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RES EN AS orden tra sce nde nt e, sea cual sea la fór- mula t eo l óg ica co n la que se compren- de ese orden '' . Dentro de es te context o, Enrique Senano compo ne un os t ex tos (bi ogra- fías nov e ladas) de una maner a ág il y vivaz, inc orpor a nd o, lo r eaf irmo , deta- ll es e rudito s e inclu so abstracciones conceptuales. Di ce el mi smo autor: '' Dio s h a s ido infinitamente inte rpreta- do. He aquí qu e yo ta mbi én intento ha- ce rlo, aunque sólo a través de episodios de la s vidas de alg uno s de sus testi gos" . Perso naje s que pueden exte nder la pie- dad sti ca que ni ega o ig nor a la per- s ona human a, el mundo y la sociedad: quien es v iven un a experiencia ahis- tóri ca de Di os, reali zada bajo la f01ma de l éx tasis. Es el ejemplo de su narra- c ión "La pa sión del silencio'', donde Mi gue l de Molino s. apartado en su re- fugio del monte. predica el s il encio y el aisl amiento como l os sign os de la vida verdadera , la única forma de ll e- gar a la presencia de Di os; la qui et ud, la pe numbra y las s ombra s so n el espa- cio de la morad a abso luta de Di os, el inefable mundo . Esto s místicos afirman la huida del mund o, p osee n es píritu monacal y re- pre se ntan la sa lvación co mo disolución del individuo en el Absoluto. Otro ejem- plo de vocac ión de fe nos lo mu es tra S e nano en mundo de este la", un rel a to biográfico acerca de Simeón , quien estuv o primero en un monas te- rio, después en una cueva fría y so lita- ri a, "en las que se narraba a sí mi smo increíbles hi stor ias de hér oes o dioses que se r enan ante Cri sto, tras largos trabajos e in cont abl es hazañas''. Lo impr es ion ante de Simeón fue su de cisión de ir se a vivir a la punta de un a co lumn a, lugar de sus arengas y discursos co ntra el p ecado y la cual no abandonó hasta su mu erte, a la edad de setenta a ño s. Pero la otra fe es contraria: la pie- dad profética que afuma la per so na, el mundo y la historia; se r ea li za co mo r eve lación, r eco n oce un Dio s personal y se propon e la tr an sfo rma ción d el mundo. Es el ca so de Matsuo Basho y su hi storia co ntada por Sora , su alum- no pred il ecto. Con oci do por su errancia. Bas ho vagó co n otros poetas por cami - no s del Jap ón, recitando sus poemas br eves o haikus, ll eva n do co nsi go el Boktín Cultural y Bibli ográfico. Vo t. Jó. nt'un . 5'2 . 1999 principio del Sab i: '' . .. Liber ación qu e hace que el h ombre se d esprenda de las cadenas que Jo atan al m und o t osco ... ", a lo que Sora agregaba, intentando en- cerraT la enseñanza del maestro: '' Hay que jugar para alcanzar la perf ección. Es pr eciso se r firme, breve y cortante. pe ro nunca abrupto. La levedad de la p oesía era el más sag rado bien para nuestro si empre joven maestro". Todos los relatos poseen la riqueza de ser com- plejos y diversos en descripción y for- ma narrativa. Encontramo s la historia sobre Aryabhata, mat emá ti co y astr ó- nomo hindú, c uya vida es contada por un niño que lo empujó al abismo; o las hazañas del sa nto Andrés, el herman o de Pe dr o Apóstol, relatadas desde la ópti ca de o la co nf es ión de un e nvidi oso de las accion es del p adre Jo sé, sacerdote francés que fom entó la guerra, la corrupción y los vaivenes del p ode r: o la carta enviada por La zar us Spengler a la viuda de Alberto Durero. donde ahonda en las pasiones de l pin- tor y grab ado r alemán, co nsiderado de t empe r ame nto humanista, de re li giosi- dad profundamente influida por Eras n1o y Lutero, un ser que afirmaba e nfática- mente que la materia prima de lo div i- no es el t emor; o la historia del prof eta viaj ero de nombre Saadi, originario de Bagdad. y de quien ofr ece testim on io su herma no: "Ere s el sufí 1n ás be Jl o y más famo so de t odo Persia y tus versos han ll ega do hasta la India. r epe tidos por mil es y miles de boca s satisfechas". El co njunto de bi og rafías rec r eadas por Emique Serrano posee, a través de ca da personaje, la solvencia y el rasgo propio del l eng uaje mi sti co que consiste CUENTO en ser un l eng uaje de la experienci a. Los rnisti cos expresan una experiencia de una r ea lidad tr asce nde nt e. En e ll os se produ ce una trans mu tación donde todo saber es interiorizado, pu es procede de una fe vi vida y de una acción inten sa de unión con Dios, un conocimiento co nsi- der ado subje ti vo e interior. los cuales, a pesar de su inefabilidad, se dejan expre- sar en la lit era tura por medio de pala- bras, a través de la reflexión, la descrip- ción y la "metáfora viva'', ya que existe una afinidad estrecha entre la poesía y la rnistica. De tal manera los prese ntes relatos aseguran tanto el rigor histórico co mo su recreación literaria, una cali- dad poética que añade algo nuevo al tes- timonio, dada su h ondur a afectiva, su intuición y su creencia de que el mis ti - cismo, s que un fenómeno , es un modo de concebir la relación del espíri- tu hu mano con la Realidad últim a. La místi ca pr es up one que el hombre ha de ser partícipe de la natural ez a di vi na si ha de conocer a Dio s, tal co1n o lo af ir- ma Serrano: '' Los sticos apuestan se- riamente por hallarlo. por com unicarse co n EL por advertir acerca de su pre- sencia y su grandeza [ ... J creen que Di os ll ena el mundo. y que e ll os mismos es- tán en Dios , de una vez para siempre". Serrano sa be cap t ar con m aest ría la existencia de ese ho1nbre interior, su vigilia y su sueño, la i magen del mun- do visible y del invisible, el estado per- In anente de misterio. "e l mundo de mar avillo sa majestad'' del que hablaba Plotino. G ABRIEL ART URO CA ST RO Infierno soportable Historias de la cárce l BeJlavis ta ( Pr e mi o Naci onal de Cue nt o. Co lcultur a. 1996) J osé Li bordo Porras Vallejo Instituto Colombiano de Cu lwra. Bogotá. 1997. 1 21 págs. Tal vez Medel lin no sea una ciudad sino una me táfora de la esperanza o de la locura. Basta recorre rl a desde su ccn- 10 1

