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Platón - Diálogos Vol. 2 [Gredos]

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Se concluyen en este volumen los diálogos de juventud o «socráticos», que ya ocupaban el primer tomo dedicado a Platón, y con el Menón entramos ya en el periodo medio o de plenitud, en el que la reflexión ética que ocupa la primera fase se amplía a los ámbitos ontológico y epistemológico con las nuevas concepciones sobre la teoría de las Formas o Ideas, la inmortalidad del alma y la concepción del conocimiento basada en ésta.El Gorgias, el cuarto diálogo en extensión, se ocupa tanto de retórica (que en la Grecia antigua tenía una importancia fundamental en la vida pública de la pólis, por lo que llegaba a identificarse con la política) como de moral, referida también a la política. No es extraño, pues, que la obra tenga por título el nombre de uno de los principales sofistas (como lo tenían los diálogos Hipias, Eutidemo y Protágoras), en la sostenida pugna que Platón mantuvo con los maestros de elocuencia y oratoria, buenos para suministrar un arsenal retórico que permite prosperar en la sociedad pero incapaces de aportar conocimiento real.El Menéxeno consiste principalmente en un prolongado epitafio o discurso fúnebre, referido con cierto sarcasmo al que pronunciara Pericles en honor de los caídos en la Guerra del Peloponeso. La extensión de este discurso y la escasa importancia del diálogo lo diferencian del resto de la obra platónica. Por añadidura, el comportamiento agresivo de Sócrates, poco habitual en él, ha hecho dudar a algunos estudiosos de la autoría de este diálogo, que en todo caso prosigue con la crítica a las insuficiencias de la oratoria y la retórica.El Eutidemo subraya la necesidad de que un joven se ejercite en el saber y en la filosofía. Articulado en una serie de diálogos entre Sócrates y varios sofistas, pone de nuevo en evidencia la retórica, transmisora de falso conocimiento y de estrategias de exposición astutas para obtener el éxito en la pólis, pero no de verdadero saber, de virtud o areté.El Menón tiene como tema principal si la virtud es enseñable o no, lo que lo aproxima al Protágoras, al Gorgias y al Eutidemo, pero se distingue de ellos por su tratamiento sobrio, por un rigor casi ascético, por su modo directo, ajeno al ornato literario, de exponer su materia. Junto con su tema ya tratado, el Menón enuncia nuevos planteamientos, ya encaminados hacia la teoría de las Formas o Ideas y del conocimiento como recuerdo del alma inmortal de la contemplación de éstas, que clausura la fase de los escritos socráticos para adentrarnos en los escritos de plenitud.El Crátilo se ocupa del origen del lenguaje: de si las palabras tienen una relación directa con la realidad o no, es decir de las teorías lingüísticas naturalista (que sostiene Crátilo) y convencionalista o arbitraria (que defiende Hermógenes). En este viaje al inicio del lenguaje se trazan varias etimologías, y se plantean cuestiones esenciales acerca de la vinculación entre las palabras, la realidad y la verdad.

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  • BIBLIOTECA CLASICA GREDOS, 61

    GORGIAS, MENXENO, EUTIDEMO, M E N ~ N , CRATILO

    TRADUCCIONES, INTRODUCCIONES Y NOTAS

    POR

    J. CALONGE RUIZ, E. ACOSTA MNDEZ, F. J. OLIVIERI, j. L., CALVO

    EDITORIAL GREDOS

  • BIBLIOTECA CLASICA GREDOS, 61

    GORGIAS, MENXENO, EUTIDEMO, M E N ~ N , CRATILO

    TRADUCCIONES, INTRODUCCIONES Y NOTAS

    POR

    J. CALONGE RUIZ, E. ACOSTA MNDEZ, F. J. OLIVIERI, j. L., CALVO

    EDITORIAL GREDOS

  • Asesor para la seccin griega: CAFUOS Gmch CUAL.

    Segn las normas de la B. C. G.. las traducciones de este volumen han sido revisadas por Jos Luis NAVARRO y CARLOS GARC~A CUAL.

    O EDITORIAL CREDOS, S. A.

    Snchez Pacheco, 81, Madrid, 1992.

    PRIMERA EDICION, 1983. 1 ." reimpresin, 1987. 2 . " reimpresin, 1992.

    Las traducciones, introducciones y notas han sido llevadas a cabo por: J . Calonge (Gorgias), E. Acosta (Menxeno), F. J. Olivieri (Eutiderno y Menn) y J . L . Calvo (Crtilo).

    Depsito Legal: M. 1 131 1-1992.

    ISBN 84-249-1487-2. Obra completa. ISBN 84-249-0887-2. Tomo 11. Impreso en Espaa. Printed in Spain. Grficas Cbndor, S. A., Snchez Pacheco, 81, Madrid, 1992. - 6500.

  • INDICE GENERAL

    Pgs .

  • Asesor para la seccin griega: CAFUOS Gmch CUAL.

    Segn las normas de la B. C. G.. las traducciones de este volumen han sido revisadas por Jos Luis NAVARRO y CARLOS GARC~A CUAL.

    O EDITORIAL CREDOS, S. A.

    Snchez Pacheco, 81, Madrid, 1992.

    PRIMERA EDICION, 1983. 1 ." reimpresin, 1987. 2 . " reimpresin, 1992.

    Las traducciones, introducciones y notas han sido llevadas a cabo por: J . Calonge (Gorgias), E. Acosta (Menxeno), F. J. Olivieri (Eutiderno y Menn) y J . L . Calvo (Crtilo).

    Depsito Legal: M. 1 131 1-1992.

    ISBN 84-249-1487-2. Obra completa. ISBN 84-249-0887-2. Tomo 11. Impreso en Espaa. Printed in Spain. Grficas Cbndor, S. A., Snchez Pacheco, 81, Madrid, 1992. - 6500.

  • El Gorgias es un dilogo considerablemente ms lar- go que los que le preceden en la serie cronolgica. Dentro de toda la obra platnica e:; el cuarto en extensin. Su es- tructura es distinta de la que presentan los dilogos an- teriores y tambin los posteriores, con la excepcin del libro 1 de la Repblica, por el hecho de que no es un inter- locutor principal el que conversa con Scrates desde el principio hasta el fin. En este dilogo intervienen sucesi- vamente Gorgias, Polo y Calicles y, durante la interven- cin de cada uno de ellos, los otros son personajes mu- dos, aunque continan sin retirarse escuchando a los de- ms. La sucesin de interlocutores se funda en que quien toma la palabra admite que el anterior ha cometido un error. Si l no rectifica el desarrollo de la conversacin desde el punto en que se ha cometido el error, hay que aceptar una conclusin contraria a su pensamiento. Las contradicciones en que caen sucesivamente Gorgias y Polo son de tipo moral, al aceptar opiniones admitidas por la mayor parte de la gente. La distinta personalidad de los interlocutores presta nuevos matices a la conversacin.

    No slo por esta estructura formal es el Gorgias un di- logo que llama la atencin.. Ha sido siempre destacado el hecho de que est escrito apasionadamente. En l pesa mu- cho m& el vigor de las afirmaciones profundamente sen- tidas que el rigor lgico dleseable. Las obras inmediatas

  • a la muerte de Scrates o que se relacionan con su proce- so y juicio, sin que oculten la indignacin, ofrecen opinio- nes ms tranquilas y suaves, diramos resignadas, ante el dolor por la injusticia cometida con el maestro. Podra- mos decir que en esas obras tenemos claramente expre- sada la actitud entristecida del discpulo ante la muerte de Scrates. El apasionamiento manifestado en el Gorgias parece que procede de otro motivo diferente del de la muerte de Scrates o de cualquier otro hecho con ella relacionado l. Hay que buscar una razn distinta. Proba- blemente se trata de una crisis personal. A la edad de cua- renta aos, a su regreso de Sicilia, Platn tiene acumula- da una experiencia enorme, aunque poco agradable. Na- ci tres aos despus de empezar la guerra del Pelopone- so. A la edad de catorce aos tuvo que recibir con estu- por la informacin, que llegaba, del desastre de la expe- dicin a Sicilia y las sucesivas noticias desagradables so- bre el curso adverso de la guerra. Tampoco son buenas las noticias en poltica interior, la revolucin de los Cua- trocientos, el regreso de Alcibades, etc. La ruina de Ate- nas en 404, el gobierno de los Treinta, del que formaban parte sus parientes prximos Critias y Crmides, el res- tablecimiento de la democracia manchada, para l, por la injusta muerte de Scrates y, especialmente, la dura ex- periencia del viaje a Sicilia, emprendido con tantas espe- ranzas, son las secuencias siempre agitadas que le han acompaado hasta sus 40 aos. No era posible en una p- lis griega apartarse de la vida poltica en la medida en que le es posible hacerlo a un hombre de nuestros das. El es- pritu reflexivo de Platn pudo ejercitarse ampliamente pensando en el hecho mismo de la organizacin poltica. Para su mente, tena valor, sobre todo, el establecimien-

    1 No me es posible hoy mantener la idea expuesta en 195 1 de que el escrito contra Scrates del retrico Policrates fuera la causa del ca- rcter apasionado de este dillogo.

    to de una sociedad justa en la ciudad. El poder que esta ltima pudiera alcanzar no mereca estimacin positiva, si ese poder no era justo.

    Esta es la causa central de la crisis personal de Platn que se manifiesta en el Gorgias. Ya desde la Antigedad lleva este dilogo el subttuilo de *Sobre la retrica* que se deduce obviamente de la discusin con Gorgias. Si al terminar esta conversacin hubiera terminado el dilogo, ste no diferira de otros de la primera poca ni en el de- sarrollo ni tampoco en el taimao. Pero esta primera par- te queda englobada en la totalidad del dilogo que man- tiene una unidad indudable.

    La discusin sobre si este dilogo trata realmente so- bre retrica o sobre moral se mantiene an en nuestros das, pero ya procede de la Antigedad. Olimpiodoro es- cribe: ualgunos dicen que su objeto es tratar sobre la re- trica, otros que es una conversacin sobre lo justo y lo injusto.. Parece que la unidad de que queremos hablar no es la de una integracin de dos elementos diferentes que se potencian a medida que se tratan uno y otro sucesivamente 2.

    La retrica, en la vida atenense, era prcticamente la nica va de la actividad poltica. Nadie que no estuviera capacitado para hablar en pblico poda dedicarse a la po- ltica. Hasta para actuar ante los tribunales, como acusa- do o como acusador, era necesario dirigirse personalmen- te a los jueces, aunque la defensa o la acusacin que se expona hubiera sido escrita por profesionales dedicados

    2 Vase. en este sentido, la opinin de E. R. DODDS, Phio. Gorgias. Oxford. 1959. pdg. 3. El mismo DIODDS, ibid., pg. 1 , que hace la cita en griego, no la utiliza para delimitiar el objeto del Gorgias, sino para de- mostrar que ya en la Antigedad nio se consideraba acertado afirmar que la cuestin tratada en el Gorgias era la retrica. Cuthrie considera que la definici6n de Olimpiodoro, que damos en pg. 13, es edificilmente mejorable..

  • a la muerte de Scrates o que se relacionan con su proce- so y juicio, sin que oculten la indignacin, ofrecen opinio- nes ms tranquilas y suaves, diramos resignadas, ante el dolor por la injusticia cometida con el maestro. Podra- mos decir que en esas obras tenemos claramente expre- sada la actitud entristecida del discpulo ante la muerte de Scrates. El apasionamiento manifestado en el Gorgias parece que procede de otro motivo diferente del de la muerte de Scrates o de cualquier otro hecho con ella relacionado l. Hay que buscar una razn distinta. Proba- blemente se trata de una crisis personal. A la edad de cua- renta aos, a su regreso de Sicilia, Platn tiene acumula- da una experiencia enorme, aunque poco agradable. Na- ci tres aos despus de empezar la guerra del Pelopone- so. A la edad de catorce aos tuvo que recibir con estu- por la informacin, que llegaba, del desastre de la expe- dicin a Sicilia y las sucesivas noticias desagradables so- bre el curso adverso de la guerra. Tampoco son buenas las noticias en poltica interior, la revolucin de los Cua- trocientos, el regreso de Alcibades, etc. La ruina de Ate- nas en 404, el gobierno de los Treinta, del que formaban parte sus parientes prximos Critias y Crmides, el res- tablecimiento de la democracia manchada, para l, por la injusta muerte de Scrates y, especialmente, la dura ex- periencia del viaje a Sicilia, emprendido con tantas espe- ranzas, son las secuencias siempre agitadas que le han acompaado hasta sus 40 aos. No era posible en una p- lis griega apartarse de la vida poltica en la medida en que le es posible hacerlo a un hombre de nuestros das. El es- pritu reflexivo de Platn pudo ejercitarse ampliamente pensando en el hecho mismo de la organizacin poltica. Para su mente, tena valor, sobre todo, el establecimien-

    1 No me es posible hoy mantener la idea expuesta en 195 1 de que el escrito contra Scrates del retrico Policrates fuera la causa del ca- rcter apasionado de este dillogo.

    to de una sociedad justa en la ciudad. El poder que esta ltima pudiera alcanzar no mereca estimacin positiva, si ese poder no era justo.

