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Revista de Trabajo

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Año 2Número 2Nueva Época2006Órgano oficial del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad SocialRepública Argentina

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  • Autoridades

    Presidente

    Dr. Nstor Kirchner

    Ministro de Trabajo, Empleo y Seguridad Social

    Dr. Carlos Tomada

    Secretaria de Trabajo

    Dra. Noem Rial

    Secretario de Empleo

    Lic. Enrique Deibe

    Secretario de Seguridad Social

    Dr. Alfredo Conte-Grand

  • La Revista de Trabajo es el rgano oficial del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social,Av. Leandro N. Alem 650, Ciudad Autnoma de Buenos Aires (C1001AAO), Repblica Argentina. Tel.:

    (54-11) 4310-5936. Fax: (54-11) 4310-5866.

    Los artculos aqu presentados son responsabilidad exclusiva de cada autor y sus opiniones norepresentan necesariamente el punto de vista de la Institucin.

  • ndice

    Editorial ..................................................................................................................................................... 7

    Instituciones del mundo del trabajo ( I )

    Peter AuerEmpleo y trabajo decente: protegiendo la movilidad en un mundo globalizado ................................... 11

    Servicios de empleo e intermediacin laboral

    Nadya Araujo GuimaresEn busca de trabajo: cundo las instituciones del mercado significan una diferencia? ..................... 29

    Didier DemazireNi tiempo vaco ni sobrante de tiempo: el desempleo como prueba fragmentada ............................... 43

    Jossie Escrate Mller y Ramn Castillo CorralPolticas activas de empleo y desarrollo de una plataforma de intermediacin laboral en Chile ....... 53

    Ernesto KritzLa intermediacin laboral en un mercado de trabajo segmentado ....................................................... 69

    Julio Csar Neffa y Silvia KorinfeldLos intermediarios del mercado de trabajo. Situacin en un momento de crisis ................................. 77

    Inspeccin del trabajo

    Michael J. PioreEn busca de un sistema de regulacin laboral flexible en Latinoamrica y Estados Unidos ........... 107

    Graciela BensusnLa distancia entre normas y hechos: instituciones laborales en Amrica Latina ............................... 115

    Martn Campos y Pedro GalnLa experiencia internacional sobre polticas para la regularizacin del empleo no registrado ........ 133

    Entrevista

    Entrevista a Michael Richardson realizada por Daniel KostzerRed de oficinas pblicas de empleo como institucin articuladora del mercado de trabajo .............. 155

  • Reseas

    Dlocalisation, normes du travail et politique demploi.Vers une mondialisation plus juste? ..................................................................................................... 161

    Informe de Desarrollo Humano 2005.Argentina despus de la crisis: un tiempo de oportunidades .............................................................. 165

    Perspectivas filosficas y espirituales del Trabajo Decente ................................................................ 167

    Documentos

    Introduccin a los documentos de la IV Cumbre de las Amricas ...................................................... 171

    IV Cumbre de las AmricasDeclaracin de Mar del Plata y Plan de Accin ................................................................................... 173

    Comunicacin conjunta de los Ministros de Trabajo del Mercosur y Estados asociados ................... 193

    Documentos de la Comunidad Andina. II Conferencia Regional Andina sobre Empleo ................... 197

    Espaa. Declaracin para el dilogo social 2004. Competitividad, empleo establey cohesin social ..................................................................................................................................... 201

    Publicaciones del MTEySS

    Argentina 2003-2004. Crecimiento econmico y empleo ..................................................................... 209

    Principales logros laborales de la gestin del Presidente Nstor Kirchner ....................................... 209

    Trabajo, ocupacin y empleo. Serie Estudios ....................................................................................... 210

    Diseo curricular ................................................................................................................................... 212

    Trabajo infantil ...................................................................................................................................... 212

    Prospectiva de la Previsin Social ........................................................................................................ 215

    Plan Estratgico 2005-2007 .................................................................................................................. 216

    ndice de Fragilidad Laboral ................................................................................................................. 216

    Estadsticas

    Presentacin........................................................................................................................................... 219

    ndice temtico ....................................................................................................................................... 221

    Aclaraciones metodolgicas ................................................................................................................... 269

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    ENERO-JUNIO DE 2006

    Este segundo nmero de la nueva poca de laRevista de Trabajo, as como el prximo, estarndedicados a las instituciones del mundo del tra-bajo. sta es una cuestin clave en la Argentina,en el perodo abierto luego del colapso poltico,econmico y social de fines de 2001. Y es tambinun eje central de orientacin para el MTEySS,en un contexto en el que la fuerte recuperacineconmica y las decisiones de poltica laboral re-gistradas en los ltimos tres aos estn permi-tiendo la recuperacin de las instituciones deltrabajo

    Pero este proceso reviste una gran compleji-dad porque se trata, paralelamente, de formulare implementar polticas y de construir institu-ciones. Esta dura labor de seleccin de polticas yevaluacin de alternativas de diseo institucio-nal no se resuelve replicando mecnicamenteexperiencias exitosas, sean stas nacionales ointernacionales, sino a travs de la comprensinde esas experiencias, de la naturaleza de los he-chos y de las normas que las sustentan.

    El colapso de 2001 afect las instituciones delmundo del trabajo en la Argentina; sin embar-go, la erosin de esas instituciones haba comen-zado antes, en la dcada de los 90. Uno de lostemas centrales de este nmero, la inspeccindel trabajo, se refiere precisamente a una insti-tucin central afectada particularmente por laspolticas neoliberales de aquel perodo que pro-movieron la regulacin de la funcin de inspec-cin por parte del mercado. Los lmites de esteenfoque se revelan en la acumulacin de caren-cias en la inspeccin del trabajo, fenmeno fre-cuente en varios pases de Amrica Latina, comonos informa al respecto Graciela Bensusn. Pa-ralelamente, esas polticas causaron una profun-da divisin del mercado laboral y un crecimien-to indito de la precariedad y la desocupacin,colocando en primer plano la necesidad de desa-rrollar servicios de empleo como respuesta ins-titucional a los nuevos problemas. Julio Csar

    Neffa y Silvia Korinfeld abordan este tema y serErnesto Kritz quien en su anlisis de la inter-mediacin laboral en la Argentina subraye lasegmentacin de la misma y la necesidad de suconsideracin para evaluar la eficacia de los ser-vicios de empleo.

    De ah que sean particularmente bienvenidaslas reflexiones de Peter Auer acerca de la multi-plicidad de respuestas institucionales a proble-mas comunes que enfrentan los pases en los pro-cesos de globalizacin en sus economas y socie-dades. Las diversas combinaciones posibles en-tre polticas de mercado de trabajo y polticas deseguridad social esclarecen esas potenciales res-puestas. Desde su enfoque, no puede desligarsela performance institucional de las polticas en-caradas en cada uno de esos mbitos; de suanlisis, firmemente anclado en datos empricos,se desprende la inexistencia de una receta nicavlida para todo tiempo y lugar que consolide elcrecimiento econmico y la seguridad en el em-pleo. Por eso, la movilidad protegida para lostrabajadores constituye ms una utopa que lo-gros concretos alcanzados a travs de senderosdismiles en sociedades diferentes.

    No hay un camino nico para resolver los pro-blemas de empleo, pero se abre una bs-queda de nuevos diseos institucionales,bsqueda que debe atender, en primer lu-gar, al contexto. En contextos de creci-miento, cobran importancia las polticasorientadas hacia aspectos microeconmicos cla-ve para sostener y prolongar ese crecimiento ytambin las orientadas al diseo institucional(mesoeconmico) que posibilite movilizar los re-cursos disponibles. Para generar esta nueva ins-titucionalidad laboral se requiere analizar di-versas instituciones y experiencias, de modo depoder disearlas y concretarlas.

    Al respecto es muy relevante el estudio quenos presenta Nadya Araujo Guimares sobre losmecanismos y las instituciones que operan en los

    EDITORIAL

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    Editorial

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    procesos de bsqueda de empleo en contextos tandiversos como Tokio, Pars y So Paulo, y su cons-tatacin sobre los diferentes roles que asumenlas agencias estatales, los medios de comunica-cin, las redes sociales y diversos agentes de in-termediacin en cada una de esas ciudades. Pero,ms all de estas diferencias, llama la atencinque el denominador comn en todas ellas sea laindividualizacin de la bsqueda de empleo y, porlo tanto, que tan diversos diseos institucionalesdescansen sobre una misma perspectiva.

    La individualizacin como supuesto bsico enlas instituciones contemporneas diseadas parala bsqueda de empleo conduce a una reflexin,como la de Didier Demazire, sobre la subjetivi-dad de los desocupados incorporados a diversasinstancias y a las agencias pblicas dedicadas aasistirlos, controlando al mismo tiempo, a travsde un seguimiento minucioso, sus actividades debsqueda de trabajo. Este contraste entre insti-tuciones y subjetividad opera como una tensinno menor de la bsqueda de empleo y alerta so-bre el alcance de la capacidad de las institucio-nes de modelar sujetos construidos administra-tivamente.

    La inspeccin del trabajo es una institucin cla-ve para responder a uno de los problemas genera-lizados en el mundo del trabajo, tanto en el He-misferio Norte como en el Sur: el empleo no re-gistrado. Sus consecuencias no se limitan a con-solidar la segmentacin de la fuerza laboral sinoque adems, como bien apuntan Pedro Galn yMartn Campos en su relevamiento de experien-cias internacionales sobre regularizacin del em-pleo no registrado, erosionan los sistemas de pro-teccin social. En la Argentina se requiere colocarel tema en debate, sobre todo porque se sita en laconvergencia de polticas e instituciones.

