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SOBRE GENEALOGIA E HISTORIA Nietzsche, Foucault y la Muerte de la Linealidad 1 Gabriel Picos 1 En Acontecimiento 2. Historia y Subjetividad: Modos de Producción de Ficciones Universitarias. Ediciones Delamancha y Argos. Montevideo, Agosto 2006.

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SOBRE GENEALOGIA E HISTORIA

Nietzsche, Foucault y la Muerte de la Linealidad1

Gabriel Picos

1En Acontecimiento 2. Historia y Subjetividad: Modos de Producción de Ficciones Universitarias. Ediciones Delamancha y Argos. Montevideo, Agosto 2006.

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SOBRE GENEALOGIA E HISTORIANietzsche, Foucault y la Muerte de la Linealidad

Gabriel Picos

Marzo 20032

Introducción

“Por el momento me gustaría retomar de otra manera las reflexiones puramente abstractas que acabo de hacer. Lo más honesto habría sido, quizá, citar apenas un nombre, el de Nietzsche, puesto que lo que aquí digo solo tiene sentido si se relaciona con su obra que, en mi opinión, es el mejor, más eficaz y actual de los modelos que tenemos a mano para llevar a cabo las investigaciones que propongo. Creo que en Nietzsche se encuentra un tipo de discurso en el que se hace el análisis histórico de la formación misma del sujeto, el análisis histórico del nacimiento de un cierto tipo de saber, sin admitir jamás la preexistencia de un sujeto de conocimiento. Sugiero pues, que sigamos en la obra de Nietzsche los lineamientos que pueden servirnos de modelo para los análisis que nos hemos propuesto.”

Michel Foucault

Estas notas tienen como objetivo acercarse a parte de la obra de Friederich Nietzsche, obra extensa y multifacética que no solo mantiene un atractivo propio para quien quiera abordarla, sino que además se potencia, se redimensiona en el campo historiográfico, cuando se la articula con los posteriores trabajos realizados por Michel Foucault. Sobre esta articulación y redimensionamiento es que también pretendemos dejar planteadas algunas ideas, sobre todo tratando de configurar un primer acercamiento de nuestra parte, a desarrollos epistemológicos y metodológicos de una nueva forma de abordar la investigación y el análisis en el campo de lo histórico.

Foucault retoma la bandera nietzscheana de construir otras historias a partir del método genealógico, abandonando la Historia con mayúsculas, aquella que se levanta como ciencia y disciplina, la que nos enseñaron en la escuela, en el liceo, en la Universidad y en nuestra vida cotidiana. Para nosotros, Nietzsche primero, y Foucault después (éste con mayor “éxito”) han revolucionado las formas de pensar en torno a la historia, marcando una nueva metodología denominada genealogía. Esta metodología surge de la Filosofía, pero se transforma en un instrumento que complejiza de tal manera las problemáticas a pensar, que se vuelve un nexo que impulsa una necesaria y urgente vinculación multidisciplinaria a concretarse. Es esta una nueva forma que introduce un cambio más que significativo en nuestras posibilidades de pensar las problemáticas inherentes a la construcción de sentidos para nuestro presente, y por ende a la construcción de sentidos hacia nuestro futuro.

La vida y la historia

“Por lo demás, detesto todo lo que no hace más que instruirme sin aumentar mi actividad o vivificarla inmediatamente”.

Goethe

Con estas palabras comienza Nietzsche su segunda intempestiva marcando desde el inicio lo que será el nudo central de su trabajo,3 y dejando una vez más planteado al lector, el hilo conductor de lo que significó para él mismo su vida, algo que ineludiblemente encontramos a lo largo de toda su obra. Esto es, que solo aquello que esté al servicio de 2 Este trabajo es una reformulación del originalmente presentado para la aprobación del seminario de profundización del curso de Antropología Filosófica La concepción antropológica en Nietzsche y Freud, a cargo del Lic. Eduardo Piazza en la Facultad de Psicología de la Universidad de la República. El mismo fue cursado en el segundo semestre de 1999, siendo este trabajo presentado en febrero de 2000.

