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Revista Dilemas Contemporáneos: Educación, Política y Valores.
http://www.dilemascontemporaneoseducacionpoliticayvalores.com/
ISSN: 2007 – 7890.
Año: V. Número: 1. Artículo no.41 Período: Junio - Septiembre, 2017.
TÍTULO: La comunicación. Una aproximación a sus fundamentos teóricos.
AUTORES:
1. Máster. Greccy Castro Miranda.
2. Lic. Grechel Calzadilla Vega.
3. Máster. Alina Karec González Rodríguez.
RESUMEN: En el artículo se argumenta una aproximación a los fundamentos teóricos que
sustentan el estudio de la comunicación, se hace una propuesta de indicadores, así como de
instrumentos para su medición. Se parte de considerar la importancia de la comunicación para el
desarrollo individual y social del ser humano en todos sus contextos de actuación, y de su
redimensionamiento en el contexto educativo. Los resultados que se exponen forman parte de la
tarea de sistematización teórica de la línea de investigación Competencias interpersonales,
perteneciente al proyecto de investigación Competencias de Dirección en Educación, que se
desarrolla en la Universidad de Las Tunas, Cuba.
PALABRAS CLAVES: comunicación, fundamentos teóricos, indicadores, categorías,
instrumentos.
TITLE: Communication. An approach to its theoretical foundations.
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AUTHORS:
1. Máster. Greccy Castro Miranda.
2. Lic. Grechel Calzadilla Vega.
3. Máster. Alina Karec González Rodríguez.
ABSTRACT: In the article, it is argued an approach to the theoretical foundations that support the
study of communication, a proposal of indicators is made as well as instruments for their
measuring. It is starting for considering the importance of communication for the individual and
social development of the human being in all its contexts of action, and the redimensioning in the
educational context. The results presented are part of the theoretical systematization task of the
Interpersonal Competences research line, belonging to the Management in Education
Competences research project, which is developed at the University of Las Tunas, Cuba.
KEY WORDS: Communication, theoretic foundations, indicators, categories, instruments.
INTRODUCCIÓN.
Desde los inicios de la humanidad, el ser humano necesitó de la vida colectiva y de la
comunicación con sus semejantes para poder adaptarse al medio y transformarlo mediante el
trabajo, lo que propició su propio desarrollo como especie.
El ser humano es un ente social por naturaleza y no puede sobrevivir aislado. El tránsito de sus
estados más primitivos hasta las sociedades actuales puede explicarse por su excepcional
capacidad de darle sentido al mundo y de compartir esas ideas con sus semejantes, para lograr una
organización e incidir en su entorno; es decir, comunicarse para trabajar.
De ese modo, la influencia de la comunicación en el desarrollo de la personalidad resulta
indiscutible, pues refleja la necesidad objetiva del ser humano de asociación y de cooperación
mutua; es también una condición para el desarrollo de la individualidad, originalidad e integridad
de este. Al abordar el estudio de los diferentes tipos de grupos, desde una perspectiva psicológica,
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se destaca que la correcta comunicación constituye un elemento aglutinador de sus integrantes, por
lo que se considera un indicador del desarrollo grupal que favorece su crecimiento.
Para Castro (2016, p.6), a través de la comunicación se realiza el perfeccionamiento psíquico del
ser humano y su enriquecimiento espiritual. Con su ayuda tiene lugar la interacción adecuada entre
las personas en el desarrollo de la actividad conjunta, la transmisión de experiencias, de hábitos,
así como la aparición y satisfacción de necesidades espirituales.
La comunicación tiene un lugar especial y específico en la formación de la personalidad, al ser la
vía esencial de su determinación social encerrar gran significación y extraordinaria riqueza
emocional, y sus manifestaciones trascender el contenido verbal y tener una relativa autonomía
frente al sujeto.
Se puede entender, por tanto, que sin comunicación la personalidad no se desarrolla, por lo que
constituye un elemento inseparable para el establecimiento de características generales que la
determinan, y a su vez, para el desarrollo personológico de cada sujeto.
En este sentido, Castro (2014, p. 2) expresó que “Para el desarrollo de la personalidad es
indispensable educar la capacidad comunicativa del sujeto, que constituye un sistema facilitador de
la individualización; por tanto, su desarrollo supone tomar decisiones, elaborarlas, concienciar
estrategias, organizar la comunicación con el otro y construir lógicas personales en los distintos
sistemas en los que el sujeto participa; procesos todos susceptibles de aprendizajes, que se
entrenan en diferentes relaciones participativas que estimulan la independencia y la
autodeterminación, para así fomentar concepciones generales de que la vida y el conocimiento son
espacios abiertos, portadores de múltiples alternativas de integración y respuestas, ante los cuales
el sujeto tiene que asumir la responsabilidad de su camino personal”.
En el plano individual, la comunicación desempeña un papel diferente en cada etapa del desarrollo
ontogenético del individuo, y en el plano personal, incluye la planificación, el desarrollo de
actividades conjuntas, la transmisión y aceptación de normas, y la satisfacción de necesidades,
4
entre otros elementos; mientras que en el plano social se concibe, a la vez, como fenómeno
subjetivo y extraindividual.
