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NÓMADAS 86 NO. 27. OCTUBRE 2007. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA Reflexiones sobre la reforma de la Universidad en el capitalismo cognitivo * Montserrat Galcerán Huguet** Partiendo de una presentación de las tesis más interesantes del llamado capitalismo cognitivo, el artículo desarrolla las implicaciones del proceso de reforma de la enseñanza universitaria en los países de la Unión Europea. El tono crítico del texto se prolonga en el análisis del tipo de subjetividad propiciada por los procesos en curso, y auspiciada por las demandas del propio capitalismo cognitivo. Palabras clave: capitalismo cognitivo, Universidad, subjetividad, Plan de Bolonia, posfordismo, trabajo inmaterial. Partindo de uma apresentação das teses mais interessantes do chamado capitalismo cognitivo, o artículo desenvolve as implicações do processo de reforma do ensino universitário nos países da União Européia. O tom crítico do texto prolonga-se na análise do tipo de subjetividade propiciada pelos processos em curso e auspiciada pelas demandas do próprio capitalismo cognitivo. Palavras-chaves: capitalismo cognitivo, Universidade, subjetividade, Plano de Bolonha, pós-fordismo, trabalho imaterial. After an exposition of the most interesting theses on the so-called cognitive capitalism, the article develops the consequences of the reform process of college education on the UE countries. The analysis of the particular kind of subjectivity promoted by the oncoming processes and by the exigences of this same cognitive capitalism, expands the critical scope of the text. Key words: cognitive capitalism, University, subjectivity, Bologna reforms, post-Fordism, immaterial work. * Este trabajo surge de la investigación en torno a los cambios sufridos por las universi- dades contemporáneas, desarrollada por la autora en el marco del grupo de investiga- ción de la UCM, Globalización y Movimientos Sociales (GMS), del que es co-directora, y se alimenta de las últimas reflexiones en torno al llamado Proceso de Bolonia. ** Catedrática de Filosofía de la Universidad Coplutense de Madrid, área de filosofía, Madrid, España. E-mail: [email protected] ORIGINAL RECIBIDO: 16-IX-2007 – ACEPTADO: 05-X-2007 [email protected] PÁGS.: 86-97 Eduardo Santos (1888-1974) por RENDÓN

Reflexiones sobre la reforma de la Universidad en el capitalismo

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Partiendo de una presentación de las tesis más interesantes del llamado capitalismo cognitivo, el artículo desarrollalas implicaciones del proceso de reforma de la enseñanza universitaria en los países de la Unión Europea. El tono críticodel texto se prolonga en el análisis del tipo de subjetividad propiciada por los procesos en curso, y auspiciada por lasdemandas del propio capitalismo cognitivo.

Palabras clave: capitalismo cognitivo, Universidad, subjetividad, Plan de Bolonia, posfordismo, trabajo inmaterial.

Partindo de uma apresentação das teses mais interessantes do chamado capitalismo cognitivo, o artículo desenvolveas implicações do processo de reforma do ensino universitário nos países da União Européia. O tom crítico do textoprolonga-se na análise do tipo de subjetividade propiciada pelos processos em curso e auspiciada pelas demandas dopróprio capitalismo cognitivo.

Palavras-chaves: capitalismo cognitivo, Universidade, subjetividade, Plano de Bolonha, pós-fordismo, trabalhoimaterial.

After an exposition of the most interesting theses on the so-called cognitive capitalism, the article develops theconsequences of the reform process of college education on the UE countries. The analysis of the particular kind ofsubjectivity promoted by the oncoming processes and by the exigences of this same cognitive capitalism, expands thecritical scope of the text.

Key words: cognitive capitalism, University, subjectivity, Bologna reforms, post-Fordism, immaterial work.

* Este trabajo surge de la investigación en torno a los cambios sufridos por las universi-dades contemporáneas, desarrollada por la autora en el marco del grupo de investiga-ción de la UCM, Globalización y Movimientos Sociales (GMS), del que es co-directora,y se alimenta de las últimas reflexiones en torno al llamado Proceso de Bolonia.

** Catedrática de Filosofía de la Universidad Coplutense de Madrid, área de filosofía,Madrid, España. E-mail: [email protected]

ORIGINAL RECIBIDO: 16-IX-2007 – ACEPTADO: 05-X-2007

[email protected] • PÁGS.: 86-97

Eduardo Santos (1888-1974)por RENDÓN

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El término capitalismo cogni-tivo pretende conceptualizar el nue-vo tipo de capitalismo surgidodesde las últimas décadas del siglopasado como respuesta a los movi-mientos de protesta de los años se-senta y setenta. En los medios decomunicación y en los textos de so-ciología académica se le suele de-nominar sociedad de la informacióny de la comunicación, peroa juicio de diversos inves-tigadores, esa denomina-ción es demasiado vagapara dar cuenta de los nue-vos rasgos de los sistemascontemporáneos. Especial-mente porque deja en lasombra el carácter capitalis-ta de tales sistemas y, enconsecuencia, genera la im-presión de que se tratara desociedades neutras desde elpunto de vista de clase; so-ciedades (casi) sin domina-ción y sin explotación;sociedades “libres”, basadasen las circulación de la in-formación y en la generali-zación de los circuitos decomunicación, que han sur-gido por simple evolución.

El sociólogo ManuelCastells las denomina socie-dades informacionales, es de-cir, basadas en sistemasestructurados en red y apo-yadas en la primacía de lageneración, la transmisión y elreciclaje de la información. En ellas,“la fuente de productividad estribaen la tecnología de la generacióndel conocimiento, el procesamien-to de la información y la comuni-cación de símbolos”, pues, aunqueciertamente la información siempreha estado presente en los modelosde desarrollo, lo nuevo es que “el

procesamiento de la información secentra en el perfeccionamiento dela tecnología de este procesamien-to como fuente de productividad,en un círculo virtuoso de inter-acción de las fuentes del conoci-miento de la tecnología y de laaplicación de ésta para mejorar lageneración de conocimiento y elprocesamiento de la información”.