    Esta es la causa central de la crisis personal de Platn que se manifiesta en el Gorgias. Ya desde la Antigedad lleva este dilogo el subttuilo de *Sobre la retrica* que se deduce obviamente de la discusin con Gorgias. Si al terminar esta conversacin hubiera terminado el dilogo, ste no diferira de otros de la primera poca ni en el de- sarrollo ni tampoco en el taimao. Pero esta primera par- te queda englobada en la totalidad del dilogo que man- tiene una unidad indudable.

    La discusin sobre si este dilogo trata realmente so- bre retrica o sobre moral se mantiene an en nuestros das, pero ya procede de la Antigedad. Olimpiodoro es- cribe: ualgunos dicen que su objeto es tratar sobre la re- trica, otros que es una conversacin sobre lo justo y lo injusto.. Parece que la unidad de que queremos hablar no es la de una integracin de dos elementos diferentes que se potencian a medida que se tratan uno y otro sucesivamente 2.

    La retrica, en la vida atenense, era prcticamente la nica va de la actividad poltica. Nadie que no estuviera capacitado para hablar en pblico poda dedicarse a la po- ltica. Hasta para actuar ante los tribunales, como acusa- do o como acusador, era necesario dirigirse personalmen- te a los jueces, aunque la defensa o la acusacin que se expona hubiera sido escrita por profesionales dedicados

    2 Vase. en este sentido, la opinin de E. R. DODDS, Phio. Gorgias. Oxford. 1959. pdg. 3. El mismo DIODDS, ibid., pg. 1 , que hace la cita en griego, no la utiliza para delimitiar el objeto del Gorgias, sino para de- mostrar que ya en la Antigedad nio se consideraba acertado afirmar que la cuestin tratada en el Gorgias era la retrica. Cuthrie considera que la definici6n de Olimpiodoro, que damos en pg. 13, es edificilmente mejorable..

  • a esta funcin. En una ciudad como Atenas, el conocimien- to y dominio de la retrica no era simplemente el adies- tramiento en un bello ejercicio, sino una aspiracin muy viva y generalizada, y una necesidad para todos los que tuvieran el proyecto de ejercer la poltica. El pueblo de- cida, pero decida lo que el orador ms persuasivo haba propuesto. Un orador hbil era, en consecuencia, un pol- tico poderoso; o, dicho de otro modo, el nico medio de llegar a ser un ciudadano influyente lo proporcionaba, casi con exclusividad, la retrica. No era difcil confundir ora- toria y poltica. En efecto, el trmino griego rhttor sirve lo mismo para indicar orador que poltico. No debe, pues, extraarnos que Platn haya atacado conjuntamente a la retrica y a la poltica ateniense; con ms precisin, que haya atacado a la poltica a travs de la retrica.

    De este instrumento de la accin poltica se trata en el Gorgias. Lo que deja fuera de combate a Gorgias en la conversacin es. precisamente, haber admitido que el ora- dor conoce lo justo y lo injusto. Porque no podemos olvi- dar en qu plano coloca Platn la actividad poltica. Para l, no se puede realizar ms que dentro del mbito de la moral. Cuando Tucdides (11 100) nos habla de Arquelao, dice que hizo por Macedonia ms que los ocho reyes que le precedieron. El juicio pragmtico de este historiador no tiene en cuenta ms que las realizaciones polticas de Arquelao. Para Tucdides, no cuenta nada la moral en la poltica. En cambio, el juicio que Platn hace de Arque- lao (repetidamente, en 470d y SS., 479d y 525d) es la otra cara de la moneda. Para l, es el hombre ms perverso y ser, en el Hades, un tpico ejemplo de las almas incura- bles a causa de la magnitud monstruosa de los delitos co- metidos. La razn es que, para Platn, la poltica es una parte de la moral. Cabe decir an ms: es la nica va efec- tiva de ejercer una moral social. No slo social sino tam- bin individual, porque Platn piensa que la moral del in- dividuo est en relacin con la moral de la sociedad.

    Por las razones que se han ido exponiendo resulta bas- tante claro que en este dilogo no se tratan dos cuestio- nes, ni hay interrelacin de una con la otra. De principio a fin hay un solo objeto perfectamente definido ya por Olimpiodoro: .discutir sobre los principios morales que nos conducen al bienestar poltico.. Podramos pregun- tarnos por qu Platn no h,a colocado a un poltico como interlocutor de Scrates desde el comienzo. Supongamos que ha querido dejar claro, en boca del ms prestigioso maestro, que la oratoria, el instrumento por antonoma- sia de la actividad poltica, es ajena al conocimiento de lo justo y lo injusto. Gorgias tiene que retirarse de la con- versacin ms bien por error de concepto que por una to- ma de postura moral. Por el contrario, Polo empieza afir- mando que el hombre injusto es feliz, lo que explica que la discusin tome un tono ms vivo. Pero las afirmacio- nes de Polo no tienen otro ,alcance que el de la expresin de un estado de cosas evidente para un anCilisis superfi- cial. Muy distinta es la posicin de Calicles, que pretende sentar racionalmente la necesidad de la injusticia. Slo los esclavos y los dbiles --dice- pueden alabar la justi- cia, pero el hombre fuerte no puede por menos de ser in- justo. Ms an, sostiene la paradoja de que lo verdadera- mente justo para el fuerte es cometer injusticia.

    En cuanto a la fecha d: composicin, la opinin ms admitida actualmente es la de que la obra fue escrita des- pus del viaje a Sicilia. Hay numerosos datos en el Gor- gias que inclinan a pensar en el efecto todava vivo del re- ciente viaje. Como se observar en la lectura del dilogo, hay frecuentes alusiones a Italia y Sicilia y a desarrollos de ideas all nacidas, de las que no es presumible que se tuviera adecuada informacin desde Atenas. Adems, to- das esas alusiones llevan la connotacin de algo adquiri- do directamente ms que ;a travs de otras personas Ile- gadas a Atenas o de escritcis. Tanto Dodds como Guthrie,

  • a esta funcin. En una ciudad como Atenas, el conocimien- to y dominio de la retrica no era simplemente el adies- tramiento en un bello ejercicio, sino una aspiracin muy viva y generalizada, y una necesidad para todos los que tuvieran el proyecto de ejercer la poltica. El pueblo de- cida, pero decida lo que el orador ms persuasivo haba propuesto. Un orador hbil era, en consecuencia, un pol- tico poderoso; o, dicho de otro modo, el nico medio de llegar a ser un ciudadano influyente lo proporcionaba, casi con exclusividad, la retrica. No era difcil confundir ora- toria y poltica. En efecto, el trmino griego rhttor sirve lo mismo para indicar orador que poltico. No debe, pues, extraarnos que Platn haya atacado conjuntamente a la retrica y a la poltica ateniense; con ms precisin, que haya atacado a la poltica a travs de la retrica.

    De este instrumento de la accin poltica se trata en el Gorgias. Lo que deja fuera de combate a Gorgias en la conversacin es. precisamente, haber admitido que el ora- dor conoce lo justo y lo injusto. Porque no podemos olvi- dar en qu plano coloca Platn la actividad poltica. Para l, no se puede realizar ms que dentro del mbito de la moral. Cuando Tucdides (11 100) nos habla de Arquelao, dice que hizo por Macedonia ms que los ocho reyes que le precedieron. El juicio pragmtico de este historiador no tiene en cuenta ms que las realizaciones polticas de Arquelao. Para Tucdides, no cuenta nada la moral en la poltica. En cambio, el juicio que Platn hace de Arque- lao (repetidamente, en 470d y SS., 479d y 525d) es la otra cara de la moneda. Para l, es el hombre ms perverso y ser, en el Hades, un tpico ejemplo de las almas incura- bles a causa de la magnitud monstruosa de los delitos co- metidos. La razn es que, para Platn, la poltica es una parte de la moral. Cabe decir an ms: es la nica va efec- tiva de ejercer una moral social. No slo social sino tam- bin individual, porque Platn piensa que la moral del in- dividuo est en relacin con la moral de la sociedad.

    Por las razones que se han ido exponiendo resulta bas- tante claro que en este dilogo no se tratan dos cuestio- nes, ni hay interrelacin de una con la otra. De principio a fin hay un solo objeto perfectamente definido ya por Olimpiodoro: .discutir sobre los principios morales que nos conducen al bienestar poltico.. Podramos pregun- tarnos por qu Platn no h,a colocado a un poltico como interlocutor de Scrates desde el comienzo. Supongamos que ha querido dejar claro, en boca del ms prestigioso maestro, que la oratoria, el instrumento por antonoma- sia de la actividad poltica, es ajena al conocimiento de lo justo y lo injusto. Gorgias tiene que retirarse de la con- versacin ms bien por error de concepto que por una to- ma de postura moral. Por el contrario, Polo empieza afir- mando que el hombre injusto es feliz, lo que explica que la discusin tome un tono ms vivo. Pero las afirmacio- nes de Polo no tienen otro ,alcance que el de la expresin de un estado de cosas evidente para un anCilisis superfi- cial. Muy distinta es la posicin de Calicles, que pretende sentar racionalmente la necesidad de la injusticia. Slo los esclavos y los dbiles --dice- pueden alabar la justi- cia, pero el hombre fuerte no puede por menos de ser in- justo. Ms an, sostiene la paradoja de que lo verdadera- mente justo para el fuerte es cometer injusticia.

    En cuanto a la fecha d: composicin, la opinin ms admitida actualmente es la de que la obra fue escrita des- pus del viaje a Sicilia. Hay numerosos datos en el Gor- gias que inclinan a pensar en el efecto todava vivo del re- ciente viaje. Como se observar en la lectura del dilogo, hay frecuentes alusiones a Italia y Sicilia y a desarrollos de ideas all nacidas, de las que no es presumible que se tuviera adecuada informacin desde Atenas. Adems, to- das esas alusiones llevan la connotacin de algo adquiri- do directamente ms que ;a travs de otras personas Ile- gadas a Atenas o de escritcis. Tanto Dodds como Guthrie,

  • por citar autores recientes, admiten sin mayor discusin uria fecha inmediatamente posterior al primer viaje a Sicilia.

    aEl Gorgias es el dilogo ms moderno de los dilogos de Platnn '. Esta afirmacin es fcilmente comprobable por la propia lectura del dilogo. Los problemas en l tra- tados son los mismos que preocupan al hombre de hoy. Adems, estn expuestos con gran belleza literaria. La ten- sin emocional del autor se transmite an ntegramente al lector. Por otra parte, es un dilogo que se puede se- guir de principio a fin sin una preparacin filosfica pre- via. Las conclusiones precipitadas o las faltas de lgica que el lector puede encontrar, que requeriran mayor ex- plicacin, no entorpecen la secuencia de las ideas y tie- nen el contrapeso literario del apasionamiento en la ex- posicin. En estos datos podemos resumir la amoderni- dad:. del Gorgias.