La condición humana está asociada indisolublemente a la comunicación como forma de relación
entre los hombres. Al explicar su origen, Engels (1978, p. 66) relaciona el trabajo y la necesidad
de comunicación en que: “(…) el desarrollo del trabajo, al multiplicar los casos de ayuda mutua y
de actividad conjunta, para cada individuo, tenía que contribuir forzosamente a agrupar aún más
los miembros de la sociedad. En resumen, los hombres llegaron a un punto en que tuvieron
necesidad de decirse algo los unos a los otros”.
En cuanto a la comunicación, son múltiples los resultados investigativos que se exhiben en los
ámbitos nacional e internacional: Leontiev (1979) sobre la concepción de comunicación pedagógica,
Freire (1985) sobre la comunicación dialógica, Vigostki (1987) sobre la dimensión educativa de la
comunicación, Lomov (1989) sobre los ciclos de la comunicación, González (1995) sobre
comunicación y personalidad, Ojalvo (1997) sobre el componente relacional de la comunicación,
Ortiz (1996) sobre los estilos de comunicación, Fernández (2002) y Más (2008) sobre la
competencia comunicativa, Giordano (2011) sobre la comunicación para la transformación de la
gestión educativa, Kang (2017) acerca del impacto de la comunicación en la formación de
profesionales, y Amayuela (2017) sobre la relación entre la comunicación y educación, entre
otros.
DESARROLLO.
La concepción histórico-cultural desarrollada por Vigotski (1980) plantea que el papel de la
actividad y la comunicación en la socialización del individuo, desde su posición dialéctico-
materialista, esclarece que los seres humanos se desarrollan en una formación histórico-cultural
dada, creada por la propia actividad de producción y transformación de su realidad, y es por medio
de la actividad humana que se produce el desarrollo de los procesos psíquicos y la consiguiente
apropiación de la cultura; así, la actividad humana es siempre social e implica, por tanto, la
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relación con otras personas, la comunicación entre estas, siendo en esa interacción con otros que
surge el mundo espiritual de cada uno, su personalidad.
Para Castro (2017, p.8), “la comunicación entre los seres humanos transcurre en el contexto de
una actividad que condiciona el encuentro comunicativo o las motivaciones específicas
relacionadas con la comunicación, y provocan la realización de actividades conjuntas entre las
personas. De ahí el carácter complementario e interdependiente entre estas, por lo cual conforman
una unidad dialéctica”.
Para Más (2008, p.14), “La comunicación existe en diversas formas: conversacional, escrita,
artística-literaria, científica, entre otras, lo cual además de hablar de la gran potencialidad
expresiva y adaptativa a diversos estilos, sirve para ilustrar su plasticidad y su desarrollo, que
permiten satisfacer las necesidades de interacción y el registro de condiciones, procesos y
resultados. En esta característica de la comunicación se revelan sus propiedades esenciales que le
confieren el valor, que como herramienta de interacción, como resultado y faceta de expresión de
la personalidad, le son inherentes”.
En la comunicación se produce una interrelación sujeto-sujeto, que constituye una propiedad
básica esencial y un momento necesario de la interconexión entre los participantes, la que
transcurre a través de un intercambio cognoscitivo-afectivo, que toma en cuenta los objetivos a los
que se dirige sobre la base de las motivaciones iniciales que le originaron.
En la actualidad, se pueden precisar dos interpretaciones de la comunicación: una holística y otra
restringida. La concepción holística concibe la comunicación como una categoría común al
hombre y a los animales, a las ciencias sociales, biológicas o físicas, o sea, la comunicación no
solo ocurre entre las personas, sino entre los animales, e incluso, entre los fenómenos físicos,
cuando se produce intercambio de energía. Resulta incómodo desde el punto vista metodológico
operar con este concepto, al igualar formas de movimiento de la materia muy diferentes, pero
como tal constituye una conceptualización filosófica sobre la comunicación.
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La interpretación restringida limita la comunicación al ser humano, al ser este portador del
lenguaje articulado, que se concibe como envoltura material del pensamiento, por lo que descarta
al reino animal y a las ciencias naturales y/o exactas en cuanto a su campo de acción.
Precisamente, este concepto es el que más resonancia ha obtenido en los medios científicos
mundiales, al haber focalizado múltiples investigaciones en esta dirección.
En la actualidad, de acuerdo con esta interpretación, se concibe una teoría social de la
comunicación, que permite elaborar una epistemología de ella, a partir del enfoque de las ciencias
de la sociedad en las ciencias de la comunicación, pues las transformaciones ocurridas en unas
llevan a cambios en la otra.
En esta interpretación restringida operan diferentes ciencias sociales, que a la vez, le confieren un
matiz peculiar a su estudio, de forma tal que aparecen y se desarrollan enfoques con ópticas
sociológicas, lingüísticas, antropológicas, etcétera; lo que no implica una fragmentación de la
investigación, sino el enfoque multidisciplinario imprescindible para analizar esta categoría tan
compleja de forma rigurosa y profunda.
