PFuertes actualizado

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    La violencia y la inseguridad tienen solucin. Puntos Fuertes representa un nuevo concepto, una idea clara y distinta, para satisfacer las necesidades de

    proteccin que reclama la ciudadana.

    Su contenido un anlisis agudo y profundo de las causas que generan la criminalidad, ameno y coloquial, comprende tanto al individuo como a la sociedad y a las instituciones. Esta obra logra compatibilizar temas polticos,

    militares y policiales con las angustias de una sociedad amenazada por la

    delincuencia; motivo que ayuda a la comprensin de cuestiones especficas que

    escapan al comn conocimiento de la gente.

    Su mayor aporte a la segunda preocupacin de todos los argentinos radica en una

    serie de propuestas que se traducen en un importante proyecto concebido con

    entendimiento, imaginacin y practicidad.

  • 2

    HAY QUE ACTUAR COMO HOMBRE DE PENSAMIENTO Y PENSAR COMO HOMBRE DE ACCIN

    Henri-Louis Bergson Pars, 1859 - 1941

    Henri Bergson, licenciado en filosofa, a partir de 1897 imparte clases de filosofa moderna en

    el Collge de France. En 1914 ingresa en la Academia de Francia y trece aos despus recibe el

    Nobel de Literatura. Su educacin filosfica se desarrolla dentro del positivismo, aunque con el

    paso del tiempo se distancia de este pensamiento y se apoya en la intuicin para conocer los

    fenmenos de la conciencia. Dentro de su produccin hay que citar: "Materia y Memoria", "Le

    rire", "L`nergie spirituelle", "Le pense et le mouvement", "Introuction a la mtaphysique"

    adems de las obras en las que rene sus ensayos y conferencias.

  • 3

    NDICE

    PRLOGO PARA BONAERENSES 7

    INTRODUCCIN 12

    CAPTULO I La Autonoma de los Municipios 15

    El Conurbano: Estado o Municipio 15

    Conclusiones finales del Documento de Trabajo del INAP 17

    Secesin del Gran Buenos Aires 23

    CAPTULO II La Polica Bonaerense 25

    Resea histrica: Estado de derecho y Poder de Polica 25

    La Polica y su circunstancia 26

    El despliegue 28

    La organizacin 29

    La capacitacin 30

    La conduccin y la supervisin 31

    La operatividad 31

    Los recursos humanos 32

    CAPTULO III Sociedad y Seguridad 35

    Seguridad particular y general 35

    Polica Migratoria Auxiliar: el control migratorio 36

    El Documento Nacional de Identidad 37

    Zonas liberadas 38

    Las agrupaciones populares y los piqueteros 38

    Los saqueos 40

    Violencia pblica 42

    CAPTULO IV La Situacin 44

    Guerra delictiva 44

    - Componentes de la guerra 44

    - Clasificacin de la guerra 45

    Conflictos regionales. Colombia y su extensin a la Argentina 46

  • 4

    CAPITULO V Otras Operaciones Militares 48

    CAPITULO VI Conclusiones 52

    Recuperacin de los valores morales y culturales del individuo 52

    Enfrentamiento social 53

    Ausencia del Estado 53

    Autonoma municipales 55

    Accin conjunta de las reas de gobierno 56

    Influencia de los medios de comunicacin 56

    La justicia 57

    La polica 58

    Disociacin entre Comunidad, Justicia y Polica 59

    Asignacin presupuestaria y administracin de los recursos 60

    Capacitacin 61

    Guerra delictiva 61

    Pacificacin social 62

    Conclusiones finales 63

    CAPITULO VII Proposiciones 64

    Separacin del conurbano del resto de la Provincia de Buenos Aires 64

    Polica Militar de Seguridad 64

    Despliegue territorial 68

    Estrategia 68

    Recursos Humanos 69

    CAPITULO VIII Seguridad por Puntos Fuertes 70

    Concepto 69 70

    Tareas a realizarse en los Puntos Fuertes 69 70

    Reclutamiento 69 70 Instruccin y Capacitacin 71 Operaciones 72 Investigaciones 73 Detenidos 74 Cuerpos Especiales 74

    Sistema Policial 74

    CAPITULO IX Ventajas Socio-Econmicas del Proyecto 76

    Fuente de trabajo 76

    Formacin de profesionales 76

    Capacitacin de Vigiladores 77

    Formacin de la Reserva para las FF.AA. 77

  • 5

    Reactivacin econmica 77

    Desarrollo comercial 78

    Desarrollo urbanstico 78

    Desarrollo habitacional 78

    Mejoramiento de las vas de comunicacin 78

    EPLOGO PARA ARGENTINOS 80

    ANEXOS

    Debate con los principales candidatos a presidente en las elecciones 2003 86

    Proyecto acadmico 92

    Grficos 96

  • 6

    PRLOGO PARA BONAERENSES

    Si bien el lenguaje oscurece el pensamiento, dirijo estas cavilaciones a los

    habitantes del Gran Buenos Aires para dejar a vuestra consideracin las

    inquietudes y motivaciones que me impulsaron a desarrollar este proyecto para

    luchar contra el flagelo y la pesadilla de la inseguridad. Estoy persuadido que para

    poder controlar este mal nuestro de cada da debemos, ante todo, realizar un

    examen de conciencia para identificar la raz del problema. Una vida sin examen no merece la pena de ser vivida, declara Scrates.

    Propongo una metodologa que parta de lo individual, de lo particular, a lo

    general. Siendo el primer eslabn de esta cadena el hombre, luego la sociedad y

    por ltimo las instituciones. As podremos razonar, correctamente, cada una de

    estas partes para arribar a una solucin.

    Todos los das escuchamos o leemos que asaltaron a un joven para quitarle un par

    de zapatillas, que robaron a un comerciante, que ingresaron a una vivienda y

    apalearon a un abuelo para sustraerle el mnimo sustento, que tomaron e

    incendiaron una comisara. Pero no termina ah: estos vndalos tambin

    secuestran y matan, arrojan del tren en movimiento a sus vctimas o le prenden

    fuego. Algn frvolo preguntara qu nos pasa a los argentinos?

    Y qu nos pasa...?, mucha televisin, pobreza, desempleo y todos los pecados

    capitales! Nos pasa la injusticia social. Mas todo esto justifica matar? Me parece,

    sin miedo a equivocarme, que lo que nos sucede es inherente al ser, tiene relacin con el hombre actual y su naturaleza, con la ignorancia de Dios. Hemos

    subvertido el orden natural. Resulta que hoy los hombres somos divinos, los animales son divinos, hasta los objetos son divinos. No es un simple error

    semntico, es la postura rebelde y soberbia del hombre frente a Dios; divinus

    perteneciente o relativo a Dios, no a los zapatos.

    El supery y el triunfalismo nos lleva a satisfacer nuestros deseos imponiendo la

    propia voluntad a travs de los diferentes grados de violencia, que no es otra cosa

    que obrar fuera de un estado natural.

    Este discurso pretende que el lector se detenga por un momento a pensar y

    reflexionar que la inseguridad tiene menos que ver con la accin policial que con

    los pecados resaltados ms arriba.

    Cada uno de nosotros, argentinos, debemos influir en nuestro medio, en nuestro

    crculo diario, con acciones concretas, intentando cambiar los defectos por

    virtudes. Cmo hacerlo? Como cualquier construccin, comenzando por la base:

    los nios y los jvenes las generaciones futuras, educndolos y preocupndonos

    por ellos. Para que tengan esperanzas, para que aprendan a pensar y formen su

    propio juicio mediante la lectura. Para que desarrollen su imaginacin, su

  • 7

    creatividad a travs del estudio y del trabajo. Dialogando con ellos y sobre todo

    tratando de brindarles buenos ejemplos. Porque... los que ejercemos la paternidad

    (mam y pap), la mayora, dejamos mucho que desear. Como decirlo, estamos

    en otra; en otra galaxia. Vivimos de apariencias seducidos por las luces de un mundo efmero y epicreo.

    Debemos empezar a tratarnos bien, con respeto. Si salimos de compras, el

    vendedor de turno nos atiende despectivamente, como diciendo: compr! que no

    estoy para perder el tiempo ni la comisin. Si conducimos, en un trnsito

    endemoniado, se nos pegan al paragolpe trasero acosndonos con las luces y nos

    pasan por la derecha o por arriba pero nunca por la izquierda. De peatn nos

    atropellan. Los bancos se quedan con nuestro dinero...

    Recuerda el lector su niez? Cuntos perros vivan en departamentos? No

    muchos verdad; es ms no existan los paseadores de perros. Hoy, ya no son

    perros, ahora son mascotas, han elevado su status. Deseo declarar que me gustan

    los animales y particularmente en aquel entonces yo disfrutaba dos ovejeros. Pero

    el asunto es: la cantidad de mascotas, animales al fin, que viven presos en departamentos no acordes a su tamao. Ejemplo: un hermoso San Bernardo en un

    departamento de un ambiente. La teora que me propongo enunciar expresa que la

    densidad poblacional de canes es directamente proporcional a la soledad de las

    personas. Como entre los seres humanos nos ladramos, entonces necesitamos

    hablar con los perros. Este grave problema de incomunicacin no se agota en s

    mismo; adems se suma el desprecio por nuestros semejantes vale decir, por los seres humanos materializado en la asquerosa suciedad de aceras, calzadas y parques donde concurren a jugar nuestros nios. Usted no cree que deberamos

    intentar comunicarnos y tratarnos mejor?

    Con una alta densidad de polticos, nos faltan polticas de educacin, salud,

    trabajo, seguridad... de todo!

    Ante las contingencias adoptamos reacciones impulsivas. Menciono un ejemplo y

    el lector agregue otros: por falta de seguridad edilicia los detenidos se escapan de

    las comisaras; solucin: contenedores ambientados como calabozos, eso s, con aire acondicionado. Poco serio. Por suerte no se implement.

    Uno de los principios bsicos de la comercializacin, enunciado en el tratado de

    Philip Kotler1, consiste en observar la conducta del consumidor cual si fuera una

    bacteria acosada por el microscopio, para detectar sus necesidades. El objetivo de

    esta rutina es crear un producto que lo satisfaga.

