 familias aproximadamente que había en la ciu-dad. En los momentos de escasez los precios de losejemplares de mayor tamaño, «los granados», tanto«de salsa» como «freidor», se vendían en las carni-cerías y el concejo los dejaba en libertad sujetos a laoferta y la demanda, con lo cual los tragineros quelo habían acarreado lo subían «a como se pueda», enfunción de las posibilidades de los adquirentes patri-cios, mientras que el pescado «menudo» "o se vendíaen la pescadería a los precios oficiales del concejo,siempre más bajos, con lo que eran los únicos a losque podía tener acceso el pueblo llano .

Si la escasez era máxima y continuada, cuando lasluchas civiles cortaron todo tipo de suministros, elpescado que conseguía llegar a la ciudad, tanto fresco como salado, de mar o de río, se vendía a precioslibres que los tragineros fijaban «a ojo»

con loaos Act. Cap. Era 1413, fol. 118 r. (15-3-1376).aio Act. Cap. 1394, fol . 167 (3-3-1394) .

Act. Cap. 1394, fol . 69 r. (12-9-1294).

120

Page 127: pdf Manueles y Fajardos

que la alimentación de las clases modestas quedabareducida a productos vegetales . Pero esta circunstan-cia solamente se dio de forma continuada en los añosnoventa; en tiempos anteriores y posteriores el con-cejo no renunciaba a su papel de regulador comercialfijando los precios en primavera y otoño en épocasde tranquilidad social, o todo lo frecuentemente queera preciso en función de las incidencias perturbado-ras ; por ejemplo, entre septiembre y diciembre de1374 a 1375 con ocasión de la guerra con Aragón yGranada fijaron los precios hasta cinco veces . En oca-siones los intentos de cobrar almojarifazgo a las car,gas que llegaban de la costa con la consiguiente re-percusión negativa en la fijación de los precios, fuela causa de retenciones que el concejo intentaba ata-jar, recurriendo incluso a la corte a través de sus ofi-ciales z

.

d) Vino

La prohibición de importar vino era un hecho ca-lificado en Murcia por su consejo como antiguo en1379 213 ; la línea de actuación concejil en la fijaciónde los precios partía de esta base proteccionista ge-neralizada, de tal manera que los datos documentalesson más numerosos respecto a la prohibición de sucomercio con los reinos limítrofes, que en cuanto auna transmisión del conocimiento de las condicioneslocales de su producción y consumo.La libertad de comercio se daba en épocas de es-

a2 Act. Cap . Era 1418, fol. 120 r. (21-1-1380).213 Medina del Campo, 1379-XII-1, Cartulario 1405-1418,

fol. 170.

121

Page 128: pdf Manueles y Fajardos

casez como podían ser las temporadas estivales pre-vias a las cosechas de cada año, en las que se permi-tía la venta de vino, siempre que fuese castellano,traído por mercaderes o por los propios vecinos deMurcia 21

` ; tampoco podía venderse más que uva local« . . . saluo si non fuere algunas especiales que tienenalgunas biñas en los secanos e a buelta destos trahenotros muchos eso mesmo a bender e aun que ay mun-chos que lo traben de lo ageno . . . » als ; con las uvasdel secano consideradas especiales por su mayor dul-zor se vendían otras de dudosa procedencia en unmercado urbano que tenía mayor demanda de la quele proporcionaba un abastecimiento local reducido.

Las sanciones reguladoras eran en 1374 de 60 ma-ravedís de multa a las ventas sin permiso y 100 azo-tes a los que la vendieran robada, y respecto al .vino,en 1380 consistían en arrebatar al mercader que loimportase tanto el vino como los animales de cargaque lo traían y sancionarlo con una multa de 1.000maravedís, de los cuales la mitad eran para el acusa-dor y la otra mitad para contribuir a la obra del puen-te que se estaba levantando sobre el río Segura enla ciudad`.

La uva como fruto era un producto casi de lujoque directamente se consumía en menor medida queen forma de vino, y sobre todo cuando las cosechasno eran muy prometedoras su venta desaparecía es-pontáneamente y a veces impuesta por el concejo quela limitaba a viernes y sábados, o días en los que por

214 Act. Cap. Era 1409, fols . 33 r . (2-8-1371) y 36 (9-8-1371).

zis Act. Cap. Era 1412, fol. 15 (15-7-1374).2111 Act. Cap. Era 1418, fol. 27 (3-12-1380).

122

Page 129: pdf Manueles y Fajardos

la obligatoriedad del ayuno eclesiástico se convertíaen un alimento revalorizado y previa presentaciónpor los vendedores del albalá entregado por los jura-dos que diese licitud a la transacción"' .

Ordinariamente el reino se autoabastecía con sufi-ciencia de vino, e incluso con holgura; a veces contan buenas cosechas como la de 1392 Z18 , que hacíanbajar los precios y el concejo estimulaba su ventafuera de la ciudad y su término a través de licenciasconcedidas por los jurados, para impedir que se pu-dieran perder según sus cálculos más de 2.000 tina-jas ; cuando desde aquel año empezó el bloqueo ciu-dadano, se obligaba a los vecinos que intentasen pro-veerse de cereales a que pagasen su valor con vino,que unía a su abundancia su menor importancia re-lativa en momentos de hambre, apreciándose unaescala de valores en el concejo murciano que ante-ponía la necesidad de « . . . trigo o farina o cebada oarros o alcandia o paniso . . .» a la de vino, y la decualquiera de estos dos tipos de productos a la decarne o pescado` . Pero esta relativa autosuficienciano era obstáculo para que se cuidara y vigilara sucosecha y recolección, recurriéndose en 1394 a mo-vilizar a 50 caballeros y 200 ballesteros para vigilar

"' Act. Cap. Era 1413, fol. 18 r . (16-7-1375).218 Act. Cap. 1392, fol . 275 (13-4-1393).zis Act. Cap. 1394, fol. 147 (23-1-1395). «Evidentemente,

pan y vino constituyen los elementos esenciales del sustento,a veces, incluso, no sólo esenciales, sino también únicos; deese hecho deriva su empleo como forma de pago o retribucíónde cualquier tipo . Y esa afirmación es válida para un largoperíodo que ya se ha iniciado en el siglo xr y se continúa afinales del XV .» CARLE, M.a DEL CARMEN: «Alimentación yabastecimiento», Cuadernos de Historia de España, LXI-LXII,pág. 250, 1977.

123

Page 130: pdf Manueles y Fajardos

las operaciones de vendimia que peligraban por laamenaza de las incursiones fajardistas`.

La uva o el vino que se producían en el términoconcejil se transportaban a la ciudad para su abaste-cimiento y, sobre todo, cuantos más incidentes la ponían en peligro se intentaba, como con todos los de-más productos agrícolas, almacenarla en Murcia demanera que quedase a salvo de robos o asaltos ; en1382 a los tragineros que hicieron esta tarea de al-macenamiento se les pagó por «caminos» realiza-dos X221, o sea, por el número de viajes que hicierontransportando la mercancía, aunque no quedan noti-cías de su número, carga correspondiente a cada via-je, ni de ningún otro dato que pudiese contribuir avalorar cuantitativamente la importancia real de estecultivo en la Murcia medieval .La venta de vinos distintos a los locales estaba

siempre asegurada; en 1371 se le daba permiso alsillero Salomón para que trajese de Guardamar, dedonde frecuentemente llegaba vino a Murcia, seis car-gas como forma de gratificarle servicios no especifi.cados a2 ; el corto alcance de la operación, sin embar-go, daba lugar a beneficios interesantes por la ventaasegurada de este producto comúnmente apreciado ysolicitado .La uva se vendía en 1375 a un tornado la libra,

y en 1392 hay noticias de la venta de la cosecha deuna viña a 120 maravedis el centenar de racimos',

22° Act. Cap. 1394, fol . 48 r. (23-8-1394).221 Act. Cap. Era 1420, fol. 41 (16-9-1382) .222 Act. Cap. Era 1409, fol . 15 (28-6-1371).u3 Act. Cap. Era 1413, fol . 18 r. (16-7-1375), y 1392,

fol . 89 r. (7-9-1392) .

124

Page 131: pdf Manueles y Fajardos

lo cual resulta un dato revelador de cuánto era elprimitivismo que regía todavía las leyes del mercadolocal, pero en general los precios de que el historia-dor dispone hacen referencia generalmente al vino yaelaborado, que en 1393 era de 16 maravedís la cán-tara", mucho más alto del que regía dos años des-pués, cuando se incautaba a los fajardistas junto conotros bienes, para a través de su venta en almonedacompensar el valor de las destrucciones o los robosocasionados por los seguidores del adelantado mayor .

Aprovechando la coyuntura especialmente negativapara el consejo que era el embargante, los compra-dores ofrecían precios sumamente bajos para cualquierproducto, de ahí el que las 11 tinajas con vino per-tenecientes al_ propio Fajardo que se vendieron en1395, con una capacidad de 18 cántaras la tinaja, sevendiesen a un maravedí la cántara`, por 198 mara-vedís, cantidad muy por debajo de lo que se hubieraconseguido en un mercado fluido y espontáneo, nomediatizado por circunstancias políticas excepciona-les . De los años 1391, 1392 y 1393 '6 se deducenvariaciones comprendidas entre 5 y 16 maravedís lacántara, ocasionadas no sólo por la capacidad, sino tam-bién por el volumen y la calidad de la cosecha .

224 Act. Cap. 1393, fol . 71 r . (24-8-1393). Una cántara equi-valía aproximadamente a una arroba de vino, o sea, 16,13litros .

i25 Act. Cap.-1394, fol . 156 r . (9-2-1395) .zss Libro del clavario de 1391-1392 .

125

0

Page 132: pdf Manueles y Fajardos

3. EXPULSIÓN DE ALFONSO YÁÑEZ FAJARDO Y SUSSEGUIDORES : REIMPLANTACIÓN DEL REGIMIENTOANUAL

De cómo empezó realmente la ruptura institucio-nal entre el patriciado urbano encabezado por JuanSánchez Manuel y los regidores perpetuos que lideraba el adelantado mayor Alfonso Yáñez Fajardo, noexisten los datos de primerísima mano que hubiesenproporcionado las actas capitulares del año concejil1391-1392, de haber llegado hasta nosotros . Las fuen-tes disponibles actualmente son la narración de loshechos que hizo Cascales, el libro de cuentas del ju-rado clavario de 1391-1392 Juan Montesinos, y lasreferencias indirectas que proporcionan las actas ca-pitulares anteriores y posteriores a dicho año, las se-gundas acusando claramente a los Fajardo de ocasio-nar una serie de desperfectos, cuyas indemnizacionesaún estaban parcialmente pendientes de cobro un añodespués de que se desencadenara la batalla campalque narra Cascales .

La expulsión de Murcia de Alfonso Yáñez Fajardoy sus partidarios se produjo en las fechas del relevoinstítucional, y fue la consecuencia de un proceso revisionista abierto en la corte a partir de la muerte deJuan 1 . En marzo de 1391 los regentes otorgaron alconcejo permiso para que se volviese a la antiguacostumbre de elegir anualmente de entre todos loshombres buenos de la ciudad a los oficiales que a par-tir del día de San Juan iban a desempeñar las dos al-caldías, el aguacilazgo, los tres jurados y el almotacéndel año siguiente ; los enviados murcianos a las cortesde Madrid, encabezados por Andrés García de Laza,acusaban a los regidores perpetuos de no respetar el

126

Page 133: pdf Manueles y Fajardos

ordenamiento de Alfonso XI, y de dar los oficios aquien querían arbitriamente : « . . . e que por esto sonmuy agrauiados los vecinos de la dicha ilibdat» . Enadelante se elegirían dos hombres buenos por parro-quia, y entre ellos se efectuaría un sorteo para reali-zar los nombramientos 2a' .

Tras el procedimiento de nombramiento de los ofi-ciales, los enviados murcianos se querellaron en lascortes por la forma en que regidores y oficiales hacían las derramas fiscales entre los vecinos de Mur-cia, y presentaron la situación como de una injusticiamanifiesta, en la que regidores y vecinos constituíanlos extremos de un eje de oposición : « . . . que los unoseran aliuiados e los otros agrauiados en el dicho re-partimiento, de manera que lo non podian conplir eresigebian en ello muy grant agrauio por non saberquanta montauan los dichos repartimientos . . .» . Pi-dieron y obtuvieron que dos hombres buenos peche-ros se responsabilizasen junto con los oficiales y re-gidores encargados de organizar los repartos, « . . . ental manera que ellos sepan quanto montan los dichosrepartimientos e en que manera se reparten o se des-pienden . . .»'. Igualmente, cuatro o cinco hombresbuenos por cada parroquia estarían presentes en lassesiones concejiles en las que se fuesen a otorgar ren-tas o propios pertenecientes al concejo, a particu-lares .

Claramente se apuntaba hacia una mayor partici-pación de la oligarquía en los oficios y los cargos quehasta entonces controlaban la gestión económica yfiscal de la ciudad y la administración de su patrimo-

22' Madrid, 1391-III-29, Act. Cap. 1390, fol . 174 r.22s Madrid, 1391-111-29, Act. Cap. 1390, fols. 175 y 175 r .

127

Page 134: pdf Manueles y Fajardos

nio en circunstancias oscuras y sospechosas para ellos .Las claves del grave enfrentamiento futuro, así comosus raíces pretéritas, se encuentran en la gestión rea-lizada por los procuradores murcianos en las cortesde Madrid .

Sus solicitudes llevaban emparejada la petición de!a ciudad de que se le reconociese la exención demonedas, dado el empobrecimiento que en los últimos años se acusaba y agravaba : « . . . e las dichas mo-nedas se facian a esa Obdat muy graues de pa-gar . . .» 228 . Respaldada por la consideración que lascortes hicieron de que las monedas eran el impuestomás provechoso y común a todo el reino, la negativaa su exención tuvo consecuencias de hostilidad insos-teníble en el reino murciano, que explicaban en granmedida el acantonamiento a que se llegó en los añosfuturos, y de forma inmediata la violenta expulsión quesufrieron el adelantador mayor y -los regidores el sába-do 22 de julio de 1391, tres días antes de la festividadde Santiago, que tradicionalmente era el día en elque debía de producirse el revelo anual de regidoresantes de la introducción del consistorio vitalicio en1378 .Desde 1389 Juan Sánchez Manuel, alcaide del cas-

tillo de Cartagena, había estado intentando entrar enMurcia para contraer matrimonio con una hermanadel obispo don Fernando de Pedrosa, con consenti-miento y aprobación de Juan 1 ; el proyecto se vioobstaculizado por el concejo respaldado por Fajardo,cuya falta de entendimiento con el obispo ya era no-toria . El .rey medió entre unos y otros, rogando alobispo « . . . que quiera pasar mano de estas cosas que

229 Madrid, 1391-IV-18, Act. Cap. 1390, fol . 166 (4-5-1391) .

128

Page 135: pdf Manueles y Fajardos

así vos demanda. . . », y al adelantado que llevaba losproblemas hasta la corte, que « . . . non uos ayades masde requerir sobre ello . . .» aa° . No pudo realizarse suentrada en 1389 y tuvo lugar dos años después encircunstancias mucho más drásticas, que invirtieronla correlación de fuerzas dominantes en la ciudad ysu término .

Durante tres días los Fajardo fueron sitiados porlos Manuel en la propia calle y plaza del adelantado,que coincidían con la actual plaza del cardenal Belluga de forma parcial ; « . . . y sucedió un día, que ha-biéndose congregado muchos caballeros Manueles, ysus parentelas, y mucha gente popular, cerraron laspuertas de la Ciudad, y puesta mucha gente de guar-da en ellas a campaña tañida, tocaron rebato, de talmanera, que ardía la Ciudad en armas, y vocería, acu-diendo gran golpe de gente a la calle, y plaza delAdelantado Alonso Yañez, a donde se habían reco-gido muchos parientes, y parciales del Adelantado yestaban allí , como de presidio, aguardando el furorde los contrarios, los cuales muchas veces arremetie-ron a darles batalla y en diferentes escaramuzas semataron, y hirieron muchos de una parte y otra . . . » asl .Al cabo de tres días los fajardistas abandonaron laciudad, iniciándose la lucha abierta .

Tras esta salida, el- concejo empezó a depender dela fuerza o la astucia de los Manuel, que inmediata-mente ordenaron la incautación de bienes de todoslos vecinos que «. . . vinieron contra el pendon delrey . . . », para cobrar de ellos las correspondientes he-

130 Monasterio de Sotos Albos, VIII-22, Act. Cap. 1389,fol . 7 (25-9-1389), y Toro, 1389-.IX-26, fol . 11 (16-10-1389) .

231 Act . Cap. 1383, fols . 43 y sigs . (14-11-1383) .

129

Page 136: pdf Manueles y Fajardos

rechas o compensaciones de guerra, caballos muertosy heridos, armas y ropas destrozadas, salarios de ci-rujanos y albeitares, etc.

Se plantea aquí el problema de cuántos eran real-mente los regidores que componían el consistorio en1391 y cuántos de ellos fueron los expulsados con eladelantado mayor, puesto que aprovechando el falle-cimiento de Pagán de Oluja en 1388 se había ini-ciada un proceso de reducción numérica cuya meta eraestabilizar el consistorio en los 13 regidores de 1348 .El libro de contabilidad del clavario Juan Montesinos,iniciado precisamente a raíz de la expulsión de losfajardistas, es una fuente documental sumamente va-liosa, por cuanto levanta acta de todos los cobros quese hicieron en los bienes de los regidores depuestosy los conceptos justificativos de estas expropiaciones .En el momento del enfrentamiento que desembo-

có en ruptura institucional, el regimiento ya habíaquedado reducido a los 13 regidores, más siete ofi-ciales de primer rango : dos alcaldes, el alguacil ma-yor, tres jurados y un almotacén ; de ellos 11 regido-res abandonaron la ciudad con Fajardo, uno estabamuy enfermo desde hacia mucho tiempo, y si no dejóla ciudad si lo hizo su hijo, y otro se quedó en Mur-cia en el bando que se hizo con el poder ; puede de-cirse por tanto que la expulsión fue abrumadoramen-te mayoritaria, y que con los regidores expulsadosabandonaron el consistorio y la ciudad los oficialesy los hombres buenos que pretendían un monopolioexclusivo y vitalicio de las regidurías, dejando a losdemás el acceso anual a las siete oficiabas y a lo sumoa procuraciones y legaciones, que circunstancialmentese precisaban ; muy pocos puestos para 154 hombresbuenos que había en la ciudad según el recuento de

130

Page 137: pdf Manueles y Fajardos

1383 aal, y muchos menos todavía en relación con los609 vecinos considerados «quantiosos» en 1374 ".No solamente era cuestión de desproporción entre

el número de puestos concejiles y el volumen abso-luto de la oligarquía murciana que intentaba alcan-zarlos alguna vez, sino también de los niveles de for-tuna dominantes entre los componentes del concejoantes y después del 22 de julio de 1391, así como sudistribución por parroquias .

--- ------------------a) De los 16 regidores existentes hasta 1387, a

los cuales o a sus herederos el nuevo concejo some-tió a una tajante investigación económica, ocho po-_seían las fortunas más altas que se tenían en la ciu-dad, valoradas en 20.000 maravedís por lo menos;cuatro, que en 1390 quedaron reducidos a dos porsendas defunciones, estaban en el escalón inmediata-mente inferior de 15.000 maravedís, y otros cuatro,que por el mismo motivo fueron tres desde finalesde 1387, se situaban en los 10.000 maravedís defortuna . Los tres niveles suponían el 6,4 por. 100, :el14,44 por 100 y el 30,37 por 100, respectivamente,del total de cuantiosos de 1374, lo que equivale adecir que la mitad de las regidurías las poseían vita-liciamente el 6,40 por 100 de los cuantiosos .A partir de 1391 las circunstancias fueron total-

mente diferentes en este sentido : entre los 38 nuevosregidores, solamente dos tenían una fortuna de 20 .000maravedís o más en 1391 ; con 15.000 maravedís endicho año había otros dos regidores, mientras quenueve eran poseedores de 10.000 maravedís, y eranun número similar los que tenían 5 .000 maravedís

24 Act. Cap. Era 1412, fols . 80 r. (24-11-1374) y 85 r . (2-12-1374) . MARTÍNEZ CARRILLO, M.° DE LOS LLANOS : El pa-drón de cuantiosos . . .

13 1

Page 138: pdf Manueles y Fajardos

REGM~TUOS

DEVOLUCIONSs EFECTO~ G EXPULSIÓN DE 1391 (1)

,

Fortuna

Devolución

A AsistenciaParroquia

personal

Total

A. Impuea, concejos

Forma de pago

Pagadores

Fecha

situación

Sancho Rodríguez de Pagán . . . . . . . . . Santa Eulalia (2)

20.000 mrs . 1 .866 mrs.5 d .

496 mrs.

1370 mrs.5 d . Venta de trigo

Suegra

23-10-1391

ExpulsadoPagán de Oluja . . . . . . , . . . . . . . . . . . . ., San Bartolomé

10.000 mrs .

685mrs.

259 mrs.

426 mrs.

Moneda

Viuda

19-10-1391 Fallecido en 1387Juan Sánchez de Claramunt . . . . . . . . . Santa María

20.000 mrs .

496 mrs.

496 mrs .

Moneda

Hijo

2-11-1391 Enfermo, expulsado su hijoNicolás Abellán - ., . . . . . . . . . . . . , ., , . . San Bartolomé

15.000 mrs . 1 .277 mrs . 5 d .

388 mrs.5f 890d .

Bienes muebles

D.

Gómez

de

Dávalos

26-10-1391 Fallecido en 1390«tenedor e poseedor» desus bienes

Sancho González de Arroniz . . . . .

. . Santa María

10.000 mrs. 1 .629 mrs . 5 d .

259 mrs.

1310 mrs.5 d . Préstamo (4)

Juan Fdez . del Castillo 28-10-1391

ExpulsadoulsadoFernando Oller . . . - . . . . . . . . . . . , . . . . . Santa María

20 .000 mrs. 4 .886 mrs : 5 d . (5) 496 mrs.

1370 mrs . 5 d . Venta de trigo

Su mujer

2224--1-10-13911392 JEpulsado

Juan Riquelme . . . . . . . . . . . . . . . ., . . . . San Nicolás

20.000 mrs . 1 .866 mrs . 5 d .

496 mrs .

¡1370 mrs . 5 d . Préstamo

Su mujer

&11-1391

ExpulsadoJuan Tomás . . . . . . . . .

. . . . . - ., . . . . . . . San Bartolomé (3)

15.000 mrs .

1.758 mrs . 5 d .

388 mrs . S i:1370 mm, 5 d . Préstamo

Su mujer

27-11-1391

ExpulsadoSancho Rodríguez de Palenzuela . .

. . . Santa María

20.000 mrs . 1 .866 mrs. 5 d .

496 mrs .

1370tras . 5 d . Préstamo

Su mujer

1-12-1391 Expulsado y fallecidoJuan Fernández de Santo Domingo . . . Santa María

20.000 mrs . 1 .866 mrs . 5 d .

496` mrs,

1370 mrs . 5 d- Moneda

Viuda

19-12-1391 ExpulsadoLope Ruiz de Dávalos . . . . . . . . . . . . . . . San Bartolomé

10.000 mrs . 1 .651 mrs . 5 d .

281 mrs .

1370 mrs. 5 d. Compensación deuda

Fiel alcabalas

25- -1-1392

ExpulsadoAntón Abellán ., . . . . . . .

. .. � . -, . Santa María

15.000 mrs . 5 .918 mrs . (5)

388 mrs.5V370tras . 5d . Venta, censo, molinos y Su mujer

Expulsadoganado

Fallecido en 1390Alfonso de Moncada . . . . . . . . . ., . . ., Santa María

20.000 mrs .

1.866 mrs . 5,d .

496 mrs .

1370 mrs . 5 d .

Préstamo

Su mujerVicente Pérez de Aroca . . . . . . . . . . . . Santa María

15.000 mrs . 1 .282 mrs . 5 d,

388 mrs . 5 1 894 mrs .

Moneda'

Su heredera D' Toda,viuda de Bernan de Olu-la-

Guillén Celdrán -- . . .- .,- . . . . .,

. . . Santa Catalina

20.000 mrs . 2.086 mrs . 5 d,

496 mrs.

(370 mrs.5 d . Moneda

El mismo

20- 3-1392

Permanece en Murcia-Fernando Porcel . ., , .,

., .

., .

� ,

. .- Santa Catalina

10.000 mrs .

1.651 mrs . 5 d.

281 mrs.

1370 mrs. 5 d. Venta de viñas

Hermana

21- 5-1392

Expulsado

(1) Relación efectuada coií el orden de su registro en el Libro del Clavario de 1391-1392 .(2) Avecindado en Santa Catalina en 1374 y en Santa Eulalia en 1383 .(3) Avecindado en Santa Eulalia en 1374 y enhicieron

Bartolomé en 1383 .(4) Los pagos a través de préstamos se hicieron para evitar que los bienes fueras vendidos a «malbettls,

-(5) Tuvieron que hacer devoluciones particulares, además de las generales, a todos los demás (pág . 137)

132

133

Page 139: pdf Manueles y Fajardos

de fortuna. Los restantes no llegaban a estos niveles,y ni ellos ni sus antepasados figuraban en los padro-nes antes mencionados, dándose proporciones simi-lares hasta 1399 .

b) Territorialmente las parroquias de Santa Ma-ría y San Bartolomé, las más ricas, controlaban elconcejo al tener ocho regidores la primera y cuatrola segunda, que en 1391. habían quedado reducidosa siete y dos, . respectivamente ; por- las -tres defuncio-nes ocurridas en 1387 y 1390 ; Santa Catalina condos regidores y San Nicolás y Santa Eulalia con unocada una completaron el grupo desplazado en 1391 .Desde 1391 la distribución de regidurias fue simi-

lar en todas las parroquias, excepto en San Juan, quetuvo dos regidores frente a los cuatro de todas lasdemás . No se tuvo en cuenta en la nueva distribu-ción, ni la riqueza de sus habitantes, que era muydesigual", ni las magnitudes de su población quetambién lo eran, salvo en San Juan" . El criteriodominante empleado por los hombres que encabeza-ba Juan Sánchez Manuel fue la aplicación de la uni-dad jurídico-administrativa de la collacíón o parroquiacon cánones similares en todas ellas, que solamentese alteraron en el caso de San Juan por lo evidenteque debía resultar su desproporción poblacíonal res-pecto a las demás.

Analizando a los protagonistas documentados de laruptura institucional de 1391, se trata de un triunfoclaro del medio y bajo patriciado urbano, con la adí-

a= MAAriNuz CAPIuLLo, M.' DE Los LLANOS: El padrón decuantiosos . . .

234 ROSELLÓ VERGER, V. M ., y CANO GARCiA, M. : Evolu-ción urbana de la dudad de Murcia (1831-1973), pág. 49,Ayuntamiento de Murcia, 1975 .

134

Page 140: pdf Manueles y Fajardos

ción . de notarios en proporción muy significativa, porlo menos seis de los regidores nombrados en 1392lo eran . Ellos constituían el mejor vehículo de cono-cimiento de los privilegios de la época de Alfonso XIque se intentaban hacer cumplir, y una garantía dedefensa frente a las dificultades que el drástico cam-bio concejil iba a plantear en adelante a niveles cor-tesanos .

Respecto a los que con los 11 regidores expulsa-dos con el adelantado mayor tuvieron que salir deMurcia, existe la conocida relación transmitida porCascales y otra más extensa de 1394, en la que tam-poco están todos los expulsados ass, puesto que endiferentes anotaciones de los años siguientes se pue-de detectar la presencia entre los expulsados de va-rios individuos no incluidos en ellas . En total fácil-mente podrían alcanzar los 150 hombres, la mitad delos cuales están perfectamente identificados a travésde los dos padrones conservados de 1374 y 1383.Una tercera parte aproximadamente de estos fajar-distas expulsados eran vecinos de Santa María -porser la parroquia en la que más regidores perpetuoshubo hasta 1391, y el resto de ellos procedían de - lasotras demarcaciones parroquiales en número propor-cional al de miembros que hubo de cada una de ellasen el regimiento perpetuo derrocado. Además salie-ron con ellos los alcaides de Lorca, Lope Fernández,y de Mula, Pedro González, que fueron en adelantedos de las plazas fuertes utilizadas por Fajardo en sulucha contra el nuevo concejo .

235 CASCALEs, FRANCISCO : Discursos históricos de la ciudadde Murcia y su reino, pág. 210, Academia Alfonso X el Sabio,1980. Act. Cap. 1394, fol. 72 (20-9-1394) .

135

Page 141: pdf Manueles y Fajardos

Hubo familias que plenamente fueron fajardistasdesde antes de 1391 ; sin duda las personaficadas porlos 11 regidores expulsados y los regidores que corrieron igual suerte, como también las hubo clara-mente manuelistas, y en este sentido sirvan de ejem-plo los Magán, Auñón, Ponce, Sánchez de León, Fer-nández de Toledo, Crespa, Orconeda, etc. Pero tancaracterísticos como los elementos diáfanos de ambosbandos, fueron las familias partidas, con elementosen una y otra posición, los Peña-randa, Gallarte, Na-varrete, .Riquelme, Junterón, Balibrea, Bevengud yMonzón, que fueron el factor de intercomunicaciónutilizado por los sucesivos mediadores enviados des-de la corte para intentar resolver el problema; e in-cluso los que habiendo empezado en una posición seadhirieron más tardíamente a la contraria, y dejaronla ciudad forzados por los regidores sucesivos delnuevo consistorio, o volvieron a ella desengañados deFajardo pasado ya algún tiempo .

El regimiento que se formó el día de Santiago de1391, salió de un concejo general en el que se elígie-ron seis hombres buenos por cada parroquia, que recibieron poderes de la asamblea para que ellos a suvez eligiesen a cuatro hombres buenos por parroquiaque actuaron como regidores por un año, al final delcual, el día de San Juan de 1392, procedieron a laelección de leas oficiales del año siguiente, y así suce-sivamente se repetirla de forma mecánica el proce-dimiento año tras año, los oficiales en la festividadde San Juan y los regidores en la de Santiago` .

Apenas puesto en funcionamiento el nuevo ronce-jo, tres días después de la forzada salida del adelan-

ass Act. Cap. 1392, fol . 43 (7-7-1392) :

136

Page 142: pdf Manueles y Fajardos

tado mayor y los regidores vitalicios, se abrió un pro-ceso de revisión de su actuación pública tendente aregularizar la situación económica del concejo; se lesacusaba de no haber contribuido en cuatro ocasionesen las que todos los hombres buenos de la ciudad sevieron obligados a hacerlo, entre los años 1385 y1391, cuando constaban en los padrones de acuerdocon las fortunas personales de cada uno de ellos, yestuvieron tan obligados a hacerlo como cualquierade los demás . Pero fundamentalmente se les acusabade haber cobrado dos maravedís por cada día de con-cejo ordinario celebrado, tenían lugar los martes- ylos sábados de cada semana, a partir del sábado 2 dediciembre de 1385 y hasta el día en que fueron ex-pulsados de Murcia; tanto si asistían al concejo comosi no lo hicieron sístemáticamente les habían corres-pondido por este concepto 1 .370 maravedís a cadauno, que cobraron « . . . sin mandado del rey nuestrosennor e contra voluntad de los vesínos e moradoresdela dicha gibdat e en danno della, delo quel pueblopechaua . . . » as' .

Algunos tuvieron además que hacer reintegros per-sonales en otros conceptos, que se sumaron a los glo-bales a todos ellos, muy fuertes en los casos concre-tos de Antón Abellán, que debía más de 4.000 mara-vedís del censo de. los molinos, y Fernando Oller, queen 1390-1391 había prestado dinero al concejo y co-bró 2.200 maravedís de intereses, y después de laexpulsión se le hicieron devolver calificados de «pe-nas» .

