LOS SALMOS: Una ventana al corazn de Cristo Leccin N2 - 5

Iglesia Bblica Bautista de Palmas Reales

Con este criterio de Dios, la jactancia del malo contra Dios es intolerable. Impos estn encima delsalmista, pero lo que le mueve no es su propia incomodidad, sino un aborrecimiento de los valoresespirituales de stos hombres.

1. En los vv.19-22 el salmista no expresa rencor para el hombre, sino celo paraDios (comprese con 2 Corintios 6:14-7:1).

19 De cierto, oh Dios, hars morir al impo; apartaos, pues, de m, hombres sanguinarios.20 Porque blasfemias dicen ellos contra ti; tus enemigos toman en vano tu nombre.21 No odio, oh Jehov, a los que te aborrecen, y me enardezco contra tus enemigos?22 Los aborrezco por completo; los tengo por enemigos.

2. El salmista no limita su ataque solamente a la maldad en otros, sino incluye as mismo, vv.23-24

23 Examname, oh Dios, y conoce mi corazn; prubame y conoce mis pensamientos;24 Y ve si hay en m camino de perversidad, y guame en el camino eterno.

Algunas lecciones prcticas que aprendemos de este salmo:

1. La verdadera fe en Dios.

La fe genuina reflexiona sobre e l conocim iento que D ios t iene de uno m ism o (vv.1-6), Suom n ip resenc ia (vv.7-12), y Sus p lanes para uno desde antes de nuestro nacimiento hastanuestra muerte (vv.13-18). La persona que tiene este tipo de fe queda maravillada por lospensamientos de Dios para uno mismo (v.17; ver Filipenses 2:12-13).

2. La verdadera fe produce aborrecimiento al pecado.

Produce un aborrecimiento al pecado en otros (vv.19-22), lo cual mueve a uno a apartarse delimpo (ver 2 Corintios 6:14-18). Pero tambin produce un aborrecimiento al pecado en unom ism o (vv.23-24), con el fin de superar la tentacin.

3. La verdadera fe resulta en paz.

La verdadera fe resulta en paz (vv.10, 18, 23-24). La omnipresencia de Dios puede producir unode dos impulsos en el hombre: (1) el deseo de hu ir , esconderse, y luchar contra Dios, o (2) e ld eseo d e buscar la co rrecc in para estar bien con Dios y as tener paz y la esperanza de vidaeterna (v.24; ver 1 Juan 3:19-21).

Conclusin