REVISTA 14 VERANO 2007 - Aras de los olmos · 2019-11-18 · de LOSILLA − Verano 2007 página - 2 Asociación En el espacio de tiempo que a transcurrido desde que se editó la revista

de LOSILLA − Verano 2007 página - 1

Nuestra portada

Nuestra portada recoge el interior del horno abandonadoy totalmente deteriorado. El llegar a esta situación pudodeberse a la controversia que existió sobre la propiedad

del mismo. Asociación 2 Saluda del Alcalde 3 Cuestión de Piedras 4

Homenaje al Horno 7 Adiós a un amigo 15 Ruta a los corrales de antaño 16 Los dichos de N. C. 19 Poesía 20 El trigo paso a paso hasta el pan 21 Rincón de la biblioteca 28 Érase una vez 30 Mayos de Teruel 31 Solución a “Érase una vez.. Pascua 07 33 La denuncia 34

EDITA: Asociación Cultural “LOSILLA” DIRIGE Y COORDINA: La Junta Directiva. NOTA: la Asociación Cultural no responde ni se hace partícipe de las opiniones personales que puedan contener los artículos publicados. Depósito Legal: V-1855-2001 Imprime:

Sumario


Asociación

En el espacio de tiempo que a transcurrido desde que se editó la revista nº 13 en Pascua, al momento en el que estamos preparando la edición del verano, han sucedido algunos acontecimientos que afectan a esta revista y por ello a la Asociación Cultural. Tras las elecciones celebradas el 27 de mayo, el pasado 16 de junio tomo posesión la nueva corporación municipal. Pocos son los cambios que a llevado a cabo este Ayuntamiento, pero teniendo en cuenta que ha cambiado el alcalde, hay que suponer que deben aparecer diferentes formas de gobernar el municipio. Desde esta revista, queremos dar la bienvenida a la nueva corporación y desearles el mayor de los éxitos al frente del Ayuntamiento de Aras de los Olmos, esperando de ellos que sepan hacerse eco de las diferentes inquietudes que afecten a sus conciudadanos, tanto en las que puedan afectar al conjunto general del pueblo, Aras o Losilla, como en aquellos casos particulares que se haga necesaria su colaboración. La Asociación Cultural, espera seguir contando como en ocasiones anteriores con el apoyo y la colaboración del nuevo Ayuntamiento en el desarrollo de las diferentes actividades que pueda organizar en Losilla, tanto en el ámbito cultural como social.

También en este corto espacio de tiempo, hemos sufrido la pérdida de seres queridos, en especial la de un gran colaborador de esta revista, Evaristo. Evaristo nos dejó para siempre el pasado 6 de junio, pero en nuestras mentes siempre le estaremos agradecidos por haber estado pendiente a lo largo de su vida, de la tierra que un día no muy lejano en el tiempo lo vio nacer. Gracias, por dejarnos escritos tus recuerdos de la infancia, una infancia muy dura, como lo fue para la mayoría de quienes les tocó vivir muy de cerca la posguerra. Pero que para él, tal vez lo fue mucho más debido a la enfermedad que tuvo que padecer a lo largo del tiempo, posiblemente como consecuencia de aquellas situaciones.

Con tu legado podremos recordar muchas cosas, algunas hoy ya nos sería difícil recordar si no pudiésemos leerlas, por todo ello gracias. Gracias a Carmen por haberle ayudado a compartir alegrías y sufrimientos durante tantos años, sabemos que no existe consuelo ante una pérdida así, pero debes sentirte orgullosa de haber sido el mejor punto de apoyo que tuvo nuestro amigo Evaristo. Descanse en paz, siempre le echaremos de menos.


Saludo del Alcalde Estimados vecinos de Losilla: Como alcalde de Aras y de Losilla quisiera

manifestaros mi entera disposición para todo aquello que sea necesario. Algunos de vosotros ya me conocéis al haber trabajado juntos con otras asociaciones en las cuales he formado parte a lo largo de muchos años, por ello y siendo partícipe de los esfuerzos que se tienen que hacer para seguir adelante con una asociación como la vuestra que quiere mantener el espíritu tradicional y cultural de Losilla quiero transmitiros mi colaboración en todo lo que esté a mi alcance.

Desde estas líneas que me brindáis quisiera manifestaros mi más sinceras gratificaciones por la gran labor que hacéis realizando y difundiendo la revista que con gran esfuerzo llega a todos los losillanos y areños para informarnos a través de artículos, poesías e historias que nos hacen mantener viva la cultura de nuestra aldea y estar informados de todo aquello que pasa.

Un cordial saludo José Antonio Álvaro Pamplona


CUESTION DE PIEDRAS Finalmente lo derribaron. Lo derribaron porque se caía. Lo

derribaron porque la Iglesia lo cedió (o lo donó) al pueblo al que siempre perteneció. O tal vez lo derribaron porque el pueblo al que sirvió durante tantos años lo olvidó. Lo derribaron porque fuimos lo suficientemente indolentes como para permitir que muriera. Da igual. Al final lo derribaron. O no da igual.

No vino la prensa local a hacer fotografías, ni salió en la televisión cuando lo tiraron abajo. No importaba demasiado. Después de todo solo era un montón de piedras apiladas unas sobre otras, viejas y apunto de caerse. Por suerte no pilló a nadie. Entonces sí habría venido la televisión y habría estado más claro a quien pertenecía el horno.

La realidad es que aquel montón de piedras viejas a punto de derrumbarse, necesitó un empujoncito para hacerlo finalmente. Para vergüenza de todos, o de casi todos (siempre ha habido gente con poca vergüenza, gente sinvergüenza y gente sin vergüenza).

A veces elegimos tomar partido, otras (las más) optamos por pasar absolutamente de todo, echando las culpas a agentes externos como la propiedad. Y mientras se debate acerca de quién o quién no, o acerca de cuánto dinero o por cuanto, pasa el tiempo. El tiempo, ese malnacido que nos lo arrebata todo a cambio de mucho, que pasa de puntillas cuando te duele el corazón de tristeza y echa a correr cuando quieres atrapar la felicidad. La culpa la tendrá el paso del tiempo que todo lo envejece y lo echa a perder.

En cuestión de piedras el tiempo es otra cosa. Seis kilómetros mas abajo para las piedras no ha pasado el tiempo, es lo que tiene la cirugía estética, y el dinero, claro, sin dinero una no puede pagarse una buena estirada de arrugas que le devuelva un poquito la autoestima y la juventud.

Pues eso, las piedras del pueblo vecino son piedras con posibles. Debe ser que soy algo corta de entendederas o que no me alcanza la inteligencia para distinguir entre las piedras, porque cuando estaban todas igual de viejas me parecían igual de dignas. Pero ya digo que entiendo poco de esas cosas… Tal vez aquellas piedras merecían y merecen mejor trato que las de aquí, que al fin y al cabo son solo piedras.