En la Psicología, la comunicación se considera una categoría tan importante como la categoría
actividad, ya que ambas son fundamentales en la jerarquía conceptual de esta ciencia para explicar
que la existencia social del hombre no solo incluye la actitud y la actuación hacia el mundo
material (natural y social), sino también los vínculos con las demás personas, con las cuales entra
en contacto directo e indirecto. Las categorías actividad y comunicación constituyen puntos de
partida en la sistematización del conocimiento psicológico en un mismo nivel de generalidad,
tanto en la filogenia como en la ontogenia del ser humano.
En el proceso comunicativo se va conformando una concepción sistemática del mundo: la
ideología. Aunque se discrepe con varios de los enfoques y escuelas psicológicas no marxistas, no
pueden ser negados sus aportes intrínsecos al desarrollo de la Psicología como ciencia, el caso de
la comunicación es un ejemplo fehaciente de ello.
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La comunicación comenzó a estudiarse en la década de los años 40 del pasado siglo, a partir de los
trabajos de Bateson y Ruesch (Sorín, 1984). En esta etapa se regulariza el empleo del término,
aunque existieron anteriormente corrientes psicológicas para las cuales el proceso comunicativo
constituyó el eje central, aún cuando la utilización explícita del término no se produjera. La
concepción freudiana pone de manifiesto de forma notable la incidencia de la comunicación en su
concepción sobre la formación de la personalidad, la psicoterapia, la psicopatología, etc.
Corresponde a la Psicología no marxista la introducción del esquema tradicional emisor-receptor,
mensaje y canal-trasmisor, así como la estructura ¿quién?, ¿qué?, ¿a quién? y ¿por qué canal?
(Medina y Rodríguez, 1987).
A partir de la década de los años 80 del siglo XX comenzaron a desarrollarse nuevos enfoques,
diferentes a los tradicionales, que intentan superar las limitaciones señaladas anteriormente; por
ejemplo, Penman (1990) valora que la comunicación constituye un acto que participa en las
relaciones como un proceso de interacción. Critica la concepción tradicional de la comunicación
como simple intercambio de mensajes y plantea la necesidad de concebirla como un proceso
diádico (la conducta de una persona en el contexto de la otra). Propone el enfoque sistémico al
estudio del proceso comunicativo, que permite valorar varios vínculos simultáneos sin restringirse
a la relación emisor-receptor y tener en cuenta el complejo flujo circular de dicho proceso.
Este autor concibe, acertadamente, a la comunicación como un modelo, como un circuito
espacio-temporal de eventos concatenados que incluyen a dos o más personas, que se encuentran
en el campo perceptual del otro. La conceptualiza como un proceso multifacético, con función
interactiva e informativa, a través de la cual se establecen las relaciones interpersonales
mantenidas y cambiantes (Penman, 1990). Estas consideraciones son muy interesantes, pues
reflejan criterios actuales para abordar la comunicación.
Por su parte, Ibáñez (1987, apud Ortiz, 1996), enfoca la comunicación como un compartir, hacer
partícipe al otro de lo que uno tiene, lo que evidencia un intento de trascender las concepciones
tradicionales sobre esta categoría.
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En general, resulta imprescindible el estudio de los aportes a la comunicación dentro de la
Psicología no marxista. Estos se resumen, según el criterio de Ortiz (1996) en:
Su estudio como un fenómeno subjetivo (psicológico).
La descripción de varias características presentes en el proceso comunicativo.
La creación y validación de diferentes metódicas experimentales para su estudio.
El intento por superar las posiciones subjetivistas y descriptivas iniciales.
Su análisis desde posiciones sistémicas.
El destaque de los componentes perceptivos, interactivos e informativos de la comunicación
como proceso.
Su aplicación práctica exitosa en diferentes esferas de la actividad del ser humano, en las que
han conquistado aportes indiscutibles.
Para la Psicología marxista, la comunicación es concebida como una de las formas que tienen las
personas para relacionarse en el proceso de la actividad. En ella se descubren y realizan las
relaciones sociales e interpersonales, y la sociedad es inconcebible fuera de la comunicación, en
tanto actúa como medio de consolidación de las personas y como medio para su desarrollo.
La categoría comunicación dejó de ser objeto de análisis dentro de la Psicología marxista
alrededor de las décadas del 30 al 40 al siglo XX y aparecía solo de manera secundaria y
complementaria con respecto a los problemas en que estaba implicada directamente;
prácticamente, su tratamiento teórico y metodológico se restringió a la Psicología social. Para
Ortiz (1996) resulta imposible negar el inicio tardío de su estudio profundo y las consecuencias
que ha provocado este error para el desarrollo de una teoría más consistente sobre ella, dentro del
marco de una concepción sistémica de la personalidad. Los aportes de Vigotski (1980, 1987) y
Puzirei y Guippenreiter (1989) son indiscutibles y forman parte del patrimonio del conocimiento
psicológico marxista y mundial.