Las mujeres de las familias respectivas fueron lasque tuvieron que hacer frente a la obligación del pago,

237 Libro de cuentas del clavario de 1391-1392, fols . 3 al 17 r.

137

Page 143: pdf Manueles y Fajardos

recurriendo al préstamo en muchos casos para evitarque sus bienes se vendiesen a precios muy bajos enlas almonedas, o recurriendo a la venta cuando nohabía otra salida : bienes muebles en el caso de Nico-lás Abellán, trigo en los dos de Sancho Rodríguez dePagan y Fernando Oller, viñas en el de FernandoPorcel, ganados en el de Antón Abellán, etc . En rea-lidad estas devoluciones y expropiaciones, aunquemuy voluminosas, afectaron directamente a muy po-cas familias, porque algunos de ellos estaban empa-rentados entre si, como Fernán Porcel y Juan Fer-nández de Santo Domingo que eran cuñados, y Vi-cente Pérez de Aroca y Pagan de Oluja, que tambiéntenían lazos de sangre .

Las ventas se hicieron precipitadamente y a «mal-barato», con claro beneficio de los compradores queeran inequívocos partidarios de Juan Sánchez Manuel ;el caso más llamativo fue la compra por Andrés Garcíade Laza de los molinos de aquende del río, que ha-bía explotado anteriormente el regidor Antón Abe-llán a cambio del pago de un censo al concejo queno siempre hizo efectivo ; hasta la ejecución de Lazaen 1399 estos molinos estuvieron en su poder, pro-porcionándole la misma riqueza que anteriormentehabía disfrutado el regidor perpetuo.

Además de las devoluciones por lo que el nuevoconcejo consideró apropiaciones indebidas de los regi-dores depuestos, se obligó a pagar índemnizaciones aalgunos de los expulsados por los daños causados enlas revueltas que precedieron a su salida . Se ordenópagar 1 .000 maravedís a cada uno de los cuatro mur-cianos «especiales» por su responsabilidad en los he-chos, Sancho Rodríguez de Pagán, Pedro Gómez deDávalos, Fernando Oller y Antón Abellán, y 400 a

138

Page 144: pdf Manueles y Fajardos

todos los demás que intervinieron ; un año despuésya se habían cobrado, excepto en 17 casos en los queno se encontró posibilidad de hacerlo .A Sancho Rodríguez de Pagan que encabezaba la

lista y a su hijo Alfonso se les expropió trigo y uvacuyo valor se completó con el importe de algunoscensos ; un caso muy similar fue el de Guillén Gallar-te, al que si bien se le incautaron algunos censos fueporque no se pudo vender su cosecha de uva; conuva también cobró el concejo a Fernández de la Ba-llesta . Además de trigo y uva, a Arnao de Leridón sele vendió la casa en la que vivía en San Nicolás enlos tiempos inmediatos a la salida de los fajardistasde Murcia . Se procedió a vender artículos almacena-dos y algún animal doméstico en la casa del carpin-tero Lope García, bienes muebles en la de AlfonsoSánchez de Andiella, una pieza de paño al cardadorAntón Sánchez y se cobraron unas deudas que algu-nos vecinos tenían contraídas con el boticario Nico-lás Miguel y con ellas dieron por pagado al tintoreroJaime Grau que era yerno del anterior' .

Era la época en que la recolección estaba reciente-mente realizada y con la mies encontrada en las eras,o la uva que todavía estaba en la huerta, se compen-saron la mayor parte de las pérdidas ocasionadas olas multas impuestas . Estos datos fueron solamenteel comienzo de un proceso de violencia física y eco-nómica que se agravaría en los años siguientes .

Cascales da por seguro que Fajardo comunicó alrey lo sucedido en Murcia en julio de 1391, y trans-mite la carta real dirigida al obispo Pedrosa y a JuanSánchez Manuel en la que les ordenaba readmitir a

2u Act. Cap. 1392-1393, fols . 30 r. (25-7-1392) y 32 (1-5-1392).

139

Page 145: pdf Manueles y Fajardos

los fuera-echados, restituyéndoles los oficios que seles habían tomado : «con esta y con otra carta mássecreta que se envió al obispo, cesó la discordia, porel miedo de su daño. Entraron . los liajardos y susparciales ; tomaron los Regidores sus antiguos ofi-cios . . . » 238 . Nada en la documentación que se conser-va posibilita la admisión de semejantes afirmaciones,y en este sentido la contabilidad del clavario JuanMontesinos es fundamental para aclarar aquellos acon-tecimientos de 1391 y 1392 ; no hay en todo el libronada que justifique una vuelta rápida y dócil de losfajardistas ; a lo largo de meses Juan Montesínos fueanotando escrupulosamente lo que cada antiguo re-gidor debía devolver a la hacienda concejil y todosestaban «ausentes», excepto Guillén Celdrán, quepagó personalmente y fue el único de los trece que,o bien se quedó en la ciudad, o bien fue el único queregresó a ella en el transcurso de aquel año de formainmediata, transigiendo con los cambios que se ha-bían operado .

La lista de expulsados de 1394 es para Cascales lacorrespondiente a una segunda expulsión de los- fa-jardista, cuando en realidad se hizo a manera de - padrón para proceder a unas fuertes expropiaciones desus bienes que compensasen las destrucciones queestaban efectuando . Algunos faardistas volvieron a laciudad y transigieron, como algunos otros vecinos laabandonaron de modo tardío, pero sustancialmenteno hubo dos expulsiones masivas, sino la única con-secuencia de los hechos del 22 de julio de 1391, quedejó fuera de la ciudad hasta 1399 a la mayor partede los seguidores del adelantado mayor,

esa Valladolid, 1391-VIII-25, CASCALES, _R :, Discursos histó-ricos . . ., págs. 206 y 207.

140

Page 146: pdf Manueles y Fajardos

Desde los primeros momentos de su expulsión em-pezó a perfilarse el territorio que los Fajardo iban acontrolar en el reino desde entonces ; en septiembrede 1391 parte de los regidores que con el adelantadomayor salieron de Murcia estaban en Mula, cuyoscampos fueron corridos por hombres del concejo mur-ciano, que si no entraron en la villa fue por la ayudaque prestaron a los expulsados, Lorca a través de sualcaide Lope Fernández y Caravaca, villa permanen-temente ligada a la familia Fajardo a través de supertenencia a la orden de Santiago .

Fueron Lorca y Mula los primeros núcleos dondelos Fajardo encontraron refugio y refuerzos impor-tantes, sobre todo por parte del concejo lorquino :« . . . E aun sed giertos que sy por el dicho Adelanta-do, por el poder e creencia que ha del dicho señorrey, nos enbiara dezir que vamos con el en servidodel dicho señor rey en defender e anparar qualquierjibdat o villa del dicho señor rey para su servido,nos estamos prestos para lo fazer e de aventurar porservido del dicho señor rey los cuerpos e quanto ave-mos, ca atendemos por ello buen gualardon del di-cho señor rey ca fazemos en ello lealtanga . E sy vostenedes propuesto de no acojer ni aver al dicho Al-fonso Yañez por Adelantado ni a otro alguno por el,nos por Adelantado lo avemos e tenemos en quantofuere la merced del dicho señor rey, faremos por eltodas las cosas que sean seruigio del dicho señor reye guarda de la tierra corno buenos e leales vasallosdeven fazer, ca as¡ es contenido_ en las cartas del di-cho señor rey que por el dicho Adelantado nos fue-ron presentadas» 24° .

240 Lorca, 1391-IX-10, Carpeta de borradores, s .n., publica-do por VEAS ARTESERos, F. : «Intervención de Lorca en la

141

111

Page 147: pdf Manueles y Fajardos

Los intentos de mediación se sucedieron ininterrum-pidamente desde 1392 en que tuvo lugar el primero,gestionado por los regentes y fracasado, porque elprimer mediador fue Fernán Sánchez Manuel, abadde Valladolid y hermano de uno de los cabezas debando, Juan Sánchez Manuel. La propuesta que tan-tas veces se haría en el futuro de admitir en la ciu-dad a los expulsados como primera condición para laavenencia, fue rechazada en julio de 1392 ; en díasanteriores había tenido lugar un enfrentamiento en-tre la hueste concejil y los hombres de Fajardo entérmino de Lorca, en el que los primeros destruyerony robaron en las huertas de Librilla y Alhama y enlos ganados propiedad del adelantado que fueron traí-dos a Murcia con ellos ; Fajardo decía que sus hom-bres no hicieron más que defenderse y defender a suvez la jurisdicción real que el adelantado representa-ba ante el ataque de unos 3.000 hombres entre ba-llesteros y lanceros, y la provocación de algunos mur-cianos encabezados por Juan Rubio, que entraron enLorca con el propósito de levantar los ánimos de lapoblación y ayudar así a que la expedición manuelis-ta entrara en la ciudad refugio del adelantado ; antela casa del obispo y la iglesia de San Mateo intenta-ron movilizar a la población y dejarla desconectadade las órdenes de Fajardo, arrancando los badajos delas campanas para que no pudiesen tocar a rebato .La maniobra les salió mal y tuvieron que huir y re-fugiarse en Librilla .

Después de estos hechos ni uno ni otro bando es-taban ya dispuestos a ceder : Juan Sánchez Manuel no

lucha entre Manueles y Fajardos en 1391 y 1395», MisceláneaMedieval Murciana, vol. VIII, pág. 152, Departamento deHistoria Medieval, Universidad de Murcia, 1981.

142

Page 148: pdf Manueles y Fajardos

aceptaba ni la confirmación real de Fajardo comoadelantado mayor fechada en Burgos en 25 de marzode 1392, ni la de los regidores que con él fueronexpulsados ; en el bando fajardista se encontrabanalgunos judíos y artesanos locales que demuestran elcierto apoyo que el adelantado tuvo entre las clasesmedias ciudadanas, así como la precaria situación eco-nómica en que quedaron el concejo y los Manuel, másdura que la exclusivamente derivada del saqueo dela huerta y la destrucción de la red de riegos que enadelante tuvieron lugar . Para Juan Sánchez :Manuelcualquier avenencia pasaba por el cumplimiento delprivilegio de Enrique II en el que se otorgaba a laciudad un regimiento de 40 miembros elegidos anual-mente, mientras que se escudaba en la menor edaddel rey para no admitir en la ciudad a los Lxpulsa-dos: « . . . así que es servido del dicho sennor rey enque los dichos regidores que estén fuera de la dichalibdat fasta quel dicho sennor rey sea de edat com-plida . . . » `.

Explicaba el problema como causado por las malasinformaciones y consejos de que el rey era objeto aorparte de los elementos que los rodeaban y por tantoquedaría subsanado en cuanto tuviese la edad adultay pudiese impartir justicia por sí mismo. En cuantoa los regidores que con Fajardo salieron forzosamen-te de Murcia, se unía al hecho institucional la acusa-ción de que se habían apoderado de los censos delos molinos ciudadanos y de los impuesto derrama-dos sin licencia del rey, mientras ellos fueron regido-res . Las incautaciones que en adelante se hicieron desus bienes buscaban la compensación de este aspecto,

a'1 Act. Cap. 1392-1393, fol. 37 (7-7-1392) .

143

Page 149: pdf Manueles y Fajardos

más la de todos los destrozos y pérdidas que con suscorrerías ocasionaron .La mediación evidente no pudo tener éxito desde

el momento en que Fernán Sánchez Manuel declara-ba que «. . . le plase de se trabajar en quanto pudiereen que el dicho Alfonso Yáñez non entre a la dichac,ibdat . . .» y en la confirmación por parte de los re-gentes de un concejo formado por 40 regidores re-novables anualmente .

El argumento básico que explicaba el enfrenta-miento y lo justificaba, tanto en el adelantado comoen Juan Sánchez Manuel, siempre fue la composicióny funcionamiento del órgano de gobierno municipal,«el regimiento» del concejo; mientras Juan SánchezManuel se aferraba al nombramiento anual de 40 hom-bres buenos, Fajardo y los suyos propugnaban el re-ducido y además vitalicio y de nombramiento real .Tanto una como otra corriente tuvieron una ampliatradición de enfrentamiento a lo largo del siglo xiv,de modo que la gran crisis que se abrió en 1391 nofue más que el episodio más drástico en este aspecto,que con el tiempo y el triunfo de los herederos deFajardo desembocaría en la implantación de 16 regi-dores perpetuos en el año 1424, cuando ya estabanconsolidadas las consecuencias de la crisis social yeconómica, que arruinó a muchos y fortaleció a unospocos que terminaron monopolizando el poder.

Juan Sánchez Manuel aprovechó la muerte de Juan Iy el vacío de poder subsiguiente para tratar de implan-tar de nuevo su reforma concejil, que fue el chispazoinstitucional del enfrentamiento al favorecer directa-mente a la mayor parte de la oligarquía ciudadana.Además, en junio de 1392, aprovechó el relevo de losoficiales del día de San Juan para institucionalizar sus

144

Page 150: pdf Manueles y Fajardos

posiciones al tomarles juramento como se acostum-braba al acceder al cargo ; se ha conservado el textode aquel juramento, excepcionalmente prolijo y deta-llado en comparación con los de otros años más ruti-narios que como primera novedad de 1392 no pres-taron los nuevos oficiales ante el adelantado mayor,porque en opinión concejíl no lo había en Murcia enaquellas fechas, sino ante el obispo Pedrosa y elprocurador general de la ciudad Andrés García deLaza, y destaca en su extenso texto la obligación quetenía cada uno de los nuevos oficiales de guardar lasordenanzas que habían estructurado el contenido deloficio, correspondientes todas ellas al reinado de Al-fonso XI "' que se tomaba como modelo.La violenta dicotomía urbana que Murcia empezó

a padecer en 1391 fue la causa a su vez de que susprocuradores fueran o no admitidos por el problemático Consejo de Regencia. El elegido como repre-sentante concejíl murciano para seis meses Pedro Ca-dafall en febrero de 1392, una vez terminadas lasjornadas de las cortes de Burgos, fue sustituido porBartolomé Tallante, quien no consiguió que los re-gentes lo admitiesen y menos que le pagasen los15 .000 maravedís que se asignaban a un procurador-regente por la quitación o sueldo correspondiente alejercicio del semestre`, ya que el Consejo de Re-gencia consideraba a la ciudad dirigida por los regi-dores impuestos por Juan Sánchez Manuel y enfren-tada en consecuencia al adelantado mayor Fajardo,uno de cuyos partidarios, Fernando Oller, había sido

= Act. Cap. 1392-1393, fol. 3, sin fecha, aunque corres-ponde al 246-1392 .

z4' Act. Cap. 1392, fols . 193 (22-12-1392), 209 (41-1393)y 226 (2-2-1393) .

145

Page 151: pdf Manueles y Fajardos

nombrado por el Consejo de Regencia como procura-dor-regente en representación de Murcia.

Fajardo obtuvo un total respaldo de los regentesen las cortes de Burgos, consiguiendo su confirma-ción como adelantado mayor del reino murciano yalcalde entre cristianos y moros, « . . . con acuerdo eobturitat de los mis tutores e regidores de los misregnos . . . », así como la orden de que se le devolvie-se cualquier faceta de su jurisdicción en ambos ofi-cios que se le hubiese embargado a partir de la. muer-te de Juan 1 "~ .También en Burgos los regentes adoptaron medidas

respecto a las quejas presentadas por el nuevo concejoacerca de que Fajardo y sus hombres impedían el pasoa los vecinos de la ciudad por los términos de Lorca,Mula, Librilla, Alhama y La Puebla, que constituíanel dominio directo del adelantado y su plataformaterritorial contra el concejo y los Manuel desde susalida de Murcia en 1391 25 . La orden de que pudie-sen circular por ellos sin ningún tipo de presión oamenaza fue desoída y los ataques ¬ajardistas empe-zaron a ser sistemáticas no sólo contra los murcia-nos, sino también contra todos aquellos vecinos delas plazas controladas, que se vieron precisados a de-jar sus casas y buscar asilo en Murcia : a finales de1392 cerca de 54 vecinos de Lorca habían tenido quedejar la villa, y a pesar de que los regentes ordenarona Fajardo, su lugarteniente Pedro Gómez de Dávalosy al alcaide de Lorca Lope Fernández Piñero que losacogiesen de nuevo, no debían estar convencidos deque la orden seria cumplida, cuando los encomenda-

24 Búrgos, 1392-111-25, Act. Cap. 1392, fol. 39 (7-7-1392):2S Burgos, 1392-V-20, Act. Cap. 1392, fol. 5& (3-8-1392).

146

Page 152: pdf Manueles y Fajardos

ron con sus familias y bienes a todos los concejos delreino, especialmente a los de Murcia y Cartagena '.

El resultado de un enfrentamiento que alcanzabaestas cotas fue la no admisión en el Consejo de Re-gencia de ninguno de los dos procuradores citados,« . . . por la deuision de los vesinos desta dicha gibdatque non a mi non plaser que estouiesen en el dichomi regimiento procurador desa gibdat . . .» s" .

Contra los fajardistas expulsados, la facción intra-urbana a su vez había organizado una hermandad queradicalizaba su comportamiento y cerraba la puertaa cualquier intervención real o a cualquiera de susordenanzas no emanadas del propio bando a nivelescastellanos, siendo ello la causa de que importantesmanuelistas no la juraran, como el obispo Pedrosay don Ramón de Rocafull, cuñado de Juan SánchezManuel, con quien éste acabaría estableciéndose enOrihuela en 1395, cuando ya la realización de susambiciones estaba empezando a perderse .

La utilización del concejo general por los Manuela partir de entonces fue constante, respondiendo mása la necesidad de movilizar a los vecinos como fuerza de choque, que a su valoración como instituciónde gobierno, de acuerdo con un modo de actuar dela nobleza en toda Castilla consistente en aliarse conel pueblo para levantarlo, sobre todo en las ciudadesdonde controlaban el municipio`: « . . . la comunidat

2" Segovia, 1392-X-2, Act. Cap. 1392, fol . 118 r. (12-10-1392) .

241 Act. Cap. 1392, fols . 283 y sigs . (22 y 27-4-1393) .248 ROYER DE CARDINAL, SUSANA : Tensiones sociales . . ., pá-

gina 310 . La interpretación difiere sustancialmente de la plan-teada por Moreta, presentando al «malhechor-feudal» en per-manente enfrentamiento con el pueblo llano. MORETA, SALUS-

147

Page 153: pdf Manueles y Fajardos

del pueblo de la dicha igibdat que estauan yuntadosen el dicho concejo general, de ser todos una cossae amar servido del rey nuestro sennor e de amparare defender a todos los vesinos de la dicha gibdatguardando todauia seruilio del dicho sennor rey, etcada que algunas cartas del dicho sennor vinierencontra alguno o algunos vesinos de la dicha gibdat,quel dicho concejo general que lo tome en sy e quesean obedesiQidas e non conplidas et que apergibandello una ves e dos e tres e muchas al dicho sennorrey dándole a entender que non es su servido ninpro nin poblamiento de la dicha Qibdat . . .» gas .

Estas alteraciones, paralelas y simultáneas al climade división interna en que se movían la nobleza cas-tellana y el propio Consejo de Regencia, fueron lacausa del rechazo que los procuradores murcianos su-frieron por parte del organismo de gobierno queJuan I había dejado testado para hacerse cargo delos asuntos castellanos en caso de una minoría deedad de su heredero ; ello dio lugar a su vez a queel concejo murciano y la oligarquía local, seguidoresde los Manuel, iniciaran una dinámica de resistenciaal pago de cualquier impuesto emanado de la corte .La ciudad gobernada en comunidad se manifestaba através del concejo general reunido a toque de cam-pana en la plaza de Santa María frente al alcázar, enun recurso extraído de tiempos pretéritos por el vie-jo linaje de los Manuel, que veía atacada su hegemo-nía en el reino por los jóvenes Fajardo, como unapieza más de la vieja nobleza castellana que estaba

TIANO : Malhechores-feudales. Violencia, antagonismos y alian-zas de clases en Castilla, siglo XIII-XV, Cátedra, 1978 .

249 Act. Cap. 1392, fol. 29 r. (25-7-1392).

148

Page 154: pdf Manueles y Fajardos

siendo desarrigada de sus bases económicas y polí-ticas del poder.Los Manuel a través del concejo rechazaron pagar

seis monedas aprobadas en las cortes de Burgos, por-que su volumen excedía las cantidades consideradasnormales a nivel local, y en segundo lugar rechazaronigualmente el pago de un servicio supletorio de 30 .000maravedís, que sustituyese a las monedas negadas`.Nunca Murcia se había opuesto a contribuir al pagode las cargas reales correspondientes de esta manera,y en esta ocasión lo hizo con mayor ímpetu que cual-quier otra ciudad castellana, en parte debido a la dis-cusión de que fueron objeto los procuradores quese habían enviado para formar parte del Consejo deRegencia. En la primavera de 1393 el movimientourbano alcanzaba uno de sus momentos más exalta-dos, al confirmarse la hermandad formada en 1392con carácter fundamentalmente defensivo entre losvecinos y moradores de Murcia asl, con los Fajardoya definitivamente excluidos de ella .

Los capítulos de la hermandad fueron jurados enpresencia de los regídores ante un escribano, que to-maba nota de los que se negaban a cumplir con estapartidista obligación impuesta a través del concejo ;buena prueba de ello y de que era necesaria la co-laboración del mayor número posible de hombres,sin dejar vacíos en el interior de la ciudad, es que seadmitió a los judíos en ella, en unos momentos enque los ecos de las campañas antisemitas desatadasdesde Sevilla en 1391 retumbaban por doquier; lahermandad se robustecía con su presencia y al mismotiempo los controlaba .

aso Segovia, 1392-IX-24, Act. Cap. 1392-1393, fol . 169 (26-11-1392), y Segovia, 1392-XII-1, fol . 199 r . (31-12-1392) .

261 Act. Cap. 1392, fol. 199 r. (31-12-132).149

Page 155: pdf Manueles y Fajardos

4 . RUINA URBANA EN TORNO A 1393 : DIVISIÓN DELOS MANUEL Y APARICIÓN DE LA TERCERA FAC-CIÓN

La incautación del trigo de las tercias por el con-cejo para hacer frente a las obligaciones que impo-nían a las ciudades castellanas las paces de Troncosoen 1387, ratificadas en Bayona en 1388, fue un ele-mento más de la red de factores que componían lahistoria de aquella conmoción urbana que Murcia vi-vió . Presionado por los ataques piráticos que estimu-lados por Ricardo II de Inglaterra sufrían en el At-lántico los mercaderes castellanos, franceses y flamen-cos, Juan I se mostró muy generoso en sus ofertasde paz al duque de Láncaster, ante las dificultadeseconómicas que encontraría en caso contrario parapoder costear una guerra marítima z52 .

En virtud de aquellos acuerdos, Juan de Gante,duque de Láncaster, renunciaba a los derechos al tro-no castellano de su esposa Constanza como hija yheredera de Pedro I, a cambio de 600 .000 francosde oro de indemnización, que serían pagados en can-tidades de 40.000 anuales, más el compromiso dematrimonio de su hija Catalina con el heredero deCastilla, futuro Enrique III .

El temor que se sintió cuando la posibilidad deinvasión inglesa se difundió por una carta del condede Carrión en 1381

"s, se tradujo en 1393 en unaagudización de la resistencia comunitaria a cumplirunas obligaciones impuestas en condiciones políticastotalmente adversas . Cuando en el concejo general

zsa SUÁREZ FERNÁNDEZ, L . : Historia del reinado de Juan I. . .,págs . 272 y sigs .

zss Act. Cap. Era 1419, fol. 72 - (29-3-1381).

150

Page 156: pdf Manueles y Fajardos

del domingo 9 de febrero de dicho año se presenta-ba en Murcia el cuaderno de reparto de un servicioextraordinario para pagar al duque de Láncaster todolo que se le debía por parte de Castilla desde la muer-te de Juan 1, las circunstancias murcianas no podíanser más difíciles para poder conseguir que se entre-gasen los 38.938 maravedís que el cuaderno real exi-gía zsn .

Desde hacía tres años no se habían pagado al pre-tendiente inglés los 40.000 francos de oro anualesque quedaron acordados en 1383, por las dificultades en que se desenvolvía la regencia de Enrique 111,auténtico enfrentamiento de ambiciones y dislates no-biliarios propiciado por la profunda crisis que azota-ba a la sociedad castellana, y que la documentaciónoficial reduce muy concisamente a «algunos debates» ;resultado de todo ello era que se debían al duquede Láncaster 120 .000 francos de oro y plata, que as-cendían a 150.000 por el menor valor que la mone-da castellana tenía con relación a la francesa, lo cualacentuaba dramáticamente el esfuerzo económico quehabía que realizar para pagarlos : « . . . montan cientoe veynte mill francos, los quales se deuen pagar enoro e en plata et contando las faltas del oro e de laplata de segunt se recibe acá a segunt se deue pagaren Vayona monta todo fasta giento cincuenta millfrancos . . .» .La precisión para hacer el reparto llevó al Consejo

de Regencia a hacer la distribución sin una previareunión de cortes, utilizando como canon el valor delservicio que se había repartido en 1390, respecto alcual las cantidades adjudicadas a los distintos núcleos

aso Segovia, 1392-XI-20, y Medina del Campo, 1392-XII-15,Act. Cap. 1392, fols. 230 y sigs . (9-2-1393) .

151

Page 157: pdf Manueles y Fajardos

de población eran de las tres cuartas partes de 1392 .La reunión del concejo murciano, sumido ya plena-mente en una radical dinámica populista dirigida porlos Manuel, no se hizo esperar; argumentando queel pago de este servicio extraordinario no se habíaautorizado en una reunión de cortes y que era a tra-vés de la recaudación de alcabalas cómo los procu-radores habían acordado que debía pagarse al duquede Láncaster y no a través de este servicio tan fuerade lo habitual, el concejo acordó enviar mensajerosa la corte a exponer su oposición al medio empleadopara conseguir los 150 .000 francos, debido a que losrepresentantes de la ciudad designados por el conce-jo para formar parte del Consejo de Regencia no eranadmitidos como tales por dicho organismo .Como la entrega de los 38.983 maravedís a los

recaudadores, que por otra parte eran los únicos au-torizados para cambiar las monedas recibidas por eloro y la plata que había que enviar a Francia, no sehizo en Murcia en la fecha ordenada que era el 31 deenero de 1393, tres cartas dirigidas al concejo deMurcia y a su procurador Andrés García de Laza`llegaron apremiando a que fuese cumplida esta obli-gación económica ; un escribano las presentó el 22 deabril al concejo y cinco días más tarde a los murcia-nos que, reunidos una vez más en concejo general,oyeron la exposición de su contenido, absolutamen-te contrario a los objetivos populistas que perseguíanel procurador Andrés García de Laza y los seguido-res de los Manuel : los mensajeros enviados a la cor-te habían explicado que Murcia no había pagado el

zss Carmona, 1393411-24, y Toro, 1393-IV-12, Act. Cap.1392, fols. 283 y sigs . (22 y 27-4-1393) .

152

Page 158: pdf Manueles y Fajardos

servicio exigido, como contestación a que no se admi-tía a su procurador designado para integrarse en elConsejo de Regencia de Enrique III y resaltaban laimportancia que ello tendría derivada del compro-miso que se contrajo con el duque de Láncaster, enel sentido de que el incumplimiento económico portres años consecutivos suponía la pérdida de las can-tidades entregadas anteriormente y además dejaba lapuerta abierta a cualquier nueva reivindicación deltrono: « . . . que corriesen muy grandes penas et quelos seys9ientos mill francos de oro e todo lo otro quede antes le era pagado que fuese perdido e le fincasea saluo de tornar a su primera demanda. . . » .

Ante consecuencias tan graves el concejo generalno queriendo correr el riesgo de ser causa de un ata-que a la dinastía que veladamente quedaba manifiesto, pasó a abordar las posibilidades de hacer frenteal pago de los 38.938 maravedís que le correspon-dían; se desechó por principio el reparto de cualquierpecho porque podía suponer en las circunstancias debloqueo en que la ciudad se encontraba un peligrode despoblación más grave de lo que hubiera sidoen circunstancias urbanas normales, por lo que la so-lución de emergencia que se adoptó fue la de buscardinero prestado, ofreciendo como garantía de su de-volución el valor de los comunes de la ciudad ; « . . . por-que entre tanto que viniere el tiempo e plaso de lapaga de los dichos marauedías que así tomaren pres-tados los dichos regidores e ofiQiales e procurador,los alleguen de la renta de los comunes, debdas deui-das al dicho con;ejo porque non ayan a derramar pe-cho por la dicha glibdat et si alguna cosa costaren deenterese(s), los dichos marauedís que así an de sacarprestados que se page eso mesmo de la dicha renta

153

Page 159: pdf Manueles y Fajardos

de comunes por quel dicho sennor rey sea luego so-corrido e seruido de los dichos maravedís . . .» .

Los comunes eran frecuentemente utilizados parahacer frente a obligaciones económicas de emergen-cia, y en este caso lo fueron para devolver el préstamo y los intereses que el murciano Fernando Talóngestionó en Valencia a donde se trasladó acompañadopor el obispo Pedrosa, quien a su vez se dirigía a en-trevistarse con Benedicto XIII para solicitar su in-tervención en el conflicto murccano2". La solucióna la grave crisis ciudadana se buscaba fuera de ellaen dos sentidos : solución política a través de un ins-trumento de presión moral utilizado a favor de losManuel, y solución económica buscando a crédito elcapital necesario, unos 2 .000 florines equivalentes aunos 40.000 maravedís, que la ciudad no tenía, paraevitar que su insolvencia inclinase la balanza a favorde los fajardistas .Por la vía de los comunes no se pudo llegar a la

solución del conflicto planteado por este servicio ex-cepcional ; el arrendamiento del mes de julio no sepudo hacer « . . . porque non se fallaba en almonedasino 2.700 maravedís . . . », cantidad muy baja para loque era usual en estos arrendamientos que solíanrebasar los 3.000 maravedís mensuales ; los judíosque eran los habituales arrendadores se retraían antelas escasas perspectivas que el negocio ofrecía en unaciudad que tenía cortadas sus normales vías de abas-tecimiento y a sus vecinos enfrentados entre sí ; lasgestiones hechas en Valencia también fallaron y elconcejo se vio en el callejón sin salida de tener querecurrir al trigo de las tercias y al préstamo de sus

2s Act. Cap. 1393, fol. 17 r. (4-7-1393) .

154

Page 160: pdf Manueles y Fajardos

propios vecinos, más un acrecentamiento con el quese acordó recargar el precio normal de carne y pesca-do en cuatro dineros más por cada libra de peso`,ante el hecho que agravaba definitivamente la situa-ción económica de la ciudad, la destrucción el lunes28 de julio de 1393 de las dos acequias mayores quedistribuyen el agua del Segura por la huerta a partirde la Contraparada, la Aljufia al norte y la Alquiblaal sur del río: « . . . vinieron al término de Murcia equebrantaron las acequias mayores así daquende elrío commo dallende el río, de manera que non vieneagua alguna por las dichas acequias nin pueden re-gar para barbechar nin las vinnas, nin los panes me-nudos, et otrosí non pueden amerar los linos de lahuerta e los linos que estauan en las balsas son per-didos por mengua de agua . . .» .

El acuerdo de costear las grandes reparaciones queiban a ser necesarias con los bienes que se empeza-ron a incautar a Fajardo y a sus seguidores, no proporcionaba salida inmediata al conflicto planteado ;durante mucho tiempo los recursos ciudadanos pro-cedentes directa o indirectamente de la agriculturaiban a descender de manera muy sensible y ello re-percutió en el arrendamiento de los comunes de talmanera que se buscó otra salida para conseguir di-nero momentáneo, recurrir al trigo de las tercias enun principio como ya estaba previsto, y después a lospréstamos de los ciudadanos hasta completar con am-bos conceptos los 38.983 maravedís requeridos, sino se deseaba propinar un ataque frontal a la regen-cia, manteniendo la negativa al pago .

251 Act. Cap. 1393, fol . 41 (3-8-1393) .

155

Page 161: pdf Manueles y Fajardos

Las tercias, impuesto recaudado por los reyes demanera excepcional hasta mediados del siglo xiv ybastante regularmente desde entonces, equivalían alas dos novenas partes del diezmo de la Iglesia"' ; sesolía cobrar en especie o en el valor correspondien-te, y a este respecto cabe destacar entre los abusosfiscales a que eran sometidos los campesinos porarrendadores y recaudadores, el que describe JoséLuis Martín, consistente en su negativa a recibir elpago en especie, esperando a que el ganado murieseo la cosecha se perdiera para exigir entonces el pagoen metálico, según el valor más alto del precio delproducto a lo largo del año, circunstancia que quedaperfectamente registrada en Murcia en este caso en1393 259 : « . . . porque el dicho sennor obispo commoaministrador ques de las terilias non es en la gíbdatet el chantre commo a vicario general non quiereconsentir tomar el dicho pan de las dichas tercias sinle dar primeramente fiadores abonados vesinos de ladicha opibdat a talante de los arrendadores del dichodiesmo de trigo, los quales tienen en su poder el pande las dichas tercias en tal manera que cada quel re-cabdador o arrendador del rey nuestro sennor vinie-re a demandar el dicho pan que los dicho fiadoresden e tornen luego el dicho pan o los dineros seguntmás valiere en todo el anno . . .» .

