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Í NDICE PRESENTACIÓN 3 LAS FINANZAS MUNDIALES DEL AGUA EN EL SIGLO XXI MARIO MÉNDEZ ACOSTA 5 EL PALACIO DE LAS AGUAS: DE TANQUE A MUSEO PATRICIA MÉNDEZ 8 LA EMPRESA DE CAÑERÍAS DE PUEBLA, 1855-1882 DIANA BIRRICHAGA GARDIDA 13 EL REPARTO AGRARIO Y LA REDISTRIBUCIÓN DEL AGUA EN LA LAGUNA LOURDES ROMERO NAVARRETE 21 EL LAGO DE CHAPALA EN MÉXICO Y SU DESECAMIENTO KARL M. HELBIG 27 MEMORÁNDUM TÉCNICO: PUBLICACIÓN QUE TRASCENDIÓ A LAS INSTITUCIONES DEL AGUA MARÍA SOLEDAD GARCÍA SOSA 48 NOTICIAS DEL AGUA 51 NOTAS DEL PASADO 53 NUEVAS ADQUISICIONES DE LA BIBLIOTECA DEL AHA 56

Romero, N. Lourdes. El Reparto Agrario y la redistribución del agua en La Laguna

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ÍNDICE

PRESENTACIÓN 3

LAS FINANZAS MUNDIALES DEL AGUA EN EL SIGLO XXI

MARIO MÉNDEZ ACOSTA 5

EL PALACIO DE LAS AGUAS: DE TANQUE A MUSEO

PATRICIA MÉNDEZ 8

LA EMPRESA DE CAÑERÍAS DE PUEBLA, 1855-1882

DIANA BIRRICHAGA GARDIDA 13

EL REPARTO AGRARIO Y LA REDISTRIBUCIÓN DEL AGUA EN LA LAGUNA

LOURDES ROMERO NAVARRETE 21

EL LAGO DE CHAPALA EN MÉXICO Y SU DESECAMIENTO

KARL M. HELBIG 27

MEMORÁNDUM TÉCNICO: PUBLICACIÓN QUE TRASCENDIÓ

A LAS INSTITUCIONES DEL AGUA

MARÍA SOLEDAD GARCÍA SOSA 48

NOTICIAS DEL AGUA 51

NOTAS DEL PASADO 53

NUEVAS ADQUISICIONES DE LA BIBLIOTECA DEL AHA 56

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PRESENTACIÓN

En estas líneas se hace una invitación a reflexionar sobre el uso y aprovechamiento de los recursoshídricos en México. Durante las últimas semanas se ha vivido la agitación de las elecciones federales;una vez pasado dicho evento, es necesario pensar en la importancia del agua en los proyectos políticos

nacionales, ya que resulta vital actuar debido a que se está presentando una serie de factores que ponen enalto riesgo el abasto de agua en el país: el incremento de la deforestación de bosques y selvas, la contamina-ción de ríos, lagos y mares y la falta de una cultura del agua son elementos que tarde o temprano conduciránal grave problema de la falta de agua, si no se les hace frente mediante políticas bien definidas.

El Boletín del Archivo Histórico del Agua, en su número 24, presenta una serie de investigaciones quepermiten entender el uso y aprovechamiento del agua en México. En el primer artículo, Mario Méndez escri-be no solamente acerca de la situación que enfrenta el planeta sino también sobre las medidas necesariaspara el cuidado y la conservación del agua en el globo; pone como ejemplo la oposición de los Estados Unidosa firmar los acuerdos de Kyoto que ha llevado a posponer una serie de medidas, lo que impactará fuertementeel desarrollo económico y ambiental de la Tierra a lo largo del siglo XXI. Qué mejor manera de entender lasinquietudes del ingeniero Méndez que observar el panorama mundial que presentamos en el número 23 delBoletín del Archivo Histórico del Agua. En México poco se ha hecho por planear y construir un museo delagua; en cambio, otros países han dado pasos agigantados, como en el caso del Museo de las Aguas quefinancia la Fundación AGBAR en Barcelona o el de la conformación del Palacio de las Aguas en Buenos Aires,Argentina, que nos presenta Patricia Méndez. Posteriormente, Diana Birrichaga analiza el abastecimientodel agua potable en Puebla, así como el uso y la construcción de cañerías entre 1855 y 1882 en dicho estado.A su vez, Lourdes Romero nos muestra en su trabajo cómo las legislaciones sobre agua de los años 1926, 1934y 1936 se aplicaron en la región lagunera, donde los ejidatarios, pequeños propietarios, usuarios de zonasfederales y municipios urbanos tuvieron relevancia importante. Además, se da a conocer el trabajo de KarlM. Helbig escrito en 1959, dirigido a geógrafos alemanes, que trata sobre el proceso histórico de la desecacióndel lago de Chapala, amén de las posturas de autores en favor y en contra de la desecación. Helbig describela utilización de dicho lago para aprovechar nuevos terrenos y para generar energía eléctrica y también tratael desequilibrio natural que sufrió el lago por los usos que se hicieron de él. Por otro lado, Soledad Garcíaescribe sobre la revista Memorándum Técnico, que ha sido una fuente importante de información para losingenieros mexicanos. Como ya es costumbre, aparece la sección Noticias del Agua, que esta vez se refiere aeventos que se llevarán a cabo en Egipto e Italia. En la sección Notas del Pasado, se incluyen reportes perio-dísticos de 1931 sobre la importancia del agua en la agronomía mexicana; de 1972, acerca de la existencia desuficiente agua para riego, y de 1974, sobre el desperdicio del agua destinada a la agricultura. Finalmente sepresentan las nuevas adquisiciones de la biblioteca del AHA.

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La decisión del gobierno de los Estados Unidos derepudiar los acuerdos de Kyoto de 1992 (FrameworkConvention on Climate Change: UNFCC), en los quese comprometía a tomar medidas para reducir la emi-sión de los llamados gases de invernadero a la atmós-fera, que incluyen primordialmente bióxido de car-bono (CO2), lo ha llevado a proponer una serie demedidas que impactarán fuertemente al desarrolloeconómico y ambiental del planeta a lo largo del sigloXXI. George W. Bush decidió cambiar la política deri-vada de esa reunión, que aceptaba que el calenta-miento global tenía que ser detenido, por otra queimplicaría hacer las inversiones necesarias para quetodos los países se adapten a cualquier costo a esecalentamiento, lo que implica llevar a cabo grandesinversiones en diversos proyectos, los cuales estándispuestos a financiar, en buena parte, los propiosEstados Unidos. Tales acciones incluyen sobre todoun gran impulso a la inversión en el desarrollo denuevas fuentes de abastecimiento de agua, progra-mas de conservación del recurso, de desalinización,de tratamiento masivo de las aguas residuales y deproyectos de irrigación a gran escala en el TercerMundo. La decisión de acudir a grandes erogacionesde recursos públicos e inversiones privadas se tomapara evitar que la industria petrolera y la automotrizque fabrica vehículos con motores de combustióninterna tengan que reducir o modificar sus modali-dades actuales de producción y se vean obligados ainvertir en desarrollo tecnológico para el ahorro decombustibles o para la sustitución de energéticos con-taminantes –petróleo, gas y carbón– por limpios, comoserían la energía solar, la eólica, la geotérmica o laadopción de celdas de hidrógeno.

La alternativa hubiera sido que el gobierno de losEstados Unidos estableciera un programa de subsi-

dios a la industria petrolera o a la automotriz; peroello representaría mayores obstáculos y costos polí-ticos para el gobierno estadounidense. El dinero re-querido es más fácil de conseguir en el congreso si seetiqueta para que países del Tercer Mundo, apoyán-dose en empresas estadounidenses y comprando sutecnología, desarrollen proyectos de irrigación o pro-tección ambiental controlados por empresas de Esta-dos Unidos.

En un libro sobre las perspectivas de la cienciaen el siglo XXI,2 el editor de la revista Nature, JohnMaddox, señala que la agricultura será el sector másafectado por el avance del calentamiento global enel siglo XXI. Una de sus predicciones es que la tempe-ratura de la masa continental de América del Nortese incrementará en la primera mitad del siglo XXIcasi dos veces más rápidamente de lo que lo hará latemperatura promedio de toda la superficie de la Tie-rra y que la precipitación en las zonas habitadas porla mayoría de la población humana va a declinar.Un estudio de 19913 sobre lo que les espera a losagricultores concluía que algunas cosechas podríanllegar a rendir lo mismo que hoy, o quizá hasta unpoco más –el maíz hasta podría beneficiarse de lamayor abundancia de CO2–, sólo si fueran irrigadascon una intensidad tal que hoy no se considera eco-nómica o rentable. Ello implica que el nivel de laproducción de alimentos pudiera mantenerse, pero“se presentaría un incremento sustancial en el costo,en especial, en la infraestructura requerida para elriego […] En las naciones pobres del mundo, dondeahora hay poca irrigación, resultaría improbable quese pudieran llevar a cabo adaptaciones similares enla práctica”.

LAS FINANZAS MUNDIALES DEL AGUA EN EL SIGLO XXI

Mario Méndez Acosta1

1 Comisión Nacional del Agua.

2 Lo que falta por descubrir, The Free Press, 1998.3 J.H. Ausubel, Nature, 350.

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Sin embargo, hay sectores que están muy cons-cientes de que, independientemente de las conse-cuencias ambientales de estas políticas, las mismasse van a impulsar y se van a realizar muy grandesinversiones en todo el mundo. Estos sectores conside-ran conveniente establecer desde ahora algún tipode mecanismo internacional de gestión de ese volu-men de recursos y que este dinero beneficie primor-dialmente a las empresas tecnológicas y de servicioshídricos de sus países o a las que están asociados fi-nancieramente.

En el documento denominado “Reporte del panelmundial para el financiamiento de la infraestructuradel agua”, un think-tank que encabeza Michel Cam-dessus, antiguo presidente del Fondo MonetarioInternacional (FMI), se hace una serie de propuestaspara obtener esos recursos y aplicarlos en el largoplazo. Todo el planteamiento se deriva de dos decisio-nes colectivas que se reproducen en la portada:

Como una de las metas de Desarrollo del Milenio para2015, los miembros de las Naciones Unidas se han com-prometido a reducir a la mitad la proporción de personassin acceso sustentable a agua potable segura.4

En la Conferencia Cumbre de la Tierra que tuvolugar en Johannesburgo en 2002, se llegó al acuerdoadicional de que para 2015 se reducirá también a la

mitad la proporción de personas sin acceso a serviciossanitarios básicos.

Tanto los Estados Unidos como la Unión Europeahan anunciado, en consecuencia, que cada uno mane-jará un total aproximado de 1 000 millones de dólarespara cumplir las metas establecidas, y otras adicio-nales, que se han fijado para 2025. El panel de Cam-dessus recomienda la creación de un fondo revol-vente, o varios fondos de préstamo, para financiarla preparación y la estructuración de costos de pro-yectos complejos, que incluyan la participación delsector privado y otras estructuras innovadoras. Elfondo se usaría para cubrir los costos legales, finan-cieros y técnicos de la asesoría para preparar y pre-sentar esos proyectos.

El documento de Camdessus ha despertado expec-tación y se convirtió ya en la guía sobre el tema en lareunión del G8 en Evian, que también ha incitado ala desconfianza y oposición de parte de muchos orga-nismos no gubernamentales y de algunos gobiernos,que consideran todo esto como un proyecto paraimpulsar la privatización de los sistemas de adminis-tración y dotación del agua. En este momento hay460 millones de personas cuyo abasto depende decorporaciones privadas y se espera que para 2015este número llegue a 1 160 millones de personas.Entre las más importantes de estas empresas estánVeolia (nuevo nombre de la empresa francesa Viven-di), la también francesa SAUR, la germana RWE y,desde luego, la multinacional gala Suez. Para SAUR,“las donaciones sustanciales y los préstamos blandosresultan imprescindibles para lograr los niveles de

“Hacienda el Pavo, Bocatoma del canal”, 1906, Hacienda el Pavo, Coahuila.AHA, Aprovechamientos Superficiales, c. 17, exp. 254

4 James Winpenny, “Financiando el agua para todos,” en “Re-porte del panel mundial para el financiamiento de la infraes-tructura del agua”.

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inversión requeridos. Es total la dependencia del cre-cimiento del sector del agua en el mundo en desarrollodel financiamiento blando y de los subsidios”. Sinembargo, la proyección que se hace de los requeri-mientos y las posibles disponibilidades financieraspara el siglo XXI es de tal magnitud, que se puede espe-rar que, de una u otra manera, haya recursos de sobrapara todos los esquemas. De hecho, los sistemas pri-vados han tenido mal desempeño, como le ocurrió ala empresa Suez, tanto en Buenos Aires como enManila, y todo indica que deberán hacer un esfuerzonotable para mejorar su servicio si desean que losapoyos de los gobiernos europeos en verdad les consi-gan un mayor porcentaje del mercado potencial.

Los recursos muy bien pueden asignarse priori-zadamente empleando alguna metodología analíticacuantitativa, por país y por región, como el llamado“índice de pobreza hídrica” (Water Poverty Index),que desarrolló Caroline Sullivan en el Centro de Eco-logía e Hidrología de la Universidad de Wallingford,en la Gran Bretaña.

Para los organismos estatales de desarrollo hi-dráulico, es el momento de desarrollar o desempolvarlos grandes proyectos de manejo del agua, de aprove-chamiento de fuentes postergadas, los de rehabilita-ción de acuíferos agotados o de aplicación de nuevastecnologías de potabilización, desalinización y trans-porte. Desde luego, esos recursos se asignarían depreferencia a quienes estén preparados, y un paíscomo México tiene la capacidad administrativa ytécnica para aprovechar esta coyuntura que, si bienha sido propiciada por motivos poco claros, no debeser desaprovechada.

Es evidente, por otro lado, que ésta no es una es-trategia óptima, se trata de un gran esfuerzo de desa-rrollo del sector del agua que puede ir a contrapelode los requerimientos reales de protección ambien-tal del planeta y que podrá convertirse en un graveproblema para las generaciones futuras, por lo quese hace necesario un análisis a largo plazo de loque ocurrirá en el planeta si se adopta la estrategiaambiental que impulsan los Estados Unidos.

“La presa vista de aguas arriba”, 1928, San Miguel del Mezquital, ZacatecasAHA, Aprovechamientos Superficiales, c. 578, exp. 8357

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A fines del siglo XIX, fueron muchos los factores queoperaron en la gran transformación urbana de Bue-nos Aires, Argentina; sobre todo destaca el impulsoque tomaron las redes de infraestructura. Hastaentonces, el sistema de suministro y evacuación deagua se efectuaba, en forma insuficiente, desde unpequeño tanque de hierro instalado en la plazaLorea2 o a través de aljibes domésticos. Entre 1870y 1880, estos recursos limitados habían entrado encrisis y demostraban ser obsoletos en virtud de lasoscilaciones poblacionales que padecía la ciudad:pestes de cólera y fiebre amarilla por un lado, y co-rrientes migratorias europeas arribadas al puertodel Río de la Plata en enormes contingentes por otro.

Aunque las demandas eran insistentes y las cues-tiones sanitarias imperaban en las decisiones oficia-les para una metrópoli encuadrada en el modelo depaís decimonónico, en mayo de 1884 se hizo efectivoel proyecto de erigir un “Gran Depósito Distribuidor”,y, por ley nacional de octubre de ese año, se autorizóel presupuesto de poco más de dos millones de pesospara su construcción. Para la realización de tan gran-de obra, esta nueva operación debía mostrar a la po-blación –además del interés del gobierno por lasacciones de higiene– “una construcción con caracte-rísticas monumentales y apariencia vistosa en armo-nía con los edificios de las inmediaciones”; para ellodebía erigirse en un terreno suficientemente cercanoa los filtros purificadores del barrio de la Recoleta ycontener, además, una cota superior a 72 pies sobreel nivel del río.

EL PALACIO DE LAS AGUAS: DE TANQUE A MUSEO

Patricia Méndez1

La construcción del depósito se inició en 1887,perduró hasta 1894 y coincidió con la etapa explosivade la Argentina agroexportadora, interesada en mos-trar al mundo la opulencia, el lujo y el esplendor de“una gran nación”, generados por la prosperidad eco-nómica del país. El lugar elegido para la instalaciónfue la manzana comprendida entre las calles Rio-bamba, Córdoba, Ayacucho y Viamonte; el proyecto,en estilo “segundo imperio”, fue elaborado por el inge-niero sueco Carlos A. B. Nyströmer, el arquitectonoruego Olaf Boye y la empresa británica Bateman,Parsons & Bateman, la cual Nyströmer representabaen Buenos Aires.

El partido arquitectónico ocupaba íntegramenteuna manzana; se desarrolló en una planta cuadradade 90 metros de lado, con un patio interior para venti-lación e iluminación de idéntico formato y de 17 me-tros por lado; tras los muros exteriores, revestidosen cerámicas policromas, se escondían en su interiornada menos que 12 tanques metálicos con capacidadpara 72 000 toneladas de agua potable. Ambas es-tructuras se diseñaron en forma independiente; porun lado, los paramentos de mampostería de ladrilloscon espesores que varían de 1.80 metros 0.60 metrosen su punto más elevado, y, por otro, el damero de180 columnas metálicas que sirve de apoyo a los tan-ques de agua dispuestos en los tres pisos superiores.

Estos tanques actuaban por gravitación y sumi-nistraron agua a la población hasta que otros depó-sitos de similar envergadura se instalaron en otrosbarrios de la ciudad. Así, en 1915, cuando se inauguróel reservorio de la zona de Caballito, el primer nivelde tanques del otrora Gran Depósito Distribuidor–ahora conocido como Palacio de las Aguas– fue des-mantelado y en su lugar se instalaron oficinas.

El Palacio de las Aguas se impone en el recorridode Buenos Aires por el cuidadoso trabajo de su perí-metro exterior. Sus muros están recubiertos por

1 Proyecto Patrimonio Histórico de Aguas Argentinas, S.A.2 Situado en el lado este de la actual Plaza de los Dos Congresos, eltanque tenía una capacidad de 2 700 metros cúbicos y hacia 1873sólo abastecía a 10% de la población total estimada en 350 000personas.

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170 000 piezas de cerámica y otro tanto de ladrillosvitrificados realizados en terracota premoldeada; es-tos elementos fueron provistos por la fábrica RoyalDoulton & Co. (de Londres) y la Burmantofts Compa-ny (de Leeds); su ensamble sigue la excelente docu-mentación gráfica diseñada por los proyectistas, quie-nes, siguiendo un sistema alfanumérico para ladisposición de los mismos, posibilitaron que a modode mecano de alta precisión se realizara el armado delas fachadas. La estabilidad que mantuvo esta obra através del tiempo y la riqueza visual que ofrece al tran-seúnte lo destacan como hito urbano en la ciudad de

Buenos Aires y como ejemplo de arquitectura indus-trial en el continente, circunstancias por las cualesfue declarado monumento histórico nacional en 1987.

El Museo del Patrimonio Histórico

A partir de 1993, cuando los servicios de distribuciónde agua brindados hasta entonces por Obras Sanita-rias de la Nación (OSN) fueron concesionados a AguasArgentinas, S.A., ésta se encargó también de difun-dir y proteger el patrimonio histórico cultural que

“El Palacio de las Aguas”, Monumento Histórico Nacional, Buenos Aires, Argentina

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la empresa estatal tenía bajo su tutela. En funciónde ello, en agosto de 1995, a través de un conveniocon el Conicet (Consejo Nacional de InvestigacionesCientíficas y Técnicas), nació el proyecto PatrimonioHistórico de Aguas Argentinas.3

Como producto de este convenio, se realizaron di-versas tareas desde el relevamiento e inventario delos edificios de valor histórico y de aquellos bienesmuebles con mayor interés para la historia sanitaria

hasta la puesta en marcha de un museo. El inventa-rio inmueble llevado a cabo recoge información demás de 200 edificios construidos entre 1880 y 1940,distribuidos tanto en la capital argentina como enel Gran Buenos Aires; otra de las tareas emprendidasfue la sistematización informática del conjunto do-cumental referido al Palacio de Aguas Corrientes(unos 800 planos originales) y a la planta de purifi-cación de agua –Establecimiento Potabilizador SanMartín–, conjunto que supera los 1500 documentos.

A partir de estas realizaciones, la prioridad fueretomar el antiguo Muestrario de Materiales y Arte-factos Sanitarios, recuperándolo con una nueva pro-puesta de museo.

Los primeros antecedentes de creación de un sitiopara muestrario de equipamiento sanitario aparecen

3 Este proyecto, dirigido por el arquitecto Ramón Gutiérrez, desa-rrolla trabajos de relevamiento, inventario, catalogación y valo-ración del patrimonio de la empresa. Desde mayo de 2003 estáintegrado por los arquitectos Jorge Tartarini –director del Museodel Patrimonio– y Patricia Méndez y Celina Noya –en el equipo deinvestigación–.

El “otro” edificio. Los distintos niveles de tanques, con pasarelas, columnas y vigas, cañerías, válvulasy demás instalaciones; todo en hierro. Museo Histórico de Aguas Argentinas, Buenos Aires, Argentina,

foto de Ernesto Sijerckovich y Gustavo Sosa Pinilla

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en 1934, en virtud de la cantidad de artefactos quelos fabricantes sanitaristas presentaban para suaprobación ante OSN. Este trámite,4 imprescindiblepara instalar en el mercado comercial un producto,proveyó al organismo estatal de un abanico de ele-mentos que incluía desde medidores de agua hastaplanos de concursos para el diseño de grifos. Confecha del 13 de marzo de 1888 figura la primera tra-mitación de estas aprobaciones; ellas se hacían deacuerdo con las normas del Reglamento Orgánicode la Oficina de Contraste, que sometía los materia-les a pruebas de resistencia de temperatura, de pre-sión, de desgaste, etcétera. Así, las muestras presen-tadas por los productores eran primero analizadasde acuerdo con sus planos, esquemas y su informefinal y luego estudiadas en laboratorios o talleres;además, el proveedor debía presentar a la empresatres modelos finales en escala 1:1, aplicando a losmismos el siguiente procedimiento: el primero, parasu prueba y análisis técnico exhaustivo; el segundose resguardaba como referencia para la empresa fa-bricante y la patente de éste, y el tercero para cote-jar con el posible modelo futuro perfeccionado y pre-sentado por idéntica empresa.

De este modo, el Depósito de Materiales fue cre-ciendo, y el ingeniero Enrique Dupont, el 29 de abrilde 1949, informó que la instalación provisoria delMuestrario de Materiales debía ser una verdadera“exhibición pública”; de allí se originó erróneamentesu primera denominación como “museo”, aunque unopodía encontrar elementos de interés para fabrican-tes, constructores, inspectores y también para estu-diantes que aprendían observando modelos descar-nados de la arquitectura.

La importancia que el Muestrario de Materialesadquirió con el tiempo, habida cuenta que en él seexponían los progresos en materia de saneamientointerior desde la creación de la Oficina de Obras deSalubridad hasta 1940, probó la necesidad de su reor-ganización. Sin duda, en 1958, con el empuje de Hi-ginio Benvedutti, jefe de la Sección de Aprobaciónde Artefactos, el museo toma fuerza y se concreta alexpresar sus intenciones de “preservar dentro delpatrimonio físico y espiritual de esta dependenciaestatal todo aquello que, con el paso del tiempo, vaadquiriendo caracteres históricos o documentales,y se les considere desde el punto de vista meramentesentimental o estrictamente tecnológico”.

Los elementos a los que Benvedutti hacía referen-cia se hallaban diseminados por cuanta dependenciade OSN existiera y se incluían en los instrumentoslegales que regulaban la actividad de la institución.Eran valiosos en cuanto potenciaban, por entonces,estudios futuros y constituían importantes eslabonesen la evolución de la ingeniería sanitaria argentina.Por distintas cuestiones, los intentos e iniciativasde creación de un museo como tal se pospusieron enreiteradas oportunidades y su resultado sólo fue unaacumulación de elementos dispersos en las distintasdependencias de la empresa OSN.

El Museo del Patrimonio Histórico de Aguas Argen-tinas, S. A.5 abrió sus puertas el 8 de octubre de 1996,ocupando el mismo sitio que el ex-Museo de MaterialesSanitarios, en el primer piso del Palacio de las Aguas.La sala se organiza a partir de una división virtual entres áreas, cuyo hilo conductor es el agua en su reco-rrido por la ciudad de Buenos Aires, la arquitecturadel Palacio de las Aguas, el servicio sanitario en lavivienda, las oficinas de OSN y las nuevas tecnologíasque proporciona Aguas Argentina S. A.

El itinerario se inicia con dos maquetas altimé-tricas de Buenos Aires. La más importante, por serla primera en su tipo, data de 1873 y fue realizadapor el ingeniero inglés Dawney para la Comisión deAguas Corrientes, Cloacas y Adoquinados de la ciu-dad (el antecedente más lejano de la actual AguasArgentinas). La otra, ejecutada en 1933, indica lascotas de altura de la ciudad presentando en relievelas cuencas de los desagües naturales de los arroyosque surcaban Buenos Aires (en nuestros días entu-bados o desviados de curso, cuando no desapareci-dos). Para ambos casos, variadas fotografías de ar-chivo completan la idea de provisión y desagüe deagua en la capital argentina.

A continuación, el visitante puede comprender elproceso constructivo del Palacio de las Aguas a travésde la exhibición de algunas de las 300 000 piezas deterracota que revisten las fachadas del edificio, acom-pañadas por planos a la acuarela e imágenes quemuestran el montaje de la obra.

Corresponde a este sector el área destinada a losconductores de agua que datan de principios del sigloXX: caños de grandes secciones y en materiales diver-

4 En 1887, la Comisión de Obras de Salubridad creaba la Oficinade Contraste que tenía a su cargo el ensayo y la aprobación demateriales y artefactos empleados en las obras.

5 La puesta en marcha del nuevo Museo del Patrimonio Históricode Aguas Argentinas, S.A. fue coordinada en su primera fasepor las arquitectas Diana Rosemberg y Patricia Méndez; el aseso-ramiento en documentación histórica estuvo a cargo de la licen-ciada Elisa Radovanovic, y los aspectos de patrimonio inmuebletuvieron como responsable a la arquitecta Celina Noya. En tanto,la ampliación del año 2001 corrió a cargo de los arquitectos JorgeTartarini y Celina Noya.

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sos (madera de algarrobo para conducción de ácidos,hierro y cerámica), medidores de consumo, baróme-tros, grifos, llaves y una válvula esclusa de grandesdimensiones. En un principio, la mayoría de los ma-teriales fueron importados de Europa, y entre lasfirmas presentes se encuentran la Strong de A.G.Kidston & Co., la Geo Jennings London & Poole(cañerías) y la Stoll, Thompson y Siemens (medi-dores).

