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-l UN1VERSlDAD DE MEXICO
¿REALISMO MÁGICO O REALISMO CRÍTICO?
DESDE EL romanticismo, los temasde la soledad y la angustia hanpenetrado en la literatura hasta
llegar a la desintegración más definitiva del sujeto en la novela contemporánea'. En. los ejemplos extremos, elrompimiento es tajante entre el hombrey el mundo, es decir, lo contrario de laconcepción "clásica" de la vida, queequilibra la influencia de ambos entresí. c:::uando en la literatura hispanoamericana ha prevalecido aquella actitud, ha sido un poco por imitación ytambién por rechazo de una realidadnegativa a la cual no se ve salida. Aunque la poesía ha reflejado más que lanovela esta tendencia, en México se hadado una corriente novelesca bastantenutrida que, con diversos matices, seinscribe dentro de la misma dirección.
Al filo del agua,. en 1947, deslindados etapas de novela mexicana contemporánea: el ciclo de la Revolución y lanueva corriente, más interiorizada e interpretativa, característica de los últimos aI1os. Los notables valores expresivos de YáI1ez señalan esa obra comopunto de partida evidente del nuevoLOna' narrativo, aunque haya indiciosanteriores, como las dos primeras novelas de Revueltas. Desde entonces, lap'roducción muestra ciertos rasgos semejantes, por la visión del mundo mexicano que refleja: la mirada de losnarradores pretende descubrir manifestaciones vitales, emotivas sobre todo,esenciales a este hombre y esta situaciónde México, como si se tratara de unaconciencia singular y desligada. últimamente aparece un nuevo elemento, laperspectiva crítica sobre la realidad, quela ve quizás menos de cerca pero enrelación con algo más amplio, con eldestino del hombre contemporáneo.Aquellos que no adoptan una actitudcrítica no reflejan tanto una realidadfalsa como una realidad incompleta.Cerrada e inmodificable, es un pasadopresente desprovisto de dimensión futura y de esa concepción de la realidady del tiempo se desprende una visiónparalítica del hombre, sin ninguna posibilidad de acción sobre el mundo. Haypues~ hasta ahora, una tendencia predommante y otra que apenas comienzaa manifestarse. Dentro de la primera secuentan YáI1ez, Revueltas, Rulfo y, con~tros matices, López Páez y Sergio Galmdo; con una temática muy distintaentre ambos, Rosario Castellanos, yCarlos Fuentes representan la segundaactitud.
Hay algo, sin embargo, que identificaa las obras escritas después de 1940. Esecarácter común es, esencialmente, lapretensión de interpretar una realidad,de no limitane a su reproducción, recuento o reportaje. De Al filo del aguaa El bordo priva en la conciencia de[os novelistas algo más que el deseo deinteresar la curiosidad del lector con las~cue.ncia (~e. un argumento con apanenCIa venclIca. El hecho mismo deque quienes quisieron reconstruir laI~istoria revolucionaria se apegaran casi
..... ---'-5le-Rlpre a los personajes históricos reales imponía un primer obstáculo técnico. La ·novelahistórica es, por naturaleza, un género ambiguo que al pre-
Por JI/licia C/\JHPOS
Fotos de Ricardo SALi~ZAl{.
tender hacer de la historia una novelala convierte en memoria o crónica y lapriva de uno de sus caracteres esenciales: constituir, más que un espejo, unreflejo virtual de la realidad. Ahoralos escritores tratan de crear una estntctura artística, donde los sucesos ypersonajes recogidos de una realidadmúltiple se articulen de acuerdo conuna lógica propia a la forma novelesca.El rey viejo es un interesante experimento de asimilación del género histórico y la obra de ficción strictu sensu.Fernando Benítez ha intentado, connotables aciertos psicológicos, es;! alianza difícil de personajes tomados directamente de la historia y otros sintéticos, que contienen las facetas de muchos individuos reunidos en la proyección de un destino "posible". Aunqueel enfoque crítico de Benítez sobre lavida política del país lo ,acerca a lanueva corriente El rey viejo no corresponde estrictamente ni a una ni a laotra de las dos tendencias que, concierta arbitrariedad implícita a todaclasificación literaria, nos han reveladocoincidencias -y' _diferencias fundamentales entre las más recientes novelasmexicanas.