RES EN AS CUENTO - Banco de la República

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RES EN AS

orden trascendente, sea cual sea la fór­mula teológica con la que se compren­de ese orden'' .

Dentro de este contexto, Enrique Senano compone unos textos (biogra­fías noveladas) de una manera ágil y vivaz, incorporando, lo reafirmo, deta­lles eruditos e incluso abstracciones conceptuales. Dice el mismo autor: ''Dios ha sido infinitamente interpreta­do. He aquí que yo también intento ha­cerlo, aunque sólo a través de episodios de las vidas de algunos de sus testigos" . Personajes que pueden extender la pie­dad mística que niega o ignora la per­sona humana, el mundo y la sociedad: quienes viven una experiencia ahi s­tórica de Dios, realizada bajo la f01ma del éxtasis. Es el ejemplo de su narra­ción "La pasión del silencio'', donde Miguel de Molinos. apartado en su re­fugio del monte. predica el silencio y el aislamiento como los signos de la vida verdadera, la única forma de lle­gar a la presencia de Dios; la quietud, la penumbra y las sombras son el espa­cio de la morada absoluta de Dios, el inefable mundo.

Estos místicos afirman la huida del mundo, poseen espíritu monacal y re­presentan la salvación como disolución del individuo en el Absoluto. Otro ejem­plo de vocación de fe nos lo muestra S enano en ~~ El mundo de estela", un relato biográfico acerca de Simeón, quien estuvo primero en un monaste­rio, después en una cueva fría y solita­ria, "en las que se narraba a sí mismo increíbles historias de héroes o dioses que se rendían ante Cristo, tras largos trabajos e incontables hazañas''.

Lo impresionante de Simeón fue su decisión de irse a vivir a la punta de una columna, lugar de sus arengas y discursos contra el pecado y la cual no abandonó hasta su muerte, a la edad de setenta años.

