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Departamento de Psicología Preventiva Facultad de Psicología 91 394 29 36 Personalidad Susceptible Existen personas susceptibles: son aquellas que por el simple hecho de que le hagan un comentario sin ninguna intención de ofender, ellas piensas que sí es con esa intención, se sienten aludidas, se ofenden, algunas lloran, otras se enojan, o si alguien habla con otra persona en voz baja, creen que ya se está hablando de ellas. Son personas frágiles emocionalmente y con baja autoestima, normalmente, teniendo entre otras características: Hipersensibilidad a la crítica, por la que se siente exageradamente atacada, herida; echa la culpa de los fracasos a los demás o a la situación; cultiva resentimientos tercos contra sus críticos; indecisión crónica, no por falta de información, sino por miedo exagerado a equivocarse; perfeccionismo, autoexigencia esclavizadora de hacer "perfectamente" todo lo que intenta, que conduce a un desmoronamiento interior cuando las cosas no salen con la perfección exigida; culpabilidad neurótica, por la que acusa y condena conductas que no son objetivamente malas, exagera la magnitud de los errores y los lamenta indefinidamente, sin llegar nunca a perdonar a los demás por completo; hostilidad flotante, irritabilidad a flor de piel, siempre a punto de estallar aún por cosas de poca importancia, propia del supercrítico a quién todo le sienta mal, todo le disgusta, todo le decepciona, nada le satisface. Las personas susceptibles, normalmente, han recibido una educación en la que se les ha exigido mucho. En la que no se premiaban las cosas buenas y positivas, y sí se penalizaban todos los errores cometidos. Una educación rígida y con postulados muy tradicionalistas, que chocan frontalmente con los modos y usos de su medio social. Las exigencias que las personas susceptibles han interiorizado en su infancia, se convierten más tarde en pretensiones que hacen que no puedan disfrutar de sus aspectos positivos y afrontar sus carencias o limitaciones. En definitiva, no les permiten relajarse y les mueven a intentar que las personas con las que interactúan deban tener sus mismas exigencias, a veces nada razonables o incluso lícitas, otras. Todos sus esfuerzos se centran en ofrecer a sus padres una imagen perfecta, acorde a las pretensiones paternas. Cuando estos hacen algún comentario, aunque sea pequeño, sobre alguna imperfección de su hijo, la imagen que desean ofrecer se tambalea y les produce un fuerte dolor emocional. A pesar de sus esfuerzos para ser perfectos Mª José Díaz-Aguado / Directora General Facultad de Psicología

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Page 1: personalidad susceptible

Departamento de Psicología Preventiva

Facultad de Psicología

91 394 29 36

Personalidad Susceptible

Existen personas susceptibles: son aquellas que por el simple hecho de que le hagan un comentario sin ninguna intención de ofender, ellas piensas que sí es con esa intención, se sienten aludidas, se ofenden, algunas lloran, otras se enojan, o si alguien habla con otra persona en voz baja, creen que ya se está hablando de ellas. Son personas frágiles emocionalmente y con baja autoestima, normalmente, teniendo entre otras características:

Hipersensibilidad a la crítica, por la que se siente exageradamente atacada, herida; echa la culpa de los fracasos a los demás o a la situación; cultiva resentimientos tercos contra sus críticos; indecisión crónica, no por falta de información, sino por miedo exagerado a equivocarse; perfeccionismo, autoexigencia esclavizadora de hacer "perfectamente" todo lo que intenta, que conduce a un desmoronamiento interior cuando las cosas no salen con la perfección exigida; culpabilidad neurótica, por la que acusa y condena conductas que no son objetivamente malas, exagera la magnitud de los errores y los lamenta indefinidamente, sin llegar nunca a perdonar a los demás por completo; hostilidad flotante, irritabilidad a flor de piel, siempre a punto de estallar aún por cosas de poca importancia, propia del supercrítico a quién todo le sienta mal, todo le disgusta, todo le decepciona, nada le satisface.

Las personas susceptibles, normalmente, han recibido una

educación en la que se les ha exigido mucho. En la que no se premiaban las cosas buenas y positivas, y sí se penalizaban todos los errores cometidos. Una educación rígida y con postulados muy tradicionalistas, que chocan frontalmente con los modos y usos de su medio social.

Las exigencias que las personas susceptibles han interiorizado en su infancia, se convierten más tarde en pretensiones que hacen que no puedan disfrutar de sus aspectos positivos y afrontar sus carencias o limitaciones. En definitiva, no les permiten relajarse y les mueven a intentar que las personas con las que interactúan deban tener sus mismas exigencias, a veces nada razonables o incluso lícitas, otras.

Todos sus esfuerzos se centran en ofrecer a sus padres una imagen perfecta, acorde a las pretensiones paternas. Cuando estos hacen algún comentario, aunque sea pequeño, sobre alguna imperfección de su hijo, la imagen que desean ofrecer se tambalea y les produce un fuerte dolor emocional. A pesar de sus esfuerzos para ser perfectos ante los ojos de sus padres, esto es imposible.

