Sonámbula corregido 2012

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  • 8/3/2019 Sonmbula corregido 2012

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    Ao4N12

    Salta, Marzo 2012 - Distribucin Gratuita

    S perfectamente que todo est ah.Todo est ah y nada a ocurrido an,lo veo en los ojos, todo est ya en los

    ojos. Quiero escribir.

    Marguerite Duras

    Dibujo de tapa: Grald LigonnetDibujo de contratapa: Alejandro Chiri

    Contacto:Mail: [email protected]: www.saltasonambula.blogspot.com.arFacebook: Grupo Sonmbula

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    Libre

    Un leve instante, un intervalo en el tiempo, los segundos, los minutos... justo en elmomento indicado, en el que la nieve caa... aquella msica que emitan los auriculares, lasvoz de mi amado en la otra habitacin, hablando por telfono. El tic tac del reloj, la rfagade viento que abri la ventana. En aquel momento escog ser libre.

    Un silencio, en el cual mi vida se vio resumida en pequeos flashes, como si todos esos

    recuerdos de episodios pasados solo hubieran sido fotografas, nada ms que el deseoquedo, un nico y ltimo sueo... la navaja de plata o la ventana abierta?, escog lo quems me resultaba acogedor, la nieve, el aire fro pero calmado, la remembranza de haberestado en la nieve con la persona adecuada en el instante que fue tan importante, hacetanto tiempo ya...

    Primero un pies y luego el otro, levant los brazos y me deje llevar por aquello a lo quellaman gravedad, me sent volar, los humanos podemos realmente volar y sentirnos libresy ligeros, la brisa me acariciaba las mejillas y cerr los ojos para imaginar que el final nollegara ms, para sentir con mis dedos los copos de nieve, para dejar todo atrs y ser libre,libre de verdad.

    Melisa

    Prlogo

    Los audaces impulsores de esta reforzada revista me ofrecen ms que generosamente la oportunidad de ocupar esta seccin, cuya tarea resulta para mi directamenteestremecedora, y por ms de una razn. Entonces. Cmo colocarme ahora, un aodespus, bajo esta misma leyenda memorable, y pretender que puedo hablar como sifuera fcil, como si me fuera fcil- de Sonmbula? Cmo hablar hoy en aparienciadespreocupante, de algo que est tan trgicamente ligado a mi destino?

    Hablar de la revista en esta poca implica como siempre cuestiones diversas. La msevidente, casi palpable, es la intencin de desacralizar la imagen de la literatura en nuestraprovincia, teniendo en cuenta no solo el aire de la poca, sino tambin las peculiaresopiniones que van madurando sin duda en quienes hacemos esta revista. Pero, con eltiempo, pasados los aos (cuatro), apagados muchos de esos fuegos, pasada mucha agua yhasta mucha sangre bajo demasiados puentes, hemos dejado atrs tambin algunos sueosy algunas certidumbres. Y aunque de la agria experiencia surge a veces tambin un inciertosueo de razn, una rida y a veces acida sabidura. Hoy aceptamos que nuestro progresono es continuo. Pero no renunciamos, por que no podramos renunciar a nuestro propio

    ser, a la idea de que es posible conseguir un mundo literario con mayor libertad y msjusticia.

    El director

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    Falacias mundanas.

    Lo nico que pido es que me disfracen el laburo.R. Arlt

    Afectes(monologo telefnico)

    La verdad es que mientras trabajs, hagas estudiar tus hijos todo est bien. Pero llega un

    momento en que se van, te jubilas... Todo.No! no soy tan ogra como me crees. A esta altura del partido ya tengo la cabeza pa otro lado. Yocon vos estoy feliz. Yo, como se dice... Cuando te he pasado factura? Como ando voleada de lacabeza, la verdad, no se. No se.Vos sabes? he chupado las pastillas, haban sido fuertsimas. A mi me dijo la doctora: mire tomela pastilla a la hora delcomo era?no. Si, estoy tomando. No tengo tiempo para nada. Bueno me tengo que ir. Que hace la bebe?as que se va de paseo claro maana es un da especial. Bueno te dejo quiero ir a tomar agua paraque se me pase esta acidez, chau hija. Nos vemos.

    Tea of melting chariots.

