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Quino, el papá de Mafalda, presenta su libro de humor La aventura de comer. “Las verduras no saben a nada”, dice en exclusiva. revista dominical de año 19 N° 971 - DOMINGO 17 de febrero de 2008 PP 198902ZU761 ISSN-1317-1283 EL DIARIO DE MAYOR CIRCULACIÓN EN EL ZULIA Y EL OCCIDENTE DEL PAÍS, EL SEGUNDO EN CIRCULACIÓN A NIVEL NACIONAL Y EL QUE MAYOR ÍNDICE DE LECTORÍA POSEE EN VENEZUELA Quino, el papá de Mafalda, 11 presenta su libro de humor La aventura de comer. “Las verduras no saben a nada”, dice en exclusiva.

Quino

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Joaquín Salvador Lavado conversa con Facetas desde Madrid sobre su nuevo libro de humor, donde muestra sus agudas reflexiones sobre la sociedad y la política. También expone sus ideas sobre América Latina y conversa sobre Mafalda, el personaje más famoso que lo dio a conocer en el mundo en 1964. “Después de 35 años, la veo como una historieta que trata los problemas de la gente”, dijo, en exclusiva, el humorista gráfico argentino.

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Quino, el papá de Mafalda,

presenta su libro de humorLa aventura de comer.

“Las verduras no saben a nada”,dice en exclusiva.

r evi s t a dominic a l de a ñ o 1 9 N ° 9 7 1 - D O M I N G O 1 7 de f eb r e r o de 2 0 0 8 P P 1 9 8 9 0 2 Z U 7 6 1 I S S N - 1 3 1 7 - 1 2 8 3

E L D I A R I O D E M A Y O R C I R C U L A C I Ó N E N E L Z U L I A Y E L O C C I D E N T E D E L P A Í S , E L S E G U N D O E N C I R C U L A C I Ó N A N I V E L N A C I O N A L Y E L Q U E M A Y O R Í N D I C E D E L E C T O R Í A P O S E E E N V E N E Z U E L A

Quino, el papá de Mafalda,

11

presenta su libro de humorLa aventura de comer.

“Las verduras no saben a nada”,dice en exclusiva.

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Quino presenta su nuevo libro La aventura de comer

Joaquín Salvador Lavado

conversa con Facetas

desde Madrid sobre su

nuevo libro de humor,

donde muestra sus agudas

reflexiones sobre la

sociedad y la política.

También expone sus ideas

sobre América Latina y

conversa sobre Mafalda,

el personaje más famoso

que lo dio a conocer en el

mundo en 1964.

“Después de 35 años, la

veo como una historieta

que trata los problemas

de la gente”, dijo, en

exclusiva, el humorista

gráfico argentino.

Quino, el creador de Mafalda,reaparece en las librerías con

nuevas viñetas dedicadas al humor,ése humor agudo, sutil y perspicazque caracteriza su pluma.Esta vez Joaquín Lavado sirve lamesa con La aventura de comer,lanzado en enero en Argentina, unlibro donde se adentra en los res-taurantes, en los supermercados yen el mundo de los alimentos.Mafalda, Manolito, Guille, Felipe,Miguelito, Libertad, sus más po-pulares personajes, no asisten a estefestín del humor. Sin embargo, esinevitable hablar con Quino de Ma-falda, la pequeña irreverente y con-testataria, que ha marcado a gran-des y a chicos desde que se diera aconocer el 29 de septiembre de1964.Esa precoz chiquilla de seis años deedad, preocupaba por las injusticiassociales y políticas de la tumultuosadécada de los años 60, apasionadapor las canciones de los Beatles,defensora de la paz, los derechoshumanos y la democracia, y ene-miga de la guerra y de la sopa, escomo su padre creador, Quino.Con su inconfundible trazo, JoaquínSalvador Lavado pone en escenasde la vida cotidiana su reflexiónsobre la realidad política y social delmundo, las mezclas más extrañasque experimenta la cocina en elmundo, la globalización, el hambrey la necesidad que tienen los pue-blos de comer.

e n t revi s t a

Elvira Villasmil

continúaFotos: Cortesía Julieta Colombo

Diseño: Andrea Liendo

“El mundo es poco saludable”

