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República romana

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INICIOS DEL CONFLICTO PATRICIO-PLEBEYO Y AFIANZAMIENTO DE ROMA EN EL LACIO

El origen de los patricios se remontaba a las primeras familias asentadas enRoma. Los plebeyos, en cambio, eran descendientes de pueblos vencidos o deextranjeros. En consecuencia, eran sólo los patricios los que, por ser ciudadanosromanos, tenían derechos políticos y, además, dominaban social y económicamente enla ciudad. La lucha de los plebeyos por alcanzar la igualdad política y civil conlos patricios fue dura y larga. En el año 494 a. de C., los plebeyos salieron de laciudad y se retira ron al monte Sacro, próximo a Roma. Con este hecho, una huelgaen toda regla, consiguieron la creación de magistrados específicamente suyos (dostribunos y tres ediles) y, más tarde, una nueva asamblea exclusivamente plebeya, elconcilium plebis. Además, se devolvió la libertad a los que se habían convertido enesclavos debido a sus deudas.La pacificación interior permitió a Roma volcarse en la salvaguarda de su territorio

frente a los enemigos de su entorno. En el 507 a. de C., luchó contra Porsena, rey de laciudad etrusca de Clusio, al que pidió ayuda Tarquinio el Soberbio, el último reyromano, después de que las ciudades de Veyes y Tarquinia fracasaran en su intento dedevolverle el trono de Roma; Porsena se apoderó de ésta durante algún tiempo. Noobstante, los hechos son muy discutibles. Fue la época de los héroes legendarios HoracioCocles, Mucio Escévola y la joven Clelia.(**Ver addenda final)Los latinos se sublevaron para recobrar su autonomía, pero el dictador Aulo Postumio

Albino terminó por derrotarlos junto al lago Regilo en el 499 a. de C., si bien Romatuvo que firmar un pacto (Foedus Casinum) con las ciudades del Lacio, a las quereconoció como a liadas y con las que formó una nueva Liga Latina.La colaboración con los latinos tema una razón fundamental: la amenaza de las

poblaciones del Apenino, situadas en torno a la llanura del Lacio y empujadas por supobreza y su superpoblación a buscar nuevos horizontes. En la orilla izquierda delTíber, se encontraban los sabinos; al nordeste, los ecuos, que avanzaron por la llanuray ocuparon ciudades latinas; al sur, los volscos, que se movieron en dirección al mar yse apoderaron de varias ciudades latinas. Las luchas con estos pueblos se prolongandurante lodo el siglo V, y fueron protagonizadas por la Liga Latina, no exclusivamentepor Roma, como muestra la tradición.Los volscos fueron detenidos en el 485 a. de C.: llegaron hasta las puertas de Roma

conducidos por Coriolano, un patricio desterrado que, ante las súplicas de su madre, noatacó la ciudad. Los ecuos fueron vencidos en el 458 a. de C. por Cincinato, un simplelabrador que fue elegido dictador para salvar la situación, y renunció voluntariamenteal cargo al cabo de dieciséis días, tras su triunfo. Con los sabinos no hubo guerrageneralizada, sino diversos enfrentamientos puntuales, que fueron extinguiéndose hastaquedar, más tarde, su territorio anexionado a Roma. El enfrentamiento con la ciudadetrusca de Veyes, interrumpido y reanudado en dos ocasiones, no terminó hasta el 396 a.de C.

AVANCE DE LAS REIVINDICACIONES PLEBEYAS Y ANEXIÓN DEL LACIOLa segunda mitad del siglo v a. de C. contempló un nuevo pulso entre patricios y

plebeyos: estos últimos consiguieron triunfos importantes. En el 462 a. de C., duranteuna década, los plebeyos pretendieron una clarificación del derecho, que interpretaronarbitrariamente los patricios y el acceso a los cargos ocupados sólo por estos mismos,además del reparto de tierras y la anulación de las deudas.En el 450 a. de C., el senado nombro la comisión llamada de los decemviros (decemviri)

para que tomaron las riendas del Estado, a fin de redactar, en el plazo de un año, uncódigo civil: se trató de la ley de las XII tablas. No es un código sistemático nihomogéneo; contiene normas de derecho consuetudinario de distintas épocas y dediferente talante. En el año 421 a. de C., la cuestura, cargo que controlaba la haciendapública, dejó de estar reservada sólo a los patricios.Desde fines del siglo VI a. de C., los celtas o galos se habían extendido por la

llanura del Po; sin embargo, no acababan de establecerse, y al empezar el siglo IV a. deC., iniciaron incursiones violentas en Italia. En el 390 a. de C., unos 30.000 galos, almando de Breno, tras derrotar a los romanos junto al río Alia (a 16 km de Roma), tomarone incendiaron la ciudad del Tíber, donde sólo resistió la fortaleza del Capitolio,gracias a que las ocas del templo de Juno alertaron del peligro enemigo. Finalmente,tras haber pagado los romanos un importante rescate en oro, los galos se retiraron.Un grupo de ciudades de la Liga Latina se enfrentó abiertamente a Roma, con la

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intención de conseguir la colaboración incluso de antiguos enemigos, como los volscos ylos ecuos. Pero los romanos, después de numerosos enfrentamientos, lograron imponerse enla zona.En el 358 a de C. los latinos fueron obligados a renovar la antigua liga, bajo la

hegemonía de Roma. Ante las evidentes intenciones de ésta de anexionarse el Lacio, loslatinos se unieron contra la ciudad del Tíber, que los derrotó, de manera definitiva, enel 338 a. de C. De esta forma, Roma formalizó su predominio, con la firma de tratadoscon todas las ciudades del Lacio.

