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r dhes e Revista de Derechos Humanos y Estudios Sociales Revista de Derechos Humanos y Estudios Sociales ISSN 1889-8068 Año III No. 6 Julio-Diciembre 2011 Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí Departamento de Filosofía del Derecho de la Universidad de Sevilla Departamento de Derecho de la Universidad Autónoma de Aguascalientes Comisión Estatal de Derechos Humanos de Aguascalientes Educación para las Ciencias en Chiapas (ECICH)

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Revista de Derechos Humanos y Estudios Sociales

ISSN 1889-8068

Año III No. 6 Julio-Diciembre 2011

Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de San Luis PotosíDepartamento de Filosofía del Derecho de la Universidad de Sevilla

Departamento de Derecho de la Universidad Autónoma de AguascalientesComisión Estatal de Derechos Humanos de Aguascalientes

Educación para las Ciencias en Chiapas (ECICH)

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LA CONSTRUCCIÓN DISCURSIVA DE “LO INDIO” EN EL PERIÓDICO TIEMPO: DISCRIMINACIÓN Y NEGACIÓN DE LA OTREDAD

Erika Julieta Vázquez Flores1

Resumen: El presente artículo forma parte de una investigación más amplia que realicé durante una estancia posdoctoral en CIESAS-Sureste y que lleva por título “La construcción del imaginario sobre indígena en la prensa de Chiapas: una reflexión desde el Análisis Crítico del Discurso”. El objetivo principal de esta investigación es hacer el análisis hemerográfico para co-nocer cómo se construyó discursivamente al indígena en los años de 1988 a 1994. Los dos periódicos analizados son El Cuarto Poder (que sigue circulan-do en la actualidad y es de ámbito estatal) y Tiempo (que tuvo una duración de 1968 a 2006 y solo circuló en algunos sitios de los Altos de Chiapas). Me interesa aquí, presentar algunas observaciones preliminares del discurso que sobre “lo indio” se vertió en el periódico Tiempo, cuyo origen estuvo en San Cristóbal de las Casas y fue uno de los dos voceros del Ejército Zapatista de Liberación Nacional durante el levantamiento armado en enero de 1994.

Palabras clave: Discurso hemerográfico, racismo, indígena, análisis crítico del discurso

Abstract: This article is part of a broader research project conducted during a postdoctoral fellowship in CIESAS-Southeast, and entitled “The imaginary construction regarding the indigenous population in the Chiapas press: a reflection from the Critical Discourse Analysis. “ The main objective of this investigation is to make a thorough journalistic study to see how discourse regarding the indigenous people was constructed from 1988 to 1994. The two newspapers analyzed are El Cuarto Poder (which is currently circulating and state-sponsored) and Tiempo (which lasted from 1968 to 2006, and cir-culated only in some regions of Los Altos de Chiapas). I´m interested in pre-senting some preliminary observations about the discourse regarding “the indigenous” that originated in the newspaper Tiempo, which is from San Cristóbal de las Casas and was one of the two spokesmen of the Zapatista National Liberation Army during the armed uprising in January of 1994.

1 Doctora en Ciencias Sociales, Profesora-Investigadora de la Universidad de Guanajuato, cam-pus León. Correo-e: [email protected]. Artículo recibido: 14 de septiembre de 2011; aprobado: 30 de octubre de 2011.

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Keywords: Discourse hemerographic, racism, indian, critical discourse analysis.

1. Introducción

En la historiografía contemporánea sobre los grupos indígenas, las fuentes hemerográ-ficas son escasamente utilizadas a pesar de que en ellas es factible encontrar posiciones de diferentes actores con respecto a distintos ámbitos que atañen a los indígenas. Una buena parte del discurso sobre el indio está inmerso en la macroestructura de lo que se ha llamado “el problema indígena”.