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El famoso humorista argentino estáen Madrid, España, cuando toma elteléfono para conversar con Facetas.Se le oye con palabras breves yprecisas y su tono pausado. Saludacon amabilidad. “Aquí estoy, lu-chando con la salud y esas cosas;pero, bueno, estoy bien”, contesta.—¿Qué inspiró su nuevo libro Laaventura de comer?—Lo inspiró el mundo en quevivimos, donde no sabemos ni quéestamos comiendo. Las frutas y lasverduras no saben a nada. Losalimentos transgénicos son un pe-ligro, aparte de ser un negociorepugnante. Me parece un errorpatentar semillas de otros pueblosque no tienen otra cosa para co-mer y que los pobres campesinostengan que pagar por una patente.Sin embargo, hay que sacarse elmal humor con un poco de buenh u m o r.—¿Por qué la comparación de lapolítica con la dinámica de unre s t a u r a n t e ?—La política mundial siempre seha manejado en base a lo quequieren comer los pueblos. Lafunción esencial de todo ser hu-mano para mantenerse vivo escomer. Y los pueblos quieren co-mer. Y por eso se hizo la Re-volución Francesa y todas las re-voluciones. Entonces, me pareceque la situación de un restaurantepuede compararse a un país cuyopueblo quiere comer y los go-bernantes, porque gobiernan malo no saben cómo atenderlos, noresuelven las necesidades de lagente. Es como al ir a un res-taurante: uno quiere comer una

cosa y siempre depende de lavoluntad del chef, del gusto delcocinero, de la opinión del dueñodel restaurante.—¿Por qué comer puede ser unaa ve n t u r a ?—Porque uno ya no sabe lo queestá comiendo. Usted compra,empacada, una porción de can-grejo, aparentemente. Entonces, silee los ingredientes que señala elempaque, resulta que el productono es cangrejo. Es pescado pro-cesado, no se sabe de qué manera,con sabores artificiales. Eso estápasando con el vino también.Creo que el mundo es poco sa-l u d a b l e.—¿Frecuenta restaurantes?—Sí. No demasiado, pero cadatanto. En realidad no se trata derestaurantes sino de lo que unocompra en los supermercados:productos que no tienen fecha decuándo han sido envasados nicuándo vencen. Eso pasa cons-tantemente en Argentina.—¿Qué anécdota puede contarrelacionada con sus visitas a losre s t a u r a n t e s ?—Mi libro es un anecdotario. Mehan pasado muchas cosas. Es co-mún querer comer algo y que medigan que no hay o que se lesterminó o pedirla y que la hagan

de otra manera a cómo se haceh a b i t u a l m e n t e.—¿Qué significa el acto de comerpara usted?—Es una necesidad primero, y,luego, un placer. Y el placer se estádiluyendo con estos cocineros aquienes se les ocurre inventar, sólopor mezclar sabores y sólo pormezclar ingredientes. Como com-binar, por ejemplo, la cocinaoriental con la cocina mediterrá-nea. Los restaurantes “f u s i ó n” o“f a s h i o n” me despiertan descon-fianza porque tampoco ahí unosabe lo que está comiendo.—¿Qué visión tiene de la ac-tualidad de América Latina?—La actualidad de América Latinay del mundo están sumamentecomplicadas porque antes lospueblos hacían una revolución ytumbaban gobiernos y cambiabanlas cosas. Hoy, cuando nos ma-nejan las multinacionales, que nosé quién las dirige, las cosas se hancomplicado mucho más. Con res-pecto a América Latina, creo queEstados Unidos nos ha abando-nado un tiempo porque está dis-traído con otras cosas por ahí y esedescanso nos ha venido bastantebien. Vamos a ver qué pasa cuan-do se retire de Irak y vuelva an o s o t ro s.—¿Es coincidencia de que a Ma-

falda le gusten los Beatles, tantocomo a usted? ¿Cuánto se pareceJoaquín Lavado al personaje?—Me parezco a Mafalda en todo,porque todo ha salido de mí. Nohago diferencia entre Mafalda y losotros personajes de humorporque, a fin de cuentas, latemática es la misma. Auno siempre le danrabia las injusti-cias, las gue-

