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— 126 — Fiestas de M oros y C ristianos y de la R econquista · Orihuela 2013 Antonio J. Mazón Albarracín L a calle de San Grego- rio toma su nombre de un desapa- recido convento franciscano en el que los descalzos alcan- tarinos pervivieron poco más de dos siglos; en concreto des- de 1600 –año de la fundación– hasta 1835, momento en el que abandonaron convento e iglesia en aplicación del proceso desa- mortizador emprendido por el gobierno de la nación. Para la nostalgia quedó la capilla de la Venerable Orden Tercera, que ya sólo podemos contemplar a través de añejas fotografías, des- de que fue demolida para erigir en su solar la moderna iglesia de San Vicente Ferrer. Era el último recuerdo de aquel cenobio eri- gido bajo la advocación de San Gregorio Taumaturgo. Los franciscanos descalzos o alcantarinos La trayectoria de la orden franciscana está marcada por continuas renovaciones en el intento de aproximarse al ideal evangélico dictado por Francis- co de Asís. A través de los años SAN GREGORIO Y LOS DESCALZOS ALCANTARINOS Escudo Franciscano según el dibujo de Joseph Montesinos en 1794. Archivo Caja Rural Central. Copia digital en el Archivo Histórico de Orihuela. (En adelante CRC/AHO).

San Gregorio y Los Descalzos Alcantarinos

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Fiestas de Moros y Cristianos y de la Reconquista · Orihuela 2013

Antonio J. Mazón Albarracín

La calle de San Grego-rio toma su nombre de un desapa-

recido convento franciscano en el que los descalzos alcan-tarinos pervivieron poco más de dos siglos; en concreto des-de 1600 –año de la fundación– hasta 1835, momento en el que abandonaron convento e iglesia en aplicación del proceso desa-mortizador emprendido por el gobierno de la nación. Para la nostalgia quedó la capilla de la Venerable Orden Tercera, que ya sólo podemos contemplar a través de añejas fotografías, des-de que fue demolida para erigir en su solar la moderna iglesia de San Vicente Ferrer. Era el último recuerdo de aquel cenobio eri-gido bajo la advocación de San Gregorio Taumaturgo.

Los franciscanosdescalzos o alcantarinos

La trayectoria de la orden franciscana está marcada por continuas renovaciones en el intento de aproximarse al ideal evangélico dictado por Francis-co de Asís. A través de los años

SAN GREGORIO YLOS DESCALZOS ALCANTARINOS

Escudo Franciscano según el dibujo de Joseph Montesinos en 1794. Archivo Caja Rural Central. Copia digital en el Archivo Histórico de Orihuela. (En adelante CRC/AHO).

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fueron surgiendo hermanos dispuestos a intensificar sus ideales de austeridad, pobreza y soledad. En el clima de refor-ma religiosa impulsada por la política de los Reyes Católicos y ejecutada por el también fran-ciscano cardenal Cisneros, du-rante el siglo XVI despuntaron varios religiosos españoles; per-sonajes como Ignacio de Loyola o Teresa de Jesús; y también un franciscano llamado Pedro de Alcántara.

Nacido en 1499, Juan de Ga-ravito procedía de una de las familias más nobles y ricas de Alcántara (Cáceres). En 1515, tras abandonar los estudios de leyes en Salamanca, tomó los hábitos, adoptando el nombre de Pedro. En las filas de los con-ventuales reformados, fundó el convento de El Palancar, famoso por sus reducidas dimensiones. Pronto comenzaron a sumárse-le nuevos hermanos, por lo que necesitó abrir casas para alojar-los. Como hicieron sus prede-cesores, marchó a Roma donde su proyecto fue bien recibido, volviendo como Comisario Ge-neral. Brillante orador, amigo de Santa Teresa de Jesús y con-sejero de reyes, su carismática personalidad arrastró a muchos franciscanos a vivir su proyec-to. La reforma de los descalzos, conocidos a partir de entonces como alcantarinos, se fue pro-pagando por España, Portugal, Italia y los territorios de ultra-mar.

