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1 NUEVAS TENDENCIAS EN CONTABILIDAD DE GESTIÓN EN CENTROS SANITARIOS: EL CUADRO DE MANDO INTEGRAL Oriol Amat Salas Universitat Pompeu Fabra Jordi de Falguera Universitat Pompeu Fabra Resumen Los centros sanitarios, están inmersos en un entorno de complejidad creciente por la imperiosa necesidad de mejora continua en eficacia, eficiencia y economía. Este marco exige innovaciones en todos los ámbitos de la gestión. Entre estos ámbitos destaca el de la contabilidad de gestión. El concepto de cuadro de mando, como instrumento de información y control de la gestión empresarial, existe desde hace décadas y su uso está bastante extendido en muchas organizaciones y también en los centros sanitarios. Sin embargo, los cuadros de mando tradicionales adolecen de integración, ya que los diversos indicadores no suelen estar relacionados entre sí. La mayoría de cuadros de mando convencionales están compuestos por una serie de indicadores en los que no están claras las relaciones que mantienen entre ellos. Además, normalmente se echa de menos un enfoque integrador que aporte una visión de la organización como conjunto. En este trabajo se describen las características principales del cuadro de mando integral y sus aportaciones para los centros sanitarios. A continuación, se exponen ejemplos basados en la implantación del cuadro de mando integral en varios centros sanitarios. Finalmente, se analiza el impacto favorable que esta herramienta ha producido en diversos hospitales. Palabras clave: indicadores, centros sanitarios, contabilidad de gestión, cuadro de mando integral

PROCESOS CONTABILIDAD SANITARIA

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NUEVAS TENDENCIAS EN CONTABILIDAD DE GESTIÓN EN CENTROS SANITARIOS: EL

CUADRO DE MANDO INTEGRAL

Oriol Amat Salas

Universitat Pompeu Fabra

Jordi de Falguera

Universitat Pompeu Fabra

Resumen

Los centros sanitarios, están inmersos en un entorno de complejidad creciente por la imperiosa necesidad

de mejora continua en eficacia, eficiencia y economía. Este marco exige innovaciones en todos los

ámbitos de la gestión. Entre estos ámbitos destaca el de la contabilidad de gestión.

El concepto de cuadro de mando, como instrumento de información y control de la gestión empresarial,

existe desde hace décadas y su uso está bastante extendido en muchas organizaciones y también en los

centros sanitarios. Sin embargo, los cuadros de mando tradicionales adolecen de integración, ya que los

diversos indicadores no suelen estar relacionados entre sí. La mayoría de cuadros de mando

convencionales están compuestos por una serie de indicadores en los que no están claras las relaciones

que mantienen entre ellos. Además, normalmente se echa de menos un enfoque integrador que aporte una

visión de la organización como conjunto.

En este trabajo se describen las características principales del cuadro de mando integral y sus aportaciones

para los centros sanitarios. A continuación, se exponen ejemplos basados en la implantación del cuadro de

mando integral en varios centros sanitarios. Finalmente, se analiza el impacto favorable que esta

herramienta ha producido en diversos hospitales.

Palabras clave: indicadores, centros sanitarios, contabilidad de gestión, cuadro de mando integral

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1. Introducción

Los centros sanitarios están inmersos en un entorno de complejidad creciente por la imperiosa necesidad

de mejora continua en eficacia, eficiencia y economía. Nunca había sido tan imprescindible conseguir

hacer más con mayores tensiones en relación con los recursos. Este marco exige innovaciones en todos

los ámbitos de la administración (Tonge y Callaghan, 1997). Entre estos ámbitos destaca el de la

contabilidad de gestión. Desde hace unos pocos años, suena con insistencia creciente una nueva

herramienta que puede revolucionar el control de la gestión de las organizaciones. Se trata del

denominado Cuadro de Mando Integral (del inglés, Balanced Scorecard), en adelante CMI, del que

aparecen las primeras formulaciones a principios de los noventa (Kaplan y Norton, 1992) y del que más

recientemente se ha expuesto el modelo completo con diversas aplicaciones a organizaciones privadas y

públicas de diversos sectores de la economía, incluyendo los centros sanitarios (Kaplan y Norton, 1997).

