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“Situación actual de los gremios y organizaciones de
productores agrarios en el Perú:
Una visión desde los protagonistas”
Informe Final
Consultor: José Alfonso Heredia
Lima, octubre de 1998
Situación actual de los gremios y organizaciones de productores agrarios en el Perú: Una visión desde los protagonistas
RESUMEN El presente documento es resultado de un estudio promovido conjuntamente por la Funda-ción Friedrich Ebert (FFE) y el Proyecto Asesoría en Planeación Agraria (PROAPA) de la Cooperación Alemana al Desarrollo (GTZ). En el marco de la actual política de apertura y liberalización, estas organizaciones encontraron por necesario realizar un acercamiento sistemático al acontecer actual en un área temática que es de su especial preocupación: la situación de los gremios y organizaciones de productores agrarios. Se trata de un estu-dio de campo antes que de una investigación exhaustiva propiamente dicha. En esa medi-da, tiene como objetivo realizar una exploración del terreno, dándose prioridad durante el trabajo de campo a la generación de experiencias, testimonios y hallazgos, a partir de los cuales sea posible extraer conclusiones analíticas sobre en comportamiento de los actores en cuestión, antes que recomendaciones de tipo normativo. Aquel trabajo de campo se concentra en los pequeños productores y sus organizaciones de base, aunque se hace también un esfuerzo por esclarecer la situación de organizaciones y gremios agrarios de representación nacional. Para ello se eligieron sólo tres zonas en la sierra y una zona en la costa. En cada una de estas zonas se realizaron entrevistas semies-tructuradas tanto con productores, como con dirigentes de organizaciones, llevándose a cabo posteriormente un taller participativo con los mismos actores, así como otro taller en Lima con dirigentes de organizaciones nacionales. Adicionalmente y a efectos de contar con algunos fundamentos conceptuales para analizar la información recogida, se realizó una breve revisión bibliográfica sobre el tema, cuyos resultados se presentan en un capítulo inicial. La información recogida durante el trabajo de campo tiene un carácter básicamente cualitativo, habiendo sido procesada y analizada correspondientemente. En consecuencia, se ha buscado deducir las principales “tendencias de pensamiento” halladas para cada uno de los temas sobre los que se conversó con los mencionados actores. A continuación se presenta una síntesis tanto las principales tendencias de pensamiento halladas a través de los testimonios de los actores, como las conclusiones analíticas que se pueden extraer inicialmente al respecto: a) Las organizaciones y gremios de productores agrarios en el Perú que aspiran a una re-presentación nacional se encuentran en una situación de crisis ocasionada por sus dificul-tades para adaptarse a los procesos de transformación que vive la sociedad peruana en los últimos tiempos, lo cual les ha llevado a una pérdida de legitimidad frente a sus potenciales bases. En este proceso de transformación tiene una importancia central el cambio del rol del Estado, que pasa de ser un “interventor” a ser simplemente “promotor” de la iniciativa privada de los productores, lo cual no significa que desaparece, sino que más bien se en-cuentra presente de otra forma en el área rural.
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b) Aquellas organizaciones de carácter más bien regional o local, han logrado en cambio una mejor articulación y un funcionamiento más o menos regular, respondiendo así a los procesos de ampliación del mercado interno, pero también a la forma como los organismos públicos y privados de promoción del desarrollo empiezan a llegar al área rural. Estas organizaciones buscaron sustentar sus actividades en los requerimientos del productor y habitante rural, fun-damentalmente: el tema económico productivo, el uso de los recursos, la seguridad y autode-fensa, o la regulación o coordinación socioeconómica en términos generales. c) A fin de poder enfrentar los diferentes tipos de dificultades por las que atraviesan, los productores agropecuarios habrían llegado a la conclusión que requieren de algún tipo de organización, de trabajo conjunto o coordinado a través de un ente que les pertenezca y que tenga un carácter más o menos estable. En cuanto temas a trabajar por estas organiza-ciones sobresale lo relacionado al área económico-productiva, algo que es de vincular di-rectamente a los procesos de ampliación del mercado interno, en los que toman parte activa como protagonistas importantes. Lo que es la representación social y política de sus miem-bros aparece, en cambio, en un claro segundo lugar. d) El lograr unificar esfuerzos de organización y fortalecer sus estructuras organizativas chocaría, sin embargo, con limitaciones importantes. En primer término, la desconfianza desarrollada por el productor luego de sucesivas experiencias de organización que fracasa-ron por falta de capacidad para la gestión o por inconducta de los directivos. El otro impe-dimento identificado, no menos importante, es el rol que juegan en el medio rural los orga-nismos externos de promoción del desarrollo, tanto públicos como privados, que tienden a implementar relaciones de “clientela” cortoplacistas con las organizaciones de productores. e) Resulta posible identificar un comportamiento aparentemente contradictorio, aunque en el fondo perfectamente “racional”, de los productores agropecuarios. Por un lado, aceptan la necesidad de fortalecer organizaciones sus y de desarrollar sus capacidades con miras a la negociación y representación. Por el otro, buscan permanentemente articularse a medi-das y proyectos provenientes de organismos externos de promoción, sean públicos o priva-dos, que les brinden beneficios de corto plazo. Las reflexiones de los productores indicarí-an que finalmente suele imponerse una estrategia cortoplacista, esto es el conseguir la ma-yor cantidad de beneficios posibles para los miembros de las organizaciones, a pesar que no les sea posible prever la evolución de las estructuras organizativas hacia el largo plazo. f) Consecuencia de la forma como evolucionan actualmente las organizaciones de produc-tores agrarios será que estas puedan fortalecerse en base a la prestación de servicios pro-ductivos y/o al logro de determinados beneficios materiales para sus miembros. No es po-sible, sin embargo, observar paralelamente situaciones que permitan identificar un real proceso de democratización en el área rural, como podría ser el intervenir en el diseño del régimen de gobierno, tanto a nivel regional como nacional. De esta manera, sigue siendo difícil hablar de organizaciones agrarias en tanto representantes tanto económicos como sociopolíticos de por lo menos una parte de la población rural.
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INDICE
Indice de abreviaturas 6 1. Introducción 7 2. Marco de análisis 15 3. Estado actual de las organizaciones de productores agropecuarios 253.1 El balance de un observador externo 253.2 El tema “organización” y la percepción de los productores 33 4. Pensamientos sobre la organización de productores agropecuarios 364.1 Experiencias de organización y efectos sobre las decisiones actuales 364.2 Balance propio: ¿cómo ven a sus organizaciones actualmente? 424.3 Proponer hoy en función del futuro 53 5. Conclusiones 60 Anexo No. 1: Información sobre actividades de estudio en las zonas visitadas 71Anexo No. 2: Guías de entrevista 72Anexo No. 3: Temario de los talleres 74Anexo No. 4: Directorio de organizaciones y gremios de productores agrarios 75Anexo No. 5: Número de productores agropecuarios que pertenecen a alguna orga-
nización agropecuaria, por tipo de organización, según nivel nacional y provincias visitadas para el estudio 77
Anexo No. 6: Número de productores agropecuarios individuales, por tamaño de las unidades productivas, según nivel nacional y provincias visitadas para el estudio 78
Bibliografía 79
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INDICE DE ABREVIATURAS AIDESEP Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana CCP Confederación Campesina del Perú CIPCA Centro de Investigación y Promoción del Campesinado CNA Confederación Nacional Agraria CONAP Confederación de Nacionalidades Amazónicas del Perú CONVEAGRO Convención Nacional del Agro Peruano DRA Dirección Regional Agraria ECOMUSA Empresa Comunal EMULSA Empresa Multicomunal FEAS Proyecto de Fomento de la Transferencia de Tecnología a las Comu- nidades Campesinas de la Sierra FFE Fundación Friedrich Ebert GTZ Cooperación Alemana al Desarrollo INIA Instituto Nacional de Investigación Agraria INRENA Instituto Nacional de Recursos Naturales JUNUDRP Junta Nacional de Usuarios de Distritos de Riego del Perú MINAG Ministerio de Agricultura ONA Organización Nacional Agraria ONG Organización No Gubernamental PDR-COPASA Proyecto Especial de Desarrollo Rural Valle del Colca PROAPA Proyecto Asesoría en Planeación Agraria PRONAA Programa Nacional de Apoyo Alimentario PRONAMACHCS Proyecto Nacional de Manejo de Cuencas Hidrográficas y Conserva- ción de Suelos v. gr. verbigracia (por ejemplo)
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1. Introducción
Es un hecho amplio conocido, aunque poco comprendido, que los productores agropecua-
rios en el mundo en desarrollo suelen trabajar intuitivamente, utilizando estrategias de
aversión al riesgo e intentando reproducirse como les sea posible en medio de condiciones
agroecológicas y macroeconómicas que suelen serles poco favorables y muchas veces in-
explicables. Todo ello sucede y seguirá sucediendo más allá del conjunto de medidas que
se ha venido generalizando para reducir la presencia del aparato público en el área rural,
buscando formalmente fomentar el trabajo autónomo de los productores agropecuarios,
pensando en que así podrán hacerse gestores de su propio destino. Para el caso peruano,
resultado de estas circunstancias de desencuentro entre las condiciones de reproducción de
los productores, en especial de la gran mayoría de pequeños y muy pequeños, y las políti-
cas públicas imperantes, ha sido el ahondamiento de una serie de dificultades para que se
desarrollen los mercados internos como entes de confluencia entre agentes socioeconómi-
cos debidamente fortalecidos, con capacidad de negociación y de decisión.
El escenario sucintamente descrito líneas arriba motivó a los organismos promotores del
presente estudio, la Fundación Friedrich Ebert (FFE) y el Proyecto Asesoría en Planeación
Agraria (PROAPA) de la Cooperación Alemana al Desarrollo (GTZ), para que iniciaran un
trabajo conjunto con miras a la recopilación de información primaria, lo cual debería per-
mitirles realizar un acercamiento sistemático al acontecer actual en un área temática que es
de su especial preocupación. En la medida que hablar de políticas de liberalización y desa-
rrollo del mercado interno en forma general resultaba ser un tema muy amplio, aun cuando
se le circunscribiera al sector de pequeña producción agropecuaria, se optó por priorizar el
trabajo sobre dos subtemas: por un lado el uso de información agraria por aquel tipo de
productores; por el otro la situación actual de las organizaciones y gremios de productores
agrarios.
Los capítulos tratados en el presente documento se ocuparán del segundo de estos subte-
mas, dejando el otro para un documento que aparecerá en forma paralela, a pesar que el
contenido de ambos, en términos de comprensión de la realidad y reflexiones para la toma
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de decisiones, se encuentran vinculados a través de una misma línea de razonamiento. En
la medida que el objetivo general que se plantearon los mencionados organismos fue, tal
como se indicara, realizar un acercamiento sistemático y coyuntural, se trata en términos
específicos de un estudio de campo y no de una investigación exhaustiva de carácter aca-
démico propiamente dicha. El resultado de un estudio de este tipo no podrá ser un tratado
completo sobre ninguno de los dos subtemas, sino algo que podría describirse como una
exploración del terreno, dedicando los mayores esfuerzos a los testimonios a ser recopila-
dos durante el trabajo de campo.
Este resultado o producto esperado, esto es el presente documento, no consistirá por tanto
en un tratado académico sobre el tema, con el clásico lenguaje científico y que contenga un
riguroso recuento bibliográfico. Se hará más bien una presentación breve y en lenguaje
sencillo de las experiencias, los testimonios y los hallazgos que pudieron ser recopilados
durante el período del trabajo de campo, que más adelante llamaré las principales “tenden-
cias de pensamiento”, casi sin considerar referencias bibliográficas para evitar hacer com-
plejo su tratamiento. En este sentido, una idea central de los organismos promotores del
estudio, es que este documento sea accesible a todo tipo de actor vinculado a la problemá-
tica en cuestión, sirviendo así en primer término para incentivar que se ponga sobre la me-
sa una discusión que aparece ahora un tanto postergada o que tiene lugar en forma poco
sistemática. A partir de ello y de juzgarse por conveniente, se podrían generar medidas de
intervención sensatas en las áreas temáticas trabajadas.1
Notas metodológicas sobre el estudio
El hecho que las organizaciones promotoras decidieran realizar un estudio de tipo explora-
torio, generó de por sí una serie de restricciones que debían ser tenidas en cuenta al mo-
mento de elaborar un diseño concreto para su ejecución. En primer lugar, objetivo general
arriba indicado debía ser aplicado al tema recibido. Este tema puede ser especificado de la
1 El presente documento fue leído y comentado en un primer borrador por Carlos Monge, Javier Anduaga y Luis Ortiz durante un seminario especialmente organizado para su discusión. A ellos y a todos los presentes aquel día debo agradecer por los aportes recibidos, a pesar de lo cual, obviamente la responsabilidad final del contenido aquí presentado no deja de ser mía.
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siguiente manera: la forma como los productores agropecuarios entienden el trabajo en
común, generando así estructuras organizativas con miras a realizar actividades conjuntas,
a partir de lo cual sea posible entender mejor su representatividad real y sus posibilidades
de negociación frente tanto a otros agentes económicos en el mercado como a la sociedad
en su conjunto.
Aquel tema no fue delimitado en términos de diferentes tipos de productores agropecua-
rios, sino se buscó recopilar información sobre las variadas organizaciones que se encon-
trara en las zonas a ser visitadas, aunque también sobre las diferentes organizaciones que
aspiran a una representación nacional y que tienen su sede en Lima. Obviamente, las limi-
taciones del estudio no permitieron hacer una recopilación detallada de información para
todo tipo de organización, pero se hizo un esfuerzo de acercamiento, generando una marco
informativo lo más amplio y genérico posible, de tal manera que más adelante se puedan
trabajar conclusiones convincentes sobre lo que viene aconteciendo al respecto en el Perú.
Tratándose de un estudio exploratorio los organismos promotores pensaron en un plazo
breve, de aproximadamente 5 meses, incluido el tiempo para la sistematización de la in-
formación y redacción del presente documento. De la misma manera se pensó en un equipo
básico para la ejecución de todas las actividades previstas.2 De esta forma, aquel plazo re-
sultaba ser sumamente ajustado si es que se deseaba realizar un sondeo mínimamente útil,
razón por la cual hubo que hacer una serie de restricciones en el objeto de estudio. Así, no
se trabajó todo el territorio nacional sino se eligieron sólo dos regiones: la costa y la sierra.
La ceja de selva y la selva fueron descartadas desde un principio, generándose así un sesgo
que no podrá ser corregido sino con estudios regionales equivalentes. De la sierra, región
representativa de un tipo de productor sobre el que existen mayores preocupaciones, se
visitó tres zonas: sur, centro y norte. De la costa se seleccionó sólo una zona en el norte.3
2 Quien escribe estas líneas, como consultor contratado por PROAPA-GTZ para encargarse del diseño y contenido mismo del estudio. Dos asistentes, uno a tiempo completo, Miguel Aragaki, y otro a tiempo par-cial, Franz Huamán, en apoyo al trabajo del consultor. Entre los tres realizamos y sistematizamos las entre-vistas individuales. La FFE designó a un experto facilitador o inductor, Raúl Tecco, para que se encargara de ejecutar los talleres programados, elaborando luego los informes respectivos. A todos ellos mi agradecimien-to por su colaboración. 3 Ver relación de zonas visitadas y las fechas de realización de las actividades del estudio en el Anexo No. 1. Un sesgo adicional causó el no haber podido visitar otras zonas costeñas representativas de un tipo de pe-queño productor fuertemente vinculado al mercado. Por otro lado, se incluyen en aquella relación a las orga-
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Criterio fundamental para seleccionar las zonas que finalmente se visitaron fue contar con
el apoyo de una organización local que pudiera brindarnos acogida y reducir así el tiempo
de estadía necesario para realizar las actividades previstas. Efecto secundario de contar con
el apoyo de estas organizaciones locales fue, sin embargo, un sesgo en el tipo de producto-
res al que se tendría acceso, lo cual se buscó corregir convocando a algunos productores
que no trabajaran con ellos, aunque fueron siempre minoritarios. Por otro lado, se procuró
que participaran mujeres en las actividades del estudio, pero dadas las limitaciones ya exis-
tentes no fue posible invertir más tiempo en recoger información diferenciada según sexo.
Antes de llevar a cabo el trabajo de campo propiamente dicho se realizó una breve revi-
sión bibliográfica sobre el tema “organización” en sentido genérico. A lo largo de todo el
estudio se fueron ubicando además diversos estudios e investigaciones realizados recien-
temente sobre el tema “gremios y organizaciones de productores agropecuarios” en el Perú
contemporáneo, no siendo mucho lo que se puede mencionar al respecto. En cualquier caso
y tratándose de un estudio exploratorio, no se evaluó por necesario incluir en el diseño del
estudio mayor tiempo para elaborar lo que vendría a ser un marco teórico conceptual. La
información secundaria así reunida está señalada en la bibliografía al final del documento
y sirvió más bien para establecer un marco de análisis sencillo y general, el cual servirá a
su vez más adelante como apoyo para procesar y analizar la información testimonial a ser
recopilada. Esta última es conocida como información primaria y para efectos de aquella
recopilación se seleccionaron dos instrumentos:
1. La entrevista semiestructurada individual, compuesta en su totalidad por preguntas
abiertas, de manera que se facilitara la manifestación de testimonios sobre los temas pre-
vistos:
a) Para pequeños productores agropecuarios: de 12 a 13 en cada una de las 4 zonas visita-
das, resultado al final 51 entrevistas. Estos productores fueron seleccionados en coordina-
ción con las organizaciones que nos apoyaban. El número respondió a nuestra capacidad
nizaciones que brindaron su apoyo en cada lugar, a quienes también debemos agradecer. Aprovecho la opor-tunidad para manifestar un agradecimiento especial a productores y a dirigentes, quienes tuvieron la pacien-cia del caso para responder a todos nuestros interrogantes.
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de recojo y procesamiento, no siendo en ningún caso estadísticamente representativo. La
guía de preguntas con la que se trabajó se presenta en el Anexo No. 2. En todas las áreas
visitadas se logró entrevistar a alguna productora mujer, menos en el caso de Piura.
b) Para dirigentes de organizaciones de carácter regional y eventualmente nacional: se
aplicaron a 19 dirigentes regionales4, intentando abarcar a las organizaciones en funciona-
miento en cada zona visitada, aunque algunas veces no hubo capacidad para localizarlas y
entrevistarlas a todas. La guía de preguntas con la que se trabajó se presenta en el mismo
Anexo No. 2. Para aquellas organizaciones de representación nacional con sede en Lima
que no hubieran asistido al taller respectivo, se hizo un esfuerzo por entrevistar a alguno de
sus dirigentes, lográndose al final que nos concedieran 3 entrevistas de este tipo.5
2. Talleres participativos: se organizaron conjuntamente con el experto facilitador o induc-
tor de la FFE con el fin de recopilar información en forma grupal sobre tres temas específi-
cos que se presentan en el Anexo No. 3. Primero se realizó un taller en Lima, de 5 horas de
duración, pensado para representantes de las organizaciones de productores agrarios de
carácter nacional con sede en esta ciudad. Sin embargo, tal como puede verse en el Anexo
No. 4, participaron en este taller además representantes de entidades para el encuentro
gremial y de organizaciones regionales o locales, todas con sede en Lima. Luego, en cada
una de las zonas visitadas se organizó un taller que ocupó aproximadamente un día de tra-
bajo. El número de participantes por taller fue fluctuante y se detalla en el Anexo No. 1,
tratándose en su mayoría productores directos y dirigentes de organizaciones de producto-
res, aunque también estuvieran presentes algunas veces representantes de organizaciones
públicas y/o privadas de la región. En todos los talleres, menos en el de Piura, participó por
lo menos una productora o dirigente mujer.
Para el caso de las entrevistas individuales, debido a que se trabajó con una guía de preguntas
abiertas y no con un cuestionario convencional de preguntas cerradas, se recopilaron gran can-
tidad de opiniones, manifestaciones y testimonios. Toda la información así reunida fue resu-
mida en sendas matrices, una para cada tipo de entrevista, en base a las cuales se intentó dedu-
4 Un listado de las organizaciones a las que pertenecen los dirigentes entrevistados en cada zona visitada se presenta en el mismo Anexo No. 1. 5 La Asociación de Empresarios Agrarios del Perú, el CONAP y la JUNUDRP.