?-% La proporción ha sido calculada por Ladero con datoscorrespondientes al arzobispado de Sevilla, LADERO QUESA-DA, M. A. : Diezmo eclesiástico y producción de cereales enel reino de Sevilla (1.408-1503), Universidad de Sevilla, 1978.

259 Act. Cap. 1393, fol . 42 r. (9-8-1393), MARTÍN, J. L. :«Impuestos, recaudadores y arrendadores en Castilla (s . xv)»,en La Edad Media a su alcance, Universidad de Salamanca,1978.

156

Page 162: pdf Manueles y Fajardos

Como otras rentas reales las tercias se arrendabanen el área denominada conjuntamente obispado deCartagena y reino de Murcia siguiendo un procesotradicional que aparece bastante claro documental-mente en el arrendamiento del año que empezaba enla fiesta de la Ascensión de 1409 ; en él se estipula-ba que los arciprestes, vicarios y curas debían hacerjurar a los correspondientes, cuanto cereal, vino oganado se había recogido en las iglesias que les es-taban encomendadas y en caso de que se negaran ajurar, lo harían por ellos los alcaldes ordinarios a losque también se encomendaba la administración dejusticia referente a las tercias, de modo que la auto-ridad civil acababa controlando todos los resortes dela recaudación del impuesto.

Se prohibía hacer ningún tipo de descuento en lascantidades que correspondiesen y sobre todo se orde-naba que las personas que tuviesen que pagar diezmolo hiciesen directamente al arrendador, sin la inter-vención de los «terceros», « . . . que luego que el panfuese en el monto, pague la dicha parte al dichoarrendador y el otro por el estuviese y para lo res-Qebir, e sy ay non estoviese que el desimero o otrapersona que oviere a dar el dicho diesmo pueda co-ger e levar su pan syn pena alguna, pero que lo quemontare a la parte del dicho arrendador que lo lieveo enbie a la casa quel dicho arrendador toviere enombrare para resgebir el dicho pan, seyendo la talcasa por el nombrada en los logares donde suele avergillas . . .», a menos de dos leguas de donde hubiese quepagar el diezmo, pagándosele entonces por el trans-porte de los productos tres dineros por cada leguade distancia y fanega de trigo, y dos por la cebada,estableciéndose condiciones similares para el trasla-

157

11

Page 163: pdf Manueles y Fajardos

do d-el vino y otros productos y su posterior almace-namiento aeo ; el arrendador pagaba cinco dineros al«decimero» por el alquiler de cada cántara de vino .

Se intentó entre 1409 y 1411 organizar la recogi-da de las tercias con rapidez que eliminara todos losobstáculos e intereses personales que se oponían aello, de manera que las tercias se convirtiesen en unimpuesto ordinario más, Los suprimidos «terceros»eran simultáneamente en 1393 los controladores delproceso y los almacenistas del grano recaudado an-tes de que fuese entregado al recaudador ; ellos con-feccíonaban los padrones que se utilizaban, recibíanel grano o el vino como depositarios y podían vérider-lo para entregar al recaudador la cantidad equivalen-te, de manera que en todas las operaciones la posibi-lidad de aprovechamiento personal era mucha, siendola principal razón de su intento de supresión, juntoa la eliminación de enfrentamientos, disputas y plei-tos con los arrendadores` .

Alcalá de Henares, 1411-XII-3, Cartulario 1391-1412,fol. 153 r.

Zsi Cuando en 1413 el concejo murciano quiso comprar los200 cahíces de trigo de las tercias que había almacenados enMurcia, para suplir la mala cosecha y los altos precios que eltrigo había alcanzado en la ciudad, hubo de tratar directamentecon el arrendador que fue quien hizo la venta, por un valorglobal de 1 .100 florines (Act. Cap. 1413-1414, fol. 73 r. [9-10-1410] ). Pero su eliminación no facilitó las cosas, ya que lafalta de entendimiento por las condiciones y cantidades quehabía que entregar, recayó en los vecinos, que fueron los quedesde entonces tuvieron que tratar directamente con los arren-dadores . Por ello, desde 1418, Juan II decidió restablecer alos «terceros» con la misma función de almacenistas y conta-bilizadores de todas las partidas recibidas, que avalaban consu firma o con la del párroco si no sabían escribir ; los terce-ros cobraban por almacenar, una fanega por cada 12 de ce-

158

Page 164: pdf Manueles y Fajardos

En 1393 el concejo manuelista acordó tomar 160cahíces que había en el granero municipal correspon-dientes a la recaudación de las tercias de aquel añopara que fuesen vendidos entre los vecinos a su pre-cio en el mercado que era de 40 maravedís el cahíz,encargándose el jurado clavario Díego Durán de larecaudación, así como de la otra operación similar quese hizo con los 100 cahíces que el obispo prestó conla misma finalidad; la dificultad en este último casose presentaba en que estando ausente el obispo, elchantre y vicario general del obispado se negaba aentregar los correspondientes a las tercias sí prime-ramente el concejo no presentaba fiadores acaudala-dos a los arrendadores como garantía de que su valoriba a ser devuelto puntualmente ; los ediles no tu-vieron más remedio que aceptar, y seis de sus másdestacados vecinos, entre ellos el propio procuradorgeneral de la ciudad, Andrés García de Laza, se obli-

real o legumbres, 1 cántara de vino por cada 12 de tinto opor cada 16 de blanco, y el diezmo por guardar los ganados;las entregas se hacían antes de finales de abril, o las perso-nas obligadas debían pagar su precio en dinero. Si se daba elcaso de que los «terceros se aprovechaban de lo recaudado,los alcaldes ordinarios se hacían cargo del caso, mientras :quelos- problemas planteados por las personas obligadas por eldiezmo incumbían exclusivamente a la jurisdicción eclesiás-tica» (Valladolid, 1418-IX-25, Cartulario 1411-1429, fol 57 r.) .Esta reorgaívzacíón de la recaudación de las tercias coincidecon las condiciones del cuaderno de 1433 que Ladero consi-dera como el que restableció a los terceros, reorganizando surecaudación (LADERO QUESADA, M. A. : La Hacienda real enCastilla durante el siglo XV, pág. 92, Universidad de La Lagu-na) . Las bases del cuaderno de 1433 estaban ya en el de 1418,aunque la inestabilidad de los primeros años del reinado per-sonal de Juan II impidió llevar esta reorganización al terrenode la práctica en el momento en que quedó perfilada.

159

Page 165: pdf Manueles y Fajardos

garon a pagar con sus propias haciendas en caso deque los propios municipales fallaran .A los 160 cahíces de las tercias y los 100 presta-

dos por el obispo se unieron unos 200 más tomadosa 24 vecinos, los principales fajardistas y sus familias, que disponían de trigo abundante para «pres-tarlo» en contra de su voluntad, hasta alcanzar contodo ello y con «los colmos» del trigo de las tercias10 cahíces más, y del obispo 492 cahíces y dos bar-chillas disponibles para su venta, a través de la cualse alcanzaron unos 20.000 maravedís, algo más de lamitad de lo necesario para contribuir a pagar al du-que de Láncaster; el resto hasta los 38.983 marave-dís se consiguió con tomas de dinero a los vecinosen calidad de préstamos` .

Los 160 cahíces tomados definitivamente de lastercias fueron devueltos a sus arrendadores al preciomáximo del trigo de aquel año, que fue de 60 maravedís el cahíz, en total 10 .304 maravedís «poco máso menos», a los que se sumaron 219 maravedís y sie-te dinero de gastos producidos `.La participación de los vecinos en la entrega de

dinero para hacer el pago fue muy irregular, regis-trándose oscilaciones entre las cantidades aportadaspor los prestamistas más solventes, casi profesiona-les (A) en este tipo de actividades, y los más modes-tos de ellos (B) :La importancia de los préstamos eclesiásticos se

debe al papel jugado en la revuelta por el obispo donFernando de Pedrosa, protagonizada por él junto aJuan Sánchez Manuel; existía por parte de ,ellos un

m Act. Cap. 1393, fol. 60 (11-8-1393) .263 Act. Cap. 1394, fol. 145 (23-1-1395).

160

Page 166: pdf Manueles y Fajardos

Florines Maraved.

A) El maestrescuela del obispado . . . . . .

150

3.300Los genoveses . . . . .

. . . . . . . . . . .

100

2.200El chantre de la catedral .

. . . . . . .

50

1.100El canónigo Alfonso Fernández . . . . . .

50

1.100B) Ramón Belloch . . . . . . . . . . . . . . . . . .

44Jaime Mulet

.

. . . . . . . . . . . . . . . . .

44Francisco de Uclés . . . . . . . . . . . . . . . . . .

44Alfonso López . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

44Jaime Inglés . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

36

interés en resolver el problema planteado por esteservicio extraordinario en función de los resultadospolíticos que para la ciudad podía acarrear . Entre lapotencia demostrada en este caso por la Iglesia comoinstitución y por algunos de sus miembros más des-tacados en particular, que eran capaces de colocar enel mercado fuertes cantidades de cereal o dinero, yla más modesta de algunos mudéjares o inmigrados,estaban las cantidades de varios cientos de marave-dís aportados por los patricios locales, algunos carni-ceros, cardadores, notarios y el patrimonio de algu-nas mujeres, hasta un total de 47 préstamos cuyototal unido al valor de la venta del trigo anterior-mente conseguido permitió obtener finalmente la car-ta de pago que el recaudador del servicio entregó ala ciudad como garantía de cumplimiento, aunquefaltaba una pequeña cantidad para completar ínte-gramente los 38.983 maravedís .La presteza con que se realizó la operación, sor-

prendente por el tiempo que anteriormente se habíaperdido en razonar sucesivas negativas, se debió a lallegada al poder personal de Enrique III el 2 de agos-to de 1393, poniendo fin con ello al período de re-

2" Act. Cap. 1393, fol . 74 r. (25-8-1393) .

161

Page 167: pdf Manueles y Fajardos

gencla; la nueva situación política era anunciadora deposibles cambios conducentes a controlar la situaciónde casi guerra civil existente en Castilla y traducidaen Murcia en el enfrentamiento dei concejo de laciudad y Alfonso Yáñez Fajardo fuera de ella. Perocon el pago de la cantidad debida por entonces porMurcia al duque de Láncaster, las luchas urbanas nodisminuyeron, aunque sí se notó inmediatamente lapostura que Enrique ITI iba a adoptar de cara al fu-turo, frente a los acontecimientos locales de defensa dela autoridad que como adelantado mayor Alfonso YáñezFajardo representaba frente a los Manuel, levantadosen la ciudad contra él, a cuyos más importantes miem-bros ordenaba apresar para que el concejo los entre-gara a Fajardo 2ss-

Estos señalados manuelistas eran nueve individuos,entre los que estaba el procurador general AndrésGarcía de Laza, a los que en buena lógica el concejoencontraba inocentes y hombres honrados, cuando loscausantes de todo el enfrentamiento eran Fajardo ylos suyos, a través de los cuales había llegado al reyla información de los hechos ampliamente deformada .La orden real de apresamiento dé Ramón de Rocafull, Andrés García de Laza, Bartolomé Tallante,Marcos Rodríguez de la Crespa, Pedro Corles, ; DiegoDlaz de Albarracín, su hermano Martín Díaz de Al-barracín, Alfonso de Pollo y Antón Martínez, hijo déEstal Martínez, no fue cumplida, pero si marcó :unhito decisivo en la evolución de los - acontecimientosal iniciar en Murcia la condena del viejo linaje de losManuel y el apoya decisivo a los principios de auto-ridad real en una nueva nobleza de servidores, repre-

z~' Cantalejo de 8epuúlvedo, 1393-IX-24, Aet. Cap. 1393,fols. 104 (12-10-1393) y 107 (18-10-1393) .

. -

162

Page 168: pdf Manueles y Fajardos

sentada de momento por - el discutido adelantadomayor.

Unos meses más tarde, el recaudador de las ter-cias, Alfonso Sánchez de Guadalajara, aún reclamabacasi 4.000 maravedís que habían quedado por pagardel total del trigo entregado, pero Juan Sánchez Ma-nuel se encargó de mostrar en poco más de un mes,que la diferencia existente entre el valor de todo eltrigo utilizado, más los préstamos en metálico y eltotal de los 38.983 maravedís, se había conseguidocon más trigo que el de las tercias, que a su vez fuepagado con tres aportaciones que ahora el concejose comprometía a devolver con dinero, cereal ovino 288 : Juan Sánchez Manuel había prestado 2.000maravedís, micer Jácomo Cataneo, 886 maravedís, yFernando Talón, 714 maravedís, en total, 3 .600 ma-ravedís, con los que se pudo alcanzar la cantidad exi-gida a Murcia por aquel servicio excepcional de 1392 .Se había tardado más de un año y medio en solven-tar este problema, cuando ya se agolpaban ante laciudad nuevas dificultades, derivadas de la deserciónde Juan Sánchez Manuel del bando concejil.

Juan Sánchez Manuel había sido alguacil mayor dela ciudad hasta junio de 1393, en que fue elegidopara sustituirlo en el oficio su hermano Alfonso Sánchez Manuel, yerno de Andrés García de Laza ; en1395-1396 y 1398-1399 ocupó el oficio otro de losManuel, Fernán Sánchez . El cambio fue relevanteporque imprimió un rumbo definitivo a la orienta-ción del movimiento urbano : la dirección pasaba deuna línea a otra en la descendencia del conde de Ca-rrión, y suponía los inicios de un radicalismo conce-jil que alcanzó sus cotas más altas a partir de 1395 .

~s Act. Cap. 1394, fol. 31 r (28-7-1394).

163

Page 169: pdf Manueles y Fajardos

Desde meses antes de que se produjese el cambio,dentro de la ciudad se apreciaba la violencia físicaimpuesta por los hombres de Juan Sánchez Manuel atodos aquellos que empezaban a definirse como par-tidarios del legitismo que los hombres buenos esta-ban tratando de imponer en el concejo; en marzo de1393 la mujer de Fernando Talón fue agredida ensu casa de San Bartolomé por hombres de Juan Sán-chez Manuel, que una vez perpetrado el hecho huye-ron en dirección a Orihuela ; perseguidos por el al-guacil y hombres de la hermandad de la parroquiade San Bartolomé, uno de ellos consiguió escapar yel otro fue alcanzado y traído a Murcia . Lo significa-tivo del caso fue la celeridad con la que se movieronno solamente la parentela del afectado, sino tambiénla hermandad que consideraba como suyo el ataquey que exigía, día tras día, un rápido cumplimiento dejusticia que no llegaba, porque el hecho «. . . non deuefincar sin pena e sin escarmiento», y porque el apre-sado no estaba « . . . tan bien enprisionado como cum-ple . . .» y había rumores de que se le permitiría huircon la complicidad del propio Juan Sánchez Manuelcomo alguacil mayor. Presionados por los parientesde Talón, cuya familia estaba desempeñando impor-tantes misiones para el concejo, y por la hermandadde San Bartolomé, se esforzó la vigilancia sobre elpreso ' .

Eran los días en los que terminaba sin éxito lamediación del abad de Valladolid, que debió de serel elemento que produjo las primeras fisuras en elbloque urbano, en el que el bastardo Juan Sánchez

1117 Act. Cap. 1392, fols. 261 (22-3-1393), 262 (24-3-1393)y 264 (25-3-1393) .

164

Page 170: pdf Manueles y Fajardos

sería el elemento más transigente, al contemplar lasduras circunstancias de presión fiscal que sobre laciudad se agudizaban, y tratando por primera vez deponerse a salvo . Andrés García de Laza, Fernán Sán-chez Manuel y el obispo Pedrosa fueron las cabezasmás visibles de la intransigencia, negándose sistema-ticamente a admitir en la ciudad a los fajardístas contodo lo que de ello hubiese habido de claudicación .

Tras el cambio de oficiales el 24 de junio y el cesede Juan Sánchez Manuel como alguacil mayor, la vi-gilancia urbana se acrecentó de forma espectacular,de tal modo que los adarves recuperaron su auténti-ca funcionalidad defensiva, a pesar del uso particularque de ellos se venía haciendo en los últimos tiem-pos : « . . . que todos los que tienen puertas en sus te-rrados que afluenten con el adarbe, que lo faban ge-rar porque non ayan entradas en los terrados a losadarves . . .» '.La razón de estas medidas defensivas fue la salida

de Murcia de Juan Sánchez Manuel y varios hombressuyos, camino de Cartagena con la intención de recoger nuevos refuerzos, y su posterior llegada a Li-brilla, donde buscó circunstancialmente la colabora-ción de su antiguo enemigo el adelantado Fajardo. Elconcejo, en primer lugar, se mostró extrañado de queun individuo para el que se había pedido al rey enrepetidas ocasiones el adelantamiento pudiese ser ca-paz de semejante traición, y en segundo lugar, dele-gando con energía en Andrés García de Laza paraque « . . . ordene las petigiones . . .» que se enviarían alrey, referentes a que nombrase « . . . por adelantadoun cauallero delos de su corte quel fuese la su mer-

asa Act. Cap. 1393, fol. 17 r . (4-7-1393) .

165

Page 171: pdf Manueles y Fajardos

ced . . .» as. Pasado el tiempo esta fue la salida de En-rique III encontró al conflicto murciano, el nombra-miento de un adelantado mayor ajeno al reino y ofi-cial de su confianza, Ruy López de Dávalos .

Inmediatamente, los dos nuevos aliados, Fajardoy Juan Sánchez Manuel, iniciaron una serie de ata-ques seguidos de robos de los bienes de los vecinosde Murcia contra los cuales Laza y el concejo decre-taban nuevas ventas de bienes de los fuera-echadosculpables' . El concejo en pleno acudió a Molinapara pedir institucionalmente que les fuesen entrega-dos los autores de aquellos hechos considerados la-drones y malhechores, y no obtuvieron más que lapropuesta de que una comisión de dos hombres bue-nos por cada bando analizasen los casos ocurridos ydecidiesen al respecto .

Los asaltos se sucedieron para obtener a través deellos valiosos rescates, y además empezaron la seriede destrucciones más graves que hasta entonces habían tenido lugar : Fajardo con ayuda de Juan Sán-chez Manuel y sus respectivos hombres rompieronel cauce de las acequias « . . . a enteni;ion de estruyresta dicha i;ibdat . . .» . De nuevo volvió el concejo aMolina, esta vez con toda su fuerza de hombres yarmas, « . . . et fallaron las puertas de la uilla perradaset el adarbe barbotado et los que y estauan andauanpor los adarbes et comenjaron de desir nuestos des-onestos contral conejo dela dicha ribdat e comenja-ron de langar piedras et saetas por lo qual la dichagibdat la ouo de conbatir . . . » `-

26' Act. Cap. 1393, fol. 22 (6-7-1393) .z°° Act. Cap. 1393, fol. 34 (30-7-1393).'71 Act. Cap. 1393, fols . 63 (12-8-1393) y 64 r. (15-8-1393),

TORRES FONTES, J. : «Murcia Medieval. Testimonio Documen-tal I», Murgetana, LII, pág . 86, Murcia, 1978 . .

166

Page 172: pdf Manueles y Fajardos

La importancia de las acequias rebasaba con mu-cho para el concejo la escueta finalidad de asegurarel riego de la huerta; era el mantenimiento de todala ciudad en verano el que dependía de ellas . Fajardo,con ayuda de sus cofrades santiaguistas, volvía no-che tras noche a destruir las reparaciones que el con-cejo intentaba hacer de día : « . . . vinieron a los arcospor do viene el agua a la huerta de allende el Riopor los derribar . . .» . Con ello forzaron a los hombresde Laza y Fernán Sánchez Manuel a poner una vigi-lancia nocturna de diez ballesteros junto a la Con-traparada, y a sentenciar con la pena de muerte y laexpropiación de sus bienes a todos los vecinos queen adelante abandonasen la ciudad, negándose a sudefensa Z'Z .

La deserción de Juan Sánchez Manuel y su fugazunión a Fajardo que posibilitó con su refuerzo la vio-lencia de estas destrucciones, coincidió con la procla-mación de la mayoría de edad de Enrique III, de talmanera que a los dos mandaderos que en un princi-pio se iban a enviar a los regentes para notificar es-tos hechos, se añadieron dos más que como procura-dores asistirían a las cortés de Madrid convocadaspor el rey : Alfonso de Balibrea, Bartolomé Tallante,Pedro Carles y Rodrigo Jaimes de Junterón llevabanla misión singular de intentar convencer a Enrique IIIde la sinrazón de las destrucciones y de la legalidaddel cambio del regimiento perpetuo de 16 hombrespor el anual de 40 que se había efectuado en 1391 .

712 Act. Cap. 1393, fol . 69 r. (24-8-1393) .

167

Page 173: pdf Manueles y Fajardos

S .

ORGANIZACIÓN DE LA DEFENSA URBANA. COMPRADE ARMAS PARA EL CONCEJO Y DIPLOMACIAFISCAL

El temor a la creciente presión fronteriza en Gra-nada y la hostilidad cada vez mayor de los dos ban-dos locales en el escenario del territorio Murciano,sobre todo en la huerta, de la que dependía en granmanera la economía colectiva e individual de sus ha-bitantes, obligaron necesariamente a analizar al sec-tario concejo la precariedad de sus elementos defen-sivos y la necesidad imperiosa de una reorganizaciónde sus efectivos humanos debidamente pertrechados .En este orden de intereses el concejo, que empeza-

ba a estar integrado por los más adictos e intransi-gentes manuelistas, reconocía abiertamente que la ciudad, personificada en ellos mismos, estaba mal arma-da para una intervención militar grave y carente dela más elemental garantía de éxito . Entre los vecinosno había suficientes artesanos capacitados para fabri-car la cantidad de armas y con la calidad de las querequerían los individuos de más nivel de rentas .Por otra parte, los enfrentamientos entre los dos

bandos ciudadanos impedían cualquier intento de asen-tamiento de profesionales forasteros a partir de loscuales se iniciase su fabricación . Estas circunstanciasexplican la decisión concejil de enviar a Barcelona aFernando Talón a comprar equipamiento, por un va-lor que superó los 1 .000 florines, con el proyecto devender posteriormente parte de estos pertrechos alos vecinos en almoneda y dejar el resto en propie-dad concejil, para que pudiese ser prestado a quienes

168

Page 174: pdf Manueles y Fajardos

los utilizasen con eficacia cuando la defensa colecti-va lo requiriese`.Formaba parte de las costumbres concejiles la te-

nencia de armas de su propiedad que los vecinos uti-lizaban para la defensa común; en el momento en elque el enviado concejil recibió el encargo de ir a Bar-celona, en el almacén concejil había 15 escudos com-prados en 1391, que el concejo pensó vender en al-moneda para contribuir con su importe a comprarotros nuevos y más adecuados en Barcelona; peroinmediatamente reaccionó para decidir prestarlos porla cantidad de uno o dos florínes según su estado deconservación; la razón del cambio realizado el mismodía fue la indudable pobreza ciudadana, que no hu-biese permitido efectuar la venta con la rapidez ne-cesaria, unido a un sentimiento de culpabilidad con-cejil al tener que desprenderse de instrumentos tancargados de simbolismo para la defensa de la iden-tidad colectiva, que los dos bandos trataban de ca-pitalizar; porque «no sería onrra» la venta de escu-dos se prefirió «empeñarlos» y cobrar por ellos loque fuese posible, dejándolos en depósito de particu-lares hasta que el concejo pudiese devolver los flori-nes recibidos a cambio .

Todas las noticias documentales anteriores a la de-cisión de comprar armas en Barcelona tienen un po-bre y escueto contenido, pero es relevante que enellas la falta de referencias a la fabricación de armasespecializadas con un cierto grado de calidad y téc-nica sea generalizada ; se conoce la existencia de ar-tesanos del metal muy variados, de alguna «tiendade ferreria» en la Arrixaca, de, lógica propiedad de

zis Act. Cap. 1392, fols . 217 r. y 218 (21-1-1393) .

169

Page 175: pdf Manueles y Fajardos

algún mudéjar ", la existencia de varios herreros quefrecuentemente trabajaban para el concejo en condi-ciones económicas difíciles, como Guillén Esteban,que en 1381 reclamaba y consiguió cobrar 111 ma-ravedís que se le debían de unos trabajos realizadospara la ciudad en época de Pedro I 275 ; la fabricaciónde las campanas que se precisaban, como la destina-da al alcázar en 1390, que en 1409 fue vendida porel concejo a la parroquia de San Bartolomé por unvalor casi 10 veces superior al de origen`; el en-cargo que se hizo al jurado clavario Pedro Jufré en1379 de que guardara unos «atabales» o timbales in-cautados a un modo «atabalero» 277 que los había fa-bricado, debido a la rareza de la especialidad meta-lúrgica, etc., y en concreto, el hecho de que entre los20 menestrales a los que en 1380 Juan I concedióuna protección especial al reconocerles la exenciónde pago de monedas, 13 estuviesen dedicados a lafabricación de distintos objetos relacionados, o biencon la caballería, o bien con la elaboración de armas,cinco armeros, dos maestros de hacer ballestas, dosfreneros, dos silleros, un puñalero y un maestro dehacer saetas ; los restantes eran dos maestros de ha-cer cuerdas de cáñamo, un albañil, un tornero, uncarpintero, un jubetero y un alfageme o barbero".Pero ni una noticia referente a la fabricación de pie-zas de equipo correspondientes a los caballeros .

274 Act. Cap. Era 1417, fol. 48 (3-9-1379) .27s Act. Cap. Era 1419, fol. 69 (16-3-1381) .278 Act. Cap. 1390, fol. 60 (29-3-1390), y 1409-1410, fol. 19 r.

(6-7-1409) .277 Act. Cap. Era 1417, fol. 52 (5-9-1379) .278 Tordesillas, 1383-III-27, y León, 1383-VII-21, Act. Cap.

Era 1420, fol. 14 r. (29-6-1382).

170

Page 176: pdf Manueles y Fajardos

El libro del clavario de 1391-1392 proporciona ensu contabilidad con gran minuciosidad los precios deuna serie de objetos de hierro empleados por el con-cejo en las reparaciones de las puertas de las mura-llas de Murcia que aquel año fueron abordadas conalgún detenimíento en función de las circunstanciasde violencia ya expuestas y otras dependencias muni-cipales como la sala de la corte, la cárcel, el almu-dí, etc., comprados a seis herreros y cerrajeros mur-cianos, que los elaboraron a lo largo de todo el año;al peso el hierro ya «labrado» en forma de clavos,agujas, cadenas, hebillas, goznes, etc ., se vendía atres maravedís la libra, mientras que el plomo que-daba a 1,75 maravedís igual peso; esta era la formade venta usual en grandes cantidades, mientras queal por menor los objetos eran valorados individual-mente en función de su tamaño y peso, por ejemplo : :

Marauedís

1 hebilla para una puerta . . . . . . . . . . . . . . . . . .

31 llave . . . . . . . .

. .

. . . . . . . . . .. . . . . . . 121 cerradura con llave, . desde . . .

. . .

. . .

. . .

. . .

4,5 hasta 221 cerradura y 15 clavos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

21 cerrojo con llave y clavos, desde . . . . . . . . . . . .

10

hasta 18

No hay noticias en todo este libro de contabilidadmunicipal referentes a la fabricación de armas queno sean las ballestas o los grandes ingenios para ladefensa ciudadana, así como tampoco a la fabricaciónde joyas, dos aspectos de la artesanía metálica queprecisaban en distinta forma una gran especializa-ción, lo que posteriormente se traducía en un preciotan elevado que los dejaba únicamente al alcance delos privilegiados .

171

Page 177: pdf Manueles y Fajardos

Por todo ello el episodio de la compra de equipa-miento y pertrechos en Barcelona y posteriormentede plantería en Valencia, resulta importante para unesclarecimiento de la situación técnica y económica dela ciudad en aquel momento, como complemento delas noticias referentes a una serie continuada de asal-tos, saqueos, incautaciones y apresamientos propicia-dos por la crisis urbana de los años noventa, cuyadocumentación capitular permite conocer y valorar,estética y materialmente, algunas piezas de orfebreríay armería pertenecientes a individuos de elevado sta-tus social en Murcia, piezas en las que el hierro, laplata o la pedrería eran el material empleado y tra-bajado con primor en talleres desconocidos .En 1392, con motivo del apresamiento que los fa-

jardistas mantuvieron durante cuatro meses en el cas-tillo de Alhama del maestrescuela del obispado, García Fernández, y del chantre, Gonzalo Gómez, lesfueron incautados bagajes, animales y dinero que pos-teriormente los dos afectados con los hombres quelos acompañaban reclamaron ante el concejo murcia-no : un largo proceso de valoraciones previas, tasa-ciones de peritos realizadas ante los alcaldes y, porúltimo, incautaciones de tierras del principal acusadocomo autor de los hechos, Pedro Gómez de Dávalos,sobrino del adelantado mayor Alfonso Yáñez Fajardo,permiten descubrir algunas de estas piezas metálicasque los damnificados valoraron así "s :

zW Act. Cap. 1392, fol . 65 (11-8-1392).

172

Page 178: pdf Manueles y Fajardos

Valorreclamado Tasación

5 espadas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

500

100 una66 una

2 puñales «guarnecidos de plata conuna cinta esmaltada», los dos«con su gravinete e con unacontera de plata» . . . . . . . . . . . .

70

2521,5

2 lanzas «con el hierro dorado» .

100

4033

1 linjanera . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

5

41 sortija . . . . . . . . . . . .

5

41 bacinete «con una garlanda de

plata en que dis que auia mediomarco de plata» . . . . . . . . .. . . . . . .

100

1501 baxellot . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

-

77 (3,5 fl.)

Junto a estas armas y objetos personales y domés-ticos de gran lujo, portaban también dos adargas de«anta», escudos ovalados de cuero de piel de ciervoy algunos útiles de cabalgar .Hubo en todo este episodio una supervaloración

por parte de los eclesiásticos afectados basada en ladable realidad de su escasez en la ciudad y de su utilización reivindicativa, para a través de las indemni-zaciones supletorios de su devolución, conseguir enla ciudad envidiables - propiedades de casas y tierrasque viniesen a reforzar los intereses eclesiásticos ydel clan manuelista al que estaban ligados . Pero larealidad inmediata y subyacente a todo ello era la es-casez que en Murcia se daba de artesanos especiali-zados en trabajos metalúrgicos que requiriesen unmínimo grado de técnica y belleza .

Los metalúrgicos locales eran burdos herreros, en-tre los cuales Martín Blasco y el maestro mudéjarMahomat fueron los proveedores fundamentales de

173

12

Page 179: pdf Manueles y Fajardos

los que el concejo dispuso para abastecerse durantemás de un cuarto de siglo `. Su actividad era la nor-mal para cubrir las necesidades urbanas a partir dela compra del hierro como fundamental materia pri-ma utilizada ; la diferencia de valor entre su precioen bruto y el de los objetos elaborados era de talmagnitud, que explica el enorme encarecimiento quesuponía la elaboración por procedimientos absoluta-mente arcaicos 1 .

1393 : 1 cadena de 47 libras (21,62 Kg.) = 220 mrs ., a10,18 mrs./Kg.

1394 : 2,50 quintales de hierro (250 Kg.) = 200 mrs., a0,8 mrs./Kg.

La diferencia reflejada en estos datos, que sobre-pasa doce veces el valor de la materia prima emplea-da, es denunciante del aislamiento geográfico, técni-co, cultural y económico de los herreros murcianos '.Murcia estaba desabastecida de artículos más especia-lizados y de mayor valor, que para la mayoría resul-taban inabordables, como las ballestas o las piezasde armadura, que a todas luces solamente eran utili-zados por los individuos del patriciado local zs3 :

111 Act. Cap. 1392, fol . 242 r. (15-3-1393), y MARTÍNEZ CA-RRILLO, M.a DE LOS LLANOS: Revolución urbana. . ., pág . 30 .

zat Act. Cap. 1394, fol. 59 r. (4-9-1394), y 1393, fol . 113 r.(28-10-1393).