La fundaciónen Oriola

Para abordar el estudio histó-rico de esta fundación, dispone-mos de los documentos conser-vados en los archivos oriolanos y también de los trabajos de cro-nistas anteriores.

En primer lugar repasaremos el “Cathalogo de los conventos del obispado de Orihuela”, ma-nuscrito confeccionado a me-diados del siglo XVIII que se conserva en el Archivo Históri-co Nacional, reproducido por Juan Bautista Vilar:

“San Gregorio: En el día 22 de Abril del año 1600 se tomó pose-sión de este Convento de Padres descalzos de la Provincia de S. Juan Bautista, con la advocación de S. Gregorio Taumaturgo, con todas las licencias necesarias, siendo Obispo de esta Ciudad el Iltmo Señor D. Joseph Estevan; Governador de ella D. Alvaro Vi-que; justicia criminal Nicolao Viu-des, Jurados Enrrique Marquefa, Diego Fernández de Mesa y Bar-tholomé Viudes, cuia posessión tomó el Rd. Padre Fray Gaspar Valera Predicador con Comissión del Rdo. Padre Fray Antonio Sobri-no que era Comisario Prov, de dta. Provincia, por ausencia del Rdo. Padre Provincial Fray Antonio Al-varo, que se hallava en Roma”.1

Medio siglo después, Monte-sinos se refiere a la “fundación del exemplar comvento de San Gregorio Thaumaturgo, extra-muros de esta Ciudad de Ori-huela”:

“Gobernando estaba en paz la nave de San Pedro por los años de 1600 el Papa Clemente VIII […] gobernaba las Españas, el gran Rey Felipe III de Austria. Por estos felices tiempos, se ha-llaba predicando el Reverendo Padre Fray Gaspar Valera, Reli-gioso Franciscano Descalzo de la Provincia de San Juan Bautista, en esta Ciudad de Orihuela; hízolo con tan buen espíritu, exemplo y

1 Cathalogo de los conventos del obispado de Orihuela…. AHN, Estado, leg. 2945. (ms, mediados del XVIII). En: VILAR, Juan Bautista en Orihuela, una ciudad valenciana en la España moderna, vol. III, pág. 907. Orihuela.1981.

Frailes alcantarinos imaginados por Montesi-nos. CRC/AHO.

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eficacia, y la movió a tan singular Devoción del Seráfico Instituto, que luego comenzó a tratar de que fundasen los suyos en ella y tomassen posessión del Conven-to. Y habiendo venido la noticia del Sapientísimo y Reverendo Pa-dre Antonio Sobrino, que por en-tonces se hallaba decorado con el Oficio de Comisario Provincial, diole parte de ello al Ilmo. Sr. D. Josef Estevan, IV Obispo de Ori-huela el qual, aunque al principio lo dificultó por cuantos inconve-nientes ocasionados de la maldi-ta envidia, cuando las continuas insistencias con que la Ciudad, Justicia y Jurados lo pedían, dio licencia para que los referidos Pa-dres tomassen posesión”. 2

Las notas recopiladas por Er-nesto Gisbert a finales del XIX3 aportan poco; más bien parecen tomadas de los anteriormente citados. El primer cronista que aborda el tema con rigor docu-

2 MONTESINOS PÉREZ DE ORUMBELLA, Joseph; Compendio Histórico Oriolano. Tomo 6, capítulo 7, fols. 117–118. Manuscrito. 1792. Caja Rural Central. Orihuela. Los corchetes sustituyen un fragmento en el que Montesinos se extiende con una interminable lista de reyes que gobernaban Europa.