    Hasta qu punto se trata de un problema dedesbalance entre las normas y sus posibi-lidades de aplicacin efectiva? ste es unode los temas centrales abordados por Mi-chael Piore, quien reflexiona sobre el fun-cionamiento de la inspeccin del trabajo en

    diversos contextos culturales, ejemplificando parael anlisis de los diseos institucionales e invi-tando tanto a observar el nivel de aplicacin delas normas como a construir instituciones desdeabajo. Esa apelacin cobra mayor fuerza con re-lacin a las instituciones laborales, ya que stas,por definicin, deben generar un espacio de in-tercambio entre actores del mbito productivo con

    intereses diferenciados. As, este enfoque conlle-va la promesa de su compromiso con las institu-ciones desde su origen y, por lo tanto, una garan-ta anticipada del cumplimiento de las normas,factor clave a la hora de evaluar la calidad insti-tucional.

    Y finalmente, con relacin al otro gran sende-ro de construccin institucional que afronta nues-tro pas al igual que el resto de las naciones delcontinente, este nmero de la Revista del Traba-jo presenta una serie de Documentos a travs delos cuales puede tomarse el pulso contempor-neo de la integracin en Amrica Latina. Dos deellos transcriben las conclusiones del encuentroentre los responsables de las carteras laboralesde los pases del Mercosur y del Pacto Andino,centradas en la preocupacin de los gobiernos dela regin por la promocin del trabajo decente.En otro documento se expresan las conclusionesde la Cumbre de las Amricas realizada en Mardel Plata que, a diferencia de otros encuentrosque no trascienden el plano protocolar, resulten un plan de accin para el logro del crecimien-to y de la calidad del empleo en el continente.

    Este nmero incorpora, como en el nmeroprecedente, un boletn estadstico y un listado delas publicaciones del MTEySS, aportes elocuen-tes de la importancia otorgada a la informacin ysu difusin pblica, que constituyen, adems deun cumplimiento de la misin estatal, una he-rramienta de gestin y de toma de decisiones. Lainformacin que se presenta se refiere a la din-mica general del mercado de trabajo, con datospropios del MTEySS y otros del INDEC. Asimis-mo, figuran estadsticas sobre las acciones enca-radas por este ministerio en la bsqueda de unfortalecimiento institucional, de un impacto y deresultados de polticas y programas del Ministe-rio de Trabajo. Nos referimos aqu a datos sobreinspeccin del trabajo, formacin profesional,beneficiarios de planes sociales y cobertura de laseguridad social.

    El prximo nmero de la Revista de Trabajoproseguir con el tratamiento de las cuestionesinstitucionales abiertas en esta publicacin, cen-trndose en la negociacin colectiva y en temascomo el seguro de desempleo y la seguridad so-cial. Esperando que esta publicacin contineaportando al debate laboral, nos despedimos has-ta la prxima.

    LA DIRECTORA

  • I nstituciones del mundo del trabajo (I)

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    ENERO-JUNIO DE 2006

    EMPLEO Y TRABAJO DECENTE:PROTEGIENDO LA MOVILIDAD ENUN MUNDO GLOBALIZADO

    Peter Auer*

    Introduccin

    La globalizacin crea nuevas oportunidades decrecimiento y trabajo, pero tambin plantea re-tos y problemas como el desplazamiento y la pr-dida de empleos, asimismo mayores tensiones enlos lugares de trabajo expuestos a una crecientecompetencia global. A nivel general, existe evi-dencia de que a fin de aprovechar las nuevas opor-tunidades de los mercados globalizados es impor-tante ser parte de los flujos de comercio e inver-sin de la economa global. Si los pases no parti-cipan en estos flujos o estn integrados en la eco-noma mundial solamente como exportadores decommodities primarias, enfrentan magros resul-tados en sus economas y mercados laborales(Ghose, 2003).

    El sombro historial de crecimiento, empleo ypobreza de los pases excluidos da cuenta de granparte de la injusticia de la globalizacin que en-contr la World Commission on the Social Dimen-sion of Globalisation** (WCSDG, 2004). Sin em-bargo, aun en los pases en los cuales la globali-zacin tiene un impacto en general positivo, laspersonas resultan afectadas, ya que tiende a in-crementar problemas de ajuste del mercado detrabajo. Los pros y los contras de la globalizacinestn distribuidos, en realidad, de manera injus-ta entre perdedores y ganadores dentro de lospases, incluso cuando un pas en su totalidad esun ganador en el contexto de la globalizacin.

    Los mercados laborales en particular creanganadores y perdedores: si bien se generan nue-vos puestos de trabajo, otros se pierden. La pr-dida y la creacin no ocurren en los mismos sec-tores, firmas ni regiones de un pas, y no se pro-ducen al mismo tiempo. A veces, los empleos sepierden en un pas y se crean en otro. Los em-

    pleos destruidos y creados generalmente difierenen trminos de pago, habilidades, edad, sexo yotros. Esta heterogeneidad estructural entre losempleos creados y los perdidos es una de las ra-zones por las que, aun en presencia de un equili-brio hipottico de oferta y demanda de mano deobra, para muchos el resultado son ajustes cuali-tativos dolorosos. El sufrimiento aumenta con elnivel de inadecuacin entre la demanda y la ofer-ta, y con el tiempo necesario para ajustar. staes una de las causas principales del desempleoestructural, que los observadores generalmenteatribuyen a la oferta (la gente que no est bienadaptada a la demanda de los empleadores) cuan-do, en realidad, es causada por escasez o por unamala adaptacin tanto de la oferta como de lademanda. Largos perodos de alto desempleo enmuchos pases ilustran lo antedicho de forma muydrstica.

    Se dice tambin que la globalizacin generamercados laborales ms flexibles. A medida queel ajuste a los shocks (como la liberalizacin delcomercio) se torna ms frecuente, la fuerza detrabajo debe adaptarse con mayor rapidez, y sedice que la relacin de empleo se torna ms vol-til y cortoplacista. Para el porvenir del trabajoen una era de globalizacin, el futuro de larelacin de empleo es relevante: la mayo-ra de los observadores ven cambios dra-mticos en la relacin de empleo, y algu-nos incluso ven el fin del trabajo (asalaria-do) (Rifkin y Heilbroner, 1995; Beck, 2000) o porlo menos un sistema que evoluciona ms all delempleo (Supiot, 1999).

    La relacin de empleo de largo plazo (y el con-trato de empleo) se ve como parte del modelo pe-rimido fordista e industrial, que est siendo re-emplazado cada vez ms por una economa del

    * Jefe de la Unidad de Anlisis e Investigacin del Empleo, Departamento de Estrategias del Empleo (OIT). Traduccin: LidiaWassertheil.

    ** Comisin Mundial sobre las Dimensiones Sociales de la Globalizacin.

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    Instituciones del mundo del trabajo (I)

    REVISTA DE TRABAJO

    sector de servicios mucho ms heterognea y vo-ltil. Dado que se escucha hablar a diario de re-cesin, reestructuracin, desempleo y empleosprecarios, se le podra perdonar a uno que creye-ra que detentar un empleo de ms largo plazo esla excepcin ms que la regla y que a la flexibili-dad (numrica) finalmente le ha tocado llevar ladelantera en esta fase de la globalizacin.

    Este trabajo aborda algunos de los temas re-lacionados con el debate de los cambios en la re-lacin de empleo en una era de flexibilidad y glo-balizacin. La primera parte se pregunta si larelacin de empleo de largo plazo ha desapareci-do o no, y la segunda analiza las implicancias dela estabilidad y la flexibilidad del empleo para laseguridad de los empleadores y el trabajo decen-te. La tercera muestra brevemente la correspon-dencia entre diferentes temas: sistemas indus-triales, flexibilidad, estabilidad y seguridad delmercado de trabajo. En la conclusin se analizanlas implicancias de estos hallazgos para un nue-vo marco de seguridad en una era de globaliza-cin.

    1. El fin de los empleos estables?

    Comnmente se supone que la globalizaciny el cambio tecnolgico erosionarn la relacinde empleo de largo plazo. A fin de descubrir si esas, tambin analizamos el aspecto de estabili-dad del mercado de trabajo. Como indicador prin-cipal usamos la antigedad, que es el perododurante el cual los trabajadores han permaneci-do con su empleador actual o el perodo duranteel cual han sido empleados por cuenta propia enla misma ocupacin al momento de la encuesta.Este indicador generalmente lo producen las en-cuestas de la fuerza laboral; para la Unin Euro-

    pea usamos datos de Eurostat, complemen-tados con datos nacionales para EstadosUnidos y Japn.

    Medir la estabilidad del empleo no sloes importante debido a los debates que ro-

    dean el tema de la erosin de la relacin de em-pleo estndar (definida en forma limitada comoempleos de tiempo completo con contratos legal-mente ejecutables) sino tambin a causa de la fle-

    xibilidad numrica del mercado de trabajo1 o, enotras palabras, la desregulacin de la proteccincontra el despido y el uso de relaciones de em-pleo no estndar, tales como empleos tempora-rios, que tambin estn relacionadas con los em-pleos estndar. Los empleos flexibles pueden sercompensados como una alternativa a los empleosestndar, pero con mayor frecuencia se los en-cuentra como complemento en mercados labora-les duales, con empresas que utilizan formas es-tables y flexibles de empleo (Capelli y Neumark2004). Muchos de ellos son ulteriormente trans-formados en empleos estndar (vase ms ade-lante, y OCDE, 2003, European Commission,2003).

    Por lo tanto, una porcin de los empleos noestndar tambin termina en empleos de mslargo plazo, estables y decentes. La decencia deun trabajo tambin depende de los derechos quede l derivan, tales como buen salario, seguridadsocial, derechos de representacin (una voz) yotros (ILO, 1999). Sin embargo, en un sitio pro-minente del rnking de decencia est la seguri-dad en el empleo que ofrece un puesto de trabajoy ste tambin se relaciona con los arreglos con-tractuales. Por ejemplo, los contratos indefinidosofrecen mayor satisfaccin en el empleo (cuandotodas las dems condiciones son iguales) que loscontratos de tiempo limitado (European Commis-sion, 2001).