    El postulado sealado me impuls a conocer, mediante una experiencia directa, la

    conducta y preocupaciones de los habitantes del Gran Buenos Aires. As pues me

    dediqu a recorrer algunos municipios con el fin de acercarme a sus vecinos para

    1 KOTLER, Philip; Mercadotecnia; Prentice-Hall Hispano Americana, tercera edicin; p.157.

  • 8

    conocer sus intranquilidades. Con toda razn el controvertido Maquiavelo2 funda

    toda su sabidura poltica, en la percepcin y meditacin de la historia, atenta

    siempre alla verit effettuale della cosa y no alla immaginazione di essa a la verdad de la cosa y no, a la imaginacin de ella. La calle y la gente me hizo

    conocer la realidad palpable de la inseguridad, cuestin indispensable para pensar

    en una solucin, en un producto que sofoque aquella realidad.

    Recuerdo una vez que estaba mirando un noticiero vespertino y pasaron una

    noticia que involucraba a dos mujeres mayores la mam de unos ochenta aos y la hija de aproximadamente sesenta, ambas se encontraban en su negocio, un almacn del Gran La Plata. Fueron asaltadas por tres sujetos que las ataron,

    amordazaron y apalearon brutalmente. En la nota la seora mayor contaba, con

    expresiones de nia asustada y lgrimas en los ojos, como haba sido maltratada

    mientras imploraba por su vida. Esta escena, documentaba mi impresin sobre el

    sentimiento de la gente durante mis paseos, donde el pnico se haba apoderado

    de la poblacin.

    En nuestra niez jugbamos en la calle, en paz y con alegra. Nadie nos

    molestaba, la gente grande nos cuidaba y retaba si fuera el caso. Lgico, hoy el mundo cambi, evolucion, progres. Trueco todo el progreso tecnoclnico por

    aquel municipio apacible.

    Por qu padecemos la inseguridad? Opino que somos, al mismo tiempo, causa y

    efecto del problema. En otras palabras con nuestro comportamiento provocamos

    lo que padecemos. No podemos remediar la falta de seguridad si antes no

    conocemos nuestro interior y revertimos el modo de relacionarnos con los dems.

    Debo afirmar que estoy en total desacuerdo con las teoras que adjudican los

    males que nos aquejan a la falta de empleo y al elevado ndice de pobreza. Hay

    pobres que son dignos y virtuosos, desocupados que gozan de los beneficios de un

    plan social hasta tanto puedan encontrar una salida laboral. Con ingenio, esfuerzo,

    trabajo y solidaridad social, aunque las condiciones sean duras, se puede salir

    adelante. Lo ms fcil es abandonarse y autocompadecerse de una situacin

    desgraciada. No se puede ni se debe esperar todo del Estado, aunque ste debiera

    cumplir su rol. Una muestra de madurez social son las fbricas abandonadas por

    empresarios inescrupulosos que fueron rescatadas por sus obreros, formando

    cooperativas, y puestas a producir brindando beneficios a miles de familia y a la

    sociedad. Tambin estn los desocupados que recurren a la capacitacin para

    reconvertir sus habilidades en oficios que parecan olvidados. O tal vez creamos

    que nuestro pas va a resurgir por obra y gracia del Fondo Monetario

    Internacional y de los economistas de turno. ntimamente pienso que la Repblica

    Argentina va a ser un pas desarrollado, mejor que aquellos que hoy envidiamos,

    y nuestros hijos van a vivir en una excelente Nacin gracias a la educacin, el

    trabajo y la solidaridad de su pueblo y no por las recetas mgicas de polticos

    2 MACHIAVELLI, Niccol; Il Principe; Alianza (traduccin de Miguel ngel Granada), Buenos Aires, 1993; p. 9.

  • 9

    negativos porque slo saben denunciar y no aportan nada o los grupos de poder.

    Juan Pablo II nos exhort en Lujn con una frase que an no comprendimos:

    Levntate Argentina!. Tambin un filsofo como Ortega y Gasset nos acometi: Argentinos, a las cosas, a las cosas!3.

    Ocupmonos entonces de nuestras cosas. Si nos desentendemos de todo y slo

    nos preocupamos por satisfacer nuestras necesidades banales en lugar de

    respetarnos y hacernos respetar. Si no cuidamos a nuestra simiente, carentes de

    afecto y dedicacin, como tampoco de dar ejemplos y poner lmites. Si no

    participamos y comprometemos para solucionar los graves problemas que nos

    acucian. Si miramos durante horas a una caja boba, que desinforma e indigesta con informaciones remasticadas y digeridas por los multimedios para beneficio de

    sus propios intereses, sin siquiera recurrir a lectura de los clsicos que formaran nuestro propio criterio sobre las cosas. Si pecamos por omisin,

    entonces es justo padecer nuestra sociedad. De nosotros depende, no slo del

    gobierno.

    La mediocridad, loba disfrazada de cordero, depredadora del hombre creativo y

    con sentido propio, ocupa un lugar privilegiado entre las causas de nuestros

    males. La Argentina est en crisis, pero su crisis poltico-econmica es posterior a

    una ms profunda, la del ser argentino. El sentido comn nos ha igualado en el ms bajo denominador; sombras4 as los define Jos Ingenieros. Una capa grasosa que impide el surgimiento de hombres virtuosos5 para aportar innumerables beneficios a la sociedad. Estamos como descerebrados sin

    capacidad de pensamiento, esperando importar ideas salvadoras del norte o, peor

    an, esperando a un salvador, sin darnos cuenta que ya vino hace dos mil tres

    aos.

    Vase, por ejemplo, lo que hace ms de ochenta aos escriba Stuart Mill6:

    Aparte de las doctrinas particulares de pensadores individuales, existe en el mundo una fuerte y creciente inclinacin a extender en forma

    extrema el poder de la sociedad sobre el individuo, tanto por medio de

    la fuerza de la opinin como por la legislativa. Ahora bien, como todos

    los cambios que se operan en el mundo tienen por efecto el aumento de

    la fuerza social y la disminucin del poder individual, este

    desbordamiento no es un mal que tienda a desaparecer

    espontneamente, sino, al contrario tiende a hacerse cada vez ms

    3 ORTEGA Y GASSET, Jos; Meditaciones para un pueblo joven; Conferencia en La Plata ao 1939.

    4 INGENIEROS, Jos; El hombre mediocre; Losada; 27 edicin: octubre 2001; captulo IV, p. 115. Atraviesan el

    mundo cuidando su sombra e ignorando su personalidad. Nunca llegan a individualizarse: ignoran el placer de

    exclamar yo soy, frente a los dems. No existen solos. Su amorfa estructura los obliga a borrarse en una raza, en un pueblo, en un partido, en una secta, en una bandera: siempre a embadurnarse de otros. 5 Y cuando llegan los matamos con nuestra indiferencia. Recordemos al Dr. Ren Favaloro

    6 STUART MILL: La libert, trad. Dupont-White (pp. 131-132). [En: ORTEGA Y GASSET, Jos; La rebelin de

    las masas; Andrs Bello; segunda edicin 1996; p. 35.]

  • 10

    formidable. La disposicin de los hombres, sea como soberanos, sea

    como conciudadanos, a imponer a los dems como regla de conducta

    su opinin y sus gustos, se halla tan enrgicamente sustentada por

    algunos de los mejores y algunos de los peores sentimientos inherentes

    a la naturaleza humana, que casi nunca se contiene ms que por faltarle

    poder. Y como el poder no parece hallarse en va de declinar, sino de

    crecer, debemos esperar, a menos que una fuerte barrera de conviccin

    moral no se eleve contra el mal, debemos esperar, digo, que en las

    condiciones presentes del mundo esta disposicin no har sino

    aumentar.

    La cacerola7 cambi el orden de los factores, pero no alter el producto. Esta bien que manifestemos nuestro descontento, pero la participacin seria y

    responsable se realiza aportando desde nuestra ocupacin ideas, proyectos y

    soluciones que pueden ser viables. Por ejemplo, a partir de las organizaciones no

    gubernamentales (ONG) la prctica poltica del futuro, o de asociaciones de fomento u otro tipo. La cuestin es participar para no perder todava ms, el poder

    individual de decidir.

    A la sazn, la intencin de este prlogo es promover un debate que nos exija

    pensar, para descubrir, para darnos cuenta de nuestra conducta cotidiana; la de un

    pueblo que vive enemistado, amargado y malhumorado. Causas no faltan, pero las

    consecuencias de este comportamiento, sumado al constante bombardeo de un

    periodismo amarillista y a la sobredosis de violencia en dibujos animados, series

    de televisin y pelculas, desembocan, inexorablemente, en un enfrentamiento

    interno de toda la sociedad.

    7 En relacin al cacerolazo, manifestacin popular que derroc al gobierno aliancista del Dr. Fernando de la Rua

    el 20 de diciembre de 2001.

  • 11

    INTRODUCCIN

    Las siguientes pginas intentarn acercarle al lector una visin dismil, nueva y

    original, sobre qu hacer con la seguridad o, mejor dicho, la inseguridad. El tema se tratar con la profundidad que merece, mediante la histologa de cada una

    de las partes involucradas. La finalidad es mostrar una alternativa global y

    diferente, pues la situacin actual no admite soluciones a medias, sino cambios

    profundos y coherentes. Para que una situacin tan compleja se pueda revertir con

    imaginacin, voluntad y liderazgo poltico, esfuerzo y solidaridad.

    Desde variadas reas, como la poltica, la sociedad, la justicia, la economa, la

    estrategia y la polica, examinar el comportamiento e influencia de cada una de

    ellas en la obtencin del bienestar.

    La triste experiencia de los ltimos aos, abonada con la sangre de vctimas,

    policas, testigos y delincuentes, ha demostrado que la solucin no radica en el

    gatillo fcil, ni en la tolerancia cero del seor Rudolph Giulani8, ni en la mano dura; tampoco en un sistema de garantas y menos an en la cuestionada pena de muerte. La solucin debe ser argentina para problemas argentinos; comprendiendo, en principio, al hombre y luego desactivando todas las cargas que su circunstancia le genera. Lograda esa primera gran etapa disminuir,

    sensiblemente, la violencia y por ende la delincuencia. Definiendo luego una

    poltica coherente y realista que d lugar al estudio, planeamiento y ejecucin de

    las obras y tareas necesarias. Montando un sistema autnomo e integral de

    prevencin y disuasin. Finalmente, y como ltimo recurso, una accin policial

    contundente, cuyo propsito es la proteccin de las personas.

    Pensar la seguridad es apreciar su realidad, de ninguna manera es la inteleccin de

    ella. Vale decir que pensar la seguridad no es conocerla sino comprenderla y para

    ello se la debe relacionar con el hombre y la sociedad.