Pero la otra fe es contraria: la pie­dad profética que afuma la persona, el mundo y la historia; se realiza como revelación, reconoce un Dios personal y se propone la transformación del mundo. Es el caso de M atsuo Basho y su historia contada por Sora, su alum­no predilecto. Conocido por su errancia. Basho vagó con otros poetas por cami ­nos del Japón, recitando sus poemas breves o haikus, llevando consigo e l

Boktín Cultural y Bibliográfico. Vot. Jó. nt'un. 5'2 . 1999

principio del Sabi: '' ... Liberación que hace que el hombre se desprenda de las cadenas que Jo atan al mundo tosco ... ", a lo que Sora agregaba, intentando en­cerraT la enseñanza del maestro : ''Hay que jugar para alcanzar la perfección. Es preciso ser firme, breve y cortante. pero nunca abrupto. La levedad de la poesía era el más sagrado bien para nuestro siempre joven maestro". Todos los relatos poseen la riqueza de ser com­plejos y diversos en descripción y for­ma narrativa. Encontramos la histori a sobre Aryabhata, matemático y astró­nomo hindú, cuya vida es contada por un niño que lo empujó al abismo; o las hazañas del santo Andrés, el hermano de Pedro Apóstol, relatadas desde la óptica de migks~ o la confesión de un envidioso de las acciones del padre José, sacerdote francés que fomentó la guerra, la corrupción y los vaivenes del poder: o la carta enviada por Lazarus Spengler a la viuda de Alberto Durero. donde ahonda en las pasiones del pin­tor y grabador alemán, considerado de temperamento humanista, de religiosi­dad profundamente influida por Erasn1o y Lutero, un ser que afirmaba enfática­mente que la materia prima de lo div i­no es el temor; o la historia del profeta viajero de nombre Saadi, originario de Bagdad. y de quien ofrece testimonio su hermano: "Eres el sufí 1nás beJlo y más famoso de todo Persia y tus versos han llegado hasta la India. repetidos por miles y miles de bocas satisfechas".

El conjunto de biografías recreadas por Emique Serrano posee, a través de cada personaje, la solvencia y el rasgo propio del lenguaje mistico que consiste

CUENTO

en ser un lenguaje de la experiencia. Los rnisticos expresan una experienc ia de una realidad trascendente. En ellos se produce una transmutación donde todo saber es interiorizado, pues procede de una fe vi vida y de una acción intensa de unión con Dios, un conocimiento consi­derado subjeti vo e interior. los cuales, a pesar de su inefabilidad, se dejan expre­sar en la literatura por medio de pala­bras, a través de la reflexión , la descrip­ción y la "metáfora viva'', ya que existe una afi nidad estrecha entre la poesía y la rnistica. De tal manera los presentes relatos aseguran tanto el rigor histórico como su recreación literaria, una cali­dad poética que añade algo nuevo al tes­timonio, dada su hondura afectiva, su intuición y su creencia de que el misti­cismo, más que un fenómeno , es un modo de concebir la relación del espíri­tu humano con la Realidad última. La mística presupone que el hombre ha de ser partícipe de la naturaleza di vi na si ha de conocer a Dios, tal co1no lo afir­ma Serrano: ''Los místicos apuestan se­riamente por hallarlo. por comunicarse

~

con EL por advertir acerca de su pre-sencia y su grandeza [ ... J creen que Dios llena el mundo. y que ellos mismos es­tán en Dios, de una vez para siempre". Serrano sabe captar con maestr ía la existencia de ese ho1nbre interior, su vigilia y su sueño, la imagen del mun­do visible y del invisible, el estado per­Inane nte de misteri o. "el mundo de maravillosa majestad' ' del que hablaba Plotino.

G ABRIEL ARTURO CASTRO

Infierno soportable

Historias de la cárcel BeJlavista (Premio Naci onal de Cue nto. Co l cultura. 1996) José Libordo Porras Vallejo Instituto Colombiano de Cu lwra. Bogotá. 1997. 1 2 1 págs.

Tal vez Medellin no sea una ciudad sino una metáfora de la esperanza o de la locura . Basta recorrerla desde su ccn-

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Cl'E'\TO

tn• h.l'>l~t ,u, ltrnlll''- par:.1 Jc~cubnr que 'e L"-..t.t en un lu2.:.1r Clllfl' :.1laJo , . mon~-

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tratando Lk 1m poner e 'obre Ja, otras. El r()L'( a J o~é rvJ an U l.:' 1 Arango. q uc l:.l lw ob~t:n·ado con <Jr:.11nati . mo - m t'Z­

cb de or~ullo . rencor. Lozobra- . l.t rl'-.. -..u mc : .. muJer rcncoro~umente po~c:ída

IY ,.a,w h:rritono dcl tac ro ... Tan pron­to~(' halla uno allí en el paraíso como -...e tocan la~ puerta~ del infierno.