LA CONQUISTA DE ITALIA Y EL FIN DEL CONFLICTO PATRICIO-PLEBEYOLos samnitas, con los que los romanos habían firmado un tratado, eran, en realidad,

una confederación de tribus que pretendían dominar la llanura de Campania. Pero estamisma pretensión la tenía entonces Roma. Se produjeron tres guerras, que Roma, a pesarde tener en su contra a un gran número de pueblos de Italia, ganó al final (290 a. deC.).La expansión hacia el sur de Italia conllevó, tras la lucha con los samnitas, la toma

de las florecientes ciudades de la llamada Magna Grecia, colonias que habían establecidotiempo atrás distintas metrópolis griegas y que nunca habían sido capaces de organizarun Estado unitario. En el 272 a. de C., Tarento quedó por fin anexionada a Roma. -Anteesta situación, las demás ciudades de la Magna Grecia se federaron con Roma. En estemomento, puede afirmarse que ésta ya es dueña de toda la península Itálica.La promulgación, en el 367 a. de C., de las leyes Licinias-Sextias incidió en tres

aspectos importantes del conflicto patricio-plebeyo: el problema agrario, la cuestión delas deudas y la aspiración plebeya al consulado, el máximo cargo de gobierno. De estamanera, se fijaron, para cada ciudadano, los limites del ager publicus y de las cabezasde ganado que podían albergarse en él. Se paliaron las consecuencias de las deudas y selegisló que uno de los cónsules había de ser plebeyo; esto, se consiguió al añosiguiente. La contrapartida para los patricios fue tener ediles propios frente a los dela plebe, y la creación de un nuevo cargo de su exclusividad, la pretura, especializadaen la administración de justicia. Pero en el 337 a. de C. un plebeyo llegó a desempeñaresta magistratura.Por otra parte, los plebeyos desempeñaron la dictadura y la censura, por primera vez,

en el 356 y en el 351 a. de C., respectivamente. Llegaron al senado en el 312 a. de C. ypudieron ser sacerdotes romanos en el 300 a. de C., cuando las leyes Ogulnias lespermitieron acceder a los colegios de los augures y los pontífices. Así, el conciliunplebis se convirtió en auténtica asamblea (comitia tributa), tras un proceso culminadoen el año 287 a. de C. con la ley Hortensia, considerada el punto final del conflictopatricio-plebeyo.• LAS DOS PRIMERAS GUERRAS PÚNICASLa primera guerra púnica (264-241 a. de C.) supuso, en un principio, el enfrentamiento

de dos potencias militares de distintas características: Roma, con potencial terrestre,un ejército de ciudadanos romanos y sin problemas internos en esos momentos; y Cartago,con potencial marino, un ejército formado, sobre todo,por mercenarios, y con la amenaza permanente deldescontento de sus súbditos libios. El inicio de laguerra se debió a que los cartagineses acudieron aSicilia, tras la llamada de los mamertinos, mercenariositálicos que habían estado al servicio de Agatocles,tirano de Siracusa que acababa de morir. Roma vio ungrave peligro en esta presencia cartaginesa y decidióintervenir.Los romanos consiguieron derrotar a la flota cartaginesa, junto a las islas Égadas

(241 a. de C.). Cartago pidió la paz, evacuó Sicilia y las islas cercanas, y secomprometió a no enfrentarse a los aliados de Roma. a devolver a los prisioneros sinrescate y a pagar una indemnización considerable.Después, los romanos supieron aprovecharse de los problemas de Cartago con sus

mercenarios, a los que no pudieron pagar tras la derrota, v se encargaron de Córcega yCerdeña, conquistadas a sus indígenas a lo largo de varios anos de enfrentamientos. Enel 227 a. de C., Sicilia y Cerdeña, por una parte, v (Córcega, por otra, fueronconvertidas en las primeras provincias romanas.El detonante de la segunda guerra púnica (218-201 a. de C.) se produjo en la península

Ibérica. Ya en el 237 a. de C., Amílcar Barca había emprendido su conquista, pues quería

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convertirla en la nueva base del imperio cartaginés. Tras su muerte (229 a. de C.),buena parte del sur de nuestra península se hallaba en manos cartaginesas. Asdrúbal,yerno de Amílcar, avanzó hacia el interior, pero los romanos consiguieron que firmara untratado por el que se comprometía a no atravesar el Ebro (226 a. de C.).Asesinado Asdrúbal, le sucedió Aníbal, que sitió Sagunto (219 a. de C.). Los romanos

pidieron al cartaginés que desistiera de suacción, invocando una alianza con la ciudadhispana anterior al tratado del Ebro, peroAníbal cedió y Sagunto es tomada tras ochomeses. Roma, que no había llegado a enviarayuda a la ciudad, demandó a los cartaginesesla entrega de Aníbal y el desalojo de Sagunto,pero éstos no ceden.Así, en el 218 a. de C. comenzaron de nuevo

las hostilidades entre Roma y Cartago. Unpoderoso ejército cartaginés partió de la

península Ibérica a través de los Pirineos y, tras alcanzar Italia por los Alpes yreponer sus pérdidas con gentes del norte de Italia, se dirigió a Roma. A partir de estemomento, los romanos fueron vencidos por Aníbal; se desarrollaron las famosas batallasde los ríos Tesino y Trebia, del lago Trasimeno y de la llanura de Caimas.A raíz de esta última derrota romana (216 a. de C.), el conflicto se internacionalizó:

la Galia Cisalpina escapó del control romano, y varios pueblos del sur de Italia sepasaron al bando cartaginés. Pero el núcleo de aliados de Italia central permaneció fiela los romanos, por lo que Aníbal no se dirigió a su capital y siguió hacia Campania. Enel 212 a. de C., los romanos asediaron Capua, que cayó en sus manos al año siguiente.Aníbal se retiró hacia el Sur y, desde el 210 a. de C., se limitó a llevar una lucha demantenimiento y a esperar refuerzos de la península Ibérica.Finalmente, en el 204 a. de C., Publio Cornelio Escipión llegó a África con un

poderoso ejército, y derrotó de manera decisiva a Aníbal (llamado a Cartago conanterioridad) en la batalla de Zama (202 a. de C.). La paz se firmó al año siguiente yEscipión obtuvo en Roma el sobrenombre de El Africano. Los cartagineses tuvieron queentregar su flota a los romanos, pagarles una importante indemnización y renunciar acualquier pretensión expansionista fuera de Africa.

