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159 SALDVIE n.º 5 2005 pp. 159-175 ROCA Y AGUA. EL CONDICIONAMIENTO DEL ENTORNO Y EL DESARROLLO HISTÓRICO DE LA CIUDAD DE HUESCA JOSÉ ANTONIO CUCHÍ* LOURDES MONTES** JULIA JUSTES*** IGNACIO LAFRAGÜETA**** RESUMEN: La evolución histórica de la ciudad de Huesca ha sido condicionada por diversos fac- tores ambientales entre los que se cuentan las disponibilidades de agua, siempre limitada, y de roca. Esta última actúa como soporte físico de la ciudad y ha sido utilizada como material de construcción de diversas edificaciones. En este trabajo, se analiza la presencia de agua y de piedra en el entorno de Huesca, esbozando algunos sistemas de explotación de ambos recursos en el desarrollo histórico de la ciudad. PALABRAS CLAVE: Huesca, desarrollo urbano, geología, hidrología, aguas subterráneas. ABSTRACT: The historical evolution of the city of Huesca has been conditioned by several envi- ronmental factors such the water availability, always limited, and rock. The later acts as the physical support of the city and has been used in the construction of several buildings. The present paper analy- zes the presence of water and rocks in the surroundings of Huesca, and points out at the exploitation systems of both issues for the historic development of the city. KEYWORDS: Huesca, urban development, geology, hydrology, groundwater. * Departamento de Agricultura y Economía Agraria. Escuela Politécnica Superior. Carretera de Cuarte s/n. 22071-Huesca. [email protected] ** Departamento de Ciencias de la Antigüedad. Facultad CC. Humanas y de la Educación. Plaza Universidad, 3. 22071-Huesca. [email protected] *** C/ Rector Sichard 1, 2º. 22003-Huesca. [email protected] **** Toposca. Coso Alto, 34. 22003-Huesca. nlafragueta@hot- mail.com Introducción Desde hace más de 2000 años, el casco anti- guo de Huesca se asienta a orillas del río Isuela, sobre un cerro testigo que domina la llanura cir- cundante Desde el momento de la elección del cerro por sus primeros pobladores ha existido una interacción entre el hombre y su entorno. El aprovechamiento de los recursos naturales y la corrección, en lo posible, de sus deficiencias forman parte de la historia de Huesca. Geología e hidrología, roca y agua son parte de la historia de esta ciudad. En los últimos decenios, en el casco urbano y alrededores de la ciudad, se han realizado nume-

ROCA Y AGUA. EL CONDICIONAMIENTO DEL ENTORNO ...159 SALDVIE n.º 5 2005 pp. 159-175 ROCA Y AGUA. EL CONDICIONAMIENTO DEL ENTORNO Y EL DESARROLLO HISTÓRICO DE LA CIUDAD DE HUESCA JOSÉ

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SALDVIE n.º 5 2005pp. 159-175

ROCA Y AGUA. EL CONDICIONAMIENTO DEL ENTORNOY EL DESARROLLO HISTÓRICO DE LA CIUDAD DE

HUESCA

JOSÉ ANTONIO CUCHÍ*LOURDES MONTES**

JULIA JUSTES***IGNACIO LAFRAGÜETA****

RESUMEN: La evolución histórica de la ciudad de Huesca ha sido condicionada por diversos fac-tores ambientales entre los que se cuentan las disponibilidades de agua, siempre limitada, y de roca.Esta última actúa como soporte físico de la ciudad y ha sido utilizada como material de construcciónde diversas edificaciones. En este trabajo, se analiza la presencia de agua y de piedra en el entorno deHuesca, esbozando algunos sistemas de explotación de ambos recursos en el desarrollo histórico de laciudad.

PALABRAS CLAVE: Huesca, desarrollo urbano, geología, hidrología, aguas subterráneas.

ABSTRACT: The historical evolution of the city of Huesca has been conditioned by several envi-ronmental factors such the water availability, always limited, and rock. The later acts as the physicalsupport of the city and has been used in the construction of several buildings. The present paper analy-zes the presence of water and rocks in the surroundings of Huesca, and points out at the exploitationsystems of both issues for the historic development of the city.

KEYWORDS: Huesca, urban development, geology, hydrology, groundwater.

* Departamento de Agricultura y Economía Agraria. EscuelaPolitécnica Superior. Carretera de Cuarte s/n. [email protected]** Departamento de Ciencias de la Antigüedad. Facultad CC.Humanas y de la Educación. Plaza Universidad, 3. [email protected]

*** C/ Rector Sichard 1, 2º. 22003-Huesca. [email protected] **** Toposca. Coso Alto, 34. 22003-Huesca. [email protected]

Introducción

Desde hace más de 2000 años, el casco anti-guo de Huesca se asienta a orillas del río Isuela,sobre un cerro testigo que domina la llanura cir-cundante

Desde el momento de la elección del cerropor sus primeros pobladores ha existido una

interacción entre el hombre y su entorno. Elaprovechamiento de los recursos naturales y lacorrección, en lo posible, de sus deficienciasforman parte de la historia de Huesca. Geologíae hidrología, roca y agua son parte de la historiade esta ciudad.

En los últimos decenios, en el casco urbano yalrededores de la ciudad, se han realizado nume-

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Figura 1. Variante norte de Huesca: corte geológico. Figura 2. Paleocanal de arenisca en el límitemunicipal Huesca-Quicena (N-240).

Figura 3. Arenización de sillares en “nido de abeja”.Castillo de Montearagón.

Figura 4. Huesca, transmuro: estratos de areniscatallados.

Figura 5. Torre de La Piedra: restos de un paleocanalde areniscas canteado.

Figura 6. Restos de cantera en la ermita de SanPedro Mártir (Quicena).