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cir las principales “tendencias de pensamiento” halladas para cada uno de los temas sobre los
que se conversó. Las tendencias así encontradas fueron utilizadas para elaborar las presen-
taciones que se realizan a lo largo del texto, no señalando en ningún momento resultados
numéricos, sino especificando más bien la “posible” o “aparente” orientación en los com-
portamientos de los actores estudiados, o introduciendo comentarios sobre las “sensacio-
nes” o “impresiones” que estos causan. En adición a ello, los temas de las guías de entre-
vista no se reproducen linealmente en el texto, sino se usan las respuestas como insumo
según sean requeridas para los temas considerados en el presente documento. Sin lugar a
dudas, este procesamiento y análisis cualitativo se encuentra sujeto a algún nivel de inter-
pretación personal. No obstante, opté por el dadas las características exploratorias del es-
tudio y para evitar así que distribuciones de frecuencias convencionales hubiera podido
crear la confusión de estar trabajando con cifras estadísticamente representativas.6
Para el caso de los talleres, la totalidad de las visualizaciones trabajadas fueron fotografia-
das y posteriormente reproducidas en una “ayuda memoria” preparada por el facilitador de
la FFE. En adición a ello, durante el desarrollo de cada uno de estos levanté un protocolo
detallado de todo lo acontecido, en base al cual fue posible analizar con mayor exactitud
las opiniones resultantes para cada tema. Sería metodológicamente erróneo añadir entre sí
los resultados de los talleres. Se trata más bien de opiniones y priorizaciones grupales, que
deben ser entendidas como una información que se complementa con aquella que resultó
de las entrevistas individuales, ya sea validándose entre sí o estableciendo especificacio-
nes.
El contenido del presente documento
Acto seguido se hará una breve descripción de los capítulos que siguen, de manera que se
pueda tener desde ahora una visión del conjunto del documento y de las líneas maestras
6 Los métodos de estudio cualitativos están sujetos a permanente polémica, a pesar de lo cual tampoco se puede negar que hay una amplia bibliografía y experiencia acumulada al respecto (consultar por ejemplo: Giddens 1987, Guzmán/Pinzás 1991, Kleining 1982). Estas experiencias permiten afirmar sin temor a error, que los mencionados métodos resultaban ser eficaces para un estudio como el presente, pues por un lado
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que lo atraviesan. El Capítulo 2 contiene una presentación de la forma como se entiende lo
que es “organización” y “gremio”, pasando a ver de inmediato el contenido de la idea “or-
ganización de productores agropecuarios” tal como es utilizada a lo largo del texto. Si bien
es cierto que el tema organización ha sido motivo de largos tratados académicos, en espe-
cial dentro de la sociología y las ciencias de la administración, no es posible ni conveniente
presentar ahora siquiera un resumen de todo ello. Lo que se hace es un intento por entender
cuál es el contenido básico del concepto y revisar luego las aplicaciones que puede tener
en las circunstancias actuales de un sector agropecuario heterogéneamente desarrollado
como el peruano.
Con aquel manejo conceptual básico o mínimo es posible pasar a revisar los resultados
encontrados durante el trabajo de campo para el estudio. Así, en el Capítulo 3 se hace un
recuento de la situación actual de los gremios y organizaciones de productores agropecua-
rios en el Perú, incluyendo una breve clasificación. Para ello me baso fundamentalmente
en fuentes secundarias, pues hubiera sido imposible reunir en el tiempo disponible sufi-
ciente información primaria para aquel recuento. Al respecto es importante precisar desde
ahora, que el tratamiento que se hace en este capítulo es también estrictamente descriptivo
y nada académico, de manera que no se buscarán explicaciones para una hipotética rela-
ción causal entre por un lado rol del Estado y proceso de liberalización, y por el otro crisis
o reconversión de las organizaciones de representación social, limitándome simplemente a
enunciar los hechos. El capítulo tiene un último subcapítulo donde se presenta la visión de
los productores y dirigentes sobre sus principales problemas actuales y sus opiniones sobre
organización derivadas de aquello, todo esto sí basado en los resultados de nuestro trabajo
de campo.
Inmediatamente después se pasa, en el Capítulo 4, a presentar las tendencias de pensa-
miento identificadas, ordenándolas de acuerdo a tres grandes áreas temáticas, cada una en
un subcapítulo: experiencias del pasado en organización, balance actual de sus organiza-
ciones y acciones presentes para lograr las organizaciones que se desearía tener al futuro.
Dada la diversidad de información recogida para cada uno de estos subtemas, encontré por
facilitan reunir información primaria y por otro empezar a hurgar en las causas de los hechos estudiados, todo ello en un plazo extremadamente breve.
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conveniente no añadir o buscar promedios de las opiniones recopiladas mediante los dife-
rentes instrumentos utilizados para su recolección. De esta manera, serán presentados por
separado los resultados de: a) entrevistas a productores agropecuarios, b) entrevistas a diri-
gentes, y c) los talleres, diferenciando a su vez dentro de estos al taller en Lima. Conse-
cuencia de esta presentación ha sido que se repitan ideas, pero también que queden en cla-
ro algunas especificaciones que me parecieron interesantes y útiles para conocer mejor el
universo social en el que nos estamos moviendo. Como ya se dijo antes, en este capítulo se
presenta todo esto con un lenguaje indicador de tendencias de pensamiento y no matemati-
zado.
Concluida la presentación de los testimonios de los actores con los cuales se trabajó, en el
Capítulo 5 hice el esfuerzo por extraer algunas conclusiones analíticas. Habiéndose descri-
to en los capítulos anteriores una serie de ideas de los actores, incluidos problemas y difi-
cultades para el funcionamiento efectivo de lo que vendría a ser la organización de los
productores agropecuarios en la coyuntura actual, toca ahora no elaborar un nuevo recuen-
to de aquellos, sino intentar hacer un acercamiento a lo que vendrían a ser las causas sub-
yacentes. Para ello recurriré a los elementos centrales contenidos en la presentación de las
tendencias de pensamiento y los comportamientos de los actores, buscando llegar a expli-
car la manera como estos “coordinan” para hacer funcionar las organizaciones existentes.
A partir de este procedimiento no se intenta deducir sugerencias de tipo normativo (qué se
“debe” hacer) sobre estructuras organizativas formales, sino más bien concluir en aquello
que les genera limitaciones en sus capacidades organizativas y aquello otro que puede
constituirse más bien en sus posibilidades hacia futuro. Sin lugar a dudas, dado el carácter
eminentemente exploratorio del presente estudio, este tipo conclusiones podrán ser consi-
deradas como fructíferas tanto para ellos como para todo aquel que, desde fuera, esté pen-
sando en la organización de los productores agropecuarios en el Perú.
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2. Marco de análisis7
La organización en nuestras vidas cotidianas
Al dar una rápida mirada a la dinámica de nuestras vidas en la sociedad, que ya podemos
definir como “moderna”8, nos damos cuenta qué tanto nos hemos sentido impulsados a
participar en una serie de actividades grupales, las cuales a su vez solemos describir como
organizadas o sujetas a una determinada organización, v. gr. los organismos de la adminis-
tración pública centralizada y descentralizada, las unidades económico productivas (em-
presas, cooperativas, etc.), las unidades que prestan servicios de todo tipo (educación, sa-
lud, seguridad, etc.), las iglesias y organizaciones religiosas, las asociaciones de interés
(político, sindical, cultural, deportivo, estético, etc.), entre las que más destacan a primera
vista. En todos estos casos estamos entendiendo la “organización” como el grupo humano
convertido en una entidad que ha sido estructurada en forma más o menos jerárquica y en
donde nos hemos dividido las responsabilidades o funciones. De la misma manera, sole-
mos entender por organización la misma actividad conducente a generar algún tipo de ente
organizado, lo que en buena cuenta vendría a ser la acción de “organizar” algo.
Dada la vastedad de entes que la experiencia anteriormente relatada puede abarcar, nos
encontramos con que resulta sumamente difícil sintetizar en un concepto todas las caracte-
rísticas y a la vez la dinámica de lo que entendemos hoy en día por organización. Es por
ello que lo mejor será mencionar algunos elementos básicos, que atravesarían cualquier
tipo de organización y que nos serán de utilidad para nuestras posteriores reflexiones. El
primer elemento es que las organizaciones no surgen por una suerte de generación espon-
tánea o natural, sino que son resultado de una coincidencia, más o menos explícita o con-
7 Elaborado en base al trabajo de campo realizado para el estudio, teniendo en cuenta las siguientes contribu-ciones existentes sobre el tema: Alfaro 1994, Bejarano 1997, Crozier/Friedberg 1990, Diez 1997, Etzioni 1991, Mayntz 1982, Monge 1994, UNI-FIIS/SOS-FAIM 1997. La referencia bibliográfica completa para cada una de las publicaciones de los autores indicados se encuentra en la bibliografía al final del texto. 8 El ingresar a la discusión sobre la “modernidad” implicaría concentrarse demasiado en temas que puede hacernos perder la orientación sobre lo priorizado para el presente estudio. En consecuencia, voy a sumir una comprensión sencilla tanto de “moderno” como de “modernidad”, que será de una gran utilidad en el contex-to del presente estudio, aunque pueda ser vista como simplista y apriorística: proceso que implica un creci-
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ciente, entre un grupo de seres humanos que la componen y/o la promueven, los cuales
pueden ser denominados como miembros o participantes. Un segundo elemento fundamen-
tal consiste en que estos miembros establecen objetivos o metas comunes, esto es que se
plantean un determinado propósito para su asociación, objetivos que guiarán por tanto su
accionar conjunto. Y tercero, en la medida que se trazan objetivos, se suele presentar tam-
bién una forma de funcionamiento en común para alcanzarlos, que contendrá necesaria-
mente formas de coordinación y actividad regulares. Todo esto será posible, a su vez, gra-
cias a lo que se conoce como estructuración de la organización, que viene a ser aquella
jerarquización y división de funciones anteriormente mencionadas.
Resumidas de aquella manera algunas características básicas de la organización entre seres
humanos, es posible mencionar algunas experiencias que todos vivimos respecto a aque-
llas. Probablemente lo que con más frecuencia pensamos es que se trata de entes que tienen
alguna utilidad explícita para nosotros, nos sirven para conseguir o lograr algo, lo cual a su
vez sería difícil de alcanzar si es que no nos agrupamos, a pesar de tener cada uno de noso-
tros orientaciones o puntos de vista diversos. A esta diversidad le solemos llamar intereses
diferentes, aunque no del todo antagónicos, pues en ese caso sería muy difícil el haber lo-
grado organizarnos. De esta manera, observamos como es que la organización contiene
fines comunes, que podemos denominar como “buenos” en tanto nos beneficiarían a todos
los miembros. A la vez, sin embargo, no hay manera de lograr estos fines sino a través de
la acción de sus miembros, individuos con intereses propios, cuyos comportamientos “inte-
resados” pueden producir hechos que tiendan a hacernos perder la confianza en la organi-
zación.
En conclusión, el que nos organicemos o participemos de alguna organización que posea
un objetivo determinado no asegura del todo el logro de aquel. Sabemos que deberemos
estar atentos a la forma concreta como nos estructuramos y a los procesos que vivimos,
para así poder asegurar algún beneficio de la organización, o que los otros no obtengan
mayor beneficio a nuestro costo, o que en general que la organización siga sirviendo a sus
miento de la producción individual en el marco de una ampliación de la economía de mercado, acompañada del desarrollo de la conciencia de ciudadanía, en especial por parte del poblador rural.
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objetivos originales.9 En caso contrario, procuraremos poner en práctica mecanismos de
queja o de sanción, y en situación extrema podemos llegar a abandonar o disolver la orga-
nización.
Afinidades y diferencias entre organización y gremio en el sector agropecuario
Si intentar hacer una presentación general sobre el concepto de organización resulta su-
mamente difícil, no lo es menos el aplicar esta idea a cualquier ámbito de la sociedad. Apa-
rentemente esta forma de delimitar el objeto de observación debería facilitar el entendi-
miento de las organizaciones que encontramos, no obstante, se presenta siempre una gran
diversidad y sigue siendo aventurado el plantear generalizaciones. Esta es la primera idea
que se nos viene a la cabeza cuando observamos la forma como se han organizado y orga-
nizan los diferentes actores vinculados al sector agropecuario, que pueden estar o no ubi-
cados en áreas de características más rurales.
Es por ello que aparece como necesario el empezar estableciendo límites: las siguientes
reflexiones se referirán específicamente a las organizaciones de productores agropecuarios
que definen sus objetivos en función de los requerimientos de su actividad económica
principal, incluyendo aspectos muchas veces desatendidos como los legales, de autodefen-
sa y de representación social y política. Esta especificación no implica restar valor o im-
portancia a otro tipo de organizaciones en la sociedad rural, como son las femeninas, cultu-
rales, deportivas, educativas o de salud, entre otras, sino antes bien especificar el objeto
sobre el que estarán referidas las experiencias a ser relatadas y analizadas, de manera que
se puedan evitar posteriores malentendidos.
Al hablar de organizaciones de productores agropecuarios, estamos haciendo alusión a un
tipo de unidad organizativa cuya naturaleza obliga a acentuar el carácter voluntario, dado
que los miembros son a su vez sus gestores y participantes. Jugarán este rol, sin embargo,
9 El hecho que las organizaciones no logren aprovechar la ventaja que implica el trabajo en común o la co-operación para obtener el objetivo u objetivos deseados de la mejor manera posible es lo que suele llamarse “fallas de la organización”. Con ello estamos haciendo referencia al distanciamiento que se produce entre los objetivos de la organización y las formas concretas como se intenta lograrlos.
18
sólo en la mediada que la organización les brinde un determinado beneficio material, in-
clusive pecuniario, tratándose entonces de un típico caso de “asociación de interés”. Esto
significa que los resultados de este tipo de organización se evaluarán, en la práctica, difí-
cilmente de acuerdo a criterios morales, estéticos o altruistas, aun cuando muchas veces las
veamos acompañadas de discursos ideológicos en uno de estos sentidos. Es necesario ex-
tender esta explicación a los diversos intentos de control de las organizaciones de produc-
tores ejercidos, ya sea por agrupaciones políticas sin raigambre rural o agraria, o por cier-
tos gobiernos.
Junto con la idea de lo que es una organización de productores, encontramos en el lenguaje
coloquial otro término que puede hacernos caer en confusión: el gremio. Esta es una pala-
bra que involucra una generalización mayor, pues hace referencia a toda unidad organiza-
tiva que agrupa y representa a agentes socio-económicos de un mismo tipo, sean estos arte-
sanos, obreros, empleados, industriales, agricultores, u otro. Los miembros de un gremio se
agrupan en con el objetivo de buscar una representatividad común frente a otras organiza-
ciones del mismo carácter, frente al conjunto de la sociedad y frente a representantes del
Estado. En esa medida, buscarán obtener determinados beneficios aplicables a su tipo es-
pecífico de miembro. Estos beneficios, sin embargo, no se dejan definir genéricamente
como pecuniarios, pues pueden tratarse también de otro tipo de hechos que proporcionen o
bienestar o prestigio, y que los miembros valoren igualmente.
En términos de resumen, se puede afirmar entonces que es frecuente encontrar una diversi-
dad de organizaciones de los productores agropecuarios, cuyos objetivos principales están
vinculados a realizar actividades conducentes a apoyar la producción propiamente dicha,
como pueden ser las asociaciones o comités de productores por productos, genéricos o para
actividades específicas, organizaciones para el riego, así como los más diversos tipos de
empresas para la prestación de servicios. Hay también algunas organizaciones que asumen
directamente la actividad productiva, como la cooperativa de producción.10 Por otro lado,
10 Si bien es cierto que las empresas son una forma de organización, se trata de unidades organizativas cuyo objetivo principal es ocuparse de la producción directa. Por tanto, resulta necesario diferenciarlas de la ma-yoría de las organizaciones de productores sobre las que se ha venido hablando, a pesar que estas puedan considerar como una de sus actividades el apoyo a sus miembros para todo lo que sea gestión de sus unida-des productivas.
19
es igualmente posible encontrar los llamados gremios agrarios, que pueden tener como
miembros a organizaciones de productores y/o a productores directos, y cuyo objetivo
principal es, antes que la prestación de servicios o la producción directa, la representación
hacia afuera y la capacidad de propuesta en nombre de los intereses del tipo de productores
que representen.
Ciertamente, la realidad nos puede mostrar ejemplos de cruces tanto en el tipo de organi-
zación, como en los objetivos o las funciones. Igualmente podemos encontrar cierta polé-
mica respecto a la definición que se dé a sí misma una organización de productores agro-
pecuarios y/o algún tipo de pobladores rurales: si es una organización para la producción o
para la prestación de servicios, o si se trata más bien de un gremio para la representación,
presentación de propuestas y/o demanda de reivindicaciones, o varias de estas situaciones
simultáneamente. En este sentido, la experiencia reunida nos indica que antes que la defi-
nición y denominación exacta de un tipo de organización, lo más importante para nuestras
reflexiones será esforzarnos por acercarnos a las reales capacidades organizativas y de ac-
ción en común de los agentes socio-económicos en el sector agropecuario.
La evolución contemporánea de las organizaciones de productores agrarios en el Perú
Aun cuando las actividades del presente estudio no implicaron una investigación histórica
sobre la evolución de las organizaciones de productores en el campo peruano, es posible
realizar una breve reseña en base a la experiencia existente al respecto, reseña que será de
gran utilidad para entender los planteamientos y actitudes sobre organización que fueron
halladas durante el trabajo de campo. En cualquier caso, las siguientes reflexiones se orien-
tarán a procesos de alcance nacional, esto es a la dinámica de las organizaciones que aspi-
ran una amplia representación territorial, haciendo especificaciones sobre sus organizacio-
nes de base cuando aparezca como pertinente.
Hasta alrededor de la década del 50 es difícil de encontrar organizaciones de productores
agropecuarios, tal como hoy día se les entiende y fuera explicado en el punto anterior. A
pesar de ello, no se puede negar la existencia de determinadas organizaciones, que impli-
20
caban una existencia restringida a determinados ámbitos, ya sea sociales como geográficos.
Así, se tiene a las organizaciones de los productores más modernos en aquel momento, de
diverso tamaño, pero liderados por los grandes productores y/o agroexportadores, el cual es
específicamente el caso de la Sociedad Nacional Agraria (SNA). Igualmente se tuvo entonces
a organizaciones de base, como son las comunidades campesinas y nativas, con influencia
importante en diversas áreas sociales y económicas de territorios debidamente delimitados.
Aproximadamente a partir de la década del 60 y hasta principios de los 90 se vivió en el
Perú un cambio en la tendencia a la organización restringida anteriormente descrita. En el
marco de importantes transformaciones en la sociedad rural y en la política y economía
nacionales, los habitantes rurales llevan a cabo una pugna por ser reconocidos como agen-
tes en igualdad de condiciones dentro de un mercado interno en expansión. Estas circuns-
tancias sirven de fundamento para la aparición y fortalecimiento de una diversidad de or-
ganizaciones que reclamaban representación de los más distintos tipos de productores
agropecuarios y de pobladores rurales. Su origen vinculado a fuertes movimientos sociales
y políticos motivó que la mayor parte de estas organizaciones tomaran cuerpo en función
de la negociación con un Estado al que se le puede definir de “interventor”, en tanto se
trata de un período de sucesiva organización y luego de crecimiento del aparato público.11
La fuente para aquel fortalecimiento era, por tanto, las posibilidades de obtener concesio-
nes en favor de sus miembros a partir de medidas que pudiera dictar aquel Estado12, gene-
rándose lo que se conoce como “clientelismo” entre los representantes del Estado por un
lado y las bases de los gremios por el otro, teniendo a los dirigentes de estos en un papel de
11 Aunque de nuevo sin ánimo de entrar a la discusión conceptual, es necesario dejar en claro desde ahora las ideas que estarán detrás de los conceptos de mercado y de Estado en el presente documento. Por mercado se entenderá al ámbito de encuentro y coordinación entre seres humanos “racionales” y que, por tanto, implica-rá procesos de interacción más o menos complejos, dado que todos y cada uno de ellos buscará conseguir el mejor resultado de acuerdo a sus posibilidades (maximizar beneficios). El Estado será por su parte el resulta-do de acuerdos entre los miembros componentes de una determinada sociedad, debiendo cumplir las funcio-nes que estos mismos le asignen. Si los ciudadanos perciben que para asegurar una mayor transparencia en las relaciones mercantiles se requiere de acciones por parte de este “organizador central”, entonces buscarán o promoverán la forma de llevarlo a cabo, a lo cual se le conoce normalmente como una intervención del Estado en el mercado, que entendida de esta manera no es sino una regulación surgida de un acuerdo entre los ciudadanos. 12 Por ejemplo, antes y durante la reforma agraria fueron medidas vinculadas al recurso tierra, lo cual trajo consigo aquella incorporación masiva del poblador rural a las relaciones de tipo mercantil. Luego son de mencionar medidas de interés para un actor que ya ha devenido en productor: la fijación de precios de garan-tía, compra de sus productos por organismos públicos a precios de protección o subvención directa de pre-
21
mediación que, con o sin éxitos en sus gestiones, podían argumentar siempre la necesidad
de un comportamiento de confrontación por parte de sus bases.