LA CONQUISTA DEL MEDITERRÁNEO ORIENTALHubo una primera guerra con los macedonios (215-205 a. de C.), ganada por Roma, a

pesar de la alianza de su rey, Filipo V, con Aníbal. Después, Filipo atacó Grecia y Romaacudió en su ayuda.En la segunda guerra macedónica, Flaminio derrotó a Filipo en la batalla de

Cinoscéfalos (Tesalia), pero Antíoco III de Siria envió un ejército contra las tropasromanas de Grecia. Roma respondió mandando nuevos contingentes armados a la zona.Vencieron a Antíoco y lo obligaron a huir de Europa. Finalmente, Antíoco fue derrotado

en Magnesia de Sípilo y terminó por entregar Asia Menor a los romanos en la llamada pazde Apamea (188 a. de C.). Años más tarde, Perseo, hijo de Filipo V, se rebeló, aún así,declarada la tercera guerra macedónica, acabó siendo prisionero de Paulo Emilio enPidna.En el 148 a de C., Macedonia sublevó a toda Grecia; en esta cuarta guerra macedónica,

el cónsul Mumio derroto a los rebeldes en Corinto 146 a de C.). Así, como resultado deestas guerras, Grecia y Macedonia se convirtieron en provincias romanas.

EL FINAL DE CARTAGOEn Occidente, se vio con inquietud la nueva prosperidad de Cartago, y, Marco Porcio

Catón, llamado el «censor», austero conservador, repitió varias veces en el senado lafrase Delenda est Cartago (-Cartago debe ser destruida-). Los cartagineses se vieronobligados a de defenderse del rey númida, Masinisa, que, amparado por su alianza conlos romanos, los hostigaba constantemente. Pero Roma lo tomo como un pretexto parintervenir y someter, de una vez por todas, el poder púnico.De esta forma, se llego a la tercera guerra púnica (148,146 a. de C.), que conllevó la

destrucción de Cartago (fue sembrada de sal para esterilizar sus campos), por otro delos Escipiones, Escipión Emiliano. Así el territorio de Cartago se convirtió en otraprovincia romana: África y el mar Mediterráneo empezaron a ser de verdad, para losromanos el Mare Nostrum.

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LA ÉPOCA DE LOS GRACOSHacia la mitad del siglo II a. de C., la guerra contra celtiberos y

lusitanos supuso mayores gastos que beneficios y manifestó la ruina delpequeño v medio campesino, y la ineficacia del ejército. Las guerrasalejaron a los campesinos de sus labores, pues las legiones estabanintegradas sólo por ciudadanos propietarios. Los que volvieron a sustierras se desanimaron ante la llegada de trigo barato de ciertas partesdel nuevo imperio. Así, pequeños y medianos propietarios se arruinaron, v se vieronobligados a emigrar a una colonia o a Roma, donde engrosaron una plebe que malvivía.En cambio, la clase senatorial compró las tierras de estos campesinos y, además, se

hizo con las confiscadas a los vencidos, por lo que se convirtió en una claseterrateniente con grandes propiedades agrícolas, cuya mano de obra fue, sobre todo, laesclava, procedente de las guerras. La clase senatorial detentó el poder político. Loscaballeros se enriquecieron con los negocios emprendidos en las provincias y comenzarona disputar el poder a la clase senatorial.Se produjo una polarización, cada vez más radical, entre los que tenían el dinero, las

tierras y el poder, y una población sin dinero y sin trabajo.Dos facciones políticas, delimitadas más claramente tras el asesinato de los hermanos

Graco, encarnizó el enfrentamiento social: los optimates, que encabezaron los senadoresy partidarios de los intereses aristocráticos; y los populares, liderados por algunossenadores y caballeros partidarios de realizar reformas. Estos últimos no crearon unauténtico partido democrático, sino que buscaron, únicamente, lograr un poder personal.Se apoyaron especialmente en el tribunado de la plebe, que recupero su perdido carácterrevolucionario.La facción de Escipión Emiliano fue una de las primeras en servirse del tribunado de

la plebe para dominar el colectivo senatorial y los mecanismos del poder: llevó a cabounos primeros intentos, fracasados, de repartos de tierras y de compra de grano aexpensas del Estado, para las masas. Pero fue la facción de Apio Claudio Púlquer,enemiga de la anterior, la que tuvo mayor trascendencia en este sentido, al presentar aTiberio Graco como tribuno de la plebe en el 134 a. de C.Éste, al año siguiente, propusouna ley agraria, por la que una comisión debía repartir , entre los ciudadanos pobres,tierras del ager publicus.Tiberio Graco pretendió revitalizar una ley anterior que limitaba la extensión de

tierra estatal en manos de una persona: la tierra sobrante sería parcelada en pequeñaspropiedades y arrendada, por una cantidad simbólica, a ciudadanos sin tierras. La leyfue aprobada con dificultades, pero la oposición de la oligarquía, el descontento de lositálicos y el desinterés de la plebe urbana provocaron que el propio Tiberio cayeravíctima de sus opositores.Gayo, hermano de Tiberio, alcanzó, asimismo, el tribunado de la plebe en el 124 a. de

C., y propuso diversas leyes, entre ellas, una nueva agraria, que iba más lejos que lade su hermano, y una frumentaria, que aseguraba la distribución mensual de trigo a unprecio bajo y estable. Pero él no fue reelegido tribuno de la plebe en el 122 a. de C.La oposición de sus enemigos no cesó y terminó en un enfrentamiento armado, en el queGayo, vencido, ordenó a un esclavo que lo matara.