Otra maqueta permite una mejor comprensión dela provisión y desagüe del agua en la vivienda. Reali-zada en una escala que permite observar todos losdetalles, puede verse el “Sistema de desagüe inglés”(líquidos cloacales y pluviales corren por una mismacañería urbana subterránea) empleado en el RadioAntiguo de Buenos Aires (actuales barrios de SanTelmo, San Nicolás, Montserrat y Retiro, entre otros)y que hasta hoy se mantiene con idénticas funciones.

En el sector destinado a la aprobación de artefac-tos, podemos ver una sucesión de inodoros no tradi-cionales, destacando entre ellas los tipos destinadosa cárceles (incluyen el lavabo en una misma unidad),los decorados en su pedestal, algunos de procedenciainglesa o estadounidense, y el más raro en su tipoque fuera diseñado en 1940 por un médico para eltratamiento de las hemorroides –nunca aprobadodebido a los inconvenientes en el desagüe de aguasservidas–, conocido en la jerga como “inodoro de dosplazas” por contener el bidet y el inodoro en tazasindependientes dentro de una sola unidad de porce-

lana vitrificada. Estos objetos son acompañados condocumentos provenientes del Archivo de Planos dela Empresa y del Archivo de Planos Domiciliarios(único acervo de planos de la arquitectura domici-liaria sanitaria de Buenos Aires).

El lugar destinado a Obras Sanitarias de la Na-ción –entidad formalizada como tal en 1912– ofreceuna ambientación de lo que fueron sus oficinas en ladécada de 1920, incluyendo mobiliario, instrumentaltécnico y variados útiles empleados en su labor a lolargo de todo el país. A continuación, el sector desti-nado a Aguas Argentinas se muestra como el másversátil, enseñando las acciones que ha realizado laempresa para optimizar de los servicios de provisiónde agua potable, además de su acción más reciente:la concreción de un río subterráneo de 14 kilómetrosde extensión, realizado con un sistema informático dealtísima precisión que preservó el ambiente.

El recorrido culmina en el corazón del Palacio delas Aguas, desde donde se observan los tanques –hoyrefuncionalizados para Archivos de Planos– y su gi-gantesca estructura de hierro fabricada en Marcine-lle et Couillet, de Bélgica, y trasladada a Buenos Ai-res por vía fluvial para su montaje entre 1887 y 1891.

De esta manera, en estos años el proyecto Patri-monio Histórico continúa fomentando en la comu-nidad el interés por la historia sanitaria argentinay fundamentalmente revalorizando todos los ele-mentos que, vinculados a ella, comprenden nuestropatrimonio arquitectónico industrial.

“Pieza de terracota, esmaltada, con motivosvegetales, utilizada en la ornamentaciónde las fachadas”, Museo Histórico de AguasArgentinas, Buenos Aires, Argentina.Foto de Ernesto Sijerckovich.

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El agua potable y los ayuntamientos

En los siglos XVII y XVIII, el agua potable en la NuevaEspaña era considerada un bien común para loshabitantes de una ciudad o villa; por ello, el vecinda-rio podía obtener el recurso de manera gratuita enlas fuentes públicas. Los ayuntamientos novohispa-nos tenían la prerrogativa de conceder una fraccióndel agua potable a particulares –llamados merce-dados– por medio de merced o concesión real, lo quepermitía a estos usuarios tener fuentes privadas.2

En teoría, el usufructo del agua potable por parte delos mercedados nunca creó derechos definitivos sobrela propiedad del agua, pues “el verdadero dueño delagua seguía siendo el vecindario de la ciudad”.3 Enla Nueva España, el uso del agua potable quedó re-glamentado mediante dos cédulas, la primera del18 de noviembre de 1803 y la segunda del 22 de juniode 1807. En ellas, las autoridades coloniales declara-ban que “el vecindario de las ciudades” era el únicodueño de las aguas que corrían por las cañerías públi-cas. Los vecinos tenían prioridad sobre los merceda-dos en el usufructo del agua.4 Sin embargo, como

LA EMPRESA DE CAÑERÍAS DE PUEBLA, 1855-1882

Diana Birrichaga Gardida1

veremos en este trabajo, en Puebla la realidad eradistinta, pues los mercedados llegaron a controlarlos sistemas del agua potable.

Los ayuntamientos, como responsables de lasaguas públicas, tenían la obligación de abastecer deeste recurso a la población; por ello debían conservaren buen estado las obras hidráulicas para garantizarun servicio eficiente. Pero la realidad casi siempreera distinta, ya que los sistemas de distribución re-sultaban insuficientes para satisfacer las necesida-des de los centros urbanos. Así, en Puebla el cañeromayor informaba en 1799 que aunque el agua de laciudad era suficiente para la población, la forma dedistribuirla ocasionaba que unos tuvieran mucha,otros poca y la gran mayoría nada.5

En la ciudad de Puebla era común que el ayunta-miento otorgara mercedes de agua a particulares acambio de que financiaran por su cuenta la cons-trucción de fuentes públicas. En Puebla, como enotras ciudades novohispanas, la inversión privadao de las instituciones religiosas permitió construirla infraestructura hidráulica.6 Las obras de abaste-cimiento requerían constantes reparaciones, gastoque los ayuntamientos delegaban en los particulares.En 1799, Antonio de Santa María Inchaurregui,1 El Colegio Mexiquense, A.C.

2 José Lanz Cárdenas, Legislación de aguas en México (estudiohistórico-legislativo de 1521 a 1981), vol. I, Consejo Editorialdel Estado de Tabasco, Villahermosa, 1982, p. 28; Sonya AndreaLipsett-Rivera, Water and Social Conflict in Colonial Mexico,1680-1810, University Microfilms International, Ann Arbor,1991, p. 25.3 Guillermo F. Margadant S., “El agua a la luz del derechonovohispano, triunfo de realismo y flexibilidad”, en AnuarioMexicano de Historia del Derecho, vol. I, 1989, p. 124.4 Mariano Galván, Ordenanzas de tierras y aguas o sea formula-rio geométrico judicial para la designación, establecimiento,mesura, amojonamiento y deslinde de las poblaciones y todassuertes de tierras, sitios, caballerías y criaderos de ganados mayo-res y menores, y mercedes de agua, Imprenta de la Voz de laReligión, México, 1851, p. 17.

5 Hugo Leicht, Las calles de Puebla. Estudio histórico, ImprentaA. Mijares y Hnos., Puebla, 1934, p. 9; Jesús de la Fuente, Efe-mérides sanitarias de la ciudad de Puebla, Talleres de Impren-ta y Encuadernación de “El Escritorio”, Puebla, 1910, p. 27;Rosalva Loreto López, “De aguas dulces y amargas o cómo sedistribuía el agua en la ciudad de Puebla durante los siglos XVIII

y XIX”, en Rosalva Loreto y Francisco J. Cervantes (coords.), Lim-piar y obedecer. La basura, el agua y la muerte en Puebla de losÁngeles. 1650-1925, Claves Latinoamericanas-Universidad Autó-noma de Puebla, México, 1994.6 El convento de San Francisco fue la primera institución quetuvo acceso privado al agua a partir de 1532; tenía la obligaciónde repartir sus remanentes en las fuentes públicas. Lipsett-Rive-ra, Water, pp. 28-29.

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maestro mayor de arquitectura, al hacerse cargo delramo de cañerías, presentó al ayuntamiento un pro-yecto para mejorar el servicio de agua, pero no pudollevarse a cabo por falta de recursos. Santa Maríapropuso reponer todas las tomas de bronce de lasfuentes de los mercedados, colocar puertas con cerra-dura a cuenta de los interesados y contratar a trescañeros encargados de repartir el agua y limpiarlas cañerías. También solicitó que guardas de policíalo ayudaran a vigilar las alcantarillas.7

A finales del siglo XVIII, los avances tecnológicosy científicos redefinieron el sistema de abasto y dis-tribución de agua “en línea”. En Londres, París, Bal-timore y Nueva York, se construyeron nuevos “siste-mas en red” que pretendían distribuir el agua potablea un mayor número de usuarios.8 En estas ciudadeslas corporaciones municipales fueron las responsa-bles de construir la nueva infraestructura hidráuli-ca, aunque la falta de recursos para operar este nue-vo sistema de distribución obligó a las autoridadesa dar la concesión del servicio a compañías o particu-lares. En Londres existían tres compañías que pres-taban el servicio de abasto de agua potable. En Fran-cia, las empresas privadas de agua potable tambiénpermitieron una distribución más amplia de esterecurso. En algunas ciudades de los Estados Unidoslos gobiernos locales decidieron otorgar el serviciode agua potable a empresas particulares.9 Por losdatos registrados, sabemos que la primera experien-cia de una empresa de agua potable en México sedio en la ciudad de Puebla. Veamos algunos pormeno-res de la historia de esta compañía.

El agua potable en la ciudad de Puebla

En la primera mitad del siglo XIX, la distribucióndel agua potable en la ciudad de Puebla presentabaseveras deficiencias, pues su ayuntamiento era inca-paz de cubrir la demanda de la población. El ayun-tamiento poblano destinaba la mayor parte de sus

recursos a cubrir los servicios públicos de limpia,obrería mayor, policía urbana y la edificación decárceles y mercados. En el ramo de aguas la funciónde la autoridad se limitaba a vigilar que los merce-dados recibieran el agua asignada en sus títulos.10

Frecuentemente había denuncias acerca de que mu-chos mercedados tenían llaves de las alcantarillasy, por tal razón, libre acceso al agua.11

La forma de distribución del agua en la ciudad dePuebla favorecía a los mercedados, que tenían prefe-rencia sobre los usuarios de las fuentes públicas. En1803 existían 10 surtidores públicos; cuatro años des-pués eran 11, y en 1855 la cifra había aumentado a44. A pesar de ese significativo aumento, no logró cu-brirse la demanda de los habitantes de los barrios dela ciudad. En contraste, en 1807 los particulares conacceso a una merced de agua eran 238 y para mediadosdel siglo XIX la cifra era ya de 433. En las casas-habi-tación había espacios destinados a lugares de trabajo(panaderías, tocinerías, curtidurías y tenerías) o a lacrianza de animales. El desarrollo de estas activida-des implicaba un mayor consumo de agua.12

Los conflictos entre los usuarios del agua obliga-ron a las autoridades del ayuntamiento a emitirbandos para regular el servicio. Después de la inde-pendencia, el cabildo de la ciudad de Puebla expidióvarias ordenanzas para la administración de losasuntos públicos de acuerdo con el nuevo sistemapolítico.13

El primer bando, del 20 de diciembre de 1824,estipulaba que todos los mercedados debían presen-tar sus títulos al cañero mayor, encargado de arre-glar los desperfectos de las tomas; también se prohi-bía a los mercedados hacer uso de los derrames desus fuentes. Al cañero mayor Antonio Santa MaríaInchaurregui se le ordenaba vigilar “que por un cañode agua no corra más de aquella que le correspondapor su merced o mercedes que tenga”, así como elservicio en las fuentes públicas.14

7 De la Fuente, Efemérides sanitarias, pp. 23-24.8 Para el estudio del sistema en línea y en red véase Diana Birri-chaga Gardida, “Las empresas de agua potable en México (1887-1930)”, en Blanca Estela Suárez Cortez (coord.), Historia de losusos del agua en México. Oligarquías, empresas y ayuntamientos(1840-1940), CNA-CIESAS-IMTA, México, 1998, pp. 192-195.9 T.K. Derry y Trevor I. Williams, Historia de la tecnología desde1750 hasta 1900, Siglo XXI, México, 1978, pp. 609, 610 y 614;Jean-Pierre Goubert, The Conquest of Water. The Advent of Healtin the Industrial Age, Princeton University Press, Princenton,1986; Nelson Manfred Blake, Water for the Cities. A History ofthe Urban Water Supply Problem in the United States, SyracuseUniversity Press, Syracuse,1956, pp. 77 y 218.

10 Sobre el tema véase Lipsett-Rivera, Water; Loreto, “De aguasdulces”; Francisco Téllez Guerrero y Elvia Brito Martínez, “Lahacienda municipal de Puebla en el siglo XIX”, en Historia Mexica-na, vol. XXXIX, núm. 4 (abril-junio de 1990), pp. 951-970.11 Leicht, Las calles.12 Lipsett-Rivera, Water, p. 34; Loreto, “De aguas dulces”, pp.28, 31-36.13 El ayuntamiento acordó que la función de la diputación delramo de aguas era vigilar que el líquido llegase a las fuentespúblicas y a los particulares mercedados. Archivo del Ayunta-miento de Puebla (AAP), Actas de cabildo, núm. 90, 2 de enero de1821.14 “Bando de 20 de diciembre de 1824”, en Colección de reglamen-tos relativos al servicio de agua potable de la ciudad de Puebla,Tipografía Isidro M. Romero e hijo, Puebla, 1910.

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El segundo bando, emitido el 1 de abril de 1838por Rafael Espinosa, prefecto del estado, reglamentócon mayor precisión el servicio de aguas de la ciudad.En este bando se señalaba que los mercedados de-bían pagar una pensión mensual de seis reales, con-forme a lo prevenido en el artículo 6º del bando de 20de diciembre de 1824, o de tres reales si sólo disfruta-ban de derrames de otra fuente. En el artículo 10 seestipulaba que el cañero mayor era el único responsa-ble del manejo de las alcantarillas, quien debía evitarque los mercedados hicieran uso de llaves, a menosque la alcantarilla fuera particular. También se pro-hibía “que los derrames de las aguas corran sobre lasuperficie de las calles públicas pues que todas estánen obligación de conducirlas por las atarjeas subte-rráneas, de la misma manera que el cañero debeevitar derramen las alcantarillas o caños reventa-dos”.15

Pese a la nueva normatividad, el ayuntamientosiguió afrontando problemas para administrar el sis-tema de agua potable; la recaudación no alcanzabaa cubrir el costo de las reparaciones de las atarjeas.Después de la Independencia, aumentaron las difi-cultades del erario municipal para solventar los ser-vicios públicos (agua, carros de limpieza y empedra-dos), pues los ingresos del ayuntamiento se vierondisminuidos por el estado de guerra que vivía elpaís.16 Hasta mediados del siglo XIX, por la falta de

reparaciones en la cañería, el volumen de agua quese perdía por las fisuras de la cañería de barro eramayor que el agua que llegaba a las fuentes públicasy a los particulares. Asimismo, las condiciones de pu-reza del agua dejaban mucho que desear por la canti-dad de sedimentos que contenía.17 Las autoridadesmunicipales de Puebla buscaron que algún empresa-rio se hiciera cargo del servicio de agua potable.

La empresa de agua potable

Ante el ayuntamiento se presentaron algunos empre-sarios solicitando la concesión del servicio de aguasde la ciudad y proponiendo sustituir la antigua infra-estructura por un sistema de cañerías. En 1825, JoséManzo, después de una estancia en la ciudad de Nue-va York donde observó el “sistema en red”, presentóal ayuntamiento un proyecto de reforma al antiguosistema de agua, con el cual llegaría a todas las ca-sas.18 En febrero de 1842, José Florencio Arellanopropuso al ayuntamiento otro plan para el abasteci-miento y la distribución del agua potable. El empre-sario proponía dotar de agua a todas las casas, reba-jando la pensión de seis reales que pagaban losmercedados a cuatro y se comprometía a eliminar lamayor parte de las alcantarillas de la ciudad, colocan-do en su lugar cañerías de plomo. El argumento deArellano para obtener la concesión era que el ramode aguas sólo producía disgustos y gastos al ayunta-miento y que, en cambio, con el sistema de cañeríasque él proponía, podían generarse ganancias.19

Los frecuentes levantamientos armados que afec-taron en la ciudad impidieron que el proyecto deArellano pudiera ser discutido siquiera en el cabil-do. Tuvieron que pasar varios años antes que otroempresario decidiera invertir en el servicio de aguapotable. El 20 de julio de 1855 Ignacio Guerrero yManzano presentó al ayuntamiento el proyecto deinstalar un sistema de cañerías de fierro para abas-tecer de agua potable todas las casas de la ciudad.20

15 “Bando de 1º de abril de 1838 relativo al servicio de aguapotable en la ciudad de Puebla”, en Archivo General de la Nación(AGN), Ayuntamientos, vol. 86, exp. 46.16 Carlos Contreras Cruz, La ciudad de Puebla, estancamiento ymodernidad de un perfil urbano en el siglo XIX, Cuadernos de laCasa Fresno, Puebla, 1986, p. 18.

17 Manuel Mena M., La ciudad de Puebla bajo el punto de vistade la higiene, Imprenta del Gobierno en el ex-Arzobispado, Méxi-co, 1890, p. 13.18 Loreto, “De aguas dulces”, p. 55, n. 105.19 En la propuesta de contrato se señalaba que el ayuntamientocedería al empresario el derecho de arrendar los derrames deagua. El contrato tendría una duración de 25 años y el empresariopodría vender sus acciones con permiso previo del ayuntamiento.De la Fuente, Efemérides sanitarias, p. 91.20 AAP, Actas de cabildo, núm. 122, 20 y 24 de julio de 1855.Ignacio Guerrero (1811-1889) fue miembro de la Junta de Indus-tria presidida por el gobernador Juan Múgica en 1852. Creó fábri-cas de tejido en varios molinos de Puebla y Atlixco. En el molino

“Pozo del Rancho San José Ruíz”, 1951, San JuanIxcaquixtla, Puebla. AHA, Consultivo Técnico,

c. 575, exp. 5324

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El cabildo acordó aprobar el proyecto de Guerrero,pues la corporación no podía hacerse cargo de la obrapor falta de fondos. Meses después la prefecturaratificó el contrato celebrado entre Ignacio Guerreroy el ayuntamiento.21

El ayuntamiento cedió por 44 años la administra-ción del agua de la ciudad de Puebla a la empresa deGuerrero. Las obligaciones del empresario eran colo-car cañería de fierro y llaves económicas en todaslas casas y fuentes públicas, “exceptuando aquellasque fueran de muy poco valor o que estuvieran muydistantes del grueso de la población, sin incluir lasantiguas mercedes, que conservarían sus derechos”.22

Para asegurar que la empresa no tuviera problemascon la compra del material destinado a la obra, seincluyó un artículo que señalaba:

Artículo 16. A pesar que la empresa se propone preferira las fábricas nacionales para la construcción de tubosy demás útiles que puedan necesitarse para esta obra,como pudiera llegar a suceder que el fierro escasearaen el país, o que los fabricantes recargaran el precio desus manufacturas hasta punto ruinoso para la empresa,es indispensable pactar que el excelentísimo ayunta-miento solicite del supremo gobierno el debido permisopara que llegado el caso pudiera pedirse al extranjero;o bien el fierro en bruto, o bien formados los tubos […]advirtiéndose que la corporación cumplirá su compro-miso solicitando la dispensa, pero sin aceptar respon-sabilidad alguna si esta concesión le fuere negada oderogada posteriormente. 23

La empresa se comprometía a destruir en cincoaños las alcantarillas de la ciudad sustituyéndolascon la cañería de fierro. Mientras no desaparecierael “sistema en línea”, la empresa sería responsablede prestar el servicio a los mercedados. Así, en el con-trato se estipulaba que los mercedados no deberíandejar de recibir el agua asignada en sus títulos. Elrecurso debía llegar a sus fuentes sin alteraciones asus mercedes. Después de surtir a todos los usuarios,

la empresa podría utilizar el agua sobrante paraotros fines.

En el convenio también quedó definido que cadacasa de la ciudad recibiría como mínimo una paja deagua.24 Los nuevos usuarios estaban obligados a pa-gar un peso mensual por la merced de agua; estapensión era mayor a los seis reales que continua-rían pagando los antiguos mercedados.25 Cabe acla-rar que los propietarios tenían que construir lasinstalaciones en el interior de sus casas; de no ha-cerlo, el contratista las haría “según el gusto de cadapropietario”.26 El ayuntamiento podía vender máspajas a los propietarios de cada casa. En el artículo13 se señalaba:

El empresario sólo podrá traspasar o subarrendar estecontrato con expreso consentimiento del excelentísimoayuntamiento, a persona que preste las garantías co-rrespondientes a juicio de la misma corporación; sien-do circunstancia muy esencial que sea mexicano, o deno serlo se haga por medio de su correspondiente carta[…] con sólo la condición de prevenirles y hacer cons-tar su conformidad en cuanto a que si por algún moti-vo, sea de la clase que fuere, llegaren a resentir perjui-cio en esta empresa, no tendrán nunca derecho paraacogerse ni a su nación ni a otra alguna a fin de hacerestas reclamaciones; pues el solo hecho de pertenecera esta compañía, quiere decir renuncia expresa y vo-luntaria de ese privilegio en lo relativo a este asunto.

En este artículo se expresan algunos enunciadosdel proyecto liberal que intentaba imponerse en elpaís. Los liberales consideraban que en el fomentode las obras públicas de la nación sólo debían em-plearse capitales nacionales; decían también que“toda inversión económica extranjera suponía almismo tiempo una intervención de índole política”.27

del Cristo, situado en el río Alsaseca, instaló una fábrica de tejidosde lana. También se dedicó a la compra de inmuebles urbanos ya la construcción de hoteles. Leicht, Las calles, pp. 47, 187, 200y 301.21 “Bando emitido por Baltasar Furlong, prefecto de Puebla,aprobando el contrato para la construcción de la nueva cañeríade fierro de la capital, 12 de septiembre de 1855”, en AGN, Ayunta-mientos, vol. 86, exp. 46.22 Birrichaga, “Las empresas”, p. 201.23 “Bando emitido por Baltasar Furlong, prefecto de Puebla, apro-bando el contrato para la construcción de la nueva cañería defierro de la capital, 12 de septiembre de 1855”, en AGN, Ayunta-mientos, vol. 86, exp. 46.

24 Sobre la conversión de pajas de agua al sistema métrico deci-mal, véase Jacinta Palerm Viqueira y Carlos Chairez Araiza,“Medidas antiguas de agua”, en Relaciones, vol. XXIII, núm. 92(otoño, 2002), pp. 227-251.25 La pensión de un peso disminuía 25% con los gastos de admi-nistración y conservación, quedando la empresa con una ganan-cia de 75 centavos.26 “Bando emitido por Baltasar Furlong, prefecto de Puebla,aprobando el contrato para la construcción de la nueva cañeríade fierro de la capital, 12 de septiembre de 1855”, en AGN, Ayunta-mientos, vol. 86, exp. 46.27 David R. Maciel, Ignacio Ramírez, ideólogo del liberalismosocial en México, UNAM, México, 1980, pp. 18, 145. El proyectoliberal pretendía conformar una nación a partir del fomento dela propiedad privada, la separación entre la Iglesia y el Estado,el establecimiento de la educación laica, la desamortización delos bienes de las corporaciones y la colonización extranjera.

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Casi al mismo tiempo que Guerrero obtuvo suconcesión, otros empresarios intentaron formar unacompañía similar en la ciudad de México. En 1856dos empresarios solicitaron al ayuntamiento deMéxico la concesión del ramo de aguas. Franciscode Garay28 y su socio inglés Archibaldo Hope presen-taron al ayuntamiento de la capital un proyecto paraconstruir un nuevo sistema de cañerías para la ciu-dad.29 La empresa de Garay y Hope concedería acada finca una merced de agua de dos y media pajas,obligándose a pagar cada mercedado dos pesos cua-tro reales mensuales.30 El proyecto de Garay y Hopepara cambiar el sistema de distribución de agua enla ciudad de México fue rechazado por el ayunta-miento.31 Sin embargo, en 1865, a instancias deFrancisco Somera, prefecto municipal y presidentede la Junta de Hacienda del ayuntamiento, Garayconstruyó la infraestructura hidráulica de la coloniade los Arquitectos, propiedad del mismo Somera.32

Los proyectos de cañerías de Puebla y el de la ciu-dad de México nos permiten inferir que los empresa-rios creían que explotar el sistema de distribuciónde agua podría redituarles pingües ganancias, por-que con esta actividad ejercerían el monopolio delagua, ya que la concesión también establecía la obli-gatoriedad de conectarse al nuevo sistema. Sin em-bargo, el negocio no fue tan exitoso como pretendíanlos empresarios. En Puebla, el ayuntamiento nombróuna comisión de cañerías para vigilar a la empresa.La comisión, entre sus funciones, tenía la obligación

de verificar el buen funcionamiento del sistema anti-guo de abasto de agua potable.33

Conflictos con los mercedados

La Empresa de Cañerías de Puebla enfrentó algunosobstáculos para cumplir con el contrato. Quizá elprincipal problema fue lograr que los vecinos paga-ran puntualmente su pensión a la empresa. Con eldecreto de desamortización de fincas propiedad delas corporaciones de 1856 y la ley de 1859 sobre lanacionalización de los bienes del clero, los nuevosdueños de las propiedades urbanas con merced deagua se negaban a pagar a la compañía los adeudosde los antiguos propietarios. La ciudad había sufridovarios estados de sitio que habían dejado las callescon fosos y trincheras durante largo tiempo; este de-terioro ocasionaba que ninguno de los dos sistemasde abasto funcionara con regularidad.

El 25 de enero de 1861, Ignacio Guerrero informa-ba a los mercedados que ellos eran los responsablesde las pensiones de agua, por tratarse de un impuestomunicipal vigente.34 A los pocos días, el 5 de febrero,las autoridades municipales anunciaron que losmercedados podían omitir el pago a la empresa sicomprobaban que habían realizado, de manera vo-luntaria, mejoras en sus conductos de agua. El 8 defebrero de 1862, José María González Mendoza, go-bernador del estado, señalaba que el decreto de 1861era improcedente pues “los propietarios que hanrecibido en sus fincas la mejora de las aguas, la es-tán disfrutando por los esfuerzos de la empresa”.35

Durante el gobierno imperial de Maximiliano, enla ciudad de Puebla se instaló un cabildo imperialque estaba interesado en mejorar la administraciónde los servicios públicos y remodelar la traza de laciudad. Sin embargo, las autoridades manifestabanconstantemente que era imposible llevar a buen tér-mino cualquier obra mientras no se regularizara elcobro de los impuestos que pagaban las fincas urba-nas. La razón principal de este desorden en la admi-nistración municipal era que “muchos ciudadanosdejaron de pagar impuestos pues creían que por graciadel emperador se les condonaría sus deudas”.36 Su-

28 Francisco de Garay nació en Jalapa el 14 de julio de 1823.Estudió en la Escuela de Puentes y Calzadas de París, dondeobtuvo el título de ingeniero civil. En México, desempeñó diversoscargos públicos y presentó el proyecto para la terminación delas obras del desagüe de la ciudad de México. En 1857, Garayestaba trabajando, a instancias de Mariano Riva Palacio, en elproyecto de desecación de las lagunas de Lerma. Gloria CamachoPichardo, “Agua y liberalismo. El proyecto estatal de desecaciónde las lagunas del Alto Lerma 1850-1875”, tesis de licenciatura,Universidad Autónoma del Estado de México, Toluca, 1995 pp.105-110.29 Birrichaga, “Las empresas”, nota 40.30 “Proyecto de contrato de aguas, 17 de julio de 1856”, en AGN,Ayuntamientos, vol. 29, exp. 23, ff. 178-185.31 Tal vez la negativa para privatizar el servicio de agua puedeexplicarse por la oposición de varios grupos sociales, como indus-triales y mercedados, que veían afectados sus intereses al perderel control del agua. Así ocurrió en 1884, cuando el ayuntamientode México intentó concesionar el servicio de agua a Carlos Medinapor 50 años. Ariel Rodríguez Kuri, “DF: la gestión del agua, unviejo dilema”, en Ciudades, vol. 11, 1991, pp. 31-33.32 María Dolores Morales, “Francisco Somera y el primer fraccio-namiento de la ciudad de México”, en Ciro Cardoso (coord.), For-mación y desarrollo de la burguesía en México, siglo XIX, SigloXXI, México, 1978, p. 216.

