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Sarmiento y Chateaubriand: astillas del mismo padre «Sarmiento, cuando vino por primera vez a Chile, tenía más talento que instrucción y menos prudencia que talento. Su vivisima imaginación, sus arrebatos, sus inconsecuencias, su espíritu polemista por excelencia, le hicieron olvidar ya la sagaz cortesía que debía a los adelantos intelec- tuales del país que le asilaba, por diminutos que ellos fueren, y a los dic- tados de su propia consciencia...» (Vicente Pérez Rosales: Recuerdos del pasado, /8/4-2860, Ediciones Cultt¡ca Hispánica, Madrid, ¡993, p. 277). 1 Los escritos autobiográficos de Sarmiento datan del final de su exilio en Chile: Mi defensa (1843), Facundo (1845), Viajes (1849), Recuerdos dc pro- vincia (1850) y Campaña ene/Ejército <inunde (1852). Es como si sólo pudie- ra escribir sobre si mismo, aun con otras excusas temáticas, fuera de su país dc origen, que apenas conocía hasta entonces y que había contribuido a in- ventar, sobre todo con el mencionado Facundo. Poder contar su propia historia, acompañado del padre y lejos de la ma- dre, es convertirse en padre de mismo, ideal de la madurez. La pregunta por la identidad se despliega en el vagábundaje, actitud típicamente románti- ca del Wanderen, del que deambula sin mcta y la encuentra en el camino. Va- gabundo por excelencia fue su padre. El hijo viajero lo reencuentra en la figu- ra del flaneur de París, ese personaje que en seguida ocupará a Baudelaire y que «persigue también una cosa, que él mismo no sabe lo que es; busca, mira, examina, pasa adelante, va dulcemente, hace rodeos, marcha y llega al fin» (carta deI 4 de septiembre de ¡846). El espectáculo de las naciones llena su existencia ambulante (sic), según el modelo paterno. Es un emigrado, un prófugo, un proscrito, que baja al «mundo de la vida», pues todo argentino es alguien que no sabe dónde ama- A aa/cv de Llierarura Hispanoarneri cano, nÚm. 25. Servicio de Publicaciones, UCM. Madrid, 1996

Sarmiento y Chateaubriand: astillas del mismo padre · tica y la Cosmópolis de la opinión pública: clases sociales, Estado, república de los sabios. Economía doméstica, agricultura

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Sarmientoy Chateaubriand:astillas del mismopadre

«Sarmiento,cuandovino por primeravez a Chile, teníamástalentoqueinstruccióny menosprudenciaquetalento.Su vivisima imaginación,sus arrebatos,susinconsecuencias,su espíritu polemistapor excelencia,le hicieron olvidar ya la sagazcortesíaquedebíaalos adelantosintelec-tualesdel paísquele asilaba,pordiminutos queellos fueren,y a los dic-tadosde su propiaconsciencia...»(Vicente PérezRosales:Recuerdosdelpasado, /8/4-2860, Ediciones Cultt¡ca Hispánica, Madrid, ¡993, p.277).

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Los escritosautobiográficosdeSarmientodatandel final de su exilio enChile: Mi defensa(1843), Facundo(1845), Viajes (1849), Recuerdosdcpro-vincia (1850)y Campañaene/Ejército<inunde(1852). Es como si sólopudie-ra escribirsobresi mismo, auncon otrasexcusastemáticas,fuerade su paísdc origen, que apenasconocíahastaentoncesy que habíacontribuido a in-ventar,sobretodo con el mencionadoFacundo.

Podercontarsu propiahistoria,acompañadodel padrey lejos de la ma-dre, es convertirseen padrede sí mismo,ideal de la madurez.La preguntapor la identidadsedespliegaenel vagábundaje,actitud típicamenterománti-cadel Wanderen,del quedeambulasin mctay la encuentraen el camino.Va-gabundopor excelenciafue supadre.El hijo viajero lo reencuentraenla figu-ra del flaneurde París,esepersonajequeen seguidaocuparáa Baudelaireyque«persiguetambiénunacosa,queél mismo no sabelo quees; busca,mira,examina,pasaadelante,va dulcemente,hace rodeos,marchay llega al fin»(cartadeI 4 deseptiembrede ¡846).

El espectáculode las nacionesllena su existenciaambulante(sic), segúnel modelo paterno.Es un emigrado,un prófugo, un proscrito, quebaja al«mundode la vida», puestodo argentinoes alguienque no sabedóndeama-

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necerámañana(prólogoa Campaña..,Río deJaneiro,20 demarzode 1852).El paisajemodélicode suvida es un río, un suelo quefluye y no vuelve. Supatria,la tierrade supadre,recorrido,exploración,fuga.

El géneroquele sirveparanarrarestavida de extrañamiento,es tambiéneldiscursoabiertodel romántico,dondetodocabey no hay límites formalespre-vistos: la carta,queevocael ensayode Montaigne,dondesesalta de un objetoal otro y el escritordeambulapor suidentidad cambiante:viajar por el exteriores explorar,al tiempo, su intimidad. Lo dirá un románticotardío, HermannKeyserling,en cl lemade su Diario de viajedeunfilósofo: «El caminomáscortoparaeneontrarsea si mismo esdar la vueltaal mundo».A veces,como en suautobiografíapuntual,seproponeunaconfidenciaparaunospocosamigos.Esun románticoqueescribefragmentosde unagranconfesión.Cuentala historiadesu familia y halla suautorretrato,quelo es de Américadel Sur. Ha sidoen-gendradocon la revolucióny nacenuevemesesdespués,como un hijo provi-dencialy epónimo de los nuevostiempos,involucrandoa sus padresen esteactomisional. Luego redactarásu historia en formade un currículum,quees,al tiempo,unadefensaantequienesle señalansuinferioridad social y cultural:sabeidiomas,escribeelogiableslibros, ha hechola guerray fundadoperiódi-cose institucionesescolares,porfin (nadamenos)enseñaa los universitarios.

El viaje es iniciático e instructivo:esun viaje de reconocimiento:el servie-ne siemprede los otros,por incongruentesquesean.Tbiers y el Papalo con-sultansobrepolíticaargentina;en Chile intentaquelos intelectualescomo Oroy Bello lo tratencomo a uno de los suyos,perotambiénlo harácon los agahsy

cadíesdeArgelia, galopandocomo ellos,cruzandolas piernasal modoorien-tal sobresustapices,llevando albornoz,tomandocon fingida naturalidadsustortillas y su cuscús,comprobandolo americanode aquellahospitalidadpa-triareal a campoabierto; se mira enel espejode BenjamínFranklin, el chicopobreque trabajaparavivir, seeducaa sí mismo, lucha por la libertad de supaísy da a la humanidadel pararrayos;pero,cuandopuede,sefotografíaconuniforme militar y recuerdaquees «capitánde coracerosretirado de la guar-dia»,yendo al encuentrode Urquiza,su jefe (al quedetesta,como a todossusjefes)en tanto partedeun «cuerpoexpedicionario»(¡de sietemiembros!).