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la Vida merece existir. Lo demás es prescindible, indeseable y por ende objeto de condena. El Hombre como manifestación de la Vida (así como también lo es la Cultura), debe ponerse al servicio de la misma alentando aquello que sirva a la Vida y desechando lo que no. Debemos ubicarnos entonces, de acuerdo a Nietzsche, en el lugar de instrumentos, hecho que de acuerdo a lo que él mismo nos plantea, es algo que hemos olvidado.

Para él, el problema contemporáneo es que el Hombre ha optado por continuar en el camino hacia el olvido, alejándose de los objetivos para los que fue gestado, alejándose cada vez más de la Vida. A partir de esto, es que se podría decir que el Hombre contemporáneo a Nietzsche, ha optado por lo antinatural, ha renegado de su naturaleza.

Siguiendo con esta idea, Nietzsche intentará dejar explicitado en su trabajo De la utilidad y los inconvenientes de la historia para la vida (1874), el valor que tiene para la vida un fenómeno cultural como la historia. Pero aquí habría que realizar un paréntesis y detenerse a realizar un par de puntualizaciones.

En su lenguaje natal, cuando Nietzsche hace referencia a los fenómenos históricos, se refiere por una parte a la Geschichte, esto es, la historia efectiva, los acontecimientos que en sí suceden, que se vuelven constitutivos de lo gestado (a las res gestae). En este nivel, la historia no tiene ni sigue ningún tipo de lógica o sentido. Es una historia a la que no se la puede reconstruir realmente, es entonces una dimensión a la que por tanto, no podemos tener acceso. Solo sucede.

Por otro lado, Nietzsche reconoce a la Historie, nivel en el cual se juega el fenómeno interpretativo del que hace uso el Hombre, ese proceso de gestación que primariamente mencionáramos; es en este nivel que hablamos de los estudios históricos. Es a esta dimensión a la cual el Hombre sí puede configurarle múltiples sentidos. La Historia (Historie) es entonces, una construcción humana a la que su inventor puede concebirle interpretaciones varias a su devenir historia (Geschichte). Estos sentidos configurarán, para aquellos que los asuman, verdades y certidumbres. Estas verdades, pautarán a su vez las diferentes formas en las que el Hombre habrá de enfrentarse al cotidiano hecho de vivir.

Como parte esencial de la configuración de sentidos es que Nietzsche encuentra que el olvido juega un papel trascendental para el Hombre. La Vida se presenta tal cual es. Sin ocultamientos. Sin sentido. Se presenta en la dimensión de la Geschichte y a veces presentando contrariedades y sinsabores. Por ende, para que estas contrariedades no jueguen en contra de la Vida y a su vez el Hombre pueda seguir produciendo vida y sentido, es que el olvido elimina esas contrariedades y sinsabores, transformando a la interpretación de la Geschichte en una interpretación selectiva sometida a la memoria y el olvido, elementos que irán construyendo una historia mítica, marcada fuertemente (y fundamentalmente) por el componente afectivo. Se vuelve así imprescindible para la Vida una Historie pautada por el olvido a partir de los afectos.

Es precisamente desde estas nociones (Historie y Geschichte), y desde un profundo sentimiento de desconfianza a las verdades que se le ofrecen en su momento, que Nietzsche trabajará y desarrollará su “método” genealógico. Dará así una nueva forma a lo que tradicionalmente se entiende por Genealogía.

Genealogía

La Genealogía como reconstrucción histórica de los orígenes tiene un antes y un después en Nietzsche. Y es que si bien no es el primero en realizar una genealogía (hay que destacar las duras críticas que estos genealogistas sufren por parte del propio Nietzsche), sí lo es en darle determinadas líneas interpretativas que lo distinguen.