33 Después de 1855, en las actas de cabildo de la ciudad de Pueblaseguimos encontrando referencias de la gestión de esta comisión.34 “Aviso de la compañía a los nuevos poseedores de fincas, 25 deenero de 1861”, en AGN, Ayuntamientos, vol. 86, exp. 46.35 “Decreto señalando la obligación de cubrir las cuotas de lacompañía de agua por parte de los dueños de fincas, 8 de febrerode 1862”, en AGN, Ayuntamientos, vol. 86, exp. 46.36 Carlos Contreras Cruz, “La gran década nacional de la desa-

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ponemos que los usuarios del sistema de agua con-sideraron que sus deudas con la empresa tambiénpodían dejarse de pagar.

En 1865, Ignacio Guerrero solicitó a Félix Béiste-gui, prefecto de Puebla, modificar el contrato pararesolver la falta de liquidez que estaba enfrentandosu empresa en virtud de los trabajos de introduccióndel nuevo sistema de cañerías. Según él, los artículos9 y 15 del contrato de 12 de septiembre de 1855 eran“tan absolutamente ruinosos para la empresa, queaceptarlos principalmente el segundo sería lo mismoque conformarse con su sentencia de muerte”.37 Losartículos impugnados a la letra decían:

Artículo 9. Ningún propietario, ya sea de finca rústicao urbana, tendrá derecho a tomar agua de los manantia-les que pertenecen a la municipalidad, ni de los acue-ductos que la conducen a las cañerías a menos que ten-gan títulos legales para poder hacerlo, en cuyo caso lospresentará a la empresa y le serán respetados; mas paralos que no lo hicieren se observará lo prevenido en lasleyes de la materia.

Artículo 15. La cantidad de agua que deba darse poruna merced a las personas que la tomaren nuevamente,será la medida de una paja, según la fijan las ordenan-zas de tierras y aguas; pero los antiguos mercedadoscontinuarán disfrutándola en los términos que indiquensus respectivos títulos. Esta medida se hará a los mer-cedados en sus fuentes y les correrá constantemente,pues no deben ponerse llaves económicas como a losdemás, pero esto no les dará derecho a usar a su arbitriode los derrames, a no ser que también les pertenezcanlegalmente.38

Guerrero informaba que sólo unos cuantos merce-dados pagaban a la empresa: “el resto había eludidosus pagos, argumentando que el ayuntamiento ha-bía violentado el uso público de las aguas de la ciu-dad”.39 La empresa suspendió la construcción del sis-tema de cañerías porque no le era posible abastecer alos dos sistemas. El empresario indicaba que el “siste-

mortización al triunfo de la República, 1856-1867”, en CarlosContreras Cruz (comp.), Puebla. Una historia compartida, Ins-tituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora-Gobiernodel Estado de Puebla, México, 1993, p. 300.37 AAP, Actas de cabildo, núm. 132, 16 de enero de 1865.38 Birrichaga, “Las empresas”, p. 215; “Bando emitido por Bal-tasar Furlong, prefecto de Puebla, aprobando el contrato parala construcción de la nueva cañería de fierro de la capital, 12 deseptiembre de 1855”, en AGN, Ayuntamientos, vol. 86, exp. 46.39 “Carta del prefecto de Puebla al ministro de Gobernación infor-mando del proyecto bando sobre el ramo de agua, 29 de septiem-bre de 1865”, en AGN, Ayuntamientos, vol. 86, exp. 46.

ma en línea” consumía casi toda el agua de la ciudad.Guerrero envió una carta al prefecto de Puebla en laque preguntaba:

¿Y sería justo que los que debían ser castigados por suinobediencia y malicia sean premiados a expensas deuna empresa que tantos sacrificios ha hecho por intro-ducir una mejora tan necesaria como importante, resul-tando chasqueados los que obedecieron puntuales lasdisposiciones que con tan claro derecho dictó la munici-palidad? Hasta inmoral parece la medida supuesto queindica que hacen mal los que son eficaces para cumplirlas leyes.40

El artículo 15 obligaba a la empresa a hacer lasobras de los particulares hasta por valor de 150 pe-sos, pero los mercedados tenían la prerrogativa dehacer sus pagos en parcialidades. Guerrero decía quesu empresa sólo cobraba un peso mensual a cadausuario del sistema y que, para colmo, se le exigía laconstrucción de fuentes particulares; argumentabaque con estas disposiciones “nadie pensaría en pagaral contado sus obras”. Explicaba que faltaban porarreglar más de mil casas y necesitaría por lo menoscerca de 200 000 pesos para completar la obra. Con-cluía diciendo que esta cantidad empleada en cual-quier otra inversión produciría sin trabajo muchomayor fruto.41

El ayuntamiento informó al prefecto de Pueblade los problemas que existían para cumplir con elcontrato de mejora de las cañerías. Mariano Rivade-reyna, secretario del ayuntamiento y comisionadode la empresa, argumentaba que el nuevo sistema decañerías había reducido los gastos del municipio,pues éste

ha economizado las grandes sumas gastadas por laempresa en la reparación de las cañerías antiguas cuyogasto habría tenido que hacer vuestra excelencia, sinomuy principalmente por la adquisición en propiedadde las obras que sólo usufructúa la empresa por ciertonúmero de años.42

Rivadereyna argumentaba que el empresario nopodía completar las obras mientras existieran dossistemas de distribución de agua. El sistema antiguoresultaba inoperante porque algunas calles contaban

40 “Carta de Ignacio Guerrero al prefecto de Puebla, 11 de sep-tiembre de 1865”, en AGN, Ayuntamientos, vol. 86, exp. 46.41 Idem.42 “Carta de Manuel Rivadereyna al prefecto de Puebla, 17 deseptiembre de 1865”, en AGN, Ayuntamientos, vol. 86, exp. 46.

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sido iniciada cuando el país estaba inmerso en gran-des trastornos políticos. El prefecto aseguraba quesus funciones administrativas no le permitían apro-bar las modificaciones al contrato aprobado en 1855.A finales de noviembre, el emperador Maximilianoenvió el proyecto a una comisión que debía estudiarla posibilidad de emitir un nuevo bando sobre el ser-vicio de agua potable. Pero esta nueva reforma albando no pudo llevarse a cabo durante el gobiernoimperial.44

Las dificultades de la empresa

El 28 de noviembre de 1867, Ignacio Guerrero logróque el gobernador promulgara una ley que en suartículo 12 ordenaba a todos los propietarios de fin-cas sin merced de agua a título de propiedad y situa-dos por donde pasara la cañería principal hacer usodel servicio de agua de la empresa. A los vecinos seles obligaba a pagar una pensión de tres pesos men-suales por tercios de años adelantados, aun cuandono quisieran hacer uso del agua.45

En 1872, Ignacio Guerrero presentó al gobernadorIgnacio Romero Vargas su proyecto para modificarsu contrato; el gobernador consideró necesario preci-sar las bases legales del servicio de agua potable.En consecuencia, el 6 de diciembre de 1872 el gober-nador aprobó el reglamento para el servicio y uso delas aguas de la ciudad. Los puntos principales esta-blecían que la Empresa de Cañerías podía utilizarlas aguas conocidas como del “Carmen, Paseo Viejoy sobrantes de Almoloya”, para destinarlas al serviciopúblico, sujetándose a las prescripciones del regla-mento y del bando de 12 de septiembre de 1855. Sefacultaba al empresario a desviar el curso de lasaguas del Carmen para facilitar el servicio de la ciu-dad y de las fuentes públicas de aquel barrio, así comoel convento y casas que tuvieran derecho. Los artículos5 y 6 de este nuevo reglamento obligaban a los anti-guos mercedados a conectarse al nuevo sistema. Sinembargo, la empresa no les cobraría por la instala-

44 “Carta del prefecto de Puebla al ministro de Gobernación in-formando del proyecto de bando sobre el ramo de agua, 29 deseptiembre de 1865”, en AGN, Ayuntamientos, vol. 86, exp. 46.45 Resulta interesante hacer notar que este artículo, ante lasprotestas de los propietarios, fue derogado el 29 de diciembre de1869 por el presidente Benito Juárez a través del Ministeriode Gobernación. Durante la investigación, no hemos encontradocon qué bases legales se dio este decreto presidencial. ColecciónInstituto Mora: “Decreto de Ignacio Romero Vargas, gobernadordel estado de Puebla, 10 de enero de 1870”.

“Colector núm. 3 en la calle 11-sur”, 1970, Puebla.AHA, Colección Fotográfica, c. 60, exp. 148

con los dos tipos de sistemas; de esta manera, la eco-nomía propuesta por el nuevo sistema resultaba ilu-soria. Como ejemplo, señalaba que la empresa envia-ba casi un surco de agua al hospital de San Pedropara que recibiera su merced de dos pajas de agua,a pesar de que el empresario podía reducir la entregasi el hospital accedía a conectarse a la tubería quepasaba por el zaguán del edificio.43 Por su parte, elprefecto de Puebla solicitaba al ministro de Goberna-ción del imperio que apoyara los esfuerzos del empre-sario, pues la obra era única en su género al haber

43 Idem.

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ción de las llaves económicas.46 Con este reglamento,Guerrero logró que su empresa se librara de la obliga-ción de abastecer a los dos sistemas de distribuciónde agua.

Desconocemos qué sucedió con esta empresa en losaños subsecuentes, pero suponemos que continuaronlos conflictos al no cumplir ésta con el contrato de 12de septiembre de 1855 y el reglamento de 6 de diciem-bre de 1872. En 1882, el ayuntamiento rescindió elcontrato de la empresa de agua argumentando queIgnacio Guerrero no había cumplido con sus cláusu-

46 Luis Aboites Aguilar et al., Fuentes para la historia de los usosdel agua (1710-1951), CNA-CIESAS, México, 2000, pp. 156-164.

las.47 Después de un breve litigio, el empresario recu-peró su concesión para seguir prestando el serviciode agua potable a la ciudad. Inmediatamente Guerre-ro traspasó su empresa a otro empresario.

En suma, los datos expuestos muestran que la em-presa de agua de Ignacio Guerrero enfrentó seriasdificultades para construir la nueva infraestructurahidráulica, entre ellas, la coexistencia de dos siste-mas de distribución de agua, la resistencia de losmercedados al pago de las cuotas y la falta de capitalpara llevar a buen término las obras.

47 Periódico Oficial del Estado de Puebla, 15 de abril de 1882.

“Vista de la parte terminal del canal de conducción del cárcamo”, 1926, Tlahuapa,Distrito de Huejotzingo, Puebla.

AHA, Aprovechamientos Superficiales, c. 88, exp. 1683

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El 6 de octubre de 1936 fue emitido el decreto presi-dencial que ordenó la aplicación de un amplio progra-ma de reparto agrario en La Laguna, región asentadaen la cuenca del Nazas y el Aguanaval que compartenlos estados de Coahuila y Durango.2 El decreto esta-ba sustentado en un activo movimiento campesinoque había conseguido asignación de tierras ejidalesdesde 1917. En este año, por decreto de VenustianoCarranza, los habitantes de Villa Juárez y Bermeji-llo, ambos en el estado de Durango, recibieron lasprimeras dotaciones de tierra que se otorgaron enLa Laguna.3 Al mismo tiempo, las poblaciones deGómez Palacio, San Pedro de las Colonias y Lerdoiniciaron solicitudes de dotación, que en los dos últi-mos casos se resolvieron favorablemente en 1922 y1928 respectivamente. De manera concomitante,surgieron innumerables organizaciones de agriculto-res, no siempre compactas, las cuales fueron dando

EL REPARTO AGRARIO Y LA REDISTRIBUCIÓN DEL AGUAEN LA LAGUNA

Lourdes Romero Navarrete1

al movimiento campesino lagunero un matiz muyheterogéneo.4

En estas circunstancias, el reparto de 1936 fuenotoriamente trascendente por diversas razones. Seimpuso como una medida que podría hacer convergerla multiplicidad de intereses que se venían configu-rando entre los agraristas laguneros; el instrumentosería la creación de los ejidos colectivos, que a su vezfue un esquema que constituyó un punto de inflexiónen la política agraria que venía definiéndose desde1917. Pero, si bien el reparto de 1936 fue singular-mente importante en relación con la tierra, no lo fuemenos con el agua. En un medio deficitario del re-curso como el que prevalece en La Laguna, el repartode agua fue un proceso igualmente álgido.

Este artículo tiene el propósito de plantear algu-nos rasgos que caracterizaron el marco de aplica-ción de la legislación sobre agua en el escenariolagunero de 1936, momento de singular importanciaporque por primera vez se aplicaron en La Lagunalas legislaciones recientemente creadas para regularel agua, tales como la Ley de Irrigación (1926), laLey de Aguas de Propiedad Federal (1934) y su regla-mento (1936). El análisis se apoya en diversos expe-dientes del Archivo Histórico del Agua, abiertos ainstancias de los nuevos actores, entre quienes desta-can ejidatarios, pequeños propietarios, usuarios dezonas federales y municipios urbanos.

La Laguna, como un espacio geoeconómico, re-monta su origen a la segunda mitad del siglo XIX ydebe buena parte de su existencia al río Nazas. Du-

1 CIESAS, Programa Noreste, Saltillo, Coahuila.2 El nombre de la región se remonta al siglo XVIII, cuando eltérmino tenía una connotación meramente geográfica. Las cróni-cas jesuitas denominan como La Laguna a la extensa área inun-dada anualmente que se prolongaba desde la parte alta del ríoNazas hasta la laguna, hoy desierto de Mayrán. La ComarcaLagunera está asentada en la cuenca de los ríos Nazas y Agua-naval y su territorio comprende actualmente 58 260 kilómetroscuadrados, distribuidos en 15 municipios, 10 del estado deDurango (27 357 kilómetros cuadrados) y cinco de Coahuila (30903 kilómetros cuadrados). Las fuentes de agua superficial dela comarca las constituyen los ríos Nazas y Aguanaval, cuyo es-currimiento medio anual es de 2 508 milímetros cúbicos, de loscuales 1 672 inciden en la región lagunera. Véase ComisiónNacional del Agua, Diagnóstico de la región administrativa VII,Cuencas Centrales del Norte, subregión Comarca lagunera, To-rreón, 1999.3 Cámara Agrícola Nacional de la Comarca Lagunera, “InformeGeneral de la Comisión de Estudios de la Comarca Lagunera,designada por el secretario de Agricultura y Fomento, Cultura”,México, 1930, pp. 310 y 315.

4 William Meyers, Forja del progreso, crisol de la revuelta. Losorígenes de la Revolución en la Comarca Lagunera, InstitutoEstatal de Documentación del Estado de Coahuila, Saltillo, 1997;María Vargas-Lobsinger, La Comarca Lagunera; de la revolu-ción a la expropiación de las haciendas, 1910-1940, INEHRM-UNAM, México, 1999.

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rante esta etapa, la región recibió el impacto de losprogramas de colonización, del impulso a las tecnolo-gías de punta aplicadas en las actividades primarias,de la demanda de un mercado interno en expansión,así como del fomento a la iniciativa privada, caracte-rísticas de aquel período que detonaron el crecimien-to económico, que en el caso lagunero se basó en laproducción algodonera y en el empleo de las aguasde los ríos Nazas y Aguanaval como principalesmedios de producción.

A medida que La Laguna se consolidó como unnodo de crecimiento económico, la demanda de aguaaumentó y los conflictos por el recurso se hicieronuna constante. A esta situación se sumaron las fuer-tes variaciones en los volúmenes de las corrientes,característica proveniente de su naturaleza torren-cial. Para 1887 había siete presas construidas en eltranscurso del Nazas: San Fernando, Santa Rosa,Calabazas, Torreón o Coyote, Guadalupe, San Pedroy La Colonia, a partir de las cuales se alimentaban

23 canales distribuidos desde la zona alta del ríoNazas a la laguna de Mayrán, regando aproximada-mente 90 000 hectáreas pertenecientes a propie-tarios privados.5

Uno de los mecanismos creados para contener losconflictos entre los usuarios del Nazas, sobre todolos que cotidianamente ocurrían entre los ribereñosde la parte alta y baja, fue el Reglamento para laDistribución de las Aguas del Nazas, publicado en

5 Hay varios datos respecto de la superficie cultivada a fines delsiglo XIX. El informe levantado por los ingenieros Leopoldo Za-mora y Federico Wulff en octubre de 1887 consigna la existenciade 35-1/4 sitios de tierra cultivada y 188-3/4 de eriaza, en la quese incluían terrenos del Bolsón de Mapimí y de la “laguna” delTlahualilo. Por su parte, el informe entregado por el ingenieroRamón Ibarrolla al secretario de Fomento afirma que había enLa Laguna 97 211 hectáreas cultivadas, correspondiéndole 67952 a Coahuila y 29 259 a Durango. Archivo Municipal de Torreón(AMT), Tlahualilo, c. 1, octubre de 1887.

“Plano núm. 1, Región Lagunera, croquis de localización”, 1948,Coahuila y Durango. AHA, Consultivo Técnico, c. 43, exp. 326

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1895.6 Esta normatividad se elaboró luego de unaserie de negociaciones entre los usuarios, que a pro-puesta de las autoridades de la Secretaría de Fomen-to, acordaron la división de las asignaciones en gastoseconómicos, normales y máximos. Estas magnitudesse aplicarían en tres periodos distintos del año agrí-cola, en tanto las concesiones serían respetadas bajoel derecho de prelación, previa presentación de lostítulos correspondientes. La administración y la vi-gilancia estarían a cargo de la Comisión Inspectoradel Nazas, dependiente de la propia secretaría.7

En 1909, al reformularse el reglamento a instan-cias de los ribereños superiores, la disputa por la dis-tribución se tornó especialmente problemática. Losusuarios de ambas partes del río iniciaron sendos liti-gios que requirieron la intervención de las autoridadeslocales, estatales y federales. Los procesos legales ad-quirieron tal complejidad y relevancia que los alegatosfueron decisivos en la estructuración de los primerosordenamientos dirigidos a institucionalizar los dere-chos de agua: específicamente, influyeron en el diseñode la Ley de Aguas de Jurisdicción Federal emitidaen 1910, primer ordenamiento en la materia bajo elgobierno republicano.8

Conforme transcurrió el tiempo, el reglamento de1895 se volvió obsoleto. Las propiedades se fueronfraccionando, rentando y vendiendo a otros propieta-rios privados, de tal forma que sólo unos cuantos pre-dios continuaron siendo exclusivos de una toma.Asimismo, se otorgaron concesiones de excedentesno sujetos a tandeo y algunas caducaron o modifica-ron sus volúmenes, transformaciones sobre las queno se llevó un control riguroso. Pero el cambio mássignificativo, sin duda, fue el que empezó a operarseluego de 1917 con la incorporación de los ejidos comonuevos usuarios de los canales. Las asignaciones seotorgaron sobre excedentes a través de concesiones,permisos provisionales y oficios simples, sin cumplircon las formalidades legales.

Los decretos expropiatorios, por un lado, y lasexigencias organizativas requeridas a los campesi-nos por la legislación agraria, por otro, dieron lugar

a la conformación de un sinfín de agrupaciones enambos sectores, que, sin embargo, no constituyerongrupos homogéneos estrictamente. Del lado de lospropietarios privados había una gama de intere-ses que no necesariamente eran compartidos porlas diversas asociaciones de particulares. Algunosintentaron conservar sus propiedades trayendocampesinos de sitios distintos a La Laguna para for-mar sindicatos en sus antiguas tierras –sindicatosblancos–, hecho que generalmente derivó en la con-frontación con los llamados sindicatos rojos. Hubotambién quienes iniciaron largos procesos adminis-trativos para que se reconocieran sus antiguos de-rechos.9 No obstante, la mayoría reconoció la expro-piación como un hecho prácticamente consumado, porlo que se concentró en buscar la manera de conservarel límite máximo permitido; éste, de acuerdo con loestipulado en la Ley de Dotaciones y Restitucionesde Tierras y Aguas de 1927, era de 150 hectáreas; elresto fue vendido por algunos, en tanto otros trami-taron certificados de inafectabilidad.10 De esta forma,la lucha de los propietarios privados consistió predo-minantemente en hacer valer los derechos reconoci-dos a la pequeña propiedad en la legislación vigente.

Por su parte, algunas organizaciones campesinasse opusieron abiertamente a integrar ejidos y otras senegaron a apoyar las dotaciones a agricultores reciénestablecidos. A pesar de sus diferencias, en mayo de1936 La Laguna fue escenario de una huelga generalen la que participaron sindicatos campesinos y obre-ros que recibieron apoyo de otras asociaciones en elpaís; en este ambiente se produjo el decreto de 1936.

Con un enfoque abiertamente corporativista, elcardenismo se deslindó de las prerrogativas concedi-das por las administraciones anteriores a la propie-dad privada rural e impulsó la formación de los ejidoscolectivos. El 6 de octubre de 1936, fecha que aúnmantiene un alto contenido simbólico en la memoriacolectiva lagunera, Lázaro Cárdenas emitió un his-tórico decreto ordenando el reparto agrario en la re-gión. La disposición trajo como resultado la forma-ción de 296 ejidos dotados con una superficie de 146277 00 00 hectáreas de riego, que aunadas a los terre-

6 Una versión provisional fue publicada en 1891. Véase JoséTrinidad Lanz Cárdenas, Legislación de aguas en México, t. III,Gobierno del Estado de Tabasco, México, 1982.7 En la medida en que los canales regaban generalmente una solapropiedad, el reglamento no incluyó los nombres de los prediosa los que estaba asignada la dotación, problema que complicarála distribución luego de las afectaciones de 1917.8 Véase Lourdes Romero Navarrete, “Legalidad y conflictos porlas aguas del Nazas, el litigio entre la Compañía del Tlahualiloy el gobierno de México, 1885-1912”, en Estudios de HistoriaModerna y Contemporánea, núm. 24, Instituto de InvestigacionesHistóricas-UNAM, 2002.

9 Entre los diversos procesos destacan los que emprendieron losArocena y los González Fariño. Véase Archivo Histórico del Agua(AHA), Aprovechamientos Superficiales, c. 343, exp. 7218, f. 806.Entre los ejidatarios se pueden citar las solicitudes de la Legiónde Veteranos de la Revolución, a través de sus distintas célulaso fracciones y la Unificación de Veteranos de la Revolución, Aso-ciación Fraternal Patriótica de Matamoros, Coahuila. Véase AHA,Aprovechamientos Superficiales, c. 347, exp. 7226, f. 801.10 AHA, Aprovechamientos Superficiales, c. 347, exp. 7226, ff.642-649.

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nos eriazos y urbanos, ascendieron a 447 515 00hectáreas, todo ello en un tiempo récord de 45 días.Pero los problemas que se venían presentando en ladistribución de las aguas del Nazas adquirieron en-tonces una proporción de crisis. Las asignaciones decada canal no siempre resultaron proporcionales alas superficies ejidales y en la mayoría de los casosfueron insuficientes. Para entonces, la superficie to-tal aproximada de los terrenos de riego en posesiónde ejidos era de 135 000 hectáreas, en tanto que la delos pequeños propietarios era de 89 000, correspon-diendo 60% a los primeros y 40% a los segundos.11

Dos medidas fueron planteadas como urgentespara resolver este problema: la construcción de unapresa de almacenamiento y la revisión inmediatadel reglamento de distribución de las aguas del Na-zas de 1895. Respecto de la presa, desde principiosdel siglo XX se había empezado a plantear la necesi-dad de construirla e incluso se había determinadoel lugar en el que posteriormente se construyó; sinembargo, los trabajos de edificación se iniciaronhasta 1936. La presa, conocida como El Palmito yoficialmente denominada Lázaro Cárdenas, fue con-cluida 10 años más tarde.12 En relación con el nuevoreglamento, su elaboración había sido prevista enel decreto cardenista que dispuso la creación de laComisión Mixta de Aguas, integrada por especialis-tas de la Secretaría de Agricultura y Fomento, delDepartamento Agrario y de los bancos Nacional deCrédito Ejidal y banco Nacional de Crédito Agríco-la.13 La comisión debía presentar un estudio sobrelas condiciones en que se efectuaba la distribuciónsegún el reglamento de 1895 y adaptar los volúmenesde cada toma al reparto ejidal. Mientras tanto, poracuerdo presidencial expedido en diciembre de 1936,la administración de las aguas del Nazas, hastaentonces a cargo de la Comisión Inspectora, fue tras-ladada a la Comisión Nacional de Irrigación.14 El15 de abril de 1938, anunciando las medidas que ha-brían de asentarse en el reglamento, se emitió un

acuerdo presidencial en virtud del cual se levan-taría un padrón de pequeños propietarios con super-ficies no mayores a 20 hectáreas, a fin de dotarlosde agua.

La Comisión Mixta de Aguas inició sus trabajosen el propio año de 1936. Levantó informes porme-norizados sobre la manera como el reglamento de1895 y las modificaciones de 1909 venían rigiendola distribución, advirtiendo que ya no tenían unaaplicación efectiva, por lo que la propuesta inicialde trasladar los volúmenes asignados a cada toma alos terrenos ejidales resultó inoperante. Pero estoera sólo una parte del problema: también había queresolver la cuestión de los derechos adquiridos porlos propietarios asentados en La Laguna desde elsiglo XIX y atender las solicitudes campesinas en lasproporciones necesarias.

Efectivamente, el artículo 15 del reglamento otor-gaba a los ribereños el pleno dominio de las aguasque entraban a sus tomas y les autorizaba a vender-las o transferirlas independientemente de la autori-dad. Por otra parte, el fraccionamiento y la clasifica-ción de tierras en eriazas o de riego y los certificadosde inafectabilidad adquiridos por muchos propieta-rios eran condiciones que complicaban el esquemade distribución vigente. La comisión determinó asíesperar a que concluyera el reparto de tierras paraproceder a definir, bajo criterios apoyados tanto enla Ley de Irrigación como en la Ley de Aguas de Pro-piedad Federal y en su reglamento, las proporcionesy los mecanismos bajo los cuales debía distribuirseel agua.

