Pedro Sergio 387

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  • 7/29/2019 Pedro Sergio 387

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    Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

    Caminando con Jess.org

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    Estuve enfermo y fueron avisitarme

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    (San Mateo 25,36)

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    INDICE

    I. PROLOGO: EL CUIDADO Y LA ATENCIN ESPIRITUAL DE LOS

    ENFERMOS

    II. SEAMOS MISERICORDIOSOS CON LOS ENFERMOS

    III. EL ENFERMO Y LA RELACIN CON DIOS

    IV. LA ORACIN Y ENFERMEDAD

    V. LA ENFERMEDAD Y ORACION

    VI. CONFIANZA EN JESUS, EL CURA MUCHOS MALES

    VII. LOS DIEZ MANDAMIENTOS DE LA SANACIN

    VIII. LA UNCIN DE LOS ENFERMOS

    IX. CAPTULO SEGUNDO, LOS SACRAMENTOS DE CURACIN,CAPITULO 5, LA UNCION DE LOS ENFERMOS

    X. ORACIONAL

    XI. SALMOS

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    XII. EVANGELIO SEGN SAN MARCOS

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    I PROLOGO

    EL CUIDADO Y LA ATENCIN ESPIRITUAL DE LOS ENFERMOS

    El hermano enfermo no solo tiene el derecho del cuidado fsico en suenfermedad, adems tiene el derecho del cuidado y atencin espiritual.

    En efecto, un gran gesto de amor, una actitud de caridad, algo importante quepodemos hacer por un ser querido, o un hermano enfermo, es ayudarle connuestras oraciones y cuidados espirituales.

    Del mismo modo, como cristianos debemos procurar en primer lugar cuidarnuestra salud y la de nuestro prjimo. Nosotros somos creacin del Seor, portanto patrimonio de Dios, entonces tenemos el deber de cuidarnos la saludfsica y la del alma, y si padecemos alguna dolencia, aprovechar la oportunidadde ofrecer los sufrimientos a Cristo.

    El cuidado de la salud de los hombres requiere la ayuda de sus hermanos, desus familiares, de sus amigos, como tambin del resto de la sociedad en la cualviven, a fin de lograr las condiciones de calidad de vida que permiten crecer,estudiar, formar familia, formarse espiritualmente, como alimentarse, vestirse,tener vivienda, trabajo y jubilarse o pensionarse.

    En nuestra vida terrena, estamos expuestos a que nos sucedan cosas comoalgunas enfermedades imprevistas y tenemos que padecer y en algunas

    ocasiones debemos operarnos, si estas salen bien, alegrmonos y demosgracias a Dios, pero sabemos que no siempre es as, si estas salen mal,alegrmonos por esta oportunidad de ofrecer al Seor, la oportunidad deayudarle con la dulce carga de la Cruz de Jess.

    Debemos si tener cuidado de tener una actitud por un excesivo cuidado porconservar la salud, cuando esta se interpreta como una seal de egosmo yfalta de confianza en Dios.

    Recuerdo en mi juventud, como mi padre me enseaba la necesidad de cuidarel cuerpo de manera razonablemente, porque no debamos olvidar que es

    templo del Espritu Santo. Entonces nos invitaba a la vida sobria, sin excesos ylejos de todo lo nocivo para el cuerpo humano.

    Es as, como la vida y la salud fsica son bienes preciosos confiados por Dios,razn importante para cuidar a los enfermos, teniendo en cuenta susnecesidades y la de los dems y el bien comn.

    Tambin es bueno recordar, que el hermoso don de la vida est en manos deDios.

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    En efecto, el hombre no es dueo de su vida ni de su salud y perjudicarlas por

    desidia, falta de cuidado o negligencia es una ofensa a Dios. Es as entonces,que no debemos ser indisciplinados con los buenos consejos mdicos, como

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    por ejemplo no tomar los medicamentos recomendados o hacernos eldesentendido con ciertos sntomas que nos advierten de algn peligro deenfermedad.

    Tambin me parece, que no debemos engaar a un hermano enfermo si est

    cerca de la muerte, no estara bien decirle que todo anda bien y que no hayque preocuparse.

    Seamos misericordiosos con esto, ya que se trata de un tiempo en que elenfermo debe aprovechar para prepararse al encuentro con el Seor. Losltimos das de vida pueden ser decisivos para la vida eterna, es cuando elhermano enfermo debe recibir los Sacramentos de Penitencia y Reconciliacin,esto es, la Confesin y la Comunin. Yo tengo mi experiencia personal en esto,en una etapa de mi vida durante 18 meses estuve acompaando a mi difuntaesposa, la cual sufri de un Cncer irrecuperable, y as fue como estuvimospreparando las maletas para su viaje a la vida eterna, en el momento que el

    Seor dispusiera, y esta grabado por la eternidad en mi corazn el minutocuando ella me sonri y a los pocos segundos parti en su viaje.

    Por otra parte no dejemos de lado, la Uncin de los Enfermos, esta se deberecibir tan pronto se sepa que hay enfermedad, especialmente si es grave, entodo caso se debe explicar que este sacramento no es para pacientesdesahuciados, es para entregarnos en las manos de Dios y decir que estamosabiertos a la curacin, y dedicar este sufrimiento para llevar la cruz de laenfermedad con gracia y para nuestro bien.

    En una ocasin, junto a un To Presbtero, se la dimos a mi padre de 78 aos,el cual estaba bastante mal y temamos por su vida, hoy nuevamente, se le vesonrer, por continuar viendo a diario su familia que el form con losfundamentos de nuestra fe.

    Oremos entonces con y por los hermanos enfermos, lo podemos hacer con elrosario y otras oraciones, meditemos los mensajes del Seor en la Biblia, enlos Evangelios.

    Recordemos que estamos con Nuestro Seor, con su Hijo Jesucristo, connuestra Madre la Santsima Virgen. Ellos estn siempre con el hermano

    enfermo.La finalidad de este pequeo libro, es aportar desde estas pginas, con laatencin espiritual de los enfermos, algo muy necesario para el hermano quesufre. El contenido, tiene algunas reflexiones propias, otras extradas de textosy que me parecieron importantes, consideraciones del catecismo catlico,oraciones, salmos y una lectura bblica de san Marco que me parece muyadecuada para finalizar el temario

    Autorizo la di fusin y copia en PDF, solic itando la in tegridad del l ibro

    Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

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    II SEAMOS MISERICORDIOSOS CON LOS ENFERMOS

    Nuestro amor al prjimo (prximo) debe comenzar por los ms prximos anosotros, estos son nuestros familiares, cuando a ellos les llega la enfermedad,

    estn confiando en nuestra ayuda, es as como la atencin espiritual de losenfermos corresponde, en primer lugar, a la familia y por supuesto a loshermanos cristianos y del mismo modo a los Pastores de la Iglesia.

    Estuve enfermo y fueron a visi tarme (San Mateo 25,36)

    En efecto, nosotros hermanos de Cristo y comunidad cristiana, tenemos queestar dispuestos a ofrecer toda nuestra ayuda a los enfermos y sermisericordiosos con ellos, porque la caridad se debe dar a todos, pero conmayor urgencia, cuando nos sentimos muy necesitado de ella, y eso sucedeprecisamente en la enfermedad.

    Pero no debemos olvidar que la misericordia es sin condicin para todos loshombres, independiente si son cristianos o no, o si son o no son creyentes enDios. Es justamente en el minuto de la enfermedad, cuando el hombre sesiente desamparado y triste por lo que le esta sucediendo, cuando tiene laposibilidad de experimentar la necesidad de cambio de actitud, y en esadebilidad, es cuando ms aprecia le llegada de la fortaleza del Seor. En efectola enfermedad, invita a reflexionar sobre la vida llevada y nos impone elarrepentimiento, que mejor momento entonces para ayudar a acercarse al Diosde la misericordia a quien ms lo necesita.

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    La enfermedad, necesita tanto para la recuperacin de la salud, como para lapreparacin de la muerte, un enfrentamiento en paz y con gran lucidez, las dos

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    cosas son importantes, es entonces de la misma importancia la atencinespiritual para los enfermos recuperables como los terminales o moribundo. Enambos casos, es bueno y conveniente recordarles siempre la visin cristiana dela enfermedad y de la muerte. El cristiano sabe que la muerte no solamente noes el fin, sino que por el contrario es el principio de la verdadera vida, la vida

    eterna.

    La misericordia, es la Inclinacin a compadecerse y mostrarse comprensivoante las miserias y sufrimientos ajenos, y esta se completa cuando tenemos unencuentro personal con el enfermo. Ser misericordioso con los enfermos, esvisitarlo y apoyarlo. Los visitamos y les entregamos nuestra amistad, le damosapoyo moral y espiritual. En ese instante, el enfermo necesita ser odo contranquilidad, por tanto debemos tener con ellos una actitud comprensiva yamable, pero al mismo tiempo ayudarlo a enfrentar la realidad de supadecimiento, auque esta sea difcil y dura.

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    III EL ENFERMO Y LA RELACIN CON DIOS

    Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz, y queda sanada de tu enfermedadMc 5, 21-43

    Una mujer que padeca ya doce aos flujo de sangre. Deba de ser de ciertaposicin social, pues haba consultado muchos mdicos y gastado toda suhacienda con ellos, pero no haba podido ser curada por ninguno, pero sinprovecho alguno, es decir iba de mal en peor, no slo por la inutilidad deaquellos remedios, sino, en parte, causados por los mismos.

    Cuando Jess iba a casa del Jefe de la Sinagoga para curar a su hija, tienelugar esta escena. Iba acompaado de una gran multitud, que le apretujaba. Enlas callejuelas del viejo Oriente, el entusiasmo despertado por Jess haca quela multitud, empujndose por acercarse, le apretujase. Entre esta turba semezcl la mujer angustiada y toc con fe el vestido del Seor. Y al punto se

    hizo su curacin.

    Habiendo odo esta mujer la fama curativa de Jess, apel, desesperada ya demdicos, al mejor recurso, l. Slo pens en tocar su vestido, porque crea quecon ello se curara. La mujer enferma, a como de lugar quiere llevar adelantesu propsito, entonces viene por atrs, y como queriendo robarle osorprenderle un milagro. Esto es, porque era debido al tipo de impureza legalque significaba su enfermedad, ya que otros enfermos tocaban a Jess paracurarse. Las prescripciones rabnicas, aislaban a la mujer que padeca de estaenfermedad a fin de que no contagiase su impureza legal.

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    Jess, se vuelve preguntando quin le ha tocado, porque una fuerza habasalido de El. Y se dio vuelta, es decir, miraba en torno suyo, es la clsica

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    mirada circular del estilo de san Marcos, como queriendo descubrir quinhaba sido. Si Jess obra as, no es por ignorancia, sino por elevar y confirmarla fe de aquella mujer, hacindole ver que no fue la curacin por un contactosupersticioso, sino por efecto de la fe. Ante esto, los discpulos, se extraande esta pregunta, pues todos le apretujaban y nadie se haba acercado a El

    con gestos o modos especiales. Pero Jess insisti en su afirmacin. Anteesto, la mujer se postr ante El y le confes, lo mismo, ante todo el pueblo todala verdad. Jess le dijo: Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz, y queda sanadade tu enfermedad

    El hombre enfermo se desmorona, es decir, se deshace, siente que sedestruye y se derrumba poco a poco. En el abandono, cae en un estado deprofundo desnimo, pero Dios tiene el atributo por el cual, as como perdona yremedia los pecados y miserias de las personas, fortalece y levanta a losenfermos y los hace caminar nuevamente.