La década del 80 conocerá una situación bastante interesante en la evolución anteriormente
descrita. Por un lado, la profundización de la crisis económica y la imposibilidad del Esta-
do de seguir aplicando el mismo modelo económico en forma ininterrumpida provocarán
que las negociaciones entre Estado y dirigentes de los gremios agrarios empiecen a encon-
trar dificultades, lo cual pudo haber hecho prever una crisis de representación al mediano
plazo.13 No obstante, fue posible observar renovadas modalidades para continuar con el
mismo tipo de relación entre estos actores. Será recién en la década del 90, con el adveni-
miento del modelo económico neoliberal y el cambio definitivo del rol del Estado, que se
produce un quiebre claro en la relación “clientelista” entre representantes del Estado y de
los gremios agrarios hasta entonces existentes. El resultado fue la pérdida de la principal
fuente de legitimación de estos últimos ante sus bases y el inicio de un acelerado proceso
de deserción, hasta llegar a un debilitamiento ostensible de los gremios con aspiraciones de
representación nacional, si no a la desaparición de facto de alguno de ellos. Este último
hecho no implicó, sin embargo, la desaparición total de organizaciones de base de aquellos
gremios, sino que más bien sobrevivirán e inclusive se fortalecerán principalmente aque-
llas organizaciones de base que pudieron articularse a las nuevas condiciones.
Por otro lado, ante la previsión de aquel desenlace, algunos sectores inician entonces los
primeros esfuerzos de acercamiento entre gremios y organizaciones de productores14, aun-
que en aquel momento estuvieran orientados sobre todo a aumentar su capacidad de nego-
ciación frente a un Estado que seguía siendo visto como fuente de beneficios y concesio-
nes. Estos esfuerzos no condujeron a ningún resultado permanente y en los 90 tiene lugar
un reinicio de las coordinaciones entre gremios agrarios, pero ahora sí teniendo en conside-
cios al productor; la concesión de créditos subvencionados; los diferentes mecanismos para la subvención de los insumos productivos. 13 Junto con la crisis económica y los cambios sucesivos en el comportamiento de los representantes del Estado hacia el sector agropecuario, son de mencionar dos factores que jugaron un rol importante en la incu-bación de la crisis de representación gremial, de acuerdo a la región de que se trate: la expansión de la vio-lencia política ocasionada por grupos terroristas y retroalimentada por la política antisubversiva de los suce-sivos gobiernos en los 80; de igual manera, el otro tipo de violencia generada por las actividades vinculadas al tráfico ilícito de drogas.
22
ración los cambios en el escenario nacional, de manera que se hacía necesario un trabajo
conjunto en función tanto de proporcionar a sus miembros soluciones o alternativas, como
de articular propuestas y negociar en medio de los procesos de apertura y liberalización.15
Cuando se habla de redefinición del rol del Estado, se hace referencia a un rol “promotor”
de la iniciativa privada, lo cual implica el planteamiento fundamental de fomentar que los
productores, en tanto agentes económicos autónomos y “racionales”16, asumieran el con-
junto de las tareas conducentes al desarrollo agrario. Es así como se produce una reducción
drástica de medidas de intervención directa del Estado en las actividades del mercado. No
obstante, aquello no significó el retiro del aparato público del área rural, pues permanece-
rán una diversidad de programas de promoción y asistencia, los cuales serán además tarea
típica de los organismos privados de cooperación del desarrollo. Ante la mencionada rede-
finición del rol del Estado, algunos gremios y organizaciones de productores agropecuarios
se vieron motivados a hacer esfuerzos de reorientación organizacional.
Los esfuerzos consistieron en la generación de una serie de actividades que brinden servi-
cios de apoyo a la producción o a la toma de decisiones productivas por parte de sus aso-
ciados. La amplitud y eficacia de estas acciones han sido diversas, estando además condi-
cionada por la posibilidad de financiamiento tanto propio como externo que tuviera cada
organización. Es así como, ni aún con esta reorientación hacia la parte propiamente eco-
nómico productiva, les ha sido posible a muchas organizaciones movilizar un financia-
miento suficiente basado en aportaciones de sus asociados. En este sentido, es de mencio-
14 Es el caso del Consejo Unitario Nacional Agrario (CUNA), experiencia que por limitaciones del estudio no puede ser abordada con mayor detalle en el presente recuento. 15 Se trata de la Convención Nacional del Agro Peruano (CONVEAGRO), experiencia reciente, sobre la que es difícil extraer aún conclusiones definitivas. 16 Dentro de la ciencia económica se trabaja con un único concepto de “racionalidad” para los seres huma-nos: racional será el individuo (o grupo) que al encontrarse frente a una diversidad de posibilidades o de alternativas de acción decide de acuerdo a un objetivo, que a fin de cuentas implica maximizar el beneficio a obtener, lo cual es a su vez conocido como utilidad (para individuos) o como bienestar (para grupos). No debemos dejar de observar que la fijación de objetivos, los medios para lograrlos y los cálculos de maximi-zación serán muy diferentes según las circunstancias, en especial según la información que puedan manejar. Más aún, dado el caso, podemos encontrar situaciones ya sea en estas variables o en el ajuste entre ellas que aparenten “irracionalidad”, esto es no buscar hacer lo mejor de acuerdo a nuestras posibilidades, lo cual ha buscado ser explicado, por lo menos en parte, por el llamado postulado de la “racionalidad limitada”. Inde-pendientemente de la discusión sobre la aplicabilidad del concepto para todo tipo de accionar humano, deseo en este punto dejar en claro que se le usa como un criterio de análisis mínimo: en base a ello será posible prever comportamientos ante situaciones de interacción, especialmente del tipo mercantil.
23
nar que los apoyos de organizaciones públicas y privadas, aunque otorgados en términos
de emergencia, no habrían conseguido sino reducir las ya pocas posibilidades de fortaleci-
miento de una economía propia en las organizaciones de productores.17
Como consecuencia de la sucinta descripción que acaba de ser presentada, se puede afir-
mar que las organizaciones y gremios de productores agropecuarios de representación na-
cional que siguen existiendo hasta este momento adolecen de serias dificultades para gene-
rar propuestas organizacionales alternativas, a aquellas basadas en la relación de depen-
dencia con una tipo Estado que ya no existe. Esto último implica una incapacidad real para
desarrollar estrategias que lleven a una nueva legitimidad. Al ser tan difícil articular nue-
vas propuestas de organización viables, esto es de acuerdo a los intereses y requerimientos
de los diversos tipos de productores agropecuarios, es de imaginar que se produzca una
desvinculación de intereses, razón por la cual varias de las organizaciones que hoy afirman
seguir existiendo representan más las expectativas de sus dirigentes, que la realidad.18
En dirección exactamente contraria, sí han llegado a sobrevivir y tener una representativi-
dad aceptable aquellas organizaciones más bien locales, máxime regionales, también cono-
cidas como organizaciones de base, que se han preocupado por atender las demandas más
apremiantes de sus representados y/o asociados, tal como ya se dijera, principalmente en el
área económico productiva. Estas organizaciones subsisten en medio de un contexto global
de indefinición sobre la posibilidad de acciones que les aglutinen a un nivel territorial ma-
yor y esto a pesar de identificar un requerimiento urgente por mayor organización. Men-
ción específica merecen las comunidades campesinas, y en parte las nativas, que existen
desde mucho antes de iniciados todos los procesos aquí reseñados y que sobreviven a ellos.
Esto último, sin embargo, se produce en medio de un debilitamiento de las diferentes fun-
17 Al hacer este comentario no se está pensando en las intensiones de los ejecutores de las medidas de apoyo, sean pública o privadas. Se trata más bien de motivar la reflexión sobre el efecto real que estas medidas esta-rían causando en las áreas rurales. En este sentido, lo más probable es que haya una ausencia de estrategias participativas para el diseño, ejecución y evaluación de todo lo que se haga. Al parecer hay una tendencia a hipotecar la viabilidad de las medidas al largo plazo en función de las “urgencias” del corto plazo. 18 Respecto a este comportamiento de los dirigentes es necesario mencionar dos aspectos que se retroalimen-tan entre sí: por un lado su falta de preparación para la gerencia, siendo formados en su mayoría más bien dentro de una escuela política de “reivindicacionismo”, poco fructífera de acuerdo a los intereses reales de sus propios asociados; por otro lado, la ausencia de una actitud de fomento de las “capacidades humanas” por parte de los representantes del sector público, que permitiera una evolución en positivo de las organiza-ciones existentes.
24
ciones ancestrales que estas cumplían, incluidas las estrictamente productivas. Hoy en día
se hace referencia a estas organizaciones y a sus perspectivas de subsistencia entendiéndo-
la más como un ámbito de coordinación entre sus miembros, a partir de lo cual organice o
brinde servicios específicos orientados a aquellos, los cuales son de hecho conductores
individuales de las tierras que poseen (unidades de producción familiar o parcelaria).
Una consecuencia final de todo lo dicho consiste en que el productor agropecuario se en-
cuentra genéricamente ausente del diseño y la aplicación tanto de las medidas de política
agraria interna, como de las negociaciones internacionales vinculadas al comercio de pro-
ductos agropecuarios. Este rol tampoco ha podido ser cumplido por las organizaciones de
base que han sobrevivido al proceso de crisis antes descrito y no se vislumbra la posibili-
dad que pueda ser asumido por una organización de carácter nacional debidamente repre-
sentativa.
25
3. Estado actual de las organizaciones de productores agropecuarios
3.1 El balance de un observador externo
Un recuento de las organizaciones nacionales existentes
Tal como se hiciera al final del Capítulo 2, en el presente subcapítulo se empezará hacien-
do algunos comentarios sobre los gremios u organizaciones de productores agropecuarios
que aspiran a representación nacional y, dado el caso, se mencionará a organizaciones de
base. Las ya mencionadas limitaciones del presente estudio no permitieron levantar infor-
mación propia y elaborar un listado o directorio de los gremios y organizaciones que exis-
ten en este momento. Por lo demás, hay quienes ya se han preocupado de levantar la in-
formación necesaria y en función de la optimización de recursos resulta pertinente hacer
uso de aquella.19 En consecuencia, en las siguientes líneas me limitaré a hacer algunos co-
mentarios breves al respecto, como marco de referencia antes de pasar a revisar los testi-
monios recopilados durante nuestro trabajo de campo.
El listado mencionado se presenta en el Anexo No. 4. Podemos observar como en términos
de composición hay determinadas diferencias. Por un lado se menciona a la CCP y a la
CNA, centrales nacionales que aspiran agrupar a lo que se conoce hoy como pequeña pro-
ducción agropecuaria, dado que las empresas de la reforma agraria han sido en su gran
mayoría parceladas y las comunidades campesinas están siendo consideradas cada vez más
como agrupaciones de productores individuales. Todos estos productores deberían estar a
su vez agrupados en organizaciones a nivel provincial, departamental o regional, organiza-
ciones que vendrían a ser las bases de las centrales. Las evidencias y testimonios recogidos
indican, sin embargo, que estas organizaciones de base se encuentran seriamente debilita-
das, habiendo dejado de funcionar en la práctica muchas de ellas.
19 La información ha sido proporcionada por CONVEAGRO y forma parte de un directorio nacional recien-temente publicado (ver en bibliografía bajo Ruiz 1998). Debemos por tanto manifestar nuestro especial agra-decimiento por permitirnos hacer uso de aquella para nuestras reflexiones. A pesar de ello, siempre es posi-ble que alguno de los datos presentados puedan haber variado al momento de la difusión del presente docu-
26
Igualmente se tiene como organización de representación nacional a la ONA, la cual surge,
a diferencia de las anteriores, para representar al productor agropecuario moderno mediano
y grande, pudiendo ser también el pequeño, pero siempre ligado a un tipo de producción
mercantil moderno. Sus organizaciones de base estuvieron conformadas por los llamados
comités de productores por producto o comités especializados. Estos comités20 tenían una
directiva nacional, algunos de los cuales lograron una autonomía importante respecto a la
central, razón por la cual se les puede considerar en sí mismos como gremios nacionales.
Las bases de los comités nacionales eran, a su vez, los comités de productores en las dife-
rentes regiones en donde estos se hubieran organizado. En tanto adquirieron una imagen de
gremio para apoyo y fomento de la producción, debieron estar vinculados a los requeri-
mientos del productor, cosa que al parecer no sucedió del todo, dado que, de la misma ma-
nera, los indicios encontrados indican que en sus organizaciones de base se habrían reduci-
do significativamente las actividades.
Estas tres organizaciones son prácticamente las únicas de la lista que adquieren un carácter
de gremio de representación nacional, tal como se explicara en el Capítulo 2. En adición a
lo antes dicho, se puede afirmar que, por un lado, tienen una composición heterogénea, en
tanto agrupan productores de diferentes líneas de productos y que, por el otro, tuvieron
aquel carácter reivindicativo que también fuera explicado. Como diferencia entre sí sólo
quedaría en claro que, además de su diverso origen, las dos primeras se orientan más hacia
la pequeña agricultura campesina y la última a la agricultura moderna de mercado.
A parte de estas, con representación nacional se encuentran otras organizaciones a las que
sí se les puede llamar especializadas, tal como lo son los ya mencionados comités de pro-
ductores de la ONA. En primer lugar es de mencionar la Asociación de Empresarios Agra-
rios del Perú, organización relativamente reciente, conformada por medianos productores,
empresas y organizaciones de productores vinculados a sectores de punta en la agricultura
mento. Por otro lado, es necesario recalcar que no ha sido posible comprobar que se trate de un listado ex-haustivo, razón por la cual pueden existir organizaciones que no hayan sido consideradas. 20 Como ejemplo de comités de productores nacionales que aún activarían se puede nombrar los de algodón, arroz, frutas, papa, maíz y sorgo, entre otros. Aparte de los comités, pueden encontrarse algunas organiza-ciones especializadas con aspiraciones de representación nacional bajo la denominación de “asociación”.
27
nacional, como es la agroexportación no tradicional. Esta organización es relativamente
pequeña en comparación a los mejores momentos de las anteriormente mencionadas, lo
cual no es visto como un problema por sus promotores en tanto se definen a sí mismos
como gremio para la representación colectiva y la elaboración de propuestas de política
para el más alto nivel, todo ello sólo en nombre de sus bases reales, esto es de aquellos
productores del sector más moderno de la agricultura que estén dispuestos a participar en
las actividades del gremio.
Luego se tiene a la JUNUDRP (que además forma parte de la ONA), organización que
tiene como bases a las Juntas de Regantes por cuenca o subcuenca, las cuales a su vez se
componen de Comisiones de Regantes. Toda esta organización para el riego tiene un ma-
nejo propio, a pesar de lo cual se encuentra íntimamente vinculada a las disposiciones del
MINAG, el cual a su vez dispone de personal encargado para trabajar con las Juntas. Por
esta razón la organización de riego no suele ser considerada como similar a las organiza-
ciones anteriormente mencionadas, en tanto no gozaría de la misma autonomía para su
funcionamiento. A pesar de este factor, en cada nivel organizativo se realizan asambleas y
se eligen a las juntas directivas que correspondan. La evidencia encontrada indica que las
juntas y comisiones existen y funcionan con un nivel bastante diferente de eficacia. Lo
importante para su mantenimiento, a pesar de sus deficiencias y de la probable falta de
democracia, es que se ocupan de un factor productivo imprescindible: el agua.
Otra organización especializada de representación nacional es la Junta Nacional del Café
(JNC), que ha venido a reemplazar a la anterior Central Nacional de Cooperativas Cafeta-
leras (FENCOCAFE). En tanto gremio especializado en un producto, se puede afirmar que
su influencia se circunscribirá a las regiones en donde este se cultiva, que son aquellas con
características tropicales o semitropicales. Por lo demás, los datos indican que se trata de
una reorganización de este tipo de productores, ahora ya no necesariamente agrupados en
cooperativas, sino en organizaciones de base regionales, que tienen mucho interés en pro-
mover mecanismos de comercialización conjuntos para un producto que puede alcanzar
alta rentabilidad.
28
También de representación nacional es la ANECONSA, organización que tiene como uni-
dades de base a las empresas comunales (ECOMUSA) y multicomunales (EMULSA) que
fueran promovidas por el MINAG durante el gobierno actual a través de una política explí-
cita basada en regulaciones formales y diversos mecanismos de promoción. Estas empresas
han sido organizadas a lo largo del territorio nacional, teniendo resultados bastante dife-
renciados. En este caso son agrupaciones de productores individuales, los cuales recibirían
de la empresa diferentes servicios productivos de acuerdo a la línea en que se hayan espe-
cializado. Por este motivo se trataría de agrupaciones con el fin específico de prestar servi-
cios productivos, antes que la representación propiamente dicha.
Finalmente, se observa en la lista dos organizaciones con carácter más bien regional, pero
que aspiran hacer sentir su presencia como tales en todo el país. Estas son lo que se conoce
como organizaciones étnicas, en tanto se ocupan con o reúnen a grupos étnicos de la ama-
zonía peruana: por un lado se tiene a la AIDESEP y por el otro a la CONAP. Su origen es
distinto y su composición mostraría también diferencias, razones por las cuales podría
afirmarse que representan diferentes intereses. En cualquier caso, en ambas se puede iden-
tificar en efecto niveles de representatividad y de actividad en favor de hacer conocer a
nivel nacional las demandas de la población amazónica, región secularmente postergada.
Los actuales productores y sus organizaciones de base
Considerando la presentación anterior como una visión a nivel nacional, en el presente
punto se hará más bien un esfuerzo por realizar especificaciones, por tanto, se tratará de
identificar en forma un poco más cercana a aquellas organizaciones de base de productores
agropecuarios que anteriormente fueron siendo mencionadas. Estas organizaciones funcio-
nan y/o se estructuran en forma diversa, por lo que la tipología o clasificación que se pre-
sentará debe ser considerada en términos referenciales. Para ello será nuevamente necesa-
rio hacer uso de fuentes secundarias21, dadas las razones arriba señaladas. De cualquier
21 Se trabajará fundamentalmente con los siguientes textos: Alfaro 1994, Diez 1997 y UNI-FIIS/SOS-FAIM 1997. Se han tenido en cuenta igualmente los datos del último censo agropecuario presentados en el Anexo No. 5, tanto a nivel nacional como de las provincias visitadas. De acuerdo a los resultados del mismo censo, en el momento de su realización sólo un 34.6% de los productores a nivel nacional habrían declarado sí per-tenecer a alguna organización.
29
manera, la literatura existente sobre el tema es, a nivel nacional y regional, bastante limita-
da, de manera que se tratará de hacer un breve bosquejo de la realidad, que nos sirva para
entender mejor los datos recogidos durante el trabajo de campo.
Cuando se intenta hablar sobre organizaciones de base actualmente existentes en el Perú, la
primera constatación que debemos hacer es que los productores agropecuarios se han em-
pequeñecido, esto es que ha tenido lugar una significativa parcelación de las unidades pro-
ductivas de conducción directa.22 Tal como ya dijera antes, una cantidad importante de
estos productores son resultado de las parcelaciones que tuvieron lugar en las empresas
asociativas de diverso tipo que se crearon durante la reforma agraria de la década del 70.
Igualmente, es pertinente considerar como tales a los productores que forman parte de las
comunidades campesinas, pues, como también fuera señalado, estos trabajan como con-
ductores directos, teniendo a la comunidad no como una unidad de producción, sino más
bien de coordinación entre productores individuales. Sin lugar a dudas, han tenido lugar
procesos paralelos de minifundización, los cuales se dejan medir con cierta dificultad y, de
cualquier manera, no es posible afirmar que generen efectos mayores a aquellos ocasiona-
dos por las dos causas que se acaban de mencionar.
Este proceso de empequeñecimiento y hasta minifundización acompaña en consecuencia al
debilitamiento paralelo de los grandes gremios de representación nacional, proceso que
fuera mencionado en los Capítulos 2 y 3. De todo ello se puede extraer la conclusión que
los gremios que sigan aspirando a representar a los productores a nivel nacional, deberán
preocuparse por los problemas de productores cada vez más pequeños, que además condu-
cen diferentes tipos de procesos productivos y, debido a ello, se encuentran vinculados de
diferentes formas al mercado. Esta situación que aparece como evidente y que ha sido des-
crita de manera sencilla, nos permite empezar a entender que los requerimientos de un pro-
ductor agropecuario pequeño y con difíciles vínculos mercantiles son hoy definitivamente
los centrales cuando se habla de organización y de representatividad.
22 Observar los datos del último censo agropecuario en el Anexo No. 6: 84.5% de los productores a nivel nacional conducen unidades productivas menores a 10 hectáreas (estos, a su vez, trabajarían sólo cerca del 10% de la superficie agropecuaria). A nivel de las provincias visitadas para el estudio es posible encontrar una tendencia análoga.
30
Debido a esta situación es que resulta aún más difícil entender que aquellas que fueran
bases de los grandes gremios nacionales puedan seguir existiendo sin hacer una transfor-
mación en su orientación o en su forma de trabajo. No se puede negar que algunas funcio-
nan, pues de hecho se han ubicado Federaciones, Ligas, Comités o algún otro tipo de orga-
nización típica de la fase específicamente reivindicativa de estas organizaciones. Aquellas,
sin embargo, que han logrado articular a sus bases en función de la prestación de algún
servicio vinculado a los procesos productivos o comerciales, son las que mejor han podido
superar la etapa de crisis que caracteriza a este tipo de organización nacional. En esta
ejemplificación no se está incluyendo a organizaciones de base que, gracias a algún tipo de
reivindicación local especialmente grave o latente, han logrado sobrevivir, que también las
hay. Las circunstancias actuales nos indican que, aun estas últimas, se verán necesitadas de
reorientar sus actividades desde el activismo reivindicativo al área netamente económico
productiva y hasta de gestión empresarial, si es que desean seguir existiendo.
