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Lía Guadalupe Sánchez SaldañaAspirante a Maestría
Función del Hombre como especie en la tierra:¿La ecología de poblaciones puede ser aplicada a la especie humana?
Una población según la definición de la Real Academia de la Lengua Española
(2008-2010) es un conjunto de personas que habitan la Tierra o cualquier división
geográfica de ella. En cuanto a esta definición, desde el punto de la vista de la sociología,
el concepto se modifica ligeramente, puesto que este conjunto debe someterse a una
evaluación estadística mediante muestreo. Ahora, si comparamos esta segunda definición
con el concepto de población en el ámbito ecológico, nos queda un esclarecimiento con
un factor más de suma importancia (al igual que su complejidad), ya que conjunta las
interacciones intraespecíficas presentes entre los individuos de un grupo. En pocas
palabras se deja de ver a la población con un sentido matemático, dándole un sentido
más complejo respecto a su exclusividad genética (Myer, 2005).
Si bien todos sabemos que la ecología de poblaciones es bastante extensa y
compleja, un sólo libro no bastará para completar la información de una sola especie,
menos un pequeño escrito como este, sin embargo de manera muy superficial, se
presenta una comparación sobre algunos conceptos que el hombre ha dirigido a la
naturaleza, pero aplicada a nuestra especie. Es una idea muy ambiciosa el comparar dos
sistemas altamente complejos y, aunque distintos relacionados entre sí, de una forma tan
simple y poco amplia. Otras disciplinas ya se han encargado de esta área, describiendo y
estudiando las conexiones de la población humana con su ecosistema, mediante la
Sociología Ecológica y la Geografía humana principalmente.
La capacidad de carga de una población se refiere al nivel máximo de individuos
que puede soportar su medio ambiente, sin que se genere un impacto negativo
significativo (según el Environmental Terminology and Discovery Service), no obstante,
tomando como referencia este límite ¿en qué situación nos encontramos como especie?,
ya que por encima de la capacidad de carga, la densidad poblacional tenderá a disminuir
y, por debajo a aumentar, pero nuestro número sigue incrementando seguido de un
impacto negativo en nuestros ecosistemas.
Se tienen información acerca de diferentes datos demográficos sobre la especie
en cuestión: Homo sapiens, sin embargo aún hay un espacio en blanco dentro de la
investigación sobre la historia de la especie humana, a lo largo todos sus años: ¿Cuál es
su función dentro de su entorno?
El hombre ha tenido influencia en la naturaleza en cuanto a la cría de ciertas
especies, claro que esto ha sido resultado del beneficio que las mismas le brindan, por lo
que las contribuciones del ser humano en la naturaleza han sido generalmente producto
de su conveniencia. Un ejemplo son las mascotas de raza pura (Criadero de raza pura) lo
único que ha fomentado esta práctica es un empobrecimiento en el acervo genético de la
especie cultivada, causando que las mascotas sufran diversos problemas según su raza
(tendencia a infartos, cáncer, dificultades para respirar, infertilidad). En cuanto a especies
vegetales cultivadas para su consumo, hasta ahora se está tomando la medida de mejorar
la variedad genética de las especies modificadas. Inicialmente para proteger los cultivos,
herramienta utilizada de nuevo a favor al bienestar común de la población humana, (no
por el bien de la especie modificada).
Si regresamos a nuestros antepasados, tal vez tampoco se mantenía claro su
contribución positiva al ambiente, sin embargo conservaban sus actividades al margen,
utilizando servicios ecológicos de la naturaleza al mismo tiempo que se cuidaban y
preservaban, ya que se veía a los factores ambientales como un ser superior, donde la
interacción con la naturaleza se establecía sin crear un impacto de aspecto agresivo y/o
destructor. Eliseo Reclus, geógrafo francés, consideró al ser humano como un integrante
biótico más de la naturaleza. Dentro de la geografía francesa que creó, estipula que la
sociedad debía crear sus propios procedimientos y normas según los acontecimientos de
la historia, resultando una armonía con las influencias del medio (Ulate, n.d.). En la
actualidad, ¿Dónde quedó toda esa armonía? ¿Qué tanto la hemos modificado? ¿Será
que nuestra adaptación es meramente destructiva?