El nuevo ordenamiento fue publicado en el DiarioOficial de la Federación el 1 de agosto de 1939 bajoel título de Reglamento para la Distribución de lasAguas del río Nazas, en el Distrito de Riego de laRegión Lagunera, Estados de Coahuila y Durango.15

La nueva regulación se desprendió de tres principiossustantivos en la administración y gestión del agua,definidos en la legislación de aguas vigente: el siste-ma distrital de riego; la gestión del agua con base enlos usuarios organizados, y una distribución basadaen un sistema de preferencias de acuerdo con los usosy no con los derechos adquiridos con anterioridad.

En virtud del reglamento, la autoridad pública,es decir, la Comisión Nacional de Irrigación, estaríaa cargo de la Gerencia del Distrito de Riego. Los usua-rios debían organizarse en sociedades denominadasjuntas locales de agua, cuya función debía ser admi-nistrar y ejecutar las obras de conservación y mejora-

11 Roque Leyva Rodríguez, La tenencia de la tierra y la infraes-tructura hidroagrícola dentro del contexto del reparto agrarioen la región lagunera, mimeo. Agradezco al doctor Tomás Martí-nez Saldaña haberme proporcionado una copia de este informelevantado en 1986.12 Alejandro Tortolero, El agua y su historia, México y sus desa-fíos hacia el siglo XXI, Siglo XXI, México, 2000, p. 102.13 Informe de los trabajos llevados a cabo por la Comisión deagua Mixta de la Comarca Lagunera, creada por acuerdo presi-dencial de 6 de octubre de 1936; AHA, Aprovechamientos Super-ficiales, c. 347, exp. 7226, ff 802.14 AHA, Aprovechamientos Superficiales, c. 347, exp. 7226, ff.476-478. 15 Ibid., ff. 408-415.

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miento de los sistemas de riego a través de cuotasseñaladas a los usuarios, así como vigilar los sumi-nistros en cada una de las tomas. Las Juntas se inte-grarían por los usuarios de los canales con vigenciade un año y en ellas estarían representados usua-rios de tres usos distintos: públicos y domésticos, eji-datarios y pequeños propietarios. La designación delos ejidatarios estaría a cargo del comisariado ejidal,en tanto los demás se elegirían entre sus miembros.Cada junta se integraría por un presidente, electoentre los representantes, un secretario, un tesoreroy vocales.

Otra modificación drástica introducida por elnuevo reglamento fue el desconocimiento del sistemade preferencias aprobado en los reglamentos de 1895y 1909, medida que automáticamente desconocía laantigüedad en los derechos y, por lo tanto, el uso ex-clusivo de las tomas reconocidas por los ordenamien-tos anteriores.

Respecto de los volúmenes, el reglamento regulóla distribución a través de nueve presas derivadorasdistribuidas a lo largo de 80 kilómetros y 28 canales.La superficie total a irrigar ascendió a 178 302 hectá-reas, con un volumen calculado con base en registrosde las dos décadas anteriores que ascendió a 1 185633 788 metros cúbicos.16 La distribución se haría a

base de tandeo, regulando los aforos en menores,medios, mayores, máximos e incluso gastos extraor-dinarios. Los volúmenes se otorgaron bajo el siguien-te orden de preferencia: a) usos domésticos de losfundos legales; b) terrenos ejidales; c) pequeñas pro-piedades menores de 20 hectáreas; d) pequeñaspropiedades cuyas superficies oscilaran entre 20 y150 hectáreas, y e) terrenos superiores a estas su-perficies.17

En la práctica, la aplicación del reglamento gene-ró una multiplicidad de problemas. En primer lugar,tomando en cuenta la cantidad de usuarios registra-dos en el reglamento de 1895, duplicó el número debeneficiados para el mismo volumen de agua disponi-ble anualmente, lo que redujo la dotación de agua porusuario.18 Los pequeños propietarios con superficiesmayores a 150 hectáreas sólo podrían regar 20 demanera segura, cantidad insuficiente si tomamos encuenta que los predios menores a 20 hectáreas equiva-

16 El cálculo corresponde también al actual volumen del río.

17 Municipios de Lerdo, Gómez Palacio, Tlahualilo, Francisco I.Madero, San Pedro de las Colonias y Torreón, cuyos centros ur-banos eran abastecidos eminentemente a base de norias.18 En 1940, la Liga de Agrónomos Socialistas consideró que ladesproporción entre volúmenes disponibles y la cantidad de ejidosasegurarían el fracaso de los ejidos colectivos. Véase La Comar-ca Lagunera, Liga de Agrónomos Socialistas, México, 1940.

“Tabla de reparto según el reglamento de 1938”, 1938, Comarca Lagunera, Durango y Coahuila.AHA, Aprovechamientos Superficiales, c. 347, exp. 7626, f. 412

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lían a 7 341 hectáreas, en tanto los que se encontrabanentre 20 y 150 hectáreas ocupaban 54 438.19

Un problema esencial, apuntado en su momentopor la Liga de Agrónomos Socialistas, aunque noexactamente en relación con el agua, fue la incon-gruencia entre un sistema productivo basado en lacooperación y el acceso a los factores de la producción,entre ellos el agua.20 Un sistema que se propusieravalorizar la producción mediante los ejidos colectivoshabría implicado un esquema congruente entre orga-nización, crédito, capital y tenencia, entre otros facto-res. Sin embargo, en la distribución sólo se consideróla disponibilidad, que, como se mencionó arriba, es-taba sujeta a las crecientes anuales del río.

El reglamento tampoco incluyó una categoría paralos aprovechamientos autorizados con posterioridada la publicación del ordenamiento, problema signi-ficativo dado que los movimientos en la tenenciacontinuarían a pesar de que su dinamismo disminu-yera. No fue gratuito, entonces, que el otorgamientode nuevas dotaciones ejidales trajeran consigo lar-gos procesos administrativos con el fin de introdu-cir modificaciones a la tabla de distribución que seanexó al reglamento. Esta situación llevó incluso aque algunas sociedades de ejidatarios y pequeñospropietarios pidieran su derogación.21

A manera de conclusión, se puede afirmar que lostres ejes sobre los que se basó la formulación del re-glamento constituyen una fuente reveladora de losmecanismos a través de los cuales se buscó cons-truir la institucionalidad de un gobierno emanadode vías no institucionales. En efecto, tanto el hacertabla rasa de los derechos reconocidos por reglamen-tos anteriores como por los medios y fines de lasjuntas locales de agua se puede distinguir un siste-ma que buscaba la representatividad y la partici-pación activa de los usuarios, condición sine qua nonde un Estado nacional en vías de consolidarse. Conello no buscamos apuntar a que el reglamento efecti-vamente haya cumplido con un mecanismo realmen-te democrático –baste señalar que este esquematambién sustenta la operatividad de los consejos decuenca–, sino advertir que, en términos de principiosde Estado-nación, la regulación de los años treintadel siglo XX se dibuja como una política pública queopera bajo esta estructura, aunque su aplicación co-rresponda a la esfera de lo que se denomina imple-mentación, donde ya no sólo los principios cuentan.El reparto agrario y la distribución de aguas en LaLaguna constituyen una vía prometedora paraabundar en ello.

19 AHA, Aprovechamientos Superficiales, c. 347, exp. 7226, f. 629.20 La Comarca, pp. 301-303.

21 Véase tabla al final. Las protestas fueron atendidas por laComisión Nacional de Irrigación. Ibid., ff. 620-634.

“Gran avenida en el río Nazas”, 1917, Torreón Coahuila. AHA, Aprovechamiento Superficiales, c. 580, exp. 8424

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Resumen

El “problema de Chapala” se refiere a los proyectos de desecación del lago más grande de México;[cuestión que] se discute entre los especialistas y la opinión pública mexicana [desde hace años],pero [eso] apenas es conocido en Alemania. El fin del presente estudio es presentar a la geografíainternacional el paisaje del Lago de Chapala, así como reseñar la historia de la explotación y de lasvarias desecaciones que ha sufrido el lago, utilizando fuentes de los autores en “pro” y en “contra”de tales acciones.

Debido a la continua toma de agua de dicho lago, se tiene como resultado el aprovechamiento denuevos terrenos y de energía eléctrica. Sin embargo, la misma toma está alterando el equilibrionatural, bajando el nivel de las aguas subterráneas, amenazando la existencia de los pescadores yla aptitud del lago como lugar de reposo y centro turístico.

Según las decisiones más recientes, parece [que el gobierno se abstiene] de una desecación [per-manente] como la que planeaba hacer antes. Tales decisiones son laudables. El propósito de estapublicación es que contribuya a interesar a los especialistas alemanes y de otra nacionalidad en laresolución del problema del Lago de Chapala.

EL LAGO DE CHAPALA EN MÉXICO Y SU DESECAMIENTO*

Karl M. Helbig1

El problema de Chapala

El lago de Chapala es el lago más grande de México;es una cuenca natural de 80 kilómetros de largo por18 kilómetros de ancho, con un volumen de agua quefluctúa, según la intensidad de las precipitaciones,entre 4 700 000 y 11 700 000 metros cúbicos y queestá en peligro de desaparecer, o al menos de redu-

* La traducción del alemán fue realizada por Flurina Doppler,estudiante de la maestría en antropología social del CIESAS-Oc-cidente. La revisión técnica de la traducción y las anotacionesque aparecen entre corchetes en el texto son de Gabriel Torres,CIESAS-Occidente.1 Petermanns Geographischen Mittelungen, núm. 1 del trimestre,Prof. Dr. Ernst Neef (ed.), Leipzig, 1959. El lago de Chapala fuevisitado por el autor en los años 1953, 1954, 1957 y 1958. Losseñores José Cornejo Franco, director de la Biblioteca Pública, yRicardo Delgado Román, Ramón Rubín y Guillermo Stettner,miembros del Comité pro Defensa del Lago Chapala le ayudarona conseguir literatura, mapas y otros documentos para la realiza-ción de varias visitas de investigación. Además, obtuvo ayudadel cónsul alemán, señor Erich Clemenz, y de los señores WalterDedow y Kurt Mahles, todos de Guadalajara. A los señores men-cionados se les dan las gracias.

cirse a un charco insignificante, a causa de las inter-venciones humanas.

Este hecho, tan sorprendente y peligroso, se debea que en México en los últimos años se ha incremen-tado el fenómeno de la deforestación progresiva de-rivada de las prácticas de roza y quema. Esto hallevado a procesos de erosión en grandes partes delpaís que amenazan con transformar a México en undesierto o semidesierto. En un país semiárido comoMéxico, aun el más pequeño vaso lacustre deberíaser venerado como un santuario; su aprovechamien-to debería considerar todos los riesgos posibles deextinción y además debería realizarse en forma muycuidadosa, evitando estrictamente toda disminución.Pero, en vez de esto, importantes ingenieros hidráu-licos describieron al lago de Chapala –a causa de suevaporación, pero sin reconocer su valor atmosféri-co– como un “lujo dispendioso, que México no podíapermitirse”.2

2 Andrés García Quintero, “Estudio preliminar del lago de Cha-pala”, Informe técnico núm. 7, Secretaría de Recursos Hidráuli-cos, México, 1947.

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Qué extraordinariamente lejos ha llegado la defi-ciente explotación del suelo mexicano y cuán alar-mantes pueden ser las catástrofes alimentarias quese derivan de ésta. Tal fue la conclusión a la que llególa conferencia de la Sociedad Mexicana de Geografíay Estadística sobre La Conservación de los RecursosNaturales en el año de 1949. En esta conferencia, elDr. Bibiano F. Osorio Tafall sustentó lo siguiente:

El mal uso al cual el suelo mexicano está sujeto, es lacausa de que cada mexicano apenas disponga de un terciode la tierra cultivada que necesitaría para su alimenta-ción suficiente. La consecuencia inmediata de eso, es que,tenemos que tomar en la práctica todos los medios paraimpedir el proceso progresivo de destrucción, lo que nosdará ventajas para los siglos por venir.3

La eliminación de un lago tan grande con el fin deobtener nuevas tierras, objetivo de por sí problemáti-co, debe, en tales condiciones, reconocerse como unavía que incrementa el proceso de destrucción, porquese perturba y destruye gravemente el equilibrio cli-matológico y económico, así como el paisaje estable-cido por la naturaleza.

Los planes para el desecamiento del lago de Cha-pala y otros lagos más pequeños en México se desa-rrollaron principalmente durante y poco después dela segunda guerra mundial, en una época en la que lageografía alemana carecía de todos los contactosprecisos de ultramar. Esos planes se cumplieron engran medida entre 1945 y 1955. Por esos años, ellago de Chapala perdió 4 016 millones de metroscúbicos de su volumen de agua.4 El “problema deChapala” es presentado aquí al público alemán inte-resado en la geografía, en el marco de una perspecti-va global. Sería deseable que también los expertosalemanes se interesaran en solucionar el problemade Chapala.

La ubicación de Chapala y la situaciónde la cuenca Lerma-Chapala-Santiago

El lago de Chapala se encuentra en el área centraloccidental de los Estados Unidos Mexicanos, aproxi-madamente a 40 kilómetros al sureste de la segundaciudad más grande de México, Guadalajara. Su ex-

tensión se encuentra en su mayor parte en el estadode Jalisco y en menor parte en Michoacán. El centrodel lago se ubica en las coordenadas 20°15’ norte y103° oeste; su altitud alcanza 1 521 metros sobre elnivel del mar. Como muchos otros lagos en el mundo,funciona como un vaso regulador natural del nivelde agua en el curso de un río. En su extremo este, seconecta con el río Lerma, una de las principales co-rrientes de agua de México al lado de los grandesríos en el sur y el río Bravo en la frontera norte de larepública.

El río Lerma tiene su origen en la zona alta centraly en las lagunas pantanosas de Almoloya, al surestede Toluca, no demasiado lejos de la ciudad de México;otra parte del mismo río y sus afluentes tocan los es-tados de Querétaro y Guanajuato, para después for-mar en su curso inferior la frontera entre Michoacány Jalisco. En este último segmento recibe las aguasdel caudaloso río Duero que viene de Michoacán.

En el territorio de Jalisco, el río sale otra vez –sehabla, por de pronto, de las condiciones que prevale-cían hasta hace unos meses– pocos kilómetros aloeste del lugar donde desemboca como río Lerma enel lago de Chapala, con el nombre de río Grande, To-lolotlán o Santiago del lago. Enseguida llega a refor-zarlo el río Zula (que viene del noreste) y se dirigeahora, en dirección noroeste, hacia el estado de Na-yarit; en sus fronteras llega muy cerca del norte delpequeño pueblo de pescadores y balneario de SanBlas, en su salida al Pacífico. Desde el norte y el nor-deste se fusiona con las aguas de otros ríos, como elVerde y el Juchipila, que conectan también con losestados de San Luis Potosí, Aguascalientes y Zaca-tecas, que, de esa manera, aparecen integrados enla “cuenca amplia” Lerma-Chapala-Santiago.

Este sistema abarca no menos de 125 555 kilóme-tros cuadrados, o sea, 6.4% de la superficie de México.En cifras redondas, 80 000 kilómetros cuadradosforman parte de la cuenca del Santiago, 38 500 de ladel Lerma y 7 000 del lago de Chapala y sus afluen-tes, incluyendo el río Duero y el Zula.5 Germán Behn6

plantea que el Lerma en cifras redondas reúne 34 000kilómetros cuadrados y la hondonada de Chapala10 000. En el Anuario Hidrológico7 se indica que40 505 kilómetros cuadrados son cubiertos por elLerma hasta la Barca-Briseñas en su curso inferior,mientras que en la página 12 del mismo anuario se

3 Bibiano F. Osorio Tafall, “La conservación de los recursos natu-rales”, en Revista de la Sociedad Mexicana de Geografía y Esta-dística, noviembre-diciembre, 1949, p. 409.4 Germán Behn, “El lago de Chapala y su cuenca”, en Boletín dela Junta Auxiliar Jalisciense, 1956, pp. 23-40.

5 Andrés García Quintero, Estudio hidrológico integral del siste-ma Lerma-Chapala-Santiago, Secretaría de Recursos Hidráuli-cos, México, 1952, p. 1.6 Behn, “El lago”, p. 38.7 Anuario hidrológico de 1956, p. 28.

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indica que el río Lerma y el lago de Chapala juntoscomprenden 48 224 kilómetros cuadrados. El ríoSantiago cubre 77 331 kilómetros cuadrados.

Gran parte de estas indicaciones, sin embargo,hay que considerarlas como cosa del pasado. Hoy endía no hay ningún río Lerma que desemboque en ellago ni ningún río Santiago que salga de éste, comotampoco el río Duero u otro río alimentan al lagocon una cantidad de agua notable. El lago no recibeaguas de ningún afluente importante. La agricultu-ra, la producción de energía y el abastecimiento deagua para la ciudad de Guadalajara han provoca-do este cambio de importancia geográfica; en ciertomodo, la población campesina ha hecho su parte,pero ha sido más determinante la actuación de fun-cionarios de la Secretaría de Recursos Hidráulicos,quienes han procedido con la buena intención deobtener nuevas tierras y posibilidades de riego, asícomo para defender a las poblaciones de las inunda-ciones.

En resumen, 30% de la cuenca se halla en el estadode Jalisco, aproximadamente 20% en Zacatecas yGuanajuato, 8% en Michoacán y el resto en los otrosestados (Querétaro, México, Aguascalientes y Na-yarit). El crecimiento demográfico y la densidad depoblación dentro de la cuenca se encuentran entrelos más altos de México. En el año de 1940, 3 317 000personas vivían en la cuenca. En 1950 la poblaciónsubió a 4 172 000 habitantes. Eso significa un creci-miento de 25.8% y una sobrepoblación de 33 perso-nas por kilómetro cuadrado en 10 años. El crecimien-to poblacional más dinámico era el de Nayarit, queascendía a 57.9%; en Guanajuato era de 39.8%, enJalisco de 17.4% y en Michoacán de 13.6%.8 Todasestas personas viven y mueren con el agua de “su”cuenca. El ingeniero Andrés García Quintero calcu-la que para uso cotidiano se gastan 100 litros brutosper capita. Según un cálculo –cuestionable– de esteingeniero, debido a la evaporación del lago se pierdenentre 1 700 y 1 900 millones de metros cúbicos deagua al año.9 Las precipitaciones anuales en la cuen-ca, únicamente en la región de la costa, captan regu-larmente más de 1 000 milímetros por año. San Blas,que se encuentra directamente en el Pacífico, alcanzaun promedio de casi 1 500 milímetros.10 En la ribera

de Chapala, el promedio en milímetros de las precipi-taciones pluviales entre 1927 y 1950 es el siguiente:

enero febrero marzo abril mayo junio julio8.6 5.3 11.0 2.4 16.9 186.4 210.7

agosto sept. oct. nov. dic. año 200.2 148.5 50.8 18.3 9.3 863.3 SRH, “Datos Hidrológicos”, p. 23.

En ese mismo reporte de 1956,11 se cuantifica paralos años 1935-1954 un promedio de sólo 808.3 milí-metros. Por lo demás, se puede proponer como hipó-tesis para toda la cuenca que hay una fluctuaciónentre 450 y 900 milímetros. Para los 125 000 kilóme-tros cuadrados de toda la cuenca Lerma-Chapala-Santiago, se puede calcular que el volumen de aguaque resulta de las precipitaciones anuales se aproxi-ma a los 100 millones de metros cúbicos. En los 40 000kilómetros cuadrados de la región Lerma-Chapala,según el cálculo de G. Behn para los años 1934-1954,se captaron cantidades anuales entre 18 y 40 millo-nes de metros cúbicos.

Tamayo12 describe la hondonada de Chapala, in-cluyendo a Guadalajara, como una zona de tipo cli-mático Cwag,13 según la tipología de W. Köppen. Másadelante, se le caracteriza como del tipo CiB’1a’,según C. W. Thornthwaite. Al lago como tal se le clasi-fica en el tipo BiB’1a’.14 En un mapa climatológico,15

se señala que el curso inferior del río Santiago seencuentra en la “zona semihúmeda”. Todo el territo-rio restante se ubica en la “zona semiárida”.

El lago de Chapala en la literaturay en los mapas

El Boletín de la Junta Auxiliar Jalisciense de la So-ciedad Mexicana de Geografía y Estadística de sep-tiembre-octubre de 1956 está dedicado exclusiva-

8 García, Estudio Hidrológico, p. 32.9 García, Estudio preliminar, citado en Severo Díaz, “La deseca-ción del lago de Chapala”, en Boletín de la Junta Auxiliar Jalis-ciense de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística , 1956,pp. 5-22.10 Secretaría de Recursos Hidráulicos (SRH), “Datos hidrológicosmensuales de la cuenca Lerma Chapala-Santiago hasta 1954”,en Boletín Hidrológico, núm. 1,1956, p. 279.

11 SRH, “Datos”, p. 71.12 Jorge L. Tamayo, Atlas geográfico general de México, México,1949, pp. 8-9.13 C = clima templado con precipitaciones moderadas; la tempera-tura del mes más frío fluctúa entre -3 y +18°; w = clima seco eninvierno; en el mes más húmedo en el verano, las precipitacionesson 10 o más veces más altas que en el mes más seco; a = la tem-peratura en el mes más caliente está arriba de 22°; g = la tempe-ratura máxima se halla antes del solsticio estival.14 C = semiárido; B = húmedo; i = seco en invierno; B’= semicálido;a’= sin estación invernal bien marcada.15 Ingeniería Hidráulica, vol. III, núm. 2, p. 18, SRH, 1949.

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mente a la urgencia del problema de Chapala. Separte de una cita en las páginas 84-86 que contieneuna de las descripciones más antiguas del lago. Con-forme a ese documento, en el año de 1606 Alonso dela Mota y Escobar equiparó geográficamente la hon-donada del Lerma-Chapala-Santiago con la hondo-nada del Jordán y el lago de Genezareth. Indica queel lago de Chapala medía 15 leguas de largo y sieteu ocho de ancho; la legua española-mexicana equiva-le a 4 kilómetros y pico. De la Mota lo llama un ver-dadero mar y elogia la riqueza de sus peces, sobretodo de los amilotes. Referente a éstos dice: “No pue-do acordarme de haber comido en Cataluña pesca-dos que serían comparables con ellos”. En la riberadel lago crecen naranjos, sidra, limones, granadas,uvas y también muchas hortalizas, y las abejas sil-vestres producen una miel excelente. En canoas ypequeñas chalupas los indios practicaban su pesca,comercio y transporte.

Ochenta años después, Francisco de Pareja llamaal “mar Chapalicum” una “laguna hermosísima”,llena de agua potable de mejor calidad y de diferentespeces, aunque no está muy claro si ha visitado ellago él mismo. En todo caso, concibe erróneamenteque el río corre a todo lo largo del lago y se desbordaotra vez a su extremo sudoeste. Otro autor, MatíasÁngel de la Mota Padilla, en el año de 1742, se mues-tra muy impresionado al afirmar que con el aguadel lago sería posible abastecer a “todo un reino”.Exactamente 100 años después, Mariano Otero la-menta que la ciudad de Guadalajara no fuera fun-dada inmediatamente a su orilla y que por ello ahorahay que pensar en la mejor manera de conectarla através de un canal con el lago, para tener un abastode agua y transporte barato.

Esta pregunta ya se la había hecho en 1832 TadeoOrtiz,16 en el marco de un capítulo especial sobre “lautilidad de la apertura de vías fluviales y canales”.Otero adjunta a sus explicaciones un plano –hechopor J. M. Narváez y Samuel L. Trant– de la “lagunade Chapala” y el canal planeado, con cadenas decolinas, pueblos y vías de comunicación. Sus cifrasde profundidad del lago no pasan de 6 brazos. Ma-riano Bárcena, un estadístico muy escrupuloso delestado de Jalisco de finales del siglo XIX, indica queen las orillas las profundidades oscilaban entre 3 y5 metros y en el centro de 6 a 10 metros. En realidad,se elevan con un nivel de agua normal y una profun-didad media de 5 metros y en algunos lugares hastade 12 metros. Bárcena estimó el largo este-oeste más

grande del lago en 22 leguas y su ancho en algo másque 4 leguas. El mismo autor indica que en el Jaliscode su tiempo había otros seis lagos permanentes im-portantes, a saber: Magdalena, Zapotlán, Tizapanito,Cajititlán, Quitupán y Unión de Tula. Eso aparte delas cuatro lagunas estacionales de Zacoalco, SanMarcos, Atoyac y Sayula, de las cuales hoy en díaninguna puede ser llamada más que un “pilón”. Valela pena comparar el mapa hidrográfico anexo a laobra de Bárcena (que contiene representacionescartográficas de la orografía, la geología y la agricul-tura de la época) con la red de agua actual.

Fue también Bárcena el pionero que identificó elpotencial turístico de Chapala, lo cual significabauna idea completamente nueva acerca del lago. Enel año 1893, Manuel Caballeros replanteó esa ideacon más éxito práctico. A las funciones naturales dellago de Chapala como regulador climático, donadorde agua potable y de pescados y medio de transportey cultura, se añadió el factor turístico que representa-ba otro elemento de dimensión económica importan-te. Casi al mismo tiempo, se puso en marcha la pri-mera central eléctrica para la ciudad de Guadalajaraque usaría las aguas de desagüe del lago de Chapala.

Entre los viajeros que no eran españoles-mexica-nos de los tiempos anteriores, sobresale el científicofrancés Galeotti. Acerca de su visita al lago en 1837,en su obra “Mosaico mexicano” se hace una excelentedescripción, la cual es citada en parte por De Alba.17

En 1839, escribió también en el Bulletin de l’Acadé-mie Royal, de Bruselas, sobre los resultados de estavisita. En el Globus18 se publica un reportaje sobreel viaje del francés C. Vigneaux a lo largo del ríoGrande de Santiago o Tololotl y a través del “paraíso”del paisaje El Baxio (El Bajío). Sin embargo, el lagode Chapala no es mencionado en ese viaje.

Viajeros alemanes, sobre todo geógrafos, no handedicado mucha atención al lago de Chapala hastala fecha. En los mapas de México que se conocen enAlemania, el lago de Chapala aparece sólo como unamancha o punto azul muy pequeño. Aun en los ma-pas más nuevos no se da cuenta de las disminucioneso desecaciones y extracciones realizadas duranteeste siglo. Los libros de texto de geografía lo mencio-nan en el mejor de los casos como “el lago más gran-de de México”: Klute.19 En la geografía de las Indias

16 Tadeo Ortiz, México considerado como nación independiente ylibre, Ed. Carlos Lavalle Sobrino, Burdeos, 1832.

17 Antonio de Alba, Chapala, Publicaciones del Banco Industrialde Jalisco, Guadalajara, 1954, p. 129.18 Globus, año 2, vol. II, 1862, p. 330.19 Klute, “Centro- Norteamérica”, en Handbuch der Geografis-chen Wissenschaft, p. 424.