El concepto de cuadro de mando, como instrumento de información y control de la gestión empresarial,

existe desde hace décadas (Lauzel y Cibert, 1967) y su uso está bastante extendido en muchas

organizaciones, como demuestran estudios empíricos realizados para obtener evidencia de las prácticas

empresariales en materia de contabilidad de gestión (AECA, 1994). En el caso de los centros sanitarios, la

práctica totalidad de ellos dispone de sistemas de indicadores. Según Falguera (2002), 30 de los 31

hospitales que respondieron el cuestionario enviado a 99 centros sanitarios catalanes, han manifestado

que disponen de sistemas de indicadores y cuadros de mando para analizar la gestión. Sin embargo, los

cuadros de mando tradicionales adolecen de integración, ya que los diversos indicadores no suelen estar

relacionados entre sí. La mayoría de cuadros de mando convencionales están integrados por una serie de

indicadores en los que no están claras las relaciones que mantienen entre ellos. Además, normalmente se

echa de menos un enfoque integrador que aporte una visión de la empresa como conjunto. Esto reduce

enormemente su potencial desde el punto de vista de la información y el control de la gestión.

De todas formas, la intención de que un cuadro de mando adopte una perspectiva integradora existe desde

hace bastantes años. Como muestra puede mencionarse el excelente e innovador libro sobre esta materia

escrito hace más de dos décadas por el ingeniero Francisco Blanco (Blanco, 1976). Sin embargo, a pesar

de su vocación de instrumento integrador y de su clara utilidad, este tipo de propuesta sigue adoleciendo,

como las propuestas anteriores, de un modelo de relaciones entre los diversos indicadores que permitan

identificar las causas y los efectos que afectan a las factores-clave de éxito de una organización.

Dados estos precedentes, uno puede preguntarse hasta qué punto la propuesta de Kaplan y Norton no es

“más de lo mismo”. Como se intentará mostrar a lo largo de este trabajo, el CMI constituye un enfoque

realmente innovador que puede enriquecer el control de la gestión de cualquier tipo de organización, ya

sea pública o privada, y también de los centros sanitarios. Los principales objetivos de este trabajo son, en

primer lugar, apuntar algunas de las características principales del CMI y sus aportaciones. En segundo

lugar, se exponen ejemplos de aplicación práctica basados en la implantación del CMI en diversos

centros. Finalmente, se analiza el impacto favorable que esta herramienta ha producido en diversos

hospitales.

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2. Concepto y características del Cuadro de Mando Integral

El CMI mejora substancialmente el clásico cuadro de mando, ya que es algo más que un conjunto de

indicadores “deslavazados” que informan de la marcha de algunos aspectos de la empresa. De hecho, y

como se comprobará más adelante, el CMI está compuesto por indicadores que pretenden informar de

todos los factores clave de éxito de una organización. Además, en el CMI los indicadores han de estar

integrados entre sí a través de relaciones causa-efecto. Para ello, el proceso de formulación y revisión de

la estrategia debe estar íntimamente relacionado con el proceso de diseño y seguimiento del CMI (ver

figura 1). Durante la formulación de la estrategia debe definirse la misión (objetivos generales que la

organización desea alcanzar, tanto a corto como a largo plazo) y los planes de acción que permitirán

alcanzar dichos objetivos (Constantinides y Shank, 1994). Existe un elevado grado de escepticismo en

muchos gestores de organizaciones públicas sobre la posibilidad y oportunidad de formular este tipo de

propuestas en el sector público (Tonge, 1996), a pesar de que son muy comunes en países tales como los

países nórdicos, el Reino Unido, Estados Unidos o Canadá, por ejemplo.

Sin duda alguna, definir la misión puede aportar ventajas importantes para cualquier tipo de organización

(Coates, 1997):

- Unanimidad en el propósito.

- Coherencia en la utilización de recursos.

- Clima de la organización y motivación del personal.

- Visión a largo plazo.

- Orientación a las necesidades de los usuarios-clientes.

Los criterios a incluir en la misión suelen ser básicamente los siguientes:

- Productos y servicios ofrecidos.

- Definición de mercados y usuarios-clientes.

- Tecnología.

- Crecimiento.

- Filosofía de la organización.

- Responsabilidad social e imagen pública.

Como ejemplo de misión puede citarse la del Duke Children’s Hospital (Kaplan y Norton, 2000, pág.

169):

“Proporcionar a los pacientes y a las familias... la mejor y más compasiva atención posible, así como

alcanzar la excelencia en la comunicación”.