    Las fechas lmites dentro de las que puede situarse la accin de este dilogo son los aos 427 y 405. En la pri- mera de ellas, Gorgias fue por primea vez a Atenas como jefe de la embajada que enviaron los leontinos para pedir ayuda contra Siracusa. En favor de esta fecha habla tam- bin la referencia a la reciente muerte de Pericles (503c), acaecida en el ao 429. Otros datos. sin embargo, nos apar- tan mucho de esta posibilidad. Se habla de Arquelao co- mo tirano de Macedonia (470d). situacin que no alcanz hasta el ao 413. Hay una evidente alusin al proceso con- tra los generales vencedores en el combate naval de las Arginusas (473~). hecho que nos lleva hasta el ao 406. Por tanto, la accin pudo tener lugar en una fecha indetermi- nada, entre los aos 427 y 405.

    Pero hay que tener en cuenta que los dilogos platni- cos no son el fiel ielato de conversaciones realmente man- tenidas por los personajes que en ellos intervienen. Se tra- ---

    J DODDS. ibid., pbg. 387.

    ta de obras literarias en las que no slo los pensamien- tos, sino tambin los escenarios y las fechas son produc- to de la imaginacin del autor. Si Platn hace intervenir juntos a personajes que quiz jams se reunieron en el mis- mo lugar, o si se permite a.lgn dislate cronolgico que puede extraar al gusto miriucioso y detallista de los mo- dernos, tngase en cuenta que sus contemporneos, ms inclinados a lo abstracto, no fijaban su atencin en estos puntos. Para ellos escribi sus obras; no debemos, por tan- to, aplicar nuestras ideas a lo que no fue escrito para nosotros.

    La accin del dilogo se desarrolla as. A un lugar im- preciso, que lo mismo pudiera ser un gimnasio o cualquier otro recinto, llega Scrates acompaado de Querefonte, en el momento en que Gorgias ha terminado una de esas disertaciones a que tan aficionados eran los sofistas. Da principio el dilogo con una breve conversacin entre Que- refonte y Polo sobre el arte de Gorgias. A partir de 449a. Scrates mantiene la convcersacin a lo largo de todo el dilogo, primero con Gorgiias, luego con Polo, posterior- mente con Calicles y, por iiltimo, cuando ste abandona la discusin, contina sola1 hasta el fin.

    Manifiesta Scrates que, puesto que Gorgias es orador y maestro de retrica, debe estar en condiciones de decir cul es el objeto del arte que profesa (449d). En opinin de Gorgias, la retrica es el arte que trata de los discur- sos. Pero tambin otras muchas artes -objeta Scrates- versan sobre discursos; la medicina, por ejemplo, sobre los que se refieren a la curacin de los enfermos. Gorgias aade que en las dems artes intervienen operaciones ma- nuales. Pero esto no sucede -dice Scrates- con la arit- mtica y la geometra, a las que, evidentemente, Gorgias no deseara llamar retrica. En vista de la objecin, afir- ma ste que los discursos de los que se ocupa su arte se refieren al mayor bien par,a el hombre, esto es, producir la persuasin por medio de: la palabra. Y sobre qu per-

  • por citar autores recientes, admiten sin mayor discusin uria fecha inmediatamente posterior al primer viaje a Sicilia.

    aEl Gorgias es el dilogo ms moderno de los dilogos de Platnn '. Esta afirmacin es fcilmente comprobable por la propia lectura del dilogo. Los problemas en l tra- tados son los mismos que preocupan al hombre de hoy. Adems, estn expuestos con gran belleza literaria. La ten- sin emocional del autor se transmite an ntegramente al lector. Por otra parte, es un dilogo que se puede se- guir de principio a fin sin una preparacin filosfica pre- via. Las conclusiones precipitadas o las faltas de lgica que el lector puede encontrar, que requeriran mayor ex- plicacin, no entorpecen la secuencia de las ideas y tie- nen el contrapeso literario del apasionamiento en la ex- posicin. En estos datos podemos resumir la amoderni- dad:. del Gorgias.

    Las fechas lmites dentro de las que puede situarse la accin de este dilogo son los aos 427 y 405. En la pri- mera de ellas, Gorgias fue por primea vez a Atenas como jefe de la embajada que enviaron los leontinos para pedir ayuda contra Siracusa. En favor de esta fecha habla tam- bin la referencia a la reciente muerte de Pericles (503c), acaecida en el ao 429. Otros datos. sin embargo, nos apar- tan mucho de esta posibilidad. Se habla de Arquelao co- mo tirano de Macedonia (470d). situacin que no alcanz hasta el ao 413. Hay una evidente alusin al proceso con- tra los generales vencedores en el combate naval de las Arginusas (473~). hecho que nos lleva hasta el ao 406. Por tanto, la accin pudo tener lugar en una fecha indetermi- nada, entre los aos 427 y 405.

    Pero hay que tener en cuenta que los dilogos platni- cos no son el fiel ielato de conversaciones realmente man- tenidas por los personajes que en ellos intervienen. Se tra- ---

    J DODDS. ibid., pbg. 387.

    ta de obras literarias en las que no slo los pensamien- tos, sino tambin los escenarios y las fechas son produc- to de la imaginacin del autor. Si Platn hace intervenir juntos a personajes que quiz jams se reunieron en el mis- mo lugar, o si se permite a.lgn dislate cronolgico que puede extraar al gusto miriucioso y detallista de los mo- dernos, tngase en cuenta que sus contemporneos, ms inclinados a lo abstracto, no fijaban su atencin en estos puntos. Para ellos escribi sus obras; no debemos, por tan- to, aplicar nuestras ideas a lo que no fue escrito para nosotros.

    La accin del dilogo se desarrolla as. A un lugar im- preciso, que lo mismo pudiera ser un gimnasio o cualquier otro recinto, llega Scrates acompaado de Querefonte, en el momento en que Gorgias ha terminado una de esas disertaciones a que tan aficionados eran los sofistas. Da principio el dilogo con una breve conversacin entre Que- refonte y Polo sobre el arte de Gorgias. A partir de 449a. Scrates mantiene la convcersacin a lo largo de todo el dilogo, primero con Gorgiias, luego con Polo, posterior- mente con Calicles y, por iiltimo, cuando ste abandona la discusin, contina sola1 hasta el fin.

    Manifiesta Scrates que, puesto que Gorgias es orador y maestro de retrica, debe estar en condiciones de decir cul es el objeto del arte que profesa (449d). En opinin de Gorgias, la retrica es el arte que trata de los discur- sos. Pero tambin otras muchas artes -objeta Scrates- versan sobre discursos; la medicina, por ejemplo, sobre los que se refieren a la curacin de los enfermos. Gorgias aade que en las dems artes intervienen operaciones ma- nuales. Pero esto no sucede -dice Scrates- con la arit- mtica y la geometra, a las que, evidentemente, Gorgias no deseara llamar retrica. En vista de la objecin, afir- ma ste que los discursos de los que se ocupa su arte se refieren al mayor bien par,a el hombre, esto es, producir la persuasin por medio de: la palabra. Y sobre qu per-

  • suade la retrica? Segn Gorgias, sobre lo justo y lo in- justo ante los tribunales y las asambleas. Pero, en este ca- so, hay que distinguir entre ciencia y creencia; puede ha- ber una creencia falsa y otra verdadera, pero no sucede lo mismo con la ciencia. De qu persuasin es artfice la retrica, de la que da lugar a la creencia o a la ciencia? Es evidente -dice Gorgias- que slo de la que produce la creencia (454e), pero su poder es maravilloso. Son los oradores, no los expertos en la guerra, los que aconsejan en las asambleas cuando se trata de elegir generales, y lo mismo sucede respecto a otros tcnicos. Ms an, el ora- dor persuade a un enfermo con ms facilidad que el pro- pio mdico y, ante la multitud, hace prevalecer su opinin sobre la de cualquier otra persona. Ahora bien, si un ora- dor hace uso injusto del gran poder que le proporciona su arte, no se debe culpar de ello a la retrica ni a los maes- tros que la ensean.

    Gorgias trata de poner fin a la discusin con un ftil pretexto, pero ante el deseo de los oyentes se ve forzado a proseguir (458d). As pues, al reanudarse el dilogo. S- crates insiste sobre algunas afirmaciones hechas por Gor- gias. Ante la multitud el orador es ms persuasivo que el mdico y, por lo tanto, el que no sabe, ms que el que sa- be; tambin respecto a las dems artes, aun sin conocer- las, puede aparecer ms sabio que los que realmente sa- ben. Y respecto a lo justo y lo injusto? Es suficiente que pase por tener estos conocimientos, o es preciso que los tenga realmente? (459d). Gorgias admite lo segundo. S- crates concluye que quien conoce lo justo es justo y que el justo jams puede obrar injustamente. Por tanto, jc- mo es posible decir que no se debe acusar a la retrica, si un orador obra injustamente?

    En este momento empieza la intervencin de Polo (461-481). En su opinin, el error de Gorgias ha consisti- do en decir que el orador debe conocer lo justo. Manifies- ta Scrates que, a su entender, la retrica no es ms que

    una prctica y una rutina, del mismo modo que el arte cu- linaria; una y otra son formas de la adulacin que tratan de sustituir al conocimientci razonado de las verdaderas artes. Se produce una sutil cliscusin sobre si el que hace lo que quiere es poderoso, suponiendo que el poder es un bien para quien lo posee.

    A continuacin nos encontramos con uno de los temas ms importantes del dilogo: el mayor mal es cometer in- justicia (469b). Esta afirmacin resulta inadmisible para Polo, y a fin de probar su falsedad, cita el caso de Arque- lao, quien, a pesar de sus numerosos e infames crmenes, es feliz, puesto que reina en Macedonia. Pero -alega Scrates- la discusin exige pruebas, no testigos; pues el nico testigo vlido es el interlocutor. El injusto jams puede ser feliz, pues si recibe castigo ser muy desgra- ciado, y si no lo recibe lo ser an mas (472e). Cometer injusticia es ms feo que sul'rirla y, por tanto, ms perju- dicial. Puesto que la injusticia afecta al alma, es el mayor de los males y, en consecuencia, ser un bien librarse de ella por medio del castigo, nnientras que no sufrir ste es permanecer en la mayor desgracia (479a). Si lo mejor pa- ra el injusto es pagar su pena, cul es la utilidad de la retrica? En todo casopoclra servir para acusarnos a nosotros mismos y, as, quedar cuanto antes libres de la injusticia.

    Las conclusiones anteriores han sacado de quicio a Ca- licles, fiero defensor del derecho del ms fuerte. Asom- brado por las inslitas afirmaciones que acaba de or, s- lo puede suponer que Scrates ha hablado en broma. En su intervencin (481-523), C

  • suade la retrica? Segn Gorgias, sobre lo justo y lo in- justo ante los tribunales y las asambleas. Pero, en este ca- so, hay que distinguir entre ciencia y creencia; puede ha- ber una creencia falsa y otra verdadera, pero no sucede lo mismo con la ciencia. De qu persuasin es artfice la retrica, de la que da lugar a la creencia o a la ciencia? Es evidente -dice Gorgias- que slo de la que produce la creencia (454e), pero su poder es maravilloso. Son los oradores, no los expertos en la guerra, los que aconsejan en las asambleas cuando se trata de elegir generales, y lo mismo sucede respecto a otros tcnicos. Ms an, el ora- dor persuade a un enfermo con ms facilidad que el pro- pio mdico y, ante la multitud, hace prevalecer su opinin sobre la de cualquier otra persona. Ahora bien, si un ora- dor hace uso injusto del gran poder que le proporciona su arte, no se debe culpar de ello a la retrica ni a los maes- tros que la ensean.

    Gorgias trata de poner fin a la discusin con un ftil pretexto, pero ante el deseo de los oyentes se ve forzado a proseguir (458d). As pues, al reanudarse el dilogo. S- crates insiste sobre algunas afirmaciones hechas por Gor- gias. Ante la multitud el orador es ms persuasivo que el mdico y, por lo tanto, el que no sabe, ms que el que sa- be; tambin respecto a las dems artes, aun sin conocer- las, puede aparecer ms sabio que los que realmente sa- ben. Y respecto a lo justo y lo injusto? Es suficiente que pase por tener estos conocimientos, o es preciso que los tenga realmente? (459d). Gorgias admite lo segundo. S- crates concluye que quien conoce lo justo es justo y que el justo jams puede obrar injustamente. Por tanto, jc- mo es posible decir que no se debe acusar a la retrica, si un orador obra injustamente?