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Occidentales, México y Centroamérica,20 hay unareferencia errónea que se señala: “El lago más grandedel altiplano central es el lago de Chapala, que de-sagua por el río Grande de Santiago y el río Lermahacia el Pacífico”. Alejandro de Humboldt nunca havisitado el lago; sólo visitó la parte norte de la cuencahasta Guanajuato. Pero al menos lo describe en for-ma más precisa como un lago de “aproximadamente160 leguas de extensión [la ‘legua’ aquí es de un largodesconocido] y de dimensión dos veces más grandeque el lago de Constanza”. Su notable entendimientosobre los lagos mexicanos le permite afirmar que lamayoría de ellos se reducen de año en año y que sonrestos de las antiguas grandes acumulaciones deagua en las altiplanicies vastas de la Sierra.21

Nuestro paisano Carlos Sartorius22 en su tratadohace referencia a los escritos de Humboldt. Esteautor hace resaltar el lago de Chapala con su afluentey desagüe –que reúne como río Santiago– como re-gión de México especialmente importante y lamenta,como sus antecesores Otero y Ortiz, que todavía noexista infraestructura para la navegación. Es hastafinales de 1865 cuando se reporta que la navegaciónya está establecida. Se funda la Compañía de Nave-gación y Comercio del Lago de Chapala y Río Grandey su primer presidente es don Valente de Quevedo.Los estatutos de fundación van adjuntos a un infor-me general bastante útil y un mapa de conjunto deMichoacán (que se extiende hasta Guadalajara) conla red de aguas, vías de comunicación y pueblos, asícomo un mapa especial del lago de Chapala. Poco

“Vista del Lago, Hotel Plaza y estación del ferrocarril”, 1912, Chapa, Jalisco.AHA, Aguas Nacionales, c. 392, exp. 4139

20 Leipzig, en Oskar Schmieder, Länderkunde Mittelamerikas,Westindien, México und Zentralamerika, 1934, p. 95.21 Ensayo Político I., París, 1836, p. 89. En el “Mapa de Mégico”añadido al tomo V a propósito, aparece el lago de Chapala comocuenca sin desagüe. El río Grande de Santiago nace en el mapaen una laguna aislada un poco al norte del extremo este del lago.

Este error se basa, tal vez, en el hecho de que el río Lerma naceen un sistema de pequeñas lagunas en el Estado de México.22 C. Sartorius, Importancia de México para la emigración alema-na, Ex convento del Espíritu Santo, México, 1852.

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después, conforme iba madurando el proyecto parauna canalización del río Santiago, Juan B. Matute23

elaboró otros planos generales y perfiles. De valor parael estudio geográfico y climatológico de la región dellago de Chapala es también el artículo “Ligera rese-ña de la ciudad de Guadalajara” del mismo autor.24

De esta época proviene –de la pluma de SilverioGarcía–25 también una primera descripción geográ-fica-geológica extensa de un área parcial y de unade las colonias borderas más importantes del ríoSantiago, del lugar de puentes y sitio administrativollamado San Cristóbal, muy cerca de la desemboca-dura del Juchipila. Por el temblor del 11 de febrerode 1875, el pueblo que se encuentra en la ruta prin-cipal entre Guadalajara y Zacatecas, que tenía 800habitantes en ese tiempo, fue completamente des-truido y en este estado lo vio el autor.

Robert H. Palmer26 escribió la obra básica sobrelas condiciones geológicas de la hondonada de Cha-pala. A él recurre también el meteorólogo, geólogo ypionero para la conservación del lago de Chapala,Severo Díaz.27 Para el congreso internacional de losgeólogos que tuvo lugar en 1956 en la ciudad deMéxico, fue preparada una guía muy útil sobre laruta México-Guadalajara. Esa guía, sin embargo, nohabla del lago de Chapala mismo. Sobre la fauna depeces del lago hay que agradecer las explicacionesespeciales de Carlos Cuesta Terrón.

Hasta antes de 1910, es decir, antes de la separa-ción del cabo sudeste (que se encuentra en el estadode Michoacán) de la llamada Ciénega Michoacana oCiénega de Chapala, el lago aún tenía una largurade 85 kilómetros. La anchura de la zona de la Ciénegallegaba hasta 28 kilómetros. En el año de 1932, laComisión Nacional de Irrigación (CNI) publicó un es-tudio agro-económico muy informativo sobre las tie-rras desecadas o “nuevas”, con grandes mapas colo-reados del suelo. Quince años después, la Secretaríade Recursos Hidráulicos (SRH) publicó un estudio.28

Este estudio y la obra principal sobre el sistema Ler-

ma-Chapala-Santiago que siguió en el año de 1952motivaron todas las siguientes decisiones y medidasorientadas al desecamiento del lago.

En el año de 1949, continuaron los esfuerzos porprecisar el largo y el ancho de los 48 puntos señaladosen 1929. Bajo la dirección del ingeniero Gabriel OrtizSantos, se procedió a fijar un punto de referenciabásico cerca de Guadalajara y se empezó con la trian-gulación geodésica del río Lerma-Santiago. Hasta1945, el procedimiento de la triangulación se habíausado para un estudio global de Jalisco. Se elaboróun mapa provisional a escala 1: 500 000 con curvasde nivel a una distancia de 300 metros. Éste fue in-cluido en el nuevo gran atlas de México que se estabaelaborando por entonces. El Boletín de la SociedadMexicana de Geografía de 1949 se refirió con tododetalle a estos trabajos. Fueron añadidos dos ma-pas de la red de triangulación y un plano especialdel lago de Chapala a escala 1: 250 000 con líneas deprofundidad. La SRH encargó en 1955, antes de lagran catástrofe de desecamiento, un mapa del lagoa escala 1:100 000, para su uso interno. En estemapa, el “lago” mide 75 kilómetros desde Jocotepecen el oeste hasta Jamay en el este, mientras que elancho se extiende en el oeste a 8 kilómetros, enel medio hasta 18 kilómetros y en la parte al este dela línea San Miguel (a la orilla norte)-Ixcuintla (a laorilla sur) 16 kilómetros. Esta última parte, entre-tanto, ya llegó a ser tierra. Al final del mismo año, lasuperficie del lago había disminuido a menos dela mitad por la coincidencia de una aridez anormal,el corte de afluentes y el aumento en la toma de aguaspara el riego y la producción de energía; el volumendel lago se redujo a 15% de su capacidad normal.Dos años después, el lago se extendió de nuevo gra-cias a las fuertes precipitaciones pluviales.29 Un ma-pa a colores de la cuenca entera y otros planos máspequeños del lago o de partes del lago se encuentranen diferentes documentos de la SRH publicados en1956, en el contexto de la discusión sobre el nuevoabastecimiento de agua de la ciudad de Guadalajara.Esta institución se encargó de elaborar mensualmen-te los datos hidrológicos de la cuenca Lerma-Cha-pala-Santiago. Hasta ahora, están editados los repor-tes que contienen los datos hidrológicos hasta 1954.Se anexa a esos reportes una descripción general dela cuenca, así como un mapa grande con indicacionesde las estaciones meteorológicas e hidrológicas de la

23 Juan B. Matute, Proyecto de Canalización de una parte delRío Grande, Rodríguez ed., Guadalajara, 1871.24 Juan B. Matute, “Ligera reseña de la ciudad de Guadalajara”,en Boletín de la Sociedad de Ingenieros de Jalisco, vol. VI, núm.9, Guadalajara, 1886, pp. 333-444.25 Silverio García, “Una Visita al Pueblo de San Cristobal, Jalis-co”, en Informe y colección de artículos relativos a los fenómenosgeológicos verificados en Jalisco en el presente año y en épocasanteriores, t. II, Guadalajara, 1875.26 Robert H. Palmer, ponencia presentada en el congreso de laPan American Geologist, Des Moines, Iowa, vol. XLV, núm. 2,1926.27 Díaz, “La desecación”, pp. 5-22.28 García, Estudio preliminar.

29 Ramón Rubín, “La cuenca hidrográfica Lerma-Chapala-San-tiago”, en Excelsior, serie de cinco reportajes publicados en elperiódico, de 8 al 19 de mayo de 1956.

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cuenca, donde ha sido extremadamente útil la revis-ta Ingeniería Hidráulica.

La oposición a las intenciones de los técnicos deRecursos Hidráulicos que quieren el desecamientodel lago la han presentado los “defensores” del lago;este sector tampoco ha estado inactivo en cuanto apublicaciones. Además de los artículos en el númeroya citado del Boletín de la Junta Auxiliar, se publica-ron muchos otros sobre todo en los diarios El Infor-mador, El Occidental y El Sol de Guadalajara y Ex-celsior y El Universal del Distrito Federal, así comoen otros periódicos locales. Quiero destacar aquí elanálisis cronológico de las causas del desecamientohecho por Ricardo Delgado30 y los cuatros ensayosmencionados en la bibliografía de Ramón Rubín enExcelsior.31 A Rubín, un escritor y periodista muyconocido en México, hay que agradecerle la novelaLa canoa perdida,32 cuyo argumento se teje en tor-no al acontecimiento trágico que sufre una embar-cación en el lago de Chapala mientras busca el aguaque ya no existe. El capítulo introductorio de la no-vela proporciona al científico conocimientos valio-sos acerca del problema.33

Como primeros habitantes de la ribera se men-ciona a los toltecas que formaron parte del reino deTonalán. Al principio del siglo XVI –según la tradi-ción–, un indio de Poncitlán, en el noreste del valledel río Santiago, que se llamaba Chapa fundó el lugarChapala con pobladores pacíficos. Más tarde, en elmismo siglo, empezaron la cristianización los misio-neros franciscanos españoles. La ciencia, sin embar-go, atribuye el nombre original “Chapalac” a unaantigua palabra chapatla o chapatlan que significa“lugar muy húmedo”.34 Con estas referencias quieroterminar esta breve retrospección bibliográfica, lacual no pretende ser completa.

El origen del lago de Chapala35

En la zona del lago de Chapala existe una enormecapa de masas volcánicas de hasta 2 000 metros, concompuestos riolíticos, dasíticos, andesíticos y basál-ticos que impiden el entendimiento del relieve origi-nal, así como también el conocimiento de las seriesde sedimentos con una extensión de hasta 10 000metros que corresponden a una época intermedia.Los sedimentos se componen de piedras calizas, arci-lla, arenas y conglomerados de capas de yeso. Lasmasas volcánicas impiden también el reconocimien-to de las formaciones rocosas que en parte son sedi-mentaciones marinas, en parte cristalinas del origende la tierra. Esas capas sólo llegan a ser visibles enel pliegue de la Sierra Madre Occidental, 40 kilóme-tros al oeste del lago de Chapala. En su borde empiezaun hoyo (que va en dirección oeste-este) cuyo origen seremonta a finales del cretáceo y que llega más alládel lago de Chapala hasta el llamado “Bajío”, casihasta Querétaro.

El río Lerma, que se originó en la vasta Mesa Cen-tral como producto de una gran red de afluentes, de-sembocaba desde hace muchos años en la depresiónllamada “zona prechapálica”. Originalmente, éstasalía de esa depresión hacia el suroeste pasando porla hondonada de Zacoalco y llegaba al Pacífico por elvalle de Tuxpan o por el actual río Armería. Detenidapor lava y ceniza andesítica, la hondonada precha-pálica durante el micénico era llenada por uno o máslagos y forzaba finalmente un nuevo camino al mar,tal vez ya en el curso del actual río Santiago. Lasformaciones del tardío terciario y pospliocénico quehoy se conocen como “mantos del Chapala” determi-nan el relieve del paisaje de Chapala que al norte dela depresión se agrupan como “Sierras de Atotonilco”y al sur como “Serranías de Pajacuarán”.36 Estasformaciones borraron las huellas de la erosión queentretanto había tenido lugar, llenaron todo el am-plio valle de Guadalajara y obstruyeron de nuevo eldesagüe de la depresión de Chapala. Esta actividadvolcánica fuerte era al mismo tiempo la causa de lasedimentación eólica y el acarreamiento fluviátil demasas sueltas enormes (sobre todo arenas riolíticas,dasíticas y tobas) en el foso y sus cuencas de agua.Éstas se encontraban ahora en un nivel cercano alos 100 metros más arriba y llegaron a ser más gran-des en la época pluvial.

30 Ricardo Delgado Román, “Cuadro cronológico de las causasdel abatimiento del lago de Chapala”, en la revista Ecos de Pro-vincia, Tecolotlán, Jalisco, 1957.31 Ramón Rubín, “El drama del lago de Chapala”, en Excelsior,12 de junio de 1954; Ramón Rubín, “La utilidad del lago deChapala”, en Excelsior, 27 de julio de 1954; “Recursos Hidráulicosy su visión poética de Chapala”, en Excelsior, 6 de febrero de1958.32 Ramón Rubín, La canoa perdida, Ed. Vera, Guadalajara, 1951.33 Quiero mencionar aquí otra novela del médico, filósofo y escri-tor Juan Pablo Guzmán Alemán, El gran Chapa, Ed. Gráfica,Guadalajara, 1951, que también trata sobre la suerte del lagode Chapala. Finalmente haré referencia a un libro histórico-cul-tural que contiene una bibliografía y mapas antiguos sobre lacolonia más antigua del lago, que le dio su nombre, Chapala,escrito por De Alba, Chapala.34 De Alba, Chapala, p. 23.

35 Según Robert H. Palmer, ponencia; Díaz, “La desecación”;García, Estudio preliminar; Behn, “El lago”.36 Datos hidrológicos, 1956, p. 15.

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El agua de estas cuencas iba buscando con el tiem-po su desagüe hacia el río Santiago, en parte por víassubterráneas, en parte pasando por la meseta, hastaque en el pleistocénico el valle fue cegado de nuevoen grandes partes, esta vez por masas basálticas degran tamaño de 30 a 100 metros. El río Santiagoencontró su cauce por encima y al lado de ellas enun período bastante breve, ahora como desagüe delnuevo lago de Chapala, en dirección noroeste haciael Pacífico. Cortó así la capa basáltica y se grabóhasta 300 metros más profundo como barranca pin-toresca en el subsuelo. Para los otros lagos de esteperíodo que se encuentran más al oeste la salida que-daba impedida. Los ríos cercanos no lograron acortarlas montañas alrededor de estas cuencas. La lagunade Magdalena se vació finalmente en nuestra épocacasi por completo con la construcción de un túnel de625 metros y un canal de 10.2 kilómetros hacia elrío Ameca.37 La construcción de estas obras obtuvoel apoyo de Recursos Hidráulicos y se realizaron paraque el propietario se hiciera de nuevas tierras. Loslagos más pequeños de Sayula, Atoyac, Zacoalco yTizapán se evaporaron porque carecían de afluentes,en parte naturalmente, en parte porque habían sidocerrados de manera artificial.

En varios trechos sólo quedaron desiertos saladosporque la efusión extraída en esta zona, sobre todola lava basáltica, contiene muchos componentesalcalinos. Con el desecamiento del suelo se convier-ten en sulfatos, sosas y cales, respectivamente, clo-ratos y, en menor parte, en carbonatos. Durante eldesecamiento de la ciénega de Chapala, se podía verque estas sales de un lado ya están en los primerossedimentos de arcilla con toba, que forman el sub-suelo. Del otro lado son llevados constantemente porerosión de las montañas basáltico-andesíticas. Confrecuencia se destruyeron los cultivos que empezaroncon grandes esperanzas en el terreno del lago secadoen la bolsa de Guaracha. Cerca de la antigua desem-bocadura del Lerma se añadía otro peligro para laagricultura. Los elementos de humus depositadospor el río se dispersaron por la desecación que originala continua baja del nivel del lago. De esa manera,se desparraman ácidos tan corrosivos que quemanlas raíces y parte de los tallos de las plantas.38

Mientras la orilla sur y la nordeste del lago deChapala están rodeadas de lavas basálticas superfi-cialmente muy corroídas y con poco cuarzo, la sierravolcánica en el norte consiste de rocas riolíticas y

dasíticas con más cuarzos, respectivamente. En laslavas basálticas hay nidos de cuarzo u ópalo, sobretodo en el cerro de San Miguel, cerca de Chapala.Estas formaciones geológicas causaron en su zonala formación de una playa de arena, mientras queésta no existe al pie de los cerros con menos silicios.Mariano Bárcena39 recomendó desde 1888 que di-chos materiales se usaran para la fabricación devidrio y cristal, pero hasta hoy no se han aprovecha-do. La fábrica de vidrio en Guadalajara compra sumateria prima de regiones más al norte. El mismoautor menciona que existen aguas termales con tem-peraturas entre 34 y 103°C. La gran mayoría de ellasse localiza en la circunferencia del lago de Chapala.40

El paisaje entorno al lago de Chapala

Las zonas limítrofes del lago de Chapala correspon-den a la zona “conífera”, donde hay pinos, cipreses,cedros blancos, oyamel etc., y a la región identificadahacia el norte alrededor de Guadalajara que se inclu-ye en la zona “templada”, donde hay también pinosy robles, ericas, copal, aile, lináloe y otros árboles dehoja caduca.41

Sin embargo, en un recorrido por este paisaje sepercibirá en la zona “conífera” un ralo conjunto arbo-lado de pinos, sólo en la región alta del cerro de Gar-cía (2 000 metros) que se encuentra en el borde suro-este del lago, o grupos de árboles esporádicos en lascrestas vecinas. Los habitantes de Guadalajara tie-nen que transportarse al menos 20 kilómetros haciael noroeste para poder admirar en las colinas de la“Primavera” los remanentes de bosques de la “zonatemplada”.

Por lo demás, el altiplano que rodea la capital deJalisco está deforestado y quemado como la hondona-da de Chapala y casi todo el resto de México. Dondeno se implantaron parcelas productivas en los bos-ques destruidos, se establecieron pastos o potreros-arbustos utilizados para una creciente ganaderíaextensiva. La vegetación en estos pastos es en sumayoría arbolitos de mezquite y matorral de espinoblanco o árboles de piru aislados. En el mejor de loscasos, se encuentran en las pendientes –que no sonapropiadas para la agricultura ni para el ganado–bosques bajos y secos secundarios con cactus de nopal

37 Ingeniería Hidráulica, vol. II, núm. 3, SRH, 1949, p. 87.38 Rubín, El drama.

39 Mariano Bárcena, Ensayo estadístico del estado de Jalisco,Secretaría de Fomento, México, 1888.40 Ibid., pp. 269-274.41 Véase el mapa del bosque en Atlas geográfico general de Méxi-co, 1949, p. 16.

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y de órgano, que sirven como última fuente de leñapara la población.

Sin embargo, la vegetación en esta tierra alta queestá cerrada hacia los dos océanos por sierras altasno habrá sido demasiado tupida naturalmente. Hum-boldt indicó, como causas principales de la escasezde esta meseta, la evaporación alta y la ausencia decumbres cubiertas de nieve que funcionaran comoproveedores permanentes de agua. Sólo en las orillassiempre húmedas del lago, que hoy en día compren-den áreas desaguadas más o menos anchas y sepa-radas del lago, se ven entre campos de cultivo o dehortalizas y huertas de árboles frutales espesos yfajas de árboles de mezquite y guamúchil a lo largode campos y carreteras. Las legumbres de los dosárboles mencionados por último representan en losmeses de abril y mayo una alimentación suplemen-taria que es cosechada por los viejos y los jóvenes yque representa una mercancía adicional para sobre-vivir. En la tierra desecada del lago, hasta ahora sólolograron crecer pocos chiles de árbol a lo largo de loscanales y pequeños grupos de eucalipto plantado.

El clima en esta tierra de altitud casi regular–Guadalajara 1 557 metros, Chapala 1 547, Oco-tlán 1 527, La Barca 1 536, Sahuayo 1 530, Jiquilpan1 570, Zamora 1 567– es por lo general templado ytranquilo, porque el valle del río Santiago está abier-to hacia el Pacífico. La temperatura media anual seeleva a 20°C, con una máxima extrema de hasta 45.Las heladas se presentan en los meses de invier-no. Las tempranas, en septiembre-octubre, tienenefectos desastrosos para los trigales y los maizales.Las tardías, en marzo o abril, dañan los cultivos dejitomate, pepino, melón y garbanzo –sobre todo en laCiénega–, pero son muy raras. El viento “colimeño”que viene del sur de Colima sopla de noviembre ajunio. De julio a octubre, hay vientos del nordeste ydel norte que traen lluvia y tormentas fuertes aun-que no peligrosas. El viento “zamorano” entra oca-sionalmente en julio y agosto, desde la dirección deZamora del sureste; es la única corriente atmosféri-ca que puede hacer crecer a un “huracán” o “granizal”y causar daños considerables.42

Aunque las precipitaciones (que normalmente noalcanzan los 1 000 milímetros) no son demasiadoabundantes para una tierra alta con suelos muypermeables que se quedan al menos seis meses casisecos, se puede hablar de un clima favorable graciasa la evaporación y la regulación atmosférica que vie-ne del lago. Peña Aguirre43 describe al clima como

“sumamente agradable” y atribuye sólo a las influen-cias del lago las “cosechas suntuosas” en su entorno.Existe una controversia aguda entre las declaracio-nes de los que apoyan el desecamiento, que dicenque las precipitaciones desde 1941 no bastaron parallenar el lago de Chapala como normalmente debíaser,44 y las pruebas de los “defensores” que señalanque había llovido normalmente y bastante entre1934 y 1954 y que todas las bajas del volumen deagua hay que atribuirlas a las políticas tomadas porRecursos Hidráulicos.45 A partir de los resultadosde las mediciones de las estaciones de observación46

no se puede concluir ni lo uno ni lo otro, de manerainequívoca, aunque la tendencia general de unasestaciones parece dar la razón a González Chávez.

42 Behn, “El lago”, p. 28.43 Federico Peña Aguirre, “Aspectos generales del problema del

lago de Chapala”, en Boletín de la Junta Auxiliar Jalisciense dela Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, 1956, p. 98.44 Elías González Chávez, en Boletín de la Junta Auxiliar Jalis-ciense de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, 1956,p. 103.45 José Vicente Palencia, “Trasunto de la tragedia del lago deChapala”, en Boletín de la Junta Auxiliar Jalisciense de la Socie-dad Mexicana de Geografía y Estadística, 1956, pp. 41-52.46 Datos hidrológicos, pp. 268-284.

Mapa 1

El lago de Chapala y su entorno, simplificado por M. Otero.(referencia: Tamayo, Jorge L (1949) Atlas Geográfico

General de México)

Las lluvias que se abaten muchas veces en formamuy intensa sobre los suelos mullidos volcánicos queya fueron despojados de los bosques que los protegíancausaron alrededor del lago de Chapala un fuertequebrado de la superficie. Las barrancas anchas conparedes empinadas y cajones estrechos y hondoscortaron el paisaje donde dominan la piedra pómezy las calizas que dificultaron la sedimentación y eltránsito de las corrientes de agua. El cañón del ríoSantiago (con una profundidad hasta de 400 metros),

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que empieza cerca de Guadalajara y –con breves sus-pensiones– termina sólo a la altura de Tepic en elestado de Nayarit, tiene muchos rápidos. “La barran-ca” en el estado de Jalisco es, desde el punto de vistadel tránsito, el obstáculo más difícil de sortear en eleste y el oeste. Ni la carretera ni el ferrocarril hanosado allanarla hasta ahora. Ambos cruzan el río enel valle amplio que se enjuaga después de salir dellago entre los conos y las lomas de los terraplenesvolcánicos y antes de entrar un poco al este-surestede Guadalajara en medio de tobas y piedras pómezenormes. En cierto modo, acaba por deshacerlas,como también sucedió con las capas riolíticas deabajo que formaron un corte gigantesco.

Donde las tobas ya se endurecieron y formaronun tipo de arenisca blanda –“tepetate”, que se conoceen toda la Centroamérica volcánica–, la erosión logrócrear formaciones más suaves. Así, entre otras áreasque se encuentran en varias partes del curso delLerma, sobre todo donde hay rocas volcánicas duras,es menos posible que existan barrancas profundas.Sólo el río Lerma cortó –donde pasa del Bajío haciala hondonada de Chapala– enormes capas basálticasen una barranca profunda. El cerro de García y lasierra de Tizapán en la orilla sur del lago tienen de-clives anchos y regulares, interrumpidos por peque-ños ríos que normalmente no tienen agua en la tem-porada seca. Algunos de éstos, sobre todo el río de laPasión, han amontonado bahías de llanuras entrela sierra y el lago. Al lado de las sierras volcánicas,se formaron llanuras de tobas con algunas barrancaspequeñas alrededor del lago. Estas orillas aluvialesque han crecido gracias a la intervención de los hom-bres son el cuarto elemento importante en el “Paisajede Chapala”.

Como formas pequeñas hay que mencionar final-mente las islas. Sólo dos de éstas, la isla de Chapala,al sureste del pueblo de mismo nombre, y la isla deMexcala, casi al centro del lago (que durante lasguerras de independencia fue utilizada como refugioy base y que por eso temporalmente se llamaba “isladel Presidio”), están rodeadas todavía por agua.47

Las otras pequeñas islas en general son jorobas ba-sálticas bastante planas en la parte sureste del lagoque llegaron a ser elevaciones en la nueva tierra porla desecación. En otros casos, los nuevos colonos lashan aplanado para construir carreteras y casas consus piedras.

En la vegetación del borde llama la atención –entrehierbas, carrizo y juncal– el jacinto acuático Eichhor-

nia crassipes (Pontederiaceae) que no es originariodel lugar. Viajeros del extranjero lo llevaron para el“embellecimiento” del lago, sin tener idea que semultiplicaría en poco tiempo llegando a convertirseen una verdadera plaga en el lago y en los canales.Otros, sin querer, proporcionaron al lago otra plagacuando sembraron dos variedades ultramarinas decarpas.48 Desequilibraron totalmente la poblaciónautóctona de peces en el lago de Chapala49 que secomponía de “pescados blancos”, “mojarritas”, “ba-gres”, “charales”, “sardinitas” y otras variedades.Desde 1945, se ha extendido en las orillas del lagouna hierba acuática que fue trasladada mediantelas redes de pescar por pescadores que llegaron dellago de Pátzcuaro; en la actualidad esa hierba obsta-culiza considerablemente la navegación. Los mediospara combatirla todavía no se han encontrado; si sele corta sólo se reproduce más rápido.50 Plagas parala agricultura son sobre todo las urracas y, en lamarisma (que está atravesada por acequias), lasratas, las cuales roen cada año miles de plantas demaíz que mueren.51

La secuencia de pueblos alrededor del lago deChapala es larga y estrecha. La tierra cultivada an-tigua, como en las aguas de la “media luna dorada”,ya estaba poblada en los tiempos arcaicos del reinonáhuatl, que durante la época de la Colonia llegó aser uno de los centros más importantes de la NuevaGalicia. Antropológicamente, era uno de los gran-des lugares del origen de la raza mestiza Indo-euro-pea,52 y para la historia de la Iglesia era un baluartedel catolicismo latinoamericano con la sede del arzo-bispo en Guadalajara y templos majestuosos ubica-dos incluso en pueblos muy pequeños.