En las piedras como en los libros está escrita nuestra historia. La


historia de nuestros vecinos debe ser mucho más valiosa que la nuestra. Y una mierda. Las madres de muchos de esta aldea hacían pan en ese horno, y

las abuelas, bisabuelas y tatarabuelas, tantas mujeres que ya murieron pasaron por ese lugar para dar de comer a sus hijos, que sería imposible nombrarlas a todas. Las que aun viven, podrían cerrar los ojos y verse allí mismo amasando pan junto a las mujeres a las que más han querido. Hay recuerdos que producen tanto dolor que son imprescindibles para sentirse con vida, para no convertirse en seres sin alma ajenos a la propia naturaleza del ser humano. Por eso esta especie llamada humana se encarga poquito a poco de ir minando todo aquello que huela a pasado (según de que parte venga el olor, claro).

No podemos recuperar a los seres que perdimos, pero sí podemos mantener vivo el recuerdo de cuantos pasaron por esta aldea, de los que nacieron y murieron aquí, de los momentos más simples de sus vidas. Los lugares emblemáticos de la aldea se van muriendo: a uno de ellos ya se le practicó la eutanasia. Aun quedan más, viejos y enfermos, esperando que el tiempo vaya tirando una a una cada una de sus piedras, hasta que al final caigan derrumbados. Las piedras no son seres humanos, pero son los seres humanos los que las convierten en especiales.

Hemos dejado morir una parte importante de nuestra historia, para nuestra vergüenza. Para vergüenza de nuestros hijos y agravio de nuestros muertos. Da igual. Son solo piedras. O no.

Ya nunca podremos entrar en el lugar donde las mujeres de nuestra aldea sacaban adelante a los suyos, ni podremos amasar el pan sobre la misma mesa ni bajo el mismo techo. Y siguen siendo solo piedras aunque me duela un poquito el corazón.

El horno se murió porque lo matamos. Y no se puede hacer nada más respecto a él.

Pero además, para mayor vergüenza, tal vez dentro de unos años ya no podremos entrar en el lugar donde lavábamos la ropa junto a nuestras madres y abuelas, donde más atrás en el tiempo hacían lo mismo las mujeres de la aldea. El lavadero, como el horno, con sus piedras apiladas unas sobre otras se irá desmoronando como nosotros mismos con el paso del tiempo. De hecho ya le salió un grano de pus en la puerta de entrada, una caseta de obra tamaño duende irlandés. Monísima y muy


útil. Es lo que tiene el progreso. El progreso es relativo, como casi todo. Seis kilómetros más abajo

el progreso ha ido para atrás, potenciando con justicia a las pobres piedras viejas, adecentándolas y lavándoles la cara. Eso también es progreso. Y además va y resulta que tiene premio.

A nosotros también podrían darnos un premio. Me gustaría decir que por idiotas, pero no estaría bien visto, nadie tira piedras a su propio tejado. Bueno…nosotros sí, nosotros nos tiramos piedras de las gordas, y así de golpe tiramos el tejado y todo lo que hay debajo.

Habrá que hacer algo. Cruzarse de brazos como siempre no estaría mal, al fin y al cabo por cuatro piedras mal puestas no vamos a sofocarnos.

Por supuesto que no. Pero sí nos dijeran que las piedras de las paredes del lavadero las trajeron algunos de nuestros bisabuelos, en burro, desde muy lejos, pasando frío y hambre por el camino, sería distinto. Algo se nos removería dentro. Y eso que seguirían siendo las mismas piedras, las mismas viejas y mohosas piedras. Esas mismas piedras que hemos tirado y esas otras que estamos dejando caer.

Los bisabuelos y tatarabuelos que vivieron hace años seis kilómetros más abajo no debían ser muy diferentes a los nuestros. Sus hijos, nietos y bisnietos tampoco son muy distintos de los de aquí.

Si es por cuestión de piedras las nuestras parecen merecer un destino muy diferente, y son igualitas, o muy parecidas. Y si las piedras y los que las pusieron vienen a tener la misma categoría, ¿en qué parte de la construcción me he perdido?¿por qué aquí se tiran abajo y allí se recomponen? En fin, ya he dicho que soy algo corta de entendederas…será por eso que no pesco el trasfondo del asunto. O será cuestión de vergüenza, de la que falta, claro.

En fin, seguiremos diciendo que da igual. Está mal visto llorar, no hay que tentar los recuerdos, mejor olvidar de dónde venimos y por qué estamos donde estamos. Seguro que más de uno no estaría aquí si no fuera por el pan que su progenitor se comió. Y ese pan no lo traían de al lado.

En las piedras como en los libros está escrita nuestra historia. Las almas de los que perdimos pasean siempre por ellas. No digáis que son solo piedras. Inma Rubio


HOMENAJE AL HORNO DE LOSILLA

Me remontaré a los años cuarenta del siglo XX, cuando vivía

junto con mi familia frente al horno, en la casa que hoy está reformada y bonica y pertenece a otros dueños, pasé mi tierna infancia y adolescencia junto con mi familia, familia numerosa humilde muy unida. Aquí nos criamos toda la familia acompañados y protegidos por muy buenos vecinos.

Intentaré entrenar la mente y el espíritu para poder contar con el apoyo de algún voluntario colaborador esta maravillosa historia del HORNO. Para ello enhilaré la aguja y tiraré del hilo hasta donde pueda,

pero siempre urgando en las raíces de la historia del horno. Intentaré recuperar la memoria de cuando tenía ocho años para

contar y recorrer esta historia. La edad de un chiquillo con su recuerdo


inolvidable centrado en la Semana Santa, porque llegaban las fiestas de Pascua. Terminada la guerra, empezó la época de la posguerra con tiempos muy difíciles y de escasos recursos para vivir, además de vivir con el miedo al pasado dentro del cuerpo.

El horno era un edificio singular cuya imagen recogemos en esta página, hecho en un rincón de la calle de San José, compartiendo paredes con casas hechas antes que el horno, con el exterior de pared de piedra sin enlucir y el tejado de cabrios de madera serrada, tablas en vez de cañizo y tejas sujetas con barro mezclado con paja y una chimenea que subía hasta la altura de la casa del lateral derecho del edificio. En su interior tenía una mesa central con cuatro patas clavadas al suelo para que no se moviera y dos tableros en forma de estantería en todas las paredes, excepto en donde se encontraba la boca del horno y la chimenea, en cuyo lateral había unos palos salientes para dejar las palas con las que se introducía y sacaba el pan del horno. Los tableros en forma de estantería se utilizaban para dejar el pan una vez se le daba la forma hasta que se metía en el horno para su cocción.


El horno o espacio donde se cocía el pan era una bóveda redonda construida con material refractario a una altura de 120 cm. y con el piso de piedra de rodeno planas y una puerta de hierro en forma de capilla de unos 60 – 70 centímetros de alta por 50 – 60 centímetros de ancha.