1 Además de torrentes de dimensiones moderadas, que formaronlos mallos de Salto de Roldán y San Martín de la Valdonsera, exis-tieron, durante Oligoceno-Mioceno, dos grandes ríos que forma-

ron grandes conos fluviales. Uno al oeste, con ápice a la altura deBiel, y otro al este, en Alquézar.

rosas zanjas, calicatas y excavaciones para obrasde todo tipo, en ocasiones acompañadas por tra-bajos arqueológicos o sondeos geotécnicos.Fruto de diversas visitas y trabajos, sobre todo enlas excavaciones arqueológicas, se han extraídoalgunas observaciones sobre geología e hidroge-ología cuya síntesis puede tener utilidad parainterpretar aspectos de la historia de la ciudad.

No se pretende con ello hacer una revisióndel desarrollo urbanístico de la ciudad, ni de suevolución histórica, ni tan siquiera un examende sus restos arqueológicos. Hay obras y autorespara ello a los que remitirse. Sirvan de ejemplosdestacados la síntesis que precede a la publica-ción de A. y J. Naval sobre Huesca en el sigloXVIII (1978); la más reciente revisión de susamurallamientos por A. Naval (1997); los suce-sivos capítulos que conforman la historia de laciudad de Huesca en la obra coordinada por C.Laliena (1990) y, finalmente, la síntesis de N.Juste (1995) sobre la arqueología urbana hastala fecha de su publicación, obra que poco a pocova perdiendo actualidad por razones evidentes.Una sucinta actualización ha sido recientementerealizada por Juste y Turmo (2004).

Para el enfoque del presente trabajo se utili-zan algunas referencias bibliográficas muy con-cretas, a modo de ilustración de las propuestasinterpretativas que pretenden tener un caráctergeneral, y por consiguiente, detenerse en pocosdetalles. La tarea última de encajar este marcoglobal, en cada caso, habrá de hacerse en estu-dios posteriores de corte arqueológico o histó-rico.

Geología del entorno de Huesca

El casco antiguo de Huesca está situadosobre un cerro testigo del Mioceno continentalde la cuenca del Ebro, acompañado por loscerros satélites de San Jorge, Las Mártires,Loma Verde y otros. Están formados por unaalternancia de estratos subhorizontales de capaslimo-arcillosas (salagón) y niveles de areniscasde color pardo. Se han originado por litificación

de los sedimentos, arcillas y arenas, que deposi-taron ríos de origen pirenaico1 -hoy desapareci-dos- al llegar al pie de un Pirineo entoncesrecién formado. Estos depósitos no han sufridoacontecimientos tectónicos importantes poste-riores. Conservan su horizontalidad originalaunque presentan diaclasas verticales, de tipodistensivo, visibles por ejemplo, en las areniscasdel camino viejo de Fornillos.

Los estratos de salagón pueden llegar a ladecena de metros de espesor. En superficie sonde color pardo. En fresco muestran una alter-nancia de colores, rojos, grises y pardos demenor espesor. En seco es difícil de picar, por sudureza y rompe en masas poliédricas caracterís-ticas. En húmedo es blando, plástico y pegajoso.Tampoco es fácil de excavar. Poco permeable seerosiona con facilidad formando regueros y cár-cavas, como se ve en los cortes de la variantenorte (figura 1). Sus acumulaciones secunda-rias, naturales o antrópicas son de un colorpardo homogéneo y no presentan la laminacióncaracterística parental. También se le denomina,coloquialmente, salagón y, en algunos casos, esfrancamente difícil diferenciar entre materialoriginal y transportado.

La arenisca se presenta en estratos que nosuelen superar, en el entorno de Huesca, el metrode espesor. Localmente se engrosa en paleoca-nales, antiguos cauces lineales excavados en laarcilla, que se han rellenado de arena y poste-riormente recubierto por arcillas. Dan bancos dearenisca cuyo espesor puede hasta llegar hastalos 5 metros. Un ejemplo se ve en el corte de laN-240, en el límite entre los términos municipa-les de Huesca y Quicena (figura 2). La roca tienecemento calcáreo y arenas calizas, con unpequeño porcentaje de granos silíceos y minera-les silicatados. Menos erosionable que el sala-gón, es muy visible en las canteras de Fornillosy en Pebredo, formando tramos verticales, sepa-rados por los taludes más suaves de salagón. Laerosión de las arcillas produce el descalce de losniveles de arenisca con fracturas de tipo gravita-torio y descenso de bloques por las laderas. Laarenisca es bastante más permeable que el sala-

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Municipal, el campus de la Escuela Politécnicay Walqa, donde las gravas presentan mayortamaño, espesor y cementación.

Otra consecuencia del proceso erosivo fue elencajamiento de la red fluvial responsable delvaciado de la Hoya de Huesca. Es una historiacompleja con diversas capturas y modificacio-nes de dirección de flujo, entre las cuencas delGuatizalema y Gállego. Así ha sucedido con lascabeceras de la Violada y Valdabra y, especial-mente, con el antiguo cauce del Flumen que dis-curría por Loporzano hacia el Guatizalema,como ya fue señalado por Rodríguez Vidal(1986).

En el entorno inmediato de Huesca, por eloeste y sur del cerro se encuentra un paleocaucedel río Isuela, encajado entre aquel y el cerro deSan Jorge. Discurre por la zona de Juan XXIII,Parque Miguel Servet y Los Olivos hacia Salas,con un relleno importante de gravas que superalos 10 metros de espesor. En algún momentoimpreciso se abrió un paso entre los actualescerros del casco antiguo y Las Mártires. ElIsuela se desvió hacia su actual cauce por lazona nordeste donde recibe a los barrancos delDiablo, conocido en el pasado del Tejar, y LaAlfándiga. Los rellenos de grava, en este tramo,tienen menor entidad que en la zona oeste y apa-recen recubiertos de limos más recientes aporta-dos por los barrancos citados.