3 GISBERT Y BALLESTEROS, Ernesto; Historia de Orihuela, vol. III, Orihuela.1901.

mental es José Rufino Gea, pu-blicando su trabajo en un sema-nario local a modo de fascículos entre los años 1917 y 1918.4 Con lo recopilado por todos ellos y utilizando las actas municipales del año 1600, que se conservan en el Archivo Municipal de Ori-huela, analizaremos los aconte-cimientos que rodearon a dicha fundación cotejándolos con la situación histórica de la ciudad.

Hay que empezar diciendo que los descalzos llegaron a Oriola tarde y en mal momento pero que lo hicieron bien reco-mendados. En marzo del año 1600 quedó registrada la car-ta de Joan Alfonso Pimentel de Herrera, conde de Benavente y virrey de Valencia en el período 1598–1602, en la que aconsejó al Consell oriolano la conve-niencia de fundar un convento de franciscanos descalzos en la ciudad.

“Los Padres descalços de S. Francisco me han dicho como tratan de fundar un Conbento de su Orden en esa ciudad subjeto a la Provincia de Valencia, que aun-que yo se que por ser esta obra

4 GEA MARTÍNEZ, J. Rufino. “Páginas sueltas, documentadas de la Historia de Orihuela”. En: El Conquistador, núms.178–179 (9–16 feb. 1918).

tan buena y de que ha de rredun-dar tanto bien, estoy cierto acu-diran a esto con mucho cuidado, pero por la debocion particu-lar que tengo a esta Religion he querido rrecomendarlo a Vs.ms. a quienes Ntro. Señor guarde. En Valencia 17 março 1600”.5

En aquellas fechas, Oriola andaba muy preocupada por las noticias recibidas desde Va-lencia y Cartagena, cartas que anunciaban que las ciudades de Xativa y Alcoy estaban apesta-das. También se quejaban amar-gamente ante el secretario del rey de que, cumpliendo el man-dato de Su Majestad, en 1592 habían reconstruido totalmente la “torre de la foradada” y la ha-bían dotado de artillería, aljibe, guardias y atajadores pero los murcianos no habían hecho lo propio con la del cabo del Pina-tar, y se estaban colando los mo-ros haciendo muchos cautivos entre pastores y labradores.

Por otro lado, atraídos por su riqueza y al abrigo del recien-te obispado, la ciudad se había saturado de órdenes religiosas. Oriola albergaba ya a los añejos mercedarios, a los franciscanos

5 Archivo Municipal de Orihuela. Actas municipales año 1600. Sig. A–95. Fol. 192.

Archivo Municipal de Orihuela. Actas año 1600. Sig. A–95. Fol. 192.

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observantes con sus hermanas clarisas, a los agustinos y agusti-nas, a los carmelitas, a los trinita-rios y a los dominicos, cuyo rec-tor –el hijo de Loazes– gestiona-ba el traslado de media docena de dominicas del monasterio de las Magdalenas de Valencia para instalarlas en el beaterio de San-ta Lucía.6

Aunque la orden francisca-na estaba implantada en Oriola desde el siglo XV, a lo largo de la centuria siguiente habían flo-recido en ella diversas reformas, sinceros intentos de restable-cer el espíritu de su fundador, como las de los descalzos y la de los capuchinos, que no tarda-ron mucho en llegar a la ciudad episcopal. Demasiadas bocas ociosas para alimentar.

El principal valedor de la fun-dación era el padre Gaspar Vale-ra, franciscano alcantarino del convento de Callosa de Segura, fundado en 1585. Quizás para no desairar al virrey, la ciudad concedió su autorización pro-visional solicitando del obispo Joseph Esteve la oportuna li-cencia que, teniendo en cuenta el precario estado en el que se encontraban algunos conven-tos, contravendría las recomen-daciones de Trento. Dejaban así en manos del prelado la polé-mica decisión de autorizar otra fundación cuando las que ya es-taban instaladas apenas podían subsistir.