L'no tk estos tnfíernos ---quiLti el más Llo l nro~o en t0da u hi. toria- se

'ivio a finales de lu década de los ochenta. u co rnienzos de la sigu tente. Se mataba f3cil. se exaltnbu la violen­ctu grallltt:.l. se ha("Ía apología del dine­ro obtenido con la a udn de la muerte . . Esto es. ~c a~es i naba la po. ib il idad de construir fut uro. E' como si Mcdcllín tuviera que pugar la!-t cu lpa, por todo un paí. que había enloquecido a causa de sus desigualdaJcs y pecados acumu­lados a lo largo de años de injusticia y ;marquíu . La demencia pasaba : u cucn­la de cohrn.

Pero !\i se hicil!ra un -;.oom se lec tivo del dolor y de la enajenación colee ti va. un co lage soc ial del infil'mo. 13 cámara ctncmatogdJica se dirigiría sc~urruncntc ... ... ~

a un lugar en espec ial: la cárce l Be !la-vista. Si tuada en las afueras de Mcdell ín. adcc uuda para mi 1 prc. os. pero . upcr­poblada con tres veces mác.; detenidos. ha sido noticia. rec urTcntemente. duran­te el últ imo decenio. Allí fueron a parar algunos de los sicario. más san 2'ricntns.

~ 1.,0

narcotraficantes. también u ni \'ersitario. o . indicalistas acusados de subver. i vos. rateros de tiendas -en lengua jerga] ''chichipatos" que se enredaron en pro­ce:os penales ex traño por no tener ''pa­lanca. ·· o plata para pagar sobon10~ que agilizaran la libertad- . secuestradores. y en fin. como en un drama existcn­cial ista de Camus. aquello. que "debían algo .. y !\e dejaron agarTar.

La cürcel de Be ll avista debía ser el c.;úmmum de lo más débil y bajo del alma humana. De lo más cruel a lo itnposible: de 1 homicid io mi. erable a la fuga cine-.._

, matogrMica en helicóptero; de la droga-dicc ión hubirual a la propaganda crisria­na: de la promi sc uidad exual a la violación de todo. los derecho. huma-

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no~: Jd dolor hu mi U ante áJ su~ño heré­tt("O Je b hbc:-rtad. LJs kyes primitiva~ se 1m ponían a b fuer La. y lo que hubiera de hum~mo. ~o lidario o civ iliLJdo en c.1J :.t hombre que est:.tbJ. encan:~lado. todo en es te lugar buscaba r~duL irse al -ni\'cl del instinto animal. Salir vivo de allí - así fuera violado. robado. htuni­llado-era el único objetivo que justifi­caba la ~obre,· i vencía .

Hiswrias de la cán:el Belltn ·isw. del e:-.crito r antioqueño Jo . é Lib:.1rdo Porra~. y libro gan~dor en la modali­Jad ul' cuento de los pren1ios rwciona­ks de Colcultura J 996. en forn1a m~L

bien di ~ tanciada y con recuL os litera­ri o!\ Ji müados. recoge parte de esta pe­~adi ll a . Son diez hi storias de presos. cuda uno de lo. cuales afronta algún desafío. En . egundo plano aparecen. en alguno. casos~ lo. fami liares. la. c. po­sas o las pros tí t utas ocasionales que visitan c.:nda semana el penal. No apa­recen con mayor fuerza otros persona­je regularmente asociados al mundo del cncieiTO carcelario: los guardianes ....

y los abogados. por ejetnplo .

Estructuralmente el libro no es in­novador y el modus narrativo - salvo en el último relato, que es un monólo­go- está marcado por la apreciación omnisciente de los hechos. El libro de­pende fuertemente de las anécdotas - una fona leza o una debi lidad. según el punto de vista desde el que se mire-. lo que recarga la atención en las histo­ri as. de. favoreciendo otros aspecto . e. tructurales de los cuentos, como los perfi les conflictivos de los personajes, su visión del mundo. las perspectivas múltiples de la realidad o la discus ión

RESEÑAS

tilo!\ófi("o-e:x i. ten("ial sobre la p~rdida de la libertad.