    La antinomia dureza o blandura no es una metodologa, ms bien son signos

    reaccionarios del carcter del individuo que adopta una resolucin. La polica

    debe actuar, pero con profesionalidad y responsabilidad; nunca con impulsividad.

    El punto de partida de este profundo cambio se sita en el hombre y en el Estado.

    La administracin pblica nacional, provincial y municipal est colapsada. El

    diagnstico es preocupante; por un lado encontramos a un Estado hemipljico,

    cuasi ausente y por el otro a un individuo ajeno y desinteresado. Y ambos

    coexistiendo dentro de una Nacin que se desintegra.

    8 Ex alcalde de New York, que asesor al gobierno argentino y a otros pases para emplear la metodologa de la

    tolerancia cero, en la lucha contra la delincuencia y en agitaciones sociales.

  • 12

    Dos grandes teorizadores liberales Stuart Mill o Spencer9 nos sorprenden cuando su defensa del individuo no se basa en mostrar que la libertad beneficia a

    ste, sino todo lo contrario, que beneficia e interesa a la sociedad. El ttulo que

    Spencer escoge para su libro El individuo contra el Estado ha sido causa de contradiccin entre los intelectuales que solamente leyeron el ttulo. Porque individuo y Estado significan en este ttulo dos meros rganos de un nico sujeto:

    la sociedad. Y lo que se discute es si ciertas necesidades sociales son mejor

    servidas por uno u otro rgano.

    ste es el punto exacto de la discusin. Nuestro pas es federalista, cuando menos

    su forma esta consagrada en la Constitucin y la repetimos con convencimiento.

    Pero la realidad de la cosa es distinta. Y aqu llegamos al grave problema que una vez por todas debemos resolver. O somos federales o somos unitarios;

    administracin centralizada o descentralizada. Ser y parecer, no podemos continuar con esta hipocresa, afirmando una cosa y haciendo otra.

    El poder pblico recae entre otros en el Estado, en las instituciones, en las

    asociaciones, en los municipios y tambin en los individuos como ser social. As como el Estado no cumple su rol, tampoco el ciudadano cumple el suyo. A

    este tipo de individuo Ortega y Gasset lo denomin hombre-masa10

    :

    ...un hombre vaciado de su propia historia, sin entraas de pasado y, por ende, dcil a todas las disciplinas. Ms que un hombre, es slo una

    caparazn de hombre que carece de un dentro, de una intimidad suya, inexorable e inalienable, de un yo que no se pueda revocar. De aqu que

    est siempre en disponibilidad para fingir cualquier cosa. Tiene slo

    apetitos, cree que tiene slo derechos y no cree que tiene obligaciones:

    es el hombre sin la nobleza que obliga sine nobilitate snob.

    El interrogante que se nos plantea es: cmo servir mejor a la sociedad? Desde

    una posicin constitucionalista debera instrumentarse asumiendo cada quien la

    responsabilidad que como persona pblica le corresponda, sea Estado, municipio

    o individuo.

    Aqu no es motivo de estudio la funcin pblica o el derecho administrativo.

    Aunque ambos temas son decisivos para llevar adelante cualquier tipo de

    proyecto que tenga que ver con la administracin servir a. El Estado debe delegar funciones en las provincias, las provincias en los municipios, los

    municipios en asociaciones varias y por fin en el individuo. Es decir, hay que

    federalizar a la Nacin. Para que todos sus integrantes participen y sean

    responsables de la cosa pblica. En el captulo I me referir a la Autonoma de los

    Municipios y su relacin e importancia con la seguridad pblica. Es

    imprescindible entender este derecho para luego avanzar con el resto de los temas. 9 ORTEGA Y GASSET, Jos; La rebelin de las masas; Andrs Bello; segunda edicin 1996; p. 33.

    10 ORTEGA Y GASSET, Jos; op. cit.; p. 27. En Inglaterra las listas de vecinos indicaban junto a cada nombre el

    oficio y rango de las personas. Por eso, junto al nombre de los simples burgueses apareca la abreviatura s. nob.,

    vale decir, sin nobleza. ste es el origen de la palabra snob.

  • 13

    El ttulo de este posible libro y su argumento central, Puntos Fuertes, concierne a un concepto de tctica militar que surgi como una de las mejores soluciones

    para combatir la delincuencia localizada en los distintos partidos de la provincia

    de Buenos Aires y del interior del pas.

    La contracara del mencionado concepto es la verdad cotidiana de los servicios

    pblicos; donde los hospitales, organismos, registros, comisaras entre otras

    prestaciones, representan puntos dbiles. Pues as es la eficiencia y la atencin a la que estamos sometidos todos los contribuyentes.

    La idea, entonces, es mutar la presente mediocridad sustituyendo debilidades por fortalezas.

    Para el presente trabajo se eligi la zona ms conflictiva de todo el pas cual es el

    Gran Buenos Aires. Toda la informacin, estudios y anlisis corresponden a la

    situacin que vive esa importante regin denominada conurbano.

    En cuanto a la seguridad nada es definitivo o absoluto. Las conclusiones y

    consideraciones, como tambin las propuestas expresadas, intentan establecer un

    debate legislativo; son un aporte, una contribucin individual a la sociedad para pacificarla.

  • 14

    CAPTULO I

    LA AUTONOMA DE LOS MUNICIPIOS

    El Conurbano: Estado o municipio

    La provincia de Buenos Aires ocupa el 11% del territorio nacional. Su poblacin

    estimada es de 13.800.000 habitantes y representa el 38,5 % del pas

    aproximadamente. Est organizada en ciento treinta y cuatro municipios con una

    densidad poblacional de 45 habitantes por kilmetro cuadrado. El producto bruto

    interno provincial es, aproximadamente, de 11.300 millones de pesos (35% del

    pas) y por habitante de 8.200 pesos anuales. Siendo la poblacin

    econmicamente activa de 5.200.000 habitantes.

    El conurbano bonaerense tiene una poblacin estimada de 10.200.000 habitantes

    (70% de la provincia, 34% del pas). Su territorio ocupa el 2% de la provincia y a

    los fines del proyecto se ha dividido en treinta y cuatro municipios11

    .

    Apreciando estos datos bien podramos concluir que el conurbano es un pas

    dentro de otro. Y por consiguiente todos sus problemas adquieren un relieve y una

    importancia tal que afectan, directa o indirectamente, al resto de la Repblica

    Argentina.

    Para todos los municipios llamados del conurbano, vivir ha sido siempre desde hace ya varias dcadas moverse y actuar en un espacio o mbito comn. Vale decir que para cada uno vivir era convivir con los dems. A ese espacio histrico

    comn donde todos se sienten como en su casa, corresponde un espacio fsico

    bien delimitado y con caractersticas que lo distinguen del resto de la provincia. El

    espacio histrico a que aludo se mide por el radio de efectiva y prolongada

    convivencia, representa un espacio social. Sociedad es lo que se produce

    automticamente por el simple hecho de esa convivencia. Ineluctablemente

    segrega sta costumbres, usos, lengua, derecho, poder pblico. Tambin existe un

    espacio productivo que se genera por la radicacin de mltiples fbricas, talleres,

    curtiembres, plantas qumicas y dems actividades que se interrelacionan creando

    polos econmicos industriales a lo largo y ancho de su territorio.

    Deseo insinuar que los municipios bonaerenses son desde hace mucho tiempo una

    sociedad, una colectividad. Esa sociedad manifiesta todos los atributos de tal; hay

    costumbres bonaerenses, usos bonaerenses, opinin pblica bonaerense, derecho

    bonaerense, poder pblico bonaerense. Por todo esto y teniendo en cuenta el

    realismo histrico, creo que es cuestin de tiempo o de alguna circunstancia

    detonante para que el conurbano alcance su unidad mediante la concrecin de un

    Estado autnomo. El espacio y el tiempo no estn presentes como factores

    abstractos sino todo lo contrario, intervienen en forma concreta, y su producto, la

    velocidad, representa la dinmica del suceso en proceso.

    11

    Todos los datos corresponden al censo del ao 2000.

  • 15

    La globalizacin y localizacin son identificadas como las dos fuerzas ms importantes en la forma que adopta el desarrollo en el inicio de la 21

    centuria. Diversos autores coinciden en la doble cara de la globalizacin,

    esencialmente global en lo econmico y localizante en lo cultural;

    remarcan la necesidad de pensar globalmente y actuar localmente a efectos

    de poder comprender la dinmica social contempornea; y entienden el

    carcter integrado de la relacin global-local, del mismo modo que se

    comprende la relacin entre lo universal y lo particular, en la cual no es

    posible pensar a uno sin lo otro12.

    En la ltima dcada los municipios tuvieron un crecimiento vertiginoso pero,

    como los cementerios, no se desarrollaron. El desafo del porvenir consiste en

    liberar toda esa fuerza acumulada e incontenible, y desarrollarla (desenrollarla).

    Una visin federalista del problema nos plantea considerar la idea, esbozada ms

    arriba, de los Municipios Unidos del Gran Buenos Aires. El meollo de toda esta

    cuestin es la autonoma de estos pequeos estados, consagrada en dos artculos de la Carta Magna

    13. La Constitucin bonaerense es una de las pocas que an no

    ha reglamentado dicha autonoma. Aunque varios de sus artculos14

    se refieren in

    extenso sobre el tema.

    Legalmente puede declamarse un estado autnomo, pero su concrecin depende

    de la disponibilidad, por parte del municipio, de los ingresos fiscales e impuestos,

    siendo los ms cuantiosos los inmobiliarios y las rentas por los automotores, los

    que estn administrados por la provincia.

    Las prestaciones especficas, como salud, educacin, justicia, accin social y

    seguridad, se veran muy favorecidas con la sancin de la autonoma de los

    municipios. Los beneficios llegaran en forma ecunime y directa a la poblacin,

    logrndose en consecuencia una justa distribucin de la riqueza. Aumentara la

    recaudacin impositiva. Los contribuyentes ejerceran un control ms cercano y

    estricto sobre el destino de sus impuestos. Los gobiernos locales seran

    responsables directos del bienestar de la comuna, pero tambin contaran con los

    recursos necesarios para realizar su gestin.

    La sancin de la autonoma de los municipios en la Constitucin de la provincia

    de Buenos Aires traera aparejado un sinnmero de ventajas, pero el mayor

    progreso consistira en aumentar el grado de participacin ciudadana.