    Si consideramos las transiciones y la movili-dad como un puente hacia un buen empleo, debe-mos reconocer que no slo el puente es importan-te sino, aun ms, el terreno al que lleva. Y esteterreno preferiblemente debera consistir enempleos ms estables, que permitan un marcotemporal razonable en el cual los individuos pue-dan basar sus decisiones de consumir, invertir einiciar familias. A su vez, la estabilidad del em-pleo tambin importa para la macroeconoma atravs de la conformacin de patrones de consu-mo e inversin de los hogares.

    Como muestra el grfico 1, existe cierta raznpara ser ms optimista que los profetas del findel trabajo y aquellos que piensan que la globa-lizacin llevar a la desaparicin de todas las re-laciones de empleo de largo plazo. A pesar de ta-les aseveraciones, la estabilidad en el empleo,

    1. La flexibilidad numrica del mercado de trabajo consiste en la contratacin/despido y el uso de empleo temporario con fines deajuste de la fuerza de trabajo. La flexibilidad numrica se define en relacin con la flexibilidad funcional, que no implica ajusteexterno de la fuerza de trabajo sino que involucra cambios en las tareas, condiciones de trabajo y funciones en tanto que larelacin de empleo se mantiene.

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    EMPLEO Y TRABAJO DECENTE: PROTEGIENDO LA MOVILIDAD EN UN MUNDO GLOBALIZADO

    ENERO-JUNIO DE 2006

    medida por la antigedad promedio, difcilmen-te ha cambiado en el curso de la dcada de los 90,algo confirmado por un trabajo anterior de laOCDE (1999) o autores como Neumark (2000).Esto ha sido recientemente confirmado por estu-dios comparativos nacionales e internacionalesutilizando diversos conjuntos de datos (Erling-hagen y Knuth, 2002; Doogan, 2002; Sousa-Poza,2004).

    Existe una gran variacin entre pases, y sibien el indicador es bastante crudo, muestra noslo la parte de estabilidad de las relaciones deempleo sino, por definicin, tambin la parte demovilidad. En realidad, los pases con antige-dad promedio menor son tambin aquellos conmayor flexibilidad numrica, segn demuestranEstados Unidos y Gran Bretaa pero tambinDinamarca y los Pases Bajos. En contraste, lamayor parte de los pases del lado derecho delgrfico son tambin conocidos por mercados la-borales ms rgidos con estrictas reglamenta-ciones de despido, un hecho confirmado por unanlisis reciente de la OCDE (2004). Datos msrecientes corroboran el grfico anterior: en la

    Unin Europea la antigedad en el puesto pro-medio a travs de los aos alcanz 10,8 en 2005,desde su nivel 10,2 en 1992 y 10,6 en el 2002.

    Sin embargo, si bien el promedio permaneceinalterado, los diferentes elementos que lo con-forman han sufrido cambios. Existen, en reali-dad, cambios referidos a la composicin de la eco-noma en funcin de gnero, edad, sector, etc. Porejemplo, observamos en muchos pases unaumento en los empleos con menor anti-gedad que frecuentemente son compen-sados por un aumento en empleos con an-tigedad ms prolongada, sealando unasegmentacin continua y posiblemente crecien-te, en especial entre los trabajadores ms jve-nes y los ms viejos. Tambin observamos unadisminucin en la antigedad de los hombres yun aumento en la de las mujeres, que resulta enuna reduccin de la brecha entre gneros.

    Se han producido cambios y, controlando encuanto a ciclo empresario y edad, se confirma losiguiente: los trabajadores ms jvenes enfren-tan perodos de empleo sistemticamente mscortos, y la flexibilidad est muy concentrada en

    Grfico 1Antigedad promedio en el empleo (1992-2002)

    a) 1998 b) 2001.* Clasificado por 2002.Fuente: Basado en Eurostat, European LFS.

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    Instituciones del mundo del trabajo (I)

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    los jvenes. En 2001, la antigedad promedio erade dos aos para el grupo etario de quince a vein-ticuatro, pero de ms de ocho aos para el grupode veinticinco a cuarenta y cuatro aos de edad,y de diecisiete aos para los mayores de cuaren-ta y cinco. Pero, como ha demostrado Doogan(2002), el empleo de largo plazo ha crecido msque el de corto plazo y toda la evidencia apunta ala conclusin de que, a pesar de estos cambios, larelacin de empleo de largo trmino es an la for-ma dominante en muchos pases europeos y estmuy alejada de su desaparicin. Sin embargo, hoyen da tambin incluye crecientemente el empleode tiempo parcial. En realidad, la encuesta de lafuerza laboral europea revela que aproximada-mente 85% del empleo de tiempo completo y par-cial es de duracin contractual indefinida.

    Bosch (2003) muestra que el cambio ms no-torio que se ha producido en la relacin estndarde empleo es el aumento en la participacin delas mujeres y el incremento paralelo del trabajoa tiempo parcial. Sin embargo, esto no debe com-prenderse como una erosin de la relacin deempleo estndar que crecientemente muestra quemuchos empleos de tiempo parcial son en reali-dad voluntarios y se convierten en empleos fijos.Un signo de ello es el crecimiento de los empleosde tiempo parcial de largo plazo. Doogan (2002)muestra que, en general, los empleos de largoplazo (con ms de diez aos de antigedad) hancrecido con ms fuerza que los de corto plazo, yesta tendencia no slo incluye los empleos de tiem-po completo sino, tambin, los de tiempo parcial.En realidad, Doogan muestra que el notable cre-cimiento del empleo de tiempo parcial en Europa(de 14% de todos los empleos de la Unin Euro-pea en 1992 a 18% en 2002) est acompaadopor un aumento rpido de la porcin de empleode tiempo parcial de largo plazo (ms de diez

    aos).

    2. Los empleos estables son buenosempleos?

    La aparente estabilidad de la relacin deempleo de ms largo plazo no significa que nohaya cambios significativos dramticos para losindividuos, las familias, las regiones, etc. Cuan-do se pierden empleos, la experiencia es dram-tica para los afectados. Adems, los empleos es-tables no siempre equivalen a buenos empleos:pueden ser empleos involuntarios, de tiempo par-cial, indeseables (por ejemplo, las personas es-tn atrapadas en sus trabajos sin poder cambiar),

    y (pequeas) partes de los as llamados empleosestables son, en realidad, empleos temporariosrecurrentes. La OCDE muestra que aproxima-damente 10% de los empleos temporarios (estoes, alrededor de 1,5% de todos los empleos) sonempleos temporarios de largo plazo con duracinde hasta cinco aos.

    Pero la resistencia de la duracin promedioen el puesto tambin significa carrera hacia aba-jo, transformndose tarde o temprano en traba-jadores precarios o cuentapropistas. Tanto en lademanda como en la oferta hay suficientes razo-nes econmicas y sociales para creer que la rela-cin de empleo de ms largo plazo se mantendr,si bien est cambiando hacia mayor flexibilidad.No hay una erosin generalizada impulsada porla demanda de la relacin de empleo, ya que losempleadores tambin valoran el apego de largoplazo de sus trabajadores, y tampoco una erosingeneral impulsada por la oferta, ya que los tra-bajadores y sus sindicatos le asignan un alto va-lor a la relacin de empleo de ms largo plazo.Sin embargo, ciertamente existe un desfase en-tre los empleos ofrecidos por los empleadores (de-manda de mano de obra) y los empleos que bus-can los trabajadores (oferta de mano de obra) entrminos de la antigedad en el empleo espera-da, y parece razonable creer que las fuerzas de laglobalizacin y del cambio tecnolgico y organi-zacional eventualmente ensancharn la brechaentre las expectativas de la oferta y la demanda.Sin embargo, lo que se debe esperar no es unacarrera hacia los extremos sino algn nuevoequilibrio entre empleos flexibles y establesdonde los primeros ganarn algunos puntos por-centuales a expensas de los segundos.

    2.1. La estabilidad del empleo no resulta enseguridad del empleo: una paradoja

    Habiendo observado una cierta estabilidad enel sistema de empleo, sigue vigente la preguntade si tal estabilidad tambin aporta seguridaddel empleo. Muchos estaran de acuerdo con laaseveracin de que los empleos estables aportanmayor seguridad que los inestables, de corto pla-zo. Sin embargo, la correlacin entre la antige-dad promedio y la percepcin de la seguridad delempleo que se ilustran a continuacin no susten-tan esa opinin. La relacin que se encuentra esdbil y no es estadsticamente significativa, e in-cluso apunta en la direccin errnea (sugiriendo,por lo menos, que no es suficiente tener un em-pleo de prolongada antigedad para sentirse se-guro; vase grfico 2). Uno podra sostener que

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    EMPLEO Y TRABAJO DECENTE: PROTEGIENDO LA MOVILIDAD EN UN MUNDO GLOBALIZADO

    ENERO-JUNIO DE 2006

    en una economa la proporcin de empleos detiempo parcial aumenta la percepcin de insegu-ridad pero, en realidad, se correlaciona positivay no negativamente con la seguridad percibidadel empleo. Pareciera que el sentimiento subjeti-vo de seguridad laboral no slo est determinadopor la extensin de la antigedad sino, tambin,influenciado por el estado general del mercadode trabajo y la economa. Por ejemplo, la percep-cin de seguridad se correlaciona muy significa-tivamente con el ndice de desempleo y parecetambin que el estado general de la economa (enrecesin o no) tiene un gran impacto sobre lossentimientos subjetivos. ste es el caso de Japn,por ejemplo, donde la percepcin de inseguridaden el empleo es fuerte, probablemente debido ala prolongada recesin, en tanto que la antige-dad promedio est entre las ms prolongadas detodos los pases estudiados.