La adaptación es la capacidad de un organismo a utilizar más eficazmente un
recurso limitado que ayude a sobrevivir a las exigencias del medio (Lewontin, 1986), lo
cual desencadena que tanto el ambiente sea producto del organismo, como el organismo
sea producto del ambiente; esto resulta de la presión ejercida por la selección natural y
por los cambios del medio, derivado del las modificaciones de los organismo. Ya que son
una unidad evolutiva. Sin embargo, que nosotros adaptemos al 100% el medio a nuestras
necesidades ¿cuenta como coevolución? Más bien deba establecerse como “coevolución
difusa”, pues la presión ejercida del humano sobre el medio ambiente, genera un efecto
de cascada trófica interminable (si nos tomamos como depredadores), claro dependiendo
del estímulo o perturbación. Algunas especies nos han acompañado y permanecido
gracias a su plasticidad y capacidad de adaptación, incorporándose a un ambiente
totalmente diferente al natural. Como dice la reina roja:
“Hay que correr lo más rápido que se pueda, para quedarse en el mismo lugar” (Carroll,
1865)
Muchas especies corren saltándose unas a otras y, en ocasiones recargándose en
algunas para seguir avanzando, ya que estas deben mantenerse en estado dinámico,
moviéndose a través de los cambios del medio para poder conservarse dentro de él. La
frase de la reina roja, fue tomada por Leigh Van Valen (1973) para desarrollar el concepto
de coevolución:
"Para un sistema evolutivo, la mejora continua es necesaria para sólo mantener su ajuste
a los sistemas con los que está coevolucionando"
No obstante, nosotros los humanos, no conocemos otro recurso más que pisar y aplastar
a las demás especies, reflejado en la mayoría de nuestras relaciones interespecíficas,
donde el resultado siempre es a nuestro favor. Esto también en consecuencia a que
nuestros estímulos ejercidos por el medio ambiente no solo corresponden a factores
ambientales naturales, sino a un conjunto de agentes sociales como la cultura y el
espacio; donde nuestras relaciones interespecíficas se observan dentro de un área
metropolitana. Aún así, se pueden observar algunas relaciones de estas relaciones
biológicas dentro de la especie humana: Depredación, parasitismo, explotación, exclusión
mutua, competencia, comensalismo y simbiosis, sólo por mencionar algunas (simbiosis y
comensalismo, un ejemplo sería las lombrices para elaborar composta, medicamentos
etc.).
Incorporemos al tema el concepto de “Racismo Climático” (Ulate, n.d.) donde
establece que el clima de la zona tropical y la humedad elevada, debilitaba al hombre
blanco, impidiéndole trabajar bajo estas condiciones. Si se toma este enunciado
literalmente, el hombre blanco mostró una gran incapacidad para adaptarse a este tipo de
ecosistema, y efectivamente, gracias a estas condiciones tropicales la selva no ha sido
consumida en su totalidad, ya que si este escenario hubiera sido distinto, esta extensión
de naturaleza, hubiera sido absorbida de forma devastadora desde aquél tiempo. Claro
que es difícil imaginar un ecosistema tan rico en diversidad única de este tipo, con otras
condiciones ambientales (obviamente imposible), que permitiesen al hombre blanco
habitarlas, bien se dice, cada cosa está en su lugar porque ahí debe de estar. De ser así,
nuestra selva hubiera aportado condiciones favorables para los colonizadores,
provocando un abuso y destrucción por completo de lo poco que hoy nos resta de este
preciado ecosistema. Por lo que no hay que ver al racismo climático solo de forma
negativa, ya que esto salvó a nuestras selvas de un total consumo holocaustico. Pero,
¿Por qué pensar lo peor? Si utilizamos la imaginación y vemos este acontecimiento desde
el punto de vista del “Efecto mariposa”, se desconoce cuál sería la situación actual (de
haber sido diferente el pensamiento del hombre blanco). Pero por el historial de
destrucción que tiene la especie humana, el efecto podría haber sido devastador.
En una comunidad, no todas las especies son igual importancia, en realidad lo son
muy pocas, debido a su biomasa, y número de individuos o impacto funcional al afectar en
una comunidad, por lo que nos convierte en una especie de suma importancia debido al
número de personas que forman parte de nuestra especie y a nuestra distribución;
resultado de la evolución que nos ha precedido, dispersión a lo largo de los continentes y,
a la evolución de factores climáticos a escala global.