Cuandorepasasu alcurnia, lo hacepara mostrarsu contradictoriasupe-rioridad sobre la burguesíaque triunfa en BuenosAires: a vecespareceunselfmademan, quellega de la nadaa la dirigencia, como Washingtono La-martine; otras,representaa la aristocraciacolonial españolacon raigambrearabe. Noblezade la sangre o noblezademocráticay meritocráticade lasobras,defensade la propiedadprivaday la libertadde comercio,y acusacióndecomunismopor partedel iracundoAlberdi. La colonia le parece,sucesi-vamente,esplendor,rémoray oscurantismo,sobretodocuandola emprendecontraloscordobeses.En la islade Martín García,capitalde su utópicopaísde Argirópolis. deja el nombre de la imaginaria fundación,grabadoen unapiedra,junto a su firma y un par de fechas:es cl padrecivilizador Pero,encuantomontaa caballo,sientequelo dominasuinstintogaucho.

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¿Nosabequién es,acasoporquesu padreno se lo hadicho y sumadreleproponeun modeloanacrónico?Esperaqueselo digan losdemásy, si seen-tienta con susadversarios,les arrojasu identidada la cara,como un proyec-til. En cualquiercaso,el decirdel otro hadepermitirle identificar su deseo,apartir de comprobarcómo lo deseanlos demás:unaactitud «naturalmente»política.

Siempreha de medirsecon los queél consideragrandes.Facundoame-nazacon matarlo y es asesinado.Entonces,Sarmientolo invoca para que,desdeultratumba,le explique la historia argentina,puessólo el escritorepóni-mo puededarvoz al inarticuladolenguajedel puebloy suscaudillos,de otraformacondenadoal olvido. La gloria eternadel Ejército Grandese le debe,pues él escribe susboletines.Su comandantees Urquiza, suertede sátrapaoriental, solterónrodeadode queridasy dehijos naturales,especiede Mehe-met-Alí, el bajádeEgipto al cual admirala prensafrancesa,devotadeexotis-mos. En cuantoa Rosas,objeto de susdiatribas,es el hombrequedefinesuvida, segúnlo declaraen cartaa Mitre (Rio deJaneiro,13 de abril de 1852):«Paramí no hay másqueunaépocahistóricaqueme conmueva,afectee in-terese,y es la de Rosas.Este serámi estudio único, en adelante,como fueconbatirlomi solo estimulanteal trabajo,mi solo sosténen los díasmalos.Sialgunavezhubieraquerido suicidarme,estasola consideracionme hubieradetenido,como a las madres,que seconservanpara sus hijos. Si yo le falto¿quiénharálo queyo hagoporél?»

La historia es hija del historiador,que sustraelas cosasdel olvido, con laayudade los grandespersonajes,que son los nudosde la deterioradatramade losdías.Sarmientopeleacon ellos, ya que siempreson susenemigosínti-mos,quelo dotande identidad.Es civilización y esbarbarie,en combatequeél trata de convertir en diálogo por medio de la escritura.En 1887, Ferdi-nand Tónniescodificaráestaoposiciónen un texto clásicode la sociología,(‘omunidadysociedadLa primera (la sarmientinabarbarie)es la vida de fa-milia en concordia,la aldeadonderigen las costumbresy la ciudaddomina-da por la religión: pueblo,sercomunitario,iglesia; la segunda(la sarmientinacivilización) es la gran ciudadcomo convención,la vida nacionalcomopolí-tica y la Cosmópolisde la opinión pública: clasessociales,Estado,repúblicade los sabios.Economíadoméstica,agriculturay artesaníafrentea comercio,contrato, industria y ciencia. Instaladoen una de ellas, Sarmientosentirásiempreuna irreparablenostalgiapor la otra. Sabeque una época terminacon su nacimientopero él apenassi consigueatisbarel perfil de los nuevostiempos.

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Recuerdosdeprovincia seabreconunadescripciónalegóricaqueencierrauna misión: la de escribir el libro. La podrácumplir, providencialmente,el

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propio Sarmiento.En cierto lugar de la ciudad de SanJuanhay trespalme-ras,árbolesexóticos plantadospor los fundadoresespañoles.E] tiempo lasha convertidoen unasuertede «plumajescon que se presentaadornadalacabezade los indígenasamericanos».Cercase encuentrauna casaruinosa,antiguaviviendade un jesuita y, en ella, una carpetaparalos manuscritosdelahistoriadc Cuyo queescribióel abateMorales.La carpetaestávacia.

La tareade Sarmientoes rellenaraquellacarpeta,contandocómoclin-tento civilizador fue devoradopor las formasaborígenes.Arrancacon unaenumeraciónde los apellidosde la «vieja aristocraciacolonial» y el intentodehallar ejecutoriasde abolengoen Italia. Adolfo Prietoha estudiadocui-dadosamenteesta maníanobiliaria de los patricios argentinos(véasebi-bliografía).

SanJuantienesu origenen la búsquedade unasminasde oro que nuncaseeneontraron.Ausentecomo metal precioso.el oro conservasuvalor ale-górico: brillo, luz, distinción inteligente,culminacióndel camino alquímicodel saber,medidade todoslos valores,apolíneocolor de la razón.Oro esuno de los apellidosdefinitorios de la ascendenciamaterna.En ese apellidoseconservala ilusión fundacional.La rodeaun paisajedegradadodeagricul-toresy ganaderospor compulsióny un mal emplazamientoparael comercio.Los blancosse hanvuelto indios huarpesy los guerreros,vándalos.Ahora esprestigiososabertirar lasboleadoras,llevarchiripá o rastrearmulas.

La rebuscade aneestrosproducela primera contradicciónsarmientina:los Mallea, hidalgosfundadores,se hanmestizadocon indios,a travésde unaprincesade Angaco.Los criollos puroslos motejandespectivamentede mu-latos. En pos de una estirpeinmaculada,Sarmientose descubremestizo yacabadefendiendola mezclaracial.Másatrás,los Oro ni siquierason cristia-nosviejos, puessc dicen descendientesde Al Ben Razin,fundadordc Alba-rracín en el siglo xii. Sarmiento,en Paris y en Argel, tendráa bien que lotomenpor moro.

En verdad,los Albarracíny los Oro destacaránpor intelectuales:frailes ydoctores.La síntesises Miguel de Oro, político ilustrado que se exilia enChile: Oro hadado el modeloy el tipo del futuro argentino,europeohastalos últimos refinamientosde las bellasartes,americanohastacabalgarel po-tro indómito;parisiensepor el espíritu,pampapor la energíay los poderesfí-sicos.» La familia ha perdido su pasadocon el final del coloniaje, pero seplanteaapoderarsedel futuro. La intelectualidad,entonces,es la sublimacióndel mestizoy el título quesintetizalosencontradosabolengosdel escritor.