Con el rescate de la forma trajeronlos nuevos autores una revaloracióndel lenguaje que, especialmente en Yáñez y Rulfo,es.utilizado con una conciencia máxima de sus posibilidades.El lenguaje se convierte en estilo, encaja de resonancia de una sensibilidaddeterminada, del ritmo y el tiempo vitales de la narración. Lleno de claroscuros y recovecos, reiterativo C0'110 lavida lenta, cerrada, de Al filo del agua;recreación poética de la sintaxis popular, para expresar una realidad aureolada de magia en Rulfo se nena enRosario Castellanos del lirismo de laimaginación mítica de una raza quevenera la palabra como "arca de la memoria". La escasa flexibilidad de laprosa de Revueltas se equilibra concierta fuerza espontánea y un alientode sinceridad e indudable carga emotiva. Fuentes busca una forma precisa,eficiente y económica, en lucha constante con el obstáculo de la facilidady la fluidez directas de su lenguaje yLópez Páez y Galindo tratan de afilaruna expresión :rdecuada a las sutilezas
. de s~s s~nsib~lidades, .de sus propiasexpenencIas vitales y lIterarias.
Si nos preguntamos cómo representan la realidad estos naradores advertiremos a primera vista que no podríamos conformarnos con llamarlos escritores realistas. En todo caso, habríaque eepecificar cómo en Y,íñez se tratade un realismo "ele las esencias", de unrealismo "má¡?;ico" en Rulfo, de un realismo "crítico" en Fuentes. La filiaciónhispánica de ese realismo de Y,íñez semanifiesta en su busca de las realidades .~spirituales "orgánicamente" entreteJIdas a las apariencias. Una realida(~ que se percibe, sin embargo, sensonalmen te, I1lU y ligada a los sentidos,apelando más a éstos que a la intcligen-
cia. Yáñez mira a su mundo a travésde la experiencia del sujeto, de sus pero'sonajes. Revueltas agiganta los conflictos de las conciencias individualesfrente a lo social y Rulfo interpreta larealidad, no sicoló~ica ni socialmente,sino preocupado por descubrir la naturaleza profunda de la vida mexicanacon una visión poética o "mágica". Laevocación autobiográfica sirve a Rosario Castellanos para acentuar el juegode las relaciones' sociales en la medidaen que afectan la vida de los individuosy a López Páez p:lra desligar la vidapersonal de las relaciones sociales. Enlos dos extremos de este péndulo sujeto-sociedad se encuentran Galindo yFuentes. La atmósfera emocional, 'luese desprende de los personajes mismos,priva en Galindo sobre cualq.uier alusión ocasional a un ambiente determinado: su talento indiscutible está enrevelar la trama de las relaciones humanas y, 'si se quiere descubrir algunamotivación social, queda al buen entender del lector. Fuentes, por el contrario, busca integrar en lo singular delos destinos de sus personajes las direcciones de la historia y tiene una agudaca pacidad para escoger a~unto, situaciones y personajes adecuados para representar con perspectiva el sentido deuna época. Para todos, con excepciónde Y::íJiez que nació en 1904, la Revolución Mexicana sólo es experiencia generacional en sus etapas finales. Es decir, durante la juventud o la niñez vivieron la culminación del movimientorevolucionario y luego su frustración._Las novelas que ahora nos interesanhan sido escritas después de 1940 y elpesimismo prevaleciente en la mayoríade estos autores se debe a un sentimiento de frustl'ación, auna falta de confianza en los resultados de la acciónhistórica, muy específicamente condicionados por sus experiencias del pasado inmediato. La Revolución Mexicana sigue siendo para todos -aunpara quienes no plantean explícitamente conflictos distintos a los personalesel trasfondo obvio y, para muchos, inclusive la obsesión angustiosa.