El obispo, lavándose las ma-nos, respondió con carta fecha-da en 14 de abril, y les dijo que calculasen ellos si la ciudad con-taba con recursos suficientes para fabricar una casa francisca-na sustentándola dignamente, y que si así era, él concedería la licencia.

6 SÁNCHEZ PORTAS, Javier. El Patriarca Loazes y el Colegio Santo Domingo de Orihuela, pág. 30. Orihuela. 2003.

“Me advierten Vs. ms. que yo de primero licencia a dichos fra-yles y que después Vs. ms. ajunta-ran consejo y procuraran que se determine lo que mas conbinie-re al servicio de Ntro. Señor. A lo cual respondo que Vs. ms. miren si la ciudad puede sustentar tan-tos monasterios y si hay fuerças para todo lo que es menester para fabricalles una casa y lo ane-xo a ella, que determinado prime-ro esto y pareziendoles a Vs. ms. que esto conbiene havisandome y resolucion acudiré luego con la licencia y servire a Vs. ms. y a essa ciudad como devo, advirtiendo a Vs. ms. la necesidad que padezen los demas monasterios”.7

En apoyo del proyecto, acu-dió el comisario provincial An-tonio Sobrino enviando una car-ta desde el convento callosino. En ella opinaba que una ciudad tan principal y devota, podría fa-bricar y mantener una casa para doce franciscanos.

“A mi paresceme que en ciu-dad tan principal y devota difi-cultar si podra sustentar doze pobres siervos de Dios hijos de St. Francisco y hazerles casa, es punto fácil de resolver”.8

Sobrino supo tentar a un Consell orgulloso con su esta-tus de cabeza de gobernación política y religiosa; una ciudad que estaba creciendo y acome-tiendo todo tipo de mejoras en búsqueda del “ornato” que per-mitiese demostrar el momento de su máximo esplendor. Para acabar de convencerles, Gaspar Varela –que a la postre sería el primer prior del convento orio-lano–, recordó los deseos del virrey para la principal ciudad del reino después de Valencia, haciendo hincapié en que el

7 AMO. Actas municipales año 1600. Sig. A–95. Fol. 210

8 AMO. Actas municipales año 1600. Sig. A–95. Fol. 209

Frailes alcantarinos imaginados por Montesi-nos. CRC/AHO.

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nuevo convento pertenecería a la provincia de San Juan Bautista de Valencia, no así el de recole-tos de Santa Ana que era caste-llano.

“Tuviesen por bien que se edi-ficase convento de descalzos, no obstante que había un convento recoleto de San Francisco, que es de la provincia de Castilla, y el que ellos quieren edificar es de la provincia de Valencia, y que la ciudad es de muchos vecinos y la mas principal del reino después de la de Valencia”.9

En contra de la fundación le-vantaron la voz los observantes de Santa Ana, que protestaron por escrito ante el Consell al ver en peligro gran parte de sus in-gresos en concepto de limosnas. Apelando al Concilio de Trento, les recordaron la prohibición de fundar conventos en ciudades que no pudiesen mantenerlos cómodamente.

“Estos padres ya dicho, en tiempo atrás tomaron el convento que ahora tienen en Callosa, por donde nos an ynpidido limosnas que della y de los demas lugares solia este nuestro convento tener, por donde si en algun particular somos molestos y cargosos a esta

9 ibíd.

ciudad es porque la necesidad nos aze andar muy a menudo enfadan-do. El manda que no se funden conventos donde comodamente por la via ordinaria, sin pedir mi-lagros, no se puedan sustentar”.10