Este tratamiento se hace en granparte por medio de los nuevosmedios tecnológicos, y genera “uncircuito de retroalimentaciónacumulativo entre la innovación ysus usos” (Castells, 2000: 47 y 62).

A pesar de sus múltiples méri-tos, una descripción como ésta, queresalta el aspecto tecnológico y

Rafael Uribe Uribe, 1905. Fotografía de Melitón Rodríguez. Biblioteca PúblicaPiloto de Medellín

funcionalista, no contribuye adevelar el carácter económicamen-te productivo del conocimiento. Noes evidente a primera vista que elconocimiento, la información y lacomunicación sean bienes o servi-cios de valor económico, favorece-dores de la acumulación. ¿Por quérazón un mayor o mejor conoci-miento sería fuente de riqueza?, y

¿para quién? ¿Lo sería cual-quier tipo de conocimientoo de información, o sólo al-gunos de ellos?, y ¿en quécondiciones? En muchos as-pectos esta aseveración esincluso contra-intuitiva: lahistoria nos habla de innu-merables sabios que murie-ron pobres como las ratas,increíbles inventores que nolograron vender a nadie susinventos, eximios profeso-res universitarios a los quenadie prestó oídos. Luego,no es evidente por sí mis-mo que “el conocimiento”,“la información” o “la co-municación” generen rique-za, a no ser que puedancomprarse y venderse comoocurre con la tierra, o los in-numerables bienes y servi-cios que se comercializandiariamente, y que puedan,además, utilizarse producti-vamente.

El concepto sociedad in-formacional, por otra parte, no sóloda por supuesto el carácter mercan-til de ese tipo de servicios, sino quepone el énfasis en que es la tecnolo-gía informática la vertebradora delnuevo ciclo económico, ya que se laconsidera vehículo privilegiado de lainnovación, la cual, a su vez, lo es delos procesos de acumulación. De estemodo, el tratamiento informático de

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los bienes y servicios cognitivos se co-locaría en el centro de un (nuevo)ciclo virtuoso, capaz de multiplicarsu valor, lo cual se debe, al menos enparte, a que la información transmi-tida no se deteriora con el uso y aque es reproducible casi infinitamen-te. El carácter eventualmente “inmor-tal” de los bienes inmateriales y delos saberes, o sea el hecho de que nose consuman por mucho que se usen,sino que permanezcan inalterados,y su reproductibilidad sea infinita,inclusive el propio hecho de que eluso sea “productivo”(en el sentido de que“aumenta su valor”),hace pensable la proli-feración en una escalainimaginable:

Porque la informacióny el conocimiento sonla fuente de otras for-mas de riqueza y seincluyen entre los ma-yores bienes económi-cos de nuestra época,podemos encarar laemergencia de unaeconomía de la abun-dancia, en la que losconceptos, y sobretodo las prácticas, estarán en unaprofunda ruptura con el funcio-namiento de la economía clási-ca. De hecho, vivimos ya más omenos bajo este régimen, perocontinuamos sirviéndonos de losinstrumentos, que resultan ahorainadecuados, de la economía dela escasez (Blondeau, 2004: 36).

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A diferencia del mero descrip-tor sociedad de la información, los de-fensores de la denominación capitalismo

cognitivo, presentan esa nueva formade producción como la emergenciade un nuevo régimen de acumula-ción que “desborda la esfera produc-tiva (...) pues define una nuevadinámica de las sociedades salaria-les. Pone en primer término la partecreativa y no simplemente re-productiva de la acción social, lo quepermite caracterizar el nuevo régi-men de acumulación partiendo deella, pues es en ella que la sociedadse transforma y en la que manifiestasu creatividad” Lo llamamos cogni-

tivo, insiste el mismo autor, porque“se enfrenta a la fuerza cognitivacolectiva, al trabajo vivo” (Moulier-Boutang, 2007: 56).

Su modelo comporta una rede-finición del conocimiento. A diferen-cia de la mera información, aquélimplica “una organización de la re-presentación que permite transfor-mar la acción (ya sea exterior ointeriorizada en el pensar)” (Mou-lier-Boutang, 2001: s/p). Por consi-guiente, la información sólo formaparte del conocimiento, pero ésteno se reduce a la primera, ya que

incorpora una dimensión activa, dereorientación de la acción, que in-cluye la dimensión comunicativa yauto-organizativa. Por tanto, la co-dificación y el tratamiento de la in-formación, que es sin duda unelemento importante en la produc-ción de conocimiento, sólo logra suobjetivo en la medida en que es in-sertado en un proceso de apropia-ción y aprendizaje por parte de lospropios consumidores-creadores o,a la inversa, productores-consu-midores. La frontera entre ambos se

desvanece, pues losproductores incorpo-ran las innovacionessugeridas por los con-sumidores, y éstos lassostienen al consumirel producto y sugerirnuevos cambios. Setrata de “aprender ha-ciendo”, no de “apren-der cómo se hace” o“cómo se debe hacer”.En efecto, muchas delas innovaciones ac-tuales son resultado deinnovaciones inespe-radas surgidas con losprimeros usuarios yson muchas las empre-

sas que recopilan las informacionesprocedentes de los clientes para uti-lizarlas en la mejora de sus produc-tos. Se genera entonces un procesode ida-y-vuelta que retorna las me-joras sugeridas o introducidas por losusuarios, incorporándolas al diseñode las nuevas prestaciones. Este pro-cedimiento puede estar codificadoy potenciado, como ocurre con loscírculos de diseñadores y proba-dores de juegos para ordenador, opuede ser más coyuntural, perosiempre transcurre a través de lainformatización de los datos y lacooperación desinteresada del

Parque Nacional, Bogotá. Monumento al General Rafael Uribe Uribe de Victorio Macho.Foto de Jorge Bernal

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usuario. Y es justamente en captary rentabilizar ese proceso en lo queel capitalismo cognitivo está inte-resado, no en la información encuanto tal.