MARIO Y SILA. EL ENFRENTAMIENTO CIVILAbortadas las medidas revolucionarias de los Gracos, del 121 al 109 a. de ('… se

produjo una reacción autoritaria por parte de los senadores. Pero en las eleccionesconsulares del 108 a. de C., los populares consiguieron reagruparse y oponerse con éxito

a los optimates: fue elegido cónsul Cayo Mario, de la clase ecuestre. Marioemprendió una reforma importante del ejército, que aprendió nuevas tácticas yuna nueva organización sobre todo, se profesionalizó y comenzó a ser reclutadosin deferencias de clase. Esto supuso una forma de paliar el desempleo de laplebe y convirtió a las tropas en un frecuente instrumento de la ambición de susjefes.Mario cosecha importantes éxitos militares, pero a pesar de ser reelegido

varias veces cónsul, no mostró las mismas cualidades como hombre de estado, yapareció pronto un opositor radical en el bando de los optimates, Lucio CornelioSila, un patricio arruinado. A éste lo catapultó al poder la consecución del

final de la llamada guerra social (de socii, 'aliados'). Los itálicos eran habitantes deItalia que no tenían el derecho de ciudadanía romana. Se dieron cuenta de que, por estemotivo, no sacaban ningún beneficio de las conquistas romanas, y de que dicho derecho

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era concedido cada vez con mayor dificultad.El conflicto estalló en el 91 a. de C., cuando el tribuno Marco Livio Druso propuso

una reforma agraria que debía alcanzar también a los federadositálicos, tras serles concedido el derecho de ciudadanía; la clasesenatorial, sin embargo, se opuso. El citado tribuno fue asesinado.Sila terminó con el levantamiento surgido, no sólo con las armas,sino también otorgando, por fin, a los federados itálicos, el tandeseado derecho. A raíz de este triunfo, en el 88 a. de C., Silafue elegido cónsul.Los problemas internos de Roma, volcada en la guerra social,

animaron .1 sus enemigos externos. Mitrídates VI Eupátor, rey delPonto, uno de los reinos helenísticos, trató de detener el avance

romano en Oriente; invadió el territorio romano de Asia Menor y, al año siguiente, ocupóGrecia. Era Sila a quien, tras el triunfo consular, le había tocado la provincia de Asiay, en consecuencia, quien había de enfrentarse a Mitrídates. Pero existían caballeroscon muchos intereses en la provincia de Asia, y veteranos con ansias de botín quequerían poner a Mario al frente de esta guerra. En ese momento, llegó una contraofensivade los populares, y el tribuno Publio Sulpicio Rufo consiguió la aprobación de unapropuesta por la que se transfería a Mario la dirección de la guerra mitridática.Pero Sila tomó Roma con sus legiones, revocó las leyes de Rufo y proscribió a Mario,

que huyó a África. Después, tras exigir a los cónsules, elegidos en el 87 a. de C.,respetar solemnemente las nuevas leyes, partió hacia Asia. Uno de los cónsules, LucioCornelio Cina, popular, trató de favorecer nuevamente a los suyos; fue desposeído de sumagistratura y expulsado de Roma, pero se unió a Mario. Los ejércitos de ambos entraronen Roma a fines del 87 a. de C., donde se llevó a cabo una revancha sanguinaria. Mario yCina se hicieron elegir cónsules para el año siguiente, pero la muerte del primeroconvirtió al segundo en dueño de la situación.El poder continuó en manos de los partidarios de Mario hasta el regreso de Sila de

Oriente. Este, tras reconquistar Grecia y someter a Mitrídates en el 83 a. de C.,desembarcó en el puerto italiano de Brindisi, con un ejército aguerrido y fiel. De estaforma, comenzaron casi dos años de una dura guerra civil. Roma fue tomada en laprimavera del 82 a. de C., y ese mismo año, Sila se convirtió en dictador, lo que lepermitió, durante tres años, encarnar un nuevo sistema de gobierno absoluto, quedevolvió poderes al senado en detrimento de los caballeros y pretendió una totalreorganización del Estado y de la sociedad. En el 79 a. de C., Sila renuncióvoluntariamente, al parecer, a la dictadura, y murió al año siguiente.

POMPEYO Y CRASOIras la muerte de Sila, transcurre un periodo de unos treinta años en los que Roma

pasó de un régimen republicano aristocrático a una autocracia militar, y aparecieronnuevas figuras militares y políticas. Trascendentes para Roma fueron las de Pompeyo yCraso. El primero, aristócrata de gran riqueza, empezó su ascenso ya en la época deSila. En aquel momento, destacaban dos focos de resistencia nutridos por proscritos ycampesinos desposeídos, los encabezados por Emilio Lépido en Italia y por Sertorio enHispania.Ante ellos, la oligarquía dirigente recurrió a Pompeyo, quien venció en ambos

conflictos y ganó mucho prestigio: mientras que el enfrentamiento conLépido fue algo puntual (año 78 a. de C.), la lucha contra Sertorio duróvarios años. Por su parte, Craso, también aristócrata y partidario acérrimode Sila, a quien debía parte de su inmensa riqueza, consiguió un gran éxitoal hacer fracasar la rebelión servil encabezada por Espartaco, que puso enserio peligro la estabilidad de Roma (73-71 a. de C.).Así, Pompeyo y Craso, los dos hombres más fuertes del momento (el

primero, por gozar de la lealtad de su ejército y de sus clientelaspolíticas, y el segundo, por su inmensa riqueza y sus relaciones), a pesarde su lógica rivalidad y apoyados por los populares, llegaron al consuladoen el año 70 a. de C., lo que significó la abolición, casi total, de lolegislado bajo el mandato de Sila: una ley restituyó las anteriores competencias de lostribunos de la plebe, y otra reformó los tribunales.La inestabilidad política de Roma y la debilidad de un poder central fuerte

permitieron la peligrosa proliferación de la piratería en el Mediterráneo oriental. Lospiratas poseían auténticas escuadras con arsenales a lo largo de todo el Mediterráneo,