La realidad aparece a Rulfo destrozada, llena de dolor. El mundo se cierra sobre la experiencia pasada y pierdetodo movimiento. Si el mundo rulfianoes angustioso es por esa inmovilidad,esa inmutabilidad. Pedro Páramo sedesarrolla en un momento vagamentedeterminado de la Revolución -la lucha de facciones y luego la guerra cristera-. Cuando Juan Preciado llega aComala todo eso ha pasado -Comalaes un pueblo muerto, donde sólo quedan murmullos, rumores, recuerdos. Elrecuerdo sobre todo del cacique, "rencor vivo", es lo único en ese pueblocalcinado, derretido, cruzado por bandadas de cuervos, donde la atmósferano es más que calor puro, sin aire, sinagua. Es el mismo paisaje de Yáfíez,m:ís trágico quizás. El "pueblo de muo'jeres erílutadas" es ahora pueblo desombras, de muertos. "Hay pueblosque saben a desdicha... Este es unode esos pueblos, Susana." "¿Y por quése ve esto tan triste? -Son los tiempos,seiíor." "Y, sin -crnb~o, padre, dicen
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"el juego de las Telaciones sociales que afectan la vida de los individuos"
que las tierras de Comala son buenas.Es lástima que estén en manos de unsolo hombre. ¿Es Pedro Páramo aún eldueño, no? -Así es la voluntad de Dios."Como Faulkner, a quien se acerca nosólo por la técnica sino por la visióndel mundo, Rulfo no ve ninguna posibilidad de rescate para un hombre desprovisto de salvación. La vida es sóloobjeto de reflexiones en un mundo irrevers:~):e, ~: de la muerte. Son los muertos quienes se relatan sus destinos desde la impotenr:ia m,is absoluta, la másesencial incapacidad de actuar. Destinos que no van a ninguna part(; vidadetenida, que se con~und~ con la muerte. Diálogo de muertos que sólo puedetener un fin; el silencio, el desvanecimiento de la conciencia en la nada.Rulfo no cree que la realidad brutalpueda ser modificada por la intervención del hombre. En su mundo se detienen el tiempo y las cosas y los hombres no transcurren, sino que duran,al margen del dinamismo de la historia. La protesta contra la realidad deSusana San Juan -uno de los más hermosos personajes rulfianos- es la locura, que le devuelve las imágenes purasde la infancia. Lo demás es la muerte.La misma de Yáñez o de Revueltas.
Pocas cosas suceden en aquel pueblocerrado, solemne, de Al tilo del agua.Los grandes acontecimientos son lasmuertes; nada más importante en esavida lenta, monótona. Las fiestas religiosas de duelo rigen el calendario vital de todos. Los sombríos ritos que
anuncian la inminencia de la muerte-Cuaresma, Semana Santa- en vez delas celebraciones jubilosas - Navidad,Epifanía. El pueblo es como una ollacerrada donde hierven vapores tanfuertes que en un momento lo reprimido tendrá que abrirse paso y escaparviolentamente - muerte de Micaela porDamián, locura de Luis Gonzaga; huida de María con los revolucionarios.La acción es pasiva y ha~ta lo trágicosucede a la g-ente sin gran intervenciónde su voluntad, empujados todos a susdramáticos destinos por un modo devida, unas normas de conducta, que lesson ajenos realmente. La única que sesalva es Máría, la que decide evadirel destino funesto del pueblo, que seguirá consumiéndose al margen de lahistoria, y se marcha a la Revolución.En este personaje encarna un anhelo deliberación personal y colectiva que representa una época nueva. Pero el pueblo, la pequeña comunidad en conjunto,es la negación de ese anhelo; es lo estático, la rémora del acontecer histórico que, tras el paso de los revolucionarios, vuelve a quedar Lomo antes, como"siempre". El tiempo en Yáñez es untranscurrir monótono, conmovido súbitamente por lo catastrófico. A pesarde que la acción sucede dentro de unmarco histórico concreto, a pesar de laviolenta irrupción revolucionaria, laimpresión definitiva es de estancamiento no de dinamismo. 1 También Revueltas siente como angustia, con "infinito desconsuelo", la frustración revo-
lucionaria. Sus campesinos (El luto humano) no tienen más posesión que unDios siniestro y una religión oscura, deodio y no de amor, de miseria y de soledad. La tierra que han recibido esseca y estéril; sin embargo no esbozansiquiera en su interior una protesta. Sólo les queda caminar "sin destino, sinobjeto, sin esperanza. Por no dejar".También aquí la gran solemnidad no esel nacimiento sino la muerte que congrega a todos los vecinos -como en Yáñez- "para reverenciar, para recordar,entregándose a su recóndita nostalgia".