Una lectura a través de los periódicos de los últimos años del siglo XX, publi-cados en Chiapas, nos permite observar si existe una orientación ideológica donde se aprecie la urgencia por parte del Estado por legitimar un proyecto de nación, tal como se observó en el análisis del discurso de la prensa tapatía2. En este discurso se considera a los pueblos indígenas como el principal obstáculo para la consolidación de un proyec-to de nación cuyas características debían ser: un país moderno con una historia y una lengua homogénea y en vías de un desarrollo capitalista. A fines del siglo XX, parece ser que el discurso hemerográfico con respecto a los indígenas no cambió sustancial-mente, pues se les siguió negando y considerando inferiores. Sin embargo, después de cien años, las estrategias discursivas cambiaron, ya no se habla de exterminio, sino de integración, ya no se les señala como salvajes pero si como inadaptados, en fin, de cual-quier manera se trata de un discurso racista que debemos develar a partir de análisis de un medio que históricamente a cumplido una función importante en la sociedad mexicana: la legitimación de estructuras de dominación en donde la diversidad y el diálogo no tienen cabida.

2 En el año 2007 junto con el maestro Horacio Hernández Casillas se publicó el libro Racismo y poder. La negación del indio en la prensa del siglo XIX, editado por el Instituto Nacional de Antropo-logía e Historia. En esta obra nuestro principal interés fue mostrar el discurso que se construyó en torno al indígena en la prensa de Guadalajara en la segunda mitad del siglo XIX. A partir de la revisión de las notas periodísticas de la prensa tapatía observamos la existencia de un discurso racista hacia al indio ya que quienes escriben sobre éste (no importando si era de la facción conservadora o liberal) lo describen como el principal obstáculo para la consolidación de la nación mexicana y son precisamente los diarios las principales vías para la legitimar las políticas etnocidas del Estado.

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2. El imaginario sobre “lo indio”3

En el presente artículo se analiza el discurso que sobre “lo indio” se ha escrito en el periódico Tiempo. Este diario tuvo una duración que va del año de 1968 a 2006 y circuló principalmente en San Cristóbal de las Casas, Chiapas. Se parte del supuesto de que quienes escriben en Tiempo construyeron un imaginario del indio como un fragmento de la realidad que dificultó la integración nacional. Sin embargo, a partir de 1994 el discurso cambia debido al levantamiento armado del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional, entonces al indio se le empieza a considerar un “sujeto histórico” capaz de tomar iniciativas políticas y mantener el control y la autonomía de su territorio.

A partir del enfoque teórico conocido como Análisis Crítico del Discurso, cuyo objetivo principal es según palabras de Van Dijk “estudiar primariamente el modo en que el abuso del poder social, el dominio y la desigualdad son practicados, reprodu-cidos, y ocasionalmente combatidos, por los textos y el habla en el contexto social y político”4 se seleccionaron algunas notas que va de los años de 1988 a 1994.

En este sentido veremos si el corpus hemerográfico analizado, reproduce y re-fleja un discurso racista5sobre el indígena. Si éste se ha mantenido con el paso de los años o si el imaginario sobre éste como “atrasado”, “incivilizado” y “menor de edad” ha cambiado en los últimos veinte años, tal como lo señalan algunos investigadores como Sophie Hvostoff, quien sostiene que “en poco más de dos décadas, la imagen pública del indígena mexicano parece haber cambiado de manera drástica y sorpren-dente. Mientras a principios de los setenta, la prensa aún lo representaba como un ser pobre, primitivo, atrasado –en el mejor de los casos- como menor de edad, a partir de 1994 vemos surgir un indígena combativo, auténtico, emancipado [la autora se pregun-ta] ¿Qué sucedió? 6

