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www.mguc.cl Declaración Reforma Interna Movimiento Gremial UC 2012

Reforma Interna

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Declaracion MGUC 2012 sobre Reforma Interna

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Declaración

Reforma Interna

Movimiento Gremial UC

2012

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1. Introducción

Comienza a escucharse desde la FEUC que la UC sufriría un déficit de participación estudiantil, frente a lo cual se propone como antídoto la “democratización de las instancias de decisión”, eufemismo del tradicional concepto de cogobierno. A continuación, como Movimiento Gremial, buscaremos explicar por qué estamos firmemente convencidos de que este cogobierno es profundamente antidemocrático y dañino para la comunidad académica y el proyecto educacional de la UC.

2. Defensa de la democracia y las instituciones

Después de múltiples experiencias de autoritarismo y totalitarismo vividas en el siglo XX, ha prevalecido un amplio consenso en torno a la democracia. En nuestra sociedad defendemos la legitimidad de una democracia tolerante y pluralista. En orden a alcanzar y proteger los bienes que emanan de la vida social, hemos optado por fundar nuestra vida política e institucional sobre la base de la democracia.

La democracia, sabemos, es el gobierno de la mayoría respetando los derechos y libertades de las minorías. No es la dictadura de la “Voluntad general” ni tampoco una asamblea permanente donde todo se somete a votación una y otra vez, sin fijarse jamás derechos permanentes entre las partes.

Por esto es porque la democracia liberal es la mejor forma de proteger la libertad y la igualdad de todos los ciudadanos, frente a la amenaza que pueden suponer los abusos privados y estatales.

3. Los fines de la Universidad

Las personas obramos sobre la base de fines, pero a la vez somos incapaces de alcanzarlos por nosotros mismos; así por ejemplo, queremos educarnos, cuidar nuestra salud, informarnos y entretenernos, pero no podemos hacerlo individualmente. Entonces, formamos instituciones o cuerpos intermedios para poder alcanzarlos: escuelas, universidades, hospitales, medios de prensa, o pubs. Estas instituciones existen para alcanzar las metas específicas de quienes las fundan; en otras palabras; toda institución necesariamente tiene fines, y se constituye como tal solamente a partir de la búsqueda de ellos. Así como el ser humano es capaz de perseguir una pluralidad de fines, las instituciones pueden hacerlo también.

Como toda institución, la Universidad tiene fines específicos. Y es en torno a esos fines que se forma una comunidad universitaria, es decir, un grupo humano compuesto por profesores, alumnos y funcionarios. ¿Cuáles son esos fines? A grandes rasgos la reflexión, la búsqueda de la verdad y el cultivo y desarrollo de las artes, las ciencias, la cultura, las humanidades y la técnica, o, en pocas palabras: generación y entrega de conocimiento. Además, la Universidad tiene fines prácticos, es decir, relativos a la acción, pero sólo en cuanto son objeto de la reflexión; es decir, la misión fundante de una Universidad no es ser un agente, tal como lo son, por ejemplo, un ciudadano, una ONG o un partido político, que participan activamente en la

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contingencia y la toma de decisiones en el ámbito político. Pero sí puede, y debe, reflexionar activamente sobre la contingencia, de forma académica, en el área que corresponde (p.ej., sobre la reforma tributaria, el funcionamiento de los partidos políticos, el alza o disminución de un sueldo mínimo, etc.). Esta es su función “indelegable”: observar, estudiar y aportar, con la “cabeza fría”, de manera responsable y creativa.

Gracias a que vivimos en una sociedad democrática, cualquier persona o institución puede ofrecer una propuesta educativa que se dirija a sus fines propios, desde una perspectiva particular, y cualquiera puede adherir e ingresar libremente a ella. Permitir la diversidad de proyectos educativos es la actitud tolerante, pues las personas tienen derecho a perseguir sus fines y a que ello no se les impida, en la medida en que tales fines no entran en colisión con los fines de los demás. La tolerancia implica aceptar la diferenciación funcional de los distintos cuerpos intermedios y la diversidad de visiones entre los cuerpos de un mismo “tipo”, en orden a que cada uno de ellos contribuya en un modo particular a la consecución del bien común.

4. ¿Qué es cogobierno?

Entendemos por cogobierno universitario aquel sistema de toma de decisiones al interior de las Universidades, en materias de gobierno académico y administrativo, formado por profesores, estudiantes y funcionarios. Es decir, aquella organización de la decisión dentro de la Universidad que hace que los estudiantes influyan en el diseño y regulación del proyecto educacional de la misma.

5. El cogobierno es antidemocrático

5.1. Cogobierno y derechos esenciales de los estudiantes

Ya hemos adelantado que el concepto de democracia se suelte utilizar incorrectamente. Lo que ocurre es que se ha masificado una visión puramente formal o procedimental de la democracia. En este documento queremos recordar y defender un concepto sustantivo de la misma.