383 Véase cuadro anterior .233 Act. Cap. 1394, fols . 70 (12-9-1394), 168 (15-2-1395)

y 176 (12-3-1395).

174

Page 180: pdf Manueles y Fajardos

1393 : 1 ballesta . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . 70 mrs.1395 : 2 hojas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 165 mrs.

Los Manuel necesitaban equiparse y la ciudad noreunía en sí misma los elementos suficientes que selo permitiesen de manera inmediata ; el primer pasoque se dio en este sentido, en respuesta a las nuevassituaciones de inestabilidad, fue la compra en 1391de los escudos ya mencionados, que el carpinteroJuan de Calatayud había preparado para el manejodirecto acoplándoles los imprescindibles manípulosen su cara posterior 284 ; este elemental acondiciona-miento, que importó al concejo 539 maravedís, fueseguido por la decoración en su cara anterior con lossímbolos distintivos de la ciudad de Murcia y el rei-no de Castilla, seis coronas en el centro del escudo yleones y castillos alrededor, que por encargo conce-jil pintaron Pedro Fábregas y el clérigo y tambiénpintor «de calores» Alfonso Pérez de Meyra. Contoda esta operación decorativa, que casi alcanzó los1 .500 maravedís añadibles al previo valor de los es-cudos, el concejo contó con unos instrumentos defen-sivos, que a menos de dos años de su adquisiciónresultaban según su propio enjuiciamiento, claramen-te insuficientes para una ciudad en la que debía ha-ber casi 1 .000 hombres .Una segunda iniciativa se tomó a comienzos de 1392

con el acuerdo de gestionar en Valencia la compra decuatro bombardas «de hierra» para la defensa urbana ; fue el mercader Vicente de Odena quien las pro-porcionó por un importe de 200 florines, unos 4 .000maravedís ; dos eran grandes y podían alcanzar un

284 Libro del Calavario 1391-1392, fols . 35 y sigs .

175

Page 181: pdf Manueles y Fajardos

peso de 30 libras, y las otras dos algo más pequeñas,alcanzaban hasta 25 libras cada una 28', lo cual re-sultaba mínimamente suficiente para proteger a Mur-cia de cualquier entrada intempestiva que se produ-jese por cualquiera de los cuatro caminos fundamen-tales a través de los cuales la ciudad se conectabaexteriormente, los de Molina, Orihuela, Lorca y Car-tagena . Con la inmediata instalación en junio de 1392de una de las bombardas en la puerta de la corte don-de se reunía el concejo, en el alcázar frontero al ríoy al puente sobre el Segura, de donde salían los dosúltimos caminos, los regidores daban comienzo, sim-bólico y efectivo a la vez, a un proceso de oposicióndel bando manuelista, para el que empezaban a nece-sitar más armas y, por supuesto, más dinero.En el juramento que los oficiales anuales hicieron

el 24 de junio ante el obispo Pedrosa y el procuradory alcalde de las primeras alzadas, Andrés García deLaza, los más destacados manuelistas al frente de laciudad en ese momento, se incluyó el cumplimientode todos aquellos ordenamientos que les obligaban atener caballo y armas « . . . a servigio e merced del reynuestro sennor e del concejo . . .»'; la dinámica derevuelta urbana pasaba también por la incautación detodas aquellas propiedades que se encontraran en lascasas de los expulsados fajardistas para proveer conlas mismas a los lorquinos que tuvieran que abando-nar su ciudad y refugiarse en Murcia presionados porFajardo, e inmediatamente por la formación de unahermandad en torno a los Manuel y sus intereses . Elproceso de radicalización manuelista culminó con la

285 Libro del Calavario 1391-1392, fols . 44 y sigs .286 Act. Cap. 1392-1393, fols . 3 y 15 (25-6-1392) .

176

Page 182: pdf Manueles y Fajardos

decisión concejil de agosto de 1392 de que AndrésGarcía de Laza se constituyese en procurador gene-ral del concejo y asistiese como tal a todas sus se-siones ordinarias y extraordinarias, erigiéndose así en«árbitro y voz directora de la ciudad»" . En seme-jantes condiciones de enfrentamiento el equipamien-to de pertrechos resultaba imprescindible .La compra de armamento en Barcelona realizada

en nombre del concejo por Fernando Talón fue unaoperación mercantil en virtud de la cual se pudieronadquirir unas 450 piezas entre ballestas, cintos, baci-netes, barrueles, hojas, paveses, cotas, bracelotes, man-gas y galerones destinados a la venta en almoneda oal préstamo de las que sobrasen`, de modo y ma-nera que pudiesen disponer de ellas los más acauda-lados vecinos, previo juramento de que no las ibana enajenar, dando con ello ocasión a que fuesen a pa-rar a manos fajardistas . Eran los momentos en losque ya había fracasado la mediación del abad de Va-lladolid, y la coyuntural alianza de Juan Sánchez Ma-nuel con Fajardo empezaba a perfilarse .

Talón salió de Murcia con unas cantidades en me-tálico que completó con el préstamo conseguido enValencia a través de los genoveses y en Barcelonatambién con los previamente concertados por los om-nipotentes deán y chantre del obispado cartagenero,Pedro del Podio Merino y Gonzalo Gómez, respec-tivamente; a través de las cuentas que presentó a suregreso para organizar la liquidación de las deudas

287 Act. Cap. 1392-1393, fol . 43 (1-8-1392), TORRES FON-TEs, J. : Relación murciana de los López de Ayala en los si-glos XIII y XIV, pág. 28, Murcia, Nogués, 1976.

Act. Cap. 1392, fol. 263 (24 y 25-8-1393).

177

Page 183: pdf Manueles y Fajardos

concejales se conocen los detalles de la minuciosa ope-ración, realizada primero en Valencia y luego en Bar-celona ass :

Cantidades entregadas por

Florines

EquivalenciaMaravedis

El jurado clavario Juan Iñiguez . . .

800

17.600El chantre . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

50Los vecinos de San Miguel . . . . . .

8

1.386Miguel Fernández . . . . . . . . . . . . . .

5Jaime Aldamar, clérigo procurador

del deán prestó en Barcelona . . .

300

6.600

TOTAL . . . . . . . . . . . . . . . . . .

1.163

25.586

A su regreso a Murcia por mar, vía Alicante y Car-tagena, los pertrechos fueron descargados de la fustaque los trajo y transportados a la ciudad en una recua de unas 15 mulas, y tras pagar al patrón de lafusta 25 florines importe del viaje, unos 550 mara-vedis, Talón presentó, con las armas ya en manos delconcejo, su pormenorizada rendición de cuentas, quele fue aprobada, entregándosele en justa correspon-dencia «una carta de quitamiento y absolución» quejustificaba la conclusión de la empresa` . A la ciu-dad le quedaba entonces por devolver el préstamorecibido en Barcelona, que tenía como plazo límitede devolución al deán en Murcia los mediados demayo, y las pequeñas cantidades que entregaron elchantre y Miguel Fernández, que les fueron reinte-gradas en armas que habían encargado, más los ocho

219 Act. Cap. 1392, fols. 268 r. (29-3-1393) y 315 (10-4-1393).

21 ° Act. Cap. 2392, fols . 259 r. (18-3-1393) y 292 (27-4-1393).

178

Page 184: pdf Manueles y Fajardos

maravedís de la parroquia de San Miguel, cuya fina-lidad fue la compra de «tendal gomado» para la ela-boración de un pendón ; salvo esto, más cendal y dosastas compradas para otro pendón ciudadano, un li-bro de papel «de la marca mayor» para la documen-tación real, un «peso de balanzas» y un «marco delibras» para uso del almotacén, estos últimos útilescomprados en Valencia, el resto del cargamento des-embarcado en Cartagena fueron armas o atavíos ca-ballerescos, más los elementos necesarios para su em-balaje y transporte .

179

Page 185: pdf Manueles y Fajardos

Ly

Vía

td al

df~ NN

crrCS Q

"d"OMOÑ~N0000petttt.. °`

MtiNh cE ca~VEO~MNtt

NO

N

r1~OMS

a+w

"++ O

ñÑ1^OTÑ~"0"00p\00000 wr

0~

~ p ~

M. "+

NNVIM~O,CO~~:Ñ

w~

M rrN~MM~ ~ yO

~!yzy

^O

~

:C Cd~

W

a~cmV~CNpOOCOONN

wbMMMMO

MM

N

~ ".r

. . . . . . . . .

~ti

~ 17

0

. . . . . . . . . .,, " bAy

Q

y N" ' . . " . . , . . . .

Ó

O

y " "

' C

v

~-' cd

cV cti

0 Ñ y

Ñ ' .

ÑN

c~v.

y.D O

~ ,

~

paf

~. . O ;p° y yW

.

~`( Yv

v

ryb

cv afy y ~hala

y i+ Q% y i+ y

y "'+ NNtyV y,~G 0 N ~, ~~ ~ .V

_.-+

wv° ,~c7oá xÚr~amÚaáácá D

180

Page 186: pdf Manueles y Fajardos

La diversificación numérica de las piezas corres-ponde plenamente al esquema piramidal propio de lasociedad feudal, que en este caso estaba encabezadapor el procurador general de la ciudad, Andrés Gar-cía de Laza, a quien iban destinadas la cota de mallay las luas ; tras él Marcos Rodríguez de la Crespa,Alfonso de Balibrea y Fernando Sánchez Manuel en-cabezaban un grupo de unos 30 patricios locales con-sumidores por fortuna y status de armaduras, diver-sas piezas complementarias, ballestas, etc ., mientrasque otros 100 individuos utilizaban el resto del equi-po más incompleto y rudimentario . En total un nú-mero de hombres ligeramente inferior al de fajardis-tas expulsados aseguraba su equipamiento a travésdel concejo que controlaban .

El hecho mismo de la compra efectuada, su volu-men y valor, 25 .572 maravedis y dos tornados`,

asa El cargamento llegó embalado en 34 bultos, entre fardosde cáñamo, en los que iban las cotas, galerones, bracelotes ymangas; serones de palma y paja de cebada en los que llega-ron los cintos, hojas, bacinetes y ballestas, más los bultos co-rrespondientes a los paveses, todo lo cual hubo que pagarlojunto al transporte desde Barcelona al puerto, donde se leañadieron los permisos y gravámenes de exportación, algunosde los cuales fueron burlados por Talón mediante sobornos :

Maravedís

Embalaje y transporte . . . .

.. . . . . . . . . . . . . .

173,5Carta de licencia del bayle general de Bar-celona . . .

.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

33Al fiscal del bayle porque non desatase loscostales por ver si levava mas de lo quetenia licencia» . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

11«Por derecho de generalitat por quatroQientas

libras que manifesté sin lo que encobry» . . .

132

lgl

Page 187: pdf Manueles y Fajardos

demuestra fácilmente la necesidad que la ciudad te-nía de artesanos especializados para poder equipar alas clases privilegiadas y eliminar su dependencia ex-terior que en determinados casos podía ser importa-ción obtenida a través de genoveses . Las facilidadesconcejiles para el establecimiento de artesanos fueronuna exigencia entre las imprescindibles a la políticapoblacionista que la ciudad siguió en los años sjguien-tes y que en este orden de cosas era una consecuen-cia a escala castellana de la reglamentación emanadade las cortes de Valladolid de 1385, en virtud de lacual quedaba estrictamente señalado el tipo de armasque estaba obligado a poseer cualquier individuo enproporción a sus niveles de fortuna .

El fortalecimiento de la nobleza trastamarísta fueconsecuencia directa de una época de crisis económi-cas agudizadas que gravitaron sobre la población abocándola a innumerables conflictos sociales cuya con-tención quedaba justificada en las ordenanzas ema-nadas de las cortes de Valladolid de dicho año con

Maravedís

Por quema . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

400El cendal del pendón, «sacarlo el mercader

por suyo porque yo escusase los derechos» :

22Al notario que registró y redactó la carta de

obligación de los 300 florines prestados . . .

33El salario pagado por el concejo a Fernando

Talón por 45 días de viaje y gestión, del 2 deenero al 15 de marzo de 1393, a 12 mrs. diarios pagados en sueldos . . . . . . . . . . . . . . . . . .

540

TOTAL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25.572y 5 coronados

182

Page 188: pdf Manueles y Fajardos

argumentos de tinte religioso `, fácilmente asimila-bles en la época : del mismo modo que los hombresdebían estar armados frente a las asechanzas demo-níacas con armas espirituales, « . . . así los que an gue-rra deuen estar armados de armas tenporales para sedefender de sus enemigos e para los conquistar conel ayuda de Dios . . . » . Ya en 1375, el marqués de Vi- - .llena regulaba la cantidad de armas y el tipo que de-bían poseer quienes tuviesen 15.000 maravedís defortuna y el concejo de la villa se asesoraba por el deMurcia del modo de valoración de los bienes, toman-do como punto de referencia la situación del reinadode Alfonso XI y el ordenamiento de Alcalá Z" .

Con arreglo a esta distribución de armas a que es-taban obligados los castellanos según su riqueza, losmurcíanos tuvieron que ajustar su realidad social yeconómica a momentos de verdadera gravedad parasu convivencia : las tensiones entre los bandos desem-bocaron en una lucha civil que precisó tanto a losFajardo como a los Manuel a armarse y organizarse,siendo los segundos los que tuvieron que buscar fuen-tes de aprovisionamiento desde el concejo que teníancontrolado, y para el concejo en función de ese mis-mo control, mientras sus rivales, mejor relacionadoscon la nueva nobleza castellana, con sus elementosmás dinámicos pasando a constituir la oligarquía defuncionarios que apoyaba a la monarquía, y con am-plias bases agrarias, disponían de rentas y mercados

aso Valladolid, 1385-XII-1, Cartulario 13841391, fol. 130.zse Act. Cap. Era 1413, fol. 113 (21-1-1375). En estos ca-

sos, lo que Contamíne llama poderes intermedios, vigilabanla puesta a punto de un equipo prefijado, para que fuese fá-cil disponer de él en el momento preciso y el lugar oportuno. CONTAMINE, P111LIPPE : La guerra en la Edad Media,pág. 239, Labor, 1984 .

183

Page 189: pdf Manueles y Fajardos

. . . . . .yÓ

k M k k k k k k k k k k m M k k k

. . . . .

Ñ

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

O : : . . . . . . . : . . . : : . . : : : : . .

evoÑ

.

k k00

. , . . : k : k : . : k k : : k k k kM.., q~ . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

qee . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

. . . . .

k k kÁ~

. . . . . . . . . . . .

. .,. . ., ., . . . . ., . . . . . . . . . .,

- 'uó5

o+e 'C ~ '0

c

'

Á~

.~ cha

Áaú`° o á

vq0 c o

~WÚVC7~C7WW,`~, Á,a~IAWÚ~í'li

184

Page 190: pdf Manueles y Fajardos

DESCRIPCION

Avambrazos.-Cobertura y defensa de los antebrazos .Bacinete.-Cobertura de cabeza a modo de yelmo .Ballesta.-Máquina usada para arrojar saetas.Barrueles.-Posiblemente barriles contenedores de pólvora uti-

lizada para ser lanzada contra el enemigo .Bracelotes.-Armadura del brazo.Camal.-Capucha y esclavina de malla metálica.Capellina .-Cobertura de cabeza más completa y eficaz que elbacinete .Carcax.-Caja ancha por la boca y estrecha por el fondo para

transportar saetas.Cota.-Armadura de cuerpo hecha de mallas metálicas .Cuchillo.-Arma de mano de un solo corte .Daga.-Arma corta y de dos filos, por lo menos en la punta

que es aguda .Dardo.-Arma arrojadiza semejante a una lanza pequeña, que

se impulsa con un movimiento del brazo.Escudo.-Arma defensiva que se lleva en el brazo izquierdo .

185

Page 191: pdf Manueles y Fajardos

Espada.Arma blanca larga, recta, aguda y cortante con guar-nición y empuñadura.

Estoque,-Espada angosta, de más calidad que la común ycon la que sólo se podía herir con la punta.

Galerones.-Cobertura de cabeza, en parte de piel.Glave.-Lanza corta .Gorguera.-Parte de la armadura que defendía cuello y gar-

ganta.Hacha.-Arma cortante compuesta de pala acerada con filo

algo curvo.Hojas.-Cada una de las dos partes de la armadura antigua

que cubrían el cuerpo, peto y espaldar ; anteriormente habíanconsistido en una vestidura de cuero protegida en su inte-rior por placas de metal remachadas con clavos, que al ex-terior resaltaban por su decoración .

Honda.-Cordón fuerte para arrojar piedras con violencia .Lanza.-Arma ofensiva compuesta de un asta con hierro pun-

tiagudo y cortante en un extremo .Luas.-Especie de guantes de malla metálica que protegían

las manos.Mangas.---Cobertura para el brazo .Pieza con faldón.-Parte de la armadura correspondiente al

tronco desde la cintura, complementada con el faldón opieza de cuero, que unida a la silla de montar evitaba elroce de la pierna del jinete con el vientre del caballo .

Pavés~--Escudo oblongo y grande que protegía todo el cuerpode los infantes .

Quijote .-La armadura que cubre y defiende el muslo.Tobillera~Cobertura y defensa de la pierna .Yelmo .-Gran cobertura de cabeza, a veces de una sala pieza,y que por su gran peso y valor, desde el siglo xiii empezóa ser sustituida por la capellina, aunque ambas podían serpiezas del mismo equipó utilizadas en distintas ocasiones .

186

Page 192: pdf Manueles y Fajardos

regionales a los que acudir con mayor facilidad . Lacompra de equipo en Barcelona denunciaba, ademásde la insuficiencia artesanal de la ciudad, la medio-cridad de su patriciado dirigente .

Apenas un mes después de efectuada la compra deeste equipo en Barcelona, Fernando Talón volvía aValencia nuevamente comisionado por el concejo paraesta vez encargar una vajilla de plata que sirviese comopago supletorio de las dos monedas aprobadas en lascortes de Burgos de 1391-1392 . Su experiencia en eltrato con prestamistas y artesanos había quedado yatan demostrada como su fidelidad a la causa concejilde los Manuel . En esta ocasión se trataba de un en-cargo muy diferente al del viaje anterior, unos obje-tos de lujo prohibitivo para la totalidad de la socie-dad murciana, cuya adquisición no tenía más finalí-dad que la de congraciarse con el Concejo de Regen-cia de Enrique III por parte del bando que controla-ba la ciudad .La negativa a pagar monedas fue medida en cuan-

to a las consecuencias no deseadas que podía acarrearpara el bando en el poder concejil, y de ahí que lavajilla de plata sustituyese a la cantidad debida, va-lorada según el criterio por debajo de su tasación enla corte, y que la ciudad, desprovista de numerarioy en plena conmoción urbana, no podía afrontar .

Para financiar la compra, dado el estado de endeu-damiento producido por el servicio entregado previa-mente al duque de Láncaster, se recurrió al créditode la Iglesia, solamente el maestrescuela del obispadoentregó 100 florines, 22.000 maravedís, recibiendodel concejo como garantía de devolución las inmedia-tas rentas de los comunes y la tahurería` .

ass Act. Cap. 1393, fols. 59 (11-8-1393) y 125 (29-11-1393) .

187

Page 193: pdf Manueles y Fajardos

Según la contabilidad aportada por Talón a su re-greso`, esta nueva operación concejil se realizó dela siguiente manera:

Entregados en el momento de la partida : 1 .305 florines =28 .840 maravedís .

Gastados en Valencia : 14 .519 sueldos y 1 dinero = 29 .038maravedís y 1 coronado .

Debidos a Fernando Talón: 198 maravedís .

Los objetos adquiridos y su valor fueron los si-guientes :

Para el rey, «todo dorado e esmaltado»

2 copas con sobrecopas

61 marcos, 4 onzas de pla-4 bacines y tajadores grandes

ta = 435 libras, 1 sueldo2 picheres para agua

y 9 dineros de Valencia (a10 tazas

7 libras y 2 sueldos el mar-2 saleros con sus «cucharetas»

co)

«de plata blanco» con las armas del rey y la ciudad hechasa buril.

28 marcos, 6 onzas y 1 cuarto y medio de12 plateres

plata = 152 libras, 12 sueldos y 5 dineros6 escudillas

de reales (a 5 libras y 6 sueldos el marco) .

TOTAL: 98 marcos de peso de Valencia = 638 libras, 14 suel-dos y 2 dineros .

297 Act. Cap. 1393-1394, fol . 140 r. (4-1-1394) . Las canti-dades anotadas no cuadran completamente ; la elemental cul-tura mercantil de los oficiales explica parte del fenómeno, alo que hay que añadir el paso por las manos de varios es-cribanos, meros copistas gráficos . La equivalencia en mara-vedís castellanos era la siguiente: 1 sueldo valenciano = 2maravedís; 1 florín = 22 maravedís ; 1 libra = 40,5 mata.vedís . El marco era una unidad de peso variable de plata.

188

Page 194: pdf Manueles y Fajardos

Para el arzobispo de Toledo

7 marcos, 6 onzas y cuarto de onza = 581 copa libras, 7 sueldos y 2 dineros (a 7,5 libras1 pichel dorado el marco).

En conjunto las 42 piezas pesaban 106 marcos, 5 onzas y 1 cuar-to de onza, que «al peso et marco de Murcia» se ganaban5 marcos, 1 onza y 3 «millaretes» .

Gastos generales

Valor total de la vajilla de plata : 697 libras, 1 sueldo y 4 di-neros.

Intereses de los 100 florines prestados por Jacomo Cataneo:8 sueldos y 4 dineros.

Al notario que redactó el contrato con los plateros : 1 sueldo .Al mismo por redactarlo «en forma pública» y pergamino para

traerlo a Murcia: 7 sueldos .El cajón de madera para traer la vajilla: 10 dineros .Cerradura, llave y clavos para el cajón: 35 sueldos y 8 dineros .Transportarlo de la carpintería al taller de los plateros: 4 di-

neros .Dos cabezas de «ripa» para diar las copas: 8 sueldos .Un lienzo «que fise nesgas» para liar las piezas : 8 sueldos.«Touajones» para liar la ;plata : 6 sueldos.Hilo de cáñamo para «ataviar» la vajilla: 6 dineros.Cuerda de cáñamo para atar las cabezas : 8 dineros.Papel para escribir la cuenta y liar los saleros : 6 dineros .Vino para los mozos de los plateros «segund la costumbre de

la tierra»: 1/2 florín.Cuatro libras de «alcotón» a 2 sueldos y medio: 10 sueldos.Una cuenta de «exerga» para cubrir la vajilla: 4,5 sueldos.Una cuerda para atarla : 3 dineros .Traer a Murcia la carga: 6 dineros .Impuesto real al bayle de Valencia a 1 sueldo el marco: 105,5

sueldos.Al escribano del bayle por la carta acreditativa : 2 sueldos .Por la avenencia de la quema que había que pagar en Valen-

cia: 11,5 flories.Alquiler de la bestia que trajo la carga: 3 florines .El moro de Aspe que los guió hasta Murcia «por el camino

del chicano» . 4 sueldos .A 4 mancebos de Murcia que desde Sax custodiaron la pla-

ta: 4 sueldos.Al guarda de la puerta de Valencia: 6 dineros .A1 peaje de «Algesira» : 1 sueldo .TOTAL: 351 sueldos y 3 dineros .

189

Page 195: pdf Manueles y Fajardos

Los dos viajes

Primero : con 1 caballo y 1 mozo de pie, 13 días a 4,5 suel-dos : 58,5 sueldos .

Segundo : a pagar la vajilla, con 2 hombres a caballo y 1 depie, 12 días a 28 maravedís día los 3 de caballo : 168 sueldos .

TOTAL DEL VALOR DE LA PLATA CON COSTAS, DE-RECHOS Y MISIONES : 14 .519 sueldos y 1 dinero .

Equivalentes en maravedís a 29.038 maravedís y 1 coronado .

Las piezas de plata tan trabajosamente reunidasfueron enviadas a la corte con una legación murcia-na que encabezaban Alfonso Sánchez Manuel, MartínDíaz de Albarracín y el propio Fernando Talón, y allífueron definitivamente admitidas como sustitutivasdel pago de las discutidas dos monedas` ; SánchezManuel se quedó en la corte y sus compañeros regre-saron, no sin altercados producidos por los hombresdel adelantado al atravesar sus dominios de Mula yMolina .Es comprensible que en Murcia no existiesen ta-

lleres de platería, por lo menos capaces de realizaren un breve período de tiempo un encargo tan amplio y de tanta calidad como el concejil de 1393 ; susociedad no demandaba productos de un valor tanalto, que a lo sumo eran utilizados como atesoramien-to y como lujo por un reducido número de vecinos;un objeto de plata era la forma más primaria de in-versión, que el arte y la estética podían llevar a con-vertir en una forma superior de cultura . Así estabanal alcance de la Iglesia en la persona del obispo Pe-drosa, quien presentó al concejo para poder pagarparte de uno de los innumerables servicios que en

esa Illescas, 1394-1,29, Act. Cap. 1393, fols. 175 r. (22-3-1394) y 186 (1-3-1394) .

190

Page 196: pdf Manueles y Fajardos

aquellos años se derramaron en Castilla, concreta-mente el distribuido para pagar al duque de Láncas-ter parte de lo que Juan 1 prometió unos años an-tes, «dos balines de dar aguamanos e un pechel euna copa e sobrecopa de plata dorada»`, con unpeso de 17 marcos, que no tardó en reclamar con losintereses correspondientes . En menor medida estabaal alcance de los más altos dignatarios del obispadoy como mucho en la guarnición de las armas o en elornato de algún patricio local .La minuciosidad con que los documentos conceji-

les de 1384 describen las joyas de Juan Sánchez Ma-nuel, conde de Carrión, que el concejo tenía en supoder como prenda de un pago no cumplido de ce-reales que el conde había conseguido en su época deadelantado mayor en el reino, atestigua tanto la ra-reza de las piezas como su calidad de incautación pú-blica`, que inicia simbólicamente el declive econó-mico de la familia : « . . . una deuisa de plata sobredo-rada en la qual están engastadas en medio della uncamafeo blanco que ha figura de cara e cabeja deomme con su pescuego e enderredor dos turquesasverdes fechas a figura de luna . . .» . Además de estapieza que parecía ser la capital, había seis «Qafiescardenos», una «piedra granata», cinco piedras «gar-gongas», 93 «granos de aljófar grandes e menudos»,una piedra «que dijo el dicho conde que auia nombreagata, engastonada enderredor en geral de plata so-bredorada . . .», un camafeo en «clagadonia ques sufigura un mogo pequeño desnuyo e enderredor del

m Act. Cap. 1392-1393, fol. 289 (27-4-1393), y 1393-1394,fol . 15 (28-6-1393).

Act. Cap. 1384, fol. 23 (23-7-1384).

191

Page 197: pdf Manueles y Fajardos

cuerpo sennal que salle de agua e que se traua a unatorre con una cadeneta pequenna de plata . . .» .

Si fueron sacadas a subasta las piezas así descritas,es buena razón para pensar que alguien en Murciapodía comprarlas, pero ¿quiénes? ; algunos patricioslocales, pocos, algún judío, no cualquiera de ellos, o¿acaso algún genovés? ; evidentemente éstos maneja-ban más dinero y con más facilidad que cualquierade los miembros de los otros dos grupos, pero algúnhidalgo podía tener el interés derivado de la alcurniasocial cimentado en el afán de lujo y ostentación,aun a pesar de la probada modestia de los de su cla-se en esta ciudad .La venta coincidió con una de tantas peticiones de

préstamos con las que Juan 1 acosó a las ciudadescastellanas, así como con la urgencia concejil por acabar las obras del puente de piedra, todo lo cual con-tribuyó a que las joyas del conde de Carrión fuesenvendidas en condiciones menos provechosas de las quesu calidad podría suponer, y a pesar de la oposiciónde sus hijos que negaban cualquier obligación de estaíndole .En este caso queda en el transfondo del asunto la

realidad de una falta de artesanía local que cubrieseíntegramente las necesidades caballerescas más inmediatas, y en concreto las derivadas del lujo de clasessociales superiores, que en Murcia no tenían la rique-za suficiente para practicar el atesoramiento econó-mico o estético . En el primer caso queda la pruebade la búsqueda concejil de un asentamiento definiti-vo en Murcia de algunos ballesteros, sin que en lapráctica se consiguiese gran cosa, aun contando conla paga concejil de salarios sustentadores :

192

Page 198: pdf Manueles y Fajardos

1380

un ballestero : 300 maravedís anuales `.1381

maestre Diego « . . . porque es omme buenoe cumple mucho . . . » un sueldo anual'.

1384 «Jordy», maestro de hacer ballestas : excu-sado de pechos y exento de monedas` .

1392 Juan, maestro de lo mismo : 300 maravedísanuales '.

1393 no había ninguno y se necesitaban dos.Llega Alfonso de Alcocer : 200 maravedísanuales aoa .

1394

Nicolás, maestro de hacer ballestas : 100 ma-ravedís anuales aos.

Los tres últimos casos son muy clarificadores, lossucesivos ballesteros que a Murcia llegaban durabanunos meses en la ciudad, como mucho, aunque alguno de ellos o sus familiares volvieron años más tar-de al calor de mejores condiciones de vida, como se-ría el caso de Juan de Alcocer, que era uno de losexistentes en 1407 ao' ; dos circunstancias explican elhecho, la inseguridad que las luchas de bandos sumi-nistraban a la ciudad y el progresivo empobrecimien-to concejil, reflejo del general de la población, quese traducía en salarios ofrecidos por el municipio cadavez más bajos, de modo que en dos años había que-dado reducida la oferta a la tercera parte .

301 Act. Cap. Era 1418-1419, fol . 1 (sin fecha).3022 Act. Cap. Era 1419-1420, fol . 51 r. (3-12-1381) .303 Act. Cap. 1384, fol . 50 (20-9-1384) .3°4 Act. Cap. 1392, fol . 46 r. (13-7-1392) .30 Act. Cap. 1392-1393, fol . 275 (13-4-1393) .308 Act. Cap. 1393-1394, fol. 150 (21-1-1394) .307 MARTÍNEZ CARRILLO, M .' DE LOS LLANOS : Revolución

urbana . . ., pág. 40.

193

Page 199: pdf Manueles y Fajardos

Aislamiento y empobrecimiento forzaron a los re-gidores a ir a Barcelona en busca de los pertrechoscaballerescos que en Murcia en un proceso de esterilídad progresivamente acentuado no podían encon-trar ; la producción barcelonesa era conocida desdehacía mucho tiempo, como se desprende del testimo-nio de 1384, y por tanta la solución al problema acorto plazo no ofrecía otra salida que la adoptada.

Otro tanto puede decirse de silleros y freneros,oficios complementarios de los anteriores, aunque noestrictamente metalúrgicos ; en 1383 quedaba un solosillero en Murcia después de la marcha de otro exis-tente , y para retenerla se le prometió la absten-ción en el pago de monedas, y en 1395 había tam-bién solamente uno, y un frenero, que amenazabancon irse porque en Murcia no había el suficiente nú-mero de jinetes como para que ellos tuvieran un tra-bajo asegurado, de manera que para retenerlos elconcejo recurrió a la tradicional promesa de un sala-rio anual, de 200 maravedís cada uno -, que cuandose cumplía era a costa de infinidad de esforzadas tri-quiñuelas económicas .

Si esto ocurría con la defensa colectiva, la posi-ción del «orebse* Fernando García de Sevilla queda-ba por completo sumida en el aislamiento, del quelos 10 maravedís de sueldo concejil al año `o pugna-ban por asegurar . Quedaban aún lejos los tiempos enlos que una calle fundamental en la ciudad- par suimportancia comercial pasaría de llamarse calle de laferia o calle de mercaderes a calle de la Platería .

Act. Cap. Era 1420-1421, fol. 110 (31-1-1383).309 Act. Cap. 1394-1395, fol. 147 (23-1-1395) .sza Act. Cap. 1389, fol . 50 (5-3-1390) .