    Pero es bueno ser moderados y prudentes al pasar a conversar sobre Dios y larelacin que debe tenerse con El. En otras palabras, el modo de actuar frenteal enfermo, debe ser con afecto, pero al mismo tiempo con profundo respeto, afin de ayudar a mantener el sentido de integridad de la propia persona a pesardel desmoronamiento causado, en el cuerpo y en el espritu, Por laenfermedad.

    Lo anterior, tiene sentido en tener el mximo respeto a la religiosidad delenfermo, evitando imponerle los propios estilos de fe. Es decir, si alguien nocree o cree a medias, no le entreguemos una atencin distinta del que cree, talcomo lo hizo Cristo, que nunca discrimino su ayuda a los enfermos ynecesitados, sin importarle su origen. Del mismo modo, si nos encontramoscon hermanos que respaldan su fe en la piedad popular, no les impongamosnuestra propia forma de ver nuestra relacin con Dios. En efecto, muchoscreyentes, se apoyan en su devocin a diversos santos y a la Virgen Mara,esas son otras formas de acercarse a Dios, pero nosotros no estamos llamadosa Juzgar sobre ello.

    Entonces, respetando los distintos caminos que tiene el enfermo, los cualesmuchas veces no son coincidentes con los nuestros, hagamos unacompaamiento en la fe, desde la actitud cristiana que nos corresponde. Es

    decir, con gestos empapados en el amor de Cristo, sepamos hacer llegar lapalabra de Dios como un smbolo de amor y de solidaridad, haciendo notar quela presencia del Seor es el alivio ms reconfortante de cualquier enfermedad.En este contexto, haremos de mejor forma nuestra tarea evangelizadora, y as,la palabra del anuncio de las Buenas Noticias, llegar con gran eficacia al quems la necesita.

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    Tengo la conviccin, que ayudando a los enfermos de este modo, podemosconseguir una transformacin nacida de la propia experiencia de laenfermedad, de un estado de pesimismo y negatividad ante Dios, en un estadode buen nimo y sobre todo de esperanza, con la confianza plena de que Dios

    quiere algo bueno para nosotros y que depende nosotros el aceptar cual lavoluntad de El y sentirnos satisfecho de esta voluntad.

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    IV LA ORACIN Y ENFERMEDADLa enfermedad nos hace reflexionar profundamente, es este un momentopropicio para la oracin y la conversacin intima con Dios de corazn acorazn. Ante la enfermedad, tanto en la persona que la padece, como en susntimos amigos y familiares, espontneamente nace la necesidad de orar ypedir al Padre su ayuda. Es as como frente a esta situacin vamos en labsqueda de la plegaria precisa. Esta en lo posible, debe ser con el enfermo ypor el enfermo al mismo tiempo.

    Cada persona y especialmente segn el estado de nimo, tiene un forma

    distinta de orar y la fuerza de ella es inmedible. Nuestro buen Padre escuchatodo tipo de splicas, es as como creo que es conveniente acompaar laoracin con profundo respeto a la realidad de la persona, con especialconsideracin a su carcter, forma de ser, educacin religiosa, su medio socioeconmico y cultural.

    La oracin es uno de los recursos ms importantes de los que dispone elenfermo y su seres queridos para crear un ambiente de espiritualidad y de pazal enfermo y quienes, estn solidariamente con el. Pero tambin la oracin, esuna gran ayuda para conocer y descubrir la voluntad de Dios. La energaespiritual, ayuda a llevar con amor los padecimientos de la enfermedad y

    soportar los dolores, nos identifica y nos hace ms comprensivos con elsufrimiento de Cristo, as, como nos da la esperanza de que estamos en elpaso hacia el reencuentro definitivo con el seor en su casa.

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    Pero la oracin ha de surgir de la necesidad y deseo del enfermo, todo estocoherente con su realidad del tipo de enfermedad que est viviendo. Por ello,la oracin con el enfermo necesita de mucha comprensin, acompaamiento ytiempo para or sus angustias, sus vivencias y estados de nimo. De estemodo, sabremos ser solidarios y acogedores con los diversos sentimientos queson notorios en los enfermos, es decir la angustia, la amargura, el abandono yel desamparo que sienten. El comprender bien los sentimiento y la historia delenfermo, es una buena forma de ayudar al que sufre a que camine con su dolor

    junto al Seor, y as hacerle sentir lo efectiva que es la oracin y la entrega

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    confiada a las manos del Seor de la situacin que esta pasando con suenfermedad.

    La oracin por los enfermos ha estado y est presente en la vida de loshombres, en los hospitales, en los hogares y en la Iglesia. Por tanto hagamos

    oracin por los enfermos en cualquier lugar, pero con especial dedicacin en laEucarista o en la Liturgia de las Horas. Es as como por medio de lareconciliacin, la uncin de los enfermos y la Eucarista se ayuda al enfermo avivir el sentido pascual de la enfermedad. Por tanto, solicitemos al Presbteroestos instrumentos del amor redentor del Seor. En efecto, la celebracinsacramental, constituye una unin y una relacin importante del enfermo y sufe. Los sacramentos, signos que atestiguan el amor de Dios al enfermo, debenser considerados, pues son una efectiva manera de luchar contra laenfermedad, especialmente porque el corazn del enfermo se empapa de amory esperanza.

    Ayudar y orar con el hermano enfermo, es estar en gracia de Dios.

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    V LA ENFERMEDAD Y ORACION

    Jess le pregunt: "Quieres sanarte?" Jn 5, 1-3a.5-18

    En una ocasin, Jess, descubre entre la multitud a un enfermo paraltico y sedetiene ante l, lo ve desamparado y necesitado de auxilio. Esto es algo naturalen Jess, se fija en los desamparados, en los ms necesitados, en losimposibilitados y amorosamente los socorre. Conoce por su cienciasobrenatural el origen de su enfermedad, la duracin de la misma, porque lamirada de Jess, penetra en lo ms ntimo del corazn y lo descubre todo. As,fija en l los ojos de su misericordia y le pregunta si quiere ser curado. Es unafrase que iba cargada de sentido. Todo enfermo desea curar; su simplepresencia en aquella piscina prodigiosa era una prueba de su deseo. Pero eraesta pregunta un modo de despertar su fe y levantarle la esperanza. Mas elparaltico no piensa en una posibilidad de curacin milagrosa por obra de su

    interlocutor. Entendi, por la pregunta que le hizo, si pona los mediosnecesarios para obtener su curacin en aquella piscina. Era su obsesin. Es loque le responde el paraltico.

    A este enfermo, as impedido para ensayar aquellos medios de hidroterapia, lehaba llegado el turno de los prodigios de Dios. Estaba estancado en suenfermedad para que en l se manifieste la gloria de Dios (Jn 9:3; 11:4). Poreso le dijo Jess: "Levntate, toma tu camilla y camina". En seguida el hombrese san, tom su camilla y empez a caminar.

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    Como ya he hemos comentado, la enfermedad es una de las situaciones ms

    preocupantes para el hombre y en tanto generadora de grandes angustias,

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    tanto para nosotros si estamos sanos, como para el enfermo, familiares yamigos.

    El hombre desde siempre ha buscado alguna forma de liberarse de laenfermedad, dirigindose a los conocimientos y avances mdicos y rogando a

    nuestro Dios Padre, que nos alivie. Una de las cosas que ms nos cuestaentender, es por qu estamos enfermos, y muchas veces nos preguntamosSeor por qu a m?.

    Pero si sabemos valorarla, la enfermedad puede ayudarnos a descubrirnuestras soberbias y si lo deseamos podremos sanarlas. La enfermedad nosmuestra que somos vulnerables y que no somos autosuficientes como creerque me basto a mi mismo, que no necesito de Dios ni de los dems.

    La enfermedad debemos encausarla cristianamente y en unin con Cristo yacudir a El. Durante la enfermedad debemos alimentar nuestra fe en la oracin

    y la caridad que nace a raz de ese suceso imprevisto que nos a llega a todos opor lo menos que no esperamos que suceda, especialmente si revistegravedad.

    Desde un cierto punto de vista, el sufrimiento de la enfermedad ha sido paratodos un momento triste pero a la vez importante en nuestra relacin con Dios.En efecto, como consecuencia de este evento, nos hemos acordado de loimportante que es la oracin, tanto como para pedir la curacin como parapedir fortaleza, acogiendo la enfermedad con fe, esperanza y aceptacin a lavoluntad del Padre.

    En consecuencia, en la oracin por la que imploramos la recuperacin denuestra salud y la de nuestra familia y amigos, es una gran experiencia paratodos nosotros. sta la podemos hacer en casa, en los recintos derecuperacin de la salud, como en nuestra Iglesia. Tambin, con la asesora denuestros sacerdotes, podemos hacer peticiones o celebraciones con el apoyode la liturgia que nuestra fe tiene normalizada. En este ltimo aspecto, esbueno que los fieles nos dejemos guiar en esta materia y no caer ensituaciones particulares de error. Recordemos tambin que la Iglesia disponede un sacramento especialmente destinado a reconfortar a los atribulados porla enfermedad, esta es la Uncin de los Enfermos.

    Nosotros hemos hecho nuestra vida en la esperanza del gozo y la alegra ytenemos nuestro corazn preparado para ello desde el inicio de los tiempos, esas como siempre esperamos en las promesas que nos ha hecho Dios. As estrevelado en las Sagradas Escrituras, donde Dios se ha manifestado y nos hadado a conocer nuestro plan de salvacin.

    Antiguo Testamento

    Leemos en Isaas:

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    Isaas 30, 29; pero vosotros tendris una cancin, como la noche en que se

    celebra una fiesta sagrada. Tendris alegra de corazn, como el que, al son dela flauta, viene al monte de Jehov, a la Roca de Israel.

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    Isaas 35, 10: los rescatados de Jehov volvern y entrarn en Sion concnticos. Y sobre sus cabezas habr alegra perpetua. Alcanzarn gozo yalegra, y huirn la tristeza y el gemido.

    Y por qu no confiar que l nos dar la salud? En el libro de las profecas deBaruc, nos consuela la frase;

    Baruc 4, 29: "Porque aquel que os envi estos males, l mismo traer gozosempiterno (que es eterno o que dura siempre, porque teniendo principio notendr fin) con la salud que os dar".

    Pidamos a Dios que nos libre de todos los males, A quin ms podramosrecurrir?

    Sabidura 16: "Con lo que le demostraste a nuestros enemigos que t eres el

    que libra de todo mal".

    Sabidura 16, 12: Fue tu palabra, Oh Seor, la cual sana todas la cosas.

    As podemos, a travs de la Palabra de Dios, encontrar muchas respuestas anuestras inquietudes, su promesa es que l nos traer alegra al corazn y nosliberar de los males.

    La enfermedad llega a todos los hombres, no estamos libres de ella, es paralos justos y para los pecadores. La enfermedad no es un castigo, pero es unsufrimiento que llega a probar si somos fieles a Dios. Si somos justos, tenemosla posibilidad de demostrar a Dios, que aceptamos su voluntad, y que bajocualquier circunstancia somos fieles. Si somos pecadores, tenemos una buenaocasin para arrepentirnos de nuestras faltas.

    Nuevo Testamento

    En el Nuevo Testamento nos maravillamos de la admirable actividad de Jess,quien tiene la ms amorosa relacin que se conoce con los enfermos: Jessrecorre a travs de Judea, Samaria, Galilea, por todas las ciudades, aldeas ypueblos, haciendo curaciones y milagros. Jess sana las enfermedades a toda

    hora y durante todos los das sin descanso.Mateo 9, 35:Jess recorra todas las ciudades y pueblos; enseaba en sussinagogas, proclamaba la Buena Nueva del Reino y curaba todas las dolenciasy enfermedades.