CuandoSarmientose refiere a su familia, se trata de su familia materna.Una familia de religiosos,salvoel abuelo,Cornelio Albarracín, quien apenassi aparececomo propietarioarruinadoy antecedentede la pobrehidalguíade sunieto. Su lugar lo ocupael curaJosédeCastro,sacerdoteilustrado,lec-tor de Feijoo y Rousseau,queda consejoshigiénicosa sus feligresesy tienefama de santo porquesu cadáverpermaneceincorrupto. Castro es quieneducóa la madre,doñaPaula,mujerreligiosaperono practicante.Inteligente

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e inculta, si supoleer y escribir, lo ha olvidado.Su rostro es viril y contrastacon el apodofemeninodel marido, MadrePatria. Ella cumple las funcionespaternas:trabajade tejedoraparaalimentara sushijos, dirige el hogare invo-cael Nombre del Padre.Hay una figura paternainterior y otra, exterior a lacasa.

La madresarmientinaencarnaa esaProvidenciaqueobsesionaráal hijotoda la vida. Providenciaque es arraigo y fatalismo,unión con el autor delcursodel mundo,eseDios quetienesu cuerpoterrenalenla Iglesia.En efec-to, doñaPaulaquierequeel hijo seasacerdote,paraincluirlo en la tradiciónfamiliar. Esta vocación se perderácuandoSarmientooiga predicaral curaCastro Barros. un fundamentalistaantimodernoqueve a Satánen cualquiergesto ilustrado, instructor de terroristasque creenblasfemosa los salvajesunitarios.

El padre, en cambio,lo desea militar, ye) niño juegacon muñequitosquerepresentanasoldadosy santos.La síntesisde ambosdeseosencontradosse-rá su doble vida de escritory político, nadade lo quesuspadresquisieron o,quizá, la conciliación filial de aquelcontradictoriodecreto.«Por mi madreme alcanzabanlas vocacionescoloniales:por mi padrese me infiltraban lasideasy preocupacionesdeaquellaépocarevolucionaria.»

Enraizadaenla tierra, la madreseproyectaen la casa.Las hijas,moder-instas,deshacenel estrado,descuelganlosvetustoscuadrosde santosy man-danderribar la nudosay estropeadahigueradel patio. Parareparar,el hijohacetapiarun terrenocontiguo y planta unahuerta.El episodioesnarradocomo airadaelegía.Sarmiento,el futuro modernizador,ve con tristezala de-saparicióndela herenciacolonial.

Al revésque la familia materna,la paternaposeeapenasmemoria.Apa-receen el siglo xvn y luego seborra, no sólo por su insignificanciasocial,si-no porquesepierdeel apellido, quedebeser restauradocomo QuirogaSar-miento (asíse llama el obispo de Cuyo, tío del escritor,a quien ésteconfíasusimpresionesde Roma).

JoséClemente.el padre,es un venido a menos,quedesempeñaerráticosoficios, como arrieroy peón de hacienda.Despreciapor igual, como si fueraun señorito, el trabajomanual del proletario y e] talento comercial del bur-gués.ParadoñaPaulaes un novio apuesto.Parasushijos, un padreausenteypobretón,al cual Sarmientojamásevocaen casa.Excluido por la madreo fu-gitivo del hogar, hacepocodejefedel grupoy escomo si no pudieravolver asupuesto.Incita al hijo a sersoldado,como él, a desertarde la familia mater-na,y luego lo acompañaal exilio. Le transmitesugustopolítico por el mun-do. También, su inquina a la riquezay su fascinaciónpor el poder, no siem-prepor el propio.«En el senodela pobreza,eriémehidalgo,y mis manosnohicieronotrafuerzaquela querequeríanmis juegosy pasatiempos.»Ignoran-te, peroaficionadoa la lectura,cl padreacercalos libros a esasmanosdelica-dasy juguetonas.El tambiéntienesus«letras»,como esosAlbarracínque,se-guramente,lo despreciany ningunean.

18 I3las Maramoro

La instanciapaternade Sarmiento,lejanae intermitente,se nutre, paracompensarse,con otras figuras del lado materno Cuando él dice «padre»piensa,a menudo,en los curas intelectualesde su parentela.Entre ellos: eldeánGregorio Funes,primer historiadordel país; fray JustoSantaMaría deOro, político republicanoen el congresoque proclamala independencia;elcitado JoséQuirogaSarmiento,que le enseñaa leera los cuatroaños; y clmás notablede todos, auténticopadreimaginario del escritor,Joséde Oro,quelo inicia en el latíny enunavida mezcladesantidady extravagancia.Vis-te depaisano,andaarmado,concurrea losbailes,se llevaa algunamuchachaen las ancasde su caballo,vive retirado y se muestraen la ciudad sólo paralas fiestas,descreede milagros y aparecidos,ineulcaal muchachola afición ala geografía,al afuera,a los paíseslejanoscon pueblosde extrañascostum-bres,y terminasusdíasen alcohólicasoledad.«Nos queríamoscomo padreehijo.»

Sarmientosigueal curade Oro en su exilio de San Luís, como donJoséClementeseguiráa su hijo en Chile. «Salídesus manoscon la razónformadaa losquinceaños,valentóncomo él. insolentey contralos mandatariosabso-lutos, caballerescoy vanidoso,honradocomo un ángel, con nocionessobremuchascosasy recargadode hechos,de recuerdosy de historiasde lo pasa-do y delo entoncespresente.»

La figura paternase desplaza,difundey reconstruyeen diversosvaro-nes de la familia, constituyendouna mezclade accióny conocimiento,dcparticipación y apartamiento,de soledadsacerdotaly promiscuidadpolí-tica.De los quincehermanos,la muertedejacriar sólo acinco, el escritorycuatromujeres(el mayor, Honorio,muerecon onceaños).Sarmientoes elmarido virtual de su madrey estasituaciónmarcasu relacióncon la familiapropia.Al contarsuhistoria,seborran sumujer,BenignaMartínezPastori-za, y unahija natural,Ana Faustina.En cambio,tratacomo hijo propio a suhijastro Dominguito.En susviajes consignasusgastosde prostíbuloy suamortardíopor Aurelia Vélez Sarsfield.Amadalejana,madrepaternizadao colectivode género,la mujer sarmientinaes siempremáso menosqueelvarón,nuncasu igual. Como la historia.Su relación conlas alumnasde SanJuanes unasíntesisde estacomplejavisión: hay que educara las madresde loshijos ajenos.