En Genealogía de la Moral (1887), nos brinda elementos acerca de este modelo interpretativo y al mismo tiempo pareciera querer demostrarla en una puesta en práctica de dicho modelo. En ese texto, toda Verdad acerca de la Moral de fines del siglo XIX, es destruida por la fuerza de su pasado. En su búsqueda no intenta crear un pasado a la Verdad que se sostiene e impera en ese momento -y que, de acuerdo a Nietzsche, es la práctica en uso por parte de sus predecesores y contemporáneos-, sino que, rastreando los orígenes de algunas Verdades (acerca de la Moral en este caso) sin darles un sentido lineal a priori, sin buscar nexos donde no los hay ni tiene por qué haberlos, sin buscar un progreso hacia algo definido, encuentra nuevas pistas que le permitan acercarse a una nueva perspectiva acerca de la genealogía de la Moral. Él rastrea y deja que sea el propio pasado quien defina los sentidos, las direcciones, los quiebres. En su concepción, la finalidad presente de algo, no define su historia desde su aparición hasta dicho fin. La Vida fluye, y lo que hoy es para una cosa, anteriormente tuvo otros sentidos completamente diferentes; en algún momento cambió, porque sí, sin causa alguna. Y en esa historia algo puede haber transitado por múltiples sentidos inconexos entre sí, fluctuantes, hasta llegar a lo que hoy lo fundamenta y que mañana seguramente será diferente. Nada es absoluto, nada es eterno. Todo es resultado del juego de fuerzas que resulta ser la Vida y todo lo que la compone, y entre ellas se encuentra y actúa el Hombre; y por supuesto también el azar.

Veamos otros elementos que Nietzsche propone tener en cuenta a la hora de abordar un trabajo genealógico, básicamente acerca de lo que él piensa de cómo debe darse la construcción de un saber, acerca de cómo se debe conocer.

3 Estamos hablando de la obra De la utilidad y los inconvenientes de la historia para la vida. (En Nietzsche. Antología. Ediciones Península – Barcelona (España), 1988

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“Existe únicamente un ver perspectivista, únicamente un “conocer” perspectivista; y cuanto mayor sea el número de afectos a los que permitamos decir su palabra sobre una cosa, cuanto mayor sea el número de ojos, de ojos distintos que sepamos emplear para ver una misma cosa, tanto más completo será nuestro “concepto” de ella, tanto más completa será nuestra “objetividad”. Pero eliminar en absoluto la voluntad, dejar en suspenso la totalidad de los afectos, suponiendo que pudiéramos hacerlo: ¿cómo?, ¿es que no significaría eso castrar el intelecto?...”4

Evidentemente, este fragmento tiene un fuerte vínculo con lo que habíamos planteado anteriormente acerca de la idea de Historie, en tanto Nietzsche no concibe una interpretación ajena a la voluntad de los sujetos, ajena a sus afectos, ajena a su memoria y sus olvidos. Con esto, también es evidente que no concibe la objetividad de la misma forma en que la podemos encontrar –por ejemplo- en las corrientes positivistas. Es esta, una objetividad construida desde múltiples encuentros con las cosas, desde la desconfianza permanente y uno y otro “vistazo”, desde las diferentes posibilidades de las que dispongamos. Es una reconstrucción meticulosa, insidiosa, afectiva, construida desde la interpretación, desde nuestros propios sentidos y así, con nuestros propios sentidos. La interpretación, a través de los múltiples ojos y miradas, rescata las relaciones que resultan constitutivas.

Por otra parte, si bien Nietzsche no vuelve a establecer en sus obras una relación formal entre Genealogía y su segunda intempestiva, creo que se puede plantear que la misma aporta a la Historia y a quienes construyen la Historia, aquello que él planteaba como necesario para ser de utilidad para la Vida. Esto es, la Genealogía:

a) recupera la grandeza del pasado para que éste sirva a su vez, como un incentivo y un motor que impulse a la realización de grandes cosas en el presente,

b) recupera, preserva y venera las raíces, lo que uno verdaderamente es, y no aquello en lo que se ha enmascarado u ocultado,

c) genera la fuerza para condenar y disolver el pasado, genera la fuerza para destruir lo que no debe ser conservado y construir algo nuevo sobre él.

La Genealogía permite utilizar a la Historia en estos tres sentidos a los que Nietzsche denominaba historia monumental, anticuaria y crítica respectivamente; no necesariamente coexistiendo entre sí, priorizando en su aplicación aquel sentido que, de acuerdo al tiempo y al lugar en que se esté, de acuerdo a lo que en ese momento sea necesario, deba tener mayor importancia.