3 Este trabajo forma parte de una investigación más amplia como parte de una estancia posdoc-toral en CIESAS Sureste y que lleva por título “La construcción del imaginario sobre indígena en la prensa de Chiapas: una reflexión desde el Análisis Crítico del Discurso”.4 Van Dijk, A., Racismo y análisis crítico de los medios. Paidós. Barcelona, 1997, p. 23.5 “Para que aparezca y se desarrolle el racismo, debe por lo menos empezar a cuestionarse la separación de las culturas, debe emerger un sentimiento real o fantaseado de AMENAZA contra la identidad de in group y que este sentimiento se proyecte en un grupo identificable, cercano o presente en la cultura en cuestión, y se pueda definir por atributos que la apartan de ella” Wieviorka, Michel “Racismo y exclusión” en Estudios Sociológicos núm. 34, El Colegio de México, 1994, p. 42.6 Hvostoff, Sophie “¿Del indio-indito al indígena sujeto? La evolución de la agenda indígena de 1970 a 1994. En Anuario de Estudios Indígenas VIII, Instituto de Estudios Indígenas. Universidad Autónoma de Chiapas. Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, 2000, p. 57.

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¿Acaso podemos notar esta afirmación en el diario analizado? ¿Por qué de ser un campesino atrasado, menor de edad, alcohólico, miserable, y un largo etcétera de epíte-tos peyorativos que se han reproducido no sólo en el discurso hemerográfico, llegamos a considerar al indígena como sujeto histórico?, tal como lo señala esta autora.

En efecto si analizamos una nota que hable sobre el indígena antes y después del 94 veremos una gran diferencia en la construcción discursiva que se ve reflejada en los diarios nacionales, sin embargo, creo que el cambio discursivo no fue abrupto, es decir no cambio en los primeros días del levantamiento zapatista, sino que se fue gestando por lo menos 10 años antes.

Es decir, el discurso es mucho más lento que los cambios históricos y no po-demos entender el primero si no analizamos el contexto económico, político y social en que el discurso se desarrolla. En este sentido, para entender cómo el indígena pasó de ser un “indito a un sujeto histórico” como construcción social debemos entender cuáles fueron los cambios no sólo en materia de política indigenista sino además cómo ésta se supedita a las necesidades y exigencias de la economía tanto nacional como internacional.

Es por eso que la autora señala que la transformación del imaginario sobre el indígena en la prensa “se vincula con múltiples mutaciones…Una de las más impor-tantes es la diversificación del estatuto socioeconómico del �ndio. El indígena de los años de 1990 sabe leer y escribir. Aunque ahora los indígenas cultivan café para la ex-portación europea, para muchos de ellos la agricultura ya no es la actividad central de su subsistencia. El indio contemporáneo también vive en las ciudades, trabaja como ejecutivo en las instituciones gubernamentales o como obrero en las maquiladoras. En ciertas ocasiones ha podido liberarse de la carga que representaba la tradición: mezcla de manera innovadora sus costumbres con la modernidad, adapta sus trajes en función de las circunstancias o se convierte al protestantismo para evitar los abusos autoritarios de los tradicionalistas”.7

Pero ¿Este nuevo sujeto esta visible en la prensa analizada? En los años que ocupa el análisis que realizo (1988 a 1994); podemos notar que aún es incipiente esta fi-gura; los datos preliminares arrojan que el indígena aún es estandarizado y considerado primordialmente campesino. Además, no estoy de acuerdo con la autora al señalar que el indígena de México y menos aún de Chiapas pueda ser considerado como un sujeto alfabetizado o comerciante exportador ni que goce de una posición laboral segura. Te-nemos que matizar estos supuestos. Hoy en día existen muchas carencias e injusticias en los pueblos indígenas de México, aún después de haber ganado un espacio de re-conocimiento y autonomía después del levantamiento zapatista en Chiapas, los región

7 Íbidem., p. 60.

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indígena de Los Altos de Chiapas, es una de las más rezagadas socialmente8, según la Comisión Nacional de los Pueblos Indígenas (CDI) basado en el II Conteo de Pobla-ción y Vivienda 2005 del Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática (INEGI).

No obstante, en el periódico Tiempo, el indígena se presenta como sujeto orga-nizado, participa en el debate político y maneja un discurso estructurado acerca de sus demandas y luchas actuales e históricas, reivindica más que nada un lugar autónomo dentro de la sociedad mexicana y reclaman una nueva relación entre los pueblos indí-genas y el estado “etnocida” o centralizador.