Ante tales argumentos el Con-sell se reunió el lunes 17 de abril para tratar y resolver ese nego-cio y, a pesar de que “habían he-cho mucha fuerza” las razones del prelado, todos los presentes “unánimes y conformes en voto y parecer, teniendo por cierto que Dios había inspirado sus corazones para que los de esta ciudad les favoreciesen y ayuda-sen el asunto”, aceptaron la fun-dación dando cuenta al obispo por carta para que concediese la suya. Conseguidas todas las li-cencias se cometió a Marco Sáez para dar morada a los descalzos y Oriola anunció orgullosa al vi-rrey que, a pesar de tener otra casa de San Francisco y de haber acogido recientemente los con-ventos del Remedio y del Car-men –ambos muy necesitados–, aceptaban a los alcantarinos de-jando su subsistencia en manos de la divina providencia. El 22 de abril tomaron posesión de tres casas situadas en el arrabal

10 AMO. Actas municipales año 1600. Sig. A–95. Fol. 211

de San Agustín, junto a la barrera de Hurchillo, donde se acomo-daron temporalmente.

“El sitio donde tomaron poses-sión fue el dicho Arrabal de San Agustín, en un pequeño callejón que se atajó con tablas, y algu-nos días estuvieron en él los Re-ligiosos, con bastante estrechez y trabajo, hasta que enfrente de él tomaron tres casas pequeñas, de las cuales una servía de Santa Igle-sia; la otra de portería; y la tercera de morada de los Religiosos, y en este paraje estuvieron hasta po-der pasarse al combento, el cual se empezó a fabricar en 1601. Sentose la primera piedra con muy grande primor y solemni-dad, Domingo de la Septuagésima, asistiendo a este lucidísimo acto toda la clerecía, Señores Canóni-gos, Justicia, Jurados, en forma de Ciudadanos Nobles, Plebeyos y los más graves Religiosos de las demás comunidades. Y para más solemnizar la fiesta, que de cuyo ya era grande, fue la Música de la Santa Iglesia Cathedral, y cantaron con regular melodía, en honor y gloria del Santo Obispo Gregorio, Patrono del nuevo combento”. 11

11 MONTESINOS PÉREZ DE ORUMBELLA, Joseph; Compendio Histórico Oriolano. Tomo 6, capítulo 7, fols. 118–119. Manuscrito. 1792. Caja Rural Central. Orihuela.

Archivo Municipal de Orihuela. Actas año 1600. Sig. A–95. Fol. 209.

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El apoyo municipal a la nueva fundación no solo incordió a los observantes de Santa Ana; mer-cedarios, agustinos, trinitarios y carmelitas pleitearon durante años contra los alcantarinos de San Gregorio. Pero la decisión estaba ya tomada y las obras del nuevo convento franciscano y su iglesia se acometieron con premura gracias a las ayudas y limosnas del Consell. El 20 de mayo concedieron licencia para sacar piedra de la “Peña del Cas-tillo”, sobre la casa antigua de Baltasar Pedrós y el 3 de junio, acordaron una limosna mensual de 3 libras sobre las rentas de la ciudad. Con este respaldo y con donativos particulares continua-ron las obras, instalándose en el nuevo edificio aún sin acabar a finales de 1603. Rápidamente ampliaron y mejoraron su ce-nobio. En 1618 se hicieron con

dos tahullas anexas para ampliar el huerto. En 1627 construyeron establos y pajar. En 1626 instala-ron una barraca para criar seda.

El carácter reformista de los descalzos, con un comporta-miento acorde a los postulados de su prédica, les hizo acreedo-res del cariño y respeto de los oriolanos; especialmente en las epidemias de 1648 y 1678; en este último año, la ciudad se di-rigió al Provincial de la Orden, para agradecerle los desvelos de los descalzos:

“Sucedió en esta ciudad de Orihuela el contagio de la peste, que duró en ella desde el mes de abril hasta los primeros de Agos-to. Se sacrificaron víctimas de la caridad, y del consuelo público de la ciudad diez Religiosos de este Convento, saliendo de él a servir y consolar a los apestados

del Hospital, y murieron de los diez cinco”.12

A finales de la centuria co-menzaron las reformas en la iglesia conventual. En 1698 compraron al ladrillero Tomás Pérez, 5.200 ladrillos para re-formar la cubierta.13 Durante el siglo XVIII, las riadas estuvieron a punto de echar por tierra el edificio, quedando parcialmen-te dañado, por lo que se em-prendieron obras imprescindi-bles, reforzando además arcos y paredes de la iglesia. En su

12 Cathalogo de los conventos del obispado de Orihuela... AHN, Estado, leg.2945. (ms, mediados del XVIII). En: VILAR, Juan Bautista en Orihuela, una ciudad valenciana en la España moderna, vol. III, pág. 908. Orihuela.1981.