Existen numerosos depósitos de limossecundarios en la Hoya. De color pardo, puedenalcanzar un espesor de hasta 10 metros. Sonfácilmente erosionables y relativamente imper-meables.

Rodríguez Vidal (1986) señala la presenciade restos cerámicos en depósitos de limos holo-cenos entre Lienas y Apiés, en Puibolea y al piedel escarpe de las canteras de Fornillos yMontearagón. Un ejemplo, evidente y cercano,de estos importantes arrastres recientes es elmodesto acueducto romano de Quicena, hoyenterrado bajo algunos metros de limos.Actualmente se encuentra dentro de los riegosde la Ribera del Flumen. La parcelación de unaparte de estos tienen un aceptado origen romano

gón y permite la infiltración y movimiento deagua a su través. Este flujo del agua, y la preci-pitación de sales, favorecen la arenización conformación de cavidades muy típicas en nido deabeja (figura 3) y tafones. Este paisaje geoló-gico, de areniscas y salagón, forma una ampliafranja al pie del Prepirineo. En la Hoya se man-tiene hasta las canteras de Almudévar, dondealgunos estratos de caliza, de modesto espesor,han resistido la erosión con cierta eficacia.

El relieve actual comenzó a generarse a par-tir de la apertura del Ebro hacia el mar, haceunos 6 millones de años, cuando se inició unpotente y complejo proceso de erosión. Unaconsecuencia fue la formación de una serie deglacis pleistocenos que descienden en suaverampa desde el Prepirineo, recubriendo losmateriales del Mioceno con gravas que puedenalcanzar hasta una decena de metros de espesor.Estas son muy permeables, aptas para albergaracuíferos modestos sobre el salagón impermea-ble. Por efecto edáfico y evaporación en zonasde afloramiento freático forman costras conglo-meráticas conocidas localmente como malla-cán.

Estas rampas2 se escalonan en varios niveles(Rodríguez Vidal, 1986). Este autor, cuyo tra-bajo es referente para comprender la zona, sitúala cima del cerro de Huesca dentro del glacis 5,el más alto del Somontano oscense. Con unapendiente del 2-3%, y muy recortado por la ero-sión, forma también la superficie de las lomasplanas de Jara, Loma Larga y Las Mártires. Esun depósito muy modesto, que rara vez superalos 2 metros de espesor, formado por gravas deunos 5 cm. de dimensión mayor. Normalmenteaparecen sueltas y sólo muy localmente se pre-sentan cementadas. Así aparecen en LasMártires y en recientes excavaciones arqueoló-gicas en las calles de La Zarza y Dormer, entrelas plazas de la Catedral y de la Universidad.Tarrats (1985) al levantar el mosaico encontradoen el solar del antiguo Hospital de NuestraSeñora de la Esperanza, señala que se encuentrasobre mallacán. Esta rampa es más antigua quela superficie del glacis 3, que alberga en lasinmediaciones de la ciudad el Cementerio

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2 Cuando quedan en alto, por efecto de la erosión, se conocenlocalmente como sasos.

como señalan Ariño (1991) y Juste (1997).Posiblemente tenía una función agrícola aunqueno puedan descartarse otros usos3.

De forma genérica se relacionan estos depó-sitos con avenidas torrenciales, entre los siglosXIII y XVIII4, por lluvias intensas sobre laderasy cuencas. Sugieren una intensificación de laerosión por efecto de la agricultura desde laépoca iberorromana, y sobre todo en épocamedieval, agravada por el sobrepastoreo y reco-gida de leña o cualquier otro elemento combus-tible para uso doméstico, panaderías, tejares,alfares y otros usos. Sin embargo hay depósitossimilares más antiguos. Así, Montes y col.(2000) señalan la existencia de restos del neolí-tico en unos depósitos de limos cerca deSamitiel, en Ayerbe.

Al pie del cerro de Huesca, estos depósitosde limos tienen puntualmente cierta importan-cia. Al norte y nordeste del casco antiguo serelacionan con los aportes de los barrancos deManjarrés, el Diablo y Alfándiga. Por ejemploson importantes en Jara, Las Miguelas y en lapiscina de Almériz. En el pie y laderas de lascercanías del cerro del casco antiguo, estosarrastres tienen un origen local y, en parte almenos, pueden estar relacionados con activida-des humanas.

Esto es evidente en solares situados en laladeras del cerro de Huesca, donde aparecendepósitos secundarios de materiales finos, quepueden estar acompañados por gravas proce-dentes del desmantelamiento del glacis superior.Estos depósitos de ladera pueden ser naturales,previos a la ocupación humana del cerro. Sinembargo hay indicios, por ejemplo en la callePedro IV, que hacen sospechar una intensa laborde explanación en la zona superior, en el áreaentre las plazas de la Universidad (Zuda /Universidad de Huesca / Museo) y de laCatedral (Templo romano / Mezquita / Catedral

y Ayuntamiento), por la simple eliminación,ladera abajo, de los materiales sobrantes. Suobservación se complica por la construcción demuros de contención de tierras que formanterrazas para viviendas y huertos intraurbanos,siguiendo las curvas de nivel. Este aterrazado deépoca incierta, que ya pudo iniciarse en épocaiberroromana, aún existe. Condiciona, y a suvez es consecuencia de un trazado callejero con-céntrico en casi todo el cerro, excepto en laladera sur, en torno a la iglesia de San Pedro elViejo, donde las calles se disponen de formamás anárquica (A. y J. Naval, 1978), quizás enrelación con el inicio del asentamiento urbano.