De acuerdo con AECA (1997) la estrategia puede definirse como el proceso por el cual una organización

busca obtener una posición competitiva ventajosa de larga duración. La estrategia sirve para formular los

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objetivos de la organización y los planes de acción para alcanzarlos. Por ejemplo, en el Hospital de

Zumárraga, los objetivos estratégicos que emanan del Plan Estratégico son el servicio al cliente, la

implicación del personal, la calidad total, el desarrollo empresarial y el desarrollo tecnológico.

Durante la realización del plan estratégico se identifican, con la participación de los principales

directivos, los factores-clave de éxito que son los elementos que la organización es capaz de controlar y

en los que ésta debe sobresalir para alcanzar los objetivos estratégicos. Como ejemplos de factores-clave

de éxito podrían citarse la capacidad de conseguir satisfacción de los usuarios, la capacidad para prestar

servicios de calidad, la capacidad para reducir los tiempos de espera o la capacidad para aprender.

A continuación, se definen los indicadores (monetarios y no monetarios) que pueden informar de la

evolución de los citados factores-clave. Estos indicadores integran el CMI. Una vez definido el CMI se

deberían fijar objetivos para cada indicador, sobre la base de la estrategia formulada.

Este proceso no tiene un final claramente definido ya que a medida que se obtiene información sobre las

desviaciones entre los objetivos presupuestados y la realidad de cada indicador se pueden poner en

marcha acciones correctivas que pueden afectar a cualquiera de las etapas descritas en la figura 1.

Entre las características más significativas del CMI cabe destacar las siguientes:

- Intenta adoptar una perspectiva global ya que equilibra los objetivos a corto plazo con los objetivos a

largo plazo, los indicadores monetarios con los no monetarios y los datos previsionales con los datos

históricos. Esta combinación contribuye a que el control de gestión adquiera una dimensión

estratégica (Smith, 1990).

- Los indicadores se construyen con la participación de los directivos, en primera instancia, y después

del máximo número posible de colaboradores, a partir de la estrategia de la organización. Por tanto,

el proceso de formulación del CMI es eminentemente participativo. No se debe olvidar que es normal

que las herramientas de control de gestión despierten muchos recelos en todas las capas de la

organización. Por ello, el proceso participativo puede aumentar la probabilidad de que el CMI sea

aceptado cuando entre en funcionamiento.

- Los indicadores se estructuran, en general, en torno a las cuatro perspectivas clave de una

organización: perspectiva de los usuarios, perspectiva de los resultados económico-financieros,

perspectiva de los procesos internos y perspectiva de los empleados. La segunda perspectiva suele

orientarse más al corto plazo, mientras que las otras tres tienen, en general, un horizonte más a largo

plazo. La relevancia de estas perspectivas depende lógicamente del tipo de organización, ya que no

es lo mismo una empresa lucrativa que un organismo público o que una organización no

gubernamental. En el caso de los centros sanitarios públicos, las cuatro perspectivas anteriores

podrían ser adaptadas para dar más relevancia a la perspectiva de los usuarios y menos peso a la

perspectiva de los resultados económico-financieros. Esta última perspectiva, en lugar de constituir el

fin último de la organización es más bien una restricción que hay que optimizar, para evitar

problemas de colapso por desequilibrios presupuestarios.

- A modo de síntesis genérica, el CMI se basa en la hipótesis de que si se actúa sobre la perspectiva de

los empleados, éstos serán el motor de la mejora de los procesos. Esta mejora redundará en un mejor

equilibrio presupuestario, lo que ha de repercutir en unos usuarios más satisfechos (ver figura 2).

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Figura 1. Relación entre el proceso de formulación y revisión de la estrategia y el proceso de diseñoy seguimiento del CMI.

Figura 2. Las cuatro perspectivas del CMI en un centro sanitario

Formulación de la estrategia:- Misión (objetivos generales a conseguir).- Planes de acción para alcanzar los objetivos

Identificación de factores-clave de éxito de laorganización

Selección de indicadores

Formulación del Cuadro de Mando Integral

Determinación de objetivos para los indicadores y de lapolítica de incentivos en función del nivel de

consecución de dichos objetivos

Comparación entre presupuesto y realidad de cadaindicador y toma de decisiones en base a las

desviaciones

Satisfacción usuarios y sociedad

Resultados económico-financieros

Mejora de procesos

Mejora en los empleados

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En el caso de un centro sanitario privado y con ánimo de lucro, podría darse más importancia a los

resultados económico-financieros que podrían constituir el vértice de las diferentes perspectivas.