    Estos resultados son un tanto sorprendentespero muestran que la antigedad anterior apa-rentemente no influye de forma sistemtica so-bre las futuras expectativas de seguridad en elempleo. La ltima perspectiva sobre el empleode la OCDE informa un hallazgo similar: la rigu-rosidad general de la reglamentacin de protec-cin del empleo que se correlaciona fuertementecon la antigedad no aporta el sentimiento de se-guridad que supuestamente transmite (OCDE,2004: 92).

    Si bien la seguridad en el empleo desempeaun rol sustancial en la percepcin de la satisfac-

    cin del empleo (European Commission, 2001),si clasificamos a los pases de acuerdo con los cri-terios de calidad del empleo, seguridad y anti-gedad promedio, no emerge ningn patrn apa-rente claro (vase tabla 1). Vemos pases con an-tigedad comparativamente baja pero elevadapercepcin de la seguridad del empleo y un altoporcentaje de empleos de buena calidad y pasescon alta antigedad pero baja calidad y baja per-cepcin de seguridad.

    A primera vista, parece indicar que la anti-gedad en el empleo no es un buen predictor dela seguridad percibida del empleo y que maximi-zar la antigedad y la proteccin contra los des-pidos no parece llevar a los resultados esperadosen trminos de seguridad del empleo de lostrabajadores, que es una parte importantedel trabajo decente e influye positivamen-te en la satisfaccin del empleo, y tambintiene efectos positivos sobre la macroeco-noma; por ejemplo, a travs de un efectoestabilizador sobre el consumo de los hogares.

    MOVILIDAD ASCENDENTEQuiz parte del misterio involucrado en que

    la prolongada antigedad no aporte el sentimien-to esperado de seguridad se deba a que tambinnecesita cierta movilidad (ascendente) a fin desentirse ms seguro. Estar atrapado en un em-pleo de mala calidad sin alternativa de cambiopuede, en realidad, ser una razn de la baja sa-tisfaccin del empleo.

    Grfico 2Inseguridad en el empleo y antigedad (2000)

    Nota: Los coeficientes no son significativosFuente: Datos aportados por International Survey Research, OCDE, Eurostat y fuentes nacionales.

    Inseguridad en el empleo (%)

    55

    50

    45

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    35

    30

    25

    20

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    5 6 7 8 9 10 11 12 13 14Promedio de antigedad

    Adj. R2 = 0,031

    Estados UnidosReino Unido

    Dinamarca

    Pases Bajos

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    Italia

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    Francia

    Espaa

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    Japn

    Grecia

  • 16

    Instituciones del mundo del trabajo (I)

    REVISTA DE TRABAJO

    A fin de cuestionar esta posibilidad, hemosagrupado nuestra muestra de pases de acuerdocon la distribucin especfica de cada uno por clasede antigedad de diferente extensin. El grfico3 agrupa pases segn los extremos de la distri-bucin, aquellos con menos de un ao y con msde diez aos de antigedad. Esto tambin se pue-de tomar como sustituto de estabilidad y flexibi-lidad en los mercados laborales: en general, lospases con una alta porcin de empleos de anti-gedad breve son tambin aquellos con la menorantigedad promedio y son los pases conocidospor tener mercados laborales bastante flexibles.

    Adems del caso especial del mercado detrabajo segmentado de Espaa (con un seg-mento relativamente alto de empleos decorto y largo plazo), los pases como Irlan-da, Pases Bajos, Dinamarca y Gran Bre-

    taa tienen una elevada proporcin de empleosde breve antigedad y una porcin relativamen-te baja de empleos con antigedad prolongada.En Italia, Grecia, Blgica y Francia se cumple locontrario: un porcentaje bajo de empleos de cortoplazo va de la mano con un elevado porcentaje deempleos de largo plazo. Por supuesto, no slo laregulacin del mercado de trabajo desempea unrol en esto, sino, tambin, la situacin demogr-fica de un pas: un gran segmento de poblacinjoven tambin resulta en una proporcin mayor

    de empleos de ms corto plazo. El envejecimien-to de la fuerza laboral debera, por lo tanto, tenerun efecto adverso sobre esta distribucin.

    El siguiente paso es analizar si los pases msflexibles tienen ndices de transicin ms eleva-dos o ms bajos, tanto de empleos temporarios apermanentes como de empleos de baja a ms altacalidad. Los grficos 4 y 5 muestran que los pa-ses con antigedad promedio menor y ms em-pleos de corto plazo son tambin aquellos conmayores ndices de transicin de empleos tempo-rarios a permanentes y, en un grado menor, deempleos de baja a alta calidad.

    Dinamarca y los Pases Bajos en particularexhiben buenos puntajes en ambos recuentos, ytambin Irlanda y Gran Bretaa transformanmuchos empleos temporarios en permanentes, yempleos de menor calidad en otros de mayor ca-lidad. Sin embargo, Gran Bretaa no tiene mejo-res resultados en la transformacin de empleosmalos a buenos que, por ejemplo, Portugal.

    2.2. Diferentes sistemas de empleo

    En un paso ulterior de nuestro anlisis, con-sideramos algunos de los principales indicadoresdel mercado de trabajo para nuestra muestra depases, agrupados por distribucin de antigedad(vase grfico 3), y vimos que todos los pases del

    Tabla 1Calidad del empleo, antigedad en el empleo y seguridad del empleo

    Clasifica en: Calidad Antigedad Seguridad1 = ms alto 1 = ms bajo 1 = ms alto

    Noruega n.d. 4* 1Dinamarca 1 3 2Irlanda 8 10 3Pases Bajos 3 5 4Finlandia 2 8 5Blgica 6 14 6Austria 5 9 7Italia 10 15 8Alemania 4 6 9Suecia n/d 12 10Francia n/d 11 11Reino Unido 7 2 12Grecia 12 17 13Estados Unidos n/d 1 14Portugal 11 16 15Espaa 9 6 16Japn n.d. 13 17

    Calidad: Clasificacin del porcentaje de buenos empleos en un pas: buenos empleos se definen como aquellos que pagan buenos salarios, aportanseguridad en el empleo, buen acceso a capacitacin, y buenas perspectivas de carrera (European Commission, 2001).Antigedad: Clasificacin de antigedad promedio en aos (OIT, 2003; vase antes).Seguridad: Clasificacin de los indicadores combinados de las personas preocupadas o inseguras en cuanto a sus empleos (OCDE, International Surveyresearch).n/d = no disponible.

  • 17

    EMPLEO Y TRABAJO DECENTE: PROTEGIENDO LA MOVILIDAD EN UN MUNDO GLOBALIZADO

    ENERO-JUNIO DE 2006

    Grfico 3Distribucin del empleo por clase de antigedad, porcentaje (1995-1998)

    Fuente: Basado en datos de LFS aportados por Eurostat.

    10 aos y ms50

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    IrlandaPases Bajos

    Dinamarca

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    Grfico 4ndices de transicin (empleos temporarios a permanentes) y antigedad (1995-1998)

    Empleos temporarios en 1995 que se han transformado en empleos permanentes en 1998.

    Fuente: Basado en Eurostat y empleo en Europa 2001.

    % de transformacin de empleos temporariosen empleos permanentes

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    caso C, con un elevado porcentaje de empleos deantigedad ms breve y un menor porcentaje deempleos de antigedad prolongada, presentanen su conjunto, sin duda, los mayores ndicesde empleo de todos los pases (esto se explica, en

    gran medida, por su mayor porcentaje de ndicesde empleo para mujeres, trabajadores mayores yjvenes) y, tambin, son el grupo de pases con elndice ms bajo de desempleo general y de gru-pos seleccionados.

  • 18

    Instituciones del mundo del trabajo (I)

    REVISTA DE TRABAJO

    En realidad, es una agrupacin bastante ar-bitraria, y hay algunas excepciones (por ejemplo,Suecia, Portugal y Finlandia, resaltados en latabla 2) que tambin tienen elevados ndices deempleo, y los ndices de empleo son comparativa-mente bajos en Irlanda, y muy bajos para los tra-bajadores de ms edad en los Pases Bajos; pero,en general, este anlisis simple nos indica que,con una cierta distribucin de la antigedad, quesugiere ms movilidad, uno podra arribar a bue-nos resultados en algunos de los indicadores delmercado de trabajo que usa la estrategia del em-pleo europea para evaluar el xito de un pas.

    Nuevamente, en este punto, no se sugiererelacin causal; podra muy bien ser que,por ejemplo, los ndices de empleo ms ele-vados para los jvenes, equiparados porbajos ndices de desempleo para los jve-

    nes, expliquen la distribucin de la antigedaden lugar de que la distribucin de la antigedadexplique los ndices de empleo. En este nivel, slose puede establecer concurrencia entre estas va-riables.

    Sin embargo, si volvemos a nuestro rnkinginicial de tres indicadores sobre calidad del em-pleo, seguridad del empleo y antigedad (tabla 1),vemos que algunos de los pases del Grupo C tie-nen un valor en el rnking ms elevado en la cali-dad y en el indicador sobre seguridad percibida

    que otros. Dinamarca, por ejemplo, est primeraen el porcentaje de buenos empleos y segunda entrminos de la seguridad percibida del empleo conla tercera antigedad ms baja entre los diecisie-te pases de la clasificacin. Los Pases Bajos apa-rece tercero en el porcentaje de calidad y cuartopara la percepcin de seguridad en el empleo. Sinembargo, Gran Bretaa slo aparece en el spti-mo lugar en el rnking de calidad y en el decimo-segundo en el rnking de seguridad percibida, entanto que tiene la segunda antigedad ms baja.Estados Unidos aparece decimocuarto (alta inse-guridad percibida del empleo) con la antigedadms baja de todos los pases.