    En este momento empieza la intervencin de Polo (461-481). En su opinin, el error de Gorgias ha consisti- do en decir que el orador debe conocer lo justo. Manifies- ta Scrates que, a su entender, la retrica no es ms que

    una prctica y una rutina, del mismo modo que el arte cu- linaria; una y otra son formas de la adulacin que tratan de sustituir al conocimientci razonado de las verdaderas artes. Se produce una sutil cliscusin sobre si el que hace lo que quiere es poderoso, suponiendo que el poder es un bien para quien lo posee.

    A continuacin nos encontramos con uno de los temas ms importantes del dilogo: el mayor mal es cometer in- justicia (469b). Esta afirmacin resulta inadmisible para Polo, y a fin de probar su falsedad, cita el caso de Arque- lao, quien, a pesar de sus numerosos e infames crmenes, es feliz, puesto que reina en Macedonia. Pero -alega Scrates- la discusin exige pruebas, no testigos; pues el nico testigo vlido es el interlocutor. El injusto jams puede ser feliz, pues si recibe castigo ser muy desgra- ciado, y si no lo recibe lo ser an mas (472e). Cometer injusticia es ms feo que sul'rirla y, por tanto, ms perju- dicial. Puesto que la injusticia afecta al alma, es el mayor de los males y, en consecuencia, ser un bien librarse de ella por medio del castigo, nnientras que no sufrir ste es permanecer en la mayor desgracia (479a). Si lo mejor pa- ra el injusto es pagar su pena, cul es la utilidad de la retrica? En todo casopoclra servir para acusarnos a nosotros mismos y, as, quedar cuanto antes libres de la injusticia.

    Las conclusiones anteriores han sacado de quicio a Ca- licles, fiero defensor del derecho del ms fuerte. Asom- brado por las inslitas afirmaciones que acaba de or, s- lo puede suponer que Scrates ha hablado en broma. En su intervencin (481-523), C

  • despreciarlas y pisotearlas. En su opinin, Scrates po- dra comprenderlo fcilmente, si abandonara la filosofa, que, si bien es admisible para la juventud, resulta inclu- so nociva para un hombre maduro. Valindose de pasa- jes de los poetas, que le sirven al mismo tiempo para ha- cer gala de erudicin, zahiere y ridiculiza a Scrates con el pretexto de aconsejarle (486d).

    Al examinar lo expuesto por su interlocutor, Scrates cree necesario aclarar el sentido que da Calicles al con- cepto de .ms fuerte.. Responde que el hombre ms fuer- te es el capaz de alimentar las mayores y ms numerosas pasiones (491e). Dos bellas alegoras, de procedencia pi- tagrica, establecen una solucin de continuidad en la su- cesin de preguntas y respuestas, pero no convencen a Ca- licles de que la vida moderada es mejor que la disoluta. As pues, ante la persistencia de su interlocutor, Scra- tes entabla una discusin encaminada a demostrar que el placer y el bien no son la misma cosa, hasta llegar a la conclusin de que unos placeres son buenos y otros ma- los (499b).

    En opinin de Scrates, la cuestin que se debate es de mxima importancia; se trata de saber de qu modo hay que vivir. Se debe elegir la poltica, como aconseja Cali- cles, o la filosofa? Puede haber una oratoria poltica que tienda al bien de los ciudadanos; pero, segn Scrates, no ha existido en Atenas ms que la que trata de adularlos (503b). Intentaban los famosos polticos que nombra Ca- licles mejorar a los gobernados por ellos? Esta cuestin conduce a determinar previamente en qu consiste el bien del alma. Para Scrates, en el orden, la moderacin y la justicia; el castigo y la reprensin son, sin duda, mejores que el desenfreno que Calicles haba defendido.

    Al llegar aqu, Calicles, que ya antes haba intentado abandonar la discusin, se niega a continuarla. A peticin de Gorgias, que expresa el deseo de los dems oyentes, S& crates establece las conclusiones que se deducen de la con-

    versacin: el hombre moderado es justo, y el justo, feliz; por tanto, hay que huir del desenfreno y practicar la jus- ticia. Un hombre justo puede sufrir infinitos daos y ul- trajes, pero es mayor el perjuicio para quien se los causa (508e). Quiz el justo no pueda defenderse ante la injusti- cia, pero el injusto no puede librarse de ella ms que por el castigo de sus culpas. Los medios que colocan a un hom- bre en situacin de no padecer injusticia le conducen, sin embargo, casi fatalmente a cometerla, y esto, segn ha quedado demostrado, es el mayor de los males (51 la). Cuanto ms larga sea la vida del injusto, mayor es su des- gracia; en consecuencia, no se debe procurar conservar la vida a toda costa, sino vivir lo mejor posible. Scrates censura a Temstocles, Cimin, Milcades y Pericles. Aun- que fueron buenos servidores del pueblo, no buscaron si- no saciarle en sus apetitos, y no se ocuparon de moderar y reprimir sus pasiones, nica misin del buen ciudada- no (517~). Tan absurdo es que los polticos se quejen de ser tratados injustamente por sus gobernados, como que los sofistas, que aseguran ensear la virtud, digan que sus discpulos obran injustamente con ellos (519~). La verda- dera poltica, segn Scrates, es la que l ejercita; pero como no trata de agradar, sino de procurar el mayor bien a los ciudadanos, le sera nnuy difcil defenderse si su vi- da corriera peligro. Pero lai muerte se puede soportar f- cilmente, cuando no se ha dicho ni hecho nada injusto con- tra los dioses ni contra los hombres.

    Termina el dilogo con el bellsimo mito sobre el jui- cio de los muertos y el destino final de las almas '. Sin que el relato pierda unidad, se intercalan en l ideas que sirven para elevar a un plano tico sublime las conclusio- nes conseguidas. As, la opinin corriente, aplicada aqu a la vida ultraterrena, sobre los efectos del castigo. Slo

    4 Comparar este mito con los de otros dilogos de Platn (Fed. 107c y SS., Rep. 614b y SS.). Ct. C. C ~ a r h G U A L . Mitos, vrcijes, hroes, Madrid. 1981. pcigs. 45-61.

  • despreciarlas y pisotearlas. En su opinin, Scrates po- dra comprenderlo fcilmente, si abandonara la filosofa, que, si bien es admisible para la juventud, resulta inclu- so nociva para un hombre maduro. Valindose de pasa- jes de los poetas, que le sirven al mismo tiempo para ha- cer gala de erudicin, zahiere y ridiculiza a Scrates con el pretexto de aconsejarle (486d).

    Al examinar lo expuesto por su interlocutor, Scrates cree necesario aclarar el sentido que da Calicles al con- cepto de .ms fuerte.. Responde que el hombre ms fuer- te es el capaz de alimentar las mayores y ms numerosas pasiones (491e). Dos bellas alegoras, de procedencia pi- tagrica, establecen una solucin de continuidad en la su- cesin de preguntas y respuestas, pero no convencen a Ca- licles de que la vida moderada es mejor que la disoluta. As pues, ante la persistencia de su interlocutor, Scra- tes entabla una discusin encaminada a demostrar que el placer y el bien no son la misma cosa, hasta llegar a la conclusin de que unos placeres son buenos y otros ma- los (499b).

    En opinin de Scrates, la cuestin que se debate es de mxima importancia; se trata de saber de qu modo hay que vivir. Se debe elegir la poltica, como aconseja Cali- cles, o la filosofa? Puede haber una oratoria poltica que tienda al bien de los ciudadanos; pero, segn Scrates, no ha existido en Atenas ms que la que trata de adularlos (503b). Intentaban los famosos polticos que nombra Ca- licles mejorar a los gobernados por ellos? Esta cuestin conduce a determinar previamente en qu consiste el bien del alma. Para Scrates, en el orden, la moderacin y la justicia; el castigo y la reprensin son, sin duda, mejores que el desenfreno que Calicles haba defendido.

    Al llegar aqu, Calicles, que ya antes haba intentado abandonar la discusin, se niega a continuarla. A peticin de Gorgias, que expresa el deseo de los dems oyentes, S& crates establece las conclusiones que se deducen de la con-

    versacin: el hombre moderado es justo, y el justo, feliz; por tanto, hay que huir del desenfreno y practicar la jus- ticia. Un hombre justo puede sufrir infinitos daos y ul- trajes, pero es mayor el perjuicio para quien se los causa (508e). Quiz el justo no pueda defenderse ante la injusti- cia, pero el injusto no puede librarse de ella ms que por el castigo de sus culpas. Los medios que colocan a un hom- bre en situacin de no padecer injusticia le conducen, sin embargo, casi fatalmente a cometerla, y esto, segn ha quedado demostrado, es el mayor de los males (51 la). Cuanto ms larga sea la vida del injusto, mayor es su des- gracia; en consecuencia, no se debe procurar conservar la vida a toda costa, sino vivir lo mejor posible. Scrates censura a Temstocles, Cimin, Milcades y Pericles. Aun- que fueron buenos servidores del pueblo, no buscaron si- no saciarle en sus apetitos, y no se ocuparon de moderar y reprimir sus pasiones, nica misin del buen ciudada- no (517~). Tan absurdo es que los polticos se quejen de ser tratados injustamente por sus gobernados, como que los sofistas, que aseguran ensear la virtud, digan que sus discpulos obran injustamente con ellos (519~). La verda- dera poltica, segn Scrates, es la que l ejercita; pero como no trata de agradar, sino de procurar el mayor bien a los ciudadanos, le sera nnuy difcil defenderse si su vi- da corriera peligro. Pero lai muerte se puede soportar f- cilmente, cuando no se ha dicho ni hecho nada injusto con- tra los dioses ni contra los hombres.

    Termina el dilogo con el bellsimo mito sobre el jui- cio de los muertos y el destino final de las almas '. Sin que el relato pierda unidad, se intercalan en l ideas que sirven para elevar a un plano tico sublime las conclusio- nes conseguidas. As, la opinin corriente, aplicada aqu a la vida ultraterrena, sobre los efectos del castigo. Slo

    4 Comparar este mito con los de otros dilogos de Platn (Fed. 107c y SS., Rep. 614b y SS.). Ct. C. C ~ a r h G U A L . Mitos, vrcijes, hroes, Madrid. 1981. pcigs. 45-61.

  • GORGIAS

    es provechoso para los que han cometido delitos repara- bles; sirven en cambio, nicamente de ejemplo para los dems hombres los terribles sufrimientos de aquellos cu- yos delitos son irreparables; entre estos ltimos estar, sin duda, Arqueiao, a quien sus injusticias habran hecho feliz, segn Polo. Si bien es cierto que Scrates sera in- capaz de defenderse de una acusacin ante un tribunal, qu har Calicles ante el juez que ha de decidir su desti- no despus de la muerte? La conclusin final es que el me- jor gnero de vida consiste en vivir y morir practicando la justicia y todas las dems virtudes.

    NOTA SOBRE EL TEXTO

    Ante la evidencia de que el texto de J. BURNET, Platonis Opera, vol. 111, Oxford, 1903 (reimpresin 1963) es ms asequible al lector que la magni- fica edicin de E. R. Dooos. Plato. Gorgias. Oxford, 1959, hemos seguido el texto de Burnet dejando constancia de las variantes ms destacadas que no coinciden siempre con las propuestas por Dodds. S610 figuran las que. de algn modo. implican una distinta interpretacin del texto que puede influir en la traduccin.

    Lneas Edicin de Burnet Variantes preferidas &M' o6 ri roi5 rGv & M o v &pa S r i w qr iq nok 4 &ni blKa[q npbq hyov STL n h r v a3 &AA' 9 TOTO & @ ~ O L L K ~ n?bq i a rp r -

    K ~ V ' p B M w 81 6 8 ~ . Srr 8 ' ~ o p p o ~ LKT) npdq yupvaoTr- K ~ V , T&TO O + L O T L K ~

    CrQ h 6 y g l &nih*oG Irbvl ilapblnrou

    Lneas Lectura de Burnet T ~ ~ V E L TL

    & v p p w r 6 v TE ~ a r a y ~ h a v A g o r t P~Ariooq noW @oiv . ahC! Kal 6~ Y E E[O[V. l b n A ~ p o v ~ a Epnpwerv , [o ri Exov

    A q p ~ i q l Kva rkxvq TLC, ~ [ q TOLOTOV

    bvbpu rorov r r v a [ y ~ y o v 8 v a r l &K Exo h y o y s nGq ~ l n o . KAA. A M ' &&v. . .