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por lo que, además de ser un obstáculo importante para el comercio, eran capaces deapoyar a diversos enemigos de Roma, como Mitrídates o Sertorio.Por esta razón, desde el 70 a. de C. se llevó a cabo una política sistemática que

intentaba atajar el problema, y en el 67 a. de C. se propuso una ley que establecía laelección de un promagistrado con poderes y recursos extraordinarios durante tres años.La persona pensada para este puesto no podía ser otra que Pompeyo. Comenzada la campaña,en apenas tres meses, los piratas fueron reducidos en todo el Mediterráneo, incluidaCilicia, donde se habían hecho fuertes.Tras este triunfo, en el 65 a. de C. Pompeyo obtuvo una nueva victoria: Mitrídates,

rey del Ponto, que, tras una época aparente de paz, había vuelto a oponer resistencia aRoma desde el 74 a. de C., fue derrotado junto con su aliado Tigranes, rey de Armenia, yse vio forzado a suicidarse. Pompeyo conquistó Siria, que se convirtió en provinciaromana, y Palestina, que pasó a ser estado tributario de Roma. Así, en el 62 a. de C.tras haber reorganizado las provincias de Oriente, regresó a Roma con numerosos éxitos.

PRIMER TRIUNVIRATO, NUEVA GUERRA CIVIL Y DICTADURA DE CÉSARAdemás de Pompeyo y Craso, otras figuras políticas y militares despuntaron en esta

época. El personaje más importante es, sin duda, Cayo Julio César. De origen patricio yunido a Mario por circunstancias familiares, se mostró como un ferviente partidario delos ataques contra el régimen de Sila y buscó la admiración del pueblo. Su ascendentecarrera le llevó, en el 60 a. de C., a conseguir la unión de Pompeyo y Craso, yrepartirse el poder con ellos en el llamado primer triunvirato. Se trataba de unaalianza guiada por los propios intereses de sus miembros, sin una estrategia deactuación sino con fines inmediatos.A la unión, Pompeyo aportaba sus veteranos: Craso, su fortuna y sus influencias en

círculos senatoriales y ecuestres: César, el poder del consulado, que esperaba alcanzar.En efecto, éste último, nombrado cónsul en el 59 a. de C., logró impulsar adelante dosleyes agrarias; una a favor de los veteranos de Pompeyo y otra a favor de los pobres de

Roma, lo que le hizo acreedor de la concesión, por un largoperiodo, del gobierno de Iliria, la Galia Cisalpina y la GaliaNarbonense.Así, en el 58 a. de C., emprendió una serie de campañas que lo

llevaron a la conquista y sumisión de las Galias (51 a. de C.).Este triunfo, acompañado de las enormes riquezas del saqueo,acrecentó su poder y su popularidad y, sobre todo, le proporcionóun ejército poderoso y fiel.El acuerdo entre los triunviros se renovó en el 56 a. de C. y,

entre otras cuestiones, quiso precisar la zona de influencia decada uno: las Galias, para César; Roma e Hispania, para Pompeyo;

Oriente, para Craso. Pero Craso murió en el 53 a. de C., luchando contra los partos. Porello, César y Pompeyo, ya bastante distanciados, se enfrentaron abiertamente. Roma seconvirtió en una ciudad peligrosa, dominada por bandas armadas. El restablecimiento delorden público se encargó a Pompeyo, que fue designado único cónsul; promulgó variasleyes y consiguió que el senado no, prorrogara el mandato de César en las Galias, y leordenara la disolución de su ejército.Sin embargo, César, a comienzos del 49 a. de C., cruzó armado el Rubicón, no que

delimitaba su mando militar en las Galias, lo que desencadenó una guerra civil. Pompeyoy muchos de sus partidarios huyeron a Grecia. César marchó a Hispania,donde consiguió importantes triunfos frente a los pompeyanos. Más tarde,regresó «a Roma, donde, tras conservar la dictadura hasta finales del 49 a.de C. cruzó el Adriático en busca de Pompeyo. Este fue derrotado enFarsalia (Tesalia), pero logró huir a Egipto, lugar en el que fue asesinado(48 a. de C.) por el joven rey Ptolomeo XIII, rival de su hermanaCleopatra, con el fin de hacer méritos ante César.César, a su llegada a Alejandría, recibió la cabeza de su adversario y, no

obstante, pidió a los hermanos que compartieran el poder. Ptolomeo y suspartidarios se enfrentaron a César, pero fueron vencidos, y el hermano deCleopatra murió en la huida. Esta accedió al trono egipcio gracias a César,y establecieron una intensa relación pasional.César, mediante la acumulación de diversos poderes y honores, se vio libre para las

más diversas actuaciones políticas. Aspirase a la monarquía o no, lo cierto es que suprogresivo aumento de poder acrecentó, cada vez más, la oposición de los senadores,

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partidarios del sistema republicano anterior, y unos cincuenta (entre ellos, dos,especialmente contrarios a él. Marco Junio Bruto y Cayo Casio Longino) le asesinaron el15 de marzo (los idus) de 44 a. de C.

SEGUNDO TRIUNVIRATO, NUEVA GUERRA CIVIL Y CAÍDA DE LA REPÚBLICAEl asesinato de César no solventó, en absoluto, la crisis en la que se había sumido la

república oligárquica de Roma. Se había iniciado, de nuevo, un breve periodo deanarquía.Marco Antonio, que había sido lugarteniente de Cesar, incitó al pueblo contra sus

asesinos, que no tenían apoyo político real y huyeron a Grecia. Pero el senado, ainstancias de Cicerón, abolió la dictadura para siempre y no persiguió a los autores delmagnicidio. Trató de dividir a los cesarianos, apoyando a Cayo Octavio, que, por serhijo adoptivo de César, tomó el nombre de César Octaviano y se presentó como legítimosucesor del líder asesinado.En un principio, pareció que los anticesarianos iban a conseguir sus propósitos ya que