Su niñezes precozmenteadulta,solitaria,fantasiosa.Construyesantosde barro a los que rindeculto, y soldaditosde maderaa los quehacebata-llar. Sólo se junta con los demáschicos en peleascallejerasdondela plebeobedecea sus órdenesde oficial improvisado.Los estudiosformalesque-dan truncos.Va al seminario,se inicia en matemáticasy agrimensura,aca-ba en dependientede tienday minero.No aceptaráotro magisterioqueelpropio.A cambio,querráenseñara todo el mundo, adoctrinary revelarlosnudosde la historia que,de otra manera,quedaríandeshechospor el olvi-do. La voz de la Providencia,la granvoz paternadel Tiempo, le habla aloido.

Sarmientoy Chateaubriand:astil/as del mismopadre 19

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«En el mar, y en los buquesde vela sobretodo, aprendeuno a resignarseal destinoy a esperarsin hacerviolencia»,escribedesdeMontevideoel 14 dediciembrede 1845.Estacirculaciónvagabundapor la superficiedel planetaes un titánico y dispersoautorretratoque dicho destinole va dibujando.Po-derlo narrare intentarrazonarloserásutareadeescritor.

Un episodio privilegiado de la búsquedaes España.Rubén Benítezhahechosucumplidacrónica(véasebibliografía).Varias veces,en susartículosy cartas,se ideutifica comoespañol:se refiere a «los ánimosespañoles-ameri-canos»(Montevideo,25 deenerode 1846),mezcladechiripágaucho,boinavascay mercantilismogenovés;aludea <las transformaciones,imperceptiblesparaotro queél (elpintor alemánMauricio Ragendas)quela razaespañolahaexperimentadoenAmérica» (Río de Janeiro,20 de febrerodc 1846);«noso-tros losespañoles»sedefinedesdeRomaen 1847,

Sarmientova a Españacomo fiscal, nutrido de altivez americanay librosfranceses:«... la palpo ahora,le estiro las arrugas,y si por fortuname tocaan-darleconlos dedossobreunallagaa fuer de médico,aprietomaliciosamentela mano paraque le duela...»(Madrid, 15 de noviembrede 1846). Españaesla cifra dela desconfianzaal extranjero,la lógicade la expulsión,la ttran¡ain-quisitorialenquistadaen el campesino,el provincianismomal llamadonacio-¡ial. Españaes la inanición de unalenguaincapazde expresarlas ideasmo-dernas, y que los americanosdeben regenerary actualizar. Lo mejoreslingúistas(que él llama, pintorescamente,hablistas)son americanosque noconocen España,como Bello, Barral o lrrisaroy, o españolescriados enAmérica, como Villergas. Por eso,la AcademiaEspañolacarecede atribu-ciones para regularla ortografíaamericana(aunqueluego Sarmientoreco-nozcaqueel españolsehadeescribircomo en España,lo mismoque la cul-tira teatral ha de adquirirseen los teatrosespañoles,con las embrolladascomediasdel Siglo de Oro). En todo caso,comprendeque la unidad de lalenguaes la únicagarantíade racionalidadlingúística frente a la dispersióndialectal.

En Barcelonaya se siente«en casa»y fuera de España.La distanciadeAmérica frentea éstaessimétricaa la de los catalanes,genteurbanaquetie-nc «ómnibus,gas,vapor, seguros,tejidos, imprenta,humoy ruido; hay,pues,un puebloeuropeo».

En otro sentido,el de la sensibilidad,que abreespacioal saberpoéticode la historia (que, románticamente,no es conocimientocientífico sino en-tendimientoépico), Sarmientose reconoceespañol.El puebloespañolesna-turalmentepoetaporque,como en parteél mismo, es un pueblo de noblesempobrecidos,encerrado,hacedordeversos,queno seproponetransformarel mundo,sinocontemplarlocon unamenteelevaday ociosa,en un monólo-go sublime y estéril. Es valerosoy abnegado,como los guerrerosy los vasa-líos, y convierte esta doble vocación en arte: el toreo, la guerra hecha

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espectáculo.Los españoles,como puebloantiguoy ensimismado,soncordia-les, francos,llanos, hospitalarios.

Españaes el inmejorableescenariode su contradicción:lo que ama suinteligencia,lo detestasu sensibilidad,y viceversa.De viejo de enorgulleceráde los elogiosmerecidospor sus cronicasde tauromaquia:sólo un bárbaropudo entendertal bárbarabelleza.Porque,finalmente,el artista,como el típi-co españolsarmientino.tambiénes un niño que repiteen palabraseternasyrimadas«todaslas crispacionesqueen aquellaprisión del no ser,del no po-dei emplearse,experimenta»(Río de Janeiro,20 dc febrero de 1846). Lossoldaditosde maderay lossantosdebarrodesuinfancia.

A su vez, la Europaque idealizóen la sitiadaMontevideo que resistíaaRosas,se vuelve ambivalente,vista de cerca.Es, apenas,la bellezaartísticafrentea la bellezanaturalde América <temahegeliano:la bellezade Américaes comparadapor Sarmiento,siempre,con los paisajesasiáticosy africanosqueconocióen los libros europeos):«¡LaEuropa!¡Triste mezcladegrandezay abyección,de sabery de embrutecimientoa la vez, sublime y sucio recep-táculo de todo lo queal hombreelevao lo tienedegradado,reyesy lacayos,monumentosy lazaretos,opulenciay vida salvaje!» (Ruan, 9 de mayo de1846>.

Américaessoledady aislamiento,reductode la herenciaáraberecogidapor loscastellanos.Porello, suúnicaventajaresideen sucapacidadde aper-tura, cosmopolitismoy mestizaje.Es unacapacidadmaterna.El problemare-side en escogerun buenpadre.Derrotadoel fundadorespañol,la anárquicaasambleade los hijos debeelegiral nuevoprogenitory establecerotra legiti-midad.Mientraséstafalte, habrácaudillosy no gobernantes:unosusurpado-resen lugardcl padrelegal.

Sarmientoes americanopor destino,perono americanista.Su compren-sión de la historia nacede estaactitud románticay «americana»de replieguedel almasobresí misma,de liberacióndel tiempo inexorable,de escuchadeesecuentoqueel pueblohacey <el artista recaigay embellece».Esta tensiónentrelos dostiempos,el épicomaternoy el histórico paterno,condicionarásiempresu actitud ante la historia y su trabajo, tan peculiar,de historiador,deconformadordeesesaberpopularquese dicey seignora.

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En el extremode su tensiónantela historia, Sarmientoes un erupiristaqueproponecomo epígrafeen Recuerdosdeprovincia las palabrasde Shakes-peare,obtenidasen conjeturaltraducción:«un cuentoque,con aspavientosygrifos, refiere un loco, y queno significa nada».Andandopor los caminosdeArgel, ve cadáveresabandonadospor susasesinosy exclama:«¡Haysangreycrímenes!¡Heaquílo únicoposibley hacedero!»(Orán,2 deenerode 1847).La historia es,de movida, puraespontaneidadfáctica, sin fines ni principios.