Pero por otra parte, el concep-to de conocimiento se restringe.Como muy bien señala el mismoautor, los conocimientos relevanteso aquéllos a los que podemosaplicar el término de modo ex-preso, son: “1) aquéllos que pue-den ser objeto de patente, 2)aquéllos que son necesarios parael desarrollo de las tareas y queincluyen determinadas compe-tencias y 3) aquéllos que sonnecesarios para la gestión y latoma estratégica de decisiones,o sea que incluyen competen-cias y habilidades de tipo in-teractivo y comunicativo”(Moulier-Boutang, 2001: s/p).Como es obvio, parte de lossaberes tradicionales quedanpor fuera de esta definición, másbien por exceso que por defec-to: no son obra de un autor oson resultado de una creatividadcolectiva difusa con lo que lapatente supone ya una opera-ción violenta; en ocasionesexceden los saberes operativoso incluyen competencias disfun-cionales; en fin, puede ocurrirque los circuitos de comunicaciónque pongan en marcha, traspasenlas fronteras de lo rentabilizable,como ocurre, por ejemplo, enInternet, razón por la cual, los de-rechos de acceso se convierten enel dispositivo fundamental que pro-tege una apropiación lábil.

En resumen, el capitalismo cogni-tivo se define como “el desarrollode una economía basada en la di-fusión del saber y en la que la pro-

ducción de conocimiento pasa a serla principal apuesta de la valoriza-ción del capital. En esta transición,la parte del capital inmaterial e in-telectual, definida por la proporciónde trabajadores del conocimiento–knowledge workers– y de las acti-vidades de alta intensidad desaberes –servicios informáticos,I+D, enseñanza, formación, sani-

dad, multimedia, software– se afir-ma en lo sucesivo, como la varia-ble clave del crecimiento y lacompetitividad de las naciones”(Blondeau, 2004: 66). Al presen-tarlo así, estos autores insisten enque estamos entrando en una nue-va fase del capitalismo de altatecnología que busca innovar cons-tantemente y de modo creciente através de la captura del conoci-miento surgido del tratamiento dela información y la comunicación.

Pero a la vez, como en una nuevaversión del aprendiz de brujo, elproceso parece salirse constante-mente de las manos de quienes pre-tenden reducirlo a los marcos de lacirculación mercantil, creando es-pacios propios de autovalorizaciónque escapan al control de empre-sas y autoridades.

Los autores comprometidoscon esta corriente de pensa-miento, Yann Moulier-Boutang,Maurizio Lazzarato, Carlo Ver-cellone, Antonnella Corsani,etc., usan habitualmente la mis-ma terminología, si bien conciertas variaciones dignas detenerse en cuenta. En primer lu-gar, por capitalismo cognitivoentienden un tipo nuevo de ca-pitalismo y no tanto una fase;incluso si se quiere, un ciertoproceso de transición, aquélque hace pasar de la crisis delcapitalismo industrial de tipofordista a la emergencia de loque llamamos capitalismo cog-nitivo. Esto significa que en él,legiones de trabajadores se en-cargarán de procesar aquellosdatos que permitan recoger, en-samblar y elaborar la informa-ción necesaria para los nuevosproductos/servicios, pero a suvez, los datos provendrán de in-

numerables ciudadanos quienes, ensu cotidianidad, estarán proporcio-nando con la mera gestión de suvida, aquella información. Todos losprocesos de captura y tratamientode la información, hechos posiblescon los nuevos medios informáticos,serán puestos así, al servicio de unnuevo ciclo de acumulación.

Aunque tal vez lo más impor-tante no sea el paso de la fase in-dustrial fordista a la fase posfordista

Homenaje a Uribe Uribe. Parque Nacional. Foto de Jorge Bernal

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cognitiva o cuándo ocurre esto,sino más bien en qué medida todoel sistema social queda expuesto auna forma de apropiación-domina-ción de los flujos de información-conocimiento generados en lacotidianidad del vivir y que, circu-lando en red, sirven como materiaprima de nuevos conocimientos einformaciones. Así, es el vivir en suconjunto y no sólo el trabajo el quequeda sometido a los procesos deapropiación e intercambio que mar-can el sistema. Como in-dican Corsani y Lazzarato:

“... nos enfrentamos a unaacumulación capitalistaque ya no se funda sólo enla explotación del trabajo,en el sentido industrial deltérmino, sino en la del co-nocimiento, de lo vivo, dela salud, del tiempo libre,de la cultura, de los recur-sos relacionales entre losindividuos (comunica-ción, socialización, sexo),del imaginario, de la for-mación, del habitat, etc. Loque se produce y se vendeno son solamente bienes- materiales o inmateriales,sino formas de vida, formasde comunicación, están-dards de socialización, deeducación, de percepción,de habitar, de moverse (...) La ex-plosión de los servicios está liga-da directamente a esta evolución,y no se trata solamente de servi-cios industriales sino de dispositi-vos que organizan y controlan“formas de vida”. Para la acumu-lación de capital, las diferenciasétnicas, religiosas, culturales seconvierten en mercancías del mis-mo modo que la reproducciónbiológica de la vida. La vida y sus

diferencias se transforman en fac-tores de valorización para un ca-pital siempre más nómada. Laglobalización que estamos vi-viendo no es sólo extensiva(deslocalización) sino también in-tensiva y concierne tanto a los re-cursos cognitivos, culturales,afectivos, comunicativos (la vidade los individuos) como a los te-rritorios, los patrimonios genéticos(humanos, vegetales, animales) olos recursos de la vida de las espe-

cies y del planeta (el agua, el aire,etc.). Este “poner a trabajar” a lavida por parte de un capital cadavez más globalizado, hecho posi-ble por las lógicas neoliberales,genera inseguridad. Inseguridad yriesgos de la vida en su globalidad,y ya no del trabajo como ocurríaen el fordismo: de la pobreza a lasvacas locas, de la exclusión alSIDA, del problema de la vivien-da a la “identidad sexual”. Son

los fundamentos de la misma vidalo que se está rompiendo (2002:178-9).

Se dirá que es el propio escena-rio en el que se desarrolla el vivircontemporáneo el que está cam-biando, pues ese proceso renuevaviejas formas de “apropiación pordesposesión”, es decir, captura enun proceso complejo caudales deinformación y de conocimiento quelas poblaciones han heredado de sus

ancestros o que producenen su vivir diario, inten-tando drenarlos hacia larentabilización mercan-til-capitalista. Se trata deun tipo de “cercamiento”cuyas formas son el refor-zamiento de los derechosde propiedad intelectual,las patentes sobre la viday la biopiratería de lossaberes tradicionales, asícomo la proliferaciónmercantilmente normadade las diferencias.

A su vez, la inclusiónde la producción de co-nocimiento en ese sistemade capitalización del vi-vir, genera incongruenciasque ponen de relieve elcarácter superpuesto ycoercitivo del sistema de

apropiación. El proceso de creaciónde conocimiento es constitutivamen-te social, lo que hace difícil, sino im-posible, determinar “el valor-coste dereferencia” que pueda servir de índi-ce de su valor de mercado.

El coste de producción del co-nocimiento es enormemente in-cierto –el proceso de aprendizajees, por su naturaleza misma, alea-torio– y, sobre todo, es radical-

Leovigildo Galarza y Jesús Carvajal, asesinos del General Uribe Uribe

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mente diferente del coste de re-producción. Una vez que unaprimera unidad ha sido produ-cida, el coste necesario para re-producir las demás unidadestiende a cero –si el conocimien-to es digitalizado–. En ningúncaso ese coste tiene que ver conel coste de producción inicial(Blondeau, 2004: 102).

En consecuencia, si bien la pro-ducción de las primeras unidades y,por tanto, los gastos en formación,investigación y aprendizaje puedenser astrónomicos, los gastos de ex-plotación tienden a decrecer verti-ginosamente. Esto último hace quela financiación resulte difícil y quese centre en los beneficios de laexplotación, intentando descargar-se de los costes, duraderos e impre-cisos, de las fases iniciales. Por esomismo, las empresas radicadas enestos sectores recurren mayorita-riamente a fondos de capital riesgo,con lo cual aumenta la vinculaciónentre los nuevos campos tecnoló-gicos y las redes financieras.

Pero además, dado lo exigüo desu coste de reproducción, su valormercantil tiende a cero, y sólo pue-de reforzarse por medio de meca-nismos de control de acceso. Comosostiene Enzo Rullani:

El valor del conocimiento no esel fruto de su escasez –natural–sino que se desprende únicamen-te de limitaciones estables,institucionalmente o de hecho,del acceso. Sin embargo estas li-mitaciones no llegan a frenar,más que temporalmente, la imi-tación, la “reinvención” o elaprendizaje sustitutivo por partede otros productores potencia-les. La escasez del conocimien-

to, eso que le da valor, tiene, deesta suerte, una naturaleza artifi-cial: deriva de la capacidad deun “poder”, cualquiera que seasu género, para limitar tempo-ralmente su difusión y para re-glamentar el acceso (Rulliani,2004: 103).

Queda, sin embargo, el proble-ma de la dirección que toma latransición. Al parecer de YannMoulier-Boutang, puede muy bientratarse de una “transición en elinterior del capitalismo”, aunque detal naturaleza, que bien podría al-terar las formas del trabajo y conellas, el régimen salarial en su con-junto. El carácter constitutiva-mente social de su producción y elnulo coste de su reproducción, di-ficultan la apropiación según lasleyes tradicionales de la propiedad,que derivan hacia leyes garantes delacceso restringido a servicios priva-tizados y, en muchos casos, tambiénmercantilizados. Según esa lógica,la forma de apropiación privadabasada en el rendimiento medio delcapital invertido tal como ha po-dido funcionar en el capitalismo in-dustrial, queda fuera de juego en uncapitalismo centrado, por una par-te, en el capital financiero –cuyascuotas de apropiación no siguen lapauta del valor de lo producido– y,por otra, en el capital cognitivo -que,como vemos, tampoco la sigue-. Encierta medida, así se explica que losajustados mecanismos de regulacióndel capitalismo clásico estén saltan-do por los aires.

Para otros, como MaurizioLazzarato y Antonnella Corsani(2002), el reforzado carácter decooperación social que está en labase de la producción “cognitiva”,permite pensar en sociedades con

formas de renta social que rebasenel estrecho marco del salario y quese orienten hacia una mayor socia-lización de la riqueza de lo que per-mite la sociedad capitalista.