Como es conocido, la construcción de lasmurallas defensivas, romana y medieval, se rea-lizó con sillares de arenisca. Para la construc-ción de la muralla musulmana se recortó laladera, eliminando los limos secundarios quetienen una mala capacidad portante. Si se lle-gaba a la arenisca no hacia falta zapata que sí serealizaba en las zonas de salagón. Senac (2000).Los restos de la muralla actúan, en la actualidad,como un muro de contención, por acumulaciónde escombros y tierras por su zona interior. Esteproceso de relleno, en parte voluntario, proba-blemente comenzó a poco de su construcción5.

El recorte vertical de las zonas de areniscadel cerro permite obtener piedra y ahorra laconstrucción de parte de la muralla, como seobserva en las cercanías de la ultima torre(torreón del Amparo) que aún perdura. Huescaha sido una gran consumidora de sillares de are-nisca en las murallas, catedral y otros edificiospúblicos. Sólo en la construcción de la murallamedieval se debieron emplear más de 90.000metros cúbicos de piedra6.

La roca se aportó desde muchas canteras.Probablemente se comenzó extrayendo piedraen las laderas del propio cerro. Una posible ubi-cación es la antigua Residencia de Niños, como

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3 Es sugerente pensar cuál pudo ser el impacto inmediato de laconstrucción del castillo de Montearagón, que domina los azudesde la Ribera y Tierz, sobre la economía de la Huesca musulmana. 4 Corresponde con una fase de enfriamiento, conocida como laPequeña Edad de Hielo, que hizo crecer ligeramente los glaciarespirenaicos. 5 Este relleno provoca el empuje de las tierras sobre el muro, sobretodo en épocas de lluvia. Es posible que algunas de las torres exte-riores de la muralla actuaran también como contrafuertes, lo que

explicaría el elevado número de torreones (99) que tradicional-mente se cita6 Se obtiene esta cifra a partir de la estimación de una muralla conun desarrollo de 1800 metros de muro, de 3 metros de espesor y10 m. de altura, junto con las supuestas 99 torres de sección cua-drada de 5 por 5 metros de planta y 15 m. de altura. Esta cifra esconservadora dado que hay que añadir la roca perdida en la extrac-ción y tallado de sillares.

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Figura 7. Columnas de areniscas en la antiguaUniversidad de Huesca. (Foto P. Ayuso).

Figura 8. Losas de caliza en las cercanías de laermita de Santo Domingo (Almudévar).

Figura 9. Acueducto romano de Quicena.(Foto Mancomunidad de la Hoya).

Figura 10. Torre San Clemente: albercadistribuidora de agua.

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ya sólo se realizaron en piedra algunas fachadasexcepcionales como la Delegación de Hacienday la Subdelegación del Gobierno en la Plaza deCervantes10.

Hidrología superficial

Es evidente la importancia del agua en elentorno semiárido de Huesca, donde existe unaclara limitación natural de recursos hidrológi-cos. Para el abastecimiento de Huesca se harecurrido a las aguas de lluvia, superficiales ysubterráneas.

Las aguas de lluvia constituyen un recursomenor y esporádico, pero interesante. Pocosaljibes históricos se conocen en Huesca. Elmayor de los registrados estaba en el claustro dela Catedral y se encuentra señalado en el suelodel Museo Diocesano. Otro, menor, estaba en elantiguo convento de las Siervas de María, en lacalle de las Cortes. Juste y Turmo (2004) pre-sentan la imagen de una cisterna de origenromano en el solar de las calles Santiago yMonsieur Boyrie, sin especificar con qué aguase llenaba.

En el entorno de Huesca se han captadoaguas superficiales del Flumen, barrancosmenores y, sobre todo del Isuela. El sistema delFlumen arranca de un azud al pie del cerro deMontearagón. Desde el partidor del molino dela "Santeta", la acequia de la Ribera se dirigehacia el oeste. Pasa junto a Quicena y en tiem-pos salvaba un pequeño barranco mediante elcitado acueducto romano hoy sustituido (figura9). Uno de sus ramales, como muestra la Hoja286-I del mapa 1:25.000, llegaba al actual polí-gono industrial del SEPES, tras atravesar elcerro que limita Huesca y Quicena. Desaguabaen el Isuela. Otro aportaba aguas invernales a labalsa de la Torre del Polvorinero, por la cunetade la N-240.

sugiere el desnivel existente con la Ronda deMontearagón, la presencia de estratos cortadosen la base de la cercana muralla (figura 4), y laausencia de grava con presencia directa de are-nisca en los sondeos geotécnicos realizados ensu patio.

Después debieron de utilizarse canteras cadavez más alejadas Hay indicios en las Mártires,Monzú, Torre de la Piedra, Bajocuesta,Fornillos, Quicena, Montearagón, Tierz, Pe-bredo y Monflorite7. Una ubicación exhaustivade zonas de extracción de piedra supera el obje-tivo del presente trabajo. En general eran depoca entidad, aprovechando preferentemente lapiedra de mejor calidad8. El sistema extractivoera muy sencillo, cuarteando los bloquesmediante puntero, barrón y cuñas. El terreno delas canteras agotadas se reutilizaba para otrosusos, generalmente agrícolas. Ocasionalmentese dejaron testigos, quizás relacionados conusos defensivos medievales, como en la Torrede la Piedra (figura 5) y la ermita de San PedroMártir de Quicena, junto al camino viejo deHuesca (figura 6). Es interesante hacer notarque este último afloramiento y otras canterasfueron reutilizadas como parte de los sistemasde trincheras durante la última guerra civil.