13 NIETO FERNÁNDEZ, Agustín. ORIHUELA EN SUS DOCUMENTOS III: Los Franciscanos en Orihuela y su Comarca S. XIV–XX, pág. 205. Murcia. 1992.

Calle de San Gregorio a comienzos del siglo XX. Colección Javier Sánchez Portas.

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máximo apogeo alcanzado en el siglo XVIII, el convento alojaba en sus muros a 50 religiosos y 8 pretendientes. Y su huerto, de casi cinco tahullas, contaba en fechas de la desamortización con 13 limoneros, 16 naranjos dulces y 2 agrios, 13 palmeras, 3 laureles, 1 peral, 3 higueras, 1 saúco, 14 parras, 2 pruneros, 1 albaricoquero y 22 granados. 14

Con ayuda municipal urbani-zaron toscamente el paseo de la alameda cubriendo los hondos con carretas de “ruinas y cas-quijo” para evitar que quedara impracticable por las lluvias. Se compuso de cantería el puente sobre la acequia y se adornó con una cruz de término fabricada en 1735, que incluía las armas de la ciudad. Gracias a la permu-ta efectuada por el Marqués de las Hormazas con la casa de Ra-fal a principios del siglo XIX, se ejecutó un camino para sustituir el “transito angosto que atrave-saba los huertos del sitio de San Gregorio”, completando así el precursor trazado de la actual calle de San Gregorio.

San Gregorio Thaumaturgo y laVirgen de Monserrate

El Consell decidió que adop-tase la advocación de San Grego-rio Taumaturgo –abogado con-tra terremotos e inundaciones–, por la devoción que la ciudad tenía a ese “santo bienaventu-rado”, votado como intercesor ante las continuas avenidas del río que causaban tanto daño; en palabras de Montesinos:

“Consultado por entreambos Cabildos, Eclesiástico y secular, que vocación y título se le daría al combento, convinieron todos en que fuese el de San Gregorio

14 ibíd. Págs. 218–219.

Thaumaturgo, obispo y confesor; y que se edificasse cerca de las orillas o márgenes del Río Segura, fuera del Arrabal de San Agustín, para que fuese amparo y defen-sa contra las grandes y terribles inundaciones que solían padecer de ordinario; y allí tomaron la de-seada posessión, el día 22 de Abril del referido Año 1600, con gran-de contento y aplauso de toda la Ciudad”.15

15 MONTESINOS PÉREZ DE ORUMBELLA, Joseph; Compendio Histórico Oriolano. Tomo 6, capítulo 7, fol. 118. Manuscrito. 1792. Caja Rural Central. Orihuela.

Así pues, cuando llovía más de la cuenta y el Segura comen-zaba a desbordarse, sacaban al santo en rogativas “a fin de apla-car la ira de Dios”; y eran éstas tan frecuentes, que el padre guardián se quejaba al Consell de que la imagen de San Grego-rio, además de pequeña, estaba indecente por las muchas ve-ces que se había metido en el río, aconsejando hacer otra ma-yor y dejar la vieja para mojarla cuando hubiese necesidad. Pero poco le quedaba al taumaturgo

San Gregorio imaginado por Montesinos. CRC/AHO.