Estas personas gozan de una baja autoestima que intentan camuflar con postulados y convicciones muy fuertes y firmes y, por esta razón, tienen la necesidad de ser el centro de la asertividad de su grupo; necesitan ser vistos como personas íntegras, de una firme moralidad y que no aparentan defecto alguno. Les molestan todos los comentarios y críticas, y tienden a malinterpretar las conversaciones. Tienen un carácter agresivo que no pueden reconocer.

Posiblemente para que este rasgo de susceptibilidad se diese en menor

Mª José Díaz-Aguado / Directora General Facultad de Psicología

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medida, en su educación se debería haber valorado cada uno de los aspectos de su persona, los positivos y los negativos.

Las personas susceptibles, son tan frágiles como el cristal. Con un comentario negativo hacia ellos se podrían derrumbar. A pesar de ello, estas personas suelen estar atentas a todo lo que se dice de ellas, y les pueden molestar cualquier comentario, incluso los hechos por alguien que apenas conocen. Se torturan dándoles vueltas y vueltas a esas críticas hacia su persona, ya que no pueden reconocer que pueden estar equivocados y se alimentan de la imagen de perfección que pretenden reflejar.

Las palabras de los demás son muy importantes para ellos, ya que tienen una falta de criterio sobre sí mismos, y éstas, aunque malas, le dan seguridad. Cuando los comentarios que reciben son negativos, no las aceptan porque el enfrentamiento a ellas sería algo demasiado doloroso, ya que tendrían que reconocer sus carencias y limitaciones.

La persona susceptible se encuentra en una constante lucha entre una necesidad exacerbada de reconocimiento externo y algo que no conoce, como es la crítica exigente e interna que se hace a sí misma y que no le deja vivir con tranquilidad y normalidad emocional. Estas personas desconocen, o son incapaces de percibir, la severidad con la que tratan a otras personas, y la indulgencia que se imponen a sí mismos.

A pesar de que a este tipo de personas se le hagan comentarios positivos y halagos, estos son tenidos en cuenta en menor medida que las críticas que le hacen tanto daño y que, inconscientemente, quieren que les hagan. En ocasiones, una gran parte de sus enfados son debidos a que no piensan

mucho en lo que la otra persona les está diciendo y en la razón por la que lo dicen; simplemente interpretan críticas y reproches donde, plausiblemente, no los haya.

A las personas susceptibles, para que se sientan a gusto, se las ha de tratar con mucha delicadeza. Ante un malentendido, esta persona siempre se pondrá a sí misma como la víctima y siempre esperará que sea a ella a la que se pida perdón. Demandan que sean comprensivos con ellos, aunque ellos mismos suelan ser bastante intolerantes y críticos con el proceder de los demás.

¿Cómo dejar de ser susceptible?

Los que les rodean lo sufren, ya que son personas bastante irritables, que saltan ante cualquier comentario. Pero, en realidad, son ellas mismas las que más padecen este rasgo de su personalidad

Los susceptibles suelen estar en constante monólogo con su persona, echándose en cara diferentes situaciones. Tergiversan los comentarios de los demás y, aunque les aclaren el malentendido, ellos continúan pensando de igual forma. Si usted es susceptible, podría seguir los siguientes consejos, encontrará mayor bienestar y su salud mental saldrá beneficiada:

Cuando se enfade por alguna razón, piense en el porqué de ese enfado.

Piense cómo reaccionaría otra persona ante un comentario que a usted le ha sentado mal.

Intente ser más duro emocionalmente. Trate de relativizar e implíquese en las situaciones en su justa medida y aprendiendo de ellas.

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Intente aumentar su autoestima. Queriérase más a sí mismo.No castigue a su persona siendo tan duro e inflexible con usted mismo.

Intente ser más comprensivo frente a los comentarios de los demás.

Trate de controlar sus emociones negativas.

Intente interpretar las críticas que los demás le hagan de manera constructivas, es decir, aproveche las críticas que le hagan y mírelas como algo para mejorar.

¿Cómo tratar con estas personas?

Las personas susceptibles se irritan con facilidad ante cualquier comentario y tienen una baja autoestima. Son personas algo narcisistas a las que no se les ocurre que una posible discusión pueda ser debido a los malentendidos por los que se suelen enfadar. Es fácil, por ello, enfadarse con una persona susceptible, y esto hace que la relación de ésta con los demás no sea demasiado fácil. Para evitar conflictos con ellos, puede tener en cuenta las siguientes indicaciones:

Cuando se ha de hacer una crítica hacia la persona susceptible, se ha de hacer con cuidado y no evitarla, ya que cuando esa crítica no se llega a hacer, esa persona será más dura consigo misma que lo que seguramente iba a ser la crítica.

Dado que tiene una autoestima baja, no estaría de más elogiar sus éxitos y sus logros. De esta forma podrá contrarrestar esa valoración negativa que inconscientemente se hace hacia sí misma.

Estas personas suelen ser un poco egocéntricas y no se dan cuenta de que los demás también pueden sufrir sus críticas. Por esta razón seria recomendable que le hiciese reflexionar sobre ello.

Puede proponerle que cuando algo le siente mal, o tenga una discusión, piense bien si se ha tratado de un malentendido o si realmente tiene motivos para enfadarse.

No estaría mal que le ayudase a ver qué es lo que realmente le hacer sufrir, indagando hasta llegar al meollo de la cuestión.

Mª José Díaz-Aguado / Directora General Facultad de Psicología