    La tasita de porcelana puesta arriba del aparador, psamela querido, que tengo que estar a lasnueve en el mdico y quiero tomar el t cuarenticinco minutos antes de que me hagan losestudios. Ah! Y el platito estaba dentro del canastito de mimbreEn realidad todo haba sido invadido por hormigas negras ese momento y ese olor cido segaba lamerienda de la viejita. Ha de tratarse, seguramente, de una cuantiosa variedad de despropsitos

    humanos dejar que cayera todo en cmara lenta y nada cambiase para l, a pesar del desconciertoy la desgracia.

    Ral Luna

    Voces como furias IV

    Carnes prematuras

    placeres culpables.

    Bostezos casi suicidas

    desparramando su indolencia

    Y como fondo nios llenos

    de polvo y de silencio.

    Que lloran sus manos para poder comer.

    Voces como furias V

    El fracaso es

    un xito secreto.

    Me dijo con una naturalidad

    de una planta que florece.

    Ahora recin comprendo que de vez en cuando

    es necesario ser exageradamente nosotros.

    Alejandro Chiri

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    Hasta que la muerte los separe

    Lleg corriendo, se le haba hecho tarde, en los ltimos das senta que se le haca tarde para

    todo. En el centro de la cabeza, algunos pelos le revoloteaban, como si tuvieran vida propia. Antenas

    sin conexin. Del brazo le colgaban embarulladas varias bolsas de compras, blancas y ruidosas. El

    timbre, que imitaba un campanilleo areo, son desparejo y entrecortado, igual que su respiracin.

    La puerta vibr invitndola a entrar, empuj, choc, retrocedi, abri en el tercer intento. Subi la

    escalera a los saltos, rebotando en cada escaln. La recibi un saln atiborrado de gente movediza,

    que hablaba entre dientes para no escupir los alfileres, que pegaba perlas, seleccionaba encajes,

    cortaba tules, meda cinturas y brazos. Lola, desde el descanso de la escalera, estir el cuello,

    buscaba a la seora Merlina, su modista, o a alguien que pudiera orientarla. Fren la carrera de un

    chico que avanzaba con una caja repleta de botones forrados que no supo contestarle dnde ir; la

    siguiente, una chica de anteojos gruesos, le dijo amablemente que tome asiento, iban a anunciarla.

    Lola se apoy apenas en el borde de un silln, sin descansar. Las piernas se le movan incesantes,

    una contra otra. Su mente irrefrenable ordenaba y desordenaba un listado imaginario de

    pequeeces que no deba olvidar, retocarse los puntos de la nariz, anudar las cintas de los arreglos

    florales, confirmar el encargo del desayuno de maana, elegir un gorro especial de entre las bolsas

    interminables de cotilln, etc. Pensaba en todo, no pensaba en nada. Esperaba.

    Por fin, por detrs de una cortina apareci su modista. Le hizo seas para que se acercara. Lola vio

    como la novia anterior se despeda con una sonrisa radiante de agradecimiento. Entr al cambiador,

    comenz a desvestirse, le alcanzaron una enagua. Asom la cabeza por entre las cortinas para avisar

    que estaba lista. La ilusin pendiente. La chica de los lentes gruesos, se acerc con un perchero de

    donde colgaba un vestido. Flores de organza le recorran el escote, capas de vaporosos volados se

    acumulaban debajo de la cintura armando un pollern gigantesco. Comenz la prueba. Lola,

    sorprendida, dijo que ese no era su vestido. Merlina y la chica de los lentes apenas la miraron, se

    rieron quietamente sin detenerse. Una sensacin angustiante recorri la trquea de Lola y se le

    instal en el estmago. Insisti, explicando que ese definitivamente no era su vestido, trat de dar

    las caractersticas del suyo pero la voz no le sala con claridad. La modista y la chica se miraban

    entre s con un gesto de tedio, sin dejar de trabajar. Le dijeron que ese era el vestido, que no haba

    errores. Lo ltimo que vio Lola fue la etiqueta, que colgaba de la cintura, con su nombre escrito en

    una caligrafa prolija, mientras la obligaban a entrar en ese vestido gigante que le ahogaba la voz.

    Trat de zafarse pero no pudo, quiso estirar los brazos pero las costuras no la dejaron moverse.

    Atrapada, su boca gesticulaba un grito mudo. A punto de desfallecer un impulso repentino le

    recorri la columna y una luz inesperada la encegueci. Su vestido. Su mortaja.