Nietzsche y Foucault

“Todavía espero yo que un médico filósofo, en toda la extensión de la palabra –uno de aquellos que estudian el problema de la salud general del pueblo, de la época, de la raza, de la humanidad,- tenga alguna vez el valor de llevar a sus últimas consecuencias la idea que yo no hago más que sospechar y aventurar. En

todos los filósofos no se ha tratado hasta ahora de la verdad, sino de otra cosa diferente, dígase salud, porvenir, acrecentamiento, potencia, vida...”

Friederich Nietzsche. La Gaya Ciencia

Michel Foucault es sin lugar a dudas uno de los mayores exponentes del pensamiento francés de la última mitad de siglo. Es también uno de los mayores continuadores del modelo interpretativo nietzscheano. Es innegable entonces la influencia que el pensador alemán tuvo sobre Foucault. Es una influencia que se hace ya patente desde la publicación de “Historia de la Locura” (1961) y en “Nacimiento de la clínica” (1963); influencia que va desde el enfoque que aplica al momento de problematizar sobre lo que le preocupa, hasta las temáticas que el propio Foucault elige para desarrollar.

Filósofos los dos, tanto uno como otro desconfiaron de toda verdad, y dieron nuevas respuestas para la comprensión. Nietzsche profundizó básicamente en lo que se refiere a la construcción de los valores morales de su tiempo (valores que en su gran mayoría aún seguimos incorporando), ofreciendo frente a ellos, valores alternativos que de acuerdo a su pensamiento, nos acercaran más a la Vida. Foucault por su parte, incursionó en mayor cantidad de temáticas: la locura, la Clínica, las prisiones, la sexualidad, le permitieron formular respuestas a las relaciones de Poder y Saber que circulan en nuestra sociedad. Y he aquí la más grande diferencia de Foucault con Nietzsche: el primero nunca formuló una estrategia alternativa para combatir lo que investigó, nunca planteó un sistema social alternativo desde la academia, siempre prefirió no decirle a los demás qué hacer.

Quizás una primera explicación esté en que Foucault no tenía la pasión que sí tenía Nietzsche por una idea metafísica como la Vida. El vitalismo de Nietzsche, de la mano seguramente de la gran admiración que sentía por la cultura griega y de su profundo rechazo hacia el cristianismo, lo impulsaba a ofrecer un camino a seguir, un modelo alternativo de vida. De allí la importancia que cobra una obra como “Así habló Zaratustra” (1883-1892).5 Para Nietzsche el descubrimiento de los sentidos a los que accede mediante la genealogía le permite calificar y descalificar. Foucault, por el contrario, se conduce de otras formas. Es, se podría decir, más consecuente con su visión materialista de la vida. Un materialismo regido por fuerzas, sí; pero fuerzas similares a aquellas que rigen en los fenómenos físicos. Un materialismo que se ve en el valor que Foucault encuentra en las prácticas. Prácticas que desarrollan las relaciones 4 Niezsche, Friederich, Genealogía de la Moral (Pág. 155). Alianza Editorial. Madrid (España), 1997.5 La obra fue publicada en cuatro partes a lo largo de ese período.

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constitutivas de los sujetos, prácticas que generan discursos, prácticas que generan relaciones de saber y poder. Por eso, cabe suponer, nunca dejó de militar políticamente por cambiar aquello que consideraba debía cambiarse. Pero coherente con su discurso, nunca se presentó como modelo de militancia. Allí es donde se aleja de Nietzsche. Allí es donde se separan uno del otro.

Cómo se cuenta la Historia

“HISTORIA.- El término griego ιστορια significa conocimiento adquirido mediante investigación, información adquirida mediante busca. Éste es el sentido que tiene ιστορια en el tratado aristotélico ΙΙερι ταξϖα ιστοριαι, Historia animalium. Como la investigación o busca aludidas suelen expresarse mediante narración o descripción de los datos obtenidos, ‘historia’ ha venido a significar “relato de hechos” en una forma ordenada y específicamente en orden cronológico.”