    Hay pases que tienen mercados laboralesflexibles con buen desempeo del mercado de tra-bajo pero altos niveles de inseguridad percibiday un rnking bastante malo en trminos de cali-dad del empleo, en tanto que otros son flexiblessin los efectos negativos de la flexibilidad para laseguridad de los trabajadores y la calidad delempleo. ste parece ser el caso de Dinamarca ylos Pases Bajos, por ejemplo. Sin embargo, engeneral, los pases con mercados laborales rela-tivamente rgidos, segn la medicin efectua-da de la antigedad promedio y la distribucinde la antigedad (como Grecia, Italia, Japn yPortugal) clasifican incluso peor.

    Parece, entonces, sobre la base de esta eviden-

    Grfico 5ndices de transicin (calidad baja a ms alta) y antigedad (1995-1999)

    Empleos de baja calidad en 1995 que se han transformado en empleos de mayor calidad en 1998.

    Fuente: dem grfico 4.

    % de transformacin de empleos de bajacalidad en empleos de mayor calidad55

    45

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  • 19

    EMPLEO Y TRABAJO DECENTE: PROTEGIENDO LA MOVILIDAD EN UN MUNDO GLOBALIZADO

    ENERO-JUNIO DE 2006

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    92.

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    cia bastante resumida, que para lograr rankingstan elevados en los indicadores de cantidad y ca-lidad se necesita ms que relaciones de empleosolamente estables. Es probable que cierto gradode empleos de ms largo plazo, combinados coninstituciones del mercado de trabajo y polticasque aporten ingresos, proteccin social y em-pleabilidad, generen ms seguridad en el empleoque los empleos estables solos en un entorno in-cierto. Esto puede explicar parcialmente que tam-bin aqu la calidad del empleo es ms elevada amedida que el otorgamiento de poderes (empower-ment) a la oferta de mano de obra (trabajadoresque pueden renunciar a sus empleos y seguir te-niendo proteccin durante la transicin a otros)dispara una mejor evaluacin del empleo desem-peado, ya que el trabajador no est encerradoen l y ha tenido ms opcin entre empleos en losque est interesado.

    3. Compensacin entre proteccin delempleo y proteccin por polticas delmercado de trabajo?

    Estos resultados estn resumidos en la tabla3, que muestra en forma muy esquemtica la in-teraccin entre la antigedad (o, mejor, su susti-tuto, que aqu es un rnking de legislacin deseguridad en el empleo para los aos 90 recopila-do por la OCDE) y seguridad del mercado de tra-bajo (sustituida por datos de gastos para polti-cas del mercado de trabajo). En algunos pasesexiste una compensacin entre ambos: una pro-teccin ms laxa del empleo acompaa un gastorelativamente elevado en poltica del mercado detrabajo. La estructura institucional de Dinamar-

    ca ejemplifica este caso, en tanto que lo inversose ve en Japn: alta proteccin del empleo conbajo gasto en poltica del mercado de trabajo.

    El hecho de que la mayora de los pases eu-ropeos con movilidad ms elevada estn en el gru-po de proteccin del empleo ms laxa/proteccinsocial alta sugiere que en estos pases las transi-ciones y la movilidad estn apoyadas institucio-nalmente. Esto no se cumple en la misma medi-da para todos, pero, al menos, se aplica a Dina-marca y los Pases Bajos, y en cierto grado tam-bin a Irlanda (y Finlandia). Esto nos lleva nue-vamente a los comentarios precedentes: en estossistemas parece emerger algo como movilidadprotegida: en tanto que el empleo es menos es-table y seguro a nivel empresa que en algunosotros casos de elevada proteccin del empleo, estaseguridad menor parece estar compensada pormejor seguridad del mercado de trabajo a travsde la participacin en programas de Labour Ma-nagement Programme (LMP). Ambos, en su con-junto, parecen no slo generar un mejor desem-peo del mercado de trabajo sino, tambin, unaseguridad percibida del empleo/empleabilidadms elevada, y este entorno institucional tam-bin tiene efectos positivos sobre la calidad delempleo.

    El grfico 6 muestra la relacin entre seguri-dad percibida del empleo y gasto en medidas deLMP. Existe, sin duda, una relacin positiva en-tre estas dos variables que tiende a confirmar elrol de las polticas del mercado de trabajo en cuan-to a incrementar la seguridad.

    En su reciente pronstico del empleo, la OCDEarriba a conclusiones similares con datos diferen-tes: existe una relacin positiva entre gasto enpoltica del mercado de trabajo (pasiva) por per-

    Tabla 3Seguridad del empleo o seguridad del mercado de trabajo?

    Elevado gasto en LMP Bajo gasto en LMP

    Elevada proteccin del empleo Francia Japn(EPL21 / LM08) (AT11.1 / S16) (EPL25* / LM24) (AT12 / S25)

    Alemania Portugal, Grecia, Italia, Espaa

    Baja proteccin del empleo Dinamarca Estados Unidos(EPL08 / LM01) (AT8.3 / S02) (EPL01 /LM25) (AT6.6 / S21)

    Blgica, (Pases Bajos), Finlandia, Reino Unido(Irlanda)

    Rango 1: EPL = rigurosidad de la legislacin de proteccin del empleo, 1 = menos estricto, 26 = el ms estricto (* Clculo para Japn).Rango 2: LMS = Gastos en polticas del mercado de trabajo, 1 = el ms elevado, 25 = el ms bajo.Rango 3: S = Seguridad Percibida del Empleo = 1 = ms seguro, 26 = menos seguro.AT= antigedad promedio en el empleo (aos).Clasificacin entre 26 (25 si faltan datos) pases de la OCDE.Fuente: OCDE, Eurostat.

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    EMPLEO Y TRABAJO DECENTE: PROTEGIENDO LA MOVILIDAD EN UN MUNDO GLOBALIZADO

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    sona desempleada, y seguridad percibida delempleo que se aplica a la percepcin de seguri-dad en el empleo de los trabajadores permanen-tes y temporarios (OCDE, 2004).

    Parecen existir fuertes argumentos a favor dela flexibilidad protegida o flexicuridad para lastransiciones del mercado de trabajo2 que combi-nan un cierto grado de empleo estable con empleosflexibles incorporados a un sistema de proteccinsocial. Se pueden imaginar la flexibilidad, la esta-bilidad y la seguridad dinmicamente distribui-das a lo largo del ciclo vital de los individuos conempleos flexibles en edades menores, y empleosestables una vez iniciada la formacin de la fami-lia, y perodos intermitentes de transiciones pro-tegidas (por ejemplo, licencia parental, perodosde capacitacin en sentido positivo, y desempleoen sentido negativo) y cambios de empleo.

    Con respecto a los regmenes existentes de

    Grfico 6Inseguridad en el empleo y polticas del mercado de trabajo (2000)

    Nota: La inseguridad en el empleo es el porcentaje promedio entre dos indicadores: 1) trabajadores preocupados respecto del futuro de su empresa y 2)aquellos inseguros de un trabajo con su compaa aun si se desempean bien.Fuente: Datos sobre inseguridad en el empleo de la investigacin International Survey, citada en OCDE, 2001; datos para gastos en LMP para OCDE,2004. (Datos para Irlanda de 2001).

    y = 2,4385x + 45.144R2 = 0,1926

    60

    55

    50

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    30

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    0 0,5 1 1,5 2 2,5 3 3,5 4 4,5 5

    LMP

    Corea

    Japn

    Estados Unidos Grecia

    Reino Unido

    Portugal

    Australia

    Espaa

    Suecia

    Francia

    Alemania

    Blgica

    Repblica Checa HungraItalia

    Canad Austria

    Suiza

    Noruega

    Irlanda

    Nueva Zelanda

    Finlandia

    Pases BajosDinamarca

    relacin industrial (IR, siglas en ingls), el nicopas que tiene un sistema completo de seguridaden el mercado de trabajo que combina una pro-teccin ms laxa del empleo con polticas de mer-cado de trabajo pasivas y activas es Dinamarca.Visser (2001) clasifica a este pas entre los reg-menes corporativistas del norte. El rgimen IRen realidad contribuye a conformar el sistema deempleo de un pas porque la instalacin de esossistemas requiere muchas rondas de negociacinentre los mandantes tripartitos de empresa, tra-bajo y gobierno. La factibilidad de la implemen-tacin de estos sistemas de movilidad pro-tegida por lo tanto depender tambin delrgimen IR prevaleciente. Entre los pasesde la OCDE, pero tambin dentro de losquince pases de la Unin Europea, exis-ten diferencias sorprendentes en los tiposde regmenes IR.3 Visser (2001) identifica cuatro

    2. Existe en la actualidad una escuela de investigadores del mercado de trabajo que sostiene que las transiciones aseguradas sonla base de un seguro contra riesgos del mercado de trabajo. Oponen la seguridad de las alas a la seguridad del cascarn y reconocenla necesidad de proteger las transiciones entre diferentes status del mercado de trabajo (entre empleos, empleo y desempleo,empleos y capacitacin, etc.). Esta flexibilidad de la oferta protegida por reglamentaciones y polticas se ha denominada merca-dos laborales transicionales. Vanse Gazier (2003) y Schmid (2002).

    3. El debate de eurosclerosis ha tendido a generalizar las instituciones del mercado de trabajo de Europa como un modelo rgidoopuesto a un modelo norteamericano ms flexible, dejando de lado las muchas diferencias en cuanto a marco regulatorio, gastosocial y dilogo social que existe en el continente. Vase Howell (2002) para una crtica de esta perspectiva.