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    Un rincn de sombra

    Es un solitario, dicen en el barrio. Creo que esto se debe a que nunca recibe visitas en sucasa, nadie sabe a ciencia cierta si es que tiene familiares en la ciudad. Apareci un da enel barrio y eso es todo. l solo habla con el de la despensa, don Roque, dice que es un buenmuchacho, pero finalmente sentencia, de todos modos nunca lo invitara a mi casa. Creoque el motivo de esta aversin es su aspecto fsico, ese corte en la mejilla, esa cicatriz malcurada que le deforma el rostro es responsable de casi todos los comentarios de las viejas

    que se juntan en la verdulera. Algunas dicen que se lo hizo en una pelea callejera cuandointent defender su orgullo de una patota de la zona oeste, otras sostienen que la cicatriz esel resultado de una vieja deuda con la banda del bho Daz, existen algunas seoras queopinan que el tajo en la cara fue hecho en su niez, tal vez sea el resultado de una cada dela bicicleta concluyen. Pero lo que es verdad, es que nadie le pregunt jams por la cicatriz.Para el barrio l es un solitario y eso basta. La primera vez que habl con l fue hace ya unmes, en una ocasin que coincidimos en una librera, creo que yo estaba buscando Elextranjerode Camus, le pregunte si lo haba ledo, no me contesto, pero por la sonrisatriste en su rostro comprend que s. Hablamos de la literatura francesa de la cual me dijoque era un gran admirador, Baudelaire, Rimbaud, Lautreamont eran para l la sntesis del

    lenguaje perfecto. Quedamos en reunirnos el viernes en el bar para tomarnos una copa,pero lo que yo verdaderamente quera era volver a verlo para continuar esa maravillosacharla que habamos iniciado.

    Y as fue que desde hace cuatro semanas nos juntamos en este bar a charlar un rato. Misvecinos dicen que soy una idiota, que como me voy a juntar con esta persona, que no snada de l, que bien podra ser un pervertido, etc. La verdad es que me gusta su compaa,me gusta su presencia, esa manera de decir las cosas, su vos, creo me estoy enamorando.S, eso es, me estoy enamorando. Mi hermana quiere conocerlo me dice que lo traiga acasa, como si l fuera una cosa. La muy estpida no comprendera la belleza en lacomplejidad de su pensamiento. Y yo aqu, me muero de ansiedad. Estoy esperando en bar,

    hoy le voy a decir que lo quiero, tal vez lo tome de las manos y le d un beso, s un beso, unbeso suyo es lo que quiero. Me siento ansiosa, las manos me sudan, el pulso se me acelera,quizs mis mejillas estn rojas debera ir al bao a arreglar mi maquillaje. Una hora, yapaso una hora y l no aparece. Pido otro caf, mientras la esperanza le va alejando por lapuerta mal cerrada del bar. Debo estar bastante mal, pues el mozo se me acerca y mepregunta si estoy bien. Ensayo una sonrisa falsa, le digo que no se preocupe y le pido lacuenta.

    Jimena Pallarolds

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    Una amiga del trabajo se haba juntado con un paraguayo y entre los dos haban puesto unrestaurante, le dijo a Julia que poda trabajar all si ella se decida a dejar el cabaret. Juliase asom al patio interior del edificio donde los decentes vecinos arrojaban muchas vecesla basura y ya se comenzaba a formar una montaa que heda ms y ms.

    La lluvia comenz. Julia estaba a punto de cerrar la ventana pero algo le llam laatencin. Entre las sombras del patio interno ella comenz a ver que algo se mova por lasparedes. No entenda qu poda ser, era como si las paredes hubiesen cobrado vida y se

    retorcieran. No tena sentido, se asom con una linternita por la ventana. Quedpetrificada sin poder reaccionar. Miles de ratas trepaban por las paredes internas. Losgritos comenzaron en prolijo orden ascendente.

    Reaccion. Pronto la marea de ratas llegara hasta ella. Tom sus cosas. Record elsecador de pelo en el bao y abri la puerta. La rata trepaba ahora por la cortina del baocomo respondiendo a alguna seal. Cuando la rata ascenda sobre el borde de la baera sequed inmvil al cruzarse con la mirada de Julia. Acaso siempre haba podido escapar oslo haba descubierto la manera ahora que sus compaeras invadan todo?