Los pueblos mismos difieren según su estilo deconstrucción y prosperidad. Según el suelo y el am-

47 Boletín de la Junta Auxiliar Jalisciense de la Sociedad Mexica-na de Geografía y Estadística, pp.113-131 (con mapa).

48 José Guadalupe Zuno, “El problema de Chapala es de carácternacional”, en Boletín de la Junta Auxiliar Jalisciense de la Socie-dad Mexicana de Geografía y Estadística, 1956, pp. 69-82. SegúnDe Alba, fue el ingeniero Manuel Cuesta Gallardo quien introdujoel nenúfar y la carpa en el año 1905; véase De Alba, Chapala,p.141.49 Carlos Cuesta Terrón, “La fauna ictiológica y malacológicacomestible del lago de Chapala”, en Memorias y Revista de laSociedad Científica Antonio Alzate, t. 44, 1925, pp. 39-67; Boletínde la Junta Auxiliar Jalisciense de la Sociedad Mexicana de Geo-grafía y Estadística, p. 20, 1956.50 De Alba, Chapala, p.141.51 Juan Serrano, Ricardo Acosta y Alfonso L. Márquez, Estudioagrícola-económico de la ciénega de Chapala (Unidad de Riego#4, proyecto Los Corrales), Comisión Nacional de Irrigación, Ed.Cultura, México, 1932.52 Zuno, “El problema”, p. 71.

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biente, hay poblados construidos principalmente deladrillos; en otros se utiliza barro o bloques de lavapara los muros y paja de maíz o carrizo para los te-chos. El clima permite también chozas sencillas demateriales puramente vegetales, como cañas de maízo enramados sueltos de hierbas para los grupos másnecesitados.

Los pueblos más pobres se encuentran en las pen-dientes a la orilla sur que está cubierta de sabanaespiga. Sus posibilidades para la agricultura son li-mitadas y viven cerca del lago sembrando pocas tie-rras y dedicados a la cría de cabras y a la pesca. Encambio, en las tierras de aluvión que se encuentran alo largo del Lerma y el Duero, del Santiago y el Zula,hay pueblos campesinos acomodados con parcelasgrandes, ganado y centros comerciales e industria-les. En algunas localidades geográficamente favore-cidas, se desarrollaron pequeñas ciudades dinámicasque representan mercados importantes para los pro-ductos agrícolas, centros de comunicaciones y últi-mamente también son asiento de plantas industria-les, como, por ejemplo, la gran fábrica de Nescafé yla fábrica de leche de Néstle en Ocotlán o la fábricade dulces Montes (que procesa la leche de las vacas deChapala) en Poncitlán.

Ante todo hay que mencionar aquí a Jiquilpancomo un lugar donde el mercado es floreciente parael nordeste de Michoacán y a Zamora en la ruta delDuero. Ambos se encuentran en la carretera de pri-mer orden México-Morelia-Guadalajara-Mazatlán.Además, hay que mencionar a Jocotepec que se ubicaen la tierra fértil de la punta oeste del lago, y a Oco-tlán, que está debajo de la salida del Santiago y lapequeña doble ciudad Briseñas-La Barca. Éste esun lugar de frontera entre Michoacán y Jalisco en latrayectoria del río Lerma donde hay desde hace pocouna sucursal del Banco Agrícola, que es muy impor-tante como institución de crédito para la compra decosechas y el arrendamiento de maquinaria para loscampesinos. Aparte de los anteriores, está el pueblode Chapala –con aproximadamente 5 000 habitan-tes–, que se ha convertido en lugar de retiro duranteel fin de semana para la gente de Guadalajara y paralos jubilados que lo consideran como destino turísticointernacional. El turismo se ha encargado de difun-dir el nombre de esta región y su lago más allá de lasfronteras locales. También la vecina localidad deAjijic se ha constituido en un centro de turismo prós-pero con residencias, pensiones y establecimientosde artesanía y recreo.

Posibilidades anterioresde aprovechamiento del lago

Ya en reportajes antiguos, al ganado de Chapala sele reconoce gran valor. Esto era así porque el ganadoencontraba forraje excelente en los pastos húmedosa la orilla del lago y el lago mismo servía como abre-vadero constante y abundante, situación que no exis-te en muchas regiones de México. Desafortunada-mente, los números exactos sobre el tamaño de loshatos no están disponibles, pero Bárcena53 escribeque la laguna de Magdalena, más pequeña, en sutiempo servía como abrevadero para 45 000 cabezasde ganado. Antes había enumerado que otros autoresmencionaban otros productos agrícolas de la regiónde Chapala. Al lado de diversas hortalizas y frutalesse daban diferentes cítricos, granadas y uvas. Mástarde, el maíz, los frijoles, el garbanzo y el trigo –losprimeros son de humedad, los últimos casi siemprede riego– llegaron a ser los productos principales.En las inmediaciones de la ribera del lago predomi-nan, sin embargo, las huertas con mango y jocote allado de los cítricos de la época española. Los cultivosde calabaza, sandía, melón, pepino, chayote, chile,cebolla, papas, col, jitomates, zanahorias, rabanitosy lechuga son más recientes y se relacionan en partecon el uso de tractores modernos, sobre todo en laciénega donde hay muchos canales y bombas. Sin

53 Bárcena, Ensayo estadístico, p. 268.

Mapa 2

La región debajo del río Lerma, el Lago de Chapalay el río Santiago, (referencia: Secretaría de Recursos

Hidráulicos (1955), mapa del Lago de Chapala(escala 1:100 00)

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embargo, grandes partes de ese terreno pantanosoresultaron inservibles para la agricultura y la horti-cultura debido a la salinización del suelo. Llegarona convertirse en terrenos monótonos, a veces areno-sos, a veces arcillosos, con pastos de baja calidad. Conpozos de garrucha (que se ponen en marcha con lafuerza de caballos o de hombres) se abreva en estospastos al ganado, al que pastores montados impidenentrar en las áreas de cultivo. Se imponen al viajerocomparaciones con paisajes de la región de la Pussta,Hungría.

Siempre se antepone a todas las posibilidades deuso, en las descripciones del paisaje de Chapala, lapesca y el agua, pues ambos, pescado y agua potable,son recursos escasos muy solicitados en la tierra altade México, lejos de la costa. Severo Díaz54 estimó en1956 el valor anual del (excelente) pescado de Cha-pala que llega al mercado –¿tal vez un poco dema-siado alto?– en 15 millones de pesos. Sólo en un áreaque representa una quinta parte del lago había 800personas ocupadas inmediatamente con la pescacuando el profesor Cuesta Terrón55 llevó a cabo susestudios de pesca. Se añadían todos los que vivíande los oficios relacionados, como la producción de re-des, nasas y barcos, el transporte y el comercio. Elpescado parece ser uno de los alimentos más baratosy accesibles. Mientras que, por ejemplo, el precio parael producto básico más importante, el maíz, subióen el período de 1940 a 1958 de 0.10 a 1.50 pesos elkilo, el precio del pescado subió sólo de 6.60 en pro-medio a 16 pesos.56 Es claro que la riqueza de la pescadel lago de Chapala posibilita también la existen-cia de aves acuáticas muy variadas. Es muy probableque la región del lago desde siempre fuera el lugarde reunión más grande en toda la tierra alta mexi-cana para aves acuáticas. A este respecto el deseca-miento representa también una perturbación masi-va del equilibrio biológico natural.

Como vía de transporte barato y cómodo entre lospueblos ribereños, el lago siempre cumplía otra fun-ción valiosa. Ya al final de la época colonial se pensóen ligarlo con la ciudad de Guadalajara por mediode un canal, con el fin de establecer una vía de comu-nicación y de abastecimiento de agua. La cuenca deChapala desempeñaba para el abastecimiento de ali-mentos hacia la capital de Jalisco un papel parecidoal de las regiones Vier y Altenlande para Hambur-go. Con el fin de la dominación española, no se rea-lizó ese plan. Tampoco el nuevo congreso que después

asumió el poder quiso llevar a cabo el proyecto, aun-que un ciudadano perspicaz de Guadalajara, donJulio Vallarta, intercedió con empeño a favor del planen 1826. Y cuando finalmente, en 1833, otro goberna-dor más abierto, Pedro Tames, encargó al ingenieroinglés Samuel L. Trant los trabajos preparatoriospara realizarlo, muy poco después, al inicio de larevolución perdió toda posibilidad de actuar y coneso también murió el proyecto del canal.57 El plan eraempezar la conexión acuática artificial cinco leguasal oeste de Ocotlán, cerca del pueblo de Poncitlán,para dirigirla primero en forma paralela al río San-tiago, pasando en forma recta hacia Guadalajara.La vía de navegación a esta ciudad no se ha construi-do hasta ahora; el canal de agua potable se realizóentre 1954 y 1956.

Es sorprendente que los funcionarios mexicanosestuvieran tan poco interesados en el desarrollo devías acuáticas en su país. A la propuesta bien susten-tada de Tadeo Ortiz58 de incluir el lago de Chapalaen una red de navegación interior mucho más gran-de no se le hizo caso. Ortiz, quien conocía de vista elcanal de Languedoc en Francia, desarrolló en formadetallada un proyecto para construir una vía fluvialque empezara en el río Lerma cerca de Querétaro yque culminara en el Pacífico después de sortear enforma apropiada las cataratas del río Santiago. Na-turalmente, también había incluido la posibilidad deun canal lateral hacia Guadalajara. Estaba de acuer-do con Otero59 en la suposición de que tal vía fluvialincluso podría llevar a una conexión más rápida entreEuropa y Asia. Treinta años más tarde, después deque la orden del emperador Maximiliano de ejecutarlas propuestas anteriores fracasara por su muerteviolenta,60 Juan B. Matute61 abogó otra vez por lainclusión del Lerma y el Santiago en la red de navega-ción interior, pero de nuevo fue en vano. Se abandonó,entonces, el plan de un canal hacia Guadalajara por-que ya se pensaba en la construcción de un ferrocarrilde esta ciudad hasta Juanacatlán en el curso del ríoSantiago, entre Guadalajara y Poncitlán.

Todo lo que hasta entonces realmente sucedió deprogreso fue la fundación de la Compañía de Nave-gación y Comercio del Lago de Chapala y Río Grandeel 26 de diciembre de 1865. Después de la acumula-ción de un capital social de un millón de pesos por

57 Mariano Otero, “Guadalajara”, en El mosaico mexicano o colec-ción de amenidades curiosas e instructivas, t. VII, México, 1842,pp. 459-474.58 Ortiz, México, cap. XI.59 Otero, “Guadalajara”.60 Zuno, “Problema”, p. 75.61 Matute, Proyecto.

54 Severo Díaz, “La desecación”, p. 20.55 Cuesta, “La fauna”.56 Rubín, “Recursos”.

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la venta de acciones a cien pesos, se tenía previs-ta la “realización de la navegación en el lago de Cha-pala y el río Grande, la adquisición y construcciónde barcos, la canalización y otra ampliación de lasvías fluviales, la compra y el comercio con produc-tos de las regiones vecinas y el desarrollo de regionesimproductivas”, todo con el fin principal de tener“transporte rápido y barato de los productos agríco-las a Guadalajara y más lejos al interior hasta Aguas-calientes y Zacatecas en intercambio con los pro-ductos de la minería de allá”. Se pensaba en vaporesde 18 a 24 metros de largo por 4 metros de ancho y1.80 de altura, con una capacidad de carga de 20 a40 toneladas.62

Una parte de estos planes se hizo realidad. Bár-cena63 relata que el pequeño vapor Libertad empezósu servicio en 1868 y circulaba en su tiempo al ladode barcos de remos y de vela entre Chapala y LaBarca, pasando por Ocotlán y Jamay, que tambiéntenían un puerto. Pero poco después esta “gran nave-gación” se terminó porque el Libertad zozobró el 24de marzo de 1889 cerca de Ocotlán. Varias personasperdieron la vida.

Más tarde, el noruego Christian Schjetnan, quienvisitó Chapala en 1908 por primera vez, abogó enton-ces por el desarrollo del turismo, y fundó una “compa-ñía de fomento de Chapala”, que luego pasó a ser laCompañía del Ferrocarril a Chapala. Ofrecía desde1920 recorridos con el vapor de pasajeros de doscubiertas Vicking y el vapor de carga La Tapatía64

que prestaba servicios regulares entre Tuxcueca, Ti-zapán, Cojumatlán y La Palma hacia la orilla sur.Pero en 1925 se vio obligado a parar sus servicios acausa de la concurrencia más barata de empresaspequeñas. La misma compañía construyó finalmenteel ferrocarril de Chapala a La Capilla, con conexioneshacia a los Ferrocarriles Nacionales, lo que estabaplaneado ya desde años atrás. En Chapala mismoconstruyó una estación magnífica que más tarde fueutilizada como establo. En el año de 1920 se empezóel servicio, pero nunca fue rentable y se abandonóen 1926, después de daños considerables derivadosde una inundación grande del lago cerca de Chapa-la.65 Según otros informes, el servicio duró desde1919 hasta 1925.

Con este ferrocarril se posibilitaron por primeravez transportes masivos rápidos del lago a la capitalde Jalisco. Pero entre las dos guerras mundialescuando se amplió la red de carreteras en México, seintensificó también el tráfico de automóviles entreGuadalajara y Chapala. Ya en los últimos días delaño 1909, llegó el primer automóvil a Chapala.66 Enel mismo año, se fundó el primer Club de Yates deChapala, después de que se avecindaron extranjerosde diferentes nacionalidades cerca del lugar a par-tir de 1895. Estos extranjeros acudieron a la regiónprincipalmente con el fin de utilizar las virtudescurativas de las aguas termales, luego de que en 1898se abriera un primer hotel con 36 cuartos para el tu-rismo.67 En 1917, se sustituyó el servicio postal conmulas, que tardaba doce horas, por autobuses querecorrían el mismo trayecto –en buenas condiciones–en cinco horas. El ferrocarril vino, por lo tanto –bienmirado–, demasiado tarde. Nunca pudo competir conla espléndida carretera turística de 48 kilómetrosentre Guadalajara y Chapala. Se quitaron los rielesy los trenes. Al edificio grande de la estación deChapala lo compró el Country Club estadounidenselo transformó en casa club y puso campos de golf asu alrededor. La autopista se construyó entre 1947y 1953 y favoreció el auge turístico y las estanciasde fin de semana. Se inauguró en agosto de 1953.Todo esto sucedió durante el período del activo gober-nador licenciado don J. Jesús González Gallo (acci-dentado mortalmente hace poco), quien se esforzabatambién por la construcción de escuelas, mercadosmodernos, abastecimiento de agua potable y drenajeen Chapala.68 Hasta la bifurcación hacia el aeropuer-to de Guadalajara, a la altura del kilómetro 17, laautopista tiene una anchura de 18 metros. Despuéses de 12 metros. Lo asfaltado lleva hasta Chapalahacia el oeste hasta El Manglar (kilómetro 51) conla misma anchura. Luego, con 8.5 metros de ancho, lacarretera conduce hasta el pueblo de Jocotepec enla punta oeste del lago (kilómetro 71) donde se unecon la carretera México– Guadalajara (kilómetro 623).

El ferrocarril Guadalajara-México toca Poncitlán,Ocotlán y La Barca y todavía conserva funcionesimportantes, porque no sólo conecta la región de su-ministro de la cuenca de Chapala con la capital delestado de Jalisco sino que ahora también lo hace conla ciudad de México, que es el segundo gran compra-dor porque aun está más hambriento. La ribera surdel lago se desarrolló gracias a la carretera México-

62 Estatutos de la Compañía de Navegación y Comercio del Lagode Chapala y Río Grande, A. de P. González y México-M. Murguíaeditores, Guadalajara, 1866.63 Bárcena, Ensayo, p. 263.64 “Tapatías” se llaman las mujeres de Guadalajara. Según otrosinformes, el vapor tuvo por un tiempo el nombre de Reina.65 Alba, Chapala, p. 120.

66 Ibid., p.141.67 Ibid., pp. 116-118.68 Ibid., p.124.

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Guadalajara. Existe una travesía de 30 kilómetros,que en primera instancia se compone de grava ba-sáltica y que conecta desde Sahuayo hasta La Barcaen el norte, cruzando los campos, pastos y coloniasde la Ciénega, la cual, hasta 1910, todavía estabacubierta con las aguas del lago de Chapala.

En 1884 se instaló en Guadalajara el primer alum-brado eléctrico.69 Puede ser que la corriente y las ca-taratas del río Santiago llamaran la atención de losingenieros en la zona de descarga del lago de Chapalacomo fuente de fuerza hidroeléctrica apropiada. Enlas primeras décadas de este siglo, la Compañía Hi-droeléctrica e Irrigadora del Chapala construyó lascentrales hidroeléctricas El Salto, Puente Grande yLas Juntas, todas entre la salida del Santiago y ladesembocadura del río Verde. Con estas plantas sesuministraba electricidad a Jalisco y a grandes par-tes de Michoacán y Guanajuato. El desarrollo rápidode la industria en Guadalajara, sobre todo las innu-merables fábricas textiles, no habría sido posible sinellas. Pero cuando con un costo de 80 millones depesos se terminó otra planta más grande con cuatroturbinas –la planta de Colimilla–, sólo se podían po-ner en marcha dos turbinas a causa de los procesoscatastróficos causados al lago de Chapala.

En diferentes ocasiones se sugirió la utilizacióndel lago de Chapala como pista de aterrizaje baratapara hidroaviones de carga y de pasajeros entre am-bas costas, pero hasta ahora las autoridades respon-sables no lo han tomado seriamente en considera-ción. Tal vez lo ven como algo inviable, dado que elbonito paseo que había construido el gobernadorGonzález Gallo alrededor de la ribera se terminóexactamente en el momento en que el lago se empezóa retirar por las políticas de Recursos Hidráulicos.Hoy en día, se tiene que caminar más de medio kiló-metro para llegar al lago. Así, nunca podría servirpara hacer un paseo bonito, puesto que las escalerasque llevaban una vez directamente de las terra-zas de los hoteles a los barcos y a los yates de los tu-ristas internacionales llevan hoy –según se trate dela estación del año– a un pasto pantanoso o árido.Sólo queda un foso estrecho de agua lleno de liriocomo última conexión no utilizable entre el puerto yla playa mantenido difícilmente en el cieno. Ciuda-danos de Guadalajara a quienes les gustaba bañarseen el lago crearon, a 15 kilómetros al oeste de PiedraBarrenada en el acantilado, una pequeña y primitivazona recreativa. Las huertas –en otros tiempos férti-les– a lo largo de la ribera del lago y los cultivos de

col, melón y chayote se empiezan a secar y lleganmás y más quejas a las autoridades de Guadalajara,en el sentido de que el terreno que se está secando seabre en surcos y que las bombas ya no pueden ex-traer bastante agua para el riego.

Historia del desecamiento

Un hacendado codicioso pidió al emperador Maximi-liano la concesión para el desecamiento del lago deChapala. Pero su solicitud fue rechazada con unarespuesta sensata y clara que argumentaba que seríamás fácil que le dieran el Golfo de México para esosmismos fines que el lago. Este acontecimiento, quecon gusto se contaba en Jalisco, documenta el enten-dimiento del monarca austriaco hacia los regalos dela naturaleza. El mexicano Porfirio Díaz, a quien laélite europea alababa por sus atributos dictatoriales,no tenía tales sentimientos. Sin más ni más, dio asu favorito Cuesta Gallardo el permiso pedido paraponer un dique a la Ciénega Michoacana, es decir“al pantano”, la punta plana al sureste del lago en elestado de Michoacán, al sur de la desembocaduradel Duero y el Lerma en el viejo delta de estos dosríos. Con la construcción de un dique en La Palma,hacia el norte hasta Maltaraña en la avenida del ríoLerma, se terminó la obra en 1910. Gracias a ello, elhacendado Cuesta Gallardo pudo incorporar a sustierras no menos de 54 000 hectáreas (según otrasfuentes 48 000 hectáreas) de aluvión de buena cali-dad. En cambio, el lago de Chapala perdió su depó-sito natural para las aguas adicionales de los añoscon muchas precipitaciones. Pero también CuestaGallardo pronto perdería esa adquisición. Eso suce-de después de que las inundaciones, la salinizacióny las plagas de insectos le causaron muchos perjui-cios. Además, el derrocamiento de su benefactor,quien era un dictador sin escrúpulos, lo obligó a aca-tar el nuevo orden revolucionario.

El agua excedente del lago tenía que ser conducidaa través del río Santiago hasta el mar tan rápida-mente como se juntaba, sin poder ser utilizada enaños posteriores más secos; eso, si el agua no lograba–como sucedió por primera vez en 1912– romper eldique y tomar posesión de sus superficies anteriores.Pero esa posibilidad fue eliminada paso a paso conel refuerzo constante de los diques. Al menos no seafectó el nivel máximo normal del lago, que se definiócon la “cota 97.80” a 1 524 metros sobre el nivel delmar a causa del primer ataque frontal de la acciónhumana en contra del lago.69 Matute, “Ligera”.

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Las fluctuaciones naturales del nivel del agua porsupuesto siempre existían. Behn70 reporta la seriede fluctuaciones desde finales del siglo pasado. Re-cursos Hidráulicos publicó una gráfica para los años1900-1954.71 Lo significativo es que el agua exceden-te del lago en 1898, un año lluvioso, causó la primeraintervención de la gestión humana. En el río Santia-go, cerca de Poncitlán, se construyó una presa conesclusas que se puso en marcha en 1905, con el finde poder almacenar agua excedente para los añossecos, pero la planta no fue terminada a la separaciónde la gran Ciénega. Por ello, en el año de 1946, seabrieron las esclusas completamente por orden supe-rior con el pretexto de evitar inundaciones en laCiénega.72 Esto trajo como resultado una reducciónrepentina del nivel de agua de dos metros.73

En medidas más pequeñas ya desde siempre sele quitaba agua al lago. En todas partes del Lerma,el Duero y los otros afluentes se sacaba agua para elriego que en realidad correspondía al lago. Pero estastomas eran limitadas. Tocaría al ingeniero Luis. P.Ballesteros, el mismo que habría llevado a cabo eldesecamiento de la Ciénega, proponer al gobiernoun aprovechamiento más intensivo de los afluentes,sobre todo del río Lerma. Entretanto, este ingenierohabía llegado a ser el consultor principal de la Com-pañía Hidroeléctrica Chapala para el abastecimientode agua de sus plantas en el río Santiago, y fue élquien, al lado de sus alumnos, dirigió buena partedel atentado contra el lago de Chapala, aparte deldesecamiento de las lagunas de Cajititlán y de LaMagdalena en Jalisco, como también de la lagunamucho más grande de Cuitzeo en Michoacán.74 Susacciones partieron de cálculos de gabinete que con-sistían en señalar que, de los 1 500 millones de me-tros cúbicos que anualmente salían por el Santiagoprovenientes del lago de Chapala, únicamente seutilizaban 500 millones para la producción de electri-cidad, y que los 1 000 millones restantes desemboca-ban “inútiles” hasta el mar.75 Según su idea, habíaque interceptar esta cantidad que se desperdiciabaantes de que entrara al lago, es decir, en la zona del

río Lerma, para utilizarla en la producción de electri-cidad y en el riego de 100 000 hectáreas de tierra.

La Comisión del Sistema Lerma-Chapala-Santia-go, que en este tiempo era muy controvertida, retomósus ideas. Partiendo de ellas se desarrollaron luego,con la colaboración de su alumno Elías GonzálezChávez y bajo la dirección de Recursos Hidráulicosy el apoyo de la Comisión Nacional de Irrigación, enel medio Lerma, dos presas: la de Tepuxtepec –termi-nada en 1935–, con una capacidad de 375 millonesde metros cúbicos, y la de Solís –terminada en 1948–,con 625 millones de metros cúbicos y una capacidadadicional para años lluviosos de 200 millones demetros cúbicos.76

Estas presas y sus respectivos canales de riego seproyectaron inicialmente sobre todo a favor del esta-do de Querétaro, que ya estaba casi completamentedeforestado y árido. No obstante, el mismo estadotuvo que dar a conocer su “ruina agrícola total” enmayo de 1958.77 En el mismo tiempo, se ampliaronlas esclusas, en el río Santiago cerca de Poncitlánque servirían para aumentar la capacidad del lagode Chapala en caso de lluvias extraordinarias. Lacantidad del volumen de agua utilizable del lago deChapala entre las cotas 97.80 y 94.60 se elevaba se-gún el cálculo de Recursos Hidráulicos, a 3 510 millo-nes de metros cúbicos, con una reducción a la cotamínima de 93.70. Esto equivale a 4 410 millones demetros cúbicos.78 En realidad, sin embargo, ya en1954 el agua se quedó bastante abajo de la cota 92.79

Todos estos cálculos seguramente fueron hechoscon la mejor voluntad. Así, se clasificaron no menosde 84% de las superficies irrigables por el Lerma enlas clases de calidad de suelo I y II. Sólo de 30 000hectáreas de terreno de riego en la ribera del lago deChapala y a la salida del Santiago se esperaba obte-ner por lo menos 47 000 toneladas de cereales conun valor de 32 millones de pesos.80 En 1952, las su-perficies regadas ascendieron en la Ciénega deChapala a 23 000 hectáreas y en el alto río Santiago,

70 Behen, “El lago”, pp. 24-26.71 Datos hidrológicos, p. 263.72 Díaz, “La desecación”, p. 6; Ricardo Delgado Román, “Exposi-ción ante la Cámara Nacional del Comercio de Guadalajara, paradar a conocer los problemas que confronta el Lago de Chapala”,en Boletín de la Junta Auxiliar de la Sociedad Mexicana de Geo-grafía y Estadística, 1956, pp. 53-68.73 Rubín, El drama.74 Idem.75 Elías González Chávez, en Boletín de la Junta Auxiliar de laSociedad Mexicana de Geografía y Estadística, 1956, p.102.

76 Según Rubín, para 870 millones de metros cúbicos en total;véase Rubín, “La cuenca”. Para informaciones más detalladassobre la construcción de la presa Solís véase Ingeniería Hidráuli-ca, vol. II, núm. 3, 1948, pp. 62-75, con muchas ilustraciones, yesquema en p. 78. Sobre otras posibilidades de riego en la cuencaLerma-Chapala-Santiago, sobre todo con la presa Solís, véase elmapa en Ingeniería Hidráulica, vol. III, 1949, núm. 2, p. 27.77 El Occidental, Guadalajara, núm. 5635 del 6 de mayo 1958.78 Ingeniería Hidráulica, vol. II, núm. 3, SRH, 1948, p.85.79 Compárese ilustración 4 y la gráfica en Datos Hidrológicos,1956, p. 263.80 Ingeniería Hidráulica, vol. II, núm. 5, SRH, 1948, p. 85.