En fin. l..'l"n:ns que no C'nriquccen el mundo de las hi storins contadas. s int) que hacen apan.:cer la realidad como un ac to previsible. Se va para ~1 lgün lado y all i . e debe llegar. La ambigüedad ck ... ...

la vida queda rc"ducida a expectativa. Contra esta li mitaci<)n anecdótica se opuso un maestro del cuen to. Hcnry James: "Tengo qu~ aspirar a una tre­menda concisi()n --con un pulso rítmi ­co muy apretado- y a una meticuloso ~e lección de l detalle. Tengo. en otras palabras. que n•swnir intensamente y recortar el desarrollo lateral. El resu l­tado dchería ser una pequei)a joya de forma brillante. vívida y veloz" (en Lo escrirura (/('/ cuenro (comp. Lauro Zavala), t. 1 l. México D.F. . Un~un. 1995, pág. 481 .

El primero de los cuentos, El rel4f'o­,w. es una hi~ toria de suspenso frustra­da. Jeyson. un muchac ho sicario . . e comprotnete a matar a un preso de otro patio. En pago recibirá ve inte millones de pesos (céintidad por cierto muy alta. si se to1nan en cuenta los reportes judi ­c iale. y periodísticos al respecto. Val ­ga ac\arar que esta cantidad no se la ganó ni el macabro ·'Popeye'' por orga­nizar el asesinato de Luis Carlos Ga­lán). Al final, Jeyson ~~e arrepentirá lue­go de escuchar e l eco de las palabras de su novia adolescente . la sensual Ca­talina: "Mi amor te amo eres el único manéjese bien" (pág. 17).

El perdón. Bicicleta-dos y Por pi­cado tocan la ternática sexual de la cár­ceL En e l primero, Julio descubre que ·u esposa debe acostarse por plata (" lo hago por los niño~ ". pág. 25) con un anc iano al que detesta. En un estilo narrativo más bien telenovelesco, as is­timos a la ira del recluso, los ruegos de la tnujer y la soluc ión con matices de color rosa: ''Julio va a su encuentro [al de su esposa Marta] y la abraza y la besa. De un camarote salen Zarco y su amiga y comienzan a aplaudir. Luego se les j untan los internos de los otros camarotes, con sus 1nujeres, y se fo rma un gran aplauso en tom o de la sólida totalidad confo rmada por los dos ena­morados que lloran felices, (pág. 31).

Bicicleta-dos -sin duda alguna, un magnífico apodo- es una prostituta que durante los días de visita presta sus

Rolctín Cultural y I3ihliográfit:o. Vol. 16. núm. 52. 1999

RESEÑAS

servicios en la cárcel. Se acuesta con seis o sie te presos durante la jornada, pero en verdad está enamorada de uno: Fredy. El día que sucede la historia, el muchacho no tiene para pagar y ella toma este gesto como un desaire. Pero está dispuesta a "dárselo" gratis porque está chiflada y loca de amor. Interesan­te acierto es recoger el habla del perso­naje femenino: "Hoy me lo 1nando. Ese man es una cosota. Ojalá me caiga de prin1ero. Hoy no le cobro. Yo a Fredy lo quiero. Hum, yo dizque enatnorada. ¡ Güevona! ¡Sabiendo cómo son los hombres! Pero ese man me gusta. Se lo voy a decir. Le voy a decir: '¿Sabe qué, Fredy? Yo lo amo, yo soy una puta pero lo amo. S í usted no quiere, no me crea~ si quiere, búrlese, pero yo lo amo'" (pág. 36).

Acostumbrados como estamos Jos colombianos a las variadas formas de violencia que vi vimos a diario, la hi s­toria de venganza contada en Por pica­do resulta evidentemente previsible. Wilson, un ingeniero de clase media involucrado en un homicidio luego de un accidente automovilístico, es viola­do vejado y humillado por otros pre­sos de su patio. En respuesta, y al salir libre, se propone torturarlos y matar­los, no sin antes hacer lo mismo con la familia de cada uno.