    E I V ~ L OC>rq. E ( phvroi n o d p o p ~ v

    06 T@ 1 ~ 3 [ ~ h h i o r a l ol behror , fj @pEv dlq h' ahrjq r t q

    Variantes preferidas T ~ ~ V E L TLC

    d v a p p w r a i v TE KalEykAa ~ ( K o I < P ~ A r l o y nou e r v b r ~ a . Kal tiv yo E[O[V. ( O U V E ~ < ) ? nhspov LpnpoaOav. KAA. TL Exov hq-

    p c i ~ ; LQ. " l v a r&vq T L C . o[cr r ~ r o G r o v v-

    b p a T O ~ T ~ V TLV& ysyo.vF- va l ; KAA. &K Exo E y o y ~ nGq d n o . ZQ. 'AAA' &&v...

    NOTA SOBRE LA TRADUCCION

    Diferentes motivos han influido para que la traduccin que aqul pre- sento no sea idkntica a la que publiqu en el ao 1951. Es una alegra nada desdeable la de volver sobre un trabajo realizado hace ms de trein- ta aos. En primer lugar. he revisado el texto griego que publiqu en aque- lla edicin junto con la traduccin. Este trabajo realizado con tiempo y quiza con mayor gusto por los temas textuales que entonces, ha sido tal vez ms laborioso y agradable que efectivo a la hora de producir varia- ciones en la traduccin. Son otras las razones que me han movido a re- dactarla de nuevo. Treinta aos son quizh demasiados para que un texto escrito, sobre todo de una traduccin, no muestre aspectos poco actua- les. Si el propio autor encuentra en ese texto vocablos, expresiones e, in-

  • GORGIAS

    es provechoso para los que han cometido delitos repara- bles; sirven en cambio, nicamente de ejemplo para los dems hombres los terribles sufrimientos de aquellos cu- yos delitos son irreparables; entre estos ltimos estar, sin duda, Arqueiao, a quien sus injusticias habran hecho feliz, segn Polo. Si bien es cierto que Scrates sera in- capaz de defenderse de una acusacin ante un tribunal, qu har Calicles ante el juez que ha de decidir su desti- no despus de la muerte? La conclusin final es que el me- jor gnero de vida consiste en vivir y morir practicando la justicia y todas las dems virtudes.

    NOTA SOBRE EL TEXTO

    Ante la evidencia de que el texto de J. BURNET, Platonis Opera, vol. 111, Oxford, 1903 (reimpresin 1963) es ms asequible al lector que la magni- fica edicin de E. R. Dooos. Plato. Gorgias. Oxford, 1959, hemos seguido el texto de Burnet dejando constancia de las variantes ms destacadas que no coinciden siempre con las propuestas por Dodds. S610 figuran las que. de algn modo. implican una distinta interpretacin del texto que puede influir en la traduccin.

    Lneas Edicin de Burnet Variantes preferidas &M' o6 ri roi5 rGv & M o v &pa S r i w qr iq nok 4 &ni blKa[q npbq hyov STL n h r v a3 &AA' 9 TOTO & @ ~ O L L K ~ n?bq i a rp r -

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    Lneas Lectura de Burnet T ~ ~ V E L TL

    & v p p w r 6 v TE ~ a r a y ~ h a v A g o r t P~Ariooq noW @oiv . ahC! Kal 6~ Y E E[O[V. l b n A ~ p o v ~ a Epnpwerv , [o ri Exov

    A q p ~ i q l Kva rkxvq TLC, ~ [ q TOLOTOV

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    NOTA SOBRE LA TRADUCCION

    Diferentes motivos han influido para que la traduccin que aqul pre- sento no sea idkntica a la que publiqu en el ao 1951. Es una alegra nada desdeable la de volver sobre un trabajo realizado hace ms de trein- ta aos. En primer lugar. he revisado el texto griego que publiqu en aque- lla edicin junto con la traduccin. Este trabajo realizado con tiempo y quiza con mayor gusto por los temas textuales que entonces, ha sido tal vez ms laborioso y agradable que efectivo a la hora de producir varia- ciones en la traduccin. Son otras las razones que me han movido a re- dactarla de nuevo. Treinta aos son quizh demasiados para que un texto escrito, sobre todo de una traduccin, no muestre aspectos poco actua- les. Si el propio autor encuentra en ese texto vocablos, expresiones e, in-

  • cluso, relaciones sintcticas que no son ya las habituales en CI, el lector de hoy, con una dinbmica personal de la lengua rnbs gil y lgicamente menos tradicional, podra recibir la impresin de que no se le ofrece el uso de la lengua que l espera hallar en un libro recin publicado. Como tampoco es fPcil establecer los grados en los que parece conveniente in- tervenir y qu otros pueden mantener su anterior redacci6n. he llevado a cabo una revisin total. Esta revisin no ha impedido, sin embargo que queden inalterados muchos trozos de la versin anterior. He buscado slo que sta de 1983 est cerca de lo que considero el uso normal del caste- llano escrito de hoy.

    La bibliografia sobre el Gorgias es muy amplia para poderla citar aqu. Referencias bibliogrticas abundantes hasta entonces se hallan en mi edi- cion anterior: Plalon. Gorgias, trad. de JULIO CALONCE. Madrid. 1951. La edicin citada de Donos (Plato. Corgias, Oxford, 1959), pgs. 392 sigs., ofre- ce rico material. sobre todo en lo reterente al texto y traducciones. La Introduccin y las notas de dicha obra presentan un copioso y, diriamos, exhaustivo arsenal de citas, ensayos. estudios y todo tipo de referencias sobre este dialogo. Un conocimiento detallado de todo lo referente al Cor- gias no es posible sin el auxilio imprescindible del libro de Dodds. Un excelente estudio con abundante bibliografa en las notas es el de W. K. C. GUTHRIE, Historia de la filosofa griega. Vol. IV: Plafn. El hombre y sus dialogos:primera dpoca, Madrid. Gredos, 1990, pgs. 277-303. Aunque la bibliografia incluida en las obras citadhs 2s abundantisima, puede tam- bin consultarse: TEUENCE IRVIN, Palo, Gorgias, Oxford, 1979, pgs. 25 1-59. Es la traduccin mPs reciente al ingls, aconsejable por su tidelidad al texto griego; sus notas tienen intencin 'lilostica, no filolgica.

    GORGIAS

    CALICLES, s ~ C R A T E S , QUEREFONTE, GORCIAS, POLO '

    CALICLES. -As dicen que conviene llegar a la guerra 447a y al combate ', Scrates.

    1 Calicles nos es conocido slo a travs de este dilogo. Ni Platn lo nombra en otro dialogo ni tampoco lo cita ningn otro autor. Se ha supuesto que seria un personaje imaginado por Plat6n. Tan bien trazado est el tipo humano, que parece difcil pensar que no se trate de una per- sona real. Se le asigna un demo, lo que no seria necesario; se citan ami- gos suyos bien caracterizados. Desprecia a los sofistas (520a) y aparece con vocacin totalmente poltica. Es muy digna de tener en cuenta la opi- nin de E. R. DODDS (Plato. Gorgias. Oxford, 1959. pg. 13) de que puede tratarse de un joven valioso cuyas aspiraciones y, quizb, la vida se malo- graron en los aos proximos al fin de la guerra del Peloponeso. - Querefonte, del demo de Esfeto, era amigo y admirador de Scrates. al que acompaaba con frecuencia. Ipertenecia a los demcratas y se exilio durante el gobierno de los Treinta. Hizo la pregunta al orculo de Deltos de si habia alguien ms sabio que licrates (Apol. 21 a). En las Nubes. Aris- tfanes conjunta su nombre con cl de Scrates en el aPensatorio8. Mu- ri antes del proceso de S6crates. .- Gorgias de Leontinos. Aunque la tra- dicin lo incluye entre los sofistas, no deba de ser sa la opinin de Pta. tn, que lo considera maestro, si lben distinguida de retrica y orador. Si entonces se lo hubiera consideirado sofista no seran explicables las frases de Calicles en 520a. Alcanz gran longevidad, pues deba de ser unos diez anos mayor que Scrates y muri bastantes aos despus que el. Es un personaje muy interesante en muchos otros aspectos, pero, so- bre todo lo es por la influencia de su estilo en la retrica y en la prosa artstica. Su discpulo ms caracterizado fue Iscrates. Su primera es- tancia en Atenas fue en el ano 42'7. Probablemente muri en Tesalia. - Polo de Acragante es discipulo de: Gorgias. Se le conoce slo por el Gor- gias y por un pasaje del Fedro(267c). En 462b. Scrates dice haber ledo un libro suyo sobre retrica.

    2 Frase con que se recibia al que llegaba tarde a un espectculo in-

  • cluso, relaciones sintcticas que no son ya las habituales en CI, el lector de hoy, con una dinbmica personal de la lengua rnbs gil y lgicamente menos tradicional, podra recibir la impresin de que no se le ofrece el uso de la lengua que l espera hallar en un libro recin publicado. Como tampoco es fPcil establecer los grados en los que parece conveniente in- tervenir y qu otros pueden mantener su anterior redacci6n. he llevado a cabo una revisin total. Esta revisin no ha impedido, sin embargo que queden inalterados muchos trozos de la versin anterior. He buscado slo que sta de 1983 est cerca de lo que considero el uso normal del caste- llano escrito de hoy.

    La bibliografia sobre el Gorgias es muy amplia para poderla citar aqu. Referencias bibliogrticas abundantes hasta entonces se hallan en mi edi- cion anterior: Plalon. Gorgias, trad. de JULIO CALONCE. Madrid. 1951. La edicin citada de Donos (Plato. Corgias, Oxford, 1959), pgs. 392 sigs., ofre- ce rico material. sobre todo en lo reterente al texto y traducciones. La Introduccin y las notas de dicha obra presentan un copioso y, diriamos, exhaustivo arsenal de citas, ensayos. estudios y todo tipo de referencias sobre este dialogo. Un conocimiento detallado de todo lo referente al Cor- gias no es posible sin el auxilio imprescindible del libro de Dodds. Un excelente estudio con abundante bibliografa en las notas es el de W. K. C. GUTHRIE, Historia de la filosofa griega. Vol. IV: Plafn. El hombre y sus dialogos:primera dpoca, Madrid. Gredos, 1990, pgs. 277-303. Aunque la bibliografia incluida en las obras citadhs 2s abundantisima, puede tam- bin consultarse: TEUENCE IRVIN, Palo, Gorgias, Oxford, 1979, pgs. 25 1-59. Es la traduccin mPs reciente al ingls, aconsejable por su tidelidad al texto griego; sus notas tienen intencin 'lilostica, no filolgica.

    GORGIAS

    CALICLES, s ~ C R A T E S , QUEREFONTE, GORCIAS, POLO '

    CALICLES. -As dicen que conviene llegar a la guerra 447a y al combate ', Scrates.

    1 Calicles nos es conocido slo a travs de este dilogo. Ni Platn lo nombra en otro dialogo ni tampoco lo cita ningn otro autor. Se ha supuesto que seria un personaje imaginado por Plat6n. Tan bien trazado est el tipo humano, que parece difcil pensar que no se trate de una per- sona real. Se le asigna un demo, lo que no seria necesario; se citan ami- gos suyos bien caracterizados. Desprecia a los sofistas (520a) y aparece con vocacin totalmente poltica. Es muy digna de tener en cuenta la opi- nin de E. R. DODDS (Plato. Gorgias. Oxford, 1959. pg. 13) de que puede tratarse de un joven valioso cuyas aspiraciones y, quizb, la vida se malo- graron en los aos proximos al fin de la guerra del Peloponeso. - Querefonte, del demo de Esfeto, era amigo y admirador de Scrates. al que acompaaba con frecuencia. Ipertenecia a los demcratas y se exilio durante el gobierno de los Treinta. Hizo la pregunta al orculo de Deltos de si habia alguien ms sabio que licrates (Apol. 21 a). En las Nubes. Aris- tfanes conjunta su nombre con cl de Scrates en el aPensatorio8. Mu- ri antes del proceso de S6crates. .- Gorgias de Leontinos. Aunque la tra- dicin lo incluye entre los sofistas, no deba de ser sa la opinin de Pta. tn, que lo considera maestro, si lben distinguida de retrica y orador. Si entonces se lo hubiera consideirado sofista no seran explicables las frases de Calicles en 520a. Alcanz gran longevidad, pues deba de ser unos diez anos mayor que Scrates y muri bastantes aos despus que el. Es un personaje muy interesante en muchos otros aspectos, pero, so- bre todo lo es por la influencia de su estilo en la retrica y en la prosa artstica. Su discpulo ms caracterizado fue Iscrates. Su primera es- tancia en Atenas fue en el ano 42'7. Probablemente muri en Tesalia. - Polo de Acragante es discipulo de: Gorgias. Se le conoce slo por el Gor- gias y por un pasaje del Fedro(267c). En 462b. Scrates dice haber ledo un libro suyo sobre retrica.