De cualquier manera, los logros de las organizaciones de base que surgen ante el influjo de
aquellos procesos de reorientación han sido bastante disímiles. Estas organizaciones ya no
tuvieron denominaciones de tipo gremial, pues sus miembros han preferido llamarles co-
mités o asociaciones de productores, ya sea especializadas por productos, tal como sucedía
con las organizaciones base de la ONA23, pero también con carácter local, esto es que
agrupan a los productores agropecuarios de un determinado territorio e intenta organizar
servicios para todos ellos. La tendencia a la especialización o a la generalización depende
de factores diversos, a veces experiencia y antecedentes existentes, a veces nuevas motiva-
ciones en cada lugar. Además, es posible incluir dentro de esta clasificación a dos tipos de
organizaciones. Unas son las cooperativas de servicios que se formaron luego de la parce-
lación de las cooperativas de producción, pero obviamente sólo a aquellas que siguen fun-
cionando como tales hasta este momento, pues muchas han desaparecido de hecho. Las
otras son las nuevas ECOMUSAs y su agrupación en EMULSAs, en tanto organizaciones
que buscan exclusivamente brindar servicios para la producción y eventualmente dar lugar
a algún tipo de producto conjunto.
23 De hecho muchos sus comités de productores siguen funcionando local o regionalmente, a pesar que su situación real sea bastante diferenciada. Observar en el Anexo No. 5 la importancia de todos estos.
31
Hay una buena cantidad de lugares en donde es posible observar la conformación de otros
tipos de organizaciones de productores agropecuarios que tienen una localización mucho
más focalizada, algunas veces incluso llegan a ser de conformación familiar, y cuya men-
ción resulta pertinente a estas alturas. Su denominación es algo confusa, pues se llaman
también por lo general “comité” o “asociación”, pero con la característica genérica que
surgen para gestionar y/o ejecutar alguna medida o actividad específica en favor de los
miembros que los componen.24 Probablemente el elemento motivador central en estos ca-
sos es la posibilidad de conseguir algún tipo de apoyo externo, ya sea de organismos públi-
cos o de las llamadas organizaciones privadas de promoción del desarrollo, aunque esto no
se puede colocar tampoco como una condición para su existencia. Es importante señalar
que este tipo de organizaciones escapan muchas veces al área exclusivamente agropecua-
ria, pues pueden haber surgido para gestionar medidas de todo tipo en favor de sus pue-
blos. Por lo demás, a diferencia que muchas de las organizaciones de base mencionadas
líneas arriba, todo parece indicar que estas agrupaciones no suelen contar con personería
jurídica y, por tanto, no pueden realizar actos administrativos en nombre de sus asociados.
Cabe mencionar que dentro de la clasificación anteriormente presentada es posible incluir
a las organizaciones de mujeres, en especial a los llamados “clubes de madres”, aunque
pueden existir diferentes tipos de organizaciones femeninas. Su existencia indica la incor-
poración de la mujer a las tareas del desarrollo local, la información disponible nos señala,
sin embargo, que lo hacen en forma aún limitada, sin que se pueda afirmar a partir de ello
que hay un acceso cabal de la mujer al proceso de democratización de la sociedad rural.
Por otro lado, es necesario incluir en este recuento a las organizaciones de base para el
manejo del recurso agua, que fueran ya mencionadas en el subcapítulo anterior: Juntas de
Regantes y Comités de Regantes, con sus respectivas subdivisiones para la administración
y el reparto del agua.25 Según diversos observadores, se trataría de las organizaciones que
trabajan en forma más uniforme a lo largo del territorio nacional y, por tanto, las que en
términos absolutos habrían logrado seguir existiendo en mayor número. No debemos olvi-
24 Algunos les llaman “grupos solidarios” por el carácter mancomunado del esfuerzo. Sus actividades son de cualquier manera debidamente delimitadas. 25 De acuerdo a los resultados del último censo agropecuario presentados en el Anexo No. 5, serían este tipo de organizaciones las más difundidas en términos absolutos.
32
dar que tratándose de organizaciones surgidas en torno a un recurso productivo básico en
el sector agropecuario (el agua), su objetivo primero es ocuparse de aquel. La situación de
debilidad y hasta inexistencia de otro tipo de organizaciones de productores hace, sin em-
bargo, que sean vistas como el tipo de organización a partir del cual pueda surgir una nue-
va estructura organizativa regional y hasta nacional debidamente representativa. Esto invo-
lucraría, no obstante, que las organizaciones de regantes se ocuparan de otras áreas, con lo
cual no sólo podrían exceder su mandato formal, sino también las posibilidades de encon-
trar aceptación en sus bases. Es por ello que resulta pertinente hablar más bien de estas
organizaciones como un aliciente para fomentar la organización de los productores, antes
que como la futura organización en sí misma.
La descripción anterior permitió presentar fenómenos interesantes, en tanto es indicativo
de alguna dinámica de acción en común que estaría dándose en determinadas localidades,
que pueden estar más o menos marcadas por las siempre existentes tendencias al “cliente-
lismo” y “asistencialismo”, a pesar de lo cual no debe dejar de observarse como algo que
se está moviendo y cuyas consecuencias son imprevisibles. Aparte de las organizaciones
que pueden surgir vinculadas a incentivos que vienen de fuera, resulta pertinente mencio-
nar ahora un tipo de organización, también de productores agropecuarios, pero que surge
por motivos netamente internos: el abigeato y la necesidad de ejercer justicia en las áreas
rurales. A estas se les ha llamado organizaciones de autodefensa, agrupando en primer
término a las llamadas “rondas campesinas” o simplemente “rondas” sobre todo en el norte
del país y también a los llamados comités de autodefensa en zonas azotadas por la violen-
cia política, que aparecen auspiciados por el Estado a partir de la política antisubversiva.26
Para efectos del presente estudio resultan especialmente interesantes las rondas, pues agru-
parían a productores independientes en zonas donde otro tipo de organizaciones son débi-
les y, eventualmente, podrían constituirse en las organizaciones propiamente dichas de los
productores, cuando no en el apoyo fundamental a cualquier otra organización que quiera
surgir. Entre tanto, los comités de autodefensa parecen haber sido organizados paralela-
mente a otras organizaciones previamente existentes, como la comunidad campesina,
habiendo funcionado conjuntamente, de manera que no es posible vislumbrar ni fortaleci-
miento ni autonomía, tal como sucede con algunas rondas.
33
Para finalizar este recuento de organizaciones de base, es siempre importante hacer algún
comentario adicional sobre la comunidad campesina, además de lo que ya se ha dicho. En
el Capítulo 2 encontré importante mencionar y luego repetí la idea, que la comunidad cam-
pesina podemos entenderla hoy más como un ámbito de coordinación entre sus miembros,
antes que como organizaciones productivas propiamente dichas. La individualización del
trabajo de muchos comuneros ha motivado gran cantidad de reflexiones sobre lo que puede
hacer y seguir haciendo la comunidad, razón por la cual podría hacerse ahora un largo tra-
tado al respecto. Lo que nos preocupa dentro de todo ello es, en términos específicos, que
la comunidad, con sus fortalezas y debilidades, sigue existiendo como un ente que aglutina
a productores locales y sirve como medio de representación frente al Estado y al resto de la
sociedad civil. En este sentido, será siempre importante considerar, de acuerdo a las carac-
terísticas de cada región, hasta qué punto están presentes las comunidades como un tipo de
organización de base y cómo es que pueden verse hoy en día involucradas en un esfuerzo
de organización a mayor nivel.27
3.2 El tema “organización” y la percepción de los productores
Al conversar con los productores agropecuarios sobre los principales problemas por los
que atraviesan, aparece claramente el tema de las dificultades económicas y su vinculación
tanto con los bajos rendimientos productivos como con las limitaciones comerciales. Estas
situaciones fueron relacionadas principalmente con la falta de “apoyo” externo, de “ayu-
das” o de “mayor asesoramiento” por parte de organizaciones externas, delineando la
tendencia hacia el comportamiento clientelista que fuera mencionada líneas arriba. Al ini-
ciar la conversación de esta manera, esto es tratando directamente el tema de los problemas
y dificultades por las que atraviesan, fueron comparativamente mucho menores las refe-
rencias a una vinculación de aquellos con un requerimiento dirigido hacia su propia orga-
26 Apreciar su importancia en el Anexo No. 5. 27 De acuerdo a los resultados del último Censo Nacional Agropecuario (vol. 26, cuadro No. 1) existirían 5,680 comunidades campesinas que trabajarían alrededor del 40% de la superficie de uso agropecuario.
34
nización como productores, en otras palabras, no se vinculan los problemas que viven con
el no encontrarse mejor preparados para enfrentarlos mancomunadamente.
Por aquel motivo fue necesario hacer una consulta concreta sobre la importancia de la or-
ganización, de manera que se pudiera iniciar propiamente la reflexión sobre este tema. En-
tonces apareció en forma específica una aceptación casi generalizada de la necesidad de
organizarse para poder superar las mismas dificultades que empezaron mencionando ante-
riormente, por ejemplo: coordinar la comercialización conjunta, manejar proyectos o me-
didas comunes dirigidas a la producción, gestionar apoyos externos o hacerse representar
en conjunto hacia el exterior. Fue posible identificar como idea bastante difundida que
“juntos” o “unidos” van a aumentar su capacidad de enfrentar las dificultades o van a ser
“más fuertes”. Muy pocos fueron los que relativizaron la importancia de la organización y
entonces, antes que hacer eso, lo que hicieron fue manifestar sus dudas sobre las posibili-
dades que una organización salga adelante, dadas las tendencias egoístas o individualistas
de los demás productores.
A los dirigentes se les formuló un tema similar para la reflexión, aunque enfatizando en la
importancia de la organización en el actual contexto de apertura y liberalización. Estos
coincidieron con los productores de base en afirmar que la organización es algo muy im-
portante con fines de llevar a cabo conjuntamente medidas conducentes a mejorar la parte
productiva y de comercialización, incluyendo dentro de estas el unirse para solicitar con-
juntamente que les reconozcan y les brinden apoyo. En este sentido, parecería que tienen
claro que individualmente será muy difícil, muy costoso, sino imposible lograr hacer algo
en aquellas áreas. Por lo demás, es de destacar que algunos dirigentes, aunque muy pocos,
especificaron que son el Estado y las ONGs los responsables brindarles aquellos “apoyos”
que reclaman.
Paralelo a estas ideas mayoritarias y centrales, fue posible recoger la opinión de algunos
pocos dirigentes que manifestaron la necesidad de fortalecer las organizaciones para que
puedan defender mejor sus intereses, para que sean más “autónomas”, e inclusive para
poder superar la política “asistencialista” que caracteriza a los gobiernos. Otros poco diri-
gentes recalcaron esta autonomía pero desde el punto de vista empresarial y administrati-
35
vo, esto es que, sin rechazar los apoyos que puedan venir de fuera ni el carácter de repre-
sentación gremial que sus organizaciones pudieran tener, buscaron subrayar la necesidad
de ocuparse del tema de gestión empresarial para poder saber competir mejor en el merca-
do.
Sólo un dirigente, luego de decir que es importante organizarse, paso de inmediato a des-
mentirse afirmando que son muy pobres para “poder sobrevivir como organización”. Es-
tas opiniones negativas o pesimistas estuvieron casi ausentes en las opiniones de los diri-
gentes, a diferencia de los productores de base, que algunas veces se refirieron a ello ya sea
directa o indirectamente. La conclusión más interesante que dejan entrever todos estos
testimonios es, en todo caso, que los dirigentes de las organizaciones de productores, se
encuentran todavía en una situación a la que llamaría de frontera, pues sin superar del todo
las tendencias a reclamar asistencialismo y sintiéndose más cómodos en relaciones de
clientela con algún tipo de autoridad o representante de organizaciones de apoyo externo,
empiezan a pensar más o menos seriamente en lo importante que puede ser para ellos gozar
de “autonomía”, entendiendo esta al parecer como un fortalecimiento de su capacidad de
acción de acuerdo a sus intereses, que eventualmente podrían ser de largo plazo.
La importancia de aquello no vendría, de todos modos, vinculada a algún principio ideoló-
gico, tal como sucediera en el pasado, sino más bien a la necesidad de conseguir resultados
tangibles para sus bases, que tienen serias urgencias de tipo económico y productivo. Por
tanto, si siendo imposible que un pequeño productor compita con éxito en los mercados
existentes y requiriéndose urgentemente de algún tipo de asociación mutua para poder en-
frentar aquellas limitaciones, empieza a asomar en el horizonte de pensamiento de estos
dirigentes la necesidad de fortalecer sus organizaciones. Lo que no se encuentra en las evi-
dencias recogidas hasta ese momento, es el cómo lograr lo que ellos mismos están vislum-
brando como necesario, menos aún en una forma que implique mejorar la posición nego-
ciadora de sus gremios y organizaciones frente a posibles interlocutores externos, ya sean
estos del sector público o privado.
36
4. Pensamientos sobre la organización de productores agropecuarios
4.1 Experiencias en organización y efectos sobre las decisiones actuales
Productores: un pasado muy presente
Con miras a recoger testimonios sobre las experiencias previas en organización, se formu-
laron una serie de temas durante las entrevistas y también se trabajó una dinámica específi-
ca en los talleres. En las entrevistas a productores se encontró que casi la mitad de los in-
terlocutores no había tenido este tipo de experiencias, a pesar que una mayoría sí se en-
cuentra organizada el día de hoy. Esta manifestación puede ser relativizada en la medida
que muchos tenían en la cabeza a organizaciones como las actuales y que no existían en el
pasado. De igual manera hubo algunos que no consideraron como una experiencia organi-
zacional a las empresas autogestionarias originadas durante la reforma agraria. Probable-
mente esto último haya estado ligado al carácter no consensual como fueran creadas y fun-
cionaran muchas de estas empresas, de manera que los productores se siguieron sintiendo
trabajadores antes que responsables en común de una unidad organizativa.
En aquellos que han tenido experiencias organizativas previas, fue posible establecer que de
estas más o menos la mitad se encuentran bastante distribuidas a lo largo del tiempo hasta
fines de los 80, habiendo sido mencionadas algunas que se remontan a la década del 70. La
otra mitad aproximada se ubica a partir de 1990, esto es durante el presente gobierno, y la
mayoría de estas a su vez vinculadas a los nuevos o alternativos tipos de organización que se
presentaran en el Capítulo 3, por tanto, no a los grandes gremios de representación nacional.
En general, las nuevas organizaciones de base, más las organizaciones de regantes y las de
autodefensa, concentran una mayoría de todas las experiencias mencionadas, quedando en
amplia minoría aquellas que pueden ser consideradas las organizaciones tradicionales o anti-
guas: empresas de la reforma agraria, federaciones y comunidades campesinas.
Es posible así observar una combinación bastante grande de experiencias, pero las más
actuales son las que destacan. Aquí puede haberse producido un sesgo de los mismos en-
37
trevistados, en tanto no desearon hablar de sus experiencias más antiguas y prefirieron
concentrarse en las más cercanas. Esto puede interpretarse también a partir de las razones
que esgrimieron para haberse organizado en aquel entonces, pues se refleja una clara vin-
culación entre estas razones y el tipo de organización a la que pertenecieron: si el riego o la
autodefensa u obtener servicios de tipo económico productivo, incluida aquí la capacita-
ción, o combatir la desorganización. Todas estas razones son todavía muy actuales y, por
lo tanto, proporcionan una suerte de legitimidad por lo que se hizo. En cambio, aquellos
que pertenecieron a las cooperativas, por ejemplo, dijeron claramente que fueron “conver-
tidos”, insinuando que no les quedaba más remedio que aceptar la membrecía. Y los que
fueron dirigentes de aquellas cooperativas asumieron aquello no como algo buscado, sino
más bien como un encargo recibido y que no les quedaba otra salida que aceptar.
Interesantemente la gran mayoría de estos entrevistados manifestaron que aquellas organi-
zaciones mencionadas como pasado siguen existiendo, aunque muchos de ellos deseaban
subrayar que ya no tenían cargo alguno en ellas. Aquí es necesario señalar que se produjo
permanentemente una confusión entre membrecía en organizaciones y ostentar algún car-
go. Al parecer, el hecho de agruparse y hacer valer sus derechos a través de alguna organi-
zación es algo que todavía no estaría presente en el comportamiento premeditado de los
productores. Esto último debido a que sus palabras transmiten la sensación de estar asu-
miendo la membrecía cuasi como una obligación ocasionada por alguna circunstancia in-
manejable, pero no como un acto deliberado y, si se quiere, debidamente calculado. Estas
afirmaciones son demasiado complejas como para señalarlas en términos de conclusión
definitiva, más aún considerando que anteriormente se vio como aceptan explícitamente la
necesidad de la organización, a pesar de lo cual me parece que es imprescindible señalar la
necesidad de profundizar más en el terreno de los comportamientos concientes e incon-
cientes para este tipo de decisiones.
Los dirigentes y la necesidad de ser “exitoso”
En las entrevistas a dirigentes se pudo hurgar un poco más en el historial de sus organiza-
ciones, cosa que no es directamente comparable con lo anterior, pero permite acercarse
algo más a las motivaciones de los comportamientos que antes causaban tantas suspicacias.
38
Se encontró así que casi la mitad de las organizaciones a las que pertenecen28 fueron orga-
nizadas en la década del 90 y la mayoría desde los 80, lo cual es un nuevo indicador sobre
la relativa juventud de las organizaciones que hoy día se encuentran en el campo, siendo
un factor que dificulta distinguir las experiencias pasadas de las presentes.
En cuanto a las motivaciones para haber creado estas organizaciones, aparece claramente
la misma tendencia hacia la parte económica y productiva, con algunas referencias a la
autodefensa y control del territorio. Prácticamente no hay mención directa de lo que es la
reivindicación o la representación de intereses, motivos clásicos de los gremios de repre-
sentación nacional. Más bien lo que sí apareció mencionado algunas veces es que se for-
maron por iniciativa política, de un partido o del gobierno. Las motivaciones señaladas
pueden ser relacionadas con los planteamientos programáticos que recordaban los mismos
dirigentes sobre la etapa de origen de su organización. Referido a estos, se repitieron los
planteamientos de tipo económico y productivo, con algunas vinculaciones a la defensa de
sus recursos, se entiende productivos, y el trabajo en común con estos recursos. También
hubo relatos en donde aparece el MINAG como soporte externo de sus actividades, sobre
todo para el período de reforma agraria, lo que a su vez es de relacionar con otros que ha-
blaban de “hacer gestiones” y “buscar apoyos”, pues aunque no lo hagan siempre explíci-
to, sus palabras dejan la sensación que ven en los representantes del Estado interlocutores
capaces de permitirles el acceso a beneficios para sus asociados.
La presencia de representantes del Estado es, sin embargo, algo difusa cuando hablan so-
bre los principales protagonistas o participantes al momento de formar la organización,
pues en casi todos los casos hicieron referencia a los productores, campesinos, agricultores
o a sus organizaciones de base previamente existentes. Nunca fue mencionado como moti-
vador o instigador ningún agente externo, aunque ni en esto ni con el tema anterior se in-
daga lo suficiente como para poder sacar conclusión alguna sobre el proceso social y polí-
tico en medio del cual surgen las organizaciones. Lo único que permiten estos testimonios
es constatar que ellos sí se reconocen como protagonistas, aun cuando se pueda intuir que
hubo otros actores de por medio.
28 Ver detalle en el Anexo Nr. 1.
39
Con los dirigentes se trató también su historia personal, esto es cargos previos en alguna
organización. La gran mayoría manifestó tener experiencias previas en organizaciones de
productores, o en otras organizaciones sociales de sus localidades, aunque estas últimas no
fueran luego descritas. El tipo de experiencia relatada es bastante variada, sobresaliendo
ligeramente los cargos en la comunidad y algunos cargos en organizaciones de base de
gremios nacionales o en estos mismos gremios. Cuando se les motivó para hacer una auto-
evaluación sobre estas experiencias, apareció una tendencia clara a calificarla de “buena”
y hasta de “exitosa” en la medida que se lograron los objetivos que se habían trazado. Se
notó aquí una actitud de crítica a dirigentes anteriores, buscando justificar su accionar en
función de lo que los otros dejaron de hacer. También es de resaltar que hayan mencionado
la necesidad de lograr legitimidad como parte de su éxito y a partir de ello que les tengan
“confianza”, el ser “transparentes”. Esto último lo vincularon algunos a las críticas a
otros dirigentes, antes mencionadas, de manera que su carácter de dirigentes responsables
sobresalía aun más.
Las pocas autocríticas escuchadas de los dirigentes se concentraron en: la falta de expe-
riencia previa, vinculada en algunos casos a su nivel de instrucción; el no tener tiempo para
ejercer un cargo por obligaciones de trabajo o personales, además a ellos “nadie les pa-
ga”; la “falta conciencia” en los productores y el que haya muchos “sinvergüenzas”. Re-
sulta difícil, con los pocos testimonios recopilados, poder sacar conclusiones sobre las ten-
dencias de esta autoevaluación. La sensación que transmiten, en todo caso, es que necesi-
tan justificar primero ante sí mismos lo que hicieron en el pasado.