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El concepto de comunicación puede ser asociado a diferentes términos que contribuyen a su
definición, no sin discrepancias por parte de algunos investigadores, como por ejemplo,
mutualidad, reciprocidad, comunión, comunidad, posesión de algo en común, participación,
trasmisión, información, contaminación, expresión, codificación, accesibilidad, decodificación,
similitud, trato, expansión y simpatía.
Desde el punto de vista etimológico, comunicación proviene de la palabra latina communicare,
que quiere decir compartir o hacer común. Se considera una categoría polisémica, en tanto su
utilización no es exclusiva de una ciencia en particular, teniendo connotaciones propias de la
ciencia social de que se trate.
Entre las definiciones sociológicas de comunicación se incluyen los símbolos de la mente y los
medios de transmitirlos en el espacio, y conservarlos a lo largo del tiempo; para otros significa
intercambio, interrelación, diálogo, vida en sociedad. Ello está relacionado indisolublemente con
las necesidades sociales del ser humano y no puede existir sin el lenguaje.
El concepto comunicación parte de su interpretación como una condición vital para el desarrollo
de la sociedad y de los individuos, el cual está indisolublemente ligado a la actividad material y
productiva del ser humano en su interrelación con sus semejantes. Como categoría psicológica ha
tenido distintas acepciones en relación con la posición teórica de los autores que la han definido,
así tenemos, por ejemplo:
Es un proceso dinámico entre individuos o grupos, que mediante un intercambio informativo
sirve para establecer la comprensión o un estado de comunidad (Heinemann, 1980).
La interacción de las personas que entran en ella como sujeto (Lomov, 1989).
Puede entenderse, por comunicación, el intercambio, la interrelación, y el diálogo como vida en
sociedad; todo ello relacionado indisolublemente con las necesidades productivas del hombre y
no puede existir sin lenguaje (González, 1989).
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Como el proceso en el cual se manifiesta un conjunto fluido y multifacético de elementos entre
sus participantes, todo los cuales guardan una estrecha relación entre sí, así como el significado
psicológico que puede tener este proceso con la personalidad (González, 1995).
Proceso, por medio del cual, el hombre utilizando palabras, gestos y símbolos intercambian una
información e ideas, o con la actividad consciente que se establecen cuando dos o más personas
se interrelacionan con un motivo definido, mediante el lenguaje sea oral o escrito (Báxter,
1999).
La comunicación es un proceso complejo, de carácter material y espiritual, social e
interpersonal que posibilita el intercambio de información, la interacción y la influencia mutua
en el comportamiento humano, a partir de la capacidad simbólica del hombre (Ojalvo, 1986).
La comunicación es todo proceso de interacción social por medio de símbolos y sistemas de
mensajes. Incluye todo proceso en el cual la conducta de un ser humano actúa como estímulo
de la conducta de otro ser humano. Puede ser verbal o no verbal, interindividual o intergrupal.
(Soria, 1984 apud Castro, 2017).
Como se puede apreciar, aunque en las definiciones dadas por estos autores existen elementos que
los distinguen, y hay en todos ellos puntos que los unen, como es el caso de la relación sujeto-
sujeto en la comunicación y su significación; consideramos, en consecuencia, que la comunicación
es un proceso dinámico de interacción social y desarrollo de la personalidad, mediante el cual se
intercambian a través de símbolos y sistemas de mensajes, las informaciones, los sentimientos, las
emociones, las actitudes, los valores, las ideologías necesarias para establecer la comprensión del
otro u otros, que puede ser verbal o no verbal, interindividual o intergrupal, donde las
características de los sujetos determinan la significación del proceso de comunicación.
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Con respecto a la estructura de la comunicación concordamos con los tres niveles propuestos por
Lomov (1989):
Macronivel. Incluye el nivel sociológico de la comunicación al ser bastante amplio el conjunto de
problemas que se abordan, entre los que se incluyen las formas de comunicación, en dependencia
de las normas sociales existentes, las tradiciones y reglas de conducta, etc. Implica analizar la
sociedad en su conjunto, en la cual viven los individuos, las instituciones sociales, los motivos y
las necesidades.
Mesonivel. Constituye un nivel intermedio que aborda los contactos con otras personas en
determinados intervalos de tiempo y los contenidos de la misma. Permite descubrir la dinámica
comunicativa y los medios utilizados, o sea, el proceso mismo.
Micronivel. Presupone el estudio de los procesos de interiorización y exteriorización de lo
psíquico y los actos aislados de la comunicación.
Teniendo en cuenta la complejidad del proceso comunicativo, al analizar su estructura, se tuvieron
en cuenta los aspectos o componentes considerados por Andreieva (1984), por ser los que mejor se
avienen con el objetivo de este artículo:
Aspecto comunicativo. Presupone la comunicación como intercambio de información. Cada
participante del proceso comunicativo hay que considerarlo como un ente activo, no como un objeto,
sino como un sujeto.
El intercambio de información condiciona obligatoriamente la conducta del otro; la influencia
psicológica de una persona a otra con la finalidad de modificar su comportamiento. La efectividad
de la comunicación se mide por la efectividad de su influencia.