Para cada perspectiva no sólo se han de identificar los factores-clave de éxito, y los indicadores

correspondientes, sino también las relaciones causa-efecto entre los distintos factores-clave de éxito que

explican cómo conseguir mejores resultados. Por tanto, no se trata de ubicar indicadores de cualquier

manera, sino que se pretende que todos los indicadores estén relacionados entre sí. De esta forma, no sólo

se obtiene información sobre lo qué está pasando sino también del porqué de lo que está sucediendo. En

definitiva, se pretende que el mapa de indicadores interrelacionados ponga de manifiesto el modelo de

organización que sigue la institución.

3. Aportaciones del Cuadro de Mando Integral

Entre las principales aportaciones del CMI, cabe destacar las siguientes:

a) El CMI traduce la estrategia y los objetivos de una organización en un conjunto de factores clave de

éxito e indicadores que informan de la consecución de los objetivos y de las causas que provocan los

resultados obtenidos.

b)También es muy útil para comunicar la misión a toda la organización. Es decir, ayuda a pasar de las

grandes declaraciones de intenciones al trabajo diario de cualquiera de los colaboradores de una

organización. Muchas veces los empleados, aunque conozcan la misión de la organización, no saben

cómo aplicarla a su trabajo diario (Newing, 1994). Por tanto, hay que comunicarla a toda la organización

y para alcanzar este objetivo el CMI puede ser de gran ayuda. De acuerdo con Kershaw (2001), el CMI es

un medio para vincular los objetivos estratégicos con las actividades del día a día de cada empleado. Es

necesario comunicar y convencer de la estrategia definida. Para conseguirlo el CMI utiliza tres elementos:

- comunicación de abajo-arriba y de arriba-abajo,

- fijación de objetivos y,

- vinculación de los objetivos con los incentivos.

c) También sirve para que los objetivos de cada empleado sean coherentes con los de la propia

organización. En este sentido, el CMI ayuda a alinear los objetivos de cada empleado con los de la

organización. Esta aportación va ligada al establecimiento de una política de incentivos que sea coherente

con los objetivos y la cultura de la organización, así como con el perfil de los empleados.

d) El CMI también es algo más que un sistema de información y control, ya que además es un sistema de

comunicación, de motivación y de formación. Para ilustrarlo, se podría hacer un símil entre el cuadro de

mando clásico y el CMI. El primero sería como el tablero de control de un piloto de avión. En cambio, el

CMI sería como un simulador de vuelo. El tablero de control sirve para aportar información y controlar la

marcha del avión. En cambio, el simulador ayuda a desarrollar muchas más funciones (identificar las

relaciones causa-efecto entre los diferentes indicadores, aprendizaje sobre el funcionamiento del avión,

etc.).

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e) La relación con el proceso de planificación se presenta asimismo como un elemento fundamental en

relación con el control de gestión (Smith, 1997). En este sentido, el uso del CMI obliga a integrar el

proceso de planificación, e inclusive de presupuestación, con la estrategia planificada.

f) Al identificar los factores-clave de éxito de la organización, el CMI puede ser de gran ayuda para

favorecer la reingeniería y la mejora continuas. En este sentido, el control de las relaciones entre los

indicadores que miden los factores-clave de éxito permite identificar oportunidades de mejora.

g) El CMI contribuye a la revisión permanente de la estrategia. Las estrategias que eran válidas cuando

fueron diseñadas pueden perder su valor ya que la realidad cambia. No es suficiente con revisar los

presupuestos, dado que éstos sólo dan información sobre una parte de la realidad y no proporcionan

aprendizaje estratégico. Una estrategia intenta intervenir en el conjunto de relaciones de causa-efecto

entre los factores-clave e indicadores de una empresa y a través del aprendizaje estratégico se puede

conseguir lo siguiente:

- recoger el feedback,

- revisar las hipótesis básicas de la estrategia,

- hacer los ajustes necesarios y ,

- redefinir la estrategia.

En definitiva, tal y como se desprende de las aportaciones anteriores, el CMI además de informar,

contribuye a formular la estrategia, comunicarla, alinear objetivos de organización y empleados, motivar

y formar a todos los colaboradores, mejorar continuamente y rediseñar la estrategia.

4. Algunas aplicaciones del CMI en centros sanitarios

Para clarificar lo expuesto, seguidamente se acompañan ejemplos basados en la implantación del CMI en

diversos centros sanitarios. En estos ejemplos se pueden comprobar las características siguientes:

- Se vinculan factores-clave de éxito de las cuatro perspectivas: usuarios, finanzas, procesos internos y

empleados (Montague y Fairweather, 2001).