Testimonios grupales: unidad interior con “apoyo” exterior
Con testimonios grupales hago referencia a los talleres, en donde se recogieron una diver-
sidad de opiniones. Comenzando con las opiniones del taller con dirigentes nacionales
en Lima, se pudieron formar cinco grandes grupos de experiencias exitosas en el pasado y
que ellos deseaban resaltar para su trabajo actual, aunque no se establecieron prioridades
sobre estos grupos. En general, al trabajar este tema fue otra vez difícil diferenciar pasado
40
de presente, de manera que las ideas fluyeron más como necesidades actuales que como
experiencias del pasado propiamente dichas.
Un primer grupo contenía algunos principios básicos vinculados a las costumbres de traba-
jo del gremio. Al respecto, se puede decir que hay claridad sobre la necesidad de poner al
ser humano por delante en todas sus actividades y trabajar con criterios plurales o demo-
cráticos. Estos principios se reflejaron en el siguiente grupo llamado de objetivos, ya que
se habló de objetivos desarrollados en función de las necesidades de sus agremiados, nece-
sidades que a su vez aparecían con un fuerte componente de tipo económico productivo.
Un tercer grupo se vincula a los anteriores, pues trata de resaltar “la unidad” como un
medio comprobado para conseguir mejores resultados en favor de sí mismos. Gremios uni-
dos serían capaces de negociar con el Estado, cuarto grupo, existiendo existen amplias
expectativas por poder desarrollar una política de diálogo o “concertación”, pues las expe-
riencias del pasado les mostrarían que sólo cuando ha habido entendimiento entre gremios
y Estado, se han producido buenos resultados. Destaca en este sentido la misma discordan-
cia encontrada antes en las encuestas a productores: se reclama un Estado que promueva
más, que apoye más, pero a la vez que no intervenga en el funcionamiento de los gremios,
que respete su “autonomía”.
El quinto grupo, denominado de fortalecimiento organizacional, es probablemente el que
mayores opiniones recibió, también en diversos sentidos, aunque dejan resumirse clara-
mente como la constatación que el fortalecimiento de las organizaciones y gremios de pro-
ductores está en función de los requerimientos o “demandas” de sus miembros, algo que
se vincula al grupo de objetivos, especificándose aún más la parte económico productiva:
prestar servicios productivos, asesoría técnica, promoción de agroindustria, financiamien-
to, autogestión o gestión empresarial, entre los más sobresalientes. Estos servicios son de
vincular a su vez con una experiencia previa de baja representatividad y poca capacidad de
gestionar sus propios gremios, por lo que todo esto viene acompañado de la necesidad de
fortalecer la preparación de los dirigentes en gestión, así como el “liderazgo”, que se en-
tiende deberían acompañar a la parte de principios mencionada como grupo inicial.
41
En los talleres realizados con productores y dirigentes de base, en las zonas visitadas,
no se recogieron testimonios tan vastos como los anteriormente mencionados, sino más
bien otros con carácter específico, referidos al trabajo a veces de organizaciones muy pe-
queñas o de otras experiencias no propias, pero que ellos habían podido observar y desea-
ban mencionar. Sin ser algo muy frecuente, aparecieron algunas referencias sobre el sur-
gimiento de sus organizaciones como un momento importante para sí mismos, pues fueron
resultado de un esfuerzo o trabajo colectivo, de “la unidad”. Junto a ello se dieron una
serie de comentarios sobre experiencias en la estructuración y el funcionamiento de sus
organizaciones, en especial lo que tiene que ver con aspectos que permitieron fortalecerse.
Uno de los más importantes parece que es el haber tenido “buenos dirigentes”, adecuada-
mente capacitados.
Resalta dentro de aquello, sin embargo, que no acentúen tanto la parte de confrontación,
que ahora podríamos llamar “gremial clásica”, sino aquellas experiencias vinculadas a la
legitimación o el sustento social que puedan encontrar en tanto realizan actividades bien
vistas por sus miembros. Estas experiencias son entonces relacionadas sobre todo a activi-
dades que inciden en la parte económico productiva, esto es que les han permitido mejorar
su producción y sus ingresos, como: todo lo que es capacitación, incluido en gestión; mejo-
ramiento de los recursos (agua y tierra); transferencia y uso de nuevas tecnologías; manejo
crediticio; agroindustria y hasta agroexportación. Paralelo a estas actividades se mencionó
bastante también las que tienen que ver con comercialización, resaltando los mejores resul-
tados obtenidos al haber comercializado conjuntamente. Las experiencias que fortalecen el
gremio y que no fueron de aquel tipo son escasas y siempre tan específicas, que de alguna
manera se vinculan a su actividad principal para la reproducción, como por ejemplo la de-
fensa de los recursos (tierra y agua).
Interesantemente, junto a una larga mención de buenas experiencias en todo lo que es pro-
ducción, servicios productivos y comercialización, aparecen algunas menciones a las bue-
nas relaciones entre sus organizaciones y organizaciones externas, como ONGs u organis-
mos públicos, que les brindan el “apoyo” necesario, en algunos casos calificado como el
único con el que contaron para realizar sus actividades, razón por la cual consideran que el
trabajo con estos organismos no sólo debe continuar, sino que exigen se mejore en el futu-
42
ro. Si bien es cierto que esta última mención no aparece con la fuerza ni frecuencia sufi-
cientes, no debe dejar de ser relacionada con la tendencia de pensamiento que se rastreara a
través de las entrevistas individuales, esto es la existencia paralela de esfuerzos por lograr
fortalecerse como organización junto con el reclamo por intervención de entes externos
que les brinden beneficios a través de relaciones de clientela.29
Pensado en términos de un simple cálculo “racional” de oportunidades, aquella alternativa
no aparentaría ninguna incoherencia sino resulta más bien perfectamente comprensible,
dado que los productores se encuentran en una posición de debilidad e intentan obtener
resultados por diferentes vías (estrategias múltiples). Las consecuencias de este tipo de
comportamientos dispares son, sin embargo, difíciles de prever, pues pueden ir desde un
fortalecimiento de las capacidades de acción de las organizaciones, hasta una mayor de-
pendencia de agentes externos. Esta idea será un eje central de reflexión de aquí en adelan-
te.
4.2 Balance propio: ¿cómo ven a sus organizaciones actualmente?
Productores: del cómo aceptar su realidad
Tal como se dijera en el subcapítulo anterior, los productores manifestaron durante las en-
trevistas que en su mayoría pertenecían en aquel momento a algún tipo de organización de
productores agropecuarios. Aquellos pocos que dijeron no pertenecer a organizaciones casi
no desearon opinar al respecto, obteniéndose sólo dos ideas como argumentación: que la
gente se organiza sólo para pedir crédito, habiendo muchos controles para conseguirlo, en
el sentido de hacerlo muy difícil; o que no sabía que había organizaciones.
Para los que sí se encontraban organizados, fue posible establecer tres grandes grupos entre
nuestros entrevistados: a) los miembros de comités o asociaciones de productores, b) los de
29 Sólo para el caso de los dirigentes de las rondas campesinas norteñas es posible afirmar que esta reflexión no es válida, pues fueron los únicos que proporcionaron una idea algo más clara de “autonomía” gremial respecto a agentes externos.
43
organizaciones de riego y c) los de las nuevas ECOMUSAs, representando estos en con-
junto a la gran mayoría. Se entrevistó también a algunos miembros de grupos de trabajo
formados para recibir apoyo de proyectos externos, aunque a muy pocos miembros de clu-
bes de madres, de comunidades campesinas y de empresas. Por otro lado, casi todos mani-
festaron sólo una membrecía, a pesar de conocerse que pueden pertenecer a dos o hasta
tres organizaciones. Por ejemplo, las organizaciones de regantes y las comunidades campe-
sinas, en donde existan, suelen tener un carácter casi universal para el caso de los produc-
tores agropecuarios asentados en el lugar. Sin embargo, se mencionó sólo a una de estas,
estando presente en su reacción en primer lugar otro tipo de organización, probablemente
de creación más reciente. En cualquier caso, si en el transcurso de la entrevista tuvieron en
mente sólo a una de estas organizaciones o si se entendía lo que es organización en conjun-
to, es algo sobre lo que, con la evidencia encontrada, no resulta posible extraer una conclu-
sión suficientemente clara.
Inmediatamente después se conversó sobre las razones por las cuales se encuentran organi-
zados en este momento. Al respecto se presentó, nuevamente, una fuerte tendencia a hablar
de causales vinculadas a todo lo que son áreas económico-productivas: manejo del recurso
agua, comercialización y gestión del crédito por delante, pero también la técnica para au-
mento de la producción y prestación de diferente tipo de servicios. En general, hay algunas
menciones sobre los beneficios que les trae trabajar en forma “recíproca” o lo que ellos
llaman la “ayuda mutua”. Es de resaltar, sin embargo, que paralelo a estas razones para
estar organizados apareció una identificación de la existencia de la organización con la
necesidad de gestionar “apoyos” ante organismos externos. De esta manera, el que hablen
con cierta claridad de organización como trabajo mancomunado o coordinación para la
producción, no debe llevar a colegir que se sea igualmente conciente de la necesidad de ser
capaces de gestionar su propio destino. Esto último se vincula directamente a los hallazgos
mencionados en el subcapítulo anterior y que ya fueran comentados, hasta donde la infor-
mación lo permite, al término de aquel.
Por último, encuentro importante no dejar de mencionar que siempre hubo un par de per-
sonas que no supieron dar razón específica sobre su motivación para organizarse, en una
actitud que podría describirse como excesivamente pasiva. Además, se hallaron muy pocas
44
respuesta negativas o pesimistas cuando se trataba este mismo tema. Algunas de estas
ideas se entremezclaban con las motivaciones positivas anteriormente mencionadas, como
cuando afirmaban que la organización es buena, pero que no les trae ventajas el ser diri-
gente: es “un sacrificio”. Solamente una vez se llegó a identificar a un productor que acep-
taba estar presente en la organización, pero que encontraba que esta había fracaso en sus
objetivos.
Dirigentes: economía con “apoyos”
Con los dirigentes entrevistados se conversó algo más en detalle sobre las características
actuales de las organizaciones en las que ejercen sus cargos, de manera que se pueda con-
tar con alguna información que permita acercarnos a aspectos que no aparecen a través de
los otros instrumentos. De esta manera, empezamos con la parte física de la organización:
expansión territorial y afiliación. Para ambos datos aparece que poco más de la mitad de
las organizaciones son de carácter local y el resto son regionales, pero máxime de nivel
provincial o de cuenca, sólo una fue de nivel departamental y la misma pertenecía a una
organización nacional. Este dato iría en sentido similar a las descripciones que se hicieran
en el Capítulo 3, cuando se intentó hacer una recuento con fuentes secundarias sobre la
evolución actual de las organizaciones de productores agropecuarios, esto es el debilita-
miento absoluto de las organizaciones o gremios de mayor alcance territorial y el fortale-
cimiento y/o la aparición paralela de una gran cantidad de organizaciones muy pequeñas
con fuerte raigambre local.
Luego se pasó a ver lo que es estructura organizativa formal en sus organizaciones y el
funcionamiento de esta. Al respecto se encontró que la gran mayoría de organizaciones
tienen una “junta directiva” de tipo convencional, esto es con presidente, vicepresidente,
secretario, tesorero y vocales. Algunas veces hay algún cargo adicional, como por ejemplo
el fiscal, y hubo inclusive quien resaltó su rol de control en el actual momento. Pocos eran
los que de motu propio hablaban acto seguido de una asamblea de miembros o de delega-
dos. Al parecer las asambleas existen efectivamente en todas, pero los dirigentes no las
tienen en cuenta en primer término en tanto la expresión del funcionamiento de la organi-
zación, sino da la sensación que preferirían reducir este funcionamiento a las reuniones de
45
la junta directiva, lo cual, eventualmente, podría estar indicando una tendencia a la concen-
tración de responsabilidades o simplemente del poder en estar organizaciones.
Cuando se conversó sobre la regularidad en las actividades tanto de junta directiva como
de las reuniones masivas tipo asamblea apareció una mayoría de visiones bastante positi-
vas, indicando que estas no sólo se realizan regularmente, sino con frecuencia en forma
extraordinaria para atender cuestiones de importancia o de urgencia, lo que indicaría una
actividad organizacional bastante normal y podría ser señal más bien de participación. Pa-
ralelamente, sin embargo, aparecieron algunas pocas opiniones de dirigentes relativizando
el funcionamiento de los órganos de gobierno de la organización, al afirmar que vienen
siempre menos del 100% de miembros o que funcionan sólo parcialmente, ya sea por falta
de experiencia o de interés. No ha sido posible recopilar suficientes testimonios como para
poner a prueba estas últimas afirmaciones, a pesar de lo cual me parece importante señalar-
lo como algo que debe seguir evaluándose con la debida preocupación, pues de ello puede
depender la capacidad real de autogestión de estas organizaciones.
En cuanto a las actividades que ellos priorizan dentro de su organización30, incluyendo la
forma como se llegó a esta priorización a través de la evolución programática de sus orga-
nizaciones, destacó con mucha claridad todo lo que vendría a ser el área de producción,
pero no sólo en lo agropecuario, incluido el riego, sino se habló también de ampliación a
otras áreas productivas, mencionándose por ejemplo forestería, apicultura, artesanía y pro-
cesamiento agroindustrial. No se puede afirmar que esto se trate de una generalización,
pero sí estuvo suficientemente presente como para ser observado, más aún si se ha com-
probado por otros medios las características mixtas de la economía campesina. Paralelo a
la parte eminentemente productiva, destacaron, aunque menos mencionados: la comerciali-
zación, la intermediación crediticia y la ejecución de obras de infraestructura (sobre todo
de riego).
30 Se intentó hablar en términos de experiencias del pasado, tal como fue descrito anteriormente para los talleres, sin embargo, otra vez no fue posible separar en su pensamiento de forma suficientemente clara pasa-do de presente, de manera que decidí presentar los resultados como algo que ellos asumen actualmente como sus principales actividades.
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Interesantemente junto con esta larga lista de actividades, sólo apareció una mención a la
capacitación de tipo empresarial y otra al avance en la parte empresarial administrativa. En
muchas respuestas no venía, en efecto, este tema en forma explícita, pero dejaban la sensa-
ción que algunos dirigentes ya están pensando en ello. Lo que sí fue mencionado algo más
frecuente y explícito, fueron actividades de representación, de defensa de sus derechos o
de sus recursos, que alguno llamo sus “reivindicaciones propias”, lo cual hoy en día y en
este tipo de organizaciones difícilmente puede estar vinculado a lo que antes se conoció
como las luchas del campesinado, sino más bien a sus requerimientos del momento, algo
sobre lo que ya se ha hablado repetidas veces.
Las experiencias realizadas durante el trabajo de campo y los testimonios recopilados per-
miten decir que lo propio de este momento sería más bien el reclamar apoyo de organiza-
ciones externas. Esto apareció reflejado en una idea manifestada al tratar estos temas y que
me parece central rememorarla: “nos ampliamos según las orientaciones que recibimos”.
Esta afirmación se refiere a la ampliación de actividades motivada por una ONG, que en
otros casos podía ser también un organismo público. Lo interesante es observan como, a
pesar de no haber encontrado testimonios masivos al respecto, junto con la descripción de
sus actividades y de la forma como estas evolucionan, aparecen regularmente agentes ex-
ternos cumpliendo algún rol.
Una forma de buscar explicaciones para todo lo señalado en los temas anteriormente trata-
dos, fue el conversar sobre las relaciones entre sus organizaciones y diferentes grupos de
actores en las regiones. Se empezó con los representantes del sector público agrario, en
donde apareció con mucha claridad el MINAG como interlocutor directo, aunque encontré
por pertinente diferenciar las opiniones en dos grandes grupos. Un primer grupo, ligera-
mente mayoritario, habla de buenas relaciones en general, añadiendo comentarios positi-
vos, como la intermediación del MINAG para: lograr programas a su favor y su ejecución
misma; la realización de actividades para capacitación; la distribución de insumos o el
fondo rotatorio; la organización de ferias; y contar con técnicos que van al campo, entre lo
que sobresale. La sensación que transmiten estas opiniones, sin embargo, es de mayor o
menor aceptación de un tipo de relación de clientela con el representante del Estado que
corresponda, lo que se traduce en la afirmación de un productor: “nos piden cumplir lo que
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el gobierno quiere, que estemos organizados”. Se desprendería de aquello que organizados
sí, pero para participar en alguna de las actividades antes mencionadas, no precisamente
por haber internalizado la necesidad de fortalecer la organización en sí misma.
El otro grupo que se puede diferenciar enfatizó más bien en las dificultades con los repre-
sentantes del MINAG, pues los sienten poco presentes en el campo, algunos dijeron inclu-
sive que están ausentes o que el MINAG ya no existiría: “está muerto”. Otros afirmaron
estar un poco más informados y dijeron que eso efectivamente es así, pero debido a que el
MINAG ha pasado a ser sólo “normativo”, quejándose que le hayan quitado recursos para
que pueda salir al campo. En general, queda la sensación que no hay precisamente una
crítica a los técnicos y funcionarios del MINAG, sino más bien un reclamo por mayor pre-
sencia, ya que necesitarían de su “apoyo”. Todas estas afirmaciones no serán contradicto-
rias con lo anteriormente encontrado, como aparentaría, sino probablemente reflejen una
realidad de irregularidad en el funcionamiento del MINAG: llega en forma bastante dife-
renciada a los diversos puntos de las áreas rurales, aún en una misma región, siendo tam-
bién de lo más heterogéneos los efectos e impresiones que causan sus actividades.
Siguiendo con representantes del sector público, los proyectos PRONAMACHCS y FEAS
fueron también mencionados algunas veces, obviamente sólo en las regiones donde estos
se encuentran presentes, señalando en cada caso las ventajas de sus componentes específi-
cos. Para PRONAMACHCS hubo más bien una determinada crítica por circunscribirse
demasiado en aspectos de conservación, lo cual haría además en forma algo burocrática.
La transferencia de conocimientos técnicos realizada por FEAS es vista en cambio genéri-
camente como útil y muy importante. Finalmente, fue mencionado el INRENA, aunque
sólo una vez y vinculado a la ejecución de un proyecto de promoción concreto. Otros or-
ganismos públicos no pertenecientes al MINAG aparecieron algunas veces mencionados, a
pesar de la especificidad de la pregunta, y siempre vinculados a determinado apoyo que
proporcionan: el PRONAA, algún municipio, el Ministerio de Salud o algún gobierno re-
gional.
El siguiente grupo sobre el que se les indagó si tienen relaciones, es el de dirigentes de
otras organizaciones o gremios de productores agropecuarios. En este caso quedó en claro
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que o no hay relaciones o estas son sumamente dispersas y poco frecuentes, pues se men-
cionaban con cierta dificultad. Esto se encuentra vinculado sin lugar a dudas a la debilidad
actual de las organizaciones de productores agropecuarios y específicamente de aquellas
de representación territorial mayor, que casi no activarían o no tendrían capacidad real de
llegar hacia los que vendrían a ser dirigentes de sus bases. En consecuencia, sólo aparecen
algunas menciones a las organizaciones de tipo local que existían en el mismo lugar, cuyo
detalle es similar a lo que fuera ya descrito en el Subcapítulo 3.1.
Acto seguido, y para finalizar, se trataron las relaciones con organizaciones privadas, en
donde muy pocos dijeron no tenerlas o desconocerlas. Antes bien aparecieron mencionadas
una gran diversidad de ONGs, aquellas que se encontraban trabajando en cada una de las
zonas visitadas. Sus comentarios dejan una impresión positiva sobre la presencia de las
ONGs en el campo, sobre todo por llevarles capacitación y determinados apoyos materia-
les que ellos requieren, destacando aquí el crédito y la parte técnico productiva. No apare-
cen comentarios directos sobre gestión y administración de sus unidades de producción,
tampoco se habló de comercialización, a pesar de ser temas que suelen flotar actualmente
en el ambiente y no se puede negar que sus comentarios dejan una mención implícita de
todo ello. En adición a lo dicho, aparecieron un par de referencias a relaciones con empre-
sas privadas, pero a diferencia de las relaciones con ONGs, se trata ahora de vínculos emi-
nentemente mercantiles (crédito, comercialización), que aparentan haber sido satisfactorios
para ambas partes. No es posible saber si algún día será posible hacer una separación entre
el tipo de relación que establecen con organizaciones privadas de promoción, apoyo o
“asistenciales” y la relación de tipo más bien comercial que establecen con las empresas,
pero por el momento no se puede afirmar que aparezca en el horizonte de pensamiento de
los dirigentes.