Diccionario de Filosofía (José Ferrater Mora)

No es de extrañar que la Historia y como ella se nos presenta, tenga las mismas dificultades que cualquier forma de expresión humana: todos tienen una forma diferente de entenderla. A pesar de ello, en la Modernidad, la Ciencia ha buscado permanentemente, entre otras cosas, agrupar a diferentes pensadores y autores que en sus concepciones pueden acercarse unos a otros por realizar proposiciones mas o menos similares entre ellos. Este intento del dominio absoluto del conocimiento tiene como resultado, entre otros aspectos, lo que se ha dado en llamar “escuelas de pensamiento”; y la Historia como disciplina científica no ha sido la excepción. Más allá de esto último, no es ahora nuestra intención desarrollar un panorama historiográfico en el que discriminemos las diferentes escuelas presentadas por los historiadores. Vamos a tomar como análisis inicial la propia definición de Historia, en este caso tomando como referencia el Diccionario de Filosofía elaborado por José Ferrater Mora. Nos pareció interesante tomar la definición de este Diccionario ya que nos aporta en un breve párrafo, un importante elemento para poder pensar acerca de ciertos supuestos y verdades que circulan con nosotros en nuestra vida cotidiana, que hemos naturalizado a partir de la hegemonía de la Modernidad, y en este caso específico en el plano de las interpretaciones que realizamos en el campo de lo histórico.

Permítanme el atrevimiento de realizar un movimiento nietzscheano sobre esta formulación; y es que no pude dejar de esbozar una sonrisa cuando leí este párrafo por primera vez. Los invito a leer la definición etimológica de la noción de Historia de acuerdo a Ferrater Mora otra vez. Parecería ser que la concepción griega referente a la Historia (siguiendo a Aristóteles y a Ferrater Mora) pudiera ser aplicada a todas las disciplinas científicas que hoy conocemos. La idea de “conocimiento adquirido mediante investigación” es la base fundamental de la existencia de la Ciencia como tal. La Ciencia se fundamenta en ser la forma mediante la que el hombre accede al conocimiento, a la Verdad Científica.

Pero lo que resulta más llamativo es que esta definición de Historia, se lleva a cabo a partir de una especie de reflexión que aunque parezca simple, lleva implícita en sí toda una concepción.

“Como la investigación o busca aludidas suelen expresarse mediante narración o descripción de los datos obtenidos, ‘historia’ ha venido a significar “relato de hechos” en una forma ordenada, y específicamente en orden cronológico.”

Es la transformación esbozada en el “ha venido a significar” lo que más nos interesa remarcar. En primer lugar, en este nuevo sentido que se le da a la Historia, se desplaza lo que era realmente central en el

significado de la palabra, que es todo lo concerniente a la idea de investigación, a la búsqueda de información y conocimiento. En su lugar se deja algo que nunca se encuentra en el sentido inicial del término, y que refiere al hecho de cómo se transmite lo que se ha investigado, cómo se comparte con los demás aquello que se ha buscado. De lo que era una idea que ponía su énfasis en el nexo entre el investigador y el conocimiento, se posiciona un nuevo nexo que sustituye al anterior, y que hace referencia a un vínculo entre el investigador o historiador y algún otro posible sujeto que oficia de escucha de aquello que se ha descubierto, aquello que el primero ha conocido.

Otro aspecto interesante que se introduce, es lo que tiene que ver con la idea de las “formas ordenadas”. Estas, ordenadas cronológicamente, no hacen más que reflejar las concepciones modernas acerca del Tiempo. La linealidad, la incorporación de las ideas de pasado, presente y futuro, la idea de proceso como sucesión de "ahoras" inalcanzables, forman parte de nuestras concepciones actuales del Tiempo. Herencia inconfundible de la concepción de Tiempo cristiana, fue tomada por parte de la Modernidad (como muchos otros aspectos de la cristiandad) y se ve indefectiblemente reflejada en las construcciones científicas vigentes.

Genealogia e Historia

La pregunta entonces es, ¿se puede considerar a la Genealogía como una metodología aplicable al estudio y desarrollo de la Historia? La respuesta, que surge de las propias líneas que hemos venido desarrollando es que sí, que es posible. Ahora bien, es necesario que hagamos algunas precisiones.