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entre el lago y la desembocadura del río Verde, a casi7 000.81

Sin embargo, las lluvias extraordinarias que seesperaban no vinieron. Al contrario, como consecuen-cia de los cierres enormes en el río Lerma, el lagorecibió tan poca agua que su desagüe en el río Santia-go fue insuficiente para alimentar las centrales eléc-tricas. Debido a ello, hubo restricciones de electri-cidad en Guadalajara que no pudieron evitarse.Asimismo, el suministro contractual (a propósito,muy barato) a la Guanajuato Power Company, unacompañía extranjera privada que operaba en el es-tado vecino de Guanajuato, no se pudo cumplir. Gon-zález Chávez, en 1947, tuvo que disponer una tomade agua adicional de las existencias del lago. Estesuministro de agua se realizó la Compañía Eléctri-ca con el ahondamiento de la salida del Santiago ycon un canal dragado que paulatinamente se retira-ba hacia el oeste y el centro. La protesta contra laspolíticas de Recursos Hidráulicos resultaba azarosa,dado que la Compañía Eléctrica dependía financie-ramente del gobierno federal y del gobierno jaliscien-se [y eso podría ocasionar que hubiera apagones].82

Ya en 1915 se dragó y canalizó por primera vez lasalida del Santiago,83 pero las nuevas tierras queresultaron de ese desecamiento se perdieron y llega-ron a cubrir el canal.

Aparte de este primer robo de las aguas del lagode Chapala, se presentó desde el mismo año de 1947la cuestión del cálculo problemático de la evaporaciónconsistente en 1 700 y 1 900 millones de metros cú-bicos anuales. Esa teoría del ingeniero Andrés GarcíaQuintero, que ya hemos mencionado antes, se aso-ciaba a la idea de un decreto presidencial que prác-ticamente declaraba la sentencia de muerte del lagopor ser un “lujo” para el país. El presidente de en-tonces, Miguel Alemán, había retomado la idea de¡aprovechar mejor esa agua inútilmente evaporadapara fines de riego! Quintero había calculado que¡no menos de 200 000 hectáreas de tierra regable sepodrían beneficiar con el riego y eso traería un bene-ficio de 200 millones de pesos para la nación! De esamanera, nacieron grandes sistemas de canales en elbajo Lerma, en la región de Salamanca, Yuriria, LaPiedad y La Barca. Al río Duero ya afectado fuerte-mente por la construcción del dique de la Ciénega,se recurrió para otro aprovechamiento. En el ríoprincipal de la ribera sur, el río de la Pasión, se cons-truyó cerca de La Manzanilla otra presa para bene-

ficio de la agricultura, y más al este de esta presa sedejó secar también el Rincón de María. Por otra par-te, ya casi no se intervenía contra la toma de aguaacrecentada y en gran parte “salvaje” de afluentes yperforaciones de pozos realizadas por parte de em-presarios privados para el riego. Delgado84 habla deno menos de 5 000 pozos originados sin permiso sólopara la zona del Bajío, los cuales quitaron al lagosus corrientes subterráneas. En los cálculos de Del-gado se perdían, solamente por la situación anár-quica y los métodos inadecuados en las zonas de rie-go, 500 millones de metros cúbicos anualmente, loscuales deberían llegar al lago. García Quintero, unode los autores principales de la catástrofe, calla sobreestos números. En cambio, argumenta85 que ya parael año de 1952 se regaban 25 000 hectáreas de tierracon el agua del lago o de sus desagües y estimaba86

que se podrían regar otras 185 000 hectáreas en lacuenca Lerma-Chapala-Santiago.

Como por el río Santiago salía cada vez menos ymenos agua del lago y no se podían garantizar los536 millones de metros cúbicos anuales autoriza-dos87 a la Nueva Compañía Eléctrica de Chapala (quesustituyó a la arruinada compañía de electricidadanterior), se instaló en 1948 a costas de la compañíauna gran estación de bombeo con 15 máquinas y unacapacidad de 24 metros cúbicos por segundo en Oco-tlán. Esas bombas podían sacar 432 millones demetros cúbicos anuales del lago;88 sin embargo, dadoque este cálculo tampoco salió bien y el lago disminu-yó más y más, se secaron nuevas superficies, princi-palmente en la bahía de Jamay, en el llamado “Panta-no Maltaraña”. Como fallaron los cálculos, se tuvieronque tomar medidas más tajantes entre 1952 y 1953.Se conectó el curso inferior del río Lerma por el CanalBallesteros, con una capacidad de 30 metros cúbicospor segundo, con la parte de la desembocadura delrío Zula y a través de éste con el río Santiago. Elúltimo afluente libre del Lerma y el río Duero se des-conectaron del lago al estrangularse esas entradascon una presa cerca de La Maltaraña. El lago sólodependía de las precipitaciones. Sin estorbo conti-nuaban la evaporación y el achicamiento del lago.

El 11 de noviembre del mismo funesto año de 1953,el presidente de la república, don Adolfo Ruiz Corti-nes, firmó un decreto que había sido elaborado porRecursos Hidráulicos, su secretario de Estado y el

81 Ibid., p. 45.82 Rubín, “El drama”.83 Behn, “El lago”, p. 25.

84 Delgado, “Cuadro”.85 García, Estudio hidrológico, p. 40.86 Ibid., p.54.87 Ibid., p. 55.88 Delgado, “Cuadro”.

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director de la Comisión Nacional de Irrigación, el in-geniero Eduardo Chávez.89 Este decreto disponía eldesecamiento y la venta de otras 18 000 hectáreasde terrenos del lago a propietarios privados. Por pu-blicación en el boletín oficial del gobierno mexicano,este “decreto de desecamiento” entraría en vigor elprimero de diciembre de ese año. Las primeras cose-chas de las nuevas tierras todavía húmedas del deltadel Lerma cerca de Jamay habían estimulado estadecisión. El Estado mexicano podría pensar en losfuturos compradores y beneficiarios para hacerse deun recurso extra y poder recuperar sus inversiones.

Pero dos intervenciones de “fuerza mayor” hicie-ron detener la realización de este plan. Las cosechasen las nuevas tierras alrededor de Jamay disminu-yeron porque el suelo se estaba secando a causa delcontinuo retiro del lago y se empeoró por la produc-ción de salinas y ácidos. Además, en el invierno de1954-1955, hubo una sequedad como no se había pre-sentado desde hacía mucho tiempo. El nivel del lagoestaba al final del año en la cota 90.8; es decir, habíabajado 6 metros de la cota máxima normal, y su con-tenido, que en 1901 había sido calculado en 8 500millones de metros cúbicos, se redujo a 1 200 millo-nes. La estación de bombeo en Ocotlán casi estabasin agua y la Compañía Eléctrica de Chapala, apoya-da por la Comisión Federal de Electricidad, tuvo queinstalar improvisadamente otras bombas con unacapacidad de aspiración hasta de dos metros debajodel nivel de agua más bajo cerca de San Miguel, enotra área remanente del lago. Así, la compañía subía–con su propia electricidad– la escasa agua que que-daba en el lago para llenar el cauce vacío de la salidadel Santiago.

Sobre la reducción de las cantidades de agua quealimentaron el lago por el río Lerma debido en partea condiciones climáticas, en parte a intervencioneshumanas, según lo reportado por la estación hidro-métrica de Yurécuaro en el Bajío, la estación másdotada, la de Briseñas-La Barca que se encuentrarío abajo, desafortunadamente sólo midió los volú-menes de 1928 a 1931. Yurécuaro, en cambio, anotópara los años de 1922 a 1948 un promedio de tránsitode agua entre 20 y 156 metros cúbicos por segundo,y cifras debajo de 30 metros cúbicos fueron la excep-ción. Por el contrario, de 1949 a 1954, las cantidadesde agua se elevaron tan sólo a 18.0, 14.3, 12.8, 23.5,24.5 y 18.9 metros cúbicos. El volumen total anualdel río en esta estación, se redujo a menos de 1 000millones de metros cúbicos, mientras que antes de

1949 excepcionalmente se elevaba entre 1 000 y 5 000millones. El año de 1951, el río llevó la cantidad mí-nima de sólo 405 millones de metros cúbicos.90

Las precipitaciones abundantes en el otoño de1955, por cierto, hicieron superfluo el funcionamien-to de las bombas auxiliares en San Miguel, dado quelas inundaron. El agua subió 3.20 metros, así que,visto de manera superficial, otra vez existía un lagobastante grande. Pero en abril de 1956 hubo otrabaja de nivel de 80 centímetros.91 La pérdida de aguaen el año de 1957 se elevó, según reportes de la época,a no menos de 144 millones de metros cúbicos. En síno era una cifra demasiado grave, si se comparabacon los datos de otros años lluviosos, como 1912,1926, 1935 o 1941. En esos años el lago se alimentóhasta con cuatro millones de metros cúbicos.92 Peroa la sazón todavía funcionaban sus afluentes queahora en la nueva situación habían sido cerrados.

En vista de la progresiva deforestación y deserti-ficación del entorno y de la región y del deterioroobservado en otras partes de México, cabe preguntar:¿habrá en las 18 000 hectáreas nuevas, obtenidasde los terrenos desecados del lago, humedad suficien-te para los cultivos esperados? ¿O será como al otrolado de la sierra, en las lagunas secadas de Zacoalco,Sayula y La Magdalena, donde se formaron costrasblancas de sal en vez de cultivos verdes o donde seredujeron las posibilidades de mantener húmedo elsuelo? ¿Será verídico lo que advirtió uno de los defen-sores más solícitos del lago, Ramón Rubín, y lo queahora gritan grandes carteles en la terraza del hotelplayero ahora despoblado de Chapala: “donde mue-re un lago, nace un desierto”?

A ese mismo Ramón Rubín93 se debe la siguientelista de extracciones de agua del sistema Lerma-Chapala-Santiago, principalmente para fines de rie-go en las condiciones que imperaban a principios de1956. La lista muestra, aparte de las cifras enormes,la preferencia extraordinaria de las zonas del MedioLerma en perjuicio del estado de Jalisco, como ribe-reño principal del lago de Chapala.

Usufructuarios Millones de metroscúbicos

Distrito Federal 350Presa Tepuxtepec 375Presa Solís 870

89 No hay que confundirlo como pariente del ingeniero ElíasGonzález Chávez aunque tengan el mismo apellido.

90 Datos hidrológicos, pp. 101-106.91 Rubín, “La cuenca”.92 Behn, El lago, pp. 24-26.93 Rubín, La cuenca.

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94 Eso y lo siguiente principalmente según “Agua para Guada-lajara”, 1956.

Usufructuarios Millones de metroscúbicos

Laguna Yuriria junto conpresa Solís 150

Canales Salamanca, etc. 200Tomas del río Duero 230En la parte superior de la cuenca 2 175

Presa y toma al río Zula 40Toma directa del lago 150Presa en el río Verde 300Presa en el río Juchipila 100Otros canales más pequeños 50En la parte inferior de la cuenca 640

La época de lluvia del verano de 1958, que trajo,según los informes recientes, precipitaciones récord,suavizó una vez más el problema de Chapala. Segúnesos informes reportados en el otoño de 1958, el lagocasi recuperó su nivel anterior gracias a las lluviasextraordinarias. Sobre eso “hay gran alegría en todoJalisco y sobre todo entre los ciudadanos de Guada-lajara” que suelen ver el lago como un elemento indis-pensable del entorno de “su” ciudad.

Agua potable para Guadalajara

Más arriba se citó que se lamentaba ya hace más decien años la localización equivocada de la ciudadde Guadalajara a casi 50 kilómetros del lago de Cha-pala. Al menos en estos tiempos la ciudad todavíano sufría problemas con el suministro de agua pota-ble. Obtenía el agua a través de una “galería” o unacueducto, proveniente del manantial de Los Colo-mos en la colonia vecina de Zapopan. Sólo ahí, en elnoroeste de la ciudad, a lo largo de la sierra que vaparalela a la barranca del Santiago, en Zapopan yen Agua Azul, en los valles de Atemajac, Toluquillay Tesistán, hay mantos acuíferos caudalosos. Entodos los otros rumbos desde Guadalajara se habuscado tales reductos en vano. La capacidad de la“galería” era de 500 litros por segundo, tambiéncuando más tarde fue sustituida por cañería. Erasuficiente para 80 000 habitantes.

México se encuentra en las últimas décadas deuna época fundacional como la que nosotros vivimosdespués de 1870. Se promueve la industrializaciónnacional al extremo. Eso está vinculado a un creci-miento muy rápido –no siempre sano– de las ciuda-des. Aparte del Distrito Federal, la capital de Jaliscoha sido uno de los centros que prosperó más rápido.

Se encuentra en un clima sano de altura y los tapa-tíos –así se llaman sus habitantes en el lenguajepopular– son gente activa y práctica. Desde siempreaquí ha sido el lugar de la industria textil. Ya prontose cambió a la producción fabril. Más tarde se añadie-ron la industria cementera, la fabricación de vidrio,la industria de alimentos y de estimulantes, talleresde reparaciones para el tráfico constantemente encrecimiento y otros. Cumplía otras funciones comosede del gobierno civil y del eclesiástico, sitio de ban-cos y de comercio, nudo de comunicaciones y destinoturístico. En 1930, tenía 180 000 habitantes.

Pero el abastecimiento de agua no cambió signi-ficativamente. Sólo un número pequeño de fábricasy unos cuantos ciudadanos que se lo podían permitirempezaron a cubrir sus necesidades con pozos priva-dos porque el abastecimiento público dejaba que de-sear. Cuando los habitantes aumentaron en 50 000personas hacia 1940, la ciudad empezó a realizarperforaciones para buscar agua subterránea.94 Deesta manera, se logró aumentar la capacidad ante-rior en 200 litros sobre segundo. Con la ayuda deRecursos Hidráulicos se encontraron en los vallesmencionados otras corrientes de agua y por fin en1951 se pudo aprovechar 375 litros sobre segundo.Sin embargo, al mismo tiempo se redujo la capacidaddel acueducto de Los Colomos a 300 litros sobre se-gundo. Hoy en día, se eleva a menos de 150 litros so-bre segundo. También algunos pozos nuevos en losvalles de Atemajac y Toluquilla ya se habían agotadohacia 1950. Ocho perforaciones en el valle deTesistán, en cambio, se mostraron estables con unacapacidad total de 380 litros sobre segundo. Pero,en general, el abastecimiento de las casas llegó a sermás y más problemático en cada mes.

Hacia febrero de 1953, era necesario presentar lasituación precaria del abastecimiento de agua enla segunda ciudad más grande al presidente de larepública. En la ciudad de México la situación eraigual de catastrófica. A propuesta de Recursos Hi-dráulicos se decidió la toma futura de agua del ríoSantiago; es decir de nuevo aprovechar el sobrecar-gado sistema Chapala como “única salvación”. LaComisión del Sistema Lerma-Chapala-Santiago –res-ponsable ya por tantas otras intervenciones– fue laencargada de realizar los trabajos.

Que en una ciudad grande se requiera abastecera todas las personas de agua suficiente es algo queno tiene que discutirse. Hay que reconocer lo hechopor Recursos Hidráulicos en un período breve respec-

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to del mantenimiento de aprovisionamientos ante-riores que aseguraron el abastecimiento de Guada-lajara con un costo muy bajo de 56 millones de pe-sos. Ya el 15 de noviembre de 1956, se pudo entregarla nueva red de agua a los felices ciudadanos. Elproblema del agua estaba resuelto por años y déca-das porque se previó la capacidad de abastecimien-to que cubriría no sólo a las 450 000 personas de esadécada sino hasta el millón de habitantes y la in-dustria de décadas posteriores. Eso significa unacapacidad estimada de 4 000 litros sobre segundo,que excede cuatro veces a la necesaria de 1 000 li-tros sobre segundo. En realidad, el canal construidopuede contener hasta 10 000 o 12 000 litros, siendoque actualmente conduce 6 000 litros sobre segun-do. El excedente completo se separa otra vez parafines de riego de empresarios agrícolas privados,95

a saber: se riegan 9 000 hectáreas en los valles deAtequiza y Toluquilla y 3 000 hectáreas en el vallede Atemajac. Superficies de riego mucho más gran-des son previstas para el futuro. Queda en dudasaber cuántas de estas asignaciones nuevas y ante-riores se han autorizado con métodos limpios o conmétodos corruptos. Los adversarios de los fanáticosdel desecamiento declaran que se favorece a amigosy bienhechores de los funcionarios de Recursos Hi-dráulicos.

En un país cuya producción de alimentos no essuficiente, naturalmente no se puede decir nada con-tra el aumento o mejoramiento de los terrenos decultivo para riego si no hay más tierra cultivable.En México, sin embargo, abunda tierra de barbechoy en muchos casos sería posible aumentar la produc-tividad aun sin riego. Además, hay que hacer los rie-gos donde no perturben el orden hidrológico-climá-tico; es decir, normalmente en el curso inferior y noen el curso superior de los ríos, porque sólo una partemínima del agua de riego regresa a los ríos mientrasque la parte más grande es absorbida o se evapora.En la cuenca Lerma-Santiago se procedió al revés.La zona litoral con buenos suelos hacia el Bajo San-tiago quedó en su gran mayoría sin riego, hasta aho-ra, mientras que en la tierra alta se regaron más ymás terrenos nuevos de dudosa calidad.

El canal de agua potable para Guadalajara sesepara del Santiago al oeste de Poncitlán, cerca deLa Corona, más arriba de las centrales eléctricas,primero con el nombre “Canal de Atequiza”, en lassiguientes partes como “Canal El Cuatro” y “CanalLas Pintas”. El Santiago todavía es alimentado porel Canal Ballesteros directamente del Lerma y por la

estación de bombeo de Ocotlán con agua restantedel lago de Chapala. También las cantidades de aguapara este nuevo uso provocan que se siga muriendoel lago. El Canal Guayabo puede llevar agua de lapequeña laguna de Cajititlán, que casi está seca encaso de que en años lluviosos se acumulen existenciasindeseables de agua. Dos estaciones de bombeo supe-ran en 22 y 55 metros la diferencia de nivel entre LaCorona y la ciudad. En la orilla sureste de Guadala-jara, se encuentra una moderna planta de purifica-ción y de distribución. A la orilla noroeste se acopianlas aguas residuales en el cauce del pequeño río SanJuan y son llevadas otra vez al Santiago. Como estasaguas residuales, que resultan de la suma del viejoy el nuevo abastecimiento de agua, se cuantificanen sólo 2 000 litros sobre segundo, mientras que lastomas del Canal de Atequiza se estiman ahora en6 000 litros sobre segundo: [hay un déficit de 4 000litros por segundo que en el futuro puede ser mayor].Por ello, hay que interpretar que la red de agua pota-ble de la zona urbana de Guadalajara, a pesar de todassus ventajas, representa otro golpe mortal contra elsistema Chapala-Santiago.

95 Delgado, “Cuadro”.

Mapa 3

El lago de Chapala y su entorno con la colocacióndel agua y el abastecimientos del río de Guadalajara

La lucha por la conservación del lago

La lucha contra el lago de parte de los técnicos ypolíticos, magos para los cálculos y beneficiarios noquedó sin oposición. Sin embargo, hay que hacernotar que el estado de Jalisco, siendo el propietariomás grande del territorio del lago y los habitantesde Guadalajara, quienes están perdiendo su princi-pal destino de recreación, no han hecho el menoresfuerzo para defender “su” lago. La inercia que con-

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firmaba los usos establecidos del agua tuvo mayoréxito que las voces de alarma de los escépticos defen-sores del lago.

La defensa del lago más bien vino de esfuerzosindividuales ejemplares –de los cuales una gran parteno son originarios de Jalisco–, siendo éstos científi-cos, juristas, amantes de la naturaleza y algunoseclesiásticos. El escritor y observador concienzudode los procesos a quien ya he citado en repetidas ve-ces, Ramón Rubín, tan claro y realista como idealistay sensible, después de las fuertes agresiones contrael lago a finales de los años cuarenta se las ingeniópara formar un organismo de oposición. Junto conel docto y no menos activo don Ricardo Delgado Ro-mán, quien también dominaba la materia muy bien,fundó en Guadalajara el Comité pro Conservación yDefensa del Lago de Chapala, con la sede principalen esa ciudad y sucursales en Chapala y el DistritoFederal.

No carece de importancia para la geografía men-cionar también los nombres de otros líderes en lalucha de la defensa del lago, porque se trata aquí detodos modos de una cuestión de supervivencia parauna buena parte de la tierra alta de México y de laconservación de factores equilibrantes en el sistemageográfico. Quiero mencionar aquí al valiente comer-ciante Guillermo Stettner y a Luis Abbadie, de Gua-dalajara, quienes fundaron, con el infatigable RamónRubín, el Comité Cívico pro Derechos de Jalisco. Elabogado José Guadalupe Zuno demostró la ilegali-dad de las medidas contra el lago, alegando que a laentrada de los estados mexicanos en la federaciónse les garantizó la inviolabilidad del “territorio apor-tado y sus riquezas naturales”. La constitución mexi-cana dice explícitamente que “tales riquezas deberánser respetadas, conservadas y administradas pru-dentemente sin destruirlas”. Zuno96 declara con ra-zón que el Lago de Chapala sin duda forma parte deestas “riquezas de la naturaleza”.

En palabra y letra, unos en forma científica, otrosestética y periodísticamente, defendieron la sobre-vivencia del lago. Personajes como el meteorólogoSevero Díaz, el médico y escritor Juan Pablo GuzmánAlemán, así como también los ingenieros Luis PugaRobles Gil, José Vicente Palencia, Federico PeñaAguirre y Mariano Díaz (también presidente delComité de Defensa), expusieron sus dudas bien fun-dadas contra el desecamiento. Al mismo tiempo, enChapala, el líder clerical de la comunidad, el curaRaúl Navarro, se convirtió en el caudillo por la luchapara la conservación de las bases fundamentales de

sobrevivencia de la población ribereña, y el 31 de juliode 1954, ocho meses después del decreto de deseca-miento, aun el arzobispo de Guadalajara, José GaribiRivera, dirigió un escrito a los pastores y curas desu arzobispado para abogar a favor del vital lago yanunciar que –a fin de lograr que se recuperara elnivel de agua– llevaría la reliquia más sagrada delestado, la virgen de Zapopan, al templo de Chapala,donde celebraría una misa pontifical.97

Hace poco, nuevos cálculos de la instancia de pla-nificación federal dieron al Comité de Defensa laposibilidad de un ataque más enérgico contra Recur-sos Hidráulicos y ocasión para plantear otra llamadade atención al presidente de la república. Con la ca-tástrofe de 1955, se dio fundamento a los temoresde quienes se oponían a que se trasladaran las cen-trales eléctricas del río Santiago –amenazadas ensu funcionamiento por la baja del agua– a Santa Rosa,que se encuentra río abajo, en el punto de la desembo-cadura del río Verde y el Juchipila. Se planeaba ini-ciar ahí la construcción de una presa con capacidadde 900 millones de metros cúbicos, como depósito deagua seguro para la nueva planta. El presupuestopara la presa se elevaba a 800 millones de pesos.

96 Zuno, “El problema”, p. 78. 97 Palencia, “Trasunto”, p. 45.

Mapa 4

Referencia: Mapa de Jalisco (escala 1:1’000 000) edición1957 (carreteras, ferrocarriles, ríos y montañas)

Los defensores del lago argumentaron contra eseproyecto que también del curso superior de los ríosVerde y Juchipila ya se tomaba bastante agua, demanera que la constancia de agua no parecía garan-tizada, y, además, que Santa Rosa se encontraba en

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la zona sísmica principal de Jalisco que pasaba aambos lados de la latitud 21, cerca de los lugaresdonde tuvieron lugar las erupciones volcánicas de1872.98 Sobre todo, les parecía paradójica la construc-ción de un embalse artificial caro, mientras el lagode Chapala en condiciones normales contenía 10veces más agua, a saber: 9 000 millones de metroscúbicos, y podía ponerlos a disposición de las plantasdel Santiago sin el costo adicional de 800 millonesde pesos. En caso de apuro –era su propuesta– seríaposible llevar más agua a estas últimas a través deun canal desde el medio río Verde. A sus declaracio-nes añadieron gráficas del nivel de agua antiguo yactual del lago de Chapala y la exigencia de revocarel decreto de desecamiento del 11 de noviembre de1953. Por medio de una carta abierta al público, sedirigió esta llamada al presidente de México.

Por lo demás, los adversarios de Recursos Hidráu-licos no pretenden de ninguna manera que dejen defuncionar las instalaciones de riego ya existentes enel río Lerma, porque saben que eso acarrearía gravesperturbaciones económicas. Por supuesto, tampocoquieren impedir el abastecimiento de agua potablepara Guadalajara ni la producción de electricidad.Solamente exigen que se detenga la concesión de máspermisos de riego, el control cuidadoso de las instala-ciones ya existentes y métodos técnicamente impe-cables para la distribución del agua. También consi-deran necesario hacer planes más cuidadosos en la

construcción futura de carreteras, porque se origina-ron muchos pantanos y superficies de evaporaciónevitables al momento de construir diques y bajantesen las carreteras. Calcularon que de concretarse esasmedidas quedaría bastante agua para la conserva-ción del lago. Finalmente, pero no por último, exigencomo elemento básico para la conservación del siste-ma de agua, que ya está fuertemente dañado, la refo-restación rápida y prioritaria de la cuenca Lerma-Chapala-Santiago, que de por sí ya se encuentra muydesertificada.99

El Comité Cívico presentó100 los mismos proble-mas al candidato presidencial del siguiente sexenio,licenciado Adolfo López Mateos, quien sustituirá,muy probablemente, el 1 de diciembre de 1958, alpresidente actual. Pero parece que el presidenteactual está dispuesto a terminar su período con unacto razonable que corrija su posición hasta ahorapoco clara en la cuestión de Chapala. Eso se debe aque a principios de mayo de 1958, relevó al secretariode Estado, el ingeniero Eduardo Chávez, de su puestocomo responsable principal de Recursos Hidráulicosy quien era el respaldo principal de los “desecadores”de su administración. En general, se infiere de estoun cambio en la política oficial hacia Chapala.

También la geografía se congratula con tal cambio,de ser cierto éste, porque conoce el contenido profun-do del aforismo acuñado por Ramón Rubín: “Dondemuere un lago, nace un desierto”.

99 Peña, “Aspectos”, p. 97; Delgado, “Exposición”, p. 66.100 El Informador de Guadalajara, 16 de marzo de 1958.98 Delgado, “Exposición”, p. 66.

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Después de la inestabilidad política y social que vivióel país en la segunda mitad del siglo XIX y principiosdel siglo XX, el Estado mexicano, en 1921, asumió laadministración de los recursos hidráulicos creandola Dirección de Irrigación de la Secretaría de Agricul-tura y Fomento, la cual tenía como principal funciónorganizar el servicio hidráulico, estudiar grandesproyectos de irrigación y construir y operar las obrasde riego. En 1924, la Dirección de Irrigación dejó defuncionar por razones presupuestales, quedando susatribuciones a cargo del Departamento de Reglamen-tación e Irrigación de la Dirección de Aguas, que fun-cionó solamente hasta 1925. Las labores de dichodepartamento fueron las bases para la creación dela Comisión Nacional de Irrigación, con lo que se con-solidó la reglamentación del uso de las aguas de pro-piedad federal, que hasta entonces regulaba algunascorrientes importantes del país.