Pero es que este ¿es un nuevo sujeto o es que apenas la prensa le está recono-ciendo? Y en ¿qué contexto lo hace? Algunos autores han señalado al zapatismo como una revolución mediática, es decir más allá de haber cambiado aspectos estructurales de las condiciones del indígena en Chiapas y en México, el movimiento zapatista permitió mirar de distinta forma no sólo el indígena del sur sino de todo el país, al mirarlo de diferente manera, también lo escuchó y se empezó a construir un imaginario sobre el “otro” donde ya no era más esos “rústicos, pobres y miserables” sino que incluso se le empezó a ver como salvador o constructor de la nación.

Como decíamos anteriormente, para entender el cambio discursivo sobre el in-dígena en la prensa en los últimos 25 años, debemos analizar directamente las políticas indigenistas gubernamentales. Es precisamente a través del estudio de éstas como vamos a entender por qué la prensa empieza a generar ciertos discursos que legitimen acciones gubernamentales a fin de que tengan un impacto en la opinión pública.

3. El discurso sobre lo indio en el contexto de la política indigenista de Salinas de Gortari

El período de análisis del rotativo Tiempo, parte justamente de 1988, año en que se erige como presidente de la república Carlos Salinas de Gortari (1988-1994 coincide con la consolidación del proyecto neoliberal, pero también con la firma y ratificación de la convención 169 de la Organización del Trabajo”)9

8Los componentes del rezago social son: analfabetismo, asistencia escolar, primaria incompleta, sin agua entubada, sin drenaje, sin energía eléctrica, con piso de tierra, sin sanitario exclusivo, con hacinamiento, sin televisión, sin refrigerador, sin lavadora.9 El Convenio núm. 169 es un instrumento jurídico internacional vinculante que se encuentra abierto para su ratificación y que trata específicamente los derechos de los pueblos indígenas y tribales. Hasta la fecha ha sido ratificado por 20 países. Una vez que se ratifica el Convenio, el país que así lo hace cuenta con un año para alinear la legislación, políticas y programas antes de que el mismo devengue jurídicamente vinculante. Los países que ratificaron el Convenio están

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Para principios de los años noventa la política indigenista, se abre nuevas ex-pectativas. A través del INI, su director; Arturo Warman (1988-1992), alude el papel protagónico del indígena como constructor de su propio desarrollo.

Según Emiko Saldívar, “el ‘asistencialismo’ y el ‘paternalismo’ eran vistos como los males que la nueva administración tecnocrática debía erradicar. Para lograr este fin, la administración federal no sólo reestructuró las políticas sociales, sino también rede-finió a la población objeto de atención. Los indígenas, previamente considerados como la clase desposeída y los sujeto favoritos del paternalismo del estado, ahora eran reco-nocidos como ciudadanos, con dificultades particulares, pero ciudadanos al fin, con derechos y obligaciones”.10 Al ser considerados “ciudadanos responsables” se esperaba que los indígenas se insertaran en la economía de mercado como mano de obra barata o con el abastecimiento de recursos naturales.

En este contexto de “asistencialismo gubernamental” disfrazado de “inclusión participativa” es que se va a generar un tipo de discurso indigenista, que se ve reflejado no sólo en la prensa y otros medios de comunicación, sino también en los discursos parlamentarios, de los partidos políticos y candidatos que contendían para algún puesto en el gobierno. Por ello el análisis del texto y del contexto debe un ejercicio dialéctico en la realización de todo análisis hemerográfico que haga uso del enfoque teórico del Análisis Crítico del Discurso.