Contrastes al hablar en grupo: las dificultades para un balance
Durante los talleres resultó bastante difícil tratar el tema de la autoevaluación de sus pro-
pias organizaciones, probablemente debido a los esfuerzos que hacían los presentes por dar
a entender una buena imagen frente a los demás. Se esperaba, en este sentido, que la pre-
sión de los asistentes ayudara a sincerar las expresiones, pero lo que se conseguía con más
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frecuencia era un “cómplice” silencio común. Fue necesario entonces motivar especial-
mente a los participantes para que se acercaran lo más posible a la realidad, a pesar de lo
cual encuentro que se lograron resultados que deben ser considerados como iniciales y
sujetos a verificaciones posteriores.
Para efectos de la autoevaluación se les pidió a los presentes que reflexionaran sobre 10
criterios evaluatorios propuestos por nosotros, más un último campo con criterio libre.
Luego, se les pidió que decidieran dar una sola respuesta para cada uno de los criterios, ya
sea positiva o negativa, según los resultados o características que encontraba en su organi-
zación. Bajo este procedimiento, las respuestas no podían ser individuales sino de todos los
representantes de cada organización presente.
Empezando por el taller con dirigentes nacionales en Lima, se encontró una cierta ten-
dencia a optar por el campo positivo para buena parte de los criterios, salvo para el criterio
“situación económica”, en donde más bien casi la totalidad aceptó encontrarse en situacio-
nes que van desde regular hasta muy mala. Las discusiones al respecto indicaron que las
organizaciones, independientemente de la legitimidad que realmente posean, aceptan su
incapacidad para recolectar fondos de sus miembros o de sus bases. Al parecer, algunos
dirigentes estarían más bien pensando en llevar a cabo medidas en favor de sus agremiados
haciendo uso de recursos externos, ya sea de cooperación internacional o del Estado, pues
esto es algo que se encuentra con bastante claridad cuando tratan los criterios sobre “capa-
cidad de propuesta” y sobre “poder de negociación”: una mayoría y un poco más de la mi-
tad, respectivamente, aceptan tenerlos ya sea con el Estado o con organizaciones privadas.
Lo que no quedó suficientemente claro, ni siquiera en la discusión, es si se refieren a esto
como algo positivo, en favor del fortalecimiento organizacional, o implica más bien ten-
dencias a establecer relaciones cortoplacistas de clientela a un nivel muy alto.
En cuanto a criterios para evaluar el funcionamiento de la organización, se trataron varios.
Empezando con la “representatividad”, también sólo en poco más de la mitad de las orga-
nizaciones sería aceptable, en el resto habría dificultades, que, aparentemente, deberían
vincularse a los criterios “capacidad de convocatoria”, “participación de afiliados” y “ten-
dencia del número de afiliados”. Sin embargo, en estos tres últimos aparece una ligera me-
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jor evaluación, lo cual resulta difícil de explicar con las ideas recopiladas, a pesar de lo
cual se puede intuir que las organizaciones nacionales no están relacionando la idea de
representatividad con los efectos o reacciones positivas que su accionar genera en sus ba-
ses reales o potenciales, sino que asumen aún una cierta idea formal sobre todos estos te-
mas. Sin lugar a dudas, las organizaciones más golpeadas por la deserción de miembros
fueron las más críticas con sigo mismas, a pesar de lo cual queda siempre la impresión que
en estos puntos es necesario todavía trabajar mucho en los comportamientos no concientes
de los dirigentes, algo que ya se mencionara anteriormente.
Referido a funcionamiento se evaluaron todavía dos criterios. Uno fue “rotación en los
cargos dirigenciales”, poniendo algo de énfasis en la inclusión de jóvenes y de mujeres.
Aquí se manifestó otra vez un poco más de la mitad por una adecuada rotación y por la
inclusión sobre todo de jóvenes en las directivas; las alusiones a mujeres fueron mucho
menores. El otro criterio fue “relación entre dirigentes y sus bases”, apareciendo una am-
plísima mayoría eligiendo la opción positiva y señalando la existencia de una relación
“transparente”. Aquí es pertinente presentar los resultados de un tema conversado durante
las entrevistas a dirigentes, en donde se confirma que hay una tendencia a hablar de buenas
o muy buenas relaciones con sus bases, que hay “confianza”, “apoyo mutuo”, “cercanía”,
todo ello en un ambiente de aparente trabajo en conjunto. Solamente en dos situaciones se
habló de dificultades, poco mencionadas además: con los que no quieren devolver los cré-
ditos que gestionó la organización y con los que no pagan la tarifa de agua, para el caso de
las organizaciones de riego. Regresando a los dos criterios en tratamiento, todo indica que
son especialmente sensibles para los dirigentes en términos de justificar su presencia en el
cargo, de manera que no fue posible movilizar muchas ideas de crítica de parte de ellos,
cosa que se repetirá en los talleres en provincias.
El último criterio tuvo carácter libre, esto es que los dirigentes eligieron si había un tema
más sobre el que desearan hacer evaluación, apareciendo aquí nuevamente una amplísima
mayoría de opciones positivas. Si se habló de hechos reales o deseados, es algo que no
puede ser establecido a plenitud, pero sí reflejaban para ellos lo mejor que puede haber en
su organización o gremio en la actualidad, como: asumir los nuevos retos o nuevo rol, por
tanto el actualizarse, el modernizarse y en consecuencia el fortalecerse, todo ello aparen-
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temente atravesado por la idea de unidad, muy presente a lo largo de todas las discusiones.
La única idea negativa que apareció a contrapelo de todas las anteriores, acentuaba que
nada de aquello era posible debido a las tendencias de “politización” en el gremio, idea
que, como es propio del lenguaje coloquial, pone énfasis en la política partidaria, no tanto
en la acción política en términos genéricos.
Continuando con los resultados trabajados en los talleres en provincias, resalta en primer
término que la dificultad mencionada al principio de este punto se acentúa algo más. De
esta manera, son muy pocos o pocos los presentes que optan por evaluaciones negativas
para los criterios que se utilizaron y por tanto son pocos los casos en los cuales estas op-
ciones fueran mayoritarias. De esta forma, el criterio sobre “situación económica” acaparó
siempre la mayor parte de opciones negativas, pero sólo en dos talleres llegó a ser mayori-
taria la opción negativa. Las discusiones posteriores dejaron la impresión que, indepen-
dientemente de las opiniones expresadas explícitamente, este tema sigue siendo uno de los
que más preocupaba a los presentes, vinculándolo ya sea con la capacidad de gestión, con
la honestidad y/o con las contribuciones externas, dado el caso.
Por otro lado, la contradicción entre el criterio “representatividad” y los tres criterios mencio-
nados antes como teóricamente correlacionados positivamente (“capacidad de convocatoria”,
“participación de afiliados” y “tendencia a la afiliación”) no fue siempre del todo clara. Así,
el primer criterio fue calificado entre muy positivo y regularmente negativo, en tanto que
para los tres últimos (que siempre variaron en el mismo sentido) hubo algunas y hasta po-
cas opiniones negativas. En consecuencia, no se vio ningún caso en el que variaran uni-
formemente los cuatro criterios en un solo sentido, lo cual refuerza la conclusión antes
mencionada, esto es que la evidencia recogida no permite hacer apreciaciones más certeras
sobre el comportamiento inconciente ya no sólo de los dirigentes, sino también de los pro-
ductores.
En aquel sentido, un tema tratado muy rápidamente durante las entrevistas a dirigentes
puede servir de complementación, esto es las razones por las cuales los potenciales miem-
bros se niegan a tomar parte en las actividades de su organización. Fue muy difícil motivar
comentarios sobre este tema, por lo general se empezaba con un largo silencio y luego se
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decían ideas no relacionadas entre sí. Lo único que pudo sacarse en claro, en consecuencia,
es que en principio intentan afirmar que (tal como en los talleres) hay una buena participa-
ción, pero se acepta que no faltan los que no estén de acuerdo. A aquellas personas discor-
dantes se les atribuyó razones vinculadas al poco interés mostrado por los beneficios que
puedan obtener de la organización (“no les conviene dicen”), por que no quieren pagar
cuotas, por que no creen en lo que se hace o por que no quieren trabajar sin remuneración
monetaria, existiendo en muchos casos desconocimiento. Respecto a la no conveniencia o
falta de interés, es interesante relatar un caso en el que se explicó que los productores de
mayor status no quieren participar y que los demás productores están esperando que se
distribuya algo para hacerlo.
Regresando los talleres, para el resto de criterios (referidos al funcionamiento orgánico de
las organizaciones y a sus vínculos con el exterior) hubo una visión de mayor o menor op-
timismo. Estos resultados, sin embargo, no serían suficientes como para afirmar que las
organizaciones participantes en los talleres se reconocen como entes suficientemente forta-
lecidos, lo cual sigue siendo difícil de establecer, a pesar de haber observando las discusio-
nes durante las dinámicas. Lo que parece haber primado es más bien la juventud de mu-
chas de las organizaciones en las que estaban asociados los participantes, algo que ya se
vio en el subcapítulo anterior. En la medida que son relativamente jóvenes o que en la co-
yuntura más o menos reciente se han visto fortalecidas, da la impresión que sus miembros
buscan todavía algo que les dé energías morales para seguir trabajando, a pesar de las po-
sibles dificultades por las que puedan atravesar y sobre lo que prefieren por ahora no pro-
fundizar.31
En cualquier caso, una prueba más del proceso de desestructuración a niveles de organiza-
ción superior por el que se está atravesando, apareció cuando hubo que evaluar el criterio
“relación con la dirección nacional”: una buena cantidad no respondió, pues no se encuen-
tran afiliados a ninguna organización o gremio de carácter nacional, y aquellos que sí res-
pondieron lo hicieron manteniendo ciertas reservas, no habiendo por tanto una evaluación
31 Respecto al criterio sobre “rotación de cargos directivos e incorporación de jóvenes y mujeres”, si bien es cierto que sigue la tendencia relatada en este párrafo, es importante especificar que de nuevo los jóvenes aparecieron mencionados algunas veces, pero sobre la mujer o se aceptó que no ha sido incorporada o sim-plemente no se tocó el tema.
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tan claramente positiva para este criterio, como sí lo fue para la mayoría de los anteriores.
Y finalmente, el último criterio libre muchas veces no fue respondido, encontrándose para
aquellos que sí respondieron que las menciones eran bastante simples, habiéndose concen-
trado una buena parte en el fortalecimiento de relaciones con otras instituciones, en unos
casos nacionales, en otros internacionales, aunque no faltaron los que hablaron de la parte
gerencial. Al parecer, las relaciones interinstitucionales fueron vinculadas a la obtención
de apoyo y de recursos externos, antes que a las coordinaciones entre organizaciones de
productores. En cuanto a las ideas negativas, se quejaron de la mala administración que
han tenido algunas organizaciones, pero también de la falta de presencia del Estado en el
campo.
4.3 Proponer hoy en función del futuro
El productor directo y sus requerimientos
Durante las entrevistas con los productores se fueron perfilando en todo momento ideas
respecto a lo que hay que hacer o empezar a hacer para atender sus requerimientos en el
campo de la organización. No siempre se pensaba en términos del accionar propio, sino
también como aquello que otros tienen la obligación de venir a hacer por ellos. A pesar de
esto último, se delinearon algunas tendencias de pensamiento bastante marcadas, que han
venido siendo descritas en los subcapítulos anteriores y que se vieron reforzadas cuando se
les planteó un tema específico al respecto.
De esta manera, sobresalieron claramente tres grupos de ideas. Para el primer grupo se
tuvo en cuenta menciones diversas, aunque el pensamiento general se puede resumir en el
énfasis por la parte económico administrativa, todo aquello que les puede permitir adminis-
trar mejor sus “empresas”, aunque considerando algunos la parte humana dentro de ello:
trabajar con una gerencia, mejorar la capacitación de dirigentes. Igualmente destacaron las
siguientes menciones: hacer inversiones e introducir adelantos técnicos, manejar mejor la
comercialización y la parte financiera (créditos), para lo cual a su vez es necesario tener
personería jurídica.
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Aquella sería una opción que acentúa más el adelanto en sus propias capacidades para ges-
tionar mejor sus organizaciones. La opción que aparece en segundo lugar indica algo que
cabría dentro del mismo razonamiento, aunque resalta con claridad la necesidad de fortale-
cer la organización como ente de representación, de “defensa de sus derechos”, añadién-
dole algunos a aquello, que para lograrlo se requiere a su vez “más conciencia” y “hones-
tidad”, menos “egoísmos” y “no politizarse”. Las vinculaciones entre ambas opciones
vienen por el lado de los requerimientos económico-productivos del productor agropecua-
rio, que son siempre reconocidos. La diferencia reside en que mientras en la primera hay
casi una concentración absoluta en la organización para el apoyo a la producción, en la
segunda la organización debería guardar algo así como un equilibrio entre lo económico
productivo y la función de representación social y política.
La tercera opción que aparece con nitidez en las entrevistas enfatiza siempre la necesidad
de estar unidos o de unirse para trabajar en conjunto temas de especial preocupación para
todos en el ámbito productivo. Sin embargo, inmediatamente después pasan a dejar en cla-
ro que su enfoque para la acción no se dirige hacia el fortalecimiento interno de sus orga-
nizaciones, sino más bien a buscar “apoyos”, “gestionar”, “hacerse sentir” ante las auto-
ridades, lo que les permitiría obtener resultados y de esta manera acercarse a aquel fortale-
cimiento. Algunos llegan inclusive a afirmar que a ellos les falta muchas cosas, entre otras
los conocimientos, para poder emprender acciones por su cuenta, razón por la cual recla-
man el concurso de agentes externos “que les vengan a decir cómo” hacer las cosas. De
todo lo observado es posible sacar la conclusión que esta opción maneja una visión asis-
tencialista más clara. Por lo demás, en base a los testimonios recogidos no resulta posible
separar claramente esta de las dos opciones antes mencionadas.
En términos de estructuración de sus organizaciones aparecieron algunas ideas que atravie-
san las tres opciones antes descritas y que encuentro pertinente no dejar de señalar. Por un
lado se habló de tener organizaciones que consideren divisiones territoriales representati-
vas de la realidad, pues así se coordina mejor y se conocen mejor, todo lo cual está vincu-
lado al factor confianza, aunque no fuera así mencionado. Por otro lado, se hizo referencia
a las asambleas dando la sensación que estas no existieran, cuando en prácticamente todas
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las organizaciones están formalmente instituidas. Probablemente estas referencias indiquen
más bien que las asambleas no son todo lo democráticas que pudieran ser, parte de lo cual
a su vez podría estar vinculado a la necesidad, ya señalada, por tener buenos dirigentes,
“que nos lleven al progreso”.
El dirigente y sus apremios
La división tan específica entre tres grupos, que se acaba de ver, no apareció cuando los
dirigentes empezaron a reflexionar sobre el futuro de sus organizaciones. Más bien quedó
en claro una sola idea, esto es la necesidad de incidir en todo lo que sea empresa y admi-
nistración, incluyendo tanto asesoría en gestión como prestación de servicios para la pro-
ducción y comercialización, dentro de lo cual son de destacar tres áreas específicas que
fueron nombradas: trabajar en agroindustria, en agroexportación y en información de mer-
cado. Paralelo a este tema empresarial, hubo algunos que hablaron del desarrollo autosos-
tenido de sus organizaciones, dando a entender que todo lo que se hagan deber ser un logro
suyo, evitando el “asistencialismo”, o los “regalos”. La organización a fin de cuentas
tendría como fin el hacer valer sus derechos, “hacerse oír”, frente interlocutores externos,
sean representantes de organismos públicos o privados. Aquí interesantemente alguno
afirmó en tono crítico que no deben vivir “a merced de las ONG”.
Estas opiniones, que acompañan de manera diversa a buena parte de opiniones vinculadas
a lo estrictamente empresarial, fueron resumidas de una forma bastante lúcida por uno de
los entrevistados, al aceptar que deben “modernizar” sus organizaciones, pero sin dejar de
ser un gremio, se trata por tanto de “adaptarse” y no de destruir sus “lazos culturales”.
Finalmente, me parece importante no dejar de mencionar una opinión que apareció muy
poco, aunque es similar a la vista en las encuestas a productores, me refiero a la idea de la
organización por niveles, escalas o por productos, esto es lo más localizado o especializado
posible.
Aun teniendo en cuenta todas las ideas críticas vistas anteriormente y considerando dife-
rentes formas en que pueden estar vinculadas a una reestructuración gremial en el sentido
productivo, encuentro que los testimonios recopilados son todavía insuficientes como para
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hablar de una tendencia clara en el comportamiento de los dirigentes. En primer lugar, de-
bemos observar que se trata en su mayoría de dirigentes de organizaciones recientes, pe-
queñas y localizadas, con escaso alcance regional y un fuerte impulso proporcionado por
acontecimientos del más corto plazo. Luego, las opiniones mencionadas permiten resaltar
los puntos más altos en sus reflexiones, los cuales no nos pueden indicar que la reflexión
regular dentro de las organizaciones sea de estas características. Lo que sí se puede afirmar
es que estamos viviendo un proceso abierto, cosa que nos llevará máxime a concluir que
queda mucho por explorar antes de poder hablar de desenlaces definitivos.
El futuro visto grupalmente
El contenido de la última dinámica dentro del taller sobre organizaciones debió tratar el
tema del futuro en términos proyectivos, esto es motivar un esfuerzo de proyección hacia
el futuro de los participantes, para que se imaginen cuál es la organización ideal que ellos
quisieran tener hacia el futuro y en función de esas ideas, delinear qué es lo que deben em-
pezar haciendo el día de hoy. Los resultados presentados hasta ahora tanto como experien-
cias del pasado como sobre evaluación del presente, han empezado ya a tratar indistinta-
mente mucho de lo que se esperaba viniese recién en esta última dinámica, razón por la
cual se producirán ciertas repeticiones, que irán siendo comentadas y sobre todo serán ana-
lizadas en conjunto en el siguiente capítulo de conclusiones.
Presentaré primero, como ya se hizo antes, los resultados del taller con dirigentes nacio-
nales en Lima y luego los de provincias. En Lima se trabajó en forma muy rápida una pre-
gunta proyectiva a partir de la cual fue posible establecer varios grandes grupos de ideas,
que presentaré tratando de reproducir un orden correlativo, a pesar que los participantes no
establecieron priorizaciones al respecto. En primer lugar es de mencionar el grupo con la
idea de la “unidad gremial”, muy presente en los asistentes al taller y que inclusive se pue-
de afirmar era motivo de unanimidad. No se habló mucho del cómo lograr aquella unidad,
pero sí que implique democratización real y que considere de todas maneras una estructu-
ración por tipos de producto, podríamos decir algo así como lo que es todavía la ONA,
pero no se tocó el hecho en términos de modelo exitoso o fracasado, sino como sugerencia
genérica.
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Se espera que si la futura gran organización o gremio de todos los productores agropecua-
rios es debidamente democrática, “plural”, tendrá “poder de decisión”, “capacidad de
convocatoria y negociación” así como de “movilización”, temas en los que no fueron lo
suficientemente críticos con sigo mismos durante la dinámica anterior, pero al parecer es
un área en donde hay, en efecto, dificultades serias y se piensa que una organización surgi-
da bajo otros criterios pueda precisamente superarlas. Más aún, el poder de negociación se
debería traducir en ser reconocidos por el Estado y en obtener el apoyo y la representación
esperados, temas en los que tampoco fueron antes tan críticos como probablemente debi-
eran serlo.
Un siguiente grupo muy importante es el de la situación económica de las organizaciones,
pues se afirma que deben ser capaces de alcanzar la autonomía económica e inclusive lle-
gar a ser sujetos de crédito, se entiende para gestionar créditos en favor de sus asociados.
El problema económico parece ser entendido y reconocido en todos sus alcances, pero no
hay suficiente claridad sobre cómo organizar una economía sólida, salvo sus vinculaciones
a la capacidad gerencial de las organizaciones, en especial cuando se decía que debían
formar “líderes honestos” y “con capacidad”.
El grupo de servicios para el productor es sin lugar a dudas de resaltar, pues fue algo sobre
lo que se habló mucho, tal como ya había venido sucediendo también durante las encues-
tas, a pesar de lo cual no alcanzó el nivel de especificidad que tuvo en aquellas. Ahora se
mencionó algunos rubros generales: la capacitación (inclusive en propios centros educati-
vos), la comercialización, la investigación y la transferencia de tecnología. Como parte de
este tema de servicios puede ser considerado un grupo sobre servicios sociales, esto es el
ocuparse del bienestar familiar de los productores o el fomentar la participación de la mu-
jer, lo cual no había sido mencionado con esa especificidad en las encuestas.
En los talleres de provincias la pregunta para esta dinámica acentuó un tanto más la idea
de lo que se hace hoy en función de lo que se desea lograr en el futuro. Los resultados, tal
como se dijera al empezar, repiten mucho de lo dicho hasta el momento, razón por la cual
intentaré más bien entresacar todo aquello que pueda ayudar a formarse alguna mejor idea
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sobre lo que piensan los productores y sus dirigentes. Así, en estos talleres no sobresalió
tanto la noción de organización para ocuparse del área económico-productiva y del tema
de la gerencia económica. Se dijo sin lugar a dudas mucho al respecto, pero la sensación
que dejaron las conclusiones de estas dinámicas es que se colocaba por delante la fortaleza
de una organización mejor estructurada, con líderes legitimados y con capacidad de nego-
ciación, viniendo recién luego la parte de actividades en el área mencionada.