    2 Frase con que se recibia al que llegaba tarde a un espectculo in-

  • S~CRATES. - Quiz nos hemos retrasado y, como suele decirse, hemos llegado despus de la fiesta?

    CAL. - Y por cierto despus de una magnfica fiesta, pues hace un momento Gorgias ha disertado ' magistral- mente sobre muchas y bellas cuestiones.

    Sbc. - Aqu tienes, Calicles, al responsable de nues- tro retraso, Querefonte, que nos ha obligado a detenernos en el gora.

    b QUEREFONTE. - NO importa, Scrates, pues yo lo reme- diar; Gorgias es amigo mo y repetir su exposicin ante nosotros, si te parece ahora o, si quieres, en otra ocasin.

    CAL. - Qu dices, Querefonte? i Desea Scrates or a Gorgias?

    QUER. - Precisamente para eso hemos venido. CAL. - Pues entonces venid a mi casa cuando queris;

    Gorgias se aloja en ella y disertar ante vosotros. S&. -Muy bien, Calicles; pero estara dispuesto Gor-

    c gias a dialogar con nosotros? Porque yo deseo preguntar- le cul es el poder de su arte y qu es lo que proclama y ensea. Que deje el resto de su exposicin para otra vez, como t dices.

    CAL. - Lo mejor es preguntarle a l mismo, Scrates, pues precisamente era ste uno de los puntos de su expo- sicin; nos invitaba ' ahora mismo a que cada uno de los que aqu estamos le preguntara lo que quisiera y asegu- raba que contestara a todo.

    Sbc. - Dices bien, Querefonte, pregntale. QUER. - Qu debo preguntarle?

    teresante o agradable, como lo es para Calicles la exposicin hecha por Corgias.

    J Con el verbo epideknysthai y el sustantivo epdeiksis, se expresan. frecuentemente. los alardes de elocuencia y erudicin de que hacan ga- la los sofistas y que tanto atraan a la juventud ateniense. Vanse Pro- tg. 310b y SS.. Hip. May. 282c.

    Parece que fue Corgias el que inici la costumbre. seguida por to- dos los sofistas, de m ~ r a su auditorio que le propusiera las ms dife- rentes cuestiones. C I C E R ~ N . De Finib. 11 1 .

    Sc. - Qu es. d QUER. - i Qu quieres decir? Sc. - Por ejemplo, si hiciera calzado respondera, sin

    duda, que es zapatero; no comprendes lo que digo? QUER. - Te comprendo y voy a interrogarle. Dime, Gor-

    gias, Les verdad lo que dice Calicles. que te ofreces volun- tariamente a contestar a 110 que se te pregunte?

    GORGIAS. - ES verdad, Ouerefonte; as lo he proclama- 448a do hace un momento y sostengo que durante muchos aos nadie me ha presentado una cuestin nueva para m.

    QUER. - Entonces responders con facilidad, Gorgias. GOR. - PFdes hacer una prueba de ello, Querefonte. POLO. - Por Zeus, Querefonte, si quieres haz la prue-

    ba conmigo. Me parece que Gorgias est fatigado porque, hace poco, ha tratado sobre muchas cosas.

    QUER. - Qu dices, Pollo? Crees que t contestas me- jor que Gorgias?

    POL. - Qu importa, rii respondo suficientemente a b tus preguntas?

    QUER. -NO importa nada, pero, ya que es tu deseo, contesta.

    POL. - Pregunta. QUER. - Gsta es mi pregunta. Si Gorgias fuera cono-

    cedor del mismo arte que su hermano Herdico ', qu nombre apropiado le daramos? No le daramos el mis- mo que a aqul?

    POL. - Sin duda. QUER. - As pues, nos expresaramos con propiedad

    llamndole mdico. POL. - S. QUER. - Y si fuera experto en el mismo arte en que lo

    es Aristofonte 6, hijo de Aglaofonte, o que el hermano de Respecto a la forma de la pregunta, cf. Protg. 31 le. No debe con-

    tundirse a este Herdico, hermano de Gorgias. con Herdico de Mgara o de Selimbria, del que habla Pliatn en Protdg. 316e y Fedro 227d.

    Aristofonte y Aglaofonte fueron pintores famosos. citados por Pli- nio el Viejo; el hermano de Arisiofonie fue el celebre Polignoto.

  • S~CRATES. - Quiz nos hemos retrasado y, como suele decirse, hemos llegado despus de la fiesta?

    CAL. - Y por cierto despus de una magnfica fiesta, pues hace un momento Gorgias ha disertado ' magistral- mente sobre muchas y bellas cuestiones.

    Sbc. - Aqu tienes, Calicles, al responsable de nues- tro retraso, Querefonte, que nos ha obligado a detenernos en el gora.

    b QUEREFONTE. - NO importa, Scrates, pues yo lo reme- diar; Gorgias es amigo mo y repetir su exposicin ante nosotros, si te parece ahora o, si quieres, en otra ocasin.

    CAL. - Qu dices, Querefonte? i Desea Scrates or a Gorgias?

    QUER. - Precisamente para eso hemos venido. CAL. - Pues entonces venid a mi casa cuando queris;

    Gorgias se aloja en ella y disertar ante vosotros. S&. -Muy bien, Calicles; pero estara dispuesto Gor-

    c gias a dialogar con nosotros? Porque yo deseo preguntar- le cul es el poder de su arte y qu es lo que proclama y ensea. Que deje el resto de su exposicin para otra vez, como t dices.

    CAL. - Lo mejor es preguntarle a l mismo, Scrates, pues precisamente era ste uno de los puntos de su expo- sicin; nos invitaba ' ahora mismo a que cada uno de los que aqu estamos le preguntara lo que quisiera y asegu- raba que contestara a todo.

    Sbc. - Dices bien, Querefonte, pregntale. QUER. - Qu debo preguntarle?

    teresante o agradable, como lo es para Calicles la exposicin hecha por Corgias.

    J Con el verbo epideknysthai y el sustantivo epdeiksis, se expresan. frecuentemente. los alardes de elocuencia y erudicin de que hacan ga- la los sofistas y que tanto atraan a la juventud ateniense. Vanse Pro- tg. 310b y SS.. Hip. May. 282c.

    Parece que fue Corgias el que inici la costumbre. seguida por to- dos los sofistas, de m ~ r a su auditorio que le propusiera las ms dife- rentes cuestiones. C I C E R ~ N . De Finib. 11 1 .

    Sc. - Qu es. d QUER. - i Qu quieres decir? Sc. - Por ejemplo, si hiciera calzado respondera, sin

    duda, que es zapatero; no comprendes lo que digo? QUER. - Te comprendo y voy a interrogarle. Dime, Gor-

    gias, Les verdad lo que dice Calicles. que te ofreces volun- tariamente a contestar a 110 que se te pregunte?

    GORGIAS. - ES verdad, Ouerefonte; as lo he proclama- 448a do hace un momento y sostengo que durante muchos aos nadie me ha presentado una cuestin nueva para m.

    QUER. - Entonces responders con facilidad, Gorgias. GOR. - PFdes hacer una prueba de ello, Querefonte. POLO. - Por Zeus, Querefonte, si quieres haz la prue-

    ba conmigo. Me parece que Gorgias est fatigado porque, hace poco, ha tratado sobre muchas cosas.

    QUER. - Qu dices, Pollo? Crees que t contestas me- jor que Gorgias?

    POL. - Qu importa, rii respondo suficientemente a b tus preguntas?

    QUER. -NO importa nada, pero, ya que es tu deseo, contesta.

    POL. - Pregunta. QUER. - Gsta es mi pregunta. Si Gorgias fuera cono-

    cedor del mismo arte que su hermano Herdico ', qu nombre apropiado le daramos? No le daramos el mis- mo que a aqul?

    POL. - Sin duda. QUER. - As pues, nos expresaramos con propiedad

    llamndole mdico. POL. - S. QUER. - Y si fuera experto en el mismo arte en que lo

    es Aristofonte 6, hijo de Aglaofonte, o que el hermano de Respecto a la forma de la pregunta, cf. Protg. 31 le. No debe con-

    tundirse a este Herdico, hermano de Gorgias. con Herdico de Mgara o de Selimbria, del que habla Pliatn en Protdg. 316e y Fedro 227d.

    Aristofonte y Aglaofonte fueron pintores famosos. citados por Pli- nio el Viejo; el hermano de Arisiofonie fue el celebre Polignoto.

  • Aristofonte, qu nombre le daramos para llamarle con propiedad?

    c POL. - ES evidente que pintor. QUER. - Pues, en este caso, de qu arte es conocedor

    y qu le llamaramos para expresarnos rectamente? POL. - Existen entre los hombres, Querefonte, mu-

    chas artes elaboradas hbilmente partiendo de la ex- periencia 7. En efecto, la experiencia hace que nuestra vida avance con arreglo a una norma; en cambio, la inex- periencia la conduce al azar. De entre estas artes unos ejer- cen unas y otros otras de modo distinto, y los mejores practican las ms elevadas. Entre estos ltimos se encuen- tra Gorgias, que cultiva la ms bella de las artes.

    d Sc. - Parece, Gorgias, que Polo est bien preparado para pronunciar discursos, pero no cumple lo que prome- ti a Querefonte.

    GOR. - Qu dices exactamente, Scrates? Sc. - Me parece que no contesta plenamente a lo que

    se le pregunta. GOR. - Pues interrgale t, si quieres. Sc. -No; me gustara ms preguntarte a ti, si ests

    dispuesto a contestar. Pues, por lo que ha dicho, es para m evidente que Polo se ha ejercitado ms en la llamada retrica que en dialogar.

    e POL. - i Por qu, Scrates? S&. - Porque al preguntarte Querefonte qu arte p r o

    fesa Gorgias, t alabas este arte como si alguien lo ataca- ra, pero no respondes cul es. .

    POL. -Pues no he contestado que era la ms bella? Sc. -Sin duda; pero no se te preguntaba cmo es el

    arte de Gorgias, sino cul es y qu se debe llamar a Gor- gias. Del mismo modo que antes respondiste con exacti-

    7 Segn los escolios. parece ser que esta frase est tomada de una obra de Polo, quiz la que se cita en 462c; pero es posible que Platn ha- ya imitado solamente su estilo ridiculizndolo. La traduccin no puede recoger la asociacin de elementos expresivos de la frase.

    tud y brevedad a los ejemplos que te propuso Querefon- te, dime tambin ahora cul es el arte de Gorgias y qu 4490 nombre debemos dar a ste. Pero, mejor an, Gorgias, dinos t mismo qu debeirnos llamarte, en razn de que eres hbil en qu arte.

    GOR. - En la retrica, Scrates. Sc. -As pues, hay que llamarte orador. COK. - Y buen orador, Scrates, si quieres llamarme

    lo que me ufano de ser8 , como deca Homero. Sc. - S quiero. GOR. - Pues llmame as. Sc. - Debemos decir tambin que eres capaz de ha- b

    cer oradores Y a otros? GOR. -Proclamo esto no slo aqu, sino tambin en

    otras partes. Sc. -Estaras dispuesto, Gorgias, a continuar dia-

    logando como ahora lo estamos haciendo, preguntando unas veces y respondiendlo otras, y a dejar para otra oca- sin esos largos discursos de los que Polo ha empezado a darnos una muestra? N:o dejes de cumplir lo que pro- metes y dispnte a contest,ar con brevedad a las preguntas.