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como intercesor meteorológico. El año 1672 comenzó diluvian-do y casi todo el mes de enero se pasó en perpetua rogativa. Ya había sacado el Consell a San Gregorio en procesión al río, precedido como de costumbre de seis nobles caballeros con antorchas blancas, pero sucedió que las lluvias continuaron, el Segura creció, rompió los frági-les costones que aprisionaban

sus turbias aguas y, por espacio de varios días, esparció en la ciu-dad y en la vega la desolación y la muerte, arrasándolo todo con empuje tan extraordinario, que hasta el propio convento de San Gregorio amenazaba con derrumbarse sobre sus cimien-tos.16

16 GEA MARTÍNEZ, J. Rufino. “Páginas sueltas, documentadas de la Historia de Orihuela”. En: El Conquistador, núm.179 (16 feb. 1918).

No se había recuperado el pueblo de tanta desgracia cuan-do, dos meses después, el Segu-ra comenzó a crecer de nuevo. El pósito estaba vacío, el pueblo aterrorizado no podía contar con San Gregorio pues el acce-so era imposible y sus frailes se habían refugiado en otros con-ventos. Así pues echaron mano de la imagen más cercana. Nues-tra Señora de Gracia fue sacada de San Agustín y colocada en un improvisado altar sobre el puen-te. Pero el río seguía creciendo. El 7 de Marzo se reunió el Con-sell y acordó sacar en proce-sión hasta la iglesia catedral a la Virgen María de Montserrat. Al llegar al puente de Poniente, el ramo de la patrona cayó al río e inmediatamente, las aguas co-menzaron a descender. Con esta ya famosa ceremonia terminó la función intercesora contra las inundaciones de San Gregorio.

Exclaustración ydesamortización

El siglo XIX fue particular-mente duro con los descalzos. Durante la Guerra de Indepen-dencia, al quedar extramuros, el convento fue fortificado para seguir el plan de defensa de la ciudad. En el primer plano con-feccionado, aparece como Bate-ría de San Gregorio.17 Acabada la guerra, la subsistencia posterior del convento no fue nada fácil. Como la de las demás congre-gaciones masculinas, su historia terminó con la desamortización eclesiástica. El domingo 23 de Agosto de 1835 los religiosos fueron expulsados; era el final del convento. El amplio edifi-

17 MUÑOZ PORTAU, Mercedes. “Aproximación a la Guerra de Independencia en Orihuela y su obispado: problemática castrense en un sector de retaguardia”. Anales de Historia Contemporánea (Murcia) Vol. 1 (1982) p. 19–45.

Capilla de la VOT a principios del siglo XX. (Colección Javier Sánchez Portas).

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cio fue subastado y adquirido por Juan Vilaregut, quien lo convirtió en locales y casas de inquilinos; y tres años después, el Ayuntamiento trasladó a sus cuadras el matadero municipal.

Al igual que la Merced y San Agustín, en 1868 el edificio fue adquirido por las hermanas An-tonia y Petra Vilar, quedando en manos de la primera en 1875.18 La escritura hacía constar que fue convento de San Gregorio, en la alameda del mismo nom-bre, que lindaba al frente con la alameda, a la izquierda con huerta propia, a espaldas con tierras del marqués de Boil y a la derecha con la capilla de la Tercera Orden de San Francisco. Lindando también con la alame-da, habían construidas seis casas de planta baja, que formaban parte del edificio.

La iglesia conventual, situada entre el convento y la capilla de la Orden Tercera, desapare-ció transformada en almacén.19 En septiembre de 1885 Vicente López Durana, esposo de Anto-nia Vilar, pretendió edificar en los terrenos de San Gregorio. El Ayuntamiento, tras el informe de Ornato, acordó pedir a Dura-na los títulos de propiedad. Tres meses después, presentados a nombre de Antonia, le acusaron de apropiarse de parte de la Ala-meda que era del común. Tam-

18 MAZÓN ALBARRACÍN, Antonio J/BELMONTE BAS, Jorge. “Aportaciones para el estudio de los conventos de La Merced, San Agustín y San Gregorio”. Revista de Orihuela, núm.9 (2007).