Sarmientoy Chateaubriand. astillas del mismopadre 21

lógica ni ilación: no encierraningún saber,nadaen ella esverdaderoni falso.Si acasoexiste una ley, es la del hechoconsumado.Lo único que puedeha-cersecon ella escontarlapor bocade loshombresdeacción(París,4 desep-tiembrede 1846).

Desconcertadoante la inasiblevariedaddel mundo, el viajero se pierdeen una dispersiónde sucesos.Pero en seguidase reponee intentaconciliarsu razóny sus impresiones.Suslecturasrománticas(Michelet,Thierry) le ex-plican la críticaque, tras la RevoluciónFrancesa,los historiadoresdirigen ala «lógicasola,monoteísta,ilustrada»queno sebastaparaexplicarla historia.Los hechosseordenanensistemascerrados,lasculturas.Un cristiano carecede mediosintelectualesparacriticara los árabes,por ejemplo.

La visión románticade la historiasuponequeéstatiene unarealidadra-dical, quees el pueblo,cadapueblo.Los pueblossonlos sujetosde la histo-ria, perocadauno tienela suya,incomunicablea losotros.Estanoción per-duraen el pensamientosarmientino,quenuncaabandonarála consideracióndc la razacomo materialización«científica»de la noción románticade pue-blo: su último libro setitula, precisamente,Conflictoy armoníasdelasrazasenAmérica

Las razasevolucionan,peroconservanciertasesencias.Solamentepuedealteraríasel mestizaje,el cual muestraquehay algo comúna todasy que,portanto,estámás alláde ellas.Peroni la comprobaciónempíricani la conside-ración científica del siglo xix logran explicarlo. Sólo puedehacerlounafilo-sofíadela historiade raigambrereligiosa.Estasconviccionessonlasquejus-tifican la expansiónde las civilizaciones mas dinámicas y potentes,queimponen sus pautasde vida a los pueblosque someten,demostrandoasí suuniversalidad.

La humanidadsólo existirá,en definitiva,cuandose constituyala comuni-dadde los puebloscristianos,ya queel cristianismo,la másuniversalde las re-ligionessemíticas,esquien fundamentala fraternidaddelos hombresen tantohijos del mismo Dios, caídosen el mismo pecadooriginal y redimidos por elmismoSalvador.La fascinaciónde Sarmientopor el patriarcalismoárabeno leimpidever que los moros son unosbárbaros,unos«bandidosdevotos»y quesu capacidadde creeres incapacidadde pensar.La civilización francesanodeberespetarsubarbarie(de los árabes,se entiende).En efecto,la validezdelas doctrinasuniversalessepruebaen su trasplante,cuyomáximoejemplosonel cristianismoy la democraciaarraigadosen los EstadosUnidos.Porotrapar-te, un fondo comúnde religiosidadhaceposibleestastransferencias:las reli-gionesse sumany superponen,como el paganismoy el catolicismo, que enRomahacenconvivir a los diosesy a lossantos,demanerasincrética.

Entonces:hay unaverdaden poderde Alguien (sic) queel hombretrataen vano de sondear:estabúsquedairrenunciablee imposible,es la historia.«Yo me mostraba,sin advertirlo, profundamentecatólico en mi maneradeapreciarla unidad de las creenciasy la necesidadde una verdad común atodoslos puebloscivilizados»(Gotinga,5 dejunio de 1847).

22 Blas Matamoro

Sin dejardeadvertir lo destructivodel progreso,queaniquilacon el cam-bio, Sarmientose inclina haciaun providencialismoqueve enla naturalezayen sudeterminaciónde las civilizaciones(clima, raza,paisaje,etc.) el desplie-gue de tina voluntad,unaconduccióny un plan divinos. La historia es Dios:unay necesariacomo El. quehacreadoel mundocon unosfines que,no porinescrutablesa la razónhumana,dejande serefectivos (cf RaymondAron,véasebibliografía).

El encuentrocon los EstadosUnidos es el golpe decisivo para la trans-formación de su romanticismoinicial en providencialismo.Esepaís sinpasa-do, nacidode la nadahistórica,sin modeloanterior,en cambioincesante,se-guro de su destinomanifiesto,imperial como la verdad,es la pruebadc lamediacióndivina en la historia.Paíssin clasessociales,dondetodopropendea serigual y común,rompecon la tradición europeade la jerarquía,la revo-lución y la confrontaciónentregrupos.Los EstadosUnidosson el reino delindividuo y de la comunidad,todoa la vez.

La crítica a la revolución,queya sehabíaformulado en Facundo(la revo-lución destruyó un orden sin instaurarotro, dandolugar a la anarquíay labarbarie),se unea la críticade la utopía,sobretodo la del socialismofalans-terian() de Fourier,ya querevolución y utopíaproclamanel gradocerodelahistoria, la regresióny cl caoscomo condicionesde los nuevostiempos.Lautopíaes la islade Robinson,donde,como parael buensalvajede Rousseau,el otro no existey no hay impulsospasionalesquellevan haciaél, tendenciasegoístasque,por paradoja,son la basede la asociación.La discordia, y no eldespotismo,cimentala sociabilidad.La utopia es la sociedadsin mundo, lomismoquela revolución(modeloenfático:el francés)es el triunfo dc la ideaabstractasinhistoria.

El conocimientodel darwinismosocial norteamericanoy tardíaslecturasdc Spenccrllevarona Sarmientohaciaun nuevoracismo,siempreen conflic-to con sudefensadcl mestizajey sumodestoliberalismo,quecreíaen la exis-tencia«real»de una humanidaddispuestaa reconocersecomo tal por la me-diación cristiana. La complejidad creciente del progreso spencerianoconducea razascadavez más diferenciadasy al dominio de las superiores(las quellegan«antes»al óptimo) sobrelas inferiores.

El providencialismo católico se transformaen humanismoprogresistaylas liturgias de la Iglesia, en ritos masónicos.La masonería,en efecto,pro-pugna un caminode perfeccióninterior (los tresgrados:dc las tinieblasa laluz, delo ilusorio a lo real,dela muertea la inmortalidad) como correlatodela acciónperfeccionistaen el mundo. La vieja vocaciónsacerdotaldesembo-ca en sueleccióncomo GranMaestrede la masoneríaargentina.Es otra ma-neradeconciliar los decretosdela madrey del padre:la casay el mundo.

La historia es caótica,como pensabael joven Sarmiento,pero tiene unaracionalidadinmanenteque debedescubrirsedentrode cadacual y proyec-tarseen la humanidad.Un tenuehegelismo,aprendidodelos eclécticosfran-ceses,lo conducea creerque la humanidadexiste,en potencia,en la plurali-

Sarmientoy Chateaubriand:astillas del mismopadre 23

dad de los pueblosy las culturas,como ya habíaexplicadosu compañeroycontradictorJuanBautistaAlberdi en su Fragmentopreliminar al estudiodelderecho.