Octaviano y Marco Antonio se enfrentaron. Tras ser derrotado Marco Antonio en Módena,Octavio se convirtió en jefe de todas las tropas vencedoras, y demandó el consulado.Ante la oposición de los senadores, Octaviano marchó sobre Roma, consiguió el cargo porla fuerza y, modificada la composición del senado, logró la concesión de poderesextraordinarios.Pero, consciente del apoyo de Marco Emilio Lépido a Marco Antonio, y con la intención

de evitar la lucha con ellos en Occidente y con los asesinos de César en Oriente, seentrevistó en Bolonia con Antonio y Lépido para llegar a un acuerdo. Los ejércitos delos tres marcharon sobre Roma, y se constituyó el llamado segundo triunvirato (43 a. deC.), que, más tarde (37 a. de C.), fue renovado por otros cinco años.Los triunviros empezaron por llevar a cabo proscripciones, y consiguieron dinero

mediante duros impuestos a los ricos. Asimismo, vencieron a Bruto y a Casio en Filipos(Tracia). Tras algún enfrentamiento y varias discusiones, acabaron porpactar una distribución de zonas geográficas: Antonio se quedó conOriente; Octaviano, con Occidente (excepto Italia, que pertenece a lostres), y Lépido, con África. El acuerdo se reforzó con el matrimonio deMarco Antonio y Octavia, la hermana de Octaviano. Pero Lépido conspirócontra Octaviano, que le confiscó la parte africana (36 a. de C.).Marco Antonio se dedicó, con éxito, a reorganizar Oriente, pero

dirigió todos sus esfuerzos en provecho de Egipto, por su pasión porCleopatra, Su hermano desempeñó el papel de defensor de lo romano,frente a Marco Antonio, que, según él, se había entregado a la

corrupción oriental. El senado declaró la guerra a Cleopatra, que fue derrotada encompañía de Marco Antonio por Octaviano en la batalla naval de Accio (31 a. de C.).Octaviano desembarcó en Egipto al año siguiente, y Cleopatra y Marco Antonio sesuicidaron. Egipto fue anexionado a Roma y Octaviano acumuló poder y honores, entre losque hay que citar, sobre todo, el juramento de Italia y las provincias occidentales, lospoderes tribunicios, la investidura regular del consulado y el titulo de imperator.Sin embargo, una sesión del senado del año 27 a. de C. significó la transición a un

nuevo sistema político, el Imperio: el senado pidió a Octaviano la protección y defensadel Estado, y le concedió nuevos honores como el título de Augustus, titulo religiosoque lo elevaba por encima del resto de los mortales.

ADDENDA

PORSENNA Y HORACIO COCLES

Los reyes etruscos habían sido expulsados de Roma por Bruto. Los romanos, con Bruto al frente, juraron queno gobernaría en Roma nadie con el título de rey. Pero los antiguos reyes de Roma no querían perder susprivilegios a los que creían seguir teniendo derecho. Por eso se refugiaron en Clusium, donde reinaba Porsenna.Éste los recibió bien, porque eran parientes. Los reyes en seguida se empezaron a quejar:

- "Nosotros somos de sangre real, hemos vivido en la abundancia de todas las cosas y ahora estamosabocados a vivir en la pobreza y en el exilio. Este hecho, nunca visto, no debe quedar impune. No nos queda nila libertad que es el bien más preciado; y si los reyes de Roma han sido expulsados de sus tronos, los demástendrán que pensar que tal vez les pueda ocurrir lo mismo. Ha sido un cambio de todos los valores conocidoshasta ahora. ¿Dónde se ha visto que todos, los de alta cuna, llamados a dirigir a los ciudadanos, y los de ínfimacondición, sean iguales? No se puede soportar tamaña injusticia. Además es la misma institución de la realeza laque está en peligro. Es importante para la sociedad que exista un rey que es el intermediario entre los dioses ylos hombres."

Porsenna vio que se le ofrecía una gran oportunidad para aumentar su zona de influencia, ya que sería muyventajoso para él si había un rey etrusco en Roma. Y así, con un gran ejército marchó contra Roma.

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Cuando llegó la noticia a la ciudad todos se llenaron de muchísimo miedo, tanto el senado como losciudadanos. Tenían un gran respeto por Clusium y por Porsenna. Pero los senadores tenían otra preocupación.Su miedo no era sólo por Porsenna. También tenían miedo por los ciudadanos. ¿Qué pasaría si para evitarproblemas y conseguir la paz recibieran de buen grado a los reyes, aunque fuera a cambio de la esclavitud? Éstaera la preocupación de los senadores. Por eso nunca la plebe recibió tantas atenciones por parte del senado deRoma. Había que garantizar los suministros y para ello se enviaron personas de confianza a comprar trigo a lasregiones vecinas de los Volscos y a Cumas. Para que el comercio de la sal no alcanzara un precio excesivo, sequitó de manos privadas y se convirtió en monopolio del estado. Se liberó a la plebe de todos los impuestos. Losricos eran los que tenían que pagar, porque tenían con qué. Los pobres bastante pagaban si educaban bien asus hijos.

Así, con todas estas manifestaciones hacia la plebe por parte de los senadores se consiguió que en lasituación más desesperada, en el momento del asedio, cuando más apretaba el hambre, los ciudadanosestuvieran todos de acuerdo en que no se debía aceptar de ninguna manera que los reyes volvieran a gobernarRoma. Fue el momento en que el senado tuvo la mayor popularidad ante la plebe, aunque fuera por medio de lademagogia, más incluso que en otras ocasiones en que gobernó con medidas más justas.

Cuando los enemigos se presentaron, todo el mundo se refugió en la ciudad, y construyeron un muropara que les protegiera. Por una parte Roma estaba defendida por las muralla que habían construido y por laotra por el río Tíber. Se creían seguros con estas defensas. Sólo había un camino para entrar en Roma, elPuente Sublicio, pero los enemigos no pudieron entrar, porque un solo hombre, Horacio Cocles, se lo impidió.Ese día la diosa Fortuna puso a ese hombre para defender Roma.