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    Instituciones del mundo del trabajo (I)

    REVISTA DE TRABAJO

    4. La antigedad promedio para los pases en 2001 fue 11,7 en los de confrontacin latinos, 10,5 en los de asociacin social central,9,7 en los corporativistas nrdicos, y 9,0 en los del pluralismo anglosajn.

    modelos en Europa: 1) corporativismo nrdico; 2)asociaciones sociales centrales; 3) pluralismoanglosajn, y 4) confrontacin latina; y resaltasus diferencias respecto del grado de coordina-cin versus confrontacin, el rol del Estado ascomo la relacin entre los actores sociales. Porejemplo, la negociacin colectiva de los modelosde corporativismo nrdico y de la asociacin so-cial central se realiza a nivel sectorial, y el Esta-do acta como facilitador, en tanto que en el mo-delo del pluralismo anglosajn la negociacin co-lectiva es descentralizada a nivel de empresa yel Estado se abstiene de intervenir en el proceso.

    La relacin entre los diferentes modelos derelaciones industriales y la duracin promedio dela antigedad en el empleo no es directa, si bienun agrupamiento generalizado da la impresinde antigedad ms prolongada en los pases deconfrontacin latinos seguidos por los pases delaasociacin social central, los del corporativismonrdico y finalmente los del pluralismo anglo-sajn.4 En trminos del gasto en el mercado detrabajo, los lderes seran los pases corporativis-tas nrdicos (gasto promedio de 2,8% del PBI enLMP y 1,20% en Active Labour Market Policy[ALMP]), en tanto que los pases anglosajones ge-neralmente gastan poco (1,3% en LMP y 0,75 enALMP), y los otros dos estn en el medio (CSP2,5/1,00% y LC 1,75/0,76%).

    Puesto que resulta difcil establecer estas ti-pologas de IR dados los cambios en los sistemas(por ejemplo, Irlanda ha cambiado de un rgimenpluralista anglosajn de ms confrontacin ha-cia un tipo ms orientado a la asociacin social, ylo mismo se cumple para Francia, que ha cam-biado de la confrontacin a una asociacin mssocial, aunque no modifica fundamentalmente elfuerte rol del Estado), sigue abierta la posibili-dad de que los antagonismos en el sistema de IR

    hayan tornado necesario que los gobiernoscon mucha frecuencia legislen en los siste-mas ms confrontativos, para consagrar losbeneficios de la negociacin en trminos deseguridad del empleo por parte de los sin-

    dicatos. Una hiptesis adicional y complementa-ria es que el menor compromiso por parte del Es-tado en cuanto a aportar polticas para el merca-do de trabajo y generosos beneficios al desem-pleo a los trabajadores que renuncian o son des-pedidos ha alentado a los sindicatos a abogar por

    ms proteccin del empleo. Alternativamente, uncompromiso activo por parte del Estado de ac-tuar como proveedor para los trabajadores des-plazados puede incrementar como se seala pre-cedentemente los sentimientos de seguridad enel empleo de los trabajadores, alentar su movili-dad y resultar en antigedad intermedia o baja.En el ltimo caso, la rigurosidad de la proteccindel empleo se negocia contra acceso y cobertu-ra de proteccin social. Y segn se ha demostra-do en anlisis anteriores, el corporativismo nr-dico parece ser el ms prximo al modelo de com-pensacin entre proteccin del empleo y seguri-dad del mercado de trabajo.

    Conclusin: mejor seguridad para laeconoma globalizada

    En la introduccin hemos visto que la globali-zacin tiende a afectar los mercados de trabajo ya incrementar la percepcin de inseguridad en elempleo. Si bien la globalizacin, en general, noha destruido las relaciones de empleo de ms lar-go plazo, aumenta el temor a la prdida del em-pleo, que lleva a los trabajadores a aceptar con-diciones de trabajo menos favorables. Esto pue-de explicar por qu algunos de los pases con altaantigedad tienen un porcentaje ms elevado deempleos de mala calidad que algunos de los pa-ses con mercados laborales ms flexibles.

    Parece que si bien el hecho de ser flexible apor-ta ciertas ganancias en trminos de ndices deempleo, la calidad del empleo necesita ms quemera flexibilidad, requiere un entorno institucio-nal slido con polticas de mercado de trabajo quebrinden un marco de seguridad durante la tran-sicin, que parece aportar buenos resultados entrminos de desempeo del mercado de trabajo ytrabajo decente. Para disparar la flexibilidad yla seguridad es esencial que una proteccin delempleo ms laxa est acompaada por polticassensatas del mercado de trabajo. La compensa-cin entre proteccin del empleo por las empre-sas y proteccin del mercado de trabajo por elEstado y los actores sociales supone negociar so-bre una agenda ampliada que incluye preocupa-ciones respecto del ajuste para las empresas y dela seguridad para los trabajadores. De cualquiermanera, la globalizacin incrementar, en lugar

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    EMPLEO Y TRABAJO DECENTE: PROTEGIENDO LA MOVILIDAD EN UN MUNDO GLOBALIZADO

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    de disminuir, la necesidad de un seguro contralos riesgos del mercado de trabajo, y para las tran-siciones protegidas (Agell, 1999; Auer et al., 2004).

    Sin embargo, para sostener un sistema de fle-xibilidad-seguridad se necesitan altos ndices deempleo, y la seguridad se debera basar en el tra-bajo y no en la seguridad social para aquelloscapaces de trabajar. Por lo tanto, la meta de in-crementar los ndices de empleo de la poblacinsegn lo seala la Unin Europea es, en reali-dad, de suprema importancia para la superviven-cia de los Estados de bienestar europeos. A la luzdel anlisis precedente, los actores sociales quedeberan participar en el diseo de esa seguri-dad en el mercado de trabajo podran acordarsobre lo siguiente: un cierto nivel de flexibilidaddel mercado de trabajo puede ser aceptable paralos sindicatos, cuando no equivale a la prdidade la relacin de empleo estndar y est incorpo-rada en la seguridad del mercado de trabajo quepermite transiciones protegidas, porque esto in-crementa el bienestar de los trabajadores, en lu-gar de destruirlo. En segundo lugar, un ciertonivel de estabilidad del empleo (estabilidad nu-mrica externa) de la fuerza de trabajo es bue-no para las empresas, ya que es necesario para

    la productividad, la inversin de capital humanoy la motivacin de los trabajadores (vase Apn-dice). En tercer lugar, los gobiernos deben gene-rar un sistema de seguridad del mercado de tra-bajo eficiente, basado en polticas del mercado detrabajo. Por lo tanto, debe haber ms negocia-cin tripartita sobre combinaciones ptimas deflexibilidad, estabilidad y seguridad en los mer-cados laborales, y una aceptacin comn de quelos tres elementos son necesarios para una eco-noma productiva y un mercado de trabajo debuen funcionamiento para el trabajo decente.

    En una era de recursos pblicos agotados querequiere mayor responsabilidad individual, elreclamo por tal sistema podra parecer utpico;sin embargo, da resultado en algunos pases, aun-que no est libre de costos, segn se observa enla elevada imposicin en Dinamarca, y no carecede responsabilidad individual, ya que existe laobligacin de participar en medidas de activa-cin que lentamente se estn convirtiendo en lanorma en Europa. Pero parece que si se compar-ten entre las personas los bienes pblicos crea-dos a partir de ese sistema de flexibilidad prote-gida, los costos son aceptados.

    ApndiceAntigedad y productividad

    La bibliografa sobre capital humano general-mente declara que se necesita cierta antigedadpara recuperar los costos de inversin de capital.En realidad, gran parte de la literatura sobremicroeconoma asigna un rol positivo a la anti-gedad para salarios, inversin en capital fsicoy humano que, a su vez, tiene un impacto positi-vo sobre la productividad. Otros estudios tratandirectamente del aporte de la antigedad a laproductividad. Por ejemplo, Blakemore y Hoff-man (1999), al combinar datos de resultados delsector industrial de Estados Unidos a nivel SICde dos dgitos con datos agregados de antige-dad del Current Population Survey, encontraronque para cada 1% de aumento de la mediana deaos de antigedad en el empleo industrial, laproductividad de la mano de obra aumenta en0,39%. Creen que esto sustenta la hiptesis deque se establecen reglas de antigedad para in-crementar la productividad segn lo predicen losmodelos de capital especficos para empresas.

    Estos resultados sugieren una imagen muy

    diferente de aquellas descriptas por economistasque encuentran en los mercados laborales flexi-bles efectos de la eficiencia del mercado de tra-bajo y de la eficiencia productiva.

    Nuestro propio modelo, basado en datos deEurostat para todos los sectores de trece paseseuropeos, sugiere que la antigedad y la produc-tividad se relacionan positivamente pero slohasta un cierto punto. Sin embargo, marca quela productividad requiere estabilidad.

    Esta relacin parece sugerir que la an-tigedad promedio breve y prolongada esmenos positiva para el crecimiento de laproductividad que la antigedad interme-dia. Para la Unin Europea y el perodo 1992-2002, esto significara que un promedio de anti-gedad de aproximadamente catorce aos es elpunto en el que la antigedad es ptima para laproductividad. Esta antigedad ptima concor-dara con algunas opiniones de la literatura so-bre microeconoma que tambin consideran a laantigedad breve y prolongada asociada con me-nos productividad que la antigedad intermedia.

    Por ejemplo, un estudio de Kramarz y Roux(1999) sobre empresas francesas tambin sostie-

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    REVISTA DE TRABAJO

    ne la hiptesis de que cierto grado de estabilidaden el empleo es bueno para la productividad.Usando un conjunto de datos empleador-emplea-do que cubre a los empleados del sector privadode Francia para la mayor parte de los aos entre1976 y 1995, los autores encuentran que empleartrabajadores con cuatro-diez aos de antigedadtiene el efecto ms beneficioso sobre la producti-vidad, un aumento de 1% en el porcentaje de estegrupo aumenta la productividad de una empresaen 0,36%. Por otra parte, un aumento de 1% enla proporcin de trabajadores con menos de unao de antigedad tiene un efecto negativo sobrela productividad, disminuyndola en 0,02%.