La importancia de la legislación del agua en Méxi-co radicó principalmente en el vínculo con la explo-tación agrícola del país. Debido a esto, el gobiernomexicano comprendió la necesidad de impulsar laagricultura, por lo que era absolutamente necesarioel apoyo oficial para llevar a cabo la construcción degrandes obras de riego e impulsar la pequeña irriga-ción. Por lo tanto en 1926 surgió la Ley sobre Irri-gación de Aguas Federales, que permitió crear unórgano administrativo y constructivo que, a su vez,fomentaría la iniciativa privada en obras de regadío,por lo que se creó la Comisión Nacional de Irrigación(CNI).2 La ley y el organismo creado por ella tenían,por lo tanto, no sólo la misión de construir obras sino

MEMORÁNDUM TÉCNICO: PUBLICACIÓN QUE TRASCENDIÓA LAS INSTITUCIONES DEL AGUA

María Soledad García Sosa1

también colonizar distritos de riego, así como procu-rar el mejoramiento de los colonos y dar orientaciónagrícola y económica para la explotación de dichosdistritos.

En la vida institucional de la CNI se identificanlos siguientes períodos:3

a) Primera etapa (1926-1931). Comprende el estu-dio y la formación de los proyectos para obras deriego, trabajos que estuvieron a cargo de la J. G.White Engineering Corp., mediante contratoscelebrados con la CNI. La intervención técnica quetuvo la comisión se redujo a estudios y reconoci-mientos preliminares y a la supervisión de lostrabajos de la compañía. Esta primera etapa secaracterizó por la organización especial de lostrabajos por contrato y porque se procuró la cons-trucción de grandes distritos de riego, tendiendoa la formación de importantes núcleos de agricul-tores en calidad de colonos.

b) Segunda etapa (1932-1934). La Comisión se dedi-có a continuar los trabajos de construcción en losdistritos iniciados y en las presas de Charcas y elGallinero del estado de Guanajuato; comenzóasimismo la formación de los sistemas de riegonúmero 7, El Nogal, Múzquiz, Coahuila; núme-ro 9, Ciudad Juárez, Chihuahua, y número 10,Culiacán, Sinaloa.

c) Tercera etapa (1934-1940). Se formuló el progra-ma de gobierno conocido como Plan Sexenal, elcual entró en vigencia con el general Lázaro Cár-denas como presidente de la República.

En 1935, la Comisión se encontró inmersa en unambiente burocrático y hostil que además enfrenta-ba circunstancias políticas adversas. Fue necesario

1 Archivo Histórico del Agua.2 Comisión Nacional de Irrigación, La obra de la Comisión Nacio-nal de Irrigación durante el régimen del Sr. Gral. de DivisiónLázaro Cárdenas 1934-1940, Comisión Nacional de Irrigación,México, 1940, pp. 15-17. 3 Ibid., pp. 21-24.

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En otro orden, se abrió un enorme crédito comer-cial para la institución, con el cual se modernizaronequipos de trabajo, se realizaron grandes obras deingeniería de carácter nacional y se formularon pla-nes y programas de trabajo en la preparación deobras de esta naturaleza.

Inerte en este clima de renovación institucional,el Departamento de Proyectos de la CNI se encargóde difundir, dentro de su joven comunidad, la biblio-grafía especializada en diseño y construcción de pre-sas de almacenamiento, ingeniería de regadío, obrahidráulica, etcétera, a través de publicaciones ex-tranjeras, formada por artículos, conferencias, obrasmonográficas e investigaciones, entre otros, mismosque fueron traducidos al español y publicados en lacolección denominada Memorándum Técnico, la cualse inició en 1937 y sobrevivió a los cambios adminis-trativos y operativos de la CNI y de las institucionessucesoras encargadas de la administración de los re-cursos hidráulicos en México hasta 1979. Esta publi-cación se encuentra resguardada en la Biblioteca delArchivo Histórico del Agua (BAHA), la cual acaba derealizar un proceso minucioso de reorganización deesta colección que ha permitido llegar a las siguien-tes conclusiones:

a) A través de la trayectoria editorial de este títulogenérico4 con más de 40 años de publicación, sepuede identificar a cuatro instituciones: la Comi-sión Nacional de Irrigación (CNI), la Secretaríade Recursos Hidráulicos (SRH), la Secretaría deAgricultura y Ganadería (SAG) y la Secretariade Agricultura y Recursos Hidráulicos (SARH),además de sus respectivos departamentos o di-recciones responsables de su publicación, comose muestra en el siguiente cuadro.

4 En el lenguaje bibliotecológico se considera como título genéricoel que indica el tipo o la periodicidad de la publicación como son:acta, anuario, boletín, bibliografía, cuaderno, informe, memoria,reporte, etcétera, y van unidos al nombre de la entidad respon-sable.

crear una nueva estructura con elementos naciona-les, eliminando a contratistas extranjeros, aspectoque dio paso a la conformación de un cuerpo selectode técnicos, empleados y obreros que integraron pocoa poco la comisión.

Para el perfeccionamiento de los sistemas de pro-yectos y construcción que permitieran no sólo reali-zar las obras con el máximo de seguridad y econo-mía sino también ampliar los conocimientos de lostécnicos de esta dependencia, se crearon e impulsa-ron los laboratorios de experimentación científicahasta colocarlos en un alto grado de desarrollo.

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CUADRO QUE RESUME LA VIDA EDITORIAL EN CADA UNA DE LAS ETAPASDEL MEMORÁNDUM TÉCNICO, RESPETANDO EL ORDEN CRONOLÓGICO DE LA PUBLICACIÓN

Institucion titulo periodos Númeroslocalizadosen la BAHA*

CNI Memorándum Técnico-Comisión Nacional de Irrigación. 1937 1 a 26Departamento de Estudios y Proyectos

Memorándum Técnico-Comisión Nacional de Irrigación. 1938-40 27 a 93Departamento de ProyectosMemorándum Técnico-Comisión Nacional de Irrigación. 1939 3Departamento de Sistemas de RiegoMemorándum Técnico-Comisión Nacional de Irrigación. 1940 5, 6, 8Departamento de Distritos de RiegoMemorándum Técnico-Comisión Nacional de Irrigación. 1944 1Dirección de Agrología

SRH Memorándum Técnico-Secretaria de Recursos Hidráulicos. 1947 11, únicoDirección General de Hidrología. Departamento de EstudiosHidrológicosMemorándum Técnico-Secretaría de Recursos Hidráulicos. 1949-1950 101 a 133Irrigación y Control de Ríos. Dirección General de Estudiosy ProyectosMemorándum Técnico-Secretaría de Recursos Hidráulicos. 1951-1959 49-150Dirección General de Distritos de Riego. Departamentode Planeación Investigaciones y EstadísticaMemorándum Técnico del Laboratorio Hidrológico-Secretaría 1954-1956 2 a 7de Recursos Hidráulicos. Jefatura de Irrigación y Control deRíos. Dirección de Estudios y Proyectos. Departamento deIngeniería ExperimentalMemorándum Técnico-Secretaría de Recursos Hidráulicos. 1960-1976 157 a 356Subsecretaria de Operación. Dirección General de Distritosde Riego. Dirección de Estadística y Estudios Económicos

SARH Memorándum Técnico – Secretaría de Agricultura y Recursos 1977-1979 363 a 389Hidráulicos. Subdirección de Agricultura y Operación.Dirección General de Distritos y Unidades de Riego

SAG Memorándum Técnico – Secretaría de Agricultura y 1947-1948 2, 5, 9, 12, 13, 14,Ganadería. Dirección General de Distritos de Riego. 15, 16, 18, 23 y 24División de Planeación

* Biblioteca del Archivo Histórico del Agua.

El Memorándum Técnico fue más allá del objetivooriginal de mantener constantemente actualizadaa la comunidad interna formada por ingenieros,obreros y empleados. Esta publicación se convirtióen la memoria institucional que reflejó las tenden-cias de las ingenierías y el desarrollo tecnológico, la

calidad del material de construcción de obras y depresas, la mecánica de suelos y las técnicas de rega-dío, entre otras materias de estudio, que fueron degran ayuda para el desarrollo económico, agrícola,industrial, tecnológico y social de México en el si-glo XX.

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NOTICIAS DEL AGUA

TERCERA CONFERENCIA DE LA ASOCIACIÓNINTERNACIONAL DE LA HISTORIA DEL AGUA,EL CAIRO, EGIPTO, 11-14 DICIEMBRE 2003

La Asociación Internacional de la Historia del Agua(IWHA, por sus siglas en inglés) busca promover elentendimiento de la historia de los recursos hídri-cos, reunir personas de diversas disciplinas interesa-das en la historia del agua y alentar el diálogo y elentendimiento entre historiadores y gente involu-cradas en el manejo de dichos recursos.

Habrá tres temas principales en la conferencia:

– Ideas del agua– La historia del agua, ciencia y tecnología– La historia del agua: leyes, economía y política

Estos temas reflejan la participación de la IWHAen la serie de libros más importantes sobre agua ycivilización del Programa Internacional Hidrológicode la UNESCO.

Tal vez se considere a los documentos presenta-dos en la conferencia, o una versión elaborada de sucontenido, para incluirlos en la serie de libros en unaetapa posterior.

Los temas no son exclusivos, los escritos sobreotras áreas de la historia del agua son bienvenidos.La conferencia dará lugar a un taller especial titula-do La Administración de los Recursos Acuíferos enla Cuenca del Nilo. Las propuestas de escritos rela-cionados con este tema son bienvenidas.

La segunda conferencia anual de la IWHA, que tuvolugar en Bergen en agosto de 2001, atrajo a parti-cipantes de más de 70 países, meta que se esperarepetir en esta conferencia, con la participación dediversas disciplinas de varias regiones del mundo.Actualmente, la IWHA está buscando fondos para dar

apoyo económico a participantes a quienes les hansido aceptadas sus ponencias, pero que tienen difi-cultades en obtener los costos del viaje en sus res-pectivas instituciones.

La conferencia incluirá una reunión general em-presarial con la elección de oficiales. En conexión conla conferencia se organizará una exhibición de librosrelacionados con la investigación del agua. Invitamosa los participantes a que manden folletos acerca dereportes y libros publicados sobre el tema de la confe-rencia. Los carteles también son bienvenidos.

El resumen de la ponencia deberá ser aproxima-damente de 300 a 500 palabras, más un currículumbreve, que se recibirán a más tardar el 1 de febreroen [email protected] (los anexos deberán ser solamenteWord, Word Perfect o archivos de RTF). El idioma dela conferencia será el inglés.

Comité científico:Prof. Fekri HassanProf. Richard CoopeyProf. Jacob J. de VriesProf. Terje Tvedt

Comité de conferencia:Prof. Fekri HassanProf. Richard CoopeyMr. Alv Terje FotlandDr. Hesham KandilMs. Mervat Hassan

FechasResúmenes: 1 de febrero de 2003Programa de la conferencia: abril de 2003 Ponencias: 1 de noviembre de 2003Conferencia: 11 a 14 de diciembre de 2003Información acerca de la conferencia:www.iwha.net

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Boletín del Archivo Histórico del Agua

Información sobre el congreso: Organización: Asocia-ción Internacional de la Historia del AguaUbicación: El CairoSitio de la red: www.ihwa.net Contactar a: Alv TerjeFotland iwha.net [email protected]

Aqua 2003

De 1950 a 1995 la cantidad de agua dulce disponibleanualmente ha disminuido de 17 000 metros cúbicosa 7 500 metros cúbicos; mientras, ha habido un in-cremento en la contaminación, en la población y enlos cambios de clima globales, lo que apunta a unacrisis dramática antes de 2050. Solucionar esta pro-blemática significa no sólo construir el futuro sinorecorrer el camino hacia el posicionamiento estraté-gico (en términos científicos, tecnológicos, industria-les y comerciales), para poder enfrentar los retos enel mercado y aprovechar las oportunidades en elpapel del protagonista.

El acercamiento total a un temaestratégico

Aqua 2003 nació en Fiera, Milán, como una conferen-cia de exhibición sobre tecnologías para el tratamientoy la distribución del agua, que ofrece a todo los pro-fesionales en el sector del agua una oportunidadúnica para encontrarse y compararse.

Aqua 2003 tiene como meta convertirse en unpunto de referencia de 360 grados para solucionespolítico-administrativas, esquemas de estándares deley, financiamiento público (regional, nacional y EC),disponibilidad de tecnología e instrumentos cientí-ficos industriales, tanto como los procesos y servi-

cios vinculados a la protección y conservación de losrecursos del agua –un recurso fundamental y deimportancia estratégica–.

Un evento calificado altamenteprofesional

Aqua 2003 es un evento reservado para operadoresprofesionales con amplia habilidad. Junto con los exhi-bidores, también habrá participación de gestores depolítica pública, utilidades y pequeñas utilidades,autoridades, científicos, investigadores, centros deinvestigación, laboratorios e institutos, empresas delsector con sus directores y técnicos, gestores y opera-dores de los servicios públicos (autoridades del conse-jo, regionales y provincianos, compañías municipa-les, comunidades montañosas, oasis naturales),gestores y operadores de servicios relacionados(ingeniería, asesoría, control, seguridad, distribu-ción, tratamiento, manejo y servicios financieros).

La articulación de la red de exhibición, la presenciade grupos públicos, compañías y organizaciones deimportancia primaria, la participación de operado-res internacionales, de instituciones europeas y la dis-ponibilidad de áreas específicamente reservadas parajuntas de negocios darán a la conferencia-exhibiciónun carácter operativo, el cual favorece contactos ven-tajosos para calificar e incrementar los prospectos denegocios.

Organización: AssoexpoLugar: Milán Trade FareWebsite: www.expoaqua.itFecha: 25 a 28 de noviembre de 2003Más información en:Assoexpo, [email protected]

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LAS PLÁTICAS AGRÍCOLAS DE LA AGRONOMÍAMEXICANA

El agua es el principal elemento de vida para lastierras.- Existen muchos medios para obtener y con-servar el agua en los campos

La PrensaSan Antonio Texas, E.U.A.20 N. Sta. Rosa Ave.

El problema del agua es uno de los que más justifi-cadamente preocupan a los agricultores, a la vez quesu resolución presenta para muchos de ellos grandesdificultades. Sin entrar en razonamientos que alar-garían el asunto de que me voy a ocupar, quiero fijarsolamente la atención sobre lo erróneo del conceptode que en la mesa central, o en el norte de la Repúbli-ca, no se produce suficiente por falta de lluvias, yvoy a demostrar lo ilógico de esa aseveración.

Los que tal piensan, dueños de latifundios más omenos grandes, para disuadirse de su error, deberíanal otro lado de nuestra frontera del norte, al estadode Texas, por ejemplo, donde las lluvias son por de-más escasas e irregulares, y aquella región, por suscondiciones físicas, geológicas y meteorológicas, esmuy semejante a la nuestra de este lado del río Bra-vo, y sin embargo de esa similitud, nos desemejamostotalmente de aquélla por nuestra falta de produc-ción, que del otro lado de la frontera es exuberante.

La causa de la diferencia no es un secreto, todo con-siste en que aquéllos siguen un sistema racional detrabajo, mientras que nosotros no hacemos nada porvencer la rutina, triste es establecer esta comparación,pero es necesario hacerlo para ver de corregirnos.

Aquellos campos florecen a pesar de las pocaslluvias, porque éstas son convenientemente aprove-chadas y se ponen en práctica todos los medios parano dejar morir los productos por falta de ese elemento.

NOTAS DEL PASADO

El Agua en la Prensa1

Existen muchos medios para obtener y conservarel agua. La de lluvias se puede retener en el mismoterreno por largo tiempo, con sólo aplicar oportuna-mente las labores necesarias: arando el terreno, pro-fundo en invierno, éste quedará en condiciones deabsorber mayor cantidad de agua, que se conservarási se tiene el cuidado de evitar, por medio de rastrillossuperficiales, que la capa superficial del suelo se en-durezca o se agriete. De este modo, al hacer la siem-bra, la tierra tendrá suficiente jugo para asegurar unabuena germinación de la semilla. Las escardas quese den después a la cosecha, si se ejecutan a tiempo,completarán la obra de conservación de la humedad.Pero no debemos conformarnos con esto. Nadie pue-de poner en duda que mientras mayor cantidad deagua disponible se tenga a la mano, mayor y más se-guros serán los rendimientos, y sólo el agua permiti-rá salir de la rutina de las cosechas de temporal, paracultivar otras mayores y más beneficios.

Medios naturales

Probablemente no hay propiedad pequeña o grandeque no disponga de medios naturales para obtenerel agua. Siempre se encuentra algún arroyo en el quese podrá levantar un bordo, o en otro caso, el aprove-chamiento del agua del subsuelo, que casi nuncafalta, dará la resolución del problema.

En la actualidad se dispone de todos los mediosnecesarios para lograr este fin, medios que, por sueconomía, están al alcance de todos los agricultores.Sólo falta sacudir nuestra desidia y nuestra rutinapara emprender esa obra que ha de ser una de lasbases del progreso de nuestra agricultura.

Se puede asegurar que no hay hacendado que notenga en la cabeza el proyecto de la irrigación de sustierras, pero ante la idea de que la construcción deuna presa o la instalación de una bomba supone cono-cimientos de arquitectura, ingeniería y mecánica,deja dormir en su mente esos proyectos que, de rea-lizarlos, con toda seguridad le proporcionarían in-calculables ventajas.

1 Fondo Hemerográfico, Biblioteca del Archivo Histórico del Agua.Selección realizada por Jorge A. Andrade Galindo.

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Por eso, cuando se tenga un proyecto de irrigación,hay que poner desde luego manos a la obra, peroteniendo buen cuidado de no poner la empresa enmanos inexpertas, si no se quiere lamentar más tar-de un seguro fracaso y las pérdidas consiguientes.

Para construir una presa, para instalar una plan-ta de bombeo o para la construcción de los canales yacequias de distribución del agua, se requieren cono-cimientos y cuidados especiales, y, por esta razón,se hace indispensable la intervención de un hombreconocedor de la materia.

El profesionista ilustrará al agricultor sobre lasposibilidades de la obra, su costo, su ejecución, y lamejor forma de economizar el agua, que ha de consti-tuir un verdadero capital para el propietario.

Lo que se puede hacer

Por otra parte, el hacendado o ranchero por sí solopuede hacer mucho. Cuando tenga en su terreno unlugar propio para la construcción de una presa, debehacer por su cuenta los estudios que estén al alcancede sus conocimientos; por ejemplo: si el suelo estáformado por capas de tierra o arena, hacer excava-ciones para saber más o menos a qué profundidadse encuentra la roca firme y si su naturaleza permiteuna buena cimentación de la cortina a bordo. Fijarsesi la cantidad de agua que proporciona la cuencaorográfica del lugar es suficiente para que sea cos-teable su aprovechamiento. Ver si se tiene a la manosuficiente cantidad de material de construcción, yasea para obra de mampostería o fábrica de tierra,teniendo en cuenta que en lugares donde la cuencadel arroyo es de roca firme, o cuando ésta se encuen-tra a poca profundidad, es conveniente la primera,y cuando el piso es de tierra, estará más indicado unbordo de tierra. Determinar aproximadamente lacantidad de terrenos de labor que puedan ser domi-nados por la obra y la distancia que se debe conducirel agua, así como la clase de terreno a través del cualhan de construirse los canales de conducción.

Cuando se trate de agua subterránea, convienehacer excavaciones en los diferentes lugares que sejuzguen apropiados a ver a qué profundidad se en-cuentra el agua, y su cantidad, tanto en el períodode lluvias como en el tiempo seco. Después de esto,el hacendado puede de antemano elegir el sistemamás conveniente para la extracción del agua, tenien-do en cuenta lo que sigue: probablemente la fuerzamotriz más barata en la actualidad es la que se ob-tiene por medio de plantas de gas pobre alimenta-das con antracita, carbón vegetal, leña o carbón bi-tuminoso o motores que se alimenten con petróleo

crudo. Para decidir cuál de estos sistemas será elmás conveniente, el agricultor puede hacer un estu-dio sobre los precios y la disponibilidad de los dife-rentes combustibles en el lugar de la instalación, loscuales varían considerablemente en las diferentespartes de la República, dependiendo esas fluctuacio-nes de los fletes del ferrocarril, de las vías de comuni-cación y de otras muchas circunstancias.

Con todo este acopio de datos, el hacendado muybien puede elaborar un proyecto y cuando lo juzguesuficientemente maduro, someterlo al juicio de unprofesionista para su estudio y ejecución. De estemodo se ahorrará muchos gastos, pues sus datosfacilitarán y acortarán el trabajo del profesionista,que de esta manera sólo intervendrá para comple-tar la obra.

Utilización del agua

Terminadas las obras, todas las miras y los cuidadosdel hacendado deben tender a la mejor utilización yeconomía del agua. Debe procurar que las compuer-tas de las presas, tomas, canales de distribución, etc.,se encuentren siempre en buen estado para evitarpérdidas de agua.

Los canales y acequias deben ser bien trazados ybien nivelados, sobre todo cuando hay que conducir elagua a alguna distancia. Una acequia mal trazada,que no tenga el desnivel y la capacidad suficientes, cuyasección no sea apropiada y que presente obstáculostales como paredes irregulares y curvas bruscas, es lacausa de enormes pérdidas de agua por filtración,evaporación, derrames, poca corriente, etc., y nopocas veces se verá que la cantidad de agua que llegaal lugar de su aprovechamiento es con frecuenciamenor del 50% de la que sale del depósito. Todo estose evita dando a los canales un desnivel y capacidadconvenientes; la sección de los mismos debe ser re-gular y lisa. La más conveniente sería la sección ensemicírculo.

El curso de la acequia debe comprender trazosrectos hasta donde lo permita la topografía del terre-no y las vueltas deben ser curvas bien trazadas. Enlas partes en que el terreno sea muy permeable, con-viene siempre el revestimiento interior de mampos-tería, con paredes lisas y arredondadas. En los pun-tos en que se cruce algún camino o lugares en quetransiten animales siempre es aconsejable la cons-trucción de puentes, para evitar los desperfectos queocasionarían en los bordos, el paso de los vehículos ode los animales.

Las acequias deben limpiarse con frecuencia yconservarse en el mejor estado.

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Los riegos deben aplicarse en tiempo oportuno,usando el sistema que permita la mayor economíadel agua dando sólo la cantidad indispensable de ésta.

En fin, todo lo que se haga por conservar y econo-mizar el agua, contribuirá a aumentar los beneficiosdel agricultor, sobre todo en aquellas regiones dondeel precioso líquido escasea.

El gobierno de México ha dado un gran paso en eldesarrollo de la irrigación en nuestra República, me-diante la construcción de enormes obras que trans-formarán en florecientes inmensas extensiones deterrenos que antes eran improductivos y todos nues-tros grandes y pequeños agricultores, debería secun-dar esta magna empresa, y que el mejor aprovecha-miento que se haga del agua y de nuestras ricastierras, depende mucho el que México se ponga a laaltura de los países más adelantados por sus siste-mas de irrigación.

Escuela P. de Agricultura C. Juárez, Chih., Oct.de 1931.

13 de noviembre de 1931

SE DESPERDICIA AGUA DESTINADAA LA AGRICULTURA

El Heraldo de México

En una reunión a la que concurrió un representantedel presidente Echeverría, así como el secretario deAgricultura y representantes de los bancos Ejidal, Agrí-cola y Agropecuario, invitados por el secretario deRecursos Hidráulicos, Leandro Rovirosa, se hizosaber que parte del agua almacenada en las presasde La Amistad, Falcón y Marte R. Gómez, tendráque ser tirada al mar, en vez de aprovecharse en lasiembra de 124 000 hectáreas adicionales de maíz,sorgo y frijol, debido a los obstáculos que pone laSecretaría de Industria y Comercio a la importaciónde maquinaria agrícola.

Como referencia, el representante de los agricul-tores de Matamoros, también presente, informó quea 30 días escasos de que se inicie la cosecha de sorgo–850 000 toneladas estimadas–, aún no se tienenlos permisos de importación de las trilladoras ya pa-gadas, que se encuentran en la frontera de EstadosUnidos.

Desde que se anunció el control de importaciones,con el saludable fin de detener la salida de divisas,reduciéndose aquéllas a artículos necesarios al con-sumo o el desenvolvimiento del país, en este diariose anunció la posibilidad de que la falta de criteriode los funcionarios a cuyo cargo se pusiera la selec-

ción de importaciones produjera resultados negati-vos. No obstante, jamás imaginamos que los dañosllegaran a proporciones tan extraordinarias quesupusieran no solamente la pérdida de muchos millo-nes de pesos en cosechas no realizadas, sino posiblecarencia de granos para la alimentación popular.

10 de mayo de 1974

AGUA SUFICIENTE PARA EL RIEGO

Novedades

Son muy alentadoras las declaraciones que formuló,en reciente gira por Michoacán, el secretario de Re-cursos Hidráulicos, ingeniero Leandro RovirosaWade. Dijo el funcionario que las presas de la Repú-blica están llenas en un 80% de su capacidad y que,por lo mismo, podían satisfacer con amplitud lasnecesidades de riego durante los ciclos agrícolas de1972 y 1973. Se anuncia pues un buen año para elcampo, y, si se tiene en cuenta la influencia que ejerceeste ramo sobre nuestra economía en general, podrápreverse que la bonanza no sólo se producirá en elagro, sino que también será perceptible en otrasactividades productivas y se reflejará en los negociosde toda clase.

Faltan por resolverse, como es natural, gravesproblemas que afectan a la fertilidad de nuestrastierras. El agua no es un recurso equilibradamentedistribuido en el territorio de la República. Subsis-ten dificultades de carácter local, pero muy impor-tantes, como las que el propio ingeniero Rovirosacomprobó en la laguna de Chapala, invadida comoestá por el lirio acuático y sujeta a una evaporaciónexcesiva. Pero la administración federal continúa sulabor de ampliación de los sistemas de riego –lo mis-mo de los grandes que de los pequeños–, y, por mediode instrumentos legales como la Ley Federal deAguas, procura no sólo la total explotación de esteelemento, dentro de lo que nuestras disponibilida-des permitan, sino también su uso justiciero e indis-criminatorio. Las circunstancias naturales –lluviassuficientes en la reciente temporada– se unen a lagestión humana y forman un cuadro favorable. Lascosechas cuantiosas constituirán un factor más desuperación de la atonía, y además remedio que desis-tir de sus pretensiones. Por lo menos esperamos queasí ocurra.

25 de enero de 1972

Page 56: Romero, N. Lourdes. El Reparto Agrario y la redistribución del agua en La Laguna

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Boletín del Archivo Histórico del Agua

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