- Los factores-clave de éxito están relacionados entre sí a través de relaciones causa-efecto. Ya que,

por ejemplo:

- Si los empleados están motivados y formados, los procesos internos funcionarán mejor. De

hecho, la formación y la motivación son la base del rediseño de procesos (Champy y Hammer,

1993). En algunos hospitales, la perspectiva de los empleados ha sido sustituida por la de

“aprendizaje y crecimiento” o bien “investigación, educación y enseñanza”.

- Si los procesos internos funcionan mejor, los plazos de espera se reducen y la calidad del

servicio es excelente se conseguirá mayor financiación por parte de otras instituciones, lo que

redundará en mejores edificios, instalaciones y equipos médicos.

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- Simultáneamente, si se optimizan las perspectivas anteriores, los usuarios estarán más

satisfechos, tanto con los servicios asistenciales como con la alimentación y el alojamiento, y

mejorará la calidad de vida de la población (Lin, 2002).

- Entre los factores-clave de éxito propuestos se incluyen algunos que están relacionados con los

principales objetivos de la unidad, como la satisfacción de los usuarios, por ejemplo, y otros que

alcanzan a los niveles más elementales de la organización, como por ejemplo la motivación de los

empleados.

En el caso del St. Elsewhere Hospital1 los principales factores-clave de éxito son los siguientes (ver figura

3).

Perspectiva Factor clave de éxito

Usuarios-Sociedad Satisfacción de los usuarios

Fidelidad de los usuarios

Económico-financiera Obtención de recursos para mejora de las instalaciones

Resultado económico

Procesos internos Tasa de reingresos

Listas de espera

Recursos humanos Satisfacción de los empleados

Horas de formación de los empleados

Figura 3. Principales factores clave de éxito del St. Elsewhere Hospital

Un CMI debe ser claro y sencillo -pensando en el usuario- y debe utilizar un número limitado de

indicadores -sólo los más adecuados (Carenys y Falguera, 1997). Se recomienda unos 20 a 25

indicadores para que no haya un exceso de datos y dificulte la utilización y comprensión del CMI. Para

ello, los indicadores han de seleccionarse intentando que tengan una serie de características (AECA,

1998): ser adecuados al objeto de medición, que los objetivos no den lugar a interpretaciones

heterogéneas, que tengan un coste de obtención aceptable, que sean estratégicos y que sean sensibles

identificando variaciones pequeñas.

Los indicadores que pueden utilizarse para informar de cada perspectiva pueden ser de tipo cualitativo

(encuestas al personal o a usuarios, por ejemplo) y de tipo cuantitativo. Estos últimos pueden ser

monetarios (como el dinero invertido en formación o los relacionados con costes de calidad para la

mejora de los procesos, por ejemplo) o no monetarios (como el número de sugerencias por empleado o el

porcentaje de procesos rediseñados o el número de días que dura el proceso de prestación de un

determinado servicio (Waldron y Galloway, 1988)., por ejemplo).

Para el caso del Hudson River Psichiatric Center de Nueva York (Dunham, 2001) los indicadores para

cada perspectiva son los siguientes (véase figura 4).

1 Se trata de un hospital general católico con 450 camas que atiende a una población de300.000 personas en USA.

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Perspectiva Factores-clave de éxito Indicadores

Usuarios-Sociedad Satisfacción de usuarios de

hospitalización

Encuestas

Satisfacción de usuarios de

ambulatorios

Encuestas

Satisfación de familiares Encuestas

Satisfacción del personal con las

instalaciones

Encuestas

Perspectiva Factores-clave de éxito Indicadores

Económico-financiera Control de costes por estancia Costes por estancia

Control de costes por servicio Costes por servicio

Finalización de edificios nuevos % de finalización de edificios

nuevos

Perspectiva Factores-clave de éxito Indicadores

Procesos internos Aumentar ocupación Indice de ocupación

Calidad de servicio en servicios de

hospitalización

% de realización en relación a

estándares (tasas de infecciones,

reingresos,...)