    Lucas 4, 38-39: "Al salir Jess de la sinagoga fue a casa de Simn. La suegrade Simn estaba con fiebre muy alta, y le rogaron por ella. Jess se inclinhacia ella, dio una orden a la fiebre y sta desapareci. Ella se levant alinstante y se puso a atenderlos".

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    Lucas 4, 40: Al ponerse el sol, todos los que tenan enfermos de diversosmales se los llevaban a Jess y l los sanaba imponindoles las manos a cadauno.

    Lucas 5, 12-13: Estando Jess en uno de esos pueblos, se present un

    hombre cubierto de lepra. Apenas vio a Jess, se postr con la cara en tierra yle suplic: Seor, si t quieres, puedes limpiarme. Jess extendi la mano y lotoc, diciendo: Lo quiero, queda limpio.

    Jess cura a los enfermos, es un claro signos de su persona en quien se hapuesto una confianza absoluta y de quien se espera la solucin de todos losmales, es nuestra esperanza, l nos trajo la buena nueva.

    Lucas 7, 21-22: "En ese momento Jess cur a varias personas afligidas deenfermedades, de achaques y de espritus malignos y devolvi la vista aalgunos ciegos. Contest, pues, a los mensajeros: Vuelvan y cuntenle a

    Juan lo que han visto y odo: los ciegos ven, los cojos andan, los leprososquedan limpios, los sordos oyen, los muertos se despiertan, y una buena nuevallega a los pobres.

    Jess nos enseo y nos dio ejemplo de acogida a los enfermos, nosotrosimitndole a l, como verdaderos cristianos, nos corresponde ser amorososcon nuestros hermanos que sufren la enfermedad. Nuestro papel de cristianos,es orar, y alentar a nuestros hermanos cuando estn enfermos, darles nimo yno dejar que se depriman y rogando al Seor, ellos se curarn.

    Juan 4, 49-50: El funcionario le dijo: Seor, ten la bondad de venir antes deque muera mi hijo. Jess le contest: Puedes volver, tu hijo est vivo. Elhombre crey en la palabra de Jess y se puso en camino.

    Tengamos la conviccin, Jess es nuestra ayuda en la enfermedad.Marcos 9, 23: Jess le dijo: Por qu dices "si puedes"? Todo es posiblepara el que cree.

    Finalmente, que nos quede claro, que el recurso a la oracin, nos nima aconservar y recuperar la salud, nos motiva a preocuparnos y a cuidar con amora los enfermos, llevarles alivio, el que reconfortar su cuerpo y le dar paz a su

    espritu.

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    Seor Slvame

    VI CONFIANZA EN JESUS, EL CURA MUCHOS MALES

    Tomado de los Evangelios

    Jess, con su natural inclinacin por hacer el bien, El que es todo compasin ybondad, lleno de amor por los hombres empez a recorrer toda la Galilea;enseaba en las sinagogas de los judos, proclamaba la Buena Nueva delReino y curaba en el pueblo todas las dolencias y enfermedades. Su fama seextendi por toda Siria. La gente le traa todos sus enfermos y cuantos estabanaquejados por algn mal: endemoniados, lunticos y paralticos, y El lossanaba a todos. (Mt 4:23-24)

    Del mismo modo en otra ocasin se le acerc un hombre enfermo de lepra, se

    arrodill delante de El y le dijo: Seor, si t quieres, puedes limpiarme. Jessextendi la mano, lo toc y le dijo: Quiero; queda limpio. Al momento quedlimpio de la lepra. (Mt 8:2-3)

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    As tambin en otra oportunidad al entrar Jess en Cafarnan, se le acerc uncapitn de la guardia, suplicndole: Seor, mi muchacho est en cama,totalmente paralizado, y sufre terriblemente. Jess le dijo: Yo ir a sanarlo.Luego Jess dijo al capitn: Vete a casa, hgase todo como has credo. Y enese mismo momento el muchacho qued san. Inmediatamente despus,Jess fue a casa de Pedro; all encontr a la suegra de ste en cama, confiebre. Jess le toc la mano y se le pas la fiebre. Ella se levant y comenz a

    atenderle. Al atardecer le llevaron muchos endemoniados. l expuls a los

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    espritus malos con una sola palabra, y san tambin a todos los enfermos. (Mt8:5-7,13-16)

    De cualquier modo los enfermos buscaban acercarse a Jesus, le llevaron a unparaltico, tendido en una camilla. Al ver Jess la fe de esos hombres, dijo al

    paraltico: Animo, hijo; tus pecados quedan perdonados! Jess en esaocasin dijo: Qu es ms fcil decir: "Quedan perdonados tus pecados", o:"Levntate y anda"? Sepan, pues, que el Hijo del Hombre tiene autoridad en latierra para perdonar pecados. Entonces dijo al paraltico: Levntate, toma tucamilla y vete a casa. Y el paraltico se levant y se fue a su casa. La gente, alver esto, qued muy impresionada, y alab a Dios por haber dado tal poder alos hombres. (Mt 9:2, 5-8)

    Mientras Jess hablaba, lleg un jefe de los judos, se postr delante de l y ledijo: Mi hija acaba de morir, pero ven, pon tu mano sobre ella, y vivir. Jessse levant y lo sigui junto con sus discpulos. Mientras iba de camino, una

    mujer que desde haca doce aos padeca hemorragias, se acerc por detrs ytoc el fleco de su manto. Pues ella pensaba: Con slo tocar su manto, mesalvar. Jess se dio vuelta y, al verla, le dijo: Animo, hija; tu fe te hasalvado. Y desde aquel momento, la mujer qued sana. Al llegar Jess a lacasa del jefe, vio a los flautistas y el alboroto de la gente. Entonces les dijo:Vyanse, la nia no ha muerto sino que est dormida. Ellos se burlaban del. Despus que echaron a toda la gente, Jess entr, tom a la nia por lamano, y la nia se levant y quedo sana (M 9: 18-25)

    Era tan impresionante la presencia del Seor, que en una oportunidad alretirarse Jess de all, lo siguieron dos ciegos que gritaban: Hijo de David,ten compasin de nosotros! Cuando Jess estuvo en casa, los ciegos se leacercaron, y Jess les pregunt: Creen que puedo hacer esto?Contestaron: S, Seor. Entonces Jess les toc los ojos, diciendo: Hgaseas, tal como han credo. Y sus ojos vieron. (Mt 9:27 30)

    Apenas se fueron los ciegos, le trajeron a uno que tena un demonio y no podahablar. Jess ech al demonio, y el mudo empez a hablar. La gente quedmaravillada y todos decan: Jams se ha visto cosa igual en Israel. Jessrecorra todas las ciudades y pueblos; enseaba en sus sinagogas, proclamabala Buena Nueva del Reino y curaba todas las dolencias y enfermedades. (Mt

    9:32-35)As, buscando la sanidad en Jesus, fue trado a El un endemoniado, ciego ymudo; y le san, de tal manera que el ciego y mudo vea y hablaba. (Mt 12:22)A cualquier lugar que fuera Jess, le seguan las gentes, as fue como al bajarJess de una barca vio la gran multitud, sinti compasin, profunda lastimas ysimpata por ellos y san a los enfermos. Mt14:14

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    Las gentes ansiaban estar con Jess, buscaban su ayuda, y una gran multitudse le acerc. Llevaban cojos, ciegos, mancos, mudos, y otros muchosenfermos, que pusieron a los pies de Jess y El los san y cur. De modo que

    la gente estaba asombrada viendo a los mudos hablar, a los mancos hechos

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    completos, los cojos andar, y a los ciegos ver. Y reconocieron y adoraban yglorificaban y dieron gracias al Dios de Israel. Mt 15:30-31

    Cuando llegaron al gento, vino a El un hombre que se arrodill delante de Eldiciendo: Seor, ten misericordia de mi hijo, que le dan ataques, pues era

    epilptico y el sufre terriblemente; muchas veces cae en el fuego o en elagua... Y entonces Jess reprendi al demonio y lo hizo salir del muchacho. Yel muchacho qued curado y sanado al instante. Mt 17:14, 15,18

    Haban dos ciegos que estaba sentados junto al camino, cuando oyeron queJess pasaba, clamaron diciendo: Seor, Hijo de David, Ten misericordia, tencompasin de nosotros! Y la gente les reprendi para que se callasen, peroellos clamaban ms, diciendo: Seor, Hijo de David, ten misericordia denosotros!, y detenindose Jess, los llam y les pregunt: Que quieren quehaga por ustedes? Ellos le contestaron Seor, que sean abiertos nuestrosojos y recobremos la vista. Y Jess compadecido, les toc los ojos y en

    seguida recibieron la vista; y le siguieron. Mt 20:30-34

    Tambin vinieron a El en los prticos del templo, ciegos y cojos, y los san. Mt21:14

    Cuando lleg la noche luego que el sol se puso le trajeron todos los que tenanenfermedades y a los endemoniados; y toda la ciudad se agolp a la puerta. Ysan muchos que estaban enfermos de diversas enfermedades, ech fueramuchos demonios, y no dejaba hablar a los demonios porque le conocan. (Mc1:32-34)

    En otra ocasin, Jess entr en la sinagoga, y haba all un hombre que tena lamano atrofiada, o sea, seca. Seguramente por el resultado de un accidente oenfermedad y los fariseos espiaban a Jess para ver si le curara en el da desbado. Ellos estaban buscando un pretexto para acusar a Jess. Y Jess ledijo al hombre de la mano tullida:Levntate y ponte enfrente de todos.Entonces Jess les pregunt: Que es lo que est permitido en da de sbado,hacer el bien o hacer el mal; salvar una vida o quitarla? Pero ellospermanecan callados. Y El, pasando su mirada con enojo sobre ellos,profundamente apenado por la dureza de sus corazones, dijo al hombre:Estirala mano; l la estir y la mano le qued completamente restaurada. (Mc 3:1-5)

    Porque haba sanado a tantos, que todos los enfermos se echaban sobre Elpara tocarlo, todos los que padecan de dolencias graves. Y los espritusinmundos, al verlo, se postraban delante de El y daban voces gritando T eresel Hijo de Dios. (MC 3:10-11)

    Y recorriendo toda la tierra de alrededor, comenzaron a traer de todas partesenfermos en lechos, a donde oan que El estaba. Y dondequiera que entrabaen aldeas, ciudades, o campos, ponan en las calles a los que estabanenfermos y le rogaban que les dejase tocar siquiera el borde de su manto, ytodos los que le tocaban, quedaban sanos. (Mc 6:55-56)

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    Y vino a Betsaida, y le traen un ciego, y le ruegan que le tocase. Entonces,tomando la mano del ciego, le sac fuera de la aldea, y poniendo saliva en susojos y colocando las manos encima le pregunt si vea algo. Y el hombre,mirando dijo: Veo a los hombres (me parece) que andan como rboles.Luego le puso otra vez las manos sobre sus ojos, y le hizo que mirase otras

    cosas, recupero su vista y vio de lejos y claramente a todos. (Mc 8:22-25)

    Y estaba en la sinagoga un hombre que tena un espritu de un demonioinmundo, el cual exclam a gritando con toda su fuerza: Djanos, que tienescon nosotros? Jess Nazareno, has venido para destruirnos? Te conocemosquien eres, el Santo de Dios. Y Jess les reprendi diciendo: Cllate y sal del. Entonces el demonio, derribando al hombre en medio de ellos, sali de l yno le hizo dao alguno. (Lc 4:33-35)