La visión del mundo del novelista serefleja concretamente en el tipo de conflictos que plantea entre el hombre y lasociedad, en el entretejido de las vidaspersonales y el mundo. La novela supone sujetos concretos y un mundo exterior, que puede ser visto objetivamentey, al mismo tiempo, proyectado en laconciencia de los personajes o bien representado sólo en su exterioridad osólo en su reflejo subjetivo. ¿Cómo hanresuelto nuestros autores este dilema delas relaciones hombre-mundo y del punto de vista?
A través de una reconstrucción poéticadel clima emocional de la infancia, Rosario Castellanos escribe en Balún Canánel testimonio de la crisis de una familiafeudal, cuando parecen conmoverse suscimientos, la propiedad de la tierra yla servidumbre de los indios. El puntode vista está situado en la experienciadel mundo de los amos, de las relaciones personales que allí entraban en jue-
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go. Los sentimientos -la ternura, elamor- son preferidos por el, deseo depmesión: la madre, por ejemplo, prefiere al hijo varón porque encarna esaposesión y ese dominio. Las únicas relaciones auténticas son las de la niña conla nana y, a través de ese contacto, la.,!liña aprende a "ver" a los indios. y ano hacerse solidaria de la culpa familIar.En su conciencia se produce el duelocruel entre el mundo ordenado y suavede la casa, la nana y los juegos y el'mundo violento de la explotación y larebeldía. Dentro del marco de la vidaburguesa, Carlos Fuentes refleja también la deformación de unas relacionescondicionadas por el lucro y el poder.Mientras que La región más transparente deja abierta la posibilidad de una"renovación interior" de la burguesía-la reintegración de Robles a la conciencia de sus orígenes- Las buenas conciencias pone precisamente en cuestiónlos valores que pretende representar esaburguesía ante la práctica efectiva quecaracteriza su conducta. La protesta deCeballos frente al juego sucio de los"justos" en el mundo fariseo de la pr~
vincia es individual y solitaria. Se lImita a una crítica moralizante, como sitodo fuera cuestión de buena o malavoluntad individuales y quiere salvarsu conciencia cristiana sin negar globaly prácticamente a ese mundo enajenado.La novela "de la educación", que desarrolla la crisis de conciencia del adolesce~te dentro del mundo burgués, tieneuna bien cimentada tradición en lasliteraturas occidentales. Generalmente,esa crisis tiene uno de dos desenlaces: laabdicación o la soledad - o bien elprotagonista acepta ese mt¡ndo o biensostiene una rebeldía solitaria, que notrasciende de él mismo. El adolescentede López Páez (El solitario Atlántico)no encuentra refugio para abrigarse delas mentiras del mundo de los adultosy se repliega sobre sí mismo en buscade otra plenitud más verdadera, se entrega ciegamente a su destino. El JaimeCeballos de Fuentes llega a entendercuál es la fuente originaria de las másgraves mentiras sociales, que engendrantodas las demás mentiras, pero es incapaz de salvar la contradicción entre loque siente y lo que su medio le imponecomo verdadero: abdica. Se dente impotente para modificar el egoísmo, la inmoralidad, la hipocresía y la explotación; sólo desea cubrirlo de palabras para aceptarlo definitivamente. Renunciaa su rebeldía después de debatirse estérihilente entre un no poder aceptar yun no poder negar. Deja de ser la malaconciencia de los demás para ser "unode ellos", para integrarse a la "buenaconciencia" de todos. Aunque la novelahubiera estado completa con el soloplanteamiento de las contradiccionesvitales dentro del universo de la manerade vivir burguesa, Fuentes prefirió contraponer explícitamente -con Juan Manuel Lorenzo- la existencia del otromundo, el de los obreros, en oposición yacusación a la buena conciencia burguesa: "Voy a hacer todo lo contrariode lo que quería -añadió Jaime-. Voya entrar al orden." "-No vas a encontrar a nadie allí - le dijo, al fin, JuanManuel-. No es grave... tu dolor.Otros ... son los que sufren de verdad.Ceballos: un día ... ya no tendrás derecho a colocarte aparte ... con el pre-
texto de tu propia salvación. ~19°'"como una gran ola... te cubnra. Teencontraras .. , analizándote ... desespe-rada ... y la ola no te respetará." .