Por la parte de atrás del horno había un porche cubierto por el tejado del horno para dar entrada a la casa que tenía la puerta en el porche, en invierno cuando hacía mucho frío los chiquillos y las chiquillas por la tarde cuando salíamos de la escuela acudíamos al porche del horno porque pasaba el calorcico y se estaba muy bien jugando a los juegos de aquella época.

Recuerdo en aquel tiempo, que a final del año comentaban: ¡ya se acerca el día de la subasta del horno y aún no se sabe quienes son los interesados en la subasta para dar el horno en la temporada que viene. Para realizar la subasta, se reunían en el horno voluntariamente todos los vecinos que querían estar en ella. Los que tenían interés y las ideas fijas son los que pujaban, hombre o mujer quién más pesetas subía y se comprometía a atender y dar el horno todo el año contratado cumpliendo las normas de siempre y buenas costumbres se le adjudicaba la subasta. Creo recordar que eran tres días a la semana salteados.

El trabajo de calentar el horno, era pesado y duro. Primero había que ir a por la leña con una caballería aparejada con la albarda, dos lazos, una buena hacha con un buen filo y la sobrecarga para sujetar bien la leña. Este menester en aquel tiempo lo hacían al anochecer por miedo a que los denunciasen. Se trataba de batir un pino de cuatro o cinco metros, no muy grande, con el hacha lo cortaban a pedazos el tronco, las brancas las limpiaban del ramaje pequeño y cargaban toda la leña en el macho. Aprovechando la noche por caminos de herradura en los que si no había luna no se veía, se dirigían a la aldea para descargar en el horno.

Una vez la leña en el horno la tara continúa, había que enhornar: los troncos de pino, con cuñas de hierro y una almádena los partían en dos rajas; las rajas que hacían seis u ocho las amontonaban en el centro del horno sobre las piedras en donde se cocía el pan en forma de castillo, para que tuviera huecos y quemara mejor. Las brancas de pino limpias se apilaban lo más cerca de la boca del horno y se cerraba con la portilla de hierro, tapando con pasta de ceniza las rendijas que quedaban. De esta forma al no respirar aguantaba el calor y la leña se secaba y ardía mejor.


El día que tocaba dar el horno lo encendían a las cinco de la mañana hora oficial. Fue en aquella época cuando los gobernantes adelantaron una hora los relojes con relación a la hora solar. Abrían la portilla del horno y sacaban las brancas de la puerta fuera, apartándolas en una orilla para durante la jornada ir quemándolas en una parte de la boca del horno para mantener el temple del calor necesario y al mismo tiempo hacía de lumbrera para ver bien la manipulación dentro de la olla de horno. La leña gorda que era la base primordial para calentar el horno se quemaba en el mismo sitio en donde se había colocado con ayuda de ramas para ponerlo a punto de calorías. Cuando la leña se había quemado y quedaba hecha rescoldo, el hornero que estaba al tanto de todo cogía el rastrillo y apartaba todas las brasas a la parte izquierda de la boca dentro del horno. A continuación barría el horno con un mango de madera largo y en la punta unos cuantos trapos viejos atados y empapados de agua para que no se quemaran; de esta forma barrían bien el horno en donde se cocía el pan, por esto creo que aquélla gente inventó el mocho. A esta herramienta de fregar se le decían “las bragas”.

Mientras el hornero realizaba su laboriosa tarea de puesta a punto de todos los detalles necesarios para cocer el pan, las mujeres que amasaban ese día estaban preparando el masijo en la artesa mezclando con agua caliente la harina del molino que habían cernido en la artesa

para separar el salvado, la levadura y la sal. Cuando tenían el masijo bien pastado lo pasaban al capazo de llevarlo al horno envuelto en las maseras de tela blanca y bien arropada la masa con el mandil si era tiempo de invierno, ya que el frío no era bueno. Todo ya preparado cogen el capazo de las asas, el panderico de la harina, la rasera, la escobilla, la polilla y la navaja, aunque esta última algunas

la llevaban en la faltriquera. Para llevarlo al horno le ayudaban la familia de casa o alguna vecina.


Cuando tocaban con la mano la masa del capazo y notaban que estaba hecha la sacaban del capazo y la dejaban encima de la mesa para hacer el pan nuestro de cada día. Los panes los pasaban a los tableros del horno dejándolos bien tapadicos con el mandil. Cuando el pan estaba de echar, del tablero lo pasaban a la palilla, les hacían dos o tres cortes con la navaja, los marcaban con el molde y en ocasiones les ponían un cordón fino de masa delgadico que parecía un adorno; con la crecedera los marcaban para no confundirse y de la palilla a la boca del horno en donde la hornera con una pala de mango largo los metía dentro del horno con mucho tino de pegar uno con otro. Una vez completada la hornada requería de una delicada vigilancia para sacar todos los panes igual de cocidos. Tal y como la hornera sacaba los panes del horno cocidos, las mujeres los ponían en su capazo mirando la señal y contando los panes para después llevarlos a casa y guardarlos dentro de la artesa. LA POYA

La poya era la recompensa o beneficio que recibía el hornero por su trabajo, las mujeres pagaban su poya en masa y al hornero le salía pan de sobras para su casa y su familia, para el perro, el gato, las gallinas, la llueca y sus polluelos. Remediando a la gente en muchas ocasiones vendiendo pan a los transeúntes y cambiándolo por alguna cesta de mimbres a alguna gitanilla. Podemos recordar mucha gente que el pan de poya era un pan muy especial.

Hoy la gente con edad avanzada como yo, arraigada y amante de la tierra que vivimos y disfrutamos de la época, echamos de menos la desaparición del horno. Recordamos el tiempo cuando las madres, abuelas y vecinas con verdadero esfuerzo debido a las circunstancias de escasez que atravesaba la aldea, se reunían para hacer las margaritas en aquellos moldes de hojalata, moldes que en aquel tiempo hacía el hojalatero-remendón acompañado de su mujer. El hombre un gran artista en su oficio, de botes de leche vacíos o de cualquier lata hacía los moldes que se utilizaban en las margaritas de varios modelos y tamaños; hacía crecederas con las iniciales de cada persona, el candil, la linterna con cuatro caras de cristal y su depósito de aceite con su torcía o mecha que se podía encender protegida del aire para que no se apagara; esta


linterna era muy útil para atender las ovejas en el corral la temporada que nacían los corderos.

También remendaba toda clase de tiestos de la casa que estaban estropeados: calderos de cobre, lebrillos de barro, cántaros, etc... El tiempo que pasaban en Losilla trabajando se hospedaban en los Corrales del Paso en las Eras, allí montaban el taller y cuando terminaban todas

las encomiendas que tenían, se marchaban de la aldea a otro lugar de su ruta habitual.