194

Page 200: pdf Manueles y Fajardos

III . MAYORIA DE EDAD DE ENRIQUE III .RADICALIZACION E INTERVENCIONREAL

La imprevista declaración de Enrique III comomayor de edad en agosto de 1393 fue el instrumentoque puso en marcha acelerada los acontecimientosmurcianos: «E tanto anduvo este fecho en poca or-denanza quel Rey don Enrique, maguer quel nonconsentía que los dichos sus Tutores quel Rey su pa-dre le dexara, gobernasen mas, e quel queria tomarel regimiento e gobernamiento de su Regno. E as¡ lofizo», tomando así una decisión cuyas auténticas razo-nes aún están confusas, a pesar de que existe la evi-dencia de que se encuentran en algunas de las manio-bras de la nobleza y los prelados Juan García Man-rique y Pedro Tenorio, y de que Piskorski lo inter-

195

Page 201: pdf Manueles y Fajardos

pretó como uno de los primeros indicios del robus-tecimiento del poder real que empezó a manifestarseinmediatamente en la celebración de las cortes de Ma-drid del mismo año` ; es en ellas donde se encuen-tran las claves del futuro desde entonces de la revuel-ta urciana.Un escrito de peticiones presentado por los procu-

radores al rey el 15 de diciembre, que no coincidetotalmente con el transmitido por la crónica de Lópezde Ayala, parece que da alguna razón a la teoría dePiskorski de considerar a estas cortes como el puntode partida de la recuperación de la autoridad real ;aparte de otorgar al rey parabienes por su proclama-ción y solicitarle la confirmación de todas las costum.bres, fueron, usos y privilegios, las cortes concedie-ron los impuestos usuales, la alcabala de tres meajasel maravedí y cuatro monedas, el canciller sin embar-go habla de seis monedas ; y lo que es más importan-te para el tema que nos ocupa, para que las cortes nose prolongaran demasiado «. . . por razón de la pesti-lenoa que aqui anda commo por la gran costa quese fase e por los peligros de las peleas que se leuan-tan por el ayuntamiento de mucha gente . . .» `, losprocuradores accedieron a disolverse dejando comisio-nados a algunos de ellos para que gestionasen ante elrey sus peticiones más urgentes . Había problemas detumultos y desórdenes, los ánimos estaban levantados

ssr LÓPEZ DE AVALA, P.c Crónica dei rey don Enrique III. . .,pág. 21, y Prsxoresxz, W. : Las Cortes de Castilla en el pe-riodo de tránsito de la Edad Media a la Moderna. 1188-1520,pág. 123, El Alhir, 1977 ."x Act. Cap. 1354, fols. 131 y sigs . (10-1-1395) . Documen-

taciári presentada por los procuradores murcianos a su regre-so a Murcia.

196

Page 202: pdf Manueles y Fajardos

y el rey quería resolver todo lo pendiente con el me-nor número posible de personas ; con razón se admitegeneralmente que en estas cortes empezó la decaden-cia de la institución.

Las peticiones dejadas por los procuradores se cen-traban en que el rey administrase justicia, « . . . la qualvos es encomendada por Dios . . .» ; nombrase unoshombres buenos que junto a la comisión de los pro-curadores que se quedaban revisasen todas las cuen-tas, tanto de personas como de lugares que teníanrentas reales, porque consideraban imposible conti-nuar en la situación de desgobierno en la que Casti-lla se encontraba, « . . . en el estado sobejano en queagora está. . . », y pudiesen conceder dos monedas ydos millones de maravedís para un servicio, sí se com-probaba que todo ello era necesario (de aquí salenlas seis globales citadas por el canciller) . Había undeseo de salir del estado de postración, desgobiernoy miseria a que se había llegado con el Consejo deRegencia en las palabras con que los procuradorescerraban su estricto de peticiones : « . . . ca sennor mu-cho deuedes de consyderar el estado e manera en queestá e regiánlos, e sobreleuarlo quanta más pudiére-des por que vayan recobrando del mal que han pasa-do la vuestra arca e vuestro thesoro son e todo paravuestro servido estará aparejado para vos dellos se-ruir cada que necesario vos fuera . . . » .En la contestación real Enrique III achacaba a las

luchas entre los grandes la causa de los desaciertosde sus tutores, tanto de los primeramente nombrados como de los que proclamaron posteriormente lascortes de Burgos, y por ello adoptó dos medidas tras-cendentes para el futuro, primero rebocar todo tipode gracias, mercedes, dádivas y oficios otorgados has-

197

Page 203: pdf Manueles y Fajardos

ta su mayoría de edad, y en segundo lugar, continuarla política de Juan 1 conducente a sanear las ligasque en el reino se formaban, prohibiéndolas en ade-lante de manera que cualquiera que continuase fiel alas ya existentes o promoviese otras nuevas <c . . . aurála nuestra yra . . .» . Entre los testigos que cita el do-cumento se encontraban dos personajes muy singula-res, el ya citado abad de Valladolid, Fernán SánchezManuel, y Juan González, abad de Fusillos, que in-mediatamente vendría a Murcia corzo mediador enla contienda .

1 .

REc I-I AZO DEI. PRIMER CORREGIDOR X MEDIA-CIóN BRUSTADA DEL ABAD DE FUSILLOS

Las primeras sensaciones de que el rey endurecíasu postura y empezaba la lucha contra sus propiosparientes, las sintieron sobre sí mismos los cuatroprocuradores murcianos que hablan acudido a Ma-drid representando al concejo con el encargo explí-cito de pedir exención de monedas para la ciudad yla confirmación del privilegio real que años atrás es-tablecía en 40 el número de regidores que integrabanla institución concejil.

El 12 de enero de 1394 Pedro Carles, RodrigoJaimes de Junterón, Alfonso de Balibrea y Bartolo-mé Tallarte fueron entregados encadenados por unalguacil real que los apresó en Barajas, cuando ya de-jaban Madrid, al adelantado Alfonso Yáñez Fajardoque se encontraba presente . La autoridad de Fajardosalió robustecida de las cortes de Madrid, consiguien-do en ella no sólo la entrega de los cuatro procura-dores murcianos que representaban al concejo manue-lista, sino también que el rey les negase las peticio-

198

Page 204: pdf Manueles y Fajardos

nes que en nombre de la ciudad le hacían, mientrasel levantamiento continuase, « . . . por quanto vos aue-des estado e estades aun ágora endurecidos e rebela-dos, que non auedes querido conplir mis cartas e mimandado que vos hebiado en rason del acogimientoque vos enbie mandar que acogiesedes en esa dichagibdat a Alfonso Yañes Fajardo mi adelantado ma-yor del regno de Murcia e los regidores desa dichacibdat e a todos los otros que por rason del bollicioe escandalo que y acaescio fuera della, fue mi mercedde non los librar nin faser por ellos cosa alguna, ninen otros algunos que me enbiastes fasta quel dichomi adelantado e todos los otros sobre dichos sean porvos acogidos en esa dicha cibdat por que todos biua-des en pas e en sosiego como cumple a mi servi-glo . . .» 313

La noticia de su apresamiento y posterior entregaa Fajardo fue sabida en Murcia con asombro y con-fusión concejiles, porque se interpretó el hecho comouna presión para que en Murcia se admitiese a losfajardistas expulsados ; se pensó, incluso, que los cua-tro procuradores estaban colaborando con Fajardo ypropiciando su paso al bando del adelantado al mis-mo tiempo que simulaban lealtades al concejo al pe-dir que se les enviasen a Mula a sus hijos como re-henes, para que ellos pudiesen venir a la ciudad a ex-plicar lo sucedido: «et por quel dicho concejo a unrecelo que aquellos vienen por trattos que son con-tra esta cibdat por quanto es fama en esta dicha cib-dat que la dicha prisión se fiso con trattos dellosmesmos . . .» 314 ; con aquellos rumores, las decisiones

313 Madrid, 1394-1-15, Act. Cap. 1394, fols . 130 y sigs .(10-1-1395) .

314 Act. Cap. 1393, fols. 150 r. (27-1-1394) y 157 (8-2-1394) .

199

Page 205: pdf Manueles y Fajardos

cayeron en el maximalismo al impedirse que las mu-jeres de los cuatro procuradores enviaran a los hijosa Mula, donde estaban retenidos, y mantener contodas sus consecuencias la postura de que no entraseningún expulsado en la ciudad .Al hecho de la prisión de los procuradores, que el

concejo consideraba inusitaba, porque siempre los re-yes habían respetado a estos oficiales, se unió la lucha por la alcaldía del castillo de Monteagudo desdefinales de 1393, cuando se conoció el nombramientoreal como alcaide de Juan Ortega de Avilés, que eracuñado de Alfonso Yáñez Fajardo. La alarma del con-cejo fue general por la estratégica situación de la for-taleza, que controlaba toda la huerta entre Murcia yOrihuela y su proximidad adicional a la capital ; enmanos de un pariente tan próximo al adelantado ma-yor, podía ser una auténtica flecha apuntando haciaMurcia, cuyos regidores se aprestaron a impedir elhecho, evitando que se produjese el nombramiento .

Monteagudo estaba en manos de la viuda y un hijodel anterior alcaide, Martín Alfonso, quienes de acuer-do con el concejo murciano enviaron a la corte a unmensajero que gestionase la conservación de la forta-leza para los murcianos, pero el enviado optó porseguir el ejemplo de Juan Sánchez Manuel, y se pasóal bando del adelantado con la mula y el dinero en-viados para el viaje. Enrique III ratificó el nombra-miento a favor de Juan Ortega de Avilés y propiciócon ello un golpe definitivo a la seguridad del con-cejo murciano: estratégicamente el adelantado mayortenía a la ciudad desconectada 315 .

31,5 Act. Cap. 1393, fols . 122 (16-11-1393), 148 r. (10-1-1394) y 182 r. (24-3-1394) .

200

Page 206: pdf Manueles y Fajardos

Ante esta grave pérdida de territorio y de poder,el concejo no admitió las posibilidades de negociaciónque la prisión de los cuatro procuradores le ofrecía,y se encerró en una resistencia a ultranza, que con-tribuyó a que el conflicto tuviese desde entonces to-das las características de una auténtica guerra civil .

Enrique III debió de pensar seriamente en la ne-cesidad de una visita al reino murciano que contri-buyese a la adopción de medidas más eficaces parala solución del levantamiento, tal como se insinúa enuna carta que escribió al concejo de Lorca el 19 deenero, en contestación a su solicitud de que les fue-sen levantadas las obligaciones de pagar, entre otrascosas, el almojarifazgo que se les traba de cobrar enMurcia, desde que los Manuel monopolizaban el po-der concejil, sobre los productos de su cosecha ycrianza ; aducían además que en 1393 habían gastadomás de 40 .000 maravedís en mantener atalayas y ata-jadores de caminos, y por ello solicitaban la exenciónde alcabalas, y que el rey pagase sueldo a los hom-bres de caballo que permanentemente exigía la defen-sa de la fortaleza lorquina frente a Granada, entoncesconvertidos en el baluarte más importante de Fajar-do frente al concejo murciano ; Enrique III no acce-dió porque la propia hacienda castellana estaba empe-ñada en acciones de más largo alcance a todo lo largoy ancho del reino, sin embargo sí prometía hacer unavaloración personal de la situación, « . . . quando yofuere a ese Reyno de Murcia yo sabré o bere que cum-pliere a my serbi~io e a provecho e guarda desa dichabilla . . . » 316.

316 Madrid, 1394-I-19, Archivo Municipal de Lorca, LibroII de Privilegios, fol. CLXVI, armario 1 .

201

Page 207: pdf Manueles y Fajardos

De momento, el resultado inmediato de la tomadel poder por Enrique III fue el envío de Ruy Mén-dez de Sotomayor como primer corregidor, que llegóa Murcia en febrero de 1394, tras la obtención de unnombramiento, que probablemente se realizó en eltiempo de celebración de las cortes de Madrid, y elque el adelantado Fajardo mantuviese presos en Mulaa los cuatro hombres del concejo, junto a muchosotros murcianos, durante casi un año 31° .

Sotomayor no pudo pasar de Molina Seca, porquese lo impidieron los hombres del concejo murcianooponiéndole una eficaz resistencia armada, y desdeallí envió a los cabecillas las cartas reales de creenciay de seguro que había traído, dirigidas a Andrés Gar-cía de Laza y don Ramón de Rocafull, los dos pilaresdel levantamiento en los que se apoyaban los Manuel,entonces encabezados por Alfonso y Fernán SánchezManuel`. Laza y Rocafull en un nuevo concejo ge-neral, se escudaron una vez más en la masa urbanaque controlaban, y de la que se servían, para no ad-mitir al corregidor porque el hecho no estaba en susmanos, « . . . salvo en mano del pueblo . . .» ; fueronellos precisamente los dos cabezas de la lista de indi-viduos a los que Enrique III ordenaba apresar enseptiembre de 1393 "s, apenas un mes después de serdeclarado mayor de edad .

Posiblemente el rechazo de que fue objeto el co-rregidor, demostrando la fuerza que aún tenían losManuel, y haciendo presagiar soluciones tajantes por

317 Act. Cap. 1394, fol. 146 (23-1-1395).318 Illescas, 1394-1-22, Act. Cap. 1393-1394, fol. 157 r. (10-

2-1394) .318 Cantalejo de Sepúlveda, 1393-IX-1324, Act. Cap. 1393-

1394, fol . 104 (12-10-1393).

202

Page 208: pdf Manueles y Fajardos

parte del rey, rompió definitivamente la coyunturalalianza de Juan Sánchez Manuel con el adelantadomayor, y a pesar de los nuevos rumbos que la polí-tica castellana tomaba, obligó a Fajardo a libertar alos procuradores, previa expoliación y pago de res-cate, y a buscar soluciones a través de diversos me-diadores .En 1394 el concejo contaba como seguidores del

adelantado Fajardo que estaban fuera de Murcia aunos 130 hombres', posiblemente algunos más quehasta 1399 tuvieron en jaque a toda la ciudad y lahuerta, « . . . an corrido e corren la huerta e terminodella e se an mercado en matar e luar presos ommesvesinos e moradores de la dicha ojibdat et en robar eleuar de la dicha huerta e termino trigo e ceuada e

,bestias e bueyes e ganados e otros bienes mueblese armas e otras cosas, de que la mayor partida de losvesinos e moradores de la dicha gíbdat están quere-llosos dellos . . .» .

Contaron desde 1391 con la clara ayuda del con-cejo lorquino, que había sufrido un proceso de trans-formaciones institucionales semejante al murciano, ycon una auténtica quinta columna en el interior dela ciudad, en las personas de sus parientes y amigos,que les proporcionaban ayuda material los ponían enconocimiento de los acuerdos adoptados por el con-cejo general, al que ellos asistían impenitentemente,a pesar de los cien azotes con que se pensaba su ac-titud solidaria .

Incluso los individuos que trabajaban por la causade Fajardo dentro del ambiente enrarecido y hostilde la ciudad y su término, eran muchos más que an-

=° Act. Cap. 1394, fol . 72 (20-9-1394).

203

Page 209: pdf Manueles y Fajardos

teriormente, el agotamiento ciudadano los multipli-caba, y su actitud tan notoria a pesar de que inten-taban ser discretos, eran conocidos sus viajes a MolinaSeca a entrevistarse con el adelantado, que los Ma-nuel desde el concejo redoblaron sus sistemas de con-trol del vecindario. Las reiteradas correrías del ade-lantado por la huerta, dentro y fuera del términoconcejil, buscaban no sólo la destrucción y el saqueo,sino también la conexión con estos partidarios suyosy el apresamiento de hombres del bando rival paraobligar al concejo al cambio, por los que previamen-te habían ido a dar con sus huesos en la mazmorramunicipal 1 .A partir de las cortes de Madrid hubo intensa in-

tervención real en los asuntos murcianos, con pre-tensiones de pacificación que no fructificaron porquelos dos bandos intentaron canalizar en su favor a laopinión real; el adelantado, más abierto hacia las no-ticias que llegaban de la corte, y más ágil en la bús-queda de soluciones, hizo presentar como algo pro-pio varias órdenes llegadas, en el sentido de que tan-to él como sus partidarios fuesen readmitidos en Mur-cia sin más condiciones, mientras que sus rivales senegaron a ello una y otra vez, alegando parcialidadreal por carencia de información, porque las versionesllegaban a la corte vía Fajardo y por tanto « . . . calla-da la verdat . . . » iza .

A su favor contó Fajardo desde los comienzos de1394 con el error táctico, que la negativa concejil a

s" Saqueando Sangonera, Fajardo hizo cautivos a AndrésPerpiñán y Pascual de la Fos, que fueron intercambiados porFerrán Martínez, a quien el concejo a su vez tenía preso,Act. Cap. 1393-1394, fol . 206 r. (13-5-1394).

37x Act. Cap. 1393-1394, fol . 209 r. (13-5-1394) .

204

Page 210: pdf Manueles y Fajardos

admitir en la ciudad a un oficial regidor suponía; enfebrero llegaba, como ya se ha dicho, el primer co-rregidor, que no pudo hacer valer sus poderes `, perono fue solamente en la corte donde la crisis urbanaque los murcianos vivían tuvo su meta de solución,sino que desde muy pronto se trataron de encontrarfuerzas de apoyo político y moral en altas instanciasextracastellanas, tales como las cortes pontificia yaragonesa ; en 1393 los Manuel buscaron el apoyopapal para contrarrestar lo que ellos considerabandifamaciones de los fajardistas al obispo Pedrosa `,y un año después enviaban un hombre a Barcelonapara que se entrevistase con Juan 1 en relación conel cobijo que en Orihuela encontró Juan Sánchez Ma-nuel al ver su causa perdida `.

Pero la solución no vendría en forma de imposi-ciones de unos bandos sobre otros con ayuda exte-rior, sino a través de una reestructuración en profundidad relativa del gobierno municipal, introducida através de unos oficiales regios tras unos fallidos in-tentos de mediación.

La gravedad de los hechos de cada bando y el ra-dicalismo de su actuación explican la llegada en mayode 1394 de Juan González, abad de Fusillos, ennombre del arzobispo de Toledo, Pedro Tenorio, yen última instancia del rey, para intentar la concordiaentre Fajardo y el Concejo, «que tractedes entre losde la dicha ¡pibdat e el dicho adelantado e sus parien-tes e los abengades e concordedes e fagades todosamigos e los dexedes a todos en buena paf e con-

323 MARTÍNEZ CARRILLO, M.a DE Los LLANOS : La implan-tación. . ., pág, 175 .

324 Act. Cap. 1392, fol. 278 r. (19-4-1393) .315 Act. Cap. 1394, fol. 180 r. (6-3-1395) .

205

Page 211: pdf Manueles y Fajardos

cordia. . .» , y al mismo tiempo que tratase de re-gularizar las obligaciones concejiles de pagar monedassobre todo, en las que la ciudad estaba claramenteal descubierto .

La estancia del abad en Murcia se prolongó dossemanas durante las cuales se desplazó a Molina aparlamentar con Fajardo lo mismo que lo hacía enMurcia con los hombres del concejo. Las peticio-nes iniciales de Fajardo eran aparentemente muysencillas, que se le permitiese junto con sus hombresvolver a la ciudad, ocupar sus casas y gobernar suhacienda, devolviéndosele todos los bienes que leshabían sido incautados, así como el reconocimientode su autoridad como adelantado y la readmisión delos regidores expulsados con él.

Las peticiones fajardastas fueron seguidas por unascontrapropuestas concejales extensas y prolijas entrelas que se incluía la prohibición de entrar en Murciadurante cinco años a Fajardo y a sus seguidores Pe-dro Gómez de Dávalos, Daagomez de Dávalos, LopeFernández, alcaide de Lorca, y Pedro González, al-caide de Mula, quienes además debían garantizar porescrito en documento que sería enviado al rey, queya no atacarían a los vecinos de Murcia, corno con-dición indispensable para que les fuesen devueltas suspropiedades injustamente incautadas. Un segundo blo-que de condiciones exigían la renuncia de los regido-res expulsados a su oficio antes de entrar en Murcia,para que el rey pudiese confirmar el regimiento de40 hombres buenos, exigiéndoles también un jura-mento escrito de lo acordado que seria enviado al

m Ladrada, 1394-IV-23, Act. Cap. 1393-1394, fol. 207 r.(13"3-1394), y Br~Ez AzNAn, A.- Revuelta urbana. . ., pá.ginas 86 y sigs .

206

Page 212: pdf Manueles y Fajardos

rey para evitar que una vez dentro de Murcia recla-masen el regimiento perpetuo en sus personas . Entercer lugar, los Manuel permitirían la entrada a to-dos los demás seguidores de Fajardo siempre que hi-ciesen las mismas promesas de cumplimiento que Fa-jardo y los principales miembros del grupo.A través de las condiciones manuelistas queda cla-

ra la importancia regional del levantamiento, así comola estratificación hecha en el grupo de expulsados : sedistingue ampliamente entre los individuos con lide-razgo regional y el grupo de regidores para los quelas condiciones de admisión eran menos duras, no seles exigía una ausencia obligada de cinco años, y lainmensa mayoría de sus seguidores, más de cien, conlos que la tolerancia concejil se ampliaba .A las condiciones del concejo, Fajardo y los suyos

contestaron con otras `, entre las que se incluía elrechazo de cualquier acto que pusiese en duda laautoridad del adelantado, negándose él lo mismo quesus 16 regidores a hacer ningún juramento de segu-ridad, de concordia y paz antes de que se les fran-quease la entrada en Murcia, « . . . pues ellos son delos mas antiguos e buenos de la dicha igibdat e de losque sienpre bien e lealmente syruieron a los reyespasados e al rey nuestro sennor, que les fuere muyfea cosa e graue el se priuar de las onrras e ofigiosde la dicha ojibdat e de las gragias e meriledes de losreyes pues ellos e los de sus linajes los ouieron sien-pre en la dicha Obdat . . . » . Sus linajes los respalda-ban y eran la base de su ética que exigía la completadevolución de sus bienes de manera previa a la aten-ción por su parte de las reclamaciones y querellas que

321 Act. Cap. 1393, fol . 215 (30-5-1394) .

207

Page 213: pdf Manueles y Fajardos

los Manuel les planteaban . Por último, el centenarlargo de fajardistas estaban dispuestos a hacer pleito-homenaje y jurar el cumplimiento de las ordenanzasconcejiles una vez. que estuviesen en sus casas y enposesión de sus pertenencias, lo cual implícitamenterequería el reconocimiento de los regidores expul-sados .La réplica fajardista terminaba con una acusación

al concejo de Murcia de no cumplir las cartas realesque exigían su admisión en Murcia, « . . . fasta agorael dicho con& no lo ha querido faser trayendolo enbrega e en traspaso de dia en dia . . .» ; conminaban alabad de Fusillos a que en dos días convenciese al con-cejo de la necesidad de ceder o de lo contrario pro-metía hacerlo él personalmente con sus hombres mien-tras el abad regresaba a la corte y notificaba la reali-dad de los hechos murcianos : « . . . el dicho congeio elos de la dicha ipibdat están enduresgidos en su malaentengion que fasta aquí han tenido contra el servi-gio del rey estando desobedientes e rebeldes . . .» .

El 31 de mayo, fecha en la que concluía el plazoconminatorio de Fajardo, el abad Fusillos proclamósu intención de mediar entre los contendientes revocando las órdenes reales que fuesen contra la conví-vencia general de paz y perdonando a todos los par-ticipantes en las revueltas con unas condiciones queresultaban un compromiso entre las enunciadas porlos dos bandos contrapuestos '. La acogida de losfajardistas en sus casas y posesiones a cambio de re-nunciar a las regidurías que reclamaban y de juraracatamiento al sistema de 40 regidores cambiantescada año y el compromiso de los regidores expulsa-

u8 Act. Cap. 1393-1394, fol . 218 r. (31-5-1394).

208

Page 214: pdf Manueles y Fajardos

dos de que respetarían la paz ciudadana so pena deser declarados infames, perjuros y «fementidos» seequilibraba con la petición a los principales seguido-res de Juan Sánchez Manuel de que reconocerían aFajardo como adelantado una vez que hubiese entra-do en la ciudad, y que a su vez éste en el plazo detres días concedería un perdón general a los causan-tes de la muerte de sus más allegados seguidores .

El abad exigía al adelantado, sus parientes y se-guidores que respetaran la honra y los bienes de to-dos los vecinos de Murcia y que después de su entrada no expulsarían a ninguno ; si no cumplían esta con-dición cualquier hidalgo podría retarlos según las es-trictas reglas del código del honor : « . . . a cada unodellos que bíniere contra lo que sobredicho es e nolo guardare, et que sea tenudo de entrar en el dichocanpo e que entre desarmado en el dicho canpo e sinarmas algunas e el otro que fuere de la dicha jibdatarmado de sus armas conplidamente, et el dicho ade-lantado e los dichos sus parientes que sean tenudosde entrar en el dicho canpo e que se non pueda es-cudar dello disiendo que el rebtador non es su egualen linaje nin se peuda echar a la corte o por quediga que es villano el rebtador nin por otra rasón ninex,gepgion alguna, otros¡ que puedan reuesar las ar-mas al dicho adelantado e a los dichos sus parien-tes . . . » . Los incumplimientos se penarían con la con-fiscacíón de los bienes, de cuyo valor la tercera partesería para el rey, otra parte igual para las obras dela catedral, que por entonces se iniciaban, y la últimaparte para hacer reparaciones en la siempre malpa-rada muralla .

El abad Fusillos terminaba su intento de mediaciónprometiendo gestionar ante el rey un perdón general

209

Page 215: pdf Manueles y Fajardos

para ambos bandos, rechazaba. la responsabilidad sino se aceptaba, y consideraba que todos los malesderivados de la intransigencia serian culpa exclusivade los implicados . Su oferta se rechazó y en conse-cuencia la radicalización llegó al limite; fue precisa-mente entonces cuando empezó lo que se puede con-siderar como una auténtica guerra civil a niveles re-gionales,

2 . NomBRAmirNxo 1F, Rtxv ZópEz D DÁvALosCOMO ADELANTano MAYOR

Como tal fue considerada la contienda desde en-tonces por sus propios protagonistas; Fajardo vendíaen pública almoneda el botín de sus rapiñas, « . . . comosi fuesen de buena guerra�.»", y cumplió la pro-mesa hecha de tomarse la justicia por su mano, con-tinuando una serie de correrías por el término con-cejil en las que nuevos prisioneros eran llevados a sucuartel general de Molina Seca; la obra de destruc-ciones que había iniciarlo reventado las dos acequiasmayores el 28 de julio de 1.393 se vio rematada lamadrugada del 1. al 2 de junio de 1394 con la des-trucción de lo que ya se había reparado, más la delas seis ruedas cae los molinos del puente, que eranlos fundamentales para los marcianos .

Se trataba de crear una zona de tierra de nadie entorno a la ciudad y privarla ele sus fuentes de aprc>visionamiento " . Desde entonces los dos molinos quequedaban en funcionamiento en el arrabal de San

w Aet. Cap. 1393»1394, fol. 227 (13-6W1394).;4

Cap. 1393-1394, fols. 221 (2-6-1394) Y 228 (19-6-1394).

21 0

Page 216: pdf Manueles y Fajardos

Juan resultaron insuficientes para trabajar para todala ciudad y hubo que acudir a moler a Orihuela, o ensu defecto había que comprar. harina a mercaderesoriolanos que venían a Murcia despreciando el peli-gro que suponían los ataques fajardistas desde Mon-teagudo y desafiando a los recaudadores que inten-taban cobrarles el almojarifazgo y la quema : se pre-tendía que Fajardo pagase ambos impuestos, ya queél era el culpable de que hubiese que ir a abastecersea Aragón, cosa innecesaria en circunstancias normales .

Los Manuel a su vez respondieron con medidas desemejante dureza: reforzamiento de la vigilancia enhuerta y ciudad, exhortación a los murcianos a robarsi eran robados, y a matar si morían sus convecinos,sin ningún tipo de condicionamientos, prohibición deque nadie trabajase las tierras de los fajardistas, rea-lización de un inventario de bienes de « . . . todos aque-llos que han desanparado la gibdat de pocos dias acáe se son ydos fuera della . . . » para entregar sus armasa los que en Murcia quedaban, y poner las provisio-nes que había en sus casas al servicio del concejo, ypor último, alquilar sus inmuebles a quienes más ofre-cieran por ellos, destinando lo que se obtueviese acompensar a los que habían sufrido daño a causa delos ataques de Fajardo `.Hubo gente que dejó Murcia por aquellos días y

se unió a Fajardo, ante el temor de que la justiciadel rey se implantara con más rigor, por el rechazodel corregidor Ruy Méndez de Sotomayor primero,y del intermediario abad de Fusillos después, perono se puede concretar cuántos ni en qué proporción;desde luego los que se fueron, « . . . con poco sa-

-n' Act. Cap. 1393-1394, fol . 233 (6-6-1394) .

21 1

Page 217: pdf Manueles y Fajardos

ber, . . » ', fueron suficientes para poner en peligrola seguridad de la ciudad en manos de los Manuel yobligar al concejo a buscar entendimiento en la cortedonde estaba corno procurador Alfonso Sánchez Ma-nuel, y refuerzos humanos fuera del propio términomunicipal, incluso en la lejana Valencia a donde JuanSánchez Manuel, incorporado otra vez a la ciudad des-pués de su espectacular deserción, fue comisionadopor el concejo con este fin .

Con su viaje está relacionada también la peticiónde ayuda al marqués de Villena, el segundo intentode mediación que se produjo de manera directa ; donAlonso de Aragón estuvo interesado en romper la lu-cha planteada entre el obispo Pedrosa y Alfonso Ya-t?ez Fajardo por motivos relacionados con la crisisque el marquesado padecía, en aquellos momentos enlos que Enrique III iniciaba una campaña de levan-tamientos de vasallaje, que culminó con su incorpo-ración a Castilla un año después . Pretendiendo cal-mar los ánimos murcianos el marqués de Villena in-tentaba conectar con don Pedro Tenorio e impedir através de él la pérdida de sus territorios ; su comu-nicación al concejo murciano describe el enfrentamien-to como una lucha desigual entre el obispo y el ade-lantado mientras que al uno lo seguían el concejo yla «universydat» de la ciudad `, al otro lo apoyabanun número indeterminado de caballeros y escuderos,lo que dejaba en su visión de las cosas la razón delnúmero del lado del obispo Pedrosa y por tanto deJuan Sánchez Manuel, aun desde Orihuela .

Fueron estos los momentos de mayor expansionis-mo del levantamiento murciano, en un auténtico es-

= ct. Cap. 1393, fol. 227 (13-6-1394).Act. Cap . 1393-1394, fol . 80 (1-101394) .

212

Page 218: pdf Manueles y Fajardos

.0011000lo0G ^3

ñ" , c

es

É

"~

FI

a ,b

Page 219: pdf Manueles y Fajardos
Page 220: pdf Manueles y Fajardos

fuerzo por neutralizar las profundas consecuenciasque pudiera tener el rechazo que se había hecho decualquier compromiso que condujese a la admisiónde nuevo de los fajardistas en la ciudad. Ya existíael precedente del acuerdo firmado por los murcianoscon la hermandad del marquesado de Víllena en1387"4, al que también se habían adherido Cartage-na, Mula y Jumílla, y por tanto cabía esperar una co-laboración concreta en la defensa de los intereses yuna vigilancia eficaz de malhechores o individuos te .nidos por tales, pero don Alonso de Aragón estabasumido en su propia inseguridad y no pudo más queintentar mediar y canalizar su intervención por la víade una campaña de prestigio que lo consolidase comoun aliado fiel .

Es importante señalar de nuevo el papel que laciudad de Lorca jugó como refugio de fajardistas porestos años y recíprocamente el de colaboradores quelos lorquinos que en Murcia vivían tenían para losseguidores de Juan Sánchez Manuel, ofreciéndose vo-luntarios para contribuir a la defensa murciana des-pués de que unos presos escaparan de la cárcel con-cejil acompañados por el propio carcelero y su mujery protegidos por el alguacil mayor Juan Mateos deContreras as5 ; acusado de complicidad fue depuesto,encarcelado y sustituido en el oficio por Ferrán Sán-chez Manuel, cuando Juan Sánchez Manuel empezabade nuevo a abandonar el barco frente al acoso de unFajardo cada vez más agresivo, que llegó a tener ensu poder 51 prisioneros del bando contrario simul-táneamente; Torres Fontes reconoce su ventaja para

Cartulario 1384-1391, fol .146 .aas Act. Cap. 1393-1394, fol . 112 (4-12-1394).