Cuando uno se hace la pregunta acerca del efecto positivo que ha generado la
actividad humana al ambiente, por lo general esta pregunta es seguida por un enorme
silencio o un espacio en blanco en nuestra mente. Desgraciadamente al realizar la
pregunta opuesta, ¿en qué hemos repercutido de forma negativa?, nuestra cabeza, o el
espacio de silencio es llenado por un sinfín de respuestas, entre las cuales sobresaltan,
calentamiento global, pérdida de biodiversidad y sobrepoblación. Es un poco absurdo
comparar a la especie humana con un método que no fue realizado para ella, ya que
diferentes factores intervienen en ella convirtiéndola en un sistema interactuarte bastante
complejo de varios niveles, pero aún así, es interesante observar su funcionamiento
desde diferentes puntos de vista. Al paso que va la especie humana difícilmente podrá
llegar a ser una comunidad clímax, aunque de alguna forma también ha sufrido
sucesiones, tanto influidas por otras especies (enfermedades y epidemias), como por
otras razas, las causas han intentado equilibrar nuestra creciente población, modificando
nuestros usos y costumbres, sustituyendo y, cambiando e invadiendo nuestro nicho, sin
embargo este proceso no ha mostrado como fin un punto de equilibrio (como en una
sucesión ecológica) sino una discrepancia sumamente pronunciada entre clases sociales.
Lo cual nos induce a los “Límites de crecimiento” (informe del MIT, The Limits to Growth,
1972), donde se enuncia lo siguiente:
“[…] en un planeta limitado, las dinámicas de crecimiento exponencial (población y
producto per cápita) no son sostenibles”.
Por lo que el planeta pone límites a nuestro crecimiento (recursos no renovables, tierra
cultivable, capacidad de regulación, fenómenos naturales). Siguiendo las líneas
establecidas, así como un jardín es conservado, podado, fertilizado, y cuidado,
deberíamos hacer lo mismo con nuestro ecosistema, acercándonos lo suficiente para
cuidarlo, y darle el espacio suficiente para que crezca, se regule y respire.
En conclusión, es bastante difícil aplicar estrictamente un concepto tan complejo a
una especie aún más ininteligible, sobre todo al tener un factor único que la aísla de las
demás, la tecnología. Sin embargo debido al nivel de invasión que nuestros ecosistemas
han sufrido es de vital urgencia disminuir la huella ecológica, para así, poder subsistir más
tiempo en este planeta que llamamos “nuestro”; alcanzando un equilibrio a nivel global
donde las necesidades de cada persona sean satisfechas.
Referencias:
1. Carroll, L. (2010). Alicia a través del espejo. México, D.F.: Porrúa S.A. de C.V.
2. Environmental Terminology and Discovery Service (ETDS). Recuperado el 14 de
Mayo de 2010 de European Environment Agency, Kongens Nytorv 6, DK - 1050
Copenhagen K, Denmark:
http://glossary.es.eea.europa.eu/terminology/concept_html?term=capacidad%20de
%20carga%20ecol%C3%B3gica
3. Lewontin, R. C. (1986). La evolución. Ciencias , (págs. 41-43).
4. Myer, E. (2005). Así es la biología (Primera edición traducida ed.). (Debate, Ed., &
J. M. Ibeas, Trad.) México, D.F.: Litografía Ingramex, S.A. de C.V.
5. Massachusetts institute of technology (1972). The Limits to Growth. Recuperado el
13 de Mayo de 2011 de Wikipedia, Enciclopedia Libre:
http://es.wikipedia.org/wiki/Los_l%C3%ADmites_del_crecimiento
6. Ulate, G. V. (n.d.) La tropicalidad y el análisis geográfico. Costa Rica: Escuela de
Geografía, Universidad de Costa Rica.
7. Real Academia de la Lengua española. (2008-2010). Recuperado el 13 de Mayo
de 2010 de Diccionario RAE 2.0: http://drae2.es/poblaci%C3%B3n
8. Van Valen L. (1973). A New Evolutionary Law, Evolutionary Theory I, (pág. 17).
Recuperado el 13 de Mayo de 2010 de Leigh Van Valen:
http://dl.dropbox.com/u/18310184/evolutionary-theory/vol-01/Vol.1%2CNo.1%2C1-
30%2CL.%20Van%20Valen%2C%20A%20new%20evolutionary%20law..pdf