    Cierto da, ya por la tarde, al ponerse el sol, todos los que tenan enfermos dediversos males se los llevaban a Jess y l los sanaba imponindoles las

    manos a cada uno. Tambin salieron demonios de varias personas; ellosgritaban: T eres el Hijo de Dios, pero l no les permita decir que l era elMesas, porque lo saban. (Lc 4:40-41)

    Jess baj con ellos y se detuvo en un lugar llano. Haba all un grupoimpresionante de discpulos suyos y una cantidad de gente procedente de todaJudea y de Jerusaln, y tambin de la costa de Tiro y de Sidn. Haban venidopara orlo y para que los sanara de sus enfermedades; tambin losatormentados por espritus malos reciban curacin. Por eso cada cual tratabade tocarlo, porque de l sala una fuerza que los sanaba a todos. (Lc 6:17-19)Jess se dirigi poco despus a un pueblo llamado Nam, y con l iban susdiscpulos y un buen nmero de personas. Cuando lleg a la puerta del pueblo,sacaban a enterrar a un muerto: era el hijo nico de su madre, que era viuda, ymucha gente del pueblo la acompaaba. Al verla, el Seor se compadeci deella y le dijo: No llores. Despus se acerc y toc el fretro. Los que lollevaban se detuvieron. Dijo Jess entonces: Joven, yo te lo mando,levntate. Se incorpor el muerto inmediatamente y se puso a hablar. Y Jessse lo entreg a su madre. (Lc 7:11-15)

    Unos hombres, al llegar donde Jess, dijeron: Juan Bautista nos enva apreguntarte: Eres t el que ha de venir o tenemos que esperar a otro? En

    ese momento Jess cur a varias personas afligidas de enfermedades, deachaques y de espritus malignos y devolvi la vista a algunos ciegos.Contest, pues, a los mensajeros: Vuelvan y cuntenle a Juan lo que hanvisto y odo: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, lossordos oyen, los muertos se despiertan, y una buena nueva llega a los pobres.Lc 7:20-22

    Jess iba recorriendo ciudades y aldeas, predicando y anunciando la BuenaNueva del Reino de Dios. Lo acompaaban los Doce y tambin algunasmujeres, a las que haba curado de espritus malos o de enfermedades: Mara,por sobrenombre Magdalena, de la que haban salido siete demonios. (Lc 8:1-

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    Un sbado Jess estaba enseando en una sinagoga. Haba all una mujer quedesde haca dieciocho aos estaba poseda por un espritu que la tenaenferma, y estaba tan encorvada que no poda enderezarse de ningunamanera. Jess la vio y la llam. Luego le dijo: Mujer, quedas libre de tu mal.Y le impuso las manos. Al instante se enderez y se puso a alabar a Dios. (Lc

    13:10-13)

    De camino a Jerusaln, Jess pasaba por los confines entre Samara y Galilea,y al entrar en un pueblo, le salieron al encuentro diez leprosos. Se detuvieron acierta distancia y gritaban: Jess, Maestro, ten compasin de nosotros.Jess les dijo: Vayan y presntense a los sacerdotes. Mientras ibanquedaron sanos. (Lc 17:12-15)

    Jess volvi a Can de Galilea, donde haba convertido el agua en vino. Habaun funcionario real en Cafarnan que tena un hijo enfermo. Al saber que Jesshaba vuelto de Judea a Galilea, sali a su encuentro para pedirle que fuera a

    sanar a su hijo, que se estaba muriendo. Jess le dio esta respuesta: Siustedes no ven seales y prodigios, no creen. El funcionario le dijo: Seor,ten la bondad de venir antes de que muera mi hijo. Jess le contest:Puedes volver, tu hijo est vivo. El hombre crey en la palabra de Jess y sepuso en camino. Al llegar a la bajada de los cerros, se top con sus sirvientesque venan a decirle que su hijo estaba sano. (Jn 4:46-51)

    Despus de esto se celebraba una fiesta de los judos, y Jess subi aJerusaln. Hay en Jerusaln, cerca de la Puerta de las Ovejas, una piscinallamada en hebreo Betesda. Tiene sta cinco prticos, y bajo los prticos yacauna multitud de enfermos, ciegos, cojos, tullidos (y paralticos. Todosesperaban que el agua se agitara, porque un ngel del Seor bajaba de vez encuando y remova el agua; y el primero que se meta despus de agitarse elagua quedaba sano de cualquier enfermedad que tuviese.) Haba all unhombre que haca treinta y ocho aos que estaba enfermo. Jess lo viotendido, y cuando se enter del mucho tiempo que estaba all, le dijo: Quieres sanar? El enfermo le contest: Seor, no tengo a nadie que memeta en la piscina cuando se agita el agua, y mientras yo trato de ir, ya se hametido otro. Jess le dijo: Levntate, toma tu camilla y anda. Al instante elhombre qued sano, tom su camilla y empez a caminar. (Jn 5:1-9)

    Al pasar, Jess vio a un hombre que era ciego de nacimientoJess hizo unpoco de lodo con tierra y saliva, unt con l los ojos del ciego y le dijo: Vete ylvate en la piscina de Silo (que quiere decir el Enviado). El ciego fue, selav y, cuando volvi, vea claramente. (Jn 9; 1, 6-7)

    Como podemos ver por todo estos relatos, Jess se intereso siempre por todolo que le suceda a los hombres, El siempre estuvo preocupado del espritu, elalma y cuerpo, para todos ellos, El quera la sanacin. Recordemos algunossucesos, La mujer enferma de hemorragias primero crey en l y luego recibila curacin fsica (Marcos 5, 25-34); el ciego san fsicamente y luego conocia Jess como su Seor (Juan 9, 1-38), y muchos empezaron a creer en l por

    las curaciones milagrosas que presenciaron.

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    Jess, vino a curar a los enfermos, librar a los oprimidos por los espritusimpuros, El nos trajo la buena noticia, El nos enseo lo mucho que nos amanuestro Padre Bueno, pero una de las cosas ms importante que hizo pornosotros, es ensearnos a orar y darnos ejemplo de cmo orar, El, los hacia enun lugar tranquilo, apartado y siempre antes de algo importante, se retiraba a

    orar. Con la oracin, podemos acercar la sanacin de muchos males, solodebemos poner toda nuestra confianza, con toda nuestra fe, creyendoincondicionalmente en El. Jess, puesto en pie, exclam con voz potente: Elque tenga sed, que venga a m, y que beba el que cree en m. Lo dice laEscritura: De l saldrn ros de agua viva. (Jn 7; 37-38)

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    Queridos amigos y hermanos, es innegable, Dios tiene el poder de curar a losenfermos y lo puede hacer a travs de sus hijos, nosotros mismos, con nuestraoracin. Cuando un amigo nuestro, un familiar este enfermo, oremos por l ycon l. Los milagros del Seor son sorprendentes, solo se necesita amor y fe.En efecto, por amor a nuestros hermanos y al Seor, con mucha esperanza y

    confianza dirijamos nuestras plegarias por aquellos que necesitan curarse dealgn mal, y si nos flaquean las fuerzas por que dudamos, pidamos al Seor,que nos de ms fe y que nos conceda un espritu de confianza.

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    VII LOS DIEZ MANDAMIENTOS DE LA SANACIN

    Extrado del Libro " Manual del Laico para el Ministerio de Sanacin" delautor Rev. Robert De Grandis S.S.J.

    Yo soy la vid, ustedes las ramas. Si alguien permanece en m, y yo en l,produce mucho fruto, pero sin m no pueden hacer nada" (Jn. 15:5).

    Se dice que San Francisco Javier ense a los nios en India a orar y sanar alos enfermos. Despus de haber sido sanados, eran trados ante l y ste lesexplicaba lo que haba ocurrido. Se dice tambin que Vicente Ferrer, eldomnico, resucit ms gente de la tumba que Jess. Estas personas no fueronms perfectas de lo que somos nosotros y todos estamos habilitados por elmismo Espritu Santo que reside dentro de cada uno de nosotros. Se suponeque podemos hacer obras ms grandes que Jess, "...pero les digo: el quecree en m har las mismas cosas que yo hago y an har cosas mayores" (Jn.

    14:12).

    Las siguientes son unas guas que a veces denomino "mandamientos". Puedenser de utilidad en tus esfuerzos de orar por la sanacin de las dems.

    1. Cree que Dios, por lo general, quiere que todos los hombres estn sanos,saludables, ntegros en cuerpo, mente y espritu.

    "Cuando Jess baj del monte, lo sigui mucha gente. Un leproso vino aarrodillarse delante de l y le dijo: Seor, si quieres, t puedes limpiarme. Jessalarg la mano, lo toc y le dijo: Lo quiero, queda limpio! (Mt. 8:1-3). En estepasaje bblico tomado de la Biblia de Jerusaln hay admiracin al final de lacontestacin dada por Jess. Por un momento, imagnense el tono de la voz deJess diciendo: "Por supuesto, no se fijaron en lo que les estaba diciendo alas personas all en el camino? No se fijaron en lo que hice ayer y ahora mepreguntan: Quiero sanarlos? Por supuesto que s. Sanaos!"

    Esta historia, tomada del Evangelio, ilustra convincentemente el deseo deJess de sanar a todo aquel que viniera a El. Est escrita cuatro veces en losEvangelios: Jess quera que todo aquel que viniera a El fuera sanado; Mateo8:16, Mateo 12:15, Lucas 4:40, Lucas 6:19. Las mismas obras que Jess

    realiz, las comision a sus apstoles y discpulos. Nunca los envi nicamentea predicar, todo lo contrario. Siempre dijo: "Prediquen la Palabra y sanen alenfermo". En mi opinin, la predicacin y la sanacin son inseparables.

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    Jess dio a sus apstoles las siguientes instrucciones: No vayan a tierrasextranjeras ni entren en ciudades de los samaritanos, sino que primero vayanen busca de las ovejas perdidas del pueblo de Israel. Mientras vayancaminando, proclamen que el Reino de Dios se ha acercado. Sanen enfermos,resuciten muertos, limpien leprosos, echen demonios. Den gratuitamente,puesto que recibieron gratuitamente" (Mt 10:5-8). Nuestra misin, hoy da, escomo fue la de los apstoles en su poca, convertirnos en seguidores de

    Jess. Como catlicos hemos aceptado abiertamente la invitacin de sertestigos de Jess, hacer sus obras ahora como El las hubiera hecho, a travs

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    del poder del sacramento de la confirmacin. Por lo tanto, ahora que tempiezas a orar por los enfermos y a leer el Nuevo Testamento prestandoespecial atencin a la sanacin, puedes preguntarte: Dnde he estado todosestos aos? Los Evangelios claramente expresan lo que Jess dijo: "Prediquenel Evangelio y sanen a los enfermos".

    En el libro Sanacin de Francis MacNutt hay un captulo sobre sanacin querecomiendo leer a todos. "El mensaje fundamental de la cristiandad: Jesssalva". MacNutt dice que el mensaje del Evangelio es que Jess salva y losdomingos cuando el sacerdote o predicador est en el plpito, debe predicarprecisamente esto. Este simple mensaje puede ser enseado, bien sea por lapalabra hablada o dada, o por la comprensin que la gente derive a travs dela sanacin. Creo que Jess concibi ambas cosas.