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Cuando analizábamos la definición de la Historia que nos daba Ferrater Mora, dijimos que la misma ofrecía la idea de una historia lineal, en la que cada hecho tiene sus causas y sus efectos, en donde todo sucede en una secuencia evolutiva cronológicamente registrable, y en donde todo debe ser relatado en forma ordenada y homogénea. No sucede así con la Genealogía.

Es ésta una metodología que intenta explicar una problemática del presente, rastreando en el pasado, buscando aquellas pistas que le permitan rescatar los sentidos, rescatar las diferentes rupturas, el recorrido histórico de aquello que, casualidades mediante, hoy se nos presenta como es. Un recorrido que sigue sus propias lógicas.

Ya habíamos dicho anteriormente, refiriéndonos a parte del pensamiento nietzscheano, que en cierta medida la Historia es una disciplina que intenta darle un sentido a algo que no lo tiene. Y he ahí la clave. Para poder pensar genealógicamente debería actualizarse, por ejemplo, esa construcción nuestra que es el Tiempo. De hecho, es algo que se viene realizando en otros campos de la Ciencia, en los que se acepta que el Tiempo y la medición del Tiempo, no son más que otros inventos del Hombre y que por tanto también están condicionados a las características que este aspecto les brinda (básicamente hablamos de que es mutable, de que es voluble, -y porqué no- hasta efímero). Y lo que es más importante aún, se deberá incorporar a los estudios históricos la idea de la importancia que algunos fenómenos que por el momento denominaremos afectivos, tienen para el devenir humano. Así como Nietzsche esbozaba algunos de estos aspectos cuando hacía referencia a la importancia de los afectos en el olvido y en la interpretación de la geschichte, y Reich (1933) planteaba el deseo del pueblo alemán de vivir bajo un gobierno nacionalsocialista, se nos hace ineludible formular la necesidad de continuar desarrollando propuestas historiográficas que contemplen dichos aspectos.

Para finalizar

¿Es entonces la genealogía un modo de hacer Historia? Algunos creemos que sí, otros dirán que no. Sea como sea, se ha convertido en un modo de interpretar nuestra existencia, que ha surgido desde la filosofía, y ha tenido eco no solo en historiadores, sino también en psicólogos, antropólogos, penalistas. Ha tenido la virtud, además, de demostrar la falsedad de nuestros escondites disciplinarios, derribando sus muros y obligándonos a ver más allá.

Y por último, lo que voy a plantear puede ser para algunos un atrevimiento, pero me animo a decir, que la genealogía es la Historia “original”, la genealogía se acerca más al espíritu de aquello habíamos visto que los griegos conocían como ιστορια. Nietzsche primero, y Foucault después rescataron entonces el verdadero sentido de la investigación histórica. ¿Verdadero dije? ¡Que contradicción! Debí decir el sentido que más nos acerca a la humanización.

BIBLIOGRAFIA

Davidson, Arnold I., Arqueología, Genealogía, Etica. Fotocopiadora Ceup. Montevideo (Uruguay) Ferrater Mora, José, Diccionario de Filosofía. Alianza Editorial Madrid (España), 1979.Foucault, Michel, Nietzsche, La Genealogía, La Historia. En Microfísica del Poder Ediciones de La Piqueta (3ª Ed.) Madrid (España), 1992Foucault, Michel, La Verdad y las Formas Jurídicas. Ed. Gedisa. Barcelona (España), 1995.Gonçalvez, Luis, La metodología genealógica y arqueológica de M. Foucault en la investigación en Psicología Social. Fotocopiadora Ceup. Montevideo (Uruguay).Nietzsche, Friederich, La Gaya Ciencia. Editores Mexicanos Unidos. México, 1994.Nietzsche, Friederich, La genealogía de la moral. Alianza Editorial. Madrid (España), 1997.Nietzsche, Friederich, De la utilidad y los inconvenientes de la historia para la vida. En Nietzsche. Antología. Ediciones Península. Barcelona (España), 1988.Veyne, Paul, Foucault revoluciona la historia. En Como se escribe la historia. Alianza Editorial. Madrid (España), 1984.