Finalmente,la conciliaciónde estastensionesse halla en la narracióndela historia, que tiene su modelo en la biografía,género predilectode Sar-miento. «Gustode la biografía. Es la tela más adecuadapara estamparlasbuenasideas;ejerceel quela escribeunaespeciedejudicatura,castigandoalvicio triunfante,alentandola virtud oscurecida.Hay en ella algo de lasbellasartes, que de un trozo de mármol bruto puedelegar a la posteridadunaestatua.La historiano marcharíasin tomarde ellaa suspersonajes»(Recuer-dosdeprovincia).

En la biografía,el narrador,un artista,exploraun destinoindividual y enél descubreel destinode un pueblo,comparableal destinode otros peublosy otros hombres.Soy yo que somostodosquesomosla humanidad,siempreen cambio inestablee intentandooír, en el fragor criminal de los hechos,lavoz del PadreCreador.La historia esmaterna,pero su racionalidadespater-na.La casasedesmontay perece,perola razóndel padreexiliado del hogarpermite contar la historia y sacarconclusiones.Provisorias,pero, al menosconclusivas,esdecir:formasdeterminare!cuento.

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Las Memoriasde ultratumba de Chateaubriandse empiezana proyectaren Romaen 1803,secomienzana redactaren 181 1 y se terminande escribiren 1841, aunquehay correccionesde 1846. La primera edición, póstuma,datade 1849/1850.Sarmientono pudo leerel libro cuandoescribíasustex-tos autobiográficos,salvo, quizás,algunapágina sueltaen el folletín de LaPresse(1848), librementedispuestapor Emile Girardin. En principio, sctra-tabadeunahistoria deFrancia,quefue sustituidapor unaautobiografíadon-de la crónica personales, a la vez, sagade familia y narraciónde toda unaépocaeuropea.A sumaneray en formato mayor, lo queSarmientohaceenRecuerdosdeprovincia.

En tiempo y lugaresdistintospero en partesolapados(Chateaubriand,por edad,podíaser el padrede Sarmiento)y en un mismo sistemahistórico(el romanticismopostrevolucionarioqueafecta,por las mismasfechas,a Eu-ropay América) las coincidenciasson tan notablesquevale la penaenume-rarlas.Hastalos retratosfísicos y psíquicospuedencompararse:amboshom-bres son de modestaestatura,de rasgos caracterizadospero no bellos,impresionansin gustar,rechazany seducen,son encantadoresy mandones,megalómanosy buscadoresdecimas,apasionadosdela accióncomunitariayde la soledad,temerososde no gustara las mujeresperogalanteadores(el ca-tálogo femeninode Chateaubriandes generosoy sincero,al revésdel sar-mientino), estérileso casi como padresy empujadosa la conducciónde la

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multitud. Reclamanla atencióndesdela altura y seautocompadecende susdesdichasmáso menossostenidas,paraacabaradistanciade un mundoquequisieronconstruir paralos demáscomo unatitánicaobrade arte,con firmaal pie. Susveleidadesproféticasconcluyenen un pasadodel cual seadueñanpor sus privilegiosde historiadoresy anteun futuro quesabenextrañoe im-pertinente.

La identidadvariable,siempresegúnel modelodeMontaigne,los lleva amirarseen el espejo del mundo,cristal astillado y de colores imprevistosydesconcertantes(por lo mismo, fascinadoren su otredady extrañeza,de su-gestionessiniestras>.Ya de pequciSo,gustade abandonarel castillo paternopara irse a jugar con los gamberrosdel puerto o vagar,solitario, por el cam-po.como si ya fueraun personajedeChateaubriand.«Gentilhombrey escri-tor, he sido borbonistapor honor,monárquicopor razón y republicanoporgusto».enumerael vizconde.A Mme. Récamierle escribeel 5 de febrerode1829: «Yo, bárbaroarmoricano,viajero entrelos salvajesde un mundoquelos romanosignoraron y embajadoranteuno de esos sacerdotesque eranarrojadosa los leones...»A lo largo de su vida lo vemoshacerde marino,co-merciante,maestrode primerasletrasen Inglaterra,periodista,político, di-plomático,parde Francia.ministro canciller,cortesano,traductory siempre.obviamente,escritor,que paraél significa serescuchaatentode la voz de ul-tratumba.

Estadispersiónno le impide medir subiografíacon la historia de su país:viajerocon Luis XVI, exiladodurantela Revolución,escritorcon el Imperio.político con la Restauración,memorialistacon Luis Felipe y agonizantedu-rantelas barricadasde 1848.Se vive como un fin dc raza:el antiguorégimenes para él lo que la colonia para Sarmiento.Despuésde ambos,FranciayAmérica.ni viejasni nuevas.setornananacrónicas.Odiay amaa Francia.Laquierecomo ideay como intensidadde vida social,y enumerala lista de susvicios: Franciapropugnala igualdadpero no la libertad y los francesessonsucios,vanidososy crueles,excelentesguerrerosy malosciudadanos.Cuan-do se entrevistacon Washington,comprendeque los EstadosUnidossi sonla modernidad,efecto de la historia y no de la revolución, Viven en el pre-sentey resultande la democraciafielmentecumplida,al revésde lo ocurridoen Franciacon Napoleón.

Instaladoen la tensión románticaentreel mundo y el claustro,buscalainmersióndel político en el cursodel tiempoy la distanciareflexivadel inte-lectual. paraconciliarseen la escritura: la historia sólo puedecontarlaquienla ha vivido, todo discursoes confesional.La escriturase da desdeel Tiem-po, la postrimeríade ultratumba,como si el escritorestuvieramuertoy lascosaspudierantratarseúnicamentedespuésdc haberdesaparecido,cuandoson ya fantasmasdesi mismas.

Bretón y, en tal medida,herederodeunaparceladela Franciafundacio-nal, siempretendráuna lejaníarecelosarespectoa París (la mismadel san-juanino SarmientoanteBuenosAires). Su patria es Francia,pero su rnatna

Sarmientoy Chuteaubriand:astillas del mismopadre 25

(palabragriegaque recuerdael apodoMadre Patria del padrede Sarmiento)es Bretaña.Mas su lugares el mar, el mitico y románticoescenariodel Ho-landésErrante:el mar «abrazatodo cl globo, lo encontramospor doquier,pareceseguirnosy exiliarsecon nosotros».El mar, símil delos ríossarmienti-nos, el movedizo y fugitivo mar donde,quizás,al fin, puedaencontrarseasolas con su padre,el marino,y oír, al fin, supalabrapersonalizada.A cam-bio, pediráa los grandesquelo escucheny lo interpelen,y al Grandepor Ex-celencia,el público,quelo lea.