Volvemos a Revueltas. Su hon<;lo fatalismo en la concepción del destino humano, su ambigua esp~ranza, se re~elaclaramente en la situaCIón y la. actituddel revolucionario, ese personaje sobreel cual vuelve una y otra vez como sobre su propio dilema vital. Si de a~90puede liberar al hombre la revolUClOnes de la opresión material, pero nunc~
del sufrimiento inherente a su condIción humana misma. Esos comunistas deRevueltas, que sienten ciert.a so~i,daridaden el sufrimiento y la humIllaCIon de lacárcel (Los muro.s de agu~) n? se identifican en la aCCIón comun, SInO en lapasividad co~ún, en el senti~se so~idariamente objetos de un destino ajenoque si llega a liberarlos será a pesarde ellos, fatalmente. Son "como figurasmuertas de un juego fatal, en queno tenían intervención alguna." Entrehombre y hombre, entre el hombre yla mujer sólo hay incomunicación. Ellíder se encuentra con "la más infinitasoledad del alma como régimen únicode convivencia";. su mujer, "encogidasobre sí misma, como envolviéndose enel cuerpo de su propia soledad" no logra salvar la infinita distancia que lasepara de ese hombre totalmente ajeno; Gregario, el militante, en mediode la actividad política se debate, "otravez rodeado de tinieblas, solitario enmedio de una tempestad de dudas".Todos están frente a la soledad. Unospretenden disfrazarla con ideas absolutas y otros se le entregan sin reservasni aspavientos, con resignación. Ni lasolidaridad -aun la revolucionarialos salva de la soledad y la angustia.Actúan sí, pero sabiendo de antemanoque la condición humana será eternamente la misma. La soledad, la incomunicación, son también constantes delmundo rulfiano. Entre el mundo hermético de Pedro Páramo -el poder y laviolencia- y el de Susana San Juan -labelleza, el amor, la ternura- no podíahaber comunicación: de ahí el refugiode ella en la locura y la muerte lenta,consumida, de Pedro Páramo. Susanamurió y "desde entonces la tierra sequedó baldía y como en ruinas" y elcacique "echó fuera a la gente y sesentó en su equipal, cara al camino".Susana San Juan amaba la vida comolos niños, "mirando el nacimiento delas cosas: nubes y pájaros, el musgo.¿Te acuerdas?" Era hermoso el mundode la infancia: "Y los gorriones reían;picoteaban las hojas que el aire hacíacaer y reían; dejaban ws plumas entrelas espinas de las ramas y perseguíana las mariposas y reían. Era esa época.En febrero, cuando las mañanas estaban llenas de viento, de gorriones y deluz azul. Me acuerdo." Cuando su padre le anunció que Pedro Páramo laquería como mujer, ella se resignó ypensó: "Tendré que ir allá a morir."No podía haber entendimiento, eran dosmundos que se negaban como el pecado y la inocencia, la crueldad y elamor. "¿Pero cuál era el mundo deSusana San Juan? Esa fue una de lascosas que Pedro Páramo nunca llegóa saber."