Otra área de actividad que resalta en los planteamientos trabajados fue la relación de la
organización con organismos externos, diferenciando algunas veces entre públicos y pri-
vados. Hay claramente un mayor reclamo para que el Estado esté más presente, más cerca-
no a sus organizaciones y no deja de mencionarse que brindando más “ayudas”. No obs-
tante, aparece en forma paralela otra vez, y tal como ya se había visto antes en las encues-
tas (aunque da la sensación que con más énfasis), la idea de un manejo competente de sus
organizaciones frente a los agentes externos. Las discusiones que acompañaron todas estas
presentaciones permitieron generar una imagen un poco más clara del tipo de vínculo que
se establecería entre ambos planteamientos aparentemente contradictorios. De esta manera,
luego de algunas cavilaciones al respecto, es posible afirmar que la tendencia al compor-
tamiento “reivindicacionista”, con un fuerte carácter clientelístico, es lo que sería predo-
minante aún en los productores agropecuarios. Predominar no significa, sin embargo, que
eliminen comportamientos o acciones orientadas a fortalecer sus propias capacidades, sino
que sus reflexiones referidas a opciones de comportamiento, algo sobre lo que ya se habló
antes, darían como resultado que todavía pueden obtener más de las relaciones de clientela
que establezcan con organizaciones externas. Por tanto, se organizan antes en función de
estos apoyos inmediatos, que de lo que puedan pensar, implementar y hasta negociar al
mediano plazo desde organizaciones más fuertes y mejor dirigidas.
Se trata, sin lugar a dudas, de una reflexión a partir de ideas complejas y aún confusas,
razón por la cual lo anterior no puede ser tomado como una conclusión definitiva, sino
como una forma de empezar a entender un poco mejor lo que sucede. Por eso mismo es
necesario mencionar simultáneamente otras ideas que también aparecieran en estas diná-
micas y que pueden ayudar a ampliar aún más el panorama para el análisis.
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De esta forma, se tocó varias veces el tema de la “unidad gremial”, tal como fuera men-
cionado para el taller en Lima, pero en estas ocasiones se habló sobre todo de unidad re-
gional o departamental. Prácticamente no fue posible encontrar ideas de unión a nivel na-
cional. Esto último no tiene por que ser negativo en sí mismo, sino es más bien un indica-
dor adicional de lo regionalizadas y hasta localistas que pueden ser actualmente las organi-
zaciones de productores, sin que sus miembros logren alcanzar una perspectiva de organi-
zación a un nivel territorial mayor. También es de resaltar que dentro de la unidad se seña-
ló la necesidad de mantener divisiones por territorios o especialidades, dado el caso, algo
que igualmente se mencionó antes y que sigue siendo de vincular con la necesidad de los
productores por conocerse mejor entre sí mismos, desarrollar rápidamente lazos de con-
fianza y evitar así el riesgo de caer en malos manejos.
Otro tema tocado muchas veces fue el de la capacitación, tanto organizada por ellos mismos
como traída de fuera, y en áreas de lo más diversas, sobre todo en gestión para la organiza-
ción y para sus empresas, pero también en el campo técnico productivo. El tema de la capaci-
tación suele estar muy presente en los reclamos de los productores como si fuera un vehículo
ineludible para poder alcanzar mejoras. Si bien es cierto que capacitándose se puede lograr
aquellas mejoras, no parece que se esté diferenciando suficientemente entre saber más y estar
mejor capacitado para usar lo que se sepa. Este sería un indicador interesante sobre qué tanto
avanzan los productores en sus esfuerzos por constituir organizaciones más “modernas”.
Finalmente, no es menos importante señalar que en los talleres aparecieron repetidas veces y
de diferentes maneras dos ideas siempre importantes: la necesidad de asegurar la sostenibili-
dad económica de sus organizaciones y la referencia a las capacidades de los dirigentes. Hay
una valoración muy grande no sólo sobre sus conocimientos, de lo que se habla junto con el
tema de capacitación, sino también de sus capacidades humanistas: ser honestos, ser buenos
líderes, saber dirigir al grupo, son ideas sobre las que se discute con cierta insistencia. Asegu-
rando dirigentes honrados se esperaría no sólo un buen manejo económico, sino una gestión
en favor de la economía de la organización. Se podría hacer un esfuerzo vinculando estas
ideas con las expuestas al principio, esto es pensar en la posibilidad que un nuevo tipo de
organización pase a su vez por tener un nuevo tipo de dirigente, pues todo parece indicar que
es algo que ellos mismos verían como una tarea pendiente.
60
5. Conclusiones
Observando los dos capítulos precedentes, es posible darnos cuenta que se trata de una
presentación sencilla de los datos recopilados durante el estudio, ya sea primarios o secun-
darios, aunque junto con las descripciones se fueran adelantando ya algunos comentarios.
En adición a ello, fue posible identificar algunas ideas fuerza que se repiten sucesivamente
en los testimonios recopilados. El presente capítulo está pensado como una síntesis final de
todo lo dicho hasta ahora, recapitulando los elementos centrales de cada subcapítulo y bus-
cando realizar un último análisis, que permita a su vez extraer algunas reflexiones adicio-
nales. Se trata en efecto de reflexiones, algo que aún se encuentra en proceso de elabora-
ción, pues como ya se ha podido notar y se repetirá más adelante, la información recopila-
da no es suficiente como para dar nada por acabado.
Qué quedó de nuestra visión de las organizaciones agrarias en el Perú
La idea central que atravesó el intento por describir la situación actual de las organizacio-
nes y gremios de productores agropecuarios en el Perú, consistió en que cualquier esfuerzo
de aquel tipo debía tener en cuenta una línea divisoria en la historia social y política más
reciente de este país: por un lado, el período de fuerte agitación política que acompañó al
proceso de crecimiento del aparato público; por el otro, el período de sucesivo debilita-
miento y reducción drástica de aquel Estado, sin que desde la sociedad civil se atine a dar
señales claras de algún tipo de reacción. Dentro de todo ello, las organizaciones de produc-
tores agropecuarios de representación nacional jugaron el rol correspondiente. En el primer
período renacen, se organizan y fortalecen, en tanto que en el segundo período van per-
diendo fuerza y en lugar de reorganizarse empiezan a languidecer y sobrevivir en estado de
inercia y con muy poca iniciativa.
La presentación tan esquemática de estos hechos puede llevarnos a pensar en que se esta-
blece una relación causal entre actuación del Estado y respuesta de los actores sociales.
Esto es, mientras que hubo un Estado que necesitó de actores socioeconómicos organiza-
dos procedió a promover y hasta incentivar aquella organización, en tanto que cuando el
61
Estado pretende más bien abandonar la escena económica, deja a estos actores a su suerte,
los cuales a su vez son incapaces de accionar por sí mismos. Es innegable el importante
giro que se tiene lugar en el rol que juega el aparato público dentro de la escena social y
económica nacional, esto nos puede llevar, sin embargo, a establecer relaciones causales
lineales como la anteriormente señalada. Se trata más bien de procesos dentro de los que
son los actores, representantes del Estado32 y del sector privado productivo, quienes se
vinculan, ya sea llegando a acuerdos o desencontrándose, pero no dejan de accionar uno en
función del otro, razón por la cual antes que una condicionalidad unidireccional, lo que hay
es una interacción en ambos sentidos.
Esto último, que aparenta ser la conclusión de un largo tratado de ciencia política o de
economía política, no es tal, sino más bien el resultado de comparar las opiniones de per-
sonas vinculadas al tema y de los mismos protagonistas. Así, para ninguno de ellos es ca-
sualidad todo lo que sucede en el campo de la organización de productores agropecuarios,
sino clara consecuencia de los procesos que se viven y de la forma como los principales
protagonistas van optando por una u otra forma de comportarse. De esta manera, no es
posible afirmar que ni los organismos que representan al Estado en el área rural ni las or-
ganizaciones de productores agropecuarios hayan desaparecido. Mucho más cercano a la
realidad resulta afirmar que tiene lugar un reacomodo que acompaña algunas transforma-
ciones globales, en especial lo que se conoce genéricamente como la “modernización” del
área rural, concepto sobre el que ya se habló antes.
Para efectos de las actuales reflexiones, nos debe quedar en claro que al mencionar aquel
proceso de modernización se está pensando primeramente en la mercantilización acelerada
de las relaciones entre agentes económicos en el área rural, pero también en el surgimiento
de este tipo de relaciones entre áreas urbana y rural. La gran cantidad de nuevos pequeños
productores, que surgen no sólo de la minifundización sino de la parcelación de empresas
autogestionarias o del debilitamiento de la comunidad campesina, buscaran así en forma
más frecuente y profunda articular su subsistencia a través de mercados diversos, dando
como resultado a una también diversa plataforma de demandas. La manera como canalizar
32 Ver conceptualizaciones sobre Estado y mercado en el Capítulo 2.
62
estas demandas dará lugar a nuevas relaciones con otros agentes ajenos al campo. Lo que
surge ha sido considerado parte del proceso de “democratización” del área rural, en tanto
los productores aprenden a organizarse localmente y a presentar aquellas demandas ante
representantes de organismos públicos y privados. A su vez, en estos organismos y especí-
ficamente en los públicos, surgen diferentes maneras de vincularse con las nuevas organi-
zaciones que aparecen en el campo.
Es así como sucede lo anteriormente mencionado, que sociedad civil y Estado se rearticu-
lan a través de nuevos procesos y dan lugar otros resultados. En este sentido, no cabe aquí
hacer una presentación detallada de lo que sucede en el Sector Público Agrario y por ello
no nos hemos ocupado del tema. Baste repetir y enfatizar que el Estado no sólo no ha des-
aparecido del área rural, sino que se encuentra presente33 de otra manera, no necesariamen-
te nueva, aunque sí buscando fortalecer un tipo de productor al que se le llama “moderno”,
en contraposición al productor “tradicional” del pasado y que estaría en proceso de trans-
formación.
Lo que sí se hizo fue describir brevemente lo que sucede con los productores agropecua-
rios, presentando una suerte de clasificación de las organizaciones que surgen dentro de
aquel proceso. Luego de todo lo anteriormente señalado, vale la pena hacer un breve re-
cuento de estas organizaciones a la luz de los datos primarios presentados en el capítulo
anterior. Lo primero al respecto es recalcar que aquellas organizaciones de carácter nacio-
nal son las más debilitadas dentro de los procesos descritos, las que menos han podido res-
ponder a las demandas de sus bases en proceso de “modernización” y a los cambios en la
forma de trabajar del aparato público. Es por ello que no se trata del fracaso de lo que sim-
plistamente se conoce como “politización”, sino de su incapacidad para representar políti-
camente a aquellos productores que se afirmaba conformaban sus bases y menos para des-
arrollar una alternativa de representación de intereses de productores heterogéneos. De esta
manera, o han desaparecido o se ven atravesadas por lo que sucede en las que deberían ser
sus organizaciones de base con carácter regional o local, razón por la cual es pertinente
continuar el recuento mencionado con estas últimas.
33 Inclusive es probable que esta presencia sea ahora mayor en términos absolutos, lo cual, en cualquier caso, podría quedar demostrado o no a través de algún procedimiento cuantitativo.
63
Un primer gran grupo de organizaciones de productores agropecuarios estaría vinculado a
las actividades económico productivas y/o de comercialización, incluyendo aquí la transfe-
rencia técnica y también las actividades relacionadas al riego. Podría decirse inclusive que
estas organizaciones han surgido para enfrentar grupal o mancomunadamente dificultades
en aquellas áreas. Dentro de estas organizaciones habría que hacer a estas alturas una sub-
división importante: por un lado aquellas que surgen por propia iniciativa de sus miem-
bros34, y por el otro aquellas que surgen por iniciativa o incentivo de algún agente exter-
no35, siendo estas últimas muchas de las que se han podido observar.
El siguiente grupo está conformado por organizaciones que se componen fundamentalmen-
te del mismo tipo de productores agropecuarios, pero cuya motivación para formarse es
más bien el ocuparse de la protección de sus recursos, de la seguridad y la autodefensa,
razón por la cual no adquieren un carácter tan especializado como las anteriores, sino que
vendrían a ser organizaciones para la representación propiamente dichas. Esto último hace
que luego puedan asumir tareas en el área de producción, aunque siempre deban haberse
primero legitimado como defensoras de sus derechos. En tanto organizaciones que surgen
principalmente por iniciativa de los mismos agremiados y habiéndose ocupado de funcio-
nes que corresponden jurisdiccionalmente a otros organismos del Estado, han tenido repe-
tidas dificultades legales, lo cual no ha significado debilitamiento frente a sus miembros.36
Un último grupo que deseo mencionar en este breve recuento son las que llamaría organi-
zaciones para la regulación o coordinación socioeconómica a un nivel genérico, esto es que
se pueden ocupar de las tareas mencionadas para los dos tipos de organizaciones antes pre-
sentados, y de otras tareas, pero que lo hacen guardando su rol como organización de la
34 Comités para organizar la producción y/o comercialización en grupos pequeños, gremios de artesanos, entre otros. 35 Casi todas las asociaciones o comités de productores, especializados o genéricos, que se han observado. No siempre son tan pequeños y aunque suelen hablar de “autonomía”, sus actividades se encuentran signifi-cativamente vinculadas a actividades de promoción de agentes externos públicos o privados. 36 Las rondas campesinas, incluidas las femeninas, y los comités de autodefensa son los principales ejemplos en este grupo. Las primeras serían propiamente autónomas, en tanto que las segundas más dependientes de las autoridades políticas, salvo que surjan en una zona previamente bien organizada.
64
sociedad civil, procurando no entrar en conflicto con otros organismos y esforzándose por
mantener legitimidad frente a sus miembros.37
Desde la visión de los productores y sus dirigentes
La presentación de resultados de fuentes primarias realizada sobre todo en el Capítulo 4
abarcó una diversidad de ideas, a pesar que entonces ya hice serios esfuerzos por simplifi-
carlas y reproducirlas de manera resumida, buscando siempre no escapar al espíritu de los
testimonios recogidos. En cualquier caso, fue posible observar como se repetían una serie
de líneas maestras para cada una de las tres grandes áreas temáticas que fueron tratadas: las
experiencias del pasado en organización, la autoevaluación de sus organizaciones actuales
y lo que deberían hacer para lograr las organizaciones deseadas en el futuro. Es debido a
ello que encuentro pertinente hacer ahora un último recuento basándome en aquellas líneas
maestras, que de esta manera serían colocadas como las grandes tendencias de pensamien-
to encontradas en productores y dirigentes respecto al tema “organización”.
Empezaré por la “unidad” como principio básico, a pesar de no haber sido mencionada
explícitamente en repetidas ocasiones, sino que es sobrentendida en mucho de lo que se
dice. No se puede negar que los productores agropecuarios han llegado a la conclusión que
requieren de algún tipo de organización, de trabajo conjunto o coordinado a través de un
ente que les pertenezca y que tenga un carácter más o menos estable, para poder enfrentar
los diferentes tipos de dificultades por las que atraviesan. En cuanto dificultades a enfren-
tar, sobresale nítidamente todo aquello relacionado a lo que aquí he denominado genérica-
mente el tema económico productivo, haciendo referencia a los requerimientos de sus uni-
dades de producción, cosa perfectamente compresible tratándose de organizaciones de
productores agropecuarios y que llama la atención no haya sido identificado mucho antes
con la claridad suficiente por las organizaciones de carácter nacional.
37 Para este grupo se está pensando fundamentalmente en el caso de la comunidad campesina, en la diversi-dad de ejemplos que podamos observar. Las comunidades nativas pueden considerarse parcialmente en este grupo. En determinados casos las organizaciones de mujeres, en especial los clubes de madres, cumplen también roles de coordinación para múltiples temas, aunque sería mejor considerarlas dentro del primer gru-po.
65
Estas últimas organizaciones se dedicaron más bien a trabajar lo que se conoce como la
representación social y política de sus miembros, tema sin lugar a dudas importante, pero
que ahora aparece en un claro segundo lugar dentro de los problemas mencionados. Esto
significaría que, en efecto, los productores reconocen que requieren de organizaciones para
poder hacer sentir sus intereses frente a los otros grupos de interés en la sociedad, para
conseguir lo que se conoce como poder de negociación, aunque supeditan esta representa-
ción de tipo social y político a sus requerimientos inmediatos como productores. Esto últi-
mo significa en la práctica, que no es nada sencillo que vinculen aquel tipo de intereses
con un discurso al que podríamos llamar macro social, como el que presentaron varias or-
ganizaciones de carácter nacional, razón por la cual pasada cierta coyuntura tuvieron poco
éxito en su intento.
A pesar de identificar la importancia que podría tener la organización, no se puede dejar de
incluir dentro de esta conclusión que los mismos productores dan a entender, o dicen ex-
plícitamente en algunos casos, que suele ser difícil alcanzar la deseada unidad o la organi-
zación en términos genéricos. El problema más grande para ello parece residir en el factor
“confianza”, pues luego de diversas experiencias en las que los dirigentes utilizaron la or-
ganización en beneficio personal, no se siente que pueda existir un ente organizativo que
no caiga en aquellos problemas. En estos reparos juegan un rol las experiencias hechas
sobre todo en las antiguas bases de los gremios nacionales, así como en las empresas aso-
ciativas producto de la reforma agraria y algo menos las experiencias en las nuevas organi-
zaciones de base y en comunidades campesinas.
Si el interés de los productores para organizarse está vinculado al tema de la producción y
su supervivencia dentro de una economía mercantil en expansión, entonces lo que deman-
dan de las nuevas unidades organizativas es que sean capaces de brindarles servicios para
poder insertarse mejor en los mercados. Quedó así en claro que serán “representativas”
para ellos aquellas organizaciones de base que sean capaces de brindarles los servicios
productivos y de comercialización que satisfagan este requerimiento fundamental. Aquí
obviamente hay que distinguir al tipo de unidad productiva del que se esté hablando, pues
son aquellas más pequeñas y/o ubicadas en zonas menos dotadas las que tendrán mayores
requerimientos. Por lo demás, no es posible afirmar que las organizaciones puedan ser
66
fuertes desde un principio, tanto por limitaciones humanas como por falta de recursos, ra-
zón por la cual no es difícil de entender por que muchas de ellas conciban o inclusive sur-
jan explícitamente ante la posibilidad de gestionar ante terceros la implementación de ser-
vicios y la ejecución de obras que beneficiarán a sus miembros. Es en este punto donde
tuve que detenerme en varias ocasiones durante las presentaciones del capítulo anterior,
para reflexionar sobre la aparente contradicción entre, por un lado, el reclamo por fortale-
cer sus capacidades organizativas como productores y, por el otro, su necesidad de vincu-
larse a organismos externos con el fin de conseguir “apoyos” de corto plazo que ellos re-
quieren con mayor o menor urgencia.
Para ilustrar mejor esta reflexión surgida a partir del tipo de testimonios que se iban reco-
giendo en forma intercalada, es que recurrí a un concepto genérico de “racionalidad”38, que
sin lugar a dudas debe ser tenido en cuenta en las presentes conclusiones, así como en el tra-
bajo futuro con miras a comprender mejor los procesos que acontecen en el campo peruano.
De esta manera, debemos tener en claro que los productores no hablan de fortalecer sus orga-
nizaciones y de necesitar siempre de apoyos externos en términos de contradicción absoluta.
Se trata más bien de un simple cálculo frente a las alternativas que les presenta una realidad
que ha sido y es regularmente adversa y hasta hostil. Al mencionar sus principales problemas
dejan entrever esta situación, que está caracterizada indudablemente por una incertidumbre
muy grande y por ello no es de extrañar que sus reacciones o respuestas de comportamiento
no sean de un sólo tipo sino múltiples: organizarse tratando de superar por propia iniciativa
dificultades del pasado, pero aprovechando a la vez de toda oferta que venga desde el exte-
rior y que pueda reportarles beneficios, aunque sea sólo en el más corto plazo.
Para el caso de organizaciones de autodefensa y algunas organizaciones de tipo social, como
de mujeres y a veces de jóvenes, ha sido posible observar una comprensión más consistente
de lo que es su manejo “autónomo”, tratando de huir de aquella lógica de cálculo bipolar, a
pesar de lo cual los indicios recopilados indican que se trataría de un dilema inevitable frente
a las condiciones en que tienen que reproducirse las unidades de producción en el área rural.
38 Remitirse a breve descripción conceptual en el Capítulo 2.
67
En consecuencia, es posible afirmar que seguirán surgiendo organizaciones de base de tipo
local y regional, y que podrán fortalecerse al mediano plazo en la medida que su funcio-
namiento responda a los urgentes requerimientos de los productores, considerando en ello
una administración aceptable de los dirigentes. El satisfacer estos requerimientos implica-
rán en muchos casos y como consecuencia de una serie de limitaciones por las que atravie-
san, tener que recurrir al apoyo de organismos externos, los cuales a su vez, debido a su
forma de relacionarse con los productores, han generado una determinada tendencia a limi-
tar el desarrollo de sus capacidades para administrarse por sí mismos.