    12

    SONNTAG, H. y ARENAS, N., 1995, Lo global, lo local, lo hbrido. Aproximaciones a una discusin que

    comienza. Ponencia en la 1 reunin regional para Amrica Latina del MOST UNESCO, Buenos Aires. Citado por Nardacchione, 1997, 140. [En: ITURBURU, Mnica Silvana; Municipios Argentinos. Potestades y

    Restricciones Constitucionales para un Nuevo Modelo de Gestin Local. Segunda versin; INAP; Direccin

    Nacional de Estudios y Documentacin; Buenos Aires, 2001; p. 22] 13

    CONSTITUCIN DE LA REPBLICA ARGENTINA; Arts. 5 y 123. 14

    CONSTITUCIN DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES (Arts. 103, 159, 166, 172 y Sec. 7ma. Arts. 190 a

    197, 203 y 211).

  • 16

    Conclusiones finales del Documento de Trabajo del INAP

    Para mejor informacin de los lectores transcribir a continuacin, fragmentos,

    de las conclusiones finales de un Documento de Trabajo del Instituto Nacional de

    la Administracin Pblica (INAP) Municipios Argentinos realizado por la Direccin Nacional de Estudios y Documentacin (Direccin de Estudios e

    Investigaciones) y cuya autora corresponde a la Contadora Pblica Mnica

    Silvana Iturburu. No siendo un especialista, considero que la investigacin

    aludida es un aporte invalorable para la consecucin de las autonomas

    municipales. Asimismo, me sirvo de sus contundentes argumentos para

    fundamentar, an ms, la metodologa a seguir para ejecutar el proyecto de

    seguridad presentado en este ensayo.

    La Repblica Argentina tiene una dbil tradicin municipalista. Las aoranzas de los cabildos indianos de muchos defensores de la instancia

    local desconocen el origen aristocrtico de los mismos y el posterior

    predominio en la institucin de vecinos que la utilizaron con fines

    lucrativos y como medio de ascenso social. Posteriormente, durante el

    perodo de organizacin nacional, se asign a los municipios un carcter

    autrquico, delegativo, administrativo y no gubernamental, y se le

    definieron escasas competencias.

    A esta debilidad contribuy significativamente el predominio de las

    polticas centralistas de desarrollo desde 1940 en adelante, las que

    privilegiaron al Estado Nacional y el avance de los gobiernos provinciales

    sobre los municipales, bajo la forma de intervenciones, asuncin de

    competencias relativas al poder de polica y prestacin de servicios

    pblicos. La histrica escasez de recursos econmicos aument su

    vulnerabilidad y dependencia financiera. En los ltimos aos se produjeron

    algunas seales institucionales, sintomticas de las presiones a favor de un

    cambio de esta tendencia. Las ms significativas son la declaracin de la

    autonoma municipal en muchas constituciones provinciales reformadas a

    partir de 1986, el cambio de la jurisprudencia de la Suprema Corte de

    Justicia de la Nacin desde 1989 y el reconocimiento de la autonoma

    municipal en la Constitucin Nacional de 1994.

    A escala internacional, en tanto, la globalizacin y la localizacin

    surgieron como las dos fuerzas ms importantes en la determinacin de la

    forma del desarrollo en cada regin. Los antes omnmodos gobiernos

    centrales comenzaron a perder presencia y el principio de subsidiariedad se

    convirti en el verdadero leit motiv de toda reflexin acerca del mbito de

    intervencin de las entidades locales, con el propsito de acercar las

    decisiones a nivel ms prximo al ciudadano.

    En la Repblica Argentina, el Estado Nacional adopt la estrategia de

    transferir funciones a los gobiernos subnacionales; si bien este proceso ya

    se haba iniciado en el perodo 1983-1986, fue muy pronunciado entre

    1990 y 1993. no obstante, las provincias retuvieron la mayor parte de las

    responsabilidades transferidas; esto se reflej en el incremento de su

    participacin relativa en el gasto pblico total, que en el periodo 1980-

    1997 aument 10,6 puntos, en tanto la municipal slo creci 2,5 puntos. A

    pesar del incremento sealado, la participacin del gasto pblico municipal

  • 17

    an se mantiene en niveles muy inferiores a la media de los pases

    desarrollados de estructura federal.

    No obstante la mayor fragilidad de este proceso de descentralizacin de

    funciones deriv de la falta de redistribucin de potestades tributarias. Al

    aumentar el gasto y las transferencias, los municipios redujeron la

    correspondencia fiscal y los ltimos datos disponibles indican que apenas

    pueden financiar con recursos propios el 50% de sus erogaciones. Revertir

    esta tendencia es fundamental para aumentar la responsabilidad de las

    autoridades locales, realizar una prestacin ms ajustada a las demandas

    comunitarias y promover el cambio cultural. La descentralizacin de las

    decisiones debe ser acompaada de la descentralizacin del

    financiamiento, la vinculacin de las transferencias de recursos

    econmicos al aporte local y la modificacin del criterio de regionalidad en

    el sistema de subsidios por uno cuya unidad distributiva sea el individuo o

    la familia. De lo contrario, el inadecuado diseo institucional puede

    contradecir el propsito de impactar positivamente sobre la competitividad

    del pas y el nivel de vida de la poblacin.

    1. Reconocimiento de la autonoma: algunas provincias fueron pioneras (Misiones y Neuqun, en 1957 y 1958 respectivamente) y la otorgaron

    contradiciendo la tesis doctrinaria mayoritaria vigente en la poca. El

    advenimiento de la democracia gener una ola de reformas

    constitucionales y la mayor parte consagr la autonoma, lo que forz su

    reconocimiento judicial y, posteriormente, su inclusin en la Constitucin

    Nacional de 1994. En la actualidad, slo cinco constituciones no la

    reconocen, siendo Buenos Aires el caso ms llamativo debido a que

    reform su carta con posterioridad a la reforma nacional.

    2. Determinacin de las competencias: la mayora de las constituciones adhiere al sistema mixto, vale decir que la ley realiza una enumeracin

    concreta de las competencias municipales pero agrega una clusula general

    que habilita al municipio a asumir tareas no contempladas al momento de

    la sancin.

    3. Contrariamente, un tercio de las cartas recurre a la enumeracin concreta, lo que determina que el gobierno municipal slo es competente en las

    materias indicadas.

    4. Este ltimo esquema es muy rgido, ms an si se tiene en cuenta la diferencia entre la velocidad de los cambios en la gestin local y la

    reformulacin constitucional.

    5. Requisitos para constituir un municipio: el parmetro ms utilizado para constituir un municipio es la poblacin; en pocos casos se establecen o

    adicionan otros requisitos y slo La Rioja no establece ninguna condicin.

    La mayor parte de las constituciones establecen entre 500 y 2.000

    habitantes como poblacin mnima.

    6. Si bien en estos pequeos municipios la representacin es ptima, es muy probable que gasten la mayor parte de sus magros recursos en cubrir los

    gastos administrativos fijos. Por ello es riesgoso para la evolucin del

    sistema municipal argentino que la mayora de las constituciones

  • 18

    establezcan mnimos poblacionales tan bajos. Es imprescindible, entonces,

    evitar la constitucin de nuevos municipios de tamao inviable lo que

    requiere aumentar los pisos establecidos en las constituciones. Respecto de

    los centro urbanos menores, para los cuales debera tambin definirse un

    mnimo razonable, sera adecuado reservarles la posibilidad de constituir

    gobiernos locales sin jerarqua municipal, con ejecutivos electivos. En

    tanto, debera considerarse la real efectividad de la proliferacin de

    comunas o comisiones de fomento pequeas con dependencia directa del

    gobierno provincial. Una herramienta para promover la cooperacin

    consistir en hacer depender del municipio a las comunas ubicadas en su

    rea de influencia, respetando las naturales referencias de los habitantes de

    los poblados respecto de la ciudad principal (acceso a la asistencia mdica,

    educacin media o superior, abastecimiento, etctera). Ello requerir,

    simultneamente, asegurar la representatividad de las comunas en el

    legislativo municipal. Estas medidas podran contribuir a frenar la

    tendencia secesionista de muchos lderes locales que aguardan superar los

    exiguos mnimos para disponer de un espacio de poder institucional.

    7. Tamao de los gobiernos locales: el efecto del marco legal descrito se refleja en el tamao de los municipios argentinos, con exageradas

    diferencias entre provincias y hacia el interior de cada una de ellas. El

    promedio nacional es de un municipio cada 30.000 habitantes, con medias

    provinciales que van desde 5.000 a 107.000. En tanto, cinco provincias

    tienen en promedio ms de 58.000 habitantes por municipio, catorce

    provincias se ubican por debajo de los 20.000. La dispersin se agudiza

    cuando se incorpora al estudio a los restantes gobiernos locales sin

    jerarqua municipal: los pequeos representan el 80% del universo y tienen

    una poblacin promedio de 2.400 habitantes, en tanto los grandes, apenas

    el 1% del total, concentran el 39% de la poblacin nacional.

    8. La conjuncin de diversidades autonoma, delimitacin de la materia y del territorio, categora, tamao, etc. de los municipios argentinos obliga a adoptar marcos jurdicos y soluciones administrativas tambin

    diferenciadas, si se pretende mejorar con equidad las condiciones de vida

    de la poblacin.

    9. En esa senda, se hace necesario replantear al grado de descentralizacin poltica, econmica y fiscal que establecern el gobierno nacional y, en

    especial, los provinciales, en una dimensin ms profunda de la reforma

    del Estado. La redistribucin de competencias y potestades tributarias entre

    las distintas jurisdicciones de gobierno debera responder a los siguientes

    objetivos:

    a) Garantizar la mxima descentralizacin fiscal mediante una aplicacin plena del principio de la subsidiariedad;

    b) Asegurar el comportamiento fiscal responsable de los distintos niveles de gobierno, mediante el establecimiento de normas y controles eficaces que

    pongan lmite a las medidas estatales arbitrarias y permitan luchar contra la

    corrupcin arraigada;

    c) Facilitar, en el mximo grado posible, la poltica de estabilizacin macroeconmica a cargo del gobierno nacional;

  • 19

    d) Propender a que el sector estatal responda ms eficazmente a las necesidades de la poblacin, disminuyendo la brecha entre gobierno y

    comunidad, mediante una mayor descentralizacin y participacin.

    e) Asegurar la solidaridad con los sectores ms necesarios de la poblacin.