    Julia tom el secador de pelo y lo meti en el bolso, con la otra mano sostena la valija.

    Corri por las escaleras mientras los vecinos acarreaban a sus hijos, mascotas y lo queatinaban a rescatar en el caos. La vieja de la pensin, en ruleros y bata aullaba saltando,con rara agilidad, a las ratas que chillaban y corran por los pasillos.

    Se acerc a Julia tratando de decir algo. Julia la empuj con un:

    -Larg vieja hija de puta!-La vieja cay en medio de la alfombra de ratas manoteando elaire.

    Julia sali a la calle donde la lluvia reciba el chapoteo de sus zapatos y no se detuvo nimir atrs. Para qu?

    Todos, personas y ratas corran por las calles. Madame Tortoni se refugiaba de la lluviabajo un balcn sostenido por dos imponentes figuras atlantes. Madame cantaba algunapera de Rajmninov dirigiendo una orquesta visible slo para ella.

    Rafael Caro

    Dos semanas y l no aparece. Voy a buscarlo a su casa, toco el timbre un par de veces y nosale nadie. La vecina me informa que no lo ve desde hace ya varios das. Corro apreguntarle a don Roque, de seguro l debe saber algo, pero no. Mi hermana me dice queeso me pasa por confiar en un perfecto desconocido, claro para ella sigue siendo undesconocido, un perfecto don nadie. Pero qu quiere que haga? Yo aqu espero, esperoQuizs le haya sucedido algo. Debera buscarlo en los hospitales de la ciudad? Deberainformar a la polica? l nunca, nunca me hubiera abandonado as

    Domingo a la tarde. Un gran acontecimiento revoluciona el barrio, los chicos de la esquinahan encontrado un cuerpo en el rio. Llega la polica, la ambulancia. Las seoras comosiempre se juntan en alguna esquina para cuchichear. Dicen que era un final cantado, quesolo de esa manera terminara su vida. Algunas agregan que quizs estaba drogado, sepuede esperar lo peor de personas como l sostienen. El oficial a cargo me llama para queidentifique el cuerpo, despus de todo era su nica amiga agrega el uniformado. Y ah estl

    Luego de todos los trmites correspondientes para su funeral, un oficial de polica meentrega las llaves de su casa, me pregunta si podra hacerme cargo de sus pertenencias,mientras ellos buscan algn familiar en la cuidad. Tomo el manojo de llaves y por primera

    vez tengo una inmensa necesidad de estar completamente sola. Quiero caminar. Salgo a lacalle y sigo por la avenida, pasaron cuarenta minutos y repentinamente me doy cuenta queestoy parada frente a su casa. Quiero volver atrs mis pasos, pero pienso que si hay unlugar adecuado para estar sola en un momento como este, debe ser esta casa. Meto lasmanos en mi cartera, encuentro las llaves, juego un momento con ellas como si quisieraque algo suceda y me prive de entrar en esa casa, pero no sucede nada. La calle estadesierta, aunque estoy segura de que alguien me observa. S, alguien me observa. Es la

    vecina que me mira desde la ventana, giro para hacerla notar que siento su presencia, perolas cortinas se cierran rpidamente. Entonces abro la puerta y me sumerjo adentro de lacasa.

    Est algo oscuro, busco la llave de la luz y enciendo un par de focos. Observo papelesescritos por todos lados, pero a pesar de ello la casa est bien ordenada. Una granbiblioteca ocupa toda la pared este del living. Camino hacia la cocina y ah lo veo. Mepregunto si estar bien tomarlo, lo dudo un momento, pero finalmente lo levanto. Es unsobre con una carta suicida adentro. La leo una, dos, tres veces Es la primera vez que misojos derraman una lgrima desde su partida. Me dejo caer en la silla, cierro la carta lacoloco sobre la mesa al lado de una pila de copias, copias que todava tienen la tinta fresca.Recin ahora me doy cuenta de que es un libro a medio terminar. Y entonces, en ese rincnde sombra, vuelve otra vez a mi cabeza la maldita frase de la carta la derrota tiene unadignidad que no tiene la victoria.