213

Page 221: pdf Manueles y Fajardos

capturar a los individuos que acudían a la huerta atrabajar o que simplemente transitaban por ella, uti-lizando como retaguardia las fortalezas de Lorca yMula, al estudiar la actuación mediadora de las viu-das de Alonso de Moncada y de Pedro López de Aya-la en el conflicto ass, y reconoce igualmente que eléxito que consiguieron liberando a la casi totalidadde los apresados por el adelantado, cuando el bandoconcejil solamente pudo responder con la libertad deocho fajardistas que tenían en la cárcel de la ciudad,se debió a que los lazos de sangre y los intereses declase existentes entre los alineados en los dos bandoseran más fuertes que su propia oposición .Los últimos meses del año 1394 y los comienzos

de 1395 constituyen cronológicamente el ojo del hu-racán del levantamiento murciano, en el que se dabansimultáneamente el máximo radicalismo por parte deambos contendientes, los primeros indicios de la pes-te que entre 1395 y 1396 se llevó por delante a másde la mitad de los habitantes de la ciudad, 6 .088 enMurcia y un número indeterminado en la huerta yotras áreas del reino; por parte del concejo existía laconciencia de que se estaba tocando fondo, como de-muestra que los dos enviados por ellos a entrevistar-se con el marqués de Villena tuviesen que dar unrodeo a través de tierras aragonesas desde Sax, Cas-talla, lbi y Elche custodiados por los ballesteros quealquilaron en Sax para guardarse de los hombres deladelantado, según su propia expresión, que tenían

'96 TORRES FONTES, J. : «Murcia Medieval. Testimonio do-cumental III. La mujer», Murgetana, núm. 54, pág. 48, Aca-demía Alfonso X El Sabio, Murcia, 1980, y Act. Cap. 1394,fols . 193 (24-3-1395), 195 (30-3-1395), 198 (2-4-1395), 200 r .(44-1395), 205 r. (10-4-1395) y 230 (4-5-1395) .

214

Page 222: pdf Manueles y Fajardos

totalmente controladas las comunicaciones con el in-terior de Castilla a partir de Molina Seca 337 .

La situación murciana estaba directamente relacio-nada con la del marquesado de Villena, que sufríauna grave crisis económica desde hacia décadas y terminó desembocando en una serie de levantamientosen 1395 contra la jurisdicción del marqués don Alon-so de Aragón y sus oficiales, que protagonizados porlas oligarquías locales arrastraban tras de sí al pueblollano 338 . Estos levantamientos se iniciaron en marzocuando procuradores chinchillanos aceptando la in-corporación a la corona decidida por Enrique III, setrasladaron a Alcalá de Henares a solicitar que lesfuese relevado el juramento de fidelidad hecho a donAlonso de Aragón . Sin embargo, el malestar en lastierras del marquesado era muy previo y el parale-lismo solidario entre la postura de los Manuel en Mur-cia y el marqués de Villena un hecho cuando los en-viados murcianos Antón Martínez, Marcos Rodríguezde la Crespa en los finales de 1394 ya buscaban hom-bres que los escoltaran hasta Murcia en Sax, una delas últimas localidades del marquesado que se suble-varon en la primavera de 1395 .En julio de 1395 la agotada hueste concejil mur-

ciana no lograba tomar Librilla donde los Fajardo sehabían hecho fuertes con ayuda de Lorca y desde entonces interceptaban cualquier tipo de relación entrela capital y la frontera granadina . A pesar de ello ladestrucción en el campo de Librilla fue grande y En-rique III concedió al concejo lorquino el permiso que

ss' Act. Cap. 1394, fols . 116 (5-12-1394) y 152 r . (6-2-1395 .)338 PRETEL MARÍN, AURELIo : La revuelta antiseñorial de

1395 en el Marquesado de Villena, Congreso de Historia deAlbacete, t . 11 ,Edad Media, págs. 120-153, Albacete, 1984 .

215

Page 223: pdf Manueles y Fajardos

le había pedido para hacer hermandad contra los deMurcia en vista de la destrucción ocasionada en tor-no a Librilla, « . . . de como vinieron al dicho lugar elo ipercaron e conbatíeron, e talaron su huerta e que-maron las casas que son fuera de la dicha villa de Li-brilla, e questo lo fazian los de la dicha libdat en myservigio . . .» sas .

La utilización de Lorca por Fajardo como base deoperaciones influyó en esta concesión, así como en laefectuada en 1396 en relación con la obligación quelos hombres de las sacas trataban de imponerles, deque inscribiesen previo pago de un maravedí los ca-ballos, mulas y jumentos existentes en Lorca paraevitar su exportación, contraviniendo con ello la cos-tumbre permisiva acuñada entre los lorquinos parapotenciar su escueta economía, de que pudiesen lle-var a Granada todo tipo de ganados salvo el caba-llar, miel y aceite . La marginación territorial de Lor-ca y su proximidad a la frontera quedaban una vezmás utilizadas como argumentos, « . . . e que non tie-nen otra vida nin otro mantenimiento saluo lo quesacan a tierra de moros, por quanto de otras partesnon osan yr a la dicha villa con ningunas mercadu-rias por el peligro que han en el camino de los dichosmoros. . .»'. La posterior prohibición de Enrique IIIde esta pretendida inscripción de las bestias se fun-damentó iguamente en esta situación, considerada tan

34 Real sobre Gijón, 1395-VIII-31, Archivo Municipal deLorca, Libro II de Privilegios, fols. 12 r. y 13 r.; VEAS AR-

TESEROS, F. : «Intervención de Lorca en la lucha entre Ma-nueles y Fajardos en 1391-1395», Miscelánea Medieval Mur-ciana, VII, pág. 155, 1981 .

Segovia, 1396-IX-19, Archivo Municipal de Lorca, Li-bro II de Privilegios, fol . 75.

216

Page 224: pdf Manueles y Fajardos

desfavorable desde el punto de vista económico comoventajosa para la defensa militar de todo el reino y elsector meridional del valenciano, que en 1395 Fa-jardo utilizaba en su propio beneficio .

Juan Sánchez Manuel advirtió así todas estas rea-lidades adversas y partió de la ciudad antes de quelos acontecimientos se le fueran definitivamente delas manos ; en diciembre de 1394 obtuvo del conce-jo 3 .000 maravedís y se marchó en Murcia rumbo aOrihuela, desde donde intetó ponerse políticamentea salvo, dando una versión de los hechos en la corte,y ante el que empezaba a conocerse como hombrefuerte, Ruy López de Dávalos, que sus antiguos alia-dos encabezados por Andrés García de Laza conside-raron difamatoria ` .

Fueron también estos los tiempos en los que losasaltos de los fajardistas, seguidos de destrucción yrobos, afectaron con mayor gravedad a las mejoreshaciendas, particularmente a las de aquellos indivi-duos más relacionados con el obispo y el concejo,produciéndose en contrapartida unas expropiacionesconcejiles en bienes de los seguidores de Fajardo quese convirtieron en instrumento populista de uso muypeligroso ' .En septiembre de 1394 se acordaba en consejo ge-

neral vender tantos bienes de los expulsados comofueran necesarios para compensar a través de su ven-

141 Act. Cap. 1394, fols, 116 r. (12-12-1394) y 201 r. (6-6-1395).

Algunos casos en MARTÍNEZ CARRILLO, M.a DE LOSLLANos: «"La tabla" murciana. Bases agrarias de una insti-tución de crédito medíeval», Miscelánea Medieval Murciana,vol. VIII, Universidad de Murcia, 1981 ; Act. Cap. 1394,fols . 170 (21-2-1395),242 (22-5-1395) y 249 (29-5-1395) .

217

Page 225: pdf Manueles y Fajardos

ta en almoneda a los afectados por las correrías deFajardo; hasta entonces se habían hecho incautacio-nes esporádicas cada vez que se daban casos concre-tos que lo exigían, pero en aquella ocasión se tratóde una ordenanza general que afectaba a todos losexpulsados, porque «. . . an corido e coren la. huertae termino della e se an aigercado en matar e leuar pre-sos ommes vesinos e moradores de la dicha rgibdatet en robar e leuar de la dicha huerta e termino tri-go e ceuada e bestias e bueyes e ganados e otros bie-nes muebles e armas e otras cosas, de que la mayorpartida de los vesinos e moradores de la dicha Qib-dat están querellosos Bellos . . .» .

Los reclamantes tenían que probar con un testigo,por lo menos, el tipo y valor de los bienes que seles habían arrebatado, y si no lo tuviesen su juramentoera suficiente para obtener una compensación econó-mica obtenida de la venta de sus bienes, o de las do-tes de sus mujeres, en caso de que ellas intercediesenen este sentido : « . . . et sy por ventura las mugeresde los dichos yuso escriptos pidieren o requirierenque sean pagadas del su dote, que las paguen de losbienes rayses e dela cama en que duermen saluandoala muger los vestidos e joyas de su cuerpo dondelo ayan mas a saluo e mejor parado, saluo enpero syalgunos y ouieren que delos bienes rayses non abon-daren para pagar el dote dela muger el dicho conQejomando que las paguen a menos fallimiento de bienesrayses de los bienes muebles» '. Por este procedi-miento los fajardistas se apoderaron en 1395 de dosbueyes y 60 cerdos pertenecientes a Ruy Sánchez deClaramunt, que ese año era regidor por San Lorenzo,

313 Act. Cap, 1394, fols . 72 y sígs . _(20-9-1394) .

218

Page 226: pdf Manueles y Fajardos

y el consejo les contestó a este expolio con otro, alindemnizarlo con 100 maravedís obtenidos de la ven-ta del vino que había en casa de Fernando Oller, unode los regidores expulsados con el adelantado mayor .Ojo por ojo y regidor por regidor .

Iniciadas e interrumpidas las expropiaciones pororden concejil, hubieron de ser reanudadas en febre-ro de 1395 ante las reclamaciones callejeras que deellas se hacían cuando en los aljibes de Lorca y Mulahabía recluidos medio centenar de vecinos y Juan Sán-chez Manuel iniciaba rumbos de acercamiento a lacorte a costa de abandonar el concejo, al que él habíacontribuido en primer lugar a lanzar al levantamien-to . Tierras, aperos de labranza, ganados, cosechas yaalmacenadas en los graneros y vino en las bodegas,cambiaron de manos con una violencia mayor de laque su importancia cuantitativa podía justificar .

Se apresaba a los contrarios para usarlos como armade rescate de los propios en manos enemigas, el con-cejó pagaba 100 maravedís para la manutención deun hombre de los que «andan fuera en ayuda e fa-vor de Alfonso Yáñez Fajardo» para ser cambiadopor un adicto ; se ordenó pagar de la fortuna perso-nal del alguacil Juan Mateos el valor de unos presosescapados con ayuda de colaboradores de Fajardo den-tro de la ciudad para ser destinados a un cambio pormanuelistas cautivos en Lorca y Mula ; contra los co-laboracionistas el concejo general dio poder al procu-rador Andrés García de Laza para sancionar con ri-gor a todos los que, sospechosos, se negasen a acom-pañar el pendón de la ciudad cada vez que la huesteciudadana fuera convocada ` .

s Act. Cap. 1395, fols . 22 (3-7-1395) y 42 r . (1-8-1395) .

219

Page 227: pdf Manueles y Fajardos

Los cambios de manos de propiedades causaronproblemas graves hasta bastantes años después derealizados ; las reclamaciones de «enmiendas» fueronmuy generales, y ante ellas el concejo dirigido porLaza ordenó que si Fajardo tomaba tierras, los dam-nificados fuesen pagados de la hacienda municipal,cosa muy problemática salvo que hubiese ingresosextraordinarios procedentes a su vez de incautacio-nes a fajardistas ; una . ordenanza de 1395 para que seentregaran todos los bienes muebles de los Fajardoque pudiesen ser encontrados en la ciudad y com-pensar a los expoliados de los Manuel, apenas se pudocumplir, en vista de lo cual el concejo recurrió a laspropias tierras del adelantado Alfonso Yáñez Fajar-do, y desde 1395 cualquier tipo de censo o renta quele perteneciese fue retenido por los interesados enconcepto de enmienda de lo que se consideraba ro-bado, con la única obligación de comunicarlo al escri-bano concejil para que quedara constancia de ello'.

Las destrucciones afectaban a la infraestructura dela comunidad, porque las tierras, su principal fuentede riqueza, fueron objeto de una auténtica expoliación de la que participaron sobre todo regidores yoficiales manuelistas, que paradójicamente se queja-ban del mucho trabajo que les proporcionaban losrepartos s's . Sucesivamente se pasaba de las tierras ocasas de Fajardo a las de sus seguidores en grado de-creciente de inculpación, situadas en lugares tan dis-tantes de la huerta como Molina Seca, Cinco Alque-rias o Los Algezares, dando lugar a un gran trasiegode propiedades que tuvo también en ambos bandos

3s Act. Cap. 1395, fol . 56 (28-8-1395) .-w Act. Cap. 1395, fol . 83 (2-1-1396) .

22,0

Page 228: pdf Manueles y Fajardos

quien lo consideró como rapiña que podía tornarse ensentido contrario en cualquier momento; parientesmuy próximos militaban en bandos opuestos y si bienera cierto que la ambición y la fuerza eran determinan-tes, los lazos de sangre todavía eran un factor socio-lógico definitivo en el escenario histórico en el quese movían.Hubo muchos fajardistas que viendo sus tierras en,

peligro hacían cartas de venta a favor de algún cóm-plice allegado "' ; la sanción concejil a los notarios,600 maravedís, cada vez que salieran de la ciudad ahacer alguno de estos documentos confirma la teoríade que los dos bandos no eran muy sólidos, que en1395 había un frente de contacto entre ellos que fa-cilitaría la implantación de la autoridad real .

Al terminar el año 1395, Juan Fajardo, hijo deladelantado Alfonso Yáñez Fajardo, difunto por en-tonces como consecuencia probable de la peste, partió de Mula a la corte acompañado de muchos de susseguidores, en un viaje que el concejo manuelista in-tuía peligroso por considerar que era la herencia enel adelantamiento lo que iban a reivindicar en la cor-te . Necesitaban moverse y pronto, « . . . contradecir aldicho Johan Fajardo que non sea adelantado de esteRegno, nin aya poderio nin oficio alguno por el di-cho Sennor Rey por que sy lo aquel oviesse esta tie-rra estaría en bolliQio et en mal e discordia en queestava en tiempo de su padre . . .» sea .

Apenas un mes después de esta partidista decla-ración, en el concejo se comentaba con alarma que« . . . es fama pública quel Rey nuestro Sennor ha fe-

34z Act. Cap. 1395, fol. 96 r. (29-1-1396).'4s Act. Cap. 1395, fol. 84 (2-1-1396) .

221

Page 229: pdf Manueles y Fajardos

cho merged del adelantamiento deste regno de Murgiaa Ruy Lopes de Dávalos . . . » 34e, y que mandaba a unlugarteniente al que la ciudad se proponía en un prin-cipio hacer jurar los fueron, no tanto por afán de con-servarlos como por salvaguardar a través de ellos elpoder conseguido por la fuerza . Solamente el anun-cio de la llegada de una autoridad ajena a la luchaque política, social y económicamente estaba bipola-rizada, cuyo despliegue y consecuencias aún se desco-nocían, provocaba el levantamiento de las huestesconcejiles . Sin embargo, el acantonamiento era talque la carta real que comunicaba el fallecimiento delanterior adelantado mayor y el nombramiento de Da-valos para sustituirlo, no fue leída en el concejo has-ta el 19 de febrero de 1400, en presencia de su lu-garteniente y hermano Lope Pérez de Dávalos 3s°, conla ciudad por entonces ya prácticamente controladapor él .De la importancia del nombramiento, a tenor de

la gravedad del problema que lo suscitaba, da ideael hecho de que Ruy López de Dávalos había venidosiempre sosteniendo la autoridad del rey frente a lanobleza de parientes del mismo, desde los mismosmomentos de la muerte de Juan 1, siendo él comocamarero mayor entonces, junto con el canciller ma-yor Juan Martínez del Castíllo, quienes habían abier-to protocolariamente las arcas reales en las que seencontró el testamento del rey en 1390 351 ; desde en-tonces su trayectoria junto a Enrique 111 había sido

89. Act. Cap. 1395, fol . 108 r. (12-2-1396).350 Toledo, 1398-II1-7, Act. Cap. 1399, fol . 119 r . (19-2-

1400).351 SUÁREZ FERNÁNDEz, Luis: «Problemas políticos de la

mínoría de Enrique III», Hispania XII, núm. XLVII, 1952.

222

Page 230: pdf Manueles y Fajardos

de inequívoca lealtad frente a :los grandes de la no-bleza :

Antes del nombramiento de Dávalos como adelan-tado mayor, Enrique III intentó agotar las posíbilí-dades de concordar a los litigantes, llamando a la corte a los cabezas inductores del levantamiento, porentonces Andrés García de Laza y el obispo don Fer-nando de Pedrosa por un lado y el adelantado Fa-jardo por otro, « . . . e sy lo asy fasedes daredes a en-tender que non queredes sosiego e justicia . . .» . Elproblema se densificaba con la participación del obis-po, por cuanto los diezmos que se le debían afecta-ban por igual a unos y otros, y los Fajardo se negarona recibir en Molina Seca la carta del rey que ordena-ba su pago 3z. La entrevista con Enrique III es muyposible que se realizara, porque en septiembre de 1395se hablaba de que Alfonso Yáñez Fajardo habla vuel-to de la corte y estaba en Mula, con temor acrecen-tado del concejo murciano, que reforzó sus rondasen previsión de un nuevo ataque 353 .

Debió ser a la vuelta de este viaje, cuando el ade-lantado murió, facilitando con su desaparición la so-lución real de introducir en el conflicto a un oficialde su inmediata confianza, como cuña que hiciesesaltar todas las resistencias .En última instancia el peligroso equilibrio al que

se había llegado tras el fracasado intento de los Ma-nuel y el concejo de tomar Librilla, acentuó la necesidad de que el rey interviniese en un conflicto tanprofundamente planteado ; la noticia del nombramíen-to de Dávalos como nuevo adelantado mayor y la

asz Act. Cap. 1395, fols . 27 (20-7-1395) y 32 (24-7-1395).353 Act. Cap. 1395, fol . 68 (25-9-1395) .

223

Page 231: pdf Manueles y Fajardos

llegada de un lugarteniente suyo empezó a circularpor la ciudad, y desde entonces la figura del procu-rador Andrés García de Leza se rodeó de los enigmasque acabaron por caracterizarle, culminando en el desu legendaria ejecución. Más que una figura clave enla facción de los Manuel, a los que estaba unido porlazos familiares, acabó polarizando en torno a sí mis-mo al grupo ciudadano, aprovechando la salida preci-pitada de muchos en dirección al seguro refugio deOrihuela ante la llegada inminente del funcionarioreal, sobre todo después de la huida del propio JuanSánchez Manuel.A partir de entonces se prohibió a los vecinos dar

acogida a Juan Sánchez Manuel y a sus hombres eincluso entrevistarse con ellos, ante las denuncias delobispo que indignado escribía a los que habían que-dado en Murcia al frente del concejo : « . . . vos otrosnon podedes de vedar a Johan Sanches nin otro me-nor que non vayan a esa tierra . . . et maravillomonosmucho que non pensedes que mayor e mejor es elmundo que la ilibdat de Murilia . . . » ser . Censura, des-pecho, amenaza de unos manuelistas a otros demos-traban la existencia desde entonces de un tercer ban-do que quería congraciarse con el funcionario realdesde Orihuela; la división en dos del primitivo ban-do de los Manuel fue definitivamente un hecho quepropició al adelantado mayor posibilidades de inter-venir con éxito .

Las atribuciones de Dávalos como adelantado ma-yor eran las propias del monarca en su reino ; era juezordinario, juez de apelación o alzada en los casos fa-

3" Act. Cap. 1395, fol. 138 (4-5-1396), y 1396, fol . 83(22-10-1396) .

224

Page 232: pdf Manueles y Fajardos

llados por los alcaldes foreros y reales, le correspon-dia conservar la paz y el orden del territorio cons-tantemente alterados por banderías, la inspección detropas y fortalezas, la transmisión y cumplimiento deórdenes reales, etc . "5 ; además de estas atribucionesordinarias de los adelantados mayores, en este casoDávalos recibió otras más concretas y extraordinariasen virtud de las « . . . muy grandes contiendas quere-llas, acusaciones, injurias e infamaciones . . . » ocurri-das ; Enrique III ordenó que « . . . en rason de lo le-vil es mi merged que Ruy Lopes de Davalos mi ca-marero e my adelantado mayor del Reyno de Murgiao el su lugarteniente sean jueses de todo ello . . .» 355

en una carta real leída ante el concejo en presenciadel lugarteniente Lope Pérez de Dávalos, que aludea la intervención frustrada y sin éxito de los másaltos organismos de la administración castellana .A partir de entonces las relaciones con Granada y

la pacificación general del reino, los dos aspectos dela función del adelantado mayor que Fajardo se atribuía en el hecho de Librilla, se encomendaron a Da-valos para robustecer la autoridad real a través deeste nuevo adelantado, leal a los fines organizadoresde Enrique III para los que resultaba el mayor obs-táculo el procurador general Andrés García de Laza ;la orden de «que sean todos amigos» no se cumplió,Juan Sánchez Manuel siguió en Orihuela y los here-

355 CERDÁ Ruiz-FUMES, JOAQUÍN : Para un estudio sobrelos Adelantados Mayores de Castilla (siglos XIII-XV), pág. 17,Instituto de Estudios Administrativos, 1971, y PÉREZ-Bus-

TAMANTE, ROGELIO: El gobierno y la administración territo-rial en Castilla (1230-1474), t . I, págs . 150 y sigs ., Univer-sidad Autónoma de Madrid, 1976 .

358 Act. Cap. 1396, fol. 68 (16-9-1396).

225

Page 233: pdf Manueles y Fajardos

deros de Fajardo no consiguieron de momento el per-miso de entrada en Murcia .A mediados de 1397, Enrique III puso como con-

dición para la concesión de la franquicia de monedasa la ciudad, que .se acogiese en ella a los que estabanfuera, en un último esfuerzo conciliador, cuando yahacía casi un año que Lope Pérez de Dávalos habíahecho acto de presencia en el reino como lugartenien-te del adelantado mayor ; a su vez Dávalos hacia verla fuerza determinante de su gestión ante el rey co-municando al concejo que no era voluntad real con-ceder la franquicia de monedas mientras no se cum-pliera la orden de acoger a los desterrados ; la deseadafranquicia concedida «a mi soplicagion» entraría envigor cuando se hubiese acogido en Murcia a los ex-pulsados fajardistas y se les hubiesen devuelto susbienes, de lo contrario, sería inevitable la interven-ción directa del rey, « . . . pues esa gibdat es suya . . .» ss' .

La decisión del concejo movido por Laza fue des-afiante, se negó a abrir las puertas a los hijos de Fa-jardo, amigos y parientes, dejando todo « . . . en podere mano de Andrés García de Laza, procurador de ladicha Obdat. . . » `. El resistente personalismo del con-cejo preparaba la radical llegada del adelantado ma-yor, en 1399, el nombramiento de otro corregidor, ylo que era más definitivo, desde el punto de vista delintervencionismo regio que apuntaba este prerrena-cimiento castellano, la propia reforma del concejo ensu constitución y funcionamiento .

Referente a la admisión o no de los fajardistas enel recinto urbano de Murcia, hubo grandes tensiones,

ss7 Act. Cap. 1396, fol. 197 (12-6-1397).s Act. Cap. 1396, fol . 172 (146-1397) .

226

Page 234: pdf Manueles y Fajardos

tanto a nivel - concejil como a niveles populares ; lasconspiraciones reales o supuestas fueron frecuentes,y el propio Laza se sintió más de una vez personal-mente amenazado ; los fajardistas entraban escondida-mente en la ciudad al amparo de parientes y amigosque « . . . se fasian procuradores de los que andan fue-ra . . . et tenian sus bienes e levaban a muy muchosvecinos de la dicha gibdat en pleito e en rebuel-ta . . . » 959 . Se amotinaban los vecinos en defensa delos suyos acusados de ayudar a los forasteros expul-sados, y Juan Sánchez Manuel, « . . . contrario de la.dicha jibdat . . . », desde Orihuela tendía sus redes,aunque el concejo procuraba tenerlo controlado y es-tar informado de sus movimientos : a la prohibiciónde que los murcianos se trasladaran a Orihuela seunió la prisión de uno de sus hombres « . . . porquesea del sabida la verdat . . .» 989 .

Contra unos y otros el concejo se hacía fuerte in-terpretando a su manera unas veces, y esquivandootras, las instrucciones del adelantado : expulsión dela huerta de las personas que vagaban por ella; tra=tando de mantener de esta manera un área de controlconcejil más amplia que el mero recinto urbano ; ame-naza de expulsión automática de los notarios que« . . . rasonaren contra el dicho concejo e contra losprevillejos de la dicha Qibdat. . . » 361 ; adopción de me-didas contra los vecinos que colaboraran a esconderalgún expulsado, apresando a ambos y ordenando que«. . .trayan a la puerta del fuera echado e que lo ten-gan asy a la puerta e que repique la campana porquese ajunte todo el pueblo e todo el pueblo juntado fa-

369 Act. Cap. 1397, fol . 156 (20-3-1397) .366 Act. Cap. 1398, fol . 54 r . (31-8-1398).361 Act. Cap. 1397, fol . 145 (23-2-1397) .

227

Page 235: pdf Manueles y Fajardos

gan Bellos e de- sus bienes lo que fuere merged detodo este Congejo . . . » ss2 ; organización de la vigilan-cia para que no se admitiera gente armada en los me-sones y prisión de todos los que « . . . andan baylandopor la gibdat con las caras cubiertas en tal maneraque aquellos non pueden ser conocidos . . .» enfren-tándose armados a los vecinos aya ; orden de taponarlos boquetes de la muralla, algunos deliberados, e in-terceptar a la salida del señorío fajardista de MolinaSeca cualquier carta que viniese de la corte con cual-quier destino, etc .

Estas medidas adoptadas por la facción concejil nofueron unánimes, es más, la postura del procuradorLaza ni siquiera fue la más radicalizada ; dentro deella algunos miembros del concejo lo acusaron de serdemasiado tolerante al permitir la entrada de algu-nos fajareístas relacionados con Dávalos y el propiorey a través del alcalde de adelantado Juan Sánchezde Ayála . En esta tercera facción había dos líneas deactuación, una más arcaizante de tintes comunitariosrepresentada por gran número de regidores y la oli-gárquica de este pequeño noble local que era Laza,en la misma línea de los Fajardo y los Manuel, -peroya desgajado de ellos . Contra ambas corrientes intra-muros chocarla el adelantado mayor en 1399 . Se es-taba llegando a la atomización de fuerzas de estaauténtica conmoción urbana de las que Europa fuetan pródiga en los siglos xrv y xv.En la faceta económica del problema, las indem-

nizaciones no fueron suficientemente resueltas porLope Pérez de Dávalos a quien el rey había hecho

362 Act. Cap. 1396, fol . 104 r : (9-1-1397).363 Act. Cap . 1396, fol . 54 (15-5-1397).

228

Page 236: pdf Manueles y Fajardos

juez comisario- de lo que se consideraba como robosdel adelantado Fajardo; su autoridad fue desborda-da, los jurados se hacían cargo de los casos y si des-pués de pronunciada sentencia los afectados no laacataban, los regidores de la collación correspondien-te lo notificaban al concejo general para que el ór-gano colectivo sancionara definitivamente, llegándoseincluso a la expulsión de la ciudad . Una vez más laresistencia concejil encabezada por Laza fue determi-nante de que la autoridad de Lope Ruiz de Dávalosno fuese efectiva . Entre la jurisdicción del concejoabierto y la del adelantado se imponía la primera .

Su cuantía y valor relativos eran muy variables :a) Se registraron algunas entregas a las familias devarios vecinos muertos ; consistentes en 10 tahúllasde cereal o vinas ; los fajardistas despojados intercep-taron cuanto pudieron la operación barbechando osembrando precipitadamente, en espera, puesto queel fruto les pertenecía, de que en el corto período deunos meses las circunstancias políticas les fueran pro-picias ; el número de casos fue bastante considerable,aunque no hayan quedado datos documentales direc-tos de todos ellos, a pesar de que existió una cons-tante preocupación para que los cambios de propie-tarios quedasen legalmente reconocidos ante el con-cejo y sus notarios `. b) Otras veces las indemniza-ciones fueron en especie o en metálico, a AlfonsoRoda por dos casas incautadas por los fajardistas sele entregaron 100 arrobas de uva, cantidad bastantemenor que las 250 que él solicitaba ; a Juan Gómezle prometieron 100 florines aragoneses que el con-cejo consiguió del pecho de los judíos que pertenecía

Act. Cap . 1395, fol . 83 (2-1-1396) .

229

Page 237: pdf Manueles y Fajardos

a Fajardo y que fueron el precio que por su libertadel interesado había pagado al propio Alfonso YáñezFajardo sss .

Estas indemnizaciones o «enmiendas» empezarona caracterizarse por una cierta flexibilidad por ambaspartes cuando desde 1397 se apreció una actuaciónreal cada vez más directa y enérgica ; algunos de losfajardistas se avinieron a ceder una riqueza de origendiscutible, mientras que el concejo dejaba libertadpara que las devoluciones se hicieran en tierras, es-pecie o dinero, a voluntad de los interesados, y seevitaba que las tierras una vez adjudicadas quedasensin cultivar, con la condición de que en caso contra-rio la adjudicación pudiese ser revisable . El agota-miento recíproco empezaba a imponer a ambos ban-dos un mínimo de sensatez .

3 .

EL FIN DE LA LUC H A : JUSTICIA SOBRE EL TE-

RRENO

En enero de 1399 circuló la noticia de la posiblellegada de un nuevo corregidor, el segundo de sercierto ; la ciudad redobló su guardia e intentó rectificar en algunos puntos que no significasen renun-cias a sus libertades ciudadanas, que se considerabanempleadas al servicio del rey, pero sin permitir laentrada de fajardistas y colaboradores . Desde enton-ces los regresos fueron cada vez más numerosos ymenos furtivos ; el concejo general acusaba abierta-mente a Laza de no impedirlo, siéndole retirado elpoder que tenía para apresar y encarcelar a los fa-

315 Act. Cap. 1397, fols . 56 r. (4-9-1397) y 70 (20-9-1397) .

230

Page 238: pdf Manueles y Fajardos

jardistas que entrasen :

«. . . ordenaron e mandaronque de aquí adelante non sea acogido ningund fueraechado en la dicha 1jibdat syn voluntad e mandadodel Conjejo General . . .» ', aunque continuó siendojuez de apelación . La justicia empezaba y terminabaen la ciudad y en las personas designadas por el con-cejo general . Laza fue desbordado y arrastró consigoa todos los que estaban ligados a los Manuel a travésde su persona .

Por unos meses la situación de Murcia presentótintes anarquizantes acentuados por la crisis demo-gráfica : la campana repicaba cada vez que era descubierto algún intruso, las puertas de la muralla seabrían por sus propios guardianes, las gentes se abra-zaban en público con sus amigos y parientes, que apesar de la amenaza de venderles las tierras para pa-gar las deudas del concejo iban llegando ; muchas per-sonas se acogían al asilo de los conventos de SantoDomingo y San Francisco, a los que el concejo avisóde que no recibirían ningún tipo de limosnas si lopermitían y algunos vecinos trataban de vender suspropiedades para marcharse a Aragón, los más uni-dos a Juan Sánchez Manuel y luego a Laza, y los másbeneficiados económicamente por las compensacioneshechas con los bienes de los fajardistas, muchos delos cuales volvían armados a la ciudad ante la impo-tencia del concejo y de Laza por controlar una situa-ción que se les escapaba as7,

La posibilidad de que el rey interviniera personal-mente o a través de sus funcionarios, afectó también

366 Act. Cap. 1398, fol. 133 (10-2-1399)..367 MARAVALL, J. A. : Las . Comunidades de Castilla, - Revis-

ta de Occidente, 1963, y PÉREZ, J. : La revolución de las Co-munidades de Castilla (1520-1521), Siglo XXI, 1977.