Para hacer las margaritas, primeramente hacían la pasta en un lebrillo mezclando harina, azúcar, huevos, aceite y agua. Cuando la pasta estaba bien amasada y en su punto la echaban en moldes de hoja de lata después de haberlos untado con aceite para que no se

pegara la pasta durante la cocción en el horno. Las hacían tan buenas que sabían a poco. Los rolletes hechos de pasta de harina, agua, aguardiente, azúcar y aceite, qué buenos. Los mantecados con manteca de cerdo, también recuerdo la farinosa en forma de pirámide de harina tostada con miel que era una maravilla de dulce. Estos dulces tan exquisitos y tradicionales de la tierra, obedecían al esfuerzo que por costumbre tenían para celebrar las fiestas de Pascua en Losilla. Recuerdo la bolla con sardinas de bota, la torta con nueces y azúcar, la torta con chichorritas, las torticas de sequillo, que nos gustaban mucho a los chiquillos, el rollico en forma de lazo, la tortica en forma de paloma que se convertía en la alegría y felicidad de los crios que en todo momento merodeábamos por el horno por si se lograba algo, aunque también nos llevábamos alguna regañina; la torta sobada pinchada con aceite muy rica en calorías y de mucho alimento. También los rollos que hacían las mujeres para las navidades tan buenos y tan grandes que no cabían por la boca del horno, para el día de Navidad cuando los mozos hacían el pasacalles cantando y tocando la guitarra y el acordeón para recoger los aguilandos, muy merecidos después de haber cantado las albadas a las mozas de Losilla. Que contentos y cuanta emoción tenían


los mozos llevando la vara gorda de sagudir llena de rollos colgando a cual mejor , una o dos canastas de mimbre llenas de manzanas, uva, nueces, etc...

Además de lo que anteriormente he contado, la gente lo aprovechaba para otras cosas, como por ejemplo al arroz al horno, las patatas y cebollas asadas, una comida buena y rápida cuando llegaban de cualquier tarea diaria; calabazas de asar, boniatos, cacaos, cabezas de cordero, oveja y cabra, llandas de cebada tostada para después molerla para hacer malta.

El horno en aquella forma de vida fue vital para Losilla, ya que en el se cocía el sustento diario de todas las familias sin tener en cuentas sus ideas o creencias. Pero los humanos y el tiempo todo lo hemos cambiado, aunque los losillanos y losillanas siempre nos sentiremos orgullosos del que fue nuestro horno.

Recuerdo que por la década de los cuarenta del siglo pasado, el horno estaba muy estropeado en el centro de la olla de cocción donde se quemaba la leña, las piedras de la bóveda se esclafaron y se soltaban cayendo encima del pan. El horno fue restaurado, la olla de cocer el pan se hizo nueva, la piedra de rodeno (refrectaria) la trajeron de Orchova por la carretera de la cuesta Flicos creo que con carros.

Cuando colocaban las piedras, primero echaban una capa de sal gorda, encima de la sal sentaban bien las piedras y la bóveda del horno la cubrieron con una buena capa de sal. La mesa que estaba muy gastada, con los nudos de la madera abultando y donde la madera era menos dura se hacía pozo; con este desgaste demostraba los años que abrían pasado desde que se colocó; para arreglarla le dieron la vuelta al tablero lo cepillaron y volvieron a clavar la mesa como estaba quedando nueva.

El tiempo que duró la restauración, las mujeres de Losilla iban a amasar al horno de Aras. EL HORNO A SEMANAS

Yo diría que los años en Losilla no fueron del todo buenos, pero fueron pasando y la situación en Losilla fue mejorando día a día. Esto dio como resultado que no salían horneros voluntarios para seguir llevando el horno por subasta, al llegar a este extremo tan complicado y hasta entonces nunca conocido, acordaron darlo una semana cada vecino


obligándose a compartir dicha tarea entre todos y en beneficio de todos con lo que aprendieron muchos el oficio. Al no existir subasta, cada vecino tenía que pagar la cuota acordada al Santo. ¿DE QUIÉN ERA EL HORNO?

Siempre se habló y se dijo que el horno era propiedad de la Iglesia o de San José, los administradores que eran de la aldea, destinaban los beneficios recaudados a la conservación de los edificios propiedad de la iglesia. Del porqué formaba parte del patrimonio de San José, no lo sé. ¿CUÁNDO Y QUIÉN FUNDÓ EL HORNO?

Se supone fue construido en el siglo XIX, aunque no puedo asegurarlo, porque no lo sé.

El horno fue demolido en el año 2005 tras la cesión llevada a cabo por el arzobispado de Valencia al Ayuntamiento de Aras para la

construcción de un centro de salud en Losilla. Si esta historia está regularmente contada, lo siento en el alma,

pero en ella he puesto todo lo mejor de mi voluntad y sentimientos. Para completar esta historia, quisiera mostrar nuestro

agradecimiento al señor Arzobispo de Valencia don Agustín García Gascó por ceder de la iglesia católica la hijuela del horno para uso de la aldea de Losilla de Aras el pasado 30 de noviembre de 2003. Gracias a ello, hoy Losilla tiene un centro de salud a pié de calle sin necesidad de subir escaleras. Gracias

Evaristo Gámiz (†) Abril 2007


ADIOS, A UN AMIGO Nos ha dejado Evaristo Con él hemos perdido a un buen amigo y además a un fiel

colaborador de esta revista. Nos quedan cientos y cientos de fotos de Losilla y de sus

gentes, hechas con esa sensibilidad tan especial que tenía. También nos ha dejado, todos esos artículos que escribía,

plasmando en ellos a Losilla palmo a palmo con sus fuentes, sus partidas, sus corrales, sus sabinas, barrancos y tantas y tantas cosas.

Con él hemos vuelto a recordar como se hacía el pan, el vino, la vida de la escuela y en general de los años 40 y 50 así como otras costumbres y tradiciones de antaño.

Por poner un ejemplo, en la albada que nos regaló sobre Losilla cuando hablaba del horno decía:

Cuando paso por el horno no lo puedo remediar

se nos muere poco a poco ya no puede respirar.

En el tintero se han quedado infinidad de cosas que quería contar. Últimamente me pidió que le consiguiera fechas sobre la central eléctrica del molino. Quería hacer un artículo sobre eso. No pudo ser.

Pero sobre todo nos ha dejado un gran vacía que nos va a ser difícil de llenar. Nos consuela pensar que hemos disfrutado de su amistad todos estos años y que contando con él parecía que nos hacía a los demás más humanos.

Hasta siempre, amigo. Javier


RUTAS A LOS CORRALES Y CORRALIZAS DE LOSILLA

Tal y como indicábamos en la revista anterior, trataremos de dar

una posición aproximada de donde se encuentran los corrales y corralizas enumerados en dicha revista, indicando el camino a seguir para llegar hasta ellos.

El corral de “las galgas” se encuentra situado enfrente de la cruz en donde da la vuelta la procesión en Santa Catalina y se puede acceder a el por el camino que sube de la canal a la ermita. También desde el camino de la ermita a la muela.

Corrales de La Santa están justo bajo la boca de la mina de caolín y se accede a través del camino de la ermita.

Corrales del Mas a la derecha de la carretera Aras-Losilla junto al barranco que baja de la ermita de Santa Catalina.