4. El Periódico analizado: Tiempo

En la investigación: “La construcción del imaginario sobre indígena en la prensa de Chiapas: una reflexión desde el Análisis Crítico del Discurso”, se tienen como principal objetivo conocer cuáles son los discursos que se han escrito sobre el indígena en el periódico que se distribuyen en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas; Tiempo de tiraje local. El período que se seleccionó fue el de 1988 a 1994. La razón del análisis de este período se debe a varias circunstancias, en primer lugar porque comprende el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, que es precisamente el período de gobierno donde se va gestar el movimiento zapatista en el sur de México y es a través del seguimiento de las notas periodistas de esta época donde podemos encontrar algunas pistas sobre cuáles eran las condiciones en Chiapas para que hubiera un levantamiento indígena armado.

sujetos a supervisión en cuanto a la implementación. Al reconocer que los pueblos indígenas y tribales son proclives a sufrir discriminación en muchas áreas, el primer principio general y fundamental del Convenio núm. 169 es la no discriminación.10 Saldívar Tanaka, Emiko, Empoderamiento o disciplina: la política de participación indígena en programas de desarrollo en México. Instituto de Investigación en Desarrollo Sustentable y Equidad Social (IIDSES), Universidad Iberoamericana, México, 2007, p. 7.

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Sobre todo, me interesa saber cuál era el discurso antes y después del levantamiento armado y si a partir de éste el imaginario acerca del indio cambia o permanece.

El periódico Tiempo fue fundado el 6 de febrero de 1968 con el lema: “Informa y Orienta”, comenzó a circular en San Cristóbal de Las Casas con bastante regularidad. Tuvo varias etapas, a partir de la participación de periodistas y colaboradores, aunque siempre mantuvieron una línea editorial bastante definida: es un espacio para la crítica y participación de todos los actores de Chiapas. En la mayor parte de estas etapas, fue sostenida por la pareja de Amado Avendaño quien fue su fundador y director de 1968 a 1988 y Concepción Villafuerte, directora del diario a partir de 1989. En palabras de la hija de ambos; Concepción Avendaño “el periódico era una empresa familiar que funcionaba más por el amor que mis padres tenían a esta labor que por negocio”.

Por ser un periódico que no estaba ligado con una línea oficial ni gobiernista, tuvo muchos reveses, sobre todo cuando en sus páginas se hacían críticas muy fuertes al gobernador o presidente municipal en turno. Pero también, fue un duro crítico de la sociedad coleta11a quien en no pocas veces se le consideró como intolerante y racista. Debe señalarse que aunque tuvo una postura proindigenista en algunos momentos, colaboradores y periodistas del Tiempo fueron bastantes conscientes de que las comu-nidades indígenas no eran precisamente colectividades armoniosas u organizadas, sino por al contrario, al interior de algunas, reinaba la corrupción, el cacicazgo y la injusticia. Lo importante quizá, para quienes escribían en sus páginas era darle la voz a las partes involucradas, por lo que en algunos momentos el rotativo se convierte en un espacio de lucha donde las misivas de descalificación y argumentos de defensa podían prolongarse por día.

En la sección editorial siempre daban su parecer sobre la nota que más caldeaba a la opinión pública y casi siempre mantenían su postura de apoyo a las comunidades indígenas. Sin embargo, esta posición proindigenista, por lo menos en los años que hasta ahora he analizado, grosso modo, no es diferente al discurso oficialista: los indígenas deben ser integrados a la sociedad.

Tiempo vivió su época más álgida en los primeros meses de 1994 al convertirse en uno de los voceros del EZLN, pues a él recurrían para dar sus boletines y comunicados los insurgentes y los diferentes periodistas del mundo iban para mandar su informa-ción a las agencias donde trabajaban y pronto la casa familiar, que funcionaba como editorial, se convirtió en un cuartel informativo donde si alguien sabía de lo que pasaba en la selva; entre los enfrentamientos, la resistencia o los desaparecidos; Tiempo era uno de los pocos privilegiados que podían ofrecer información. Por ello, no era raro ver que

11 Así se le llama a la población originaria de San Cristóbal de Las Casas que no es indígena. Al-gunos de ellos se autonombran “auténticos coletos”, pues aseguran ser descendientes directos de los colonos españoles.