rras y la destrucción del planeta.Para mí son las mismas cosasMafalda y las demás páginas dehumor. He dibujado en ellas, co-mo todos los humoristas, las cosasque me indignan y que me gus-

taría que cambiasen.—¿Ha cambiado o

cambiaría el dis-curso de

Ma f a l d a

en estos tiempos?—No cambiaría nada porque losproblemas son los mismos. Ma-falda seguiría protestando por si-tuaciones similares. Lo que yo hereflejado en esa época, los pro-blemas de cada individuo y losconflictos del mundo, se siguenrepitiendo. Lamentablemente,Mafalda sigue vigente.—¿Qué diría Mafalda de Irak yAmér ica?—Expresaría las mismas ideas quedecía de Vietnam.—¿Cómo ve a Mafalda 35 añosdespués de su despedida?—La veo como una historieta quetrata los problemas de la gente.—¿Murió la niña en su corazón?—No, porque es un dibujo. Lospersonajes dibujados no puedenmorir, por eso se siguen publi-c a n d o.—¿Por qué el éxito de esta chi-quilla, tan bien recibida por gen-te de todas las edades?—La historieta nació para adultos.No pensé que los niños la leeríanjamás. Pero ahora los niños están

tan informados como los adultos yla entienden también. Inclusive, ellibro salió en España, y por ra-zones de censura durante el fran-quismo, con un rótulo que in-dicaba “sólo para adultos”. En Ar-gentina, aparecía en la página edi-torial del diario, no en la página dec ó m i c s.—¿Mafalda podría renacer en es-te momento?—No creo. No tengo idea de cómofunciona la cabeza de los chicos.Cuando dibujaba a Mafalda es-taba mucho más cercano a miniñez; entonces, podía echar ma-no de mis recuerdos para hacerla.Ahora no tengo la menor idea de loque pasa por la cabeza de unn i ñ o.—Ha comentado que la produc-ción de Mafalda durante 10 añosresultó extenuante... Y confesóque llegaba a calcarla...—Sí, eso de calcarla de un cuadritoal otro es un recurso que he tenidoque utilizar porque no soy de-masiado hábil para dibujar. Perono sólo lo hago con Mafalda sinocon las otras historietas en las quetengo que repetir el personaje enotros cuadros.—¿Cuál es personaje favorito?

—Todos. Todos son hijos míos.—¿Cuál sería el personaje quecrearía en estos tiempos?—No crearía personajes como Ma-falda. Justamente dejé de hacer Ma-falda porque estar atado a per-sonajes que se tienen que repetircada día es muy agotador y le quita

e n t revi s t a e n t revi s t a

V I DA

✔Joaquín Salvador Lavado nació en

Guaymallén, provincia de Mendoza,

Argentina, el 17 de julio de 1932. Es

conocido como Quino y su obra más

famosa es la tira cómica Mafalda

(publicada originalmente entre 1964 y

1973).

✔Es hijo de emigrantes andaluces. Le

llamaban Quino desde pequeño para

distinguirle de su tío, el ilustrador

Joaquín Tejón, quien despertó su

vocación de dibujante a edad muy

temprana. En 1945, tras la muerte de

su madre, empieza a estudiar en la

Escuela de Bellas Artes de Mendoza.

Logra publicar su primera página de

humor en el semanario Esto.

continúaLa aventura de comer(2008). Así se titula el nuevolibro del famoso humoristagráfico argentino.

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a uno mucha libertad de crea-ción.—¿Cómo se retrataría?—Me retrataría como una personaque no sabe vivir muy bien.—¿Qué recuerda de sus inicios enel dibujo?—Comencé, como todos los ni-ños, a dibujar desde muy peque-ño. Sólo que, todos mis colegas yyo, seguimos dibujando. Hay ni-ños que a los 11 o 12 años ya nodibujan más.—¿Goza de buen humor? ¿Se ríecon frecuencia?—No. Depende. Algunas cosas mehacen gracia. En realidad, no co-nozco personalmente a algún co-lega que sea divertido. Me danmucha mala sangre los problemasque leo en los periódicos todos losdías. Eso me pone de mal humor.—¿Qué recuerda de sus primerasviñetas?—Eran más divertidas que las úl-timas. Eso le va pasando a todoslos humoristas que, a medida quese hacen grandes y van perdiendoilusiones, se ponen menos gra-c i o s o s.—¿Fue tan preguntón como Ma-falda?—He sido muy preguntón con-migo mismo. Soy de hacerme mu-chas preguntas e ir a consultarlasluego en las enciclopedias.—¿Qué comenta la gente cuandoconversa con Quino?—Me complace oír a los padresque vienen a decirme que suschicos no se acercaban a la lecturay que gracias a mi historieta em-