Corrales de el olmo a la izquierda de la carretera Aras-Losilla, frente a los corrales del mas.

Corrales del Rincón a la izquierda de la carretera Aras-Losilla en la curva donde termina la recta, sale el camino que conduce en línea recta hasta ellos

Corrales de la Boca del Barranco situados junto al barranco que parte desde el mas de soria en dirección a peñablanca. se accede a ellos por la vereda desde el camino de la carnicera o las quinchas.

Corrales de la Vereda del Mas de Soria. Situados el la vereda se accede a ellos por la vereda desde el camino de la carnicera o las quinchas.

Corrales Nuevos también el la vereda, se accede a ellos por la vereda desde el camino de la carnicera o las quinchas en dirección a las solanas.

Corral de la Fuente la Zarza está situado a unos 200 metros del cruce en donde parte el camino a Santa Catalina.

La caseta de la Tía Rabota está en los cerritillos a unos 150 metros del vertedero de escombros, junto al camino de la carnicera.

La corraliza del Escay en las cordilleras frente al cementerio a 100-150 metros dirección vista Santa Catalina.


Los carrales de la Casilla, se encuentra a unos 500 metros subiendo por el barranco de la cerrada dirección a los tornajos, se accede por el camino del horcajo.

El corral del Cerrito Agudo está a unos 300 metros del camino que parte del azagador en dirección a la muela, a la izquierda.

El corral de La umbría La cueva del tío Julián y la tía Cristina está en los cinglos de las

pimpollás al subir a la muela por el camino del azagador a la izquierda, lo que se llama también el zarzal.

Los corrales de la Ingüena, se encuentran uno a mano izquierda y otros a mano derecha de donde empieza a pronunciarse el barranco que parte de los tornajos, lugar en donde se recogía el agua para la aldea hace varios años. Se accede a ellos por el camino que parte del transformador de Losilla, tablas cerrando, cerrau royo y corralejo

El corral del Corralejo, se encuentra entre el barranco que baja de la fuente de la magra y el de los tornajos y se llega por el mismo camino que a los de la Ingüena.

Los corrales de la Muela, están a mano derecha del camino que conduce del depósito del agua de los tornajos a la muela.

El corral de tío Ramón está en plena muela, en donde la conocíamos como la cruz de la muela y se accedía en tiempos pasados por el camino del azagador-pimpollás. Dista aproximadamente 300 metros del telescopio situado en la muela.

Los corrales de la Loma, están junto al barranco que baja del cebrillo y se puede llegar hasta ellos por el camino de la quincha, a unos 300 metros de donde se desvía el camino hacia el carrascal

El corral de Los Praus, esta continuando desde los de la loma en dirección al cebrillo a 300 metros a mano izquierda.

La corraliza del Pino Gordo, continuando desde el de los praus dirección cebrillo a mano derecha.

La corraliza de la Fuente de la Magra, está a unos 400 metros del corralero en dirección a los cinglos, y se accede por el camino de herradura que parte de la quincha, carrascal, peña de la hoya, tornajos.

La corraliza del Hornillo, por el Camino Real de Losilla al Collado una vez pasado el barranco del hornillo unos 300 metros a la derecha del camino a 50 metros.


.Las mogorritas y los restos de la corraliza cerca del pinar de Montesinos, la fuente del mortero y la fuente del mayoral están en la zona de pinos nuevos pegados al pinar de Montesinos y el acceso se puede realizar por el camino del prau largo- contienda.

Las corralizas del propino esta a mano derecha del camino real Losilla el Collado en la zona de la casa blanca.

Los corrales de los Ances en la carretera del Collado antes de llegar al cruce a la derecha:

Corrales de la otra casa donde se vivía en otros tiempos, el castillejo con el poblado ibérico al lado. Están en la clafiza y se llega por el camino del pasillo que parte del puente de los jolines.

Estos datos han sido elaborados con los nombres por los que se han conocido en Losilla las partidas enumeradas, por lo que pueden variar con los que el Ayuntamiento de Aras pueda facilitar en las rutas de los senderos marcados en el término municipal

Simeón Rubio

La tierra y el bien común están sobre la desmesurada ambición y el crimen. Y crimen es

herir a una tierra que no es infinita, a un paisaje que no tiene la culpa de ser bello, a unas personas

que no pueden ser atropelladas por los dineros rápidos.

José Saramago


LOS DICHOS DE N. C.

Un abuelo está con su nieto sentado a la orilla de la chimenea y le pide al niño que le de fuego para encender el cigarro.

Este al ver que no hay ni un trozo de rama sin quemar y que todo son brasas, ante el asombro de su abuelo, coge ceniza y se la pone en la palma de la mano, encima de ella una brasa y así de esta forma le ofrece fuego a su abuelo. El viejo después de encender su cigarro murmura: “de viejos muriendo y de niños aprendiendo”

Ya se que no me quieres porque tengo el culo roto yo me lo remendaré y me caseré con otro.

Las mocicas de mi pueblo tienen el mear espeso y el médico les ha recetado puntas de rábano tieso

Cuanto más doy, más tengo.

Manos que no dan ¿ qué esperan?


“Poesía”

Tendida en la madrugada la firme guitarra espera: voz de profunda madera desesperada. Su clamorosa cintura en la que el pueblo suspira preñada de son, estira la carne dura. Arde la guitarra sola, mientras la luna se acaba; arde libre de su esclava bata de cola. Dejó al borracho en su coche, dejó el cabaret sombrío, donde se muere de frío, noche tras noche. y alzó la cabeza fina, universal y cubana, sin opios, ni mariguana, ni cocaína. ¡Venga la guitarra vieja,

nueva otra vez al castigo con que la espera el amigo, que no la deja¡ Alta siempre, no caída, traiga su risa y su llanto, clave las uñas de amianto sobre la vida. Cógela tú, guitarrero, límpiale de alcol la boca, y en esa guitarra, toca tu son entero. El son del querer maduro, tu son entero; el del abierto futuro, tu son entero; el del pié por sobre el muro, tu son entero. Cógela tú, guitarrero, límpiale de alcol la boca, y en esa guitarra, toca tu son entero.

Nicolás Guillén


El trigo paso a paso, hasta llegar a la harina con la que se

hacía el pan en Losilla. Vamos a retroceder unos cuantos años, para situarnos en la época en que el trigo que se sembraba en Losilla, en su mayoría iba destinado al consumo de las familias que habitaban en la aldea. Los pasos que se seguían difieren mucho de los que en la actualidad se dan para producir mayores cantidades de cereales con menor esfuerzo, pero creo que es bueno recordar todo el trabajo que tuvieron que hacer nuestros antepasados para conseguir sacar adelante a las generaciones que hoy vivimos. El conocimiento de estas situaciones, nos debe ayudar a evitar que puedan producirse situaciones similares en lo sucesivo. La siembra de cereales en esta pequeña aldea, se realizaba mediante el procedimiento de “ el barbecho”, que consiste en sacarle a la tierra una cosecha cada dos años.