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Recurriendo de nuevo a laexplicativa síntesis de ManuelCastells, podemos decir que la re-estructuración capitalista que estádando lugar a los sistemas del ca-pitalismo cognitivo se basa primor-dialmente en:

• Romper el antiguo contratocapital-trabajo (desregu-lación, precariedad, contra-tos basura, etc.).

• Intensificar la productividaddel trabajo y del capital (in-troducción de mejoras infor-macionales, mayor velocidaden las rotaciones del capital,etc.).

• Globalizar la producción, lacirculación y los mercados(integración financiera ycreación de un capital glo-bal, etc.).

• Conseguir el apoyo estatalen las nuevas políticas aúna costa de restringir los ser-vicios sociales (apoyo delEstado, fundamental porser el que traza las líneasbásicas de las innovacionestecnológicas).

Este marco de análisis nos per-mite entender con mayor claridad

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los procesos de transformación dela Universidad en curso. En efecto,desde hace casi un decenio, laUnión Europea ha puesto en mar-cha un ambicioso proyecto de re-forma universitaria, conocida bajolas siglas EEEU (Espacio Europeo deEducación Universitaria). Se tratade un proyecto con múltiples di-mensiones que en ningún momen-to ha sido sometido a procesos deconsulta popular, sino que las au-toridades están introduciendo conel pretexto de responder adecuada-mente a los retos que los nuevosdesarrollos de la sociedad de la in-formación y el conocimiento plan-tean a la institución universitaria.

Dos son las líneas que siguen losdiscursos apologéticos de la refor-ma: 1) la necesidad de homologarlos títulos en los diversos paíseseuropeos con el objetivo de crearuna sola titulación en todos ellos yunificar por consiguiente el “mer-cado de trabajo”, y 2) renovar lainstitución, volviéndola capaz decompetir con las universidades delos países dominantes, especialmen-te EEUU y Japón, con el objetivode atraer estudiantes de todo el glo-bo y de aumentar la calidad de lainvestigación producida. Según laexpresión literal de los documen-tos oficiales: “hacer de la Unión Eu-ropea la economía (y la sociedad)basada en el conocimiento máscompetitiva y dinámica del mun-do”, “destino favorito de los estu-diantes, eruditos e investigadoresde otras zonas del mundo” (Comi-sión Europea, 2003: 3 y 5). En estesentido, el proyecto de reforma delcampo de la educación superiorcoincide, casi punto por punto, conel interés estratégico de las eliteseuropeas por hacer del continenteuna potencia mundial, capaz de

competir internacionalmente en elcampo del conocimiento y de losrecursos humanos.

No está totalmente definido elmomento de inicio de esta reforma.Pueden encontrarse precedentes enla “Carta Magna de las Universida-des Europeas”, firmada en 1988,pero el ritmo se aceleró extraordi-nariamente al compás de la propiacreación y ampliación de la UniónEuropea. Incluidos algunos reveses.El fracaso de la Constitución al serrechazada en Francia y en Holandaen 2005, no sólo hizo más lento elproceso constituyente sino queafectó también espacios particularescomo el universitario. Esto último,unido a las múltiples resistenciasque el proyecto provocó, ha frena-do el entusiasmo inicial aunque elproyecto sigue lentamente a travésde la aprobación de las medidas le-gislativas pertinentes.

Un inicio claro puede situarsecon la firma de la “Declaración dela Sorbona” (1998) y la de Bolonia(1999), en las que los ministros delos países de la Unión instan a susGobiernos para que desarrollen elproceso que debe culminar con launificación de las enseñanzas uni-versitarias en toda Europa. El len-guaje de las declaraciones así comoel del documento de la ComisiónEuropea de 2003, es inequívoco: laenseñanza universitaria se presentacomo un espacio de inversión (dejade hablarse de “gasto público”, parahablar de “inversión”) y se insisteen la necesidad de rentabilizar losrecursos en el marco de lo que seconoce como “Estrategia de Lis-boa”, por referencia a la reuniónmantenida en aquella ciudad en2002. Según aquel programa, y da-das las especiales condiciones de la

región, los esfuerzos debían concen-trarse en el ámbito de la investiga-ción y la formación, convirtiendoa Europa en centro privilegiado deeducación permanente y de inves-tigación puntera en el plano global.Se trata de un cambio drástico deperspectiva: “es preciso [dice eldocumento] considerar el gasto eneducación y en formación una ver-dadera inversión con efectos bene-ficiosos y duraderos (...) y no unsimple gasto de consumo recurren-te” (Comisión Europea, 2003: 11).

Ahora bien, eso supone, comose ha puesto de relieve repetida-mente, considerar la Universidadcomo un espacio económico y so-meterla a los códigos y procedi-mientos de rentabilidad propios dela empresa, incluso si se trata de lanueva empresa “red”. Sin duda, estoes congruente con la importanciade la institución en el capitalismocognitivo y la primacía de los re-cursos humanos en toda economíade la comunicación, pero no estádicho que sus efectos vayan a su-poner una mejora económica ysocial para sus poblaciones de refe-rencia, a no ser en el sentido, de-masiado genérico, de que unamejor posición de Europa en el con-cierto global pueda generar unamejoría en la situación de sus ciu-dadanos.