El argumento utilizado por la actual FEUC a favor del cogobierno se contradice con la forma en que ellos conciben y defienden la participación en la misma FEUC: dicen que no todos están representados en las instancias de decisión. Sin embargo, no todos los grupos políticos, ni mucho menos todos los estamentos están representados en la directiva FEUC. Esto muestra lo poco razonable de la reflexión a partir de meros formalismos sin atender a la naturaleza de las instituciones y su función.

Para quienes proponen la visión meramente formal, la democracia se limita a la suma de muchos procedimientos de votación que culminan en la decisión de una mayoría; una decisión que es válida para cualquier asunto de la vida social. En otras palabras, la totalidad de la vida social es susceptible de ser sometida al ámbito de lo político; en términos informales, al ámbito de lo “votable”.

Es clara la conveniencia de estos procedimientos mayoritarios para resolver un porcentaje importante de los problemas que emanan de la vida social,

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aquellos que no afectan las libertades y derechos básicos que todas las democracias modernas consideran inalienables. No es de despreciar la prueba que entrega la historia acerca de las soluciones alternativas: autoritarismos, colectivismos y totalitarismos en acción.

Sin embargo, un concepto puramente formal de democracia siempre será insuficiente: esta forma de pensar es colectivista porque según ella todo espacio social debe ser sometido a la contingencia política, al “colectivo”, sin ningún límite. El problema es que esto atenta contra la fundamentación misma de la democracia: la preservación de la libertad y la igualdad de todos los ciudadanos. Una visión meramente formal de democracia hace imposible la diferenciación funcional de la sociedad, es decir; el aporte que cada cuerpo intermedio puede hacer de modo insustituible, -desde su calidad de ONG, Universidad, think tank, etc.-, y desde su perspectiva particular. Así, bajo un concepto colectivista de democracia, los derechos y libertades de todos los miembros de la comunidad pueden ser derogados a partir de cualquier votación. Se vive así, en un permanente estado de excepción y en una libertad falsa, en constante suspenso.

Esta no es democracia. La auténtica democracia posee derechos mínimos, y solo una definición sustantiva, es decir, que incluya estos derechos mínimos, es capaz de dar cuenta de qué es lo realmente democrático. Estos derechos consisten en libertades o garantías frente al Estado y a terceros; a esto obedece la idea de derechos fundamentales. Tales derechos emanan de la idea de que el ser humano debe tener necesariamente ciertas libertades para realizar su vida del modo que estime más conveniente; así, un cierto poder de decisión se sustrae tanto de la decisión del Estado como de las mayorías, y se otorga exclusivamente a todos y cada uno de los individuos. Estas libertades y derechos inalienables son la gran herencia de la modernidad.

En virtud de lo anterior, toda genuina democracia reconocerá como límite a la legitimidad de las decisiones mayoritarias el respeto a los derechos esenciales de sus ciudadanos; y estos, a su vez, consentirán en aceptar las decisiones mayoritarias para el resto de los problemas de la vida social. No será democrático, sino colectivista, un sistema que reduzca la totalidad de la toma de decisiones a las votaciones mayoritarias, pudiendo bajo él el colectivo, bajo una mayoría circunstancial, violar en forma arbitraria cualquier derecho y libertad ajena.

Análogamente, no será válido implantar en la Universidad un sistema o una serie de procedimientos que vulneren los derechos esenciales de los estudiantes. ¿Cómo determinar cuáles son esos derechos, en el caso de la Universidad? Son aquellos que se deducen de los fines específicos de la Universidad, tanto para estudiantes, como profesores y funcionarios. Estos derechos consisten en la libertad para buscar esos fines y realizarlos en la medida de lo posible; y estos derechos son iguales para todo estudiante.

La idea de cogobierno universitario implica que el proyecto de la universidad se encontraría en suspenso dependiendo de las coaliciones interestamentales que se lograran construir para disputar la toma de decisiones. Así, no habría

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realmente un proyecto de universidad: se torcería según las mayorías circunstanciales.

Esta es una postura, en vez de respetar la diversidad de proyectos universitarios, pretende convertir en espacio de disputa política cada Universidad.

5.2. Cogobierno y tolerancia

Toda decisión que pretende anular o torcer los fines de la Universidad, y los subordine a algún fin o criterio extrínseco a la misma, será necesariamente un abuso de poder; involucrará privar a los demás de buscar sus fines propios, por medio de la Universidad, y subordinarlos a los que la Federación de turno juzga más importantes. Tal actitud será intolerante.

Si hay una comunidad que se ha formado en torno a una institución que se constituye como tal en virtud de ciertos fines en particular, lo tolerante es respetarlos. Hay una diversidad de Universidades precisamente porque hay una diversidad de formas de realizar sus fines específicos. Estas son muestras de la libertad e igualdad de todas las personas para emprender y desarrollar proyectos propios en la sociedad.