La labor de esta ardua tarea, empezaba en el corazón de la primavera a mediados del mes de mayo cuando se labraban los campos,

operación que se conocía como “barbechar”. Cada vecino cogía su par de machos (con este nombre se han conocido siempre los mulos en Losilla, por ello en adelante lo utilizaré cada vez que tenga que referirme a estos animales) cuando los tenía, ya que de lo contrario solían aparear y en ese caso cada día labraba uno. Se yuncían los machos por el cuello con el yugo, del que después se cogería el aladro. Los machos llevaban al cuello una collera hecha de

mantas viejas para protegerlos de las rozaduras. El aladro que se utilizaba para labrar era de hierro y estaba compuesto por los siguientes elementos: la cama o parte curva, el timón de madera que unía la cama con el yugo de 3 o más metros de largo, la esteba o parte con la que el labrador conducía el aladro, las orejeras, el


punchón o reja y el pescuño que actuaba de unión en las tres últimas piezas a la cama. Para desplazarse desde la aldea a los campos en algunas ocasiones se solía cargar el aladro y el yugo en un macho aparejado con la albarda, ya que era la única forma de poder transitar por los caminos de herradura. Alguna vez como el que iba a labrar no podía cargar el aladro, o bien pedía ayuda o se valía de cualquier maña para hacerlo, como colocar el macho bajo un ribazo. En el mes de junio la tierra se volvía a labrar (“binar”), en este caso a ser posible se hacía con otro tipo de aladro: un rusá o una vertedera, aladro que lleva unas palas para ir girando la tierra. En el mes de agosto, después de terminada la trilla, se amontonaba el estiércol en los carrales del ganado, para que fermentase y utilizarlos como abono de la tierra, una vez fermentado se llevaba a los campos a carga en los machos con el serón para extenderlo antes de sembrar.

Durante este mes, también era normal tratar de sanear los humedales que producía el exceso de lluvia en los campos, los cuales en algunas ocasiones hacían perder la cosecha, para ello se abrían unas zanjas de un metro de profundidad a base de pico y pala y con piedra se construía el encaño por el que drenaba el agua en la superficie de la tierra. Pocos eran los campos que por un motivo u otro no tuviesen algún encaño en Losilla, aunque con el tiempo, con los tractores y la sequía todos han sido destruidos. También era frecuente hacer hormigueros, que consistía en colocar aliagas u otro tipo de matas y sobre ellas colocar tierra de la que se rozaba en los ribazos y cuando estaba seco se quemaba, con ello se conseguía abonar la tierra en toda la zona que abarcaba el hormiguero.

A mediados de septiembre se empezaba la siembra en la muela con el centeno y algo de jeja, continuando con las rochas desde el cebrillo hasta Santa Catalina en las que se sembraba normalmente jeja, bajando hacia abajo se continuaba con trigos como el ariana y otros; terminando sembrando cebada en las zonas bajas y a cuyos campos


normalmente se les echaba el estiércol en el mes de octubre. También en las tierras más flojas como en la muela se sembraba avena. La siembra se hacía al surco: con los machos y el aladro montado con punchón y orejeras se abría el surco, yendo detrás del labrador una persona que tiraba el grano en el centro del surco, de esta forma al dar el siguiente surco las semillas quedaban envueltas en tierra para poder germinar. El grano, de trigo o cebada se mezclaba con abono, mineral y amoniaco cuando se tenía (superfosfato de cal y nitrato amónico). Los abonos que ahora llegan envasados, entonces los traían en camiones a granel y los descargaban en la calle, allí acudía todo el vecindario que lo había pedido y lo envasaban y pesaban para llevarlo a sus casas. Normalmente los granos que se sembraban nacían antes de llegar los hielos, permaneciendo aletargados durante el invierno debido al frío, aunque decían que si no crecía para arriba, la raíz se desarrollaba para abajo para crecer con más fuerza en primavera. Al comienzo de la primavera se empezaba a escardar, se hacía con una azadilla pequeña llamada “picaya” que se maneja con una sola mano, con ella se mataban las hierbas que habían salido junto al trigo o cebada. Esta faena la hacían las mujeres, jóvenes y mayores, aunque eran las jóvenes las que formaban cuadrillas en torna a día (un día para cada una). Más adelante se empezaron a surquear con el forcal y el macho, de esta forma se adelantaba muchísimo más. A mediados de junio se empezaba la siega: corbella en la mano derecha y zoqueta en la mano izquierda, los segadores, que eran todos los de la casa que podían hacer semejante faena, empezaban con la cebada una vez que se veía seca, sin dejarla demasiado ya que de lo contrario se rabotaba, o lo que es lo mismo, se caía la espiga al moverla al suelo y solamente se recogía la paja. Era un dicho muy conocido de “que las cebadas que oían las campanadas de San Juan, sin segar se rabotaban” La siega continuaba con los trigos de la zona baja, para seguir con la jeja y el


centeno y terminar con la avena aproximadamente para Santiago, aunque podría demorarse algo más en función de que las cosechas estuviesen secas para poder segarlas.

Los segadores hacían montones de gavillas que después ataban con cuerdas de esparto o vencejos de paja en haces. Cuando estaban secos se hacinaban para protegerlos de la humedad de la lluvia y del pedrisco. La primera máquina segadora que apareció en Losilla fue en 1930, era una máquina tirada por dos machos y la trajo el tío

José Rubio, pero parece ser que se la destruyeron durante la guerra civil. Después habría que esperar hasta los años 60 en que empezaron de nuevo a llegar máquinas segadoras, primero tiradas con machos y más adelante sobre 1965 con motor.

Cuando se terminaba la siega, empezaban los preparativos de la trilla a partir de los días de Santiago. Lo primero que se hacía era limpiar la era de la capa protectora que se le había aplicado al terminar el año anterior de paja, juncos y algunas losetas de piedra colocadas para proteger el piso del hielo y otros factores climatológicos. Las eras estaban hechas (están) de arcilla y paja mezcladas y bien amasadas con agua, consiguiendo una compactación uniforme y plana para poder moler la paja sin deteriorar el grano. LA TRILLA: La trilla solía durar desde los días de Santiago hasta pasada la Virgen de Agosto, todo dependiendo del tiempo, que era un factor determinante para llevarla a cabo.

Lo primero era traer la mies (trigo, cebada, avena, jeja, centeno) desde el campo a la era. El transporte se hacía a carga con los machos aparejados con la albarda y los palos de acarrear o en carro en el caso que el camino lo permitiese. El llevar la mies del campo a la era se conocía con el nombre de acarreo. Una vez en la era se tendía la parva en forma


circular para que llegase el trillo a toda la superficie que ocupaba la mies, de esta forma al dar vueltas con el trillo se conseguía moler la paja y desprender el grano de la espiga.