El talón de Aquiles del nuevoproyecto se encuentra en el proble-ma de la financiación. No pareceposible que el gasto público, espe-cialmente en administracionescompletamente endeudadas comomuchas de las europeas, sea capazde proveer una financiación sufi-ciente, por lo que el centro de in-terés se desplaza a la búsqueda demedios alternativos de pago: el

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pago de los usuarios directos, lo quesupone un alza en los precios de losestudios; un aporte mayor de lasempresas concernidas por las inves-tigaciones, lo que abre la posibilidada formas novedosas de contratos,colaboraciones, etc.; una mayorintervención del sector financieroque, a través de convenios especí-ficos, se compromete a costear pro-gramas de becas, cursos especiales,aulas de informática, en últi-mo término, un mayor pro-tagonismo de las entidadesfinancieras que con sus crédi-tos sostienen las endeudadasinstituciones. En el campo dela educación, estos sectoresestán especialmente interesa-dos en las posibilidades de laenseñanza virtual que tiende aconvertirse en un sector pro-metedor de nuevos negocios(un ejemplo podría ser uni-versia, una red en gran partefinanciada por el Banco San-tander Central Hispano quegoza de un amplio acuerdocon la Universidad Complu-tense para grabar los actos or-ganizados en colaboración ydifundirlos en su página web outilizarlos en sus actividadesformativas).

En el caso de las empresasprivadas, se observa en todaEuropa, en contraste conEEUU y Japón, un fuerte défi-cit en sus aportes a la investigación,que los defensores del proyecto in-tentan salvar haciendo la Univer-sidad, y la investigación que en ellase realiza, atractiva para las prime-ras. Así se dice textualmente: “Sepodría invitar a las empresas a quefinancien o cofinancien equipos,escuelas, becas, actividades derenovación curricular, cátedras o

departamentos universitarios, uni-dades de investigación, cursos deformación para atraer a estudian-tes y personas en formación hacialos ámbitos que adolecen de caren-cias de trabajadores cualificados,etc.” (Comisión Europea, 2003:17). En ningún momento surge lasospecha de que estas actividades,financiadas directamente por las em-presas, podrían provocar conflictos

con la necesaria autonomía de laUniversidad y el principio críticoque debe (o al menos puede) infor-mar su práctica investigadora y do-cente, lo que implica que para lospromotores del proyecto, el prin-cipio de rentabilidad económica essocialmente constitutivo y no vis-lumbran conflictos entre interesesen el campo social.

Estas características delatan queel proyecto forma parte de la reac-ción neoliberal que está propician-do en los últimos decenios ladesestructuración del Estado deBienestar y su sustitución por lamercantilización del espacio públi-co. En particular, esta orientaciónse revela en el esfuerzo por centrarla formación en la cualificación dela fuerza de trabajo. Tal idea es co-

herente con el principio deatender las demandas del mer-cado de trabajo y de implicara las empresas en la financia-ción de los estudios, y lo estambién con la política de vin-cular a los beneficiarios en elcoste de una formación queles permitirá mejores oportu-nidades laborales, pero chocacon el objetivo de redis-tribución social de la riquezaque suponía la formación pú-blica y con sus efectos de mo-vilidad social. A la vez tiendea convertir todo el espacio for-mativo en un nicho de valo-rización del capital que en lainvestigación ligada al capitalfinanciero –proyectos de in-vestigación financiados confondos de capital riesgo comoocurre, por ejemplo, en bio-tecnología y medicina– alcan-za su máxima expresión. Dadaesa inmersión en la racionali-dad económica, deja de serfundamental que la forma-

ción esté en manos del sector pú-blico o privado. Ciertamente, elsector privado introducirá nuevasrestricciones derivadas de sus prin-cipios ideológicos o de sus estra-tegias empresariales pero, encuanto a rentabilidad económica,ambos espacios, tanto el públicocomo el privado, juegan ahora conlos mismos principios.

Pedro María Ibáñez (Bogotá: 1854-1919), autor de lasCrónicas de Bogotá. Óleo de Ricardo Acevedo Bernal, 1920.

Galería de la Academia Colombiana de Historia (2002)

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Por último, el nuevo programaimplica aprovechar al máximo losrecursos, lo que significa introdu-cir un mayor control de los cu-rricula que quedan ligados aincentivos para los profesores; me-didas de reasignación de los docen-tes; medidas de reducción de lostiempos de enseñanza magistral enbeneficio de actividades que pue-dan desempeñar jóvenes profesorescon contratos precarios; posibili-dad de que los alumnos del últimocurso den tutorías, lo que aligerael peso de la plantilla; cambios enlos programas docentes, etc., to-das ellas medidas que tienden aracionalizar en términos de gastoel abultado volumen de los gastosfijos. Evidentemente, esas medidasno serían posibles sin el concursode las administraciones públicas.Antes señalaba que el nuevo sis-tema productivo exige necesaria-mente la implicación del Estado enla implementación de todas aque-llas medidas que lo faciliten. En lareforma universitaria tenemos suejemplo paradigmático: si el Esta-do no hubiera dictado los decre-tos de reforma de las titulaciones,las normas que regulan los estu-dios, y no hubiera creado las agen-cias estatales, el proceso habría sidoimposible. La cuestión está en que,pese al protagonismo que en élcompete a las instancias políticas,no se presenta como un proceso po-lítico, ligado a determinadas opcio-nes estratégicas, sino como unaexigencia impuesta por el desarro-llo tecnológico y por la globa-lización imperante, ante los cualeslas autoridades políticas estaríaninermes. Es ese funcionalismoeconomicista el que oculta lasverdaderas opciones políticas ydesarma los movimientos deresistencia.