Con las motivaciones íntimas de unascuantas vidas que tratan, inútilmente,
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de encontrarse a sí mismas, Sergio Galindo -reincide en la misma línea temática, acentuando los imponderablesde los destinos individuales, la subjetividad de las normas de convivenciaque deben ser más objetivas, la incertidumbre de la vida en general. El sentido del tiempo se subjetiviza en Camerina Rabasa (Polvos de arroz) hasta el punto de perder todo contacto conel tiempo objetivo. Como las puertasde la casa, cerradas al mundo exterior,la vida interior de Camerina rompe conla realidad. En el desmoronamiento deesa existencia estéril y trágicamente ridícula podríamos descubrir, quizás, eldecaer interno, orgánico, de una épocay unos tipos humanos en vías de desaparición - la vieja aristocracia provinciana. Para el autor, sin embargo,la incapacidad de los seres humanospara abrirse a los demás, para salirsede sus propios subjetividades, no se refiere a determinada situación social, adeterminados tipos, sino al hombre y a lavida humana en general. En El bordo-prevalece el vacío de unas vidas sincontenido, personajes a quienes la posesión material de riqueza y seguridadno alcanza a darles una razón para vivir y que, dentro de sus pequeños mundos individuales no logran trascenderseni realizar el amor, la fraternidad nila comprensión humanas..El leitmotivde esta corriente temática aparece también en la novela de Sergio Fernández, Los signos perdidos, donde los personajes acaban por no reconocer otrarealidad que la subjetiva y herméticade cada cual. Una de las expresionesmás desesperadas de esta tendencia esEl lugar donde crece ld hierba: la vida,espera sin futuro, no es aquí ya nadamás que un paréntesis vacío de la nadaa la nada.
Es indudable que la novela es el género más representativo en este momento de la literatura mexicana. La poesía,que antes tuvo una etapa de auge, vasiendo menos pródiga mientras que losnuevos autores prefieren significativamente la forma narrativa. Si tenemos encuenta que se trata de una de las manifestaciones literarias más afectadas porel desarrollo de la sociedad, no es difícil explicar los orígenes del fenómeno. La novela se ha desarrollado paralelamente al surgimiento y florecimien·to de las ciudades modernas. Es decir,como reflejo de grandes transfonnaciones, cuando entran en contacto y chocan o se asimilan formas de vida anti·guas con otras nuevas y el movimientodentro del mecanismo social se hacemás evidente que en las épocas de estabilidad. Las fábricas que han empezado a apretarse en los suburbios de lagran ciudad mexicana no han surgidosolas. Ahí está una burguesía ya concaracteres muy acusados y unos obreros que no son los mismos de los primeros tiempos revolucionarios. Un sociólogo diría que las contradiccionessociales se han agudizado. Y, en efecto,no sólo prevalecen actitudes, maneras desentir y de actuar, tipos humanos deetapas inmediatamente anteriores, sinoque los personajes carac~erísticos delpresente conllevan antagonIsmos que sonel germen de etapas futuras. La formanovelesca, singularmente apta para elplanteamiento de los conflictos entre el
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llOmbre y la sociedad se convierte, pues,,en la manera de expresión preferida pormuchos autores, aun por aquellos quetratan de sustituir al conflicto del hombre con la sociedad el conflicto privadodel hombre consigo mismo que, en última instancia, tiene su origen, aunqueno sea obvio sino aparentemente remoto, en las relaciones de todos los hombres entre sí dentro de un medio determinado. Una sociedad donde coexistendiversos niveles tiene que ser infinitamente contradictoria.' Al mundo moderno y citadino de b4rgueses, clase media,obreros, se opone otro extremo muy'ajeno, muy al margen de las nuevas formasde vida y con una estructura espiritualmuy distinta, el mundo del campesino,de los pequeños pueblos de la provinciamexicana. Y, como aplastado entre ambos estratos, esa masa que nutre los barrios más sórdidos de la ciudad y quesin ser ya campesina no ha llegado aproletarizarse. En dos escritores se reflejan, en su manifestación más concientey acabada, estos mundos: el de R~lfo