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Venustiano Carranza No. 26; domicilio del periódico, estuviera abarrotado de madres y esposas, así como de gente solidaria que buscaba de alguna manera, una respuesta a un levantamiento que aunque no fue sorpresivo fue de gran impacto social.

A partir de ese momento, Tiempo se vio rebasado, pues sin ser una empresa autosuficiente, los gastos se incrementaron y las amenazas empezaron a tambalear el equilibrio entre colaboradores y periodistas, algunos de ellos prefirieron mantenerse al margen y no continuar colaborando, otros más se involucraron de manera directa que incluso vieron amenazada su integridad física.

El declive definitivo del rotativo fue cuando su principal sostén y fundador Ama-do Avendaño Figueroa participó como candidato de la Sociedad Civil a la gubernatura de Chiapas en 1994, impulsado por la Asamblea Estatal Democrática del Pueblo Chia-paneco, compuesta por organizaciones sociales y campesinas de todo el estado y du-rante la campaña, el 25 de julio de 1994 fue víctima de un atentado en el que perdieron la vida tres de sus cinco acompañantes: Ernesto Fonseca García, Rigoberto Mauricio Villafuerte y Agustín Rubio Montoya y en el que él resultó gravemente lesionado.

A raíz de su derrota en las urnas en 1994 en condiciones absolutamente in-equitativas, los zapatistas lo declararon “Gobernador en Rebeldía” y el mismo ocho de diciembre de ese año, al tomar posesión Robledo, él fue investido con el bastón de mando por los indígenas. A partir de ahí, Amado Avendaño permaneció enfermo y el rotativo solo pudo sobrevivir unos años más que su fundador, pues Amado murió en abril de 2004 y Tiempo solo un par de años más.

El otro periódico a analizar será El Cuarto Poder que a diferencia de Tiempo es de circulación estatal. Fue fundado en 1970 por su también director Conrado de la Cruz Jiménez, quien estipuló como lema del diario “Periodismo del Siglo XXI”. Junto con el Diario Popular Es, El Cuarto Poder tiene el mayor tiraje del estado, con 25 mil rotati-vos distribuidos a lo largo del estado de Chiapas. Su línea editorial es marcadamente oficialista y gran parte de sus regalías las obtiene al patrocinar a una serie de empresas locales y nacionales.

A diferencia del periódico Tiempo, para El Cuarto Poder los indígenas no son un tema prioritario, pues la omisión y la generalización sobre acontecimiento que atañen a los pueblos indígenas de Chiapas en particular, son una constante en el discurso de este rotativo.

Aún no se han seleccionado las notas de este periódico pues en estos momento lo que se hace es la selección, transcripción y sistematización de las notas sobre indíge-nas del periódico Tiempo. No obstante, estoy segura que la comparación de los discur-sos de ambos diarios será un ejercicio muy interesante pues comparten un escenario social pero sus visiones y propuestas son muy divergentes. Ambos fueron creadores de

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opinión pública, formaron y construyeron un imaginario sobre el indígena en Chiapas y particularmente su participación en el levantamiento armado de enero de 1994.

Por ello, considero de suma importancia conocer cómo se fue gestando el dis-curso que preparó la plataforma para la creación de todo un imaginario sobre el indíge-na en Chiapas, no solo por parte de los mestizos sino también de los propios indígenas. Ya que después del movimiento zapatista del 94, el indio fue visto con otros ojos no sólo por los mestizos sino, incluso por los mismos indígenas. Algunos sostienen que la recuperación de la dignidad fue una de las metas a alcanzar y el discurso era una de las vías por las cuales había que reconfigurar.

La relación entre indígenas y mestizos en Chiapas, particularmente en Los Altos, pero sobre todo en San Cristóbal, tienen un historial cargado de racismo y discrimina-ción, situación que ha sido tan bien retratada por Rosario Castellanos12 en su diferentes narraciones. En los diarios analizados, podemos dar cuenta de ello, no sólo por las no-tas recurrentes sobre atropellos y abusos de autoridades, ganaderos y patrones mestizos sino por el discurso que no siempre puede ser abiertamente racista y discriminatorio.