La influencia comunicativa es posible solo cuando entre el emisor y el receptor existe un único
sistema de codificación y decodificación. La comunicación por parte del emisor puede ser
movilizadora y de constatación. La información movilizadora se expresa en una orden, en un
consejo o pedido, y está calculada para estimular cierta acción, mientras que la de constatación
aparece en forma de noticia o comunicado.
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Aspecto interactivo. La comunicación como interacción fija no solo el intercambio de signos por
medio de los cuales se influye sobre el comportamiento del otro, sino también la organización de las
acciones conjuntas, que permiten al grupo realizar cierta actividad común para todos los miembros.
Esta interacción se realiza si existen determinadas relaciones entre los participantes.
Aspecto perceptivo. La comunicación, como percepción mutua entre las personas, incluye la
percepción interpersonal como variante de la percepción del hombre por el hombre. Cuando el
sujeto entra en contacto con otra persona, él es percibido por el otro siempre como personalidad. Las
impresiones que surgen durante este proceso juegan un papel regulador en la comunicación, porque
conociendo al otro se va formando el mismo sujeto cognoscente, y la exactitud en la imagen del otro
depende del éxito de la organización de las acciones acordadas con él.
La representación del otro está muy relacionada con el nivel de autoconciencia y la riqueza de las
representaciones sobre uno mismo determina la riqueza de las representaciones que se forma el
sujeto sobre el otro; cuanto más se descubre al otro, más completa será la representación de uno
mismo.
Según Ortiz (1996), el análisis de la toma de conciencia de sí a través del otro incluye la
identificación y la empatía, entre las que existe un estrecho vínculo. La identificación significa la
asimilación de uno con el otro, mientras que la empatía se define como medio de comprensión del
otro desde el punto de vista emocional, afectivo. El proceso de la comprensión del otro se complica
con el fenómeno de la reflexión, la toma de conciencia de cómo él es percibido por el otro en la
comunicación.
No existe unanimidad de criterios en cuanto a las funciones de la comunicación. De acuerdo con los
objetivos de este trabajo, se seleccionaron las presentadas por Lomov (1989):
1. Informativa: trasmisión y recepción de la información.
2. Reguladora: regulación de la conducta de las personas con respecto a sus semejantes.
3. Afectiva: determinación de la esfera emocional del hombre.
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En el acto de comunicación directo, las funciones anteriores forman un todo único porque son tres
elementos de un proceso inseparable; sin embargo, es posible advertir que estas funciones no
siempre se integran en el curso del acto comunicativo, sino que se puede hiperbolizar una de ellas,
provocando un fenómeno de asimetría, que se observa con frecuencia en los diferentes ámbitos.
En tal sentido, podemos señalar, que en disímiles ocasiones los sujetos se comunican para
informarse y controlarse mutuamente, olvidando cultivar formas más tiernas de demostrar a los
demás lo que queremos, ya sea a través del lenguaje verbal o extraverbal (Castro, 2016).
“Desde otro plano, puede hablarse de otras funciones tales como de la actividad conjunta, el
conocimiento mutuo de las personas y la formación y desarrollo de las relaciones interpersonales,
si se enfoca la relación de la comunicación con la actividad y la organización de esta” (Ortiz,
1996, p. 87).
Propuesta de indicadores, criterios evaluativos e instrumentos para la mediación de la
comunicación.
Reconocer y detectar las preferencias comunicativas, atenderlas y hacer intentos por aproximarnos
y llegar hasta lograr determinados niveles de satisfacción, requiere de indicadores. A continuación
se realiza una propuesta, que en esencia está compuesta por indicadores y criterios para evaluar la
comunicación. Posteriormente, se presentan algunos instrumentos para la mediación
comunicativa.
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Indicadores. Criterios de evaluación.
Bien. Regular. Mal.
Asertividad en
la
comunicación.
Cuando es capaz de expresar los
sentimientos y demandas con
claridad; manteniéndose firme,
directo y con una expresión social
franca, abierta, espontánea,
creativa y respetuosa; lograr que
se respeten los criterios suyos y
de los demás, evitando conflictos
en la comunicación.
Cuando en ocasiones se es capaz de
expresar los sentimientos y demandas
con claridad, y en otros momentos, no
lo hace con la misma nitidez; es decir,
a veces se torna firme, directo, franco,
abierto, espontáneo, creativo,
relajado; mientras en determinadas
circunstancias muestra una actitud
vacilante, cerrada, evasiva, tensa;
viola y no respeta el espacio y
criterios de los demás, por lo que se
suele crear conflictos en la
comunicación.
Cuando no es capaz de expresar
los sentimientos y demandas con
claridad; mantiene una actitud
vacilante, indirecta, evasiva y
tensa, de forma que no tiene de
los otros lo que quiere;
frecuentemente viola el espacio
personal de los otros; poco
espontáneo y creativo; por lo que
su expresión social es cerrada y
con tensiones e intenta imponer
sus criterios, se crean conflictos
en la comunicación.