Revisiones de la pertinencia clínica

en los registros de pacientes de

servicios de hospitalización

% de realización en relación a

estándares

Calidad de servicio en asistencia

ambulatoria

% de realización en relación a

estándares

Reducción de tiempo de listas de

espera

Días de espera

Reducción de estancia media Días estancia

Internos que hacen formación % de internos que hacen formación

Reducción de accidentes Número de accidentes

Perspectiva Factores-clave de éxito Indicadores

Innovación y aprendizaje Desarrollo de competencias y

habilidades estratégicas

Número de horas de formación

Formación en nuevas tecnologías % de empleados formados en nuevas

tecnologías

Mejoras percibidas por usuarios en

asistencia hospitalaria y ambulatoria

Encuestas

Figura 4. Perspectivas, factores-clave de éxito e indicadores del Hudson River Psychiatric Center

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El CMI del Hospital Montefiori de la Facultad de Medicina Albert Einstein de Nueva York tiene

indicadores similares a los anteriores y añade algunos como quejas, felicitaciones de usuarios, duración

media de los equipos médicos y ocupación de las camas (Kaplan y Norton, 2000).

En el Hospital de Zumárraga, también se usan indicadores que van en la misma línea. Otros indicadores a

destacar serían el de facturación a a terceros (perspectiva financiera), el de número de complicaciones

(procesos) y el de opinión del usuario acerca de si volvería al centro si pudiera elegir (usuarios).

Es importante que los indicadores sean calculados de forma objetiva y auditable. De esta forma se evitan

manipulaciones interesadas. Para ello, se necesita redactar y aprobar un manual en el que estén definidos

todos los indicadores, las fórmulas de cálculo, los responsables de suministrar los datos y los responsables

de calcularlos.

Una vez definidos los indicadores, se deberán formular objetivos concretos para cada uno de ellos y

proponer una política de incentivos ligada a la consecución de los mismos, tema que se trata en el

epígrafe siguiente. Sin duda, para que el CMI constituya un instrumento de motivación, ha de ir

acompañado de una política de incentivos en relación con los objetivos marcados para los indicadores

seleccionados.

El ejemplo desarrollado sirve para el control de la gestión global del hospital. Un proceso parecido es el

que podría seguirse con el resto de centros de responsabilidad (centros no asistenciales y centros

asistenciales). De hecho, los cuadros de mando a nivel de los diferentes centros asistenciales y no

asistenciales se consolidarían para elaborar los cuadros de mando integrales de los niveles siguientes del

centro sanitario y, finalmente, éstos se consolidarían en el cuadro de mando integral del conjunto del

centro sanitario. Estas relaciones se acompañan en la figura 5.

Patronato o Consejo de administración

Director general

Director médico Director de administración Otros directores

Servicio 1 Servicio 2 ... Servicio n Sección 1 Sección 2 ... Sección n

Figura 5. Consolidación de los CMI en los distintos niveles del centro sanitario

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5. La problemática de los incentivos: el caso de los centros sanitarios públicos

La cultura predominante en el sector público de la mayoría de países es poco propensa a la evaluación y

al reconocimiento del trabajo bien hecho, por lo que la puesta en práctica de una política de incentivos

cuenta con serias dificultades. Sin duda, la cultura del funcionariado, la rigidez de los mecanismos de

retribución y las dificultades presupuestarias no ayudan en este sentido. Sin embargo, sin una política de

incentivos es difícil que la implantación de un CMI contribuya a que la organización ponga en marcha

una dinámica de mejora continua y alcance sus objetivos. Por ello, y a pesar de las limitaciones

anteriores, en la Administración Pública se hace imprescindible introducir algún tipo de incentivo

(García, 1996).

Algunas alternativas que tienen un impacto reducido en el presupuesto podrían ser:

-Incentivos no monetarios:

No hay que minusvalorar el efecto que tiene el agradecimiento y/o la felicitación por el trabajo bien hecho

de un trabajador o de un grupo de trabajadores. A parte de este tipo de incentivo, en algunas

organizaciones se están haciendo pruebas con el llamado “salario virtual” que consiste en permitir que los

trabajadores que más han contribuido a la consecución de objetivos se beneficien de unos días adicionales

de vacaciones en momentos del año en el que la menor actividad hace que no sea necesario sustituirlos

por otros trabajadores. De esta forma, el incentivo es compatible con el problema de la restricción

presupuestaria. Otro incentivo similar es el denominado “salario emocional” que se refiere al impacto

positivo que puede tener en el empleado el trabajar en un ambiente agradable y sin tensiones.