El trillo era tirado pos dos machos, aunque también habían burros, estos eran conducidos por una persona que estaba sentada en una silla en la superficie del trillo y que trataba de conducirlos por todos los puntos de la era de manera uniforme para que se moliese por todo igual. A la parva de vez en cuando se le daba la vuelta con unas horcas de madera de tres ganchos, para cuando la parva estaba poco molida, de cinco y seis ganchos cuando estaba bastante molida y con la pala de madera cuando estaba prácticamente molida, de esta forma el trillo actuaba de forma directa y se conseguía que la paja quedase bien desecha, esta tarea tenía el nombre de “tornear”, también se le colocaba en ocasiones una torneadora a la parte trasera del trillo que tenia la misión de ir removiendo la mies por donde pasaba.

Cuando la parva estaba molida se recogía la mies haciendo un caballón y barriendo toda la era al caballón que se colocaba en el centro de la era, orientado de tal forma que el aire que se suponía iba a hacer facilitara la separación del grano de la paja. Cada uno en su era conocía si

se aventaba de solano, tortosano, cierzo, poniente, etc.. Aunque generalmente del aire que mejor se aventaba era del solano. Se aventaba a mano con horcas y palas de madera, hasta que se conseguía la separación total del grano y la paja,

acribándolo después para dejarlo limpio del todo. Cuando ya estaba el grano del trigo o cebada limpio, se llenaba

con la barchilla, que era la medida que utilizaban de forma general para medir y se envasaba en talegas que después se transportarían al granero que todas las casas tenían en los pisos superiores, para evitar que la


humedad lo estropease, ya que abría que esperar un año más para poder recoger cosecha de nuevo

La paja con un rastro de madera empujado por dos o tres personas se metía en el pajar.

Una vez concluida la faena en la era, los acarreadores se marchaban con los machos de nuevo a por mies al campo, para completar la parva del día siguiente por la mañana. Con el paso del tiempo llegaron las trilladoras, lo cual vino a

aligerar la faena de la trilla, primero porque se tenía que trabajar mucho menos y segundo porque al hacerlo en menos tiempo se exponía menos la cosecha a que con el cambio del tiempo se estropease; también palio en cierta medida los problemas que originaba el aumento de producción de cereales al incorporar nuevas técnicas, como el labrar con tractores o poder abonar mejor los campos. Los primeros tractores comprados en Losilla, fueron en 1965 y fue un Barreiros y un Jhondeere.

Así sobre el año 1962, vino a Losilla la primera trilladora, era una máquina bastante vieja que subió de la Ribera valenciana y no pudo hacer nada más que la cosecha de dos o tres familias. Fueron los dos años siguientes 1963-1964 cuando se fue introduciendo más el uso de estas máquinas para la trilla, siendo los de El Collado de Alpuente que habían comprado con una máquina los que hicieron la mayoría de la trilla. Pero fue en el año 1965 cuando ante los problemas que originaba tener que esperar a que viniesen a hacer la trilla, se constituyó en Losilla sociedad entre varios vecinos para la compra de una máquina trilladora nueva, de


esta forma generalizó el uso de la trilladora ya que aunque no se integraron en la sociedad todos los vecinos, con ella y a través de otras que vinieron esporádicamente, fue desapareciendo la trilla con el trillo tirado por machos. Con la trilla termina el proceso de preparación de la tierra, cultivo, recolección y tratamiento final del trigo que constituía la base fundamental en la alimentación de todas las familias. El paso siguiente que se daba al trigo, era llevarlo al molino en donde al molerlo se

procedía a separación de la harina de la cáscara.

En un principio molían en los molinos cercanos: la central y del tío Juan Miguel en el río Arcos, pero más adelante lo cambiaban en Losilla por harina procedente de la fábrica de Chelva al cambio de 150 kilos de trigo por

100 kilos de harina y 35 kilos de salvado. En alguna ocasión bajaban con carros tirados por machos a Chelva para que se les moliesen directamente. Una vez la harina en casa, empieza el proceso de elaborar el pan, el cual nuestro amigo Evaristo (†) nos detalla en el homenaje al horno.

S. Rubio


El Rincón de la Biblioteca

Vamos a crear una nueva sección en la revista y la vamos a llamar “El Rincón de la Biblioteca”, desde ella os iremos contando todo lo que esté relacionado con la misma. Por lo pronto os diremos que como el Ayuntamiento nos ha cedido el local donde pasaban antes la consulta del médico, vamos a tener más espacio y por fin en la biblioteca habrá solo libros y no estará llena de trastos como esta ahora. Tenemos pensado comprar un par de estanterías más y podrán estar los libros como es debido. El verano pasado con la ayuda de Toni Debón, ya los pusimos por temas y ahora con más sitio vamos a intentar mejorarlo más y facilitar el poder encontrar cualquier título, porque la biblioteca poco a poco va creciendo y con unos pocos que hemos comprado y dos importantes donaciones que nos han hecho Toni Aras y Marcela Muñoz estas pasadas pascuas, estamos a punto de conseguir (creo que faltan unos diez libros) llegar a los 2000 ejemplares, que ya es una cifra considerable.

También el amigo Evaristo nos regaló un libro que es una maravilla, se trata de “Poblat abandonats” de José Manuel Almerich. Y para los que os gusta viajar vamos a preparar un apartado con información sobre casas rurales, camping, rutas, senderos, monumentos, museos, etc..; tenemos mucha información sobre todo de la Comunidad Valenciana, pero también del resto del país, así como de algunos lugares del mundo.

Esa vez no os vamos a recomendar ningún libro, pero si que vengáis a la biblioteca a coger el que os guste y a ver unos libros que hemos ido comprando. Son libros escolares de los años 40 o 50 y allí podéis ver El Parvulito, la Enciclopedia Álvarez, la Enciclopedia Luis Vives, El Catón Moderno, Tratados de urbanidad para niños y para niñas, etc.., y para más mayores tenemos los libros de Luis Otero: La española cuando besa, La Sección Femenina, Flechas y Pelayos, He aquí la esclava del Señor, etc.., donde analiza citando a libros de estudio editados, la clase de educación que recibían los niños, los jóvenes y también los mayores. No tienen desperdicio.

Deciros también que por fin a aparecido el dueño del volumen de Tirant lo Blanc que andábamos buscando. Como veréis en la foto se trata


de Julián Pérez Serrano y se puso muy contento de haberlo encontrado. En la biblioteca siguen habiendo libros extraviados buscando su dueño, solo tenéis que subir de vez en cuando para ver si está el vuestro. Y en el concurso “Érase una vez..” de la revista del verano pasado la persona que contestó todas las preguntas correctamente fue Mª Carmen Rubio Rubio, por lo que también le hicimos entrega de un libro.

Entrega del libro al ganador en la biblioteca de la Asociación

Bueno os esperamos y acabamos con nuestro lema. APAGA UN POCO (el ordenador, la consola, el móvil, la tele, etc..) y LEE.