    Cuando Kathryn Kuhlman vino a Mobile, Alabama en 1975, las entradas seagotaron. De hecho, hubo mucha gente que se qued sin entrar. Por la misma

    poca se present tambin en Mobile otro evangelista, un excelente orador yquien contaba con una enorme campaa publicitaria, pero que no cont con lacantidad de pblico que fue a escuchar a Kathryn Kuhlman. El nico mtodoque utiliz fue el de la predicacin mientran que Kathryn us la predicacin y lasanacin. Siempre que se han utilizado la predicacin y la sanacin, losofrecimientos de Jess, los auditorios donde se han llevado a cabo laspresentaciones no han tenido la capacidad suficiente para albergar a toda lagente que ha querido acudir. Esto ha ocurrido en muchas ocasiones.

    En mi propio ministerio tuve la misma experiencia recientemente cuandoestaba en unos retiros espirituales en Brasil con sacerdotes, religiosas y laicos.La noticia de que se estaban llevando a cabo unos retiros espirituales desanacin se esparci por todos los vecindarios. Las puertas del lugar donde sedesarrollaban los retiros fueron colmadas por personas provenientes de toda laregin que queran asistir. Por qu? Porque hay una atraccin natural hacia lasanacin. Esta atraccin fue evidente tambin en la poca de Jess, cuandoleemos que era seguido por multitudes. Todos necesitamos sanacin, de unaforma o de otra, porque seguimos siendo personas con necesidades.

    Algunos telogos afirman que el Seor no sana a la gente enferma de hoyporque esto era solamente para las personas del siglo primero. Sin embargo,

    en estas pocas modernas podemos ver claramente como la gente comn ycorriente tiene, en cierto sentido, un entendimiento ms profundo del Seor, yvisitan santuarios para hallar sanacin, o siguen a predicadores, o acuden a laltima aparicin de Nuestra Santsima Madre para ser sanados.Personalmente, no tengo nada en contra de tomar un avin para ir a Lourdes,claro que el ochenta por ciento de los cristianos hoy en da no puede costearseeste lujo, y la cristiandad no es slo ese veinte por ciento que puede saltar a unavin e ir a santuarios o a lugares santos. La cristiandad est siempre adisposicin de todos los hombres sin importar su raza, y el poder de sanacinde Jesucristo est donde haya un cristiano, donde haya una apertura al podersanador del Seor Jesucristo.

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    Mi mtodo total de sanacin se basa en la idea de que la sanacin es "unarespuesta a la oracin", opinin que ha sido objetada por algunas personas.Otros la ubican en la comunidad. Esto est bien ya que queremos darleimportancia a la comunidad. Si podemos creer en el amor que el Seor nostiene, entonces, El va a actuar a travs de nosotros, que somos sus

    instrumentos, para darnos la respuesta a nuestra oracin. Yo creo que Jess,por lo general, quiere que todos los hombres sean sanados, porque El prometidarnos signos. "Y estas seales acompaarn a los que creen: en minombre(...) pondrn las manos sobre los enfermos y los sanarn (Mc 16:17-18). Este relato bblico refleja la actitud de Jess sobre la sanacin, fueresaltado, utilizado y vivido entre los primeros cristianos y cuyo poder nos fuedado a nosotros por el Evangelio segn San Marcos.

    En cada sanacin existen cuatro factores: la persona que ora, la persona por laque se ora, la oracin que se dice y la fe de la comunidad. Mencionar aqubrevemente el cuarto factor. Cunta fe tenemos dentro de la comunidad

    catlica para alcanzar la sanacin? Hago siempre nfasis en la fe de lacomunidad porque la experiencia me ha mostrado lo importante que es. Porejemplo, estando en Birmingham, Alabama, una mujer que haba pertenecido ala iglesia pentecostal antes de ser catlica, me dijo un da algo con respecto asus experiencias de sanacin: "Padre, cada vez que nos enfermbamos, comomiembros de la Iglesia pentecostal, acudan los ancianos y el ministro, nosungan y nos sanaban en cada oportunidad. Nunca supe lo que era ir a dondeel doctor. Hacamos lo que la Biblia indica: El que est enfermo, que llame a lospresbteros de la Iglesia para que rueguen por l, ungindolo con aceite en elNombre del Seor (Stgo. 5:14).

    Esta mujer me hizo reflexionar sobre la fe de la comunidad que or por ella.Conclu lo siguiente: Empezamos a orar por sanacin y no nos sorprendamossi nuestras oraciones son contestadas. La comunidad entera, a diario, crece enafirmacin y experiencia a medida que extiende la mano y ora por la sanacinde los enfermos. La experiencia es supremamente importante ya que lamayora de nosotros duda como Santo Toms, y necesitamos ver la sanacinpara creer. Es triste decirlo, pero no espero que la mayora de los catlicoscrean en la sanacin sino hasta que la vean debido a la fuerte resistencia quetienen. Ellos la buscan en santuarios, lugares santos, y rezando novenas.

    Una de las mejores experiencias de fe en mi vida ha sido la cruzada de KathrynKuhlman, en la que fui testigo de 100 sanaciones en Pittsburg. Mi experienciapersonal hizo crecer mi fe. Algunas personas estn haciendo un seguimiento aestas cruzadas de sanacin argumentando que la gente no es en realidadsanada, sino solo aparentemente. A mi modo de ver lo que pasa es quecuando las personas salen de las sesiones de sanacin, la fe y el amorretornan a sus comunidades negativas en donde no hay amor, paz o alegra,sino solo rabia, frustracin y culpa. Estos ltimos sntomas empiezan a aflorarde nuevo y los que haban sanado se enferman de nuevo porque el ambientedonde viven no cambia.

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    En la ctedra de "oracin de sanacin", llevada a cabo en Mobile, Alabama, lagente entraba a la cafetera donde se estaban dando las clases, y los que

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    tenan un dolor fsico dejaban de sentirlo. Podan sentarse por dos horas en laclase sin experimentar ningn tipo de dolor, sintindose maravillosamente, perocuando abandonaban la cafetera, el dolor regresaba. Por qu? La fe de lacomunidad es muy importante en toda el rea de sanacin y ciertamente unode los factores primordiales.

    "Seor Jess, s que deseas que todos te amemos en forma completa y queestemos totalmente bien para que podamos orar y alabar. Permite que elEspritu Santo se manifieste hoy y que nos ensee la verdad de que Trealmente nos quieres saludables en cuerpo, mente y espritu. Aumenta hoynuestra fe como comunidad para creer en tu amor sanador".

    2. Recibe los sacramentos tan frecuentemente como te sea posible para lograrla sanacin.

    Nuestro Seor Jess dio su vida por los hombres de todas las pocas. Para

    continuar con su trabajo de redencin y de santificacin a travs de lostiempos, dio a la Iglesia los siete sacramentos con el fin de moldearnos,llenarnos, usarnos y fundirnos. Bsicamente, gracias a los sacramentos, elhombre se sana.

    El telogo Donald Gelpi S.J., escribi lo siguiente en su libro La piedadpentecostal: "Pero los catlicos no pueden redescubrir el propsito de estossacramentos de manera significativa a menos que estn plenamenteconvencidos de que estos poseen un don efectivo de sanacin. Esto,simplemente, significa que no podemos desechar o desdear ms la sanacinpor la fe practicada por muchos de nuestros hermanos no catlicos".

    Por el contrario, debemos entender su verdadero significado y lugar en la vidade cada comunidad cristiana. Debemos tambin contemplar el ministeriosacramental de la sanacin como una parte integrante de las vocacionessacerdotales. Y debemos llegar a un entendimiento teolgico slido de larelacin entre un ministerio sacramental y un ministerio caristmtico de lasanacin.

    Como catlicos, el centro de nuestra vida espiritual es la misa, la Eucarista.Durante la celebracin de la misa encontramos oraciones maravillosas para

    curar la mente, el cuerpo y el espritu. En la plegaria del Padre Nuestroencontramos una splica: "Lbranos de todo mal". Ya que el hombre es un todo-cuerpo, mente y espritu- no susceptible de separacin, entiendo que sta esuna solicitud de proteccin contra el mal fsico, psicolgico y espiritual.

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    En la oracin que el sacerdote dice a la congregacin: "La paz del Seor estsiempre con vosotros", Cristo est presente en su gente. Esto significarepetidamente la paz total del hombre: cuerpo, mente y espritu. Si alguientiene un dolor intenso durante la Eucarista, es difcil entender cmo puedeestar en paz y permanecer dispuesto a recibir lo que Jess le est ofreciendo.La paz es armona de mente, cuerpo y espritu que se traduce en tranquilidad.

    Ciertamente, las personas que se aproximaron a Jess para ser curadossintieron esta paz dentro de ellas, y las experiencias de los que hoy se

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    encuentran en el ministerio de la sanacin tienden a estar de acuerdo con quela sanacin le brinda al hombre una sensacin de paz no conocidaanteriormente. Por consiguiente, la misa es la oportunidad perfecta y natural deacercarse al Seor si se est sufriendo de falta de arreglo interior y se busca lapaz del Seor.

    La segunda oracin antes de la comunin: "Seor Jesucristo, con fe en tu amory en tu misericordia, como de tu cuerpo y bebo de tu sangre, no me condenessino dame salud en mente y cuerpo", es una referencia directa a la sanacinsin requisitos. Los sacerdotes haran bien en llamar la atencin de los fieles.Ciertamente se ayudara a muchas ms personas si llegaran a la Eucaristacon la gran conviccin de fe que el Seor Jesucristo las sanar. Si no decimosestas oraciones con un gran convencimiento, perdemos mucho del poder desanacin que nos brinda la misa.

    Todos hemos repetido esta oracin antes de la sagrada comunin: "Seor, no

    soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastar parasanarme". Pero cuntos han reflexionado realmente sobre esta splica? Estaes una magnfica oportunidad de mostrar al Seor nuestra necesidad desanacin y de esperar que, as como El se entreg por nosotros, nos d un donmenor, como es la sanacin total del hombre.

    El Reino de Dios est sobre nosotros y en la misa nos damos cuenta de supresencia en forma muy profunda. Este es el momento para los frutos delReino, uno de ellos es la integridad, la cual debe ser hecha y recibida por elcreyente.

    Hemos recibido los sacramentos como ayuda para lograr la sanacin, Diostocando al hombre, el hombre tocando a Dios. "Extiende la mano y toca a Dioscuando El pasa", como dice la cancin. Esto es lo que ocurre en lossacramentos: Jess desciende y nos toca. Recbelos con la confianza derecibir la sanacin.

    "Seor Jess, tcanos y snanos hoy. Renueva dentro de cada uno denosotros nuestro compromiso de recibir tu amor sanador que nos es dado enlos sacramentos".

    3. Ora por el enfermo tantas veces como te sea posibleAparentemente, entre ms oremos con el enfermo, ms relajada y profunda sevuelve la oracin. Si ste es el caso, es valioso orar por l tantas veces comosea posible. As como existen barreras a la sanacin, el enfermo tiene barrerastambin y entre ms se ore por l, ms receptivo se volver y ms barreras seremovern, permitiendo que el amor de Dios fluya libremente.

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    Generalmente, cuando las familias me traen a sus enfermos, les digo: "Orenpor ellos tres veces al da: en la maana, al medioda y en la noche. Imponganlas manos sobre ellos por lo menos tres veces al da. Oren tantas veces como

    les sea posible, especialmente por los enfermos que hay en casa ya que seconsiguen muchas ms cosas de las que se creen mediante la oracin". Raras

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    veces oramos demasiado por los enfermos. El peligro est en que oramos muypoco, no lo contrario. Es imperativo que nunca dejemos de orar, sin importarque tanto lo hayamos hecho con nuestros enfermos antes. Jess es el modeloque debemos seguir ya que El dedic mucho tiempo de su vida a la oracin.