    Bajo esta perspectiva se han analizado las competencias municipales que

    tendrn especial relevancia en el proceso de transformacin de los

    gobiernos locales argentinos, comparando la situacin deseable con la

    atribucin legislada en las constituciones provinciales. Los nuevos

    escenarios requieren de cambios significativos en las misiones y funciones

    de los municipios y ello implica definir en qu reas debera actuar el

    gobierno local y la modalidad ms adecuada de abordar la tarea. Se

    expresan a continuacin las conclusiones relativas a las competencias ms

    significativas:

    1) Promocin del desarrollo (econmico, social y urbanstico): a pesar de estar entre las tareas ms demandadas al municipio, las constituciones

    provinciales asumen al desarrollo regional y al desarrollo econmico y

    social como atribuciones provinciales. Cuando se las menciona en relacin

    con el municipio en general se legisla su participacin en la elaboracin de

    polticas de desarrollo provincial. El desarrollo urbanstico es una

    atribucin tradicionalmente a cargo del municipio pero no se lo define

    desde una perspectiva integradora. Estas competencias deberan

    representarse de modo de dejar la poltica macroeconmica y redistributiva

    as como la planificacin estratgica del desarrollo a los gobiernos

    nacionales y provinciales, y dar total respaldo al municipio como agente de

    promocin del desarrollo de su comunidad.

    2) Integracin social y comunitaria: la mayor parte de las cartas mencionan al municipio en relacin con esta competencia, ya sea atribuyndoles la

    atencin de los servicios sociales o el poder reglamentario. Esto coincide

    con las expectativas sociales con el aumento del gasto municipal en estas

    reas. Sin embargo, es prioritario profundizar las acciones a cargo del

    municipio y asignarle la coordinacin local de los estudios tcnicos y de

    las deliberaciones pblicas, la conduccin de la ejecucin de los

    programas, el aseguramiento de la competencia entre prestadores, el

    control de la calidad y la evaluacin de los resultados, todo ello en un

    marco que garantice la racionalidad en la eleccin de los beneficiarios.

    3) Seguridad: el municipio se ha ocupado tradicionalmente de la seguridad en las construcciones y en los lugares de acceso pblico y, acotada a esta

    materia, las constituciones provinciales definen la competencia municipal.

    Esta limitacin se corrobora con las prescripciones respecto del uso de la

    fuerza pblica, que est exclusivamente a cargo de las autoridades

    provinciales. En tanto, las menciones a la creacin de la polica municipal

    parecen circunscriptas a los cuerpos de inspectores civiles no armados. Por

    lo expuesto, si se deseara incentivar una mayor descentralizacin policial,

    tal como surge de las opiniones vertidas por algunas autoridades locales,

    debera modificarse la mayor parte de las constituciones provinciales.

  • 20

    Aqu deseo aclarar mi punto de vista con respecto a la polica. En tal sentido

    considero que las autoridades provinciales deben continuar ejerciendo el control

    del uso de la fuerza poder de polica , cuestin no reida con una delegacin de autoridad o corresponsabilidad en la administracin y control. La conduccin

    centralizada y la ejecucin descentralizada del poder de polica comprende

    tambin a los gobiernos locales. As pues, no es necesario modificar las

    constituciones toda vez que, a mi juicio, no sera aconsejable crear un cuerpo de

    polica para cada municipio.

    4) Regulacin: la regulacin de la vida comunitaria es una vieja competencia municipal; lo que ha variado en los ltimos tiempos es el objeto de la

    misma. Las constituciones atribuyen pocas competencias al municipio en

    lo relativo a la defensa del consumidor y la regulacin. Muy extendida, por

    el contrario, es la expresin poder de policia y se dispone atribuciones en sus diversas etapas: dictado de la legislacin, tarea de control, juzgamiento

    de las faltas y aplicacin de sanciones. Sin embargo, la concepcin de la

    regulacin que prevalece en las constituciones resulta insuficiente para

    hacer frente a los requerimientos actuales y a la importancia creciente de

    esta funcin. Deberan ser especialmente prescriptas atribuciones en el

    control de los servicios pblicos prestados por empresas privadas o

    concesionarias y de las prestaciones que se solventen con fondos pblicos,

    as como la regulacin del ambiente y del trabajo. Del mismo modo es

    sustancial fomentar una mejor calidad en las instancias previas al control y

    al juzgamiento.

    5) Nuevos vnculos entre municipios y sociedad civil: se hace prioritario disminuir la brecha existente en esta relacin a travs de una mayor

    apertura de las autoridades y del aumento de la participacin de la sociedad

    en las decisiones polticas. Adquieren especial relevancia la publicidad de

    los actos de gobierno, el control de las cuentas pblicas, el establecimiento

    de formas de democracia semidirecta y de mecanismos de anticipacin de

    las organizaciones vecinales, de sectores representativos y de usuarios. Si

    bien es amplia la recepcin que hacen las constituciones provinciales de

    estas competencias, se observa un desarrollo desbalanceado que puede

    influir en el ejercicio efectivo de cada una de las instancias abordadas. En

    tanto la obligatoriedad de la informacin constante sobre aspectos

    sustantivos de la gestin local, la garanta de accesibilidad a la misma y el

    control externo sigan siendo mecanismos dbiles, las otras alternativas de

    participacin ciudadana, incluso la aplicacin de figuras como la consulta

    popular, pueden esta vacas de contenido al no fundamentarse en un

    conocimiento adecuado del tema sobre el que se pide opinin.

    Por lo tanto, deben reforzarse las acciones que aseguren un importante

    acceso a la informacin sobre los actos de gobierno y un control externo

    independiente y profesional.

    6) Cooperacin intermunicipal: esta competencia se constituye en una herramienta trascendente para el fortalecimiento del gobierno local. En los

    casos de municipios pequeos, incluso, puede representar la nica

    alternativa de viabilidad operativa. Sin embargo, tiene poca repercusin en

    las constituciones provinciales a pesar de que la Repblica Argentina no

    esta exenta de los problemas del inframunicipalismo. En tal sentido la

    cooperacin intermunicipal puede salvar las deseconomas de escala en la

  • 21

    presentacin de servicios o en la relacin de obras pblicas, favorecer y

    emprender acciones conjuntas para el desarrollo de la regin, aumentar la

    capacidad de negociacin ante las otras jurisdicciones de gobierno y ante

    contratistas, proveedores, empresas prestadoras de servicios de nivel

    provincial o nacional, etctera.

    Por ello sera oportuno facilitar a los municipios el acceso a la misma,

    contemplando su institucionalidad en las prximas reformas

    constitucionales.

    La actual definicin de las funciones municipales que realizan las

    constituciones de provincias, sumada a la inclusin de clusulas generales

    de determinacin de competencias y a las interpretaciones jurdicas

    forzadas de los artculos constitucionales, ha permitido detectar una importante cantidad de funciones no vetadas al estado municipal. Esta

    situacin fue aprovechada por algunos lderes locales que con mucha

    creatividad y esfuerzo pudieron ver las oportunidades en los cambios

    contextuales y lograron reposicionar a sus ciudades. Las experiencias son

    plausibles, no slo por ser positivas, sino porque redefinieron sus

    competencias a pesar de las condiciones adversas prevalecientes.

    Sin embargo, un movimiento reformado, generado exclusivamente desde

    los municipios, se encontrar con restricciones serias a su extensin y

    continuidad. Puede incluso aumentar las distancias que hoy existen entre

    los municipios enclavados en regiones con ms potencialidad de aquellos

    instalados en reas ms vulnerables, de los municipios con mejor acceso a

    grandes centros urbanos respecto de los ms aislados, de los municipios

    grandes y medianos con relacin a los micromunicipios.

    Esta diversidad de fortalezas, que se trasunta en la inequitativa calidad de

    vida de los vecinos de diferentes gobiernos locales, debe constituirse en

    objeto de particular preocupacin para las autoridades publicas. Por ello se

    considera que no es suficiente que la constitucin provincial calle y no

    prohba; tambin debe impulsar, promover, marcar rumbos, lo que requiere

    la inclusin expresa de algunas competencias que deberan ser prioritarias

    para los gobiernos locales.

    En el nivel nacional se debera revalorizar la descentralizacin, para lo cual

    el Estado deber emprender acciones en su propia administracin y

    establecer incentivos para que las provincias lo asuman en sus

    jurisdicciones. Esto ser vital para gestin estatal y es probable que

    redunde en avances considerables de eficiencia que permitan sostener una

    presin tributaria global y expansin de las actividades de mercado. El

    proceso de descentralizacin ser dificultoso y debera ser escalonado,

    sectorial y con especial consideracin de las diferencias entre gobiernos

    locales. Requiere de la adecuada sincronizacin de los elementos de la

    reforma y la creacin de un nuevo marco regulatorio de las relaciones entre

    los gobiernos nacional, provincial y municipales; poner regla para los

    gastos y los recursos pblicos antes de proceder a la descentralizacin

    poltica y efectuar simultneamente la descentralizacin de funciones y de

    sus correspondientes recursos; dar atribuciones a los gobiernos locales para

    que ejecuten por s mismos el control, y establecer duras restricciones

    presupuestarias que incentiven la responsabilidad de los municipios. Los

    peligros de los procesos de descentralizacin (mayores desigualdades,

  • 22

    inestabilidad macroeconmica y sumisin de los gobiernos locales a los

    grupos de inters) podran ser prevenidos mediante el establecimiento de

    mecanismos eficaces de seguimiento y la adopcin de normas

    intergubernamentales para frenar la arbitrariedad en los niveles nacional,

    provincial y local.

    En este marco podran definirse competencias crecientes conforme el

    tamao de los municipios, con servicios mnimos a presentar en funcin de

    la cantidad de poblacin, distancia de otros centros urbanos o especiales

    diferencias tnicas. Del mismo modo podran establecerse estructuras

    polticas de complejidad creciente, resguardando la institucin municipal

    para los centro urbanos de, por ejemplo, ms de 10.000 habitantes. La

    posibilidad de dictarse su propia carta orgnica debera quedar

    circunscripta a las ciudades ms grandes y los centros ms pequeos

    podran constituirse en comunas o comisiones de fomento, integrantes del

    partido o departamento, con ejecutivos electivos y representacin en el

    legislativo departamental.

    Todo lo expuesto hace necesario profundizar las reformas jurdicas de

    leyes de fondo, revisar el rgimen municipal en las constituciones

    provinciales y adoptar polticas activas que ayuden a vigorizar el nivel

    local, como estrategia de fortalecimiento del Estado como un todo.

    Secesin del Gran Buenos Aires.

    Es imprescindible comprender la importancia del conurbano, como unidad estatal,

    para la adopcin de una poltica de seguridad que brinde concretas soluciones a

    los problemas especficos de la regin.