Lo que ocurre es más bien locontrario. Dicha transformación seinscribe, aunque no se explicite, enlos cambios operados en el sistemaeconómico, cambios que, comohemos visto, hacen de los servicioscognitivos el centro económico, pri-vilegiándolos en términos de futu-ro por encima de la industria y laagricultura. El sector educativo pre-cisa una mano de obra en generalcreativa y bien formada, lo que seda de bruces con la exigüidad de lossalarios y con los problemas de in-versión antes mencionados. De ahíque muchos pensemos que estamosante una auténtica “reconversión in-dustrial” de la Universidad, quedestruirá las universidades clásicas,fragmentando los estudios en su es-fuerzo por adaptarlos a las deman-das del mercado, pero ignoramos siserá capaz de construir en su lugaruna Universidad duradera. Másbien, pensamos que la Universidadque hemos conocido, con todas suscarencias, está tocando su fin y que,en el mejor de los casos, será susti-tuida por una red compleja deofertadores de servicios cognitivos,de servicios de formación y de in-vestigación, cuyas potencialidadestodavía desconocemos.

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El proceso de reforma ha encon-trado diversas resistencias que, sibien no han sido capaces de dar altraste con él, cuando menos hanpermitido sacar a la luz algunas desus omisiones y han supuesto unaactiva movilización de los implica-dos, tanto estudiantes como profe-sores. Los profesores alentaronactos de protesta en diversos paí-ses europeos en relación con la pre-

visible desaparición de algunas es-pecialidades y por el cambio en laestructura de las titulaciones, asícomo contra la introducción demétodos docentes muy discutibles.Como se observa, fueron respues-tas más bien defensivas, que tendíana preservar campos de conocimien-to de larga tradición pero de difícilinserción de sus titulados en el mer-cado de trabajo, lo cual chocabacon las directrices en curso queaconsejaban su anulación.

Por parte de los estudiantes, lasmovilizaciones han sido más am-plias y han tendido a poner derelieve el carácter de “reestructu-ración mercantilizadora” de la re-forma –“la Universidad no está enventa” o “la educación no es unamercancía” eran algunas de sus con-signas–. Insistían en el previsible en-carecimiento de las tasas, que iba aproducirse como resultado de unaumento en el precio de los crédi-tos, así como del número de créditostotales en los masters y doctorados.Éstos, al ser considerados estudiosde posgrado, tenían libertad de pre-cios. Ciertamente, el Ministerio hapuesto algunos límites a los aumen-tos pero algunos masters, sobre todoaquellos que gozan de mayor pres-tigio, han disparado sus precios enrelación con los estudios anteriores.Los estudiantes insistían igualmen-te en que la dualización de los es-tudios universitarios en los dosciclos: pregrado y posgrado, facili-ta la elitización de la Universidad,pues tiende a separar a los gradua-dos, con una formación deficiente–por ser más corta y más centradaen habilidades tales como la alfa-betización informática, el manejode las nuevas tecnologías y losidiomas– de los magísteres y doc-torados, cuyos estudios darían en-

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trada a los contenidos propios decada especialidad.

Los estudiantes señalaban, porotra parte, los procesos de preca-rización de la existencia que acom-pañan a todo el ajuste neoliberal,del que la reforma universitaria esparte. Como hemos visto en las te-sis antes expuestas del denominadocapitalismo cognitivo, estamos en-trando en una era de “intelec-tualidad de masas”, cuyo trabajo noestá protegido ni por las antiguasformas del “trabajo intelectual” ni,por supuesto, por las de los traba-jadores de la industria. Si en la épo-ca moderna el intelectual era eseindividuo destacado, capaz de po-ner en palabras los sentimientos ylas vivencias, una especie de virtuo-so de la palabra hábil en el arte de“nombrar las cosas”, o un científi-co ingenioso que en su laboratorioponía a punto los experimentos, ennuestra época proliferan las activi-dades de tipo intelectual que em-plean las palabras y los códigosculturales en el tratamiento habi-tual de los más diversos temas: gra-badores, editores, traductores,desarrolladores de software, creado-res de páginas web, diseñadores,publicistas, periodistas, trabajado-res de la imagen, y un largo etc. queconfiguran ese nuevo intelectual demasas, difuso y precario.

Aunque tal vez lo más impor-tante no sea la imponente prolife-ración de labores intelectuales sinoel hecho de que la mente humanase haya transformado en agente pro-ductivo directo. El espejismo de laautomatización hace olvidar que alotro lado del hilo telefónico o enuna sala atestada de ordenadores,múltiples telefonistas atienden dia-riamente las consultas de los usua-

rios, comprueban los datos de susordenadores o verifican sus opera-ciones bancarias. Ese inacabablesegmento de trabajo es el que estáconsumiendo en gran medida lasfuerzas laborales de la “nuevaintelectualidad”.

Eso no significa que la pobla-ción del planeta en su totalidad seesté convirtiendo en “intelectua-les”. Justamente ahí se centra unade las críticas al anteriormentemencionado paradigma del capita-lismo cognitivo, al acusarle desobrevalorar el papel de los traba-jadores del conocimiento y de ig-norar la nueva fragmentación,resultado de la división entre esacapa y los operarios inmersos en tra-bajos de ensamblaje de baja cuali-ficación, repartidos por el globo yconcentrados en países de bajos sa-larios. En consecuencia, el tipo detrabajador en el nuevo sistema pro-ductivo no es ni mucho menos untipo homogéneo, sino que está atra-vesado por multiplicidad de dife-rencias que predeterminan suubicación en las jerarquías socialesglobales.

Por sus especiales condiciones,los estudiantes constituyen un mo-delo en estado puro de esa nuevaconstelación del trabajo llamadoinmaterial, pues es en ellos dondeesa capacidad se muestra antes decualquier apropiación y subordina-ción al poder, lo que me anima ainterpretar los esfuerzos de subor-dinación de la Universidad al ca-pitalismo global como un intentode capturar in nuce esa productivi-dad. Ciertamente, ese tipo de tra-bajo (trabajo inmaterial o generalintellect, también llamado intelectua-lidad de masas) no es hegemónicotodavía en las sociedades capitalis-

tas actuales, pero es el sector másavanzado y aquél que posiblemen-te se instaurará en el futuro, aun-que sin duda todos los problemasde la “división internacional del tra-bajo” deberían incorporarse a suanálisis.