Desde el siglo XVI, el uso de arenisca quedórelegado frente al ladrillo, con la excepción deelementos singulares en la iglesia de SanLorenzo y en la portada y patio (figura 7) de laUniversidad de Huesca9. A finales del siglo XIXse usó la caliza tableada de las canteras deAlmudévar (figura 8) en la Residencia de lasHermanitas de los Pobres, en el convento de lasSiervas de María, en la antigua residencia deJesuitas de plaza Allué, en Coso Alto 27-esquina calle Miguel Servet y en otros edificios.Por la modestia de los afloramientos su extrac-ción fue muy limitada en el tiempo. También seutilizó esta piedra en viales romanos del cascoantiguo (Dormer, Siervas). Con posterioridad,

7 Es posible que existieran lugares próximos a la ciudad donde serealizaba la compraventa de la piedra acarreada. Una posible zona,con un muro para carga, en arenisca y caliza de Almudévar, seencuentra en la ladera nordeste de Las Mártires.8 La calidad de la arenisca del entorno de Huesca es bastantemediocre. De hecho, en restauraciones recientes se utiliza areniscade canteras en Ayerbe y Murillo de Gállego. 9 Sorprenden las 32 columnas de su patio interior. Por su tamaño(3,9 metros de longitud ) y 0,6 de diámetro) y la calidad de roca,

no pueden proceder de canteras locales. El Padre Huesca indicaque se trajeron de Ortilla. Su transporte debió realizarse por elcamino maderero que unía el castillo de Ballestar, a donde llega-ban navatas por el Gállego, y Huesca.10 Como detalle singular, la arenisca rojiza del Garumniense, seutilizó en la valla del Parque Miguel Servet, canteada en el molinode Arguis, en las proximidades del puente del Escalar. (MarioMontes, comunicación personal).

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Figura 11. Ubicación los términos de riego más importantes del Pantano de Arguis.

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agua desde un azud situado a la altura deBanastás. La evolución de la superficie regadapor el Isuela debió de realizarse en varias fases.El agua disponible era siempre insuficiente paraatender las demandas de la tierra potencial-mente regable. Además, en un río como elIsuela, es evidente que un azud podía acaparartoda el agua del cauce y dejarlo seco, aguasabajo, durante un largo tramo.

Evidentemente, una parte importante del sis-tema de riego se encontraba fuera del cascourbano, pero la zona cultivada ha estado some-tida a un proceso de urbanización, documentadoya desde la conquista cristiana y que se ha dis-parado desde la segunda mitad del siglo XX. Elsistema de acequias entraba incluso dentro delperímetro amurallado. En las excavaciones desolares en Pedro IV (Lavaderos de San Julián) yCoso Alto 28 (edificio Simeón), Rey y col.(2000) identifican una acequia de aparente ori-gen iberorromano, dado que se encontró amor-tizada por un basurero con cerámica romanaimperial en los lavaderos de San Julián. Otrotramo de acequia de aspecto muy similar, y con-cordante topográficamente, se ha encontrado enlas recientes excavaciones de Coso Alto 40 (LosAlemanes) relacionada con una estructura cris-tiana tardomedieval, con arranque de arcos detipología apuntada, que respetaba su trazado enesa época. Al levantar esta estructura han apare-cido los restos de una acequia anterior, relacio-nada con materiales de época romana, quemostraría continuidad con la conducción de lossolares mencionados11.

Una característica de esta acequia es su sec-ción transversal rectangular, estrecha y pro-funda, que difiere de la habitual de los riegos deHuesca, más cuadrada. Maximiza el caudal yvelocidad, minimiza la sección y facilita la ins-talación de norias. Se han encontrado un altonúmero de cangilones (arcaduces de cerámicamusulmana), en los niveles arqueológicos de loslavaderos de San Julián y Coso Alto 40. La ace-quia, a sección llena, permite llevar un caudal de300 litros por segundo con una velocidad cer-

Los barrancos de Manjarrés y Alfándiga,aportaban esporádicamente un poco de agua alas zonas de la Magantina y Monzú, respectiva-mente. Las del último se guardaban en laalberca de Chirín, a donde también llegabanaguas del Flumen.

Entre Miquera y la Alguardia, en las cerca-nías de la Torre de San Clemente, situada alnorte del puente de la carretera de Huerrios, seencuentra una pequeña alberca completamenteaterrada, en sillares de arenisca y provista dedos partidores. Sugiere un intento abandonadode aportar agua desde Miquera y quizás, de laacequia entre Cortés y Loreto, realizado en unaépoca imprecisa (figura 10).

La aportación más importante de aguassuperficiales proviene del río Isuela, utilizadabásicamente para el riego. Prácticamente toda elagua del Isuela ha sido monopolizada desde laantigüedad por Huesca, a costa de otras locali-dades de la cuenca como relatan Asso (1798) yLaliena (1994). Su Concejo, responsable de lagestión de los riegos hasta inicios del siglo XX,realizó importantes inversiones en obras dederivación: los azudes de Nueno, Coliñenigue yAlmériz; la importante canalización de la ace-quia Mayor de Huesca desde Nueno a Cortés;los trasvases desde el río Flumen (acequia deBonés) y cuenca del Garona (acequia de LaBarza); las regulaciones en cabecera (construc-ción y recrecimientos de la presa de Arguis), yla construcción de albercas del intrasistema(Cortés y Loreto).