Precisamente porque en el discurso hemerográfico no siempre hay una diserta-ción abierta y directa sino que quienes escriben ocultan su postura ideológica o utilizan estrategias discursivas indirectas para clasificar o descalificar a un grupo, en este caso a los indígenas, es necesario analizar el discurso con un enfoque teórico que devele ese discurso oculto que encierra esquemas grupales que se vienen arrastrando desde épo-cas coloniales como ha sido la perpetua creencia de que el indígena es un ser “rústico pobre y miserable”. Esta triple conceptualización fue sustentada por la iglesia virreinal para mantener una posición proteccionista y de dependencia frente a los indígenas, postura que los diferentes Estados en América adoptaron luego de su independencia.

La pregunta aquí sería ¿De qué manera el Análisis Crítico del Discurso (ACD) nos permitirá develar o esclarecer este discurso hemerográfico que no siempre se mues-tra racista y discriminatorio hacia el indígena?

5. El enfoque teórico en el análisis de “lo indio”

El enfoque desde donde se aborda la investigación es el de Análisis Crítico del Dis-curso (ACD) muy recientemente utilizado por varias disciplinas de las ciencias sociales. Así pues, se denomina ACD a lo que anteriormente se llamó Lingüística Crítica (LC). ACD estudia el lenguaje como práctica social (Fairclough y Wodak). Estos autores con-

12 Rosario Castellanos nació en la ciudad de México en 1926, pero pasó gran parte de su infancia y adolescencia en el sureste chiapaneco, donde se inspiró par escribir sus obras, Balún Canán, Oficio de tinieblas, Ciudad Real y Los convidados de agosto entre otras, en las que retrata a una sociedad blanca intolerante y racista.

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sideran que elanálisis del contexto donde se produce la nota crucial. De modo especial interesa conocer relaciones entre lenguaje y poder.

Desde hace ya varios años hemos venido trabajando con el enfoque teórico del Análisis Crítico del Discurso para entender el imaginario de quienes escriben en la prensa de Guadalajara sobre el indio. Iniciamos con el análisis del discurso hemero-gráfico del siglo X�X, desde los primeros periódicos independientes y le hemos dado continuidad hasta el levantamiento zapatista de 1994, que representa una coyuntura con respecto a la cantidad de notas publicadas sobre el tema indígena y a los cambios que se generaron en torno a su caracterización y adjetivación.

La investigación crítica del discurso parte del concepto de análisis crítico. Un aná-lisis crítico tiene como objetivo fundamental mostrar a través del análisis del discurso, los graves prejuicios raciales en contra de los indígenas, que generaron una imagen negativa que permitió legitimar las políticas etnocidas de los grupos políticos que se disputaban el control político de México en la segunda mitad del siglo XIX. No es mi interés ocuparme en aplicar un modelo o una teoría o validar un paradigma, sino evidenciar los problemas sociales como el poder y la desigualdad a través del discurso. Considero que resultaría sumamente provechoso analizar cómo se fundamentó ideo-lógicamente a través de la prensa, el racismo y la desigualdad que desvalorizaron a los pueblos indios y a su cultura.

La investigación del discurso parte del concepto de análisis crítico. El objetivo central de éste es saber cómo el discurso contribuye a la reproducción de la desigualdad y la injusticia social determinando quiénes tienen acceso a estructuras discursivas y de comunicación aceptable y legitimada por la sociedad.13 Según van Dijk, el análisis críti-co del discurso comprende tres grandes ámbitos: discurso, cognición y sociedad. Que deben analizarse desde tres conceptos fundamentales: poder, historia e ideología.