ASÍ NACIÓM A FA L DA

✔ “Un día fui recomendado

para hacer unas muestras de

una historieta que tenía que

servir de publicidad

indirecta para unos

electrodomésticos. Me

explicaron que tenía que

mostrar una familia media,

un matrimonio con hijos. El

título elegido fue Mansfield.

Hice doce tiras, con esa

familia que usaba ciertos

aparatos. Después las

ofrecieron a los diarios y las

rechazaron porque era

visible el fin publicitario de

la agencia. Guardé mi

historieta en el cajón. Hasta

que mi amigo Julián

Delgado me pidió algo para

la revista argentina Primera

plana. Adapté la tira. A la

nena le puse Mafalda. Y

arranqué la historieta sin la

menor idea, sin el menor

p l a n”. (En Mafalda 10 años).

pezaron a leer y, después de ella, sehan convertido en buenos lec-tores. Eso es muy gratificante.—¿Qué opina de la versión ani-mada de Mafalda?—Prefiero la versión gráfica. Elcine es una cosa muy distintacomo lenguaje. En los libros, siuno no entiende una idea vuelve aleer. Y en el cine lo que pasó, pasó.

Ahora, si uno compra el DVD lapuede repetir, pero no sé; prefierolas cosas gráficas y no las cosasa n i m a d a s.—¿Cómo se lleva con las nuevastecnologías e internet?—Soy completamente analfabetaen cuanto a las nuevas tecno-logías. Y no utilizo internet. Para laciencia y para transmitir cono-cimientos está muy bien. No sénada de esas técnicas y ya. A estaaltura de mi vida, no tengo ganasde aprenderlas tampoco.—¿Cómo es el proceso de crea-ción de una viñeta?—Uno se tiene que adecuar aentregar las cosas con una fechapautada. Después, medir el tiem-po y saber cuánto tardará en rea-lizar un dibujo es muy difícil. Hayque adaptarse al tiempo de laentrega, como todo periodista quetiene un plazo para realizar sunota.—¿Los periódicos han perdido elinterés en el humor gráfico?—En Argentina sigue siendo leídopor todo el mundo, no sé quépasará en los demás países. EnEuropa nunca ha habido una cul-tura de esto. Sólo hay unacultura de la sátirapolítica de los per-sonajes del mo-m e n t o.—¿Qué humoris-tas gráficos in-fluyeron en sutrabajo?—Los que me pre-cedieron en Ar-

gentina. Luego un humor francés,un humor sin palabras. La his-torieta que influyó muchísimo enmi trabajo fue Peanuts, que habíarevolucionado bastante lo que sehacía hasta ese momento. Yo, conMafalda, tomé a Schulz (creador deSnoopy) como maestro.—¿Cómo aprecia su trabajo desdeel punto de vista gráfico técnico?¿Observa alguna evolución?—El trazo va cambiando como vacambiando la firma sin que uno sedé cuenta en un papel que hafirmado hace 10 años. Con el di-bujo es lo mismo. No he mejoradocon la línea, ni técnicamente tam-poco. He llegado a un techo y, deahí, no mejoro. Hubiera queridoser Picasso; pero ya sé que no loseré.—¿Qué le ilusiona?—Publicar un libro con dibujosinéditos, por ejemplo.—¿Qué espera del público coneste nuevo trabajo que nos pre-senta?—Después de tantos años de pu-blicar, uno tiene un público que losigue. Yo soy una especie de clá-sico. Siempre vendo más o menosla misma cantidad de libros y es-

pero que sea así.—¿Qué siente cuando

se le reconoce, comousted dice, como unclásico del humoris-

mo gráfico?—Satisfacción. Me siento

contento por todo lo queh e c h o.