Chateaubriandpertenecea la pequeñanoblezaprovinciana,antiguaperoinsignificante,un patriciadovenido a menos.Poresole fascinaquelos gran-des(Washington,Napoleón,Luis XVIII, cl zar Alejandro, el Papa)lo tratende igual a igual, al tiempo quereverenciaa las jerarquíasque le prestanaten-ción y prometenrestaurarel ordenperdido. En especial,sedefinepor su re-lación con Bonaparte(eL el vínculo Sarmiento-Facundo):detestasus vicios,sesienteperseguidopor él, perolo ve como la encarnacióndel Destino(sic>,un hombre capazde hacertemblar al mundocuandogrita ¡Yo soy! Monu-mento pero no paradigma,Napoleónejemplifica el conflicto del genio y laprovidencia,al revésque el zar Alejandro, dócil instrumentoprovidencial.Sordoa la voz divina, Napoleónescondenadoaexpiarpúblicamentesuspe-cados,la megalomaníafrancesade pretenderpersonificarlas virtudesy de-fectosde la humanidad.Aborreciendosuacciónhistórica,sin negarsugeniomilitar, lo tienesiemprede referenciay le dedicaunacuartapartede susme-morías.

La alturadel adversariomide la propia. El padrede Chateaubriand,quesólo seapasionapor el nombrepropio, decretaráqueel hijo no tengahijos yligue sunombrea unaobra.Poreso,el escritorbuscaentresusantepasadosalos hombresde letras, dandosu cuerpo a la voz de los difuntos. Desdepe-queño, tambiénpor decisiónpaterna,duermesolo en unacámaraoscuraquele pareceuna tumba, dentro del gran mausoleoque es el robusto y tétricocastillo deCombourg,dondesemuestranlos espectrosfamiliares.Último dediez hijos, harála crónicafinal dc su estirpe.Se lo bautizaRené,el renacido,porquesu letra volveráde la muertecon el poderde la resurrección.El pa-dre tambiénse llama Renéy, además,Augusto (el divino). Ha logrado reha-cer la fortunafamiliar traficandocomonegreroy corsario.Estálejos,como elpadrede Sarmiento,y apenassemuestraenla góticamansiónfamiliar, silen-cioso,entrandoy saliendodelas sombras.

Tampocohablademasiadola madre, que borda y distribuye los librosclásicosentrelos niños. Les enseñareligión y quiereque Renéseacura, asícomo el padre lo quieremarino. Ella lo sientaen la biblioteca,él lo lleva decacería.Ambasvocesseunenen suhermanapredilecta,Lucile, quien lo mci-tu a escribir(ella tambiénescribey abandonala literaturapor unavida melo-dramática:dosmatrimoniosfrustrados,el convento,el vagabundaje,la locuray el suicidio). Comoen Sarmiento,la escrituraes la síntesisde los proyectosmaternoy paterno.Frentea Dante, a quien admirapor ser«castoy maseuli-

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no», Chateaubriandsedefinecomo un «extrañoandrógino,sangresolidifica-dade mi madrey demi padre».

Escribir: perderseen el mundoy abandonarlo,lograrun nombrey lucharpor el olvido. Escribiren el filo de la muerte,cuandoel yo estápor desapare-cery lo sustituyela voz de ultratumba.Morir, paraChateaubriand,es el te-rror a la escenadesconocida(un mundoen el cual ya no soy)y, al tiempo,«laprimeranecesidadde las sociedadescomo de los hombres».La vida es esesentimientode que la muertenoshacefalta. Al evocarsu primeraexperien-cia amorosa,el vizconderecuerdaqueansiómorir. La vida se anima,porpa-radoja,conestegozomortal quela convierteen un largo,laboriosoy produc-tivo suicidio: vivir es irse matando,adquiriendo esa voz de muerto queChateaubriandquiere que escuchemossus lectoresal recorrersuspáginas.La voz deeseotro queseva adueñandodel nombrede Chateaubriand.

A la vez, la crecientemortalidad de la voz la va volviendo sagrada,vozdel Tiempo queno pasay que mide al instantefugitivo, minucia del tiempo.la muertees, tal vez, unadiosaoculta. «La muertees bella, esnuestraamiga,sóloqueno la reconocemosporquesenos presentaenmascaraday sumásca-ra nos asusta».Diosamaterna,gobiernaa su familia: «Se diría quenadiepue-de ser mi compañerosi no ha atravesadola tumba, lo que me lleva a creerquesoyun muerto.»

Los viajesdel escritornosconducenfrecuentementea monumentos,se-pulcrosy ruinas,quesonfigurasde la mismarealidad:el hombreduramenosque sus obras, hechaspara inmortalizarlo, pero estasobrasson mausoleos,arquitecturafúnebre,y la historia instaladaen el tiempo las va arruinando,carcomiendoy labrandocon su insidia destructiva.Perduramosenunasuer-te de memorableagonía.Lo que restade nosotrosva desapareciendomien-trasqueday vaquedandomientrasdesaparece.La únicafirmezaseadquierehablandodesdelasensaciónde la muerte,desdeel fondo del sepulcro.

La voz de ultratumbaes la voz de la memoriay allí existenlos objetos,yno en su presencia,quees efímera.La memoriaes constanciay recurrencia,lo que se rescatadel pasado:la historia.Las cosasexistenparadesapareceren el tiempoy perduraren el recuerdo.Y el tiempoes eseabismoen queelhombrese suspendeentredosinexistencias:el pasadoy el futuro. El tiempoes una plenitud instantánea,rodeadade vacío. No hay obra ni historia sintiempo, ni tiempo sin muerte.De ahí nuestraamistadcon esagran madrepródiga. Escribimosjunto a ella, en eseTiempo que escapaa la temporali-dad,asumiendosudistanciay suquietud.

Poreso,la narracióndeChateaubriandva y vienededistintoslugaresdeltiempo, quebrandosu fatalidadlineal. No es un camino,sino un arabesco,acasoun laberinto,En cualquiercaso,unarealidadinadecuadaal tiempohis-tórico que,por paradoja,esla únicamanerade rendircuentade él. La verdadde la vida históricaestáen el Tiempo,fueradc la historia, recurrentey cons-tante como no lo es el tiempo histórico. Inopinadamente,Chateaubriandaparececomo un escritorproustiano(véaseen la bibliografía el iluminador

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trabajode GastónElduayen).Al asumir la postrimería,el escritorde ultra-tumba rescatala utopíadel origen. Las MemoriasseempiezanapergeñarenRoma,ciudad«bellaparaolvidarlo todo, despreciarlotodo y morir» (cartaaMme. Récamier,15 de abril de 1829).Antes,en 1793,el vizconde,en peli-gro de naufragio,arrojóal mar unabotella con un escritodondedabacuentade su final. Un parde veceslo dieronpor muertoy René,el renacido,volvióconsu vozreforzadapor la experienciadel limite.