-Incentivos monetarios:

Normalmente, los incentivos monetarios suelen repercutir en la economía particular de los mejores

colaboradores. Sin embargo, en el caso de que el presupuesto de la institución permita el reparto de

incentivos económicos adicionales, suele haber poco interés por parte de los sindicatos en la puesta en

marcha de incentivos que premian el mejor desempeño de una parte del personal. Este desinterés puede

provocar situaciones conflictivas

Dadas las dificultades reseñadas en dar incentivos monetarios directamente a los trabajadores, en algunas

organizaciones se han puesto en marcha mecanismos de reparto que pueden beneficiar a los

departamentos más eficientes en detrimento de los departamentos que menos contribuyen a los objetivos

de la organización.

Como ejemplo, en este caso correspondiente a una universidad pública2, el reparto del presupuesto de

gastos entre los departamentos y facultades intenta ir en esa dirección.

Hasta la puesta en marcha del nuevo sistema de reparto, los criterios que contaban era el número de

alumnos y de profesores que tenía cada facultad y cada departamento. El nuevo sistema de reparto intenta

premiar a las facultades y departamentos que más han contribuido en el periodo precedente a los objetivos

2 Se trata de la Universidad Pompeu Fabra. Su cuadro de mando integral puede verse enwww.upf.es

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de la organización. Para ello, en la fórmula de reparto de los fondos se han seleccionado cinco

indicadores, que forman parte del CMI, que son los siguientes:

→ Fracaso escolar: porcentaje de estudiantes de primer curso que son expulsados de la carrera como

consecuencia de no haber superado el número mínimo de créditos necesarios.

→ Internacionalización: porcentaje de los graduados que han cursado parte de los estudios en

universidades extranjeras en el marco de programas de intercambio entre universidades.

→ Calidad de la docencia: resultados de las encuestas de satisfacción cumplimentadas por los

estudiantes.

→ Inserción laboral: porcentaje de graduados que trabaja al finalizar los estudios.

→ Publicaciones del profesorado: número de artículos publicados por los profesores en revistas con

proceso de revisión anónima .

En base a los indicadores anteriores, se puede elaborar una clasificación de los distintos departamentos y

facultades. Esta clasificación puede servir para primar a las unidades con mejores resultados en

detrimento de las unidades que obtengan unos resultados peores en estos indicadores.

En la universidad en la que se ha implantado este sistema, no se ha producido un gasto mayor, ya que el

importe total no varía, tan sólo varía la parte que cada departamento y facultad obtiene del importe total.

Dado que el nuevo sistema de reparto podía generar resultados muy diferentes al sistema anterior, la

clasificación según los indicadores sólo se utiliza para aumentar o disminuir la cantidad asignada dentro

de un rango de más o menos el 10% en relación al presupuesto real asignado el año anterior. Por tanto, lo

que unas unidades reciben de más se obtiene de las cantidades que otras unidades reciben de menos.

Con este tipo de incentivos se pretende que los directores de departamento, los decanos de las facultades

y los directores de centros de investigación pongan en marcha mecanismos que permitan que los

profesores y personal de administración y servicios se alineen más con los objetivos de la organización.

El sistema expuesto tiene grandes ventajas, y seguramente puede generar inconvenientes a medida que el

paso del tiempo permita una valoración exhaustiva. Sin embargo, lo que parece seguro es que sin un

sistema de incentivos un cuadro de mando tendrá dificultades para que sea tomado en serio por los

colaboradores.

6. Consecuencias de la implantación del CMI

Antes de finalizar, es oportuno hacer un breve balance de algunas implantaciones realizadas de CMI.

En primer lugar, hay que señalar que en algunos países como Estados Unidos, Canadá, Suecia y

Dinamarca, la implantación de CMI en centros sanitarios está muy extendida. En el caso de España,

también hay ejemplos de aplicación tanto en el sector privado (Sanitas,...) como en el sector público

(Corporació Parc Taulí,...).

En el caso de los centros sanitarios públicos es frecuente la problemática común a los organismos

públicos de “la inexistencia de objetivos de carácter económico y la existencia de multitud de objetivos,

todos ellos mal definidos y mal comunicados a los miembros de la organización. Por otro lado, suele

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haber una falta de consenso a la hora de definir las medidas adecuadas para cada objetivo” (García, 1996,

pág.55). Si a ello se le añaden las presiones políticas, las rigideces de la estructura de personal y de la

gestión financiera (AECA, 1998), se hace mucho más imprescindible que en un centro sanitario privado

la existencia de premisas como las siguientes:

-Implicación institucional y personal en el proyecto de las personas que ocupan los puestos máximos a

nivel político y técnico.

-Liderazgo por parte del responsable de la puesta en marcha y seguimiento del proyecto.