    GOR. - Ciertamente, Scrates, algunas contestaciones requieren mayor amplitud; no obstante, intentar respon- der con la mxima breve~dad. Precisamente es sta tam- c bin una de las cosas que afirmo: que nadie sera capaz de decir las mismas c0sa.s en menos palabras que yo.

    Sc. - Eso es lo que lhace falta, Gorgias; hazme una demostracin de esto mismo, de la brevedad, y deja los largos discursos para otra vez.

    GOR. - As lo har y tendrs que decir que no has odo a nadie expresarse con mayor concisin.

    Sc. - Veamos. Puesto que dices que conoces el arte de la retrica y que podras hacer oradores a otros, dime d --

    u Vase Odisea 1 180. Y En griego rhdror significai a la vez orador y maestro de relbrica.

  • Aristofonte, qu nombre le daramos para llamarle con propiedad?

    c POL. - ES evidente que pintor. QUER. - Pues, en este caso, de qu arte es conocedor

    y qu le llamaramos para expresarnos rectamente? POL. - Existen entre los hombres, Querefonte, mu-

    chas artes elaboradas hbilmente partiendo de la ex- periencia 7. En efecto, la experiencia hace que nuestra vida avance con arreglo a una norma; en cambio, la inex- periencia la conduce al azar. De entre estas artes unos ejer- cen unas y otros otras de modo distinto, y los mejores practican las ms elevadas. Entre estos ltimos se encuen- tra Gorgias, que cultiva la ms bella de las artes.

    d Sc. - Parece, Gorgias, que Polo est bien preparado para pronunciar discursos, pero no cumple lo que prome- ti a Querefonte.

    GOR. - Qu dices exactamente, Scrates? Sc. - Me parece que no contesta plenamente a lo que

    se le pregunta. GOR. - Pues interrgale t, si quieres. Sc. -No; me gustara ms preguntarte a ti, si ests

    dispuesto a contestar. Pues, por lo que ha dicho, es para m evidente que Polo se ha ejercitado ms en la llamada retrica que en dialogar.

    e POL. - i Por qu, Scrates? S&. - Porque al preguntarte Querefonte qu arte p r o

    fesa Gorgias, t alabas este arte como si alguien lo ataca- ra, pero no respondes cul es. .

    POL. -Pues no he contestado que era la ms bella? Sc. -Sin duda; pero no se te preguntaba cmo es el

    arte de Gorgias, sino cul es y qu se debe llamar a Gor- gias. Del mismo modo que antes respondiste con exacti-

    7 Segn los escolios. parece ser que esta frase est tomada de una obra de Polo, quiz la que se cita en 462c; pero es posible que Platn ha- ya imitado solamente su estilo ridiculizndolo. La traduccin no puede recoger la asociacin de elementos expresivos de la frase.

    tud y brevedad a los ejemplos que te propuso Querefon- te, dime tambin ahora cul es el arte de Gorgias y qu 4490 nombre debemos dar a ste. Pero, mejor an, Gorgias, dinos t mismo qu debeirnos llamarte, en razn de que eres hbil en qu arte.

    GOR. - En la retrica, Scrates. Sc. -As pues, hay que llamarte orador. COK. - Y buen orador, Scrates, si quieres llamarme

    lo que me ufano de ser8 , como deca Homero. Sc. - S quiero. GOR. - Pues llmame as. Sc. - Debemos decir tambin que eres capaz de ha- b

    cer oradores Y a otros? GOR. -Proclamo esto no slo aqu, sino tambin en

    otras partes. Sc. -Estaras dispuesto, Gorgias, a continuar dia-

    logando como ahora lo estamos haciendo, preguntando unas veces y respondiendlo otras, y a dejar para otra oca- sin esos largos discursos de los que Polo ha empezado a darnos una muestra? N:o dejes de cumplir lo que pro- metes y dispnte a contest,ar con brevedad a las preguntas.

    GOR. - Ciertamente, Scrates, algunas contestaciones requieren mayor amplitud; no obstante, intentar respon- der con la mxima breve~dad. Precisamente es sta tam- c bin una de las cosas que afirmo: que nadie sera capaz de decir las mismas c0sa.s en menos palabras que yo.

    Sc. - Eso es lo que lhace falta, Gorgias; hazme una demostracin de esto mismo, de la brevedad, y deja los largos discursos para otra vez.

    GOR. - As lo har y tendrs que decir que no has odo a nadie expresarse con mayor concisin.

    Sc. - Veamos. Puesto que dices que conoces el arte de la retrica y que podras hacer oradores a otros, dime d --

    u Vase Odisea 1 180. Y En griego rhdror significai a la vez orador y maestro de relbrica.

  • de qu se ocupa la retrica. Por ejemplo, el arte de tejer se ocupa de la fabricacin de los vestidos; no es as?

    GOR. - S. Sc. - Y la msica de la composicin de melodas? GOR. - S. Sc. -Por Hera lo , Gorgias, que me admiran tus res-

    puestas, pues contestas con increble brevedad. COR. -Creo, en efecto, Scrates, que lo hago muy

    acertadamente. Sc. - Tienes razn. Veamos; contstame tambin as

    respecto a la retrica; jcul es el objeto de su conoci- miento?

    GOR. - LOS discursos. e Sc. -Qu discursos, Gorgias? Acaso los que indi-

    can a los enfermos con qu rgimen podran sanar? GOR. - NO. Sc. - Entonces la retrica no se refiere a todos los

    discursos. GOR. - Desde luego que no. Sc. - Pero, sin embargo, capacita a los hombres pa-

    ra hablar. GOR. - S. Sc. -Les capacita tambin para pensar sobre las

    cuestiones de las que hablan? GOR. - Pues cmo no?

    450a Sc. - i N o es verdad que la medicina, que acabamos de nombrar, hace a los hombres capaces de pensar y ha- blar sobre la curacin de los enfermos?

    GOR. - Necesariamente. Sc. -Luego tambin la medicina, segn parece, se

    ocupa de los discursos. GOR. - S.

    lo Parece que era una costumbre personal de Scrates jurar por He- ra; aunque habitual. este juramento era propio de mujeres. Es la diosa hija de Crono y esposa de Zeus.

    Sc. -Por lo menos de los que se refieren a las enfermedades.

    GOR. - Exactamente. Sc. -Y la gimnasia no se ocupa tambin de los dis-

    cursos que se refieren al buein o mal estado de los cuerpos? GOR. - Desde luego. Sc. - Y, por cierto, tambin las dems artes, Gorgias,

    estn en la misma situacin; cada una de ellas se ocupa b de los discursos que se refieren a su objeto.

    GOR. - ESO parece. Sc. -Por qu, entonc:es, no llamas retricas a las

    dems artes, ya que tambin se refieren a discursos, si Ila- mas retrica a la que se owpa de los discursos?

    GOR. - Porque se podra decir que todo el conocimien- to de las dems artes se refiere a operaciones manuales y a otras ocupaciones de esta clase; pero ninguna de es- tas obras manuales es propia de la retrica, sino que en ella toda la actividad y efica.cia se producen por medio de la palabra. Por esta causa yo estimo que el arte de la ret- c rica se refiere a los discursos, y tengo razn, segn afirmo.

    Sc. -No s si entiendlo bien qu cualidad quieres atribuirle. Pronto voy a saberlo con ms claridad. Conts- tame: existen artes, no es verdad?

    GOR. - S. Sc. -Entre todas las artes, segn mi opinin, hay

    unas en las que la actividad manual constituye la parte principal y necesitan poco de la palabra, algunas de ellas no la necesitan en absoluto, sino que podran llevar a ca- bo su funcin en silencio, como la pintura, la escultura y otras muchas. Me parece que dices que es con stas con d las que no tiene relacin la retrica. NO es as?

    GOR. - S, Scrates; lo comprendes muy bien. Sc. - Existen otras que ejercen toda su funcin por

    medio de la palabra y, por as decirlo, prescinden de la accin total o casi totalmente; por ejemplo, la aritmtica, el clculo, la geometra, las combinaciones en los juegos

  • de qu se ocupa la retrica. Por ejemplo, el arte de tejer se ocupa de la fabricacin de los vestidos; no es as?

    GOR. - S. Sc. - Y la msica de la composicin de melodas? GOR. - S. Sc. -Por Hera lo , Gorgias, que me admiran tus res-

    puestas, pues contestas con increble brevedad. COR. -Creo, en efecto, Scrates, que lo hago muy

    acertadamente. Sc. - Tienes razn. Veamos; contstame tambin as

    respecto a la retrica; jcul es el objeto de su conoci- miento?

    GOR. - LOS discursos. e Sc. -Qu discursos, Gorgias? Acaso los que indi-

    can a los enfermos con qu rgimen podran sanar? GOR. - NO. Sc. - Entonces la retrica no se refiere a todos los

    discursos. GOR. - Desde luego que no. Sc. - Pero, sin embargo, capacita a los hombres pa-

    ra hablar. GOR. - S. Sc. -Les capacita tambin para pensar sobre las

    cuestiones de las que hablan? GOR. - Pues cmo no?

    450a Sc. - i N o es verdad que la medicina, que acabamos de nombrar, hace a los hombres capaces de pensar y ha- blar sobre la curacin de los enfermos?

    GOR. - Necesariamente. Sc. -Luego tambin la medicina, segn parece, se

    ocupa de los discursos. GOR. - S.

    lo Parece que era una costumbre personal de Scrates jurar por He- ra; aunque habitual. este juramento era propio de mujeres. Es la diosa hija de Crono y esposa de Zeus.

    Sc. -Por lo menos de los que se refieren a las enfermedades.

    GOR. - Exactamente. Sc. -Y la gimnasia no se ocupa tambin de los dis-

    cursos que se refieren al buein o mal estado de los cuerpos? GOR. - Desde luego. Sc. - Y, por cierto, tambin las dems artes, Gorgias,

    estn en la misma situacin; cada una de ellas se ocupa b de los discursos que se refieren a su objeto.

    GOR. - ESO parece. Sc. -Por qu, entonc:es, no llamas retricas a las

    dems artes, ya que tambin se refieren a discursos, si Ila- mas retrica a la que se owpa de los discursos?

    GOR. - Porque se podra decir que todo el conocimien- to de las dems artes se refiere a operaciones manuales y a otras ocupaciones de esta clase; pero ninguna de es- tas obras manuales es propia de la retrica, sino que en ella toda la actividad y efica.cia se producen por medio de la palabra. Por esta causa yo estimo que el arte de la ret- c rica se refiere a los discursos, y tengo razn, segn afirmo.

    Sc. -No s si entiendlo bien qu cualidad quieres atribuirle. Pronto voy a saberlo con ms claridad. Conts- tame: existen artes, no es verdad?

    GOR. - S. Sc. -Entre todas las artes, segn mi opinin, hay

    unas en las que la actividad manual constituye la parte principal y necesitan poco de la palabra, algunas de ellas no la necesitan en absoluto, sino que podran llevar a ca- bo su funcin en silencio, como la pintura, la escultura y otras muchas. Me parece que dices que es con stas con d las que no tiene relacin la retrica. NO es as?

    GOR. - S, Scrates; lo comprendes muy bien. Sc. - Existen otras que ejercen toda su funcin por

    medio de la palabra y, por as decirlo, prescinden de la accin total o casi totalmente; por ejemplo, la aritmtica, el clculo, la geometra, las combinaciones en los juegos

  • de azar y otras muchas artes, en algunas de las cuales la palabra y la accin son casi iguales; pero en la mayora es la palabra la que predomina e, incluso, solamente por

    e medio de ella se lleva a cabo su realizacin y eficacia. Me parece que dices que una de stas es la retrica.

    GOR. - As es. Sc. - Sin embargo, no creo que quieras dar a ningu-

    na de ellas el nombre de retrica, si bien literalmente has dicho que la retrica es la que alcanza su eficacia por me- dio de la palabra, y se podra argir, si se quisiera sutili- zar, .Luego dices que la aritmtica es retrica, Gorgias?~ Pero yo no creo que t llames retrica ni a la aritmtica ni a la geometra.

    451a GOR. - Crees bien, Scrates, y comprendes exactamen- te mi pensamiento.