El resto del libro se lee por compro­miso. Muchos de los lectores no encon­trarán sorpresas en las nuevas nanacio­nes , conocedores por algún medio - prensa, dramatizados televisuales o por información testimonial directa­sobre lo que sucede en las miserables cárceles manejadas por ellnpec y el Mi-

Boh::tín Cultural y Bioliográlico. Vol. 36. núm. )l. 1999

nister io de Justicia colombianos: la ambigua conversión cristiana de un delincuente sexual (La voz del ángel); la actitud indiferente y cruel del "yo no vi nada" y de la extorsión habitual de los patios carcelarios en La mano de la ley ; el expresidiario que vuelve a las misrnas de antes (Agua bautismal)~ la hi storia de un antiguo mil itante guerri­llero ahora convertido en mediador de negocios sicari ales (El pasado es mi patria).

El últi1no relato, Reynado. tal vez puede ser considerado el mejor del li­hro. El monólogo de un lustrabotas mujeriego, drogadicto, parl anchín , raterito de supermercados, reúne las características heredadas de la gran tra­dición oral costumbrista. proveniente de Tomás Can asquilla, que recoge la par­la fresca y directa de los antioqueños: ''El billete es para gastárselo. Yo me la gasto en buena mecha, de marca, y en rumba. ¡Uf!, yo soy tremendo rumbero. Yo en Palacé era un rev. Las chi mbas

~

me buscaban. ¡Claro que las cacho-niaba! Uno es un varón y el varón es el que paga" (pág. 11 7 ).

Uno de los obstáculos que presenta el libro es el uso exagerado del argot: copado (ocupado). melones (millones), pedalear (hacer el amor). cascón (ma­tón). goleó (ganó), teléfono (malla que da al exterior de la cárcel), entre otros términos. Estos idiolectos -cómo se les denomina en lingüística pragmáti­ca- provenientes del bajo Inundo, del habla j uvenil o comercial y en general de la cul tura verbal antioqueña, limi­tan la relación comun icativa esc ri ­tor-lector. Probablemente al final del libro debería venir un glosario con es­tas palabras. Es cie110 que algunas se deducen por contexto texto lingüístico. pero esto no es suficiente. No sobra re­cordar que este glosario se podría ha­cer con base en el completísimo Dic­cionario de las hablas populares de Antioquia ( 1993). elaborado por los diligentes profesores Car los García y César Muñoz.

En todo caso, y pese a sus limi tacio­nes formales y expresivas H istorias de la cárcel Be L/ avista no debe ser pasado por alto. Con No nacimos pa :11emilla ~el brutal libro testimonia] de Alonso Salazar- , Sentir que es un soplo la vida , la insuficientemente valorada an-

ENSAYO

tología de crónicas y repot1ajes de Juan José Hoyos, La virgen de los sicarios. la novela de l anárqu ico Fe rnand o Vallejo. y No futuro. la pe lícula de Víctor Gaviria. conforman una sólida visión artística de la dolorosa realidad que vivió - y en algunos casos sigue viviendo- la Medell ín de tos años ochenta y noventa. Un aviso. pues, de que Antioquia constituye la vanguardia literaria del país, incluso por encima de Bogotá.

K arl Kraus, el gran periodista y panfletista austriaco. afirmó: "Un escri ­tor es el que puede convertir una res­puesta en un enigma". Leído Historias de la cárcel Bellavista, se concluye que las nuevas preguntas sobre aquel infier­no que significa la pérdida de la liber­tad. quedaron aplazadas .

C ARLOS S ANCHEZ L OZANO

Poca gente en el entierro

Jorge Isaacs. Pericia y drama ,

Alvaro Cuartas Cm·mclf ACC Editores. [bagué. 1998. 73 págs.

Es éste un corto ensayo escrito para conmemorar el centenario de la mue11e del escritor Jorge lsaacs, acaecida en la ciudad de !bagué en el ano 1895, un 1 7 de abri l. El autor, miembro de la Aca­demia de Historia del Tolima y de la Sociedad Nariñista de Colombia. entre otras, intenta rendir un homenaje al es­cri tor y a la ciudad a partir de su esta­día en ella, haciendo resaltar el hecho de que n1urió allí.

D esgraciadamente la verdadera di­mensión de este ilustre colombiano a ratos se confunde con las nos­tálg icas imágenes creadas p or su inspiración literaria~ la cual unge las inmortales páginas de Marfa y de su obra poética. Sin embargo. la inten­ción. que me anima es otra. Hablar del hombre que, cansado de recorrer los caminos, vivió. amó y soi1ó en suelo ibaguereiio ... lpág. 18 J

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