    Nosotros mismos estamos recibiendo la sanacin cuando oramos por losenfermos. Estamos creciendo en amor, fe y confianza. Este crecimiento,adems de justificar nuestra preocupacin por la sanacin de los enfermos,debe justificar una frecuente oracin. Por lo tanto, sea constante y ore por losenfermos tantas veces como le sea posible.

    "Seor Jess, fortalcenos y haznos alcanzar la fe. Pon tus manos sobre losenfermos sabiendo que tu deseo de sanacin es ms fuerte que el nuestro. Alseguir tu ejemplo, Jess, aydanos a percibir las necesidades de tu pueblo y aayudar con compasin. Gracias, Jess".

    4. Ten confianza en el amor de Jess para la sanacin del enfermo

    Cuando la mayora de los laicos se ve ante la posibilidad de orar por otraspersonas para pedir sanacin, se sienten temerosas porque se creen carentesde la suficiente fe. La fe personal de la mayora se vuelve un nudo, incluso lade aquellas personas que han estado orando durante muchos aos por losenfermos. El Seor slo nos pide que tengamos fe como un grano de mostaza.Es aconsejable poner toda nuestra atencin en Jess, haciendo nfasis en elSeor y no en nuestra propia fe. Al poner nuestra fe en el amor de Jessdurante la oracin, podemos orar de la siguiente manera: "Seor, t amas aesta persona. Yo estoy aqu para canalizar tu amor y creo y confo en tu amor".Luego, si es posible, visualice a Jess all de pie con sus manos sobre lapersona por la que se est orando; pdale a ella que haga tambin estavisualizacin. La visualizacin es muy importante en el ministerio de lasanacin porque ayuda a enfocarnos en Jess y no en la fe suya o en la de lapersona por la que se est orando.

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    El don carismtico de la sanacin, como yo lo entiendo, es una apertura, una"pasividad" hacia el Seor. No lo puede encender y apagar. Inclusive si ustedse siente como un tubo oxidado, el amor del Seor puede fluir a travs suyo. Elagua cristalina corre por tubos oxidados. Por esto, cuando se les ensea a los

    nios a orar, ocurren milagros. Los nios no tienen los complejos de losadultos. Hace algunos aos, un grupo de misioneros en el frica tradujo elEvangelio de San Juan a la lengua nativa del lugar antes de que fueranexpulsados por el gobierno. Al regreso de los misioneros aos ms tarde, estosse quedaron atnitos al ver que los enfermos de las diversas poblacionesestaban sanos. Atribuyeron esto al hecho de que la gente estaba leyendo elEvangelio de San Juan, a que crean de todo corazn en lo que lean y a quevivan la vida cristiana escrita en el Evangelio. Esto dice mucho de cmo obrala fe en los nios y en las personas simples.: sencillamente creen. Nios detres, cuatro, cinco aos de edad han dicho: "Djame orar por t" Los nios orany despus corren a jugar. Poco despus la mam est sorprendida porque se

    san. En repetidas ocasiones he escuchado esta historia. Los chicos no hansido educados en teologa. El Evangelio de Jess siempre ha sido para todos

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    los hombres sin distingos de raza, y es relativamente fcil de seguir. No es slopara los intelectuales o los telogos, es para todo aquel que est abierto a El.

    Hoy en da, muchos jvenes se estn adhiriendo a sectas religiosas orientales,situacin que nos preocupa. Para sus seguidores, el atractivo de estas sectas

    religiosas parece radicar en que stas profesan la garanta de un conocimientoprofundo que conlleva a la felicidad. Puedes ir a la cima de una montaa ysentarte con un gur y aprender los secretos de todos los tiempos, as dicen.Sin embargo, no tiene sentido que t tengas el Evangelio de Jess queensea a entregarse y a enlodarse los pies y ayudar al pobre, o te permiteencerrarte en un armario y alcanzar la ms alta contemplacin? La cristiandades, ciertamente, la religin ms realista. Jess tena los pies en la tierra aunquepas noches enteras orando en las montaas. Ya que profesamos la fecristiana, sea en lo ms alto de una montaa o en las calles de Calcuta o en lasciudades donde vivimos, cree en el amor de Jess acompandolo, confa enel amor del Seor para sanar. "No se turben; ustedes creen en Dios, crean

    tambin en m" (Jn. 14:1).

    "Seor Jess, creemos en tu amor y creemos en t, pero existen momentos enque estamos pensando slo en nosotros. En estos momentos, cuando nuestrafe se tambalea, aydanos a centrar de nuevo nuestra atencin en t y en tuamor. Qudate con nosotros, Jess, dondequiera que estemos, para traernosde regreso a tu luz sanadora".

    5. Pon tus manos sobre la persona cuando sea razonablemente posible

    Existe una comunicacin especial cuando tocamos a alguien con amor. Si no locrees, pregunta a una joven pareja de enamorados que van por la calle con lasmanos entrelazadas y diles que no es necesario que se tomen de las manos.Ellos te contestarn: "Usted no sabe lo que se siente". Existe, definitivamente,una comunicacin por el tacto, porque es una manera no verbal de transmitiramor.

    Aquellas personas, en el ministerio de la sanacin, que han orado imponiendosus manos, pueden dar fe de su poder. Muchos han sentido calor o alguna otrasensacin como vibraciones cuando lo hacen. Es natural que cuando nosencontramos con alguien le estrechamos la mano. Ya que el tacto es un gesto

    natural de comunicacin para transmitir nuestro amor y nuestra preocupacin,grandes cosas parecen ocurrir cuando combinamos oracin e imposicin demanos.

    El Nuevo Testamento cita muchos ejemplos de imposicin de manos hecha porJess y por sus discpulos. Jess saba del valor de la imposicin de manos."Entonces trajeron a Jess algunos nios, para que les impusiera las manos yrezara por ellos" (Mt. 19:13)."Jess alarg la mano, lo toc y le dijo: Lo quiero, quedas limpio" (Mt. 8:3)."Haba ido Jess a la casa de Pedro, encontr a la suegra de ste en cama,con fiebre. Jess la tom de la mano y le pas la fiebre" (Mt. 8:15).

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    "Le rogaba: Mi hija est agonizando; ven, pon tus manos sobre ella para quesane y viva" (Mc 5:23).

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    "Tomando la mano de la nia, le dijo: Talita Kum, que quiere decir: Nia, a t telo digo: levntate. Y ella se levant al instante y empez a corretear" (Mc. 5:41-42).

    "Al verla Jess, la llam. Luego le dijo: Mujer, quedas libre de tu mal. Y le

    impuso las manos. Y ese mismo momento ella se enderez, alabando a Dios"(Lc. 13:12-13).

    "Fue Ananas, entr en la casa, le impuso las manos y le dijo: Hermano Saulo,el Seor Jess, que se te apareci en el camino por donde venas, me haenviado para que recobres la vista y quedes lleno del Espritu Santo. Al instantefue como si le cayeran escamas de los ojos y pudo ver (Hechos 9:17).

    Nosotros, como discpulos de Jess, tambin somos enviados por El paracomunicar su amor a travs de la imposicin de manos en la bsqueda de lasanacin. "Y estas seales acompaarn a los que crean: en mi nombre (...)

    impondrn las manos sobre los enfermos y los sanarn" (Mc. 16:17).

    "Jess, cuando oramos por otros en tu Nombre te pedimos que uses nuestrasmanos como si fueran las tuyas para alcanzar y tocar a aquellos por quienesoramos. Permite que el Espritu Santo acte a travs de nosotros hoy,especialmente cuando oramos por los miembros de nuestras familias ocomunidad. Gracias Jess por tu amor sanador que fluye a travs de m eneste momento".

    6. Pongamos nuestras vidas en las manos de Jess

    En la medida en que nos entreguemos ms a Jess, El vivir ms dentro denosotros y ms podr actuar a travs de nosotros. No es acaso esto lo que esla vida cristiana, un total abandono en las manos del Seor? Nosotroscantamos, "A donde me lleves te seguir", y esto es tan cierto como quetenemos que seguir a Jess tan cerca y sinceramente como podamos.

    Debemos recordar siempre que somos "sanadores divididos". No existe nadieque sea verdaderamente completo en todos los sentidos, es decir, en mente,cuerpo y espritu. Algunos se excusan: Bien, no puedo orar por los demsporque yo mismo tengo demasiados problemas... Recuerde que somos

    sanadores divididos y cuanto ms sirvamos de canal al Espritu Santo, mssanacin tendremos y ms efectiva ser nuestra intermediacin.

    El don del Espritu Santo dentro de nosotros parece ser una apertura continua,de manera que cuando El quiera actuar a travs de nosotros lo pueda hacer.De esto se trata. "Y ahora no vivo yo, sino que Cristo vive en m" (Gl. 2:20).Se trata de estar en total unin con Cristo en su Espritu Santo. Esta es la luzde Cristo que brilla a travs de nosotros.

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    Una de las formas en que ms podemos ponernos en las manos del Seor espor medio de la alabanza. Podemos entregarnos ms a Dios si lo alabamos en

    este momento, sin importar nuestra situacin. Si pierde el camino de regreso acasa una noche cualquiera, debe orar y alabar a Dios. Si al salir de una reunin

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    de sanacin se da cuenta que su grabadora porttil no est funcionando, alabea Dios. La alabanza es una hermosa forma de espiritualidad porque se mezclade manera perfecta con lo que hemos aprendido, que es el don de ser capacesde vivir en el momento presente.

    Debemos recordar siempre que Jess es el sanador y que "...sin m no puedenhacer nada" (Jn. 15:5). Somos nicamente el canal que El escoge. Su Esprituactuar con mayor libertad a travs de una oracin profunda a la vida, unaalabanza y una constante dependencia de El.

    "Jess, aumenta mi dependencia en t a medida que mi entrega se hacermayor por el poder de la oracin y de la alabanza en mi vida diaria. Me entregoa ti en forma completa y te pido que tu Espritu me llene de luz y permita quecada parte de mi mente sea iluminada. A t Seor Jess, el poder y la gloria porsiempre jams".

    7. Perdona a todos los que te han ofendido o herido

    La falta de perdn es una de las pocas cosas que son una verdadera barrerapara lograr la sanacin. Algunos diran que la falta de fe es lo ms, pero laexperiencia que tengo en mi propio ministerio me ha demostrado que la falta deperdn es el obstculo ms comn. Muchas, veces, personas de poca fe sonsanadas por la inmensa fe de la comunidad, pero si la persona por la que seest orando alberga falta de perdn, no se sanar hasta que haya perdonadodel todo. El poder sanador del Seor Jesucristo no puede penetrar debido a lafalta de perdn. "Queda bien claro que si ustedes perdonan las ofensas de loshombres, tambin el Padre celestial los perdonar. En cambio si no perdonanlas ofensas de los hombres, tampoco el Padre los perdonar a ustedes" (Mt.6:14-15).

    La gente nunca est segura de haber perdonado. Frecuentemente mepreguntan: cmo se sabe que uno perdon del todo? Siempre respondo:Cuando ore por la persona que lo ofendi o hiri, puede estar absolutamenteseguro de que fue perdonado porque al orar por ella, se est pidiendo al Seorque le brinde a esta persona bondad y cosas buenas. Amar es desear lo quems le convenga al otro y hacer lo que razonablemente se puede parabrindarle felicidad y cosas buenas. Las definiciones de amor y oracin en estas

    circunstancias son paralelas: en la oracin se pide lo que ms convenga y en elamor se desea lo mejor. Por lo tanto, cuando oramos por una persona, nuestraoracin se convierte en manifestacin de amor en accin. Lo repito una vezms, una vez que hayamos orado por alguien sinceramente, podemos estarseguros de que la hemos perdonado en un acto de voluntad. El perdn esdecisin, no sentimiento!.