es el campesino, que él ve sin redención.De ahí todo su fatalismo, su pesimismo,su dolor, su angustia que no se limitaa la idiosincrasia y la mentalidad mágicade un tipo concreto de hombre mexicano, sino que constituye una visión totalde la vida y del mundo. Fuentes, por suparte, se interesa por fijar los rasgosdel otro extremo: el creado por la burguesía y la industria. Su visión de la realidad tiene que ser, pues, como el mundo que pinta, más racionalizada y las
aristas de sus personajes más definidas.No todo es, sin embargo, claro y racional en las formas de vida de este nivel'de la sociedad mexicana; sobre todo, enlos ambiguos escalones de la muy pequeña burguesía y la amorfa poblaciónflotante de la ciudad de México. También esos estratos quiso representarFuentes en su fisiología de la capital,La región más tmnsparente; de ahí queno estén ausentes algunas constantes deirracionalismo como motivación vital,pero no como ingrediente de la visióndel mundo del autor, sino de los personajes, muy concretos, que retrata. Rosario Castellanos, que penetra como Rulfa en las capas que no se han incorporado al mundo moderno -en su caso,la vida de los indígenas de Chiapas- lohace sin el pesimismo de aquél; paraella no hay sólo resignación y estatismosino rebeldía y solidaridad y, en consecuencia, la posibilidad de cambio. Lapostura de Revueltas es singularmenteparadójica: se trata de ese mismo mundo mágico, cuya máxima expresión esRulfo, pero con el ingrediente deun revolucionarismo sui generis que senutre de aquel fatalismo en vez de intentar transformarlo. El rechazo íntimode los demás hacia la vida que se imponehistóricamente se traduce en ensimismamiento y desconfianza. Los mismos queacompañaron a Yáñez en su pentranteexamen de la conciencia intranquila deun pueblo perdido, en vísperas de la Revolución Mexicana.
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Los novelistas mexicanos se enfrentanahora con problemas muy concretos, relacionados tanto' con la técnica comocon la visión del mundo. El problematécnico esencial es evidente; ¿puede serutilizada la técnica narrativa contemporánea, des4e la asociación de ideas y elmonólogo interior hasta la discontinuidad de la secuencia temporal? Esos hallazgos formales han servido para reflejar un mundo al que se veía ya sin unsentido coherente: un mundo en el cualmuchos elementos, especialmente los valores, empezaban a desintegrarse. Pero ladesintegración temporal y de los caracteres significaba, de hecho, que el artistano encontraba ya ningún sentido a larealidad objetiva y que inclusive el sujeto, desgarrado frente al mundo, teníadificultades para concebirse como algounitario, como un ser con destino propio y no como una multitud de vivenciasaisladas. Un carácter típico de la novelaeuropea y norteamericana de los últimostiempos es la falta de caracteres, de personajes que dejen una huella durable enla experiencia del lector. Pero el hechode que determiILadas técnicas hayan servido para expresar una actitud semejante no significa que esos recursos, válidosen tanto que permiten penetrar más enel interior de la conducta humana, nopuedan expresar también otra actitudhacia el mundo: una actitud que descubra un sentido a la vida y una coherencia y una dirección a la acción de loshombres. La técnica no presupone laactitud hacia la realidad y, en tanto
"un anhelo de libemción jJersonal y colectiva que representa una nueva época"
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"La novela se ha desarmllado paralelamente al surgimiento y florecimiento de las ciudades modernas"