19 Es parte del edificio que fue convento de San Gregorio, situado a las afueras de la Barrera del Matadero, en la alameda de su nombre, linda a levante con huerto propio, a poniente con camino a Hurchillo, mediodía con portería del convento y norte con la capilla de la tercera orden de S. Francisco, con callizo en medio. Tiene 6 ventanas con reja y una sin ella, puerta principal y 3 interiores, todas con cerrojo, llave y picaporte. (AHO. Protocolos Notariales).

Dibujo de Montesinos. CRC/AHO.

Capilla de la VOT convertida en ermita, ya sin la torre. (Archivo: García-Molina).

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bién de destruir la columna y base de la cruz de término, por lo que le negaron la solicitud.

La VenerableOrden Tercera y la Cofradía del Perdón

Al igual que los franciscanos de Santa Ana, los alcantarinos de San Gregorio contaron con una Venerable Orden Tercera cuya capilla, separada de la igle-sia por un callizo, fue el único edificio que se salvó gracias a su carácter seglar. Fundada a me-diados del siglo XVIII, esta ins-titución costeó varias imágenes; entre ellas la de Nuestro Padre Jesús de la Caída obra de Salzillo y, desde mediados del XIX, orga-nizó el traslado de dicha imagen el Martes Santo para formar par-te de la procesión general del Viernes Santo.

Desaparecida la iglesia con-ventual, la capilla se destinó al culto. Pero a principios del si-glo XX, ante el mal estado que presentaba, fue clausurada tem-poralmente. La restauración,

a cargo del maestro Francisco Sánchez y de un carpintero lla-mado Sanz, fue financiada por suscripción popular; comenzó en 1905 y en febrero de 1906 quedaba reinaugurada.

“Las obras de restauración co-menzadas en el templo de San Gregorio, tocan a su término. La suscripción abierta con tal ob-jeto, y cuya lista de señores do-nantes hemos ido publicando, ha dado los más lisonjeros resul-tados. La iglesia de San Gregorio abrirá pronto sus puertas al culto. Un esfuerzo más y se coronará la obra, pues para ello falta bien poco. Merecen un aplauso sin-cero el maestro de obras Sr. Sán-chez (D. Francisco) y el Sr. Sanz (carpintero) encargados de la res-tauración. En ella han derrochado buen gusto e inteligencia. Sobre todo el pintor Sr. Sánchez, que gratuitamente esta haciendo allí una verdadera obra de arte”.20

En 1927 se fundó la Cofradía del Perdón como heredera natu-ral de la VOT. Durante la Guerra Civil se clausuró de nuevo la

20 El Diario, núm. 243, (16 ene.1906).

iglesia, trasladando algunas de sus imágenes al museo creado por Justo García Soriano en el antiguo palacio de la casa de Rafal. Terminada la contienda en abril de 1939, los cofrades del Perdón descubrieron que gran parte del piso de mármol había sido arrancado, y que ca-vado en el suelo de tierra, había un foso para asistencia del ca-mión del cuerpo de bomberos que utilizaba el edificio como garaje. También encontraron la cama del conductor instalada en el camarín de Nuestro Padre Jesús. Con ayuda de los vecinos la vieja capilla, reconvertida en iglesia, fue de nuevo acondicio-nada acabándose las obras en el año 1943.

Erigida la nueva parroquia de San Vicente Ferrer en octubre de 1971, desapareció el único vestigio del convento alcanta-rino. La entrañable ermita fue derruida y sustituida por un mo-derno edificio parroquial que, a pesar de su nueva titulación, para los oriolanos será siempre San Gregorio.

Aspecto de los edificios en los años 40-50 (Colección Javier Sánchez Portas). Sobre la fotografía, dibujo de Montesinos (CRC/AHO).