231

Page 239: pdf Manueles y Fajardos

a las indemnizaciones que dejaron de ser enfocadascomo tales y con un sentido más realista de las cosasempezaron a ser devueltas, las de tierra de cereal an-tes de San Juan de 1399, y las de viñas antes de SanMiguel, festividades ambas que coincidían con el fi-nal de las dos recolecciones ; quedaron excluidas dela ordenanza de devolución las tierras de los fajar-distas, que habían sido compradas por vecinos de laciudad y las tierras personales de Alfonso Yáñez Fa-jardo $es .

Como demostración de que el concejo jamás habíatraicionado la obediencia real, Cascales da la pruebafeaciente de que los recaudadores reales actuaban libremente en la ciudad, cuando la imopularidad deque gozaban les hubiera hecho objeto del primer ata-que en caso de una sublevación ciudadana contra laautoridad real . Efectivamente no fue este el caso,arrendadores y recaudadores trataban de desempeñarsu función en Murcia, y por la ciudad se movían sinmayores impedimentos, pero las dificultades que en-contraban para cobrar eran cada vez mayores y lascantidades nunca se obtenían 369. No se les rechaza-ba, pera tampoco se les pagaba .Con respecto a la ruina económica y a la incomu-

nicación que la ciudad llegó a padecer, un análisis

sss Act. Cap. 1399, fol . 184 r. (10-4-1399) .369 CASCALES, F. : Discursos históricos. . ., pág. 212; MARTí-

NEZ CARILLO, M.a DE LOS LLANOS : «Rentas reales en los co-mienzos del siglo xv murciano . Arrendadores y recaudado-res», Murgetana, núm . 59, Murcia, 1980, y «Servicios caste-llanos y política municipal . Aspectos fiscales de la reformaconcejil murriana de 1399», Miscelánea Medieval Murciana,Departamento de Historia Medieval, Universidad de Murcia,1980.

232

Page 240: pdf Manueles y Fajardos

hecho sobre la evolución del comercio mantenido conValencia desde distintas poblaciones del reino aportamucha luz ; examinando la procedencia de los merca-deres que acudían a Valencia desde las actuales de-marcaciones provinciales de Murcia y Albacete du-rante los últimos años del siglo xiv, ocupaban elséptimo y octavo lugar por la frecuencia con que soncitados en la documentación valenciana manejada porFerrer Navarro`, en la que quedaron registradosmercaderes de Murcia, Cartagena, Aledo, Lorca, Ca-ravaca, Alcaraz, Jumilla, Yecla, Hellin, Almansa, Jor-quera y Chinchilla que buscaban compensar con laartesanía valenciana sus propias deficiencias localessobre la base de exportar productos agrícolas y ga-naderos de su término, fundamentalmente lana .

El comercio había sido mucho más intenso por tie-rra que por mar, como demuestran los datos de 1397,año en el que quedaron documentados en Valenciaseis mercaderes murcianos, tres de Albacete, dos deAlcaraz, dos de Chinchilla y uno de Yecla, y solamen-te dos que desde Cartagena habían acudido por mar;la intensidad del comercio murciano con Valencia eratodavía mayor en' lo referente a los mercaderes ju-díos, que ocupaban el cuarto lugar, tras los propiosvalencianos, los castellanos no especificados y los pro-cedentes de la actual provincia de Teruel.En sentido contrario, los datos denuncian perfec-

tamente la intensificación del comercio que entró porel puerto de Cartagena durante los años del bloqueoque impuso el control de los caminos con el interior

" A continuación de los originarios de Valencia, Teruel,Gerona, Cuenca, Castellón y Guadalajara, FERRER NAVARRO,RAMÓN: La exportación valenciana en el siglo XIV, Escuelade Estudios Medievales, CSIC, 1977, págs . 58 y sigs .

233

Page 241: pdf Manueles y Fajardos

del reino por los Fajardo durante los años del enfren-tamiento : de Valencia salieron con destino a Carta-gena entre 1381 y 1389, 78 expediciones de merca-deres y solamente 36 con destino a Murcia, distri-buidas de la siguiente manera :

Cartagena Murcia

1381 . . . . . . . . . . . . . . .

1

31382 . . . . . . . . . .

.

2

11384

21387 . . .. . . . . . . . . . . . .

-

11392 . . . . . . . . . . . . . . .

3

---1393 . . . . . . . . . . . . . . .

4

41394 . . . . . . . . . . . . . . .

15

11396 . . . . . . . . . . . . . . ..

6

91397 . . . . . . . . .

., .

17

61398 . . . . . . . . . . . . . . .

14

31399 . . . . . . . . . . . . . . .

16

6

No solamente se intensificó el comercio procedentede Valencia desde 1392 de forma progresiva, sinoque fue por, mar mucho más intenso y más seguroque por los caminos del interior, permanentementealterados por las bandas móviles de los hombres deFajardo o sus herederos .En 1399 la solución posible para Laza y el conce-

jo ya no era más que un acuerdo reciproco por elque el adelantado respetaba las libertades concejalesy la institución municipal reconocía su autoridad queestaba reducida a cuatro casos concretos de actua-ción : quebrantamiento de paces, caminos en lugaresyermos, hatos y delitos que viniesen ante el adelan-tado por apelación después de haber sido vistos porlos alcaldes ordinarios . Sin embargo, para el adelan-tado todo quedaba subordinado al- control de derecho

234

Page 242: pdf Manueles y Fajardos

y de hecho del concejo ; sin corregidor cuando los re-gidores y oficiales demostraban su docilidad traduci-da en una convivencia sin problemas para la 'autori-dad real, o con corregidor cuando el concejo no sehiciera manejable.

Las relaciones entre la jurisdicción real ostentadapor el adelantado mayor y la del concejo siempre ha-bían tenido interferencias en su normal funcionamiento, pero nunca se había llegada a la gravedad delenfrentamiento de los años 1397 y 1398 contra RuyLópez de Dávalos ; la causa inmediata fue la justiciaimpuesta por su lugarteniente Lope Pérez de Dáva-los en Chinchilla : después de haber prometido cle-mencia para dos fugados del pueblo por no recono-cer su autoridad, los ahorcó cuando volvieron a lavilla, encarcelando a otros 60 más, por todo lo cualel concejo general acordó no admitirlo en la ciudadde Murcia y que «corregidor alguno no sea acogidoen la dicha ogibdat . . .» s'1 .

Los dos ajusticiados de Chinchilla, Aparicio Jimé-nez y Alfonso Ruiz de Arlera, formaban parte de laoligarquía concejil chinchillana, con la que tantas semejanzas tenían los acantonados prohombres murcia-nos; Aparicio Jiménez había actuado como notario delos sublevados de Chinchilla y Alfonso Ruiz ha sidoidentificado por Pretel "2 como uno de sus procura-dores en primeros momentos de la sublevación en1395 ; por tanto, no es de extrañar que su sangrientaejecución tuviera resonancias escalofriantes entre la

311 Act. Cap. 1397, fol . 123 r. (31-3-1398); MARTÍNEZ CA-RRILLO, M.a DE Los LLANOS: La población albaceteña en lasegunda mitad del siglo XIV, Congreso de Historia de Al-bacete, t. II, Edad Media», pág . 109, Albacete, 1984.

272 PRETEL MARÍN, A. : La revuelta antisen""oriol . . ., pág. 140.

235

16

Page 243: pdf Manueles y Fajardos

facción que en Murcia seguía al procurador AndrésGarcía de Laza, cuyo final en 1399 tuvo grandes se-mejanzas con el de estos dos chinchíllanos .

La documentación tiene vacíos en este período detiempo que la hacen perder su valiosa regularidad, apesar de los cuales se aprecia desazón por lo que seestaría gestando en la corte en la que Ruy López deDávalos estaba cada día más consolidado . La ansiedady la tensión se prolongaron estimuladas por el con-cejo y Laza hasta finales de 1398 en que se presen-tó en la ciudad con el nombramiento de alcalde deadelantado Juan Sánchez de Ayala .

El último intento de concordia pacífica, que no tuvolugar, fue el nombramiento del canciller Pedro Lópezde Ayala, primo del alcalde de adelantado, para quecon poderes de Ruy López de Dávalos tratase de ar-bitrar entre el concejo y los fajardistas expulsados dela ciudad ; la mediación e intentos de concordia con-dicionados a la aceptación de unos presupuestos auto-ritarios que el concejo y Laza desestimaron fracasó,organizándose la ciudad de nuevo para resistir . Laguerra con Portugal expandida hacia Galicia . dondese había hecho fuerte el arzobispo de Santiago, JuanGarcía Manrique, estaba en sus momentos más im-portantes ; Enrique III quería obtener victorias a todacosta, y para ello proyectó una gran campaña en laque Murcia había de estar presente con 120 hombresy los que voluntariamente se ofreciesen : « . . . se cier-tos que es mi entención de quitar de pecho a todoslos que se acaescieron conmigo en la dicha batalla,así los que son llamados como a los que non son lla-mados e vinieren por su voluntad . . . » `. Pretextando

373 Act. Cap. 1399, fol . 24 (28-7-1399).

236

Page 244: pdf Manueles y Fajardos

que la ciudad quedaba desguarnecida se apreciaba ladesgana con que el concejo recibió el llamamiento ynotoria la influencia que en ello tuvo su acantona-miento encabezado por el procurador general Laza,es más, el propio concejo reconoció su incumplimien-to, así como la existencia de banderías que obstaculi-zaban la obediencia al rey y la propia vida ciudada-na en relación con el adelantado .Una relación de los juramentados en las parroquias

de San Juan y Santa María, 70 hombres en total, estáencabezada en la última parroquia por Andrés Garcíade Laza ; era la reunión del concejo de 21 de agostode 1399 y es la última noticia de él como vivo';otra intermitencia en las actas capitulares nos llevaal 15 de octubre del mismo año, en que también porprimera vez se documenta presente en la ciudad deMurcia el adelantado mayor del reino y condestablede Castilla, Ruy López de Dávalos . Lo ocurrido en-tre una y otra fecha ha llegado a nosotros rodeadode leyendas, incierto y discutible, pero no por esomenos sugestivo ; Cascales lo cuenta con su mente dehombre de la modernidad hecho al absolutismo real,justificando y ensalzando la figura de Dávalos, jus-ticiero, enérgico y arrollador con los rebeldes, peroamigable y componedor con los leales .Ruy López de Dávalos, que venía de participar en

la campaña contra Portugal, « . . . se ofreció a tomaresta empresa . . . », dándole el rey un poder absolutoque no se hizo público ; en ello y en la sorpresa cau-sada por la diferencia de actuación con los anterioresemisarios regios, « . . . blandos y boquimuelles . . .» ci-fra Cascales gran parte del éxito del adelantado ma-

374 Act. Cap. 1399, fols . 50 r. (21-8-1399) y 95 (3-11-1398).

237

Page 245: pdf Manueles y Fajardos

yor 375. A pesar de que Laza iba acompañado por granparte de sus seguidores cuando se presentó ante Da-valos en la residencia del obispo, fue decapitado per-sonalmente por Dávalos al que solamente respalda-ban seis de los suyos .A continuación con la cabeza de Laza en la mano

lanzó una proclama a los murcianos que expectantesse habían congregado en la plaza que se abría antela residencia episcopal ; en ella prometía hacer lo mis-mo con cualquier otro cabecilla que se resistiese aadmitir la implantación del poder real que lo respal-daba y anunció la concesión de un amplio perdóngeneral como punto de partida necesario para la re-construcción de la convivencia .En su día Cascales transmitió lo que él estudió en

una documentación actualmente desaparecida y enunas tradiciones complementarias de las que hace resaltar dos puntos : los crímenes cometidos contra lapaz, sancionados con una «ejecución sobre el terre-no» 376 , y los poderes que el rey había entregado aDávalos ; acepta que la lucha se basó en enfrentamien-tos de bandos nobiliarios entre sí y no contra el po-der del rey, que solamente hubiera sido posible porinstigación de algún poderoso como el rey de Aragóno el marqués de Villena .La participación directa del rey de Aragón no se

dio, pero sin embargo fue muy importante la actitudtomada por la vecina Orihuela ante lo que en Murciasucedía; desde Molina Seca, Dávalos solicitó ayudade alimentos para sus hombres al precio que pidie-

375 CASCALEs, F.: . Discursos históricos . . ., págs. 210 y sigs.

°36 MOLLAT, G., y WOLFF, Px . : Uñas azules, Jacques y

Ciompi. Las revoluciones populares en Europa en los si-glos XIV y XV, Siglo XXI, Madrid, 1976.

238

Page 246: pdf Manueles y Fajardos

sen los oriolanos,, mientras el concejo murciano lespedía que acogiesen en su término a sus hombres yganados queestuviesen en peligro' . Ambás peticio-nes fueron diplomáticamente atendidas por el conce-jo de Orihuela, que así intentaba quedar bien dispues-to con cualquier posible triunfador ; la petición deladelantado hace pensar en lo legendaria que es su lle-gada acompañado solamente de seis hombres, paralos que no hubiera necesitado pedir esta ayuda, másbien debió venir con alguna gente de armas, ya quelos documentos aluden a «el día del combate de lapuerta de Molina . . . » ", aunque en el momento dela ejecución de Laza sea verosímil que solamente loacompañasen seis de sus hombres como indica Cas-cales, a quien la profunda crisis social que posibilitólos hechos se le escapa completamente .La ciudad fue abandonada por muchos de sus ve-

cinos, siendo la comarca limítrofe con Aragón la queles brindó el refugio . Un auténtico giro copernicanose dio en la ciudad y en el reino cuando los Fajardovolvieron y las propiedades de los Manuel fueron con-fiscadas ; en ningún momento se puede hablar deauténtica concordia, aunque la subsiguiente reformaconcejil trató de ser una solución basada en la colabo-ración de los dos grandes bandos .

Los partidarios de Laza que salieron de la ciudadcon rumbo a Aragón fueron en gran medida vecinosacomodados y en muchos casos oficiales del concejo,cuya oposición fajardista les llevó a negarse resuel-tamente a la entrada del adelantado mayor en Mur-

3" BELLOT, P. : Anales de Orihuela, 2 tomos, Orihuela,1954.

378 Act. Cap. 1399, fols . 96 (18-11-1399), 172 (17-1-1400)y 176 (30-1-1400) .

239

Page 247: pdf Manueles y Fajardos

cia ; los casos del alguacil Antón Montergull y delnotario Juan de Alcocer, « . . . por regelo que ovo delonrrado Ruy López de Dávalos . . .» s'9, son los mejordocumentados y los más evidentes . Las fugas fueronunas veces por miedo a la represión en sí y otras porcausa de las derramas económicas que hubo que efec-tuar durante largo tiempo para poder pagar los suel-dos del adelantado y los oficiales puestos al frentedel concejo, así como los atrasos de servicios realesde años anteriores, las mayores cantidades a partirde 1397 .

Para evitar que la desbandada humana se traduje-se en un acrecentamiento de la crónica deuda conce-jil, el adelantado mayor prohibió que el concejo diese documento alguno acreditativo de que las deudasconcejiles de cualquier vecino estuviesen saludadasmientras ello no fuera una realidad confirmada . Mu-chos de los así huidos « . . . fueron dados por traydo-res et condebnados a muerte . . .»', porque no aten-dieron las propuestas de sometimiento total pregona-das por orden del adelantado y sus bienes confiscadoscomo anteriormente lo habían sido los de los fajar-distas ; la orden decía que los alcaldes « . . . ponganrecabdo en los bienes muebles y rayes de los fuerahechados e sentengiados a que pongan en ello recab-do . . . » `. A muchos otros alcanzó un perdón bastan-te amplio y conciliador otorgado por Ruy López deDávalos y confirmado por Enrique III ; afectaba atodo el reino y se trataba en él de terminar el largoproblema y « . . . rebelión que Andrés García de Laza

379 Act. Cap. 1399, fols. 57 (19-10-1399) y 58 (20-10-1399) .31° Act. Cap. 1399, fol. 305 r . (3-G-1400) .381 Act. Cap. 1399, fol . 214 (2-3-1400) .

240

Page 248: pdf Manueles y Fajardos

e otros muchos de la dicha gibdat avian tenido e te-nian contra mi servigio grant tiempo avía . . » `.

Los cambios producidos ocasionaron un nuevo tra-siego de propiedades, una nueva serie de «enmien-das», que en el otoño de 1399 favorecían a los Fajardo y sus amigos y seguidores . Fueron destacadas lasreclamaciones en torno a propiedades urbanas de-vueltas a fajardistas, como Sancho Rodríguez de Pa-gán y Fernando Oller, dos de los regidores expulsa-dos con Fajardo más significativos ; las del primero,situadas en Santa Eulalia, la había venido usufruc-tuando el obispo don Fernando de Pedrosa. En el casode los ganados, ante la imposibilidad casi total derestituirlos monetariamente, hubo diez días de plazopara que se presentara obligación de pagarlos antesus dueños, por un valor uniforme de ovejas, carne-ros y cabras, de 10 maravedís la cabeza . Se reconocióla deuda pero no se saldaba .

En muy poco tiempo el confusionismo económicoy la disconformidad con las sentencias del alcaldeimpuesto, dieron lugar a que el rey tuviera que in-tervenir, probablemente a petición del propio Dáva-los, a pesar de la firme promesa del concejo de res-ponder con sus bienes comunales para compensar alos fajardistas . Un albalá de 1396, publicado despuésde la decapitación de Laza, suprimía de raíz este iry venir de reclamaciones mutuas, porque « . . . se po-drian recreger grandes escándalos traydos entre losunos e los otros . . . Es mi merced que los dichosbienes muebles que as¡ fueron tomados de las unaspartes a las otras que se vayan unos por otros eque la una parte a la otra non mueva pleyto a la

Act. Cap. 1399, fol . 96 (18-11-1399) .

24 1

Page 249: pdf Manueles y Fajardos

otra. . . que los bienes rayses que sean tornados a susseñores a quien fueron tomados . . . » "3. La sentenciareal, que fue totalmente desoída en su momento, sim-plicaba las cosas aunque no eliminaba el problema ;continuaron existiendo juicios, reclamaciones e inci-dentes en torno a los bienes muebles, pero en gradomucho menor. Los juicios que afectaban a los bienesraíces que alcanzaban mayor valor monetario y enlos que estaban implicados los más importantes pro-tagonistas del enfrentamiento; se resolvían muy len-tamente y eran de competencia directa de Ruy Lópezde Dávalos o de los oficiales por él puestos directa-mente en el corregimiento y la alcaldía . En diciembrede 1399, después de su partida, la documentaciónreferente a estos casos se le mandó cerrada y sellada,para que a través suyo llegase a Enrique III en es-pera de una última y definitiva sentencia .

4. NUEVOS OFICIALES Y REFORMAS CONCEJILES

Si en el terreno económico las disputas tendierona una estabilización, algo semejante se persiguió porparte de Dávalos en la reestructuración de los concejos del reino, pero su presencia no fue lo suficien-temente prolongada para que las medidas tomadas envirtud del amplio poder real que ejercía fueran real-mente eficaces ; las alteraciones continuaron en partefavorecidas por su efímera salida de la corte, acurri-da entre 1399 y 1400 .

La primera noticia documental de su presencia enMurcia corresponde a su asistencia a la reunión del

38s Act. Cap . 1399, fol . 89 r. (2-11-1399) .

242

Page 250: pdf Manueles y Fajardos

concejo general el miércoles 15 de octubre de 1399;el 20 del mismo mes nuevamente estaba en la ciudady el 23 se preparaban los vecinos para recibirlo contodo esplendor a su vuelta de Cartagena y Lorca ; porfin el 11 de noviembre se comunicó que el adelanta-do mayor « . . . partió de la dicha gibdat; que fue On-co dias de noviembre . . . », hacia la corte acompañadode dos procuradores murcianos, Juan Sánchez de Aya-la y Ramiro Sánchez de Madrid, para « . . . traer parala dicha w;ibdat todas las cosas que el dicho Ruy Lo-pes prometió en nombre del dicho Señor Rey al di-cho Con9ejo . . . »' . La estancia del adelantado en elreino fue por tanto muy corta, con certeza poco másde un mes; su estancia en la capital fue aún más es-porádica y breve, contando en ella para su labor re-formadora con la colaboración de oficiales ajenos aMurcia cuya consolidación fue problemática, por cuan-to la única razón de su solidez era la fuerza personaldel adelantado mayor.

Estos hombres fueron junto a su lugarteniente yhermano, Lope Pérez de Dávalos, el corregidor PedroSánchez y el alcalde García Sánchez del Castillo .

El lugarteniente de adelantado vio sus poderes re-forzados, considerándosele durante un año « . . . juezque juzgase todos los pleytos e questiones que erasobre los debates pasados . . .» `. Era la delegación delpoder judicial del rey que estuvo simbolizada en laentrega que la ciudad le hizo del pendón real y elconcejil junto con sus llaves . Podría también distri-buir tierras y en este sentido los Dávalos no fueronuna excepción en la generalidad de la nobleza caste-

sao Act. Cap . 1399, fols . 86 (11-11-1399) y 205 (26-2-1400) .385 Act. Cap. 1399, fol . 86 (11-11-1399) .

24 3

Page 251: pdf Manueles y Fajardos

llana, su poder en el reino de Murcía estuvo íntima-mente enlazado a las propiedades que aquí consiguie-ron, que ya en el año clave de 1399 se concretaroncon la compra de tierras en Javalí .

Otro factor determinante de la fuerza desplegadapor el lugarteniente del adelantado fueron sus rela-ciones con los Fajardo, que habían recibido del reyen 1397 el dominio y la posesión señorial de MolinaSeca y siempre aspiraron al adelantamiento ; Juan Al-fonso Fajardo intentó coartar la jurisdicción del ade-lantado en su señorío recibiendo como respuesta laamenaza de privación del mismo si así actuaba ` .

El corregidor Pedro Sánchez y el alcalde GarcíaSánchez del Castillo fueron colocados en los oficios,en los momentos difíciles de la ejecución del procurador general Andrés García de Laza; su impopula-ridad entre la población en momentos tan críticos fuedeterminante para la estabilidad y pacificación que sepretendían, sobre todo entre los regidores que sufrie-ron la drástica medída de la reforma concejil la opo-sición fue abierta . Las tensiones en las reuniones con-cejiles fueron tajantemente cortadas por el corregidorcon la amenaza de sancionarlas con 2.000 maravedísque se aplicarían a las obras del nuevo alcázar 3e .

La alcaldía confiada a García Sánchez del Castilloestuvo muy reforzada con poderes recibidos del ade-lantado mayor como atestigua la correspondencia quecon él sostuvo Dávalos, « . . . juez que sedes por mi,puesto por mi Señor el Rey en la ~ibdat de Murgiaen logar de Lope Peres de Dávalos mi hermano o otrocualquier jues que de aquí adelante en la dicha cibdat

asc Act. Cap. 1399, fol . 171 (14-1-1399) .387 Act. Cap . 1399, fol . 87 (11-11-1399) .

244

Page 252: pdf Manueles y Fajardos

estuviere por mi o por el dicho mi hermano. . . . »

$.Su actuación como alcalde de las primeras alzadasrespecto al corregidor fue constante desde noviembrede 1399 y especialmente notable en asuntos de or-den ciudadano y política económica.

Pedro Sánchez, segundo corregidor nombrado paraMurcia y esta vez efectivo, era un oficial real de am-plia experiencia en los años anteriores como uno delos peones del rey que consiguieron controlar los le-vantamientos del marquesado de Villena; como con-secuencia de lo cual obtuvo el señorío de Puebla deAlmenara` . En Murcia realizó un trabajo de orga-nización del concejo de la ciudad y de los principa-les del reino, simultáneamente a la actividad judicialque le era propia', complemento de la cual fue lafunción ejecutiva proyectada ampliamente con la pues-ta en marcha del nuevo sistema de gobierno concejil,sin el que la administración de justicia en los causan-tes de los acontecimientos anteriores hubiera sidouna medida coactiva sin posibilidad de auténtica pa-cificación.

El trabajo de los oficiales introducidos por Dáva-los para controlar y organizar la vida ciudadana exi-gía una reestructuración del concejo sin la cual la in-troducción del autoritarismo enriqueño se hacía casi

sss Act. Cap. 1399, fol. 128 r. (28-11-1399) .389 PRETEL MARÍN, A. : La revuelta antiseñoráal . . ., pág. 137 .m Debieron existir limites de competencia entre los alcal-

des nombrados por el corregidor y el concejo, que no se pre-cisan en los documentos y que únicamente permiten conside-rar la posibilidad de que el corregidor actuase como juez deapelación respecto a los alcaldes nombrados por ól en deter-minadas circunstancias, según BERMÚDEz AzNAR, A. : El co-rregidor en Castilla durante la Baía Edad Media, Departa-mento del Derecho, Universidad de Murcia, 1974.

245

Page 253: pdf Manueles y Fajardos

inviable . Irlo era la primera vez que la autonomía con=.cejil se veía seriamente amenazada y por ello la má-quina de gobierno municipal había adquirido una ha-bilidad especial para sortear el obstáculo, pero en losaños 1391-14¬}0 el peligro de control real, pese aunos y otros; era mayor y las posibilidades - de super-vivencia menores y condicionadas . Enrique III en1397 confirmó al concejo todos los privilegios otor-gados en reinados anteriores sa, pero este tipo de con-firmaciones no garantizaba nada en el momento enque el concejo presentaba distorsiones en su normalcomportamiento; eran reconocimientos mecánicos encada reinado que de poco valían ante un cambio depolítica real o ante un enfrentamiento urbano .

La reforma concejil murciana afectó a dos aspec-tos del concejo ya expuestos, su funcionamiento y elnúmero de sus componentes, con eliminación progresíva de la elección popular que denunciaba la aristo-cratización que empezaba a caracterizar al concejo yla progresiva conquista del poder por la pequeña no-bleza, fenómeno general en la Castilla de la época.Pedro Sánchez sustituyó los 40 miembros del conce-jo manuelista por 18 regidores, que ascendían al pues-to a través de un turno rotativo que duraba seis años;a lo largo de los cuales los 108 individuos más sig-nificativos de la oligarquía murciana, tanto manue-listas como fajardistas, veían satisfechas sus razonespersonales y de grupo para desempeñarlo : soluciónsalomónica por encima del populismo al que habíanllegado los Manuel y la propiedad familiar del cargopropugnada por los Fajardo' .

3sz Av la, 1397-111-29, Caja 1, documento2.332 Act. Cap. 1399, fol. 109 r. (20-11-1399); MAPTÍNEZ

246

Page 254: pdf Manueles y Fajardos

En Lorca la formación del consistorio fue más sen-cilla que en Murcia ; desde su llegada, Dávalos « . . . an-douo beyendo et regiendo algunas villas et lugaresdel dicho regnado segunt que gelo yo auia mandado,et que dis quel que veno aesa dicha villa por la regir,et que fallo que se regia con concejos generales, etque quando los tales concejos se fasian publicamenteque auia muchos escándalos e males . . .» `, decía En-rique III en 1400 . Frente al concejo abierto, utilizadopor los jefes de grupo para levantar al pueblo en ar-mas en función de sus intereses, se contrapuso la ac-tuación personalista de Dávalos que en Lorca « . . . es-pegifico e nonbro. . .» directamente a 36 hombres bue-nos, que en turnos de seis ocuparían las regidurías,en un sistema similar al establecido en Murcia .En este caso no hubo necesidad de formar listas

en las que se entremezclasen los seguidores de ambosbandos para tratar de equilibrar poderes, porque enLorca hubo desde el comienzo de la lucha un clarodesequilibrio a favor de los Fajardo, tan neto que nofue necesario ni el acto formal del sorteo para esta-blecer la inclusión en el turno ; Enrique III confirmólo que el adelantado mayor había especificado y nom-brado en un claro acto de desarrollo de la autoridadregia que Dávalos había previamente introducido enla ciudad .A pesar de la reforma de los concejos, la pacifica-

ción se vio muy dificultada por el problema económi-co, acentuado por el pago de los salarios de los nue-

CARRILLO, M s DE Los LLANOS: Revolución urbana . . ., pági-nas 101 y sigs.

asa Toro, 1400-X-16, Archivo Municipal de Lorca, Cartasde Enrique III, núm. 1, legajo A y Libro II de Privilegios,fol. 1, armario 1 .

247

Page 255: pdf Manueles y Fajardos

vos oficiales y la emigración a Aragón ; influyó tam-bién el que por la guerra de Portugal abierta a co-mienzos de abril, una petición de 150 hombres hechaa Murcia quedase reducida al envío de 100, que man-dados por Bartolomé Tallante acudieron a la convo-catoria regia ante la amenaza de Enrique III de dejaren suspenso el perdón concedido a la ciudad por me-diación del adelantado mayor si no acudían` . Estosmurcianos quedaron registrados por los escribanosreales en los alardes realizados en Salamanca el 16 dejunio y en Zamora el 11 de agosto de 1400, demos-trando su efectiva incorporación a pesar de las difi-cultades económicas que el concejo encontraba parapagarles y del clima urbano tan adverso en Murcia,para que fuese posible la aparición de un entusiasmocolectivo por la empresa .

5 . EL OCASO DE LOS MANUEL

Juan Sánchez Manuel aprovechaba el descontentoexistente por la introducción de los oficiales reales ylas dificultades económicas que se unían a los gas-tos de la guerra para hostigar, de manera sorpren-dente, si se piensa en lo cercana que estaba la enér-gica actuación de Ruy López de Dávalos en el otoñode 1399 . Sobre todo, su hostigamiento que iba enca-minado a obtener la procuración general de la ciu-dad, aprovechó de manera certera la llegada en enerode 1400 de Ruy Méndez de Sotomayor, el frustradocorregidor enviado en 1394 y rechazado violentamen-

394 Act. Cap . 1399, fols . 268 y sigs . (27-3-1400) .

248

Page 256: pdf Manueles y Fajardos

te, que en 1400 intentaba de nuevo hacer valer susderechos 395.

Sorprendente debió de ser para el adelantado ma-yor, que desde Oropesa manifestaba su extrañeza porestos acontecimientos, ocurridos después del perdóngeneral concedido a la ciudad de manera inmediataa su llegada y a pesar de los problemas que ante lacorte Murcía tenía planteados y pendientes de unresultado que dependía fundamentalmente de su re-cuperación funcional, en su doble vertiente de con-cejo y vecinos ; hizo constar de nuevo, que su inter-vención era indispensable para canalizar los asuntosde la ciudad y el reino, ante el monarca y sus instru-mentos de administración, resultando por todo ellototalmente inoportuno « . . .levantar vos alas de co-mún e no querer justicia . . . » 3% .

Ni la reforma concejil ni las sustituciones produci-das en los oficios dejaron insensibles a las principa-les familias locales ; los dos mensajeros que acompa-ñaron al adelantado mayor a su regreso a la corte lle-vaban encomendada la posibilidad de revisar junto aél los capítulos en los que se estructuraba la reformaconcejil ; el concejo no se resignaba a reconocer lasuspensión de sus privilegios, la defensa de los cualescaracterizó en gran manera la conflictividad medieval,llenándola de añoranzas retrospectivas, tal como hanreconocido Valdeón y Fourquín entre otros historia-dores 397. Llevaban también la misión de justificar en

995 MARTÍNEZ CARRILLO, M.' DE LOS LLANOS : La implan-tación de los corregidores . . ., pág. 178 .

39B Act. Cap. 1399, fol. 266 (14-4-1400) .397 VALDEÓN BARuQUE, J .: Los conflictos sociales en el rei-

no de Castilla, y FouRQuÍN, G. : Los levantamientos popula-res en la Edad Media, Edad Universitaria, Madrid, 1976 .