    Alejandro Chiri5

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    La pensin

    Los ojos son las fosas spticas del alma

    (Madame Tortoni)

    Las personas y las ciudades tienen una cara para ser vista y otras que deben permanecerocultas pens Julia mientras volva a su pensin. Haba recorrido los suburbiosmarginales hasta las luces del centro. Por la misma avenida de siempre, una mendiga pedalimosna, Madame Tortoni le decan porque merodeaba la vereda del caf del mismonombre y nadie saba cmo se llamaba. Jams hablaba a menos que alguien le diera algode comer o alguna moneda y an as slo deca cosas sin sentido. Julia le puso unasmonedas en la mano y Madame Tortoni reaccion al gesto como siempre lo haca, conextraos refranes o preguntas:

    -Naci el tango en Pars?-fue esta vez la enigmtica sentencia.

    Al llegar al edificio donde viva, una Julia hastiada mir el cartel del ascensor: nofunciona.

    La duea de la pensin, una vieja esqueltica con olor a rancio quien aparentemente nodorma nunca, se asom a ladrarle:

    -Debe tres meses de alquiler, la semana que viene le cambio la cerradura con sus cosasadentro, y otra cosa...

    Julia emprendi resignada el camino por las escaleras hasta el sptimo piso mientras lavoz de la mujer segua chillando reclamos. Los tacones de julia creaban ecos en la escalera.

    Se lav la cara. El espejo manchado no reflejaba mucho de ella, le pas un trapo hmedo yse arrepinti enseguida. Su piel estaba plida y sus ojos rojos... Cundo haba sido la

    ltima vez que haba visto la luz del da? Su trabajo en aquel tugurio la obligaba a dormirtodo el da y salir de noche.

    Ella haba llegado a la ciudad con ganas de triunfar y sin saber cmo haba terminado as.Deca que limpiaba edificios de oficinas durante la noche a su familia y conocidos. Hacaveinte aos que intentaba triunfar como artista y slo haba logrado conseguido empleobailando y sacndose la ropa en escenarios con telones que apestaban a orina de gato.

    bailando y sacndose la ropa en escenarios con telones que apestaban a orina de gato.

    Algunas de sus compaeras de trabajo todava soaban que algn productor de cine,teatro o televisin las descubrira y las llevara al estrellato. Cmo no. Julia saba que todasterminaran como ella, regalndose por unos pesos. Los turistas con euros y dlares nofrecuentaban lugares de tan baja calaa. Pero saba que cuando se iniciaba la espiraldescendente no se escuchaba consejos. As que se limitaba a sonrerles cuando las oadelirar sobre marquesinas con sus nombres en ellas.

    Ante la medialuna que le ofreci Julia, Madame Tortoni slo dijo:-El zorrino perder el hedor antes que a las pulgas que viven de l. Ten cuidado linda.

    Slo quera ducharse y dormir. Corri la cortina de plstico de la baera e hizo correr elagua. Al querer entrar a la baera la vio. Una rata negra la miraba desde la blancura de labaera. Era ms fea de ver que los ojos sin infancia de los trapitos que limpiaban losparabrisas de los autos. Trat de ahuyentarla pero la rata resbalaba en los bordes de labaera sin poder huir. Ninguna de los vecinos la ayudaran. Siempre la haban mirado condesdn. En parte eso los haca sentirse menos marginados, excluir a otro que no tenadecencia a diferencia de ellos.

    Pasaron los das y Julia se duchaba en la pocilga donde trabajaba sin animarse a entrar asu bao. Luego iba a de una pocilga a otra, los reclamos de la vieja de la pensinaumentaban. Not que las heces de rata eran ms frecuentes en todo el edificio y por lasnoches un corifeo de chillidos de ratas se volva cada vez ms constante. Julia record queen un documental explicaban que bajo toda gran urbe, un ejrcito de ratas viva de losdesechos y superaban en una veintena a los habitantes de la superficie. Que solan salircuando la poblacin alcanzaba un nmero crtico o cuando las lluvias inundaban lascloacas. La rata de la baera se negaba con terquedad a morir de hambre. En el fondo,Julia saba que tanto ella como el roedor eran sobrevivientes. Haba juntado una modestacantidad para pagarle a la vieja de la pensin los meses atrasados o alquilar en otro lado.Haba preparado sus cosas y pensaba en huir con el bolso y la valija que tena pero la viejasiempre vigilaba desde la planta baja.

    Julia estaba llegando a su cuarto justo cuando Madame Tortoni musitaba a unos turistasalemanes que le dieron un billete:

    -Los ojos son la fosa sptica del alma.-los turistas no entendieron nada.