Esta atracciónpor el fantástico origen (figura maternaque lo lleva aarranquesde lírico panteísmo)explicala fascinaciónde ChateaubriandporAmérica,por lo inédito desu paisajey lo primitivo desushabitantes.La mis-ma fascinaciónde Sarmientoanteel panoramaamericanoy el arcaísmobe-duino. América es una imagenpolar, donde el mundo estápor empezaroterminar,el más acáo el más allá de Ja historia. Los salvajesson virtuososporquecarecende losvicios de la civilización, tienenun sentidoreligioso dela hospitalidady soncapacesde un silencio contemplativoantela naturaleza.En esesilencio americano,el escritoroye unamúsicaqueorganizasuspala-bras:Ata/e,,René,Los natchez

Sumergidoen el mundocivilizado, el Chateaubriandpolítico se instalaen el extremoopuestoa la utopía:el pragmatismosugeridopor las condicio-nesde la historia.Un pragmatismocomparableal positivismode Sarmiento(los positivistasproveníandel románticoSaint-Simon),así como soncompa-rablessusvisionesprovidencialistasdel cursohistórico.

Católicoperono creyente(unatradición fuertedel pensamientofrancés)ni practicante(rehúyelos sacramentos,sobremanerala confesión,y su vidaeróticadistamuchode serpiadosani compungida),el vizcondeaceptala re-ligión como un elementodecohesiónsocialy unamaneradeorganizarracio-nalmenteel mundo.Su paradigmareligioso es el abateRancé,personajedelsiglo xvii, simpatizantedel jansenismo,cuya biografíaescribeen 1844: uncortesanometidoa fraile trapense,quebuscóen el claustroel aislamientodelmundoy la tranquilidad de las bibliotecasmonacales,dondeiban a consul-tarlo los poderosos.Religiosidadensimismaday no eclesiástica.

Chateaubriandadmitíala granlecciónde persistenciaqueofrecíala Igle-sia y se enternecíaante las ceremoniasque ordenabanla existenciade lospueblos cristianos,pero su catolicismo no era fundamentalista,en tanto lapolítica nuncatuvo, paraél, un cimientosobrenatural.La coincidenciacon eleclécticocristianismomasónicode Sarmientoes asimismoevidente.Una vezmas:loseclécticostambiénerandiscípulosdel románticoSaint-Simon.

Comoaristócrataimaginario,Chateaubriandcolocabala noblemoral deldeber por encimade la moral burguesadel interés.Fue legitimista y creyóque la monarquíaconstitucionalera la maneramás viable para salir de la si-tuación posterior a Napoleón, pero preveía un futuro democráticoparaFrancia.Ambasopcionessedaríanconformeal cambio de la situacióncon-creta.Todateoríaes incierta,sólo escierta la práctica,apostilla.Quizásape-nas le interesóla política como experienciaespectacular,la materiade una

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historia que únicamenteun escritorcomo él podía narrary así salvarde latrivialidad temporaldeloscomités,lasantesalasy los parlamentos.

En efecto,la historia no puedeentendersecomopresente,sino comohe-choconsumado,cuandosehan reveladoen él los designiosde la Providen-cia. El presentees libertadtanto como el pasadoesdeterminación;uno es elescenariodel progresode las ideasy el otro, de la constanciade las costum-bres. Y el fondo de estarealidadperdurable,la cultura,siemprees algunare-ligión. Todo individuo es naturalmentereligioso y lo pruebanel culto a losmuertos,la intuición de otra vida, las plegariasa la materia(las lluvias, el sol,etc.).Todo ello suponequehayuna inteligenciaquelas escucha,un ordenre-gido por alguien (el Alguien sarmientino).Esta religiosidad es anterior acualquierrevelación,ya quesebasaen la coincidenciaentreel individuope-culiary el GranIndividuo o ConscienciaUniversal.

Tal coincidenciaes la razón,que permite al hombre investigarel ordendelas cosas,la naturalezay susleyes.Pocoimporta,entonces,lo genuinodelcristianismo,por ejemplo,quebien pudo serel invento de unosfilósofos ale-jandrinosdel helenismotardío.Lo queimporta del cristianismoes su eficaciahistórica,no su misterio. La caíday la redenciónse explicanporqueprocla-man la unidady constanciadeun Dios, la libertady la caridadque fundanlassociedadesmodernas.Si bien el hombrevive en el momento,la anchuradesutiempoes la innumerablesucesiónde los siglos.No es la religión cristianasino cl artecristiano lo queprometeeternidady redenciónal constantesenti-mientode culpade la existencia.De nuevo,la fuerzacultural del hechoreli-gioso.

De todo esto podemosderivar el progresismode Chateaubriand,que élexplicacon inmejorableelocuencia:«La inmovilidad política es imposible;esnecesarioavanzarcon la inteligenciahumana.Respetemosla majestaddeltiempo;contemplemoscon veneraciónlos siglospasados,sacralizadospor lamemoriay los vestigiosde nuestrospadres;pero de ningunamaneratrate-¡nos de retrogradarhacia ellos, porqueya nadatienen de nuestranaturalezareal,y si pretendemosatraparlos,sedesvaneceran.»

Románticamente,el vizcondecreeque las sociedadesson sujetoscerra-dos y autónomos,sujetosbabélicoscentradosen una lengua intraducible:todo pueblo, tomado en su conjunto.es un poeta,y cadaescritorresponde,con su don, a esta pertenenciapoética.Cosmopolitas,en cambio, son lasideasy los sentimientos.La humanidadexisteenlo profundodcl corazónhu-manoy seexplicitaen el pensamiento,quees universal.Estastensionesse íe-solverán,otra vez, religiosamente,cuandotodoslos hombrespractiquenunamismacreenciamáso menoscristiana,liberadadefórmulaseclesiales.

Entonces:la religión es un hecho humanoen el sentido de que es algohistórico.Se refiere a Dios, perono nosliga a él, queestáseparadodenoso-tros por el tiempo. Perdidoy desconsoladoen supequeñezantela grandezadeDios, estecristiano morePascalconfíaen él como únicagarantíadequela¡calidad es real. Mientras las sociedadesnacen y mueren,perdura la Gran

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Revolución permanenteinstauradapor la Providenciade eseDios único ysolitario. Ante El —padreperdurablede quien somossiemprelos hijos, quenosconservaennuestracalidadfilial— de nuevo,la razónsedetienepruden-temente.

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Chateaubriand,como Sarmiento,ve al historiadoren tanto demiurgoqueconvierte cl tiempodímeroen narraciónduradera.De algún niodo, la histo-ria como escrituradela Historia hacedel narradorun señordel tiempoperoque,asuvez,esdevorado por el Tiempo,señorde ultratumba.

Un atentolectorde ambos.JorgeLuis Borges,sigue diciéndonosqueuntigre nos devora,el tiempo, peroque,a la vez, somosesetigre. Como todoslos hombres,el escritoreshijo dela MadreHistoria y del PadreTiempo.Ellasepierdeen murmullosy habladurías.El callay, de vezen cuando,lanza ungrito titánico. El escritor intentadescifrarlo para todos nosotros.Y en esoestamos.

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