    El interior de Buenos Aires vive un panorama distinto, aunque no seguro,

    compuesto por una sociedad tradicional y tranquila donde la polica debera ser

    reorganizada y reforzada para combatir a delincuentes residentes y forneos,

    localizados en las ciudades ms importantes.

    La secesin mejorara el desempeo policial, puesto que la organizacin y

    operatividad de la fuerza en una y otra regin responden a dismiles

    particularidades y procedimientos. Adems, los presupuestos asignados seran

    ms especficos y mejor aprovechados. Hablando claro, las medidas de seguridad

    que requieren los chacareros para evitar el abigeato robo de ganado y la usurpacin de campos y cosechas, no son iguales a las que exigen los vecinos de

    San Justo.

    Me interesa insistir y crear conciencia sobre las consecuencias que se derivan de

    una zona densamente poblada, con ms de 12.000.000 de personas, censadas;

    inmensurable, pues la cifra real rondara los 13.000.000 de habitantes. Como

    diran los periodistas, segn fuentes policiales confiables en el ltimo censo del

    ao 2000, muchos barrios, zonas liberadas, no recibieron la visita de los docentes encargados de la tarea. Es ms que evidente que tal conglomeracin

    humana precisa un gobierno, una organizacin y una administracin especial y

    altamente calificada, acorde con estos tiempos y no con el pretrito.

  • 23

    De tal suerte y segn lo expresado, esta necesidad ya es una realidad.

    Hipotticamente conformado el bloque poltico, cada una de sus partes, vale decir,

    los municipios, a travs de su flamante autonoma seran los responsables de la

    ejecucin y control de un Plan Provincial de Seguridad para el conurbano bonaerense y el interior, diseado por el respectivo Ministerio. Mientras tanto,

    hasta que la legislatura sancione y promulgue las leyes correspondientes, la

    poblacin reclama medidas urgentes para contener el conflicto social dentro de su

    comunidad. Para ello el ejecutivo provincial debera decretar la delegacin de

    ciertas atribuciones a los gobiernos locales, posibilitando de esta manera la

    concrecin de los objetivos enunciados en el citado plan. Y aqullos deberan

    exigir los derechos emanados de la Constitucin Nacional y de sus representados,

    el pueblo15

    .

    La inseguridad debe ser combatida ya, ahora, en este momento. No hay tiempo

    para dilaciones burocrticas. La sociedad vive una epidemia de violencia y las

    autoridades deben adoptar sabias y acertadas decisiones, pues el costo en vidas

    como los traumas y secuelas causadas por aquella situacin son muy altos e

    incontenibles.

    15

    Vase la Ley Provincial de Seguridad 12.154, Art. 1 - La presente Ley establece las bases jurdicas e

    institucionales fundamentales del sistema provincial de seguridad pblica en lo referente a su composicin,

    misiones, funciones, organizacin, direccin, y funcionamiento; as como las bases jurdicas e institucionales para

    la formulacin, gestin y control de las polticas y directivas de seguridad pblica en el mbito provincial.

    Art. 2 - La seguridad pblica es materia de competencia exclusiva del Estado y su mantenimiento le corresponde

    al Gobierno de la Provincia de Buenos Aires. La seguridad pblica importa para los ciudadanos, el goce y ejercicio

    de sus derechos, libertades y garantas constitucionales.

    Art. 3 - A los fines de la presente Ley, la seguridad pblica implica la accin coordinada y la interaccin

    permanente del pueblo de la Provincia de Buenos Aires y de las instituciones del sistema representativo,

    republicano y federal, particularmente referida a las Policas de la Provincia, a la seguridad privada y a la

    participacin comunitaria.

  • 24

    CAPTULO II

    LA POLICA BONAERENSE

    Resea histrica: Estado de derecho y poder de polica

    Desde el nacimiento del Estado, el derecho administrativo ha regulado, a travs de

    un conjunto de normas, las relaciones entre aqul y los particulares.

    En la poca de las monarquas absolutas no se reconocan derechos del individuo

    frente al soberano. Entonces, el particular era un objeto del poder estatal, no un

    sujeto que se relacionaba con l. El soberano ejerca un poder ilimitado en cuanto

    a los fines que persegua y los medios que empleaba. Esta concepcin ha sido

    denominada Estado de polica.

    En el Estado de Polica se hablaba de un poder de polica, segn el Dr. Agustn

    Gordillo: era un poder estatal jurdicamente ilimitado de coaccionar y dictar rdenes para realizar lo que el soberano creyera conveniente. Al pasarse al Estado de Derecho se excluy el empleo ilimitado de la coaccin, pero se

    mantiene como instrumento jurdico, no fundado conceptualmente, y que con

    frecuencia desemboca en abusos.

    As pues, el Estado de Derecho actual, investido de facultades polticas y

    administrativas, detenta el Poder de Polica para regular la vida en sociedad y, en

    casi todos los casos, confa ese poder a las fuerzas policiales (organizadas civil o

    militarmente)16

    .

    Los siguientes artculos de la ley 12.15517

    Reforma de las Policas de la Provincia,

    inherentes a su esencia institucional, organizacin y misin, completarn la

    informacin:

    Art. 1 - La presente Ley establece la composicin, funciones,

    organizacin, direccin y coordinacin de las Policas de la

    Provincia de Buenos Aires.

    Art. 2 - La Polica de Seguridad Departamental, la Polica de

    Investigaciones en funcin judicial y la Polica de Seguridad

    Vial, integran el sistema provincial de seguridad pblica, con

    el fin de intervenir en forma preventiva, disuasiva y/o

    mediante el uso efectivo de la fuerza, en proteccin de los

    derechos de los habitantes de la Provincia de Buenos Aires.

    16

    PELACCHI, Adrin Juan ; Tratado sobre la Seguridad Pblica; Crculo Policial; ps. 94 y 95 17

    LEY 12.155 Texto Actualizado con las modificaciones introducidas por la Ley 12.884. De Organizacin de las Policas de la Provincia de Buenos Aires

  • 25

    Art. 3 - La Polica de Seguridad Departamental, la Polica de

    Investigaciones en funcin judicial, y la Polica de Seguridad

    Vial son instituciones civiles armadas, jerarquizadas y con

    carcter profesional.

    A la luz de todo lo sancionado por la citada ley analizaremos objetivamente a la

    polica. El presente ensayo slo se ocupar de la problemtica de la Polica de

    Seguridad18

    .

    La Polica y su circunstancia

    El Estado debe ejercer el poder de polica. La coyuntura exige trabajar en todos

    las reas de gobierno pero la urgencia impone concentrar la atencin en una

    poltica de seguridad y su aplicacin, inmediata, a travs de la accin policial.

    La Polica de la Provincia de Buenos Aires es una prestigiosa institucin,

    actualmente vctima de la inoperancia poltica. Es una fuerza que, a pesar de la

    ausencia de polticas coherentes a corto, mediano y largo plazo; la falta de

    capacitacin y medios para operar debido a un inadecuado presupuesto; las graves

    fallas del sistema judicial y la inescrupulosa incapacidad de los funcionarios de

    turno para imaginar y crear alternativas inteligentes, cumple heroicamente con su

    misin, avalada por una realidad que enrostra a cientos de sus integrantes muertos

    en servicio y fuera de l.

    La bonaerense posee virtudes y defectos como toda institucin. No hay que rasgarse las vestiduras por sus equivocaciones que, adems, no son obra de la

    fuerza, sino de personas corruptas con nombre y apellido que aprovechan las

    circunstancias y el desorden social para delinquir.

    Todo cambio es motivado desde el exterior ya tenga que ver con el individuo o

    con las instituciones. Por lo tanto la polica est incapacitada para reconstruirse

    as misma. Es desde el Gobierno Nacional y Provincial de donde debe partir una

    iniciativa de cambio. Porque algo, sin lugar a dudas, debe cambiar. Para ello es

    necesario contar con poder poltico, voluntad poltica, capacidad moral e

    inteligencia. Napolen deca que un conductor poltico o militar se asemeja a un

    cuadrado; donde uno de sus lados debe ser la inteligencia y el otro la capacidad

    moral. Si posee una y le falta la otra, est condenado al fracaso.

    El Poder Ejecutivo es el responsable de delinear las distintas polticas tendientes a

    la pacificacin social. El Ministerio de Seguridad debe instrumentar esas polticas

    mediante la ejecucin de proyectos y planes especiales que se ajusten a la realidad y satisfagan la necesidad de proteccin que requiere el ciudadano. En

    consecuencia:

    18

    LEY 12.155, Libro II. Las Policas de la Provincia de Buenos Aires, captulo I Polica de Seguridad, Funciones

    Esenciales.

  • 26

    La Polica, debidamente disciplinada, instruida y equipada, debe actuar decididamente contra la delincuencia.

    La Justicia debe aplicar las leyes y cdigos de procedimiento, sin interferencias de ninguna ndole, respaldando la accin policial.

    Los municipios tienen que ser corresponsables en la construccin, mantenimiento y control de las instalaciones policiales, como de su accionar.

    Colaborando, para lograr la pacificacin y proteccin de su poblacin y

    controlando con auditoras regulares el desempeo de los funcionarios

    polticos y policiales.

    Inspirndome en el pensamiento orteguista el hombre y su circunstancia, es propio, entonces, referirme a la polica y su circunstancia, de lo cual infiero una polica desbordada por la delincuencia. Las siguientes conclusiones dan crdito de

    ello:

    1. Si bien es cierto que la libertad de accin y la sorpresa son monopolio de los delincuentes no implica, necesariamente, que la fuerza acte por impulso o

    reaccin. Quiero decir que el malhechor, la mayora de las veces, est un paso

    adelante de la polica. Motivado por la indolencia de dos actividades

    fundamentales en el trabajo policial, la investigacin y la inteligencia.

    2. Los recursos vehculos y armamento de los delincuentes son superiores a los de la polica.

    3. La delincuencia organizada tiene la capacidad de ejecutar secuestros y asaltos tipo comando y en condiciones de soportar un enfrentamiento armado.

    4. La falta de presencia en la calle, sumado a la incomunicacin con los vecinos, favorece la comisin de delitos perpetrados por individuos aislados.

    5. Existen zonas conquistadas y ocupadas por la delincuencia. Barrio-fortaleza que son utilizados como aguantaderos y centro de operaciones. Verdaderos acantonamientos que cuentan hasta con atencin mdica.