El desarrollo de este sistema de riegos tieneuna dilatada historia, que se refleja en su topo-nimia con raíces prerromanas, latinas y musul-manas. Como muestra la figura 11, a partir deCortés la zona regada se extendía fundamental-mente por el oeste y sur (términos de laAlguardia/Algüerdia, Lunes y Martes, Do-mingo, Coliñenigue, Forao y Alcoraz). Al estede la ciudad se encuentra el término delAlmériz, que lindaba con el barrio de SantoDomingo y San Martín. En la orilla izquierdadel Isuela, el término de Coliñenigue capta el

11 Cabe especular si esta acequia podría ser una de las menciona-das por el viajero árabe Al Udri. La segunda acequia que citapodría ser la que discurre por el Transmuro, a mayor cota que lade Almériz. Aún aparece representada en los detallados planos de

Casañal (1891), y arrancaba también, como la anterior, junto alconvento de Las Miguelas, en el Término de El Forao. Es curioso,por otro lado, que este viajero árabe considerara interesante rese-ñar las acequias y frutas de la huerta de Huesca.

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desde el conservado en la zona verde delPolígono 24 (figura 13) hasta Estiche. Ademásde los bombeos citados hay -o había- pozos enel Parque Miguel Servet, Torre del Matón, VillaAldanondo, Torres del Platanero y de Gastón,antigua central lechera Osca, y residencia delINSERSO.

Aguas arriba de Huesca, en las gravas ente-rradas bajo los limos transportados, se encuen-tra otro acuífero, muy modesto, que se alimentade filtraciones de lluvia, del barranco deManjarrés y de los sistemas de riegos deColiñenigue. Aflora en las fuentes de Marcelo,Jara y San Miguel, todas en la margen izquierdadel río. La figura 14 muestra el aspecto de estaúltima fuente cuyo edificio se arrumbó, en1925, para dar paso a la Granja de la DiputaciónProvincial. Sus aguas manan todavía junto alpuente de San Miguel. Se utilizaron durante laúltima guerra civil (Llanas, 1996) y todavía haypersonas que las utilizan esporádicamente.

Aguas abajo del puente de San Miguel, aambos lados del Isuela, hay otro acuíferomenor, en las gravas cubiertas por los limos delos barrancos del Diablo y la Alfándiga.Alimentaba los pozos de Tenerías, donde senecesitaba abundante agua en el curtido de pie-les y los alfares situados a la orilla de un cauce,normalmente seco en verano. Casañal (1891)presenta un pozo al norte del Isuela, a la alturadel actual Hospital Provincial. Cañardo (1908)refiere otros dos, encontrados al construir laResidencia de Niños. Relacionada con esta uni-dad hidrogeológica, y probablemente tambiénalimentada por filtraciones de la acequia y rie-gos del Almériz, estaba la fuente de San Martíno de Moros, situada al final de la calle Lanuza.Llanas (1996) cita que se clausuró durante laepidemia de cólera de 1885, al año siguiente dellegar el agua de Fuenmayor desde San Juliánde Banzo15.

cana a 0,5 m/s. Es un caudal importante quesobrepasa, con mucho, las necesidades de riegode los posibles huertos de la ladera occidentaldel cerro dado que muy cerca de su pie pasa otraacequia12. Es también mucha agua para unosbaños públicos y podría pensarse en un usoligado a algún mecanismo hidráulico.

Las aguas subterráneas

Además de las aguas de lluvia y superficia-les, en el entorno de Huesca, existen diversosacuíferos relacionados con los materiales geoló-gicos citados, y que se han utilizado en diversosmomentos en la historia de Huesca. Existenvarias unidades hidrogeológicas en la ciudad ysu entorno: cerro del Casco antiguo; orillas delIsuela; Banastas-Cillas-Miquera (ibones deYéqueda y Cillas, pozos de ATADES);Banariés-Cuarte y en Apiés. Además hay unacuífero profundo, surgente y salino, que semanifiesta en algunos pozos artesianos enEstiche y Monflorite. Un primera descripciónde estos acuíferos fue realizada por Cuchí yGimeno (1993).

De los diversos acuíferos del termino muni-cipal, el más importante está en un paleocaucedel Isuela, que circuló por el sector occidentaldel casco urbano. Recarga por lluvia y, sobretodo por pérdidas del riego13 y filtraciones delIsuela, aguas arriba de Huesca. Descarga en lasPaúles de Estiche y al mismo río, por debajo dela ermita de Salas. Históricamente se captaba enlas fuentes del Ibón, del Angel y de laAngascara14 y es posible que alimentara elestanque del jardín de Lastanosa. En la actuali-dad se bombea en numerosos edificios en lascalles de Ricardo del Arco, San Jorge y VicenteCampo, para evitar que inunde sótanos y gara-jes. El acuífero estaba jalonado por numerosospozos que permiten reconocer sus dimensiones,

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12 Incluso hoy día, entre Coso alto y la calle del Parque, corre laacequia de la Reja que todavía riega unos huertos en la Plaza deSan Antonio. 13 La importancia de la recarga del sistema de riegos se manifestódurante la ultima guerra civil. En 1937, por cesar los riegos, dis-minuyó el caudal de las fuentes del Ángel y del Ibón, principalsuministro de agua de los sitiados. La construcción de un azud enla zona de Morana, para el riego de una parte de la huerta occi-dental de Huesca, alivió esta situación. Cuchí (2005). 14 Madoz (1847), que conocía bien Huesca por haber estudiado ensu Universidad, menciona la existencia de "varias fuentes, que con

otras que brotan dentro de la c., junto a la tapia que la rodea, sur-ten al vecindario de buenas y escelentes (sic) aguas".15 Los acuíferos de Huesca son muy vulnerables a la contamina-ción y propensos a propagar enfermedades de transmisión hídrica.Madoz (1847) ya señalaba que "Las enfermedades más comunesson las tercianas y calenturas intermitentes, los reumatismos ytodas aquéllas conocidas en los terrenos cercados por todas partesde acequias y cauces de riego, como lo está el de la c. que nosocupa. Sin embargo el cólera morbo no invadió la pobl.; pero sí lascalenturas tifoideas, aunque no con tanta malignidad como enotras partes".