Percepción
comunicativa
Cuando es capaz de percibir al
otro como un igual, percibe en el
otro una expresión franca, abierta,
directa; con tono de voz firme;
postura relajada; ausencia de
tensiones, con una elevada
autoestima, en que protege los
derechos y respeta a los demás;
mantiene una postura corporal
adecuada.
Cuando solo en ocasiones percibe al
otro como un igual, percibe a veces
en el otro una expresión franca,
abierta, con tono de voz firme,
postura relajada, ausencia de
tensiones, elevada autoestima, que
protege sus derechos y respeta los
ajenos; manteniendo una postura
corporal adecuada; mientras en otras
ocasiones se muestra vacilante,
cerrado, con tono de voz bajo, difuso,
tenso, con una baja autoestima,
dejando violar sus derechos y no
respetando a los demás; su postura
corporal se torna inadecuada.
Cuando no se percibe al otro
como un igual, cuando solo es
capaz de percibir en el otro una
expresión vacilante, cerrada, con
tono de voz bajo, difuso, poco
relajado, tenso; con una baja
autoestima; deja violar sus
derechos y no respeta se respeta
el derecho de los demás, con una
postura corporal inadecuada.
Implicación en
la comunicación
Cuando se concentra con
facilidad en el tema de
conversación; sintetiza e integra
ideas; acepta la ambigüedad o
ambivalencia de otros; está
dispuesto a cambiar sus puntos de
vista u opiniones a partir del
razonamiento lógico con los
demás; capaz de buscar métodos
y soluciones innovadoras y
diferentes.
Cuando en ocasiones se concentra en
el tema de conversación, es capaz de
sintetizar ideas, de aceptar la
ambigüedad o ambivalencia de otros,
mostrándose dispuesto a cambiar sus
puntos de vista u opiniones a partir de
razonamientos lógicos y a la vez
busca métodos y soluciones
innovadoras y diferentes; mientras en
otras ocasiones no se concentra en el
tema de conversación y le es difícil
sintetizar e integrar ideas; no acepta la
ambigüedad o ambivalencia de otros
por lo que no está dispuesto a cambiar
sus puntos de vista u opiniones a
pesar de que se logra razonamiento
lógico, no busca métodos y soluciones
innovadoras y diferentes.
Cuando no se concentra en el
tema de la conversación, le es
difícil sintetizar e integrar ideas,
no acepta la ambigüedad o
ambivalencia de otros, por lo que
no está dispuesto a cambiar sus
puntos de vista u opiniones a
pesar de que se logra
razonamientos lógicos; no busca
métodos y soluciones
innovadoras y diferentes.
15
Para operar con esta matriz, usted puede auxiliarse de una guía de observación estructurada y un
registro sobre la base de los tres indicadores establecidos y sus correspondientes criterios de
evaluación. En la medida en que el proceso vaya transcurriendo va vaciando la información
recogida a partir de las características explicitadas en cada una de las posibles orientaciones.
A continuación se sugieren algunos instrumentos para la mediación de la comunicación, con el
objetivo de identificar logros y limitaciones de los sujetos en el acto comunicativo, que permitan
trazar estrategias para contribuir al logro de una adecuada comunicación.
Algunos de estos instrumentos, que a continuación se presentan, se refieren a cualidades que
caracterizan al buen receptor y al buen emisor, funciones ambas que deben estar presentes en un
buen comunicador. Estos instrumentos podrán ser respondidos de forma individual por los sujetos
implicados. Se insiste en la sinceridad de las respuestas, ya que no deben tener una intención
evaluativa propiamente.
Refiere Fernández (2002, p.50), que “En el desarrollo de una correcta comunicación es importante
la valoración personal del sujeto que se propone mejorar su comportamiento en situaciones
comunicativas. Aclarar y precisar cuáles son sus fortalezas y debilidades le permite asumir una
posición activa y consciente en el mejoramiento personal”; por tanto, se recomienda hacer uso
tanto de las fortalezas como de las debilidades determinadas en talleres de reflexión y en
situaciones grupales, pues desde lo individual permiten considerar los logros y dificultades más
frecuentes en el grupo.
Los logros están dados por el número de selecciones en la categoría Bien, mientras que las
dificultades están en las selecciones en las categorías Regular y Mal. El análisis posterior de las
recomendaciones que se ofrecen para las funciones de receptor y emisor permiten completar la
reflexión.
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TAPAS (Propuesto por Ortiz, 1996).
Instrucciones.
Escoja del círculo permanente de sus compañeros de comunicación, aquel con el cual no tiene ni las
más íntimas ni las más sinceras relaciones, pero sí buenas relaciones que se establecen en
condiciones favorables. Imagínese claramente a esta persona. A continuación se le van a mostrar
diferentes normas de conducta en la comunicación. Valore con ayuda de ellas las características de
su comunicación con el compañero elegido; para ello, por cada índice de comunicación debe elegir
una de las cuatro variantes de respuestas que le explicamos a continuación:
Variantes de respuestas:
1. Manifiesto este modo de comunicación.
2. Provoco esta conducta en el compañero.
3. Lo primero y lo segundo.
4. Ni lo primero ni lo segundo.
Escriba el número del índice dado al lado de la variante de respuesta con el compañero elegido.