Esto último no tiene por que darse siempre así, de hecho hay ya organismos de coopera-
ción que han empezado a poner énfasis en lo que se llama los “impactos” para la “sosteni-
bilidad” de las actividades que promueven, de manera que el productor las incorpore en su
lógica de subsistencia y que sea capaz de seguir llevándolas a la práctica más allá de la
presencia foránea. A pesar de ello, las observaciones reunidas indican que esto está aún en
experimentación y que la tendencia en la relación entre organizaciones de productores
agropecuarios y organismos externos de apoyo contiene todavía significativos elementos
de lo que aquí he llamado “clientelismo”.
Qué es de esperar dentro de este proceso
En estos momentos podemos afirmar ya, que el mercado interno en Perú seguirá desarro-
llándose como un proceso que tiene su propia dinámica, la cual escapa al control indivi-
dual de cualquiera de los actores presentes. Inscribirse en aquel proceso es entonces parte
de una nueva forma de reproducirse, aun para las unidades productivas peor dotadas y más
alejadas. Este no sería un hecho fortuito y ajeno a la voluntad de sus participantes, sino
más bien la identificación de todos los actores socioeconómicos, que es a través de merca-
dos más desarrollados que podrán asegurar mejor sus condiciones de subsistencia. En
aquel marco, descrito en forma sencilla y hasta elemental, es que he tratado de entender la
situación actual de las organizaciones de productores agropecuarios y la forma como ellos
mismos ven a sus organizaciones.
68
La aparición y el fortalecimiento de nuevas organizaciones de base estará, por tanto, vincu-
lado a la forma como sean capaces de seguir y promover (ambos comportamientos simul-
táneamente) la evolución de los mercados, en principio a nivel local, pero a mediano plazo
cada vez más a mayor nivel, pudiendo eventualmente llegar hasta la agroexportación. Esto
último sería sin lugar a dudas el mejor de los escenarios, por eso es bueno señalar que si
bien ello es deseable, debe seguirse pensando en la manera como la articulación al merca-
do interno afecta la evolución de las organizaciones de productores. Aunque sea un poco
aventurado señalarlo con la evidencia recopilada para el presente estudio, no está de más
concluir en términos iniciales, que en la medida que las nuevas o renovadas organizaciones
de productores agropecuarios puedan y sepan inscribirse en aquellos procesos, podrán
también sobrevivir a ellos y hasta reproducirse de manera ampliada, pudiéndose esperar
bajo estas circunstancias el surgimiento de nuevas organizaciones de carácter nacional.
Lo que no aparece con la misma claridad durante las indagaciones del estudio, es si los
productores agropecuarios se encuentran inmersos en un proceso paralelo de desarrollo de
sus capacidades para la convivencia en un medio al que podríamos llamar democrático, o
lo que es conocido también como “proceso de democratización”. La aparición y fortaleci-
miento de organizaciones por influjo del crecimiento del mercado interno, no sería sufi-
ciente como para afirmar que se están fortaleciendo de manera automática formas de orga-
nización y representación en la sociedad civil y que estas serían el germen de un vasto pro-
ceso de democratización. Los testimonios recopilados permiten afirmar que surgen organi-
zaciones que pueden llegar a ser, eventualmente, funcionalmente eficaces, pero de ahí a
estar claro un proceso real de democratización parece haber demasiada distancia.
Es por ello que resulta pertinente plantear una reflexión sobre la capacidad de las nuevas
organizaciones para ejercer también un rol genérico de representación frente al resto de la
sociedad civil, más allá de sus limitados espacios locales o regionales, y si a partir de ello
es de esperar que se refuerce lo que vendría a ser una conciencia de ciudadanía con carác-
ter nacional. Las organizaciones de base pueden obtener resultados de sus accionar en el
campo económico productivo, pueden inclusive a través de su reclamo por apoyos conse-
guir beneficios y hacer sentir al productor que es partícipe de una sociedad nacional. Lo
que no se sabe si podrá suceder, es que estas organizaciones sean capaces de plantearse
69
igualmente objetivos en un campo más amplio de derechos ciudadanos y, por tanto, de
efectiva representación nacional.
Esto último no implica regresar a las pretéritas discusiones sobre la orientación política
que deberían tener las organizaciones de productores de alcance nacional y de las formas
de relación o de confrontación que debían darse entre sí y con otros niveles de organiza-
ción. Es más bien intentar hacer una nueva entrada al tema de la representación político
social que pueden llegar a ejercer las organizaciones de productores agropecuarios en la
actual coyuntura y las responsabilidades que están en juego hacia al futuro. Recuperando el
planteamiento sobre la sostenibilidad, se puede afirmar que, a fin de cuentas, las organiza-
ciones de productores deberán ser capaces de trabajar dentro del mercado para darle una
determinada orientación de acuerdo a sus capacidades productivas y a sus intereses, pero a
su vez deberían intervenir en el diseño del régimen político que les gobernará, desde el
nivel más bajo hasta el más elevado. El poder cumplir ambas funciones, netamente econó-
mica, pero a la vez sociopolítica, les permitiría asumir responsabilidades que las haga en
términos completos representantes de un grupo de interés en la sociedad civil.
Como dije anteriormente, estas afirmaciones pueden sonar un tanto aventuradas dadas las
limitaciones para ejecutar un estudio como este. Ello no debe impedir que sean puestas
sobre la mesa una serie de ideas que surgieron en el transcurso de trabajo de campo y que
han sido debidamente protocolizadas. No exageraría en lo absoluto si como última re-
flexión agrego que estamos viviendo un proceso de reconversión de las organizaciones y
de la forma de organizarse en las áreas rurales del Perú, siendo muy importante en este
proceso el modo como los actores de la sociedad rural asumen sus roles, pero también lo es
la manera como se acercan actores externos (públicos y privados) a la sociedad rural para
ofertar diferentes apoyos, con miras a establecer nuevas formas de interacción y probable-
mente nuevos procedimientos de integración entre el mundo rural y el mundo urbano. Es
precisamente en el marco de esta interacción que debemos entender la manera como los
actores negocian y arriban a acuerdos o resultados, que probablemente aparecerán como
singulares, a pesar de lo cual significan para ellos una salida adecuada aunque sea, tal co-
mo se viera, sólo en el manejo del corto plazo.
70
Por lo demás, es evidente que los resultados han sido presentados en forma eminentemente
testimonial, concentrándome en lo que serían las grandes líneas para la reflexión sobre este
tema en la actual coyuntura, todo lo cual ya fue advertido en el capítulo introductorio. En-
cuentro que no es pertinente ser más explícito en aquellas presentaciones pues no sólo fal-
tan evidencias, sino que aun para aquel que deseara acopiarlas se presentaría posteriormen-
te una imagen igual de confusa y hasta desconcertante. Me he limitado entonces a presen-
tar el contenido de los hechos observados y, hasta donde me fue posible, a añadir comenta-
rios que contribuyan al análisis.
Algunos observadores de la realidad agraria podrán posteriormente encontrar tal o cual
tipo de organización que surja o se promueva en el área rural, o remarcar nuevas modali-
dades de comportamientos colectivos, que escapen a todo lo que aquí se ha mencionado.
En la medida que me he esforzado por no elaborar conclusiones con carácter normativo,
sino reflexivas y además extremadamente genéricas, aquello puede aparentar vacíos cuan-
do no contradicciones. Las conclusiones aquí señaladas, sin embargo, contienen una buena
cantidad de elementos directamente referidos a la realidad estudiada, recogidos en forma
sistemática, los cuales han ido siendo enlazados a aquellas líneas de reflexión, dado priori-
dad a los comportamientos, tendencialmente “racionales”, de los productores agropecua-
rios. A partir de estas conclusiones será posible desarrollar criterios más certeros tanto para
profundizar en el análisis, como para diseñar nuevas medidas de intervención.
71
ANEXO No. 1
Información sobre actividades de estudio en las zonas visitadas
Zonas Visitadas Organización Entrevistas Talleres Provincia Ciudad39 local de apoyo Fechas No. Productores No. Dirigentes40 Fecha No. Asistentes
Productores y Dirigentes
Otros
Huancayo Huancayo DRA - Junín 15-22.03.98 13 341 17.04.98 32 2 Chota42 Chota Proyecto FEAS 04-07.05.98 13 543 09.05.98 39 0 Caylloma Chivay PDR-COPASA 18-21.05.98 13 544 22.05.98 19 9 Piura45 Piura CIPCA 25-28.05.98 12 646 29.05.98 27 9 51 19
39 Ciudad desde donde se salía a realizar las entrevistas en la(s) provincia(s) mencionada(s) y en donde se realizó el taller. 40 Dirigentes de organizaciones de carácter regional o local. 41 ECOMUSA de Chaquicocha; Comité de Productores Agroindustriales del Centro, Anexo de Huari, Distrito de Huaucán, Provincia de Huancayo; Federación Agra-ria Departamental de Junín (FADEJ), base de la CNA. 42 Se realizaron entrevistas también en las provincias de Cutervo y Hualgayoc. 43 EMULSA de Bambamarca, Asociación de Productores de Semilla de Papa de la Provincia de Cutervo, Asociación de Clubes de Madres de Cutervo, Federación Provincial de las Rondas Campesinas y Urbanas de Chota, EMULSA de Chota. 44 Junta de Usuarios de Chivay (Valle del Colca), Comisión de Regantes de Chivay-Urinsaya, Comisión de Regantes de Chivay-Hanansaya, Comisión de Regantes de Castropampa-Cabanaconde, Asociación de Ganaderos de Yanque. 45 Se realizaron entrevistas también en la provincia de Morropón. 46 Asociación para el Desarrollo Agropecuario de La Matanza-Pabur, Asociación de Pequeños y Medianos Ganaderos de la Noira Hualtaco en La Matanza, Comité de Pequeños Productores Agrarios del Sector San Isidro el Alba en Morropón, Comunidad Campesina San Martín de Sechura, Comunidad Campesina San Juan Bautista de Catacaos, Comisión de Regantes Cumbibira en Catacaos.
72
ANEXO No. 2 Guía de Entrevista 1 Pequeños productores agropecuarios en las localidades seleccionadas para el estudio I. Dinámica de motivación (1) ¿Cómo han transcurrido los últimos 5 años (campañas, periodos) para Ud. y para su familia o unidad organizativa? (2) Si Usted piensa en el futuro, digamos dentro de unos 5 años (campañas, periodos), ¿cuál es la imagen que desearía encontrar? (3) ¿Cuáles son en este momento sus problemas más importantes?. Por favor explicar. II. Los gremios agrarios (1) ¿Tiene para Ud. alguna importancia la organización de los productores rurales?, por favor explicar brevemente las razones. (2) Podría por favor describirnos brevemente su historial gremial o el de su unidad organi-zativa: a) si es que alguna(s) vez(ces) se agremió(aron), b) cuándo, c) a qué gremio(s), d) por qué motivo(s), y e) si es que la agremiación feneció, explicar por favor también los motivos. (3) ¿Se encuentra Ud. o su unidad organizativa afiliados a algún gremio u organización de productores? - En caso de ser positivo: a) ¿a cuál?, b) ¿por qué precisamente a ese, qué ventajas les
trae?. - En caso de ser negativo, por favor explicar las razones (4) Según su opinión, ¿cómo deberían estar organizados los gremios de productores, de manera tal que Uds. les sientan como útiles?. Guía de Entrevista 2 Dirigentes de organizaciones de carácter regional y nacional I. Historia y organización (1) ¿Cómo fue organizado su gremio, dado el caso nacional o regionalmente?: a) fecha aproximada, b) motivación para ello, c) actores participantes, d) programa, planteamientos iniciales. (2) Expansión de las acciones del gremio a través del tiempo: a) territorialmente, b) núme-ro de afiliados, c) principales actividades realizadas, d) evolución programática. (3) ¿Cuál es actualmente el nivel de organización de su gremio?, por favor describir en base a la evolución histórica del gremio y dar explicaciones para todo lo que identifique. (4) Si tuviera Ud. que mencionar dificultades por las que atraviesa actualmente el sector agropecuario en el Perú, ¿cuáles colocaría Ud. por delante?.
73
II. Reflexiones y actitudes (1) Explíquenos por favor qué entiende Ud. por organización de los productores agrarios en la actual coyuntura, esto es considerando la implementación del modelo neoliberal y la apertura de la economía, ¿en su opinión es algo necesario u opcional?. (2) ¿Ha tenido Ud. experiencias dirigenciales previas antes de ocupar el cargo actual?. En caso afirmativo: a) ¿cuándo? (cargo, duración) y b) ¿cómo las evaluaría?. (3) Por favor explíquenos en detalle el tipo de relación que ha establecido su gremio con los siguientes grupos de personas y si es que piensa que estas relaciones son útiles del al-guna manera para la marcha del gremio: a) funcionarios del Sector Público Agrario b) dirigentes de otros gremios agrarios c) organizaciones privadas, como ONGs d) sus propias bases (productores, campesinos) (4) ¿Hay productores que toman parte en las actividades del gremio y quienes no?. Si es así, ¿Por qué piensa Ud. que unos deciden hacerlo y otros no?, por favor explicar. (5). Le pediríamos por favor un ejercicio de imaginación: si nos colocáramos en el futuro, dentro de unos 5 años ¿cómo deberían estar organizados los productores agrarios, de ma-nera tal que sientan a las organizaciones gremiales como útiles para sí mismos?
74
ANEXO No. 3 Temario de los talleres Taller Los gremios y organizaciones agrarias en el Perú: realidad y perspectivas 1) Presentación del tema para el taller. 2) Aprestamiento: - Explicación de la metodología. - Introducción en técnicas de visualización. 3) Primera dinámica: “el pasado”. Rescatar del pasado las actividades exitosas que explican la existencia de la organización o del gremio. 4) Segunda dinámica: “el presente”. - Balance actual sobre mi organización. - Saber en qué condiciones nos encontramos: positivo-negativo. 5) Tercera dinámica: “el futuro”. - Acciones para un futuro positivo de mi organización. 6) Evaluación
75
ANEXO No. 4
Directorio de organizaciones y gremios de productores agrarios47
Organización Dirección Teléfono/Fax Representante(s) Participación en actividades del estudio Taller en Lima48 Entrevista Ninguna
Confederación Campesina del Perú (CCP) Plaza Bolognesi 588, Lima 1
4251655 Lorenzo Ccapac, Carlos López, Antonio Moreno
X
Confederación Nacional Agraria (CNA) Mariscal Miller 932, Lima 11
4335632 4331126
Julio Catalicio R. X
Organización Nacional Agraria (ONA) Jr. Miro Quesada 327, Lima 1
4267716 4271538
César Espinoza Huamán
X
Comité Nacional de Productores de Algo-dón
Jr. Miro Quesada 327, Lima 1
4282239 Francisco Pilca Cajamarca
X
Comité Nacional de Productores de Arroz Jr. Miro Quesada 327, Lima 1
4276370 4276138
German Fernán-dez Castro
X
Comité Nacional de Productores de Fruta Corpac 638-2B, Lima 27
2247541 9798380
Pedro Spadaro Yaya
X
Comité Nacional de Productores de Papa (CONAPAPA)
Jr. Miro Quesada 327, Lima 1
4277931 Jorge Chávez B., Alejandro Arana
X
Comité Nacional de Productores de Maíz y Sorgo
Jr. Miro Quesada 327, Lima 1
4267716 César Espinoza Huamán
X
Asociación Nacional de Apicultores del Perú
Gral. Córdoba 653/3, Lima 27
4412232 José Tamayo V. X
47 Fuente: Ruiz 1998. 48 Además de las organizaciones indicadas en el presente directorio, asistieron al taller las siguientes organizaciones de tipo regional o local: Coorporación de Desarro-llo Integral Ayacucho-Acarí-Bella Unión (CORDABELL), Comunidad Campesina de Llocllapampa, Comunidad Indígena Asháninca Marankiari Bajo, SAIS Tupac Amaru.
76
Organización Dirección Teléfono/Fax Representante(s) Participación en actividades del estudio Taller en Lima48 Entrevista Ninguna
Asociación de FONGALES del Perú (AFP)
Jr. Pumacahua 877/306, Lima 11
4234642 3720128 9328188
Rodolfo Malarín de Azambuja
X
Asociación Peruana de Porcicultores Calle Pomalca 327, Lima 33
4363729 4458800
Jorge Matínez, Ana María Trellez
X
Asociación Nacional de Productores y Exportadores de Aceituna
Av. Central 850, Lima 33
3451557 Ricardo Letts Colmenares
X
Asociación Peruana de Productores de Azucar (APPA)
Pasaje San Loren-zo 280, Lima 13
4320260 Zenón Cortez X
Asociación de Empresarios Agrarios del Perú
Alcanfores 1245, Lima 18
4451052 4473636
Alvaro Quijandría Salmón
X
Junta Nacional de Usuarios de los Distri-tos de Riego del Perú (JUNUDRP)
Jr. Miro Quesada 327, Lima 1
4238391 4271538
Manuel Olaechea, Ramón De la Gala
X
Junta Nacional del Café (JNC) Av Arequipa 375, Lima 1
4331477 Celestino Moya, Lorenzo Castillo
X
Asociación Nacional de Empresas Comu-nales y Multicomunales (ANECONSA)
Jr. Cahuide 805/802, Lima 11
2652054 4710183
Germán Altami-rano
X
Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP)
Av. San Eugenio 981, Lima 13
4726621 4724605
Gil Inoash X
Confederación de Nacionalidades Amazó-nicas del Perú (CONAP)
Jr. Pumacahua 974, Lima 11
4238391 4638846
César Sarasara Andrea
X
Coordinadora Agrofoestal Indígena y Campesina del Perú (COICAP)
Av. Santa Cruz 550, Lima 18
4326705 4240847
Manuel Huaya X
Convención Nacional del Agro Peruano (CONVEAGRO)
Jr. Pablo Bermú-dez 375, Lima 11
4248844 Melciades Ruiz X
77
ANEXO No. 5
Número de productores agropecuarios que pertenecen a alguna organización agropecuaria, por tipo de organización, según nivel nacional y provincias visitadas para el estudio
Total de
Productores Comité de Produc.
Asoc. de Agric.
Junta de Usuarios
Ronda Campesina
Sindicato Rural
CNA CCP ONA Fondo Gan. Leche
Asoc. Nac. Parceleros
Otra No vincu-lado Sector
No especifi-cado
PERU 611327 61527 31617 239655 202222 2852 1615 10215 1334 4007 2490 98668 10376 5261 Prov. Chota 18447 367 82 1058 17040 59 2 3 2 5 3 194 264 84 Prov. Cutervo 13113 265 57 163 12426 48 2 3 3 3 6 207 134 118 Prov. Hualgayoc 11266 276 91 375 10871 33 1 7 1 3 73 110 60 Prov. Huancayo 11611 249 405 4477 5453 10 7 75 6 46 7 1609 152 116 Prov. Caylloma 6714 151 81 5922 175 2 3 18 4 69 53 458 30 23 Prov. Piura 15136 1520 2613 11838 1580 6 61 85 19 22 28 803 25 104 Prov. Morropón 13993 2374 1166 7572 4444 39 19 9 34 47 8 8873 87
Fuente: INEI. III Censo Nacional Agropecuario 1994. Resultados Definitivos. Lima: Nov. 1996. Cuadro No. 15.
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ANEXO No. 6
Número de productores agropecuarios individuales, por tamaño de las unidades agropecuarias, según nivel nacional y provincias visitadas para el estudio
Productores Tamaño de las unidades de producción (%) No. % menos 5 Has. 0.5- 4.9 Has. 5-9.9 Has. 10-19.9 Has. 20-49,9 Has. más 50 Has.
Unid. Agropec. abandonadas
PERU 1745773 100 12.20 58.16 14.10 7.77 4.81 2.96 Prov. Chota 28785 100 5.09 65.33 17.44 8.15 2.81 0.73 0.39 Prov. Cutervo 23044 100 2.61 61.26 20.04 10.44 4.19 0.72 0.30 Prov. Hualgayoc 14882 100 12.67 69.49 10.11 4.39 1.98 0.56 0.78 Prov. Huancayo 37012 100 41.92 50.39 4.41 1.34 0.57 0.50 0.62 Prov. Caylloma 10614 100 10.15 45.07 19.74 1.80 1.92 19.53 0.67
Productores Tamaño de las unidades de producción (%) No. % menos 5 Has. 0.5- 4.9 Has. 5-19.9 Has. 20-49.9 Has. más 50 Has.
Unid. Agropec. Abandonadas
Prov. Piura 24340 100 16.06 61.03 19.94 1.81 0.41 0.57Prov. Morropón 21382 100 3.56 80.03 15.11 0.34 0.11 0.46
Fuente: INEI. III Censo Nacional Agropecuario 1994. Resultados Definitivos. Lima: Nov. 1996. Cuadro No. 14.
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