Las personas adecuadas para realizar esta labor se distinguen funcionalmente de las demás personas que participan en los proyectos educativos; esto da origen a las estructuras jerárquicas; y es por esto que el profesorado y la administración profesional deben hacerse cargo de aquellas decisiones que involucren los fines específicos de la Universidad y son seleccionados bajo estándares rigurosos para que sean capaces de ello, es decir, de desplegar y proyectar el proyecto universitario. Esta posición jerárquica se condice además con la responsabilidad que deben asumir por sus obligaciones, la cual ninguna federación de estudiantes podría asumir, ya que los estudiantes son, como individuos, parte de la universidad por un lapso de tiempo muy pequeño y, como sujetos de obligaciones, incapaces de hacerse responsables de las decisiones administrativas tomadas en instancias superiores.

En virtud de la tolerancia que hace posible la diversidad de proyectos educativos, quien ha ingresado a una Universidad, lo ha hecho voluntariamente. Entrar a una institución para organizarse en contra de su proyecto propio es poco honesto e innecesario en una sociedad democrática, libre y pluralista.

Decimos que la propuesta de cogobierno busca torcer los fines de la universidad por cuanto los subordina, los hace depender de la aprobación de los distintos estamentos universitarios. Esto es tan intolerante como lo sería entrar en calidad de socio a la Fundación =Iguales, que promueve los derechos homosexuales, exigiéndole al directorio que suspenda la realización de dicho fin porque no se está de acuerdo con él; tan intolerante como sería también, entrar al CEP, think tank fundado para promover el liberalismo, exigiéndole supeditar dicho fin a la aprobación de sus profesionales de turno.

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5.3. Cogobierno y politización

La FEUC es una instancia representativa altamente politizada. Sus miembros son personas que representan el proyecto de grupos que son parte de un partido político o que eventualmente lo serán. Ha sido así desde sus inicios. Luego, lo que ofrecen a los estudiantes en cada elección es una idea de cómo debe ser la sociedad en su conjunto y no meramente de cómo debería organizarse el estamento estudiantil para obtener bienes circunscritos al ámbito universitario.

El cogobierno es una forma de politizar la Universidad. Entendemos por politización la subordinación, es decir, la instrumentalización del proyecto específico de la Universidad – en virtud del cual nace y tiene sentido- a los intereses de agentes externos a la Universidad, fundamentalmente, los partidos políticos. El cogobierno permite que los proyectos académicos de cada universidad busquen ser torcidos y debatidos según los proyectos sociales de cada federación y no según el proyecto de la institución universitaria.

Esto no significa que la universidad debe permanecer ajena a toda participación en asuntos políticos, económicos o sociales.

La Universidad puede hacerse cargo de los asuntos políticos, económicos y sociales por medio de la reflexión académica desde su propia perspectiva; pero la politización consiste en que la Universidad se constituye como agente político y opera como tal, lo que se opone abiertamente al fin reflexivo de la Universidad. Es decir, la politización de la universidad significa someter la verdad buscada según su proyecto académico a la “verdad política” de los grupos organizados para disputar el poder social, o sea, a la conveniencia de ellos.

“Despolitizar” cuerpos intermedios no significa “despolitizar personas”: significa preservar la mayor virtud con que cuenta la institución para analizar la contingencia: su autonomía crítica. Politizada la Universidad, su reflexión se subordina a otros agentes de la vida política, en particular los partidos políticos, destruyéndola como proyecto de búsqueda de la verdad.

6. Más participación

Una forma tolerante de cooperar con nuestra institución es la participación universitaria, porque ésta acepta plenamente los fines de todos los miembros de la Universidad. Entendemos por participación la toma de

decisiones de aquellos asuntos que no dicen relación con los fines específicos de la Universidad, sino con fines subordinados que perfeccionan y enriquecen a los primeros, como seminarios de investigación, ponencias y debates sobre diversos temas, comunidades académicas, pastorales, ecológicas, diversos eventos de vida social y deportiva. Pero no sólo ello sino las múltiples instancias en que nuestros dirigentes elegidos democráticamente pueden dialogar con autoridades sobre mallas curriculares, financiamiento, admisión, etc.

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7. Conclusiones

La democracia no equivale a puras decisiones mayoritarias. Es una forma de gobierno que existe para garantizar la libertad y la igualdad de los ciudadanos y por eso les reconoce el derecho y la autonomía de perseguir sus fines, y de fundar cuerpos intermedios para ello. Estas libertades no son susceptibles de modificación por una voluntad mayoritaria, precisamente porque es en esas libertades que se funda la idea de democracia.

En contra de nuestra postura, siempre habrá colectivismos en la izquierda y la derecha. Nos oponemos a los dos por igual, y su pretensión de subordinar los fines de la Universidad a la voluntad de agentes políticos nos parece igualmente repudiable.

Defendemos la democracia a nivel de organización social; imponer el cogobierno en las Universidades atenta contra la democracia, anterior a él. Al declarar que el proyecto específico de cada Universidad es intransable, lo hacemos en nombre de la democracia, la libertad, la tolerancia y el pluralismo.