Modos de conducta en la comunicación:
1. Animar la conversación, haciendo preguntas, manteniendo la atención.
2. Intercambio de opiniones, aunque sea de problemas difíciles.
3. Perderse al intentar explicar algo.
4. Se hace dificultoso encontrar un lenguaje común.
5. Interesarse por la vida del compañero.
6. Mantener libremente la conversación.
7. Mostrarse obstinado, disgustado en la discusión.
8. Manifestar conflicto, aversión.
9. Pedir consejos en el caso del problema que se discute.
10. Ayudar con éxito a resolver el problema que se discute y tender la mano en el momento
oportuno.
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11. Tener tendencia a evaluar constantemente la conducta del otro.
12. Esperar a que se le acerquen para conversar.
13. Apoyarse en el conocimiento previo de la persona para estrechar las relaciones
interpersonales.
14. Escuchar al otro, tratar de ponerse en su lugar.
15. Mantener con dificultad la conversación.
16. Evitar las cuestiones discutibles.
17. Tomar la iniciativa para acercarse a conversar.
18. No interesarse por la vida personal del compañero.
19. No perder la posibilidad de conversar.
20. Sentirse inhibido o tenso en la conversación.
21. Saber orientarse en la esencia del hecho o fenómeno al explicarlo.
22. Encontrar un lenguaje común.
23. Negar sus debilidades, justificar sus errores.
24. Evitar pedir consejos sobre cuestiones discutibles.
25. Comunicarse con los conocidos solo al tener necesidad.
26. Manifestar afabilidad, cortesía y sensibilidad.
27. Mostrarse razonable, benevolente y justo en la discusión.
28. Intentar obtener beneficio del conocimiento previo de la persona.
29. Reconocer sus debilidades, ser autocrítico.
30. No proponer ayuda.
Gracias por su colaboración.
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Calificación del TAPAS.
Existen ítems directos e inversos. Los directos incluyen los aspectos positivos de la comunicación, y
los inversos, los negativos. Como se plantea en las instrucciones, existen variantes de respuestas
para cada ítem, cada una posee un valor en dependencia de si es directa o inversa.
DIRECTA. INVERSA.
Respuestas. Valor. Respuesta. Valor.
1 +1 1 -1
2 +1 2 -1
3 +2 3 -2
4 -2 4 +2
Procedimiento: se suma algebraicamente la puntuación obtenida por el sujeto, se obtiene la media
aritmética y se lleva a la siguiente clave:
- De -2 a -1,50: Muy bajo nivel de comunicación media.
- De -1,49 a -1: Bajo nivel de comunicación media.
- De -0,99 a -0,50: Nivel medianamente bajo de comunicación media.
- De - 0,49 a 0: Tendencia negativa en la comunicación.
- De +0,01 a +0,50: Tendencia positiva en la comunicación.
- De +0,51 a 1: Nivel medianamente alto de comunicación media.
- De +1,01 a +1,5: Alto nivel de comunicación media.
- De +1,51 a 2: Muy alto nivel de comunicación media.
Evaluación de la calidad de escucha (Propuesto por Fernández, 2002).
Objetivo: Evaluar, a través del autoreporte, el comportamiento en la situación de escucha.
Antecedentes: Se toma como referente el estudio de las normas o reglas para una buena escucha,
estudiadas fundamentalmente en las funciones de dirección, pero transferibles a otras situaciones.
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Recomendaciones para su empleo: Se aplica en forma individual. Una vez concluida la aplicación
pueden hacerse reflexiones en grupos acerca de las dificultades detectadas, y posteriormente, la
orientación sobre las normas para una buena escucha.
Frecuentemente. A
veces.
Casi
nunca.
Espero a que el otro haya terminado para responder.
Si el otro vacila, lo animo a que continúe.
Puedo olvidar los prejuicios y opiniones que tengo sobre otra
persona para analizar objetivamente lo que me dice.
Termino de escuchar lo que me dicen aunque ya sepa lo que
voy a contestar.
Dejo hablar al otro aunque se repita o desvíe del tema.
Soy paciente durante el diálogo.
Miro al rostro del otro mientras me está hablando.
Elaboro mi juicio sobre la conversación al final de la misma.
Dedico todo el tiempo que sea necesario para escuchar a
otros.
Trato de comprender el sentido de las palabras atendiendo al
contexto de lo que se habla.
Me esfuerzo por "ponerme en la piel" del que me está
hablando.
Respeto las ideas y opiniones de otros.
Puedo conservar la calma aunque el otro esté excitado o
alterado.
Soy capaz de percibir los sentimientos del otro aunque no los
exprese abiertamente.
Dejo hablar sin interrumpir.
Presto atención al que me habla sin distraerme en otras cosas.
Animo al que me habla con una sonrisa o gesto de apoyo.