    6. El narcotrfico provee y se sirve de la delincuencia comn para distribuir su mercanca.

    7. Los gobiernos Nacional y Provinciales convocan a la Gendarmera Nacional y a la Prefectura Naval Argentina para reforzar a la polica.

    Habra muchsimas ms razones pero no tienen relacin directa con los graves

    problemas que a diario tiene que convivir, vuelvo a insistir, el abnegado agente,

    suboficial u oficial de la bonaerense. Es sabido que los argentinos somos

  • 27

    proclives a descarnar las instituciones, en lugar de separar la paja del trigo. Es

    fcil criticar, lo verdaderamente difcil es construir.

    Las organizaciones no pueden evitar a su destino, siendo una obra humana es

    calco de su existencia y padece sus mismos defectos. En consecuencia aqullas

    nacen, crecen y mueren. En su ciclo evolutivo manifiestan depresiones y

    enfermedades, de las que logran salir fortalecidas o mueren. Por lo tanto bistur en

    mano, comenc a disecarla.

    Para su anlisis separ factores clave, como el despliegue, organizacin,

    capacitacin, conduccin y supervisin, operatividad y por ltimo, lo ms

    importante, los recursos humanos. La sumatoria de las falencias de cada uno de

    los componentes detallados perturba en general la accin policial e inhibe el

    cumplimiento de su misin.

    El despliegue19 El despliegue territorial no responde al precepto de mantener una

    proporcionada relacin entre efectivos policiales y cantidad de poblacin.

    Existen municipios que en los ltimos aos se han superpoblado. Como

    consecuencia se resinti el servicio de seguridad en varias zonas urbanas y

    suburbanas. Las departamentales, creadas dentro de cada jurisdiccin judicial,

    ya no responden al criterio y misin de antao. Sujetas a una delimitacin que

    responda a la importancia geogrfica de las ciudades.

    Las comisaras se encuentran aisladas, funcionando en edificios precarios, con

    escaso equipamiento y pocos efectivos. Convirtindose en puntos dbiles. Estos inconvenientes inciden directamente en la eficacia operativa y en la

    presencia de la Fuerza en las calles. Resintindose la relacin de fuerzas con

    respecto a la delincuencia y el principio de masa20

    concentracin de efectivos esencial para actuar en forma contundente y oportuna. La pauta se aprecia en el siguiente caso testigo: en el municipio de Lujn existe un barrio

    privado Haras Argentino o Farm Club que se encuentra, literalmente, sitiado por delincuentes. La seguridad privada, organizada en grupos de vigiladores,

    patrulla con visores nocturnos, chalecos antibalas y a caballo o en camionetas

    y con armas largas. Segn el artculo21 periodstico, varias veces a la semana

    19

    LEY 12.155, Libro I, cap II, Descentralizacin Operativa. 20

    En conduccin militar se da por aceptado una serie de principios que, como regla de oro, deberan ser respetados para no incurrir en errores elementales que llevaran a un seguro fracaso. 21

    Vase diario LA NACIN; 02 de febrero de 2003; nota Los vecinos creen que viven en una zona liberada para el delito. El comisario Roberto Gabin, segundo de la comisara 1a. de Lujn y con jurisdiccin sobre el

    country Haras Argentino (Farm Club), dijo a LA NACION que uno de los cuatro mviles con los que cuenta su

    dependencia recorre permanentemente las zonas en las que se asientan los 15 countries de la localidad. "No hay

    vigilancia estable para estos barrios privados porque la problemtica delictiva es mayor en otras zonas de Lujn,

    ms aquejadas por la inseguridad", seal el funcionario policial. Miguel Prince (PJ), intendente de Lujn, explic

    que, aunque la municipalidad no tiene responsabilidad directa sobre temas como la seguridad, la salud y la

    educacin, "pedimos a la comisara un relevamiento para ver qu agencias de seguridad registradas en la

    provincia operan en Lujn".

  • 28

    son atacados por maleantes que ingresan al barrio para robar. En dichas

    ocasiones se producen enfrentamientos con resultados inciertos. Recuerde el

    lector esta noticia.

    Ante la increble situacin descripta en el prrafo anterior, la polica debera

    aplicar el principio de masa; el cual no se respeta, dado que de los 60 efectivos

    que revistan en la Comisara 1 de Lujn, 10 son oficiales, y ms o menos 30

    se reparten en tareas administrativas, transporte de detenidos y otras. De tal

    suerte el total desciende, generosamente, a unos 20 policas operativos.

    Concretamente, 7 policas, por tercio de ocho horas en la calle.

    El partido de Lujn dispone de dos comisaras, tres puestos de vigilancia y un

    destacamento. Si dividimos a sus 90.000 habitantes por dos comisaras 45.000 habitantes la relacin es de 1/6.428 un polica cada 6.428 habitantes. El lector dir que este dato es irreal pues tambin yo pens igual, por lo tanto

    recorr 70 km para conocer la verdad.

    Con respecto a los mviles, la dependencia posee siete vehculos de los cuales

    funcionan dos.

    De aqu que el desproporcionado y desorganizado despliegue de la Policia de

    Seguridad causa la sensacin de pretender estar en todos lados y la frustracin

    de no estar en ninguno.

    La organizacin22 La organizacin responde a un concepto de seguridad viejo y anacrnico. La

    tecnologa, las costumbres y las personas cambiaron, entonces, la polica debe

    adaptarse. El desarrollo de los acontecimientos dio lugar a soluciones

    impensadas que no se subordina a una poltica coherente. Crendose

    direcciones, coordinaciones, jefaturas y comandos que pretendan solucionar

    problemas que todava subsisten, provocando, adems, un mal

    aprovechamiento de los recursos.

    Como resultado de la estructura actual, la bonaerense est distorsionada,

    cuestin que dificulta el comando y control de sus operaciones. Tambin se

    observa la ausencia de elementos motorizados, bsicos, para la movilidad y

    flexibilidad en el patrullaje (prevencin) y para una inmediata intervencin

    (disuasin-persecucin).

    Esta desacertada organizacin afecta la condicin piramidal que toda Fuerza

    verticalmente jerarquizada debe respetar. Entorpeciendo, impidiendo y

    confundiendo la delegacin de responsabilidades en la conduccin y el control.

    22

    Ley 12.155, Art. 15. Cada Polica de Seguridad Departamental est integrada por una Jefatura, y las

    Subjefaturas, Comisaras, Unidades Policiales, y dems dotaciones de personal que fije la reglamentacin.

  • 29

    La capacitacin La Ley 12.155 Libro IV Formacin y Capacitacin prev todo lo concerniente a la formacin tico-profesional de los integrantes de la polica.

    Pero, si observamos la realidad, nos persuadiremos de lo mucho que se dista

    de tales previsiones. Cmo es posible que el crimen desorganizado cause

    tantas bajas en las filas policiales: son tan "profesionales" los delincuentes o

    ser que nuestros policas no estn capacitados.

    El nivel de capacitacin se construye desde el reclutamiento, ya sea en los

    institutos de formacin como en los centros respectivos. Es decir, que las

    exigencias de ingreso a la Fuerza requieren condiciones intelectuales, fsicas y

    psquicas que posibiliten sobrellevar el perodo de aprendizaje como el ulterior

    cumplimiento de las distintas funciones. Pero, tan importante como el

    comienzo es la continuidad de la educacin policial en todas las jerarquas a

    travs de una programacin anual que prevea la realizacin obligatoria de

    cursos y prcticas regulares. Donde la instruccin tenga por finalidad a la

    especializacin operativa.

    A excepcin de la educacin e instruccin que brinda la Escuela de Polica

    Juan Vucetich a los futuros oficiales. Como los cursos de capacitacin especficos, regulares y de ascenso, contemplados en el plan de carrera. El

    resto de los cuadros (suboficiales y agentes) no poseen un nivel aceptable de

    instruccin terico-prctica. Esta causa tiene su efecto en la media y alta

    preparacin del personal superior (oficiales), que contrasta con la media y baja

    instruccin del personal subalterno. Aqu, por supuesto, se debe distinguir una

    amplia gama de niveles que guardan relacin con la antigedad23

    del personal.

    Vale decir que con diez o quince aos de servicio un suboficial con el grado de

    sargento o sargento primero compensa la falta de instruccin con la

    experiencia adquirida. Por otra parte, la instruccin impartida en los Centros

    de Capacitacin a los agentes recin incorporados no alcanza a cubrir las

    exigencias que la situacin actual impone.

    Es imprescindible que todos los cuadros integrantes de la Fuerza que cumplan

    servicios de seguridad en comisaras, comandos y cuerpos especiales reciban

    mensualmente clases terico-prcticas de tctica y procedimientos policiales,

    comunicaciones, armas y materiales, explosivos, tiro y muchas materias ms.

    Como tambin cursos que brinden conocimientos jurdicos y procedimientos

    judiciales.

    Un ciudadano que est ajeno a todas estas cuestiones, primero preguntara y

    luego razonara: por qu no se realiza?, si la educacin y la capacitacin son

    bsicas para desempear cualquier actividad. La respuesta es: porque la mala

    administracin del presupuesto y la desorganizacin determinan una exigua

    cantidad de efectivos que slo alcanza para cubrir las mnimas necesidades de

    23

    Cantidad de aos de servicio.

  • 30

    seguridad en el amplio y complejo territorio que ocupa toda la provincia de

    Buenos Aires. Y recurro a nuestra tradicin futbolera para explicarlo: un club

    de primera divisin tiene un equipo titular y uno suplente. La Polica

    Bonaerense tiene un equipo titular, pero de cinco jugadores; y no tiene

    suplentes.

    Otro aspecto que incide es la falta de dedicacin exclusiva a la profesin,

    atendible en virtud a las magras remuneraciones.

    Le propongo al lector una escena mental: que por un momento ocupe el lugar

    de un agente de polica y deba combatir contra la delincuencia. Arriesgando su

    vida, mal instruido y con escasos medios. Usted no respetara el valor y la

    dignidad de ese hombre, de esa institucin?

    La conduccin y la supervisin La conduccin siempre est ligada a la supervisin y viceversa. Es una

    actividad de ida y vuelta. La conduccin necesita de la supervisin para

    asegurarse el cumplimiento de todas y cada una de las tareas planeadas. Y la

    supervisin o el control precisa de aqulla para justificar su intervencin.

    Aclarado el nexo, en adelante me referir slo a la conduccin.