249

Page 257: pdf Manueles y Fajardos

la corte documentalmente los -pagos realizados a losrecaudadores reales en los últimos años, de modo queasí se iniciaba un proceso de centralización política,económica y administrativa vinculado al fortalecimien-to del poder del rey, del cual emanaban los derechosde los ciudadanos como una prematura floración delrenacimiento ; en palabras de Ullman, « . . . aquellos aquienes se otorgaba la ley no tomaban parte en suformulación, ni en la fijación de su contenido, sinoque eran meros recipiendarios . . .» asa=

Entre los nuevos oficiales promovidos por el lugar.teniente del adelantado estaba el fiscal Juan Mateosde Contreras, oficio justificable por la revisión a queestaba siendo sometida toda la política concejil anteriora la llegada de Ruy López de lávalos 399 ; en los nume-rosos juicios tanto el juez como el acusador públicoeran nombrados a través del adelantado mayor en unintento de sometimiento total de la justicia dudada.na que solamente estaba representada por dos procu.radores nombrados entre los regidores para que defen-dieran al concejo ante adelantado, corregidor y alcalde.La actuación de estos procuradores, Bartolomé Tallantey Francisco de Clrconeda, fue aprobada por el concejoporque « . . . non avya parte del dicho CoNeio para querazonase el derecho de la dicha igibdat . . .>r 4od .

Sin embargo, el cargo de procurador general fue eli-minado por lávalos de la relación de oficios regularesdel concejo y convertido en una oficialía excepcionalque se proveía en circunstancias de anormalidad paradesaparecer una vez superada ésta. La fuerza . de irra.

393 ULLMAN, W� Principios de gobierno y política en laEdad Media, Revista de Occidente, Madrid, 1971 .

399 Act. Cap. 1399, fol . 149 r. (26-12-1399). _ -Act. Cap. 1399, fol . 53 r. (18-10-1399).

250

Page 258: pdf Manueles y Fajardos

diación popular que el procurador podía alcanzar que-dó ampliamente demostrada con Andrés García de Lazay de hecho estuvo a punto de repetirse con Juan Sán-chez Manuel, que en 1400 intentó el acceso al cargocomo ya se ha dicho, no a través de un nombramientoreal, sino mediante una proclamación del concejo ge-neral conducido por él . Fue elegido « . . . por el pueblodesta dicha cibdat estando todo adjuntado en la pla-,la . . .

»4°i; un personaje con habilidad e intereses socia-

les y económicos se unió a los objetivos de superviven-cia ciudadana en trance de ser controlada por el poderreal ; el nexo que los unió fue la procuración de la ciu-dad aprovechando la oportunidad que suponía la con-firmación por el rey del perdón general que había con-cedido Dávalos y que en 1400 trajeron a su vuelta dela corte Juan Sánchez de Ayala y Ramiro Sánchez deMadrid, en virtud del cual los manuelistas pudieronregresar a la ciudad .

Hasta noviembre de 1401 en que fue expulsado deMurcia Juan Sánchez Manuel estuvo conectado a Al-fonso Enríquez ; utilizó el descontento ciudadano porla presión fiscal que los continuados servicios realescreaban para atraerse sectores de población que consi-deraban a Enríquez como la ayuda exterior que la ciu-dad necesitaba . Consiguió que el concejo antepusierasu pago al de los salarios de los hombres que comba-tieron en la campaña de Portugal dirigidos por Enrí-quez 4oz, propiciando con ello su colaboración en la cor-te, en un último intento de presentar la mediatizacióndel concejo por el adelantado y los corregidores comouna derrota de la nobleza que Alfonso Enríquez simbo-lizaba y a la que él se sentía ligado .

soa . Act. `Cap . 1398,-fol. 283 (25-3-1400) . -4°s Act. Cap. 1401, fols. 66 r. (3-9-1401) y 75 (6-9-1401) .

251

1 "i

Page 259: pdf Manueles y Fajardos

Enrique III corroboró la expulsión a que la senten-cia del alcalde García Sánchez del Castillo condenabaa todos los seguidores de Laza, entre los que se incluíaa Juan Sánchez Manuel . Su influjo en la ciudad inten-tando acaparar oficios concejiles, como la alguacilía parasu hijo del mismo nombre, niño todavía, fue relevan-te, teniendo en cuenta que frente a él estaban actuan-do el autoritarismo real castellano y los Fajardo cir-cunstancialmente acogidos a él. En noviembre de 1401Lope Pérez de Dávalos escribía al rey una carta queincluyó la firma de Pedro López Fajardo, Juan Fajar-do y Alfonso Yáñez Fajardo, en la que se comunicabala expulsión de Juan Sánchez Manuel de la procura-ción general y luego de la ciudad' .

Lope Pérez de Dávalos se negó a aceptar cambiosen las ordenanzas concejiles otorgadas por el corregi-dor Pedro Sánchez, amenazando con la confiscación debienes al que pretendiese algunos de los oficios al mar-gen del nombramiento del adelantado, que seguía re-teniendo los pendones de la ciudad, entregados en 1399como símbolo de la subordinación concejil . Justificósu enérgica reacción, no demasiado usual en él, incre-pando al concejo sobre su actuación como lugartenien-te durante los últimos seis años ; estaba tan seguro deno haber hecho actos de contrafuero, ni cohechos du-rante este período, que su declaración ante el concejoparecía un desafío y una manifestación de fuerza trasel regreso a la corte de Ruy López de Dávalos ; JuanSánchez Manuel había aprovechado la caída . en des-gracia en la corte del condestable Dávalos y su des-prestigio popular por las cargas económicas que sobre

403 Act. Cap. 1401, fols . 164 (17-12-1401) y 119 r. (19-11-1401).

252

Page 260: pdf Manueles y Fajardos

la ciudad pesaban para alzarse con la procuración deMurcia y tratar de rehacer la posición de su linajeen ella, tan mal parado desde los acontecimientos de1399 . La vuelta del condestable a la corte acabó consus ambiciones casi definitivamente sustituido porlos Fajardo' .

Sánchez Manuel fue expulsado de la ciudad unavez más y buscó refugio en Abanilla, proclamando sudefensa de las libertades de la ciudad en servicio alrey', que él como tantos otros nobles convertía enbandera que cubría sus propias ambiciones desplaza-das por la autoridad real . La reforma del concejo es-taba puesta en tela de juicio por algunos sectores dela ciudad en apoyo de Sánchez Manuel, que enviabananónimos a Juan Sánchez de Ayala, el hombre deconfianza del adelantado Lope Pérez de Dávalos, con-teniendo « . . . muy feas palabras, así contra el dichoAdelantado, como contra la dicha gibdat . . . », resul-tando imposible encontrar los « . . . fazedores e con-sentidores . . : » de ellos '06 .

El adelantado insistió reiterativamente en que laordenanza del concejo debía ser guardada pese a cual-quiera y transmitió la orden de Dávalos de « . . . queagora a la fiesta de San Johan de junio que no pu-siesen ofiviales que fuesen omes poderosos salvo ornesbuenos veginos de la dicha gibdat e llanos por quenon bollescan en la dicha Qibdat protestando que syvimiento en la dicha ilibdat acaeso;ia que el Rey nues-lo nos fagian e por esta rason algund bolligio e mo-

404 Mozo, SALVADOR DE : De la nobleza vieja a la noblezanueva. La transformaci6n nobiliaria castellana en la Baja_ EdadMedía, Cuadernos de Historia 3, Madrid, 1969 .

406 Act. Cap. 1401, fol. 171 (31-12-1401) .'os Act. Cap. 1401,101. 233 r . (7-3-1402) .

253

Page 261: pdf Manueles y Fajardos

tro Señor gelo pueda demandar. . . » `. Fue evidenteel interés de los Dávalos en buscar una base popularde mantenimiento en la ciudad a través de los Fajar-do, en los « . . . ornes buenos . . . e llanos . . .», sobre laque su nuevo linaje pudiese consolidarse frente a losembates de la nobleza vieja personificados por JuanSánchez Manuel en Murcia, que fueron los causantesde su apartamiento temporal en la corte y contra losque iba dirigida su enérgica sagacidad política' .

Pero Juan Sánchez Manuel era hombre de luchaal que no frenaban fácilmente las circunstancias ad-versas ; en 1403 estaba de nuevo en la corte acompañado de un grupo de patricios murcianos que com-partín sus intereses, pidiendo un nuevo corregidorpara la ciudad, en la que la injusticia, el crimen y elrobo, según sus propios argumentos, eran los elemen-tos normales de inconvivencia . Lope Pérez de Dáva-los, movido por los Fajardo y el concejo, se revelócontra la confabulación cortesana e intentó jugar supropia partida en la corte, pues « . . . esto non era ver-dat ni se podría mostrar nin provar en buena pas een buena concordia . . .» roe . El leal Juan Sánchez deAyala, el hijo de Pedro López de Ayala, quedó unavez más como lugarteniente de Dávalos, que marchóa justificar su labor en el adelantamiento ante la corte ;desde su marcha el oficio quedó de hecho vacío y sufunción fue sustituida por la de un corregidor con

40' Act. Cap. 1401, fol . 278 (13-6-1402) .°os Hay una coincidencia cronológica entre estos levanta-

mientos murcianos protagonizados por Juan Sánchez Manuelcon -los de varias . ciudades andaluzas temporalmente pacifica-das en 1402. LADERO QUESADA, M. A. : Andalucía en el si-glo XV, CSIC, Madrid, 1973, pág. 100 .4° Act. Cap. 1403, fol . 52 (21-7-1403).

aa

254

Page 262: pdf Manueles y Fajardos

funciones adicionales de justicia mayor en el reino deMurcia .

Parece una constante el que la introducción de co-rregidores en Murcia hasta 1403 fue siempre prece-dida de un desplante manuelista ante la autoridadque imponía el adelantado mayor, primero AlfonsoYáñez Fajardo y después Ruy López de Dávalos . JuanSánchez Manuel siempre actuó como una pieza en elconjunto de una nobleza en crisis atacada frontal-mente por la política de grandes oficiales desplegadapor Enrique III, y su ambición trató de adaptarsea ella solicitando sucesivamente la procuración e in-cluso el corregimiento de la ciudad, tratando de abrir-se nuevos caminos cuando los viejos se le cerraban.sólo recurrió al nombramiento real cuando vio impo-sible el reactivar la vía del concejo general; intentóconseguir el corregimiento cuando no pudo obtenerla procuración general, en unos últimos e infructuososesfuerzos por conservar el poder que de hecho yahabía perdido .

El nombramiento de Juan Rodríguez de Salaman-ca como tercer corregidor en 1403 y con funcionesmuy reforzadas, demostraba ya a las claras la nuevaorientación que los concejos castellanos estaban ad-quiriendo, así como el ocaso definitivo de la viejanobleza a nivel local, no desmentida en Murcia poralgún otro intento fugaz de Juan Sánchez Manuel derecuperar un pasado histórico ya definitivamente per-dido.

255

Page 263: pdf Manueles y Fajardos
Page 264: pdf Manueles y Fajardos

INDICE ONOMÁSTICO

A

Abanilla: 253 .Abellán, Antón : 132,137 y 138.Abellán, Nicolás : 36, 132 y 138 .Adoberías (calle de las) : 45.Agost, Clemente : 82.Albacete: 21, 215, 233 y 235.Alcalá de Henares : 57, 84, 158, 183 y 215.Alcantarilla : 81 .Alcaraz : 12, 21, 22, 107, 114 y 233.Alcázar : 42 .Alcocer, Alfonso de : 193 .Alcocer, Juan de: 193 y 240.Aldamar, Jaime: 178 .Aledo : 233 .Alfonso XI : 12, 13, 19, 26, 27, 127, 135, 145 y 183 .Alfonso, hijo de Sancho Rodríguez de Pagán: 139.Alfonso, Martín: 200.Alfonso de Magán, Rodrigo : 47.Alfonso de Valdivieso, Martín: 22.Algeciras: 189.Algezares : 220.Alhama: 25, 56, 102, 142, 146, 172.Alhoraiba: 50 .Alicante : 13, 87, 178 .Aljufia : 155 .Almansa: 233 .Almudí : 48 .

257

Page 265: pdf Manueles y Fajardos

Alquerías: 220.Alquerías: 220.Alquibla: 50, 155.Ahory, Abrahym: 70.Andalucía: 92, 94, 254.Aragón : 30, 46, 85, 90, 91, 95, 107, 118, 121, 211, 231, 238,

239, 248.Aragón, Alonso de: 213, 215.Arrixaca : 30, 31, 33, 38, 42, 44, 94, 106, 169.Aspe: 189.Atienza, Alfonso de: 108. .Atlántico : 150.Auñón, familia ., 136 .Aventuriel, familia : 81 y 82.Aventuriel, David: 72 y 82.Aventuriel, Isaac : 82.Aventuriel, Moisés : 82.Aventuriel, Salomón: 81 y 82 .Aventuriel, Suleimán : 82.Avila : 246 .

g

Balibrea, familia . 136 .Balibrea, Alamán de: 58.Balibrea, Alfonso de : 167, 181 y'198 .Balibrea, Bartolomé de: 108 .Balibrea, molinos : 80.Barajas : 198:Barcelona : 168; 169, 172; 177; 178, 181, 187; 1941 205.Barthe, Julio: 36.Bayona : 150 y 151 .Belloch, Ramón: 161 .Bellot, Pedro: 239.Beüuga, cardenal (plaza) . 129 .Benavente: 60 y 65 .Benedicto XIII : 154.Benidorm: 118 .Benimagnet : 55.Bermúdez Aznar, Agustín : 62, 84, 206 y 245.Bernard, Pedro: 71 .

258

vs

Page 266: pdf Manueles y Fajardos

Bevengud, familia : 136.Blasco, Martín: 49 y 173.Braganza: 101 .Brivíesca : 25 y 28.Buitrago: 98.Burgo de Osma : 20.Burgos : 13, 17, 19, 26, 60, 61, 64, 71, 143, 145, 146, 149,

187 y 197.

-

G

Cadafali, Pedro: 145.Calatayud, Juan de: 175.Calarrava : 60.Cano García, Gabriel, M. : 134.Cantalejo de Sepúlveda : - 162 y 202 .Carandell; Juan: 53.Caravaca: 101, 141 y 233 .Caravila : 30, 53.Carlé, M.'. del -Carmen : 123.Carles, -Pedro: 162;167, 198 .Carmona: 152.Cartagena : 19, 55, 56, 87, 88, 89, 91, 94, 98, 100, 10-1, 118,

119, 128, 147, 157, 165, 176, 178, 179, 212, 233, 234, 243 .Casa de la Corte. 32 y 33 .Cascales, Francisco : 126, 135, 139, 140, 232; 237, -238, 239.Castellón: 233 .Castilla : 8, 26, 57 a 59, 63 a 65, 73, 84, 91, 97, 107, 115,

147, 148, 150, 151, 156, 162, 175, 191, 212, 214, 215, 225,231, 237, 245, 246, 249.

.Catronuño . 22.Cataneo, Jacomo: 163, 189.Celdrán, Francisco : 55 .Celdrán, Guillén : 108, 132, 140.Cerda Ruiz-Funes, Joaquín :'14, 225.'Cervera, Miguel : 110.Coca: 21 .Constanza, infanta : 150.Contamine, Philippe : 183 .Contraparada : 155.Córdoba: 60, 94 .

259

Page 267: pdf Manueles y Fajardos

Crespa, familia : 136.Cuenca : 233 .Cuenca, Pedro de: 82.

cm

Chinchilla: 107, 233 y 235.Churra, 23 .

D

Daba : 50.Damar, Nicoloso : 87 .Davalos, familia: 254 .Dávalos, familia: 254 .Dávalos, Diego Gómez de : 49, 133, 206 .Dávalos, Lope Pérez de : 222, 225, 226, 228, 235, 243, 244,

252 a 254 .Dávalos, Lope Ruiz de : 57, 132, 229, 235, 240 .Dávalos, Pedro Gómez de: 44, 54, 56, 138, 146, 172, 206 .Dávalos, Ruy López de : 166, 210, 217, 222, 223 a 225, 228,

236 a 238, 241 a 245, 247, 248, 250 a 253, 255 .Díaz de Albárracín, Diego: 162 .Díaz de Albarracín, Marítn: 162, 190.Diego, ballestero: 193 .Durán, Diego : 159.

EEl Castellar . 118 .Elche : 13, 87, 214.Enrique II : 11 a 14, 16 a 18, 21, 27, 84, 90, 99, 101, 143 .Enrique 111 : 57 a 60, 62 a 65, 68, 150 a 153, 161, 162, 166,

167, 187, 195 a 197, 200 a 202, 212, 215, 216, 222, 223,225, 226, 236, 240, 242, 24,6 a 248, 252 y 255 .

Enríquez, Alfonso: 251 .Enríquez, Alfonso : 251 .Enríquez, Fadrique : 60.Enriquez, Fadrique : 60.Epila, Juan de : 96.

260

Page 268: pdf Manueles y Fajardos

Escarzáfigo, Nicolás : 89 .Esteban, Guillén : 170.Europa : 238.

Fábregas, Pedro : 175.Fajardo, familia : 8, 9, 16, 25, 62, 66, 112, 126, 129, 140 a

142, 148, 149, 183, 215, 216, 220, 223, 228, 234, 239, 241,244, 246, 247, 252, 254.

Fajardo, Alfonso Yáñez (padre) : 9, 14 a 18, 21 a 23, 25, 26,40, 45, 50, 55, 57, 58, 61, 80, 89, 106, 114, 125, 126, 128a 130, 139, 141 a 146, 155, 162, 165 a 167, 172, 176, 198 a213, 216 a 221, 223, 225, 226, 229, 234, 241; 255.

Fajardo, Alfonso Yáñez : 230, 232, 252, 253.Fajardo, Juan Alfonso: 221, 244, 252 .Fajardo, Pedro López : 252.Fernández, Alfonso : 161 .Fernández, García (maestrescuela del obispado) : 56,161 y 172 .Fernández, Hurta: 22 .Fernández, Miguel : 178 .Fernández de Alcaraz, Alfonso : 108.Fernández de la Ballesta, Juan: 139 .Fernández del Castillo : . Juan: 133.Fernández de Santo Domingo, Juan : 81, 82, 89, 108, 109, 132,

138 .Fernández de Santo Domingo, Pedro: 44.Fernández de Toledo, familia: 136 .Fernández de Toledo, Francisco: 80.Fernández Mexfa, Sancho: 92.Fernández Piñero, Lope: 135, 141, 146, 206.Ferrer Navarro, Ramón: 233 .Fortún Jaime : 73 .Fortuna : 42.Fos, Pascual de la: 204.Fourquin, Guy: 249.Francia : 152.Fusillos, abad de (véase González, Juan)Fuster, Alfonso: 82.

26 1

Page 269: pdf Manueles y Fajardos

G

Galicia : 236.Gallarte, familia: 136 .Gallarte, Guillén: 139 .Gante, Juan de (duque de Láncaster) : 14, 64, 68, 74, 150 a

152, 160, 162, 187, 191 .García, Alfonso : 80, 96.García, Lope : 139 .García dé Azágra, Gil : 80.García de Laza, Andrés: 17, 18, 49, 102, 126, 138, 145, 152,

159, 162, 163, 165 a 167, 176, 177, 181, 202, 217, 219, 220,223 a 231, 234, 236 a 241, 244,251 y 252.

García de Sevilla, Fernando: 194 .García Manrique, Juan : 60, 195, 236.Gerona: 233 .Gijón : 216 .Gimeno Casalduero, Joaquín : 59.Gómez, Gonzalo (chantre del obispado) : 99, 161, 172, 177,

178.Gómez, Juan : 229.González, Juan (abad de Fusillos) : 198, 205, 208, 209, 211 .González, Pedro: 135, 206.González de Arroniz, Sancho: 132.González de Herrera, García : 60 .Granada: 62, 66, 101, 121, 201, 216, 225 .Grau, - Jaime: 139 .Guadalajara: 58, 163, 233,Guadaientín : 98.Guardamar: 124 .

H.

Hellín : 233 .

I

Ibáñez, Juan : 42.Ibi: 214.Illescas : 1901 202.

262

Page 270: pdf Manueles y Fajardos

Inés : 96.Inglaterra : 150.Inglés, Jaime : 161 .Iñiguez, Juan: 178.

i

Jaimes de Junterón, Rodrigo : 167, 198 .Javali. 244 .Jiménez, Aparicio : 235.Jordy, ballestero: 193.Jorquera : 233,Juan 1 de Aragón: 205.Juan 1 de Castilla : 9, 11, 17 a 20, 22, 23, 25 a 27, 41, 57

a 59, 61, 63, 64, 70, 74, 85, 102, 126, 128, 144, 146, 148,J50,151, 170, 191, 192, 198, 222 .

Juan II : 21, 158,--159 . .Juan, ballestero : 193.Jufré, Pedro: 170 .Jumilla : 213, 233 .Junco: 50, 55, 56 .Junterón, familia : 136 .

L

Ladero Quesada, Miguel Angel-. 156, 159, 254 .Ladrada : 206.La Granja de Sotos Albos: 28.La Laguna: 159 .La Puebla: 146,La Puebla de Montalbán: 23 .Láncáster, : Catalina : 150,Láncaster, duque de (véase Gante).Lara Fernández, Francisco de: 90.Las Peñas de San Pedro: 9, 21 y 22.Le6n: 60 y 170.Leonor, infanta : 70.Lerid6n, Arnao de: 139 .Librilla : 21, 142, 146, 165, 215, 216, 223, 225.Lidón, Pedro : 83 .

263

Page 271: pdf Manueles y Fajardos

Lidón, Ramón.. 83.Logroño: 16.López, Alfonso : 161 .López, Domingo : 108.López Alonso, Carmen: 64 .López de Ayala, familia: 29, 177.López de Ayala, Pedro: 214, 254.López de Ayala, Pedro (canciller) : 13, 60, 62, 63, 65, 196, 236.López de Cariñana, Pedro 99.López del Castillo, Juan : 47, 48 .Lorca : 25, 93, 97, 98, 101, 135, 141, 142,,1^ 176, 201, 206,

213 a 216, 219, 233, 243, 247 .

M

Madrid : 15, 17, 22, 5'8, 59, 61 a 63, 84, 126 a 128, 167, 198,199, 201, 202, 204, 225, 239, 249, 250, 253, 254 .

Madrid, Juan de : 79 .Magán, familia: 136 .Mahomat, herrero: 173.Mambron, Álí: 42 .Manuel, familia : 9, 12, 18, 48, 56, 62, 66, 112, 129, 142, 143,

146, 147 a 149, 152, 154, 162, 175, 176, 183, 187, 201, 202,204, 205, 207, 208, 211, 212, 215, 216, 220, 223, 224, 228,231, 239, 246, 248.

Manuel, Alfonso Sánchez: 24, 48, 163, 190, 202, 212.Manuel, Fernán Sánchez : 19, 20, 24, 142, 144, 163, 165,

167, 181, 198, 2021 213.Manuel, Juan Sánchez (conde de Carríón) : 9, 11 a 25, 31 a

36, 42, 93, 150, 191 y 192 .Manuel, Juan Sánchez: 9, 24, 29, 61, 67, 126, 128, 134, 138,

139, 142 a 145, 147, 160, 163 a 167, 177, 200, 203, 205,209, 212, 213, 217, 219, 224, 225, 227, 231, 248, 251 a 255 .

Manuel, Juana : 11, 17.Mar Menor: 118 .Maravall, José Antonio: 231 .Martín, José Luis:

156.Martínez, Alfonso : 118.Martínez, Antón : 162, 215 .Martínez, Aparicio : 108, 111 .Martínez, Estal: 162 .

264

Page 272: pdf Manueles y Fajardos

Martínez, Ferrán: 204.Martínez Carrillo, Mfl de los Llanos : 41, 52, 54, 68, 83, 88,

108, 131, 134, 174, 193, 205, 217, 232, 235, 246, 249.Martínez del Castillo, Juan: 222.Martínez de Zorita, Gonzalo : 46.Mateos de Contreras, Juan: 213, 219, 250.Medína del Campo: 19, 20, 24, 103, 121, 151 .Méndez de Sotomayor, Ruy : 202, 211, 248.Menjot, Denís: 41, 64 .Mercader, Alfonso: 71 .Miguel, Nicolás : 139.Moddur, Yuguf: 82.Molina Molina, Angel Luis : 86, 90 .Molina Seca: 23, 166, 176, 190, 202, 204, 206, 210, 215, 220,

223, 238, 244.Moliner, Francisco: 108 .Mollat, Guy: 238 .Moncada, Alfonso de: 89, 132, 214.Monrroxel, Juan: 89.Monteagudo : 51, 200.Montergull, Antón : 240.Montesínos, Juan: 108, 126, 130, 140.Montiel: 11, 12 .Monzón, familia: 136.Moreta, Salustiano : 147 .Moxó, Salvador de: 253 .Mula: 22, 135, 141, 146, 190, 199, 200, 202, 206, 213, 214,

219, 221, 223 .Mulet, Jaime : 161 .Murcia : presente, prácticamente sin interrupción, a lo largo

de la obra.

N

Navarra : 16, 71 .Navarrete, Bartolomé: 79.Navarrete, familia: 136.Nicolás, ballestero : 193 .Noreña, conde de : 65.Núñez de Guzmán, Juan: 60 .

265

Page 273: pdf Manueles y Fajardos

_-

Odena, Vicente : 175.Oluja, Bernart: 133.

.Oluja, Pagán de : 26, 130, 132, 138.Oller, Fernando: 45, 89, 132, 137, 138, 145, 219, 241 .Orconeda, familia: 136Orconeda, Francisco., 250.Orihuela : 13, 80, 84, 90, 91, 100, 1011 1121 147,. 164, 176,

200, 2051 211, 212, 217, 224, 225, 227, 238, 239.Oropesa : 249.Ortega de Avilés, Juan: 200.

Palarrava, Juan : 82.Palazol, Alfonso: 82.Palencia : 26, 27.Palenzuela : 25.París : 64.

.Pedriñán, Pascual : 30 .Pedro 1 : 9, 11 a 15, 21, 30, 69, 74, 85, 90, 170.Pedrosa, Fernando de : 27, 28, 56, 67, 76, 80, 128, 139, 145,

147, 154, 160, 165, 176 190 205 212 223, 241,Peñaranda, familia : 136.

_-Pérez, Jowph: 231,Pérez-Bustamante, 12ogelio : 225.Pérez Oalvillo, Fernán: 13,10. .Pérez Castillo, Alvár: 47,

.

.Pérez de Aroca, Vícente : 132, 138 .Pérez de Meyra, Alfonso : 175.Pérez de Ososrio, Alvar: 60. .Perpiñán, Andrés : 204.Piskorski, W!ladimiro : 195, 196.Platería, calle: 44, 194.Podio Meríno, Pedro : 177.Pollo, Alfonso del: 162.Ponce, Alfonso : 44.

. .Ponce, familia : 136.Ponce de León, Ruy: 60.

°-Porcel, Fernán : 54, 132, 138.

266

Page 274: pdf Manueles y Fajardos

Porcel, Luis: 44, 56.Portugal : 22, 27, 236, 237, 248, 251 .Pretel Marín, Aurelio . 22, 215, 235, 245.Puebla de Almenara: 245 .Puente: 76.Puerta dei Puente: 49.Puerta de Molina: 238.Puerta Nueva: 36.

R

Ramírez, Martín: 53.Ramírez, Ramiro: 53 .Ramona, doña: 108.Ricardo 11 : 150.Ricote : 22.Riquelme, família : 336.Riquelme, Francisco : 108.Riquelme, Juan: 118, 132 .Riquelme, Pedro. 53 .Rocafull, Ramón: 114, 147, 162, 202.Roda, Alfonso de: 229.Rodríguez de la Crespa, Marcos: 162, 181, 215.Rodríguez de Pagán, Sandio: 132, 138, 139, 241 .Rodríguez de Palenzuela, -Sancho : 60, 132.Rodríguez de Salamanca, Juan: 255.Roselló Verger, Vicente M.e: 134.Royer de Cardinal, Susana: 52, 147.Rubio, Juan: 142.Rubio Vela, Agustín : 66.Ruiz de Atleta, Alfonso: 235.

5

Salamanca : 20, 156, 248.Salom<Sn: 124 .San Andrés, iglesia y parroquia: 46.San Antolin, iglesia y ,parroquia: 46.San Bartolomé, iglesia y parroquia : 44, 49, 117, 132, 134, 164,

170.

-Sánchez Antón : 139.

267

Page 275: pdf Manueles y Fajardos

Sánchez, Miguel; 80.Sánchez, Pedro: 243 a 246, 252.Sánchez «el gordo», Pedro: 110.Sánchez, Sancho: 56.Sánchez de Alcaraz, Pedro: 108.Sánchez de Andiella, .Alfonso:139.Sánchez de Ayala, Juan: 60, 96, 228, 236, 243, 251, 253, 254.Sánchez de Claramunt, Juan: 132,

, .Sánchez de Claramunt, Ruy: 218.Sánchez de Guadalajara, Alfonso: 163.Sánchez dei Castillo, García; 243, 244, 252,Sánchez de Deán, familia : 136.Sánchez de Madrid, Ramiro: 107, 243, 251,Sánchez de Teruel, Pedro : 107, 110.San Francisco, convento: 77, 231 .Sangonera: 55, 56, 204 .San Juan, iglesia y parroquia : 80, 94, 134, 211, 237.San Julián, plaza: 48.San Lorenzo, iglesia y parroquia- 47,218San Mateo, iglesia y parroquia de Urcas 142 .San Miguel, iglesia y parroquia : 46, 53, 178, 179.San Nicolás, iglesia y parroquia: 132, 134, 139.Santa Catalina, iglesia y .parroquia. 132, 134.Santa Clara, conventos 77.Santa Fulalia, iglesia y parroquia: 45, 132, 134, 241,Santa María la Mayor, catedral y parroquia : 43, 132, 134, 1.48,237.

Santiago, ermita: 53.Santiago, orden : 22, 1.41 .Santiago de Compostela: 64, 236.Santo Domingo, convento : 30, 77, 231 .Sax: 189, 214, 215.

,Segovia : 23, 65, 91, 147, 149, 151, 216.Segura, río : 39, 50, 52, 55, 85, 98, 155, 176,Sempopl, Lorenzo : 107 .Sevilla : 60, 62, 64, 149, 156.Soria: 20.Soriano, Miguel, 44.Sotos Albos: 129.Suárez de Quitfiones, Pedro : 60.Suárez Fernández, Luis: 59, 61, 150, 221

268

Page 276: pdf Manueles y Fajardos

T

Tallante, Bartolomé: 145, 162, 167, 198, 248, 250,Talón, Fernando: 54, 58, 154, 163, 164, 168, 177, 181, 182,

187, 188, 190.Talón, Francisco: 92.Tellalquivir : 54 .Tenorio, Pedro: 59, 60, 189, 195, 205, 212.Tera, Francesch : 42 .Teruel : 233 .Toda, doña : 133 .Toledo : 11, 12, 16, 17, 59 a 61, 65, 66, 189, 205, 222 .Tomás, Juan : 132.Tordesillas : 13, 21, 22, 170.Toro : 23, 102, 129, 152, 247.Torre del Arráez: 118.Torres Fontes, Juan: 8, 12, 14, 15, 21, 23, 25, 29, 52, 58, 62,

66, 82, 87, 89, 100, 111, 166, 177, 213, 214 .Trastámara, conde de : 60.Tratámara, dinastía: 64, 67, 88, 105 .Troncoso, paces de : 150.Turhedal : 50 .

U

Uclés : 81 .Uclés, Francisco de : 161 .Ulhnan, Walter: 250.

V

Valdeón Baruque, Julio: 90, 96, 97, 249.Valencia : 66, 91, 154, 172, 175, 177 a 179, 187 a 189, 212,

233, 234 .Valladolid : 19, 21, 59, 85, 140, 159, 164, 177, 182, 183, 198 .Veas Arteseros, Francisco : 141, 216.Vicente, Pascual : 108 .Vilar Ramírez, Juan Bautista : 91 .Vilatorta, doña: 108 .

269

Page 277: pdf Manueles y Fajardos

Villalobos : 60.Villanueva : 92 .Villanueva, acequia: 50, 55 .Villena: 245.Villena, marqués de : 21, 183, 212 a 215, 238.Vinader, Alfonso: 55.

wWolff, Philippe : 238 .

X

Xerica, Juana de : 24, 34 .

Y

Yecla: 233.

Z

Zamora: 13, 248 .

270

Page 278: pdf Manueles y Fajardos
Page 279: pdf Manueles y Fajardos

COMUNIDAD AUTONOMADE LA REGION DE MURCIA

ACADEMIA ALFONSO X EL SABIO

Biblioteca Murciana de Bolsillo