    S6c. - Ea, completa ahora tu respuesta a mi pre- gunta ' l . Puesto que la retrica es una de las artes que se sirven preferentemente de la palabra pero hay tambin otras en estas condiciones, procura decir sobre qu obje- to ejerce su eficacia la retrica por medio del lenguaje. Por ejemplo, si sobre alguna de las artes de que ahora ha- blaba, alguien me preguntara: aScrates, qu es la arit-

    b mt ica?~, le contestara, como t ahora, que es una de las artes que produce su eficacia por medio de la palabra. Si, continuando la pregunta, me dijera: .Sobre qu objeto?., le contestara que sobre lo par y lo impar y la cantidad de cada uno. Si nuevamente me preguntara: .Qu es el clculo?^, le dira que tambin es una de las artes que tie- nen toda su eficacia en la palabra, y si insistiera: .Sobre qu objeto?,, le respondera, como los que redactan las propuestas en la asamblea, que en cuanto a lo dems es

    c igual l 2 la aritmtica que el clculo, se refieren a lo mis-

    1 1 Vase 449d. l 2 Cuando en la asamblea se proceda a la lectura de una proposi-

    cin de ley o de un decreto, se citaba primero el nombre de su autor, la filiacin y el denio al que perteneca. Si despus se daba lectura a otra

    ,o, a 10 par y a lo impar; se diferencian solamente en que clculo examina las relaciones de cantidad de lo par y

    10 impar respecto a s mismos y a unos con otros. Y si se me interrogara por la astronoma y, al decir yo que tam- bin sta ejerce toda su eficacia por medio de la palabra, se me preguntara:uSobre qu objeto se aplica el lengua- je de la astronoma, Scra.tes?, dira que sobre el curso de los astros, del sol y de la luna y sobre la relacin de velocidades de unos con otros.

    GOR. - TU contestacin sera acertada, Scrates. Sc. - Pues dala t tambin, Gorgias. La retrica es d

    una de las artes que realkan toda su obra y son eficaces por medio de la palabra; l e s cierto?

    GOR. - As es. Sc. - Di sobre qu objeto; jcul es, entre todas las

    cosas, aquella de la que triatan estos discursos de que se sirve la retrica?

    GOR. - LOS ms importantes y excelentes de los asun- tos humanos.

    Soc. -Pero, Gorgias, tambin esa respuesta es discu- tible y carece an de precisin. Supongo que habrs odo e cantar en los banquetes ese escolio l3 en el que, al enume- rar los bienes humanos, se dice que lo mejor es tener sa- lud; lo segundo, ser hermoso, y lo tercero, como dice el poeta del escolio, adquirir riquezas sin fraude.

    GOR. -S, lo he odo; ]pero por qu lo citas ahora? Sc. - Porque si, por ejemplo, estuvieran delante de 452a

    t i los que profesan las artes que alab el autor del esco- lio: el mdico, el maestro de gimnasia y el banquero, y , en primer lugar, dijera el mdico: ~Scrates, Gorgias te engaa; no es su arte el que procura el mayor bien a los hombres, sino el mo*, y yo le preguntara: .Qu eres t, proposicin de la misma persona, para rvitar lo ~ - ~ p e l i c i n sr drcia sini- plemente: .lo demas conlorme a esto mismow ( iu nieti cilla kuru f a autu).

    l 3 El escolio era una cancin, generalmente de asunto moral. que se cantaba al final de los banquetes.

  • de azar y otras muchas artes, en algunas de las cuales la palabra y la accin son casi iguales; pero en la mayora es la palabra la que predomina e, incluso, solamente por

    e medio de ella se lleva a cabo su realizacin y eficacia. Me parece que dices que una de stas es la retrica.

    GOR. - As es. Sc. - Sin embargo, no creo que quieras dar a ningu-

    na de ellas el nombre de retrica, si bien literalmente has dicho que la retrica es la que alcanza su eficacia por me- dio de la palabra, y se podra argir, si se quisiera sutili- zar, .Luego dices que la aritmtica es retrica, Gorgias?~ Pero yo no creo que t llames retrica ni a la aritmtica ni a la geometra.

    451a GOR. - Crees bien, Scrates, y comprendes exactamen- te mi pensamiento.

    S6c. - Ea, completa ahora tu respuesta a mi pre- gunta ' l . Puesto que la retrica es una de las artes que se sirven preferentemente de la palabra pero hay tambin otras en estas condiciones, procura decir sobre qu obje- to ejerce su eficacia la retrica por medio del lenguaje. Por ejemplo, si sobre alguna de las artes de que ahora ha- blaba, alguien me preguntara: aScrates, qu es la arit-

    b mt ica?~, le contestara, como t ahora, que es una de las artes que produce su eficacia por medio de la palabra. Si, continuando la pregunta, me dijera: .Sobre qu objeto?., le contestara que sobre lo par y lo impar y la cantidad de cada uno. Si nuevamente me preguntara: .Qu es el clculo?^, le dira que tambin es una de las artes que tie- nen toda su eficacia en la palabra, y si insistiera: .Sobre qu objeto?,, le respondera, como los que redactan las propuestas en la asamblea, que en cuanto a lo dems es

    c igual l 2 la aritmtica que el clculo, se refieren a lo mis-

    1 1 Vase 449d. l 2 Cuando en la asamblea se proceda a la lectura de una proposi-

    cin de ley o de un decreto, se citaba primero el nombre de su autor, la filiacin y el denio al que perteneca. Si despus se daba lectura a otra

    ,o, a 10 par y a lo impar; se diferencian solamente en que clculo examina las relaciones de cantidad de lo par y

    10 impar respecto a s mismos y a unos con otros. Y si se me interrogara por la astronoma y, al decir yo que tam- bin sta ejerce toda su eficacia por medio de la palabra, se me preguntara:uSobre qu objeto se aplica el lengua- je de la astronoma, Scra.tes?, dira que sobre el curso de los astros, del sol y de la luna y sobre la relacin de velocidades de unos con otros.

    GOR. - TU contestacin sera acertada, Scrates. Sc. - Pues dala t tambin, Gorgias. La retrica es d

    una de las artes que realkan toda su obra y son eficaces por medio de la palabra; l e s cierto?

    GOR. - As es. Sc. - Di sobre qu objeto; jcul es, entre todas las

    cosas, aquella de la que triatan estos discursos de que se sirve la retrica?

    GOR. - LOS ms importantes y excelentes de los asun- tos humanos.

    Soc. -Pero, Gorgias, tambin esa respuesta es discu- tible y carece an de precisin. Supongo que habrs odo e cantar en los banquetes ese escolio l3 en el que, al enume- rar los bienes humanos, se dice que lo mejor es tener sa- lud; lo segundo, ser hermoso, y lo tercero, como dice el poeta del escolio, adquirir riquezas sin fraude.

    GOR. -S, lo he odo; ]pero por qu lo citas ahora? Sc. - Porque si, por ejemplo, estuvieran delante de 452a

    t i los que profesan las artes que alab el autor del esco- lio: el mdico, el maestro de gimnasia y el banquero, y , en primer lugar, dijera el mdico: ~Scrates, Gorgias te engaa; no es su arte el que procura el mayor bien a los hombres, sino el mo*, y yo le preguntara: .Qu eres t, proposicin de la misma persona, para rvitar lo ~ - ~ p e l i c i n sr drcia sini- plemente: .lo demas conlorme a esto mismow ( iu nieti cilla kuru f a autu).

    l 3 El escolio era una cancin, generalmente de asunto moral. que se cantaba al final de los banquetes.

  • GORGIAS 3 3

    para expresarte as, contestara probablemente que m- dico. Qu dices? El producto de tu arte es el mayor bien?), .Cmo no, Scrates?, dira quiz. (Hay algn bien

    b mayor para el hombre que la salud?, Si despus de ste, el maestro de gimnasia dijera: Tambin a m me causa- ra sorpresa, Scrates, que Gorgias pudiera demostrarte que su arte produce un bien mayor que el mo.; igualmen- te preguntara yo a ste: uiQu eres, amigo, y qu obra realizas?. maestro de gimnasia, dira, y mi obra consis- te en dar a los cuerpos fuerza y belleza., Despus del maes- tro de gimnasia, el banquero, con gran desprecio para to-

    c dos los dems, segn yo creo, dira: u Examina, Scrates, si encuentras en Gorgias o en cualquier otro un bien ma- yor que la riqueza., Le diramos: Es que t eres el artfi- ce de la riqueza?. Contestara afirmativamente.uQu e r e s ? ~ #Banquero.. .Crees que el mayor bien para los hombres es la riqueza? Cmo no?, respondera. Nos- otros le diramos: .Pues aqu tienes a Gorgias que afir- ma, contra lo que t dices, que su arte es causa de un bien mayor que el tuyo.,, Es evidente que despus de tal afir-

    d macin l preguntara: nQu bien es se? Que conteste Gorgiasn. Pues bien, Gorgias, piensa que ellos y yo te ha- cemos esta pregunta y contstanos: Cul es ese bien que, segn dices, es el mayor para los hombres y del que t eres artfice?

    GOR. - El que, en realidad, Scrates, es el mayor bien; y les procura la libertad y, a la vez permite a cada uno dominar a los dems en su propia ciudad.

    S6c. -Qu quieres decir? e GOR. -Ser capaz de persuadir, por medio de la pala-

    bra, a los jueces en el tribunal, a los consejeros en el Con- sejo, al pueblo en la Asamblea y en toda otra remin en que se trate de asuntos pblicos 1 4 . En efecto, en virtud

    1' Despus de muchas vacilaciones. Gorgias define la retrica como el arte de la persuasin; pero en sus palabras se manifiesta la tendencia de la pura utilidad para el orador y se deja ver que una oratoria com-

    de este poder, sern tus esclavos el mdico y el maestro de gimnasia, y en cuanto a ese banquero, se ver que no ha adquirido la riqueza para s mismo, sino para otro, pa- ra ti, que eres capaz de hablar y persuadir a la multitud.

    Sc. - Me parece, Gorgias, que ahora has expuesto ca- 453a si con exactitud lo que, seg,n t, es la retrica; y si te he entendido bien, dices que es artfice de la persuasin y que toda su actividad y el coronamiento de su obra acaban en esto. Puedes decir que su potencia se extiende a ms que a producir la persuasin en el nimo de los oyentes?

    GOR. - A nada ms, Scrates; me parece que la has de- finido suficientemente; ste es, en efecto, su objeto fundamental.

    S6c. - Escucha, pues, (Gorgias. Es preciso, sin duda, que sepas que si hay alguien que al dialogar quiera cono- b cer exactamente el objeto sobre el que se discute, yo es- toy persuadido de que soy uno de ellos. Creo que t tam- bin eres as.

    GOR. - Por qu lo dices, Scrates? S6c. - Voy a explicartelo. Debo advertirte que yo no

    s claramente cul es, en realidad, la persuasin que, se- gn t, produce la retrica, ni sobre qu objetos, aunque sospecho a qu persuasin .te refieres y sobre qu. No obs- tante, voy a preguntarte qu clase de persuasin produ- ce, a tu juicio, la retrica y sobre qu cosas. Por qu, su- c ponindolo, te interrogo en lugar de decirlo yo mismo? No es por ti, sino por nuestra conversacin, para que avan- ce de modo que nos aclare todo lo posible el objeto sobre el que discutimos. Examiria si te parece justo mi modo de interrogar; por ejemplo: si te hubiera preguntado qu pintor es Zeuxis l5 y me hubieras contestado que es pin-

    prendida de este modo est al margen de la justicia. Por un hhbil force- jeo dialctico. Scrates le lleva a decir que la persuasi6n que produce la retrica es. precisamente, sobre lo justo y lo injusto.

    ' 5 Zeuxis, pintor que gozo de gran celebridad. citado por numero- sos testimonios. Su periodo de actividad se coloca entre 435 y 390. 61. - 3

  • GORGIAS 3 3

    para expresarte as, contestara probablemente que m- dico. Qu dices? El producto de tu arte es el mayor bien?), .Cmo no, Scrates?, dira quiz. (Hay algn bien

    b mayor para el hombre que la salud?, Si despus de ste, el maestro de gimnasia dijera: Tambin a m me causa- ra sorpre