    Es la decisin de perdonar la que te libera y te redime, y esto es todo lo que elSeor te pide.

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    "Jess, aydame a amar y a orar por aquellos que me han herido porque

    conozco tu amor y los perdono incondicionalmente as como t me hasperdonado. Dejo bajo tu luz sanadora cualquier resentimiento o falta de perdn

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    que albergue hacia ellos. Elevo una oracin en este momento por la personaque ms me haya ofendido en la vida y te pido que colmes de bendiciones suvida. Te agradezco el haberme liberado del mal de la falta de perdn".

    8. Ora por quienes te han herido

    Cree en las palabras de Jess, "Pidan y se les dar; busquen y hallarn; llamena la puerta y les abrirn" (Mt. 7:7). La sanacin no es otra cosa que unministerio de oracin y fe, y el Seor lo dice claramente en las Escrituras.

    Como dije con anterioridad, cuando oramos por una persona se puede estarrazonablemente seguro de que estamos amando y haciendo lo mejor quepodemos. Le pedimos al Seor que le brinde bienestar en su vida. Si despusde haber orado por alguien todava sentimos dolor, podemos pedirle al Seorque sane este sentimiento. Un mtodo para eliminar los sentimientos negativoses visualizar a la persona en nuestra mente y verla como Dios la ve. Decimos:

    "Te perdono y te amo porque Jess te ama". Podemos repetir esto cuantasveces sea necesario y tan despacio como sea posible para permitir que el amorde Nuestro Seor Jess se haga presente y sature a esta persona.Eventualmente, se producir un verdadero cambio en nuestros sentimientos yactitudes hacia la persona por quien estamos orando.

    Durante mis clases de oracin de sanacin en la Dicesis de Mobile, Alabama,iniciada hace muchos aos, la gente me peda que continuara despus delcurso de seis semanas porque apenas empezaban a entender el NuevoTestamento bajo una nueva perspectiva. Sus mentes haban sido iluminadaspor medio del ministerio de la oracin de sanacin. Esto ocurri en 1974 y elcurso todava existe. Haba un promedio de 250 personas por curso; mitadcatlicos, mitad no catlicos. A los tmidos catlicos se les ense la oracin desanacin y contaron despus como no salan de su asombro al ver lassanaciones que estaban ocurriendo, en la medida que ampliaban su oracinpidiendo por su familia y otras personas. La sanacin ocurrir durante laoracin porque sta es la voluntad del Seor Jesucristo. "La splica del justotiene mucho poder..." (Stgo. 5:16). "Pero yo les digo a ustedes que meescuchan: Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian, bendigan alos que los maldicen, rueguen por los que los maltratan" (Lc. 6:27-28)

    "Jess, a veces, mes es difcil orar por aquellos que me han herido o hanabusado de mi ya que estoy concentrado en mi dolor y no en t ni en el amorque prodigas tanto a m, como a ellos. Aydame, Jess, en la ardua lucha quelibro en estos momentos y libera dentro de m, por el poder de tu EsprituSanto, la gracia de orar por ellos como t lo haras. Gracias por tu luz y tu amoren este momento".

    9. Cree en las palabras de Jess sin poner atencin a lo que parece estarsucediendo

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    "Jess le contest: En verdad les digo: si tienen realmente fe y no vacilan, no

    solamente harn lo que acabo de hacer con la higuera, sino que dirn a esecerro: Qutate de ah y chate al mar, y as suceder. Todo lo que pidan con

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    una oracin llena de fe, lo conseguirn". (Mt. 21:21-22) Desde la montaaestamos haciendo que sucedan cosas. significa esto, literalmente quedebemos mover montaas, o podra significar mover las montaas de maldad,falta de amor, falta de fe, ansiedad, miedo, frustracin, bronquitis, artritis, pies yespaldas doloridos? Estas son las montaas de mal que tenemos en nuestras

    vidas por las que podemos orar y decir: Deseparezcan en el Nombre delSeor! Lncense al mar!

    Es cierto, el Seor ha prometido honrar las plegarias de los fieles. Cuandooremos, depositemos toda nuestra confianza en la Palabra del Seor. Inclusivesi an despus de haber orado no vemos un cambio inmediato, debemosaferrarnos a las promesas de Cristo. Mientras ms nos saturemos con laspalabras de Jess en las Escrituras, ms fe tendremos dentro de nosotros yms capaces seremos de pedir sanacin.

    "Jess, me aferro y confo en t y en tus palabras como aparecen en las

    Escrituras. Que tu amor sanador fluya de m hacia los dems as como creo entu deseo de que todos disfrutemos de tu vida en abundancia. Te pido que meuses como instrumento de tu amor sanador, hoy".

    10. Alaba y da gracias a Jess por su amor tantas veces como te sea posible

    Es imperativo que alabemos y demos gracias al Seor por todas las cosas: porla oracin contestada y por la que no. Ms alabemos y demos gracias al Seor,con mayor perfeccin pondremos en prctica el primer gran mandamiento:"Amars al Seor, tu Dios, con todo tu corazn, con toda tu alma, con toda tufuerza..." (Lc. 10:27).

    A medida que abrimos nuestros corazones y mentes en alabanza al Seor, nosestamos abriendo a su poder sanador. La mayora de estas personas gasta suvida lamentndose de sus problemas, dolores y sufrimientos. Estn tanabsortas en sus dificultades que stas se convierten en el centro de su oracincuando este lugar debe ser ocupado por el Seor. Cuando alabamos y damosgracias a Dios, hacemos de Jess el centro de nuestra oracin y nosapartamos de nuestro centro. A medida que apartamos la vista de nosotros y lavolvemos hacia el Seor, El se manifiesta de manera extraordinaria. Cuandoalabamos al Seor, le estamos dedicando nuestra atencin y, olvidndonos de

    nosotros, nos volvemos ms receptivos a lo que El tiene para darnos.Cuando una persona recibe oraciones de sanacin, la podemos invitar a unareunin y pedirle que de gracias y alabe al Seor por el trabajo que el EsprituSanto est haciendo dentro de ella. De esta manera, la persona se apresta arecibir la sanacin que probablemente ya se est llevando a cabo.

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    Recomiendo los libros escritos por Merln Carothers, Campo de Alabanza, Elpoder de la Alabanza y Respuestas a la Alabanza, con el fin de llevar a cabo unexcelente estudio sobre la alabanza en nuestras vidas. Estos libros son lecturaobligatoria para todo cristiano, especialmente para quienes estn en el

    ministerio de la sanacin. Ha sido una herramienta invaluable en mi propioministerio.

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    "Padre celestial, te damos gracias y te alabamos por el hermoso don que noshas dado en Jess y por el maravilloso poder que existe cuando abrimosnuestros corazones en la oracin. Seor, te pido que todos te alabemos y te

    demos gracias siempre y en todo lugar. Te pido que te alabemos y te demosgracias sin importar las circunstancias por las que estemos pasando, y que tuamor nos llene en abundancia. Que cuando estemos sufriendo alguna pena oapretando los dientes, podamos ser capaces de alabarte sabiendo que todaslas cosas funcionan para aquellos que amas. Pido que tu amor sanador fluyaen nosotros y que las reas difciles de nuestra existencia sean sanadas,especialmente la de la autoestima. Que podamos aprender a amarnos parapoder amarte y amar a los dems.

    Te damos gracias y te alabamos, Jess, por el trabajo que ests realizandodentro de nosotros en este momento. Amn".

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    VIII LA UNCIN DE LOS ENFERMOS

    La Uncin de los enfermos es el sacramento que tiene por fin conferir unagracia especial al cristiano que experimenta las dificultades inherentes al

    estado de enfermedad y vejez.

    Esta uncin santa de los enfermos fue instituida por Cristo nuestro Seor comoun sacramento del Nuevo Testamento, verdadero y propiamente dicho,insinuado por Marcos (Marcos 6,13), y recomendado a los fieles y promulgadopor Santiago, Apstol del Seor (Santiago 5,14).

    "Entonces salieron los discpulos a decirle a la gente que se volviera a Dios.Tambin expulsaron muchos demonios, y curaron a muchos enfermosungindolos con aceite" (Marcos 6,12-13).

    "Si alguno est enfermo, que llame a los presbteros de la Iglesia, para queoren por l y en el nombre del Seor lo unjan con aceite. Y cuando oren con fe,el enfermo sanar, y el Seor lo levantar; y si ha cometido pecados, le sernperdonados" (Santiago 5,14-15).

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    Varios datos del texto merecen consideracin. Primeramente se trata de unaenfermedad de relativa importancia, que impide al enfermo salir de casa, pueshace llamar a los presbteros. Los presbteros acuden, oran sobre el enfermo ylo ungen en el nombre del Seor. Esa oracin y esa uncin tienen comoefectos un alivio del enfermo y un perdn de sus pecados. Nos hallamos

    claramente con todas las caractersticas de un sacramento: signo sensible

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    (Materia: uncin; forma: oracin) y efectos espirituales (perdn de los pecados)sin que se desdeen en ese caso los corporales (alivio).

    La materia remota es el aceite de oliva bendecido por el Obispo en la MisaCrismal del Jueves Santo. La materia prxima es la uncin con el leo santo.

    Estn previstas por las normas unciones en la frente y en las manos, y portanto, estas unciones son las exigidas para la licitud. En caso de necesidad,para la validez basta una sola uncin en la frente o en otra parte del cuerpo.

    El Catecismo Romano seala las razones de conveniencia sobre el uso delaceite en este sacramento:

    "As como el aceite sirve mucho para aplacar los dolores del cuerpo, astambin la virtud de este sacramento disminuye la tristeza y el dolor del alma.El aceite adems restituye la salud, causa dulce sensacin y sirve como dealimento a la luz; y, por otra parte, es muy a propsito para reparar las fuerzas

    del cuerpo fatigado. Todo lo cual da a entender los efectos que se producen enel enfermo por virtud divina cuando se administra este sacramento".

    La forma del sacramento son las palabras, prescritas por el ritual ypronunciadas por el sacerdote: "Por esta santa uncin y por su bondadosamisericordia te ayude el Seor con la gracia del Espritu Santo, para que, librede tus pecados, te conceda la salvacin y te conforte en tu enfermedad".

    Efectos del sacramento:

    1) Aumento de gracia santificante

    2) Consuelo, paz y nimo para vencer las dificultades propias del estado deenfermedad grave o de la fragilidad de la vejez.

    3) El perdn de los pecados veniales y la desaparicin de las reliquias delpecado.

    4) La salud corporal cuando conviene a la salvacin del alma.

    5) Secundariamente, puede producir el efecto de remitir los pecados mortales.

    Este sacramento no es necesario por s mismo para la salvacin del alma, peroa nadie le es lcito desdear su recepcin, y por tanto ha de procurarse conesmero y diligencia que los enfermos lo reciban cuando estn en plenitud desus facultades mentales.

    Es obligacin de todo cristiano prepararse del mejor modo para la muerte, y losque rodean a un enfermo tienen el deber (que es grave), de darle a conocer susituacin peligrosa y de sugerirle la conveniencia de recibir el sacramento.

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    Pero el sacramento de la Uncin de los enfermos no solo para los moribundos,

    es tambin para los enfermos que tienen una enfermedad grave. Si bien escierto, que no se requiere para algunas enfermedades comunes, tales como los

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    tratamientos de la gripe o similares, en cuanto a otras enfermedades, no sedebe esperar que sean crtica para solicitarlo.