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Figura 12. Acequia en solar de Coso Alto, 40.Al fondo, en el muro, un pozo de época incierta.

Figura 13. Huesca, Polígono 24: pozo en zonaverde.

Figura 14. Ubicación de la desaparecida fuente de San Miguel. (Fototeca de Huesca).

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Figura 15. Pozo en la Plaza de Catedral. Figura 16. Pozo del antiguo Colegio Universitario.

Figura 17. Pozo-fuente en solar de la calle Dormer.

Figura 18. Pozo de Nunilo y Alodia. Calle SanSalvador.

Dentro del casco antiguo de Huesca, desco-nectado de los anteriores existe otro acuíferocon numerosas evidencias de aprovechamientohistórico como indican los numerosos pozos delcasco antiguo. Los más conocidos están en laplaza de la catedral y en el edificio del antiguoColegio Universitario (figuras 14 y 15). A citartambién la desaparecida "casa de los pozos",situada en el Temple, en la calle Arnedo, lospozos aparecidos en las excavaciones delCirculo Católico, los de Coso Alto 40 (figura12), los de los lavaderos de San Julián, etc.

Los puntos de agua señalados indican la pre-sencia de un pequeño acuífero, recargado porinfiltraciones de agua de lluvia y aportes antró-picos. El salagón actúa como nivel impermeabley el agua almacenada en la grava del glacis y losescombros, fluye ladera abajo hacia el Isuela ylos Cosos. Es un acuífero de tipo libre, muydependiente de la precipitación. Su máximoespesor saturado tiene que ser muy modesto, desólo algunos decímetros, y el tiempo de resi-dencia del agua es del orden de unos pocosmeses. Muros y murallas pueden realizanpequeñas retenciones de esta agua subterráneaque tradicionalmente se ha eliminado mediantedesagües y arvellones para evitar problema deestabilidad y excesivas humedades. Sinembargo, como es fácilmente visible, estosremedios no evitan que los rezumes arenicen lossillares cuando quedan al descubierto.

Aunque es evidente la pobreza del acuífero yla mala calidad de sus aguas, su presencia debióser importante en acontecimientos excepciona-les cuando las fuentes tradicionales de suminis-tro quedaban fuera del control de los oscenses.En este sentido hay que recordar el listado deasedios que ha sufrido la ciudad, finalizandocon el de la última Guerra Civil (agosto 1936-abril 1938).

En la actualidad gran parte de esta agua pro-cede de fugas del abastecimiento y saneamientourbano. Existen importantes filtraciones ensótanos de la plaza de López Allué16 y en edifi-cios del sector formado por las calles deVillahermosa, La Correría y Coso Bajo. Asíunos almacenes de tejidos drenan por gravedad

al alcantarillado mientras que los sótanos de unatienda de ultramarinos, un bar del Coso y otrosedificios requieren un sistema de bombeo paracontrolar el nivel de agua subterránea. En elcallizo de la calle Vidania, hace años, unafábrica de hielo usaba esta agua. También hayun nivel alto de agua bajo el convento de lasSiervas de María, en la plaza de la Catedral, quese controlaba mediante bombeo.

Sin embargo existen numerosos indiciosarqueológicos de sistemas de captación de agua,previos a la instalación del abastecimientopúblico a finales del siglo XIX.

De época romana es la fuente presente en elMuseo provincial, de la que se habla más ade-lante, y la estructura rectangular de C. Dormer(figura 17), cuya función estaría probablementerelacionada con el abastecimiento de agua a laciudad iberorromana. Esta estructura que seencontraba cubierta, además de alumbrar elacuífero recogía agua de lluvia de la vecina cal-zada, que entraba por sumideros y desgastabalos sillares de su pared sur. De confirmarse estafunción estaríamos ante el precedente más anti-guo de los numerosos pozos-fuente de la geo-grafía oscense.

Juste (1995) señala un pozo de esta época enun solar del Coso Alto. Esta autora refiere unelemento intrigante, también de época romana,el castellum aquae, aparecido en las excavacio-nes del solar del Temple. Se trata de una estruc-tura de relativamente grandes dimensiones, conun diseño propio para un funcionamiento encontinuo. Se considera alimentada por lluvia y,sobre todo, por agua de origen subterráneo, apartir de una fuente alimentada por el acuíferodel casco antiguo.

Sin embargo un balance del agua que esteacuífero puede ofrecer, sugiere que el caudalmedio de la fuente alimentadora debía de sermuy modesto dado que la única posible zona derecarga se encuentra entre el alto del cerro y elpunto de captación.

Suponiendo que la fuente se encontrabajunto al castellum, la superficie de recarga nopuede supera un cuadrado de 250 metros de

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16 Sin embargo no se detectó en sondeos geotécnicos realizadosjunto a la torre de San Pedro el Viejo.

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de San Salvador, dado que es improbable que searrojaran sus restos a un pozo útil19. De lamisma época es el brocal de la calle Dormer(figura 19), que se relaciona con una instalaciónindustrial, posiblemente una almazara. Poste-riormente se construyeron otras captaciones deagua como la fuente del siglo XVI en PlazaArista (figura 20).