    Este punto esta ntimamente relacionado con la organizacin. Pues al estar

    desdibujada, casi amorfa, la pirmide jerrquica, se resiente toda la cadena de comando. Y aqu entra a tallar otro principio muy importante que es la

    unidad de comando. El concepto es obvio y refiere a una sola persona la

    responsabilidad del comando24

    . Quiere decir que se estara cometiendo un

    error garrafal cuando dos o ms personas comparten la responsabilidad de las

    acciones ejecutadas por una Fuerza, una Departamental o dependencia25

    .

    En los papeles se refleja no con cierto rigor esta condicin, pero en la prctica

    se advierte una superposicin de responsabilidades originada por la cantidad

    de rganos intermedios, con dismiles misiones. Razn por la cual se diluye la

    unidad de comando y por ende el ejercicio unipersonal de la responsabilidad.

    La operatividad La operatividad es el brazo ejecutor, es el fin ltimo de todo el trabajo policial.

    Todas las tareas, hasta las ms elementales, se realizan en pos de la

    operatividad de la institucin. Es la razn de ser de la policia.

    Las operaciones incluyen laboriosas tareas de inteligencia, investigaciones,

    planeamiento, coordinacin, comunicaciones, logstica y dems cuestiones.

    24

    Comando, expresa la accin que realiza una persona para conducir a un elemento o fraccin, en virtud de su

    cargo. Mando, es la actitud que tiene una persona respecto de otra, en virtud de su jerarqua. 25

    La Guerra de Malvinas fue una terrible derrota militar en donde se vulneraron ms de un principio de la guerra,

    entre ellos el de la unidad de comando; pues es inconcebible reunir a cuatro Generales, Menndez, Jofre, Parada y

    Daer, en un teatro de operaciones reducido. Con uno, para comandar todas las operaciones terrestres, hubiera sido

    doctrinariamente suficiente.

  • 31

    Cada vez que un mvil sale a patrullar, cada vez que se realiza un control de

    ruta o automotor o que se ejecuta un allanamiento, se pone en movimiento

    todo un sistema multifactico para ordenar la misin a ejecutar, adems del

    correspondiente apoyo durante el procedimiento.

    La operatividad de la polica bonaerense se encuentra disminuida. Las razones

    tienen que ver con los puntos expuestos ms arriba. A ellos se adiciona la falta

    de medios adecuados, insuficientes, para abarcar extensas zonas dentro de cada

    municipio. Lo sucedido en el barrio de Lujn ser una referencia recurrente a

    lo largo de este libro.

    Limitaciones de efectivos, mviles adecuados26

    , armamento, comunicaciones y

    uniformes, por citar a las ms importantes, inciden negativamente en la

    operatividad.

    Los recursos humanos As como la operatividad es una razn en s misma, los recursos humanos son,

    como en toda institucin, la base fundamental de su existencia. Los hombres

    son el valor ms preciado del cuerpo de polica. Pero, lamentablemente, los

    gobiernos no consideran esta afirmacin como vlida. As pues la poltica de

    personal se ha llevado a la mnima expresin, manteniendo una dotacin que

    apenas alcanza para cubrir las necesidades de las comisaras.

    Pero, todava es mucho ms deplorable el nivel de vida de sus actuales

    integrantes. Donde una gran mayora vive debajo del nivel de pobreza27

    . Por

    simple deduccin se comprende la desmotivacin y la falta de contraccin al

    servicio por parte de los cuadros subalternos, especialmente. El lector sabe

    muy bien lo que significa no atender las necesidades bsicas de una familia.

    Otro aspecto que afecta a gran parte de los agentes y suboficiales concierne a

    la lejana entre el lugar de residencia y el destino donde prestan servicio.

    Adems de atentar contra el presentismo y la puntualidad, pone en riesgo las

    vidas de aquellos hombres, al exponerse a agresiones de todo tipo durante el

    traslado.

    Como corolario, muchos de los integrantes de la Polica de la Provincia de

    Buenos Aires creen en la conveniencia de sindicalizarse para luchar por sus

    derechos. Son civiles y trabajadores, tienen todo el derecho de hacerlo y, lo

    estn haciendo, a travs de la Asociacin Profesional de Policas Provincia de

    Buenos Aires (APROPOBA)28

    .

    26

    No es adecuado desplazarse por calles precarias o de tierra con vehculos diseados para la ciudad. 27

    No se conocen datos oficiales de las policas. Pero, el Jefe del Estado Mayor General del Ejrcito Argentino, Tte.

    Grl. D. Ricardo Brinzoni, admiti que, aproximadamente, el 60% de la fuerza estaba bajo el nivel de pobreza. 28

    Vase http://www.geocities.com/apropoba/apropoba1.htm. La finalidad y propsito de APROPOBA es desarrollar una accin reivindicatoria y beneficiosa para los trabajadores policas, sus familias, la Polica de la

    Provincia de Buenos Aires y para toda la sociedad.

  • 32

    Se imagina el lector una jornada de huelga policial, en el conurbano

    bonaerense?

    Ya no se puede ocultar o disimular la realidad. sta es la verdad, le duela a quien

    le duela. La economa est en default y el pas atraviesa la peor crisis poltico-institucional de su historia, mas nadie hace nada para resolver los gravsimos

    problemas domsticos que soportan los ciudadanos. Los funcionarios ni siquiera

    entienden cul es el problema, les interesa el poder por el poder mismo. De qu

    sirve un ministro o secretario de seguridad si no sabe qu hacer con la cartera. Si

    no llega a ocupar el cargo con un proyecto serio y no con parches que empeoran

    la situacin. Seores si quieren seguridad hay que poner: honradez, ingenio, creatividad, inteligencia, profesionalidad, experiencia, trabajo y plata. Todo ello

    se resume en una palabra desusada sabidura, y la sabidura sirve para discernir entre lo bueno y lo malo; entre lo que conviene y lo que no conviene. Deberamos

    preguntarle a los vecinos de Lujn, Berazategui, La Matanza o San Martn, si les

    conviene, si es bueno vivir en paz y seguros.

    Remitindome a la referencia que hice en la introduccin sobre el hombre-masa,

    al mismo, tambin lo hallamos en la funcin pblica, ocupando cargos polticos.

    Recurdese que el hombre excelente se distingue del vulgar porque aqul se exige

    mucho a s mismo, y ste, no se exige nada, sino que se contenta con lo que es y

    est encantado consigo29

    .

    En su ms amplia acepcin, el Estado tiene el imperium, el poder de polica, un

    real atributo de soberana y es, al mismo tiempo, un derecho y un deber; es decir,

    un vehculo bidireccional entre el Estado y los administrados.

    En el ms alto nivel, el poder de polica es ejercido por el Poder Legislativo, que

    estudia las necesidades pblicas y procura satisfacerlas, as como asegura la

    pacfica convivencia social y el bienestar general a travs de leyes dictadas

    conforme a la Constitucin Nacional.

    Siempre dentro del Estado de derecho y para acotar cualquier eventual exceso de

    poder, tambin se sancionan leyes que determinan los derechos de los

    administrados respecto del Estado y de las divisiones del gobierno en la esfera del

    Poder Ejecutivo, encargado como es sabido de ejercer las funciones emanadas de las leyes y proveer o asegurar a la comunidad los servicios pblicos esenciales,

    todo de conformidad con el sistema legal vigente.

    Una de las funciones esenciales del Estado es la de salvaguardar la seguridad y el

    29

    ORTEGA Y GASSET, Jos, op. cit., p. 101; Es intelectualmente masa el que ante un problema cualquiera se contenta con pensar lo que buenamente encuentra en su cabeza. Es, en cambio, egregio el que desestima lo que

    halla sin previo esfuerzo en su mente, y slo acepta como digno de l lo que an est por encima de l y exige un

    nuevo estirn para alcanzarlo.

  • 33

    orden pblico, sin lo cual la poblacin no podra ejercer sus derechos ni

    desarrollar en plenitud y libertad sus actividades.

    La polica de la seguridad pblica es, pues, uno de los brazos ejecutores del poder

    de polica del Estado. Pero esta polica debe gozar de buena salud institucional,

    para estar en capacidad operativa de cumplir, eficazmente, todas las actividades

    que su misin exige.

  • 34

    CAPTULO III

    SOCIEDAD Y SEGURIDAD

    Plantear en este captulo ciertos problemas sociales que directa o indirectamente

    impactan en la seguridad. La finalidad consiste en razonar estos inconvenientes,

    para luego extraer ideas claras y distintas. Ideas o verdades insoslayables que pueden no ser percibidas como claras y distintas, lo cual implicara un

    pensamiento errneo y en consecuencia se concluira en una apreciacin de

    situacin irreal, seguida de una solucin equivocada.

    La Capital Federal y la provincia de Buenos Aires son los dos estados ms

    castigados por la falta de seguridad. Siendo el primero consecuencia del segundo.

    Pues considero que, de adoptarse una poltica seria y efectiva en el conurbano,

    automticamente se reducira, en gran medida, la inseguridad dentro de la Ciudad

    de Buenos Aires. Prueba de ello es el operativo cerrojo30 realizado por la Polica Federal Argentina, que redujo hasta un 25% los delitos perpetrados en su

    jurisdiccin.

    Para facilitar el estudio es conveniente dividir a la seguridad pblica en dos

    categoras: seguridad particular y seguridad general.

    La seguridad particular es aquella que comprende a los individuos dentro de un

    mbito familiar casa o departamento, o laboral comercio, empresa. No se debe confundir con la seguridad privada, la cual brinda una gran colaboracin

    pero tiene restringido su alcance a las posibilidades econmicas de los usuarios.

    No obstante es responsabilidad del Estado crear las garantas correspondientes. En

    este tipo de proteccin el objetivo es preservar a las personas de cualquier ataque

    externo y asegurar el tranquilo desarrollo de sus actividades como tambin la

    conservacin de sus bienes y propiedad.

    La seguridad general abarca a las personas que se encuentran en la va pblica, en

    espectculos o en lugares de masiva y variada concurrencia como ser bancos,

    hipermercados, centros comerciales y otros. En tales circunstancias el objetivo es

    cuidar al ciudadano desprevenido de posibles hechos delictivos o contingencias

    que amenacen a su persona como a sus bienes y pertenencias.

    Esta simple clasificacin crea un ambiente imaginario, en el cual, invito al lector a

    instalarse en alguna de las dos posibilidades para percibir la realidad. El objetivo

    de esta simulacin es demostrar la ineficiencia administrativa, la ausencia del

    Estado y la indiferencia colectiva el todo bien! sobre los gravsimos problemas desarrollados ms abajo.

    30

    Contr