-Comunicación a todos los niveles de los datos que se generen, en la medida que no exista

confidencialidad en los mismos.

-Comparación con datos de centros sanitarios entidades similares, para identificar mejoras potenciales.

-Amplia difusión de los logros que se alcancen como consecuencia de la implantación del CMI.

Los centros sanitarios que han implantado CMI suelen manifestar que la contribución de la herramienta

está generando resultados positivos tangibles. Por ejemplo, en el Hudson River Psychiatric Center se

produjeron mejoras medias del 10% en el conjunto de los indicadores del CMI a los seis meses de la

puesta en marcha y la mejora continua no dejo de avanzar en los años posteriores (Wolfersteig y Dunham,

2002). Estos mismos autores señalan que uno de los inconvenientes que suelen tener las implantaciones

iniciales de CMI es el exceso de indicadores, sobretodo en lo referente a la satisfacción de los usuarios.

También señalan que algunos indicadores se calculan poco frecuentemente. Pero independientemente de

los resultados favorables en los indicadores, las experiencias contrastadas indican que el CMI contribuye

enormemente a integrar y dar coherencia a la toma de decisiones (Gordon, Chapman y Marafioti, 2002).

Otra experiencia práctica ilustrativa es la del Duke Children’s Hospital de la Universidad de Duke en

Durham Carolina del Norte (Kaplan y Norton, 2000). En los dos años anteriores a la implantación del

CMI, el hospital generaba grandes pérdidas, la estancia media no dejaba de aumentar y el personal estaba

muy descontento. De acuerdo con Meliones (1999), este hospital tenía diversas cuestiones candentes:

-No había un proyecto común para el personal médico, la dirección y el personal administrativo.

-La comunicación y la coordinación con el personal médico era muy deficiente.

-el hospital tenía grandes dificultades para conseguir coherencia en aspectos como la calidad asistencial,

la satisfacción de los usuarios y del personal, la formación y los objetivos financieros.

Dos años después de la puesta en marcha del proyecto CMI se produjeron mejoras muy significativas (ver

figura 6).

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Antes Después % mejora

Perspectiva de usuarios

Satisfacción de familiares 4,3 4,7 +11%

Usuarios que recomendarían el hospital 4,3 4,7 +11%

Usuarios que se sienten bien informados 47% 94% 100%

Perspectiva financiera

Beneficio de explotación (millones dólares) –50 +10

Coste por caso (dólares) 14.889 11.146 -25%

Perspectiva de procesos

Estancia media 8 días 6 días -25%

Tasa reingresos UCI 11% 4% -63%

Figura 6. Mejoras producidas tras la implantación del CMI en el Duke Children’s Hospital

(Kaplan y Norton, 2000, pág. 29))

De los datos de la figura 6 se desprende que el impacto del CMI produjo en el hospital estudiado unas

mejoras muy improtantes. Además, como resaltan los gestores del hospital, estas mejoras fueron

acompañadas de un incremento de la satisfacción del personal y de la calidad asistencial (Meliones,

1999).

7. Conclusiones

De lo expuesto se deduce que el CMI pretende ir más allá del clásico cuadro de mando, ya que es algo

más que un conjunto de indicadores que informan de la marcha de los aspectos más relevantes de la

organización. El CMI pretende traducir la estrategia y la misión en un conjunto de indicadores que

informan de la consecución de los objetivos. Además, y esta es una de las principales contribuciones de

este instrumento, se pretende identificar las relaciones causa-efecto que provocan los resultados

obtenidos. Por tanto, se trata de obtener información relevante sobre los principales factores que pueden

llevar a la consecución de los objetivos de la organización. También es muy útil para comunicar la

estrategia a toda la organización y para que los objetivos de cada empleado sean coherentes con los de la

propia institución. Otras aportaciones del CMI que se han resaltado tienen que ver con su potencial como

instrumento de formación, de gestión participativa, de motivación e incentivo de los empleados, de

mejora continua y de revisión de la estrategia. Con todo ello, se puede contribuir a mejorar la eficacia, la

eficiencia y la calidad de los centros sanitarios. Las contribuciones positivas que el CMI ha generado en

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los hospitales que lo han implantado permiten apuntar que todo centro sanitario que quiera mejorar

debería considerar la posibilidad de utilizar esta herramienta.

Finalmente, no hay que olvidar que la puesta en marcha del CMI, puede encontrarse con trabas

importantes, como ocurre con cualquier medida que favorezca el cambio y la mejora continua de la

organización.

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