    Si bien se debe continuar esta investigacin,y completarla con ms estudios microeconmicos

    (nuestros datos estn en un nivel del pro-medio agregado europeo y no sugerimosque la curva precedente se aplique a tra-bajadores individuales), los resultados has-ta este momento sugieren que se requierecierta duracin sustancial de antigedad

    para la productividad, pero no la antigedadmxima. Tambin hemos analizado el aporte dela distribucin de antigedad a la productividad,y hallamos confirmacin de que la antigedadbreve y muy prolongada est menos asociada conalta productividad que la antigedad intermedia(Auer et al., 2004). Si bien no sabemos cul es elnivel ptimo de antigedad en los pases y secto-res individuales, a nivel del promedio agregadode antigedad en la Unin Europea (alrededorde 10,5 aos), est muy por debajo del punto de

    retorno de la productividad y, como tal, el nivelde antigedad alcanzado no plantea preocupa-cin para la economa europea. Sin embargo, estonos dice poco sobre los diferentes requerimientosde antigedad-productividad de los pases, sec-tores y empresas individuales.

    Bibliografa

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    Productividad34

    33

    32

    31

    30

    29

    28

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    8 9 10 11 12 13 14 15 16

    Antigedad (aos)

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  • S ervicios de empleo e intermediacin laboral

    Instituciones delmundo del trabajo (I)

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    EN BUSCA DE TRABAJO:CUNDO LAS INSTITUCIONESDEL MERCADO SIGNIFICAN UNADIFERENCIA?

    Nadya Araujo Guimares*

    En los ltimos aos se ha desarrollado unaimportante cantidad de estudios cientficos e ini-ciativas gubernamentales con miras a la correc-ta caracterizacin del desempleo y a la interven-cin sobre este fenmeno. Tales estudios e inicia-tivas analizan en especial tres dimensiones prin-cipales: la intensidad, las formas y las consecuen-cias individuales y/o sociales del desempleo. Enalgunos casos se elige la va de los enfoques com-parativos, agregando un importante conocimien-to de los factores que determinan la variacin delas dimensiones principales. Con todo, todava sonescasos los resultados comparativos acerca de lasformas por las que se sale de la condicin de des-empleo, especialmente en cuanto a la naturalezay eficacia de los diferentes mecanismos que paraello movilizan los individuos.

    Se nos ocurren dos vas principales de salidadel desempleo al proponernos reflexionar sobreel tema: las instituciones pblicas de interven-cin en el mercado de trabajo y las redes priva-das. Sabemos, por cierto, que estos mecanismosno son mutuamente excluyentes. Por el contra-rio, no es raro que en la bsqueda de trabajo seaccionen de modo concomitante. Pero tambinsabemos que tanto las instituciones pblicas delmercado como las redes privadas de sociabilidadtienen una naturaleza, una importancia y unaeficacia bastante dismil si consideramos las di-ferentes realidades nacionales. Un estudio ya rea-lizado sugiere que cuanto ms slido es el rgi-men estatal de proteccin (sea estructurado como

    sistema pblico, como en Francia, o bien priva-do, como en Japn), menor parece ser el peso delos recursos privados, incluidas las redes socia-les, movilizados para una eficaz salida del des-empleo (Guimares, 2005, y Kase y Sugita, orgs.,2006).

    En este texto resumo los resultados obtenidosacerca del tema en una investigacin comparati-va llevada a cabo en tres contextos sociales bas-tante distintos, pero no por ello imposibles decomparar.1 Brasil, Francia y Japn fueron las si-tuaciones empricas seleccionadas. Por qu estaeleccin? Porque cada uno de estos casos confi-gura una modalidad tpica de articulacin entretres elementos que considero decisivos para lacomprensin de la dinmica de los mercados detrabajo y para el esclarecimiento de las posibili-dades y de los patrones de rendimiento de los in-dividuos en la competencia por oportunidadeslaborales (al estilo de Gallie y Paugam, 2000;Supiot, 1999, o incluso Freyssinet, 1984, 1997).Son los siguientes: los sistemas de empleo, lasformas de institucionalizacin del desempleo ylos regmenes de proteccin social. Los contextossociales a comparar fueron seleccionados tenien-do en mente estos elementos. Por un lado, dospujantes ejemplos de regmenes de bienes-tar (welfare) slidamente vigentes duran-te los llamados treinta aos gloriosos.Uno de ellos es de naturaleza pblica, Fran-cia, y el otro de naturaleza privada, Japn.Uno y otro adquirieron su carcter actual espe-

    * Profesora libre-docente del Departamento de Sociologa de la Universidad de So Paulo e Investigadora del CNPq asociada alCentro Brasileiro de Anlise e Planejamento (Cebrap). E-mail: [email protected]. Website: http://www.fflch.usp.br/sociologia/nadya. Traduccin: Silvia Llorens.

    1. Se trata de un proyecto comparativo internacional Chmage: Approches institutionnel et biographique. Une comparaisonBrsil, France, Japon (Demazire, Guimares, Hirata, Pignony, Sugita, 2000). Su desarrollo en Brasil cont con el financiamien-to del Conselho Nacional do Desenvolvimento Cientfico e Tecnolgico (Ayuda Investigacin 469792-00 y Programa de Coopera-cin Bilateral CNPq-CNRS Proyecto 690030-01-0), del Centro de Estudos da Metrpole (Programa Fapesp/CEPID 1998/14342-9)y de la William and Flora Hewlett Foundation (US-Latin America Program, Grant N 200-5377), adems del apoyo institucionaldel Departamento de Sociologa de la Universidad de So Paulo.

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    Servicios de empleo e intermediacin laboral

    REVISTA DE TRABAJO

    cialmente en la posguerra, fuertemente estruc-turados por la norma del salario regular y em-pleo estable, norma que hoy se ve desafiada porlas formas de flexibilizacin que hacen prolife-rar, en esos pases, las llamadas relaciones at-picas de empleo. Por otro lado, Brasil, un ejem-plo de contexto social marcado por la confluenciade escasa proteccin y reciente institucionaliza-cin del desempleo, en un sistema laboral donde,desde hace tiempo, las relaciones de trabajo semuestran heterogneas y flexibles.

    La investigacin realizada, cuyos resultadospresentar de manera ms detallada a continua-cin, mostr que, si bien los mecanismos priva-dos de bsqueda son importantes en todos lospases, es en Brasil donde aparecen como predo-minantes y, entre ellos, las redes sociales adquie-ren una importancia destacada, sea como instru-mento para buscar trabajo o como mecanismoeficaz para obtenerlo (Guimares, org., 2003;Guimares, 2004; Guimares, Hirata, Montag-ner y Sugita, 2004). En Japn, aun cuando la ac-cin individual, privada, de prospeccin directaen el mercado, sea un mecanismo de cierta im-portancia, las redes sociales aparecen como pocorelevantes entre las iniciativas reconocidas comolas ms utilizadas por los individuos; por el con-

    trario, los mecanismos pblicos las superan am-pliamente en importancia, especialmente el delsistema pblico de empleo (Guimares, Hirata,Montagner y Sugita, 2004; Kase y Sugita, orgs.,2006). En Francia, la pujanza del sistema pbli-co de empleo y proteccin (destacable en compa-racin con los dems pases) supera por cierto atodos los dems mecanismos, a pesar de que lasiniciativas privadas, e incluso las redes (aunqueen mucha menor medida que en Brasil), tienencierta importancia (Pignoni y Demazire, 2002).

    Para asegurar la produccin de los resultadosesperados, se realizaron tres relevamientos si-guiendo una metodologa similar. El primero tuvolugar en Francia, en tres grandes regiones, in-cluyendo la regin metropolitana de Pars-le deFrance, que ser objeto de consideracin aqu. Seinvestigaron eventos ocupacionales vividos por so-licitantes de empleo en el perodo comprendidoentre 1993 y 1998.2 El segundo se desarroll enBrasil, en 2001, y estudi la regin metropolita-na de So Paulo, recogiendo datos sobre las tran-siciones ocupacionales en el perodo 1994-2001.3

    El tercero se realiz en Japn, tambin en 2001,en la regin metropolitana de Tokio, y reuni in-formaciones relativas al perodo 1990-2001.4

    La comparacin se concentr en las tres prin-

    2. Se trata del estudio Trajectoires des demandeurs demploi et march local de travail (TDE-MLT), conducido por el Ministredu Travail et de la Solidarit de Francia. El estudio TDE fue el primero de tres relevamientos realizados y sirvi como inspiracina los otros dos llevados a cabo posteriormente en So Paulo y Tokio. El estudio tuvo como punto de partida una cohorte de nuevosinscriptos en la Agence Nationale pour lEmploi (ANPE), en el perodo abril-junio de 1995; solamente se consideraron los indivi-duos de menos de cincuenta y cinco aos en el momento del inicio del desempleo, residentes en una de las ocho zonas selecciona-das para el anlisis en tres regiones (le-de-France, Nord Pas-de-Calais y Provence-Alpes-Cte dAzur). Se encar un trabajoretrospectivo, con datos sobre la historia laboral del individuo en el perodo 1993-1995, recolectados durante la entrevista realiza-da en el momento de su inscripcin. Tambin se organiz un trabajo prospectivo, que abarca treinta y tres meses comprendidosentre 1995 y 1998. Para ello se realizaron tres estudios de acompaamiento. En el primero (cara a cara), en el perodo enero-marzo de 1996 se lleg a 8.125 personas; en el segundo (por telfono), realizado en 1997, se mantuvieron 6.480 de los participantesiniciales; en el tercero (tambin por telfono), realizado en 1998, quedaron 5.262 de los participantes iniciales. stos conforman elgrupo total de casos. Analizar aqu solamente los datos del anlisis prospectivo (1995-1998), correspondientes a los 1.624 casos

    reunidos para la regin metropolitana de Pars-le de France. En otra ocasin (Guimares, 2005) compar los resultadosobtenidos respecto de las trayectorias ocupacionales de los trabajadores de So Paulo con el conjunto de datos del TDEanalizados por Pignony y Poujouly (1999).