Hago preguntas para asegurar que he comprendido bien.
Escucho atentamente en vez de ir elaborando mi respuesta.
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Procedimiento: Otórguese 3 puntos por aquellos ítems que marcó frecuentemente, 2 puntos por los
que señaló a veces, y 1 punto por los que marcó como casi nunca. Ubíquese en la categoría según
corresponda la puntuación obtenida: Bien (35-45) Regular (34-28) Mal (0-27). Tenga en cuenta
los ítems que marcó a veces o casi nunca y haga una valoración al respecto.
Evaluación de la calidad de buen emisor (Propuesto por Fernández, 2002).
Objetivo: Evaluar a través del autoreporte el comportamiento en la situación de emisión.
Antecedentes: Se toma como referente el estudio de las normas o reglas para una buena misión,
estudiadas fundamentalmente en las funciones de dirección, pero transferibles a otras situaciones.
Recomendaciones para su empleo: Se aplica en forma individual. Una vez concluida la aplicación
pueden hacerse reflexiones en grupos acerca de las dificultades detectadas y posteriormente la
orientación sobre las normas para una buena emisión.
Frecuentemente. A
veces.
Casi
nunca.
Permito que me interrumpan cuando estoy hablando.
Cuido la pronunciación de las palabras para que se entienda bien lo
que digo.
Utilizo un vocabulario que se corresponda con el nivel de mi
interlocutor.
Evito las ironías, burlas al dirigirme a otros.
Miro al rostro de la persona a quien me dirijo.
Observo al otro para apreciar si comprende lo que digo.
Hablo en un tono de voz adecuado, ni muy alto ni muy bajo.
Reflexiono acerca de lo que voy a decir, para organizar mis ideas.
Señalo los aciertos y logros de las personas que me rodean en el
momento preciso.
Puedo conservar la calma aunque el otro se muestre excitado.
Me agrada expresar mis criterios ante los demás.
Respeto las ideas y opiniones de los otros aunque no las comparta.
Pido opiniones y criterios de los demás acerca de lo que planteo.
Cuido la entonación de mis palabras, así como los gestos y la
mímica facial.
Me esfuerzo por ponerme en el lugar del otro para hacerme
entender mejor.
Soy preciso y directo sin dar rodeos innecesarios.
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Procedimiento: Otórguese 3 puntos por aquellos ítems que marcó frecuentemente, 2 puntos por los
que señaló a veces, y 1 punto por los que marcó como casi nunca. Ubíquese en la categoría según
corresponda la puntuación obtenida: Bien (38-48) Regular (37-31) Mal (0-30). Tenga en cuenta
los ítems que marcó a veces o casi nunca y haga una valoración al respecto.
CONCLUSIONES.
En la formación de la personalidad, la comunicación juega un importante papel: mientras más
ricas y variadas sean las relaciones que establece el ser humano con la realidad y con los demás,
más polifacéticas, profundas y desarrolladas será su personalidad.
El acercamiento a los fundamentos teóricos de la comunicación, con un enfoque dialéctico
materialista, permite revelar sus particularidades y comprender que más allá de las divergencias
existentes respecto a la explicación de su naturaleza y su origen, se abre un campo en el que es
posible avanzar en pos del establecimiento de las precisiones, tanto teóricas como prácticas, que
expresan el desarrollo ascendente que caracteriza las investigaciones en esta dirección, en la que
aún queda mucho terreno por explorar, todo en función de un desarrollo humano sostenible.
La propuesta de indicadores, criterios evaluativos e instrumentos para la mediación de la
comunicación constituye un acercamiento al tratamiento de este importante factor de desarrollo
humano, imprescindible para el cabal desenvolvimiento del ser humano en sociedad.
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295-304. Revista Española de Pedagogía, Julio-Septiembre, Madrid.
DATOS DE LOS AUTORES:
1. Greccy Castro Miranda. Licenciada en Educación en la Especialidad de Biología,
Especialista de Postgrado en docencia de Psicología y Pedagogía, y Máster en Ciencias de la
Educación. Profesora Auxiliar del Departamento Pedagogía-Psicología, Universidad de Las
Tunas. Jefa de la carrera de Pedagogía-Psicología. Correo electrónico: [email protected]
2. Grechel Calzadilla Vega. Licenciada en Letras y aspirante a Doctora en Ciencias Pedagógicas.
Segunda Jefa del Departamento Español-Literatura y Profesora Asistente de la Disciplina
Estudios Lingüísticos, Universidad de Las Tunas. Correo electrónico: [email protected]
3. Alina Karec González Rodríguez. Licenciada en Educación en la Especialidad de Biología,
Especialista de Postgrado en docencia de Psicología y Pedagogía, y Máster en Ciencias de la
Educación. Profesora Auxiliar del Departamento de Pedagogía-Psicología, Universidad de Las
Tunas. Profesora Principal de año académico en la carrera de Pedagogía-Psicología. Correo
electrónico: [email protected]
RECIBIDO: 5 de mayo del 2017. APROBADO: 29 de mayo del 2017.