P.D. - Bueno, vale si que os vamos a recomendar un libro, se trata de “Kafka en la orilla” de Haruki Murakami, pero cuidado se ha oído decir que leer a este autor puede producir adicción, así que ¡allá vosotros!. Javier Mora


Érase una vez... El pasado verano durante la fiestas de Aras, se celebró como ya es habitual el recital de poesía, la iglesia estaba a rebosar y fue emocionante oír a los poetas recitar sus versos acompañados con la música de José Antonio. El Hogar de Aras, como también hizo el año anterior, publicó un pequeño libro con las poesía que se recitaron y les agradecemos que nos hicieran llegar un ejemplar para la biblioteca.

Y ya que hablamos de poesía, vamos a ver como estáis de puestos sobre el tema. Os vamos a dar el principio de una estrofa y solo tenéis que decir el nombre del autor. 1º Con diez cañones por banda

viento en popa a toda vela 2º Que más gloria

que ese nuevo paisaje 3º Ser en la vida romero

romero sólo que cruza siempre por caminos verdes

4º Volverán las oscuras

golondrinas de tu balcón sus nidos a colgar

5º Tristes guerras si no es amor la empresa

6º Río Duero, río Duero nadie a acompañarte baja

7º Anoche cuando dormía

soné ¡bendita ilusión! 8º No me mines el alma a golpe de herida y maza 9º Verde que te quiero verde verde viento, verdes ramas 10º Puedo escribir los versos

más tristes esta noche. Escribir, por ejemplo “la noche está estrellada”

Enviadnos las repuestas, ya sabéis que hay un libro a sortear entre

los acertantes.


MAYOS DE TERUEL 2007 JOTA DE ENTRADA Desde la Plaza Mayor he venido preguntando que dónde vive la Virgen y aquí me han encaminado 1 Ya estamos a treinta del Abril cumplido alegraos damas que Mayo ha venido 2 Ya ha venido Mayo bienvenido sea florido y hermoso con su primavera 3 Ya llegó la noche sea enhorabuena de cantarte el Mayo regalada prenda 4 Paso a retratarte pero aquí mi lengua proseguir no sabe y a cantar no acierta 5 No hay pluma que sirve al pintor poeta ni pincel que copie tu gentil belleza 6 Tu pelo es madeja del oro más fino que envidian los rayos del sol purpurino

7 Tu frente espaciosa es campo de guerra donde Cupidito plantó su bandera 8 Esas son tus cejas un poco arqueadas son arcos del cielo y el cielo es tu cara 9 Esos son tus ojos luceros del alba alumbran al cielo de mis esperanzas 10 Tu nariz aguda como fina espada los más duros pechos sin sentir los pasa 11 Esas tus mejillas blancas, coloradas que parecen rosas en Abril criadas 12 Esas dos orejas con sus pendientes parecen campanas que llaman la gente 13 Esos son tus labios son clavel partido que causan envidia al hermoso lirio


14 Tu bocas es chiquita graciosa, risueña con dientes menudos que parecen perlas 15 Ese hoyo pequeño que hay en tu barbilla es la sepultura para el alma mía 16 Tu garganta es niña tan clara, tan bella que el agua que bebes hasta se clarea 17 Tu pecho señora es arca cerrada donde prisionera se encuentra mi alma 18 Esos tus dos brazos de la mar son remos que a puerto conducen a los marineros 19 Son esas tus palmas tan maravillosas que en flores convierten todo cuanto tocan 20 Esos tus diez dedos cargados de anillos son mis prisioneros cadenas y grillos 21 Tu cintura es junco que me hace ir temblar pues temo se rompa cuando vas andando

22 Tu pie es pequeño y el andar menudo con pasos como esos encantas al mundo 23 Zapatito negro con media calada tan bella es la niña como recatada 24 Ya henos dibujado Mayo tus facciones ahora falta el Mayo que te las adorne 25 Quiérelo doncella quiérelo mi dama que es bueno de padre y de gente honrada 26 Me han dejado dicho que vendrá mañana a darte los días de mayo a la entrada 27 Con esta y no más dejamos tu puerta quédate en la cama de flores cubierta JOTA FINAL Si quieres saber el Mayo que te ha caído... se llama de nombre y .... de apellido.


Érase una vez... (Soluciones al concurso Revista Pascua 2007) Sí, así comienzan los libros y a continuación reflejamos el título

del libro y su autor. 1.- Había una vez cuatro niños que se llamaban Peter, Susan,

Eduard y Lucy y esta historia cuenta algo que les sucedió cuando los enviaron lejos de Londres durante la guerra debido a los ataques aéreos. Las crónicas de Narnia de C.S. Lewis

2.- Érase una vez un rey y una reina que estaban tan tristes por no tener hijos que no hay palabras para decirlo. La bella durmiente del bosque de Charles Perrault

3.- Me llamo Manolito García Moreno, pero si entras en mi barrio... Manolito Gafotas de Elvira Lindo

4.- El otoño había llegado a la ciudad de la luna cuando Víctor oyó hablar por primera vez de Prospero y Bo. El señor de los ladrones de Cornelia Funke

5.- Un molinero dejó por herencia a los tres hijos que tenía, un molino, un asno y un gato. El gato con botas de Charles Perrault

6.- ¡Banco de arenques a babor! anunció la gaviota vigía, y la bandada del Faro de la Arena Roja recibió la noticia con graznidos de alivio. Historia de una gaviota y del gato que le enseñó a volar de Luis Sepúlveda

7.- Hace ya mucho tiempo, en una tierra muy lejana, vivía un caballero que pensaba que era bueno, generoso y amoroso. El caballero de la armadura oxidada de Robert Fisher

8.- Alicia empezaba a cansarse de estar allí sentada con su hermana a orillas del río sin tener nada que hacer. Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll

9.- El país en que vivía Lucas, el maquinista del tren, se llamaba Lummerland y era muy pequeño. Jim Boton y Lucas el maquinista de Michael Ende

10.- El desconocido llegó a pié desde la estación de ferrocarril de Bramblehurst cierto día invernal a primeros de febrero. Harry Potter y la piedra filosofal de J.K.Rowling


LA DENUNCIA:

La imagen recoge el camino de la rambrilla que parte del lavadero y la fuente de arriba. En la actualidad algún vecino vive de forma permanente en este ¿camino o calle?. Yo no voy a entrar en la catalogación que las autoridades locales hayan hecho o puedan hacer de esta vía, solamente me voy a referir al estado en que se encuentran las paredes de algunos pajares medio demolidos que dan a ella, sobre todo por el riesgo que corren las personas que transitan por el, entre ellos niños y mayores que en muchos casos no ven el peligro.

Por quién corresponda, se debería exigir a los propietarios de estos edificios medio destruidos a que procediesen al saneamiento de las paredes o a su demolición lo antes posible, de esta forma se podrían evitar males mayores de los que podamos lamentarnos.

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REVISTA 14 VERANO 2007 - Aras de los olmos · 2019-11-18 · de LOSILLA − Verano 2007 página - 2 Asociación En el espacio de tiempo que a transcurrido desde que se editó la revista