    3. Este estudio fue realizado en asociacin con la Fundao SEADE, como parte del programa de investigaciones delCentro de Estudos da Metrpole. Los datos fueron reunidos por medio de un cuestionario suplementario anexado a laEncuesta de Empleo y Desempleo (Pesquisa de Emprego e Desemprego, PED), investigacin por muestra domiciliaria

    representativa de la poblacin econmicamente activa de la regin metropolitana de So Paulo. Durante nueve meses, entre abrily diciembre de 2001, cerca de 27 mil domicilios fueron investigados, con un aprovechamiento final de 83% de los casos. Laduracin de la recoleccin de datos se debi a la necesidad de producir una muestra que, por su tamao, pudiese ser representa-tiva de todos los segmentos, incluso de los desempleados, el contingente menor. Es as como se origin una base de informacionessobre 53.170 individuos, de los cuales, en el momento de la entrevista, cerca de 28.189 fueron clasificados como ocupados, 6.627como desempleados y 18.354 como inactivos.

    4. Los datos del relevamiento realizado en Japn se reunieron a travs de doce agencias de empleo (Hello Work), del sistemaPublic Employment Security Office (PESO) (Shokugyo antei sho), en el perodo comprendido entre el 1 y el 31 de agosto de 2001.Las agencias estaban localizadas en cuatro municipios de la regin metropolitana de Tokio: Tokio, Kanagawa, Chiba y Saytama.Se entregaron cuestionarios individuales a todas las personas que afirmaran estar buscando trabajo al ser abordadas por elequipo de investigadores presentes en la agencia. Algunos llenaron el cuestionario en el lugar, mientras que otros lo llevaron a sucasa y lo enviaron posteriormente por correo. En total se entregaron en mano 6.222 cuestionarios, con una tasa de retorno de27,1%, de lo que resultaron 1.685 cuestionarios completados y 1.503 casos vlidos.

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    EN BUSCA DE TRABAJO: CUNDO LAS INSTITUCIONES DEL MERCADO SIGNIFICAN UNA DIFERENCIA?

    ENERO-JUNIO DE 2006

    cipales metrpolis en cada uno de los pases, enla certeza de que es en las grandes ciudades don-de el fenmeno del moderno desempleo adquieresus contornos ms ntidos y su aspecto ms desa-fiante en lo que se refiere a las polticas pblicas.

    Para reflejar mejor estos resultados, organi-zar mi argumento en dos partes. En la primera,presentar las constataciones de los relevamien-tos realizados en las regiones metropolitanas delos tres pases seleccionados. En la parte final,tratar de establecer algn dilogo entre talesresultados y cierta literatura ms reciente sobreel tema.

    1. Contextos sociales, representacionessobre la bsqueda de trabajo y recursospara la salida del desempleo: comparacinentre So Paulo, Pars y Tokio

    Se podra afirmar que el desempleo en losgrandes mercados metropolitanos opera como unfactor importante de reorganizacin de las opor-tunidades ocupacionales (Demazire, 1995). Ental sentido, sus efectos sobre las trayectorias la-borales de los individuos son importantes y seanalizaron ampliamente en la investigacin. Perono me detendr aqu en esta cuestin.5 Como seha dicho, el inters se centrar en otro aspecto, asaber: variando las configuraciones de los mer-cados y las percepciones sobre el trabajo, varanno slo las trayectorias de los individuos sino tam-bin sus representaciones sobre la bsqueda detrabajo y los patrones de movilizacin de recur-sos para la obtencin de ocupacin (si son princi-palmente mecanismos institucionalizados en lossistemas de empleo y/o en redes sociales). Orga-nizar la descripcin de estos patrones en tornode dos temas: mecanismos accionados con mirasa la obtencin de una ocupacin y dificultadespercibidas en esa bsqueda de trabajo.

    La indagacin sobre los mecanismos utili-zados para la bsqueda es un aspecto particular-mente sensible y dependiente de dos factores: porun lado, de la forma como se institucionaliza elsistema de empleo y, por otro, de la manera enque en l se construye la figura del desempleado.

    Veamos lo que aparece al respecto. En sistemasde empleo donde el patrn de duracin de losvnculos laborales es ms estable (como en Ja-pn), o donde la regulacin normativa del des-empleo lo hace ms protegido (como en Francia),el significado de la desocupacin, por un lado, ylas condiciones en que se da la bsqueda de tra-bajo, por otro, inducen a que se valoricen meca-nismos de obtencin de ocupacin distintos de losque se verifican en Brasil, donde a la recurrenciade las transiciones se agrega la escasa institucio-nalizacin del desempleo. Para decirlo de un mododirecto: los recursos movilizados en la bsquedano son equivalentes en las tres ciudades, depen-den del contexto donde se busque y a su vez es-tn determinados por la configuracin del siste-ma de empleo y de las formas de reconocimientoinstitucional del desempleo.

    En las figuras 1 y 2 llama la atencin no slola diversidad de los recursos movilizados parabuscar trabajo sino la importancia relativa decada uno de esos recursos en cada uno de los pa-ses considerados. En So Paulo, los mecanismosque ms se destacan son las redes sociales, espe-cialmente a travs de los fuertes lazos del grupofamiliar y de los amigos ms allegados (Grano-vetter, 1973), y el esfuerzo individual de la pros-peccin directa ante las empresas. En el caso deTokio, se utilizan ms los recursos disponibles enel espacio pblico (consulta a diarios y revistas,y apelacin al sistema pblico de empleo).

    En la regin de Pars-le de France (figura 3),al igual que en la metrpoli paulista, la prospec-cin individual de las posibilidades que apare-cen en el mercado se destaca tanto como el con-tacto directo con posibles empleadores. De todosmodos, a diferencia de aqulla, la bsqueda di-recta ante las empresas se hace ms con el so-porte del sistema pblico de apoyo al desemplea-do (la Agence Nationale Pour lEmploi, laANPE)6 que con el respaldo de redes socia-les; de hecho, la significacin de tales re-des es mucho menor en el caso francs queen el brasileo. Obsrvese que en Pars semovilizan igualmente los vnculos sociales msfuertes y los ms dbiles, constituyendo otra di-ferencia con respecto a So Paulo, donde lo que

    5. Al lector interesado en evidencias sobre las especificidades del sistema de empleo o sobre las formas del desempleo en los casosseleccionados lo remito a Kase y Sugita (2006), en particular al captulo 2, de autora de Sugita, Pignoni y Montagner. Al lectorinteresado en los resultados reunidos sobre los vnculos entre desempleo y las trayectorias laborales, lo remito a Guimares(2005, 2006).

    6. Me arriesgara a decir que eso refleja la fuerza de la estrategia de calificarse como un buen desempleado, o sea, como alguiendemandante de empleo capaz de demostrar a la ANPE que no descuida la prospeccin del mercado.

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    Servicios de empleo e intermediacin laboral

    REVISTA DE TRABAJO

    Figura 1Mecanismos de bsqueda de trabajo en So Paulo

    Figura 2Mecanismos de bsqueda de trabajo en Tokio

    Familia, amigos y conocidos

    Contacto directo con empresas

    Agencias privadas de empleo

    Anuncios en diarios

    Internet

    Comenzar negocio propio

    79,5

    66,0

    39,8

    28,8

    5,0

    3,6

    Fuente: CEM, PED, Mdulo Suplementar Movilidad Ocupacional. So Paulo, 2001. Respuesta mltiple.

    Fuente: Encuesta en agencias del sistema PESO, 2001, Tokio. Respuesta mltiple.

    Anuncios en diarios y revistas

    PESO

    Familia y amigos

    Agencias privadas de empleo

    Relaciones profesionales

    Contacto directo con empresas

    Otros

    Ninguno

    Centros de capacitacin

    Exmenes para el servicio civil

    Escuela

    77,7

    65,2

    15,3

    10,4

    9,9

    5,0

    3,9

    1,8

    1,6

    1,0

    0,5

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    EN BUSCA DE TRABAJO: CUNDO LAS INSTITUCIONES DEL MERCADO SIGNIFICAN UNA DIFERENCIA?

    ENERO-JUNIO DE 2006

    prima es la apelacin a parientes y amigos msallegados.

    En el caso de las regiones metropolitanas deSo Paulo y Tokio, por razones particulares debi-das al modo en que se disearon los relevamien-tos, nos fue posible avanzar un poco ms, parainvestigar la percepcin que tenan los individuossobre el mecanismo de bsqueda que les habapermitido encontrar trabajo. Esto se presenta enlos cuadros 1 y 2.

    Para los entrevistados en Brasil, la eficaciaestuvo una vez ms en las redes personales y enla prospeccin individual del mercado, por mediode contacto con las empresas. Esto es vlido tan-

    to para quienes slo utilizaron mecanismos pri-vados de bsqueda como para quienes combina-ron mecanismos pblicos y privados. Las agen-cias privadas de empleo (que haban sido referi-das por muchos como recurso frecuentementemovilizado para buscar trabajo) fueron conside-radas ineficaces para obtenerlo.

    En Japn, las redes sociales (poco relevantesentre los mecanism