Cercana a esta fuente hay una zona de aflo-ramiento de agua citada reiteradamente, que seencuentra en la costanilla de Lastanosa, junto ala iglesia de San Vicente el Real (LaCompañía). Iranzo (1986), citando el Libro delos Muros, señala que en 1446 la fuente situadaen ese lugar estaba seca. Aynsa (1619) habla deuna fuente encontrada al hacer la residencia delos Jesuitas y de otra, puesta en servicio en 1548como consecuencia de una gran sequía, en lasproximidades de la fuente de San Vicente elBajo: "mandando abrir la calle, la descubrierony hallaron un abrevador harto grande y en unapiedra de la fuente entallada la cabeza de unhombre y hurgando la boca acudió por ella muygrande cantidad de agua". Se ha especuladosobre la posibilidad que sea la pieza (figura 21)que se encuentra en el museo de Huesca(Montes y Mazo, 1987). No es la única curiosi-dad con respecto a este punto dado que R. DelArco (1922) indica, junto a la puerta de la cos-tanilla, la existencia de "un pozo del que (ya deantiguo) se extraía agua por medio de unabomba encajada en la columna de un farol delalumbrado".

Conclusiones

Parece evidente que roca y agua han sidofactores de cierto importancia en el desarrollohistórico de Huesca. De la revisión efectuada yde los planteamientos que la acompañan, desta-can una serie de argumentos de validez genéricapara futuros estudios del desarrollo urbano de laciudad.

lado (6,25 hectáreas). Admitiendo una lluviaútil (aquella que se infiltra en el suelo) de 50mm. (10% de la lluvia media anual17), se obtieneque la recarga total anual es de 3125 m3. En elimposible caso de que se captara todo el flujosubterráneo, esto supondría un volumen diariode 8,5 m3. Es una reducida cifra, que cabe enuna cisterna cúbica de de 2,2 m. de lado, demanejo manual, y que no justifica una obracomo la citada.

También parecen excesivos, para los aportesde este acuífero, los sistemas romanos de tube-rías de agua, registradas en diversas excavacio-nes, que vuelven a indicar la disposición de uncaudal abundante y continuo.

En el momento actual no parece posible daruna explicación razonable a la alimentación deesta obra cuya funcionalidad sólo se justificaríamediante un aporte de agua superficial conti-nuo. La inspección de las curvas topográficasdel meticuloso plano de Casañal parece descar-tar una participación de la acequia del lado oestedel cerro.

Se puede plantear como hipótesis la existen-cia de un acueducto, parte acequia excavada enel terreno, parte en obra elevada, hoy totalmentedesaparecido. Sin embargo es difícil encontrarsu arranque, con la cota adecuada para accederal punto señalado, dado el encajamiento delIsuela, la exigüidad de los barrancos del Diabloy Alfándiga y la lejanía del Flumen. Otra hipó-tesis implicaría la presencia de una conduccióndesde la divergencia de acequias en el Foraocuyo nombre sugiere una galería subterránea18

de alguna importancia a través del cerro, con untrazado paralelo a la calle Desengaño. Esta posi-bilidad necesitaría un trabajo de topografía finay ser corroborada, o refutada, por los correspon-dientes trabajos arqueológicos.

De época musulmana son algunos de lospozos en los antiguos lavaderos de la callePedro IV. En el siglo IX debía de estar seco elpozo de Nunilo y Alodia (figura 18), en la calle

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17 Porcentaje habitual en este tipo de cálculos. 18 Túneles de modestas dimensiones son posibles en el subsuelodel cerro. Ricardo del Arco cita uno en la calle Desengaño.También hay un arranque de túnel en las excavaciones de la calleDormer. Por razones de construcción y mantenimiento son menoscreíbles las noticias que circulan a nivel popular sobre un pasadizo

entre la Catedral y Montearagón, o la cita de Aysa sobre un pasa-dizo que unía la zona de la Mezquita mayor con Cuarte, pero queya no existía en su época. 19 Este pozo se usó durante la guerra civil, recargado por las fuerteslluvias de 1936.

Hasta el siglo XV, la arenisca local cuya cali-dad general es bastante mediocre, fue la rocabase de la construcción en Huesca. A partir deentonces, no se volvió a utilizar la piedra salvoen elementos singulares de importantes edifi-cios, con la excepción del empleo de la calizalacustre de Almudévar, a finales del siglo XIX.

El agua, en Huesca, siempre ha sido escasa.Es posible que el poblamiento inicial del cerroutilizara las aguas de su acuífero aunque desdeépoca romana se haya recurrido para el riego alas aguas superficiales del Isuela a través de unsistema inteligente y complejo de acequias. Alpie del cerro, diversos acuíferos han constituidola principal fuente de agua de boca y usos indus-triales como tenerías y alfares.

En el casco antiguo se intuye un cuidadosouso integrado de aguas superficiales y subterrá-neas, probablemente elaborado a partir de lasduras experiencias de las periódicas sequías yacontecimientos excepcionales como los sitios.Las pruebas arqueológicas subrayan la impor-tancia de la acequia existente por el sector occi-

dental del cerro. El intrigante castellum aquaedel Temple da pie a conjeturas que deberán serrechazadas o comprobadas mediante la arqueo-logía.

En resumen este esbozo sobre la influenciade la geología e hidrogeología en la historia dela ciudad de Huesca, evidencia que el cascoantiguo y su entorno aún pueden ofrecer intere-santes temas de investigación.

Agradecimientos

Se agradecen las ayudas, comentarios y opi-niones de Javier Rey, María José Calvo, NievesJuste, Joaquín Naval, José Miguel Sanz, ElenaEscar, Joaquín Lizana, José Miguel Pesqué,Bizén d'o Río, Antonio Turmo, VicenteBaldellou, Pedro Ayuso, Fototeca de laDiputación Provincial de Huesca, MarianoAllué, Pedro Lafuente, Leopoldo Serena, CastorBelío y Mariano Ramón y familia.

Huesca, junio 2005

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Figura 19. Brocal de época islámica en el solar dela calle Dormer.

Figura 20. Plaza Arista: fuente siglo XVII.(Foto J. Rey).

Figura 21. Museo de Huesca: Fuente Iberorromana.

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