    Desde que se conozca que una enfermedad es de condicin grave, esaconsejable la Uncin. Del mismo modo, en las personas donde cualquier

    padecimiento se transforma en una situacin grave, como los ancianos,debemos recurrir lo antes posible e incluso una vez al ao.

    Otras situaciones que son propicias, son al someterse a operacionesquirrgicas, los alumbramientos, los accidentes, las alteraciones de la tensinarterial, las enfermedades crnicas y enfermedades de origen desconocido.

    El Sacramento de la Uncin de los enfermos es un sacramento que da nos solonimo, sino que fuerza al enfermo y a los ancianos a soportar el dolor y laenfermedad, como as mismo, si la voluntad de Dios lo requiere, elrestablecimiento y recuperacin de la salud.

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    IX CATECISMO CATOLICOCAPTULO SEGUNDO

    LOS SACRAMENTOS DE CURACINCAPITULO 5, LA UNCION DE LOS ENFERMOS

    1499 "Con la sagrada uncin de los enfermos y con la oracin de lospresbteros , toda la Iglesia entera encomienda a os enfermos al Seorsufriente y glorificado para que los alivie y los salve. Incluso los anima a unirselibremente a la pasin y muerte de Cristo; y contribuir, as, al bien del Pueblode Dios" (LG 11).

    I Fundamentos en la economa de la salvacin

    La enfermedad en la vida humana

    1500 La enfermedad y el sufrimiento se han contado siempre entre los

    problemas ms graves que aquejan la vida humana. En la enfermedad, elhombre experimenta su impotencia, sus lmites y su finitud. Toda enfermedadpuede hacernos entrever la muerte.

    1501 La enfermedad puede conducir a la angustia, al repliegue sobre s mismo,a veces incluso a la desesperacin y a la rebelin contra Dios. Puede tambinh acer a la persona ms madura, ayudarla a discernir en su vida lo que no esesencial para volverse hacia lo que lo es. Con mucha frecuencia, laenfermedad empuja a una bsqueda de Dios, un retorno a l.El enfermo ante Dios

    1502 El hombre del Antiguo Testamento vive la enfermedad de cara a Dios.Ante Dios se lamenta por su enfermedad (cf Sal 38) y de l, que es el Seor dela vida y de la muerte, implora la curacin (cf Sal 6,3; Is 38). La enfermedad seconvierte en camino de conversin (cf Sal 38,5; 39,9.12) y el perdn de Diosinaugura la curacin (cf Sal 32,5; 107,20; Mc 2,5-12). Israel experimenta que laenfermedad, de una manera misteriosa, se vincula al pecado y al mal; y que lafidelidad a Dios, segn su Ley, devuelve la vida: "Yo, el Seor, soy el que tesana" (Ex 15,26). El profeta entreve que el sufrimiento puede tener tambin unsentido redentor por los pecados de los dems (cf Is 53,11). Finalmente, Isaasanuncia que Dios har venir un tiempo para Sin en que perdonar toda falta y

    curar toda enfermedad (cf Is 33,24).Cristo, mdico

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    1503 La compasin de Cristo hacia los enfermos y sus numerosas curacionesde dolientes de toda clase (cf Mt 4,24) son un signo maravilloso de que "Diosha visitado a su pueblo" (Lc 7,16) y de que el Reino de Dios est muy cerca.Jess no tiene solamente poder para curar, sino tambin de perdonar lospecados (cf Mc 2,5-12): vino a curar al hombre entero, alma y cuerpo; es elmdico que los enfermos necesitan (Mc 2,17). Su compasin hacia todos losque sufren llega hasta identificarse con ellos: "Estuve enfermo y me visitasteis"(Mt 25,36). Su amor de predileccin para con los enfermos no ha cesado, a lo

    largo de los siglos, de suscitar la atencin muy particular de los cristianos hacia

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    todos los que sufren en su cuerpo y en su alma. Esta atencin dio origen ainfatigables esfuerzos por aliviar a los que sufren.

    1504 A menudo Jess pide a los enfermos que crean (cf Mc 5,34.36; 9,23). Sesirve de signos para curar: saliva e imposicin de manos (cf Mc 7,32-36; 8, 22-

    25), barro y ablucin (cf Jn 9,6s). Los enfermos tratan de tocarlo (cf Mc 1,41;3,10; 6,56) "pues sala de l una fuerza que los curaba a todos" (Lc 6,19). As,en los sacramentos, Cristo contina "tocndonos" para sanarnos.

    1505 Conmovido por tantos sufrimientos, Cristo no slo se deja tocar por losenfermos, sino que hace suyas sus miserias: "El tom nuestras flaquezas ycarg con nuestras enfermedades" (Mt 8,17; cf Is 53,4). No cur a todos losenfermos. Sus curaciones eran signos de la venida del Reino de Dios.Anunciaban una curacin ms radical: la victoria sobre el pecado y la muertepor su Pascua. En la Cruz, Cristo tom sobre s todo el peso del mal (cf Is 53,4-6) y quit el "pecado del mundo" (Jn 1,29), del que la enfermedad no es sino

    una consecuencia. Por su pasin y su muerte en la Cruz, Cristo dio un sentidonuevo al sufrimiento: desde entonces ste nos configura con l y nos une a supasin redentora.

    Sanad a los enfermos...

    1506 Cristo invita a sus discpulos a seguirle tomando a su vez su cruz (cf Mt10,38). Siguindole adquieren una nueva visin sobre la enfermedad y sobrelos enfermos. Jess los asocia a su vida pobre y humilde. Les hace participarde su ministerio de compasin y de curacin: "Y, yndose de all, predicaronque se convirtieran; expulsaban a muchos demonios, y ungan con aceite amuchos enfermos y los curaban" (Mc 6,12-13).

    1507 El Seor resucitado renueva este envo ("En mi nombre...impondrn lasmanos sobre los enfermos y se pondrn bien"; Mc 16,17-18) y lo confirma conlos signos que la Iglesia realiza invocando su nombre (cf. Hch 9,34; 14,3).Estos signos manifiestan de una manera especial que Jess esverdaderamente "Dios que salva" (cf Mt 1,21; Hch 4,12).

    1508 El Espritu Santo da a algunos un carisma especial de curacin (cf 1 Co12,9.28.30) para manifestar la fuerza de la gracia del Resucitado. Sin embargo,

    ni siquiera las oraciones ms fervorosas obtienen la curacin de todas lasenfermedades. As S. Pablo aprende del Seor que "mi gracia te basta, que mifuerza se muestra perfecta en la flaqueza" (2 Co 12,9), y que los sufrimientosque tengo que padecer, tienen como sentido lo siguiente: "completo en micarne lo que falta a las tribulaciones de Cristo, en favor de su Cuerpo, que es laIglesia" (Col 1,24).

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    1509 "Sanad a los enfermos!" (Mt 10,8). La Iglesia ha recibido esta tarea delSeor e intenta realizarla tanto mediante los cuidados que proporciona a losenfermos como por la oracin de intercesin con la que los acompaa. Cree enla presencia vivificante de Cristo, mdico de las almas y de los cuerpos. Esta

    presencia acta particularmente a travs de los sacramentos, y de manera

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    especial por la Eucarista, pan que da la vida eterna (cf Jn 6,54.58) y cuyaconexin con la salud corporal insina S. Pablo (cf 1 Co 11,30).

    1510 No obstante la Iglesia apostlica tuvo un rito propio en favor de losenfermos, atestiguado por Santiago: "Est enfermo alguno de vosotros? Llame

    a los presbteros de la Iglesia, que oren sobre l y le unjan con leo en elnombre del Seor. Y la oracin de la fe salvar al enfermo, y el Seor har quese levante, y s i hubiera cometido pecados, le sern perdonados" (St 5,14-15).La Tradicin ha reconocido en este rito uno de los siete sacramentos de laIglesia (cf DS 216; 1324-1325; 1695-1696; 1716-1717).Un sacramento de los enfermos

    1511 La Iglesia cree y confiesa que, entre los siete sacramentos, existe unsacramento especialmente destinado a reconfortar a los atribulados por laenfermedad: la Uncin de los enfermos:

    Esta uncin santa de los enfermos fue instituida por Cristo nuestro Seor comoun sacramento del Nuevo Testamento, verdadero y propiamente dicho,insinuado por Mc (cf.Mc 6,13), y recomendado a los fieles y promulgado porSantiago, apstol y hermano del Seor [cf. St 5,14-15] (Cc. de Trento: DS1695).

    1512 En la tradicin litrgica, tanto en Oriente como en Occidente, se poseendesde la antigedad testimonios de unciones de enfermos practicadas conaceite bendito. En el transcurso de los siglos, la Uncin de los enfermos fueconferida, cada vez ms exclusivamente, a los que estaban a punto de morir. Acausa de esto, haba recibido el nombre de "Extremauncin". A pesar de estaevolucin, la liturgia nunca dej de orar al Seor a fin de que el enfermopudiera recobrar su salud si as convena a su salvacin (cf. DS 1696).

    1513 La Constitucin apostlica "Sacram Unctionem Infirmorum" del 30 deNoviembre de 1972, de conformidad con el Concilio Vaticano II (cf SC 73)estableci que, en adelante, en el rito romano, se observara lo que sigue:

    El sacramento de la Uncin de los enfermos se administra a los gravementeenfermos ungindolos en la frente y en las manos con aceite de olivadebidamente bendecido o, segn las circunstancias, con otro aceite de plantas,

    y pronunciando una sola vez estas palabras: "per istam sanctam unctionem etsuam piissimam misericordiam adiuvet te Dominus gratia spiritus sancti ut apeccatis liberatum te salvet atque propitius allevet" ("Por esta santa Uncin, ypor su bondadosa misericordia te ayude el Seor con la gracia del EsprituSanto, para que, libre de tus pecados, te conceda la salvacin y te conforte entu enfermedad", cf. CIC, can. 847,1).II Quin recibe y quin administra este sacramento

    En caso de grave enfermedad

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    1514 La uncin de los enfermos "no es un sacramento slo para aquellos que

    estn a punto de morir. Por eso, se considera tiempo oportuno para recibirlo

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    cuando el fiel empieza a estar en peligro de muerte por enfermedad o vejez"(SC 73; cf CIC, can. 1004,1; 1005; 1007; CCEO, can. 738).

    1515 Si un enfermo que recibi la uncin recupera la salud, puede, en caso denueva enfermedad grave, recibir de nuevo este sacramento. En el curso de la

    misma enfermedad, el sacramento puede ser reiterado si la enfermedad seagrava. Es apropiado recibir la Uncin de los enfermos antes de una operacinimportante. Y esto mismo puede aplicarse a las personas de edad edadavanzada cuyas fuerzas se debilitan."...llame a los presbteros de la Iglesia"

    1516 Solo los sacerdotes (obispos y presbteros) son ministros de la uncin delos enfermos (cf Cc. de Trento: DS 1697; 1719; CIC, can. 1003; CCEO. can.739,1). Es deber de los pastores instruir a los fieles sobre los beneficios de estesacramento. Los fieles deben animar a los enfermos a llamar al sacerdote pararecibir este sacramento. Y que los enfermos se preparen para recibirlo en

    buenas disposiciones, con la ayuda de su pastor y de toda la comunidadeclesial a la cual se invita a acompaar muy especialmente a los enfermos consus oraciones y sus atenciones fraternas.III La celebracin del sacramento

    1517 Como en todos los sacramentos, la uncin de los enfermos se celebra deforma litrgica y comunitaria (cf SC 27), que tiene