La defensa del puente fue épica: Horacio estaba de guardia en la entrada del puente, cuando vio que elenemigo había conseguido ocupar la colina del Janículo con un ataque inesperado y que de allí se acercabacorriendo. En aquel momento todos los que formaban la guarnición del puente, que estaban con él, presa depánico, abandonaron sus puestos. Él se puso en medio de la entrada obstaculizando a los que queríanabandonar y les arengó de esta manera:

- "¿No veis lo que estáis haciendo? De ninguna manera podemos huir. Si dejamos que el enemigo pase elpuente habrá más enemigos en el Palatino y en el Capitolio que en el Janículo. Tenemos que defender elpuente con todos los medios posibles, con la espada, con el fuego, y, sobre todo, con la valentía digna de unromano. Yo voy a aguantar mientras haya uno solo que me acompañe y pueda resistir."

Se adelantó hacia la entrada del puente, a pesar de que los que huían le estorbaban. Pero iba con tantaresolución que los atacantes se quedaron estupefactos pensando que era un milagro. Otros dos se quedaron conél, Spurio Larcio y Tito Herminio, que también eran famosos por sus hechos de guerra. Entre los tresconsiguieron parar un poco el primer ataque. Los que se habían retirado intentaban cortar el puente. Lesllamaron y Cocles obligó también a sus acompañantes a que se pusieran en lugar seguro. Él se quedó solo. Seenfrentó con los etruscos paseando su mirada por todos ellos y les dijo:

-"Estáis a gusto bajo la esclavitud de unos reyes llenos de soberbia que no se acuerdan de su propia libertad yatentan contra la libertad de otros".

Unos, llenos de dudas, esperaban a que otros comenzasen a luchar. Pero pudo más la vergüenza de tenermiedo a enfrentarse a un solo enemigo, y contra él dirigieron todas sus flechas. Su escudo las recibió y seclavaron en él. Cocles no retrocedía ni un paso. Todos los enemigos se lanzaron contra el héroe, y en esemomento se oyó el ruido del puente que se hundía a la vez que el griterío de los romanos que aclamaban eléxito de su empresa. El ataque se paró porque los enemigos vieron nuevamente un prodigio. Entonces Cocleselevó una oración al Padre Tíber: "Dios del Tíber, santo, te ruego que aceptes propicio en el río estas armas y aeste soldado vestido con ellas". Y así, como estaba, armado, saltó al río, y, a pesar de las flechas que le caían portodos los lados y de lo pesado de la armadura, llegó sano y salvo a los suyos. La posteridad vio este hecho comoalgo más digno de admiración que creíble.

La ciudad agradeció el gesto de Horacio Cocles: le erigieron una estatua en el lugar de reunión de los comiciosy se le entregó la extensión de campo que pudiera arar en un día. Todo el mundo quería agasajarle y más losparticulares que el estado, pues como había tanta escasez, cada uno se lo quitaba de su alimento para dárselo aél.

PORSENNA Y MUCIO ESCÉVOLA

Cuando Porsenna vio que su ataque había sido rechazado cambió de estrategia y decidió asediar la ciudad enlugar de asaltarla. Colocó a su guarnición en el Janículo, y él mismo puso su campamento al orillas del Tíber enun lugar llano. Reunió una flotilla de naves, con lo que consiguió bloquear el río y no dejar pasar los suministrosa Roma, al mismo tiempo que podía pasar al otro lado para atacar las defensas romanas. En muy poco tiempo sevolvió tan poco seguro el campo que todos los campesinos se introdujeron en la ciudad con todos sus enseres,incluso sus animales, y nadie se atrevía a salir fuera de las puertas.

Se dejaba hacer a los etruscos, pero no era por miedo, sino de intento. El cónsul Publio Valerio quería meter elmiedo en el cuerpo también a los etruscos que campaban por sus respetos alrededor de la ciudad. Dejaba quelos grupos menos numerosos anduvieran a su antojo, porque quería coger un grupo más grande y darle sumerecido. Así que preparó su estratagema, para ver si los sitiadores caían en la trampa.

Hizo publicar que al día siguiente saldrían todas las reses a pastar por la puerta Esquilina, que era la queestaba más apartada del enemigo, pensando que siempre habría algún esclavo desertor que iría con la noticia alos Etruscos, como así sucedió. Éstos, con la esperanza de un botín importante atravesaron el río en grannúmero.

La estratagema del cónsul Valerio se completaba de la siguiente manera. Mandó que Tito Herminio se ocultasecon una tropa reducida en el segundo mojón del camino hacia Gabios, y que Spurio Larcio con jóvenes armadosligeramente se apostaran junto a la puerta Colina hasta que los enemigos pasaran para después cortarles elacceso al río. El otro cónsul Tito Lucrecio salió por la puerta Nevia con algún grupo de soldados, y el mismoValerio condujo a unas cohortes elegidas desde el monte Celio. Éstos fueron los primeros hombres que vieronlos enemigos.

Cuando se oyó el griterío, Herminio corrió desde su escondite y atacó a los etruscos que se retiraban haciaLucrecio. La respuesta no se hizo esperar a derecha e izquierda, en las puertas Colina y Nevia. De esa manera losque pensaban que iban a conseguir un gran botín fueron cogidos entre dos fuegos y murieron. Así dejaron dehacer incursiones.

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El asedio continuaba, porque Porsenna estaba convencido de que, al final, Roma acabaría por caer. Dentro dela ciudad la situación era desesperada, ya que el trigo era escaso y muy caro.

Había en la ciudad un joven noble, Cayo Mucio Escévola, que no podía soportar ver a su ciudad y a su puebloesclavizado. Nunca había sido sometido por ningún otro pueblo, siempre había sido libre, y ahora era asediadopor los mismos etruscos a los que el pueblo había expulsado. Se decidió a vengar él esa situación tan indigna, yasí decidió por propia iniciativa y sin contar con nadie entrar en el campamento de los enemigos. Luego lo pensómejor y para que no lo consideraran desertor si lo cogían acercándose a las líneas enemigas sin el mandato delos cónsules y sin que lo supiera la gente, acudió al senado. Allí dijo:

- "Senadores: quiero atravesar el Tíber, y entrar, si puedo, en el campamento de los enemigos, no como unladrón ni por venganza. Tengo en mi ánimo realizar una hazaña mayor, si los dioses me ayudan".