Pero eso no desmiente el que,al convertirse la mente humana enfuerza productiva directa y al ac-tuar la creatividad como fuente deriqueza, se produzcan cambios ex-traordinarios en la colocación de losagentes humanos en el procesoproductivo. Dado el carácter bio-político del nuevo capitalismo, esdecir, el hecho de que aquello delo que se apropia y explota es el“propio vivir” de las poblaciones,el núcleo del nuevo paradigma esel tratamiento de la subjetividad. Suproductividad reposa en un “trabajovivo intelectualizado”, que sólo esposible con la valorización de la sub-jetividad viva del trabajador, pues escon toda su vida que éste está tra-bajando y valorizando el capital. El/la trabajador/a de un medio de co-municación que descubre nuevostemas, los documenta, los elabora,los presenta, no espera a que le di-gan lo que tiene que hacer sino quese adelanta a la empresa y ésta sim-plemente recoge el resultado de lacreatividad personal que el comu-nicador le ofrece y lo inserta en suproducción, pero, obviamente aquíel su plantea problemas pues ¿dequién es este trabajo?, ¿quién apor-ta la creatividad, o el interés? Laapropiación capitalista del trabajohunde sus raíces en la pre-configu-ración social, la única en la quepuede insertarse el trabajo vivoque, sin embargo, no necesita delcapital para materializarse y al queen consecuencia se le abren nue-vas puertas para la cooperación pro-

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ductiva directa. La apropiación/rentabilización capitalista discurrea través del control sobre las tec-nologías y sobre los procesos de or-ganización, así como sobre las redesde distribución. Por eso Internet in-troduce elementos de autogestiónmuy importantes situados en el cen-tro de las disputas contemporáneas,como, por ejemplo, el tema de losderechos de reproducción.

El otro punto impor-tante consiste en mostrarcómo ese trabajo sólo es po-sible porque parte de unalto nivel de “cooperaciónsocial”, es decir, porque lapropia información, dadaen tantos casos por los pro-tagonistas, está “socialmen-te presente” y es accesibleal trabajador. En el ejemploanterior, el periodista en-cuentra la información yaelaborada en los medios decomunicación que consul-ta o, en su caso, accede ainformantes que dominan lalengua lo suficiente parahacer un relato de lo suce-dido. Cuenta con archivos,bibliotecas, buscadores deInternet, centros de docu-mentación que permiten larealización del trabajo en unmarco social. No es la em-presa en sentido estrictosino la sociedad el marco deltrabajo. De ahí que aquélla puedaser considerada como “capacidadde activar y gestionar la coope-ración productiva”, una coopera-ción que ya está dada socialmente,que forma el suelo del trabajo so-cial y cuyo resultado es apropiadode modo capitalista pero sin queel capital ponga las condiciones desu realización.

José Joaquín Casas (1865-1951), Ministro Fundador de la Academia deHistoria de Colombia en 1902. Óleo de Ricardo Acevedo Bernal, 1927

Podemos decir entonces que elcapitalismo se encuentra con undilema: por una parte, promueveuna subjetividad capaz de tomardecisiones rápidas, de mantener lafluidez del trabajo y la cooperación,de asegurar de modo independien-te y autónomo el cometido de lastareas, pero a la vez, esa subjetivi-dad debe estar enmarcada por loslímites de la producción de capi-

tal, de tal manera que, “el proble-ma de la producción y del controlde la subjetividad que tanto ayudahoy día al management capitalistaen todos los sectores de la produc-ción, tanto si son industriales comosi no, no es un problema de con-trol ideológico, sino más bien unproblema que afecta a los funda-mentos mismos de las relaciones de

poder en la sociedad post-industrial[post-taylorista]” (Lazzarato, 1992:60). Es decir, se trata de saber hastaqué punto esa subjetividad creativaque está en la base de los nuevosdesarrollos, va a ser capaz de esca-par a las constricciones que le im-pone el sistema, optando por formasde cooperación social y de organi-zación de la producción de caráctersolidario y cooperativo, en vez de

dejarse agotar en los procesosde valorización y reproduc-ción ampliada de un capita-lismo renqueante.

Es en este marco que al-gunos jóvenes intelectuales,licenciados, graduados eincluso doctores, están optan-do por explorar las posibili-dades abiertas por esa especiede desplome de la institución.Ya no se trataría de abrir laUniversidad a la sociedad,sino de sacarla de su territo-rio, desterritorializarla y vol-verla a territorializar en otrositio; de iniciar experimentosde cooperación intelectualproductiva entre académicosy activistas, o miembros deorganizaciones diversas, osimplemente interesados,para crear grupos de trabajocooperativo, ya sea en edi-toriales, talleres de edición,investigaciones participati-vas, servicios informáticos,

medios de comunicación, etc. Gen-tes que sean capaces de promoverinnovaciones conceptuales produc-tivas desde el punto de vista socialy no simplemente económico.

Porque a diferencia de lo queestá ocurriendo en algunos paíseslatinoamericanos, donde los proce-sos de transformación tienden a

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acercar la educación a las poblacio-nes, abordando programas de alfa-betización y de formación para lascapas populares y favoreciendo elacceso, en los países europeos, éstapareciera dejar de tener cualquier va-lor social para mantener sólo un valorde mercado: no se está concibiendocomo un derecho y se está restrin-giendo a sus efectos económicos.Con ello, la educación superior estáentrando en caminos inéditos, mu-chos de los cuales están todavía porexplorarse.

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