que se expresen profundamente los sentidos de esa realidad, todos los hallazgos del arte narrativo son utilizables. Elproblema se desplaza, pues, a su verdadero terreno, el de la visión del mundo.y el dilema estrictamente técnico se convierte en una exigencia estructural, enuna relación orgánica de la forma y elcontenido - cómo lograr el equilibrioentre lo individual, las vidas concretasy el sentido coherente de la vida en estaépoca, en México, en el mundo. Por supuesto, cada artista tiene su propia experiencia de la realidad y su tono singular de sensibilidad. Pero, cualesquieraque sean sus opiniones generales, inclusive las políticas, un buen novelista acaba por descubrir y reflejar la realidadde su época siempre que no haga a unlado algunos de sus aspectos para representar sólo uno de ellos, siempre quesaque a la superficie las corrientes a veces ocultas, los diversos personajes y factores que entran en juego en una sociedad, en un momento dado. Dos deformaciones pueden producirse frente aesta tarea que el narrador debe exigirsea sí mismo. Una es el peligro de condicionar los personajes a una concepciónteórica previa del mundo en vez de partir, a la inversa, de los destinos personales dejados en libertad que, si sonauténticamente posibles, tendrán quereflejar la compleja dialéctica de unaépoca. Otra e~tá en hacer de una visiónparcial y subjetiva de la realidad, todala realidad: la angustia, la soledad y la
muerte son una parte de la realidad perono la agotan. Hay desesperación y angustia pero, más que en la concienciadel hombre corrie!1te, que jamás renuncia absolutamente a la esperanza, en lade muchos intelectuales y artistas queasí revisten un derrotado conformismo. y esto les resta visibilidad, les impide contemplar la continuidad de lavida, el renacimiento de la esperanza yla capacidad que tiene el hombre, entodos los tiempos, de actuar y hacersesu propio destino.
Desde hace más de una década seviene hablando de una crisis de la novela. Los caminos de Proust y de Faulkner, se dice, han agotado todas las posibilidades de ahondamiento subjetivoen la conciencia y últimamente muchosnovelistas se han dedicado a describir unmundo donde parece que sólo existenobjetos, cosas morosamente detalladas,como si el hombre no tuviera ya nadaque decir de sí mismo. Mauriac y Sartre,desde observatorios bien distantes, hancoincidido en su desconfianza por el futuro de este género, tan rico hasta ahora.Pero ¿no sería justo preguntarnos si lacrisis de la novela no se debe precisamente a que ha venido reflejando unaconciencia en crisis? ¿A que la conciencia reflejada y agotada es una conciencia en trance de perecer y el mundo vi~
to a su través un mundo en desintegración? y algo más. Que quizás sea ennuestro mundo, este mundo que apa-
rece cada día más firmemente en lahistoria y que más que pasado occidental tiene un porvenir universal, donde el arte novelesco encuentre la salidaal callejón de la conciencia que da vueltas .en torno a sí misma o se detieneensimismada en un universo blanco yestéril, de cosas sin vida. Si nuestra Tea[idad, lejos de ser una "tierra baldía",ofrece un porvenir, al novelista hispanoamericano de hoy toca una labor llena de sentido, de posibilidades y de riqueza: integrar, con la cohesión de laforma tradicional y los hallazgos de lanovela contemporánea en la exploraciónmás profunda del hombre, ese mundo entransformación, con todas sus contradicciones y todo su dinamismo.
1 La tierra pródiga, última novela de AgustínYáñez, introduce un elemento dinámico: elocaso del predominio de los caciques ante laembestida del progreso moderno. Sin embargo,la realidad mexicana sigue caracterizándose poresa nivelación peculiar de poesía y muerte vio·lenta, intrigas politicas y progreso como fuer·zas todas de igual valor, desencadenadas y unpoco regidas todavía por la fatalidad -la muojer, la tierra- que asiste a la derrota del caciquey lo nutre nuevamente de energías. En definitiva, su destino queda en suspenso, como enespera de que el país sepa encauzar su fuerzaprimitiva y "lanzarla al futuro". La verdad,el porvenir, está en ese mundo violento peroaprovechable. El único progreso posi.ble es elque impulsan quienes no vacilan en "ensuciarselas manos" y utilizar a las fuerzas reales, enten·<liendo como tales las que hasta el momento hansido más negativas y olvidando cualquier otraposibilidad de auténtica transformación.