Los senadores dieron su consentimiento. Mucio se marchó hacia los enemigos con un puñal escondido dentrode los pliegues del vestido.

Al llegar se confundió con la muchedumbre que estaba delante del tribunal. Se estaba repartiendo la soldada yal lado del rey se sentaba un escriba que era el que llevaba la voz cantante, con unas vestiduras y unos aderezossemejantes a los del rey. Mucio no se atrevía a preguntar a los soldados cuál de los dos era Porsenna por miedoa descubrirse; se dejó llevar por la suerte y no acertó, porque mató al escriba en lugar de al rey.

Llevaba el puñal ensangrentado en la mano y por esto la muchedumbre le dejaba pasar, pero fue apresado porla multitud y llevado ante el tribunal del rey. Lanzaba tantas amenazas que parecía que él era a quien había quetemer. Delante del rey dijo estas palabras:

- "Soy ciudadano romano. Me llaman Cayo Mucio. Yo he entrado aquí como enemigo para matarte a ti, mienemigo, y estoy dispuesto a morir con el mismo ánimo que tenía para matar. Es propio de los romanos llevar acabo empresas importantes así como sufrir las situaciones adversas. No soy el único en Roma que tiene estemismo espíritu. Hay una larga fila detrás de mí para realizar lo que consideran un honor. Así que prepárate paraluchar por tu cabeza en todos los momentos del día, ya que en tu misma casa vas a tener el enemigo armado ydispuesto a matarte. Esta es la guerra que te declara la juventud romana. Nada de guerras multitudinarias ni deejércitos. Sólo se trata de ti y de cada uno de nosotros."

El rey se llenó de ira, pero al mismo tiempo sintió un repentino temor. Mandó que se le amenazara conrodearle con fuego a menos que desvelara inmediatamente el complot que se había alzado contra él. Mucio lecontestó:

- "Mira, rey, lo que hago, para que sientas qué despreciable es el cuerpo para los que tienen a la vista unagloria mayor".

Nada más decirlo introdujo su mano derecha en el hornillo encendido para el sacrificio. Él estaba como sinsentido mientras se le quemaba la mano. El rey, atónito por el prodigio se levantó de un salto y mandó que seseparase al joven del fuego. Dijo el rey:

- "Vete. Has sido más enemigo para ti que para mí. Mandaría que se te aplaudiera si este valor fuera para mipatria. Ahora según el derecho de guerra te dejo libre y podrás ir a tu ciudad totalmente seguro."

Entonces Mucio, como si quisiera pagarle esta decisión, le contestó:- "Ya que tienes en estima el valor, te voy a decir de buena gana lo que no te dije por amenazas: nos hemos

conjurado trescientos jóvenes romanos para matarte. A mí me tocó el primer turno. Los demás actuarán cuandocaigan los que están delante de ellos, y dedicarán su tiempo hasta que la fortuna les dé la ocasión que buscan".

Mucio se marcho. Le pusieron de sobrenombre Escévola por la quemadura de la mano derecha.

PORSENNA Y CLELIA

Detrás de Mucio Porsenna envió embajadores a Roma. El rey estaba muy preocupado, ya que sólo habíaescapado en la primera ocasión de peligro por un error del agresor, pero temía por su vida siempre que hubieraconjurados vivos. Por tanto decidió que sus embajadores llevaran a los romanos condiciones para hacer la paz.Una de las condiciones era que se restableciera en el trono a los Tarquinios. Efectivamente, él no había podidonegárselo, pero no sabía que los romanos de ninguna manera lo aceptarían. Consiguió, sin embargo que losRomanos devolvieran el campo a los Veyentes, y tendrían que dar rehenes si querían que Porsenna se retiraradel Janículo.

La paz se firmó con estas condiciones y Porsenna retiró su ejército del Janículo y salió del territorio romano.Los senadores dieron a Mucio, ya que se había significado por su valentía, un trozo de terreno al otro lado del

río Tíber, que después todos conocieron como los Prados Mucios.Estos honores que se habían concedido a un joven excitaron también la valentía de las mujeres. También ellas

quisieron conseguirlos. Este fue el caso de la joven Clelia, una de las personas que habían sido entregadas comorehenes a Porsenna y que estaba en el campamento de los etruscos.

El campamento donde estaban los rehenes estaba muy cerca de la orilla del Tíber. Clelia se hizo la jefa detodas las mujeres prisioneras, y una vez eludidos los guardianes, se lanzaron al agua para llegar hasta la ciudad,a pesar de las flechas que lanzaban los enemigos.

El rey se enteró y montó en cólera. Envió a personas preparadas para que pidieran a los romanos quedevolvieran a Clelia, la cabecilla. Las demás mujeres no tenían importancia. Admiró a la joven y dijo que suhazaña estaba por encima de la que habían realizados los jóvenes Horacio Cocles y Cayo Mucio. Pero que si nose la devolvían podían dar por roto el tratado que habían sellado. Una vez que se la entregaran, él la devolveríaintacta a los suyos.

Cada una de las partes cumplió con su palabra. Los romanos la entregaron como prenda de la paz por el pactoque habían hecho con los etruscos. Por su parte el rey no sólo la mantuvo segura, sino que honró su valor, demanera que le dijo que eligiera los rehenes que quisiera para devolverlos a su patria. Todos le fueronpresentados para que eligiera, y se dice que ella eligió a los más jóvenes, con el agrado de todos, ya que lo quemás importaba era no dejar en manos de los enemigos a quienes, por su edad, podrían recibir más ultrajes.

Vuelta la paz, los romanos levantaron en honor de Clelia, la mujer que había llevado a cabo tal hecho, unaestatua ecuestre en la que se representaba un caballo con una amazona. La estatua se levantó en lo alto de la víaSacra, la que atravesaba el foro y llevaba hacia el Capitolio, un lugar bien visible y frecuentado, para que todoshonraran la hazaña de esta joven.

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