En lo que respecta al discurso o estructura discursiva éste se refiere al análisis textual. Para poder realizar un análisis textual del discurso debemos recurrir a varias disciplinas a fin de que permitan clarificar la manera en que un discurso no es una simple ordenación de frases sustantivas. El ACD es una perspectiva común que eng-loba el quehacer de lingüística, semiótica y análisis del discurso, pero además, implica otras disciplinas de las ciencias sociales como son; la sociología, la psicología social, la historia, la antropología y la filosofía.

En lo que respecta a la cognición, se parte de supuesto que el conocimiento debe ser compartido por un grupo, por una cultura; pensamos que esta determinación siempre será necesaria para explicar la influencia del discurso en la reproducción de la desigualdad social.

13 Van Dijk, op cit., p. 16.

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La forma última de poder consiste en influir en la opinión de las personas, y el discurso puede influir en la sociedad a través de las cogniciones sociales de aquéllas. Si se tiene claro este punto se puede llegar a dilucidar cómo se construyen los conoci-mientos sobre el mundo, las ideologías de grupos, las actitudes sociales, los prejuicios. Para poder influir en grandes masas o en grupos de personas, éstas y éstos tienen que comprender el discurso (cognición, interpretación individual y social). Los intelectuales orgánicos son los que tienen acceso a la manipulación y uso de estructuras de domi-nación.14

En el ACD no sólo es importante analizar textos hablados y escritos como obje-tos de investigación; se requiere teorización, descripción de procesos y estructuras so-ciales que dan lugar a los propios textos. Desde la perspectiva del ACD se entiende que el lenguaje es también un medio de dominación y una fuerza social. Sirve para legitimar las relaciones de poder organizado. Por tanto, el lenguaje es también ideológico.

En el ACD se intenta mostrar cómo, en cierto sentido los discursos no son obra de una persona cualquiera. Sino más bien son arenas de combate ideológico que dejan huellas que el analista debe descubrir, describirlas y aún más allá explicarlas y comba-tirlas. De ahí que una característica básica de los investigadores que realizan ACD es que en muchos casos asumen abiertamente su postura política e ideológica ante objeto de estudio.

6. Consideraciones finales

Si partimos del supuesto de que el discurso periodístico no implica “un pasivo reflejo del mundo, ni los espectadores las reciben pasivamente en el seno de sus vidas como formas a obedecer o imitar sin más.”15 Sino que forma parte de una construcción so-cial, donde lectores y escritores están implicados en un contexto específico y por tanto ambas partes dan significado a una práctica social, entonces podremos empezar a ver a los medios masivos de comunicación, como la prensa, como una fuente de análisis en las ciencias sociales que nos permite explicar la construcción de imágenes que los actores se han hecho de si mismos y de los “otros”, en este caso estos “otros” son los indígenas.

La construcción de “lo indio” en el periódico Tiempo solo puede entenderse en la medida que se analiza el contexto histórico en el que se escribe la nota, pero además es primordial recurrir al estudio lingüístico del texto a fin de develar las estrategias dis-14 Hernández Casillas, Horacio y Erika Julieta Vázquez Flores, Racismo y poder: la negación del indio en el siglo XIX. INAH, México, 2007, p. 47.15 Andatch, Un camino interdisciplinario hacia la comunicación: medios masivos y semiótica. (Colección Biblioteca Personal) Centro Editorial Javeriano, Bogotá, 2001, p. 36.

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cursivas de quienes de manera abierta o matizada han venido reproduciendo a lo largo de décadas un discurso racista y discriminatorio.

No basta con leer detenidamente la nota del periódico para entender este dis-curso racista, es primordial caminar por las calles donde se gestó el rotativo, escuchar las conversaciones de sus lectores, entender la fotografía viviente y dinámica de San Cristóbal de las Casas con todas sus contradicciones y sus procesos que están inmersos no sólo en una historia nacional sino también de índole global.

En este sentido, “lo indio”, solo puede entenderse en la medida en que se cons-truyen así mismos aquellos que no se consideran indios; mestizos, blancos, coletos, en fin, ese “nosotros” cada vez más difuso y distante; empeñado en mantener fronteras.